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Se fue el 2015, ¿y ahora qué?

Se fue el 2015, ¿y ahora qué?

Recuperemos una Visión Positiva del Perú

Se nos va un año que debió ser mucho mejor para los peruanos.

  • Por el lado de nuestra clase dirigente, los políticos fueron exacerbando cada día más sus relaciones y los líderes de la sociedad civil fueron alejándose cada vez más del debate nacional.
  • La economía siguió contrayéndose y, contra todos los pronósticos oficiales, cerraremos el año con un crecimiento menor al 3% del PBI. (El Presidente Humala perdió la apuesta que hizo con Christine Lagarde en la reunión de los Gobernadores del FMI y el BM).
  • Los peruanos fuimos perdiendo confianza en el futuro mientras IPAE encarpetó la “Visión del Perú al Tercio de Siglo”, revisada el 2014, supuestamente hecha para abrir la escena electoral con algunos lineamientos coherentes.
  • Nos zambullimos en una gran confusión sobre nuestras verdaderas capacidades. ‘Ya no podemos crecer alto’, ‘Somos parte de la región más volátil’, etc.
  • No supimos diferenciar los impactos de los shocks externos, de nuestras propias falencias, que en nuestra opinión fueron determinantes para el tropezón económico, social y político en el que nos hemos ubicado.
  • Iniciamos el proceso electoral con mucha inquina entre los contendores y poco sentido de responsabilidad.

En verdad el año 2015 es solo el colofón de un proceso que empezó el 2011; cuando, después de diez años de inclusión en serio y de una cierta distancia de nuestras políticas públicas con los efluvios ideológicos, nos entregamos a una nueva ola de ideologización y de negación de nuestros avances y desarrollos. Ya hemos explicado muchas veces que en 2011 se produjo un punto de inflexión en nuestra realidad. (Ver en Lampadia: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo).

Por el lado del mundo hemos enfrentado una serie de procesos importantes que muchas veces han sido usadas como disculpas para tapar nuestras debilidades.

  • Se recuperaron las economías de EEUU y Europa, pero se ajustaron las de los países emergentes, empezando por el ‘cambio de motores en vuelo’ de China, que ahora transita de los impulsos de la inversión y exportaciones al del consumo interno (ver en Lampadia: China: Un Gigante cambia de Piel).
  • Menores precios de los commodities. La gran disculpa de los países incapaces. Hasta el BM indicó que América Latina era la región más vulnerable del planeta. Éste y el próximo año, el crecimiento de la región será negativo. Pero el Perú es distinto, no debió caer en el saco de los demás. (Ver: Sudamérica: Crecimiento visto con lentes oscuros y El Perú no es igual a ningún otro país). Una cosa es el desastre labrado por los gobiernos de Venezuela, Brasil y Argentina; o la parada de la inversión privada en Chile promovida a pulso por el gobierno de Bachelet (“woman made”); y la frenada de la inversión privada en el Perú, producto de los conflictos socio-políticos que el gobierno no supo enfrentar y la paralizante sobre regulación de las inversiones; y otra cosa muy distinta es concluir que el Perú solo flotaba en nuevas condiciones globales que nos impedían invertir y crecer. En verdad tenemos muchos proyectos productivos y de infraestructuras ‘a punto de caramelo’, listos para florecer, que nos permitirían crecer pronto, más de 6% anual.
  • Menor financiamiento global por los cambios de la política monetaria de EEUU que por fin aumentó, ligeramente, sus tasas y que lo seguirá haciendo paulatinamente.
  • El regreso de Rusia, de la mano de Putin, a ser ‘el niño malo del barrio’.
  • La explosión de la violencia asesina desatada por ISIS.
  • La crisis humanitaria de doble cuño (tragedia para los migrantes y para los europeos) desatada por la masiva migración de sirios y nor-africanos a Europa.
  • Se sigue profundizando la nueva revolución tecnológica de la mano de la robótica, la inteligencia artificial y otras, que nos ofrecen importantes oportunidades de desarrollo y al mismo tiempo nos exigen dar un gran salto en educación, salud, infraestructuras y tecnología, para no perder el tren de la historia. (Ver en Lampadia: El futuro del empleo con Robots e Inteligencia Artificial (II)).

Y, ¿cómo debemos ver el 2016?

En Lampadia creemos que el 2016 nos da la gran oportunidad de retomar el camino de la prosperidad, el bienestar común y el enfoque o convergencia social hacia la consolidación del Perú como uno de los mejores países del mundo para vivir.

  • Después de hacer ‘balance y beneficio de inventario’, la evaluación del actual gobierno, que trajo la ideología y la confusión social de regreso a la vida pública, tenemos que concluir que no se puede elegir un gobierno sin hacer un acto de madurez y en función de una mirada de largo plazo.
  • Desde la promulgación de la Constitución de 1993 y con el regreso de la inversión privada a la vida económica del país, hemos revertido 30 años de parálisis y empobrecimiento (60s – 80s). Parece que el 2011 no nos la creíamos, pero después del tropezón del 2011 que apagó varias luces, es más fácil entender las diferencias entre una y otra realidad.
  • Nuestra nueva clase media, tal vez pensaba que no era necesario preocuparse de la vida política del país, pues todo avanzaba sin tener que involucrarse. Pero después del tropezón de los últimos años, no pueden renunciar al futuro al que estaban accediendo.
  • Si bien desde hace 20 años (CADEs y otros), la sociedad civil ha puesto sobre la mesa la necesidad de desarrollar importantes reformas institucionales, se puede decir que recién ha calado en la conciencia política y social y, por lo tanto, deberá ser preocupación esencial del electorado y del próximo gobierno.
  • Algo que además debe ayudarnos a tomar las decisiones correctas es la revolución tecnológica, que como hemos explicado puede ser muy disruptiva a no ser que sepamos prepararnos y ponernos al día con prontitud. Prepararnos implica crear riqueza para cerrar las brechas que nos separan del primer mundo en educación, salud, infraestructuras y tecnología. El Perú tiene las capacidades para hacerlo, pues tenemos gente trabajadora y creativa y, todos los recursos naturales que podemos necesitar. No dejemos de tener presente la advertencia de Yuval Harari: “Países que, como China, perdieron el tren de la Revolución Industrial, 150 años más tarde han conseguido recuperar el terreno perdido, en gran medida, en términos económicos, gracias a la mano de obra barata. Esta vez, quienes pierdan el tren no tendrán una segunda oportunidad. Hoy en día, si un país, un grupo de personas, se queda descolgado, no tendrá una segunda oportunidad, en particular porque la mano de obra barata no tendrá ninguna relevancia”.

A diferencia de la prédica de los “doomsayers” (los agoreros del desastre), algunos políticos y economistas que se multiplican en los medios de prensa anunciando nuestra supuesta incapacidad para crecer y crear riqueza, en este portal decimos que ¡El Perú es Infinito! Lampadia    




La exacerbación política está creando otra discontinuidad

La exacerbación política está creando otra discontinuidad

Hacia el 2011 habíamos superado en buena medida el empobrecimiento de las décadas perdidas de los años 60, 70 y 80. Habíamos superado la ruptura de la cadena de pagos y la recesión de 1998. Y también habíamos superado la crisis del 2008. Nuestra confianza en el futuro estaba a todo vapor, crecíamos alto reduciendo aceleradamente la pobreza, disminuyendo la desigualdad y mejorado la mayoría de los indicadores sociales.

Sin embargo, optamos por un gobierno que cuestionaba todas las realizaciones. Luego de un período extraordinario de inclusión, nos casamos con un movimiento que planteaba la buscarla con las políticas públicas que ya nos habían empobrecido y habían sido abandonadas por todos los países que estaban saliendo de la pobreza. Ver en Lampadia: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo.

Los resultados se hicieron esperar pocos años, pero indefectiblemente terminamos por desandar el camino de la prosperidad que el sector privado había forjado, a pesar de nuestras limitaciones institucionales, sociales (educación y salud) y de infraestructuras. Ver en Lampadia: ¡Qué “Calato”… ni que ocho cuartos!

¿Cómo fue que los peruanos, en vez de dar otro paso adelante, tomamos el camino de regreso a las épocas en que los empresarios y el sector privado eran mirados con desconfianza, en vez de ser vistos como la palanca para el desarrollo integral?

 

Veamos cual era el sentir de los peruanos hacia fines del año 2010 y hacia marzo del 2011, en que se diluyó nuestra confianza en el futuro y optamos por una discontinuidad:

1. Sensación de felicidad

Según Apoyo Opinión y Mercado, en mayo del 2010, el 70% de los peruanos decía que: “Casi siempre me siento feliz o me siento feliz la mayor parte del tiempo”. Ver la siguiente tabla:

 

 

2. Apreciaciones sobre la vida familiar: optimismo y regresión

En diciembre del 2010, Apoyo O y M, registró un cambio significativo estadísticamente en comparación con diciembre del año anterior. Los ciudadanos que decían que su situación familiar con respecto a ‘Hace 12 meses’ y ‘Dentro de 12 meses’, era ‘Peor o Mucho Peor’, había bajado notoriamente, corroborando la sensación de felicidad que mostraba el cuadro anterior.

Evidentemente, los peruanos se sentían mejor y expresaban una mucho mayor confianza en el futuro, sin embargo, solo tres meses después, en marzo del 2011, después de la terrible campaña política para las elecciones, no solo regresaron a los indicadores del 2009, acusaron una situación aun peor que entonces. Esto se aprecia en el siguiente cuadro para Lima. (Las cifras para el resto del Perú no eran tan pronunciadas, pero mantenían la misma tendencia).

 

 

El siguiente gráfico confirma esta información, pero además, muestra la evolución histórica de estos indicadores. La curva de los que acusaban una mejor situación superó a los que sentían lo contrario. El contraste es especialmente notorio en el gráfico inferior, en el que se realiza una proyección de los años siguientes:

 

 

Algo importante tenía que haber sucedido para que en marzo del 2011, se produjera una reversión tan dramática del sentir ciudadano.

 

 

3. De cómo el clima político trastocó nuestras sensaciones

En nuestra opinión, los siguientes tres cuadros muestran y nos recuerdan el clima político y mediático que vivimos en el verano del 2011. La guerra fue a muerte. Todos los candidatos se descalificaron mutuamente y el tono de sus críticas fue tal, que se creó la sensación de que: “Todos están mal” y que “Todo está mal”. Muy parecido a lo que está sucediendo estos días.

Esto fue aderezado y alimentado por los medios, incluso por el que debía ser el más serio de todos, el diario de especializado en negocios, Gestión, que llegó a mentir descaradamente sobre unas afirmaciones del Banco Mundial. Ojo que en los cuadros referidos no se puede apreciar lo que sucedió en provincias, especialmente en las radios, que nos brindaron una feria de falsas catarsis.

El tercer cuadro muestra que el triunfalismo del Presidente García (justificado o no). Este, solo agudizó las contradicciones y abonó el terreno de la híper-crítica que nos llevó a: ‘mueran Sansón y los filisteos’.

También hay que mencionar que durante esos meses, como sucede todos los veranos por las lluvias de la sierra, subieron algunos precios básicos y el petróleo, que no hacían sino darle una manito al falso diagnóstico de que ‘todo estaba mal’. Veamos:

 

 

 

 

4. El giro de 180 grados

En tan solo tres meses los peruanos nos pasamos del ‘Vaso Medio Lleno’ al ‘Vaso Medio Vacío’. Evidentemente, no se habían resuelto todos los problemas del país, ni mucho menos, especialmente los remanentes de pobreza y los temas institucionales, pero el proceso en marcha y su reconocimiento por la población, no dejaban dudas de que antes dela campaña electoral estábamos en el camino de la prosperidad. Ver en Lampadia: Las cifras de la Prosperidad.

 

 

¿Por qué queremos recordar ahora esta información?

Pues por algo que ya nos es evidente a todos: hoy día, lejos aún del próximo proceso electoral, la clase política está embarcada en el mismo proceso autodestructivo y descalificador. Peor aún, ahora se produce esta trampa, en medio del enfriamiento de la economía y, a diferencia del 2011, en medio de una objetiva crisis de corrupción.

Parece que la clase política y muchos otros personajes, que terminan siendo una suerte de ‘tontos útiles’ del ‘todos contra todos’ y, ‘contra todo’, no se dan cuenta que la sensación de ‘tierra arrasada’ a la que estamos conduciendo el Perú, está abriendo las puertas del ‘infierno’.

Tenemos que parar la mano. No podemos seguir como vamos. Si no paramos este festín, es fácil imaginar que para marzo del próximo año, llegaremos exhaustos, hartos y dispuestos a tirarnos por cualquier barranco.

En momentos como estos es que una nación necesita la voz y el golpe en la mesa de los viejos de la tribu. De los hombres y mujeres que están más allá del bien y del mal. Si no escuchamos sus voces, tendremos que afinar el oído para escuchar el reclamo de las mayorías silenciosas, que durante sus esforzadas jornadas siguen produciendo riqueza y reclamando en voz baja: ¡BASTA!  Lampadia