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Terremoto Electoral en el Brasil

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Los resultados de las elecciones generales del domingo pasado en Brasil, expresan y provocan cambios fundamentales en su panorama político. Sin embargo, el proceso no ha terminado aún, será con la segunda vuelta que se sabremos quien será el nuevo presidente.

El ganador es, sin dudas, Jair Bolsonaro quien alcanzó 46% de los votos, faltando muy poco para ganar en primera vuelta.

El gran perdedor es Haddad/Lula quien obtuvo sólo 29%, dejando una brecha de 17% para igualar al primero, dificultando sus posibilidades para la segunda vuelta. Para el PT, este fue su peor desempeño electoral desde 1998, 20 años atrás, cuando el partido estaba realizando su segunda campaña electoral.

Respecto a 2014, el PT ha perdido 10.3 millones de votos.

  • Bolsonaro ha ganado en la mayoría de los estados más poblados (16 de 26) y en el Distrito Federal, en las regiones más desarrolladas y en las ciudades más grandes.
  • Haddad/Lula ha ganado en los estados del noreste (9 de 26), especialmente en las zonas rurales de esos estados.

    El predominio de Bolsonaro en el centro y sur del país es claro, y la fuerza de Haddad/Lula ha sido en la región del noreste. Esos estados (Bahia, Maranhao, Ceará, Pernambuco, etc.) se caracterizan por ser dominados por clanes y caudillos populistas (coroneles) por décadas consecutivas (Magalhaes, Gomes, Sarney, Mello, Alves, etc.) como si siguieran viviendo 50 ó 70 años atrás, conocido por los estudiosos de la política brasileña como “Coronelismo”. Es en esos contextos políticos, de control oligárquico tradicional, que el PT ha podido mantener su poder, donde la economía y la política son mucho más atrasadas que en el resto del país.

Aún en esos estados, la victoria del PT fue principalmente en las zonas rurales. Bolsonaro ganó en las principales capitales y ciudades de esa región: Recife, Fortaleza, Natal, Maceió, Joao Pessoa, Caruaru, Campina Grande, Olinda, etc.

El conflicto político que se ha expresado en esas elecciones no es solo ideológico, sino que también se ha dado un choque entre las opciones políticas de los sectores modernos de la sociedad brasileña, con Bolsonaro, y los sectores ligados a remanentes del “Coronelismo” en el noreste de Brasil, con Haddad/Lula.

En la primera vuelta del 2014, el PT (Dilma Rousseff) superó al PSDB (Aécio Neves) por 8 millones de votos. Ahora, el PT (Haddad/Lula) está con una desventaja de 18 millones de votos respecto a Bolsonaro. Revertir esa cantidad de votos es una situación que el PT nunca ha tenido que enfrentar.

La otra situación que es nueva para el PT es que, nunca han tenido que enfrentar a un movimiento social como son los defensores de Bolsonaro, que operan sin recursos económicos vía redes sociales. Los métodos de marketing electoral que el PT ha utilizado siempre no están produciendo los resultados esperados. Mientras que las iniciativas de los partidarios de Bolsonaro los ha venido sorprendiendo con frecuencia.

Cambios en los congresistas

Los cambios en la correlación de fuerzas han sido significativos, tanto en diputados federales como en senadores.

  • En senadores, los grandes perdedores han sido el MDB (el partido de Temer), el PSDB (el partido de Fernando Henrique Cardoso), y el mismo PT. El gran ganador fue el Partido Social Liberal, PSL, de Bolsonaro, y en menor medida la Rede, de Marina Silva, que aumentó a pesar de su fracaso como candidata.

  • En diputados federales, los grandes perdedores son los mismos: MDB, PSDB y PT. Los ganadores son el PSL y el DEM (una alianza entre liberales y conservadores que ahora ha incluido al Movimento Brasil Livre, MBL, que lideró las marchas por el Impeachment de Dilma Rousseff). Mirando en el cuadro se puede apreciar que el nivel de dispersión de la cámara de diputados ha aumentado.

Se puede decir que, tanto para la representación congresal del PT, como para el MDB y el PSDB, estas elecciones han sido muy negativas; desastrosas en algunos casos. Hay que destacar que, en las dos cámaras, el PT ha perdido voceros importantes y el MDB ha perdido articuladores políticos que les va hacer mucha falta en el futuro.

En los gobiernos de los estados, el PT ha perdido Minas Gerais y no pudo recuperar Sao Paulo ni Río Grande do Sul, sus tradicionales baluartes, ni ha podido ganar en el electorado izquierdista de Río de Janeiro. Sólo han ganado cuatros estados del noreste (Bahia, Ceará, Piauí, y Rio Grande del Norte) que juntos representan el 1/7 de la población de Brasil y menos del 8% del PBI nacional. Sólo Minas Gerais, que acaban de perder, representa el 10% de la población y el 9% del PBI, y Sao Paulo, que no pudieron recuperar, representa el 22% de la población y 32% del PBI. Es decir, el PT se ha quedado con 4 de los 26 estados, localizados todos ellos en el noreste, con poca población y poca economía.

La lucha contra la corrupción

Los fiscales de Lava Jato están celebrando los resultados de esas elecciones. Sólo 240 de los 513 diputados federales lograron reelegirse, menos de la mitad, siendo que muchos de los que no se reeligieron se oponían a las investigaciones de Lava Jato. Los promotores de la lucha contra la corrupción tienen ahora la esperanza de que el nuevo Congreso apruebe el paquete de leyes que ellos han elaborado para reducir la corrupción en Brasil, y que fuera rechazo por el actual congreso.

Además, decenas de senadores, diputados y gobernadores corruptos del PT, MDB, PSDB, PP, DEM, etc. que no han sido elegidos y el 1º de enero del 2019 van perder su inmunidad (foro privilegiado). A partir de ahí, podrán ser enjuiciados en los procesos de Lava Jato y van caer en manos de Sergio Moro. Los analistas políticos comentan que las cortes de 1ª y 2ª instancias, responsables de los casos de Lava Jato, van estar muy atareadas en el 2019.

Conclusiones

Estas elecciones han resultado en una profunda renovación de la representación política en Brasil, marcando el ingreso por primera vez de las fuerzas conservadoras y liberales en las disputas nacionales, y con resultados muy positivos en el corto plazo.

El pasado de Bolsonaro tiene elementos preocupantes de autoritarismo e intolerancia social, pero aún después de haber sufrido un atentado casi mortal, su discurso político no ha sido de resentimiento social, ni de insultos, ni de amenazas a la institucionalidad democrática. Si esos elementos se activan y se transforman en políticas públicas podrían representar un deterioro de la democracia en Brasil. Pero hasta ahora, su radicalismo ha estado dirigido hacia la corrupción y la inseguridad ciudadana (165 asesinatos al día, 60 mil asesinatos al año) y ambas preocupaciones son compartidas por amplios sectores de la población.

Bolsonaro, anteriormente, ha hecho declaraciones de populismo económico, pero su futuro ministro de economía, Paulo Guedes, es liberal y las políticas que ha anunciado también son liberales. No hay que olvidar que, en el 2002, basados en el pasado conflictivo de Lula, muchos estaban asustados, la bolsa sufrió y el dólar se disparó. Sin embargo, Lula mantuvo el marco de política macro-económica de Fernando Henrique Cardoso. Lo recomendable es esperar un poco antes de calificar su potencial gobierno de populista o de fascista.

El PT, por su lado, se ha auto-criticado de su moderación anterior y ya declaró que su propósito actual no es volver al gobierno sino tomar el poder. Lula también ya ha declarado su rechazo a Lava Jato y a los jueces de 1ª y de 2ª instancia que lo condenaron, y ha amenazado con retaliación, caso el PT gane las elecciones. Su propuesta de generar bienestar económico a la población en el corto plazo, con un Estado casi fallido y una deuda pública del orden de 80% del PBI, tendría las consecuencias inflacionarias que ya son conocidas en la historia de América Latina.

Los petistas y varios analistas internacionales están expresando preocupación por las perspectivas de la democracia en Brasil, pero el 100% de los conservadores y muchos de los liberales brasileños, demócratas en su mayoría, está celebrando los resultados de la 1ª vuelta y su preocupación principal es por las consecuencias por un potencial regreso del PT y el direccionamiento de Brasil hacia una experiencia parecida a la de Venezuela.

En el Brasil, el sistema político no incluía a la derecha conservadora ni a la liberal. Esas fuerzas se expresaban por medio de mecanismos externos al sistema político, apoyando a gobiernos militares. Ahora, esas fuerzas se canalizan a través de la institucionalidad democrática del país, como partidos políticos. Ello incrementa la polarización política, pero no necesariamente debilita el sistema democrático. Las incertidumbres son grandes, pero si el marco institucional soporta la inclusión de esas dos corrientes ideológicas en el sistema político brasileño puede contribuir a una mayor estabilidad y equilibrio en el largo plazo.

El riesgo principal viene de la situación de crisis de las cuentas públicas y del sistema de pensiones, y del rechazo social a las medidas requeridas para recuperar el equilibrio fiscal. En una situación de polarización política, una crisis social de grandes proporciones puede tener consecuencias muy negativas para el país.

Por ahora, la renovación política es lo más importante, y las posibilidades que se abren superan las preocupaciones que generan. Lampadia




¿Cuál es el mandato popular después de las Elecciones?

Las elecciones nacionales que han recogido el voto de los ciudadanos el 10 de abril establecen un mandato popular que tenemos que interpretar y recoger con mucho cuidado para una acción política consecuente de los intermediarios del pueblo, la clase política y los medios (pareciera que los otros estamentos de la clase dirigente siguen adormitados).

Un primer tema que salta a la vista de los resultados es que varios se computan como ganadores: Fuerza Popular, el evidente ganador, pero también PPK, que está en la segunda vuelta, e incluso el Frente Amplio (FA), cuya candidata y demás líderes no han tenido el menor gesto (tradicional) de cortesía de reconocer los resultados y saludar al ganador, vergüenza ajena.

En nuestra opinión, estas elecciones han producido un mandato muy claro. Más claro que en muchos de nuestros procesos electorales, sin embargo PPK sigue tratando de descalificar la calidad y representatividad del ganador y el FA desarrolla abiertamente sus planes desestabilizadores de la democracia amenazando con desequilibrar al próximo gobierno “desde la calle”.

Por ejemplo, Alberto Adrianzén, columnista de La República, Congresista Andino (¿?), y miembro de varias cúpulas de las izquierdas tradicionales, comenta:

“En este contexto, qué puede hacer la izquierda. Por un lado, mantener su independencia frente a los dos candidatos, PPK y Keiko, pero con una clara orientación, como se ha demostrado en estos días, de sumarse a la ola antifujimorista y, por el otro, proponer un frente antifujimorista y levantar un programa o plataforma antineoliberal, que si bien hoy tiene un remitente preciso que es su electorado, con seguridad le será útil cuando acabe la segunda vuelta y pase a integrar el Congreso. Con un parlamento con mayoría absoluta fujimorista lo más probable es que el conflicto político, como fue durante los años noventa, se traslade a la sociedad y a las calles que son, justamente, los espacios donde creció la izquierda”.

Patético comentario de un congresista de la República, solo falta que se ponga a decir que ‘la violencia es la partera de la historia’.

En Lampadia hemos convocado a los candidatos que pasan a la segunda vuelta a aprovechar esta magnífica oportunidad en que el 67% de los electores (dijimos, algunos lo ampliaron hasta 80% interpretando los votos de otros candidatos) optó por “construir sobre lo avanzado”, en vez de echar todo por la borda y zambullirnos nuevamente en la pobreza y el estancamiento. Ver: El 67% de los peruanos votaron por construir sobre lo avanzado y El mandato popular que tenemos que leer.

El tremendo apoyo popular logrado por Keiko Fujimori (KF) y Fuerza Popular (FP), que no se quiere reconocer, no puede significar que en un eventual gobierno de KF y FP, los ganadores tengan patente de corso para hacer lo que les venga en gana, ni que vayan a practicar formas abusivas de gobierno. Para empezar, KF ya ha tenido algunos gestos democráticos, como ofrecer la presidencia de las comisiones de fiscalización e inteligencia a la oposición. Además, es evidente que FP solo puede consolidar su eventual gobierno para enfrentar la difícil tarea de corregir simultáneamente tantos problemas, convocando, más que dividiendo. No hay otra manera de emprender un gobierno que tendrá que: relanzar el crecimiento de la economía, recuperar la confianza de los peruanos en el futuro y en sus autoridades, avanzar sólidamente en un programa de reformas que nos den un Estado presente, eficiente y efectivo y, liberar la creatividad y laboriosidad de los peruanos de las múltiples amarras (les llaman leyes y normas) que nos impiden prosperar. Ver: El Perú sucumbe a la ‘urdimbre regulatoria’.

Veamos algunas cifras y cuadros que nos permiten evaluar los resultados de las elecciones más allá de nuestros propios deseos:  

Como puede verse, KF y FP obtuvieron una victoria democrática muy importante, lograron prácticamente el 40% del voto nacional, ganaron en 17 regiones con un promedio de 44% y llegaron segundos en otras 6 regiones con un promedio de 32%. En las otras 2 regiones salieron terceros con un promedio de 24%. No deja de llamar la atención que PPK no haya ganado en Moquegua, contando con Martín Vizcarra, su exitoso ex Gobernador, como candidato a la primera vicepresidencia.

Además, Fuerza Popular habría obtenido 72 de los 130 curules en el Congreso. Ver el gráfico de Transparencia:

Para mayor ilustración, queremos aprovechar los magníficos cuadros producidos por ‘50+1 Grupo de Análisis Político’, alguno de los cuales presentamos a continuación:

Este cuadro nos muestra que PPK ha ganado solamente en 3 provincias, Alejandro Toledo en 2 y, Gregorio Santos en 13. En el resto de las 196 provincias del Perú, ganó Fuerza Popular, seguida, de lejos por el Frente Amplio. 

En Lima solo aparecen como ganadores a nivel de distrito, Fuerza Popular y PPK. Sin embargo, PPK solo ganó en los distritos de la clase alta y media tradicional, más Punta Hermosa y Santa María, donde votan limeños de los mismos estratos. El ‘neo-fujimorismo’, como ahora le llama yp reconoce Carlos Tapia, uno de los políticos más representativos de la izquierda tradicional, arrasó en el resto de Lima, con una presencia muy importante en los distritos de clase media emergente y de los más pobres.

En resumen, podemos decir que los resultados hablan por sí solos. En nuestra opinión, con esta información es como se inicia la segunda vuelta, más que con las nuevas encuestas, que ya se anticipan a marcar un empate y un final de fotografía. Lampadia