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Cómo ser un dictador según The Economist

Cómo ser un dictador según The Economist

The Economist publicó recientemente un artículo muy interesante que muestra las artimañas a las que recurrió el dictador Nicolás Maduro en Venezuela – muchas de ellas cimentadas desde Chávez – que además son la clave para dar cuenta sobre cómo avanza el socialismo bolivariano, últimamente tan de moda en nuestra región.

Captura de las fuerzas armadas a través de prebendas, instauración de una asamblea constituyente, manipulación de la población a través de bonos alimenticios, fraudes electorales para simular falsas democracias, son algunas de las políticas que ha permitido la perpetuación del poder de Maduro y su culto en torno a la figura autocrática que emana este miserable personaje. Esto mismo ha sido usado bajo sus propias formas en Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y ahora pretende hacerse en nuestro país.

No es coincidencia pues que el presidente Castillo esté usando las mismas tácticas que su homólogo en Venezuela, empezando con la primera bala: la destitución y posterior ascenso de los altos mandos de las FFAA de personas que fueran más amigable al régimen. Y por supuesto soslayar cada cierto tiempo, la propuesta de convocar una Asamblea Constituyente, saltándose los cauces legales del Congreso, vía referéndum popular.

Advertidos estamos pues que si no damos cuenta del común accionar de estos dictadorzuelos en la región y no reaccionamos a tiempo, será demasiado tarde para salvar nuestra democracia. Lampadia

 

CÓMO SER UN DICTADOR
Seis formas en que Nicolás Maduro se mantiene en el poder en Venezuela

Con un índice de aprobación de alrededor del 15%, no podría ganar una elección justa.
The Economist
9 de noviembre de 2021
Traducida y comentada por Lampadia

 

“Yo no veo cómo Nicolás Maduro tiene la capacidad de permanecer por un tiempo prolongado en el gobierno”, dijo Henrique Capriles, un ex candidato presidencial, en 2013. “Está cerca el final para Maduro”, concluyó Ian Bremmer, un politólogo, en 2017. “Los días de Maduro están contados”, prometió Mike Pompeo, entonces secretario de Estado de EEUU, en 2019.

El presidente de Venezuela ha tenido la satisfacción de demostrar que todos estaban equivocados. El comportamiento de Maduro durante las transmisiones en la televisión estatal en estos días es de calma paternal. En octubre llevó a los espectadores a un recorrido por el palacio presidencial para mostrar llamativos adornos navideños. “¡Que lindo!” exclamó, mientras señalaba un ciervo de plástico.

Tal alegría festiva es rara fuera del palacio. Maduro ha originado una de las peores recesiones en la historia del mundo. Bajo su incompetente gestión, la economía de Venezuela se ha contraído en un 75%. Han emigrado unos 6 millones de personas: más de una quinta parte de la población. Si se llevaran a cabo elecciones justas para presidente, es casi inconcebible que gane. Su apoyo en las encuestas de opinión ronda el 15%. Pero Maduro no deja que la gente común le diga qué hacer. En los últimos cinco años, su régimen ha pasado de ser algo autoritario a descaradamente autoritario. Cuando los venezolanos acudan a las urnas para las elecciones municipales del 21 de noviembre, es muy poco probable que la oposición —que, para variar, está participando— llegue muy lejos. Aquí hay seis pasos que Maduro ha dado en el camino hacia la autocracia.

Paso a paso

Más importante aún, ha continuado y extendido la subversión de las instituciones que comenzó bajo su predecesor, Hugo Chávez, quien fue presidente de 1999 a 2013. Después de que el Partido Socialista Unido de Maduro perdiera el control del parlamento en 2015 (en lo que la mayoría de los observadores califica como el último elecciones remotamente justas), se pusieron en marcha varias medidas para evitar que la oposición logre algo. La Corte Suprema estaba repleta de jueces leales. En 2017, el parlamento electo fue disuelto y reemplazado por una asamblea constituyente de simple formalidad. El parlamento se restableció más tarde, con una mayoría socialista, después de una elección injusta. La autoridad electoral que supervisó todos estos cambios está flagrantemente sesgada.

Mientras tanto, el régimen ha reforzado su control sobre los medios de difusión. Los canales privados están dirigidos por personas que simpatizan con el régimen o que han decidido seguir la línea. El gobierno ha cerrado casi todos los periódicos. Los partidos de la oposición están destinados a tener un acceso igualitario a los medios de comunicación antes de las elecciones, como las de noviembre, pero en la práctica están casi completamente excluidos. Un análisis de la cobertura reciente del principal canal de televisión estatal encontró que la oposición no fue mencionada en absoluto en tres de los nueve días examinados. El resto del tiempo se lo denomina sólo breve y despectivamente, como “radical” o “extremo”. Varios sitios web que critican al régimen de Maduro están bloqueados.

Habiendo heredado su trabajo de un militar que fue tanto el autor (en 1992) como el objetivo (en 2002) de intentos de golpe de Estado, Maduro está dispuesto a evitar cualquier desagrado similar. Chávez, mientras era presidente, creó un ejército leal a sí mismo, no a Venezuela. Maduro recibe ayuda de espías cubanos para encontrar y purgar a oficiales potencialmente problemáticos. “Créame, puede ser totalmente despiadado si es necesario”, dice un ex funcionario del gobierno.

Se ha encerrado a decenas de agentes. Al parecer, algunos han sido torturados. El mes pasado murió el general Raúl Baduel en un centro de detención administrado por los servicios de seguridad. Exministro de Defensa, que ayudó a reinstaurar a Chávez como presidente después del complot golpista de 2002, comenzó a estar en desacuerdo con su exjefe en 2007. Durante la mayor parte del resto de su vida fue encarcelado por cargos de corrupción no comprobados, a pesar de las súplicas de su familia por piedad. Su hija dice que fue asesinado. (El gobierno dice que murió de covid-19 ).

Los oficiales que apoyan al régimen tienden a prosperar. Con Maduro, las fuerzas armadas tienen el control informal de la extracción de oro y diamantes, por razones que nadie puede explicar. La industria petrolera de Venezuela no es tan lucrativa como solía ser, gracias a las sanciones y la mala gestión, pero el régimen tiene otras formas de recompensar la lealtad. Una es otorgar permiso a los compinches para construir casas en parques nacionales. Se cree que los oficiales y funcionarios se encuentran entre los propietarios de lujosas mansiones que han surgido en áreas supuestamente prohibidas para la construcción, incluido el archipiélago caribeño de Los Roques y la montaña supuestamente protegida sobre Caracas.

Algunos especularon que cuando Maduro arruinara la economía, provocaría un levantamiento masivo contra su régimen. No lo hizo. Muchos de los venezolanos más enojados y enérgicos huyeron al extranjero y ahora envían a casa dinero en efectivo que ayuda a sus familiares a sobrevivir. Los que se quedaron se han vuelto cada vez más dependientes del estado. Si se rebelaran, temen que eso los deje morir de hambre. En 2016, Maduro introdujo repartos de alimentos bimensuales. Para calificar, los destinatarios deben tener una tarjeta de identidad que los leales al partido a menudo inspeccionan en los días de elecciones. El mensaje es claro: con la lealtad viene la comida.

Quizás el movimiento más sorprendente de Maduro ha sido su aceptación del dólar estadounidense. Habiendo denunciado anteriormente la moneda como una herramienta imperialista, ahora dice “gracias a Dios” que existe. El cambio ocurrió en 2019, durante un corte de energía de seis días que imposibilitó los pagos electrónicos. Eso obligó a la gente a aceptar el dólar, técnicamente en violación de la ley. Desde entonces, el régimen abandonó los controles de precios y un tipo de cambio fijo y, en cambio, adoptó el dólar. A junio, alrededor del 70% de las transacciones se realizaron en dólares. La política ha reducido la inflación anual de un máximo de más de 2,000,000% en 2019 a menos de 2,000%, lo que para los estándares de Maduro es un éxito.

El uso de dólares ha ayudado a simplificar el envío de remesas. También ha hecho que la vida de la gente de clase media sea un poco más tolerable. En todo el país se están reabriendo casinos. En la burbuja relativamente rica del este de Caracas, las tiendas de divisas venden de todo, desde ropa de esquí de diseñador hasta jarabe de arce orgánico. Los cínicos llaman al proceso pax bodegónica, o paz a través de las delicatessen.

A diferencia de, digamos, Arabia Saudita o Afganistán, Venezuela todavía pretende ser una democracia. Al comienzo del período de campaña de 24 días antes de las elecciones de este mes, Maduro imploró a la gente que participara. Votar fue “la mejor demostración de amor por la democracia venezolana”. Pero su régimen también ha demostrado que, cuando corre el riesgo de perder una elección, hará trampas, ignorará los resultados o ambas cosas.

La táctica no solo ha permitido que el régimen sobreviva. También parece haber convencido a muchos venezolanos de que la democracia no funciona. En una encuesta realizada en octubre por la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, solo la mitad de los encuestados dijo que la democracia era su forma de gobierno preferida, una caída de 18 puntos porcentuales desde que Maduro asumió el cargo. Lampadia




Con el Score en Contra

Con el Score en Contra

Jaime Spak
Para Lampadia

Al día siguiente de la dimisión de Bellido, este fue entrevistado en RPP y lo único que hizo fue evadir las preguntas de fondo.

¿Por qué ventilaba todo en público? su negativa respuesta fue producto de una amnesia pasajera sobre sus pronunciamientos sobre la salida de Maraví, el Gas de Camisea y el pedido de renuncia del canciller.

No hay duda que este señor tiene una severa patología psicológica que debe trabajarla, incluso a la fuerza pues una jueza le ha ordenado en el caso de la congresista Chirinos, no se le acerque a menos de 300 metros y se someta a una terapia de manera urgente como parte del veredicto.

Hemos tenido un presidente del Consejo de Ministros durante 69 días, que no solamente no reunía los requisitos, sino con serios trastornos, de allí su misoginia, su desprecio a la gente y sus continuas faltas de respeto a los periodistas (por qué no te lavas los oídos) sic.

Esta persona que elogió a Edith Lagos, que nunca indicó que Sendero Luminoso fue un grupo terrorista, recibía todos los lunes informes de los servicios de inteligencia del Perú.

Se imaginan esa privilegiada información en manos de este sujeto.

Pero lo más triste, fue que confesó que no escogió a los ministros de su gabinete. Es decir, ese funesto 30 de Julio, hubo una repartija de ministros entre Castillo y Cerrón, prácticamente al azar, de allí el pésimo equipo escogido.

No quiero extenderme en seguir refiriéndome a un impresentable.

Muy importante que esto sirva de lección pues la desconfianza persiste.

Lamentablemente no podemos ser tan ilusos de pensar que la presencia de Mirtha Vásquez va a resolver todo, ella es una persona de izquierda conciliadora e inteligente, pero para gobernar el Perú se requiere pragmatismo e ideas progresistas de verdad.

Hay situaciones muy importantes que no podemos dejar de soslayar, y entre ellas la presencia en el nuevo gabinete de ministros cuestionados del anterior gabinete y de los nuevos miembros.

Persisten con el ministro de Defensa, un ex suboficial de la policía que fue dado de baja por serios problemas en la institución.

Dentro de los nuevos ministros, el del interior, un ex policía que tuvo la friolera de 158 sanciones cuando estuvo en la institución al que no pudo llegar más arriba del grado de Mayor, pues no pudo superar los exámenes de rigor y fue dado de baja en la institución.

Luego estudió abogacía y (oh sorpresa) pertenece al estudio de abogados que defienden a Perú Libre, Bermejo y Vladimir Cerrón, que en estos momentos están siendo procesados por la justicia.

Les cabe la menor duda que tendrá información privilegiada sobre Cerrón, los dinámicos del Centro y Perú Libre.

Así no juega Perú señor Castillo.

Un ministro debe ser una persona prístina y sin ningún antecedente negativo. Y siguiendo el mal ejemplo del anterior gabinete, se va a aferrar al puesto y será motivo de otra crisis en ciernes.

La sorpresa y desazón ha generado que haya retirado al ministro de Educación Juan Cadillo, un verdadero maestro que fue galardonado con el premio nacional de cultura en el 2018 y que fue elegido uno de los 10 mejores maestros del mundo.

Lo mas desagradable fue que al profesor Cadillo se le despidió por Wattaspp. Se imaginan el nivel de informalidad, malas costumbres y faltas de respeto a una persona decente.

Se ha reemplazado a este joven profesor innovador, por un veterano maestro jubilado que pertenece al Fenate, sindicato reconocido de manera exprés por el exministro Maraví. No olvidemos que Fenate, viene del Conare y del Movadef, muy ligados al remanente de sendero luminoso.

El Sutep se ha pronunciado en contra de esta designación, estamos ante un nuevo conflicto magisterial.

Aún siguen ocupando puestos muy importantes otras personas seriamente cuestionadas, el presidente de Essalud, y el de Indecopi.

Estos cambios se caen de maduros.

Una excelente decisión de la nueva primera ministra sería cambiar de inmediato a estas personas cuestionadas, para que pueda iniciar su labor sin ese lastre.  

Lo que más nos enardece es que estos señores de Perú Libre, con su ideología arcaica marxista leninista, no se han percatado que estas ideas son cosas del pasado.

El muro de Berlín fue destruido en 1989, y la Unión Soviética se disolvió dos años después.

El comunismo ya no existe

 China es un capitalismo de estado.

Los únicos países que se dicen comunistas o socialistas en el mundo son dictaduras de personas o familias.

Corea del Norte (más de 75 años con tres generaciones de sanguinarios dictadores), Cuba (más de 60 años de los hermanos Castro), Venezuela (más de 20 años) y Nicaragua (la dictadura de la pareja presidencial), todos gobernados por gente que se ha apropiado del país.

¿Estamos esperando que Cerrón y compañía se adueñen del país para engrosar esta triste lista de países?

¿Seguiremos tolerando esta idea equivocada de los miembros del partido de gobierno, que fueron elegidos por su programa político?

Pues no señores, fueron elegidos en su gran mayoría por ser anti-Keiko antes que pro-Castillo.

Qué lástima que ningún gobierno desde Belaunde, Velasco, Alan García, Toledo, Humala, PPK, Vizcarra, haya podido salir airoso de la corrupción y varios miembros de estos, hayan tenido que pasar por el poder judicial, que tampoco es un paraíso de legalidad.

Los peruanos estamos hartos de esta situación, y ahora más que nunca el congreso es quien tiene en sus manos la posible solución.

¿Pero qué nos espera de este congreso, si hay ocho bancadas de oposición que no se ponen de acuerdo, y todos desean ser los líderes?

Incluso la bancada oficialista más numerosa de Perú Libre en menos de tres meses ya se partió en dos.

Si la oposición no hace causa común, sucederá lo mismo que en Venezuela, que por no ponerse de acuerdo no tienen manera de enfrentarse al dictador Maduro.

Pero abran los ojos, nada sucederá si nosotros no hacemos algo para que esto suceda.

El Perú ha crecido en los últimos 25 años y no podemos tirar todo por la borda.

Hay que unirse ahora y no seguir a la expectativa, esperando que las cosas sucedan por sí mismas.

Tenemos la misión de poner el hombro para que sigamos creciendo, es la única forma de vencer a la pobreza.

Sería interesante hacer la siguiente encuesta: ¿qué porcentaje de la población desearía una vacancia?, y estoy seguro que nos llevaríamos una tremenda sorpresa con el resultado.

Y no porque Castillo sea una persona humilde, profesor de un colegio primario de provincias, sino porque no tiene capacidad para gobernar, y eso es muy grave.

Este señor ha sido más sindicalista que profesor, por ello la persistencia de llamarlo “profesor Castillo “. No puede dar una sola entrevista y dejemos de ser ilusos pensando que algún día lo hará. Nunca lo hará y es porque no está capacitado para enfrentarse a ningún entrevistador, después del desastroso resultado de su única entrevista previa a la segunda vuelta.

Castillo no toma decisiones, me da la impresión que se despierta todos los días con un cúmulo de angustias por estar en el lugar equivocado y persiste con este personaje del sombrero que nos produce desagrado para evadir la realidad.

Pero, si en un momento de lucidez decide arreglar las cosas le sugiero realizar estas acciones:

  1. Nombrar a la mejor gente para ocupar los puestos de importancias en el estado y dedicarse a la parte social y ver que se maneje las cosas con honestidad y transparencia.
  2. Desvincularse de Cerrón y compañía.
  3. Olvidarse de la asamblea constituyente.
  4. Preocuparse del crecimiento del país para que pueda ayudar a gente menos favorecida.

Si no hace esto creo que tenemos todo el derecho de unirnos para que este presidente o renuncie o sea vacado.

No estamos para medias tintas, ya estamos con el score en contra, recién ha empezado el partido y esperemos que no acabe en goleada. Lampadia




El ascenso de Joe Biden en EEUU

El ascenso de Joe Biden en EEUU

En pleno desplome de las preferencias electorales de Donald Trump, vale la pena indagar qué implicaría para nuestra región un posible ascenso del demócrata Joe Biden a la presidencia de EEUU, de concretarse su victoria en noviembre de este año.

Al respecto The Economist presenta unas breves reflexiones (ver artículo líneas abajo) y muestra cómo, haciendo un balance en el ámbito económico y de relacionamiento exterior, América Latina tiene más de ganar que perder frente a si Trump permanece en el poder. Ello porque el background de Biden inducen a que su política ayude al re alocamiento de industrias estadounidenses de China hacia esta parte del mundo, además de tener un claro sesgo a favor de la inmigración latinoamericana. Ver en Lampadia: Atraer inversionesCrisis y oportunidades.

Asimismo, ahondaría en explorar nuevas políticas para concretar la salida de Maduro del poder en Venezuela que, como se ha venido demostrando con la administración Trump, han quedado en sólo discurso y poca implementación hasta el momento.

Aunque aún no está todo dicho pues el descubrimiento de una vacuna en EEUU en los próximos meses – así como su rápida distribución – podría ayudar a Trump a remontar su baja aprobación, vale la pena ponerse en todos los escenarios posibles. Veamos el análisis de The Economist. Lampadia

Cómo Joe Biden podría cambiar la política hacia América Latina

Menos confrontación, más cooperación

The Economist
8 de agosto, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

“Por primera vez en la historia, realmente se puede imaginar un hemisferio occidental que sea seguro, democrático y de clase media, desde el norte de Canadá hasta el sur de Chile, y en todas partes”. Así lo dijo Joe Biden en un discurso en la Universidad de Harvard en 2014. Mucho ha cambiado desde entonces, sobre todo la destrucción de vidas y medios de subsistencia provocada por la pandemia. Aun así, si Biden fuera elegido presidente de los EEUU en noviembre, para muchos latinoamericanos ofrecería una visión tranquilizadora y familiar en comparación con el sonido impredecible y la furia de Donald Trump.

Trump ganó en 2016 en parte porque prometió construir un muro para mantener alejados a los inmigrantes latinoamericanos, declarando que México “no era nuestro amigo”. Sin embargo, ha desarrollado relaciones relativamente buenas con los gobiernos más importantes de la región. Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, utilizó el éxito de Trump como modelo para su propia campaña en 2018. Ha alineado estrechamente la política exterior de Brasil, normalmente independiente, con las opiniones de la administración Trump. Andrés Manuel López Obrador, en su único viaje al extranjero en 21 meses como líder de México, el mes pasado fue a Washington y elogió la “amabilidad y respeto” de Trump. Para mantener la frontera abierta al comercio, el gobierno de México ha colaborado cerrándola a los solicitantes de asilo.

Desconfiados de las amenazas de Trump de aranceles y sanciones, muchos gobiernos se han alineado “por necesidad y especialmente por miedo”, dice un funcionario latinoamericano. Los latinoamericanos comunes no están impresionados: el porcentaje que expresa una opinión favorable de EEUU cayó de los altos 60 en 2015 a alrededor de 45 en 2017, según el Pew Research Center.

La política latinoamericana de Trump se ha centrado en un intento fallido (hasta ahora) de derrocar lo que John Bolton, su ex asesor de seguridad nacional, llamó “la troika de la tiranía”: las dictaduras de izquierda en Venezuela, Cuba y Nicaragua. En sus memorias recientes, Bolton culpó al fracaso de la expulsión de Nicolás Maduro en Venezuela, a pesar de las drásticas sanciones, a la falta de constancia de Trump y a la tardanza dentro de la administración. Igual de importante, la administración subestimó la dificultad de apartar al ejército de Maduro. Sus críticos dicen que sus políticas latinoamericanas se basan en la necesidad del presidente de ganar Florida, hogar de grandes diásporas cubanas y venezolanas, en noviembre. “La política doméstica siempre figura en la política hacia América Latina, pero nunca antes en este grado”, dice Michael Shifter de Inter-American Dialogue, un think tank en Washington.

Si ganara Biden, sus prioridades serían la economía estadounidense y el trato con China. Pero América Latina podría no estar al final de su lista de tareas pendientes. Conoce la región mucho mejor que los presidentes recientes. En el segundo mandato de Barack Obama, el vicepresidente Biden asumió la responsabilidad de las Américas. “Le dedicó tiempo, se propuso conocerlo y conversó con mucha gente de la región”, dice el funcionario latinoamericano.

Juan González, quien asesoró a Biden sobre América Latina en ese entonces, enfatiza que la región y el mundo no son como eran en 2016. “Los desafíos son mucho mayores”, dice. Pero cree que hay oportunidades para EEUU en la región, no solo amenazas que manejar. Las empresas estadounidenses que traen cadenas de suministro de China podrían beneficiar a México y América Central [y ¿por qué no Perú?]. Biden ha apoyado durante mucho tiempo la reforma migratoria. Como presidente, es probable que reanude su política anterior en Centroamérica, con un programa de ayuda destinado a combatir la corrupción y disuadir la migración a través del desarrollo económico.

Sobre Venezuela, González dice que las sanciones deberían ser parte de una política más amplia que incluiría la búsqueda de negociaciones para elecciones libres. Una presidencia de Biden volvería a la política de Obama hacia Cuba, que consideraba que el compromiso era más probable que debilitara el régimen comunista que la intensificación de las sanciones de Trump. Presionaría a Bolsonaro por su incapacidad para proteger el Amazonas.

Un problema inmediato se refiere al liderazgo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Rompiendo con un entendimiento de 60 años de que su presidente es latinoamericano, la administración Trump quiere el puesto para Mauricio Claver-Carone, un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional y arquitecto de su política hacia Venezuela. Puede que lo consiga en una reunión de los gobernadores del banco el próximo mes. Una administración de Biden probablemente lo obligaría a optar por una figura menos polarizante. Para hacer eso, Biden debe ganar. Lampadia




Maduro se sostiene

Maduro se sostiene

Los esfuerzos de Guaido, EEUU y el Grupo de Lima, para sacar a Maduro y terminar con el chavismo en Venezuela, van perdiendo fuerza y el régimen de Maduro está en camino de consolidarse.

Así se lee en el artículo de The Economist que compartimos líneas abajo. Una tragedia para los pobres venezolanos, que cada día ven más lejos el fin del chavismo.

Desde el principio de la crisis, en Lampadia dijimos que Maduro no se iría por las buenas. Las fuerzas del narcotráfico, los cubanos y los militares corruptos eran muy sólidas para retirarse por acciones diplomáticas.

Ahora el régimen está haciendo ajustes económicos que bajan la presión de la población y dejan descolocado a Guaidó y sus soportes.

Maduro duradero
Más dólares y menos protestas en Venezuela

Las sanciones han llevado al régimen a retirarse del socialismo, pero de la dictadura.

The Economist
18 de diciembre de 2019
Traducido y glosado por Lampadia

El Humboldt, un hotel de lujo en forma de lápiz con vista a Caracas, ha simbolizado durante mucho tiempo las promesas incumplidas de los gobiernos venezolanos. Construido en 1956, durante la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, ha estado vacío la mayor parte del tiempo. El teleférico a su ubicación en la cima de la montaña se descompone. El régimen actual, una dictadura socialista dirigida por Nicolás Maduro, promete que el Humboldt pronto se relanzará como el primer hotel “siete estrellas” de Venezuela.

El 14 de diciembre organizó una fiesta. Las luces de Navidad centellearon. Un DJ sacó éxitos de reggaeton. Modelos retozaron alrededor de la piscina vacía. Los enchufados (enchufados), enriquecidos por sus conexiones con el régimen, bebieron vodka importado en mesas con vistas panorámicas mientras dos luces láser verdes se proyectaban sobre la capital de un país que sufre la recesión más profunda del mundo. “Caracas se ha convertido en algo así como” El Gran Gatsby “, dijo Karina González, una joven secretaria, mientras miraba el espectáculo de luces. “La decadencia junto con la penuria”.

La fiesta de Humboldt es una señal de cambio. No es un retorno de la prosperidad, que no se extiende más allá de los asistentes a la fiesta y su especie. Tampoco es la democratización exigida por la oposición y por los 60 países que la respaldan. Más bien, apunta a la creciente confianza del régimen de que sobrevivirá a la presión internacional dirigida a derrocarlo, que ha sido liderado por Estados Unidos.

Su política de “máxima presión” sobre el régimen comenzó en enero pasado, después de que Juan Guaidó, el jefe de la legislatura controlada por la oposición, se proclamó presidente interino de Venezuela con el argumento de que Maduro había manipulado su reelección en 2018. Los países latinoamericanos reconocen el reclamo de Guaidó. La administración Trump prohibió las compras de petróleo venezolano por parte de los Estados Unidos, una vez el mayor cliente de Venezuela. Amplió las sanciones a las personas para incluir a casi todos en el círculo íntimo de Maduro.

Las sanciones petroleras han sido porosas. Venezuela ha encontrado clientes no estadounidenses, como Rosneft de Rusia. La producción de PDVSA, la compañía petrolera estatal de Venezuela, está mostrando signos de recuperación después de haber caído tres cuartos desde 2015. Ha firmado un acuerdo con una compañía india para ayudar a impulsarlo aún más y reparar las refinerías. Venezuela obtiene dinero extra de la venta de oro (tanto de minas ilegales como de sus reservas) y narcóticos.

Las sanciones han tenido consecuencias no deseadas. Los funcionarios cuyo viaje está restringido y cuyas cuentas bancarias en el extranjero están congeladas gastan más de su tiempo y dinero en casa, una explicación de la explosión de Humboldt. Más importante aún, las sanciones petroleras fueron un shock suficiente para obligar al gobierno a retirarse del socialismo. Maduro ha levantado casi todos los controles económicos impuestos por primera vez por Hugo Chávez, el líder carismático de la “revolución bolivariana”, quien murió en 2013. Las sanciones “han hecho al gobierno más flexible”, dice Luis Oliveros, economista.

Ha dejado de intentar dictar el tipo de cambio y controlar los precios. Las empresas privadas ahora pueden importar lo que elijan y establecer sus propios precios. Los supermercados en Caracas, casi vacíos durante gran parte de 2017 y 2018, están nuevamente abastecidos de alimentos. No solo los ricos pueden permitírselo. Quizás un tercio de los venezolanos tiene acceso directo a las remesas de familiares que viven en el extranjero. Desde que Maduro asumió el cargo en 2013, al menos 4 millones de personas, el 12% de la población, han abandonado el país. Los venezolanos en el extranjero envían $ 4 mil millones al año, aproximadamente el 3% del PBI, según Econoanalitica, una consultora. Esto complementa la distribución de alimentos del gobierno, desproporcionadamente a sus partidarios, y un programa de ayuda discreto administrado por ONG extranjeras.

Los dólares están dejando de lado el bolívar de Venezuela, la moneda más propensa a la inflación del mundo. Los taxistas y las señoras de la limpieza cotizan los precios en dólares, incluso si aceptan el pago en bolívares. McDonald’s paga a las hamburguesas en Caracas un bono de $ 20 al mes, que es más del triple del salario mínimo de 300,000 bolívares ($ 6). Los precios en los grandes almacenes Traki en el centro de Caracas están en dólares, aunque el signo del dólar en sí no aparece en las etiquetas. Spaghetti (de Egipto) cuesta 50 centavos por un paquete de 400 gramos (14 onzas). Las colas en las cajas sugieren que los compradores comunes pueden permitírselo. El valor de los billetes en dólares en circulación ahora supera el de los bolívares.

La moneda venezolana en sí misma, en la que a la mayoría de la gente todavía se le paga, no se está depreciando tan rápido como antes. El gobierno ha endurecido los requisitos de reserva de los bancos. Según la asamblea nacional, la tasa de inflación anual ha caído de casi un 3% a principios de 2019 a un 13,475% en noviembre, que sigue siendo el más alto del mundo con diferencia.

“Las cosas están un poco mejor que el año pasado”, dice Héctor Márquez, mecánico. Fuera de Caracas, pocos venezolanos estarían de acuerdo. Las personas continúan muriendo innecesariamente en hospitales que carecen de equipos y medicamentos. La ONU estima que 7 millones de venezolanos necesitan urgentemente ayuda humanitaria. Eso ha llevado a la migración interna. Muchas personas huyen de las ciudades provinciales hacia Caracas, donde los atascos regresaron después de desaparecer el año pasado. El Chigüire Bipolar (el Carpincho Bipolar), un sitio web satírico, tiene a Maduro declarando: “La República de Caracas no puede continuar recibiendo refugiados venezolanos”.

La quietud en Caracas es lo que más quiere Maduro. Un venezolano con acceso a dólares tiene menos probabilidades de protestar contra el gobierno, señala Oliveros. Eso complica la tarea de Guaidó, quien ha prometido repetidamente que el régimen de Maduro caerá “pronto”. Su principal esperanza había sido que las fuerzas armadas cambiaran de bando, pero hay pocas señales de eso. El nuevo enfoque de Guaidó es impulsar una reforma de la autoridad electoral, con la que el régimen cuenta para ayudar a manipular las elecciones a su favor.

Su próxima oportunidad será en la elección de la asamblea nacional, que se realizará en diciembre de 2020. El régimen puede celebrarla antes. Si la oposición pierde ese voto, Maduro controlará todas las ramas del gobierno. “Las condiciones para cualquier cambio político en 2020 son cada vez más remotas”, dice John Magdaleno, un consultor con sede en Caracas.

Públicamente, la administración Trump todavía respalda a Guaidó contra el “antiguo” régimen. “No estamos fuera de sanciones”, dijo Elliott Abrams, el hombre clave de Washington para Venezuela, en octubre.

Pero informes recientes de agencias de noticias sugieren que el presidente Donald Trump podría estar buscando nuevas ideas. Una es trabajar con Rusia para presionar a Maduro. Otra es hablar directamente con el régimen. En noviembre, Erik Prince, un ardiente partidario de Trump que fundó Blackwater Security Consulting (ahora llamado Academi), cenó en Caracas con Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela. Eso provocó especulaciones de que los dos gobiernos están estableciendo un canal posterior, que evitaría a Guaidó. Eso no sucedería si el régimen estuviera de salida. Lampadia




El éxodo venezolano

El éxodo venezolano

La crisis humanitaria que pasa nuestro país vecino Venezuela lejos de encontrar término, se prolonga y la inmigración masiva ya empieza a pasar factura a los países de la región, en especial, Colombia. Un reciente artículo escrito por The Economist, que compartimos líneas abajo, precisa los pormenores que los gobiernos ya están enfrentando para lidiar con lo que se ha denominado como “El éxodo más grande de América Latina”. Brookings Institute proyecta que, al 2020, esta afluencia de venezolanos se dispare a 8 millones, una cifra grotesca que debería llamar la atención a la comunidad internacional a incrementar la ayuda externa. A continuación, un gráfico que muestra cómo se estructura esta movilización.

Y es que el problema ya no solo se reduce a la provisión de servicios públicos, que de por sí ya representa un gran porcentaje de los presupuestos gubernamentales, ni el incremento de la informalidad y la caída de los salarios, en un contexto de desaceleración económica de la región; también se ha complicado lidiar con un creciente descontento de la ciudadanía en torno a la delincuencia de una minoría de grupos, que lamentablemente, ha valido el rotundo rechazo de las ciudadanías hacia el inmigrante venezolano promedio.

Lo que es peor, lejos de ser objeto de la agenda prioritaria de las políticas públicas de los gobiernos, esta problemática es usualmente aminorada o pasada a segundo plano, cuando debería ser aprovechada para gatillar el crecimiento potencial de los países, un tema urgente en el Perú, por el capital humano calificado que estaría predominando entre la mayoría de venezolanos, varios de los cuales, cuentan con educación superior universitaria o técnica.

A estas alturas, es certero que la dictadura chavista de Nicolás Maduro no afrontará una salida pacífica, dentro de los cauces constitucionales. Como hemos reflexionado en anteriores oportunidades, la clave estaría en inducir un colapso en las cuentas fiscales del nefasto dictador desde sus principales fuentes de financiamiento; entre las que destaca Cuba. Ello conllevaría a forzar su salida lo más pronto posible y sin violencia alguna.

En lo que respecta al Perú, es imperativo que el gobierno sostenga su posición en contra de la dictadura de Maduro y siga reconociendo a Juan Guaidó como verdadero presidente interino de Venezuela.  En lo relacionado a la inmigración, urge tomar medidas en el plano laboral, en particular, una urgente reforma laboral que pueda flexibilizar y facilitar los procesos de contratación y despido, de manera que se pueda enfrentar satisfactoriamente este gran éxodo venezolano y no se incremente la informalidad laboral, que de por sí ya es alta en nuestro país para su actual nivel de desarrollo. Ello incluye por supuesto también medidas en el plano de la educación superior, como validaciones de certificados estudiantiles, de manera que las habilidades de esta población pueda ser mejor aprovechada por empresarios formales. Nuestros vecinos venezolanos merecen todo el apoyo que se les pueda dar. Lampadia

Cae la oscuridad
Millones de refugiados de Venezuela están agotando la hospitalidad de los vecinos

Continúa el éxodo más grande de América Latina

The Economist
14 de setiembre, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Bogotá, Lima, Puerto de España, Quito, Santiago y Sao Paulo. Katalina, una estudiante de enfermería de 20 años de Barquisimeto en el noroeste de Venezuela, huyó el año pasado cuando las condiciones de vida se volvieron intolerables. Pasó 11 meses en Perú, pero sus anfitriones fueron hostiles hacia los migrantes venezolanos, especialmente las mujeres, y encontró poco trabajo. Entonces, en junio, se mudó a Chile, llegando justo cuando su gobierno endureció las reglas para los venezolanos que ingresan al país y comenzó a expulsar a aquellos sin los documentos adecuados. Se escabulló a través de la frontera por la noche, temiendo que pisaría una mina terrestre plantada por Chile en el desierto en la década de 1970. Ahora se está quedando con un amigo en Santiago, la capital de Chile, esperando el permiso para quedarse. “Todo lo que quiero es que mi situación se regularice”, dice ella.

Las barreras no impedirán que los venezolanos huyan del caos y la represión en casa. El éxodo podría superar los 8 millones, una cuarta parte de la población, para fines de 2020, a menos que la democracia y la estabilidad regresen, predice la Institución Brookings en Washington. Incluso entonces, no todos volverán; los que lo hagan les tomará tiempo. “Estamos analizando un conjunto complejo de necesidades para los próximos dos años, incluso si hoy existe una solución política”, dice Eduardo Stein, representante de los migrantes venezolanos de la agencia de refugiados de la ONU y la Organización Internacional para las Migraciones.

Hasta ahora, el mayor desplazamiento de personas en la historia de América Latina ha ocurrido sin mucho alboroto internacional. En parte, esto se debe a que ha tenido lugar principalmente por tierra, sin ser provocado por la guerra o los desastres naturales. Cuatro quintos de los migrantes se han quedado dentro de la región. La buena gracia con la que la mayoría de los países vecinos los han recibido hasta ahora ha permitido que otros ignoren la crisis. Los donantes externos han dado solo US$ 100 por cada migrante venezolano, en comparación con US$ 5,000 por cada uno de los 5.6 millones de refugiados de Siria.

Pero a medida que la crisis de Venezuela se prolonga, los países de destino están retirando su cálida bienvenida inicial. Los refugiados recientes son más pobres que los de las oleadas anteriores. Están llegando a países donde el crecimiento económico es lento, los buenos empleos son escasos y los presupuestos para la salud y la educación se estiran. Las primeras promesas de cooperar en el tratamiento del flujo de migrantes se están incumpliendo. Los portazos se suman al número de inmigrantes ilegales, que son vulnerables a la explotación por parte de los empleadores y al reclutamiento por parte de grupos criminales.

Aumenta la carga sobre Colombia, que sigue siendo el más abierto de los países de destino. Esto se debe en parte a que no puede vigilar su frontera de 2,200 km (1,400 millas) con Venezuela. La afluencia se suma al desorden en una frontera ya plagada por grupos guerrilleros respaldados por Venezuela. Ahora Colombia debe hacer frente a una acumulación en su frontera sur de refugiados que esperaban ingresar a Perú y Ecuador. Aunque es probable que los venezolanos impulsen el crecimiento económico en sus nuevos países, pocos gobiernos aprecian la oportunidad.

Más visibles son aquellos que aparecen en las esquinas para vender dulces o mendigar. Los trabajadores no calificados aumentan la fuerza laboral informal, en países donde una gran proporción de los empleos son informales. Muchas mujeres en Trinidad encuentran trabajo en bares y clubes, a veces una puerta de entrada a la prostitución. En Boa Vista, la capital de Roraima, la población de 400,000 ahora incluye más de 50,000 venezolanos. “Perdimos el control de la ciudad”, dice su alcalde, Teresa Surita. La falta de vivienda en las ciudades de la frontera de Colombia con Venezuela se ha disparado.

Aunque están dejando entrar menos venezolanos, los gobiernos están tratando de proporcionar servicios a los que ya han llegado. Eso es una lucha. Los hospitales en Roraima tienen escasez de personal, en parte porque Cuba retiró a sus médicos ante la hostilidad del presidente derechista del país, Jair Bolsonaro. El gobierno de Colombia estima que el costo de brindar atención médica, educación y otros servicios a los venezolanos será del 0.5% del PBI este año, aproximadamente una quinta parte de su déficit presupuestario esperado. Ecuador, cuyo gobierno altamente endeudado ha tenido que acudir al FMI en busca de ayuda financiera, gastará US$ 170 millones al año en salud y educación para los titulares de una “visa humanitaria excepcional” y los venezolanos que llegaron antes de que entrara en vigencia la regla de la visa.

“La gente solía sentir lástima por [los venezolanos], pero ahora hay miedo al crimen”, dice Amparo Goyes, un residente de Tumbaco, un suburbio de Quito, la capital de Ecuador. En enero, el apuñalamiento de una mujer ecuatoriana embarazada por parte de su ex novio venezolano desencadenó ataques contra migrantes en la ciudad norteña de Ibarra y contribuyó a la decisión de endurecer los requisitos de entrada. Una encuesta realizada por el gobierno peruano encontró que el 86% de los peruanos esperan ser víctimas de un crimen el próximo año.

Tales tensiones son actitudes endurecedoras. Una encuesta de Gallup publicada en junio mostró que el apoyo entre los colombianos para aceptar refugiados cayó por debajo del 50% por primera vez. La “imagen negativa” de los venezolanos aumentó al 67%, su nivel más alto. Una encuesta de los chilenos por Cadem, una encuestadora, publicada en julio encontró que el 73% aprobó la represión del gobierno y el 83% respaldó las restricciones a la inmigración. En Trinidad, los políticos opositores han pedido controles más estrictos sobre los venezolanos.

Colombia no tiene esa opción. Ha sido un ejemplo, emitiendo permisos que permiten que 700,000 venezolanos trabajen y reciban servicios públicos durante al menos dos años. Planea emitir un permiso para los migrantes sin los documentos correctos, permitiéndoles quedarse si encuentran un empleador. En marzo, la mayoría de los partidos con miembros en el Congreso firmaron un pacto prometiendo no provocar resentimiento contra los venezolanos en las campañas para las elecciones regionales que se realizarán el próximo mes.

Pero las nuevas barreras de sus vecinos están poniendo nerviosa a Colombia. Un alto funcionario dice que la cooperación entre los países de destino comenzó bien, pero en los últimos cuatro meses ha retrocedido. Recientemente, Colombia pidió a sus vecinos que abrieran un “corredor humanitario de frontera a frontera”. Ecuador acordó dejar pasar a los inmigrantes con visas para otros países. La ONU ha instado a todos los países de la región a que den a los venezolanos los derechos de los refugiados, bajo la presunción de que quedarse en casa los pone en riesgo.

Lo único en lo que todos los países receptores están de acuerdo es que necesitan más ayuda externa. La ONU ha recaudado menos de un tercio de los US$ 738 millones que buscó en 2018, principalmente de los EEUU. En la Asamblea General de las Naciones Unidas este mes, el presidente de Colombia, Iván Duque, encabezará un llamamiento regional para obtener más información. “Desafortunadamente, el mundo no ha visto esto como una crisis global”, dice David Smolansky, un alcalde venezolano exiliado que dirige el grupo de trabajo de migrantes de la Organización de Estados Americanos. Para que América Latina continúe haciendo frente tan bien como lo ha hecho, eso debe cambiar. Lampadia




Los tentáculos judiciales del socialismo del siglo XXI

Los tentáculos judiciales del socialismo del siglo XXI

Entrevista al jurista venezolano Allan Brewer Carias, realizada en Buenos Aires, durante el XIV Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional[1], por Fausto Salinas Lovón para Lampadia y Democracia y Poder (programa radial de Radio Universal – Cusco).

FSL: Estamos en Buenos Aires con el doctor Allan Brewer Carias, constitucionalista muy reconocido de Venezuela, que hace más de 15 años vive asilado en Nueva York, una de las tantas víctimas de la dictadura chavista.

Doctor Brewer, usted llevó su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sin embargo, allí no tuvo el resultado esperado y lamentablemente hubo también un protagonismo peruano en esa decisión.

ABC: Si. El caso Brewer Carias contra Venezuela, resuelto en el 2014, lamentablemente tuvo influencia de Venezuela. El canciller de Venezuela de entonces denunció la Convención Americana de Derechos Humanos (Maduro en ese momento), es decir que Venezuela salió de la Convención Americana y del ala protectora de la Corte Interamericana, pero había unos casos pendientes y el señor Maduro con toda insolencia en su carta de denuncia de la Convención se refirió expresamente a casos pendientes, tratando de presionar a la Corte. Denunció el caso Brewer Carias que estaba pendiente diciendo que en este caso la Comisión había actuado favorablemente a Brewer Carias porque se había admitido la denuncia (decía el canciller, actual usurpador de la presidencia), que no se habían agotado los recursos internos.

FSL: Es decir, ¿le exigían a usted que vaya previamente a un canal interno en medio de un gobierno autoritario?

ABC: Eso es un absurdo porque la propia Comisión Interamericana ha dicho desde su primera sentencia que cuando en un país no hay Poder Judicial confiable no se puede exigir que se agoten recursos internos.

FSL: Pero, ¿cómo en otros casos daban la medida cautelar, actuaban de manera preventiva y en este caso le dicen -vaya a las mazmorras del Sebin y luego viene a reclamar?

ABC: Por eso en este caso la Corte ignoró su propia sentencia, ignoró que sí había agotado efectivamente el único recurso disponible que era un amparo y decidió no entrar a conocer y no entrar a decidir que en Venezuela no había Poder Judicial, que era lo que se denunciaba, que no había garantía judicial. ¿Y quién decide esto? Una mayoría de jueces que lamentablemente en ese momento estaban condicionados e influenciados por Venezuela, que había votado por su elección y que por esa vía presionaban. Jueces nacionales de Brasil, de Uruguay, de Colombia que en ese momento consideraban a Chávez como su nuevo mejor amigo y el juez nacional de Perú Diego García Sayán que como juez se puso de candidato a la Secretaría General de la OEA, sin retirarse de su condición de juez, lo que aceptó incorrectamente el Presidente de la Corte que era el juez de Colombia y García Sayán empezó a hacer campaña para buscar los votos de algún Estado que supuestamente el como juez estaba juzgando y por tanto esa justicia no era confiable, y en efecto terminaron  declarando archivado el expediente y no conociendo de las denuncias fundamentadas. Todo eso, en mi criterio, fue producto de una gran corporación de corrupción que montó Venezuela con la factura petrolera, influyendo en la OEA y presionando a la OEA, hasta el punto que el propio ex canciller del Perú, (Gonzales) Posada, en un momento determinado, denuncie que la OEA era un organismo controlado por el chavismo, contralado por la factura petrolera, el cual hacía presión indebida sobre los estados controlando los puntos de la Asamblea en contra de muchos principios democráticos.

FSL: Es decir, usted ha sido dos veces víctima, víctima de la dictadura y luego de la propia Corte y del sistema que no acogía su caso.

ABC: Que se sometió a la presión de la dictadura, ese fue el problema. El canciller denuncia la Convención y cita con fundamento para su denuncia el caso Brewer-Carías y les dice a los jueces: “Ese caso es muy importante para Venezuela”, el caso que más molestaba a Chávez que era el caso Brewer-Carias. Por tanto, no entró a conocer y simplemente abandonando su jurisprudencia, me quitó el derecho al acceso a la justicia internacional.

FSL: Usted podría retroceder un poquito más allá. Porque la destrucción de Venezuela no ha sido automática ni ha sido producto de un minuto, entonces ¿no cree que hay muchos cómplices a lo largo de esto, que han ido tolerando este desmontaje institucional primero de ciertos poderes del Estado, luego de la actividad productiva privada y que finalmente ha decantado ya en lo que hoy tenemos, que es un Estado casi fallido? ¿a lo largo de 20 años esto tiene cómplices?

ABC: Tiene todos los cómplices que han estado en el Gobierno y que han apoyado este Gobierno desde el año 99. El mismo día en que se editó la Constitución se comenzó a violar por el Estado Venezolano. El Estado Venezolano comenzó a desmantelar todas las instituciones del Estado, empezó a controlar el Poder Judicial, empezó a destrozar toda la institucionalidad democrática y es todo un proceso de 20 años. Ahí la complicidad ha sido total por parte de los países que han arropado al Chavismo durante todo este tiempo en América Latina e internamente todas las instituciones que se sometieron y se plegaron a esa conducción autoritaria, que simplemente acabó con todo, porque afortunadamente en otros países todavía hay Poder Judicial, todavía hay Ministerio Público autónomo. Por eso es que el caso de Odebrecht todavía sale porque el Brasil a pesar de todos los problemas de corrupción hubo un Ministerio Público que intentó acciones. El mismo caso del Perú hubo un Poder Judicial que en definitiva tomó decisiones y se pudieron saber. En Venezuela eso no existe, hoy es el país que más obras inconclusas de Odebrecht que están sembradas en el territorio nacional, el cementerio más grande de hierro y de concreto de obras inconclusas y nadie habla de Odebrecht. Es como si nunca hubiera pasado por Venezuela.

FSL: Esto me lleva al tema que fue materia de su conferencia hoy día en el XIV Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, que es el tema de la corrupción. Lula Da Silva viajaba de la mano de un conjunto de empresarios brasileños a visitar a todos los países del ALBA. Él encarnaba el engranaje político de los dictados del Foro de Sao Paulo, pero la labor económica la desarrollaban un conjunto de empresas brasileñas para las cuales América Latina se había convertido en su coto de caza privado. La asociación entonces que hace López Obrador entre neoliberalismo y corrupción, ¿va en contra de lo que la historia y la evidencia latinoamericana nos dice? Es decir, ¿más bien arropados en el Foro de Sao Paulo desde Brasil, desde Venezuela, se ha generado la más grande corrupción de la historia y esto no puede ser atribuido al neoliberalismo?

ABC: Por supuesto me parece absolutamente errada la preposición que hace López Obrador, vinculando corrupción con neoliberalismo. Pensé al inicio como un tema campaña electoral el año pasado, pero ahora lo corroboró cuando se refirió al lamentable fallecimiento de Alan García y vinculó de nuevo corrupción con neoliberalismo. Creo que López Obrador está absolutamente errado porque justamente lo que hemos evidenciado en América Latina es que es lo contrario. La corrupción ha sido producto del desmantelamiento de la democracia, hecho precisamente por gobiernos que han controlado la economía, que se han apoderado de la economía, que han destruido la economía privada; es decir, la antítesis del liberalismo ha sido la fuente más importante de corrupción en el continente.

FSL: Para concluir, ¿cuál sería su mensaje a aquellos países y aquellas sociedades que a veces ven con cierta afinidad y afecto a las medidas populistas de cuestionar el parlamento, de modificar las reglas sobre la inmunidad parlamentaria (cosa que se está discutiendo en el Perú), que antes de hacer caso a la tradición constitucional, a la historia del constitucionalismo, le hacen caso al termómetro de las encuestas o a la temperatura de las redes sociales Ustedes ya fueron víctimas de eso, ¿cuál sería su consejo respecto a la preservación de las instituciones en nuestros países?

ABC: El consejo fundamental va dirigido a las dirigencias políticas. Que aprendan que, si no conservan sus instituciones democráticas, si no velan por la autonomía del Poder Judicial, si no velan por que haya un Congreso que realmente controle, si no velan porque haya un Ministerio Público que actúe, si no velan porque haya jueces independientes, todo se desmorona. De manera que por más oferta populista que pueda haber, lo más importante ante todo es que los dirigentes sean los que velen por preservar de sus instituciones políticas. Cuiden sus constituciones, cuiden su Poder Judicial, cuiden la autonomía de sus jueces. No pretendan que, por vía del populismo, el control que se haga sobre el Poder Judicial va beneficiar a nadie, todo lo contrario. Perjudica y destroza la democracia y con eso destroza los derechos. ¿Qué pasa cuando se destroza la institucionalidad democrática? Desaparece la posibilidad de tener derechos y garantías a derechos, es decir, se afecta directamente al ciudadano por más que haya cantos de sirena que le ofrecen cosas que en definitiva no van a tener y van a perder todo.

FSL: Muchas gracias doctor Brewer Carias

Lampadia

[1] La Asociación Argentina de Derecho Constitucional hizo público en el acto de inauguración de este certamen un documento de respaldo y solidaridad de los constitucionalistas en favor del jurista Allan Brewer Carias perseguido por la dictadura venezolana.




MMT: Insisten con desastres monetarios

MMT: Insisten con desastres monetarios

Como escribimos en Lampadia: Se proponen nuevos disparates monetarios, en los últimos meses diversos portavoces del partido demócrata en EEUU han venido difundiendo – entre los círculos políticos y académicos del país americano – un enfoque de política monetaria denominado Modern Monetary Theory (Teoría Monetaria Moderna) – MMT, que, vale la pena enfatizar, de moderno no tiene nada.

Así, indicamos que la esencia de tal peligroso enfoque, basado en utilizar la emisión primaria de la banca central para financiar los déficits en los que pudiese incurrir el gobierno para el gasto social, había sido implementada por el régimen populista peruano de Alan García en la década de los 80, trayendo consecuencias económicas y sociales nefastas para nuestro país, entre ellas, una hiperinflación galopante.

 

No es por gusto que nuestra salida a tal hecatombe económica de aquellos años pasó necesariamente por asignarle total independencia a nuestro banco central – quitándole su rol de banco de los gobiernos de turno -, una medida que a la fecha nos ha permitido mantener la inflación más baja de América Latina en los últimos 18 años (ver Lampadia: Los sólidos fundamentos macroeconómicos).

Fuente: BCRP

En esta ocasión y en línea con profundizar nuestras críticas en torno a la MMT, compartimos un reciente artículo escrito (ver artículo líneas abajo) por el reconocido economista chileno, Sebastián Edwards – profesor de Economía Internacional en la Anderson Graduate School of Management de la UCLA – y publicado en la revista Project Syndicate, en el que se suma a los esfuerzos por desenmascarar esta “moderna” teoría a la luz de su puesta en práctica en varios regímenes en América Latina, con los consecuentes colapsos en sus economías. Como se podrá constatar, Venezuela y Argentina son los casos actuales más ilustrativo al respecto.

No volvamos a tropezar con la misma piedra. Y menos con políticas económicas trasnochadas a sabiendas de las consecuencias negativas que pueden golpear con mayor fuerza a quienes más se quiere beneficiar en un principio, los pobres. Lampadia

Desastres monetarios modernos

 

Sebastián Edwards
Project Syndicate
16 de mayo, 2019 
Traducido y glosado por Lampadia

La Teoría Monetaria Moderna (en adelante, MMT), un enfoque aparentemente nuevo de la política económica, se ha convertido en un tema candente, que cuenta con el apoyo de los principales progresistas de EEUU, como el candidato presidencial Bernie Sanders y la representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez. Pero los entusiastas de la MMT deben prestar atención a las lecciones aprendidas en América Latina, donde las políticas basadas en ideas similares terminan inevitablemente en una catástrofe económica.

Según los partidarios de la MMT, la Reserva Federal de EEUU debe imprimir grandes cantidades de dinero para financiar proyectos de infraestructura pública masivas, junto con un programa de “garantía de empleo”, dirigido a lograr el pleno empleo. Un aumento importante de la deuda del sector público, los partidarios de la MMT afirman, no representa un peligro para un país que puede pedir prestado en su propia moneda, como es el caso de EEUU.

Esta visión poco convencional ha sido criticada por keynesianos y monetaristas por igual. Muchos economistas académicos respetados, entre ellos Paul Krugman, Kenneth Rogoff y Larry Summers, dicen que la MMT tiene poco sentido.

En respuesta, los partidarios de la MMT argumentan que los críticos de la teoría no entienden completamente cómo funciona una economía monetaria moderna. Según los defensores de la MMT influyentes como Stephanie Kelton, los gobiernos en países con su propia moneda nacional, como los EEUU, no enfrentan restricciones presupuestarias difíciles porque simplemente pueden imprimir más dinero para financiar gastos más altos.

La evaluación de los méritos de la MMT es difícil, por dos razones. Para empezar, sus partidarios no han proporcionado una descripción detallada y unificada de cómo debe funcionar el modelo. Como Krugman escribió recientemente, los partidarios de la MMT “tienden a ser poco claros sobre cuáles son exactamente sus diferencias con los puntos de vista convencionales, y también tienen la fuerte costumbre de descartar cualquier intento de dar sentido a lo que están diciendo”. Además, los partidarios de la MMT no han ofrecido ninguna idea de cómo podría funcionar la política en la práctica, especialmente a mediano y largo plazo.

Sin embargo, el enfoque no es sin precedentes. La MMT, o alguna versión de esta, se ha probado en varios países latinoamericanos, incluidos Chile, Argentina, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Perú y Venezuela. Todos tenían su propia moneda en ese momento. Además, sus gobiernos, los cuales eran en su mayoría populistas, se basaron en argumentos similares a los utilizados por los partidarios de la MMT de hoy para justificar enormes aumentos en el gasto público financiado por el banco central. Y todos estos experimentos llevaron a una inflación descontrolada, enormes devaluaciones de la moneda y precipitaciones decrecientes en los salarios reales.

Cuatro episodios en particular son instructivos:

  • Chile bajo el régimen socialista del presidente Salvador Allende desde 1970 hasta 1973
  • Perú durante la primera administración del presidente Alan García (1985-1990)
  • Argentina bajo los presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner desde 2003 hasta 2015
  • Venezuela desde 1999 bajo los presidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

En los cuatro casos, surgió un patrón similar. Después de que las autoridades crearon dinero para financiar déficits fiscales gigantescos, inmediatamente se produjo un auge económico. Los salarios aumentaron (ayudados por aumentos sustanciales del salario mínimo) y el desempleo disminuyó. Pronto, sin embargo, aparecieron cuellos de botella y los precios se dispararon, en algunos casos a tasas hiperinflacionarias. La inflación alcanzó el 500% en Chile en 1973, aproximadamente el 7,000% en Perú en 1990, y se espera que este año llegue a casi 10,000,000 % en Venezuela. Mientras tanto, en Argentina, la inflación fue más moderada pero aún muy alta, con un promedio del 40% en 2015.

Las autoridades respondieron imponiendo controles de precios y salarios y políticas proteccionistas rígidas. Pero los controles no funcionaron, y la producción y el empleo eventualmente colapsaron. Peor aún, en tres de estos cuatro países, los salarios ajustados por inflación se redujeron drásticamente durante el experimento tipo MMT. En los períodos en cuestión, los salarios reales disminuyeron un 39% en Chile, un 41% en Perú y más de un 50% en Venezuela, perjudicando a los pobres y la clase media.

En cada caso, el banco central estaba controlado por políticos, con resultados predecibles. En Chile, la oferta de dinero creció un 360% solo en 1973, lo que ayudó a financiar un déficit presupuestario equivalente a un sorprendente 24% del PBI. En Perú, en 1989, el crecimiento del dinero fue de 7,000% y el déficit fiscal superó el 10% del PBI. En Argentina, en 2015, el déficit fue del 6% del PBI, con una tasa anual de creación de dinero que supera el 40%. Y Venezuela actualmente tiene un déficit del 32% del PBI, y se estima que la oferta monetaria crecerá a una tasa anual de más de 1,000%.

A medida que aumentaba la inflación en estos países, las personas reducían considerablemente sus tenencias de dinero nacional. Pero como los gobiernos exigían que los impuestos se pagaran en moneda local, no desapareció por completo. En cambio, la velocidad a la que el dinero cambió de manos, lo que los economistas llaman “velocidad de circulación”, aumentó dramáticamente. Nadie quería tener un papel moneda que perdiera el 20% o más de su valor cada mes.

Cuando la demanda de dinero se derrumba, los efectos del crecimiento del dinero sobre la inflación se amplifican y se crea un círculo vicioso. Una consecuencia seria es que la moneda se deprecia rápidamente en los mercados internacionales. Los partidarios de MMT ignoran convenientemente el simple hecho de que la demanda de dinero local disminuye drásticamente cuando su valor cae. Sin embargo, esta es quizás una de las debilidades más grandes de la teoría, y una que hace que sea extremadamente arriesgado que cualquier país la implemente.

La experiencia de América Latina debe servir como una clara advertencia para los entusiastas de la MMT de hoy. En una variedad de países, y en momentos muy diferentes, las expansiones fiscales que se financiaron imprimiendo dinero resultaron en una pérdida incontrolable de la estabilidad económica. Las ideas de política económica son a menudo tan peligrosas en la práctica como defectuosas en la teoría. La MMT puede ser un buen ejemplo. Lampadia

Sebastián Edwards es profesor de Economía Internacional en la Anderson Graduate School of Management de la UCLA. Su último libro es American Default: The Untold Story of FDR, the Supreme Court and the Battle over Gold.




¿Cómo parar el régimen de Maduro?

La satrapía del chavismo no parece tener fin. Por las buenas no se irán los cubanos, ni los narcotraficantes, ni los militares corruptos del régimen.

Por la fuerza las cosas son tanto más difíciles y peligrosas.

Hoy parece que la situación está en un ‘stand-off’, paralizada, sin visos de solución. Nada le importa al régimen. Las muertes de niños y ancianos no le importan, la gran crisis humanitaria es ninguneada y desconocida. La situación no da para más, pero, sin embargo, no parece haber salida.

Tom Rogan, del Washington Examiner, tiene una propuesta singular que puede ser muy efectiva, ver líneas abajo.

La idea es cortar mediante un bloqueo naval, el abastecimiento de petróleo a Cuba. Esto desquiciaría su economía y permitiría una negociación por la cual se les lleve, a los cubanos, a dejar Venezuela, con la oferta de luego, sin ellos en Venezuela y sin Maduro, reponer el abastecimiento.

A su vez, Maduro, sin el apoyo cubano en Venezuela, no podría evitar el colapso del apoyo militar interno.

Una ingeniosa solución, pacífica y efectiva, que tal vez permita romper la desesperación de millones de venezolanos. Hacemos nuestra la propuesta de Rogan.

Poner fin al régimen de Maduro mediante el bloqueo de sus suministros de petróleo a Cuba

Washington Examiner
Tom Rogan
 27 de febrero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

A falta de una operación en tierra, ¿cómo puede Estados Unidos expulsar del poder en Venezuela, a Nicolás Maduro?

La respuesta es eliminar su control de recursos sobre las palancas de la coerción estatal. Porque si Maduro no puede comandar las fuerzas de seguridad, tendrá que huir de Venezuela o enfrentar una caída violenta. Por esa razón, el próximo paso de Estados Unidos contra Maduro debería ser cortar sus suministros de petróleo a Cuba.

Como informó el Wall Street Journal el martes, Cuba recibe alrededor de 40,000 barriles de petróleo venezolano cada día. Esto, dice el diario, representa el 28 por ciento de las necesidades petroleras de Cuba. Y el análisis del gobierno de los Estados Unidos también sugiere que Cuba depende en gran medida del petróleo para sus necesidades de electricidad en general. Si estas exportaciones se ven limitadas incluso en un grado medio, la economía de Cuba se enfrentará a la ruina. Su gobierno comunista gobernante enfrentaría a su vez una gran presión para abandonar a Maduro.

Las consecuencias para Maduro serían muy serias. Después de todo, el servicio de inteligencia de Cuba y su ejército le permiten a Maduro disuadir a su fuerza de seguridad de desertar al presidente interino, Juan Guaido. Pero si los cubanos no obtienen su petróleo y sienten que no lo harán a menos que empaquen y se vayan de Venezuela, no tendrán otra opción. En ese momento, las deserciones de las fuerzas de seguridad venezolanas serán más fáciles. El fin del apoyo cubano socavaría inmediatamente la credibilidad de Maduro como sobreviviente.

Ni Cuba ni Venezuela tienen los medios para disputar a la Marina de los Estados Unidos en el Caribe. Y la 4ª Flota de los Estados Unidos ya tiene activos importantes cerca de su área de control. Considerando que más de 650 millas de agua separan a Cuba de Venezuela, un embargo de la Marina de los EEUU se podría lograr con una pequeña flotilla de tres a cuatro destructores de EEUU que operan aproximadamente a medio camino entre las dos naciones. Por otra parte, la carga militar de los EEUU hace probable que una vez que se regresen los primeros petroleros, las ramificaciones políticas tengan repercusiones inmediatas en La Habana y Caracas. Los oficiales superiores reconocerían las mareas cambiantes de las fortunas de Maduro y buscarían la rehabilitación bajo la administración de Guaido.

¿Sería esta acción legal? Sí. El presidente Trump tiene una amplia libertad constitucional para desplegar el ejército de los Estados Unidos en las operaciones de interdicción marítima. Guaido probablemente también autorizaría tal acción si los Estados Unidos le pidieran permiso. ¿Sería moral? También, sí. La gente de Venezuela está muriendo de hambre y muriendo de enfermedades fácilmente tratables porque Maduro sigue en el poder. Y el gobierno legítimo de Guaido ha sido bloqueado del poder. Lampadia




Dándole la estocada final a la crisis venezolana

La crisis humanitaria, económica, social y política de Venezuela parece no tener fin. Según los últimos datos proyectados del FMI al cierre del presente año, el déficit fiscal en este país superaría el 7% del PBI y la deuda pública ascendería a casi el 70%. Esta política de mayor gasto público, financiada en gran parte por un banco central capturado por la dictadura de Maduro, más allá de reactivar la economía – Venezuela fue la única economía de América Latina y el Caribe que no creció en el 2017, caída que ascendió al 14% – ha generado una hiperinflación, que el FMI estima que cerrará este año en un 1’000,000%. 

Este aumento generalizado y desenfrenado de precios que parece de nunca acabar ha destruido los salarios reales de los venezolanos que, según un reciente artículo escrito por Ricardo Haussman, profesor de economía de la Universidad de Harvard, a duras penas les permite comprar 2 huevos al día.

Sin embargo, aún cuando la solución del problema económico de Venezuela se encuentre en cualquier libro de texto de macroeconomía básico de primeros ciclos de un estudiante universitario de economía, estos no son sus únicos problemas.

Como indica Haussman, existen también graves problemas de salud y de delincuencia que afectan a la población venezolana como por ejemplo, un aumento notable de enfermedades, como la malaria y la anemia, así como una mayor presencia de organizaciones delictivas, como las FARC y el ELN de Colombia, que han hecho de gran parte del territorio venezolano, su hogar.

Como bien señala uno de los fundadores de la escuela de economía de la Universidad de Chicago y también Premio Nobel de Economía, Milton Friedman, si deseas saber cómo se siente la gente ordinaria con respecto a la condición de vida de su país, debes mirar cómo votan con los “pies”. Y en el caso de Venezuela, lo que se ha observado es la mayor inmigración que ha podido presenciar Las Américas, con magnitudes semejantes a las de Siria. En este sentido, ¿Es posible darle fin a esta crisis que tanto aqueja a nuestros hermanos venezolanos y que los obliga a buscar mejores oportunidades en la región?

Ciertamente es posible, pero como sugiere Haussman, requiere de una coordinación entre la comunidad internacional y las fuerzas democráticas venezolanas. Es necesario que el 10 de enero, la Asamblea Nacional, que fue elegida y respaldada en el 2015 por más del 60% de la población, designe a un nuevo gobierno y a un nuevo mando militar, que permitan retornar a la democracia, aún cuando esto implique una falta a la constitución vigente.

Asimismo, para un correcto proceder en este proceso, es fundamental que las fuerzas armadas respeten las decisiones de la Asamblea, con el objetivo de asegurar que no se vulneraran los derechos humanos de ningún ciudadano venezolano que apoye la reforma.

Con respecto al apoyo internacional, este ya está dado pues los resultados de las elecciones que tuvieron lugar en mayo del presente año no fueron avalados ni por los países más importantes de América Latina ni por Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Japón, entre muchos otros. En ese sentido, el apoyo está más que garantizado si es que se toma esta  dura decisión.

Urge ponerla en práctica a la brevedad, de ser posible, el 10 de enero del 2019, día en el que empieza el nuevo mandato, no reconocido interna y externamente, de Maduro. ¡Nuestros hermanos venezolanos lo piden a gritos! Lampadia

Cómo poner fin a la pesadilla de Venezuela

3 de diciembre, 2018
RICARDO HAUSMANN
Traducción de Ana María Velasco

Ricardo Hausmann, ex ministro de planificación de Venezuela y ex economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, es director del Centro para el Desarrollo Internacional (CID) en la Universidad de Harvard y profesor de economía en la Kennedy School of Government de Harvard.

CAMBRIDGE – Desear que un problema desaparezca, rara vez es una estrategia efectiva. Mientras la comunidad internacional ha estado enfocando su atención en otros asuntos, la catástrofe venezolana se ha profundizado. Y de continuar las tendencias actuales, ella solo puede empeorar.

Con un día de trabajo al salario promedio, ahora se compran 1.7 huevos o un kilo de yuca, la caloría más barata disponible. Un kilo de queso local cuesta 18 días de trabajo al salario promedio, y un kilo de carne cuesta casi un mes, dependiendo del corte. Los precios se han estado elevando a tasas hiperinflacionarias durante 13 meses seguidos y la inflación va camino a exceder la marca de 1,000,000% este mes. La producción continúa cayendo como una piedra: según la OPEP, en octubre de 2018 había bajado el 37% en relación al año anterior, o casi 700,000 barriles diarios.

De acuerdo a Alianza Salud, una coalición de ONG, los nuevos casos de malaria en 2018 se han multiplicado por 12 desde 2012, lo que se traduce en un total de más de 600,000, que es el 54% de todos los casos en Las Américas. Amplias extensiones de territorio venezolano han sido cedidas a organizaciones delictivas, entre ellas grupos terroristas como las FARC y el ELN de Colombia, que actúan en colusión con miembros de la Guardia Nacional en la producción de oro y coltan, como también en el narcotráfico.

Como consecuencia, los venezolanos han estado saliendo de su país de manera masiva, creando una crisis de refugiados de proporciones semejantes a Siria, y que es la más grande de la historia de Las Américas. Dado que Facebook informa que tiene 3.3 millones de usuarios venezolanos en el exterior, mi equipo de investigadores en el Center for International Development de la Universidad de Harvard estima que debe haber por lo menos 5.5 millones en total. Entre quienes tuiteaban solo desde Venezuela en 2017, para noviembre, más del 10% había dejado el país. Pese a sus valerosos esfuerzos, Colombia, Ecuador y Perú encaran cada vez mayores dificultades para hacer frente al flujo de refugiados.

Es más que evidente que los problemas de Venezuela no se resolverán a menos que y hasta que haya un cambio de régimen. Después de todo, tanto el régimen como el colapso económico son consecuencia de la eliminación de los derechos básicos. Los venezolanos no pueden invertir y producir para satisfacer sus necesidades debido a que se les han arrebatado sus derechos económicos; y tampoco pueden cambiar políticas desatinadas porque también se les han arrebatado sus derechos políticos. Un giro requiere el re-empoderamiento de los venezolanos.

Afortunadamente, se vislumbra un fin a esta pesadilla, pero ello exigirá coordinación entre las fuerzas democráticas venezolanas y la comunidad internacional. El 10 de enero marca el fin del periodo del presidente Nicolás Maduro, el que comenzó con su elección en 2013. Su elección a un segundo periodo en mayo de este año fue una farsa: no se permitió que participaran los principales partidos de oposición y sus candidatos, y Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Japón y los países más importantes de América Latina, entre muchos otros, se negaron a reconocer el resultado de dicha elección. Esto significa que no reconocen la legitimidad de la presidencia de Maduro más allá del 10 de enero.

La solución lógica es que la Asamblea Nacional, elegida en diciembre de 2015 con una mayoría de dos tercios de la oposición, resuelva el impasse constitucional designando a un nuevo gobierno interino y a un nuevo alto mando militar, capaces de organizar el retorno a la democracia y de poner fin a la crisis. Sin embargo, los diputados están actuando con cautela en relación a esto, puesto que, en el mejor de los casos, temen ser ignorados o, en el peor, ser encarcelados, exiliados o torturados a muerte y luego arrojados por la ventana de un décimo piso, como le ocurrió en octubre a Fernando Albán, concejal de la ciudad de Caracas. A menos que las fuerzas armadas respeten las decisiones de la Asamblea Nacional, será muy difícil hacerlas cumplir.

Es por ello que esta solución requiere de la coordinación entre la comunidad internacional y las fuerzas democráticas venezolanas. Estas no saben con certeza cuánto apoyo internacional van a recibir, y la comunidad internacional tampoco sabe con certeza cuáles son los planes ni el nivel de cohesión que tienen dichas fuerzas.

Como es el caso con todos los problemas de coordinación, hay buenos y malos resultados que se auto cumplen. Por ahora, dado que la comunidad internacional no ha dejado en claro a quién se reconocerá como gobernante legítimo de Venezuela después del 10 de enero, las fuerzas democráticas venezolanas no han logrado unirse en torno a una solución.

Pero los venezolanos han estado haciendo sus tareas y sentando las bases organizacionales para el cambio. Los partidos políticos, los sindicatos, las universidades, las ONG y la Iglesia Católica se han unido para formar una iniciativa llamada Venezuela Libre. Han organizado congresos en los 24 estados del país, en los que han participado 12,000 delegados, y, el 26 de noviembre, llevaron a cabo un evento nacional para lanzar un manifiesto que esboza el camino de regreso a la democracia. Además, han estado elaborando un detallado plan económico, que han discutido ampliamente con la comunidad internacional, para superar la crisis y restaurar el crecimiento.

Esta es una excelente oportunidad para que la comunidad internacional se mueva hacia una solución coordinada: una negativa explícita a reconocer a Maduro después del 10 de enero, junto con el reconocimiento de las decisiones de la Asamblea Nacional con respecto al gobierno de transición, y ayuda para implementarlas. Además, es preciso enviar un claro mensaje a las fuerzas armadas venezolanas de que las decisiones de la Asamblea Nacional deben ser respetadas.

Una solución a la catástrofe venezolana no solo es deseable, sino también posible. El mundo no puede dejar pasar esta oportunidad. El 10 de enero puede convertirse en un nuevo comienzo. Lampadia




Las leyes no son para los izquierdistas

Lula, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, condenado a 12 años de cárcel por corrupción desde el gobierno, se ha resistido a su condena con ‘docenas de amparos’ presentados por grandes estudios de abogados. Acaba de perder su última carta ante la Corte Suprema de Brasil, y el reconocido y probo Juez Moro ordenó su encarcelamiento, pero Lula, en rebeldía, se refugió con los sindicalistas metalúrgicos dando un pésimo ejemplo, y dejando por los suelos la imagen de las izquierdas latinoamericanas.

El Sol, Argentina

Pero Lula no tenía escapatoria. Después de organizar su entronización como mártir, fue llevado por la Policía Federal a la cárcel de Curitiva, diseñada para albergarlo.

El Clarín, Buenos Aires

Con la caída de Lula y el fracaso del gobierno del PT en Brasil podemos ver el alma de las izquierdas latinoamericanas.

Siguen cayendo las caretas de los (dizque) defensores de los pobres, de los derechos humanos y de la moral pública.

  • Defensores de los pobres: Ya sabemos, producto de tantas experiencias fallidas del comunismo y el socialismo, que el discurso de los izquierdistas sobre su compromiso con los pobres, es solo un mecanismo de acceso al poder. Una vez en el gobierno, son los campeones en la creación de pobreza, por la que muestran desdén y distancia. Ejemplo: Los Kirchner dejaron al 29% de argentinos en la pobreza.
     
  • Defensores de los derechos humanos: Otra estrategia electoral. Por ejemplo, Ecuador con Correa, pasó al puesto 156 de 179 países en libertad económica. En Venezuela hay una crisis humanitaria. Los venezolanos se mueren por falta de alimentos y medicinas, pero el socialismo del siglo XXI, no hace nada por evitarlo, y además rechaza la ayuda humanitaria de otros países. Dos derechos humanos pisoteados, la libertad y la vida.
  • Defensores de la moral pública: Los gobiernos de las izquierdas suelen ser los más corruptos de todos. Como asumen que gobiernan por una suerte de derecho divino, se alucinan por encima del bien y el mal. No olvidemos el famoso dictum del comunismo moscovita: ‘El fin justifica los medios’. Ejemplos cercanos: Los niveles inhumanos de corrupción del chavismo en Venezuela. La descarada corrupción de los Kirchner en Argentina. Y la inmensa corrupción de Lula con el PT de Brasil, llevada a toda la región con un inaceptable afán intervencionista.

Pero, además, ninguna evidencia es suficiente para que nuestros izquierdistas latinoamericanos reconozcan los delitos de sus socios ideológicos. Veamos algunas manifestaciones en relación al caso de Lula, el gran corruptor de la región:

  • Ricardo Lagos, probablemente el más respetado izquierdista de la región

  • Evo, Cristina y Maduro

  • Verónika Mendoza y Nuevo Perú, la gran defensora del chavismo y asistente de Nadine Heredia

  • Manuel Dammert, el pequeño géiser de denuncias maniqueas que reemplazó a Javier Diez Canseco en el Congreso y en el oficio

  • Nota de El Comercio en la misma línea de denuncia

  • El periodismo extremista festeja la resistencia a la justicia (reyes del doble estándar):

Hace algunas semanas, Jaime de Althaus postuló la posibilidad de pedir una compensación al gobierno de Brasil por su política pública de injerencia política y promoción de la corrupción en el Perú y otros países de la región. Ver en Lampadia: Exigir reparación económica al Brasil.

El pasado sábado 7 de abril, Oscar Schiappa-Pietra, sustentó la misma posición en Expreso: 

¡Cómo se quieren y apoyan los patéticos socios de las izquierdas!

Más evidencias de quienes son y qué hacen desde el poder los izquierdistas de la región (para no recordar los crímenes de Stalin, Mao, Pol Pot y Fidel Castro), no se pueden tener. Artistas en el verbo, diligentes saboteadores de la inversión privada, buscadores del caos para llegar al gobierno, pero finalmente, solo tristes empobrecedores y hasta criminales, una vez en el poder.

No nos dejemos engañar. Nuestras izquierdas tradicionales, defensoras de Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro y de Luiz Inácio Lula da Silva, no tienen nada bueno que ofrecernos.

¡Necesitamos con urgencia, nuevos izquierdistas, más modernos, menos ideologizados, más consecuentes y menos corruptos! Lampadia




Venezuela Hora Cero

La crisis económica y política de Venezuela no ha disminuido, más bien empeora día a día. Es una crisis humanitaria que está condenando a muerte a muchísimos venezolanos, especialmente infantes y adultos mayores. La escasez de lo más elemental es generalizada, empezando por alimentos y medicinas. La hiperinflación agrava la miseria aceleradamente y ya se ha desatado una migración imparable, que está dejando sin servicios a los que no pueden migrar, creando además, una serie de problemas en los países vecinos, que se ven forzados a abrir los brazos a gente que ya no tiene más opciones de vida.

Según la Superintendencia Nacional de Migraciones, a diciembre del 2017, en el Perú ya habíamos recibido unos 115,000 venezolanos. Sin embargo, muchos de ellos solo están aquí ‘de paso’, pues según sus declaraciones, tienen como último destino a Chile y Argentina. “Así como el Perú es un país de acogida, también es un país de tránsito”, explicó Eduardo Sevilla Echevarría, Superintendente Nacional de Migraciones. Estos 115 mil venezolanos están en calidad migratoria de turista y, de esa cifra, 31,300 se han acogido a un Permiso Temporal de Permanencia (PTP).

La siguiente inconografía publicada por La Nación de Argentina, muestra el destino de la diáspora venezolana:

Fuente: La Nación de Argentina

Nosotros tenemos que darles la mano a nuestros vecinos que están sufriendo una crisis humanitaria que ya está siendo comparada por la CNN como equivalente a la crisis migratoria de Siria. Felizmente, nuestra política ha sido particularmente atractiva para los migrantes que buscan oportunidades económicas, pero también para el estatus legal que es difícil de adquirir en otros lugares, ya que (a diferencia del Perú), otros países de la región están poniendo cada vez más las restricciones a los venezolanos, especialmente Colombia, el más cercano, que ya alberga más de medio millón de refugiados.

En general, los peruanos tendemos a darles la bienvenida a los inmigrantes, una actitud probablemente adquirida por nuestros recuerdos de haber vivido un período de conflicto interno e hiperinflación, y una emigración que se llevó el 10% de nuestra población. Hay 3  millones de peruanos en el exterior, y durante el auge petrolero de Venezuela, miles de técnicos y profesionales peruanos se mudaron a Caracas y se establecieron allí, formando familias de doble ciudadanía. Estos hombres y mujeres fueron ahora los primeros en regresar al Perú.

El País: Miles de venezolanos cruzaban la frontera hacia Colombia, en julio del año pasado. 
Fuente: GEORGE CASTELLANO AFP

Como dice Sevilla, “El Perú ha sido, es y será siempre un pueblo hospitalario. Tenemos 3 millones de peruanos en el exterior. ¿Se imaginan ustedes alguna señal, alguna muestra (de rechazo) a alguno de esos 3 millones en los distintos países del mundo? Que los afecte, que trascienda por los medios y las noticias… La tolerancia, el pluralismo y el diálogo va al compás de los tiempos modernos”. Y tal solidaridad y tolerancia les brinda a los venezolanos un sentido de pertenencia, estén donde estén, y las fuerzas para seguir adelante a pesar de haber abandonado su hogar.

La situación de desabastecimiento que vive el país vecino llevó a que más de 200.000 personas cruzaran la frontera el fin de semana pasado en busca de víveres y medicinas. Foto: Juan Pablo Bayona

Lamentablemente, hay casos de discursos xenofóbicos, como el de Fernando Vivas en su columna de El Comercio, en la que propone restringir el ingreso de venezolanos porque son “más blancos y atractivos que el peruano promedio”, lo que generaría discriminación en contra de los peruanos. Un argumento ridículo. Más bien, al día siguiente Mariátegui respondió diciendo que “Tu postura ayer en tu columna de EC de restringir el ingreso de venezolanos porque son “blancos” es digna de Antauro Humala o su excéntrico viejo. (…) Venezuela SÍ nos abrió las puertas en los horripilantes 70 y 80. Es más, yo viví un tiempito allá en 1998 y era uno de los poquísimos países del mundo que nos recibían a los apestados peruanos con las puertas abiertas en aquel entonces”.

Más allá de las columnas de opinión, desde el lado de nuestra política interna, también se aprecian comentarios negativos hacia la aceptación de más venezolanos, marcadamente así, por parte de las izquierdas, con mucho énfasis en el sur del país. Por ejemplo, el congresista Apaza tuvo el muy desatinado comentario de que se debe restringir el ingreso de los venezolanos porque les estarían quitando empleos a los peruanos.

Curioso fenómeno, las izquierdas, que defendieron ciegamente a Chávez y ahora a Maduro, prefieren que los venezolanos vivan su suplicio allende nuestras fronteras, y que no los tengamos en el Perú, como testimonios vivientes del clamoroso fracaso del socialismo y el estatismo que siguen persiguiendo imponernos.

Los testigos del fracaso del socialismo y el estatismo

Los venezolanos que están en el Perú, ya sea que trabajen de vendedores ambulantes, en los micros, en restaurantes o en cualquier otra posición, están dando sus testimonios sobre las empobrecedoras políticas del régimen cubano chavista en Venezuela. Muestran con escándalo los billetes de alta denominación de Bolívares, que valen menos que el papel en que están impresos (cómo nuestros antiguos Intis de García I), y transmiten el rechazo absoluto a las políticas que nuestros izquierdistas planean imponernos a los peruanos, si les damos la oportunidad de gobernar.

Como hemos publicado en varias ocasiones, la crisis humanitaria y política a la que se enfrenta Venezuela, ha sido labrada a pulso por los crímenes de ‘leso gobierno’ del chavismo. Además, de destrozar el país, Venezuela se dio el lujo de usar parte importante de sus recursos para mantener la caduca dictadura cubana, varios pequeños países de Centro América y el Caribe y, de financiar a partidos izquierdistas de la región con sus ínfulas del ‘socialismo del siglo xxi y el albismo.

Esta lastimosa experiencia, de un querido país sudamericano, es una dura lección sobre las consecuencias de sus políticas dirigidas a capturar todo el poder dizque ‘en pro de los pobres’ y, según los resultados, a entronizar un odioso nivel de corrupción. No podemos dejar de preguntarnos cómo es posible que la izquierda peruana, cegada por su obsoleta ideología, tenga cara para seguir apoyando uno de los peores, o el peor, gobierno de la historia latinoamericana.

Recordemos que economía de Venezuela continúa colapsando. Se espera que la inflación alcance 13,000% este año. La escasez absoluta deja las tiendas vacías, y muchos hospitales están mal equipados para tratar incluso los problemas básicos. La malnutrición está aumentando y algunos padres que no pueden alimentar a sus hijos los han entregado a orfanatos. La violencia es generalizada y las fuerzas de seguridad han sido acusadas de ejecuciones extrajudiciales y otros abusos. Se dice que el venezolano promedio ha bajado un promedio de 9 kilos de peso en los últimos tiempos.

Hasta hace pocos meses, la población venezolana estaba en las calles dando la batalla para sacar a Maduro. Como dijimos en Lampadia, es poco probable que el pueblo venezolano gane esta batalla sin apoyo externo. Lamentablemente, si no se cambia el régimen pronto, se consolidará en el poder, el ‘Eje Cuba-Venezuela’, controlado por tres mafias (como dice Moisés Naim), el narcotráfico, los cubanos, y los corruptos militares venezolanos. Ese nefasto ‘eje’ hará todo lo posible por extender su influencia a todo Sudamérica, y representa una amenaza que debe ser eliminada cuanto antes.

A pesar del inmenso rechazo popular al régimen, se espera que Maduro retenga el poder en las elecciones del 22 de abril, que, desde ya, están plagadas de irregularidades y fraude. Y es que, como dijo Roger Santodomingo, ex chavista y autor de ‘De verde a Maduro’, en una entrevista en El Comercio: “Maduro no va a dejar el poder por las buenas (…) Maduro se ha convertido en el dictador más cruel de la historia venezolana y ha durado más de lo que cualquiera podía haber esperado.”

A pesar de la desastrosa crisis humanitaria, y la exacerbación de la violencia del gobierno, es bastante claro que el ‘Eje-Cuba-Venezuela’ se está consolidando. Más vale que vayamos pensando en nuevas formas de combatir y derrocar al detestable régimen que ha hecho casa en el país de nuestros hermanos venezolanos. Ver en Lampadia: No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’.

Acá no queda otra cosa que superar la actual política internacional hacia Venezuela, basada en el ‘appeasement’ (el síndrome de Chamberlain en el Reino Unido en los albores de la Segunda Guerra Mundial), y recordar la visión de Churchill, que logró, en soledad, enfrentar a Hitler y reconquistar la libertad. Hay momentos en que la vida nos pone ante disyuntivas muy difíciles, pero nunca se debe salir de ellas, por el engañoso camino del apaciguamiento de los monstruos.  Lampadia




Entendamos los riesgos que nos trae el ‘Eje Cuba-Venezuela’

Desde el 1 de abril, los manifestantes anti-gobierno han organizado protestas diarias en toda Venezuela, las cuales continúan enfrentándose violentamente por parte de las fuerzas de la dictadura chavista, dejando a miles arrestados, cientos heridos y 75 muertos (hasta ahora). Los activistas de la oposición protestan contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, culpándolo por un régimen corrupto que ha creado una crisis económica y humanitaria sin precedentes.

Fuente: CNN

Esta es la mayor ola de protestas que los venezolanos han visto en décadas. Lo que impulsa esta indignación no es sólo rabia, sino desesperación. Están protestando por la falta de alimentos y medicinas, el deplorable sistema de salud, la inseguridad y la falta de libertad. La hiperinflación está fuera de control y a ha destruido lo que quedaba de los ahorros de las personas. Un país lleno de recursos, que debería estar entre los más ricos del mundo, está sumido en la miseria, gracias a las ‘ideas muertas’ del llamado socialismo del siglo xxi.

Un proceso de cubanización

Lo que sucede es que el pueblo venezolano se está enfrentando una dictadura dirigida por los expertos del castrismo cubano que ha convertido a Venezuela en su colonia. Venezuela está ante un ‘proceso de cubanización’, la instalación de una dictadura a largo plazo asociada al narcotráfico y auspiciada por socios internacionales fuera del eje occidental, como Rusia e Irán. Este ‘Eje Cuba-Venezuela’ es una mezcla peligrosamente tóxica de dos regímenes liderados por dictadores que patrocinan el terrorismo, violan los derechos humanos, censuran los medios de comunicación, secuestran ciudadanos inocentes y rutinariamente incumplen con las normas internacionales. Ver en Lampadia: No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’ y la opinión de Moisés Naim: Maduro no importa. En ambas publicaciones se explica que Venezuela está dominada por tres poderes: el narcotráfico internacional, los cubanos y los militares corruptos de Venezuela.

Esto es especialmente peligroso porque el ‘Eje Cuba-Venezuela’ pretende extender el control territorial de Cuba a Sudamérica, algo muy difícil de combatir sin apoyo exterior. Como afirma Carlos Sánchez Berzaín (Director del Interamerican Institute for Democracy) en el Diario Las Américas (diario hispano del sur de la Florida):

“El enemigo real del pueblo venezolano es la dictadura cubana que tiene subordinadas las dictaduras del socialismo del siglo XXI (SSXXI). (…) el pueblo venezolano, en la recuperación de su libertad y su democracia, no está luchando contra el “dictador títere Nicolás Maduro”, no es un problema interno entre venezolanos. El enemigo es el “imperialismo dictatorial castrista” con su centro de poder hegemónico en La Habana y con: sus incondicionales Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Salvador; con 18 países más del Petrocaribe; con las FARC y el narcotráfico movilizados (como lo estuvieron para el derrocamiento del presidente boliviano el 2003); con un aparato de control y/o neutralización de organizaciones internacionales; con aliados mundiales muy poderosos coincidentes en su ataque a Estados Unidos y/o en muy buenos negocios; con corruptela transnacional que teme el destape de sus crímenes; con nuevos ricos operando medios de comunicación y prensa; con dinero ilimitado para corromper; con vinculaciones al terrorismo islámico. Por su propia seguridad las democracias no pueden dejar solo al pueblo venezolano”.

Una crisis migratoria en Latinoamérica

En cuanto a la región latinoamericana, sería suicida seguir ignorando la crisis por la que están pasando nuestros vecinos. No solo es inaceptable que sigamos impasivos ante la crisis humanitaria impuesta al pueblo venezolano, también debemos cuidar las implicancias de la penetración cubana en Sudamérica:

  • Como una interferencia grave en nuestro espacio político
  • Como fuente de corrupción de las mafias del narcotráfico
  • Como una futura ola de migración con alto costo social

Hoy ya tenemos una importante migración de venezolanos, pero si se consolida en el poder el ‘Eje Cuba-Venezuela’, tendremos que recibir, ¿a la mitad? ¿a dos tercios de los venezolanos? Eso implica un alto costo social para los migrantes y las poblaciones que tengan que recibirlos.

Fuente:  elconfidencial.com

Una encuesta del 2016 de Datincorp, un encuestador de Caracas, encontró que alrededor del 57 % de los venezolanos querían salir del país. La pregunta es si el resto de América Latina está listo para asumir estos inmigrantes. Recordemos la catastrófica situación que se está viviendo en Europa, donde los países ya están cerrando sus fronteras porque la situación está llegando a niveles inmanejables, y los refugiados están ejerciendo una presión en las finanzas de los distintos países.

La primera parada para muchos venezolanos que huyen es Colombia o Brasil, sus fronteras. El Washington Post estima que 10,000 venezolanos están cruzando a Brasil cada mes, la mayoría busca alimentos y medicinas. Los mercados en auge de Pacaraima hicieron que Maduro respondiera de la misma manera que hizo a Cúcuta (Colombia): cerrando la frontera, afirmando que era una medida necesaria contra los negocios del mercado negro.

¿Cómo se puede detener esta dictadura venezolana?

Las constantes manifestaciones en Venezuela dejan claro el nivel de desesperación de  una nación indefensa, y son una señal de que la población quiere salir de esta situación y lucharán hasta lograrlo. Sin embargo, necesitan más que manifestaciones. Necesitan el apoyo de sus países vecinos y de instituciones mundiales. La dictadura juega a agotarlos y eventualmente, imponer una poderosa y brutal dictadura, como lo hicieron los Castro en Cuba.

Hasta ahora, los chispazos de rebeldía observados en las fuerzas armadas, han sido rápidamente resueltos con carcelería a todos los implicados. No nos olvidemos que la maquinaria de inteligencia de los cubanos es una de las más sofisticadas del mundo. Hace un par de días, salió la noticia de que el hijo de uno de los jerarcas del régimen había fallecido en los enfrentamientos con los esbirros del régimen. Quién sabe si algo así, permita una reacción más contundente entre quienes acompañan a Maduro y los cubanos.

La posibilidad de que Maduro salga del poder solo por las protestas es cada vez más improbable, y tampoco por las acciones políticas del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) y de la coalición de la oposición, que ya discuten sobre un simbólico retiro del presidente.

Para que se pueda consolidar una reacción militar contraria al régimen hay que definir qué se les ofrece a los militares que son parte de él, persecución o perdón si lo derrocan.

Maduro se ha convertido en la cabeza (sustituible) del Eje Cubano-Venezolano que tortura a un gran país. Sin apoyo externo, difícilmente se podrá parar la dictadura chavista. Más vale que los latinoamericanos comprometidos con la libertad, la democracia y la economía de mercado, vayamos entendiendo que, tarde o temprano, tendremos que enfrentar una situación límite. Lampadia