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Textiles, lecciones de inclusión…

Textiles, lecciones de inclusión…

En noviembre de este año, se llevó a cabo en Cusco el Segundo Tinkuy de Tejedores  o Segundo Congreso Internacional  de Tejedores.

Más de 600 personas de 27 comunidades del Cusco , delegaciones nacionales  de 10 regiones, además de grupos internacionales, entre los que destacaron mexicanos, guatemaltecos, chilenos,  bolivianos, argentinos, ecuatorianos, canadienses, sudafricanos,  holandeses, indios,  estadounidenses, laosianos, se dieron cita en la ciudad del Cusco , convertida una vez más en ombligo del mundo. Se reunieron para intercambiar sus experiencias, mostrar su trabajo, hablar de sus desafíos, aprender diferentes técnicas, asistir a paneles , capacitarse en temas específicos de las tradiciones textiles de las diferentes culturas,  atraídos para ver de  cerca la experiencia de la rica tradición textil cusqueña.

Hace mas 30 años en Chinchero, Cusco, un grupo de tejedoras jóvenes lideradas por Nilda Callañaupa, vio cómo la textilería tradicional comenzaba a desaparecer. La modernidad reemplazó primero los tintes naturales por sintéticos, y luego los tejidos de telar de cintura se sustituían por piezas hechas en telares industriales.

Tanto o más pernicioso, fue la perdida de la habilidad de tejer, toda una generación fue a la escuela (ojo con quienes creen que educar es convertir a los estudiantes en grabadoras) y  no tuvo tiempo para desarrollar las destrezas de la más antigua de las artes peruanas.

El centro de Textiles Tradicionales, nace de la idea de crear un espacio para que las nietas, aprendan el telar de cintura de sus abuelas, ya que las madres desconocían el oficio.

Para financiarlo se crea un taller-escuela abierto, previo pago de derechos a todo el que deseara  aprender las técnicas tradicionales de tejido,  las niñas comuneras no pagan.  Pronto fue evidente que este arte demanda un largo proceso de aprendizaje,  destrezas  y coordinación motora, que la mayoría de las personas  adquieren,  solo si se inician en él a edad temprana, pre púber, no distinto de los niveles de destreza necesarias para una ejecución virtuosa de cualquier instrumento.

Estar ubicados en el corredor, Cusco Chinchero, Valle Sagrado, Machupicchu, generó la oportunidad de conectarse con un sector dinámico de la economía cusqueña y, con el turismo que comenzaba a crecer,  la escuela se convirtió en un taller para educar la sensibilidad de los visitantes. Detrás de cada manta, poncho, chullo, etc, hay un proceso de más de 8 etapas. Se inicia con la trasquila de los animales, selección y limpieza de la fibra o lana, hilado, teñido con tintes naturales, torcelanado, preparado de la urdiembre, tejido y, finamente, el acabado o tejido del borde. Las tejedoras hicieron que los viajeros participen del proceso, educándolos para apreciar una de las artes más tradicionales del Peru.. (el teñido merece una discusión aparte, es un conjunto de tecnologías,  que utiliza  colorantes naturales, como el ácido carmínico de la cochinilla, el Indigo, los carotenos  y otros; se colorea  la fibra, luego se fijan los colorantes,  cambiando el nivel de acidez o basicidad  del material, según sea el caso, se usan , sal, limones, orines, alumbre etc.)

Estas exposiciones, tanto por la calidez y calidad de las presentadoras como por los atributos del producto, generan un mercado muy dinámico, potente, insertando la economía de una comunidad campesina tradicional a las necesidades de una demanda turística  moderna, se crean varios productos, manteniendo las técnicas,  colores y  diseños tradicionales, para satisfacer las nuevas necesidades, corredores de mesa, mantas de exhibición, posa vasos , manteles.. Además de los productos tradicionales.

Consolidado el proceso del CTTC, en Chinchero, éste se amplia y replica en varias comunidades, Patabamba, Mahuaypampa, Pitumarca, Chawaytire, Accha alta, Sallac-Catca, Acopia, Santo tomas,Huacatinco-Ocongate.

En su proceso se construyen “AWANA WASIS” – Centro de tejedores, espacio comunal de trabajo, para tareas grupales, como el teñido y también para las demostraciones a los grupos de visitantes,  estos sirven como primer punto de venta.

Luego CTTC,  compra un edificio en la Avenida del Sol en Cusco, hoy tienda y museo textil  y tiene  exhibición permanente en el Museo Inca..

El CTTC, lo componen más de 600 tejedores en su mayoría mujeres en 10 comunidades, con ventas anuales de más de 1 millón de soles. Con mas 3000 mil visitas anuales pagadas y con exportación de  casi 300,000 soles en el 2013, dineros que van directamente a la economía de cada una de las tejedoras y al pago de  los impuestos.

La creatividad es el mayor atributo de los seres humanos, las adaptaciones al medio son respuestas culturales.

Esta es la experiencia que vinieron a ver las delegaciones de tejedoras del mundo en Cusco

Alguien dijo inclusión? Esta es una de las respuestas…