1

Anochecen el Alba y sus mentores

Anochecen el Alba y sus mentores

Argentina, Brasil y Venezuela se caracterizan por ser economías que tienen una abrumadora presencia del estado; un excesivo gasto fiscal para sostener las planillas y el asistencialismo social o clientelaje político, y un creciente proteccionismo comercial. Esta orientación de la gestión pública, los ha llevado hoy a tener que asumir las facturas de la inflación, del déficit fiscal y la deuda pública, así como una preocupante reducción de sus reservas internacionales netas. A continuación presentamos un análisis más detallado de la situación de cada país.

La economía argentina atraviesa por un momento muy difícil. Ante la caída de la producción agrícola, las estatizaciones, el control de cambios y la fuga de capitales, para obtener divisas, decretaron el inmoral plan de blanqueo de capitales no declarados. Esto también fracasó en el primer mes de su aplicación pues solo ha logrado captar menos del 1% de los US$ 4,000 millones proyectados. El excesivo gasto fiscal se está reflejando en los crecientes niveles de deuda pública (45% de su PBI) y en el aumento de la inflación de 25% anual, pese a la represión utilizada para controlarlos precios. El pan se ha encarecido en lo que va de año un 50%, más del doble que la inflación extraoficial y cinco veces superior a la oficial. Las reservas internacionales siguen su tendencia decreciente y hoy representan solo el 11% de su PBI. Han tenido que prohibir la exportación de trigo, cuya producción ha caído a niveles de 1899, de 15 millones de toneladas anuales a solo 9.

En los primeros tres meses del 2013, Venezuela apenas creció un 0.7% y, para el segundo trimestre, la mayoría de los economistas sostienen que podría ser igual a cero o incluso negativa, con lo cual ya se estaría hablando de un proceso recesivo con alta inflación. Por su parte, el FMI (Fondo Monetario Internacional) en su reporte de abril 2013 prevé que este año Venezuela crecerá solo 0.1%. Capital Economics asegura que la economía venezolana ya ha entrado en recesión, y pronostica que el PBI se contraerá un 1% este año. La inflación también se ha salido de control, en los últimos doce meses aumentó 39.6% según el mismo BCV (Banco Central de Venezuela) y los analistas prevén que pueda alcanzar el 100% al cierre del año. El tipo de cambio oficial está en 6.3 bolívares por dólar y el paralelo en 33.4 bolívares por dólar y están haciendo devaluaciones escondidas a través de subastas de divisas. La escasez de productos de primera necesidad se ha constituido en un trauma popular.

En Brasil, el Banco Central evalúa elevar nuevamente la tasa de interés de referencia de 8% a 8.5% para frenar el ritmo inflacionario que al cierre de junio alcanzó el 7% anual, superando la meta anual de 6.5% para el 2013. Tal es la preocupación del gobierno de Dilma Rousseff, que se ha visto obligada a congelar otros US$ 4,480 millones en gasto presupuestal para este año, adicionales a los US$ 9,000 millones reducidos en un inicio. Tras dos años de gastos agresivos, la presidenta, intenta convencer a los inversionistas de que gobierno se apegará a estrictas normas fiscales. En cuanto al crecimiento, los analistas del mercado financiero han revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para la economía en el 2013, que han situado en un 2.3%, frente al 2.8% que esperaban a inicios de año, informó el Banco Central. Es muy probable que una de las explicaciones más sensatas de los recientes disturbios sociales, se deba al cambio de ritmo, de la samba al blues, que está ya afectando a la economía en su conjunto y a las expectativas sobre el futuro inmediato, muy distantes del hasta hace poco optimismo eufórico de los brasileños.

Sorprende, o tal vez no debiera sorprender, que en el Perú haya todavía gente, como los del “La Otra Mirada” de Salomón Lerner, que nos quieran acercar a una mayor convivencia con los países del Mercosur, el Alba y el politizado Unasur, en vez de apoyar la estrategia peruana de integración comercial con la mayoría de países del globo y en especial con la Alianza del Pacífico.

A fin de ilustrar las diferencias entre los países regimentados por estados avasalladores y las economías libres de la región, como son los países de la Alianza del Pacífico, mostramos a continuación, los mismos indicadores revisados más arriba:

Lo invitamos a descargar la nota completa en PDF: http://www.lampadia.com/archivos/alba23072013.pdf




“Cacería” de precios

“Cacería” de precios

Argentina vive días difíciles: Activistas pagados de las “Juventudes Kirchneristas” recorren los supermercados de ese país para vigilar que se cumplan los “acuerdos de precios” entre el gobierno y las cadenas de supermercados. Lo de acuerdos, por supuesto, es un eufemismo, ¡ay de aquel empresario que se niegue a aceptar el control de precios del régimen!

Unos tres mil activistas “inspeccionan” 570 supermercados de 49 ciudades, como parte de la campaña “Mirar para cuidar” promovida por la presidenta Cristina Kirchner. Los resultados son lógicos: Hay escasez de aceite, azúcar, un corte de carne y hasta desodorantes, según informó la prensa independiente de ese país.

El objetivo de “Mirar para cuidar” es fundamentalmente político, pues los “acuerdos” de precios vencerán en octubre, coincidiendo con las elecciones del 17 de ese mes, en la que los argentinos renovarán la mitad de la Cámara de Diputados y a 24 de los 72 miembros del Senado. Esos comicios son considerados claves de cara a las próximas elecciones presidenciales del 2015.

El gobierno ha relanzado su política de control de precios en un intento desesperado por frenar la inflación. Al respecto, el ex presidente del Banco Central Martín Redrado se preguntó si a la inflación “se la vence así, o con un plan económico pro inversión que aumente la oferta de bienes y servicios”.

En medio del creciente malestar ciudadano por el alza constante de precios, la escasez, el control de divisas, además de los temas políticos como el asunto del control del papel periódico, la intervención judicial, la prohibición de difusión de indicadores económicos, así como la corrupción, la presidenta encabezó  una manifestación al cumplirse diez años de permanencia del kirchnerismo en el poder, llamándola la “década ganada”. Sin embargo, para la oposición, el gobierno de los Kirchner  significa más bien una “década perdida”, lo cual parecen confirmar los indicadores económicos: La inflación oficial para este año ha sido proyectada en 11%, pero para los centros de estudios económicos independientes será 24%, igual que el 2012.

La pérdida de credibilidad del INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Cálculos) es tal que han surgido dos nuevos índices, el “Índice Congreso” y el “Índice Macri”. El primero creado por congresistas con apoyo de consultoras privadas, y el segundo por el gobernador de Buenos Aires, Mauricio Macri, quien ha declarado que el índice inflacionario del INDEC “simboliza lo trucho (falso) como cultura, como forma de gobernar (…) No hay país que pueda planificar su futuro sobre cifras falsas”.

Este año la economía argentina crecerá solo 2.8%, a pesar de que la cosecha de granos será la segunda más alta de su historia (100 millones de TM), pero la actividad industrial y la comercial se han contraído por el control de precios y el control de cambios. Sus exportaciones han caído por la crisis global, sus reservas internacionales bajaron de US$ 43,300 millones a US$ 39,500 entre diciembre y abril (cifras del banco central), aumenta la fuga de capitales y, tras haber estatizado los hidrocarburos, depende ahora del petróleo venezolano. Para ocultar esta realidad, el régimen acosa a los medios independientes y pretende capturar la producción del papel para la prensa.

Dramática realidad la de Argentina, un país que a comienzos del siglo XX estaba situado como uno de los países más desarrollados del planeta, hoy avanza aceleradamente a convertirse en el más grande fracaso político, económico y social latinoamericano, trocar riqueza por subdesarrollo. Éste es el resultado del populismo instaurado por Perón y de las políticas estatistas.

Todo esto se grafica muy bien en la cita de una carta de Perón (1952) al general chileno Carlos Ibáñez del Campo, quién había sido elegido presidente poco tiempo antes, (Ver Sebastián Edwards – Populismo o Mercados, el dilema de América latina, páginas: 226 – 227):

“Mi querido amigo: dele al pueblo, especialmente a los trabajadores, todo lo que pueda. Cuando le parezca que ya les está dando demasiado, deles más. Verá los resultados. Todos tratarán de asustarlo con el espectro de un colapso económico. Pero todo eso es una mentira. No hay nada más elástico que la economía, a la que todos temen tanto porque nadie la entiende.”