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¿Por qué algunas economías emergentes superan al resto?

Las economías emergentes son el motor del crecimiento para la economía global, pero no todas crecen de igual manera. Algunas han logrado un rápido crecimiento durante períodos prolongados, lo suficiente como para cerrar una parte de la brecha que tienen con las economías avanzadas. Sin embargo, otros países están lejos de lograrlo.

¿A qué se debe esto? En el informe Outperformers: Las Economías Emergentes de Alto Crecimiento y las empresas que los impulsan, el McKinsey Global Institute analiza el historial a largo plazo de 71 economías en desarrollo para identificar a los outperformers y encuentra dos factores clave que ayudan a explicar su alto desempeño:

  1. Una agenda de políticas públicas a favor del crecimiento de la productividad, los ingresos y la demanda, que ha impulsado un crecimiento económico excepcional
  2. El rol que han desempeñado las grandes empresas en el impulso de ese crecimiento

Para entender bien el informe, hay que mencionar que McKinsey analizó las principales 71 economías emergentes (incluyendo el Perú) y se definieron como realmente exitosas aquellas que habían logrado incrementar su PBI per cápita en más de 3.5% anual durante los últimos 50 años, o en más de 5% anual durante los últimos 20 años. Cabe añadir que ningún país de América Latina logro clasificar como economías “realmente exitosas”.

Entonces, en primer lugar, los que tienen un mejor desempeño desarrollan una agenda pro crecimiento en los sectores público y privado con el objetivo de aumentar la productividad, los ingresos y la demanda. Los pasos para impulsar la acumulación de capital son una característica común, al igual que mayores conexiones con la economía global. Los gobiernos de estos países han tendido a invertir en la construcción de competencias, son ágiles y abiertos a la experimentación regulatoria y están dispuestos a adaptar las prácticas macroeconómicas globales a los contextos locales.

En segundo lugar, según McKinsey, las grandes empresas competitivas son quienes impulsan a las economías con mejor desempeño. En promedio, las economías con estas condiciones tienen el doble de empresas con ingresos de más de US$ 500 millones que otras economías emergentes. Sus ingresos en relación con el PBI casi se triplicaron, del 22 % entre 1995 y 1999 al 64 % entre 2011 y 2016 y su contribución de valor agregado al PBI aumentó del 11 % al 27 % en el mismo período, el doble entre los pares de la economía en desarrollo. Estas empresas aportan beneficios de productividad al invertir en activos, I + D y capacitación laboral, lo que genera efectos secundarios para las empresas más pequeñas. Las grandes empresas, a su vez, se benefician de los bienes y servicios intermediarios que las compañías más pequeñas proporcionan a través del ecosistema de la cadena de suministro.

La competencia y el liderazgo impulsado en el sector privado son características clave de estas economías. Menos de la mitad (45 %) de las empresas que alcanzan el quintil más alto de generación de ganancias económicas logran permanecer allí durante una década, en comparación con el 62 % en las economías de ingresos altos.

Este entorno doméstico competitivo ha generado jugadores globales innovadores cuyo rendimiento total para los accionistas es de ocho a diez puntos porcentuales más alto que sus pares de altos ingresos. Obtienen el 56 % de sus ingresos de nuevos productos y servicios, 8 % más que sus pares de la economía avanzada y son 27 % más propensos a priorizar el crecimiento en el extranjero.

Según McKinsey, extender el éxito de las empresas con mejor desempeño a todas las demás economías emergentes podría agregar US$ 11 mil millones a la economía global para 2030. La automatización y el libre comercio, junto con otras tendencias globales, presentan nuevas oportunidades. Existen amplias perspectivas de crecimiento en los servicios, un motor tradicional de empleo y en la manufactura, que también puede estimular la demanda y la productividad en otros sectores.

¿Qué sucede en el Perú?

El Perú quedó clasificado como un país que se está acelerando muy recientemente (very recent accelerator). No cuenta con ningún indicador en verde, sino mayormente en amarillo y naranja (como se ve en el cuadro inferior), como índice de PBI per cápita, de innovación global e índice de conexión MGI. Sin embargo, es más importante aún notar el indicador en rojo (negativo): efectividad del gobierno.

Como afirma Julio Luque, Presidente de IPAE Acción Empresarial, en su columna El aporte de las grandes empresas a la prosperidad de los países, “Lamentablemente, en el Perú llevamos años haciendo exactamente lo contrario, con el agravante que aquí las diferencias de productividad entre empresas grandes y pequeñas son bastante más marcadas que en otros países. Comparada con las grandes, la productividad de una microempresa es de tan solo 6%, la de una pequeña empresa 16% y la de una empresa mediana, 50%. Sin embargo, seguimos legislando y regulando para restarle competitividad a nuestras grandes empresas. La absoluta inflexibilidad laboral, los altos costos no salariales, el reciente paquetazo tributario o el proyecto para limitar las fusiones y adquisiciones son solo una muestra de la consistencia con la cual nuestra clase política mira con temor y desconfianza el avance de nuestras grandes empresas. Como el citado estudio de McKinsey demuestra, las grandes empresas, lejos de ser el problema, son la solución para aumentar la productividad y, en consecuencia, los ingresos de los trabajadores. No sigamos disparándonos a los pies y adoptemos políticas que ya han demostrado en otros países su capacidad para generar prosperidad para todos.”

Esperamos que esto ayude a que los hacedores de políticas impulsen una agenda pro crecimiento y la competencia entre las grandes empresas, para que así el Perú supere los promedios de crecimiento en los próximos diez años. Lampadia




Hagamos el balance de lo avanzado y miremos al futuro

Hagamos el balance de lo avanzado y miremos al futuro

Durante los últimos 20 años se ha producido en el Perú, una gran transformación económica y social que avanza cada vez más rápido y cubre mayores espacios de la vida nacional. ¿Cuál debe ser la perspectiva de análisis para evaluar nuestra situación actual y poder así establecer la agenda pendiente? ¿Puede ser la de Grecia, España o Irlanda?, países que, lamentablemente, van ahora de más a menos, y que al enfrentar graves problemas de crecimiento, desempleo y pobreza, empiezan a acusar un aumento de la desigualdad.

En cambio, el Perú va de menos a más, ¿Cuál debe ser nuestra perspectiva? Debe ser la del vaso medio lleno, donde lo importante, más que criticar y falsear la realidad, debe ser cómo terminamos de llenar el vaso.

Todos los indicadores económicos y sociales del país nos dicen nítidamente que los peruanos estamos yendo de menos a más en un proceso de desarrollo sólido, aunque aún insuficiente para superar el inmenso atraso que hemos acumulado por décadas. En los últimos veinte años han mejorado muchas cosas, más notoriamente del 2001 al 2011, etapa en la que  se ha incrementado la inversión, acelerado el crecimiento y reducido rápidamente la pobreza y la desigualdad.

También hemos presenciado una reducción significativa de la desnutrición y de la mortalidad infantil, un aumento sustancial de los ingresos y del empleo adecuado, una mejor distribución de ingresos y empleo a lo largo y ancho del país, habiendo crecido más fuera de Lima, en lo rural y en la sierra y la selva sobre la costa. Asimismo, ha mejorado la sensación de optimismo y felicidad de los peruanos.

 

En este contexto positivo y elegantemente optimista que vivimos ahora, nos sorprende ver que sectores informados como el diario Gestión, escriben editoriales y notas periodísticas en las que se afirma, por ejemplo, que solo el 10% de los peruanos tiene empleo adecuado cuando en verdad son ocho o diez millones de personas las que lo tienen. Estamos hablando del 50 o 60% de la PEA, dependiendo la fuente (INEI o Ministerio de Trabajo). Además, entre el 2005 y el 2011, el subempleo ha bajado de 68 a 43% de la PEA.

En base a la Encuesta de Hogares (Enaho) 2005 – 2011 del Instituto Nacional de Estadística (INEI), Macroconsult ha informado que la población adecuadamente empleada se incrementó en 97.6%, pasando de 4.2 millones a 8.3 millones de personas. Para el mismo período, el Ministerio de Trabajo afirma que el empleo adecuado aumentó 90.4%, pasando de 5.2 millones a 9.9 millones.

En esos mismos editoriales y artículos se nos pretende persuadir de que estamos mal porque los peruanos promedio todavía no tenemos ingresos que nos permitan viajar al extranjero, o pagar seguros privados, por ejemplo.

Frente a la confusión que genera la desinformación, proponemos hacer un análisis objetivo de las cifras que reflejan la situación económica y social del Perú, para, desde esa perspectiva, preguntarnos qué es lo que nos hace falta para avanzar hacia el bienestar general y nivelar el piso de oportunidades para todos los peruanos. ¿Cómo hacemos para seguir creciendo y reduciendo la pobreza y la desigualdad, y creando oportunidades para todos? Nuestras obvias carencias están en educación, instituciones, infraestructuras y clima de inversión, entre otros. Basta de jugar al gana-gana, hagamos el balance de lo avanzado y conciliemos la agenda pendiente.

El banco global HSBC dice que para el 2050 podemos ser la economía número 26, ¿vamos a dejar pasar esta oportunidad?