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Es necesario activar la inversión pública y privada

El primer semestre del 2019 no trajo consigo cifras auspiciosas para la economía peruana. Basta con revisar las cifras de crecimiento del primer trimestre (2.34%), las del segundo (1.08%) y las del primer semestre (1.72%). Tomando esto en cuenta, uno se pone a pensar en la última vez que se tuvo un escenario tan poco alentador: el año 2009.

En dicho año, la economía más grande del mundo, Estados Unidos, había caído y su mejor competidora, China, todavía no se volvía la figura hegemónica que es hoy en día. Sin embargo, el Perú no fue afectado en gran medida por tal evento, esto dado que tanto el Ministerio de Economía y Finanzas como el Banco Central iniciaron a tiempo las políticas fiscales contra-cíclicas y las políticas expansivas en cuanto al manejo de la tasa de referencia, respectivamente. Estas tuvieron como enfoque mantener el dinamismo en la economía, bajo el soporte del gasto privado y público.

El escenario que se vive hoy en día es sumamente diferente, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. En este sentido, a continuación, se presentan algunos puntos interesantes de la situación actual:

  • El nivel de ejecución de obras públicas es mínimo, alcanzando solo un 30% a finales de julio. En especial, se puede ver que el bloque de Gobiernos Regionales es el que menos marca en cuanto a porcentaje de ejecución. Esta situación, también, es la principal razón por la cual las políticas contra-cíclicas no pueden ostentar la misma efectividad que tenía en el 2009.
  • En cuanto al nivel de adjudicaciones de APP’s de ProInvesión, también se tiene una caída considerable, en comparación al año pasado. En el 2018, este nivel marcaba US$2739 millones, durante todo el año; sin embargo, durante todo el primer semestre del 2019, tan solo se ha llegado a US$255 millones.
  • El nivel de inversión privada redujo su crecimiento, marcando un 3.1%, en comparación con el 7.3% que se vio en los últimos periodos. Esto a causa del conflicto comercial entre Estados Unidos y China.
  • Específicamente, las amenazas arancelarias de Estados Unidos hacia China no auguran un buen escenario para esta última. De tal manera, se estima que China pueda experimentar su peor desaceleración en los últimos 10 años.
  • También se reportó una contracción del PBI de Alemania en el segundo trimestre del 2019.
  • Estos últimos eventos se han traducido a una caída en algunos indicadores clave. Por ejemplo, durante el primer semestre del 2018, las exportaciones peruanas crecieron un 4.1%; mientras que, en el primer semestre del 2019, estas decrecieron un 1%. Asimismo, los precios de las exportaciones cayeron un 6.2% hacia junio del 2019; en comparación con el aumento del 15.2% en el mismo periodo durante 2018.

Estos factores son los que marcan la diferencia en comparación con el escenario del 2009. Y son estos mismos factores son los que hacen que la economía peruana demande un impulso que la haga más dinámica y asegure la creación del empleo a futuro. En este sentido, un buen primer paso sería concentrarse más en la inversión privada y, en base a ello, generar un impulso a corto plazo. Otra opción es establecer un programa de reformas estructurales que nos permita elevar la tasa de crecimiento del PBI potencial. En este sentido, lo que se debe buscar con más celeridad es una mayor productividad en el mercado laboral peruano, pues esta es la mejor manera de aprovechar los beneficios del crecimiento económico en distintos contextos del país.

Finalmente, es bueno recalcar que el Perú ostenta fundamentals sólidos para su crecimiento; sin embargo, el ruido político y el accidentado diálogo entre las instituciones y la población juegan en contra del crecimiento. Prueba de esto último es lo sucedido en Tía María. No obstante, las futuras inversiones en el Perú deben tener siempre como consigna asegurar un mejor aprovechamiento de los recursos que gana el Perú cuando su economía crece, tanto para las personas que habitamos este país como las empresas que se desarrollan en él. Lampadia