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El circuito virtuoso de una buena economía de mercado

El circuito virtuoso de una buena economía de mercado

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Hace 250 años, con la revolución industrial, la humanidad encontró el camino de la prosperidad de sus pueblos.

Desde entonces, con la formación de mercados libres, el capitalismo y el desarrollo del sector empresarial, la humanidad ha transitado desde espacios donde el 95% vivía en la más abyecta pobreza, hacia la prosperidad.

Hoy día, menos del 10% de la población mundial se mantiene en la pobreza. El resto de la población tiene una calidad de vida difícil de imaginar hace 50 años y se ha desarrollado una clase media global de 3,000 millones de personas. Ahora estamos en la cuarta revolución industrial, que ofrece mejoras tecnológicas que pueden mejorar sustancialmente la educación, la salud y la calidad de vida, para lograr mejores democracias y más libertad individual.

Ha habido, por supuesto, otras propuestas de organización de las economías, empezando por el comunismo. Pero ningún país que se haya cerrado al desarrollo de los mercados, ha logrado la prosperidad. La gran mayoría de ellos ha terminado condenando a su población a la pobreza, la escasez y la falta de libertad.

Para mantenernos como parte de este nuevo mundo, necesitamos lograr niveles de ingreso muy superiores de los que tenemos. No se trata de que solo los más pudientes tengan acceso a los beneficios de la modernidad, tenemos que propiciar el acceso de todos los peruanos.

No queremos que nuestros pobres estén excluidos del nuevo mundo. Queremos que todos puedan ser parte del nuevo desarrollo económico y social.

Para ello tenemos que hacer lo que han hecho los países más prósperos en todas las regiones del mundo, crecer y fomentar la inversión privada, invertir en educación, salud, infraestructuras y tecnología.

También necesitamos mejores instituciones y un Estado más eficiente, que brinde buenos servicios públicos, de acceso a una buena justicia y garantice la seguridad pública.

Veamos en el frente económico, como podemos dar ese salto de riqueza. Para ello tenemos que crecer y eso solo se puede lograr promoviendo la inversión privada.

Con más inversión privada podemos generar empleo de calidad y recursos fiscales para tener un Estado fuerte y eficiente, que de buenos servicios y que remunere adecuadamente a los servidores públicos. Se trata de generar el circuito virtuoso de una buena economía de mercado, que genere mejores ingresos y condiciones de vida.

Una buena economía de mercado implica tener reglas claras bajo las cuales se desarrollen las inversiones. Las empresas deben ser consecuentes con su responsabilidad en aspectos sociales y ambientales, y en su capacidad de contribuir al bienestar general.

Pero las reglas que establezca el Estado para regular a las empresas, deben ser sensatas y basadas en criterios técnicos, restando espacios de discrecionalidad a los funcionarios públicos, que son justamente, los espacios de la corrupción.

Una pregunta que cabe hacerse es si el Perú tiene la capacidad de generar riqueza. Y la respuesta es que el Perú es uno de los países con más capacidades para generar riqueza. Tenemos todos los recursos naturales habidos y por haber, y una población esencialmente trabajadora, creativa y longánima.

Lamentablemente, la gran mayoría de candidatos a la presidencia de la República, por no decir todos, está muy lejos de estas ideas. Ven el país como una pequeña parroquia aislada donde se puede gobernar con imaginación y voluntarismo. No salen de enfoques de corto plazo y caen en el inmediatismo de falsas soluciones mágicas.

Los electores tenemos que pensar muy bien por quién votar. Veamos quienes tienen un pensamiento moderno y desarrollista. Difundamos en las redes sociales las ideas de la prosperidad. Nosotros, los ciudadanos comunes, tenemos que crear el espacio de ideas que nos lleven a ser parte del mundo del bienestar. Lampadia




Igualdad de género: Otra apuesta de la Fundación Gates

Igualdad de género: Otra apuesta de la Fundación Gates

El ‘circuito virtuoso del capitalismo’ liderado por Bill y Melinda Gates, Warren Buffett, y los movimientos ‘pro-dar’ de buena parte de los nuevos ricos de EEUU se dirige, como hemos indicado anteriormente, a resolver las mayores carencias de los pobres, lejos de los territorios que dieron origen a sus fortunas. 

Sus esfuerzos no solo comprometen grandes proporciones de suriqueza, tal vez lo más encomiable de esta ‘aventura’ es la entrega del  tiempo personal de los filántropos, tiempo que podrían dedicar, merecidamente, al disfrute personal. Ver en Lampadia: El Circuito Virtuosos del CapitalismoOtro testimonio de filantropía orientado a los pobres.

En esta ocasión, presentamos el artículo de Melinda Gates, la esposa y socia de Bill Gates, que nos cuenta sobre su compromiso con la necesidad de empoderar a las niñas y mujeres del mundo, que a pasar de su fabulosa contribución a la sociedad, aún no tienen el status y las condiciones de vida y reconocimiento que merecen.

En Lampadia pensamos que la igualdad de género es crucial para la salud de una nación moderna, no desde un punto de vista feminista, sino desde un punto de vista humano. Los seres humanos somos muchas veces tremendamente decepcionantes, como nos comentaba alguien cercano a Lampadia: “Creo que en mi próxima vida quisiera ser un Delfín”, pero gente como Melinda Gates renueva la fe en la humanidad.

2030 CREANDO FUTURO

Invertir en las mujeres sólo puede cosechar más beneficios para todos

Por Melinda Gates

Publicado en Asahi Shimbun, Japón

9 de mayo de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

En esta foto del 24 de enero de 2013, Melinda Gates habla con Sharmila Devi, quien había dado a luz a una niña (tapada bajo su chal), en su casa en el pueblo de Dedaur en el bloque Bakhtiarpur del distrito de Patna, India. A la derecha de Sharmila está su suegra, Lal Muni Devi. (Fuente: Fundación Bill y Melinda Gates)

Nota del editor: El Asahi Shimbun invitó a los co-fundadores de Microsoft Corp. Bill Gates y su esposa, Melinda, como editores invitados para un proyecto especial llamado “2030 Creando Futuro”. Los dos filántropos de renombre mundial contribuyeron con artículos en nuestro periódico en muchas cuestiones sociales globales, como enfermedades infecciosas, educación y pobreza, como parte de sus esfuerzos para crear un mundo mejor al año 2030 a través de la innovación y la tecnología. Esos artículos fueron publicados el 9 de mayo en la edición matutina del periódico. AJW también tiene artículos en inglés de los redactores de Asahi y otros colaboradores. 

Creciendo en Texas en la década de 1970, siempre supe que quería una carrera en ciencias de la computación. Eso requirió un poco de imaginación, porque no conocía a muchas mujeres que trabajaran fuera del hogar o que tuvieran carreras como la que yo aspiraba. Pero tuve suerte. Tuve una madre que me animó a ser cualquier persona que quisiera ser – y un padre que insistió en que ser una chica no debía poner límites a mis sueños.

Mi padre incluso me presentó a una mujer con la que trabajaba – una ingeniera que describió como uno de sus más respetados colegas – para que pueda ver por mí misma que las contribuciones e ideas de las mujeres son tan importantes como las de los hombres. Incluso hoy en día, la sociedad no siempre da ese mensaje a mujeres jóvenes. Así que tuve la suerte de tener un padre que lo hizo.

Con el apoyo de mis padres, obtuve títulos en ciencias de la computación y de negocios y trabajé una década como ejecutiva de software de Microsoft – y siempre estaré agradecida por eso. Pero su apoyo no sólo me convirtió en una científica de la computación. Me enseñó lo que significa ser defensor de las mujeres y las niñas. Y a través de su ejemplo, mis padres también me enseñaron el ‘valor de devolver a la sociedad’ desde una edad temprana.

Ahora, como copresidente de la Fundación Bill y Melinda Gates, estoy tratando de poner en práctica estas lecciones para ayudar a liberar el potencial de las mujeres y niñas en todo el mundo.

Durante la última década y media, he pasado mucho tiempo en los países en vías de desarrollo. Es la mejor parte del trabajo – conocer a distintas personas, ser invitada a sus casas, escuchar sus historias y aprender sobre sus vidas. Una cosa que he descubierto es que no importa en que parte del mundo esté, siempre soy capaz de lograr una conexión especial con otras madres.

Según muchas indicadores, nunca ha habido un mejor momento para nacer como niña. Los datos nos dicen que en prácticamente todos los países, las mujeres viven más tiempo, son más sanas y viven una vida mejor que nunca antes. Pero también confirman lo que sabemos de nuestras experiencias diarias: Hay un largo camino por recorrer para alcanzar la verdadera igualdad de género.

En todo el mundo, las mujeres y las niñas siguen aprendiendo menos, ganan menos y tienen muchas menos oportunidades para vivir una vida sana y participar plenamente en sus comunidades. Esto se me hizo evidente el año pasado en la India, cuando me encontré con unos gemelos de 6 años de edad, Krishna y Radha. Sus vidas serán muy diferentes, simplemente porque Radha es una chica en una comunidad donde los hijos son favorecidos sobre las hijas. Pero la verdad es que cuando las niñas puedan alcanzar su pleno potencial, todos se benefician, incluyendo niños y hombres.

Invertir en las mujeres y las niñas no sólo es lo que hay que hacer – es lo más inteligente. Empoderar a las mujeres y niñas a través de una mejor salud, más poder de toma de decisiones y la oportunidad económica ayuda a salvar vidas, hace que las familias prosperen y construye unas economías más fuertes. Eso es porque las mujeres invierten la mayor parte de cada dólar que ganan en sus familias y priorizan el presupuesto del hogar para la atención sanitaria, alimentos nutritivos y educación – las bases para la construcción de las sociedades prósperas.

Las mujeres saben lo que es mejor para ellas y sus familias – y necesitan el poder para actuar sobre ello. Cuando una mujer puede decidir si y cuándo quiere quedar embarazada, ella y su familia son más saludables y sus hijos son más propensos a salir de la pobreza. Sin embargo, todavía hay 225 millones de mujeres en el mundo que no tienen acceso a ningún tipo de anticonceptivo moderno. Estoy decidida a cambiar eso. Y nuestra fundación se ha comprometido a conseguir acceso a la planificación familiar a decenas de millones de mujeres y niñas al 2020.

La buena noticia es que estamos viendo un impulso sin precedentes para avanzar en la igualdad de género. El Primer Ministro Shinzo Abe – un gran defensor de la autonomía de la mujer – lidera con el ejemplo. Cuando nos encontramos en las Naciones Unidas el año pasado, me comentó su compromiso de construir “una sociedad donde las mujeres puedan brillar.” Y en marzo, la Directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, y yo nos sentamos a conversar con los ministros de Finanzas y banqueros centrales de toda el Asia para animarles a invertir aún más en las mujeres y las niñas.

Me gusta decir que soy una optimista impaciente. Sé que el progreso es posible porque vemos que ya está sucediendo. Pero también creo que todos tenemos que desempeñar un papel para acelerarlo. La ayuda exterior de los Estados Unidos, Japón y otros países del G7 pueden hacer mucho para construir comunidades más saludables y prósperas en los países en desarrollo – y eso nos conducirá a un mejor futuro para todos nosotros. Lampadia