Jaime de Althaus
El Comercio, 15 de noviembre del 2025
“Pero si no se mantiene y redobla ese liderazgo, no se revisa lo realizado y no se está encima, el esfuerzo se abandona”.
La alta aprobación de José Jerí es positiva porque le devuelve legitimidad a la institución presidencial y en esa medida al sistema político en general, lo que ayuda a disminuir en algo el ánimo antisistema en el país, ánimo que puede influir mal en las próximas elecciones generales.
Pero a la larga, la omnipresencia mediática del presidente en el terreno dirigiendo operativos y en diálogo llano con todos deberá tener el respaldo de cambios reales en las estrategias de seguridad para mantener la aprobación. Esos cambios se vienen dando: no solo el corte de las comunicaciones desde los penales, sino reuniones recurrentes con asociaciones de los afectados por las extorsiones para intercambiar información y desarrollar confianza y una cultura de la denuncia; trabajo muy coordinado con los alcaldes y serenazgos para el control territorial; la creación por ley del Grupo Interinstitucional contra la Extorsión y el Sicariato con policías, fiscales y jueces de élite para que los jueces autoricen acciones y pedidos a las operadoras telefónicas en tiempo real (que falta reglamentar), y reuniones con las operadoras telefónicas y Osiptel para que se entregue la información rápidamente y se controle la venta de chips en las calles. El llamado “Comité de Coordinación Operativa Unificada” en Lima Metropolitana funciona. La policía ha creado una división especial contra las extorsiones y ha puesto al casi mítico coronel Revoredo al mando.
Pero falta tecnología, presupuesto y da la impresión de que hay demasiados comités. Sin embargo, lo interesante es que hemos ingresado a una etapa voluntarista en la que las instituciones están coordinando y generando iniciativas. Eso no existía antes. Se está implementando un plan de inteligencia en los penales, por ejemplo. Sencillamente hay liderazgo.
Pero si no se mantiene y redobla ese liderazgo, no se revisa lo realizado y no se está encima, el esfuerzo se abandona. De hecho, salió un segundo decreto supremo introduciendo mejoras en el estado de emergencia. Muy bien. Pero hace falta que el presidente Jerí exponga regularmente al país lo que se está haciendo, los avances y dificultades. Que se vea un rumbo claro. Preocupa en ese sentido que la anunciada gira por todas las regiones tenga el objetivo de promover su candidatura al 2031 en lugar de profundizar en la lucha contra la criminalidad, que puede ser su gran legado.
Donde se ha perdido voluntad política y norte es en la lucha contra la minería ilegal y la formalización minera. Y se ha abandonado el esfuerzo de sacar una buena Ley MAPE. El ministro de Energía y Minas no parece tener idea. Había un camino claro que hay que retomar a la brevedad y ponerle todos los recursos posibles. Hace unos tres meses, por ejemplo, 700 mineros informales de Secocha habían aceptado firmar contratos de explotación con el dueño de las concesiones porque existía la expectativa cierta del fin del Reinfo el 31 de diciembre. Desde que la nueva expectativa es prolongar el Reinfo, esos informales ya no quieren firmar. Y sería un retroceso imperdonable reincorporar a los 50.000 excluidos.
El gobierno tiene que definir una posición clara en todo esto.






