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Estado, Mercado y Sociedad Civil

Estado, Mercado y Sociedad Civil

La semana pasada, la Asociación de Clubes Departamentales, Provinciales y Distritales de Lima y Lampadia, con el auspicio de Telefónica, organizaron el Segundo Foro de la asociación en el que se abarcaron cuatro grandes temas:

  • Un Estado Efectivo y Honesto
  • Inversiones para el Desarrollo y el Bienestar
  • Ciudadanos con Sentido de Pertenencia y Compromiso
  • Descentralización y Gobernanza

En este último bloque, el Director de Lampadia compartió la siguiente presentación: Estado, Mercado y Sociedad Civil: Perspectiva, Retos y Roles. En ella enfatizó los grandes avances logrados por el país desde la promulgación de la Constitución de 1993, que permitió el regreso de la inversión privada, hasta el inicio del gobierno actual, en que se produce un quiebre en el proceso de crecimiento e inclusión. Y termina planteando algunas Ideas Fuerza para enfrentar nuestras Agendas del Bienestar.

La estructura de la presentación incluyó las siguientes líneas:

1993 – 2011:          Crecimiento e Inclusión

2011 – 2016:          Ni Inclusión, Ni Crecimiento

      (2011: Punto de Inflexión)

2016…                    Ideas Fuerza

      Las Agendas del Bienestar

      (Gobernanza, Sentido de Pertenencia y Compromiso Ciudadano y Superar las Brechas…)

En la presentación se enfatizo la necesidad de mantener un crecimiento mínimo de la economía del orden de 5.5% por año para tentar la gran mejora social y económica que vio factible el HSBC hace un par de años, y que se resume en la siguiente lámina:

El HSBC nos dijo a los peruanos que para el 2030, deberíamos haber llevado al 80% de nuestra población una clase media consolidada (70%) y un 10% a niveles de ingresos altos. Para el año 2050, deberíamos tener 90% de la población lejos de la pobreza, 40% con ingresos altos y 50% en una clase media sólida.

A este tipo de realizaciones estaríamos renunciando si continuamos la ruta de los últimos cinco años, que sin haber matado nuestra economía de un bombazo, lo ha hecho por una suerte de picaduras de millones de mosquitos, como dijo hace unos meses Mateo Balarín (QDDG).

Así, poco a poco, dejamos pasar las inversiones, redujimos el crecimiento, se ralentizó la disminución de la pobreza y se perdió la confianza en el futuro, lamentablemente, coincidiendo con importantes ajustes de la economía global.

Cuando debimos girar de nuestras capacidades internas y superar las tormentas internacionales, bajamos la guardia y dejamos que los enemigos de nuestra prosperidad marcaran la agenda del filtro de las inversiones.

Esto no puede seguir. Pudiendo salir de la pobreza, no hacerlo sería inmoral. Ese es el cargo que la historia hará a quienes se lucieron en esa nefasta gesta.

“El Perú es más grande que sus problemas”, decía Jorge Basadre. Ahora nos toca elegir bien para tener una buena gobernanza y entregar nuestro compromiso ciudadano par desarrollar el gran impulso al bienestar, que hoy está en nuestras manos. Lampadia




¿Gobierno pro-empresa? ¡No le quiten el p… a la jeringa!

¿Gobierno pro-empresa? ¡No le quiten el p… a la jeringa!

En la vida y, como no, en la política, se colocan calificativos, se ponen apelativos, chapas que de una u otra manera se convierten en un destino, o por lo contrario resultan ser todo lo opuesto a lo que realmente representa o hace el bautizado. “Es la candidata de los ricos” [Alan a Lourdes Flores]; “Este es el gobierno de los empresarios, de la Confiep” [la izquierda a Ollanta Humala]. Con estas “definiciones” se intenta calificar al oponente como alejado del pueblo, de vincularlo con un sector “privilegiado” que es o sería apoyado en detrimento de los intereses de las grandes mayorías. En el Perú de los últimos años, este señalamiento está asociado al intento dedesacreditar el libre mercado.

Una apuesta que nos ha permitido crecer a lo largo de 25 años incrementando el empleo, desapareciendo el analfabetismo, casi eliminando la pobreza extrema y ampliando la clase media. Es decir, creando un inmenso desarrollo integral que se ha traducido en bienestar social para las grandes mayorías (Ver en Lampadia: ¡Qué calato… ni que ocho cuartos!). Este mismo proceso ha llenado las antes escuálidas arcas fiscales (no nos olvidemos de los setentas y ochentas), lo que ha permitido a los Gobiernos mejorar las infraestructuras y los servicios estatales, así como quedestinar recursos ingentes  a departamentos, provincias y distritos, no siempre bien invertidos. 

Este desarrollo, este bienestar que hoy gozamos y, que ha empezado a detenerse (justamente por el gobierno anti-inversión de Ollanta Humala), ha sido posible por que empresarios (grandes, medianos y chicos), encontraron las condiciones para crecer. Eso es algo, que quienes realizan este tipo de calificativos, no quieren reconocer. Sin inversión privada, sin facilidades (no confundir con prebendas) para que los empresarios puedan dar rienda suelta a su potencial creativo y a la generación de empleo,todo se detiene y se inhibe la reducción de la pobreza. Aún después de las lecciones que hemos vivido los peruanos, se persiste en la demagogia y el populismo.

Últimamente, las críticas de la izquierda al Gobierno de Ollanta Humala lo sindican de haber gobernado para los grandes empresarios, para la manida Confiep, es decir habría hecho lo que los empresarios le pedían. Nada más evidentemente falso. Justamente la economía se ha detenido porque Humala no ha hecho lo que los empresarios anhelaban, (ver en Lampadia: Otra vez la parada (esta vez en la inversión)). Si bien no se puede decir tampoco que se ha alejado completamente de un manejo racional de la economía, ha cometido una serie de desaciertos. Como dijo hace unas semanas,en la Hora N de Jaime de Althaus, Mateo Balarín, vicepresidente de la SNI: “Este gobierno no nos ha matado de un bombazo, pero lo ha hecho por el ataque de millones de mosquitos”.

Como hemos señalado repetidas veces en Lampadia, Humala, debutó en su administración con el equipo de la llamada “Gran Transformación”, liderado por Lerner Ghitis, se oficializó el credo anti-minero que terminó afectando a toda la economía. El primer traspiés fue, sin duda, Conga. Veamos:

  • ¿Los empresarios querían que aborte Conga?   NO.
  • ¿Los empresarios querían que se paralice Tía María?   NO.
  • ¿Los empresarios querían que se entregue el Lote 192 a dedo a Petroperú?   NO.   (Ver en Lampadia: Del arequipazo a Pichanaki. Un Estado que retrocede).
  • ¿Los empresarios querían que se demore Majes-Siguas?   NO.
  • ¿Los empresarios querían que se cambie el aporte minero voluntario por el impuesto a las sobre ganancias?   NO.
  • ¿Los empresarios querían que se mantengan límites absurdos para las emisiones de Dióxido de Azufre?   NO.
  • ¿Los empresarios querían que Sunafil se convirtiera en una suerte de ‘extorsionador’?   NO.   (Ver en Lampadia: Papi, te busca la Sunafil).
  • ¿Los empresarios querían que se establezca la norma anti-elusión para empoderar abusivamente a la Sunat?   NO.
  • ¿Los empresarios querían se promulgue una Ley Universitaria de fuerte tufo anti inversión privada?  NO.   (Ver en Lampadia: Retroceso que nos alejará del futuro que viene).
  • ¿Los empresarios querían que se promulgue la llamada Ley Chatarra?   NO.
  • ¿Los empresarios querían que se destroce el sector pesquero con el D.S. 005-Produce?   NO.   (Ver en Lampadia: El fracaso del Decreto 005-Produce).
  • ¿Los empresarios querían que el Estado comprara La Pampilla?   NO.
  • ¿Los empresarios querían que se exacerben las regulaciones estatales al punto de inhibir las inversiones?   NO.
  • ¿Los empresarios querían que se profundice la desconfianza con el sector privado y el desdén por la inversión privada?   NO.

Como vemos, el gobierno del nacionalismo ha sido cualquier cosa menos “un gobierno de los grandes empresarios”, por el contrario, se acerca más a uno anti-empresa y anti-inversión. Eso explica el afán de llevar al Estado nuevamente a la actividad empresarial con Petroperú, el Banco de la Nación y otros. Por todos estos desaciertos y ‘millones de picaduras más’, hemos paralizado el ciclo virtuoso de crecimiento y desarrollo más importante de nuestra historia. Las responsabilidades del Presidente Ollanta Humala están claras, pero, ¡ALTO!, que la izquierda retrógrada no nos venga ahora con el cuentito de que este fue el gobierno de los empresarios y que la economía de mercado a fracasado. Lampadia