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Perú y la vacuna COVID 19

Perú y la vacuna COVID 19

CONTROL FINAL DE LA HUMANIDAD SOBRE EL VIRUS Sars-Cov-2

Dr. Ing. Raúl Delgado Sayán
Comando Vacuna
Para Lampadia

El lector comprenderá el inmenso grado de frustración que tanto los miembros del Comando Vacuna como el País entero estamos sintiendo con los recientes acontecimientos; pero ello no va a ser tratado en el presente artículo, porque esa tarea corresponde a otras instancias.  Lo más importante es reconocer que ahora la tarea transcendente de primerísima prioridad es que la gran mayoría de Peruanos que deseen libremente vacunarse, lo puedan realizar lo más pronto posible y antes de que culmine el año y que tengamos ya la suficiente cantidad de vacunas y la logística  para que, con el esfuerzo conjunto público y privado,  se puedan colocar alrededor de 120,000 a 150,000 dosis diarias, lo cual permitiría trabajando intensivamente 24/7, vacunar a 26 millones de personas en los próximos 12 meses. Ese es el gran reto que nos corresponde realizar.

EL PASADO Y EL COMANDO VACUNA. Oportunidades perdidas.

Muchos peruanos han estado confundidos con lo que es el Comando Vacuna. Algunos pensaron que era una extensión del Comando Covid 19 creado por el Estado o que tenían el encargo del Gobierno de negociar y traer la vacuna al país. Nada más lejos de la realidad. Comando Vacuna son 4 ciudadanos peruanos, privados, independientes (ahora 3), totalmente separados del Estado; inmovilizados en sus domicilios en cuarentena y trabajando virtualmente por ser todos adultos bastante mayores, que aspiramos a ser una voz de la Sociedad Civil en el empeño de propiciar la temprana disponibilidad de vacunas que debía adquirir el Estado Peruano para beneficio de nuestros conciudadanos.  Se juntaron en junio de 2020 a raíz de los siguientes artículos de autoría del suscrito y publicados por Lampadia: (a quien le interese puede encontrarlos en la web).

  1. Como superar el déficit de Infraestructura hospitalaria. La rápida adquisición de la vacuna COVID 19, 19 de mayo de 2020
  2. Vacunación COVID 19.  El mundo ya tiene fecha: Setiembre 2020. Y en el Perú (¿?). Publicado el 03 de junio de 2020.

El objetivo fundamental fue informar a la población en general de manera sencilla a través de entrevistas en medios de comunicación escritos y televisados sobre este complejo tema de las vacunas, esperando tener acogida a través de esta difusión y generar una actitud más proactiva hacia las vacunas, que es en definitiva el arma principal de la humanidad para vencer y controlar finalmente al virus. El lector recordará que en aquella época escuchábamos desde nuestro encierro en conferencias de prensa de mediodía, las cifras diarias crecientes de infecciones y fallecimientos de nuestros compatriotas que nos sobrecogían y no se avizoraba la más ligera señal de vislumbrar luz al final del túnel. Nos propusimos:

  1. Lograr colocar en la agenda nacional el tema de las vacunas del cuál no se hablaba
  2. Informar a toda la ciudadanía sobre cómo había evolucionado la ciencia en la investigación y desarrollo de las vacunas a través de la unión de: la Medicina; la Biología molecular; la Bioquímica; la Genética y todas ellas con la Ingeniería Biomédica, de manera que hoy en día las vacunas no se descubren como antes , lo cual demoraba años, sino que gracias a la Ingeniería Biomédica las vacunas ahora se diseñan para lograr los resultados deseados y para ello existen 4 grandes plataformas de diseño, algunas más clásicas y otras de más avanzadas, como las de proteínas virales dentro de nano partículas o las más conocidas como genéticas de ARNm que no utilizan virus inactivados ni adenovirus modificados en vectores virales.
  3. Que al revés de las vacunas antiguas que demoraban años en descubrirse y que la mayoría de ellas no eran exitosas, en este caso la ciencia iba a lograr que todo fuera distinto y que antes de terminar el año de identificado el genoma del virus, hacia diciembre 2020 ya tendríamos alrededor de 3 a 4 vacunas con uso de emergencia autorizado para administrase de manera masiva a la población del mundo puesto que ya antes había sido declarado como Pandemia. En efecto la primera inoculación de fase clínica en humanos ocurrió el 23 de abril de 2020   en el Reino Unido.
  4. Instar a las autoridades del Perú para que al igual de lo que estaban haciendo otros países del mundo y dado que la demanda iba a exceder en varias veces la capacidad de fabricación para producir vacunas en Pandemia, entren pronto en acuerdos bilaterales con los laboratorios de avanzada para cerrar contratos de adquisición de vacunas, aunque fuera a riesgo de bien futuro , para estar dentro de los primeros países a ser suministrados de vacunas hacia finales de año 2020, tan pronto estas vacunas obtuvieran las respectivas autorizaciones.
  5. Que dadas las circunstancias antes descritas y siendo nuestro país de cifras de población mundial promedio, el Perú estableciera un portafolio de 4 a 5 vacunas a ser adquiridas de distintas plataformas, para no depender de solo una de ellas,  privilegiando de ser posible las de diseño más avanzado como las de ARNm; ello porque como veremos más adelante, eran las que tenían más posibilidades de lograr mayor eficiencia y por sus características no virales sino genéticas de laboratorio, eran más rápido y fácilmente adaptables a variantes y mutaciones futuras del virus.

Como la ciudadanía puede dar fe de ello, agradecemos sinceramente a los distintos medios de prensa escrita y televisiva que con mucha amabilidad nos abrieron sus puertas con innumerables entrevistas y a la ciudadanía por el cariño y credibilidad que nos otorgaron. Sin embargo, lamentamos que nuestro mensaje no fue acogido por quienes tenían que tomar las decisiones por el lado del Gobierno. En algunas ocasiones fuimos tildados hasta de irresponsables por darles falsas esperanzas a la población lo cual – según ellos- iba a motivar que se confiaran y no se protegieran porque pensaban que ya venían las vacunas y así a las demandas de la ciudadanía y medios en general, que siempre pedían más transparencia en la información, las autoridades de ese entonces les replicaban: “estamos negociando”; “no podemos dar detalles por confidencialidad”; “garantizamos estar en primera fila”; “ya  hemos suscrito contrato con COVAX Facility”, que es esta última, el mecanismo multilateral que desde siempre se sabía que la mayoría de esas vacunas iban a venir hacia el 4 trimestre de 2021. Incluso para ese entonces era el único contrato que se había suscrito y efectuado pagos, situación que se mantuvo así hasta el cambio de Gobierno. En ese entonces aún no se había suscrito el Contrato con Sinopharm.

Más aún como es de conocimiento de la ciudadanía, el convenio aprobado en setiembre con Pfizer por 9.9 millones de dosis no se llegó a firmar por temas, que como se vio después eran perfectamente superables y como antes ya lo habían hecho otros países de la Región y en esa misma época se desechó, por declaraciones públicas de la titular del Minsa, expresando que el Perú no iba a suscribir contrato con Astra Zeneca Oxford por “falta de información” ; con lo cual se dejó de lado una oferta que existía de alrededor de 30 millones de dosis. En ambos casos esas dosis, que debimos obtenerlas para el primer semestre 2021 fueron direccionadas a otros países.

EL PRESENTE: Bajo la actual Administración.

Por declaraciones del Presidente Ing. Francisco Sagasti, con el cambio de Gobierno solo se encontró firmado el Contrato con Covax Facility. Se suscribió un denominado Convenio Marco con Sinopharm de China (virus inactivado) por 48 millones de dosis, pero del cual a firme solo se ha contratado a la fecha, según se conoce, un primer envío ya recibido de 1 millón de dosis para iniciar la fase 1 de vacunación y que podrán firmarse otros para envíos de cantidades aun inciertas los siguientes meses. Se procedió felizmente a firmar los contratos con Pfizer por 20 millones de dosis (el doble de lo anterior que se dejó de lado) y con Astra Zeneca por 14 millones de dosis. Estos últimos en su mayoría vendrían el segundo semestre de 2021, aunque el Gobierno informa que están en conversaciones para ver si se puede lograr un adelanto de estas vacunas para el segundo trimestre. Una muy pequeña cantidad de ambas vacunas recibiríamos como parte de una primera entrega de COVAX Facility en marzo y abril del 2021. Asimismo se ha anunciado estar en negociaciones (aún no suscritas) con Johnson and Johnson (vector viral) por 5 millones de dosis (importante porque es la única vacuna de 1 dosis) de las cuales 2 millones llegarían el 2 trimestre;  y de las que a continuación nombramos, que aún no se conocen  cifras totales aproximadas ni cronogramas de entregas; Gamaleya (Sputnik V); Curevac-Bayer, Novavax, Moderna.   

Lo más crítico por razones que explicaremos más adelante son las vacunas que podemos recibir el primer y segundo trimestre de 2021. Para el 1erTrimestre, si se suscriben lo prometido por Sinopharm, llegaríamos el 1er trimestre a 3.0 millones (1.35 millones de personas) y el 2º Trimestre a 9.5 millones de dosis (5.5 millones de personas debido a incluir J&J que es 1 dosis). Este cálculo no considera entregas de Sinopharm el 2º trimestre porque no han sido anunciadas, pero si entregas importantes de J&J y Novavax ambas que aún no se han suscrito.

En Conclusión para el tiempo presente y con el afán de dejar sentadas las bases para contar con las vacunas que permitan superar esta tragedia de la Pandemia y regresar a todas las actividades con ejecución normal para preservar salud y vida de la población, así como el desarrollo económico y social del Perú, es imprescindible que el Gobierno se concentre en garantizar el suministro de vacunas, con cronograma mensual razonablemente cierto de llegadas al país, para que durante todo el año 2021 lleguemos a vacunar entre el 75% a 80% de la población, que estimamos sea el total de personas que desee libremente vacunarse y que el Plan de Vacunación sea ya entregado y en marcha a las nuevas autoridades que resulten elegidas en los comicios del 11 de abril. Ojalá los esfuerzos en esta primera mitad sean tan vigorosos que permitan a nuestra ciudadanía celebrar el Bicentenario como rezan las primeras palabras de nuestro himno patrio: “Somos libres seámoslo siempre” …libres del virus por cierto y del encierro al que estamos siendo sometidos.

EL FUTURO Y LA DERROTA DEFINITIVA DE LA PANDEMIA

No cabe la menor duda que todo evento aciago como el de la presente Pandemia deja lecciones aprendidas para que desde un punto de vista positivo la humanidad haya desarrollado y puesto en funcionamiento las herramientas más avanzadas que la ciencia le otorga para no solo derrotar esta Pandemia, sino estar preparado para las siguientes que puedan venir en el futuro. No me queda la menor duda que el final de la lucha para llegar al control del Covid 19 (Sars-Cov-2) está muy cerca. Este es un virus muy sofisticado, con su propio sistema de control de calidad en su reproducción tan exigente, que promueve la generación de variantes y nuevas cepas en los infectados, que bajan eficiencia en las vacunas, pero que las vacunas de plataforma avanzada están en mejores condiciones de ampliar su espectro respuesta muy rápidamente modificando las secuencias del código y los aminoácidos que contienen los mensajes genéticos de laboratorio y su nuevo reforzamiento de ser el caso.

Asimismo, en la medida en que la mayoría de la población esté vacunada, aún las nuevas variantes y cepas se van a encontrar con organismos mejor preparados y con grado de inmunidad suficientes para muy probablemente no desarrollar enfermedades severas.

El objetivo de los países ahora no debe ser sentarse a esperar para que le llegue la mejor vacuna. Nada más cierto ahora que el dicho: “La espera desespera” y más aún ahora cuando se produce con enormes costos de vidas. Debemos para este momento buscar vacunas seguras (todas lo son en diferentes medidas), que comience a generar pronta inmunidad en la mayoría de nuestra población. No es tarea fácil y ahora aún más complicada por el tiempo que hemos perdido. En la actualidad hay una demanda mundial total comprometidas de 12,848 millones de dosis y una capacidad estimada de producción, incluyendo ampliaciones, que debe oscilar entre 10,000 a 11,000 millones de dosis anuales y tanto es así que vemos que los laboratorios ya están incumpliendo compromisos adquiridos con países y economías del primer mundo que comprometieron y pagaron dosis mucho antes que el Perú.

En cuanto a las vacunas en si veamos en qué situación se encuentran las principales:

A la fecha están en fase pre clínica 181 proyectos de vacunas. Hay en fase clínica 67 vacunas entre fases 1,2 y 3 (casi con similares cantidades en cada fase) y solo 4 aprobadas para su uso (Pfizer; Moderna y las 2 chinas Sinopharm (Pekín) y Sinovac). Sin embargo, hay otras vacunas ya autorizadas para su uso temprano o limitado donde se encuentran: Astra Zeneca; Gamaleya; CansinoBio.

Ciertamente dentro de las que están en fase III (3) y que aún no tienen aprobación pero que la tendrán próximamente están las de; Johnson and Johnson ( vector viral con resultados bastante buenos en las pruebas por ser de una sola dosis y muy eficientes para prevenir enfermedad severa); Curevac Bayer (Alemania) que es ARNm (Estas dos últimas debían interesar mucho al Perú ya que una de ellas , la de Johnson es una dosis y logrará autorización a mediados de marzo y la Curevac, que está haciendo fase III en Perú (35,000 a nivel mundial de las cuales 6,000 son en Perú) y que probablemente entre abril y mayo podría estar solicitando autorización a nivel mundial.

Todo parece indicar que muchas de las 25 que están ahora en fase II (salvo las que estén vinculadas a laboratorios muy potentes como la de SANOFI GSK), se pueden quedar allí. Por lo menos esto ocurrirá hasta que encuentren alguna autorización de que puedan hacer pruebas con menos voluntarios y a su vez correlacionar con datos de otras vacunas y ensayos propios sobre el nivel de anticuerpos necesarios para garantizar inmunidad. El problema actual es la dificultad de encontrar voluntarios cuando ya hay gran cantidad de vacunas en circulación a nivel mundial, con lo cual se pierde el incentivo de los voluntarios por tener ya disponibles vacunas a las cuales puede llegar con certeza y a la gran cantidad de población que va a estar inmunizada y con defensas muy altas a finales del 2021, lo cual va a bajar el nivel de contagios considerablemente. Cuando esto se produzca la guerra con este virus –reitero- va a estar bajo control y probablemente tenderá a desaparecer y aún por más que mute sus efectos serán cada vez menores. Así será como la humanidad los controlará.

Si bien he ilustrado como ocurrirá finalmente el triunfo de la humanidad frente a esta guerra contra el Sars-Cov-2, en la presente batalla el Perú ya no debe esperar a tener la mejor vacuna disponible sino aquella que más pronto nos permita lograr una importante inmunidad inducida y para ello lo mejor es obtener la que más rápido podamos adquirir sin ninguna duda. Ya habrá tiempo más adelante de ser más selectivos para que en las futuras dosis y refuerzos migrar hacia mejores plataformas de vacunas, que permitan en los años venideros tener una cobertura más amplia y flexible hacia nuevas variantes y cepas o hasta para nuevos virus de esta familia.

Para ello es recomendable que en esta primera ronda de vacunación y conforme lo realizan los países más avanzados, garanticemos en este año tener disponible un stock de vacunas por encima de 35% a 40% de la población, objetivo debido a que es muy probable que ya existan en unos meses más: la autorización para niños y adolescentes; compatriotas que hoy manifiestan que no se vacunarían pero que cambiarán de opinión y la eventualidad de necesitar un refuerzo antes de fin de año, en el caso que baje el grado de inmunidad de aquellos que han recibido las dosis de la vacuna de virus inactivado en los meses de: febrero, marzo y abril, ofreciéndoles la posibilidad de migrar hacia vacunas de plataforma de diseño más avanzadas. El mercado de vacunas disponibles va a estar muy congestionado durante todo el año 2021 y la primera parte del 2022.

Esta aciaga experiencia ha permitido que la ciencia, la Medicina; la Biología Molecular; la Bioquímica; La Genética y la Ingeniería Biomédica, actuando en conjunto estén mucho más preparadas para el futuro. Ojalá nuestras autoridades tomen conocimiento y conciencia de ello y los nuevos candidatos no solo ofrezcan que van a luchar contra la Pandemia, sino que también se ilustren con estos conceptos de cómo será esta derrota y control del virus y eviten cometer los errores incurridos en el pasado. Luchar y derrotar este enemigo es tarea de todos. El camino está ya trazado. Lampadia




¡Precipicio a la vista!

¡Precipicio a la vista!

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 21 de agosto de 2020
Para Lampadia

El país es un desmadre. Cada uno hace lo que le da la gana. Los contagios y muertes por COVID 19 suben y suben sin parar. La economía… es decir, las ventas de las empresas y el empleo están en caída libre. Cientos de miles de micro y pequeñas empresas han quebrado. Y millones de peruanos – más de 6 millones, dicen algunos – han perdido su trabajo.

La pregunta es ¿alguien gana con todo este desmadre? ¿Cómo podría alguien ganar en medio de esta crisis? Pues bien… la respuesta es que sí hay ganadores.

  • El narcotráfico y la corrupción ganan.
  • Ganan la delincuencia y la agitación social.
  • El terrorismo también gana.
  • Incluso, la burocracia estatal gana. Los burócratas tienen su remuneración asegurada… a pesar de la cuarentena.
  • Y el populismo político… ¡qué quieren que les diga! Los caudillos populistas – los caciques de la política – están en su garbanzal.

Conclusión: no son pocos los que ganan con este desmadre.

Por eso tenemos que ser firmes en nuestras críticas al Gobierno. El manejo gubernamental de la pandemia es un fracaso. Un fracaso sanitario. Un fracaso económico. Y consecuentemente, un fracaso social. Ahora bien… así como debemos ser críticos con el Gobierno por el pésimo manejo de la pandemia, al mismo tiempo debemos estar firmemente comprometidos con la solución de la crisis.

La propuesta de Jaime de Althaus de conformar un comando COVID para Lima va en ese sentido. Pero yo lo extendería a todo el país. La situación de la pandemia en Ica es también dramática. Y lo mismo ocurre en varias otras regiones. Articular – desde la sociedad civil – todos los recursos existentes; públicos, privados, sociales y de la academia. Y coordinar con el Gobierno todo el manejo de la pandemia. Obviamente, previo consentimiento del Gobierno.

A ese respecto, el modelo a seguir es Uruguay. En vez de enfrentamiento políticos inoportunos y absurdos; en Uruguay, todos los actores claves confluyeron para atender y resolver la pandemia de manera integral.

El presidente Lacalle de Uruguay – a diferencia del nuestro – supo rodearse de los más calificados científicos del país… sin afiliaciones políticas partidarias. En Uruguay se produjo un alineamiento sin precedentes entre el Gobierno, el sistema científico, la academia, el empresariado, y la ciudadanía en general. Así fueron capaces de detectar y rastrear el virus como ningún otro país lo pudo hacer.

La educación cívica y la participación ciudadana jugaron un papel clave. La gente se quedó – mayoritariamente – en casa, a pesar de que no hubo cuarentena obligatoria. Los que tenían que trabajar para ganarse el pan del día, lo hicieron… sin sanción alguna de parte de las autoridades. Libertad con responsabilidad… esa fue la clave del éxito uruguayo frente a la pandemia.

Desde que se declaró la emergencia sanitaria el 13 de marzo pasado – hasta el día 22 de agosto – el país sudamericano apenas había registrado 1,485 positivos del virus y 40 muertes. Por otro lado, Uruguay es el primer país latinoamericano en poner en marcha la vuelta a las aulas, pese a la pandemia. ¡Envidiable y admirable!

Y volviendo al tema de los politiqueros, es increíble ver – y escuchar – a algunos atribuir al “modelo neoliberal” el fracaso del Gobierno frente a la pandemia. Expropiar todas las clínicas y farmacias privadas… proponen estos oportunistas de la política. Incluso, llegan a decir que el Gobierno está siendo manejado por grandes grupos empresariales. Y que por eso estamos como estamos.

Así es… aunque parezca mentira. La semana pasada participé en un debate – con Vladimir Cerrón – convocado por un grupo estupendo de estudiantes de la Universidad Nacional del Altiplano en Puno. Y lo vi y oí – vía zoom – con mis propios ojos y oídos. Aparte de las expropiaciones antes indicadas, el susodicho exigió seguir los modelos de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

A eso me refiero. Los caudillos populistas – los caciques de la política – están en su garbanzal. Ellos – junto con los corruptos, narcotraficantes, terroristas, agitadores sociales, y todos los demás – ganan con este desmadre.

Es – pues – hora de actuar. Es hora de sumar y colaborar. Es hora de corregir el rumbo. Porque estamos avisados… ¡precipicio a la vista! Lampadia




Una estrategia sanitaria potente y conjunta entre gobierno y sociedad civil

Pruebas moleculares masivas podrían llegar en 10 días
Entrevista de Jaime de Althaus en Lampadia

Omar Neyra explica en esta entrevista qué estrategia deben seguir el gobierno y la sociedad civil en conjunto para derrotar a la pandemia. Se trata de buscar e identificar a los infectados y a sus contactos, aislarlos y alimentarlos, para cortar la cadena de contagios, con la participación del empresariado para dar capacidad logística, y de las propias organizaciones vecinales o barriales que cumplirían varios roles (educación, control, ollas comunes, etc.), conectando a las empresas con esas organizaciones. Esto supone aplicar masivamente pruebas moleculares, que pueden estar en el Perú en 10 días. También se trata de lanzar una gran campaña de comunicación inteligente para orientar las conductas, usando incluso los celulares. Y anuncia una iniciativa de la sociedad civil con una central para recibir todas las ayudas y los aportes y canalizarlos donde se necesite.

Lampadia




Ensayo sobre la ceguera

Ensayo sobre la ceguera

Enver Figueroa
Para Lampadia

Mientras oía a Martín Vizcarra y sus ministros hablar de las medidas que contemplaban para este periodo post-cuarentena, donde en realidad seguiremos en alguna medida bajo cuarentena, no pude evitar recordar la impresionante novel de Saramago “Ensayo sobre la ceguera”.

Las medidas coercitivas siempre se cumplen poco o nada y, por eso mismo, eventualmente devienen en represivas y la gente termina sublevándose totalmente contra ellas. Al parecer los miembros del Ejecutivo no han leído esa monumental novela, pero tampoco parecen conocer nada de la abundante producción científica que desde hace meses orienta las decisiones de varios gobiernos extranjeros para detener el avance del COVID-19 y que les está dando resultado.

A diferencia de países como Noruega, Suecia, Italia, República Dominicana y Uruguay, que nunca llegaron a tener picos de contagio tan altos y que hace casi dos meses lograron torcer la tendencia de sus curvas de contagios nuevos diarios, el Perú ha aplicado solamente la estrategia de la cuarentena y las restricciones obligatorias generalizadas con los peores resultados posibles: los contagios siguen aumentando y la economía está destruida.

Mientras el número de contagiados y fallecidos sigue creciendo, a pesar del grosero y deshonesto intento del gobierno de mostrar que los contagiados bajan al reducir desde hace casi un mes el número de pruebas diarias, lo que no cambia es la actitud del gobierno: torcer la realidad para justificar su posición, torcerla tanto hasta el extremo de decir abiertas mentiras, como lo de la inexistente “meseta” hace aproximadamente un mes.

La sistemática negativa de los miembros del gobierno a modificar su estrategia del garrote y el miedo, se explica en parte por la ignorancia, pero también por un sesgo cognitivo muy frecuente: el sesgo de confirmación. La investigación psicológica aplicada a la toma de decisiones reveló desde los años 60 que las personas tienden a aceptar hechos y datos que confirman sus creencias pre-existentes, en tanto que descartan aquellos que las contradicen.

Impresiona ver cómo la evidencia abrumadora del aumento en el número de contagiados y fallecidos no persuade al gobierno de que ha ejecutado por casi 4 meses una estrategia errada o, al menos, inadecuada. Es obvio, ¿no? Si hubiera sido la estrategia correcta, el país no estuviera en la situación que estamos. A primera vista este artículo puede ser visto como una crítica, y lo es. Precisamente esa es la función de la crítica, mostrar la perspectiva no vista, el análisis no hecho para, con ello, lograr una mejor toma de decisiones. La resistencia del gobierno a la crítica, sobre todo cuando la evidencia es abrumadora en su contra, revela no solo ignorancia y la prevalencia del sesgo de confirmación, sino también un delirio de soberbia propio del poder y más cuando este llega muy rápido, sin haber seguido el camino sacrificado de la construcción democrática.

De hecho, en este momento el país también vive una real falta de democracia. Tenemos un Congreso que aprueba los decretos de urgencia y le da facultades legislativas al Ejecutivo para poder los congresistas dedicarse a fraguar leyes que estiren la duración de su curul más allá de julio de 2021, en una especie de pacto tácito donde lo que sobre es la traición a la voluntad popular. Esta falta de balance de poder real refuerza el sesgo de confirmación de Vizcarra y sus ministros. Solo esperemos que las personas que tienen circunstancialmente el manejo del Estado tenga Ia sensatez de entender que su poder  es sólo temporal y que su reticencia  a reconocer  errores  viene  costando  vidas y el empobrecimiento de millones de peruanas.  La historia al final siempre juzga. Lampadia




¿Como se esconde un fracaso?

¿Como se esconde un fracaso?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Esconder sus fracasos políticos es el primer recurso del gobernante inepto. Pero el más perverso, es atribuírselo a otros.

Desde el 01 de mayo de 2020, en Lampadia (¿Hasta cuando? – Hasta que la verdad sea la principal herramienta de la política), mostramos que la salud había sido un mero relleno en la agenda gubernamental ocupada en el control de los otros poderes del Estado, que los 80 hospitales ofrecidos por Vizcarra a inicios del 2019 no se construyeron, que el 2019 el Ministerio de Salud sólo ejecutó el 41.2% del presupuesto de obras, que el gobierno no se había preparado para la llegada de la pandemia sino hasta que llegó el primer contagio y que la sobre exposición mediática del presidente y sus ministros durante la cuarentena sólo eran la cortina de humo para ocultar un fracaso que era evidente desde abril.

Esta semana, cuando el fracaso ya es reconocido hasta por los alcahuetes del gobierno en los medios que lo han apañado desde el referéndum del 2018, cuando estamos en el 7mo lugar mundial, cuando los contagios superan los 268,000 casos, los muertos oficialmente declarados se acercan a 9,000 y hemos destruido nuestra economía y desempleado a medio país, el gobierno ya no puede esconder su fracaso y se ve obligado, una vez más, a atribuírselo a otros.

Al inicio de esta crisis, le atribuyó las malas condiciones del sistema de salud a la corrupción, el mantra con el cual adormece a la ciudadanía que ve la paja en el ojo ajeno, pero no ve la viga en el propio. Con ello, calló, escondió y disimuló los 80 hospitales no construidos, la pobre ejecución presupuestal del 2019 en salud y la falta de preparación para la pandemia.

En medio de la crisis, cuando la meseta no llegaba, cuando las medidas no surtían efectos y eran contraproducentes, le atribuyó la responsabilidad a los peruanos pobres que tenían que salir a la calle a conseguir el pan para sus familias.

Ahora, cuando las cifras del fracaso ya son evidentes, hay que buscar nuevos culpables.  Hay que construir enemigos falaces contra quienes luchar, a quienes atribuirle el fracaso, sobre quienes el pueblo descargará su frustración. Estatizar, intervenir o expropiar las clínicas privadas sólo es eso, el perverso recurso de atribuir a otros la responsabilidad de la inepcia. Un paso más en el libreto autoritario que muchos no han querido ver.

Pese a que en el Perú la única inmunidad que parece haber logrado en el pueblo este gobierno es la inmunidad a la data, al narcotizarlo con información inexacta y campañas muy bien pauteadas, mostraremos a continuación algunas cifras que demuestran que la expropiación de las clínicas no es ni el problema, ni menos la solución:

  • El Perú, según el Repositorio Único Nacional de Información de Salud del Minsa, tenía a inicios del 2019 la cantidad de 51,328 camas hospitalarias, repartidas de la siguiente forma:
    • MINSA y Gobiernos Regionales            28,493
    • ESSALUD                                                9,640
    • Otras entidades públicas y privadas      13,195
  • Según el reporte de la Sala Situacional del Covid del MINSA, hoy 26 de junio hay 10,587 pacientes hospitalizados, es decir el 20% de la capacidad hospitalaria del país. Si revisamos la cifra, a nivel público (Minsa, Essalud y FFAA y PNP) hay 9,357 hospitalizados, lo cual representa alrededor del 23% de la cantidad de camas de ese sector.
  • Según este mismo reporte, toda la disponibilidad de UCIs incluida la de las clínicas privadas ya está prácticamente agotada, quedando únicamente UCIs disponibles en ESSALUD (56) y en los Gobiernos Regionales (62).

Esta información confirma que la intervención de clínicas no es ni el problema, ni será la solución. Solo es el chivo expiatorio de hoy.

¿A quién se buscará culpar mañana?  ¿A quien apuntarán mañana sus baterías el Ejecutivo y sus cómplices los congresistas para atribuirle la culpa de este fracaso?

¿A las farmacias?, ¿a los bancos? ¿a las bodegas de la esquina? …………………….

A cualquiera, mientras la ciudadanía no advierta el embuste autoritario del cual somos víctimas. Lampadia




La hora de una estrategia conductual para formar hábitos

La hora de una estrategia conductual para formar hábitos

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Hoy se abren los conglomerados y centros comerciales y en 9 días más se levanta la cuarentena. Es obvio que la pandemia puede repuntar mortalmente si es que la población no ha interiorizado profundamente los comportamientos que permiten prevenir los contagios, sobre todo el distanciamiento social y el uso de la mascarilla. Es decir, si no los ha convertido en hábitos incluso inconscientes.

Para eso no basta con la adopción formal de protocolos o con las indicaciones del presidente o del gobierno. Hace falta una estrategia de cambio conductual orientada a inducir esos comportamientos para que se produzcan de manera automática, natural.

Esa estrategia existe. En el Perú ha sido diseñada por el economista conductual Enver Figueroa, sobre la base de intervenciones que en ese sentido se han realizado en Italia, China, Reino Unido, Suecia y Noruega, y de los resultados de la “Encuesta de respuestas COVID-19 para entender el comportamiento” (SCRUB) realizada por especialistas de ciencias del comportamiento de 50 países, liberada por BehaviorWorks de la Universidad de Monash de Australia.

Esa encuesta se ha realizado en tres momentos distintos y llega a conclusiones tales como que quienes cumplen menos las recomendaciones son los hombres menores de 30 años, que el cumplimiento se reduce con el tiempo, que influye mucho en el incumplimiento la norma social (si otros salen de su casa, yo también) y el rechazo a la imposición o a los mensajes coercitivos (crowding out), y el simple olvido (de no tocarse la cara o de ponerse la mascarilla, por ejemplo).

Enver Figueroa explica que los seres humanos toman 35 mil decisiones por día de las cuales el 99,7% son automáticas, y que toma muchos días desarrollar un hábito. Señala que el recuento diario de contagiados y fallecidos no forma hábitos, tampoco el culpar a los “indisciplinados”. 

Respecto de las reglas que debemos cumplir para no contagiarnos, hay algunas, como lavarse las manos y cubrirse al toser, que son antiguas, nos las han enseñado desde chicos y están en el plano inconsciente, aunque no necesariamente en toda la población. En cambio “quédate en casa”, “mantén 2 metros” y “no tocarse la cara”, son reglas nuevas que están en el plano consciente, que solo las aplicamos luego de un esfuerzo consciente. Se trata de convertirlas en hábitos inconscientes precisamente.

La idea entonces, explica Figueroa, “es inducir los comportamientos inconscientes, con mensajes no impositivos, que sean aceptados”. La herramienta clave acá es el celular, que permite mediante el chip GPS que tiene incorporado, identificar los patrones de desplazamiento de las personas y a partir de ellos enviarles mensajes de texto o WhatsApp que las induzcan a los comportamientos recomendados.  

Figueroa explica que así fue como Noruega atenuó considerablemente la propagación del COVID-19. Reino Unido envía 2 millones de SMS y MMS por semana. La empresa X-Mode de EEUU envía más de 60 millones por mes.

Figueroa tiene el apoyo de la Universidad de Monash y de especialistas de Reino Unido e Italia que aportarán su experiencia, y del BID. Pero requiere que el gobierno (Ministerio de Salud) acepte implementarla. Y hasta ahora no ha tenido éxito en ese cometido. No es de extrañar. Lo mismo ha ocurrido con propuestas relativas al seguimiento de contagiados y sus contactos, por ejemplo.

Requeriría entonces del apoyo de empresas privadas, comenzando con las de telecomunicaciones, que acepten llevar a cabo un estudio piloto para probar la efectividad de los mensajes, que se comprobaría si las personas receptoras salen menos a lugares concurridos y cuando están en ellos mantienen la distancia necesaria respecto de los demás.

Esta estrategia es absolutamente vital para que la apertura de la economía y el levantamiento de la cuarentena no produzcan un rebrote letal de la pandemia en el país, que tendría consecuencias aún más catastróficas para la vida y la economía de los peruanos. Tenemos que llevarla a cabo. Lampadia




“No podemos aislar y abastecer a 5 mil familias de contagiados diarios”

Anuncia cambio de estrategia

En esta entrevista el general Carlos Chávez Cateriano, jefe de Estado mayor del Comando Conjunto y coordinador del grupo Te Cuido Perú, afirma que es imposible aislar, atender y abastecer a 4 o 5 mil contagiados diarios y sus familias, que era la idea inicial, y que por eso se está reorientando la estrategia hacia proteger a las poblaciones vulnerables en las zonas de mas alto riesgo de contagios, cosa que ya ha comenzado con un censo y empadronamiento en el barrio de Manzanilla. Una estrategia defensiva. Nosotros creemos que sí es posible ejecutar la idea original si es que se convoca a empresas del sector privado que poseen redes de distribución de alimentos que llegan a todos los rincones, y si se trabaja con plataformas geomáticas adecuadas para hacer el monitoreo que existen en el sector privado.  

Lampadia




Hubiéramos podido salvar cientos de vidas

Hubiéramos podido salvar cientos de vidas

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El viernes pasado la población recibió con estupor el anuncio de que la cuarentena se prolonga nada menos que hasta ¡el 30 de junio! Por supuesto, el gobierno le enrostra la culpa a la población, entre otras cosas por haber roto la cuarentena, algo que hará ahora con más necesidad. Pero no hace una autocrítica. Le exige a los peruanos y a las empresas más esfuerzo aun, pero no ha hecho ni hace lo que le corresponde hacer para cortar la cadena de contagios, aislando y abasteciendo con alimentos a las familias de los contagiados.

Esa es la función del programa Te Cuido Perú, a cargo del ministerio de Defensa, que empezó a operar el 14 de abril -ya tardíamente-, hace un mes y medio. Al 14 de mayo, un mes después, había logrado monitorear y abastecer con alimentos a 6,353 familias, a razón de 613 por día en los últimos diez días. A ese ritmo, no llegarían nunca a atender a las cerca de 50 mil familias de contagiados de los últimos 14 días, que es lo que deberían hacer. Si lo hicieran, no sería necesaria la cuarentena.

Evidentemente ese vital programa ha fracasado hasta el momento, y no encontramos a nadie en el gobierno que dé una explicación. El ministro de Defensa tocó el tema en la conferencia de prensa, pero no dio ninguna. A nuestro juicio, dos son las razones. La primera, que Indeci, que reparte las canastas, carece de la capacidad logística requerida, y no se les ha ocurrido convocar a empresas privadas que poseen redes de distribución de alimentos y bebidas que llegan hasta los más escondidos rincones del país. Es el solipsismo. Creer que lo pueden hacer todo por sí mismos.

Y la segunda es que, aunque se anunció una plataforma digital geo-localizadora para manejar la estrategia, ésta en la práctica no existe o no funciona. Lo increíble y punible es que el gobierno ha recibido el ofrecimiento de varias de estas plataformas y las ha desechado. Hace casi 50 días, Leopoldo Monzón de Proesmín presentó ante el Comando Covid un software que contiene la base de datos geo-localizada más completa que hay en el Perú, con funcionalidades para llegar y monitorear a cada uno de los contagiados y organizar la acción del Estado en torno a ellos. No recibió respuesta.

Más grave aún es lo siguiente: el 21 de marzo, hace más de dos meses, Manuel Delfín Mujica, ciudadano peruano canadiense, experto en la implementación de soluciones tecnológicas basadas en la Geomática para el desarrollo de mapas inteligentes, y dueño de SmartGroup, envió una carta al ministro de Salud y al presidente de la República ofreciendo a título gratuito ese software, que hubiera permitido geolocalizar a todos los infectados, hacerles un seguimiento, saber si salen o no y monitorear el abastecimiento de alimentos a sus casas para que no salgan y la distribución de los recursos y personal en función de la localización de los contagiados.   (Ver: https://www.youtube.com/watch?v=01oym5NylxU&feature=youtu.be).

No recibió respuesta. Quien sí acogió la solución fue la Marina de Guerra del Perú, que la usa para monitorear y dirigir la operación de sus efectivos y vehículos en la lucha contra la pandemia y para atender a sus contagiados, algo que la Policía Nacional, por ejemplo, necesitaría a gritos para cuidar a sus más de 6,000 efectivos COVID 19 positivos. Lo increíble es que estando Te Cuido Perú a cargo del ministerio de Defensa, no se haya podido adoptar esta herramienta que ya tenía en uso La Marina, que depende del mismo ministerio.

Y esto pese a que el 29 de marzo el equipo de Delfín le hizo una presentación al Ministro de Defensa. Le pregunté al ministro por qué La Marina tenía ese instrumento y no Te Cuido Perú, y su respuesta fue: “He recibido la exposición de los diseñadores de este programa, pero tiene una limitación de seguir solamente cerca de 50,000 usuarios. La próxima semana con el Gobierno Digital relanzaremos con Te Cuido Perú una potente plataforma de Corea del Sur para seguimiento y geolocalización”.

Pero Manuel Delfín me explicó que la cifra de 50,000 la puso el ministerio porque en ese momento se calculaba ese número como máximo de contagiados. En realidad, el sistema permite muchísimo más. “Con esta plataforma se puede seguir a millones de personas. No tenemos limitaciones tecnológicas para hacerlo. En la negociación, nos pidieron 60,000 por el mismo costo, a lo cual accedimos”.

¿Qué pasó? Al parecer las negociaciones siguieron con la Secretaria de Gobierno Digital, Marushka Chocobar, que, según la gente de Smart Group, les pidió una propuesta con las características técnicas de su plataforma mientras avanzaba con Corea de Sur una adaptación al Perú del software coreano. Con este último se lanzó la aplicación “PerúEnTusManos”, que en realidad ha tenido poca utilización práctica en Te Cuido Perú, porque carecía de las funcionalidades necesarias. Parece que ya las estaría construyendo. Por eso el ministro nos responde que esta semana con la Secretaría de Gobierno Digital “relanzaremos con Te Cuido Perú una potente plataforma de Corea del Sur para seguimiento y geolocalización”.

Según Marushka Chocobar, la ventaja de la solución coreana es que es gratuita y queda de manera permanente para el Perú. El problema es que hemos perdido dos meses. La aplicación de SmartGroup (así como la Monzón), ya estaba lista y plenamente aplicable al Perú dos meses atrás. Por eso es que la Marina la usa. ¿Cuántas vidas hubiésemos salvado en estos dos meses? Es imperdonable.

Lampadia




De la concentración a la desconcentración

De la concentración a la desconcentración

Juan Infante Alosilla
Para Lampadia

Pensemos en los próximos 24 meses.

Con el virus rondando por todas las ciudades. ¿Creen ustedes que los mercados de abastos tienen condiciones para garantizar los requerimientos de bioseguridad necesarios para evitar el contagio?

Yo no.

La infraestructura de la mayoría de los mercados de abastos no permite implementar las medidas básicas sugeridas por las autoridades de salud. Pretender hacer pequeños cambios en los mercados, es jugar con la salud de comerciantes y vecinos de las ciudades y, sobre todo, condenar al país a avances y retrocesos en el control del contagio.

En este artículo señalo por qué.

Para garantizar las medidas de seguridad hay que desconcentrar el comercio. Hay que pasar del conglomerado comercial a la desconcentración. No tenemos opción. Vienen 24 meses distintos. Las necesidades de consumo no han cambiado, son las mismas de siempre, siendo así, debemos desarrollar una logística e infraestructura que se adecúe a los requerimientos de bioseguridad para el comercio mayorista y minorista de productos.

Las actividades esenciales

El gobierno autorizó -desde el inicio de la cuarentena- unas cuantas actividades económicas, considerándolas esenciales, lo que permitió que funcionen algunos centros de salud, todas las agencias bancarias, los mercados de abastos, supermercados, bodegas y farmacias.

Al pasar de los días, parte de los espacios donde se desarrollaban estas actividades esenciales fueron considerados centros de contaminación y contagio de la Covid-19. La frase del presidente Vizcarra: “uno va al mercado a comprar y de paso se lleva el virus”, grafica esta situación.

En esa línea, pudo decir también: “uno va al hospital y de paso se lleva el virus”, “uno va a las agencias bancarias en ciudades y distritos donde hay muy pocas y de paso se lleva el virus”. Pero no sucede lo mismo con las bodegas y farmacias. Uno no se contagia ahí, aunque quizás, el bodeguero y el farmacéutico puedan haber cogido el virus.

El contagio tampoco ocurre en las agencias de los bancos si vives en una zona donde hay muchas y, además, tienes cajeros distribuidos en los grifos y buena conectividad de internet, es decir, en unos cuantos distritos de Lima.

¿Cuál es la lección? La desconcentración evita el contagio, miles de farmacias y bodegas no son centros de transmisión del virus porque permiten el respeto de la distancia entre una y otra persona. Pero ahí donde hay aglomeración de personas eso se torna imposible.

Las medidas de bioseguridad

Las medidas de bioseguridad no son muchas, ni complicadas de respetar, si uno tiene las condiciones para hacerlo. Nos piden a todos:

  • Guardar más de un metro de distancia entre una y otra persona.
  • Lavarnos las manos con frecuencia.
  • Usar mascarillas.
  • No agruparnos con otras personas.

Si cumplimos con estas simples medidas, difícilmente nos contagiaremos.

Los mercados mayoristas

La actividad y la infraestructura de los mercados mayoristas, tal como están planteadas, no permiten cumplir con las simples medidas de bioseguridad que detienen el contagio. Hay que aceptar esta realidad.

Todas las regiones del país, dependen de sus mercados mayoristas para abastecer no solo a la población de la ciudad donde están instalados, sino a sus provincias y distritos. Además, en Lima, los mercados mayoristas se convierten en centros de redistribución con alcance nacional y en algunas otras ciudades del país hay mercados con influencia macro-regional.

En los mayoristas el flujo de comercio es muy intenso y se da, principalmente de madrugada.

Centenares de choferes de los camiones que ingresan la mercadería que abastece a los mayoristas se reúnen, miles de trabajadores entre estibadores (las personas que descargan la mercadería de los camiones), cargadores manuales (las personas que trasladan la mercadería en las carretillas) y ayudantes en los puestos laboran chocándose unos con otros, apretujados entre los camiones y en los pasadizos de los mercados mayoristas de fruta y lo mismo ocurre en el más espacioso mercado de Santa Anita. La realidad en los terminales pesqueros, con sus variantes, es parecida.

El tamaño de los puestos no permite el distanciamiento entre quienes están trabajando en ellos. Entre cajas y sacos, queda muy poco espacio para las tres o cuatro personas que trabajan en cada puesto. Además, hay nula distancia entre puesto y puesto. Y no hay manera de que los clientes hagan una cola ordenada, respetando la distancia requerida.

Súmenle la muchedumbre de comerciantes minoristas que van a comprar. Sus transportes de ida y de vuelta. La congestión en los estacionamientos. Los negocios colaterales que aprovechan la concentración de gente para vender alimentos preparados a la multitud laboriosa.

Esta es la realidad que tenemos que aceptar:

  • No hay manera de tener distancia social. La muchedumbre es un río caudaloso. Los comerciantes minoristas presionan y demandan velocidad. Tienen que llevar la mercadería a sus respectivas tiendas. Todos se aglomeran y topan unos con otros.
  • No hay caños para lavarse las manos en los puestos. Los baños son muy pocos y están lejos de los comerciantes y trabajadores. Además, cobran por el ingreso a los servicios higiénicos. Todo está hecho para que no vayas al baño y no te puedas lavar las manos.
  • En la prisa, no hay –lamentablemente- disciplina para llevar la mascarilla y no tocarse la cara.
  • Todo es en efectivo. El intercambio de dinero es constante. Fluye de una mano a otra. Con guantes o sin guantes, te vas a agarrar la cara, la nariz, los anteojos, los ojos.

La solución es desconcentrar esos mercados. Dividirlos en unidades más pequeñas que se muevan a otros espacios con estructura apropiada para cobijarlos en los próximos 24 meses. Pasar del gran conglomerado al mini conglomerado de venta al por mayor.

Esto permitirá repartir el flujo de camiones con mercadería que llegan de las provincias, estibadores, cargadores, comerciantes mayoristas, ayudantes, comerciantes minoristas, camionetas, combis y station wagons de carga, en muchos más puntos.

Repartiendo el comercio mayorista, se reduce el aforo que hoy se ve en cada uno de los actuales conglomerados mayoristas, y, por tanto, se baja la velocidad requerida para las transacciones, lo que permite respetar las normas de distanciamiento e higiene básicas.

¿Qué se requiere para desconcentrar los mercados mayoristas en Lima?

Veinte terrenos amplios ubicados en lugares donde no se forme un embudo de entrada ni de salida de camiones y vehículos menores. Tienen que ser espacios donde se puedan instalar entre 100 y 150 comerciantes mayoristas, con puestos dos o tres veces más grandes que los que tienen ahora, cada uno con un sistema de agua y desagüe (es fácil y rápido hacer una infraestructura temporal que lo permita).

Esto no es difícil y en menos de una semana podemos montar este esquema si aceptamos la tarea.

Los mercados de abastos (minoristas)

La gran mayoría de los mercados de abastos tampoco pueden cumplir con las medidas de bioseguridad exigidas. Además, buena parte de los puestos de cada mercado minorista está cerrada porque su actividad no es la venta de alimentos. Esos comerciantes están desesperados y presionando porque también los dejen funcionar.

Los pasadizos en la mayoría de estos mercados son estrechos, es difícil que los clientes hagan cola dentro del mercado, delante de cada puesto y respetando el distanciamiento social. Los puestos son pequeños, generalmente tienen la mercadería amontonada y por lo menos dos personas los atienden, siendo imposible que guarden la distancia adecuada. No hay caños para lavarse las manos. Los comerciantes y sus ayudantes están usando un par de guantes para toda la jornada laboral y las transacciones son solamente con dinero en efectivo.

Un mercado es hoy un espacio cerrado con una sola puerta de acceso, para entrar hay que hacer cola y esto desespera, lo que puede llevar a un descuido y un relajamiento en el cumplimiento de las pautas de bioseguridad que cada persona está llamada a respetar.

Mi conclusión es que la gran mayoría de mercados minoristas, no están ni estarán en condiciones de cumplir con las normas de bioseguridad y si pensamos que los riesgos de contagio se extenderán por los 24 siguientes meses, conviene de una buena vez plantearse un sistema de comercio minorista barrial distinto.

¿Qué se puede hacer con los mercados minoristas?

En el caso de los mercados minoristas hay dos salidas complementarias que pueden funcionar en paralelo. Las dos estrategias implican “dividir” el mercado en unidades más pequeñas, repartidas en el distrito y que permitan a los vecinos caminar menos para abastecerse.

La primera estrategia es habilitar espacios temporales (no itinerantes) con infraestructura apropiada proyectada para resistir 24 meses. Infraestructura de calidad. Donde cada puesto tenga mayor espacio y cuente con un caño con agua y desagüe donde el comerciante y sus ayudantes se puedan lavar las manos (repito, esta infraestructura es fácil de montar).

La segunda, permitir a los vecinos habilitar pronto espacios para alquilar (garajes o espacios con puerta a la calle) a los comerciantes de los mercados minoristas. A todos los rubros, no solo los de comida. Espacios que cuenten con caño y lavatorio para lavarse las manos, ventilación y de tamaño apropiado para un aforo de cuatro personas con el distanciamiento apropiado entre una y otra.

A estas alturas necesitamos todos los productos y servicios que se vendían en los mercados antes de la cuarentena.

UNA OPORTUNIDAD PARA MODERNIZAR LA INFRAESTRUCTURA DE LOS MERCADOS DE ABASTOS A NIVEL NACIONAL

Esta podría ser una oportunidad de oro para modernizar los mercados de abastos en todo el Perú.

Si comprendemos que la inmensa mayoría de ellos no está en condiciones de operar con las medidas de bioseguridad requeridas para no ser focos de contagio, si se integra a la solución a los comerciantes de todos los rubros presentes en cada mercado, si se montan espacios adecuados para que ellos puedan desarrollar su actividad por los próximos 24 meses, se puede dar paso a un programa de renovación de la infraestructura de estos centros de comercio.

Lo merecen los barrios y lo merecen los comerciantes. El Perú puede iniciar un gran programa de renovación de su infraestructura comercial barrial. Veinticuatro meses son suficientes para que emerja en el espacio físico de cada uno de esos mercados, un espacio comercial que se convierta en eje de desarrollo económico local.

Decidido este programa, dotado de fondos para que los comerciantes accedan a un financiamiento con intereses y plazos razonables, será el momento de los arquitectos y luego de las empresas, los ingenieros y los obreros de construcción.

Qué oportunidad hermosa para hacer mercados adecuados, con puestos de tamaño suficiente, con agua para el lavado de las manos, con tanques cisternas, con mejor infraestructura de baños, con pasadizos amplios y buena ventilación, con dos pisos de comercio y espacios para almacenes, talleres y oficinas en el tercer y cuarto piso, con escaleras y ascensores de tamaño apropiado.

Vamos a necesitar reactivar la economía, pongamos en paralelo fondos de crédito por 20 mil millones de soles en manos de los comerciantes propietarios de los mercados. Démosles la oportunidad que crezcan, que inviertan en su desarrollo, que, con su esfuerzo, ayuden a la reactivación económica de sus barrios. Pero que haya una institución que fije los parámetros y que estos no dependan de la discrecionalidad de cada municipio local.

Imaginemos los mercados del Bicentenario. Lampadia




El perjudicial cierre de las escuelas

El perjudicial cierre de las escuelas

En Lampadia: Se generan importantes daños y desigualdad advertimos de los grandes costos que entraña el cierre de escuelas para los países en vías de desarrollo como el Perú, en particular, por el estancamiento de la movilidad social que se genera producto de interrumpir el cierre de brechas de capital humano de los primeros años de escolaridad.

“La reapertura de las escuelas puede parecer un experimento precipitado con vidas jóvenes. De hecho, es un ejercicio de equilibrio de riesgos. Las escuelas son los motores más poderosos de movilidad social en cualquier sociedad. Deje entrar a los niños y déjelos aprender”.

A estos costos, cabe agregar otros de carácter colateral como por ejemplo la pérdida de productividad – y por ende de ingresos – de los padres que, por no poder solventar un cuidador/a, tienen que sustituir horas de trabajo por horas de cuidado de sus hijos. Otro aspecto a tener en cuenta también es que ante una recesión económica, como la que se está produciendo por el covid 19, se generan choques negativos en el gasto de los hogares lo cual produce una menor provisión de adecuada alimentación  hacia los niños, algo que los colegios podían proveer de mejor manera. En muchos casos, por la misma precaria situación económica, los niños podrían verse obligados por los padres al trabajo infantil, exacerbando las desigualdades anteriormente descritas.

Si es que se tiene en cuenta que la evidencia disponible al momento presenta poca letalidad del covid 19 hacia los niños además de una baja probabilidad de contagio de ellos hacia sus familias, se puede concluir que los costos de cerrar los colegios en la presente crisis sobrepasan largamente a los beneficios.

El MINEDU pues debería reflexionar una vez más sobre la decisión del cierre total de escuelas y por el contrario, diseñar un plan progresivo de reinicio del sector, considerando por supuesto ciertos protocolos de seguridad y sanidad que eviten los contagios. Un reciente artículo de The Economist,  que compartimos líneas abajo, presenta algunas ideas sobre cómo podría estructurarse este plan, dividido en varios fases y priorizando en la fase inicial a los niveles educativos más primarios, que es donde la literatura ha enfatizado como fases críticas en los procesos de aprendizaje y que además comprometen el potencial durante toda la vida de las personas. Lampadia

Los niños no están bien
Al facilitar los desbloqueos, los gobiernos deberían abrir primero las escuelas

Los costos de mantenerlos cerrados son demasiado altos

The Economist
30 de abril, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

El covid-19 ha cerrado las escuelas del mundo. Tres de cada cuatro niños viven en países donde todas las aulas están cerradas. La interrupción no tiene precedentes. A menos que termine pronto, su efecto en las mentes jóvenes podría ser devastador.

Durante algunas epidemias es sabio mantener a los niños en casa; son propagadores eficientes de enfermedades como la gripe estacional. Sin embargo, parecen ser menos propensos a la captura y transmisión de covid-19. El cierre de las escuelas puede traer algún beneficio al frenar la propagación de la enfermedad, pero menos que otras medidas. Contra esto, se acumulan los altos costos para el desarrollo de los niños, para sus padres y para la economía.

Algunos países, como Dinamarca, están reabriendo gradualmente las escuelas. Otros, incluida Italia, dicen que no lo harán hasta el otoño. En EEUU, a pesar de los recientes llamamientos del presidente Donald Trump para que se abran las escuelas, la mayoría de los estados planean mantener sus aulas cerradas por el resto del año académico, y posiblemente más tiempo. Eso es un error a medida que los países alivian el distanciamiento social, las escuelas deberían estar entre los primeros lugares para desbloquear.

Considere los costos de excluir a los niños del aula. Ninguna cantidad de crianza en helicóptero o videoconferencia puede reemplazar a los maestros de la vida real o las habilidades sociales adquiridas en el patio de recreo. Incluso en los países mejor preparados para el aprendizaje electrónico, como Corea del Sur, la escuela virtual es menos buena que la realidad.

Los niños más pobres son los que más sufren. Las lecciones de zoom son de poca utilidad si su casa carece de una buena conexión Wi-Fi, o si tiene que pelear con tres hermanos por un solo teléfono. Y mientras que las familias más ricas a menudo incluyen padres bien educados que incitan a sus hijos a hacer su tarea y ayudar cuando se quedan atascados, las familias más pobres pueden no hacerlo.

La escuela también es importante para los padres, especialmente aquellos con niños pequeños. Aquellos que trabajan en casa son menos productivos si se distraen con fuertes lamentos y el misterioso silencio que presagia la mermelada que se extiende en el sofá. Los que trabajan fuera del hogar no pueden hacerlo a menos que alguien se preocupe por su descendencia. Y dado que la mayoría del cuidado infantil lo realizan las madres, perderán terreno en el lugar de trabajo mientras las escuelas permanecen cerradas.

En los países pobres los costos son aún mayores. Las escuelas a menudo ofrecen almuerzos gratis, evitan la desnutrición y sirven como centros para vacunar a los niños contra otras enfermedades. Los alumnos que se quedan en casa ahora nunca pueden regresar. Si el encierro empuja a sus familias a la penuria, es posible que tengan que salir a trabajar. Es mejor volver a abrir las escuelas, para que los padres puedan ganar y los niños puedan estudiar.

La réplica obvia es que cerrar las escuelas trae beneficios. El covid-19 puede ser mortal. Los padres no quieren que sus hijos lo contraigan o se lo den a la abuela.

De hecho, aunque los niños son muy susceptibles a la gripe, el covid-19 es diferente. Dos estudios de China que rastrean los contactos de personas infectadas encuentran que, en el peor de los casos, los niños no tienen más probabilidades de contraer la enfermedad que los adultos, y posiblemente menos. Si lo consiguen, tienen 2.000 veces menos probabilidades de morir que alguien mayor de 60 años.

Tampoco hay evidencia de que los niños que terminan contagiando la enfermedad sean propagadores silenciosos que la transmiten a sus familias. Los investigadores en Islandia y los Países Bajos no han encontrado un solo caso en el que un niño haya traído el virus a su familia. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, la agencia de salud pública de la Unión Europea, dijo la semana pasada que la transmisión de niño a adulto “parece ser poco común”.

Algunas de estas conclusiones se basan en pequeñas muestras. Tal vez no se haya visto a los niños transmitir la enfermedad porque las escuelas cerraron temprano y no porque no representen una amenaza especial. Quizás comenzarán a esparcirlo en el patio de recreo.

Por lo tanto, las escuelas deberían volver a abrir por etapas. Los niños más pequeños deben regresar primero, a guarderías y escuelas primarias. Tienen los cerebros más sedientos y parecen tener el menor riesgo. También exigen la mayor parte de sus padres, ya que pocos han comprendido los principios del aprendizaje autodirigido. Es poco probable que los niños pequeños mantengan su distancia de nadie. Las clases deben dividirse a la mitad para que puedan asistir en días alternos.

Los que se enfrentan a los exámenes deberían venir después. Varios países han cancelado pruebas importantes; otros las han pospuesto. Los estudiantes mayores pueden estar en mayor riesgo que los más jóvenes, pero también son más capaces de seguir nuevos protocolos. El distanciamiento social es posible en las escuelas secundarias, particularmente si se reduce el tamaño de las clases.

Las aperturas escolares deberán ser monitoreadas. Los científicos deben ajustar las reglas si es necesario. Los niños que deben quedarse en casa deben ser contactados directamente por la escuela. Los maestros necesitarán apoyo. Las personas más vulnerables a las infecciones, como los diabéticos, deberían poder enseñar de forma remota. El resto necesitará orientación sobre higiene y el distanciamiento social. Deben ser probados regularmente por el covid-19.

Es comprensible que los gobiernos desconfíen de ser llamados mandones: ningún político quiere dar órdenes que puedan ser ampliamente desobedecidas. Francia está considerando reabrir escuelas pero hacer que la asistencia sea voluntaria. El problema con este enfoque es que puede afianzar la desigualdad educativa. Una encuesta reciente sugiere que el 48% de las familias acomodadas enviarían a sus hijos de regreso; solo el 17% de los pobres lo haría. Bajo el cierre de Gran Bretaña, más de 500,000 niños vulnerables han podido ir a la escuela, incluidos aquellos con necesidades especiales; solo el 5% ha aparecido.

El mejor enfoque sería aplicar las reglas de asistencia de manera sensible. Insista en que la educación es obligatoria, pero no sancione a los padres asustados involuntariamente, especialmente si tienen razones adicionales para temer la infección. A medida que regresen las clases, los padres verán que es seguro y se les ocurrirá la idea de enviar a sus propios hijos. Los gobiernos deberían ayudar a los niños a recuperar las lecciones perdidas con escuelas de verano gratuitas, vacaciones más cortas y días escolares más largos.

La reapertura de las escuelas puede parecer un experimento precipitado con vidas jóvenes. De hecho, es un ejercicio de equilibrio de riesgos. Las escuelas son los motores más poderosos de movilidad social en cualquier sociedad. Deje entrar a los niños y déjelos aprender. Lampadia




El mundo está parado

El mundo está parado

Las medidas de contención frente al avance del coronavirus acometidas por el presente gobierno, a destacar, la cuarentena masiva por 15 días que entró en vigencia el pasado lunes 16 de marzo, son acertadas a la luz de la experiencia de China que parece haber parado en seco el incremento de los casos de contagio. Como comentamos en Lampadia: Podrían morir 125 mil peruanos, si bien los contagios han seguido incrementándose en nuestro país a pesar de la cuarentena, recién a partir de esta semana se podrá ver la efectividad de esta medida dado el tiempo de incubación del virus.

Sin embargo, también es menester señalar que cantar victoria y levantar los estados de emergencia, aún en el gigante asiático, es muy precipitado dada la incertidumbre que puede surgir si se concreta un segundo brote de la enfermedad, no solo producto del contacto que las personas podrían tener con el mundo exterior, sino por el riesgo de que los actualmente recuperados puedan sufrir una recaída (ver Lampadia: La resiliencia de China frente al coronavirus). Esta predisposición de los que ya han sido receptores del virus aún no está comprobada por las investigaciones por lo que aún es una posibilidad latente.

Para ahondar en esta discusión compartimos un reciente artículo de The Economist, que resume un fresco estudio de la prestigiosa universidad Imperial College de Londres que trata sobre la efectividad y los costos de las denominadas políticas de mitigación y supresión, de la cual la cuarentena es parte, implementadas por los países en contra del coronavirus en los últimos días. The Economist destaca además el impacto económico de las medidas tomadas para combatir la pandemia.

“Ha quedado claro que la economía está sufriendo un golpe mucho peor de lo que los analistas esperaban. Los datos de enero y febrero muestran que la producción industrial en China, que se había pronosticado una caída del 3% en comparación con el año anterior, disminuyó un 13,5%. Las ventas minoristas no fueron un 4% más bajas, sino un 20,5%. La inversión en activos fijos, que mide el gasto en cosas como maquinaria e infraestructura, disminuyó un 24%, seis veces más de lo previsto. Eso ha enviado a los pronosticadores económicos al mundo a correr para revisar sus predicciones. Enfrentados a la recesión más brutal en la memoria viva, los gobiernos están estableciendo paquetes de rescate en una escala que excede incluso la crisis financiera de 2007-09”.

Como último punto y probablemente el más importante a destacar del artículo es que los gobiernos deben dar cuenta que las restricciones no pueden ser levantadas permanentemente, ya que, como comentamos al inicio de este artículo, un segundo brote siempre puede ser una posibilidad. Para ello es necesario que se siga haciendo seguimiento en tiempo real de la curva de contagio aun cuando se presume que se haya llegado a un punto de inflexión.

Esperemos que el presente gobierno tome nota de estas recomendaciones por el bien del país de cara a los próximos meses en su batalla con la pandemia del covid-19. Lampadia

Cerrado por el covid-19
Pagando para detener la pandemia

Es probable que la lucha por salvar vidas y la economía presenten opciones agonizantes

The Economist
19 de marzo, 2020
Traducido y comentado por Lampadia

El planeta Tierra se está cerrando. En la lucha por controlar al covid-19, un país tras otro exige que sus ciudadanos eviten a la sociedad. A medida que las economías se tambalean, los gobiernos desesperados están tratando de controlar a las empresas y los consumidores entregando trillones de dólares en ayuda y garantías de préstamos. Nadie puede estar seguro de qué tan bien funcionarán estos rescates.

Pero hay algo peor. Nuevos hallazgos preocupantes sugieren que detener la pandemia podría requerir paradas repetidas. Y, sin embargo, ahora también está claro que tal estrategia condenaría a la economía mundial a un daño grave, tal vez intolerable. Algunas opciones muy difíciles están por venir.

Apenas 12 semanas después de los primeros informes de personas misteriosamente enfermas en Wuhan, en el centro de China, el mundo está comenzando a comprender el verdadero costo humano y económico de la pandemia. Hasta el 18 de marzo, SARS-COV-2, el virus detrás de covid-19, había registrado 134,000 infecciones fuera de China en 155 países y territorios. En solo siete días, eso representa un aumento de casi 90,000 casos y 43 países y territorios. Se cree que el número real de casos es al menos un orden de magnitud mayor.

Asustados, los gobiernos se apresuran a imponer controles que habrían sido inimaginables hace solo unas semanas. Decenas de países, incluidos muchos en África y América Latina, han prohibido a los viajeros los lugares donde abunda el virus. Times Square está desierto, la ciudad de Londres está oscura y en Francia, Italia y España los cafés, bares y restaurantes han cerrado sus puertas. En todas partes, los estadios vacíos hacen eco a las multitudes ausentes.

Ha quedado claro que la economía está sufriendo un golpe mucho peor de lo que los analistas esperaban. Los datos de enero y febrero muestran que la producción industrial en China, que se había pronosticado una caída del 3% en comparación con el año anterior, disminuyó un 13,5%. Las ventas minoristas no fueron un 4% más bajas, sino un 20,5%. La inversión en activos fijos, que mide el gasto en cosas como maquinaria e infraestructura, disminuyó un 24%, seis veces más de lo previsto. Eso ha enviado a los pronosticadores económicos al mundo a correr para revisar sus predicciones. Enfrentados a la recesión más brutal en la memoria viva, los gobiernos están estableciendo paquetes de rescate en una escala que excede incluso la crisis financiera de 2007-09.

Este es el telón de fondo para las elecciones fundamentales sobre cómo manejar la enfermedad. Utilizando un modelo epidemiológico, un grupo del Imperial College de Londres estableció esta semana un marco para ayudar a los responsables políticos a pensar en lo que les espera. Es sombrío.

Un enfoque es la mitigación, “aplanar la curva” para hacer que la pandemia sea menos intensa, por ejemplo, aislando casos y poniendo en cuarentena a los hogares infectados. El otro es suprimirlo con una gama más amplia de medidas, que incluyen encerrar a todos, excepto a aquellos que no pueden trabajar desde casa, y cerrar escuelas y universidades. La mitigación frena la pandemia, la supresión tiene como objetivo detenerla en seco.

Los modelistas descubrieron que, si el virus se extendiera, causaría alrededor de 2.2 millones de muertes en EEUU y 500,000 en Gran Bretaña a fines del verano. Concluyeron que en las economías avanzadas, tres meses de aplanamiento de la curva, incluidas las cuarentenas de hogares infectados durante dos semanas, en el mejor de los casos evitarían solo la mitad de estos. Además, la demanda máxima de cuidados intensivos seguiría siendo ocho veces la capacidad de aumento del Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña, lo que llevaría a muchas más muertes que el modelo no intentó calcular. Si ese patrón se mantiene en otras partes de Europa, incluso sus sistemas de salud con mejores recursos, incluido el de Alemania, se verían abrumados.

No es de extrañar que los gobiernos opten por los controles más estrictos necesarios para suprimir la pandemia. La supresión tiene la ventaja de que ha funcionado en China. El 18 de marzo, Italia agregó 4,207 casos nuevos, mientras que Wuhan no contó ninguno. China ha registrado un total de poco más de 80,000 casos en una población de 1,400 millones de personas. A modo de comparación, el grupo imperial estimó que el virus dejado solo infectaría a más del 80% de la población en Gran Bretaña y EEUU.

Pero es por eso que la supresión tiene un aguijón en la cola. Al mantener las tasas de infección relativamente bajas, deja a muchas personas susceptibles al virus. Y dado que el covid-19 ahora está tan extendido, dentro de los países y en todo el mundo, el modelo del Imperial London College sugiere que las epidemias regresarían a las pocas semanas de que se levantaran las restricciones. Para evitar esto, los países deben suprimir la enfermedad cada vez que reaparece, pasando al menos la mitad de su tiempo encerrado. Este ciclo de encendido y apagado debe repetirse hasta que la enfermedad haya funcionado en la población o haya una vacuna que podría tardar meses, si es que funciona.

Esto es solo un modelo, y los modelos son solo conjeturas educadas basadas en la mejor evidencia. De ahí la importancia de observar a China para ver si la vida allí puede volver a la normalidad sin que la enfermedad vuelva a estallar. La esperanza es que los equipos de epidemiólogos puedan realizar pruebas a gran escala para detectar nuevos casos de manera temprana, rastrear sus contactos y ponerlos en cuarentena sin poner de cabeza a la sociedad. Quizás serán ayudados por nuevos medicamentos, como un compuesto antiviral japonés que China dijo esta semana que era prometedor.

Pero esto es solo una esperanza, y la esperanza no es una política. La amarga verdad es que la mitigación cuesta demasiadas vidas y la represión puede ser económicamente insostenible. Después de algunas iteraciones, los gobiernos podrían no tener la capacidad de transportar empresas y consumidores. La gente común podría no tolerar la agitación. El costo del aislamiento repetido, medido por el bienestar mental y la salud a largo plazo del resto de la población, podría no justificarlo.

En el mundo real hay trade-offs entre las dos estrategias, aunque los gobiernos pueden hacer que ambas sean más eficientes. Corea del Sur, China e Italia han demostrado que esto comienza con pruebas masivas. Cuanto más claramente pueda identificar quién tiene la enfermedad, menos dependerá de las restricciones indiscriminadas. Las pruebas para detectar anticuerpos contra el virus, para detectar quién ha sido infectado y recuperado, son necesarias para complementar las pruebas actuales que solo son válidas justo antes y durante la enfermedad. Eso permitirá que las personas inmunes hagan sus negocios sabiendo que no pueden ser una fuente de infecciones adicionales.

Una segunda línea de ataque es usar tecnología para administrar cuarentenas y distanciamiento social. China está utilizando aplicaciones para certificar quién está libre de la enfermedad y quién no. Tanto este país como Corea del Sur están utilizando big data y redes sociales para rastrear infecciones, alertar a las personas sobre puntos calientes y reunir contactos. Corea del Sur cambió la ley para permitir que el estado obtenga acceso a los registros médicos y los comparta sin una orden judicial. En tiempos normales, muchas democracias pueden encontrar eso demasiado intrusivo. Los tiempos no son normales.

Por último, los gobiernos deberían invertir en atención médica, incluso si sus esfuerzos tardan meses en dar sus frutos y tal vez nunca sean necesarios. Deben aumentar la capacidad de aumento de los cuidados intensivos. Países como Gran Bretaña y EEUU carecen desesperadamente de camas, especialistas y ventiladores. Deben definir los mejores protocolos de tratamiento, desarrollar vacunas y probar nuevos medicamentos terapéuticos. Todo esto haría que la mitigación fuera menos letal y la represión más barata.

No se haga ilusiones. Es posible que tales medidas aún no eviten que la pandemia extraiga un alto costo. Hoy los gobiernos parecen estar comprometidos con la represión, sea cual sea el costo. Pero si la enfermedad no se vence rápidamente, se acercarán a la mitigación, incluso si eso provocara muchas más muertes. Es comprensible que justo ahora eso no sea un trade-off que cualquier gobierno esté dispuesto a contemplar. Es posible que pronto no tengan otra opción. Lampadia




Podrían morir 125 mil peruanos

Podrían morir 125 mil peruanos

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Lo que estamos viviendo no tiene precedentes. Hay miedo, angustia y al mismo tiempo hay una conciencia colectiva y hasta global casi inédita, una ‘rara hermandad’ como decía Rolando Luque. Hay una acción nacional, a la que nos subordinamos. Pero la paralización general tendrá consecuencias en la economía que serán probablemente desastrosas si no encontramos la forma de paliarlas. ¿Se justifican las medidas extremas que el gobierno está adoptando, con el riesgo de estrangular la economía y retornar a niveles de pobreza que hace décadas no veíamos?

Según el doctor Moisés Rosas, ex jefe del SIS, médico y estadístico, si respondemos a medias permitiendo que funcione la economía, 125 mil peruanos podrían morir en un año aniquilados por el coronavirus. Y este sería un cálculo conservador: considera solo un 1% de los infectados, que llegarían a 12.5 millones en un año tomando en cuenta que un 50% de la población urbana puede ser contagiada en ese periodo de tiempo (los gobiernos de Alemania y Gran Bretaña están actuando en el supuesto de que el virus infectará entre el 60 y 70% de su población).    

Lo que le está faltando al gobierno es dar los números, para tomar conciencia. La siguiente es una proyección del número de infectados desde el día 1 hasta el 29 de marzo. Para esa fecha tendríamos 3,701 personas contagiadas identificadas, como podemos ver en el siguiente cuadro, enviado por una fuente del MINSA:

Constatamos que la proyección para el día de ayer coincidió con la realidad: 145 casos. En días anteriores el número de infectados era mayor que lo previsto. Se entiende que si en los próximos 7 días la realidad da números sostenidamente menores que la proyección, ello podría significar que las medidas están empezando a dar resultados. En realidad, si la incubación del virus dura 7 días, recién la cuarentena empezaría a tener efecto en la segunda semana. Se esperaría que a fines de mes la curva empiece a aplanarse. Es decir, que el número de nuevos casos sea menor cada día.

¿Por qué no se publican estas proyecciones? En Perú había hasta ayer 145 casos oficiales. Esto significa que tendríamos entre 725 y 1,450 casos reales, pues según la OMS por cada caso diagnosticado hay entre 5 y 10 no diagnosticados. Ahora bien, respecto de los identificados, la mortalidad oscila entre 0.5 y 2%. Si fuera 1%, por cada 100 infectados uno muere. En Perú no ha muerto nadie aún, aunque el primer caso sería inminente. El porcentaje de hospitalizados -respecto de los identificados- oscila entre 15% y 20%; teníamos ayer 19 hospitalizados. Y el porcentaje en UCI es alrededor del 5%; teníamos ayer 5 pacientes en UCI, tres graves.

La estrategia drástica de aislamiento social funcionó en la China, aunque al costo probable de una caída del 9% de su PBI en el primer trimestre según estimaciones de Goldman Sachs, algo insólito para ese país. En Corea se aplicó una estrategia más fina y algo menos destructiva que combinó un despliegue masivo de pruebas o kits de diagnóstico (que nosotros no tenemos) para identificar a los infectados y sus entornos, aislarlos y monitorearlos al milímetro, junto con cuarentenas por zonas. En esos países la cultura de responsabilidad colectiva o de conciencia comunitaria es mayor. 

El Reino Unido ensayó una estrategia distinta, para no afectar la economía, y ya dio marcha atrás. Partió de la premisa que se trata de una epidemia que no se puede frenar y entonces decidió no frenarla sino, por el contrario, permitir la vida normal de modo que toda la población se infecte para que cuando ya no haya nadie más a quien contagiar, la epidemia implosione sola. Es la llamada “inmunidad de grupo o de rebaño”. Mientras tanto, eso sí, debía aislarse por completo por cuatro meses a los adultos mayores o personas con enfermedades crónicas. Pero ese aislamiento absoluto es imposible.

Finalmente el prestigiado Imperial College publicó un estudio[1] revelando que aún aplicando una combinación de estrategias de distanciamiento social habrían cientos de miles de muertes. El gobierno dio marcha atrás, pero probablemente ya es muy tarde. Como quizá lo sea también en Estados Unidos, donde el presidente Trump desoyó los consejos de los expertos hasta que ya no pudo negarlos.

Según Moisés Rosas, la decisión clara del presidente Vizcarra en este tema obedezca a que, siendo ingeniero, lee la data. Y saca las conclusiones. Pero sería bueno que el Ministerio de Salud o la PCM difundan precisamente toda esa data, para que a la gente no le quede dudas que no hay más remedio que vivir lo que estamos viviendo. Lampadia