Alfredo Ferrero
El Comercio, 14 de diciembre del 2025
«La gastronomía peruana es un gancho turístico que vende al Perú con cada cebiche, lomo saltado, pollo a la brasa, papa a la huancaína o pisco sour que se consumo en el exterior»
El Perú es un país privilegiado, reconocido mundialmente por su riqueza cultural, natural, gastronómica e histórica. Con 13 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y una biodiversidad que abarca 84 de las 117 zonas de vida del planeta, reúne todas las condiciones para consolidarse como un referente global en turismo. Sin embargo, en el 2024, el país recibió solo 3,5 millones de turistas internacionales, cifras aún por debajo de los niveles prepandemia y muy por debajo del verdadero potencial del Perú.
Para poner esto en perspectiva, países como Francia, España y EE.UU. lideran los ránkings, recibiendo 101, 88 y 77 mlls. de visitantes, respectivamente. En América Latina, México encabezó la lista con alrededor de 43 mlls., seguido por República Dominicana (11 mlls.), Argentina (7 mlls.) y Brasil (6,6 mlls.), todos significativamente por encima del Perú.
¿Cómo explicar este contraste? El potencial turístico del Perú se fundamenta en la vasta riqueza de recursos con los que cuenta, tales como sus elementos naturales, culturales, históricos, sociales y humanos, que representan una base invaluable para el desarrollo del sector. Sin embargo, lo que distingue a un país de otros destinos turísticos, lo cual es clave para atraer más visitantes, es su capacidad para transformar estos recursos turísticos en productos turísticos.
Estos productos se entienden como las experiencias que se ofrecen al visitante, resultado de la integración de recursos, servicios y actividades específicas. Un producto turístico no solo abarca los recursos naturales y culturales, sino que también incluye servicios esenciales como transporte, alojamiento, guías, actividades recreativas y seguridad, creando una oferta integral y atractiva para el visitante. Significa dotar al “recurso turístico” de acceso, infraestructura y servicios para convertirlo en una experiencia turística que transmita “emociones” al turista.
—Convertir recursos en experiencias y vivencias inolvidables —
El Perú tiene recursos turísticos en abundancia, verdaderos tesoros de la humanidad: desde la majestuosidad de Machu Picchu, la riqueza arqueológica de Caral, la biodiversidad en la Amazonía, sin olvidarnos de Kuélap, Choquequirao, las líneas de Nasca, Chan Chan, Máncora, Punta Sal, Chavín de Huántar, el cañón del Colca, el lago Titicaca, los Baños del Inca, Paracas y otros tantos de nuestra época preínca, inca y colonial. A todo ello se suma como elemento fundamental una gastronomía sustentada en la cocina fusión, que empieza a ser reconocida como una de las mejores del mundo.
La transformación de productos turísticos implica dotar a los “recursos turísticos” de infraestructura y servicios adecuados para atender al turista. Tenemos 23aeropuertos,11deellosinternacionales,perosolo tres cuentan con vuelos internacionales porque algunos no tienen infraestructura suficiente, ni adecuada. Urge modernizar carreteras, aeropuertos, trenes, así como mejorar los servicios para atraer más visitantes del exterior y promover turismo interno de calidad.
La visión del turismo como un motor de desarrollo económico descentralizado del Perú debe primar. El turismo es clave para mejorar la calidad de vida de las comunidades locales, preocupa la problemática de Machu Picchu que tiene años y es en torno al acceso a la ciudadela, esto ha tenido resonancia mundial y va en contra de todos los objetivos de desarrollo de una marca país potente, afectando la experiencia vivencial del turista al visitar el Perú. Machu Picchu es cusqueño, pero antes es peruano. Y es esencial que las autoridades locales otorguen la más alta prioridad para asegurar la continuidad de dichos servicios y de todos los servicios que hacen de Machu Picchu el producto turístico emblemático del Perú y patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Un manejo inadecuado del producto turístico Machu Picchu no solo afecta al Cusco, sino a la imagen del Perú a escala mundial.
Otro aspecto clave es diversificar la oferta turística. El desarrollo de nuevos atractivos, como museos, parques temáticos y centros culturales, permite atender a diferentes segmentos de mercado, desde familias hasta aventureros y viajeros culturales, y da la posibilidad de pasar una mayor cantidad de días en el Perú y, por lo tanto, más recursos para el país. Estas iniciativas no solo contribuyen al crecimiento económico, sino que también fortalecen la identidad cultural y el orgullo de las comunidades locales.
Por otro lado, el turismo es un pilar del desarrollo sostenible. En el 2023, este sector generó alrededor de 1,2 millones de empleos directos e indirectos en el Perú, alcanzando el 2024 alrededor de 1,3 millones. Además, fomenta inversiones en la industria hotelera, que en el 2024 habría superado los 28.000 establecimientos, representando un crecimiento del 6% respecto al 2022.
El impacto del turismo también se extiende al comercio y a la gastronomía. El auge del turismo gastronómico, impulsado por el prestigio de nuestra cocina, ha permitido que restaurantes peruanos se internacionalicen, con más de 14 franquicias en América Latina, EE.UU. y Europa, además de 4.000 emprendimientos culinarios en todo el mundo.
No es difícil constatar que el turismo gastronómico es cada vez más relevante para el Perú, debido a reconocimientos internacionales como el Mejor Destino Cultural del Mundo por décima vez en los World Travel Awards y como el Mejor Destino Culinario en 12ediciones,fortaleciendonuestraimagengastronómica internacional. Este tipo de turismo se enfoca en la comida como un elemento de consumo, pero también en la cultura, historia y tradiciones que rodean la gastronomía de una región o país, y permite que los comensales en restaurantes peruanos alrededor del mundo despierten la inquietud y curiosidad para conocer nuestro país. La gastronomía peruana es un gancho turístico que vende al Perú con cada cebiche, lomo saltado, pollo a la brasa, papa a la huancaína o pisco sour que se consume en el exterior.
Como embajador en ee.uu.,soy testigo del impacto de nuestra gastronomía para dar a conocer al país: es un `soft power’ emocional y auténtico que conecta al comensal con nuestra cultura y tradición, generando un interés por el Perú. Distintas autoridades, políticos y empresarios norteamericanos son cada vez más conscientes de ello, incluso las conversaciones más difíciles se logran “aflojar” cuando nos referimos a la “comida peruana”.
La consolidación de una marca país requiere una estrategia integral que ayude al Perú a alcanzar su potencial turístico, con las características únicas del destino, por su patrimonio cultural y paisajes inigualables, sumados a la necesaria calidad de los servicios turísticos. Los conflictos internos que terminan en servicios turísticos interrumpidos por asuntos políticos e internos perjudican al turista y transmiten una imagen desfavorable del país.
En particular, hoy en día es insustituible el uso de plataformas digitales para posicionar al país y captar nuevos mercados y fidelizar a los viajeros.
El turismo es uno de los cuatro “sectores fantásticos” de nuestra economía –junto con la minería, la agroindustria y pesquería– y debemos por lo tanto apuntar a su consolidación, madurez y desarrollo continuo y sostenible, aprovechando lo que el Perú tiene y otros no. Existen países con menos recursos turísticos que logran mejores cifras que el Perú. Aún las cifras turísticas del Perú para el 2025 están lejos de los 4,4 millones de visitantes pre-covid-19, casi un millón menos de turistas, esto es, 20% menos que hace cinco años. El principal atractivo turístico del país, Machu Picchu, está degradado por problemas vinculados a la conflictividad en el manejo interno del recurso turístico.
Es momento de recuperar el tiempo perdido y proyectarnos seriamente como un país potencia turística: tenemos atractivos, gastronomía, cultura e historia, pero no será suficiente sin el liderazgo y determinación del sector privado y público. Para ello se deben dejar de lado los intereses particulares y poner por delante los intereses del turismo peruano, y evitar así matar a la gallina de los huevos de oro.






