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Una nueva migración que está cambiando el mundo

Una nueva migración que está cambiando el mundo

La migración de ciudadanos sirios y del norte de África hacia Europa encierra cuatro dimensiones de una crisis humanitaria de proporciones colosales.

En primer lugar se tiene la crisis de los países de donde se origina la migración masiva que hoy altera todos los balances de la humanidad. Esta surge por las divisiones sociales y políticas, como la de Siria, donde su propio gobierno desarrolla acciones genocidas contra partes importantes de su población. Esto ha generado niveles de violencia y de acciones de guerra internas y externas que la población ha tenido que rehuir.

En segundo lugar está el sufrimiento de las poblaciones desplazadas que deben aventurarse a un proceso migratorio lleno de riesgos y penurias.

Además, las poblaciones de los países que están recibiendo los flujos de migrantes, también ven alterada su vida, con consecuencias graves para su bienestar.

Finalmente está la emergencia de la violencia asesina en los países de destino de la migración, como acaba de suceder en París y amenaza al resto de Europa y al propio EEUU.

Como sindica The Economist en el artículo que compartimos líneas abajo, Putin tienen una cuota singular de responsabilidad en estos acontecimientos y, por supuesto, como hemos indicado anteriormente en Lampadia, por omisión, Obama también comparte una buena cuota de responsabilidad.

Como dice The Economist, lamentablemente, este fenómeno seguirá profundizándose y alterando el futuro del planeta. Lampadia

 

Ola tras ola

Por qué los inmigrantes seguirán llegando

Escrito por Avon La Guardia, publicado por The Economist.

Traducido por Lampadia

 

Nunca en la era de la posguerra se ha visto en el mundo a tantas personas obligadas a abandonar sus hogares por motivos de conflictos y opresión. Hace diez años, la agencia de refugiados de la ONU calculó una cifra de 38 millones de personas desplazadas; Ahora hay cerca de 60 millones. El principal culpable de este sombrío récord es, sobre todo, las guerras del Medio Oriente. El número seguirá aumentando en 2016; y las olas de personas seguirán fluyendo hacia Europa desde el Medio Oriente, África y más allá.

Esta migración masiva es el resultado de factores muy complejos: empujes, jaloneos y todos los obstáculos en el medio. Empecemos con el mayor factor de empuje. La intervención militar de Rusia en Siria convertirá una desagradable guerra en una aún más desagradable. Vladimir Putin, presidente de Rusia, dice que quiere derrotar a los yihadistas del Estado Islámico (IS), que han establecido un “califato” en gran parte de Siria e Irak. Pero su prioridad ha sido salvar a su aliado sirio, Bashar al-Assad; la mayoría de los ataques rusos han sido dirigidos no al IS, sino a otros grupos rebeldes sunitas (algunos con el apoyo de los Estados Unidos) que le han hecho frente al ejército sirio.

El apoyo de Rusia (e Irán) debería ayudar a Assad a recuperar parte o la totalidad del territorio que perdió en 2015. Pero las agotadas tropas de Assad no están en condiciones de recuperar el control de todo el país. Rusia no comprometerá fuerzas terrestres ni, a pesar de hablar de un acuerdo político, dejará atrás a Assad mientras éste tenga oportunidad de sobrevivir. Así que la guerra se prolongará miserablemente. Aproximadamente la mitad de la población siria ya ha sido desplazada y huirán aún más: para evitar los combates, para escapar de la conscripción o porque han perdido la esperanza de que la guerra termine.

Una fila interminable de migrantes cruza Slovenia en busqca de un mejor futuro el domingo 25 de octubre, 2015. 
(Fuente: CNN)

Alrededor de 4 millones de refugiados sirios registrados (y quizás 1m más de no registrados) se encuentran en los países vecinos de Siria. Ninguno de sus vecinos les ha concedido el derecho a trabajar y la ONU ha reducido la cantidad de ayuda alimentaria que se les distribuye por falta de fondos. Algunas promesas de más dinero y de recibir a más refugiados en Estados Unidos, Gran Bretaña y en otros lugares sólo lograrán una diferencia marginal, dada la magnitud de la crisis. Y la mayoría de los refugiados que llegan a Europa son solteros; muchos tratarán de traer a sus familias lo antes posible. 

También están migrando de otros lados. La guerra en Irak no muestra signos de disminuir. Los combates entre Turquía y los militantes kurdos se han reiniciado. Existe una gran incertidumbre alrededor de Afganistán a pesar de que Estados Unidos ha renunciado a su promesa de retirar casi todas sus fuerzas a finales de 2016. La guerra en Yemen, el país más pobre del mundo árabe, ha desplazado a un millón de personas.

En África, por su parte, los conflictos en la región del Sahel, Somalia y los Grandes Lagos siguen aumentando. Y el final del auge de los commodities aumentará la presión para que los migrantes económicos prueben su suerte cruzando el Mediterráneo.

¿Y los factores de atracción? El ‘Willkommenskultur’ se ha desvanecido, ya que Alemania se enfrenta a la absorción de cientos de miles de personas. Se fortalecerán los partidos anti-inmigrantes. Los controles fronterizos temporales dentro de la zona de recorrido libre de Schengen pueden llegar a ser semi-permanentes. Los líderes europeos planean construir nuevas instalaciones de recepción para ordenar a los solicitantes de asilo, dividirlos de manera más equitativa, acelerar la repatriación de los que son rechazados y luchar contra los traficantes de personas.

Aun así, los países europeos tendrán que continuar procesando los pedidos de asilo en un lugar u otro: no hacerlo sería una violación de la Convención de Refugiados de 1951 y de la legislación europea. La convención casi incentiva una migración ilegal: se otorga protección a los que tienen un “temor bien fundado de persecución”, pero sólo si han salido de su país. Así que los ricos, atrevidos o afortunados tienen la mejor oportunidad de llegar a Europa. Pedidos de revisión a la convención han sido ignorados por ahora.

Por lo tanto, el flujo será determinado en parte por los caprichos del mar, el desierto, los traficantes de personas y por las condiciones políticas en los países de tránsito. El número de inmigrantes que llegan a Italia caerá durante los meses de invierno. Pero a menos que se restaure aunque sea un semblante de gobierno en Libia (un prospecto poco probable) habrá otra ola humana en la primavera. Por otra parte, la ruta principal se ha desplazado a Grecia, en particular en los tramos más estrechos de mar entre sus islas periféricas y Turquía. La Unión Europea está negociando un ambicioso “plan de acción” para ayudar a Turquía a retener a más migrantes. Para esto se prevén nuevos campos de refugiados, más dinero, el derecho de los sirios de trabajar allí y un acuerdo en el cual Turquía tomaría a los solicitantes de asilo que ya hayan sido rechazados. Pero Turquía no va a actuar como guardián de Europa sin concesiones: como mínimo, querrá la promesa de una exención de visado para los turcos a la UE.

Los detalles de este acuerdo necesitarán muchas negociaciones. Y la posibilidad de un acuerdo podría provocar que una nueva oleada de refugiados traten de llegar a Europa antes de que la puerta de entrada de Turquía se angoste. L