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Las Herencias del PT

Este es el quinto de una serie de artículos de nuestro colaborador Sebastiao Mendonca, con la que describe cómo el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, fundado y destruido por Luiz Inácio Lula da Silva, deja a la economía brasilera con tres candados simultáneos: pensiones deficitarias, deuda pública costosa y carga tributaria alta.

Lula, el principal símbolo del populismo latinoamericano moderno, montó un mecanismo muy efectivo de expansión política regional que ha dejado a Brasil con dos décadas perdidas. Ahora, los países latinoamericanos tardarán muchos años para resolver los problemas generados y pagar los costos en destrucción política, económica e institucional provocada por el PT y Lula en toda la región. Lula, pues ha sido uno de los elementos más perniciosos de la política regional. Gobernó el país durante cuatro períodos, dos directamente y otros dos a través de Dilma Rousseff (quién no pudo terminar el último mandato), y lo llevó hacia el proteccionismo y el asistencialismo, cooptando a sus opositores y promoviendo altísimos niveles de corrupción gubernamental. Ver en Lampadia: La peor Red de corrupción latinoamericana.

Como explicamos anteriormente, uno de los factores de la interrupción nuestro desarrollo es producto de los escandalosos niveles de corrupción diseñados y ejecutados por el ‘putch’ imperialista de la izquierda brasileña, comandada por el ‘gran Lula da Silva’ y sus socios del chavismo y del castrismo. Ver en Lampadia: Brasil corrompe política y negocios – Y nosotros disparamos fuera del objetivo.

En Lampadia queremos insistir en este tema porque consideramos que nuestro país es vulnerable al populismo y a las ideologías anti-sistema. La historia del PT, su ascenso, sus 4 gobiernos, y su derrota, deberían servir para que las nuevas generaciones no repitan los errores que llevaron al PT al poder y lo sostuvieron en él por 13 años, sus equivocadas políticas públicas, y la debilidad de las izquierdas latinoamericanas que se suben a botecitos que solo navegan mientras les duren las prebendas. Lampadia

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Como hemos explicado en el primer artículo de esta serie, el PT fue creado en 1980 por sindicalistas, grupos marxistas radicales, sectores de la iglesia católica e intelectuales de izquierda. Su ascenso político fue rápido. Podemos decir que aún antes de llegar al gobierno, el PT ya había ganado una influencia significativa sobre la política nacional y sobre el pensamiento de la juventud, especialmente de aquellos segmentos que estaban en contra del gobierno militar.

Hoy, en el 2018, dos años después del iImpeachment de Dilma Rousseff, el PT no ha muerto. Sigue siendo uno de los tres mayores partidos políticos del país junto al MDB (ex-PMDB) y al PSDB. Sin embargo, podemos decir con bastante confianza que, después de 13 años de gobierno, la Era del PT ha terminado. Es oportuno entonces hablar de las herencias del PT.[i]

Un nudo Gordiano de la economía

Después de haber recibido una economía saneada y haber de haber disfrutado los beneficios del súper ciclo de commodities, el PT entregó el país con la peor crisis económica de las últimas décadas, e hizo retroceder el ingreso per cápita seis años, al 2011[ii]:

  • Un Estado sobre-dimensionado e ineficiente
  • Genera una carga tributaria del 35% del PBI
  • Empresas públicas saqueadas o quebradas
  • Un sistema de pensiones insostenible y más deficitario que antes
  • Sin grado de inversión y con una calificación de economía especulativa[iii]
  • Con una deuda pública cuyo pago cuesta anualmente cerca de 6.5% del PBI
  • La economía brasileña es aún más cerrada y más hostil a las inversiones de lo que era antes de los gobiernos del PT.
  • El Brasil está en el puesto 136 de 158 países en el índice de libertad económica. [iv]
  • En el ambiente de negocios, está en el puesto 125 de 190 países (Méjico está en el puesto 49 y Chile está en el 55).[v]
  • El PT dejó un país donde es muy difícil crear empleo productivo.

En síntesis, la economía que el PT deja al país tiene tres candados simultáneos: pensiones deficitarias, deuda pública costosa y carga tributaria alta. Ese conjunto de factores combinados cuestiona la viabilidad fiscal del país y constituye una traba imposible de superarse, a menos que se realicen reformas estructurales drásticas en el sistema de pensiones y en los costos fijos del Estado. La realización de esas reformas estructurales, implaría grandes recortes de gastos y tendría un alto costo político para quienes las realizara.

Michel Temer comenzó a tocar el tema y desistió por los problemas políticos que le generó. Lo más probable, entonces, es que las reformas se posterguen todo lo posible y que la economía brasileña tenga mucha dificultad para retornar a un nuevo ciclo de crecimiento en los próximos años. El Banco Mundial proyecta un crecimiento futuro de 2.2%, requiriendo más de 30 años para duplicar sus ingresos. Como referencia: China con un crecimiento futuro de 6.5% duplicará sus ingresos cada 11 años e India con 7% lo duplicará cada 10 años.

Una economía “tortuga”, aislada de los motores de la economía global, difícilmente va responder a las expectativas de progreso de la población, generando frustración y creando un espacio político para que el PT recuerde a la población como progresaban los brasileños mientras ellos estaban en el poder. La nostalgia de la bonanza de las commodities va ser una carta política disponible para el PT y partidos similares.

La manipulación de la pobreza

El populismo ha sido un rasgo tradicional en la política brasileña. Getúlio Vargas instaló un Estado paternalista 88 años atrás y transformó el populismo y el desarrollismo en las principales referencias para pensar las políticas públicas del país. El populismo está en todo el país, pero es especialmente fuerte en los estados el noreste. Allá, el pasado sigue existiendo y familias de caudillos populistas se mantienen en el poder por generaciones y décadas enteras.

El PT ha hecho del populismo uno de los ejes de su política. El programa Bolsa Familia, con cerca de 60 millones de beneficiarios, ha creado un sector social, de 30% de la población, adicto a las donaciones del Estado. Ha creado, por tanto, un electorado cautivo del PT y del discurso populista. No es gratuito que, en las encuestas electorales, Lula obtenga siempre un 30% de intención de voto. Una parcela muy significativa de ese porcentaje está conformada por los beneficiarios del Bolsa Familia. Sería una sobre-simplificación atribuir la popularidad de Lula exclusivamente a los programas populistas, pero sería también un error no incluirlo como uno de los principales factores detrás de esa popularidad.

Ese populismo en un amplio sector social, reforzado por el PT, genera un sistema de incentivos nefasto que influencia a todos los políticos nacionales para asumir un discurso demagógico. Una fórmula segura para de ganarse votos en ese sector es asumir un discurso en el cual se arguye que la Bolsa Familia está siendo amenazada por políticos elitistas y presentarse como defensor de los más necesitados.

El populismo es mucho más que un programa social como el Bolsa Familia, es una concepción en la cual el ciudadano no visualiza que puede forjar una ruta de ascenso social sin que un político bondadoso le transfiera recursos del Estado. Es una visión de la política en la cual los políticos demagogos son percibidos como los grandes benefactores de los pobres, como personas que, por su empatía social, canalizan los recursos públicos hacia quienes más necesitan.

El populismo es un distractor muy efectivo que sirve de camuflaje para la corrupción. En un ambiente populista el debate nacional se distorsiona, evitando discutir la calidad de la gestión pública. Los gobernantes corruptos presentan las críticas y denuncias como ataques malintencionados de quienes quieren quitar a los pobres los beneficios de los programas sociales. A pesar de la abundancia de testimonios, pruebas y sentencias condenando a Lula, cerca de 24% de la población no cree que él esté involucrado en los actos de corrupción investigados por Lava Jato y un 46% opina que él no debería estar preso.[vi] Ello significa que existe un 22%, que cree que Lula es corrupto, pero le perdona la corrupción por los programas sociales. El populismo es un factor que corrompe no solo a los políticos y a las empresas, sino también a la población.

La manipulación del pensamiento

La manipulación del pensamiento ha sido un elemento fundamental de la estrategia del PT. Este es uno de los campos que el PT mejor domina, y una de las herencias más difíciles de superar.

En la parte final del gobierno militar la influencia del marxismo se expandió en Brasil. Fue un marxismo post-leninista, ligado a la Escuela de Frankfurt[vii] y al teórico italiano Antonio Gramsci.[viii] En ese tipo de marxismo, la política y la cultura deben basarse en la idea de construir una hegemonía cultural[ix]. En aquél entonces, no había en el Brasil otras corrientes de pensamiento que pudieran competir con el marxismo, así que los marxistas y filo-marxistas “jugaron solos en la cancha”. Además, los líderes de izquierda tenían el aurea de luchadores contra la dictadura militar. Esa aurea de heroísmo le daba a la izquierda y a sus ideas una posición de superioridad moral. En la política, la superioridad moral puede ser decisiva.

El marxismo cultural que se propaló entre los intelectuales y artistas brasileños en las dos últimas décadas del siglo pasado ha buscado moldear el imaginario de la sociedad, y su lenguaje para justificar la postura populista. Ellos dieron una atención especial a los creadores de ideas y de cultura: periodistas, académicos y artistas. Bajo esa influencia, un gran sector, sino la mayoría, de los intelectuales renunciaron a la libertad de pensamiento para transformarse en soporte del PT. El Estado instaló una serie de mecanismos de financiamiento, premios y reconocimiento social para incentivar a aquellos que defendían las ideas y valores del populismo petista. El antropólogo Flavio Gordon ha calificado ese fenómeno como un proceso de corrupción de la inteligencia brasileña por parte del poder político.[x]

El número de publicaciones (periódicos, documentales y revistas) y obras de arte (teatro, cine, etc.) de inspiración marxista se expandió notablemente en los años 80 y 90. La presencia de intelectuales y periodistas afines a esas ideas en los medios de comunicación también aumentó, logrando una amplia difusión de sus ideas en la población. Las concepciones marxistas y populistas fueron ganando posiciones académicas en buenas universidades (USP, UE Campinas, UFRJ, etc.) generando una maquinaria de aprobación de teses y reproducción de sus concepciones con las nuevas generaciones.

Con la victoria del PT esas ideas se consolidaron en las universidades y medios de comunicación y sus voceros adquirieron gran prestigio. Las críticas liberales o conservadoras eran presentadas como retrógradas o defensoras de intereses económicos excluyentes, y no faltaban las acusaciones de fascistas. Actualmente, las concepciones marxistas y populistas mantienen una sólida hegemonía en las universidades, especialmente en las carreras de humanidades, y cuentan con toda una generación de profesores, autoridades y alumnos que razonan dentro de sus marcos. El dominio de las ideas marxistas y populistas en los ambientes universitarios brasileños es casi absoluto.

Es recién en este siglo que otras concepciones sociales (liberales y conservadoras) han generado voceros calificados y han logrado abrir espacio en los medios de comunicación y centros académicos, comenzando a ampliar los criterios de análisis de la sociedad brasileña y lograr una influencia, aún bastante minoritaria, en las nuevas generaciones (millennials).

Con el descubrimiento de los mecanismos de corrupción montados por el PT, en especial el Petrolão, sus líderes y seguidores se han desprestigiado, perdiendo su tradicional ventaja moral, y posibilitando que los debates se den en una forma más horizontal. Sin embargo, tomará muchos años para que la herencia ideológica del PT sea desplazada de su posición hegemónica en la sociedad brasileña.

La corrupción de la política

La corrupción en Brasil no ha sido una invención del PT. Brasil, en el inicio del siglo XX fue un capitalismo de apellidos[xi] y posteriormente se transformó en un capitalismo de compadres (crony capitalism).[xii] El control del negocio de los contratos públicos por parte de los políticos existe hace muchas décadas. Sin embargo, la institucionalización de la corrupción como parte de una Política de Estado es, sin dudas, la obra del PT. Ningún partido político ha tenido sus tres últimos tesoreros presos por corrupción.[xiii] Nunca antes, en Brasil, los primeros ministros (José Dirceu y Antonio Palocci) y ministros de finanzas (Palocci y Guido Mantega)[xiv] estuvieron directamente involucrados en el funcionamiento del esquema de corrupción del partido de gobierno. Bajo el PT, la corrupción se volvió una Política de Estado.

La internacionalización de la corrupción para fines de manipulación política también ha sido una obra del PT. Para expandir el populismo en América Latina y África el PT montó tres mecanismos: (1) el Foro de Sao Paulo, (2) la corrupción de partidos políticos y (3) el soporte en marketing político.

  1. Con el Foro de Sao Paulo, el PT montó una red continental de promoción política e ideológica, un espacio de colaboración y celebración, algo parecido a una “Internacional de la izquierda” dirigido por Lula y Fidel.[xv]
  2. Con la corrupción, Lula y Marcelo Odebrecht han financiado a los partidos y gobiernos de izquierda en toda la región y de África: Venezuela, Perú, Cuba, El Salvador, República Dominicana, Argentina, Angola, Mozambique, etc.)[xvi]. El dinero para el financiamiento de los partidos aliados ha salido del BNDES, el gigantesco banco nacional de desarrollo económico y social de Brasil.
  3. El soporte en marketing era brindado por medio de los asesores de campaña del PT (Duda Mendonça, Joao Santana y sus equipos), dirigiendo campañas políticas exitosas en los mismos países antes nombrados. En el caso del Perú, el equipo de Joao Santana trabajó en las campañas de Ollanta Humala y en la revocatoria de Susana Villarán.[xvii]

Con ese trípode de ideología, corrupción y marketing, el PT montó un mecanismo muy efectivo de expansión política regional. Los países latinoamericanos tardarán muchos años para resolver los problemas generados y pagar los costos en destrucción política, económica e institucional provocada por el PT.

Conclusiones

El PT se desarrolló en Brasil porque encontró un país con tradiciones populistas (líderes populistas con arraigo de masa, tradiciones populistas en el pensamiento político del país, amplia intelectualidad populista, etc.), con instituciones públicas aptas para implementar las políticas populistas: sector público grande, banco de desarrollo gigante, corrupción política, etc., e ingresó a la política en un momento propicio.

La Era PT puede ser calificada como típica del período post-dictadura militar. La represión política realizada por los militares evitó el desorden social, pero también destruyó los impulsos creativos de los años 60. Los defensores del orden social fueron vistos como cómplices de la represión y los opositores ganaron un áurea de coraje, inteligencia y espíritu democrático, sin importar la mediocridad de sus ideas políticas ni si eran defensores de dictaduras peores que la de los militares. Ese ambiente distorsionado ofreció condiciones ideales para el crecimiento del PT, y para que personas como Lula y Dilma llegaran a ser presidentes de un país de dimensiones continentales.

Desatornillar al PT del poder fue relativamente rápido, en sólo tres años se precipitaron los acontecimientos, pero requirió una lucha muy compleja. Ello fue posible por la admirable labor de Lava Jato destapando el Petrolão, por las mayores manifestaciones sociales de la historia del país, con más de 6 millones de participantes en las marchas por todo el país, y porque una nueva generación de actores políticos irrumpió en las redes sociales.

El PT ha sido destituido del poder, pero no está destruido. Ellos saben como hacer política populista y tienen un electorado cautivo del orden del 30% del país, saben articular un discurso político demagógico y han sido muy efectivos destruyendo la reputación de sus rivales. El PT, además, cuenta con el apoyo de “organizaciones sociales” financiadas con los recursos públicos (movimientos de los sin-tierra y de los sin-techo), y con una amplia militancia en la clase media, especialmente en los empleados del Estado y de las empresas públicas. Ello significa que el PT seguirá siendo un importante actor de la política brasileña.

Sin embargo, el Brasil cambió en esos años. El período post-dictadura ha quedado en el pasado, y sus fantasmas y mitos se han ido disolviendo en el nuevo paisaje político. Los 33 años de democracia han hecho posible un renacimiento del pensamiento político y algunas instituciones como los institutos liberales han sabido aprovechar el tiempo y han comenzado a formar una nueva generación. El marxismo aún es fuerte pero su hegemonía ideológica comienza a ser fracturada. Las ideas populistas ya no se propagan sin que surjan contendores.

La máscara ética del “luchador” Lula, de los “ex-guerrilleros” Dilma Rousseff y José Genoíno, y de la militancia del PT ha sido retirada. Las pruebas de Lava Jato y las confesiones de los múltiples colaboradores eficaces han puesto en evidencia su real carácter deshonesto y demagogo. A pesar de sus múltiples esfuerzos, el PT ha fracasado en provocar una conmoción social que obligara al poder judicial a retroceder y liberar a un condenado por corrupción.

Lula, el principal símbolo del populismo latinoamericano, ha mostrado sus pies de barro y su alma oscura.

Sin Cuba, sin Brasil y sin Venezuela, la izquierda continental va tener que inventar otros mitos con los cuales confundir a las nuevas generaciones. La experiencia del PT muestra la importancia de la narrativa y de la simbología para que una fuerza política logre acumular fuerza en una sociedad democrática.

Nuestros países seguirán siendo vulnerables al populismo y a las ideologías anti-sistema. La historia del PT, su ascenso, sus 4 gobiernos, y su derrota, debería servir para que las nuevas generaciones no repitan los errores que llevaron al PT al poder y lo sostuvieron en él por 13 años. Lampadia

 

[i] Ello no quiere decir que el PT jamás volverá a gobernar el Brasil, pero si lo hace, será en un contexto muy distinto del actual, y bajo condiciones también muy distintas.

[iii] Todas las calificadoras de riesgo (S&P, Moody’s, y Fitch) han retirado el grado de inversión y han calificado el Brasil como una economía que no puede garantizar las inversiones. La situación fiscal y la incapacidad de los gobernantes para realizar las reformas necesarias son las dos razones por las cuales el Brasil puede tener dificultades de pago.

[vii] La escuela de Frankfurt ha sido la última escuela de marxismo que alcanzó cierto prestigio intelectual. Miembros de esa escuela fueron: Jürgen Habermas, Herbert Marcuse, Erich Fromm.

[viii] En caso del Perú, el marxismo que se difundió estuvo mucho más ligado a los grandes países comunistas, la Unión Soviética y China, y al Trotskismo. La “nueva izquierda”, con afinidades ideológicas al PT, ha sido minoritaria en Perú.

[ix] Antonio Gramsci fue un marxista italiano cuya producción intelectual ocurrió en los años 30, presenciando el ascenso del fascismo. Impresionado por la derrota de los comunistas, Gramsci desarrolló los conceptos de hegemonía cultural y política y del intelectual orgánico. Sus obras alcanzaron gran difusión en Brasil en los años 60, cuando la literatura marxista clásica estaba restringida por el gobierno militar, haciendo que su influencia en los intelectuales brasileños fuera mayor que en otros países latinoamericanos.   

[x] Gordon, F. (2017). A corrupção da inteligência. Rio de Janeiro: Editora Record.

[xi] Estamos llamando capitalismo de apellidos a aquellas sociedades en que el poder económico y político se mantiene en torno a un pequeño grupo de familias, una especie de continuidad de las sociedades oligárquicas previas.

[xii] El concepto de capitalismo de compadres está trabajado por muchos economistas, Mancur Olson fue uno de ellos. El libro “Good Capitalism, Bad Capitalism”, de William Baumol, hace una buena descripción del capitalismo de compadres y del rol de la libre competencia para su superación.

[xiii] Paulo Ferreira, Joao Vaccari Neto y Delúbio Soares, ex-tesoreros del PT, están presos por corrupción.

[xiv] José Dirceu, Antonio Palocci y Guido Mantega están presos por corrupción.

[xv] El Foro de Sao Paulo, conformado por los principales partidos de izquierda latinoamericanos, fue, creado por Lula y Fidel Castro en 1990, y se ha venido reuniendo casi anualmente desde entonces, promoviendo estrategias comunes para que la izquierda llegue al poder en los países de la región. A diferencia de la Internacional Comunista y de la Tricontinental Cubana, el Foro de Sao Paulo no dirigía el accionar de sus miembros, sino que les ofrecía un modelo común de estrategia y coordinaba acciones en las campañas electorales.

[xvi] El PT también trabajó en África haciendo alianzas políticas y financiando a algunos de los gobiernos más autoritarios y corruptos del continente: Angola, Mozambique, Guinea Ecuatorial, etc. https://istoe.com.br/86965_MEUS+QUERIDOS+DITADORES/ 

[xvii] En el caso del Perú, Joao Santana visitó el país, definió las estrategias y encargó la implementación de las campañas políticas a un publicista argentino conocido por el pseudónimo de Luis Favre.




La Decadencia del PT

La Decadencia del PT

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

El Partido de los Trabajadores (PT), fue fundado por diversos grupos de izquierda, líderes sindicales e intelectuales en 1980, en un momento muy favorable para su ideología populista. El gobierno militar estaba en su fase final y todos los opositores a los militares eran vistos como defensores de la democracia. 

Con el fin de la guerra fría, el gobierno americano dejó de apoyar a los gobiernos militares en América Latina, y pasó a apoyar el retorno a la democracia. La ventaja moral de los opositores a los gobiernos militares, mayoritariamente la izquierda, les permitió llegar al poder en muchos países, abriendo el período de los presidentes ex-revolucionarios y de los populismos del siglo 21.

​Desde sus orígenes, el PT ha tenido una estrategia nacional y otra latinoamericana. En 1990, en alianza con Fidel Castro, Lula fundó el Foro de Sao Paulo, con la tarea de expandir su influencia en la región y brindar a la izquierda latinoamericana nuevos referentes ideológicos tras la caída del “socialismo realmente existente” en Europa Oriental. Desde entonces, el Foro se ha reunido 23 veces (Méjico, Habana, Managua, Caracas, etc.) donde fuera necesario para fortalecer algún gobernante o líder populista de izquierda.  En un próximo artículo explicaremos el rol del Foro de Sao Paulo en la estrategia del PT. Como explicamos anteriormente en LampadiaEl traicionero intervencionismo de Lula en el Perú

Una historia abreviada de la Era PT

En el 2002, después de tres intentos fracasados, Lula fue, finalmente, electo presidente de Brasil, dando inicio a lo que serían cuatro gobiernos del PT. Fernando Henrique Cardoso, durante sus gobiernos había superado la inflación y flexibilizado la gestión monetaria, entregando a Lula un país con una economía desacelerada pero macroeconómicamente sana. Lula recibió una casa ordenada.

Gobernante por dos mandatos, simultáneos al auge de las exportaciones, el país creció, la pobreza cayó y Lula terminó sus dos gestiones con alta popularidad y una imagen de líder global. Su fuerza política era tal que pudo elegir a Dilma Rousseff como su sucesora en Brasilia.

Dilma, comienza su gobierno el 1º de enero de 2011, apoyada por la popularidad de Lula y la maquinaria del PT. Desgobierna el país por cinco años, las limitaciones del modelo económico implementado por el PT se manifiestan en la peor crisis económica de los últimos 100 años, incumple las normas presupuestales, altera las cuentas nacionales, y es destituida por un juicio político el 31 de agosto de 2016.

La destitución de Dilma Rousseff cerró la era del dominio político del PT. Quienes gobernaron el país por 13 años y se sentían destinados a gobernarlo por siempre, en nueve meses de conflicto político se vieron fuera del poder ejecutivo. Para el PT fue un golpe traumático del cual no se recuperan hasta ahora. Desde la fundación del partido, esa fue su primera derrota estratégica. No es solo por astucia política que el PT lo llama como “golpe”.

El soporte social al juicio de Dilma fue la realización de las mayores movilizaciones sociales de la historia de Brasil, con cerca de 6 millones de personas en las calles expresando su rechazo al gobierno del PT y su apoyo al juicio político. La izquierda brasileña, para su sorpresa, se vio cuestionada por movilizaciones sociales mucho mayores que aquellas, protagonizadas por ella y que tumbaron al gobierno militar en los 80s. Por primera vez en su historia, el PT perdió las calles.

El 14 de marzo de 2014, se inicia la Operación Lava Jato, investigando el lavado de dinero y la corrupción en la Petrobras. La operación pone en evidencia los esquemas de corrupción montados durante el gobierno del PT para saquear a las empresas públicas, denuncia y encarcela a varios empresarios y políticos poderosos. El país se espanta con los niveles de la corrupción que el PT y sus aliados (PMDB y PP) había instalado durante su gobierno.

Pocos días después de la destitución de Dilma, el Ministerio Público Federal denuncia a Lula da Silva por corrupción y lavado de activos, en colusión con la constructora OAS. El 20 de septiembre del 2016, Juez Sergio Moro acepta la denuncia y abre el primer juicio a Lula. En los meses siguientes se iniciarían seis otros juicios a Lula por corrupción y lavado de activos. Esos juicios siguen en proceso, tres de ellos en Lava Jato, dirigidos por Sergio Moro.

El 12 de julio de 2017, diez meses después, el juez Sergio Moro encontró a Lula culpable y lo condenó a 9 años y seis meses de prisión. Como era de esperarse, el PT lanzó una campaña de desprestigio contra Sergio Moro, presentando el juicio como un acto de persecución política, y Lula apeló su sentencia en el cuarto Tribunal Regional Federal (TRF-4).

Este 24 de enero del 2018, seis meses después, el TRF-4 confirmó, por 3 a 0, la condena dictada por Sergio Moro y amplió la pena a 10 años y un mes de cárcel. Las inúmeras gestiones legales, las presiones políticas, las amenazas a los jueces y la movilización de sus “movimientos sociales” resultaron inefectivas.

Esa condena del TRF-4 fue por unanimidad, sin brechas jurídicas por donde romperla. La falta de manifestaciones sociales masivas en defensa de Lula, volvió a sorprender al PT. Las masas no salieron a defender a Lula, como esperaban los líderes más radicales del PT. Esta sentencia puede ser considerada la segunda derrota estratégica del PT, en menos de 18 meses. Para el PT los vientos ahora soplan de frente y el mar está agitado.

Las perspectivas del PT y de la izquierda

En el terreno jurídico las perspectivas de Lula son pobres. Él puede apelar algunos detalles de la sentencia en el mismo TRF-4 que lo condenó por unanimidad, pero ello se resuelve en pocas semanas, y nadie cree que la respuesta le pueda ser favorable. Posteriormente Lula apelará al Superior Tribunal de Justicia (STJ), una especie de Corte Suprema que revisa el sustento legal de la sentencia del TRF-4. Los expertos en temas jurídicos de Brasil opinan que el STJ difícilmente cuestionará una sentencia como la que fue emitida por el TRF-4.

Queda a Lula apelar al Supremo Tribunal Federal (STF) que opera como una especie de Corte Suprema de segundo nivel y de tribunal constitucional. El STF es un tribunal más politizado, y sus miembros fueron propuestos en su gran mayoría por Lula y por Dilma. Cuando Dilma fue destituida, el STF le permitió conservar sus derechos políticos, aún que la ley le negara ese derecho y que fuera muy clara en ese campo.

Los objetivos del PT en el terreno jurídico son tres:

(a)    que Lula no vaya preso,

(b)   que pueda candidatear y

(c)    que su condena sea anulada, en este orden.

El STF, muy probablemente, va poner a discusión el tema de la prisión en segunda instancia, justo ahora que Lula fue condenado por un juzgado de segunda instancia. De darse esa modificación de la ley, ello permitiría a Lula seguir libre, desafiando al sistema judicial del país y haciendo campaña política.

El argumento de algunos analistas, para oponerse a las condenas de Lula, es la reacción social que su prisión podría desencadenar, pero los antecedentes de los últimos meses no sustentan esa idea. Además, ese no sería el único problema que el STF necesitaría considerar. El Brasil tiene más de 726 mil presos en sus prisiones, el 40% de ellos (290 mil) en la condición de prisión preventiva, y los otros 60% (435 mil) con condenas en primera y segunda instancias. Si el STF toma esa decisión pensando en Lula, abre una caja de pandora para miles de otros condenados. En pocas semanas sabremos si se aplicará la sentencia del TRF-4 a Lula, o se el STF le brindará un trato especial. El derecho debe tratar a todos los ciudadanos por igual, pero como lo explicó George Orwell hacen muchos años, Lula podría ser visto como más igual que los demás ciudadanos.

Los otros dos objetivos de Lula, ser candidatos y ser exculpado son mucho más difíciles de lograrse. Y si algo así sucediera, un sector grande de la sociedad brasileña sentiría como una burla, y las reacciones podrían ser importantes.

En el campo político las cosas no están yendo bien al PT.

Al día siguiente de su condena Lula invitó a todos los partidos de izquierda a presentar una candidatura única a la presidencia. Él, naturalmente, encabezaría dicha candidatura y los puestos congresales se distribuirían entre los miembros de la alianza. Su argumento ha sido la necesidad de la unidad de las fuerzas de izquierda ante la arremetida de la ola conservadora.

Los líderes populistas (Ciro Gomes, Marina Silva, y otros menores), los partidos marxistas (Partido Comunista del Brasil (PC do B), Partido Socialismo y Libertad (PSOL), y otros grupos aún más radicales rechazaron su invitación. En la opinión de ellos, el PT está fracasando y es hora de realizar una renovación en la izquierda brasileña. Como no podría dejar de ser, cada uno de ellos se considera él llamado a liderar esa renovación.

Más allá del discurso de justificación, lo que está en disputa es la herencia política de Lula, quien mantiene entre 30% y 35% de intención de voto, a pesar de todas las denuncias en su contra. Si Lula no puede ser candidato decenas de millones de votantes buscarán a quienes respaldar para gobernar el Brasil. En la disputa por el capital político de Lula, el PT es uno más en la arena. El PT, seguramente, es el más poderoso y lanzará su candidato, pero si ese candidato no es Lula, muchos votantes van a estar desconcertados. Para los otros partidos de izquierda ese desconcierto es una oportunidad política mayor.

El sueño de todos esos líderes y partidos de izquierda es volverse el heredero principal de Lula. Los populistas sueñan con la presidencia y los grupos ideológicos sueñan con volverse importantes. Para aprovechar esa oportunidad ellos tienen que diferenciarse del PT y afirmar una identidad alterna.

Con el sello de la corrupción, el nombre del PT genera anti-cuerpos políticos. Los petistas defenderán a Lula, pues es su única opción, pero los demás partidos de izquierda, para librarse del estigma de corruptos, se presentarán como opción de renovación moral, diciendo compartir las intenciones de justicia social de Lula pero no sus métodos. Es decir, para flotar en medio del naufragio del PT, los partidos de tendrán que atacar a Lula y dificultar la campaña electoral del PT.

Herencias nefastas

(a)    El PT está dejando herencias nefastas para el Brasil, y no es solo el desfalco económico que va requerir una década para cubrirse. Es en el campo de las creencias políticas y la mentalidad de la población que los problemas son mayores.

(b)   Durante sus gobiernos, el PT ha atribuido las causas del crecimiento económico del país y de la superación de la pobreza a sus políticas sociales, ocultando sistemáticamente los hechos detrás de ese proceso económico de dimensiones continentales e incluso global. Un porcentaje importante de la población brasileña hoy cree que, si con Lula vivieron mejor, entonces si él regresa, la prosperidad también regresaría. Ese es su electorado cautivo.

(c)    La influencia del marxismo en las escuelas, universidades, en los medios de comunicación y en el aparato estatal es, en muchos casos, predominante. El adoctrinamiento de los jóvenes es masivo, y las concepciones divergentes del marxismo son consideradas retrógradas y anti-sociales. Esa herencia cultural va tomar más de una década para ser superada. Mientras tanto, una parte importante de la población y de la intelectualidad brasileña va seguir viviendo en el pasado, antes aún de la caída del muro de Berlín.

(d)   La tercera herencia es un presupuesto nacional altamente distorsionado, en donde el 36% de los impuestos es utilizado para pagar la deuda pública y sus intereses, y el 16% es para cubrir un sistema de pensiones deficitario, quedando 48% del presupuesto para todos los demás gastos e inversiones públicas, incluido salud, educación, defensa, etc. Esta herencia se origina antes de la Era PT, pero ellos la han agravado a niveles difíciles de imaginar. 

(e)   La frustración de los militantes petistas y organizaciones, financiadas con el presupuesto de la República (Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra, MST y Movimiento de los Trabajadores sin Techo, MTST) y la radicalización de algunos de sus aliados pueden transformarse en brotes de violencia en los próximos años.

Conclusiones

El Brasil se está liberando, gradualmente, del populismo. Han surgido movimientos liberales en todo el país, y están ganando un espacio mediático significativo. Pero, gran parte de la población aún arrastra la expectativa en un estado paternalista y cree en la manipulación populista. El PT ha sufrido dos derrotas estratégicas, pero no está muerto, Lula es muy hábil haciendo demagogia y mantiene una fuerza electoral grande. Además, el PT tiene un aparato partidario gigantesco. Ellos, difícilmente, ganarían las elecciones, pero en una segunda vuelta podrían definir quienes NO gobernarán el país los próximos cuatro años.

La lucha por la renovación política en Brasil tiene cuatro grandes desafíos:

1.      Elegir nuevos gobernantes y congresistas, que no estén ligados a los sistemas de corrupción y estén dispuestos a realizar reformas políticas y económicas complejas.

2.      Profundizar el combate a la corrupción, reforzando los órganos responsables de esa tarea (Ministerio Público, jueces federales de 1ª y 2ª instancias, Policía Federal, etc.), y acabando, o reduciendo dramáticamente, el foro privilegiado.

3.      Desmantelar los mecanismos de adoctrinamiento que el PT ha montado en las escuelas y universidades.

4.      Desarrollar una polémica pública que permita a la población brasileña asimilar nuevas formas de interpretación de la economía y la política, para transformar el Brasil en una sociedad menos cerrada y de cara al futuro.

Lampadia




El fin de Dilma Rousseff y ojalá de la corrupción política en Brasil

El fin de Dilma Rousseff y ojalá de la corrupción política en Brasil

El día de ayer, la Cámara de Diputados de Brasil votó para iniciar el proceso de destitución de la actual presidenta, Dilma Rousseff, por acusaciones de manipulación de las cuentas del gobierno, en un clima de rechazo popular masivo contra el gobierno, cuyos máximos líderes están implicados en niveles de corrupción de escándalo.

El proceso ahora pasará al Senado, que deberá primero aceptarlo por mayoría simple para dar paso al eventual juicio de destitución bajo la conducción del Presidente del Tribunal Supremo Federal. El voto final tendrá que contar con dos tercios de los senadores.

Este proceso tiene el respaldo del pedido de justicia de los millones de brasileños por las acusaciones de corrupción y sobre todo por el gran descontento y decepción con la peor crisis económicas desde 1930. Como hemos comentado anteriormente, los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), del endiosado Lula, han echado por la borda la mejor oportunidad histórica de Brasil para consolidarse como un país desarrollado. Hoy, está profundamente enfrentado y dividido, y podría terminar con el gobierno de izquierda que se veía dominando por mucho tiempo.

Decenas de miles de manifestantes a favor y en contra de la acusación se reunieron en la capital Brasilia y otras ciudades importantes para ver la transmisión en vivo por la televisión nacional de la dramática votación que hicieron, a viva voz, los más de 500 diputados de la cámara baja.

Fuente: BBC

Los 513 legisladores votaron uno por uno, todos ellos tuvieron 30 segundos para hablar antes de emitir su voto. Al final, 367 diputados votaron a favor del impeachment, superando el mínimo legal de 342.

Líneas abajo mostramos un gráfico que explica el largo y tedioso proceso de juicio político:

El caso del juicio político contra la presidenta Dilma se centra alrededor de la contabilidad creativa, en la que el gobierno federal ha retrasado los pagos a los bancos estatales con el fin de hacer que el déficit presupuestario se viera más pequeño de lo que realmente era. Las  revelaciones de corrupción generalizada bajo el gobierno del PT, como las acusaciones de haber usado dineros negros para su campaña de reelección, debilitan su posición en los procesos políticos.

Desde su reelección, la presidenta Dilma Rousseff no ha tenido muchos motivos para sonreír. Todo lo contrario. Y no nos referimos solo al pésimo rumbo de la economía brasileña (con una inflación por encima de lo previsto y en recesión por segundo año seguido), ni porque la caída del precio del petróleo amenaza con golpear aún más al país. Sus preocupaciones se centran en el llamado caso del “Lava Jato” (algo así como lavado de auto, o lavado a chorro) o “Petrolao”. El inmenso escándalo de corrupción destapado en Petrobras, considerado el mayor en la historia de Brasil, por la cantidad y calidad de los funcionarios públicos y privados comprometidos, así como los montos en cuestión. (Ver en Lampadia: El escándalo en Petrobras pone contra las cuerdas a Rousseff).

Estos escándalos implican a políticos, empresarios, senadores, diputados, gobernadores y altos funcionarios. De acuerdo a la revista Veja (la más seria del país), tanto Dilma Rousseff como Lula Da Silva estaban al tanto de los hechos. Una situación complicada, pues Rousseff ha sido presidenta de Petrobras antes de llegar al gobierno.

Lula viene del noreste brasileño, donde la política ha estado siempre dominada por caciques regionales que adoptaron una serie de acciones de corrupción para controlar y mantener el poder. De alguna manera se puede decir que Lula llevó las prácticas corruptas de sus socios políticos del noreste brasileño al gobierno central, donde entronizó la cooptación de críticos y opositores, y habría participado en el montaje de los circuitos de corrupción de Petrobras y los más grandes grupos empresariales brasileños del sector de la construcción.  

La reelegida presidenta de Brasil (por un pequeñísimo margen), ha negado constantemente haber tenido conocimiento del esquema de corrupción, pero su imagen ya ha sido fuertemente deteriorada. De acuerdo con un sondeo de Datafolha (en portugués), publicado el 11 de abril, el 63% de los encuestados en todo el país afirman que su gobierno era “malo o terrible”, con sólo el 13% diciendo que era “bueno o excelente”. Los expertos dicen que esto refleja la profunda recesión y la de corrupción en la petrolera estatal Petrobras. Además, la breve detención por la policía de su mentor y predecesor en el cargo, Luiz Inácio Lula da Silva, y su nombramiento como ministro para brindarle cierta protección legal (bajo la ley brasileña, los miembros del gabinete sólo pueden ser juzgados por el Tribunal Supremo, no por un juez federal), habría herido aún más la imagen de la presidenta.

El ex presidente Lula, que gobernó el país durante ocho años y lo llevó hacia el proteccionismo y el asistencialismo, cooptando a sus opositores y promoviendo altísimos niveles de corrupción gubernamental, fue detenido brevemente el 4 de marzo, como parte de la operación de Lava Jato. Fue interrogado por acusaciones de haber recibido “beneficios ilícitos” del esquema de sobornos de Petrobras. Los fiscales presentaron cargos de lavado de dinero en contra suya. Ver en Lampadia: La caída de un gigante crea incertidumbre en la región.

Fuente: La Vanguardia

Con estos escándalos políticos, no es sorprendente que la economía de Brasil esté pasando por su peor recesión en décadas después de una caída de los precios de las materias primas, como el petróleo, hierro y la soja. En 2015, la economía se contrajo un 3.8%, la inflación alcanzó el 10.7% a finales del año pasado y el desempleo aumentó a 9% , que podría aumentar a dos dígitos en los próximos meses.

Pero en dónde se manifiesta el fracaso del modelo implantado por Lula y seguido por Rousseff es en el precio del dólar. La moneda de Brasil, que perdió un tercio de su valor frente al dólar en 2015 ha recuperado algo de terreno por la inminente retirada de Rousseff.

Cabe recordar que en una visita de Lula al Perú, durante el segundo gobierno de García, el entonces presidente brasileño retó al peruano, declarando que era mejor distribuir que crecer. Lula presentó cifras para alardear de su supuesto éxito. En Lampadia no nos convencieron ni nos dejamos ilusionar por el asistencialismo y voluntarismo de Lula. Entonces comparamos sus cifras con las peruanas en Luces y sombras de la visita de Lula al Perú y mostramos que la performance del Perú era muy superior. Posteriormente, Brasil empezó a deteriorarse, y hoy tiene aún mucho peores indicadores. No cabe duda que el Perú también ha tenido un “traspié” al ningunear la importancia de la minería, pero Brasil ha llevado su modelo asistencialista y el crecimiento del Estado a límites insostenibles.

¿Cómo queda Brasil en todo esto? El juicio político en el Senado probablemente cause un gran caos institucional. Para la presidenta Dilma, la destitución sería el final de su carrera política. Para el vicepresidente Michel Temer, y la economía del país, podría dar lugar a un gobierno con un alto grado de incertidumbre y dificultad.

Por desgracia, esta incertidumbre política está dividiendo a Brasil. Parte del país (probablemente una minoría) continúa apoyando Rousseff (y a su predecesor, el ex presidente Lula) y gritan que el juicio político es un golpe de Estado. La mayoría de la población, sin embargo, está absolutamente cansada de vivir durante casi 15 años bajo el liderazgo del Partido de los Trabajadores y están desesperados por un cambio.

Se viene una gran lucha contra la corrupción, la cual no se acabará con la destitución de Rousseff, y la movilización popular será fundamental para que no pierda impulso. Ver en Lampadia: ¡Fora Dilma!

Esperamos que Brasil pueda acortar el tiempo de la eventual transición a un nuevo gobierno elegido por el pueblo que pueda recuperar la confianza de los brasileños en el futuro. Lampadia