Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia
Más precisamente ¿vale la pena sacrificar la vida en defensa de la patria? O ¿vale la pena arriesgar la vida en defensa del país? O ¿vale la pena correr el riesgo, junto con la familia, a sufrir privaciones para defender al Perú?
Por supuesto, muchísimos plumíferos responderán de inmediato afirmativamente, con frases altisonantes, henchidas de fervor patriótico. No obstante, esas preguntas no son retóricas hoy en día.
El asunto viene a cuento por algunas declaraciones de hijas de militares asesinados por el terrorismo porqué se enfrentaron a esos delincuentes. Es decir, personas para las cuales esa pregunta no es palabrería.
Una es Evelyn Goicochea Miranda que se pronunció en Twitter, poco después del aberrante desplante que hicieron los mandos de las Fuerzas Armadas, al aceptar la orden de Pedro Castillo y su innombrable ministro de Defensa, excluyendo del desfile del 29 de julio a los Comandos Chavín de Huántar y al Gein.
Dice Goicochea, acompañando la foto de su padre (un comando EP) en uniforme militar:
“La última conversación que tuvimos fue para rogarte que te retiraras, y me dijiste que gustoso darías la vida por este país (agosto 1990) 2 meses después te asesinó SL. Hoy en día sé que este país no merecía tanto sacrificio y que mi vida sería otra contigo a mi lado. Te amo Padre mío”.
Sin duda, muchas personas, no solo familiares de militares, policías y civiles que perdieron la vida asesinados por los terroristas, o que quedaron mutilados o que sufrieron alguna de las consecuencias de sus violentas acciones, lamentan hoy día ese sacrificio que, a la luz de lo que estamos viviendo, puede parecer inútil.
Porqué finalmente, los herederos de los terroristas se hicieron del poder y ahora humillan a los que los combatieron. Y la sociedad reacciona débilmente. Y las instituciones, en particular a las que pertenecieron esos combatientes que entregaron su vida por la patria y dejaron a sus familias en el desamparo afectivo y/o material, se inclinan reverentes ante los que están destruyendo el Perú.
Los terroristas que trataron de devastar el país hace pocos años, tenían los mismos propósitos y eran tan viles y corruptos como los comunistas y sus aliados de ahora. Ellos fueron derrotados y aprendieron la lección. No pueden vencer a las FFAA y la PNP con las armas. Pero si pueden hacerse del poder de una manera más fácil y menos riesgosa para ellos: mediante elecciones, con fraude, ayudados por la mafia caviar y la estupidez de muchos medios de comunicación y grandes empresarios.
Y desde allí, conseguir otro de sus objetivos, derrotar a las FFAA y la PNP, no con la violencia sino mediante la corrupción, el soborno y los beneficios ilícitos. Y están avanzando, más rápido de lo que algunos ingenuos creen.
Carla Cafferata, hija del almirante Gerónimo Cafferata Marazzi, asesinado en una emboscada por Sendero Luminoso en octubre de 1986, ha protestado también en Twitter porque la Marina de Guerra (MGP) le rinde “honores a un presidente delincuente terrorista que asesinó a mi padre”.
El almirante Cafferata había sido hasta diciembre de 1985, cuando pasó a retiro, Comandante General de la MGP.
La frase la Evelyn Goicochea es significativa: “Hoy en día sé que este país no merecía tanto sacrificio”.
Probablemente otros deudos de víctimas del terrorismo también piensen lo mismo. ¿Para qué sirvieron la abnegación y el sufrimiento de los que lo combatieron si hoy día sus propias instituciones se inclinan ante ellos?
Es verdad que la sociedad fue desagradecida. Es cierto que la historia fue retorcida, tergiversada y adulterada, sobre todo por la mafia caviar, que puso en el mismo plano a los terroristas comunistas y a quienes los combatieron. Es cierto que varios sufrieron interminables persecuciones judiciales y algunos han ido presos injustamente.
Por supuesto, eso lo tienen presente todos hoy día. Y hay muchos que creen, como Evelyn Goicochea, “que este país no merecía tanto sacrificio”.
No obstante, es posible aprender de esa experiencia y no repetir los errores. Reencauzar al país, recuperar la democracia y combatir la perversa propaganda caviar, cercenando su ilegítima influencia en las instituciones. Lo que hay que hacer es claro. (Ver por ejemplo https://www.expreso.com.pe/opinion/lo-que-se-necesita-ahora/).
El tiempo, contrariamente a lo que piensan algunos, corre a favor de la gavilla delincuencial en el poder. Van avanzando en el control de instituciones claves. No les preocupa demasiado el rechazo popular ni las investigaciones judiciales. Si el Lagarto, que ya no está en el gobierno, se pasea libre por el país a pesar de las abrumadoras evidencias en su contra ¿creen realmente que a Pedro Castillo y sus secuaces los va a alcanzar ahora el tullido brazo de la justicia?
Es hora de demostrarle a Evelyn, a Carla y a muchas más, que el sacrificio de sus padres y familiares no fue inútil. Se necesitan soluciones radicales para salir del abismo. Lampadia
El padre de Evelyn Goicochea
Almirante Cafferata