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La prosperidad sin precedentes del Perú

La prosperidad sin precedentes del Perú

La verdad sobre el Perú: crecimiento, desarrollo y mejoras sociales

Gracias a Iván Alonso e Ian Vásquez, del CATO Institute, hoy podemos compartir con nuestros seguidores 38 gráficos que:

“Demuestran una notable mejoría del bienestar en amplios sectores de la población. La prosperidad ha aumentado, la desigualdad ha caído y los pobres han visto elevar su nivel de vida. Y, a diferencia de otros episodios de crecimiento en la historia del Perú, el progreso no ha estado limitado geográficamente; más bien, el sector rural, tanto como el sector urbano, se ha beneficiado, como lo ha hecho la mayor parte del interior del país, además de Lima y las ciudades de la costa”.

Esta información contradice factualmente todas las narrativas anti sistema difundidas en el Perú durante los últimos 10 años, con las que se ha pretendido instalar nuevamente la ideología de las izquierdas retrogradas que ya fracasaron en el Perú y el resto del mundo.

Lamentablemente, aún no tenemos, ni siquiera, las semillas de una izquierda moderna como la que transformó Nueva Zelanda en un país próspero. Nuestras izquierdas siguen en búsqueda del poder, poniendo la ideología antes que el bienestar de la población, pues buena parte de ellos sabe perfectamente que sus propuestas solo generarían más pobreza. Tal como se ha hecho en este proceso electoral, en el cual todas las izquierdas se sumaron al que tenía los peores planteamientos.

Los peruanos estamos inmersos en múltiples crisis, sanitaria, económica, social y política. Con ellas hemos perdido confianza en nuestros líderes y en el futuro, y estamos embargados de frustración y resentimiento. Por ello, cuando votemos, debemos pensar en nuestros hijos y nietos, que representan el futuro. Ellos no quieren migrar, ellos quieren ser ciudadanos del mundo desde el Perú, con sus familias, con sus amigos y con sus tradiciones.

Revisemos los gráficos de Alonso y Vásquez con mucha apertura, nos van a aclarar muchas cosas. Hasta ahora no hemos sabido defendernos de las ‘ideas muertas’, pero nunca es tarde. Miremos la verdad e icemos la bandera de la prosperidad.

La prosperidad sin precedentes del Perú
En 38 gráficos

“Nuestros adversarios creen que toda actividad no reglamentada ni subvencionada languidece hasta la aniquilación. Nosotros creemos lo contrario. La fe de aquéllos está puesta en el legislador. La nuestra, en la humanidad”.
Frédéric Bastiat

CATO – Elcat0.org

Iván Alonso
PhD. en Economía de la Universidad de California en Los Ángeles y es miembro de la Mont Pelerin Society
Ian Vásquez
Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute y coautor del Human Freedom Index

4 DE JUNIO DE 2021

Iván Alonso e Ian Vásquez compilan una variedad de indicadores sobre Perú que muestran el progreso que ha tenido lugar en el país en los últimos años y décadas.

El Perú ha hecho grandes progresos desde el inicio de las reformas económicas hace tres décadas y el posterior retorno a la democracia hace dos décadas. Indicadores de todo tipo demuestran una notable mejoría del bienestar en amplios sectores de la población. La prosperidad ha aumentado, la desigualdad ha caído y los pobres han visto elevar su nivel de vida. Y, a diferencia de otros episodios de crecimiento en la historia del Perú, el progreso no ha estado limitado geográficamente; más bien, el sector rural, tanto como el sector urbano, se ha beneficiado, como lo ha hecho la mayor parte del interior del país, además de Lima y las ciudades de la costa.

Los críticos de la democracia de mercado en el Perú, sin embargo, minimizan los avances, ignoran los datos o distorsionan los hechos, creando una narrativa para justificar un cambio radical. Los líderes políticos de izquierda, incluyendo el candidato favorito en las elecciones presidenciales del 6 de junio, por ejemplo, han esbozado una agenda explícitamente socialista y proponen una asamblea constituyente para lograrlo. Los peruanos ciertamente tienen muchas razones para estar descontentos. Los escándalos de corrupción han proliferado, y el sistema político se ha vuelto cada vez más disfuncional en años recientes. La incompetencia del estado, mientras tanto, ha multiplicado los efectos de la pandemia.

Estos factores indudablemente influyen en el ánimo de la gente, aumentando el atractivo de los mensajes “antisistema”. Pero es manifiestamente falso que el capitalismo democrático empeoró la vida de los peruanos.

A continuación, presentamos 38 gráficos que resumen la historia de las últimas décadas: en términos de bienestar humano, el Perú ha experimentado un progreso que no tiene precedentes. Todavía hay muchos problemas, pero sería un error monumental pensar que se resolverán abandonando las políticas e instituciones que han servido para mejorar de tal manera el nivel de vida.

Ingreso y pobreza

Salud

 

Educación

Agua, saneamiento y energía

Hogar

Agricultura

 

Transporte y comunicación

 

[Aquí podrás encontrar una versión de este artículo en inglés. Agradecemos a Guillermina Sutter Schneider por la visualización de datos.]

Lampadia

 




Crecimiento, desarrollo y mejoras sociales

Crecimiento, desarrollo y mejoras sociales

Gracias a Iván Alonso e Ian Vásquez, del CATO Institute, hoy podemos compartir con nuestros seguidores 38 gráficos que:

“Demuestran una notable mejoría del bienestar en amplios sectores de la población. La prosperidad ha aumentado, la desigualdad ha caído y los pobres han visto elevar su nivel de vida. Y, a diferencia de otros episodios de crecimiento en la historia del Perú, el progreso no ha estado limitado geográficamente; más bien, el sector rural, tanto como el sector urbano, se ha beneficiado, como lo ha hecho la mayor parte del interior del país, además de Lima y las ciudades de la costa”.

Esta información contradice factualmente todas las narrativas anti sistema difundidas en el Perú durante los últimos 10 años, con las que se ha pretendido instalar nuevamente la ideología de las izquierdas retrogradas que ya fracasaron en el Perú y el resto del mundo.

Lamentablemente, aún no tenemos, ni siquiera, las semillas de una izquierda moderna como la que transformó Nueva Zelanda en un país próspero. Nuestras izquierdas siguen en búsqueda del poder, poniendo la ideología antes que el bienestar de la población, pues buena parte de ellos sabe perfectamente que sus propuestas solo generarían más pobreza. Tal como se ha hecho en este proceso electoral, en el cual todas las izquierdas se sumaron al que tenía los peores planteamientos.

Los peruanos estamos inmersos en múltiples crisis, sanitaria, económica, social y política. Con ellas hemos perdido confianza en nuestros líderes y en el futuro, y estamos embargados de frustración y resentimiento. Por ello, cuando votemos, debemos pensar en nuestros hijos y nietos, que representan el futuro. Ellos no quieren migrar, ellos quieren ser ciudadanos del mundo desde el Perú, con sus familias, con sus amigos y con sus tradiciones.

Revisemos los gráficos de Alonso y Vásquez con mucha apertura, nos van a aclarar muchas cosas. Hasta ahora no hemos sabido defendernos de las ‘ideas muertas’, pero nunca es tarde. Miremos la verdad e icemos la bandera de la prosperidad.

La prosperidad sin precedentes del Perú
En 38 gráficos

“Nuestros adversarios creen que toda actividad no reglamentada ni subvencionada languidece hasta la aniquilación. Nosotros creemos lo contrario. La fe de aquéllos está puesta en el legislador. La nuestra, en la humanidad”.
Frédéric Bastiat

CATO – Elcat0.org

Iván Alonso
PhD. en Economía de la Universidad de California en Los Ángeles y es miembro de la Mont Pelerin Society
Ian Vásquez
Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute y coautor del Human Freedom Index

4 DE JUNIO DE 2021

Iván Alonso e Ian Vásquez compilan una variedad de indicadores sobre Perú que muestran el progreso que ha tenido lugar en el país en los últimos años y décadas.

El Perú ha hecho grandes progresos desde el inicio de las reformas económicas hace tres décadas y el posterior retorno a la democracia hace dos décadas. Indicadores de todo tipo demuestran una notable mejoría del bienestar en amplios sectores de la población. La prosperidad ha aumentado, la desigualdad ha caído y los pobres han visto elevar su nivel de vida. Y, a diferencia de otros episodios de crecimiento en la historia del Perú, el progreso no ha estado limitado geográficamente; más bien, el sector rural, tanto como el sector urbano, se ha beneficiado, como lo ha hecho la mayor parte del interior del país, además de Lima y las ciudades de la costa.

Los críticos de la democracia de mercado en el Perú, sin embargo, minimizan los avances, ignoran los datos o distorsionan los hechos, creando una narrativa para justificar un cambio radical. Los líderes políticos de izquierda, incluyendo el candidato favorito en las elecciones presidenciales del 6 de junio, por ejemplo, han esbozado una agenda explícitamente socialista y proponen una asamblea constituyente para lograrlo. Los peruanos ciertamente tienen muchas razones para estar descontentos. Los escándalos de corrupción han proliferado, y el sistema político se ha vuelto cada vez más disfuncional en años recientes. La incompetencia del estado, mientras tanto, ha multiplicado los efectos de la pandemia.

Estos factores indudablemente influyen en el ánimo de la gente, aumentando el atractivo de los mensajes “antisistema”. Pero es manifiestamente falso que el capitalismo democrático empeoró la vida de los peruanos.

A continuación, presentamos 38 gráficos que resumen la historia de las últimas décadas: en términos de bienestar humano, el Perú ha experimentado un progreso que no tiene precedentes. Todavía hay muchos problemas, pero sería un error monumental pensar que se resolverán abandonando las políticas e instituciones que han servido para mejorar de tal manera el nivel de vida.

Ingreso y pobreza

Salud

Educación

Agua, saneamiento y energía

Hogar

Agricultura

Transporte y comunicación

[Aquí podrás encontrar una versión de este artículo en inglés. Agradecemos a Guillermina Sutter Schneider por la visualización de datos.]

Lampadia




La Caída de Chile

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




¿Cómo hubiese sido el Perú hoy sin las reformas estructurales de la Constitución de 1993?

¿Cómo hubiese sido el Perú hoy sin las reformas estructurales de la Constitución de 1993?

La reducción de la pobreza monetaria sin el cambio constitucional de 1993 habría sido más lenta. Se requiere avanzar en reformas para continuar creciendo.

Si bien se llevaron a cabo reformas estructurales desde el inicio de la década de los noventa, la Constitución de 1993 sentó las bases para el nuevo sistema económico. (Foto: Archivo GEC)

El Comercio, 05 de enero de 2020
(Informe El Comercio / IPE)

Las reformas económicas que inició el Perú en la década de 1990 –algunas de ellas consignadas en la Constitución de 1993– han sido seguidas de un crecimiento económico extraordinario basado en la estabilidad macroeconómica, la limitación de la actividad empresarial del Estado, la promoción de la inversión privada y de la competencia, y el desarrollo de las exportaciones.

Mientras que el crecimiento promedio anual del Perú entre 1975 y 1993 fue de apenas 0,7%, el más bajo de Sudamérica, desde 1994 hasta el 2018 el país lideró la región con un crecimiento promedio de 4,9%.

Sin embargo, la convulsión política y social que se vive en otros países latinoamericanos –en particular en Chile– ha abierto nuevamente el debate sobre la naturaleza del régimen económico peruano y sus resultados. A tres semanas de las elecciones legislativas extraordinarias 2020, vale la pena revisar algunos de sus alcances.

En este contexto, el Instituto Peruano de Economía (IPE) ha estimado un escenario alternativo, teórico, de crecimiento para el Perú en el cual las reformas estructurales de los noventa no se hubieran implementado. Los resultados apuntan a que el marco económico moderno ha permitido un mayor avance en términos de riqueza promedio de los peruanos y reducción de la pobreza monetaria del que se hubiera logrado si continuaba con el modelo económico previo.

¿QUÉ MODIFICACIONES SE HICIERON EN 1993?

Si bien se llevaron a cabo reformas estructurales desde el inicio de la década de los noventa –la eliminación de controles de precios y simplificación tributaria y arancelaria, por ejemplo–, la Constitución de 1993 sentó las bases para el nuevo sistema económico.

Los principios generales del régimen económico actual respaldan la libertad empresarial, la libre competencia y la libertad de contratación como pilares del funcionamiento de la economía. Además, el artículo 60 establece que el Estado solo puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, a diferencia de la Constitución de 1979 que permitía con más holgura la actividad empresarial del Estado.

Para promover la estabilidad macroeconómica, el artículo 84 estableció la autonomía del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), lo que se tradujo en la prohibición de que la autoridad monetaria sea fuente de financiamiento del Gobierno, como lo había sido durante los años ochenta. Así, se definió que el propósito principal del BCRP es preservar la estabilidad monetaria y controlar la inflación. Otras reformas clave siguieron a partir de 1998.

UN PERÚ SIN REFORMAS

Para evaluar el impacto de estos cambios, el modelo genera un escenario alternativo sin reformas sobre el cual comparar. Un procedimiento para lograrlo es el método de control sintético (MCS), el cual construye este escenario –un “Perú sintético”– sobre la base de un promedio ponderado de países similares al Perú en sus características económicas antes de la Constitución de 1993. Por lo tanto, el impacto estimado será la diferencia entre los resultados del Perú real y el “Perú sintético”.

En este ejercicio, la medida de bienestar analizada es el PBI real per cápita. Entre 1975 y 1993, el nivel de riqueza promedio del Perú real y del control sintético fue muy similar, lo que apunta a que la comparación es adecuada.

Los resultados de la estimación muestran que el crecimiento promedio del PBI per cápita peruano luego del cambio constitucional (3,8%) fue casi 2 puntos porcentuales superior a lo que hubiera sido sin el cambio de modelo. Asimismo, entre 1994 y el 2016, el nivel de riqueza promedio por año de los peruanos fue casi 17% mayor al del Perú alternativo sin reformas.

Como una extensión a este impacto, se pueden inferir también los efectos que el régimen ha tenido sobre la reducción de la pobreza monetaria. Para ello, se estima una medida de elasticidad entre el crecimiento del PBI per cápita y la pobreza durante 1991 y 2016. Es decir, se calcula la relación entre la expansión de la economía y la caída de la pobreza. El ejercicio muestra que, si el PBI per cápita hubiese crecido al ritmo del Perú sintético, la reducción de la pobreza hubiese sido más lenta y se encontraría alrededor del 35%, cerca de 14 puntos porcentuales por encima de la cifra observada en los últimos años. La pobreza en el 2018 alcanzó al 20,5% de la población nacional.

AGENDA PENDIENTE

Continuar con la senda de crecimiento requiere un nuevo impulso de reformas, principalmente aquellas destinadas a incrementar la productividad. Según el BCRP, entre el 2016 y el 2020, la productividad del trabajo y capital tan solo contribuirá 0,2 puntos porcentuales al crecimiento promedio anual del período (3,6%), muy por detrás de la contribución de 2,4 puntos porcentuales entre el 2001 y el 2010. La agenda pendiente pasa por mejorar la calidad del sistema laboral, de la infraestructura, de la educación, de la gestión pública, y de la regulación estatal en general. Todo ello, sin embargo, se debe lograr cuidando lo ya avanzado.

Lampadia




Remozar el capitalismo peruano

Remozar el capitalismo peruano

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Es cierto que el capitalismo tiene que ser renovado, revisado. Pero no en el sentido que usualmente se propone.

Piero Ghezzi escribe, por ejemplo, en Gestión (6-12-19) que “hay una contradicción entre el liberalismo político y el liberalismo económico. El liberalismo político tiene como objetivo fundamental la igualdad de oportunidades. Pero el liberalismo económico actual, ese que pide que el Estado apenas regule, no genera por sí solo la igualdad de oportunidades que el liberalismo político pregona. Y ha devenido, a menudo, en mercantilismo y capitalismo clientelista. Por eso, debemos revisar el liberalismo económico actual: el capitalismo de libre mercado”.

En realidad, es al revés: allí donde hay mercantilismo y capitalismo clientelista, es que se ha interferido el libre mercado para introducir ventajas rentistas para algunos en desmedro del resto. Esa era la esencia del modelo proteccionista e intervencionista anterior, donde los ingresos de las empresas dependían más de alguna ventaja otorgada por el gobierno que de la preferencia de los consumidores en un mercado de libre competencia.

Lo que ha pasado en nuestro país es que la libertad económica introducida a partir de los 90 ha sido crecientemente intervenida y trabada por sobre-regulaciones que han restablecido una suerte de intervencionismo de baja intensidad. Esto ha ocurrido en todos los sectores de la economía y en el trabajo.

La consecuencia de eso es que no solo se ahoga la iniciativa individual, se inhibe la inversión y se asfixia el crecimiento principalmente de las empresas pequeñas y medianas, sino que se produce algo aún más perverso: cada regulación es precisamente una protección potencial a un grupo en desmedro de otro. Por lo general, favorece a las empresas grandes que pueden afrontar el costo de cumplir con las exigencias. Favorecen la monopolización del mercado.

Y favorecen algo más perverso aun: la informalidad de la economía y del trabajo, que es la mayor injusticia estructural del país, y que agrava nuestro dualismo económico. Entonces, si queremos evitar que el Estado sea la jungla en la que intereses particulares o de grupo luchen por obtener ventajas o protegerse de las ventajas de otros, pues debe restablecerse la libertad económica y facilitar reglas de juego simples que permitan la incorporación de todos al crecimiento formal. Que la economía de mercado sea para todos, efectivamente. Romper las barreras que impiden el acceso.

De esa manera habrá más ingresos fiscales –porque habrá más empresas ganando más- para tener mejores servicios públicos. Libertad económica y redistribución por medio de buenos servicios sociales: esa es la fórmula y el principal ajuste que hay que hacer al modelo.

Piero Ghezzi propone otro, que también es positivo, pero complementario al anterior. El describe el dualismo económico como un dualismo productivo-tecnológico, donde un pequeño grupo de empresas modernas de alta productividad y tecnología convive con una miríada de empresas pequeñas informales y de baja productividad. Propone entonces políticas productivistas que, mediante colaboración público-privada, pongan en valor los sectores con potencial, fortalezcan los actuales e incluyan a las mypes en las cadenas de valor formales.

De acuerdo. Pero es una solución complementaria a las reformas económicas y laborales que permitan la inclusión económica, pues la causa de ese dualismo está en el elevadísimo costo de la formalidad antes que en la debilidad de las “políticas productivistas”.

En realidad, su propuesta es puro sentido común, siempre y cuando se tenga la disciplina liberal suficiente para no inventar sectores rentables sostenidos en beneficios legales.

Allí está pendiente todavía la discusión sobre los beneficios tributarios. Parece claro que el éxito espectacular de la agroexportación moderna fue facilitado más por el flexible régimen laboral que por la menor tasa de impuesto a la renta.

La experiencia de las mesas ejecutivas es buena –aunque aún no terminan de dar frutos– y deberían servir no solo para los “nuevos motores” sino para el más potente de todos, medio apagado: la minería. Y es increíble que el Estado peruano no priorice un programa agresivo de transferencia tecnológica a la economía campesina andina con metodologías probadas como las de Sierra Productiva, que transformarían esa economía en muy poco tiempo. 

Pero una vez que estos campesinos andinos se hayan convertido, gracias a esas intervenciones, en empresarios conectados al mercado, y tengan que formalizarse para crecer e incorporarse en cadenas formales, se toparán nuevamente con el muro si es que el régimen especial laboral agrario se vuelve a cargar de costos no salariales y rigideces de algún tipo.

Y si es que no se aligera en general el peso regulatorio en el país. ¿En qué quedaron los Análisis de Calidad Regulatoria (ACR) y de Impacto Regulatorio (RIA) que la PCM estaba realizando para restablecer la libertad económica, para que los trámites y normas que existentes y las que se den sean aquellas que realmente se justifiquen, que no generan más costos que beneficios y que no beneficien a nadie en perjuicio de otros? ¿El futuro Congreso fiscalizará el avance de ese programa? ¿Qué pasa que el gobierno no saca mediante decretos de urgencia las reformas de productividad contenidas en el Plan Nacional de Competitividad que el propio gobierno aprobó?

El capitalismo peruano necesita ser remozado. Permitirle volver a respirar para que vuelva a generar crecimiento y redistribución. Lampadia




Partidos deben ir trabajando reformas políticas y económicas

Partidos deben ir trabajando reformas políticas y económicas

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Si Martín Vizcarra efectivamente se retira el 2021 y el Congreso complementario aprueba reformas políticas que mejoren sustancialmente la gobernabilidad de los siguientes gobiernos, y logra consolidarse una reforma del sistema judicial, entonces se podría concluir que el populismo político anti Congreso que desplegó, contrario a una democracia liberal -pues desembocó en la supresión inconstitucional de la división de poderes- tenía paradójicamente la finalidad de establecer una democracia liberal.

Sería el primer caso en la historia en el que se instala una dictadura temporal para establecer una democracia liberal duradera. ¿Si se es capaz de cerrar el Congreso sin base constitucional, se tiene la sensibilidad liberal para diseñar una buena arquitectura de equilibrio de poderes?

Una manera de responder esa pregunta sería conocer la agenda legislativa de los partidos que probablemente hagan mayoría en el congreso que elegiremos el 26 de enero. Esos partidos deberían ir trabajando desde ahora un mínimo consenso en torno a las reformas políticas indispensables para mejorar la gobernabilidad (a fin de prevenir confrontaciones estériles entre poderes) y optimizar la representación, reduciendo el tamaño de los distritos electorales para aproximar la clase política al pueblo. La base sigue siendo la propuesta de la Comisión Tuesta, a la que podríamos agregar las ideas de Carlos Meléndez en su último artículo en Perú 21, sobre todo la de poder revocar el mandato de los congresistas a mitad de periodo a fin de canalizar la ira contra el Congreso.

No menos importante, para defender la democracia de los arrestos populistas, es la sentencia que finalmente dictamine el Tribunal Constitucional en relación a la demanda competencial presentada por el Congreso disuelto. El Tribunal no puede permitir que se institucionalice la disolución por interpretación presidencial de una denegación fáctica, porque entonces estamos abriendo paso a la arbitrariedad autocrática. Mejor, en todo caso, sería sincerar el tema estableciendo que el Presidente puede disolver el Congreso una sola vez en su mandato sin expresión de causa, convocando inmediatamente a elecciones parlamentarias.

Ahora bien, como sabemos, el populismo político anti congresal que hemos vivido se ha alimentado del anti fujimorismo, y lo ha retroalimentado a su vez. Ha potenciado el repudio de un sector importante de la sociedad al “aprofujimorismo”, convirtiéndolo en el enemigo al que hay que eliminar, en la encarnación del mal. Pero derrotado el enemigo, sensiblemente debilitado y disminuido, podemos suponer que disminuirá en esa misma medida el estímulo populista, facilitando el retorno y reconversión de los impulsores de la disolución a la democracia liberal. Salvo, quizá, en el caso de los grupos de izquierda.

Pues el conflicto entre los dos bandos, si bien produjo la derrota del “enemigo”, engendró en el camino un nuevo enemigo del pueblo, todavía poco amenazante, pero que podría terminar siendo agitado por la izquierda. Para los sectores perdedores, acusados de corruptos, los grandes corruptos son en realidad Odebrecht y las empresas constructoras, el llamado club de la construcción. A la izquierda no le sería tan difícil extrapolar ese enemigo, que ya tiene existencia, al conjunto de las grandes empresas. Es algo que de todas maneras intentará dentro de su plan de ataque al modelo económico, sobre todo si la economía sigue estancada y los problemas de empleo e ingresos se agravan.

Por eso, para vacunar al país contra el populismo autoritario en su variante económica, se requiere resolver también el agudo problema del bajo crecimiento. Las reformas económicas y laborales son, en ese sentido, fundamentales. Algunas las podría ir promulgando el gobierno mediante decretos de urgencia. Pero conociendo su adicción a la popularidad, probablemente no toque las más importantes. Para abordarlas, entonces, también se requerirá de un consenso mínimo entre las fuerzas que alcancen mayoría en el congreso complementario. Lampadia




La India continúa su marcha a la modernidad

India sigue siendo la economía grande con mayor crecimiento en el mundo, logrando un crecimiento de 7 % anual, y encaminándose a convertirse en la tercera economía más grande del mundo para 2027. Esto ha convertido a la India en un destino favorito de las empresas más grandes del mundo, pero como explica The Economist, el mercado de eventuales consumidores es muy pequeño, y en esencia, a diferencia de China, adolece de la ausencia de una clase media.

Por lo que su desarrollo es una de los objetivos más importantes del gobierno. El enfoque del gobierno de Narendra Modi es expandir la clase media de la India, para lo cual busca que la economía del país continúe creciendo consistentemente durante las próximas dos décadas, como afirma el artículo de The Economist líneas abajo.

El ministro de Finanzas de la India, Arun Jaitley, en una reunión de líderes e inversionistas empresariales estadounidenses, dijo que “la India tiene una de las economías más abiertas del mundo. Estamos ascendiendo en la clasificación de facilidad de hacer negocios todos los años. Los permisos que solían tomar años ahora son rutinarios, y no es necesario presionarlos”. Jaitley agregó, “Pero también nos damos cuenta de que abrirles la puerta no es suficiente. Tenemos que crear una atmósfera acogedora y eso es lo que está haciendo el gobierno”.

Además, Modi está buscando incentivar a la gente a salir de la informalidad. En este propósito, la India ha tenido tremendos fracasos, como la desmonetización, y aciertos, como la bancarización y digitalización. “Un esquema del gobierno para proporcionar cuentas bancarias a todos los ciudadanos, y tenerlos vinculados a teléfonos móviles e identificaciones nacionales biométricas, y pagos digitales. Los trámites con las autoridades se realizan cada vez más en línea, donde es más difícil hacer sobornos. Eso hace que la perspectiva de ser un negocio formal sea menos aterradora”, según The Economist.

Muy buenas lecciones para el Perú, donde más allá de la retórica, no hemos avanzado ni un milímetro en el objetivo de formalizar la economía, una de las principales promesas de PPK.

En Lampadia seguimos a Narendra Modi desde su postulación a asumir uno de los gobiernos más difíciles y complejos de la tierra. Los mensajes de Modi, después de décadas de un socialismo improductivo, y una pérdida de desarrollo relativo con su inmenso vecino, la China, hacían prever un giro sustancial hacia la economía de mercado y el impulso de la inversión privada, el único sistema económico y político que ha probado crear riqueza y prosperidad. Bastaba ver su lema: “No red tape, only red carpet for investors” (nada de tramitología, solo alfombra roja para los inversionistas). Ver: La visión de país y reformas que el Perú necesita.

A medida que la India consolida el crecimiento de su economía, aumenta su importancia global y se constituye como un balance en el desarrollo geopolítico global.  Especialmente en días en que el escenario geopolítico global ha cambiado para peor, con “una China en dictadura”, Rusia en manos de Putin, y el estilo y acciones de Trump. Ver en Lampadia: Los albores de un nuevo mundo signado por divergencias. Tan es así, que uno de los líderes políticos más comprometidos con la globalización, Emmanuel Macron, de Francia, acaba de firmar un acuerdo de cooperación militar con la India, para cuidar la influencia de China en el océano Índico. 

Lo cierto es que en la India parece estar instalándose una nueva idea de cómo deben hacerse las cosas en el plano económico. Sus repercusiones se sentirán seguramente en todo el mundo, y esperamos que se aquilaten debidamente en el Perú. La aceleración de su ritmo de crecimiento puede ser enormemente favorable para nuestra economía, abriéndose un mercado prácticamente virgen para nuestras exportaciones. Miremos más de cerca de la India y a Modi, también llamado como el ‘modifier’ (modificador). Lampadia

El medio que falta en India

India tiene un vacío donde debería estar su clase media

Algo que debería preocupar al gobierno y a las empresas

The Economist
13 de enero, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

¿Dónde después de China? En las últimas dos décadas, el país más poblado del mundo se ha convertido en el objetivo de mercado de casi todas las empresas globales que buscan crecimiento. A medida que su economía se desacelera, las empresas buscan el siguiente grupo de consumidores para continuar su desarrollo.

Para muchos, India se siente como el aparente heredero. Y muchos piensan que su clase media se encuentra en las primeras etapas del camino hacia la prosperidad que creó cientos de millones de consumidores chinos.

Sin embargo, la clase media india apenas existe. Las empresas se dirigen a una parte minúscula de la población.

  • El 1% superior de los adultos de la India, un rico enclave de 8 millones de habitantes que gana al menos US$ 20,000 al año, equivale aproximadamente a Hong Kong en términos de población e ingreso promedio.
  • El siguiente 9% se asemeja a Europa central, en el medio de la riqueza global.
  • El siguiente 40% de la población vive en las condiciones de sus vecinos pobres del sur de Asia, Bangladesh y Pakistán.
  • Los quinientos millones restantes, están a la par de las zonas más pobres de África.

Alejándonos del centro

Peor aún, las posibilidades de que India desarrolle una clase media que coincida con la del Reino Medio (China), están cayendo debido a la creciente desigualdad. India ha hecho un buen trabajo al conseguir que los que ganan menos de US$ 2 por día (a paridad de poder adquisitivo) aumenten a US$ 3, pero no ha coincidido con los registros de otros países en conseguir que esos US$ 3 al día suban a US$ 5, y que los que ganan US$ 5 suban a US$ 10, y así sucesivamente. Las personas de ingresos medios en países en la etapa de desarrollo de la India normalmente obtienen más beneficios del crecimiento.

Las razones de este fracaso no son misteriosas. Décadas de intervención estatal significó que cuando algo de liberalización llegó a principios de la década de 1990, solo unos pocos pudieron beneficiarse. La mano de obra es lamentablemente improductiva, lo cual no es sorprendente dado el estado abismal del sistema educativo de la India, que genera millones de adultos equipados solo para el trabajo de mando bajo. Sus graduados continúan trabajando en pequeñas empresas o microempresas, que operan informalmente; estos “emplean” al 93% de todos los indios. El hecho de que apenas una cuarta parte de las mujeres trabaje, una participación que ha experimentado un precipitado declive en la última década, solo empeora las cosas.

Una buena política puede hacer mucho para mejorar las perspectivas. Sin embargo, la esperanza debe ser atemperada por el realismo. La India está bendecida con un sistema democrático profundamente arraigado, pero eso no es un escudo contra las malas decisiones. La repentina y brutal “desmonetización” de la economía en 2016 tenía como objetivo los peces gordos, pero terminó lastimando a todos. Y el camino hacia la prosperidad caminado por China, donde la manufactura produjo los empleos que aumentaron los ingresos, se está reduciendo a medida que la automatización limita las oportunidades para el trabajo en las fábricas.

Todo esto significa que las empresas deben lidiar con la India que existe hoy en lugar de la que desean que surja. Una estrategia es esperar a que los indios desarrollen el gusto por los productos que la clase media mundial disfruta -los automóviles, vacaciones en el extranjero- puede llevar a décadas de frustración.

Gran mercado, menores oportunidades

Las empresas harían mejor en “indianizar” sus negocios, por ejemplo, vendiendo mercancías utilizando los idiomas regionales preferidos por cientos de millones de indios. El precio importa. Los servicios ofrecidos al mismo precio en India que Indiana atraerán a millones, no a mil millones.

Las empresas más inteligentes entienden qué tipo de “habilitadores” permitirán a los indios obtener acceso a nuevos productos. La electrificación impulsa la demanda de refrigeradores. Los datos móviles baratos (India se encuentra en medio de una guerra de precios de datos que ha beneficiado enormemente a los consumidores) son una bendición para los servicios de transmisión. Un aumento en el financiamiento al consumo ha puesto los productos pequeños y deseables al alcance de más indios.

La tarea de crear una clase de consumidores es responsabilidad de los políticos, y los sucesivos gobiernos han fracasado en gran medida. Las empresas que esperan que la clase media de la India les brinde crecimiento no deben ilusionarse, tendrán que trabajar muy duro para convertir el potencial en ganancias.

Más allá de una formalidad

Las lecciones del intento de Modi por formalizar la economía india

La mejor manera de sacar a las empresas de la informalidad es promover el crecimiento económico

The Economist
1 de marzo de 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Para la descomunal burocracia, esto es un gesto reflexivo. Cada año, el presidente de la Junta Central de Impuestos Directos de la India envía un “Certificado de Agradecimiento” a cada residente que ha pagado más de 100,000 rupias (US$ 1,500) en impuestos. Incluso hay instrucciones útiles sobre la mejor manera de imprimir este “reconocimiento de su contribución a la construcción de nuestra gran nación”, en caso de que uno quiera enmarcarlo.

En un país de 1,300 millones de personas, menos de 400,000 de estos preciosos certificados fueron otorgados en la última entrega. No muchos indios ganan suficiente como para pagar ese tipo de impuesto y muchos de los que sí lo hacen, no lo pagan. Quizás la mitad de la actividad económica de la India implica eludir los impuestos. Es por eso que Narendra Modi, el primer ministro, se ha propuesto formalizar la economía.

Tener una economía más formal tiene sentido. Los impuestos pagan por los servicios públicos. La desenfrenada informalidad de la India es una de las razones por las cuales su relación entre impuestos y PBI se ha estancado en un mísero 15% durante décadas, lo que obstaculiza la educación y la atención médica. Los empleos formales pagan hasta 20 veces más que los informales, según un cálculo del gobierno, y las empresas formales tienen más probabilidades para innovar, crecer y exportar. Tener a personas y empresas operando al margen de las normas, es una afrenta a la idea de una sociedad justa. 

Pero es fácil equivocarse con la formalidad. Pero plantearlo como un fetiche puede confundir los medios con los fines. Los países tienden a volverse más formales a medida que se hacen más ricos porque las empresas formales se expanden para desplazar a las informales. De hecho, las políticas draconianas para expandir la recaudación de impuestos a menudo obstaculizan el crecimiento que las genera.

La principal política de formalización de Modi fue la “desmonetización” de la mayoría de los billetes en 2016. Su costo: varios trimestres de crecimiento por debajo del promedio. Causó tal dislocación que es difícil ver que otros lo emulen (incluso los planificadores centrales de la pantomima de Venezuela regresaron después de anunciar que eliminarían sus propios billetes). La mayoría de los indios trabajarían en el sector formal si pudieran, pero los empleos son escasos.

Un mejor enfoque es tentar a la gente a salir de la informalización. Un esquema del gobierno para proporcionar cuentas bancarias a todos los ciudadanos, y tenerlos vinculados a teléfonos móviles con identificaciones nacionales biométricas, a multiplicado los pagos digitales, que son más fáciles de rastrear e imponer. Los trámites con las autoridades se realizan cada vez más en línea, donde es más difícil hacer sobornos. Eso hace que la perspectiva de ser un negocio formal sea menos aterradora. Un nuevo impuesto sobre bienes y servicios da derecho a las empresas formales a reembolsos que no están disponibles en la economía informal. El número de empresas registradas ha aumentado en un 50%.

Incentivemos a las personas, no las coaccionemos

Los mejores resultados son aquellos que conducen a la formalización como un subproducto de la elaboración de reglas sensatas. Las pequeñas empresas no se convierten en grandes (generalmente formales) porque cientos de leyes laborales no reformadas hacen que hacer negocios sea legítimamente una pesadilla. Los tribunales en los que confían las empresas formales a menudo no ayudan. Modi tiene razón en que una economía más formal es algo bueno, pero ha pasado por alto las soluciones más efectivas.

Lampadia




Histórica oportunidad de India para crear una economía moderna

Después del triunfo de su partido en Uttar Pradesh, el estado más importante en la política de la India, el primer ministro Narendra Modi ahora ejerce mayor poder que cualquier líder indio en casi 40 años (algo que no se creía posible hace unos meses, ver en Lampadia: India: Su plan de reformas enfrenta dificultades). Modi deberá utilizar esta mayoría para consolidar las importantes reformas económicas que necesita la India del siglo XXI. Recordemos que la India ha superado a China como la economía de más rápido crecimiento del mundo, proyectando un  7.6% del PBI  en 2017. La caída de los precios del petróleo también ha contribuido a reducir la inflación, mejorar los márgenes de las empresas y reforzar las cuentas corrientes y fiscales.

La popularidad de Modi se debe parcialmente a la promesa que hizo en 2014: crear más trabajos para una creciente población. La única manera de hacerlo al ritmo y escala requerida –con casi un millón de personas entrando a la PEA cada mes– es conseguir que la inversión privada fluya y abrir los mercados, la mano de obra y otros factores.

Fuente: NDTV

Tres años después de que asumiera el cargo del gobierno con un mandato histórico y 2 años antes de que llegue a su fin, Modi está desplegando sus reformas. La apertura de Modi de sectores como ferrocarriles y defensa ayudó a atraer inversión extranjera directa récord en 2015, durante un período en que los inversionistas huían de los mercados emergentes. Estas entradas han ayudado a elevar las reservas de divisas. 

Además Modi prometió un crecimiento económico alto, diciendo que debe haber: “no red tape, only red carpet for investors” (nada de trabas, solo alfombra roja para los inversionistas). Ver en Lampadia: La visión de país y reformas que el Perú necesita y El cambio de timón (pro mercado) en la India. La clasificación de la India ha mejorado en el índice de facilidad de hacer negocios del Banco Mundial, y una encuesta de Ernst & Young encontró que más del doble de ejecutivos globales de alto nivel eligieron a la India como su principal destino de inversión en los próximos tres años.

Fuente: Asia Society

Modi también tiene como objetivo convertir la nación en un centro global de la manufactura. Su programa “Make in India” y su divulgación a líderes mundiales han atraído 400,000 millones de dólares más de compromisos de inversión desde el extranjero. El gobierno espera crear 100 millones de nuevos empleos en las fábricas para 2022 y aumentar la participación de la manufactura en la economía a 25% del PBI para el 2022, del 18% que encontró cuando asumió el cargo.

La victoria de Modi y la consolidación de la India como uno de los nuevos motores de crecimiento de la economía global junto con la China, más la recuperación de las economías de EEUU, Europa y Japón, como informamos en Se acabó la disculpa: La economía mundial se recupera, establecen una gran oportunidad de aprovechar la competitividad de nuestros productos de exportación para conquistar nuevos mercados y profundizar los existentes.

En el caso de la India, perdimos años clave para negociar un TLC, por interferencias mercantilistas durante el gobierno de Humala. Estamos seguros, que el actual ministro de Comercio, Eduardo Ferreyros  hará todos los esfuerzos necesarios para recuperar el tiempo perdido.

Dado su tamaño, la India no solo es un mercado clave para el Perú, es el ejemplo de reformas más importante en el mundo regresivo de nuestros días. Es muy importante que los peruanos nos mantengamos cerca de sus desarrollos y promovamos la presencia de nuestros empresarios en la India. Lampadia

La hegemonía de Uttar

Lo que Narendra Modi debería hacer con su victoria en Uttar Pradesh

Tiene un gran capital político; debería usarlo sabiamente

The Economist
16 de marzo de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Hace tres años, Narendra Modi llevó a su partido Bharatiya Janata (BJP, por sus siglas en inglés) a la más contundente victoria en una elección nacional en la India desde la década de 1980. Esta semana, en el estado más poblado de la India, Uttar Pradesh, el BJP cerró las elecciones con la mayoría más grande de la asamblea estatal desde 1977. El resultado deja a Modi y su partido en una posición dominante -y casi seguro ganará las elecciones nacionales en 2019. También es una prueba. Modi podría usar su creciente poder para reactivar las guerras culturales de la India, como desean algunos de sus partidarios. En cambio, debería usarlo para desencadenar la economía de la India.

En Uttar Pradesh, la victoria del BJP fue aún más notable tras la agitación que desató Modi a finales del año pasado al anular la mayoría de los billetes de la India. La “desmonetización” pretendía herir a los delincuentes y llevar la economía “negra” a los libros. En cambio, causó caos para los indios comunes. Sin embargo, de alguna manera, el BJP convirtió el desencanto de la desmonetización en oro electoral.

Parte de la explicación es el carisma y el impulso de Modi.

En cierto modo, este dominio es alarmante. Aunque el propio Modi es cuidadoso con lo que dice, su partido aloja a muchos hindúes chauvinistas, que ven a los 180 millones de musulmanes de la India con sospecha y desdén. No incluyó a ningún candidato musulmán en Uttar Pradesh, donde el 19% de la población es musulmana. También aprovechó las elecciones para aprobar la legislación que había sido bloqueada por la cámara alta del parlamento nacional sobre la base de que era injusto para los musulmanes. Modi no ha hecho nada para sofocar una creciente cultura de intolerancia en la India, no sólo hacia los musulmanes, sino hacia todos los críticos del espinoso nacionalismo que el BJP defiende.

Sin embargo, también ha seguido adelante con las reformas económicas. Ha ganado la aprobación parlamentaria para un impuesto de ventas a nivel nacional para reemplazar las actuales locales, que son muy confusas. El gobierno está mejorando la administración de la desconcertante serie de planes de bienestar de la India para los pobres. Y la desmonetización, por todos sus defectos, demuestra al menos que Modi está dispuesto a dar pasos audaces en su afán de reformar la economía.

Modi debe poner esa avidez, y su mandato electoral, a buen uso. La complejidad de la compra y venta de la tierra estrangula el desarrollo. Las empresas de propiedad estatal, incluidos enormes y mal dirigidos bancos, deberían estar en manos privadas. La economía, que está creciendo alrededor del 7% al año, un día llegará a sus topes a menos que se reforme el sistema educativo.

Los defensores del BJP sostienen que nada de esto es factible, porque la cámara alta del parlamento nacional está en manos de la oposición. Esa es una excusa débil y, en cualquier caso, cambiará a medida que las asambleas estatales, que eligen la cámara alta, caigan en el BJP. Modi tiene una extraordinaria oportunidad de actuar con valentía por el bien de toda la India. Debería hacerlo. Lampadia




Mercado, corrupción y reformas institucionales

Mercado, corrupción y reformas institucionales

Jaime de Althaus

Para Lampadia

¿Qué reformas institucionales y económicas debemos hacer para prevenir  casos de mega corrupción como los que hemos tenido y reducir la corrupción masiva y generalizada que sufre el país?

Lo primero, por supuesto, es hacer caso omiso del ardid ideológico oportunista de la izquierda, que responsabiliza a la economía de mercado y a la tecnocracia de la corrupción y señala que  las Asociaciones Público Privadas (APP) están diseñadas para robarle al Estado.

Alberto Adrianzén, por ejemplo, acusa en La República a “un modelo económico que mantuvo las desigualdades, que alentó la corrupción y las prácticas lobistas, y que permitió la captura del Estado grandes grupos económicos, como hoy lo podemos constatar…”.

Por supuesto, nadie se toma el trabajo de explicar cuál sería ese modelo económico alternativo sin mercado libre, sin tecnocracia y sin APP, intrínsecamente refractario a la corrupción. Obviamente no existe. Mejor dicho, sí existe y lo hemos tenido y lo tiene ahora Venezuela, por ejemplo, con la diferencia de que ese modelo sí es una fábrica de corrupción, o funciona gracias a la corrupción.

Ese modelo (Venezuela) consistiría en intervenir el mercado fijando precios y subsidios, dirigiendo las inversiones y estatizando sectores estratégicos. El resultado es la corrupción generalizada, porque se benefician los que tienen acceso a los que deciden qué empresas son prioritarias y quiénes reciben entonces ventajas y concesiones de todo tipo, y porque en una economía llena de peajes, permisos, subsidios, beneficios rentistas y castigos, la única manera de funcionar es pagando a los funcionarios responsables de las autorizaciones o de dispensar los beneficios o los maleficios.

En un esquema en el que la libre competencia en el mercado es sustituida por las decisiones de la burocracia o del Ministro o del Presidente, ganan quienes más llegada tienen u ofrecen compartir con el funcionario una parte mayor de la renta regalada. Es decir: yo te garantizo un mercado seguro, un subsidio o un dólar barato o lo que fuera, pero tú me devuelves una parte de la renta que te obsequio. La competencia entre las empresas no se da en el mercado para ver cuál obtiene más utilidades o mayor proporción de ese mercado mejorando su productividad, sino cuál ofrece un soborno más alto para obtener una ventaja rentista. 

Eso era lo que teníamos durante el primer gobierno de Alan García, por ejemplo. Más bien la liberación de la economía de todos los controles y subsidios intervencionistas a partir de los 90 produjo el resultado de eliminar toda esa corrupción derivada del poder discrecional del funcionario. Este poder fue reemplazado por reglas de juego iguales para todos. Claro que esa corrupción fue sustituida luego por otro tipo de corrupción, mucho más focalizada y perversa, derivada no del modelo económico sino de la concentración del poder político, pero esa es otra historia.

Repotenciar el modelo

Entonces ya vemos cuál es el modelo más proclive a la corrupción y cuál es el que tenemos más bien que profundizar para tratar de minimizarla. El problema que hemos tenido a partir de los 2000, es que gradualmente se ha ido restableciendo un intervencionismo de baja intensidad expresado en la sobre regulación de los sectores económicos, que no solo ha frenado el crecimiento sino que ha restablecido en alguna medida los pagos para obtener o acelerar permisos, licencias y autorizaciones.

Por eso, la primera medida para luchar contra la corrupción no es menos mercado libre, sino más. No es cambiar el modelo económico, sino repotenciarlo. Es también terminar de instalar lo que no se hizo, una reforma institucional que acompañe y de sustento a la economía de mercado.

El modelo económico como tal necesita más bien un over haul, un mantenimiento profundo que libere nuevamente todos los circuitos de la economía trabados por regulaciones y trámites absurdos, eliminando así peajes que sólo se superan pagando para que trámite salga o se acelere. Las municipalidades –aunque no solo ellas- se han convertido en un bastión casi inexpugnable de esta forma de extorsión.

Esa limpieza es lo que está haciendo el gobierno con el conjunto de decretos legislativos orientados a la simplificación administrativa y la eliminación de trámites, desde la estandarización de los Tupas municipales hasta el empoderamiento de Indecopi para derogar barreras burocráticas pasando por la obligación de demostrar la utilidad de toda norma a los tres años de dada y la revisión, con ese criterio, de todas las normas actuales que contienen procedimientos. Todavía hace falta, sin embargo, desregular algunos sectores específicos, en los que regulaciones excesivamente rígidas o limitativas terminan escogiendo ganadores, normalmente grandes empresas que sí pueden pagar el costo de tales regulaciones, condenando a las pequeñas y medianas a la informalidad o a la desaparición.

La obra pública y público privada

Por supuesto, hay un aspecto de la gestión económica en el que inevitablemente es el Estado quien debe escoger a los ganadores: la obra pública y público-privada. Es por eso que es allí donde se aloja el mayor volumen de corrupción y donde se han producido los escandalosos casos protagonizados por las empresas brasileñas.

Pero hay que señalar que en los casos más notorios lo que ha ocurrido es que el poder político, el presidente de la República o la Primera Dama, según el caso, es el que ha desplazado las decisiones técnicas para imponer proyectos casi al caballazo. No falló la tecnocracia, que en esos casos fue avasallada, sino el poder político, que se corrompió.

¿Cómo dificultar la injerencia política cuando esta no responde a criterios técnicos? En cuanto a las Asociaciones Público Privadas (APPs), El decreto legislativo 1251, recientemente aprobado, establece para Proinversión un Directorio integrado por tres directores independientes, además de tres ministros, que, al decir de Álvaro Quijandría, Director Ejecutivo de esta entidad, “debiera blindar a Proinversión de presiones políticas por sacar proyectos que no estén suficientemente maduros o que no respondan a las prioridades del Plan Nacional de Infraestructura que se elaborará en los siguientes meses”.

Una constante en los casos de mega corrupción ha sido el grado insuficiente, muy preliminar, de estudios con los que fueron convocados esos procesos. Por eso, según Álvaro Quijandría, una vez aprobado el reglamento se establecerá un lineamiento en el sentido de “iniciar los concursos sólo una vez que se tengan estudios definitivos y con un porcentaje significativo de los terrenos necesarios saneados con expropiaciones avanzadas, lo que podrá manejarse adecuadamente con la creación del Proyecto de Acceso a Predios para Inversiones Priorizadas APIP creado en el DL 1333”. 

El lanzamiento de convocatorias con estudios avanzados es indispensable  para evitar la mala práctica de las ofertas temerarias que ganan ofreciendo un bajo cofinanciamiento del Estado, para luego aumentar considerablemente la parte estatal vía una sucesión de adendas. En relación a esto último, Quijandría nos informa que en el reglamento se establecerá un porcentaje máximo del valor del proyecto para adendas, a partir del cual se debería rescindir los contratos.  “Esto es usual en muchos países y el porcentaje es usualmente 15-20%”, precisa. Y añade: “a fin de eliminar ofertas temerarias y/o colusión de postores en los concursos, en la mayoría de países con sistemas de APP avanzados, se establecen reglas para los concursos que permiten eliminar las ofertas muy bajas o muy altas, así como mecanismos para la presentación de ofertas y su evaluación que reducen al mínimo la posibilidad de ¨comportamientos estratégicos¨ o franca colusión entre los postores.  Por ejemplo, en Colombia se sortea en el momento de presentación de los sobres cuál será la fórmula de calificación de los factores de competencia, entre varias alternativas”.

Quijandría refiere otras medidas que se está adoptando: “Estamos creando una Dirección de Integridad, Transparencia y Prevención de la Corrupción.  Ya está trabajando en Proinversión una experta en este tema.   Adoptaremos estándares internacionales y prácticas que suelen seguir las agencias de APPs de primer nivel internacional”. Además, añade, “desde el primer día de mi gestión he dado la directiva que todos los contratos deben incluir cláusulas anti-corrupción.  Además, de hecho, se han introducido en la Ley de Contrataciones del Estado dos artículos que eliminan la posibilidad que empresas que hayan tenido cargos de corrupción o que se hayan autoinculpado puedan participar en nuevos procesos.  El reglamento está en camino”.

Hay otros aspectos igualmente importantes: Quijandría explica que a lo largo de los años, “los esquemas de contratación utilizados por Proinversión han hecho menos atractivo, o incluso han limitado severamente, la posibilidad de contratar asesores de transacción de primer nivel internacional, que pueden evitar el tener proyectos con diseños que abren la puerta a la corrupción.  Desarrollaremos lineamientos para la contratación de asesores de transacción que hagan posible que nuevamente tengamos en estos procesos la participación de los mejores asesores globales en estos procesos”.

Gobiernos subnacionales y reforma de la descentralización

Queda por enfrentar, sin embargo, la enorme corrupción que existe en torno a la obra pública en los gobiernos subnacionales, por la cual varios ex gobernadores regionales y ex alcaldes vienen pagando penas de cárcel. En realidad, el monto total de los sobornos pagados en este tipo de corrupción mediana y pequeña es mayor que el pagado en los casos de mega corrupción. Si calculamos un 10% de unos 18 mil millones de soles, que es aproximadamente el monto de la inversión pública sub nacional, estamos hablando de 1,800 millones en coimas cada año. Por supuesto, este número es hipotético.

José Escaffi señala que el nuevo “Invierte PERU”, que sustituye al SNIP, establece que en la etapa de planeamiento, no recibirá presupuesto ninguna inversión que no haya sido aprobada por el sistema de prioridades en base a brechas. Además, durante la ejecución de los proyectos habrá un mejor sistema de seguimiento y monitoreo, que antes no había, que estará desconcentrado en los ministerios y no sólo centralizado en el MEF, y, una vez terminado el proyecto, se evaluará resultados e impactos.  

No obstante, la crítica que se ha hecho es que si bien la priorización en base a brechas es correcta, el nuevo sistema relaja los controles técnicos que antes tenía el SNIP. Al respecto, Claudia Cooper, vice ministra de Economía, responde que en la práctica tales controles ya no existían, el MEF no rechazaba nada. Lo que había en cada localidad era un gran negocio de estudios de pre-factibilidad que consultores locales vendían a los gobiernos subnacionales para que estos les dieran viabilidad y llenar así el presupuesto asignado. La viabilidad la daba el propio gobierno sub-nacional y luego era supuestamente revisada por el sector y el MEF, pero esto último ya no ocurría.

Cooper explica que el fenecido SNIP estaba centrado exclusivamente en la  formulación y la adjudicación. Luego de eso no se sabía qué pasaba. Ahora el MEF va a evaluar el proyecto una vez terminado: cuánto costó en relación a lo planeado, cuánto tiene para mantenimiento, etc. Se va a poder hacer un seguimiento actualizado del estado en que está. Lo que el nuevo sistema va a generar es información que antes no existía, disponible para todos, en la web, de modo que la fiscalización será mucho más fácil para cualquiera. “Reduces corrupción generando mucho masInformación en todas las etapas”, sentencia Cooper.

Además, según la vice ministra, la nueva ley de contrataciones introduce tres cambios fundamentales que ayudarán a disminuir la corrupción en la adjudicación misma: primero, habrá mucha más información acerca del ‘track récord’ de proveedor (ratio del costo de ejecución versus el costo propuesto, por ejemplo, en los últimos diez años). Segundo, la empresa que hace el estudio adquiere responsabilidad por el tipo de estudio que haga, con sanción hasta de inhabilitación si se manipularon o falsearon datos. Y, tercero: se ha elevado considerablemente el costo de las impugnaciones y los arbitrajes.

Escaffi, por su parte, agrega que debe mejorarse el tipo de intervenciones de la Contraloría y de los procuradores con sistemas de auditoría forense (capaz de detectar fraudes), mejores controles internos y reglas de gobierno corporativo en las entidades públicas, adoptando las reglas de compliance (cumplimiento) del sector privado internacional. La Comisión Anti Corrupción (CAN), por su parte, ha anunciado el acuerdo de que todas las instituciones adquieran el ISO 37001 anti soborno.

Ahora bien, el problema no se resuelve solo con cambios en el sistema de inversión pública que faciliten más racionalidad y monitoreo. Estamos ante un problema gestado por una descentralización apresurada que transfirió muchos recursos y decisiones a los gobiernos subnacionales sin el contrapeso de sistemas de control, sanción, planificación  y monitoreo adecuados, sin acreditar sus capacidades para asumir esas funciones,  sin una adecuada delimitación de funciones entre los tres niveles de gobierno, y todo esto en el contexto de la descomposición del sistema de partidos políticos, de modo tal que la proporción de alcaldes y gobernadores regionales que pertenecen a partidos nacionales es cada vez menor y por lo tanto no están sujetos tampoco a ninguna clase de control partidario nacional.

Lo que ha ocurrido es que muchos gobiernos subnacionales se han convertido en botines presupuestales asaltados por políticos oportunistas eventualmente vinculados a mafias de proveedores, de usurpadores de terrenos y de extorsionadores de obras públicas, y que imprimen una gestión patrimonialista a sus mandatos.

La solución a este problema complejo es también compleja: pasa por restablecer la autoridad central en los procesos de inversión pública y de gestión de servicios públicos básicos (educación y Salud), donde también hay corrupción, es decir, por una reforma de la descentralización que restablezca mecanismos de control (mejorando el tipo de intervenciones de la Contraloría), sanción e intervención central ante deficiencias serias de gestión en los servicios descentralizados; que recertifique las capacidades de los gobiernos sub nacionales y delimite bien funciones y competencias entre los tres niveles, cuando menos por líneas de servicios.

Reforma del servicio civil

Algo fundamental es llevar adelante la reforma del servicio civil en los gobiernos subnacionales, sustituyendo el patrimonialismo por la meritocracia y la gestión profesional, así como profundizar los presupuestos por resultados. Estas reformas deben aplicarse, por supuesto, también en el gobierno central. Es indispensable que los cargos medios y altos estén ocupados por buenos profesionales bastante mejor remunerados que en la actualidad, pero elegidos por concurso y sujetos a evaluaciones de desempeño con la posibilidad de ser retirados en el caso de desaprobación,  tal como establece la ley del Servicio Civil, que debería merecer mayor prioridad y empuje de parte del gobierno.

En realidad, habría que empezar a instalar la idea de que no debería haber contratos indefinidos en el Estado, sino a plazo fijo. Es la única manera de garantizar eficiencia, rendimiento, honestidad y buen servicio al ciudadano, que es lo que importa. Esto, por supuesto, mientras se mantenga la rigidez laboral que cobija no solo al buen trabajador, sino también el incapaz y al corrupto.

Recientemente se ha legislado la muerte civil y la creación de un registro de sanciones a funcionarios públicos. Debería lanzarse una gran campaña de denuncias ciudadanas de actos de corrupción, una verdadera movilización. Algo de eso ha sido anunciado por el Presidente.

Reforma política

Pero se requiere además del complemento indispensable de una reforma política que permita la reconstrucción del sistema de partidos de modo que los gobiernos subnacionales vuelvan a ser dirigidos por políticos pertenecientes a organizaciones políticas nacionales, para que haya alguna clase de control político nacional. En Lampadia hemos formulado una propuesta al respecto. El Congreso está avanzando en esta reforma, pero todavía no sabemos qué forma tendrá. Un aspecto de esto es, por supuesto, el control del financiamiento de las campañas. No se debe prohibir el financiamiento privado -salvo el de las empresas extranjeras- pero éste debe ser transparente. 

Reforma del sistema judicial

Por supuesto, tampoco estará esto completo si no se emprende una reforma profunda del sistema judicial que comience por limpiar el Ministerio Público, el Poder Judicial y la Policía de sus elementos vinculados a las mafias existentes en el territorio. En Interior se ha puesto en marcha una profunda reforma de la Policía que contiene diversas medidas anticorrupción, que ya hemos comentado en Lampadia. También está en marcha el Acuerdo por la Justicia, pero este tiene el límite de estar dirigido por los líderes de las instituciones a ser reformadas. Allí un instrumento fundamental será el expediente digital único en el tema penal, que garantiza celeridad y transparencia en los procesos, algo que todavía no ha sido proyectado. El MEF debería dar todo el apoyo a ese proyecto.

Se trata de una acción  múltiple y compleja, que toque todos los aspectos del problema. De lo contrario, no funcionará. Lampadia




África: El león sigue en movimiento

África está sigue creciendo, más que el resto del mundo pero menos que en los años del boom de commodities. Buena parte del África sigue progresando y su crecimiento económico se debe en gran medida a su bono demográfico, al ritmo de urbanización y a la aplicación de tecnologías (de telecomunicaciones por ejemplo), así como al crecimiento de la inversión. Entre sus reformas se encuentra la creciente adopción del libre mercado, una mayor industrialización y a la mejora en infraestructuras.

 Según un informe de McKinsey Global Institute: ‘Leones en movimiento: el progreso y potencial de las economías africanas’ el PBI total de África será de US$ 2.6 millones de millones al 2020. El informe también dice que el “consumo se proyecta en alrededor de US$ 2 millones de millones al 2025”.

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De acuerdo con el McKinsey Global Institute, durante los últimos veinte años, el centro de la economía mundial se ha ido desplazando desde los países desarrollados a los países en desarrollo. África subsahariana, en particular, es un caso notable de ello. En el año 2015 el PBI del África subsahariana creció en 4.5%, lo que la vuelve la zona de mayor crecimiento económico en el mundo, superando el crecimiento anual promedio de la región de Asia de 4.3%.

África es la fuente más grande de materias primas del mundo. Eso por sí solo pone a África a la vanguardia en términos de perspectivas de crecimiento futuro. Sin embargo, también depende de varias variantes como el avance tecnológico, la burocracia, la corrupción, la falta de cualificación y la seguridad y el entorno normativo.

A pesar de los desafíos que enfrentan los países africanos (entre ellos la pobreza generalizada, las altas tasas de enfermedades infecciosas y la brecha de infraestructuras básicas  como carreteras, servicio eléctrico fiable y agua potable) las tendencias económicas y demográficas apuntan al continente como un mercado potencial lucrativo.

La tendencia de adopción de tecnología más importante en África actualmente (y la que está teniendo el mayor impacto en la vida cotidiana de las personas) es el aumento de los Smartphone. África ha tenido la acogida más rápida de móviles en el mundo. En los próximos 5 años, más de 900 millones de personas tendrán un teléfono móvil, y algunos estiman que la penetración podría alcanzar al 80% de la población, según la GSMA (La Asociación GSM es una organización de operadores móviles y compañías relacionadas, dedicada al apoyo de la normalización, la implementación y promoción del sistema de telefonía móvil GSM). Si consideramos que sólo el 1% poseía un móvil en el año 2000, la tasa de crecimiento es más que sorprendente.

En África, más que en ninguna otra parte del mundo, la tecnología está mejorando la vida de las personas, especialmente mediante los servicios y las aplicaciones móviles. Con infraestructuras de telefonía de línea fija mínimas (casi imposibles por sus costos de inversión), el continente le ha dado la bienvenida a la oportunidad de saltar de ‘cero comunicaciones’ a ser un líder mundial en el desarrollo y la prestación de servicios móviles. Ver en Lampadia: El desarrollo y la revolución tecnológica en África.

Sin embargo el África sigue concentrando la mayor parte de la pobreza, solo el 25% de la población tiene acceso a la electricidad, la tecnología que marca la frontera entre la Edad Media y la modernidad. Ver en Lampadia: La dignidad de la humanidad se juega en el África.

Para superar esta reducción de la pobreza y desarrollar el potencial de África, se necesitan mantener las políticas de libre comercio, los flujos de inversión internacionales, recuperar un mejor ritmo de crecimiento económico y seguir llevando las nuevas tecnologías a los países más pobres. 

Lampadia

3 razones por las que las cosas se ven mejor para las economías africanas

Dominic Barton

Global Managing Director, McKinsey

Acha Leke, Director, McKinsey

5 de mayo, 2016

Traducido y glosado por Lampadia

En 2010, el McKinsey Global Institute (MGI) describió el progreso y potencial de las economías africanas como ‘leones en movimiento’. Hoy en día, a pesar de la caída de los precios de las materias primas a nivel mundial y las crisis políticas que han frenado el crecimiento en el norte de África, los ‘leones económicos’ de África se siguen moviendo hacia adelante.

En general, el continente alcanzó un crecimiento promedio anual del PBI real de 5.4% entre 2000 y 2010, aumentando US$ 78 mil millones anuales al PBI (en precios de 2015). Pero el crecimiento se redujo a 3.3%, o US$ 69 mil millones al año entre 2010 y 2015. ¿Se le ha acabado el brillo a la historia de crecimiento de África? Una nueva investigación de MGI (que será publicada en su totalidad en octubre) llega a la conclusión de que la respuesta es no, pero está claro que la historia del crecimiento del continente se ha convertido en una más matizada

Condiciones exigentes

Desde 2010, la desaceleración del crecimiento de África se ha concentrado en dos grupos de economías: exportadoras de petróleo y los países del norte, que continúan con la reconstrucción después de las convulsiones políticas de la Primavera Árabe. Las economías de Egipto, Libia y Túnez no crecieron en lo absoluto entre 2010 y 2015, un marcado contraste con su crecimiento anual promedio de 4.8% en la década anterior. La tasa de crecimiento entre los países exportadores de petróleo como Argelia, Angola, Nigeria y Sudán cayó bruscamente a 4% del 7.1%. El crecimiento de la productividad también se redujo en estos dos grupos de economías. La tasa anual de crecimiento de la productividad en los países de la primavera árabe se redujo de 1.7% a 0.6%; y en los países exportadores de petróleo de África de 2.6% a 0.4%.

A pesar de este deterioro en el desempeño de las principales economías, el resto de África fue capaz de mantener tasas estables de crecimiento del PBI y productividad en los últimos cinco años. El PBI real creció a una tasa anual del 4.4% al año, prácticamente el mismo que durante los años 2005 a 2010. La productividad creció a una tasa anual compuesta de 1.7% en el mismo período, parecido al 1.6% entre 2000 y 2010. 

La capacidad de recuperación de gran parte de África a pesar de las desafiantes condiciones refleja la continua diversificación en muchas de las economías del continente. Entre 2010 y 2014, los servicios generaron el 48% del crecimiento del PBI de África, por encima del 44% en la década anterior. El crecimiento en el sector manufacturero de África ha sido bajo en un 4.3% al año entre 2010 y 2014, pero los servicios públicos y la construcción han logrado una expansión significativa para asegurar que la industria genere alrededor del 23% del crecimiento de África, por encima del 17% en la década anterior. Los recursos, por su lado, hicieron una contribución negativa al crecimiento, de tan solo 4% entre 2010 y 2014, en comparación con una contribución directa positiva de 12% en la década anterior.

Tres tendencias para el futuro de África

A largo plazo, es probable que estas tres poderosas tendencias positivas sostengan el crecimiento de África.

En primer lugar, el continente tiene una población joven con una creciente fuerza de trabajo – un activo muy valioso en un mundo que envejece.

En segundo lugar, África se sigue urbanizando y gran parte del beneficio económico queda por delante. La productividad en las ciudades es tres veces más alta que en las zonas rurales y, durante la próxima década, un adicional de 187 millones de africanos vivirán en ciudades, según las Naciones Unidas.

En tercer lugar, las economías africanas también están bien posicionadas para beneficiarse de la rápida aceleración de los cambios tecnológicos que podrán desbloquear el crecimiento y dejar atrás las limitaciones y los costos de la infraestructura física en áreas importantes de la vida económica. África del Este ya es un líder mundial en pagos móviles.

Un continuo aumento de la inversión en infraestructura es reforzar las perspectivas positivas de crecimiento. El gasto en infraestructura se ha duplicado en los últimos diez años, y ahora se sitúa en el 3.5% del PBI.

No todo va ‘viento en popa’

Los inversores extranjeros se han percatado de estos fundamentos positivos. La inversión extranjera directa alcanzó los US$ 73,000 millones en 2014, frente a los US$ 14,000 millones en 2004. África es hoy el hogar de 700 grandes – y cada vez más panafricanas – empresas que obtienen unos ingresos de más de US$ 500 millones.

A pesar del continuo potencial de las economías africanas, los responsables políticos, sin duda, tendrán que afrontar retos importantes. A medida que el precio del petróleo y otras materias primas continúan cayendo, las finanzas de África se deterioran: el continente tuvo un déficit presupuestario promedio de más de 6.9% del PBI en 2015, comparado con el 3.3% del PBI cinco años antes. La inestabilidad política también es más frecuente. El número de incidentes violentos contabilizados por el Programa de Datos sobre Conflictos de Uppsala ha pasado de 858 en 2010 a 2022 en 2014.

Los desafíos en algunas partes de la región se han hecho sentir. Hace cinco años, la mayor parte de África estaba en auge – 25 de las 30 principales economías habían acelerado su crecimiento en comparación a la década anterior. En 2016, sin embargo, el número de países cuyo crecimiento fue similar o acelerado se ha reducido a la mitad.

Un panorama mixto

Este panorama mixto significa que las empresas y los inversionistas están evaluando la potencial necesidad de que África sea mucho más específica sobre el crecimiento y estabilidad de los países individuales. Hemos medido tres aspectos de la estabilidad macroeconómica: la estabilidad, la diversificación económica y la estabilidad política y social. De este análisis surgen tres grupos distintos de países.

Alrededor de una quinta parte del PBI de África proviene de un conjunto de países que llamamos estrellas de crecimiento, con altas tasas de crecimiento y una alta puntuación en la estabilidad. Estos países, entre ellos Costa de Marfil, Etiopía, Kenia, Marruecos y Ruanda, no dependen de los recursos para el crecimiento, están reformando activamente sus economías, y están aumentando la competitividad. Un segundo grupo de países, los crecientes inestables, representan el 43% del PBI de África, han experimentado altas tasas de crecimiento en los últimos cinco años pero menores puntajes en la estabilidad. Este grupo incluye países como Angola, la República Democrática del Congo, Nigeria y Zambia, todos los cuales tienen un claro potencial, pero necesitan diversificar sus economías lejos de los recursos, para mejorar su seguridad, o estabilizar sus macroeconomías. Por último, están los lentos productores que representan el 38% del PBI en 2015; este grupo incluye a Sudáfrica, Madagascar y los tres principales países del norte de África que participan en la Primavera Árabe – Egipto, Libia y Túnez. 

El camino adelante

El imperativo actual es para los políticos y las empresas trabajar en conjunto para acelerar las reformas económicas y fortalecer los fundamentos que sostienen el crecimiento. Una de las prioridades será la de diversificar las exportaciones y fuentes de ingresos nacionales para eliminar la volatilidad que surge cuando los precios de los recursos cambian dramáticamente.

Esto requerirá que los países aumenten las provisiones para las pensiones, amplíen el acceso a los servicios bancarios y financieros, y profundicen sus mercados de capitales. Las otras tres áreas vitales para el crecimiento que también merecen atención son la mejora de los sistemas educativos para desarrollar las habilidades necesarias ahora y en el futuro, los esfuerzos de integración regional para desbloquear la fabricación y el comercio regionales, y la mejora de la infraestructura física y digital de África.

La turbulencia – tanto económica como política – en algunas partes del continente en los últimos años ha sido, sin duda, un shock, pero no ha descarrilado la historia de crecimiento de África. El FMI todavía prevé que África será la región de segundo mayor crecimiento en el mundo entre 2016 y 2020 con un crecimiento anual del 4.3%. Lo que los últimos cinco años han demostrado, sin embargo, es que los leones económicos de África necesitan mejorar su condición física con el fin de aprovechar al máximo su potencial y continuar su marcha hacia la prosperidad.

Lampadia




India: Su plan de reformas enfrenta dificultades

India: Su plan de reformas enfrenta dificultades

En Lampadia seguimos la reconversión de la India desde la campaña electoral de Modi. Sus promesas fueron muy audaces, como decía su lema: ‘No red tape, only red carpet for investors’ (Nada de tramitología, solo alfombras rojas para los inversionistas).

La India es la mayor democracia del planeta y probablemente el país más difícil de gobernar. Con mayor razón, las dificultades del gobierno para implantar reformas, constituyen un reto de proporciones inmensas. Modi pretende impulsar la competitividad de un país que tiene una población del mismo tamaño que la China y que por décadas ha sufrido por ser muy proteccionista, estar plagado de procesos burocráticos asfixiantes, con problemas religiosos, étnicos y políticos, que ningún gobernante quisiera enfrentar. Pero el valeroso Modi ha logrado recuperar el crecimiento a niveles cercanos al 7% anual, siendo que previamente estaba impulsado mayormente por islas de excelencia.

Sin embargo, en su segundo año de gobierno, las dificultades para avanzar y validar el proceso parecen estar acumulándose y permitiendo que los enemigos de sus reformas estén poniendo en entredicho sus posibilidades de éxito.

Así como el mundo necesita hoy que China no tenga un aterrizaje forzoso, se necesita que la India pueda consolidar su proceso de crecimiento. El siguiente artículo del Financial Times describe las dificultades, que esperamos puedan superarse.

Dos años después, Modi lucha para hacer realidad los sueños de la India

Escrito por Victor Mallet

Publicado en Financial Times

15 de mayo de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Narendra Modi (centro) y los líderes del BJP se bañan en las aguas sagradas del Ganges en Varanasi

La arrolladora victoria de Narendra Modi en las elecciones generales de mayo de 2014 llevó a la India a un júbilo entre sus seguidores hindúes en Varanasi, la ciudad del norte en el Ganges donde había elegido su escaño parlamentario.

El enérgico líder del partido nacionalista Bharatiya Janata parecía marcar el comienzo de un cambio radical del esclerótico Congreso al que había destituido, prometiendo puestos de trabajo para los jóvenes, baños para los pobres y reformas económicas para los inversores y empresarios.

Dos años después, incluso los partidarios de Modi en Uttar Pradesh, el estado más poblado del país, están empezando a preguntarse si el primer ministro será capaz de cumplir la mitad de lo que prometió – ya sea la limpieza de la contaminación en Ganges o el resurgimiento de la manufactura de la India.

“Modi es un realista”, dice un banquero retirado en Varanasi, “pero no se ha logrado nada todavía. La gente dice que necesita más tiempo”.

Más arriba del Ganges, en Kanpur, la ciudad industrial antes conocida como ‘el Manchester de la India’, los líderes empresariales dicen que el irregular suministro de la electricidad ha mejorado ligeramente. Pero hay pocos puestos de trabajo nuevos para el millón de indios jóvenes que ingresan a la fuerza de trabajo cada mes: la falta de energía, la dificultad de adquirir tierras, las restrictivas leyes laborales y la constante interferencia por parte de los inspectores de un gobierno burocrático y corrupto se han asegurado de ello.   

“Sin duda, su visión está muy bien”, dice I. M. Rohatgi, quien dirige un negocio educativo y la Cámara de Comerciantes de Uttar Pradesh, sobre Modi. “Sin embargo, la puesta en práctica está tomando tiempo.”

Antes de asumir el cargo, los enemigos liberales de Modi temían que iba a convertirse en un poderoso primer ministro, autoritario, que impondría o permitiría que sus seguidores religiosos impongan un hinduismo fundamentalista en la población heterogénea de la India.

Ha habido algo de eso. En Kanpur, un hombre de negocios musulmán dijo que estaba preocupado por la “intolerancia” tras el linchamiento de un hombre en Uttar Pradesh por la sospecha de que había comido carne vacuna (las vacas son sagradas para los hindúes).

P. Chidambaram, un líder del Congreso y ex ministro de Finanzas, dice que el gobierno está “en un camino peligroso” promoviendo la polarización, mientras que el BJP Arun Shourie, un desencantado ex hombre de confianza de Modi, se lamenta de la “intimidación y el silenciamiento” de los críticos al gobierno.

Sin embargo, la principal queja sobre Modi no es que sea un dominante puritano hindú, sino que no ha podido hacer mucho por el desarrollo económico.

Los partidarios de Narendra Modi celebran la victoria frente a la sede del BJP en Nueva Delhi en mayo de 2014 

“Su concepto de desarrollo se ha visto representado en unos pocos proyectos grandes, brillantes y visibles”, dice Shourie, en referencia a este tipo de campañas dirigidas por  Modi como “Hecho en India” y “la India Digital”. O, como Chidambaram lo expresa así: “¿Dónde están los empleos?”

Los líderes empresariales dicen que es injusto sugerir que no se ha logrado nada, aunque algunos de ellos estarían de acuerdo con Jayant Sinha, Ministro de Estado de Hacienda y ex socio de McKinsey, cuando dice que “estamos cambiando fundamentalmente la naturaleza del capitalismo indio” para ayudar a los empresarios.

Durante el gobierno de Modi, la India ha acelerado la construcción de carreteras, invertido en la envejecida red ferroviaria, puesto en marcha un ambicioso plan de energía solar, abierto cuentas para más de 200 millones de indios previamente sin cuenta bancaria, y aumentado los límites de inversión extranjera en sectores que van desde seguros hasta la manufactura en defensa .

Sin embargo, ha fallado en revocar la retroactiva ley impuesta por el gobierno anterior, que se ha dirigido a Vodafone y Cairn Energy, entre otros, y minado la confianza de los inversores. Hasta ahora tampoco ha logrado romper el control del partido del Congreso en la cámara alta del parlamento para promulgar un largamente esperado impuesto sobre los bienes y servicios que beneficiaría a los negocios y a la economía, volviendo a la India en un solo mercado.

Modi también se enfrenta a una intensa resistencia al cambio de los burócratas de la India y es socavada por los ineficaces ministros del gabinete que no parecen dispuestos a despedirlos. A veces encuentra que sus iniciativas son bloqueadas por los gobiernos de los estados – como el de Uttar Pradesh – controlados por terceros que no forman parte del BJP. Los bancos están impedidos de emitir nuevos préstamos por tener una montaña de malos préstamos en infraestructuras e industria de administraciones anteriores.

Priyankar Upadhyaya, un politólogo de la Universidad Hindú de Banaras en Varanasi, dice que Modi “desesperadamente” quiere el desarrollo económico y se encuentra atrapado en una “trampa de las expectativas” establecida por los esperanzados votantes.

“Él sabe que en el año 2019 [año de la próxima elección general] la gente va a volver a mirar estas cuestiones.”

Modi ya se ha distraído del gobierno por las elecciones estatales, incluyendo una del próximo año en Uttar Pradesh, cuyos 200m habitantes lo vuelven el estado más importante políticamente.

“Creo que realmente quiere lograr un cambio”, dice el profesor Upadhyaya. “Pero el problema es que el sistema en el que está sumido lo está bloqueando con mil problemas.”

Para Harsh Pati Singhania, director de la Organización JK, un conglomerado industrial controlado por una familia centrada en Kanpur, el gobierno de Modi está en el camino correcto, pero tiene que centrarse en la ejecución de sus planes.

“India”, dice, “para cualquier gobierno o administración, no es tan fácil de gobernar.”

Lampadia