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Pero esta crisis requiere equilibrios

Pero esta crisis requiere equilibrios

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El presidente Vizcarra ha tenido que reconocer su participación en unos audios que comprometen seriamente su imagen y su posición en el gobierno. El Congreso de la República ha iniciado un proceso para evaluar la eventual vacancia del presidente de la República. El Ejecutivo está planteando una demanda competencial en el Tribunal Constitucional (TC) para suspender el proceso de vacancia.

Esto se da ad portas del proceso electoral, llevándonos a una crisis de gobierno que pone al país en una situación muy delicada, pues se suma a las crisis sanitaria y económica, muy mal manejadas por el gobierno, al punto de que los resultados en ambos frentes nos ha llevado a la peor ubicación en el mundo.

En estos momentos necesitamos el mejor gobierno posible para recuperarnos de la doble crisis sanitaria y económica, y manejar un difícil proceso electoral, pero tenemos un gobierno que ha terminado de devaluarse gravemente.

Lamentablemente la gestión de Vizcarra se ha caracterizado por un manejo más político que de gobierno, por buscar enfrentamientos agudos con el Congreso, al que terminó cerrando inconstitucionalmente (más allá de lo definido por el TC). Luego descuidó una relación con el nuevo Congreso que permitiera contener las iniciativas populistas y más bien entró en ocasiones a competir con él. Hoy la relación entre el Ejecutivo y el Parlamento está dañada sin remedio.

De remate, el presidente, que está asociado con personajes de pésimo nivel, como Richard Swing Cisneros, y rodeado de colaboradores muy mediocres, nos regala unos audios que lo muestran manipulando agendas y órdenes para esconder los hechos ante el Congreso de la República y la Fiscalía de la Nación.

El escándalo no se hizo esperar y hoy estamos ante la posibilidad de que el Congreso vaque a Vizcarra por incapacidad moral permanente. Una figura extrema contemplada en la Constitución, si bien ambigua y sujeta a interpretaciones subjetivas.

Un castigo a Vizcarra puede parecer merecido por su pésima gestión en todos los frentes de gobierno y por el affaire de los audios, pero la vacancia por incapacidad moral no es el camino y aplicarla sería inconveniente para la salud de la nación.

Además, un eventual gobierno del Congreso, con Merino de Lama a la cabeza, puede llevarnos a una situación de mayor debilidad y desorden. Como dice Mario Ghibellini, los antiguos romanos aprendieron de mala manera hacia el final del siglo V, que lo único peor a conservar un emperador venal o fatuo es que los bárbaros se apoderen de la ciudad.

En consecuencia, estamos entrampados. Por un lado, Vizcarra está muy debilitado para poder liderar el gobierno hasta julio próximo y, por el otro, sería muy peligroso hacernos de un ejecutivo manejado por el actual Congreso, que ha optado por las banderas del populismo y la precipitación en el manejo de la cosa pública.

Algo importante tiene que cambiar.

Una salida intermedia, puede ser ver que se forme un nuevo gabinete presidido por un Primer Ministro independiente que asuma la representación de los mejores valores de los peruanos, y que pueda conducir los destinos del país en la lucha contra la pandemia, la recuperación de la economía, y el proceso electoral; manteniendo a Vizcarra, des-empoderado, en la representación nacional.

Pero hay dos importantes dificultades para armar este esquema. La dificultad de conseguir ciudadanos que estén dispuestos a asumir el gobierno en estas circunstancias, y pasar por el trance de su nombramiento por parte de Vizcarra.

Sin embargo, como reza el dicho, la necesidad tiene cara de hereje. Asumir el gobierno en estos momentos es un acto patriótico que honrará a quienes lo hagan, más allá de los riesgos y dificultades.

Para lograr que Vizcarra asuma un rol secundario y nombre un Premier independiente, hay que hacerle ver que ésta es una alternativa menos violenta que la destitución o la vacancia; y tal vez debamos, desde la opinión pública, forzarlo a elegir entre tres opciones puestas encima de la mesa por alguien que esté más allá del bien y el mal. Alguien como el Patriarca de la política peruana, Don Luis Bedoya Reyes.

Una alternativa para manejar las aguas de la crisis, sin lugar a dudas difícil de lograr, pero cualquier cosa que se acerque a ella nos pone en mejor terreno que la vacancia o mantener al debilitado Vizcarra sin cambios reales en el gobierno. Lampadia




Reformemos la descentralización

Reformemos la descentralización

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

La pésima estructura política de la descentralización lleva largos años dañando la salud de la nación y postergando el bienestar de los ciudadanos y empresas a lo largo y ancho del país.

En buena medida, los gobiernos regionales y locales se han hecho notorios por su incapacidad administrativa, su falta de sintonía con los intereses de la población y por una frecuente presencia de corrupción.

Esto no es casualidad. Se debe al pésimo diseño de la descentralización, que desarticuló el país y feudalizó la gestión pública. Se establecieron espacios de gobierno sin conexión con el gobierno central en la gestión. Las relaciones entre unos y otros se refieren a las transferencias de recursos, pero no al proceso de toma de decisiones o gobierno. Los gobiernos regionales y locales son en esencia espacios autónomos de gestión, que rompen la naturaleza unitaria de la República, establecida por la Constitución.

Los principales errores de diseño de la descentralización son:

Autonomías de gestión

Los gobernantes regionales y locales tienen poder absoluto para tomar decisiones, puesto que cuentan, por ley, con mayorías en sus cuerpos de gobierno (los locales), sus decisiones no están sujetas a una segunda instancia y no se les exige una adecuada rendición de cuentas.

Por ello es que, en muchísimas ocasiones, sus gobiernos se muestran abusivos, arbitrarios y corruptos.

Formación de mayorías

Con el afán de facilitar la toma de decisiones de los gobiernos locales, el triunfador de las elecciones municipales, así gane con una proporción pequeña de los votos de la población, tiene derecho a contar con la mayoría de los regidores.

Por lo tanto, en la gran mayor parte de dichos gobiernos terminamos con minorías que no tienen una adecuada representación ciudadana, controlando los espacios de gobierno.

Ausencia de segundas instancias

Las decisiones de las autoridades regionales son prácticamente incontrastables. Sus decisiones no están sujetas a una segunda instancia, una institución primordial de las democracias.

Esto abunda en el abuso, y hasta en las extorsiones que las autoridades practican corrientemente. La única manera de cuestionar una decisión es recurrir al espacio judicial, que como sabemos no es funcional a procesos de gestión dinámicos.

Falta de mecanismos de rendición de cuentas

Los gobiernos regionales y locales tampoco están sujetos a buenos mecanismos de rendición de cuentas. Algo que en la práctica les permite tomar decisiones caprichosas e interesadas, ejercer en ambientes clientelistas y recurrir impunemente a la corrupción.

En esencia, las autoridades regionales y locales tienen exceso de poder. No nos olvidemos de la máxima que dice que: El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.

En general, los gobiernos deben estar al servicio de los ciudadanos y empresas, facilitar el trabajo y la inversión, y velar por el progreso y el bienestar general. Pero con las reglas que imperan en el Perú, estos gobiernos se convierten, en gran medida, en plataformas de gestión de intereses económicos y políticos.

En resumen, podemos decir que el país está fracturado y sujeto a decisiones de gobierno disfuncionales, que perjudican el desarrollo de la vida de los ciudadanos y las empresas.

Es hora de poner este tema en la agenda nacional y de enfrentar a los futuros postulantes al ejecutivo y al congreso, con la necesidad de hacer definiciones al respecto. Lampadia




Los poderes públicos abrazan la pobreza

Los poderes públicos abrazan la pobreza

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El Perú se empeña en incrementar la pobreza y en sacrificar parte importante de su población en aras de la ideología y la búsqueda del poder político.

Después de haber parado varios proyectos mineros y en plena crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus, cuando más necesitamos prender motores de la economía y recuperar el crecimiento económico, ambos poderes del Estado, el Ejecutivo y el Legislativo, han dado increíbles muestras de irresponsabilidad recusando el fortalecimiento del sector minero.

Primero, el Ejecutivo, claudicó vergonzosamente ante el gobernador de Arequipa parando el desarrollo del proyecto de Tía María, y ahora, hace pocos días, eliminando la promoción del desarrollo minero en la presentación del primer ministro Martos ante el Congreso. Por su parte, el Legislativo, expresó con muchas declaraciones de los congresistas y con el voto en contra del gabinete Cateriano su rechazo al desarrollo minero.

Esto seguramente inhibirá al país de retomar la senda del crecimiento económico y reducir la pobreza que está pasando de 20 a 30% de la población como consecuencia de las medidas tomadas por el gobierno para combatir la pandemia.

Con una caída del PBI del orden de 15 a 20% el 2020, necesitamos crecer a la mayor velocidad posible y recuperar, cuanto antes, el nivel de ingresos pre covid. Eso solo es posible promoviendo la inversión pública y privada, especialmente en proyectos de infraestructuras y, muy especialmente, en minería, por su gran impacto en el crecimiento, el encadenamiento con otros sectores y la generación de recursos fiscales. Máxime, si como en estos días las cotizaciones de los metales son tan favorables: el oro ronda los US$ 2,000 la onza, la plata US$ 24 la onza, el zinc US$ 2,400 la tonelada y el cobre US$ 3 la libra. Ver tabla de la evolución del precio del cobre durante los últimos seis meses:

Fuente: Financial Times

No nos olvidemos del consejo de Antonio Raimondi:

Ver en Lampadia: Aprovechemos nuestros recursosDad tregua a la política.

En el Perú estamos haciendo exactamente lo contrario, estamos privilegiando la política versus el desarrollo y la lucha contra la pobreza.

Durante los primeros años del siglo, hasta el inicio del gobierno nacionalista de Ollanta Humala, supimos aprovechar las oportunidades que el mundo global nos dio con el súper ciclo de los commodities y el incremento de la liquidez internacional. Así, pudimos bajar la pobreza de 60 a 20%, disminuir la desigualdad, crear una importante clase media, fortalecer las finanzas públicas y llevar la inversión el empleo y la mejora de los ingresos a las regiones.

Con qué autoridad moral, funcionarios del Estado como el presidente de la República y los congresistas, que están para buscar el bienestar general, pueden frenar las inversiones y condenar a millones de peruanos a una situación de postración.

No podemos desaprovechar las nuevas oportunidades que nos ofrece la economía global. No podemos dejar de crecer y bajar la pobreza, teniendo cómo hacerlo. Dejar de lado esta oportunidad es un crimen difícil de calificar. Lampadia




Las víctimas de la IRA

Las víctimas de la IRA

El crecimiento de la economía y el desarrollo de las clases medias

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

(IRA – Izquierda Retrógrada y Atolondrada, término acuñado por Anthony Laub).

Lamentablemente en el Perú no salimos de la maldición de las izquierdas decimonónicas, que nunca se reinventaron después de la caída del muro de Berlín. Máxime si desde entonces todas ellas encontraron financiamiento desde los países más desarrollados, por parte de asociaciones (ONGs) que en el nombre de un supuesto desarrollo humano, aparentes preocupaciones ambientales y sociales, impiden el desarrollo económico, condenando a la pobreza a las poblaciones más vulnerables.

Así podemos ver como todas ellas, con un lenguaje edulcorado, terminan oponiéndose al crecimiento económico producido por la inversión privada, especialmente en minería (por su gran impacto en la creación de riqueza), y al desarrollo de las clases medias. Algunos representantes de la IRA llegan a decir que avistando aves se puede sustituir la producción minera.

El eventual éxito del crecimiento económico y la consolidación de las clases medias, implica la ruptura del espacio de desarrollo de las izquierdas retrógradas, la pérdida de seguidores políticos y la intrascendencia de sus relatos.

En el caso del Perú, este proceso fue muy obvio, cuando más crecíamos, de la mano de la inversión minera, hacia el 2010, y se consolidaba la nueva clase media emergente, las izquierdas se multiplicaron en su afán crítico basado en la exacerbación del efecto del vaso medio vacío. Lamentablemente, ella, la IRA, la izquierda retrógrada y atolondrada, tuvo de socios a la instalación del odio en la política peruana, y a la debacle de los medios de comunicación, que simplemente renunciaron a su responsabilidad de informar y analizar con objetividad, y cayeron en las garras de ideologías desencaminadas.

Incluso en Chile, donde el crecimiento acumulado, la reducción de la pobreza y el desarrollo de una enorme clase media, habían transformado el país, estas izquierdas que sobreviven en Latinoamérica, lograron quebrar el sustento político de la economía de mercado y han llevado a Chile a niveles de incertidumbre imposibles de prever. Lampadia

Veamos el comentario de Juan Lagos en la Fundación para el Progreso, sobre el adiós a la clase media chilena.   

¡Adiós a la clase media!

Juan L. Lagos
Fundación para el Progreso – Chile
Publicado el 27.07.2020

La Nueva Mayoría, en su afán por transformar Chile, supo desde un principio que “el modelo neoliberal” —como con poco cariño lo suelen llamar— antes de salir de las instituciones debía ser arrancado del alma de los chilenos. Tarea titánica, toda vez que una gran cantidad de ellos, por medio de muchos sacrificios, habían alcanzado niveles de vida muy superiores a los de sus padres gracias a un mercado abierto, un gasto público focalizado y una especial protección de los derechos individuales, principios incompatibles con “el modelo social” —como con mucho cariño lo suelen llamar— que deseaban implantar.

Como la tarea era ambiciosa y el tiempo escaso —sumado a un clasismo que perfecciona las buenas y malas acciones de nuestra clase opulenta— la Nueva Mayoría no encontró mejor estrategia que negar el libreto aprendido en los primeros años de la Concertación y atacar el ethos de la nueva clase media chilena. De este modo, si en 1994 la Comisión Brunner reconocía el aporte de los establecimientos subvencionados en la calidad de la educación, en el 2014 el ministro Eyzaguirre señalaba que el copago no lograba otra cosa más que supercherías para reafirmar el arribismo de una clase media aspiracional.

Esta estrategia no le resultó a la izquierda y la promesa de un Chile “más social” no fue suficiente para contentar a una clase media orgullosa que resintió el mediocre desarrollo de la economía durante el segundo gobierno de la presidenta Bachelet. Era el turno de un segundo mandato de Sebastián Piñera que asumió con un notable respaldo en las urnas producto de un país que aspiraba a “Tiempos Mejores”.

El solo nombre de sus medidas dirigidas a esta heterogénea clase social demostraba que Piñera no había ganado: solo había sacado más votos que Guillier. “Clase media protegida” se llamaba este conjunto de iniciativas, demostrando que el triunfo cultural de la izquierda no dependía del resultado de la segunda vuelta presidencial.

No creo que el diagnóstico de la “centroderecha” haya sido errado, pero sí fue incompleto. Es cierto que la clase media es “frágil”, en eso tenían razón Andrés Allamand y Joaquín

García-Huidobro en su Manifiesto Republicano, pero la clase media es mucho más que eso, por eso resulta inexplicable que hayan empleado ese calificativo para la señera referencia que hicieron de ella a lo largo de todo el documento.

También es cierto que la clase media necesitaba ser “fortalecida” como repetía hasta el hartazgo el presidente Piñera, pero antes incluso que la protección de sus temores, la clase media chilena clamaba por una justificación política de su estilo de vida, tantas veces vilipendiado por el Gobierno de la presidenta Bachelet. Pero por parte de la “centroderecha” solo encontró paternalismo ignorando el piñerismo que «las lucas no definen a la clase media, sino su identidad de progreso» como bien señaló el economista Sergio Urzúa.

¡Y así estamos ahora! En medio de una tormenta de políticas irresponsables que se olvidaron de nuestra clave en el combate contra la pobreza: la focalización del gasto social. ¡¿Qué esperaban?! Si ha muerto la idea de la clase media como sinónimo de emprendimiento, resiliencia y esfuerzo. Ahora ser clase media es ser víctima de todos: del Estado que no te entrega bienes “públicos” y del mercado que te “endeuda”. Ahora la clase media no es más que la excusa argumental de la que se valen algunos políticos de cuarta que ostentan cargos de primera para ocultar su resentimiento y demagogia.

Ante la muerte de la idea de clase media, siempre crecerá el paternalismo estatal, esto la izquierda lo entendió a la perfección. Lástima que la derecha todavía no dimensione su pérdida, porque es inexorable la máxima tan bien descrita por Nicolás Gómez Dávila: «A medida que el Estado crece el individuo disminuye».




Dad tregua a la política

Dad tregua a la política

EDITORIAL DE LAMPADIA

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

“Dad tregua a la política
y consagraos a conocer vuestro país
y los inmensos recursos que tiene”
Antonio Raimondi
1824 – 18901

Contrario a las enseñanzas de nuestro sabio Antonio Raimondi, que hace 150 años nos pidió que no confundiéramos nuestros esfuerzos y nos concentráramos en ver nuestros recursos como mecanismo para desarrollar al país, los peruanos parecemos empeñados en cortarnos los pies y sabotear nuestro gran potencial de desarrollo.

Es cierto que este no es el sentir general, pero sí es el de buena parte de la clase política y de los despistados medios de comunicación que han abandonado la formación de ciudadanos informados por el vil negocio del rating.

Como decía Napoleón: “Diez personas que hablan, hacen más ruido que diez mil que callan”.

Veamos un poco de información sobre el sentir ciudadano: “Ocho de cada diez peruanos cree que la minería formal es el motor económico que necesita la reactivación” (IPSOS, última encuesta nacional), según nos recuerda Rolando Arellano en su presentación: Cómo perciben los peruanos al sector empresarial.

Pero como hemos podido presenciar en los comentarios de varios congresistas a raíz de la presentación del Primer Ministro Cateriano en el Congreso, y posteriormente en el rebote mediático, la sola explicación de Cateriano sobre la necesidad de desarrollar la minería formal, y la inconsecuencia sobre el daño que produce la minería ilegal, desató una reacción negativa, que entre otros temas, explicaría el voto en contra de la ratificación del gabinete Cateriano.

La verdad es que el Perú tiene muchos recursos naturales como para poder emprender una gesta de desarrollo y ambicionar al bienestar general. Tenemos un gran potencial para el desarrollo de la minería, las agroexportaciones, la pesca, forestería, fuentes de energía, etc., etc.

De entre estos sectores, el que más potencial tiene para activarse rápidamente y generar una gran riqueza, es el sector minero, que tiene más de US$ 50,000 millones de inversiones potenciales, que podrían asegurar un ritmo de crecimiento muy importante por los próximos 10 años.

La minería moderna y formal, en contra de los gritos de los anti mineros pos-extractivistas, sabe cuidar el medio ambiente, y desarrollar buenas relaciones con las comunidades de su entorno.

Su potencial aporte es tan grande, justamente porque tiene un altísimo valor agregado. Según el IPE, la minería tiene un Valor Agregado Bruto (VAB) de 69%, expresado en remuneraciones, rentas de terceros e impuestos; mientras el sector industrial no alcanza el 40%.

Veamos, por ejemplo, ¿cuanto de nuestras exportaciones queda en el Perú?:

  • Polo de algodón: se vende a US$ 80 en Miami.       Nos deja: 10%
  • Una palta: se vende a 2.5 libras en Londres.            Nos deja: 60%
  • Concentrados de cobre vendidos en China.              Nos deja: 86%

Dada esta realidad es que tenemos la gran oportunidad de generar riqueza en forma importante y bastante rápido, ya que tenemos varios proyectos que están a ‘punto de caramelo’, como Tía María, Conga, y varios más.

Lo que es más, hoy día, y por el futuro mediato, se estima que seguiremos teniendo buenos precios de los minerales. El cobre ha vuelto a superar los US$ 2.90 por libra, la plata US$ 24 la onza y el oro ha batido record superando los US$ 2,000 por onza, y ya se habla de la posibilidad de ver un precio de US$ 3,000 la onza.

No se puede negar que una minería bien manejada en términos ambientales y sociales, puede transformar el país para bajar la pobreza, la desigualdad, y generar recursos fiscales para mejorar la salud, la educación y las infraestructuras. Además de multiplicarse con encadenamientos productivos en otros sectores.

En resumen, se puede decir que el Perú tiene la capacidad de salir de pobres si permitimos el crecimiento de la inversión privada, especialmente en minería. Tener la capacidad de lograrlo y no hacerlo, es un crimen, una inmoralidad, que debe ser enrostrada a quienes pretenden frustrarla.

No nos dejemos llevar por esas minorías gritonas, interesadas en su futuro político, que le dan las espaldas a los pobres que dicen defender. Lampadia

1 Giovanni Antonio Raimondi dell’Acqua (Milán, Italia; 19 de septiembre de 1824m – San Pedro de Lloc, Perú; 26 de octubre de 1890) fue un prominente investigador, naturalista, geógrafo, explorador, escritor y catedrático italiano naturalizado peruano, su especialidad consistió en un profundo y esmerado estudio de la fauna, la flora y la geología peruanas. Radicando en Perú, fue catedrático de la Universidad de San Marcos en Lima. (Wikipedia).




Imposible reactivar con un sistema financiero dañado

Imposible reactivar con un sistema financiero dañado

EDITORIAL DE LAMPADIA

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

No puede haber discusión sobre la tremenda caída de nuestra economía a raíz de la lucha contra el covid. Esta caída impacta, más allá de cualquier otro indicador, en la situación social de la nación, el empleo, la pobreza y la misma salud.

Igualmente, es evidente que es urgente y prioritario recuperar la economía de la manera más rápida posible.

Dadas estas premisas es importante preguntarse qué necesitamos para reactivar nuestro aparato productivo. Por el lado del sector externo, las cosas están avanzando en la dirección correcta. La demanda de minerales y sus precios son satisfactorios, así como la demanda y precios de nuestras agroexportaciones. La debilidad del sector externo está en el turismo, que está colapsado.

Pero veamos que necesitamos que se dé en el frente interno:

  • Primero que nada, necesitamos recobrar la confianza en el futuro.
  • También necesitamos un ambiente de armonía entre los poderes del Estado, entre el gobierno y el sector privado, y en general, la unión de los peruanos par enfrentar la peor crisis de nuestra historia desde la guerra del Pacífico.
  • Igualmente, se necesita un ambiente favorable a la inversión, con señales positivas del gobierno, disposición de ánimo de la burocracia, y actitudes proactivas del sector empresarial.
  • Necesitamos multiplicar la inversión, la pública y la privada. Pero no nos olvidemos que la inversión privada supera el 80% del total. Por ello hay que activar los grandes proyectos de infraestructuras y, principalmente, por su impacto, la inversión minera.
  • Para viabilizar todo esto es indispensable fortalecer el sistema financiero. Requerimos un sistema líquido y propenso a dinamizar el crédito desde las empresas grandes hasta las más pequeñas.

Lamentablemente, las cosas no están yendo en esta dirección.

  • La confianza en el futuro está muy deteriorada.
  • Los poderes del Estado están desarticulados.
  • Hay una manifiesta desconfianza del gobierno en el sector privado y las señales del gobierno son cada día peores. Como, por ejemplo, con la amenaza de estatización de las clínicas privadas.
  • La burocracia estatal está en medio de una vorágine estatista y de creación de procedimientos y protocolos absurdos e incumplibles, que parecen hechos adrede para evitar la reactivación de la economía.
  • Con todo esto, el sector privado está básicamente a la defensiva.
  • El sistema financiero está a la espera de la ejecución de Reactiva Perú II, trabado por requisitos, cada día más antojadizos. Pero lo que es peor, el sistema financiero está amenazado por los proyectos del Congreso, como el límite a las tasas de interés y la condonación de intereses.

En estas condiciones es muy difícil salir adelante y recuperar la salud de la economía. Sin embargo, se puede ir avanzando y corrigiendo el tema de confianza, coordinaciones y burocracia. Pero lo que no se podría manejar, es el impacto negativo de la condonación de intereses propuesto por la Comisión de Economía del Congreso.

De darse esta norma, tendríamos un sistema financiero dañado y víctima de una suerte de Exocet en la línea de flotación.

La primera obligación de una institución financiera es cuidar su liquidez, para cautelar a sus ahorristas. Con la eventual condonación de intereses, cada una de las instituciones financieras se vería obligada a suprimir, o por lo menos a recortar drásticamente sus colocaciones, el crédito, como una medida preventiva ineludible.

Además, se propiciaría una importante salida de fondos del sistema, y se debilitarían los patrimonios de los bancos y financieras, cuando más se necesita su fortalecimiento.

Esta medida sería un suicidio, que haría imposible recuperar la economía del Perú, condenando a todos los peruanos, especialmente a los más pobres, a una larga y profunda crisis de vida.

La recuperación de nuestra economía se presenta como algo muy difícil de lograr, pero no porque seamos débiles, sino, como hemos apreciado líneas arriba, porque nosotros mismos estamos saboteando nuestras posibilidades de recuperación. Si tomamos conciencia de esta situación, debemos corregir urgentemente nuestras actitudes. Y esperamos que el Congreso de la República logre evitar un daño tan grande. Lampadia




Mejorar – No destruir

Mejorar – No destruir

EDITORIAL DE Lampadia

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Parafraseando a Dan Hammarskjold, (sobre las Naciones Unidas), podemos decir que: “La Constitución de 1993 no se hizo para llevar a los peruanos al cielo, sino para evitar que vayamos al infierno”.

A ese infierno en el que vivimos en los años 60s, 70s y 80s.

Por eso es que lo que debemos hacer es mejorar nuestras instituciones y nuestro modelo de desarrollo. Destruir lo avanzado es una traición contra los pobres. Contra aquellos que no llegaron a salir de la pobreza a pesar de haberla reducido de 60 a 20%. Una traición contra la clase media que aún estaba afirmándose.

Esa Constitución de 1993 no solo permitió la reducción de la pobreza, también permitió bajar la desigualdad, eliminar la inflación, aumentar la esperanza de vida, llevar, de la mano de la inversión privada, más empleo a las regiones, y bajar la mortalidad infantil.

Nos permitió salir de ese infierno de las décadas perdidas (60s, 70s y 80s), en las que la inflación desaparecía nuestros ingresos, en que sufríamos terribles escaseces de bienes básicos, como hoy sufren los venezolanos. Entonces, en el Perú, todos éramos pobres:

  • los ciudadanos, con un PBI per cápita de 968 dólares (1989);
  • el Estado, que el año 1990 tuvo una presión tributaria de 3.7% del PBI; y
  • las empresas, la más grande facturaba 600 millones de dólares anuales, mientras las empresas ecuatorianas llegaban a vender 1,500 millones por año.

Hacia el año 2011, el Perú había dejado de ser un ‘Estado Fallido’, para convertirse en una gran promesa de desarrollo, según todos los analistas internacionales. Veamos algunas evidencias:

Desgraciadamente, desde el proceso electoral del 2011, se empezó una campaña negacionista, de confusión y de odio, que devino en la elección de Ollanta Humala, cuyo gobierno desandó buena parte de nuestros avances, especialmente en la promoción de la inversión privada, se multiplicó la burocracia y los trámites, y se llenó el Estado de burócratas anti economía de mercado.

Así fue cayendo la inversión privada y el crecimiento. El Estado desperdició los recursos presupuestales sin corregir nuestras deficiencias en educación, salud e infraestructuras. Perdimos la oportunidad de consolidar nuestro desarrollo integral, sobre la base de los logros de la primera década del siglo.

Ese triste espacio de deterioro, que no supimos evitar, fue heredado por PPK, que en vez de corregirlo lo entronizó hasta entregando más espacios a la izquierda. Y no digamos nada del gobierno de Vizcarra, que le ha entregado ministerios y el manejo de la crisis sanitaria a gente vinculada al Frente Amplio, el partido de la izquierda anti sistema y anti inversión privada, de ideas pre Muro de Berlín.

Por eso en Lampadia insistimos que destruir es una traición al Perú, una traición a los pobres. Por eso, a diferencia de Vergara, d’Argent, Ganoza y Ghezzi, insistimos en ver el vaso medio lleno, en negar la confusión, y en apostar por el empuje y entereza de los peruanos. En recuperar la memoria de lo que somos capaces de hacer, asumiendo, cada uno de nosotros, la gesta del desarrollo que demandan nuestros hijos y nuestros nietos. Lampadia




No podemos mejorar haciendo lo mismo y con las mismas personas

Web Seminar de Andina Consultando
Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

“No se puede mejorar haciendo lo mismo y con las mismas personas. Lamentablemente, lo que se ha hecho ha estado mal, y quienes lo han hecho han estado mal”.

Hay que cambiar al equipo. En cualquier otro momento o en cualquier otro lugar, ya se hubieran hecho cambios mayores. En ningún otro país hubiera subsistido un gabinete como el que tenemos, con resultados como los que tenemos.

Es urgente cambiar, por lo menos, a los ministros de Salud, Producción y Trabajo, y por supuesto al primer ministro, que es el que socapa a estos sectores en ese afán estaliniano, estatista, de un manejo de la economía en el que ellos ahora deciden quién puede trabajar, cuándo puede trabajar, qué puede hacer, cuánto puede hacer, si va a ser al 50%, si va a ser al 30%.

O sea, hemos caído en una dominación estatista absolutamente desastrosa. Es por lo tanto indispensable hacer un cambio en el equipo. No podemos mejorar haciendo lo mismo y con las mismas personas. No podemos jugar con la salud del país, esto, en ningún momento fue una crisis económica, es una crisis social.

Hay que convocar las mejores mentes que tenemos en el Perú, tanto para los ministerios como para equipos técnicos.

Además, es urgente hacer pedagogía entre los ciudadanos para contrarrestar esta prédica populista que viene desde el Congreso y que está agravando todo.

Veamos:

Lampadia




La última línea no miente

La última línea no miente

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Si nos llevamos por la narrativa del gobierno y de la prensa adicta al mismo, la gran mayoría de periódicos radios y canales de televisión, el Perú debería estar superando con éxito la doble crisis de la pandemia, la sanitaria y la económica.

Lamentablemente, la realidad nos muestra todo lo contrario.

En cuanto a la crisis sanitaria, el Perú es el octavo país con peores resultados en el mundo. Ver los datos de Worldometer:

Fuente: Worldometer

En términos del impacto económico de la cuarentena, decretada a raíz de la pandemia, los resultados no pueden ser peores. Según el Banco Mundial, el PBI peruano caería en el 2020 12%, solo después de Belice (-13.5%) y de Maldivas (-13%). En Latino América tendríamos largamente el peor resultado, detrás nuestro estarían Brasil cayendo 8%; México, 7.5%; Ecuador, 7.4%; y Argentina, 7.3%. Nuestros otros socios de la Alianza del Pacífico caerían solo 4.9% Colombia y 4.3% Chile. Ver tabla del Banco Mundial:

Fuente: Banco Mundial

Estas cifras muestran una muy cruda realidad, tenemos los peores resultados imaginables, tanto en lo sanitario como en lo económico.

Por su lado el Consejo Fiscal ha producido un análisis de escenarios que confirman esta triste realidad.

A nivel global ve un rango de caída del PBI de 3.8 a 6.2%.

Para nuestros socios comerciales se ve una caída entre 3.5 y 6%.

Pero en cuanto a nuestro PBI, coincidiendo con previsiones del IPE, Macroconsult y Apoyo, el Consejo Fiscal muestra escenarios de caída que van de 10 a 20% para el 2020.

Los resultados fiscales se ven cayendo entre 5.4 y 9.9%.

Y nuestra deuda pública no financiera crecería el 2020 a 35.1 o hasta 41.8% del PBI, desde un 27% para el 2019.

Fuente: Consejo Fiscal – Informe N° 004-2020-CF
Análisis de escenarios macroeconómicos y sus efectos en las cuentas fiscales ante el COVID-19

Estos resultados no son casuales. Son producto de decisiones de gobierno, tanto en lo sanitario como en lo económico.

Para empezar, el gobierno rechazó el apoyo del sector privado, de las iglesias y de las Fuerzas Armadas, en diferentes instancias. Los problemas se trataron a puerta cerrada con un complejo de Superman, como dice Fernando Cillóniz.

En lo sanitario no se tomaron previsiones oportunas para el abastecimiento de pruebas moleculares, las únicas efectivas. No se entendió la naturaleza de las condiciones de vida de buena parte de la población que se gana el pan día a día, y se abastece de comida dos o tres veces por semana.

Además, se restringieron horarios de atención y se establecieron paralizaciones que generaron congestiones y, por lo tanto, se multiplicaron los contagios.

En lo económico se tomaron decisiones planas cerrando todas las regiones, incluso las que no tenían amenaza de contagios; y se cerraron todos los sectores, incluso los que podían operar con controles adecuados. Por ejemplo, los países que compiten con nosotros en minería, Australia, Canadá y Chile, no cerraron el sector y mantuvieron un mayor crecimiento económico.

En la fase de reactivación económica se siguieron cometiendo errores, estableciéndose protocolos equivocados, imposibles de cumplirse que sabotean la posibilidad de reiniciar operaciones. Los errores se corrigen tarde mal y nunca, y se pierde tiempo.

La caída de la economía será dramática y profunda. La recuperación tardará mucho tiempo y, mientras tanto, la pérdida de empleos y la quiebra de empresas se multiplicará sin límites. Hoy se habla de la pérdida de dos millones de empleos.

Ayer el presidente del Consejo de ministros convocó mesas con el sector privado para recibir sugerencias. En nuestra opinión, como en la gran mayoría se casos, las mesas son un saludo a la bandera. De lo que se trata es de transferir responsabilidades a verdaderos expertos, a los representantes del sector privado. También se trata de promover el apoyo de las iglesias y de convocar a las Fuerzas Armadas para asuntos logísticos y otros.

Esto no puede seguir así. El país no es propiedad del gobierno, es propiedad de todos los peruanos. Se debe convocar a todos los estamentos que tienen capacidades naturales para diseñar y ejecutar planes de acción adecuados, como lo han hecho, cerca de nosotros, en Medellín y Guayaquil. Lampadia




Pensión para Todos

Pensión para Todos

EDITORIAL DE LAMPADIA

La propuesta de Lampadia

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Nuestro nuevo Congreso está en medio de un populismo exacerbado, y como no podía ser de otra manera, uno de los temas predilectos del desenfoque parlamentario es el de las pensiones.

Ya han legislado sobre el nefasto retiro del 25% de los fondos privados acumulados en el Sistema Privado de Pensiones (SPP). Han rechazado la propuesta del Ejecutivo para formar una comisión que estudie una posible reforma integral del sistema, y ya anunciaron su intención de apurar una reforma, seguramente desencaminada, dados los comentarios que se han adelantado.

Mientras tanto el MEF ha adelantado algunas ideas de reforma, que entre otras cosas habla de un modelo integral, sin la deficitaria e inconveniente ONP.

La verdad es que el sistema de pensiones sí necesita una reforma de raíz. No pensamos que este sea el mejor momento para emprenderla, pero ante la soltura de huesos de los congresistas para abocarse al tema, tenemos que reiterar nuestras propuestas al respecto.

Actualmente, el 70% de los trabajadores están excluidos de la cobertura de un sistema mínimo de pensiones. El 40% pertenece el SPP, pero menos de la mitad cotiza; el 27% pertenece el Sistema Nacional de Pensiones (SNP), pero solo el 7% tiene beneficios. Además, un 1% pertenece a otros regímenes.

La República. Elaboración: Kevin Zuñiga. Fuente: Consejo Evaluador de Pensiones/MEF

La cobertura de pensiones es largamente insuficiente. En buena medida porque el sistema está basado en los asalariados, los formales que deben aportar parte de su renta, cuando el 70% de los trabajadores son informales y no tienen obligación de cotizar.

Todos los intentos de llevar a los informales a afiliarse a un sistema de pensiones, han fracasado. Por esta razón, en Lampadia, en enero del 2014, propusimos un modelo de generación de pensiones que no se basara en la renta, como actualmente, sino en el gasto. La idea es usar los pagos individuales de IGV como fuente de aportes individuales para la formación de fondos previsionales.

El sistema establecería que todos los ciudadanos, desde la edad de 18 años, aporten a su fondo individual de pensiones una parte de lo que paguen por IGV cada vez que consuman. En otras palabras, cada vez que un ciudadano consuma, el Estado le devolvería para su fondo individual, digamos cinco puntos de los 18 pagados por IGV.

Veamos una simulación de rangos de aportes:

Estos cálculos están basados en que una persona con un ingreso mensual de S/. 1,500, que consume el 80% de su ingreso, podrá obtener, con sus consumos realizados entre los 20 y 65 años, destinando un punto de IGV de sus compras a su fondo individual, con una rentabilidad real anual de 7%, una renta vitalicia equivalente de S/. 181. Esto le daría una tasa de reemplazo (es decir la pensión obtenida como fracción del ingreso obtenido durante la etapa laboral) de 12.1%. Con 5 puntos de aporte, la pensión llegaría a 905 soles y la tasa de reemplazo sería del orden de 60.5%.

Este modelo previsional permitiría lograr un sistema de las siguientes característica:

  • Universal
  • Voluntario
  • Formalizador
  • Autofinanciado

Universal

Al definirse que los aportes se den mediante devoluciones de una parte de los pagos de IGV por parte de todos los ciudadanos desde los 18 años de edad, se supera la exclusión de los trabajadores independientes y se alargan los aportes al empezar a darse con anterioridad.

Voluntario

Algunos analistas criticaban que los aportes sobre la base de planillas de remuneraciones fueran obligatorios. Pues los aportes vía IGV no necesitan ser obligatorios, pues el incentivo del canje es más que suficiente para su adopción universal.

Formalizador

Una de las grandes ventajas del sistema propuesto es que propende a una acelerada formalización, puesto que, bastando el DNI, todos los ciudadanos mayores de 18 años pueden pasar a formar parte de los registros de aportantes y llevar la evasión del IGV hacia su eliminación. El canje de IGV por aportes individuales a fondos privados de pensiones, es muy atractivo para que se deje de hacer y, por lo tanto, que se deje de exigir comprobantes por todas las transacciones de los ciudadanos. Un aporte de 10 Soles a los 18 años, con un rendimiento promedio de 7% anual, representa 240 Soles a los 65 años.

Autofinanciado

Este es el tema que le cuesta más entender a la mayoría de economistas. Veamos:

  • Actualmente se evade IGV por aproximadamente 6.5 puntos (de 18), algo que disminuiría sensiblemente.
  • Con el sistema propuesto se puede cerrar el defectuoso sistema de la ONP que tiene un déficit fiscal de S/. 70,000 millones. Ver en LampadiaONP: Inclusión o Exclusión 
  • El nuevo sistema permite que se vayan eliminando las exoneraciones de IGV, generando otra fuente de compensación financiera.
  • Nuestro IGV nominal es muy alto, 18%. El IGV real no pasa de 8%, entre evasión e inafectaciones.
  • Si asumimos una recaudación neta de IGV de 10% como sostenible a largo plazo, tendríamos espacio para promover el canje por aportes pensionarios.

Por lo tanto, puede estimarse que, en el largo plazo, el canje de IGV por pensiones individuales puede ser de una buena parte de 8 puntos del IGV nominal, suficiente para establecer un incentivo poderoso y volúmenes adecuados de pensiones. Ver en Lampadia: El IGV y las Pensiones.

Esta propuesta tiene seis años, solo ha sido recogida por algunos economistas y ha sido descartada por las AFPs, que prefieren seguir con un sistema cojo como el actual, que ya nos ha llevado a reacciones y normas equivocadas, como la del 95.5% y las que se airean estos días.

La propuesta de Lampadia debe ser complementada con una pensión mínima que compense a quienes no lleguena acumular suficientes aportes.

En su ámbito de vigencia, el SPP, para los afiliados aportantes, ha sido muy exitoso en rentabilidad y pensiones. Demos pues rescatar lo bueno que se ha logrado y llevarlo de manera realista hacia una cobertura universal.

Analicemos seriamente los aportes pensionarios individuales vía IGV. Lampadia




Los beneficios del modelo

Los beneficios del modelo

EDITORIAL DE LAMPADIA

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

A diferencia de gran parte de nuestra historia, en estas épocas de crisis el Perú disfruta de capacidades muy superiores a buena parte de los países del mundo.

Como puede apreciarse en el siguiente gráfico de The Economist, en términos de deuda pública, deuda externa (pública y privada), costo del endeudamiento externo y reservas internacionales, el Perú es el cuarto país emergente mejor posicionado del planeta, después de Botsuana, Taiwán y Corea del Sur, largamente el mejor país latinoamericano, incluyendo Chile.

Estos indicadores son una muestra de nuestra capacidad económica, monetaria y fiscal para afrontar la crisis del coronavirus. Para apoyar a la población que pierde ingresos y a las empresas que no pueden vender.

Pero, la pregunta se cae de madura. ¿Cómo es posible que un país pobre como el nuestro esté tan bien ubicado en un ranking global?

Ya lo hemos dicho mil veces: se debe a nuestras políticas públicas de los últimos 27 años, desde la promulgación de la Constitución de 1993, que permitió un manejo económico prudente y el regreso de la inversión privada al país. Veamos el siguiente gráfico que muestra el gran cambio logrado con dicha Constitución.

Ver en Lampadia: Nuestra buena herencia de los 90 Constitución y Leyes Madre.

Lamentablemente, desde el 2011 en adelante, con los gobiernos de Humala, Kuczynski y Vizcarra, venimos retrocediendo económica y socialmente, pero aún así, hemos logrado mantener suficientes holguras para luchar contra la crisis sanitaria, social y económica del coronavirus.

Pero a pesar de estas evidencias, todos los días se multiplican en los medios y la vida política del país, medias verdades y falsedades abiertas que pretenden desacreditar las normativas que hicieron posible el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la desigualdad, la creación de una gran clase media y nuestras reservas monetarias y fiscales.

Es cierto que en medio de ese proceso de bienestar no hemos logrado superar falencias graves en educación y salud. Pero contrario a la cháchara anti sistema, no es porque no hayamos generado los recursos para hacerlo, sino por la corrupción e incapacidad del Estado. Para demostrar esto, veamos los siguientes gráficos publicados por Jaime de Althaus:

Ver en Lampadia: Su presupuesto se multiplicó por 7 en 20 años – El problema de la Salud no es bajo presupuesto, sino pésima gestión y corrupción.

Como puede verse, en los últimos 20 años el presupuesto del sector Salud se multiplicó por siete en soles constantes, se multiplicó por tres como porcentaje del PBI, y por dos como porcentaje del presupuesto.

Es pues muy claro que el modelo seguido a lo largo de todos estos años ha multiplicado nuestras capacidades en todos los planos. No es el llamado ‘neoliberalismo’ el culpable de nuestras remanentes carencias, sino la corrupción enquistada en todos los niveles del Estado, y la gran incapacidad, indolencia e irresponsabilidad de nuestras burocracias públicas, más el desenfoque vergonzoso de buena parte de nuestros políticos y medios de comunicación.

Pero más allá de esas responsabilidades por acción, está también la gran responsabilidad por inacción de la clase dirigente, que no ha sabido ser responsable con la necesidad de participar de la vida  pública y de fajarse por defender las ideas y las políticas públicas conducentes al bienestar general. Lampadia




10 años del TLC Perú EEUU

10 años del TLC Perú EEUU

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

La semana pasada, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Americas Society & Council of the Americas (AS/COA), organizaron la conferencia: 10 Años del TLC Perú-EEUU: Impacto y perspectivas, en la que participé como ex miembro del Comité Internacional de AMCHAM.  

Comparto algunas de las ideas que presenté:

Un país chico como el Perú solo puede generar riqueza trayéndola del exterior, y eso solo puede suceder vía el aumento del comercio internacional y la inversión extranjera.

El TLC con Estados Unidos permitió ambos procesos y además permitió que nuestras relaciones comerciales se multiplicaran con otros países.

Ese proceso fue muy importante para la recuperación de la economía peruana. Marcó un hito muy importante. Por ello hay que agradecer a los funcionarios públicos que participaron en esta importante gesta, así como a los ciudadanos del mundo civil que lo hicieron.

Esta gesta conllevó tres grandes batallas, la negociación misma del acuerdo, la batalla política en EEUU, y la batalla política en el Perú. Las tres requirieron y lograron superar grandes dificultades. Por ejemplo, en pleno proceso en EEUU se produjo un cambio de administración, de los republicanos a los demócratas, que eran manifiestamente anti TLC. En la negociación se cayó la participación de Colombia, que era, originalmente, el tren del que nos colgamos para ser parte de la negociación. En la batalla política local, el establishment político y mediático eran completamente adversos al acuerdo, sin embargo, hacia el final de la negociación, el 75% de la población llegó a manifestar su aprobación del TLC.

El TLC Perú – Estados Unidos se firmó justo a tiempo para que el Perú pudiera aprovechar el súper ciclo de los commodities, el aumento de los flujos de inversión internacional y la reducción de las tasas de interés, que permitieron que redujéramos la pobreza, la desigualdad y mejoraremos todos los indicadores sociales. Fenómeno que duró hasta inicios de la segunda década del nuevo siglo.

Durante el proceso, el gobierno peruano dejó consentir que el sector agrícola era el sector perdedor del acuerdo. En ese contexto, a mí me tocó desarrollar la tesis contraria:

Ver: https://www.lampadia.com/assets/uploads_documentos/03d0b-estudio-del-impacto-del-tlc-en-el-sector-agri-cola-peruano-jul-07.pdf

La realidad ha demostrado que justamente el sector agrícola, con las agro-exportaciones, ha sido el gran ganador del acuerdo, multiplicando nuestras exportaciones y generando empleo formal en el sector rural.

Lamentablemente, hoy día hay una guerra comercial entre EEUU y China, que nos ha afectado dramáticamente al haber bajado el crecimiento de China y el precio del cobre.

Además, se está deshaciendo la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se va a quedar aparentemente sin capacidad de arbitraje de las disputas. Ver en Lampadia: ¿Es el fin de la OMC?.

Este ambiente tan negativo del comercio internacional es muy perjudicial para el Perú. Por ello, debemos ser muy proactivos en promover la recuperación del comercio internacional, aprovechar todos los espacios, foros, instituciones, etc., para unir esfuerzos con otros países pequeños que tienen nuestras mismas necesidades.

El TLC fue liderado por MINCETUR y acompañado por la Cancillería. Ahora les toca a ambas instancias un rol muy proactivo de promoción de nuestra participación en el comercio internacional. Lampadia