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La Sociedad Civil debe proponer una estrategia sanitaria

La Sociedad Civil debe proponer una estrategia sanitaria

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El Primer Ministro Walter Martos ha confesado que ya no es posible llevar a cabo una estrategia inteligente contra la Pandemia. Afirmó el domingo pasado en Agenda Política que la estrategia de aislar a los contagiados, atenderlos y alimentarlos “se utiliza al inicio de una pandemia, cuando se tiene muy pocos infectados, pero es muy difícil cuando el contagio ya es comunitario”.

En realidad, sí es posible, si se hace de manera diferenciada e inteligente y con los recursos logísticos y organizacionales del sector privado y la sociedad civil, que es lo que el gobierno no ha hecho en los dos programas de esa naturaleza que tiene, Te Cuido Perú y Operación Tayta, que despliegan muy poco alcance precisamente porque actúan sin hacer uso de los recursos mencionados, pese a que desde hace meses se reclama un trabajo colaborativo.  

 

 

Si el gobierno se da por vencido, la sociedad civil (empresariado, sindicatos, academia, iglesias) debe asumir la responsabilidad de formular una propuesta para manejar la lucha contra la pandemia con el apoyo del Estado y en coordinación con las organizaciones vecinales o barriales.
Se trata de articular bien los recursos institucionales, sociales, logísticos y tecnológicos que tenemos.

Conectar equipos de respuesta rápida con aislamiento de contagiados

De lo que hace el Estado, lo que parece funcionar bien son los 1,300 equipos de respuesta rápida, que han tomado pruebas a cerca de tres millones de personas. El problema es que la acción de esos equipos de respuesta rápida no está conectada con acciones posteriores de seguimiento de contactos y aislamiento y alimentación de los infectados, para romper la cadena de contagios.

De nuestras conversaciones en el General Jorge Chávez, ex jefe de Indeci y hoy ministro de Defensa, y el exministro Víctor Zamora, concluimos que ello ocurre así por tres razones:

  • Por la reducida capacidad logística de Indeci para llevar canastas de alimentos y medicinas a todas las familias de los contagiados.
  • Por la dificultad para ubicar al 20% de los infectados, pues en esos casos la dirección que figura en su DNI no es real.
  • Y por la dificultad para controlar que efectivamente los contagiados y sus familiares no salgan de sus casas, a pesar de recibir alimentación y medicinas.

Los tres problemas tienen solución. El primero, haciendo uso de la capacidad logística privada de empresas como Backus, Ransa y otras que, vía la SNI, ya han formulado una propuesta para distribuir canastas a 200 mil familias cada 14 días, propuesta que -dicho sea de paso- increíblemente está pendiente de ser ejecutada hace más de dos meses. Se trataría de reorientar parte de esa distribución hacia los contagiados o los barrios o manzanas donde haya concentración de contagiados.

El segundo no es grave, porque dejar de atender al 20% no sería determinante. Pero podría resolverse por medio de los celulares, lo que implica coordinar con las empresas de telecomunicación. 

El tercero se resuelve movilizando a los alcaldes y a las organizaciones vecinales o barriales, que son las que harían el control -incluso en coordinación con los establecimientos de Salud de primer nivel, que asumirían un rol de monitoreo-, y colaborarían en la distribución de alimentos y eventualmente en la preparación de ollas comunes. Esto es perfectamente posible y ya está ocurriendo parcialmente.

Estrategia conductual y de rastreo de contactos

Paralelamente es indispensable pasar a una estrategia conductual como la presentada a la Secretaría de Gobierno Digital por Enver Figueroa (ver en Lampadia: La hora de una estrategia conductual para formar hábitos), para inducir hábitos automáticos preventivos en las personas y darles indicaciones de donde ir o no ir, por medio de los celulares, a partir del conocimiento que estos brindan de los desplazamientos de las personas. Esto es vital, y supone una coordinación con las empresas de telecomunicación. El rastreo de contactos también es posible por estos métodos, y Ragi Burhum ha presentado una propuesta digital que también ha sido echada al tacho. Para no hablar de una buena campaña de comunicación, movilizando los recursos creativos de las empresas de publicidad. 

En suma, nuestro país no puede rendirse antes de haber usado todas las armas de las que dispone. Allí están, esperando una estrategia conjunta e inteligente. La sociedad civil tiene que proponerla. Lampadia