1

Cuando la clase dirigente defrauda en su hora más fina

El Reino Unido ha tenido siempre una clase dirigente presente en la conducción de sus gobiernos, y nos ha dado ejemplos de liderazgo extraordinarios, empezando por el portentoso liderazgo de Winston Churchill, que supo resistir la soledad de sus propósitos (los ataques más severos) para terminar imponiendo su criterio sobre la necesidad de enfrentar a Hitler. A ese extraordinario momento de su vida, en el que supo estar a la altura de las circunstancias y más allá, a esa ‘hora más oscura’ que supo tornar en su ‘hora más fina’ le debemos, todos los ciudadanos de occidente, el haber podido vivir en libertad durante los últimos 70 años.

Pero hoy, el Reino Unido, está en otra. Está en el medio de una crisis auto-infligida, justamente, por la debilidad de sus líderes actuales.

Crisis en la política de Gran Bretaña

Faltan tan solo ocho meses para que el Reino Unido abandone oficialmente la UE, tras la elección del Brexit en el 2016, y la incertidumbre es increíblemente alta. Los británicos están en un escenario de altísima incertidumbre.

Las posibilidades de que las conversaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea lleguen a un acuerdo son cada vez menores. A pesar de que el tiempo se está agotando, sus argumentos continúan siendo muy distantes. Theresa May ha publicado su último plan de compromiso y ve poco espacio para nuevas concesiones. Michel Barnier, el principal negociador de la UE, también tiene poco espacio para maniobrar. Quizás algún acuerdo de última hora sea acordado por el Consejo de Ministros a finales de este año; pero aumentan los riesgos de que no lo haga.

Se ha desatado una gran lucha política en el gobierno del Reino Unido sobre Brexit y podría ser el fin de la primera ministra Theresa May. Tres miembros del gabinete de May, el canciller Boris Johnson, el ministro del Brexit David Davis y el ministro del Departamento para la salida de la UE, Steve Baker, renunciaron al gobierno en protesta por el manejo de las negociaciones con la Unión Europea por parte de May.

¿Qué paso? May llegó al poder poco después del voto en pro del Brexit, prometiendo ser una mano firme en las negociaciones. Ofreció un ‘Brexit duro’ e incluso trajo a los políticos pro-Brexit a su gobierno, incluidos Johnson, Baker y Davis.

Desde el principio May ha destacado por su debilidad y falta de instinto político. Por ejemplo, cuando los conservadores gozaban de una cómoda mayoría, decidió llamar a elecciones, perdiendo la mayoría y teniendo que organizar alianzas inestables que solo le permiten sobrevivir, una y otra vez, a las sucesivas crisis que tiene que enfrentar.

Todos los análisis serios sobre las consecuencias del Brexit, muestran que Gran Bretaña tendrá que asumir tremendos costos económicos y sociales. A pesar de la inclinación de May y su equipo-Brexit, con el tiempo, May fue dando muestras de aceptar un “Brexit suave”. Ese es el apodo de un modelo que afirma que no pertenece a la UE, pero aún tiene acceso al mercado único europeo. Para seguir ese modelo, el Reino Unido debe permitir principalmente el libre flujo de bienes, servicios, dinero y personas. O sea, ser, pero no ser parte de la unión. Todo con tal de no reconocer el error.

Esto no es una opción para los activistas pro-Brexit, que prefiere un “Brexit duro”, en el que supuestamente GB se ahorraría los aportes a la unión y podría restringir la inmigración.

El gabinete de May está profundamente dividido entre esos dos bandos, y se le está acabando el tiempo para presentar sus términos a la UE. En junio, después de una reunión de 12 horas, May surgió con un plan acordado por el grupo: el Reino Unido buscaría un “área de libre comercio” con la UE para bienes industriales y agrícolas, preservando su acceso a los mercados de la UE y gobernado por un “Libro de reglas común”.

Pero no hubo consenso: para Johnson y otros pro Brexit duro, el plan era demasiado suave. Entonces renunciaron en protesta. Ahora, todo el partido de May está en crisis, y algunos miembros amenazan con desafiar su liderazgo si ella no cambia de rumbo.

¿Qué sucederá?

No queda claro qué sucederá, sin embargo, existen varias opciones. Una opción es que el Reino Unido decida que no pagará la “tarifa de divorcio” de alrededor de € 50 mil millones que acordó en diciembre pasado como parte de un acuerdo de retiro. Sin dicho acuerdo, la UE afirma que no habrá una “fase de implementación”. Como resultado, el próximo año, el comercio del RU con la UE estaría sujeto a aranceles y controles fronterizos. Sin duda, se harán tratos a lo largo del tiempo para solucionar el desorden y se encontrarán formas de reactivar el comercio, pero la disrupción sería enorme y es poco probable que la economía se recupere por completo durante muchos años.

Otra opción es que el Reino Unido abandone la UE con un acuerdo de mantener, por el momento, el status quo en términos de intercambio y todos los demás arreglos diarios. En otras palabras, la “fase de implementación” seguiría adelante incluso en ausencia de un acuerdo de retirada total, y el Reino Unido cumpliría con su acuerdo de pagar a la UE mientras se realizan nuevos intentos para negociar una relación a largo plazo.

Esto parece políticamente tentador, pero no es tan fácil como parece. ¿Qué pasa si no se llega a un acuerdo el próximo año o el año siguiente? ¿Se volverá permanente este arreglo a corto plazo, al igual que la relación de Noruega con la UE, diseñada para durar unos pocos meses en 1994, pero que todavía está en vigor?

Otra alternativa es que el Reino Unido decida permanecer en la UE después de todo. El gobierno retira su carta notificando a la UE su decisión de abandonar la UE, pero se necesitaría un nuevo referéndum en el Reino Unido y el gobierno de Theresa May se opone. Las encuestas recientes indican que un nuevo referéndum, diseñado para poner fin a una profunda crisis política interna, daría como resultado una votación para permanecer en la UE, después de todo.

¿Cuál de estos cuatro escenarios es más probable?

Nadie puede estar seguro. Hay problemas con cada uno de ellos: financieros, legales y políticos. Cada uno tendrá sus seguidores y sus críticos. Solo una cosa es segura: si no hay un acuerdo entre el Reino Unido y la UE, Gran Bretaña tendrá que sufrir grave problema.

Lo único seguro es que GB ha olvidado los ejemplos de liderazgo de Churchill, Thatcher y Blair, tiene a la persona menos indicada en el gobierno: un partido conservador sin una clara identidad, un partido laborista regresivo a las políticas que los llevaron a sufrir el ‘winter of discontent’ (la crisis que llevó a Thatcher y el liberalismo británico al poder en 1979) y, por lo tanto, un liderazgo débil que no permite ver el camino por delante. Lampadia




Se oficializa un Brexit ‘duro’ que traerá grandes problemas

La inflexión del Reino Unido en contexto

El Reino Unido fue a la votación por el Brexit con graves fallas de cálculo por parte del gobierno conservador dirigido por James Cameron, que después del papelón tuvo que renunciar apuradamente.

La misma votación, parece haber agarrado de sorpresa a la población, que no habría sido consciente de sus consecuencias. Al punto que días después se generaron grandes presiones para una revisión.

Casi por ‘default’, la conservadora Theresa May, asume el gobierno, y sorprende con un enfoque muy agresivo hacia un Brexit ‘duro’, a pesar de que ella se opuso al mismo en el referéndum. Además, en su primera presentación en la convención conservadora, hizo un discurso populistoide y radical de ‘izquierda’, con el que desconcertó a todo el mundo.

Ya en el manejo de Brexit, se ha mostrado muy radical en su actitud de ir adelante, a pesar de que hubo una serie de eventos que podrían haber justiciado otras acciones.

Hoy el Reino Unido cabalga con desdén por la ruta de su aislamiento de Europa, con ideas que llevaron al reino al gran fracaso de los laboristas, expresado en el colofón del ‘invierno del descontento’ que antecedió la ascensión de Margaret Thatcher y su revolución liberal que llevó al reino desde ser deudor del FMI, a una potencia de primer orden.

El historiador británico, Niall Ferguson dijo en Chile hace un par de años: que Chile era el país más inteligente de la región, pero que ahora [con Bachelet], estaba ejerciendo su derecho a ser estúpido. En Lampadia, pensamos que es el turno del Reino Unido, que después de varios siglos de manejos inteligentes, está, efectivamente, ejerciendo su derecho a ser estúpido.

Situación actual

Después de haber optado por un BREXIT ‘duro’, el 29 de marzo, la primera ministra, Theresa May, firmó una carta de seis páginas en la que se dio inicio al artículo 50, el primer paso para el retiro del Reino Unido de la Unión Europea, también conocido como Brexit. Lo que sigue es un período de negociación de dos años durante el cual la UE y GB determinarán cómo se separarán las dos entidades y cuál será su relación futura.

El voto en pro del Brexit ha puesto en marcha un proceso sin precedentes e impredecible que amenaza la globalización y el libre comercio – para Gran Bretaña, para Europa y para la economía global. La UE perderá la quinta economía más grande del mundo, una potencia nuclear y un miembro del Consejo de Seguridad de la ONU.

Fuente: Le Courrier de Russie

Su impacto dependerá del tipo de relación que Gran Bretaña establezca con la UE después de Brexit. Theresa May ha señalado que quiere usar el poder militar británico y su peso diplomático como una forma de que el Reino Unido demuestre que está comprometido a mantener la seguridad “en el vecindario”. Si las negociaciones se vuelven agresivas y no se llega a un compromiso, puede que tome bastante tiempo en construir el aparato diplomático que permita que Gran Bretaña contribuya a la diplomacia “europea” fuera de la UE.

Más allá de la UE, un Brexit “duro” afectará la ‘arquitectura global’, especialmente en la tendencia anti libre mercado en la que se está embarcando el mundo. Más preocupante aún, Estados Unidos ya no tiene la capacidad de desempeñar el rol de líder del mundo en lo que respecta a la globalización.

Problemas en el Reino Unido

En el mismo Reino Unido, las cosas están complicándose. Y es que  la separación de la Unión Europea supondrá una tensión inevitable para la integridad territorial del Reino Unido. El Diputado al Parlamento Europeo, David Martin, advierte que el Reino Unido podría dejar de existir después de Brexit. Escocia e Irlanda del Norte ya están evaluando separarse del Reino Unido.

Fuente: El País de España

Cuando Escocia celebró un referéndum de independencia en 2014, el 55% de los votantes decidieron permanecer en el Reino Unido. Uno de los principales argumentos en contra fue que una Escocia independiente no se convertiría automáticamente en miembro de la UE y, por lo tanto, perdería el acceso al libre comercio con el bloque.

Tras el Brexit, las autoridades escocesas presionaron para que el Reino Unido siguiera siendo miembro del mercado único de la UE para minimizar el efecto de dejar el bloque. Pero Theresa May afirmó el pasado 29 de marzo que se retirará del mercado único para negociar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. En respuesta, el partido escocés Scottish National Party dijo que tal cambio en el statu quo justifica otro referéndum de independencia. La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, dijo que la votación debería tener lugar a fines de 2018 o principios de 2019, antes de que las negociaciones de Brexit terminaran. Espera que al lograr la independencia antes de que se resuelva el proceso Brexit, para que los negociadores se vean obligados a considerar a Escocia en el acuerdo final, idealmente acelerando su adhesión a la Unión Europea.

Sin embargo, el referéndum de Escocia no puede suceder sin la autorización del Parlamento del Reino Unido. May ha dicho que ahora no es el momento para otro referéndum escocés, porque ella no quiere que interfiera con el proceso de Brexit. El gobierno británico se enfrenta a un dilema: si continúa rechazando un referéndum, el nacionalismo en Escocia podría crecer; pero si autoriza un nuevo voto, el resultado sería imposible de predecir. Según una encuesta publicada el 13 de marzo, el apoyo a la independencia de los escoceses es del 48%.

Por otro lado, Irlanda del Norte recibe millones de libras esterlinas como apoyo en los sectores de agricultura y pesca y, además, recibe subvenciones estructurales de la Unión Europea, así como dinero para preservar el acuerdo de paz del ‘Good Friday’. Este dinero ya no estará disponible cuando el Reino Unido abandone el bloque, lo que significa que el gobierno británico probablemente tendría que buscar formas de reemplazarlo. El pertenecer a la Unión Europea también le ha permitido a Irlanda del Norte mantener abierta su frontera con la República de Irlanda, contribuyendo a la pacificación de la isla. Después de Brexit, existe la posibilidad de que tengan que ser introducidos algún tipo de controles fronterizos. Aunque ambas partes (Irlanda del Norte y la República de Irlanda) han dicho que la unificación sigue siendo una posibilidad lejana, existe la pregunta de hasta qué punto Brexit reabrirá discusiones sobre el futuro territorial y político de las Islas Británicas.

Conflictos sobre Gibraltar

En Gibraltar, el 96 % de los residentes votaron a favor de permanecer en la UE. Es un territorio británico de ultramar que participa en la libre circulación de personas, servicios y capitales de la UE; pero no en la libre circulación de mercancías. Aproximadamente la mitad de su mano de obra está formada por ciudadanos de la UE (en su mayoría españoles) que viajan diariamente y, para hacer las cosas más complicadas, el territorio de Gibraltar es reclamado por España.

Brexit plantea dos riesgos para Gibraltar: El gobierno está preocupado porque las exportaciones de Gibraltar ya no tendrán acceso libre de aranceles al mercado único de la UE. También le preocupa que España cierre unilateralmente la frontera y aísle el territorio (ya que el Reino Unido no es miembro del Acuerdo de Schengen).

El acuerdo Brexit no se aplicaría a Gibraltar sin un acuerdo separado entre el Reino Unido y España. Ambos países estarán interesados ​​en llegar a un acuerdo para proteger los derechos de los 300,000 ciudadanos británicos que viven en España y los 200,000 españoles que viven en el Reino Unido, así como para preservar sus fuertes lazos bilaterales de comercio e inversión. Para obtener la aprobación de un acuerdo de libre comercio se requeriría el apoyo unánime de todos los miembros de la UE, lo que daría a España el poder de veto sobre el acuerdo final.

Impacto en la UE

Existe un miedo latente que el BREXIT sea el inicio del fin de la Unión Europea como tal. Sin embargo, los datos de las encuestas actuales en Europa sugieren que es improbable que suceda una fractura en el corto plazo, aunque un número creciente de países de la UE, liderados por Holanda, Francia, Italia y Polonia, tienen un elemento de “escepticismo político” significativo con respecto a la UE. Hay mucha insatisfacción en Europa por la falta de generación de empleo y un mejor futuro económico, pero las encuestas muestran que incluso en países donde la demanda de un referéndum es alta (como Italia y Holanda) los votantes todavía no desean abandonar la UE por ahora.

Fuente: My Goal Is

Conclusiones

Esperamos que el gobierno británico logre encontrar un equilibrio entre apaciguar el descontento político en las administraciones descentralizadas y mantener el control del proceso Brexit, al igual que llegar a un acuerdo con la Unión Europea, para así mantener el statu quo. Lampadia