1

Muy bueno para los que tuvieron agua todo el año…

Muy bueno para los que tuvieron agua todo el año…

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 31 de diciembre de 2021
Para Lampadia

El año 2021 que acaba de terminar, fue un buen año de agua. Efectivamente, hubo agua en abundancia. Me refiero a la temporada de lluvias de principios de año, entre enero y abril, y al final del estiaje, desde mediados de noviembre en adelante, cuando empezó a llover nuevamente. 

La gente se olvida, pero durante el verano pasado – como siempre – botamos cualquier cantidad de agua dulce al mar. Y por si fuera poco, tuvimos desbordes e inundaciones por la gran cantidad de agua que tuvimos en nuestros ríos y canales. Incluso, producto de las lluvias, hubo huaicos de lodo y piedras que cortaron carreteras y caminos, y arrasaron con todo lo que encontraron en su camino.

Por otro lado – como era de esperar – no llovió entre mayo y octubre, tal como ocurre todos los años, desde toda la vida. El estiaje es así… no llueve. Siempre ha sido así. Eso lo sabemos los agricultores de Costa, Sierra y Selva; y del Norte, Centro y Sur. Todos.

Ahora bien, quienes estamos involucrados en el quehacer agrícola, también sabemos que las plantas producen más – y mejor – cuando tienen agua todo el año, no sólo cuando llueve. 

Para ello, algunos hemos construido reservorios donde guardamos aguas sobrantes de la temporada de lluvias. Otros han perforado pozos para extraer agua del subsuelo. Así – con reservorios y / o pozos – los agricultores modernos y eficientes tenemos agua todo el año.

He ahí la principal diferencia entre la agricultura altamente productiva y la agricultura precaria: el agua. Y si el agua se maneja a través de sistemas de riego tecnificado, mejor aún. Entonces, la disyuntiva es: ¿agua todo el año, o agua solamente cuando llueve? 

Esa es la diferencia entre la agricultura empresarial, que emplea formalmente a un millón de trabajadores, y que en el 2021 batió todos los récords de exportaciones de uvas de mesa, arándanos, paltas, cítricos, y demás; y la pequeña agricultura tradicional, que emplea informalmente a cinco millones de peruanos, y que la está pasando mal… muy mal.

Pregunta del millón: 

  • ¿Tan difícil es entender la problemática del agua para la agricultura? 

  • ¿Acaso, tener o no tener agua todo el año – más el riego tecnificado – no hace la diferencia entre una agricultura próspera y una agricultura pobre? 

  • ¿Por qué no priorizar la construcción de reservorios – y pozos – en todo el país, para que los pequeños agricultores produzcan más, y dejen de ser pobres?

Pues bien, eso que es tan sencillo de explicar, y de sentido común, aparentemente no lo es para nuestras autoridades políticas. Sobre todo, para las del Ministerio de Agricultura. Porque si así fuera, la conclusión sería aún peor: a nuestros políticos les importa un bledo que los pequeños agricultores se mueran de hambre. 

¿Ignorancia o indolencia? ¡Esa es la cuestión! ¿Qué tienen nuestros políticos que no ven la solución a la problemática del agua para la agricultura? De repente, son ambas cosas a la vez: ignorantes e indolentes.

Si no cómo explicar que se vayan tanto por las ramas con la cantaleta de la 2ª. Reforma Agraria. ¿A quién se le puede ocurrir que una planta de fertilizantes en Bayóvar va a resolver la problemática de la pequeña agricultura ¡si no tienen agua! 

¿Qué efecto podrá tener – más allá de la pose y la demagogia política – que el presidente Castillo regale tractores a agricultores que no tienen agua? O que el Gobierno ofrezca financiamiento, o comprar su producción ¡si no producen… porque no tienen agua!

No priorizar el agua y el riego tecnificado, es como poner la carreta delante de los burros. Todo lo demás – mecanización, financiamiento, industrialización, compras estatales, reorganización del Ministerio de Agricultura, Servicio Civil de Graduados, etc. – es secundario. Repito. La carreta delante de los burros: esa es la imagen que mejor caracteriza al Ministerio de Agricultura de cara a la pequeña agricultura, o agricultura familiar.

Conclusión: la máxima prioridad para la agricultura debe ser el agua. Abramos los ojos a la realidad. El 2021 que acaba de terminar fue muy bueno para los agricultores que tuvieron agua todo el año… pero pésimo para los demás. Lampadia




En Ica tenemos agua dulce y en el Perú también

En Ica tenemos agua dulce y en el Perú también

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 12 de noviembre de 2021
Para Lampadia

Según el Ministerio de Agricultura, la actividad que más agua dulce consume a nivel nacional es – precisamente – la agricultura. Efectivamente, las plantas consumen mucha más agua que los animales y los seres humanos. Incluso, más agua que la minería, la industria y los servicios. Eso en cuanto a la demanda de agua según las actividades humanas.

Ahora veamos la oferta. Mejor dicho, la disponibilidad de agua dulce, la cual – en el caso peruano – proviene totalmente de las lluvias. La pregunta es: ¿hay suficiente agua de lluvias en nuestro país para atender las necesidades de la población, de la agricultura, de la minería, de los animales, y de todas las demás actividades? Y la respuesta es SÍ, aunque algunos digan lo contrario.

El Balance Hídrico Total en nuestro país, es positivo. Es decir, la cantidad de agua de lluvias supera largamente la demanda de agua de todas las actividades antes mencionadas. Efectivamente, todos los años, en la temporada de lluvias, entre los meses de diciembre y abril de cada año, todos los ríos del Perú llevan mucha más agua que la que necesitamos. Incluso, en regiones como Ica, donde se dice que hay escasez de agua.

El problema – es cierto – se presenta en los estiajes, entre los meses de mayo y noviembre de cada año, cuando no llueve. La repregunta entonces es:

  • ¿si llueve tanto en los veranos, por qué no construimos reservorios en la Sierra – y plantamos bosques y pastizales – para guardar parte de esas aguas abundantes, para disponer de ellas en los estiajes?
  • ¿Qué dice el Ministerio de Agricultura al respecto, el verdadero responsable del afianzamiento hídrico en el país?

No se oye padre.

Más aún:

  • ¿por qué no infiltramos los acuíferos con las aguas sobrantes de las avenidas?
  • ¿Por qué no tratamos las aguas servidas de los pueblos – me refiero a los desagües – y las volvemos aptas para su reutilización, al menos en la agricultura?
  • Incluso ¿por qué algunos alcaldes indolentes rechazan ofrecimientos de suministro de agua de parte de algunas empresas privadas?

¡A tanto llega la mezquindad de nuestras autoridades ediles!

A lo que quiero llegar es que tenemos mucha agua dulce que desperdiciamos. En nuestro país hay agua más que suficiente para que todos los peruanos tengamos agua de buena calidad, 24 horas al día, todos los días del año, todos los años.

Sin embargo, ese no es el caso. Pero en vez de identificar la verdadera causa del problema, hay personas ideologizadas – políticos, académicos, periodistas, dirigentes, etc. – que atribuyen la falta de agua a las empresas agrarias “que se la llevan toda, y dejan sedienta a la población”. ¡Así dicen esos acomplejados ideologizados!

¿Por qué no mencionan palabra alguna acerca del fracaso estrepitoso de las empresas municipales de agua y saneamiento, ni de la corrupción e inoperancia de estas? Su silencio los delata. Claramente, hay muchos opinólogos – que fungen de adalides del agua – que no se atreven a desenmascarar al Estado por su pésima gestión del agua.

Seamos sinceros. Ica tiene agua dulce, y muchas veces, demasiada. Tanta que el actual Gobierno Regional – lamentablemente, con hartas coimas de por medio – está ensanchando el río Ica para evitar inundaciones como las que ocurren en la ciudad cada cierto tiempo. Ojo, dije inundaciones… aquel fenómeno natural que ocurre cuando el río lleva tanta agua, que se desborda. Incluso, cuando no ocurren los desbordes en Ica ¿acaso los iqueños no estamos todos los años, entre los meses de diciembre y abril, al borde del desastre por inundación de la ciudad? ¿Acaso, todos los años en temporadas de avenida, los iqueños no vemos pasar cualquier cantidad de agua dulce frente a nuestras narices? ¡Como que Ica no tiene agua!

Y para graficar mejor la inoperancia del Estado en cuanto a la gestión del agua para uso poblacional ¿acaso nuestros hermanos charapas en Iquitos, no padecen de falta de agua potable en sus viviendas, a pesar de estar rodeados de agua dulce por todos lados?

Envidia, rencor, complejo, falsedad, politiquería barata… todo eso – y mucho más – denotan los videos ideologizados que el Ministerio de Cultura y la Pontificia Universidad Católica del Perú están propalando contra las empresas iqueñas.

Repito y concluyo. En Ica tenemos agua y en el Perú también… gracias a Dios. Lamentablemente, también tenemos opinólogos ideologizados que no se atreven a decir que tampoco tenemos es un Estado honesto y eficiente para gestionar bien el agua que tenemos. Lampadia




El agua es abundante en el Perú

Solo el 2.5% del agua del mundo es consumible. Esta se encuentra en ríos, lagunas, nevados, entre otros. A medida que crece la demanda de agua, las ciudades se ven obligadas a depender de fuentes que se encuentran más alejadas de las ciudades y que son más caras de aprovechar.

Fuente: Mineriaconfuturo

En este contexto, Latinoamérica tiene una gran ventaja, pues cuenta con la mayor cantidad de agua dulce en el mundo. Según el Global Water Partnership, casi un cuarto de los recursos hídricos renovables están en Sudamérica. En el listado de los países que cuentan con la mayor cantidad de agua, tres países latinoamericanos están entre los 10 primeros: Brasil (primero), Colombia (sexto) y Perú (octavo).

El Perú tiene la mayor disponibilidad per cápita de agua dulce renovable en América Latina. Cuenta con 159 cuencas hidrográficas, más de 3,000 glaciares, 12,200 lagunas en la sierra y más de 1,007 ríos. Tiene tres vertientes hidrográficas: la del Atlántico (genera 97.7% de los recursos hídricos), la vertiente del Pacífico (1.8% de los recursos hídricos) y la vertiente del Titicaca (el restante 0.5%).

Sin embargo, la utilización del agua es excesivamente ineficiente por Sedapal, la empresa estatal responsable de los servicios de agua potable y alcantarillado y las EPS. Las malas instalaciones y el malgasto que realizan de ella quienes tienen mayores ingresos, hacen que gran cantidad de habitantes sufran la escasez de este recurso. Existe una insuficiencia de cobertura y además la población peruana no tiene por qué ser víctima de insuficientes horas de servicios, baja presión de agua, agua no apta para el consumo humano, aniegos de aguas servidas y muchos otros factores que reflejan un mal servicio de saneamiento.

Fuente: Peru21

Las carencias varían dependiendo del sector. Por ejemplo, el sector agricultura, que es el que tiene una mayor demanda hídrica (88.7%), la eficiencia de uso es de tan solo 30% a 35% y existen 300,000 hectáreas de tierras con problemas de salinidad y drenaje. Además, las tarifas de agua no cubren los costos de operación y mantenimiento y existe una gran deficiencia de infraestructura hidráulica. Según la FAO, el Perú está entre los países de América Latina que más agua utiliza para agricultura y ganadería. Ver gráfico inferior:

Por otro lado, el uso doméstico abarca el 7% de la disponibilidad nacional, teniendo una eficiencia de uso de tan solo 45% – 50% (se estima que un tercio del agua se pierde en conducciones. El uso industrial llega al 6% y el minero no supera el 2%.

Además, actualmente los promedios regionales y nacionales ocultan grandes desigualdades. El 86.1% de habitantes a nivel nacional tienen servicio de agua potable. Sin embargo, la cobertura de agua potable urbana es del 93.4% y la cobertura rural solo alcanza el 63.2% (según la Encuesta Nacional de Programas Estratégicos INEI). Esto significa que 9 de cada 10 peruanos acceden al servicio de agua potable en el ámbito urbano y 6 de cada 10 peruanos acceden a agua potable en el ámbito rural.

El gran problema es que el diagnóstico del sector es el mismo que hace 23 años, según el propio ministro. Queda claro, entonces, que fue un error mantener el servicio de agua potable y alcantarillado en manos del Estado. Lo principal es el servicio de calidad para todos los peruanos, sin importar quién lo otorgue. Lo que es más, si el servicio estuviera en manos privadas, la fiscalización del estado sería más exigente y se podría asegurar un avance sustancial en calidad y cobertura. Ver en Lampadia: Cambiemos los paradigmas sobre el agua.

Daños en la Bocatoma de la planta de agua potable de Huachipa

Como afirmó Jaime de Althaus en un reciente artículo para Lampadia (Ver: Agua Potable: Un servicio público menoscabado por la política), “el problema central de las EPS es que no son capaces de mantener adecuadamente las redes que manejan y menos aún de ampliarlas, porque tienen tarifas bajas o gastos de personal excesivos o mucha corrupción, y carecen de capacidad profesional para formular proyectos. Según la Sunass, las EPS no tienen proyectos ni proyectistas. La propia Sedapal sólo puede ejecutar 400 millones al año de los 650 millones que tiene disponibles.”

Entonces, si no se quiere privatizar por razones ideológicas, por lo menos convirtamos a Sedapal y las EPSs en un holdings de administración de concesiones privadas, debidamente fiscalizadas por todas las instancias correspondientes. Eso solucionaría los problemas de cobertura, calidad y precio. No hacerlo es irresponsable, ineficiente y va en contra de los intereses de todos los peruanos. 

Lampadia




La agricultura en un mundo de 9,000 millones de personas

La agricultura en un mundo de 9,000 millones de personas

No sólo enfrentamos a una población mundial en rápido crecimiento (las Naciones Unidas predice que para el 2050 seremos 9 mil millones de personas), sino que también la esperanza de vida será mucho mayor. Este implica un importante crecimiento de la producción de alimentos. Los agricultores de todo el mundo se enfrentan a un gran reto: producir más con menos recursos y ser sostenibles. 

La producción de alimentos del mundo necesita duplicarse en los próximos 35 años, con un 50% menos de uso de tierra y recursos naturales. Según la WWF, los agricultores con mejor rendimiento del mundo son aproximadamente 100 veces más eficientes que los menos productivos, siendo los últimos responsables de la mitad del impacto ambiental. Los sistemas más eficientes y de alto rendimiento usan menos ‘inputs’ por kilogramo de producto final y generan menos emisiones. La cantidad de terreno utilizado es menor, dejando más espacio para la naturaleza, la urbanización y la recreación.

¿Cuál es la clave del éxito? Los avances tecnológicos. Es la única manera que la producción de alimentos pueda aumentar en un 70% para el año 2050 (meta trazada por la FAO para lograr abastecer la gran demanda de alimentos), y esto tiene que ser logrado a pesar de la limitada disponibilidad de tierras cultivables, la creciente necesidad de agua dulce (la agricultura consume el 70% del suministro de agua dulce del mundo) y otros factores menos predecibles, tales como el impacto del cambio climático, que, según un informe reciente de la ONU, podría dar lugar, entre otras cosas, a cambios en los eventos de temporada en el ciclo de vida de plantas y animales.

En las últimas décadas, ya hemos logrado avanzar en la producción de alimentos. Como se puede ver en los gráficos inferiores, hemos mejorado en nivel de nutrición adecuada y disminuido en desnutrición en los últimos quince años. Tenemos que continuar esta tendencia, pero ahora considerando un menor uso de tierra y una cantidad aún mayor de personas.

La mejor manera de abordar este dilema es aumentando la calidad y cantidad de la producción agrícola mediante el uso de tecnologías para hacer granjas más “inteligentes” y más conectadas a través de la llamada “agricultura de precisión”, también conocida como la “agricultura inteligente” (smart agriculture). Lo que necesita es un gran salto de productividad en el campo.

Es algo que ya está sucediendo. Empresas agrícolas recogen grandes cantidades de información de rendimiento de los cultivos, mapean los suelos, utilizan fertilizantes, datos meteorológicos, maquinaria, etc.

Sin embargo, en el futuro, la agricultura inteligente irá un poco más lejos. Desde máquinas de ordeño automático hasta drones para analizar la data, los observadores de la industria dicen que la tecnología está volviendo a la agricultura más precisa y eficiente. De acuerdo con Tractica (una empresa que se centra en el análisis de la interacción humana con la tecnología), el mercado mundial de robots agrícolas se incrementará de US$ 3 mil millones en 2015 hasta US$ 74 mil millones de dólares en 2024.

Y es que los robots están comenzando a transformar la agricultura en EEUU, arando y cortando los pastos autónomamente vía la llamada agricultura de precisión, un enfoque basado en los datos de los cultivos, siembras y cosecha. Según el último informe del Bank of America Merrill Lynch Global Research, en los próximos 10 años, los robots podrían convertirse en los principales granjeros.

En Japón, ya se está implementando la primera granja completamente robotizada del mundo y estará lista el próximo año. La cuarta revolución industrial permitirá que, pronto, una sola fábrica produzca más de 30,000 cabezas de lechuga todos los días, con 98% menos de agua, un 30% menos de energía y 50% menos participación de los seres humanos.

Esta granja, desarrollada por una empresa llamada Spread, será capaz de cosechar cultivos en cantidades nunca antes vistas. En el interior, utilizará lámparas LED en lugar de luz solar y almacenará las plantas en bastidores verticales, permitiendo que el crecimiento del cultivo sea más fácil de controlar y más productivo (con tecnologías similares a las de los cultivos hidropónicos). Con una automatización completa, la granja aumentará su producción de lechuga a 30,000 cabezas por día. La instalación también proporcionará beneficios ambientales como el reciclaje del agua utilizada y costes laborales reducidos. Spread espera exportar su tecnología a todo el mundo en un futuro próximo.

Un último punto, menos tecnológico pero igual de revolucionario, es un proyecto de ley en Francia (diciembre 2015) en el que se obliga a los supermercados de más de 400 metros cuadrados a donar la comida que descartan para bancos de alimentos, alimentación animal o abonos. El objetivo final es reducir la mitad de los desperdicios al 2025.

Aproximadamente un tercio de los alimentos producidos en todo el mundo se desperdician: hogares (42%), industria alimentaria (39%), restaurantes y servicios alimentarios (14%) y comercios y distribución (5%). Esto es teóricamente alrededor de cuatro veces la cantidad de alimentos necesarios para alimentar a más de 800 millones de personas que sufren de hambre. (Ver video sobre la gesta contra los desperdicios)

En el caso del Perú, nos hemos convertido en una de los diez primeros países proveedores de alimentos en el mundo y nuestras agroexportaciones crecieron a un promedio de 16% anual entre 2005 y 2015 (ver gráfico inferior). Este sector se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del país, acompañando a la minería en la generación de empleo formal rural y divisas para nuestro país. 

El desarrollo de la agricultura en el Perú es un segundo brazo de la revolución de la gastronomía, pues sin nuestros ingredientes locales, esta no podría haber llegado a generar una oferta tan singular y valiosa. Por eso, es importante apoyar a este sector que tiene tanto potencial. Además, se podrían aprovechar los avances tecnológicos que están cambiando la industria y las tendencias del futuro.

En el Perú, ya hay desarrollos empresariales que ofrecen sistemas de agricultura de precisión, lo que conllevará a la reducción de costos debido a una menor utilización de elementos químicos como fertilizantes. Esto podría ser el comienzo de un repotenciamiento del sector agrícola, reflejando una mayor competencia e innovación que el modelo de escala industrial que ha dominado durante décadas.

Sin embargo, aún subsisten millones de campesinos en la sierra rural que aún no han podido adoptar las tecnologías del siglo XX, como el riego tecnificado y, por lo tanto, su productividad sigue siendo muy baja. En esencia, un campesino de un minifundio alto-andino solo dispone del secano (la lluvia) para regar sus tierras. Ésta se produce en promedio durante tres meses del año y logra un pobrísimo crecimiento de los pastos naturales de solo 5 cm. anuales, con el que solo se puede alimentar a animales famélicos, con la consiguiente debilidad de su cadena productiva. A lo cual hay que agregar su imposibilidad de integrarse a los mercados que demandan productos de buena calidad, permaneciendo básicamente en una agricultura de subsistencia o teniendo que migrar temporalmente para trabajar fuera de sus tierras y completar sus ingresos.

Esta tragedia se resume en las siguientes palabras: Baja productividad agrícola.

Sierra Productiva

Sin embargo, por más que vaya a parecer increíble, en el Perú se han desarrollado programas privados como el de: ‘Sierra Productiva’ que permiten superar todas las debilidades explicadas líneas arriba: El programa aprovecha las diversas fuentes de agua que abundan en la sierra para cosecharla en reservorios familiares. Se apoya en las pendientes para generar presión de agua. Instala riego por aspersión. Reemplaza los pobres pastos naturales por cuatro variedades de pastos cultivados que, con el riego permanente, dan hasta cinco cosechas de un metro al año (pasando de 5 cm a 5 metros, hasta 100 veces más). Esto dispara la productividad del predio de forma extraordinaria y permite desarrollar todas las cadenas productivas aparentes para cada zona. La abundancia de productos de buena calidad facilita la integración comercial de los agricultores. Finalmente se logra un salto cualitativo en la calidad de vida de los campesinos y en su autoestima, algo tan importante como su mejora socio-económica. Además, los costos del programa son bastante reducidos.

¿La pregunta del millón es y por qué no se ha multiplicado este programa?

Pues por la irresponsabilidad de los gobiernos peruanos del nuevo siglo, período de desarrollo del Programa de Sierra Productiva (SP). Desde inicios de siglo, los gobiernos de Toledo, García y Humala, han ‘perdido’ la oportunidad de sumarse a esta iniciativa, que de manera privada ya ha llegado a más de 60,000 unidades familiares. Pero hay más de un millón de familias esperando desarrollos de este tipo, las que mientras tanto han sido incorporadas a programas asistencialistas de reparto de dinero, que además de todos sus vicios, destruye la dignidad de esta maravillosa gente, que cuando pasan al siglo XVI al siglo XX se convierten en los ciudadanos más sanos y entusiastas del país. En el gobierno actual se creó en el MIDIS, el programa Haku Wiñay (Mi Chacra Emprendedora), un remedo de SP de muy reducido impacto.

Como hemos visto, el futuro de la alimentación de los seres humanos depende del aumento de productividad que se pueda lograr aplicando nuevas tecnologías. Estas deben ser incorporadas a nuestra exitosa agricultura moderna. Pero además, debemos hacer el salto del siglo XVI al siglo XX para los campesinos alto-andinos con las tecnologías tradicionales de riego y otras completamente amaestradas. Esperamos que el próximo gobierno apoye el desarrollo del programa de Sierra Productiva, una excelente iniciativa que podría potenciarse en la modalidad de una APP (asociación público privada). Hasta ahora, solo el partido de Fuerza Popular ha anunciado su intención de desarrollarlo. Lampadia




Superemos los mitos sobre el agua

Superemos los mitos sobre el agua

El agua viene siendo un tema que se ha sembrado de minas, tanto por gente de buena intención, algunos desinformados y otros oportunistas que encuentran en él un espacio para cosechar réditos políticos.

Iniciando un mayor análisis sobre este importante tema, el especialista en asuntos hídricos, Leopoldo Monzón Ugarriza, expone a continuación algunas ideas esclarecedoras sobre la realidad del agua (dulce) en el Perú.

Monzón nos explica que el Perú es el octavo país con más agua dulce del planeta. Que no sabemos aprovechar el recurso, pues no cosechamos el agua, ya sea en grandes represas o reservorios menores y familiares, como postula el programa de Sierra Productiva. Tampoco trasvasamos el agua que perdemos hacia el Atlántico para su uso social y productivo en la costa árida del Perú. Además dimensiona el esfuerzo económico que debemos movilizar para poner en valor este importantísimo recurso. Veamos su análisis:

¿Conocemos la realidad del Recurso Hídrico?

Leopoldo Monzón Ugarriza

Gerente General de PROESMIN SAC

Consultor Temas Hídricos

 

En la tierra tenemos los siguientes tipos de agua: la dulce, la salobre y el agua del Mar. El tipo de agua que se utiliza  para consumo humano, en agricultura-ganadería, minería e industria en general, es básicamente agua dulce proveniente de: Ríos, Manantiales, Lagunas, Lagos, Aguas Subterráneas, Precipitaciones, Nevados, etc. Por ello el agua es y será el bien más preciado para la humanidad, más aun hoy con el cambio climático que estamos experimentado y comprendiendo muy poco, se vuelve imprescindible  conocer más sobre la oferta, demanda, disponibilidad, calidad, gestión y manejo del agua.

El Perú es el octavo País con más agua dulce del mundo, contando con 231 cuencas hidrográficas, 70% de los glaciares tropicales del mundo, 1,007 ríos y 12,200 lagunas; sus precipitaciones varían desde los 40mm de promedio anual en la costa a 3,000 mm en la selva y 300 mm en la sierra como promedio.

Ante este panorama lo primero que se viene a la mente es si tenemos abundancia del recurso, ¿por qué sufrimos tantas carencias y tantos conflictos alrededor de ello? La explicación es que la población no siente, ni percibe esto, porque solo el 35% de la misma tiene  agua las 24  horas del día, por lo que le es válido que el 65%  de la población piense que el desarrollo de proyectos mineros, energéticos, agropecuarios determinan que la disponibilidad de agua disminuya y que las posibilidades de contar con él a futuro sean inciertas.

Esta disyuntiva nos obliga a ser creativos y emprender el reto de conocer el balance hídrico en las principales cuencas e intercuencas del País, comenzando por las de la costa y la sierra; concentrando esfuerzos en donde se encuentran las mayores poblaciones y considerando la vocación territorial más adecuada para la extracción racional de recursos naturales renovables y no renovables. En esta línea, en los últimos meses, con el auspicio del Banco Mundial, Gobierno Regional de Huancavelica, el MINEM, ONG Tendiendo Puentes, Sierra Exportadora y el Gobierno Regional de Junín, hemos estudiado 8 cuencas e intercuencas que han arrojado resultados muy parecidos entre ellas respecto al: superávit del recurso hídrico en mediaciones anuales y el déficit estacional entre Julio y Noviembre, la mala gestión del recurso por las organizaciones rectoras, por falta de información, excesivo consumo de agua de la agricultura (por falta de riego tecnificado), contaminación por falta de control y gestión y, falta de plantas potabilizadoras (PTAP), Biodigestores y  de plantas tratamiento (PTAR).

Conocida nuestra realidad hídrica mes por mes, en cada una de las cuencas identificadas, estaremos en condiciones de elaborar la planificación adecuada de la infraestructura necesaria, la ingeniería y la construcción de la misma a nivel nacional, comenzando con las soluciones para la población. Esto debe generar un cambio en la percepción respecto al recurso, por lo menos debemos llegar al bicentenario con el 70% de la población con agua y desagüe las 24 horas al día y en paralelo, en costa y sierra, tecnificar el riego, construir  macro, mini y micro represas, en la selva, mejorar la infraestructura de transporte y la remediación de pasivos ambientales producidos en el pasado por minería, petróleo, agro y la población. Conociendo lo oneroso que puede ser esto y, para romper el paradigma de que si podemos llegar a soluciones rentables y sostenibles, procedimos a calcular el cierre de la brecha hídrica en el Perú que suma US$58,000MM (US$23,000MM en agua, desagüe y redes; US$25,000MM en mejora de riego y represas y US$10,000MM en mejoras ambientales, rehabilitaciones y reforestación).

Esto se puede financiar de tres fuentes: Minería y Gas, Agro y por la puesta en valor del territorio. Cinco mega proyectos mineros como los que evitamos se desarrollen durante los últimos años, nos generarían impuestos (a los precios deprimidos de hoy) de aproximadamente US$ 5,000MM anuales por un promedio de 20 años (de vida de los  proyectos). El incremento estimado de 300,000 Has. Para el agro, nos generaría en pisos altitudinales de los 500 a los 2,000 msnm impuestos de US$3,000MM anuales, producto de la siembra de Café, Cacao, Cítricos, Arándanos, Palta y Uva; y la capacidad de poner en valor 20,000 Has. de terrenos para vivienda y actividades productivas  para 500,000 pobladores que generarían  impuestos por US$5,000MM. Si llevamos esto a un flujo de caja simple, en los primeros cinco años tendríamos un nuevo PAÍS.

Esta propuesta debe ser mejorada con los comentarios de los lectores. Ahora que está claro que podemos conocer algo más del agua, podremos seguir estudiando las principales cuencas y presentando modelos a partir de un manejo adecuado del recurso hídrico que derive en generación de riqueza para la población. Lampadia