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Los principios ausentes

Los principios ausentes

Abraham Lincoln, quizá el mejor presidente que haya tenido los Estados Unidos en uno de sus célebres discursos sentenció: “que el pueblo conozca los hechos y el país estará a salvo”. Una frase poderosa  que resalta la importancia de la libertad de prensa como sustento de la democracia y por ende del bienestar de una nación. En ella, también se destaca la necesidad de que los ciudadanos accedan a información veraz y oportuna como el único medio para que puedan tomar decisiones adecuadas sobre asuntos públicos y personales. 

Los periodistas y los medios son conscientes de esa responsabilidad. Por ello cuándo se les pregunta para quién trabajan suelen responder mayoritariamente que lo hacen para los ciudadanos. Este es un compromiso tácito. El periodista busca y necesita al lector, oyente o espectador, quien a su vez espera que se le informe con veracidad, sin que las noticias que recibe estén distorsionadas por algún interés particular.

En síntesis, tanto el periodista como el medio, más allá de sus espacios editoriales y opiniones, deben ser lo más rigurosos e independientes posibles para cumplir con el cometido de entregar información veraz, confiable y oportuna.

Este concepto, el de la independencia, aparece a fines del siglo XIX en los Estados Unidos. Nace, en parte, como reacción al sensacionalismo que propugnaban en ese momento los medios que manejaban William R. Hearst y Joseph Pulitzer.  Adolph Ochs fue quien esbozó y llevó este principio a la práctica, cuando en 1896 adquirió el New York Times.

En una nota que tituló “Declaración de la empresa”, Ochs señaló: “mi objetivo más sincero (…) [será] informar con imparcialidad sin favoritismos ni temores, pese a los partidos, sectas o intereses implicados”.

Tiempo después, en 1933, Eugene Meyer llevó este precepto mucho más lejos tras adquirir el Washington Post.

En los principios de este matutino se puede leer: “En su búsqueda de la verdad, este diario estará preparado para sacrificar su fortuna material si es que ello es necesario para el bien público”.

Citamos estos ejemplos, para mostrar cómo ha cambiado la concepción que los medios tienen de sí mismos y de su compromiso con la verdad y la independencia. De igual manera han ido, también, variando (habría que decir deteriorando), su relación con los ciudadanos.

La prensa, más allá de su naturaleza empresarial, debe asumir importantes compromisos con la sociedad. Estos pasan por evidenciar su línea editorial y ser conscientes del impacto que generan los contenidos del medio en la sociedad.

En el Perú se ha producido una concentración de medios escritos. Lo cierto es que hoy se producido una situación no deseable en la que El Comercio controla casi el 80% de la venta de los diarios del país, pero también es verdad que si La República hubiera tenido éxito en su iniciativa de hacerse de Epensa, habría concentrado la venta de periódicos en el interior del país en un 68%.

Esta situación debe llevar a efectuar un análisis fino. En primer lugar, habría que preguntarse sin con la adquisición de Epensa el pluralismo informativo se ve comprometido. En principio pareciera que no. Los medios escritos no compiten solo por la atención del público. Por el contrario, son competidores directos la radio, la televisión y cada vez más intensivamente los medios electrónicos, a tal punto que en otras partes del mundo, los diarios están perdiendo lectoría, al extremo de su desaparición.

Adicionalmente a este considerando, habría que señalar que El Comercio es una empresa que tiene accionariado difundido, lo que hace difícil que un solo accionista presione directamente a un periodista o incluso al director de uno de sus diarios.

Por otra parte, sus distintos medios son independientes entre sí y cuentan con una serie de herramientas como principios rectores, directorios diferenciados y otros, que aseguran que esta condición se mantenga. Por si esto fuera poco, la compra del grupo que edita Correo y Ojo, no va a generar que los antiguos dueños (los Agois) pierdan el control editorial de los periódicos que publican. Como se ha explicado suficientemente, una empresa que pertenece 100% a los Agois es y será la encargada de generar los contenidos de los matutinos. Por lo demás en Correo, los directores de cada Correo regional han mantenido una libertad ubérrima.

Estas condiciones aminoran el riesgo de que se afecte la libertad de expresión, dejando sobre la mesa un tema de carácter más comercial. Que un solo grupo concentre el 80% de la torta publicitaria puede ser un problema. Tal porcentaje conlleva el peligro de que se abuse de esta posición de dominio. Esto podría generar que algunos medios chicos se vean en desventaja para competir en igualdad de condiciones.

Nada justifica que el ejecutivo o el legislativo, pretendan crear nuevas regulaciones de los medios, sobre todo en consideración a la debilidad institucional en la que vive nuestro país. La libertad de prensa en el Perú ha probado ser una garantía para la defensa de los ciudadanos, de las libertades democráticas y el libre mercado, además de ser una cortapisa al autoritarismo, la corrupción y las malas políticas públicas. Lampadia




¿A dónde va la política peruana?

¿A dónde va la política peruana?

“Nosotros debemos dejar que el trabajo, el conocimiento, la tecnología, la gerencia y el capital desaten su dinamismo, dejemos que todas las fuentes de riqueza se propaguen y dejemos que todo el pueblo goce, justamente, más frutos del desarrollo”. ¿Es esta la declaración de las autoridades peruanas, sobre su visión de cómo lograr el bienestar de todos los peruanos? Lamentablemente, ¡NO!

Es la declaración del Tercer Plenario del Partido Comunista Chino, de noviembre pasado: “We should let labour, knowledge, technology, management and capital unleash their dynamism, let all sources of wealth spread and let all people enjoy more fruits of development fairly”.

Así se sigue haciendo política en el país donde no importa el color de los gatos, mientras sigan comiendo ratones. Así es como la China sacó de la pobreza a 600 millones de chinos y se convirtió en una gran potencia global, llevando su PBI per cápita de menos de US$ 250 el año 1975 a US$ 9,300 (ajustados a precios de paridad) el 2012. Así es como líderes racionales, orientados al desarrollo más que a la politiquería, enfocados en lo que hace la diferencia para los pobres, dirigen e inspiran a su gente.

Para los críticos que descuentan los avances económicos chinos por su sistema político, tomen nota que la reforma china acaba de liberar la formación de ´Organizaciones Sociales´ (ONG?) y plantear un sistema judicial separado del control administrativo del Estado, también avanzan en el frente político.

¿Qué pasa en el Perú?- ¿En que andamos?

Hace pocos días, cuando despedimos el año 2013 dijimos Se acabó la canasta de errores. Ahora solo queda hacerla bien. Lamentablemente, parece que la canasta tiene doble fondo, pues para cerrar el año, el Presidente Humala profundizó su ataque a la inversión privada, esta vez en relación a los medios de comunicación. No se quiere entender que la operación Correo-El Comercio fue una acción defensiva de la familia Agois, ante un ataque desleal y traicionero por parte de Mohme, que no se hubiera avergonzado de “concentrar” medios en provincias.

Qué lástima que la política peruana no asuma, de una vez por todas, el juego del desarrollo. Gobierno y oposición andan en lo mismo, los juegos de poder. Ya se acercan las elecciones regionales, locales y nacionales, y como van las cosas es muy probable que sigamos en la trampa política electorera, caracterizada por Vargas Llosa como: “lo prototípico de una elección tercermundista es que en ella todo parece estar en cuestión y volver a fojas cero, desde la naturaleza misma de las instituciones hasta la política económica y las relaciones entre el poder y la sociedad. Todo puede revertirse de acuerdo al resultado electoral y, en consecuencia, el país retroceder de golpe, perdiendo de la noche a la mañana todo lo ganado a lo largo de años o seguir perseverando infinitamente en el error. Por eso, lo característico del subdesarrollo es vivir saltando, más hacia atrás que hacia delante, o en el mismo sitio, sin avanzar”.

Cómo dicen los chinos, no importa el color del gato, o cómo podríamos decir nosotros, no importa si la orientación de la política es de derecha o de izquierda, siempre y cuando, esté orientada al desarrollo integral, en lo económico, social e institucional, y que busque ser duradero y sostenible.

Las políticas públicas orientadas a estimular la creación de riqueza, como lo manda el artículo 59 de nuestra Constitución, pueden ser más o menos orientadas a lo económico o lo social, de inspiración derechista o izquierdista, con mayor o menor inversión en los temas sociales, pero no deben desalentar la inversión privada, principal responsable del crecimiento de la economía, a su vez, fuente de la propia creación de riqueza. Ver 90-90-90, las medidas del Perú.

Esto se puede ilustrar con una ´curva normal´, que en su área central concentra una probabilidad de ocurrencia de 68%. Esto mismo podría aplicarse a la política peruana, que sin importar el color, tendría altas probabilidades de éxito si se concentra en generar desarrollo. De lo contrario, si se pierde el foco, y se descuidan los lineamientos de una buena gobernanza, las probabilidades de lograr el bienestar general disminuyen sustancialmente.

Nuestros gobernantes y líderes políticos tienen importantes responsabilidades que cumplir, es hora de ponerse a tono, el Perú no puede desperdiciar su gran oportunidad de desarrollo y bienestar para todos.




Luis Agois Banchero: “En el Perú ningún medio controla la libertad de expresión ni a la opinión pública”

Luis Agois Banchero: “En el Perú ningún medio controla la libertad de expresión ni a la opinión pública”

En cualquier análisis de competencia se tiene que incluir todos los componentes de la oferta y de la demanda, según sea el caso. En cuanto a los medios de comunicación en el Perú, no se puede hablar de concentración sin incluir la oferta de los medios escritos, radiales, televisivos y las redes sociales. En la siguiente entrevista Luis Agois Banquero indica que “no existe control de la libertad de expresión ni de la opinión pública en el Perú”. Y explica que su alianza con El Comercio ha sido un acto de defensa ante la maniobra hostil del Grupo La República. (Lampadia)

La estructura empresarial de EPENSA se ha fortalecido con la asociación de los grupos Agois Banchero y El Comercio. Es una fusión empresarial que ha sido criticada de forma interesada por el Grupo La República, que trató de adquirir una porción mayoritaria de las acciones de EPENSA. Para aclarar los comentarios que acusan a la operación de generar un monopolio de la información, el presidente ejecutivo de EPENSA, Luis Agois Banchero, realiza una radiografía de los pasos seguidos para configurar la nueva EPENSA que tendrá dos áreas de negocios: contenidos, manejada por la familia Agois Banchero; e industrial y comercial, por el Grupo El Comercio.

¿Qué motivó la decisión de asociarse con el Grupo El Comercio para el manejo de EPENSA?

La señora Marcia Mindreau, esposa de nuestro padre, decidió vender su participación minoritaria en la compañía (20%), pero junto con su decisión presentó una oferta de venta por el 34 por ciento restante, propiedad de nuestro padre, al amparo de un poder. En su oferta por el 54% de la compañía nos otorgaba el derecho de preferencia previsto en la ley por treinta días para ejercerlo por 17.2 millones de dólares. De no hacerlo en ese plazo, esa participación mayoritaria sería transferida al Grupo La República de manera inmediata. La familia Agois Banchero consideró esa oferta hostil, por las características que la rodearon, y decidió ejercer el derecho de preferencia y adquirir el 54% ofrecido.

¿A qué se refiere cuando habla de oferta hostil?

Mi madre y mis hermanos que teníamos el 46% consideramos que era una oferta hostil dado que no hubo ningún acuerdo previo con el Grupo La República para tratar una posible alianza. Si hubiera habido, lo lógico es que este acuerdo debía haber sido firmado por los accionistas de ambos grupos, sobre todo considerando las distancias entre ambas líneas editoriales.

Ante el corto plazo para conseguir los fondos y negociar acuerdos vimos varias alternativas. Luego de varias reuniones decidimos aceptar la propuesta de El Comercio porque garantizaba para los Agois Banchero la continuidad del manejo de la línea editorial.

¿Dónde entra el Grupo El Comercio?

Una vez que el Grupo Agois Banchero se hizo del 100 por ciento de las acciones de EPENSA formalizó una sociedad con el Grupo El Comercio en una operación absolutamente transparente que esencialmente consta de dos aspectos fundamentales: La creación de una empresa de contenidos periodísticos, que tendrá a su cargo toda la producción periodística y línea editorial de las publicaciones de EPENSA, 100% propiedad del Grupo Agois Banchero. Esta es la única responsable de generar, editar y publicar contenidos en los medios que manejamos. Por otro lado, se contempla la asociación en participación de ambos grupos en la parte industrial y comercial de la compañía.

Esta fórmula de separar la generación de contenidos de la parte de distribución y comercialización es muy habitual en otros países y de hecho se está convirtiendo en tendencia, ya que permite a las empresas periodísticas estar mejor preparadas para la era digital, sin tener tanto peso de activos que no son lo fundamental de su negocio.

¿La línea editorial de los diarios de EPENSA no será regida entonces por El Comercio?

En absoluto. Tenemos total independencia en los contenidos.

Gustavo Mohme afirma que conversó con los accionistas de EPENSA para plantear una asociación y que luego solo obtuvo silencio.

Hace meses el señor Mohme se acercó a los accionistas de EPENSA a sugerir una asociación. Se le dijo que no. Luego, él optó por convencer a un accionista minoritario y formular una oferta que consideramos hostil por las características poco transparentes que la rodearon.

El Grupo La República invoca ahora el peligro de la concentración en pocas manos de los medios de comunicación en el país. ¿Qué diría ante esto?

He visto con sorpresa una publicación en La República donde tendenciosamente se quiere hacer creer que el mercado de diarios es patrimonio exclusivo de los grupos El Comercio, EPENSA y La República.

En Lima existen 28 diarios. Probablemente Lima sea la ciudad que más diarios tiene en el mundo. En cada ciudad del interior compiten además diarios locales que son los que tienen supremacía sobre los diarios limeños. Mohme como empresario periodístico sabe que esto es así. Intentar demostrar lo contrario me parece una manipulación impresentable. En un mercado tan diverso no existe posibilidad de monopolio.

Invoca también el peligro sobre la libertad de prensa que originaría la concentración a la que alude.

Hoy en el Perú ningún medio de comunicación controla la libertad de expresión ni a la opinión pública. En primer lugar, hay una gran cantidad de medios y acceso irrestricto a ellos: Existen 7 canales de señal de televisión abierta nacional y varios canales de señal abierta en provincias, 1100 estaciones de radio, 8 canales de noticias en cable, 28 diarios en Lima y 48 en provincias y una infinidad de páginas de información web en adición a las redes sociales como Twitter y Facebook e infinidad de oferta informativa digital.

Gustavo Mohme sabe perfectamente la realidad de los medios en el país. Me parece que su posición ahora se explica por la desazón que debe tener de que su oferta hostil no haya tenido éxito.

¿Qué le diría a los lectores de los diarios de EPENSA?

A los millones de lectores de Correo, Ojo, El Bocón y Ajá que no habrá un milímetro de variación en nuestra línea editorial. El equipo periodístico que hace estos diarios seguirá siendo el mismo. En los contenidos periodísticos no hay asociación sino en las otras ramas del negocio que potenciarán el alcance de nuestros títulos.