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Una década de desarrollo a pesar de sus políticos

Una década de desarrollo a pesar de sus políticos

Arequipa en una década ha duplicado su PBI, a pesar de que sus políticos no han hecho lo necesario para impulsar su desarrollo e incluso le han puesto más de una zancadilla. Aún así, su Índice Compuesto de Actividad Económica (IICAE) que elabora el IPE se expandió a tasas cercanas al 20% en los últimos doce años. Hoy mantiene elevadas tasas de crecimiento que duplican el promedio nacional. 

El día de ayer, 5 de febrero, el Presidente Ollanta Humala dio inicio a la ejecución de Majes Siguas II. El proyecto permitirá ampliar la frontera agrícola en 38,500 hectáreas y generará energía eléctrica para el desarrollo industrial del sur. Este proyecto, largamente esperando y que tantos conflictos ha generado, permitirá que la región Arequipa mantenga la velocidad de crecimiento que viene demostrando en los últimos años.

De acuerdo a un informe del IPE, recientemente difundido, “Arequipa está experimentando un elevado crecimiento económico, bastante mayor al promedio del país. Según el Índice Compuesto de Actividad Económica (ICAE) del IPE, Arequipa se expandió 13% en el tercer trimestre del 2013, comparado con el mismo trimestre del año anterior (ver cuadro). Este crecimiento señala una aceleración con respecto al ya elevado crecimiento de 12.4% acumulado en los primeros nueve meses del 2013. Estimamos que Arequipa ha sido una de las regiones con mayor crecimiento en el 2013, con un ritmo cercano al doble del estimado para el Perú”.

Lo cierto es que en una década del 2002 al 2012, Arequipa duplicó su PBI. De 9,300 millones de soles (a precios constantes de 1994) a 18,700 millones respectivamente. Algo realmente sorprendente, para una economía que se hallaba recesada a fines de los noventa y comienzos del presente siglo.

Este vertiginoso crecimiento también es destacado por el IPE, “si observamos el crecimiento promedio del ICAE de Arequipa durante los últimos doce años, se puede detectar que Arequipa ha presentado épocas de auge con tasas cercanas al 20%”.

De acuerdo a las proyecciones del mencionado instituto, Arequipa seguirá creciendo a ese mismo ritmo el 2014 y probablemente más ahora que Majes Sihuas se echó a andar y si es que se consigue, como es esperable, que también Tía María se ponga en marcha.

Lo interesante del crecimiento de esta región está en que si bien la minería ha sido la locomotora de este proceso, otros rubros se han sumado: El sectror construcción es el segundo más dinámico del país, su industria es la más diversificada y su agricultura de exportación una de las más rentables.

El crecimiento se ha expresado también en altas tasas de empleabilidad y mejoras sustanciales en los índices de desarrollo humano. Es decir, el progreso ha venido aparejado de mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos de esta región.

Como será de robusto el desarrollo económico de Arequipan, que incluso ha resistido algunas zancadillas que sus políticos (como el actual presidente regional Juan Manuel Guillén), le pusieron. En el 2002, un reaccionario movimiento se opuso a la privatización de las empresas eléctricas Egasa y Egesur y luego al proyecto Tía María en el 2011. La política parroquiana de los líderes arequipeños, llevo a la ciudad a entrar tarde en la agroexportación y la construcción de centros comerciales, que ya se había desarrollado en Trujillo, Huancayo y Cajamarca.

Luego se pudo establecer una relación ganar-ganar con la minería (Cerro Verde) y todo esto ha creado unimpulso de crecimiento que se mantiene muy alto, por encima del promedio nacional y por supuesto de una región como Cajamarca que no han entendido que el potencial de su despegue se halla en generar condiciones adecuadas para que los proyectos de inversión se desarrollen, y ha desperdiciado los mejores años de la propensión a invertir de la industria minera moderna y formal.

Arequipa, gracias a la visión de sus empresarios y al esfuerzo de sus ciudadanos viene alcanzando el potencial que tiene, pero aún hay mucho por hacer para mejorar su competitividad. Lampadia




EC: La palanca minera

EC: La palanca minera

El siguiente editorial del El Comercio enumera algunos de los beneficios de la minería moderna, a raíz de la reciente inauguración del proyecto minero Toromocho por parte del presidente Ollanta Humala, quien de primera mano se pudo llenar los ojos con las beneficios de la actividad minera. No sólo por los puntos adicionales de crecimiento del PBI para los próximos años, sino también por la mayor recaudación tributaria, encadenamientos industriales, y servicios relacionados a la actividad minera. Es decir la minería es mucho más que la extracción de rocas, tal como Lampadia ha venido difundiendo, en el estudio del IPE en 2012 Así, pues la minería puede ser la palanca para industrializar y desarrollar el país. Lampadia

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Crecimiento y mercado derrotan la pobreza y el hambre

Crecimiento y mercado derrotan la pobreza y el hambre

Es ya conocido que el meteórico crecimiento económico que ha gozado el Perú en la última década ha sido sustancial para reducir la pobreza y que lo ha logrado de una manera más que satisfactoria. No en vano, en la última asamblea general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) el secretario general de la ONU, nos felicitó por ser “una de las dos naciones que más ha avanzado en el cumplimiento de las metas del milenio”. 

Hay quienes cuestionan nuestro desempeño y argumentan que nuestras altas tasas de crecimiento y reducción de la pobreza son solo cifras y estadísticas que no se traducen en una verdadera mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Los números, sin embargo, dicen lo contrario. Veamos por ejemplo el primer objetivo del milenio, erradicar la pobreza extrema y el hambre. Una de las metas consiste en reducir la pobreza extrema a la mitad para el 2015. En Perú porcentaje de personas en situación de pobreza extrema se redujo de 23% a 6% entre 1991 y 2012.

Otro indicador de bienestar de suma importancia que corresponde al mismo objetivo es la desnutrición infantil. La reducción en la tasa de niños en situación de desnutrición ha superado expectativas.Entre 1991 y 2011 la tasa de niños con peso por debajo del normal para su edad pasó de 8.8% a 4.1%, habiendo alcanzado ya la meta planteada por la ONU de 4.4% para el 2015. Más impactante aún es la disminución del porcentaje de menores de cinco años con desnutrición crónica. Del 1991 al 2012 bajó de 37.3% a 18.1%. Este notable progreso llama aún más la atención cuando se tiene en cuenta que la meta fijada por la ONU es de 18.7% para el 2015.

Es cierto que aún tenemos retos por superar. Por ejemplo, la reducción en desnutrición crónica no ha sido homogénea entre el área urbana y el área rural. A pesar de que ha habido mejoras en los indicadores de nutrición en el área rural, sigue siendo necesario integrar al mercado a los sectores de la población rural que aún están desconectados. En lugar de esto, el gobierno ha optado por estrategias asistencialistas que sacian el hambre en el corto plazo pero no “enseñan a pescar. Una propuesta alternativa es la de Sierra Productiva, que busca desarrollar las capacidades de la pequeña producción campesina. Mediante esto se ayuda a los campesinos a mejorar su productividad, garantizando su seguridad alimentaria y permitiéndoles pasar de una economía de subsistencia a una economía emprendedora, en la que están integrados al mercado.

La mejora significativa del bienestar de los peruanos es visible por donde se vea. En el objetivo 4, reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años, se propone reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años en dos terceras partes para el 2013. De 1990 a tal año el Perú redujo su tasa de mortalidad de niños menores de 5 años en 67.9%, más que cualquier otro país de la región, y fue el primer país de Sudamérica en alcanzar esta meta. De la profunda crisis económica y social en que nos dejaron décadas de gobiernos populistas, el crecimiento sostenido que empezó en los noventa nos ha llevado a recortar brechas significativamente y estar a la par del resto de economías de la región.

Estos logros son motivo de orgullo para todo el país y deben ser aplaudidos. Hay quienes reniegan del modelo económico distorsionan la realidad para proteger sus intereses y niegan que nuestro país esté cada vez mejor. Sin embargo, es un hecho que el crecimiento ha llevado a una increíble mejora en nuestros indicadores sociales: tomemos este ruido como señal de que avanzamos.




¿Cómo impulsar el desarrollo en la selva?

¿Cómo impulsar el desarrollo en la selva?

El Perú tiene un gran potencial para desarrollar una industria forestal sostenible que permita generar riqueza y desarrollo. Al 2012 ocupamos el décimo lugar en el ranking de los países con mayor extensión de bosques, con 68 millones de hectáreas (ha) y contamos con un mínimo 17,8 millones de ha de bosques naturales capaces de producir madera sosteniblemente.

No obstante, nuestra industria forestal está muy atrasada por la falta de voluntad política y problemas de economía institucional: el deficiente marco normativo vigente hasta hace muy poco, la falta de información, supervisión y el escaso control debilitaron la seguridad sobre los derechos forestales, lo que ha impedido desarrollar una industria competitiva y ha fomentado la informalidad y la tala ilegal. Así, se calcula que el 90% de la venta maderera de Iquitos proviene de transacciones ilegales, lo que habría reducido sustancialmente las exportaciones loretanas al no poderse demostrar el origen legal de la madera. Además, la informalidad ha generado altos niveles de deforestación anual, habiéndose acumulado al 2012 unos 8 millones de ha deforestadas.

Como consecuencia de la falta de planificación en el sector, la industria forestal en la actualidad genera un aporte mínimo a la economía (menos de 1% del PBI), y la población que vive en torno a los bosques es delas más pobres y aisladas del mercado. Si nos comparamos con Chile, que cuenta con tan solo 2,2 millones de hectáreas de plantaciones forestales, la situación es más dramática: en nuestro vecino la industria forestal aporta al 3,5% del PIB, siendo la segunda actividad económica más importante después de la minería. El marco normativo favorable a la inversión privada ha permitido que Chile tenga éxito en desarrollar una industria competitiva a nivel internacional, creando en torno a ella una amplia gama de empresas proveedoras, así como una importante cadena productiva.

Increíblemente, el Perú tiene una balanza comercial negativa en el comercio de madera, mientras Chile logró exportar productos forestales por un valor de US$5,300 millones el año pasado, dando trabajo directo a 118 mil empleados, de acuerdo a cifras de Grupo de Información Forestal y Análisis Económico del Instituto Forestal de Chile. El potencial de desarrollo del sector en el Perú debe ser del orden de cinco veces el de Chile, por lo que estaríamos desperdiciando la oportunidad de generar una producción forestal de más de US$ 25,000 millones anuales, dando trabajo de calidad a toda la población de la selva y a buena parte de la sierra.

La situación es más patética si consideramos que a pesar del enorme potencial que tiene el Perú para la producción de madera en bosques naturales, el año pasado tuvimos que importar 47,566 toneladas de madera aserrada, de las cuales 40,202 toneladas fueron compradas a Chile.

Según Antonio Brack Egg, ex Ministro del Ambiente y experto en temas forestales, uno de los principales obstáculos para el despegue del sector forestal es la falta de decisión política para impregnar de visión económica a nuestros bosques naturales, y la enorme desconfianza que existe por la falta de supervisión y garantías en el sector. El problema se agrava por la falta de visión empresarial en la burocracia estatal desde el MINAGRI y los trámites engorrosos e interminables necesarios para la explotación de los bosques. Todo ello genera que la gran inversión sea reacia a asumir el enorme riesgo que representa invertir en la explotación de los bosques peruanos.

La aprobación de la Ley Nº 29763- Ley Forestal y de Fauna Silvestre en julio del 2011 constituye un esfuerzo importante para el desarrollo del sector, al establecer un marco que va a permitir poner en valor los ecosistemas forestales y la fauna silvestre para su aprovechamiento sostenible a través de instrumentos económicos, como concesiones de hasta 40 mil ha por 40 años (renovables). Sin embargo, el Gobierno no debería retrasarse más tiempo en elaborar el Reglamento a esta Ley, ya que el sector sigue paralizado: durante el año pasado se entregaron CERO permisos o autorizaciones maderables.  

Igualmente, va a ser importante fortalecer adecuadamente al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), el cual absorberá las funciones de la Dirección General Forestal y de Fauna Silvestre (DGFFS), y no se debería descuidar el desarrollo del  Catastro Forestal con la información cartográfica de las categorías de bosques, unidades de ordenamiento forestal, títulos habilitantes, plantaciones y tierras de dominio público con aptitud para plantaciones forestales de producción.

El Estado debería poner todo el empeño en atraer inversiones de gran magnitud con incentivos adecuados (como se hizo en el caso chileno) para permitir crear trabajo sostenible en Loreto, Ucayali y Madre de Dios, que concentran solo el 5.4% de la población nacional (1,6 millones de habitantes entre los tres departamentos) y con ello crear polos de desarrollo sostenible en la selva, agregando valor a la madera extraída y trabajada en los aserraderos. Esto, además, redundaría detener la migración de la sierra hacia la selva que termina en agricultura no sostenible, depredación de bosques, o en los sembríos de coca.