Gianfranco Ferrari, Gerente General de Credicorp y miembro de EsHoy
El Comercio, 4 de diciembre del 2025
“Sabemos que los desafíos nacionales no los resolverá un único actor. Por eso, desde el empresariado, debemos mirar hacia adelante convencidos de que para impactar necesitamos conectar”.
La crisis más compleja que atraviesa nuestro país en los últimos años no es el deterioro institucional, la economía con freno de mano ni el avance de la inseguridad y de las economías ilegales. La crisis más nociva es la desesperanza: la sensación de que, definitivamente, nada va a cambiar. Ese es el problema más pernicioso, porque afecta no solo nuestra lectura del presente, sino también la fe en el futuro.
Revertir esta realidad es fundamental para el desarrollo del Perú. La confianza, después de todo, es ese tejido invisible sin el cual es imposible alcanzar objetivos comunes. Y, sin duda, el sector privado también tiene mucho por hacer en este campo, pues a menudo despierta recelo antes que confianza.
Por ello necesitamos un liderazgo empresarial ciudadano, más cercano a los problemas del país y más comprometido con las soluciones. En esa línea, celebro que cada vez más asociaciones civiles empresariales avancen en esa dirección; entre ellas, Es Hoy, que cumple cinco años poniendo en valor, a través de acciones concretas, el impacto que puede tener el sector privado en la construcción de un Perú más inclusivo y próspero para todos.
Este mayor involucramiento no solo genera impactos inmediatos. Sobre todo construye confianza. Y lo hace a partir de una convicción clara de que perdurar exige apertura. Nada que aspire a trascender puede construirse desde una sola mirada, ni escuchándose únicamente a sí mismo. Perdurar implica sumar visiones, energías y compromisos diversos. Implica trabajar con quienes piensan como uno, pero también –y quizá más importante– con quienes piensan distinto, pero comparten un objetivo superior: el Perú.
Sabemos que los desafíos nacionales no los resolverá un único actor. Por eso, desde el empresariado, debemos mirar hacia adelante convencidos de que para impactar necesitamos conectar. Ello implica estar más presentes en la agenda nacional, trabajar más de cerca al Estado y a los distintos actores de la sociedad, impulsar mejores políticas públicas, generar evidencia para cerrar brechas e involucrar a más empresas desde un liderazgo que inspire, convoque y genere confianza ante la ciudadanía.
La confianza, finalmente, no se decreta. Se construye. Se construye escuchando y entendiendo al otro, poniendo el bien común por encima del beneficio personal. Se construye en la calle, en las escuelas, en los hogares y, por supuesto, también desde las empresas, que, para millones de peruanos y peruanas, son un importante vehículo para soñar, crecer y transformar sus vidas.
No lo olvidemos: solo cuando confiamos, creemos. Y solo cuando creemos, crecemos.






