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Retos de la conectividad masiva de Internet

El uso de internet está tan inmerso en nuestros quehaceres diarios que ignoramos la celeridad en la que penetró en la vida de millones de personas alrededor del mundo hace más de una década, sobre todo en los países emergentes, de los cuales somos parte.

Conforme internet avanzó hacia mejores velocidades de conexión y su cobertura se hizo universal en el ámbito urbano a través de la telefonía móvil, uno de los más importantes beneficios que trajo consigo fue la aparición  de los denominados “unicornios de la tecnología”, emprendimientos que han hecho de las herramientas digitales sus fieles aliadas para suplir las necesidades insatisfechas de millones de usuarios en diversas ramas del sector servicios, como transporte, restaurantes, entre otros (ver Lampadia: Las debilidades de los unicornios de la tecnología). Sin embargo, el impacto en las empresas ya establecidas en los países emergentes se torna aún ambiguo en tanto algunas de ellas – si bien pueden haberse expandido en el proceso – otras pueden haberse extinguido debido a su tardía adecuación a esta nueva ola de la digitalización, potenciada por el internet en los últimos años.

En un reciente artículo de The Economist (ver artículo líneas abajo), se explica cómo la conectividad online de las 726 millones personas que integran los países en vías de desarrollo, demandará una reinvención de los modelos de negocio de las empresas ya establecidas debido a su aún carencia de infraestructura, pero también a brechas en cobertura de servicios públicos que aún sufren las poblaciones en estas partes del mundo. Estas reflexiones deben sentar las bases para que los diferentes emprendimientos en nuestro país tomen cartas en el asunto, de manera que la nueva revolución del internet, que se avecina con el 5G, los ayude a crecer y no los arrastre por los suelos. Lampadia

El próximo acto de internet
La segunda mitad de la humanidad se une a internet

Ellos lo cambiarán, y los cambiará

The Economist
8 de junio, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

En 2007, por primera vez, más humanos vivían en ciudades que fuera de ellas. Fue una transición de 5,000 años. Internet ha sido más rápido para llegar a la mitad del camino.

Más del 50% de la población del planeta está ahora en línea, apenas un cuarto de siglo después de que la web despegara por primera vez entre los expertos en tecnología en el oeste. La segunda mitad de la revolución de internet ha comenzado. Está cambiando la forma en que funciona la sociedad y también está creando un nuevo rompecabezas empresarial.

La mayoría de los nuevos usuarios están en el mundo emergente; unas 726 millones de personas se conectaron solo en los últimos tres años. China sigue creciendo rápidamente. Pero gran parte del aumento proviene de los lugares más pobres, en particular la India y África. Después de haber visto las falsas noticias y el trolling que se ha hecho al discurso público en los países ricos, a muchos observadores les preocupa la degradación de la política, desde la polarización del electorado de la India hasta la persecución de la minoría rohingya de Myanmar. En el lado positivo, las organizaciones benéficas y los trabajadores humanitarios hablan sin cesar y con seriedad sobre cómo los teléfonos inteligentes permitirán a los agricultores verificar los precios de los cultivos, a los aldeanos a inscribirse para recibir educación en línea y ayudar a los médicos a aumentar las tasas de vacunación.

Menos apreciado es que los principales atractivos de estar online son los mismos para la segunda mitad como lo fueron para la primera. Socializar y jugar, no trabajar y superarse, son la atracción. La pornografía es popular. Las aplicaciones de mensajería ayudan a los amigos a mantenerse en contacto y permiten que los trabajadores migrantes les den las buenas noches a sus hijos en casa. Las personas entretienen a sus amigos y extraños en las redes sociales con videos caseros ridículos en YouTube o TikTok, una aplicación enfocada en clips cortos y cómicos. Los planes de datos baratos y las unidades de memoria USB traen películas pirateadas a millones de personas que tal vez nunca hayan estado en un cine. Las aplicaciones de citas son más populares que los asesoramientos agrícolas; los videojuegos son más populares que cualquiera de los dos. Es poco probable que estos beneficios lleguen a muchos informes de desarrollo. Pero son un impulso para el stock de la felicidad humana.

Para las empresas, la segunda mitad de Internet ofrece una gran cantidad de clientes. También trae un dolor de cabeza: la mayoría de estos usuarios nuevos son demasiado pobres para gastar mucho. Decenas de miles de millones de dólares en dinero de capital de riesgo se han transferido a empresas de Internet en mercados emergentes, excluyendo a China. Los gigantes de Silicon Valley han creado grandes bases de usuarios: más de 1,500 millones de usuarios de Facebook están en países en desarrollo. YouTube, un sitio de videos de propiedad de Google, está cada vez más dominado por usuarios no occidentales. El año pasado, Walmart gastó US$ 16,000 millones en la compra de Flipkart, un gigante de comercio electrónico indio. Jumia, una empresa de comercio electrónico con 4 millones de clientes en Nigeria y otros 13 países africanos, se introdujo en Nueva York en abril.

A pesar de las altas valoraciones de estas empresas, todavía están buscando modelos de negocios sostenibles. Reliance Jio, una firma india, ha invertido US$ 37,000 millones para construir una red móvil de alta velocidad y adquirir una gran base de usuarios, en su mayoría pobres. Cada usuario de Facebook en Asia genera solo US$ 11 de ingresos por publicidad al año, en comparación con los US$ 112 de un norteamericano. El ingreso combinado de todas las empresas de internet en los mercados emergentes (excluyendo China) es quizás de US$ 100 mil millones al año. Es aproximadamente del mismo tamaño que Comcast, la empresa número 31 más grande de Estados Unidos por ventas.

No obstante, el impacto de estas empresas en los negocios aumentará de dos maneras. Primero, crecerán rápido – aunque aún está por verse si será lo suficientemente rápido como para justificar sus valoraciones. Para maximizar sus posibilidades, muchos están ofreciendo no solo un servicio único (como búsqueda o video), como lo hicieron las empresas occidentales en sus primeros años, sino un conjunto de servicios en una aplicación, con la esperanza de ganar más dinero por usuario. Este enfoque fue pionero en China por Alibaba y Tencent. Go-Jek en Indonesia ofrece servicios de transporte, pagos, recetas de medicamentos y masajes. Facebook está impulsando un sistema de pagos digitales en la India a través de su servicio de chat, WhatsApp.

La segunda es que, en el mundo emergente, es probable que las empresas establecidas se vean afectadas más rápidamente que las empresas tradicionales en el mundo rico. Tienen menos infraestructura, como almacenes y sitios de venta al por menor, para actuar como una barrera de entrada. Muchas personas, especialmente fuera de las grandes ciudades, carecen de acceso a sus servicios por completo. Las empresas de cerveza, champú y otros bienes de consumo podrían encontrar que, a medida que el marketing se vuelve digital, las nuevas marcas insurgentes ganan terreno más rápido. Los bancos se verán obligados a adaptarse rápidamente a los pagos digitales o morir. Visto de esta manera, hay una gran cantidad de dinero en juego: el valor de mercado total de las empresas predominantes en el mundo emergente, fuera de China, es de 8 trillones de dólares. Si pensaste que la primera mitad de la revolución de Internet fue perjudicial, solo espera hasta que veas el segundo acto. Lampadia




Tres motores que impulsaron la Revolución Industrial

Tres motores que impulsaron la Revolución Industrial

La Primera Revolución Industrial inició la mayor y mejor transformación de la humanidad. Hasta entonces la gran mayoría de la población vivía prácticamente en la miseria y la esperanza de vida no pasaba de 38 años. Hoy tenemos una esperanza de vida que apunta a los 80 años y las clases medias bajas tienen mejores estándares de vida, en todas las dimensiones, que los que disfrutaban los Papas y Emperadores de hace un par de siglos.

La Revolución Industrial surgió como resultado de un largo proceso de creación e innovación humana que demuestra claramente la importancia de la tecnología y de las mejoras que se derivan de la misma.

Fuente: 123RF

En una entrevista con el Washington Post, el historiador Joel Mokyr, autor de un reciente libro, ‘La cultura del crecimiento’, que hemos citado en Lampadia: El sentido común de la modernidad,  indica que la razón por la que esta revolución se llevó acabo en Europa y no en China es que en el mundo occidental se desarrolló una cultura única de competitividad científica y progreso intelectual sin precedentes, que se atrevía a cuestionar el conocimiento prevaleciente, mientras que en China se tenía un poder único y una burocracia dominante (los Mandarines) que inhibía la innovación. 

Mokyr afirma que en Europa se estudiaba el conocimiento clásico y se empezaba a decir: “La mayoría de estas cosas están equivocadas.” La capacidad de desafiar la sabiduría era irreprimible. Y relativiza la importancia de las ventajas comerciales, los bajos costes laborales o la abundancia de recursos naturales como motores económicos. Más bien destaca la importancia de la educación y la innovación tecnológica y la eficiencia gubernamental como determinantes para el desarrollo sostenido, junto con una cultura pro-crecimiento.

Fuente:  dymocks.com.au

Ahora, estamos en una Cuarta Revolución Industrial, la cual está relacionada con la robótica y la inteligencia artificial, entre otras muchas tecnologías disruptivas. Ésta  jugará un papel trascendental en la vida de los ciudadanos, empresas y naciones en los próximos años, como en su momento lo tuvo la electricidad y las vacunas. (Ver en Lampadia: Aceleremos el desarrollo del Perú mediante la innovación y Los retos de la Cuarta Revolución Industrial, que junto con otras publicaciones mantenemos para nuestros lectores en nuestra biblioteca virtual, ‘Revolución Tecnológica’.

Todas las revoluciones industriales traen consigo una disrupción económica, política y social. Ésta no es diferente, más bien se piensa que sus impactos y discontinuidades serán mayores a cualquier cosa que hayamos visto antes. Por ello es tan importante que los peruanos no perdamos más tiempo, pues no solo tenemos que superar brechas inmensas en educación, salud, infraestructuras y tecnología; también tenemos que nivelarnos con el mundo más desarrollado para ser parte de los ganadores de la `cuarta revolución industrial’. Ver en Lampadia: Gobernabilidad con un gabinete multipartidario.

Por qué la Revolución Industrial no se dio en China

Ana Swanson
Washington Post
28 de octubre de 2016
Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: Washington Post

Para los historiadores económicos como Joel Mokyr, no hay nada inevitable sobre la increíble riqueza y salud del mundo moderno. Pero si no fuera por una chispa en un pequeño rincón de Europa que encendió la (Primera) Revolución Industrial -que inició increíbles avances en tecnología y estándares de vida a través de la costa del Atlántico Norte en los años 1700 y 1800 y poco a poco en todo el mundo- podríamos estar viviendo la misma desagradable y corta vida de nuestros antepasados de los siglos anteriores.

Mokyr, que enseña en la Northwestern University, se sumerge en el misterio de cómo el mundo pasó de ser pobre a ser tan rico en tan sólo unos cuantos siglos en un libro titulado: “Una cultura de crecimiento: los orígenes de la economía moderna”.

Basándose en siglos de filosofía y avances científicos, Mokyr sostiene que hay una razón por la que la Revolución Industrial se produjo en Europa y no, por ejemplo, en China, que había mostrado signos de progreso científico en los siglos anteriores: Europa desarrolló una cultura única de competitividad científica y progreso intelectual que era sin precedentes y no estaba predestinada.

Esta entrevista ha sido editada por su longitud y claridad.

– ¿Por qué es importante considerar esta pregunta: por qué ocurrió la Revolución Industrial?

Es una pregunta que debe hacerse si queremos saber cómo nos convertimos en lo que somos. Los siglos XIX y XX son, en muchos sentidos, los siglos más transformadores de toda la historia humana. Hasta alrededor de 1800, la gran mayoría de las personas en este planeta eran pobres. Y cuando digo pobre, quiero decir que estuvieron al borde de la inanición física durante la mayor parte de sus vidas.

La esperanza de vida en 1750 era de alrededor de 38 a lo mucho, y mucho más baja en algunos lugares. La idea de que hoy viviríamos 80 años, y pasamos gran parte de ellos en ocio, es totalmente inesperada. La clase media baja en las sociedades industrializadas occidentales y asiáticas tiene hoy un nivel de vida más alto que el papa y los emperadores de algunos siglos atrás, en todas las dimensiones. Ese es el resultado de una cosa: nuestra capacidad de comprender las fuerzas de la naturaleza y aprovecharlas para nuestras necesidades económicas.

Si entendiéramos cómo sucedió, entenderíamos la historia humana. Durante miles de años, las condiciones materiales en que vivían las personas cambiaron muy poco. Entonces, de repente, en 1800, sólo se ampliaron.

Eso salió de Europa occidental y de su rama en América del Norte después de 1800. Si no hubiera sido por eso, tú y yo estaríamos mirando una expectativa de vida de tal vez 40 años, y probablemente no estaría bebiendo cappuccino de una máquina y hablando con usted en mi teléfono “smart”. Mira lo que hemos logrado en todas las dimensiones. La tecnología no sólo ha aumentado nuestros ingresos, sino que ha cambiado todos los aspectos de la vida cotidiana.

La pregunta es, ¿era todo esto inevitable? Mi respuesta es, absolutamente no.

– Entonces, ¿por qué ocurrió este dramático cambio? ¿Y por qué empezó en Europa, en lugar de en China?

China tiene un pasado glorioso en sus logros científicos. Y, sin embargo, nunca fueron capaces de convertirlo en crecimiento económico como lo hizo el Occidente. Si nos fijamos en Europa y China en el siglo XIX, Europa está avanzando a una velocidad impresionante. Está construyendo redes ferroviarias, barcos a vapor, fábricas. A principios del siglo XX, China parecía que iba a estar completamente ocupada por las potencias imperialistas. Claramente el desarrollo tecnológico y económico de Oriente y Occidente divergió a partir de 1850. La pregunta de US$ 64,000 es ‘¿por qué?

La gente ha dado respuestas diferentes, y estoy dando la mía. Una forma de pensar en ello es la cultura. Pero decir, “Hey, los chinos tienen una cultura diferente porque eran confucionistas, y los europeos eran cristianos”, no lo creo ni por un segundo. Es mucho más sutil y complicado. Yo diría que la cultura no es independiente de las circunstancias políticas e institucionales.

China y Europa son diferentes en muchos aspectos, pero uno es que después de la conquista mongola en el siglo 12, China sigue siendo un imperio unificado dirigido por una burocracia mandarín única. No hay nada que compita o amenace a China. China es invadida por las tribus manchúes en 1644, pero no cambian la estructura del estado. Aprendieron a hablar chino, se vestían como chinos y comían como chinos.

En Europa, nadie logró unificarla, y había una competencia continua. Los franceses estaban preocupados por los ingleses, los ingleses estaban preocupados por los españoles, los españoles estaban preocupados por los turcos. Eso mantenía a todos atentos, que es algo que los economistas reconocen inmediatamente como el modelo competitivo. Para tener progreso, se requiere un sistema que sea competitivo, no uno que esté dominado por un único poder.

Creo que esa es la principal diferencia. No es sólo que China no tenía una Revolución Industrial, no tenía un Galileo o un Newton o un Descartes, gente que anunció que todo lo que se estaba haciendo antes estaba errado. Eso es difícil de hacer en cualquier sociedad, pero era más fácil de hacer en Europa que China. La razón precisamente es porque Europa estaba fragmentada, y cuando alguien dice algo muy nuevo y radical, si el gobierno decide que son herejes y amenaza con enjuiciarlos, empacan su maleta y cruzan la frontera.

Europa crea un mundo competitivo que fomenta la innovación intelectual. Ahí está la Reforma, que afirma que la religión que se tenía hasta entonces estaba equivocada. Lo mismo ocurrió en la astronomía, química, medicina, matemáticas y filosofía. Eventualmente, se filtra hacia debajo de la misma manera como fabricamos textiles y zapatos, y como cultivamos maíz.

Quiero dejar claro, muy pocos historiadores serios piensan que China falló. China quería estabilidad y seguridad, y lograron eso durante mucho tiempo. Los europeos no querían estabilidad. Ellos querían progreso. Por supuesto, la estabilidad de China se ve interrumpida por los europeos que aparecen con barcos y armas más poderosas. Finalmente, China se desmorona bajo el ataque de la modernidad europea. Es una historia muy trágica.

– Su libro habla de cómo la Revolución Industrial resultó de una preferencia por el “conocimiento útil” y una conexión que se forma entre la élite social y el sector productivo de la sociedad. Explique eso.

Entre el viaje de Colón a América en 1492 y la muerte de Isaac Newton en 1727, la agenda de la investigación en Europa cambia. Durante gran parte de la historia humana, la gente estudió la ciencia y los fenómenos naturales, no para hacernos mejorar materialmente, sino para satisfacer la curiosidad. Los antiguos griegos hicieron fantásticos progresos científicos, pero hay pocos casos en los que lo usan para algo específico. De hecho, Aristóteles dice que la ciencia no debe usarse, porque el trabajo es algo para las clases bajas. Las personas ‘aprendidas’ no trabajaban, y los trabajadores no aprendían.

Antes de la Revolución Industrial, los eruditos de Europa cambiaron la agenda. Ellos dijeron: “Mira, debemos estudiar la naturaleza, pero debemos hacerlo para mejorar nuestro bienestar material”. Para la gente de hoy, esto suena totalmente obvio. Pero no en el año 1600. Para el siglo XVIII, esto se convirtió en el consenso. Eso es lo que yo llamo la Ilustración Industrial.

No podían resolver muchas de las cuestiones científicas con las que estaban lidiando. Pero siguieron intentando, y en el siglo 19, comenzaron a solucionar algunos problemas. La electricidad es un ejemplo. Durante 100 años, la gente luchaba para  tratar de aprovechar su poder. Sin embargo no fue hasta la década de 1860 que se logró controlar la generación eléctrica, y luego aparece Thomas Edison, la iluminación eléctrica y los autos en las calles. Lo mismo sucedió con la comprensión de las enfermedades infecciosas, que es la razón principal por la que la esperanza de vida ha aumentado. Estos avances tomaron mucho tiempo. Pero nunca se dieron por vencidos, y al final lo lograron. Si se piensa en ello, es bastante asombroso.

Ahora, no lo hemos descubierto todo. No puedo decir si vamos a lograr el éxito con la fusión nuclear. Pero de eso se trata, que la naturaleza es comprensible, y podemos entenderla y usarla. Nunca podemos entender el 100 por ciento de ello, pero podemos hacerlo mejor y mejor.

– Hoy en día, en China se habla a menudo de la historia de las invenciones en el país, por ejemplo, de la impresión, la pólvora y la brújula. Y usted menciona que China tenía su propia Iluminación. Entonces, ¿cómo fue diferente?

China fue extremadamente innovadora en su apogeo, que es básicamente bajo la dinastía Song, que terminó en 1279. En ese momento, los viajeros europeos e islámicos se dieron cuenta de que China estaba liderando el mundo en tecnología. Y China tiene una especie de Ilustración. Y, sin embargo, al final, no convirtieron esa innovación en crecimiento económico sostenido.

Creo que la razón fundamental es la posición de China como un único imperio, y también su burocracia, que es un animal único y peculiar. Por un lado, es muy progresista, porque es una meritocracia. En Europa, las personas que estaban en el poder eran los hijos y sobrinos de otras personas en el poder. Pero en China hay un examen, y la gente que obtenía los mejores resultados se elevaba en la administración pública mandarín. Así que pensaría: “Wow, eso es muy progresivo.” Excepto, si miras lo que estaban estudiando para estos exámenes, simplemente estaban regurgitando los clásicos. Era la herramienta perfecta para seguir reproduciéndose como moldes generación tras generación.

En Europa sucedía algo diferente. La gente estudiaba el conocimiento clásico, Ptolomeo, Hipócrates y Arquímedes, y empezaba a decir: “La mayoría de estas cosas están equivocadas.” No se podía hacer eso en China. Si dijiste “Estas cosas están mal”, fallaste en el examen. Pero en Europa, la capacidad de desafiar la sabiduría era irreprimible.

En el siglo XVII, los europeos construyeron microscopios, telescopios y barómetros que les permitían estudiar la naturaleza de una manera que los clásicos nunca pudieron. Y se vuelven bastante arrogantes. Hay un filósofo francés a finales del siglo XVI, Pierre de La Ramée, que escribe un libro con el título “Todo lo que Aristóteles ha dicho es incorrecto.” Eso es ‘chutzpah’. Un siglo antes, habría estado encadenado.

Por ejemplo, Aristóteles pensaba que el vacío era imposible. Y un día, los europeos construyen una bomba de vacío. A la única conclusión que se podría llegar es que Aristóteles estaba equivocado. Si se equivocaba al respecto, ¿podría estar equivocado acerca de otras cosas? Claro. Aristóteles pensó que todas las estrellas del cielo estaban completamente fijas; nada se añade y nada se resta. En 1573, un astrónomo danés llamado Tycho Brahe observa una supernova. Había una estrella allí antes, y ahora no lo hay. Así que la gente comienza a ser escéptica, y el escepticismo lleva a lo que yo llamo contestabilidad. Los argumentos se deciden no en la autoridad, sino en la evidencia, la lógica y la prueba matemática.

Eso nos parece perfectamente normal, pero es algo que tuvo que ser aprendido. Es algo que ninguna otra sociedad puede hacer. En otras sociedades, la sabiduría y el conocimiento fueron revelados a nuestros antepasados, y si quieres saber la verdad, tienes que estudiar sus escritos, ya sea la Biblia, Confucio, el Corán o el Talmud.

– ¿Qué implicancias tiene todo esto para nuestro mundo de hoy?

Hay un debate sobre la medida en que todo lo que se puede inventar, ya ha sido  inventado. ¿Hemos descubierto todo lo que pudimos o podemos continuar creciendo de la manera que hemos venido haciendo? Tengo una opinión muy optimista. Creo que si quieres resumir el futuro de la tecnología, el breve resumen es: “Todavía no has visto nada”.

La razón por la que digo esto es porque la ciencia avanza en parte porque la gente tiene las herramientas para trabajar en los problemas. En los avances científicos del siglo XVII, el microscopio, el telescopio y el barómetro juegan un rol muy importante. Ahora bien, si uno pregunta qué ciencia tiene que trabajar hoy en día, tenemos muchas opciones. Tenemos microscopios que ven el nivel sub-molecular. Tenemos telescopios que ven galaxias que nadie había soñado. Tenemos laboratorios llenos de computadoras. Una computadora puede encontrar agujas nanoscópicas en una pila de heno del tamaño de Montana. La pregunta no es: “¿Qué hacen las computadoras para nuestra investigación?” La pregunta que la gente hace hoy es: “¿Cómo diablos alguien hacía las cosas antes de tener computadoras?”

Lampadia




El sándwich que amenaza a los países emergentes

La historia tiene a veces formas retorcidas de presentarse. En estos últimos años se está generando una alianza no escrita entre los políticos más activos de los países ricos y las cúpulas de las izquierdas tradicionales que siguen proponiendo ‘ideas muertas’, como en el Perú. El eventual éxito de cualquiera de esos extremos, tendría efectos devastadores en los niveles de vida de los pobres.

Curiosamente, la extrema derecha internacional y nuestra extrema izquierda nacional, unas veces con el ropaje del populismo, otras con el del nacionalismo, basados en inferencias inconsistentes pero muchas veces efectistas, se las ingenian para trasmutar las frustraciones y anhelos de muchos pobladores, en reclamos y hasta movimientos populares que cimientan el camino de cambios regresivos.

Efectivamente, hoy tenemos al candidato republicano en EEUU, Donald Trump, planteando el aislacionismo, la expulsión de los migrantes, aranceles compensatorios con China, la reversión del libre comercio, el rechazo de los tratados de comercio, etc. En Francia, el Frente Nacional de Marine Le Pen es abiertamente anti globalización y Nicolás Sarkozy agita nuevamente el nacionalismo. En Alemania, la derrota de Angela Merkel (y el CDU) en las recientes elecciones y la consolidación del partido populista, Alternativa por Alemania (AfD), plantean cambios radicales. En España la situación es más grave aún, dado que todavía no tiene un gobierno y podrían llevar acabo su tercera elección en 12 meses.
    
Por su lado, en el Perú, todas las izquierdas han adscrito al llamado pos-extractivismo, que plantea que produzcamos lo mínimo posible para sobrevivir. Por ejemplo:

En cuanto a las agroexportaciones, donde todavía tenemos la mayor cantidad de pobres, plantean que solo produzcamos lo que necesitamos para consumir nosotros y ‘tal vez’ nuestros países vecinos. 

El sector agrícola solo puede crecer, sostenidamente, llegando a más estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años: una persona solo puede comer un kilo de comida por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano? Si 3 millones de agricultores tendrían que abastecer solo a 27 millones de habitantes. Sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos. Pero si exportamos a mercados de 2,700 millones de personas, en teoría, cada agricultor podría abastecer a 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, y la única manera de enriquecer a nuestros campesinos, que, además, son dueños de la mayor parte de las tierras y predios agrícolas del Perú. 

O sea, los izquierdistas tradicionales, quieren condenar a la pobreza eterna a nuestros campesinos. ¡Habrase visto semejante barbaridad!

Ver en Lampadia: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento, Todas las izquierdas peruanas apuestan por la pobreza y Exigimos que se renuncie al ‘pos-extractivismo’.

En los países más ricos, donde el crecimiento de sus economías no llega a recuperarse desde la crisis del 2008/9, el desempleo se mantiene alto (excepto en EEUU) y se ha ampliado la desigualdad entre ricos y pobres; se esta cayendo en el facilismo de culpar de esta evolución a la globalización, el libre comercio, la deslocalización industrial y la competencia ‘abusiva’ de países como China.

En el caso de EEUU, la economía recuperó con creces el empleo, que está cerca del llamado pleno empleo (5.1% de la PEA). Lo que es más, después de que salieran cifras alarmantes sobre la disminución de la clase media, acaban de salir cifras que muestran nuevamente el crecimiento de la columna vertebral de su economía. Como afirma un reciente artículo publicado en El País de España, “la mediana de los ingresos de los hogares mejoró por primera vez desde la Gran Recesión (un 5.2%) y un total de 3.5 millones de ciudadanos dejaron de formar parte de los pobres.”

El reciente llanto de los países más ricos sobre sus problemas de desigualdad, algo en lo que también caen connotados economistas estadounidenses (ver en Lampadia: Un economista de Harvard le pone colores políticos a la globalización), hace caso omiso de la muy positiva evolución paralela de una disminución sin precedentes de la desigualdad en los países más pobres y la reducción de la pobreza en el mundo durante el período del boom globalizador. En los últimos 40 años se ha duplicado la población mundial y se ha formado una clase media global de 3,000 millones de habitantes y, hoy los más pobres tienen mejores condiciones de vida que nunca antes, con mayor esperanza de vida, mejor alimentación y mejor salud. 

Evidentemente, estos resultados que traen menor pobreza y desigualdad en los países emergentes, son además muy positivos para los países más ricos, pues crean un ecosistema proclive a los principios de la economía de mercado y por lo tanto habría que profundizarlos. Sin embargo, la reacción expresada en la nueva ola anti globalización y anti comercio, plantea revertir las políticas que originaron el mayor bienestar que hoy día goza la humanidad.

Recientemente hemos podido leer una seria de advertencias sobre la fuerza de esta ola regresiva. Por ejemplo, hace poco, Martin Wolf afirmó que “La liberalización del comercio se ha estancado y se puede observar un constante aumento de las medidas proteccionistas. Es probable que el aumento del sentimiento xenofóbico y la ralentización del comercio reduzcan el crecimiento de la IED.” Además, la política tampoco favorece a la globalización. Trump es, sin duda, el candidato a la presidencia de EEUU más proteccionista desde 1930.

De triunfar gente como Trump en EEUU, y/o Le Pen en Francia, podríamos tener que enfrentarnos a condiciones globales que restrinjan el acceso de nuestros productos a los mercados globales y a una disminución de los flujos de inversión extranjera. Algo que sería muy grave para un país como el Perú que mantiene la necesidad de generar suficientes recursos para superar las brechas sociales y económicas que aún nos aquejan y, que tiene que dar saltos cualitativos en educación salud, infraestructuras y tecnología para nivelar a nuestros pobres con los ciudadanos promedio del mundo.

Por otro lado, nuestros izquierdistas, atrapados en sus trampas ideológicas, plantean lo mismo que los nuevos políticos emergentes de los países del norte. No les gusta la globalización, no les cuadra la economía de mercado ni el crecimiento, sufren con los avances del comercio internacional y odian los recursos que produce la minería que ha permitido financiar el mayor estadio de inclusión de nuestra historia (2004 – 2011). 

El Perú pos-Constitución de 1993 se ha emancipado del estancamiento, de la relación del mercantilismo con el señor (Estado) repartidor, de la falta de oxígeno y autonomía para desarrollar ideas y proyectos. En un Perú que crece, con un poderosos sector privado, el rol del burócrata se va devaluando, el rol del intelectual venido a político repartidor (de pobreza) se diluye y el rol del gobernante omnipresente se opaca. Ya no hay sitio para ser gobernados por ideas muertas. La agujas de la economía y la mejora social las mueve en mayor medida el mercado, la inversión privada y la acción de millones de ciudadanos comprometidos en la construcción de un mejor país para sus hijos.

Como consecuencia de esta evolución política nos enfrentamos a dos amenazas. La externa que podría secar las fuentes de recursos, ya sean por exportaciones o inversión; y la interna que pretende paralizarnos para llevarnos nuevamente a la desesperanza, madre de las malas aventuras.

En nuestra opinión, debemos desarrollar una estrategia ofensiva que enfrente ambos males ‘de un tiro’. En vez de dar respuestas y explicaciones a las afrentas conceptuales detrás de estos movimientos, debemos izar las banderas de la globalización, de la economía de mercado y del comercio internacional. Y hacerlas nuestras banderas de cara a la próxima reunión de APEC en el Perú en noviembre próximo.

Estos objetivos deben ser vinculados a los beneficios que produjeron y deben seguir produciendo para los pobres y para las clases medias del Perú y del Mundo.

El Perú debe proclamar los algoritmos del bienestar y distinguirse en noviembre (APEC) como el campeón de la integración global, el comercio, la creación de riqueza y la superación de la pobreza. Lampadia

 




PPK se impuso en elecciones presidenciales

PPK se impuso en elecciones presidenciales

El primer reclamo de los contendores de Fuerza Popular, al día siguiente de la primera vuelta, fue que la población optara por un balance de poderes. La elección presidencial terminó estableciéndolo así. El ejecutivo estará en manos de Peruanos Por el Kambio de Pedro Pablo Kuczynski y el Legislativo será controlado por Fuerza Popular de Keiko Fujimori.

Después de una larga y azarosa campaña de más de cinco meses, que parecía más un ‘thriller’ hollywoodense que una justa electoral, los peruanos eligieron como Presidente de la República para el período 2016 – 2021, a Pedro Pablo Kuczynski, a quien corresponde felicitar y desear el mejor de los éxitos.

PPk Presidente del Perú

De igual manera hay que felicitar a Keiko Fujimori por haber formado un partido político con presencia nacional que ahora tendrá mayoría absoluta en el Congreso.

Como hemos comentado en anteriores publicaciones, el resultado de las elecciones nos parece ‘sub-óptimo’, pues el país ha perdido la oportunidad de un gobierno convergente o incluso, de coalición entre las dos fuerzas que pasaron a la segunda vuelta electoral y que adscriben la defensa de la economía de mercado, el fomento de la inversión privada y un serio compromiso con la superación de la pobreza, para lo cual, ejecutarían un paquete de reformas institucionales.

En nuestra opinión, un gobierno de esa naturaleza nos habría permitido enfrentar, en las mejores condiciones posibles, los grandes retos que tenemos que superar, tanto los referidos a las brechas económicas, sociales, institucionales y de infraestructuras que arrastramos como consecuencia de los 30 años que nos robaron los malos gobiernos que tuvimos desde los años 60 hasta la promulgación de la Constitución de 1993; como los retos que en forma de oportunidades y riesgos, nos trae la ‘cuarta revolución industrial’. Ver en Lampadia: Gobernabilidad con un gabinete multipartidario.

Lo que enfrentaremos los próximos cinco años supera en imprevisibilidad y complejidad, a cualquier período anterior. No es broma ni exageración. Los que siguen de cerca nuestros análisis de los últimos 18 meses, podrán apreciar que nuestra alarma es producto de contrastar nuestra nueva línea de base, deteriorada durante los últimos cinco años, con nuestro potencial y el ambiente planetario en el que deberemos triunfar. Esto implica un esfuerzo extraordinario, pues sobrevivir, más mediocridad, o la convivencia con minorías antisistema, solo nos augurarían que se abra una nueva brecha, esta vez con los países más inteligentes, que sepan aprovechar la cuarta revolución industrial, algo fatal para nuestros pobres. Recordemos la advertencia del historiador israelita Noah Yuval Harari: “Esta vez, quienes pierdan el tren [de la nueva revolución] no tendrán una segunda oportunidad. Hoy en día, si un país, un grupo de personas, se queda descolgado, no tendrá una segunda oportunidad, en particular porque la mano de obra barata no tendrá ninguna relevancia”. (Ver en Lampadia: Del Homo Sapiens al Súper-Humano).

Como reza el antiguo dicho inglés: “Necessity is the mother of invention” (la necesidad es madre de la invención), esperemos que una mayor toma de conciencia de las dificultades que se nos avecinan, permita que las dos principales fuerzas políticas del país, que ejercerán los mayores poderes del Estado, puedan acercarse a un mejor plano de colaboración que el que ha producido una campaña llena de agravios e intrigas.

Además, deseamos que el partido ‘no-partido’ de gobierno, pueda también abocarse a crear un verdadero partido político que pueda, junto con Fuerza Popular, tener una presencia nacional relevante. 

Lampadia  




La Educación en el Perú: La brecha que tenemos que cerrar

La Educación en el Perú: La brecha que tenemos que cerrar

La verdadera riqueza de los peruanos es para los jóvenes, ya que los mayores no hemos logrado hasta ahora ser un país rico en todas sus expresiones. Sin embargo, en los últimos 25 años, si hemos construido la base para lograr el bienestar general.

Por esta razón es que en Lampadia consideramos tan importante ser muy ambiciosos en las metas que debemos ponernos, para asegurar que nuestros jóvenes continúen mejorando y puedan liderar un futuro con una base amplia de conocimientos y criterio analítico que nos ponga al mismo nivel de los países más ricos del planeta.

Todos nos acordamos de los nefastos resultados de PISA 2012, organizado por la OECD, prueba en la cual obtuvimos unos resultados desastrosos: ocupamos el último lugar en matemáticas, ciencias y comprensión lectora, el puesto 65 de los 65 países convocados. Si vamos un poco más atrás, en la prueba Pisa del 2009, el Perú ocupó el penúltimo lugar en ciencias y el antepenúltimo en matemáticas y comprensión lectora. Es decir, en el trascendente tema de la reforma educativa hemos sufrido una verdadera caída libre. (Ver en Lampadia: ¡Se agrava la tragedia educativa!).

Esto afecta principalmente a los niños pobres que dependen de la escuela pública. Es por eso que análisis como el recientemente publicado por el IPE (ver en nuestra sección Documentos: IPE – Educación), son tan importantes. Nos ayudan a evaluar más de cerca la educación pública de nuestros jóvenes y a asegurarnos de hacer todo lo posible para que los resultados de la siguiente evaluación PISA tengan una mejora significativa.

Con ese criterio hemos criticado la gestión educativa del actual gobierno, como largamente insuficiente para el reto que tenemos por delante. También hemos hecho propuestas, como reiterar la necesidad de hacer un shock educativo, un ‘Big Bang’, que nos permita un salto cualitativo. Ver en Lampadia: Educación para los nuevos tiempos. Una propuesta que resume nuestro pensamiento es que debemos celebrar ‘Un Pacto Social por la Educación’:

La mala educación ha sido siempre un problema muy grave, pero en el mundo de hoy, en la sociedad del conocimiento y de la cuarta revolución industrial, en la que los ciudadanos del mundo se benefician de la democratización de la tecnología moderna, una mala educación condena a los jóvenes a una situación de atraso que creará una brecha cada vez mayor.

Sin embargo, analizando los gráficos del IPE, podemos observar algunas mejoras. La primera es en la asistencia al sistema educativo, el cual ha aumentado considerablemente en los últimos años (ver gráfico inferior). El caso más notorio es en la escuela inicial, la cual mejoró de 73% de cobertura en el 2011 a 81% en el 2014. Esta mejora es positiva, pero debe continuar mejorando, sobretodo en educación inicial y primaria, primordiales para el desarrollo de comprensión de lectura y razonamiento matemático.

Según la ECE (Evaluación Censal de Estudiantes, del Ministerio de Educación), las reformas educativas han tenido un efecto positivo en la calidad de la enseñanza y esto se ha visto reflejado en un mejor rendimiento en Lectura y Matemáticas.

Uno de los problemas más graves es la brecha de infraestructuras, la cual impide un mayor alcance educativo a los niños de las zonas más alejadas. Como se puede apreciar en el gráfico inferior, los locales educativos públicos  que cuentan con servicios básicos de luz, agua y teléfono tienen un alcance bajísimo en la zona rural (de tan solo 26% al 2014). 

Se puede apreciar que en los últimos años el gasto público dirigido a la educación ha venido en aumento, especialmente desde el 2012. Ojalá esto siga con la misma tendencia al alza y podamos ver mejoras en los próximos años.

Ahora, es importante notar que los resultados de PISA 2015 serán publicados en diciembre de 2016. La próxima evaluación de PISA será en 2018. En ésta, la OECD afirma que las capacidades de lectura serán el principal dominio. Estamos advertidos. Como hemos reiterado líneas arriba, los logros actuales son largamente insuficientes. Tomemos las medidas correctivas necesarias para llevar a cabo una verdadera reforma educativa. Lampadia

 




Informe del IPE sobre la situación de la Salud en el Perú

Informe del IPE sobre la situación de la Salud en el Perú

Como hemos informado cien veces, el nivel de la salud de los peruanos es todavía una de las grandes brechas acumuladas por las nefastas décadas perdidas entre los años 60 y 80. Desde la gran reforma de la economía con la Constitución de 1993, en que se permitió el retorno de la inversión privada, hemos progresado muchísimo, pero no hemos podido ponernos al nivel de nuestro desarrollo potencial.

El IPE acaba de publicar un importante análisis sobre la situación de la salud en el Perú, que compartimos íntegramente en nuestra sección Documentos. Ver: IPE – Salud.

En cuanto a los avances, el siguiente cuadro muestra palmariamente como, desde 1970 al 2014, hemos bajado la mortalidad infantil al mismo nivel de los países de la región. 

Este importante indicador social, se enmarca en la evolución de la esperanza de vida al nacer, que desde 1950, en que era de 43 años, hemos pasado al 2012 a un promedio de 75 años.

En otros indicadores también se aprecian mejoras, pero, al mismo tiempo, desnudan nuestros atrasos. Así tenemos el caso de la desnutrición crónica y anemia infantil, todavía muy altos, especialmente en el sector rural. 

Por otro lado, la calidad de los servicios de salud dejan mucho que desear. Ver el siguiente cuadro. Lamentablemente el sector público sigue siendo muy resistente a promover la participación del sector privado en los servicios de salud. Por ejemplo, habiendo tenido ESSALUD un tremendo éxito en sus dos hospitales de ‘bata blanca’, ha descontinuado el proceso y está retrocediendo a esquemas de ‘bata gris’. Ver en Lampadia: Asociaciones Público Privadas: Una solución efectiva ‘HOY’. El sector salud y los gobiernos regionales, tampoco están imitando esa excelente práctica, que produce servicios de mucho mayor calidad, sustituye los requerimientos de inversión y ofrece buenos costos operativos.

Otro indicador muy malo es el de la cobertura de los servicios de salud, en el que figuramos a media tabla en comparación con los demás países de la región. Ver el siguiente cuadro.

Tenemos pues mucho por avanzar y para ello necesitamos recursos económicos, que más allá de las reservas con que contamos, efímeras por su naturaleza, están esperándonos en el crecimiento de la economía. Un primordial objetivo social. Lampadia




La tecnología no es la mayor amenaza para nuestra humanidad

La tecnología no es la mayor amenaza para nuestra humanidad

Escrito por Gianpiero Petriglieri

Publicado en el World Economic Forum en colaboración con el Harvard Business Review

3 de diciembre de 2015

Traducido y glosado por Lampadia

 

Últimamente hemos publicado varios ensayos sobre la evolución de la tecnología y su impacto en la vida de los seres humanos, con especial énfasis en el futuro del empleo.

En el artículo que compartimos líneas abajo, Petriglieri, un profesor de Comportamiento Organizacional, analiza los cambios tecnológicos desde la perspectiva de su propia experiencia a lo largo de 25 años y postula que más que la tecnología, la amenaza para nuestra humanidad estaría en cómo nos manejamos nosotros mismos, en cómo nos deshumanizanos nosotros mismos.

agenda.weforum.org

Como hemos indicado en varios de nuestros análisis sobre la nueva revolución tecnológica, su proceso es imparable y trae grandes oportunidades y riesgos. Petriglieri nos dice que tenemos que estar más allá de ‘aplaudir o lamentar lo rápido que vamos’. Para ello es fundamental tomar conciencia de la realidad y no ser sujetos pasivos del devenir de los tiempos.

En Lampadia creemos que esta revolución es muy importante para el futuro de nuestras vidas y por lo tanto debemos prepararnos para afrontarla y aprovecharla. Lamentablemente, vemos pasar la información, los análisis y los meses, sin que en el Perú, nuestra clase dirigente y nuestros medios de comunicación aquilaten este importante momento de nuestra historia.

Esta falencia es especialmente importante para un país marcado por brechas muy grandes en educación, salud, infraestructuras y tecnología, que debieran causar un mayor sentido de urgencia y una mayor convergencia de nuestros postulados de acción colectiva y política. Por nuestro lado, seguiremos tercamente, difundiendo estos temas entre nuestros lectores.

La tecnología no es la mayor amenaza para nuestra humanidad

Gianpiero Petriglieri es Profesor Asociado de Comportamiento Organizacional en INSEAD y miembro de la Facultad del Programa de Becarios de Liderazgo Global del Foro Económico Mundial.

Hace unas semanas, fui a dar un paseo por las calles de Viena. Yo estaba allí para una reunión de ejecutivos de Recursos Humanos, la tercera conferencia a la que he asistido este otoño, en la cual el tema central fue la “revolución tecnológica” y sus consecuencias para el empleo, la educación y los estilos de vida.

Una hora antes, durante un panel, había respondido tweets de algunos miembros de la audiencia – desatando una pequeña controversia entre los asistentes. ¿El leer desde mi ‘tablet’ en el escenario, aumentó o disminuyó mi humanidad? ¿Me volvió más conectado o más desconectado? Todavía estaba dándole vueltas al asunto cuando una fila de bancas en una acera me distrajo.

Me volví hacia atrás, con una sensación de déjà vu a la que no podía dar sentido, hasta que la calle me llevó a la entrada de la residencia de estudiantes de un jardín de invierno. Entonces, emergió intacto un repentino recuerdo de otra noche de otoño en esa misma calle.

Había estado parado allí casi 25 años antes, en un rito tradicional para muchos adolescentes europeos de mi generación – ‘interrailing’. Utilizabamos el nombre de la marca del billete mensual de tren abierto para menores de 26 años (InterRail) como un verbo, porque InterRail no era, al igual que Google hoy en día, algo que se utilizaba. Sino algo que se hacía.

Esos viajes en trenes baratos eran una tecnología social. Llevaba a los jóvenes en un viaje hacia su edad adulta como europeos, un viaje hacia las otras personas y lejos de las crianzas provinciales y los viejos conflictos que todavía proyectan sus sombras sobre el continente.

Para muchos hombres y mujeres de mediana edad, como yo, el ideal europeo, el primer hijo nacido fuera del trauma de la guerra y con la promesa de paz y prosperidad, se convirtió en una identidad europea a través de largas noches en vagones de segunda clase que llevaban a París, Múnich, Madrid, Estocolmo o Amsterdam.

De pie en esa calle vienesa, después de un cuarto de siglo viviendo y trabajando en distintas partes de Europa, se me ocurrió que esos trenes fueron una de las tecnologías más humanizantes que he experimentado en mi vida.

No por la eficiencia de la ingeniería de ferrocarriles o el éxito de una estrategia de fijación de precios. Fue la libertad y las conexiones que nos dio. InterRailing expandía la definición de quién eras y a dónde pertenecías. Volvió a personas muy diferentes a personas como uno. El entender la importancia de esos trenes, en otras palabras, requiere mirar a través de ambos lentes instrumentales y humanísticos – imaginando sus destinos geográficos y culturales, contemplando lo que hicieron y lo que significaron para nosotros.

Esos dos lentes son necesarios para comprender el significado de cualquier tecnología. En estos días, por desgracia, privilegiamos la instrumental. ¿A dónde nos llevarán las nuevas tecnologías? ¿Qué van a hacer para y por nosotros? Con menos frecuencia tomamos en cuenta en qué nos estamos convirtiendo cuando la usamos.

Considere los sentimientos más populares sobre el surgimiento de tecnología de la información: una mezcla de esperanza y ansiedad. Solíamos reservar esos sentimientos para nuestros líderes más carismáticos, pero la tecnología y liderazgo están asociados cada vez más cercanamente. Pensemos en los autos eléctricos, los dispositivos informáticos, el comercio minorista en línea, los motores de búsqueda y las plataformas de medios sociales para nombrar sólo algunas empresas de alta tecnología cuya expansión y cuyos líderes icónicos, provocan tanto entusiasmo como sospecha hoy en día.

La esperanza y la ansiedad que causan los líderes cuando despliegan las últimas tecnologías no son nuevas. La controversia sobre cómo manejar la data de los usuarios por parte de empresas y gobiernos, por ejemplo, es la gran preocupación del siglo 21 – el riesgo planteado por los líderes equipados con más tecnología que humanidad.

Lo que es nuevo es que el riesgo ahora se refiere a la mayoría de nosotros, así seamos los líderes de los principales países o de nuestras propias vidas.

Y entonces, llegamos a la discusión de cómo asegurar que controlamos nuestras máquinas, en lugar de al revés. Mientras tanto, consentimos un desequilibrio igual de arriesgado como el que existe entre personas y máquinas. Es decir, el desequilibrio del humanismo y la instrumentalidad en el diseño y uso de la tecnología. Mientras que las preocupaciones por la libertad, las conexiones y la cultura pueblan nuestra retórica, es la preocupación por el impacto, devoluciones y eficiencia que suelen motivar nuestras decisiones.

Una tecnología no puede llamarse revolucionaria, sin embargo, simplemente porque les da a los líderes un mayor impacto y alcance. No hay nada de revolucionario en líderes utilizando nuevas herramientas para ampliar su poder. La tecnología sólo puede llamarse revolucionaria si cambia la forma con la cual el poder es experimentado, entendido y distribuido. Y aun así, la pregunta sigue abierta en cuanto a quién se beneficia de la redistribución y lo que hacen después.

Del mismo modo, una tecnología no puede ser llamada humanizadora simplemente porque permite que las personas transmitan sus historias. No hay nada humanizador en el uso de nuevas herramientas para proteger y hacer valer nuestras historias. La tecnología sólo puede ser llamada humanizadora si nos libera para revisar y ampliar esas historias y si nos ayuda a entender mejor las de los demás.

Si bien la tecnología a menudo aumenta el poder de los líderes y en ocasiones le brinda poder a nuevos líderes, en definitiva, es la humanidad lo que mantiene chequeado al poder. Esta es la razón por la que la relación más productiva entre el instrumentalismo y el humanismo es un conflicto entre iguales. La subordinación de uno a otro nos hace daño. Podemos controlar la tecnología y aún matar el humanismo, con la excusa de que es demasiado costoso, ineficiente o pasado de moda.

Considere la posibilidad de un mito empresarial legendario, uno que dejó escatimar un alumno que abandonó la universidad en una clase de caligrafía. Ese extracto de la vida de Steve Jobs a menudo es re-dicho para sugerir que un fondo en las humanidades, un gusto refinado y un intelecto amplio son valiosos porque ayudan a construir una gran compañía. No porque van a hacer una persona más interesante y digna. El mensaje sutil y devastador es que el humanismo es una estrategia para, más que un contrapeso de, objetivos instrumentales.

Es esta actitud la que nos deshumaniza, antes de que sea inscrita en la tecnología con la intención de los diseñadores y los hábitos de los usuarios. ¿Cómo podemos construir y utilizar la tecnología para liberar y conectar a las personas, si tal actitud nos amarra y aísla?

Antes de señalar acusatoriamente a los teléfonos inteligentes de nuevo, haríamos bien en volver a visitar un intenso debate que dio forma a una de las tecnologías más extendidas del último siglo: la administración. El defensor más influyente por su función instrumental, Frederick Taylor, sostuvo que la función de los directivos era aumentar la eficiencia y maximizar la rentabilidad de sus empresas. Peter Drucker pronto desafió esas teorías. Presentó una visión humanista de la función de los directivos de la empresa que arrojan tanto mecanismos de expresión de las personas y crecimiento.

Muchos de los avances que han provocado los negocios en el siglo pasado son el resultado de la tensión entre esas dos visiones de la forma de organizar el trabajo, mejorar la productividad, y definir el éxito. Esa tensión dejará de producir mucho progreso si todos nos quedamos con el taylorismo en ropa druckeriana. Cuando lo único que nos importe sea la eficiencia, y el humanismo sea reducido a una cuestión de estilo, la verdadera amenaza vendrá de las máquinas inteligentes en las que nos habremos convertido, no de las que vamos a construir.

Al igual que los viejos trenes, puede que no podamos controlar la velocidad del avance tecnológico, pero todavía podemos tomar muchas decisiones sobre a dónde vamos. No hay vuelta atrás, lo que hace que sea aún más importante a tener en cuenta el significado de seguir adelante, en lugar de simplemente aplaudir o lamentar lo rápido que vamos. Lampadia

 

 

 




El achicamiento de la clase media en EEUU

El achicamiento de la clase media en EEUU

La evolución de la clase media en el Perú ha sido uno de los temas en los que más hemos batallado los últimos años. Ver nuestro repositorio: Libro Blanco de la Nueva Clase Media Peruana.

El colofón del desarrollo de un país se aprecia en el fortalecimiento de su clase media. Y así lo hemos comprobado en nuestro país desde que regresó la inversión privada y logramos un crecimiento alto y sostenido que produjo muy buenos indicadores económicos y sociales (ver en Lampadia: Cifras de la Prosperidad) hasta inicios del gobierno de la ‘inclusión’, del nacionalismo, que se apresta a terminar su mandato después de haber quebrado nuestro ciclo de desarrollo (ver: Punto de Inflexión).

Más allá de nuestras claras deficiencias institucionales y de las subyacentes brechas en educación, salud e infraestructuras (ver: La agenda pendiente), el indicador más claro del proceso de crecimiento de nuestra clase media es la proyección del HSBC, que hace un par de años sentenció que manteniendo un crecimiento de 5.5% anual, podríamos ser la economía número 26 para el año 2050 y, produjo una proyección de nuestra clase media que llegaba al 70% de la población para el 2030 y de 50% para el 2050, en que estaría acompañada por un 40% de la población en el segmento de altos ingresos. Ver el gráfico siguiente:  

El fenómeno peruano ha sido parte de la gran expansión de la clase media de los países emergentes, liderado en buena medida por China e India. Pero a contramano de este proceso, los países más desarrollados, como EEUU, han sufrido un achicamiento de su clase media y la ampliación de las desigualdades económicas.

Esto ha sido ampliamente debatido en los escenarios globales, pero, muchas veces, como en el caso de Piketty (ver: Sala i Martin calatea a Thomas Piketty), se ha hecho usando generalizaciones y confundiendo los problemas de los países ricos con la realidad de los emergentes. Es claro que buena parte de la producción global se ha desplazado a estos últimos países mediante ‘deslocalizaciones’ o tercerizaciones. Sin embargo, nosotros, los de los países emergentes, no debemos caer en la misma confusión y alterar las políticas que nos han permitido crecer.

El artículo del Financial Times, que compartimos líneas abajo, muestra este fenómeno para EEUU. Mientras tanto, nosotros debemos apuntar a crecer por lo menos un 5.5% por año, dar buena educación a nuestros jóvenes y seguir fortaleciendo nuestra clase media para ser un país sin pobreza a mediados del siglo. 

La caída de la Clase Media en EEUU: se reduce al 50% hogares

Escrito por Sam Fleming y Shawn Donnan

Financial Times

9 de diciembre 2015

Traducido y glosado por Lampadia

La clase media de EEUU se ha reducido a sólo la mitad de la población por primera vez en (al menos) cuatro décadas, mientras las fuerzas del cambio tecnológico y la globalización abren una brecha entre los ganadores y los perdedores en una sociedad estadounidense astillada.

Esta situación está ayudando a alimentar la cólera popular que ha impulsado las políticas populistas personificadas por Donald Trump.

Pew (El Centro de Investigación Pew comparte sus datos con el Financial Times –FT, para el análisis de la situación de la clase media americana), utiliza una de las clasificaciones de ingresos más amplias de la clase media, en un nuevo análisis que detalla el “estrechamiento” del grupo considerado como la base del éxito de la posguerra de EEUU.

El núcleo de la sociedad estadounidense representa ahora el 50 por ciento o menos de la población adulta, en comparación con el 61 por ciento a finales de la década de 1960. Sorprendentemente, el cambio ha sido impulsado, parcialmente, por el rápido crecimiento de estadounidenses prósperos por encima del nivel de la clase media, al igual que por la expansión en el número de ciudadanos más pobres.

El reciente debate político ha estado dominado por la idea de que la sociedad estadounidense se ha distorsionado por las ganancias asombrosas del 1% del país a expensas del  restante 99%.

Sin embargo, la investigación de Pew da una imagen más matizada. Los hogares bien establecidos económicamente, definidos por Pew como los que ganan más de US$ 125,608 al año, son más del 20% de la población estadounidense. Esa es la proporción más alta del estudio; ya que los estadounidenses, educados desde las finanzas a la programación informática y la biotecnología, disfrutan perspectivas positivas. “A final de cuentas, hay más progreso económico que regresión”, dice el informe.

Pew divide la población en dos grupos menores: la clase media y dos niveles superiores. Pew define la clase media como con un ingreso familiar de dos tercios o el doble que la mediana. Para una familia de tres personas, es decir US$ 41,869 a US$ 125,608 al año.

La investigación también rastrea los diferentes grupos demográficos para encontrar a los ganadores y perdedores en las últimas décadas. Los estadounidenses mayores fueron los principales ganadores, por mucho, en términos de su progresión hasta los niveles de ingresos durante el siglo actual y también en comparación con el inicio de la década de 1970. El grupo de 18 a 29 años ha visto la mayor caída.

Un factor clave que impulsa la brecha entre los estadounidenses de éxito y los que están luchando es la descomunal prima de los lugares del mercado de trabajo con respecto a las habilidades y la educación superior. Los graduados universitarios son ocho veces más propensos a vivir en los niveles de ingresos más altos que los adultos que no terminaron la escuela secundaria y tienen el doble de probabilidades que un adulto que sólo tiene un diploma de escuela secundaria, afirma Pew.

“Los estadounidenses sin un título universitario destacan por tener una pérdida sustancial en su situación económica”, dice el informe.

“No ha habido un crecimiento muy marcado en los salarios, pero sigue ocurriendo que el retorno de la inversión en educación es muy alto para las personas que asisten a universidades razonables y terminan su educación”, dice Autor, profesor del MIT.

Centrarse exclusivamente en la disparidad entre el 1% y el 99% es engañoso. “Le da a la gente el mensaje equivocado de que si no eres Mark Zuckerberg o Bernie Madoff estás fuera del juego”, añade Autor. “Eso no es correcto”.

El sentido de polarización en la sociedad estadounidense está acompañado por el rápido crecimiento visto en los extremos ricos y pobres del espectro. “La distribución de los ingresos de los adultos se está adelgazando en el medio y está adquiriendo más volumen en los bordes”, dice el informe de Pew. Los hogares por encima de la clase media están en la cúspide del grupo de más ingresos que todos los demás hogares combinados, sugiriendo que las ganancias se están concentrando en pocas manos.

Los estadounidenses de ingresos superiores han más que duplicado su brecha de riqueza, frente a la clase media, pasando de tres a más de siete veces, según el informe.

La investigación de Pew encuentra que el estrechamiento de la media estadounidense ha estado en marcha de manera constante desde la década de 1970, en lugar de ser un fenómeno repentino y reciente.

La clase media estadounidense no es tan cuello azul como lo era antes. En 1971, el 28 por ciento de los adultos en los hogares de ingresos medios estaban en el sector manufacturero. Hoy, esa cifra es de 11 por ciento.

Mientras que las personas mayores de 65 años han hecho los mayores avances en la escala de ingresos desde principios de la década de 1970, las estadísticas indican que más estadounidenses en edad de jubilación están buscando trabajo. El grupo demográfico de gente mayor a los 65 años es el único grupo que ha visto un aumento en su tasa de participación laboral desde el inicio de la década.

Las proyecciones del Instituto Global McKinsey sugieren que entre 2015 y 2030, no menos de la mitad del crecimiento del gasto de los consumidores se verá impulsado por las personas de 60 años o más.

Hay una gran cantidad de maneras de definir la clase media – puede ser un estado de ánimo, o un reflejo de si alguien es dueño de su propia casa, o si lo hacen el trabajo de cuello blanco. Las definiciones del Centro de Investigación Pew se basan estrictamente en los grupos de ingresos, ajustados por el tamaño del hogar, en 2014 dólares:

  • Ingresos más bajos: hogares con menos de la mitad del ingreso medio total. (Menos de US$ 31,000 al año en 2015).
  • Renta media-baja: hogares de la mitad a menos de dos tercios de los ingresos medios en general. (Entre US$ 31,000 a US$ 42,000 al año en 2015).
  • Ingresos medios: hogares con un ingreso que es de dos tercios al doble del ingreso medio general. (Entre US$ 42,000 a US$ 126,000 al año en 2015).
  • Renta Media-alta: hogares con un ingreso que es entre dos y tres veces el general medio. (Entre US$ 126,000 a US$ 188,000 al año en 2015).
  • Mayores ingresos: hogares con un ingreso que es más de tres veces la media, o más.  (Más de US$ 188,000 al año en 2015).

Lampadia