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¿Cómo resolver las disputas comerciales entre Occidente y Oriente?

La guerra comercial EEUU-China es el vivo reflejo del creciente conflicto entre Occidente y Oriente que viene experimentando en los últimos años el mundo, ante el temor de que una u otra potencia económica desplace o asuma las riendas de la soberanía global. Como hemos escrito anteriormente en Lampadia: La verdad detrás de la guerra comercial EEUU-China, dicha disputa se fundamenta además en un conflicto de seguridad, ante el asentamiento de un número cada vez mayor de instalaciones militares  chinas a nivel mundial, y en menor medida, de un componente ideológico.

Sin embargo, lo que no están visualizando los líderes políticos occidentales, en particular, el presidente Donald Trump y el Representante de Comercio de EEUU, Robert Lighthizer, es que este proceso de ascenso, y por ende de convergencia, en la participación del PBI global por parte de Asia emergente, ante el inminente avance de China y la India, es un proceso natural, frente a la “aberración histórica” – como la denomina Kishore Mahbubani– observada en los últimos 200 años, en los que EEUU y Europa dominaron la escena mundial, tras 1,800 años de dominación oriental (ver Lampadia: La divergencia del ‘nuevo orden global’). Con lo cual estaríamos ante la fase final de dicho período anómalo al visualizarse una menor desigualdad en lo pesos relativos de los países anteriormente mencionados.

Y no solo esto es consecuente con lo observado en los datos. La teoría económica de crecimiento siempre fue clara, desde sus inicios con la escuela neoclásica, en explicar los procesos de convergencia entre las economías cuyo stock de capital diferían en el tiempo. Desde los primeros trabajos de Robert Solow publicados en la década de los 50, que después fueron refinados con el desarrollo teórico de Mankiw, Romer y Weill a inicios de los 90, la idea de la convergencia siempre estuvo presente, primero a nivel de países y después a nivel regional, lo cual explica lo observado con el PBI mundial actual.

Dicho esto, ¿Qué estrategia debe implementar EEUU y Europa ante la creciente dominación económica por parte de China, siendo este un proceso orgánico e inevitable tal como sugieren la evidencia empírica y la teoría económica?

La respuesta a esta pregunta la dio brillantemente Mahbubani en una entrevista publicada recientemente en la revista India Forbes (ver artículo líneas abajo): “Occidente deben repensar sus objetivos estratégicos para Asia”.

En ese sentido, él propone que los gobernantes occidentales, tanto de EEUU como de Europa, opten por lo que él denomina como las “3-m”, en su libro “¿Ha perdido Occidente?”:

  • Ser minimalistas, es decir,  no involucrarse innecesariamente en innumerables guerras, teniendo en cuenta que China no participa en ninguna de ellas desde hace 40 años.
  • Ser multilaterales, es decir, fortalecer los organismos multilaterales, que actualmente se encuentran debilitados por la reservada colusión que tiene EEUU con Europa.
  • Ser maquiavélicos, en el sentido de ser pragmáticos, tal como fue en su tiempo Nicolás Maquiavelo, lo cual implica abrir más sus mercados, en un contexto de desaceleración global, y desarrollar alianzas con China que les permitan abordar problemas que están próximos a afectar al mundo desarrollado como la explosión demográfica de África.

Occidente puede y debe adecuar sus estrategias a este nuevo sistema global competitivo en el que la tendencia es a ceder un mayor espacio económico a una China más dinámica y con buenos prospectos futuros de desarrollo. Pero como señala The Economist, “se trata de trabajar con China y no contra China”.

A la larga, si EEUU y Europa profundizan más sus políticas de apertura comercial con China, conforme el gigante asiático expanda su frontera de posibilidades de producción, se generará una mayor variedad de importaciones de productos de buena calidad y de menor precio, que beneficiarán a las poblaciones de dichos países, en especial, las de menores ingresos.

Asimismo, los países emergentes de nuestra región, con especial énfasis, en los productores de commodities, se beneficiarán del desarrollo chino, ya que se encontrarán en un contexto de mayor demanda mundial de productos manufactureros, que requerirán, a su vez, de una mayor demanda de materias primas para su fabricación. Es, sin lugar a dudas, un círculo virtuoso de prosperidad y crecimiento para todos. Lampadia

Kishore Mahbubani: Occidente necesita repensar sus objetivos estratégicos para Asia

Al igual que EEUU se resiste a enfrentar la posibilidad de que China los supere, los chinos se muestran reacios a enfrentar la perspectiva de convertirse en el número uno.

Dominic Morgan
India Forbes
27 de febrero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Occidente necesita repensar radicalmente sus objetivos estratégicos para el siglo asiático, argumenta Kishore Mahbubani, asesor principal y profesor en la práctica de políticas públicas de la Universidad Nacional de Singapur.
Imagen: Cortesía CKGSB

Pocos pensadores pueden hablar sobre el gobierno global con tanta autoridad como Kishore Mahbubani. Fue ex presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, secretario permanente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Singapur y decano de la renombrada Escuela de Política Pública Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur. Fue nombrado “la musa del siglo asiático” y figura entre Los 100 intelectuales públicos más influyentes del mundo por Financial Times, Foreign Policy y Prospect.

En su último libro, que se publicará este año, Mahbubani planea abordar las crecientes tensiones entre EEUU y China, y el ex diplomático tiene algunos consejos francos para Occidente. Como explica, la elección del presidente Donald Trump y el lanzamiento de una guerra comercial con China deben considerarse como síntomas de la negativa de los EE.UU. A aceptar su inevitable declive como la economía número uno del mundo. En lugar de aullar a la luna, EE.UU. debería adoptar un enfoque más minimalista y estratégico en la política exterior para maximizar sus intereses en una era de dominación asiática [Ver en Lampadia: La divergencia del ‘nuevo orden global’ ].

P: En su último libro, ¿Ha perdido Occidente?, usted señala que ha habido una mejora notable en la calidad de vida de las personas en todo el mundo durante los últimos 30 años, pero el discurso público en Occidente se ha vuelto cada vez más pesimista. ¿Qué hay detrás de esta contradicción?

R: La gran paradoja, como enfatizo en el libro, es que la mejora dramática en la condición humana es el resultado de los generosos regalos de Occidente al resto, especialmente el regalo del razonamiento. Y, francamente, los historiadores futuros que miran hacia atrás a nuestro tiempo dirían que los 30 años que van desde 1980 hasta 2010 vieron probablemente la mejora más dramática en los estándares de vida en la historia humana. Entonces, este debería ser un momento de gran celebración en Occidente, el gran proyecto occidental de mejorar la condición humana ha tenido éxito.

Paradójicamente, Occidente nunca ha estado más deprimido. Creo que la única razón para esto es que Occidente cometió un gran error estratégico al final de la Guerra Fría en 1989: fue seducido por el ensayo de Francis Fukuyama, “¿The End of History?”, que básicamente decía que Occidente había derrotado a la Unión Soviética y solo podía encender el piloto automático, mientras que el resto del mundo necesitaba hacer ajustes estratégicos a este nuevo mundo.

El ensayo de Fukuyama hizo mucho daño mental a Occidente. Puso a Occidente a dormir precisamente en el momento en que China e India se estaban despertando.

Durante 1,800 de los últimos 2,000 años, las dos economías más grandes del mundo siempre han sido esos dos países. Los últimos 200 años han sido una gran aberración histórica. Y, por supuesto, todas las aberraciones eventualmente llegan a un final natural.

Imagen: Shutterstock

Pero lo que nadie podría haber previsto en 1989 fue la velocidad a la que China y la India han resurgido. En 1980, en términos de paridad de poder adquisitivo, la participación de los EEUU en el PBI mundial (producto bruto interno) era del 21,7% y la participación de China era del 2,3%, lo que significa que la participación de China era de alrededor del 10% de los EE.UU. Para 2014, sorprendentemente, la participación de China se había vuelto más grande. Por eso es un período tan dramático en la historia de la humanidad.

P: Usted describió dos factores clave que han desestabilizado a Occidente: primero, una disminución en los salarios reales tras la entrada de China y Europa del Este en el sistema de comercio mundial; y segundo, la comprensión de que los gobiernos nacionales se están volviendo impotentes para controlar las fuerzas de la globalización. ¿Cuál de estos es el más importante?

R: Ambos están relacionados. Creo que justo cuando Occidente cometió un gran error estratégico al final de la Guerra Fría, otro error estratégico se cometió en 2001 cuando ocurrió el 11 de septiembre. En realidad, estuve en Manhattan el 11 de septiembre, por lo que comprendí el impacto que sintió América. Lo que sucedió como resultado del 11 de septiembre fue que EEUU decidió que su mayor desafío estratégico iba a venir del mundo islámico, por lo que lanzó guerras en Afganistán e Irak.

Fue un error porque el evento estratégico más importante que ocurrió en 2001 no fue el 11 de septiembre, sino la admisión de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC). La entrada de China inyectó a 800 millones de trabajadores en el sistema capitalista global y, como nos enseñó Joseph Schumpeter, eso llevaría a la destrucción creativa. Entonces, no es sorprendente que en la década siguiente, muchas personas en los EEUU y Europa perdieron sus empleos. Pero como las élites se estaban beneficiando de la expansión de la economía global, no notaron que sus propias masas estaban sufriendo.

P: Recientemente, muchos comentaristas en los EEUU han estado debatiendo si fue un “error” permitir a China unirse a la Organización Mundial de Comercio en 2001. ¿Cuál es su opinión sobre este debate?

R: Hay una maravillosa expresión occidental: “no tiene sentido cerrar la puerta después de que el caballo haya huido”. Esta es una demostración clásica de lo que se dice. China ya se ha unido a la OMC; es parte del sistema de comercio global y está increíblemente integrado en él. No hay nada que puedas hacer al respecto.

Lo que necesita hacer Occidente, y especialmente EEUU, es adaptarse a este nuevo sistema global competitivo. Creo que puede ajustarse y puede hacerlo bien, pero se trata de trabajar con China y no contra China, por lo que la actual guerra comercial está mal orientada. De hecho, cualquier economista occidental sensible le dirá que el déficit comercial de EEUU no es el resultado de que China juegue de manera injusta. En realidad, es el resultado de que EEUU tenga la moneda de reserva global, lo que le permite consumir más de lo que produce. Eso es en realidad un privilegio.

P: En un artículo reciente de Project Syndicate, usted dijo que fue atacado durante un año sabático reciente en los EEUU por el sentimiento decisivo entre la élite de los EEUU , la cual se ha vuelto contra China. ¿Qué ha causado este cambio?

R: No lo sé, es desconcertante, pero ha sucedido. Creo que hay una creciente conciencia de que China se está haciendo más grande y más fuerte. Aunque a los estadounidenses no les gusta que EEUU se convierta en el número dos, subconscientemente deben darse cuenta de que EEUU se está moviendo hacia ese estado. En lugar de mirarse al espejo y preguntar qué errores ha cometido, siempre es más fácil encontrar un chivo expiatorio, y China es el más obvio. El peligro es que cuando busca un chivo expiatorio, ignora los problemas estructurales centrales con los que EEUU tiene que lidiar en esta nueva era.

P: ¿Qué tan receptivo debería ser China ante las quejas de los EEUU sobre sus prácticas económicas y comerciales?

R: Creo que los chinos deberían averiguar qué reclamos son válidos y cuáles no. Lo inválido es que el déficit bilateral es el resultado de que los chinos juegan de manera injusta, eso no es cierto en absoluto. De hecho, el déficit comercial, paradójicamente, ayuda a los trabajadores estadounidenses de alguna manera. A pesar de que sus ingresos no han aumentado, pueden comprar más cosas, más barato gracias a los productos Made-in-China.

Pero, por supuesto, también hay quejas válidas. Primero, China pudo haber estado robando propiedad intelectual de firmas estadounidenses. En segundo lugar, China ha insistido en que si las empresas estadounidenses invierten en China, deben transferir tecnología a China. En tercer lugar, hay barreras no arancelarias. China redujo sus barreras arancelarias y cumplió con sus obligaciones con la OMC, pero existen barreras no arancelarias que han obstaculizado las exportaciones occidentales a China.

Creo que lo que China debe hacer es responder con cierta generosidad de espíritu, porque China lo ha hecho muy bien gracias a que Occidente ha abierto sus mercados. Ahora, China puede corresponder abriendo aún más sus mercados. Eso también le daría a EEUU y Europa un mayor interés estratégico en mantener buenos lazos con China.

P: EEUU está centrando cada vez más su ira en la estrategia de China “Made in China 2025”. ¿Cuál es su opinión sobre esta estrategia?

R: Creo que es legítimo que China aspire a convertirse en una superpotencia tecnológica por derecho propio. Francamente, creo que China va a tener éxito. Los EEUU no deben quejarse de lo que está haciendo China y, en cambio, preguntarse cuál debería ser la respuesta estadounidense. Pero aquí, la ideología de personas como el Representante de Comercio de los EEUU, Robert Lighthizer, que cree que no funcionan todas las políticas industriales dirigidas por el gobierno, se interpone en el camino.

Si las políticas industriales no funcionan, ¿por qué no permitir que falle esta? Si te quejas al respecto, eso sugiere que crees que va a funcionar. Ahora, si va a funcionar en China, ¿por qué EEUU no lanza su propia estrategia nacional integral para mantener su liderazgo tecnológico? En lugar de quejarse de Made in China 2025, deberían tener un Made in America 2025.

P: Si China emerge como la principal economía del mundo, ¿cómo espera que China reformule el orden global?

R: Así como EEUU se resiste a enfrentar la posibilidad de que China los supere, creo que los chinos se muestran reacios a enfrentar la perspectiva de convertirse en el número uno. Los chinos deberían pensar más en esto, porque es muy importante que China haga un gran esfuerzo para asegurarle al mundo que mantendrá el orden actual basado en reglas que Occidente le ha dado al mundo. Esto es esencialmente lo que Xi Jinping prometió en sus dos discursos en Ginebra y Davos en enero del año pasado. Y ese es el mensaje que China debe repetir al mundo.

Sería prudente que China fortalezca la OMC, las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, pero eso requerirá que Occidente ceda el control.

P: ¿Cómo deberían posicionarse EEUU y Europa en un sistema global dominado por Asia?

R: Europa y EEUU deben enfrentar el hecho de que los dos últimos siglos de dominio occidental han sido una aberración histórica, y que la aberración está llegando a un final natural. Deben estar listos para lidiar con un mundo en el que permanecen fuertes, pero en el que su participación relativa en el PBI mundial ha disminuido. Si su participación en el PBI se reduce, debe adoptar un nuevo enfoque estratégico, y lo que sugiero en “¿Ha perdido Occidente?” es una nueva estrategia de “tres-m” para Occidente.

• La primera “m” es “minimalista”. Occidente debería preguntarse: ¿debería involucrarse en tantas guerras? ¿Debería intervenir en Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen, etc.? Los chinos no han disparado en 40 años, desde el final de la guerra con Vietnam en 1979, mientras que incluso durante el último año de la presidencia de Barack Obama, un hombre pacífico que ganó el Premio Nobel de la Paz, EEUU lanzó 26,000 bombas en siete países. Eso es una locura.

• La segunda “m” es multilateral. Aquí, me baso en el consejo del ex presidente Bill Clinton, quien les dijo a sus compatriotas que si se puede concebir un mundo en el que EEUU sea el número dos, entonces es de interés de EEUU fortalecer el orden multilateral del mundo, más allá de limitar el siguiente número uno, China. La tragedia es que aunque las instituciones multilaterales del mundo son el regalo de Occidente al mundo, es EEUU con la silenciosa colusión de Europa lo que las ha debilitado. Eso es imprudente.

• Y la tercera “m” es maquiavélica, que es la abreviatura de “ser pragmático”. Centrarse en sus propias prioridades y hacer lo que es importante para usted. Así, por ejemplo, el desafío a largo plazo de Europa no vendrá de Rusia, los tanques rusos no van a invadir Alemania. Pero lo que obtendrás es una explosión demográfica en África que será un desafío. Va a recibir más refugiados y hemos visto lo que le ha sucedido a Europa políticamente debido a los refugiados. Por lo tanto, a Europa le interesa ver a África desarrollarse, y el mejor socio para desarrollar África es China. EEUU temen la influencia de China en África y condenan la inversión china allí, y los europeos, como están subordinados a EEUU, también critican a China. Pero la inversión estratégica a largo plazo de China en África es un regalo para Europa. A eso me refiero con pensar en términos maquiavélicos acerca de dónde se encuentran sus intereses. Lampadia




Homenaje a uno de los forjadores de Singapur

“Los futuros historiadores se maravillarán de que el único partido que haya montado el tigre comunista y haya acabado comiéndose el tigre, en lugar de ser comido por él, fue el Partido de Acción Popular (PAP) dirigido por Lee Kuan Yew, Goh Keng Swee y usted [Sinnathamby Rajaratnam]. Ustedes tres arriesgaron sus vidas. Pero ustedes creyeron en una causa y estaban listos para sacrificarse por una causa mayor. Eso tomó coraje crudo”.

Con estas palabras, nuestro conocido Kishore Mahbubani, presenta a uno de los tres creadores de Singapur, de quién dice lo inspiró en su desarrollo cívico.

En Lampadia queremos compartir los comentarios de Mahbubani con nuestros lectores, porque encierran lecciones notables de visión, liderazgo y civismo, que los peruanos tenemos ahora la oportunidad de aquilatar y asumir.

Recomendamos muy especialmente la lectura de la carta póstuma de Mahbubanis a S. Rajaratnam:

Carta a S. Rajaratnam, mi mentor y profesor

Rajaratnam luchó por el ideal multirracial de una Malasia malaya después de que Singapur se uniera a Malasia en 1963, incluso cuando la élite malaya estaba decidida a preservar su dominio político. Después del desalojo de Singapur de Malasia en 1965, continuó creyendo en una sociedad que trataba a todas las razas como iguales.

THE STRAITS TIMES
20 de Enero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

En esta carta abierta dirigida a S. Rajaratnam, Kishore Mahbubani describe el impacto que el difunto Ministro de Relaciones Exteriores de Singapur tuvo sobre él.

Estimado Rajaratnam,

Usted ha sido una fuente de inspiración fuerte y silenciosa para mí toda mi vida, empujándome a ir más allá de los límites normales y las zonas de confort en las que nos gustaría envolvernos.

Su enorme coraje político fue la mayor fuente de inspiración. Lo demostró de la manera más feroz cuando asumió la misión virtual imposible de montar el tigre comunista, con sus compañeros políticos, especialmente Lee Kuan Yew y Goh Keng Swee. Esta peligrosa alianza con los comunistas en Singapur fue necesaria en la lucha para liberar a Singapur del dominio colonial británico. Los riesgos eran formidables. Hasta entonces, prácticamente todos los partidos no comunistas que montaban en el tigre comunista terminaron siendo devorados por el tigre.

Usted vio lo que sucedió en Europa del Este en la década de 1950.

  • Nikola Petkov, de Bulgaria, cuyo partido agrario era parte de la coalición del Frente de Patria que incluía al Partido Comunista, fue ejecutado en 1947 después de que los comunistas tomaron el control.
  • En Checoslovaquia, los comunistas habían expulsado a otros partidos del gobierno de coalición en 1948.
  • El Partido Comunista de Hungría liderado por Matyas Rakosi utilizó la “táctica del salami” para deshacerse de los no comunistas en el gobierno de coalición. No es de extrañar que su esposa Piroska, que era húngara, estuviera constantemente preocupada por su seguridad a lo largo de su larga lucha contra los comunistas en Singapur.

Los futuros historiadores se maravillarán de que el único partido que haya montado el tigre comunista y haya acabado comiéndose el tigre, en lugar de ser comido por él, fue el Partido de Acción Popular (PAP) dirigido por Lee Kuan Yew, Goh Keng Swee y usted. Ustedes tres arriesgaron sus vidas. Pero ustedes creyeron en una causa y estaban listos para sacrificarse por una causa mayor. Eso tomó coraje crudo.

CORAJE EN CUBA

El coraje también es contextual. Cuando lo acompañé a asistir a la Cumbre de No Alineados en La Habana, Cuba, en septiembre de 1979, sabíamos que estábamos entrando en una guarida de leones. Fuimos allí para oponernos a la invasión vietnamita de Camboya apoyada por los soviéticos en diciembre de 1978. Los vietnamitas habían instalado un régimen de asedias liderado por Heng Samrin. Castro y Cuba estaban entre los aliados más firmes de la Unión Soviética. Por lo tanto, ignorando todas las reglas de procedimiento, Castro instaló a la delegación de Heng Samrin como el representante legítimo de Camboya. Nosotros protestamos.

Castro ingeniosamente diseñó una pequeña reunión cuando llenó la sala con presidentes y primeros ministros que fueron aliados firmes de la Unión Soviética, como Saddam Hussein, Hafez al-Assad y Muammar Gaddafi. Era solo un humilde ministro de exteriores rodeado de jefes de gobierno. El ambiente en la habitación era francamente intimidante.

Cualquier persona normal hubiera sido intimidada por estar tan superada en armas y superada en número. Sin embargo, ni una sola vez te estremeciste. Luchó como un león y se mantuvo firme, ganándolr el renuente respeto de Fidel Castro y su equipo soviético. Y su coraje dio sus frutos. A pesar de que la delegación de Heng Samrin había sido legitimada en el Movimiento No Alineado de 94 miembros, no logró obtener la sede camboyana de la Asamblea General de la ONU apenas un mes después. Su feroz e implacable coraje en un momento de calor blanco me ha inspirado a pararme de vez en cuando y luchar contra la sabiduría convencional de la época.

LUCHANDO POR EL MULTIRACIALISMO

Usted mostró un coraje similar en la lucha por el ideal multirracial de una Malasia malaya después de que Singapur se uniera a Malasia en 1963. La élite malaya en Malasia estaba decidida a preservar su dominio político. Por lo tanto, el desalojo de Singapur de Malasia en 1965 podría haberse anticipado.

Pero no renunció a la causa. Continuó creyendo en una sociedad que trataba a todas las razas como iguales. Por lo tanto, la contribución más brillante que ha hecho a Singapur es la redacción del Compromiso de Singapur, que captura sus ideas con tanta fuerza:

Nosotros, los ciudadanos de Singapur,
nos comprometemos como un pueblo unido,
independientemente de la raza, idioma o religión,
a construir una sociedad democrática
basada en la justicia y la igualdad.
para alcanzar la felicidad, la prosperidad
y el progreso para nuestra nación.

Es significativo que la palabra “democrática” esté firmemente colocada en el compromiso. Creía que el sistema de un hombre y un voto, a pesar de sus defectos, es básicamente sólido, aunque algunos de sus colegas no estuvieron de acuerdo con usted. Como usted dijo: “Creo en la democracia. Aquí, Kuan Yew y yo no estamos de acuerdo … Lee Kuan Yew dice que no puede confiar en la democracia. Creo que puede y debe hacerlo”.

Lee Kuan Yew podría ser muy contundente e intimidante cuando expresó sus puntos de vista. Sin embargo, nunca dudó de su creencia en la democracia.

Sin embargo, si alguien te hubiera conocido en persona entonces, se habría sorprendido al escuchar esta feroz racha. En persona, nunca fue intimidante. Su temperamento amable y gentil, haciendo que todos a su alrededor se sientan a gusto, fue realmente notable.

Como Mahatma Gandhi, exudaba humildad natural. Nunca se jactó de sus logros, aunque uno de sus cuentos fue seleccionado para ser incluido en el volumen publicado en Nueva York en 1947, titulado Un mundo de grandes historias: 115 historias, Lo mejor de la literatura moderna. Se unió a los gustos de Ernest Hemingway y William Faulkner, F. Scott Fitzgerald y John Steinbeck, en este volumen. El único otro escritor asiático que aparece en este volumen fue el premio Nobel Rabindranath Tagore. Se había unido a la A-League de escritores globales. Sin embargo, en todos los años que estuvimos juntos, desde 1971 hasta 1991, nunca me mencionó esto una vez.

REALISMO GEOPOLÍTICO

Si se despertara hoy, su nariz geopolítica despiadadamente realista también sentiría que ahora estamos experimentando algunos de los cambios geopolíticos más poderosos en la historia humana.

Cuando era un joven de 25 años, apenas tres años después de la universidad, me invitó a mí y a otros funcionarios jóvenes a participar en sus reuniones ministeriales semanales. Parte de la mejor educación que obtuve en geopolítica fue a través de mi participación en estas reuniones semanales. Esta educación continuó cuando me senté con usted en el auto, llevándole desde Kuala Lumpur a visitar a su hermano en Seremban en la década de 1970, y cuando visitó Nueva York, cuando fui Embajador de Singapur en la ONU de 1984 a 1989. Conversaciones con usted fueron una gran alegría, especialmente después de haber comenzado su primer vaso de whisky a la hora del cóctel.

Su implacable realismo se basó en un principio clave: nunca te alejes de la verdad, incluso si esa verdad resulta ser dolorosa e inconveniente. Hubo un punto que nos repitió constantemente: “Nunca me digas lo que crees que quiero escuchar. Siempre dime lo que debo escuchar”.

En nuestras reuniones, daría la bienvenida a puntos de vista contradictorios, incluso disidentes. No repitió el error común de muchos líderes que se rodearon de aduladores. En su lugar, quería escuchar una diversidad real de puntos de vista, incluso si desafiaban la sabiduría convencional del momento o sus puntos de vista.

VISIONES DE CHINA

No hay duda de que le complacería la espectacular recuperación que ha hecho China. Usted fue el primer líder de Singapur en visitar China en marzo de 1975. En su primera visita, cuando visitó a Zhou Enlai, vio de primera mano la pobreza extrema de China. Pekín no tenía coches privados. Sólo bicicletas en la carretera. La gente estaba vestida con una uniformidad monótona. No había rascacielos, ni letreros de neón.

En su cuarta y última visita en 1985, vio a China tomar medidas hacia la modernización con sus zonas económicas especiales en el sur de China. China invitó al Dr. Goh Keng Swee a ser su asesor económico. Usted lo alentó diciendo: “Creo que una China modernizada y próspera que abarque a unas mil millones de personas será una revolución económica que tendrá consecuencias positivas para el mundo”.

Por lo tanto, estaría agradecido de ver a Beijing hoy. Como metrópolis, se parece más a Nueva York, la ciudad número 1 cuando vivía. Los comunistas chinos, contra quienes luchaste en una lucha de vida o muerte en las décadas de 1950 y 1960, se han convertido en uno de los más grandes creyentes en la economía de libre mercado.

De hecho, en algunos aspectos, la economía china se ha vuelto incluso más dinámica que la mayoría de las economías: en pagos móviles, en comercio electrónico, en trenes rápidos e incluso en inteligencia artificial.

PRINCIPIOS PRINCIPALES DE LA POLITICA EXTERIOR

¿Y cómo le habría aconsejado a Singapur tratar con un mundo cuando China se convierta en la economía número uno?

Habría reiterado algunos de los principios básicos de la política exterior de Singapur que defendió poco después de la independencia de Singapur en 1965. Su consejo a los pequeños estados permanece intemporal. Usted dijo: “Cuando un país pequeño como Singapur se alinea con una gran potencia, no hay duda de quién se mantiene en consonancia con sus políticas. En otras palabras, la política exterior de Singapur, si está alineada, se convierte en una mera reproducción de la política exterior de su socio más poderoso”.

Luego agregó: “Una política no alineada, de hecho, nos da mayor libertad para hacer pronunciamientos o adoptar posiciones puramente en cuanto a los méritos, como los vemos, de asuntos internacionales específicos. Por otra parte, una posición alineada nos obliga automáticamente a tomar la posición que nuestro aliado principal y más poderoso asume en cualquier tema importante”.

En resumen, claramente advirtió a Singapur contra convertirse en un aliado o peón de un gran poder. Al mismo tiempo, como dijo Tommy Koh en su elogio: “Él (Raja) era un realista pero no era un fatalista. No creía que los pequeños estados fueran impotentes”.

Tommy Koh también describió bien otro de sus legados: “Una característica de la Escuela de Diplomacia de Singapur es ser realista con respecto al mundo, pero no ser intimidado por algunos estados poderosos”.

Estos principios forjados por usted siguen siendo la base de cómo Singapur lleva a cabo sus relaciones exteriores hasta el día de hoy.

Una de las visitas más inolvidables de mi vida fue cuando lo acompañé en una visita a Moscú en 1976. No podría haber sido una visita fácil para ti. Vietnam, Laos y Camboya habían caído ante los comunistas un año antes. Los líderes soviéticos sabían que Singapur había simpatizado con los esfuerzos estadounidenses para evitar que esto sucediera. Por lo tanto, podríamos haber tenido una recepción fría y hostil en Moscú.

En cambio, me sorprendió la calidez y la amabilidad de los funcionarios soviéticos que nos recibieron. La mesa de desayuno más impresionante que he visto en mi vida fue en la casa de huéspedes oficiales en Moscú. Una mesa de 30 pies de largo y 10 pies de ancho se llenó completamente con comida. Allí también nos reunimos con el entonces legendario ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, el Sr. Andrei Gromyko.

Le dejó en claro que aunque Singapur no era comunista en casa, no era anticomunista en su política exterior. Singapur quería tener buenas relaciones con todas las grandes potencias. Por lo tanto, aunque Singapur dio la bienvenida a los buques de guerra estadounidenses en su puerto, también daría la bienvenida a los buques de guerra soviéticos. Gromyko también fue derribado por tu encanto. Recuerdo bien el consejo que nos dio cuando éramos sus diplomáticos: dijo que teníamos que ser encantadores porque “¿quién hablará con usted si no es encantador? Singapur es un país pequeño”. También nos enseñó a vestirnos bien.

Su nombre quedará grabado en la historia para siempre como uno de los cinco firmantes de la Carta de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) el 8 de agosto de 1967. Si, como Rip Van Winkle, se despertara hoy, también se sorprendería por el espectacular éxito de la ASEAN. Cuando la firmó, poco sabía que duraría. De hecho, dos de sus predecesores, ASA y Maphilindo, murieron en dos años. En nuestro libro El Milagro Asiático, Jeffery Sng y yo intentamos explicar por qué la ASEAN tuvo éxito. No tengo dudas de que una de las razones por las que la ASEAN no murió de mortalidad infantil en sus primeros años fue porque usted fue el ministro de Relaciones Exteriores de Singapur durante este período. Su manera tranquila, modesta y sin pretensiones establece el tono para las discusiones amistosas entre los estados antipáticos del sudeste asiático. También imbuyó a la ASEAN con una profunda cultura de pragmatismo que ha resistido la prueba del tiempo.

Esta cultura del pragmatismo en la política exterior de Singapur, que trata con el mundo real tal como es, y no con el mundo que deseamos tener, ha sido uno de sus mayores regalos para Singapur. Es una cultura de pragmatismo que también fue compartida por los otros dos padres fundadores clave de Singapur, Lee Kuan Yew y Goh Keng Swee. La simple razón por la que Singapur ha sido la nación pequeña más exitosa desde que comenzó la historia de la humanidad (como documenté en un ensayo para el Huffington Post en agosto de 2015) es que Singapur, en su independencia en 1965, no fue liderado por uno sino por tres excepcionales y líderes dotados. Este fue el resultado de un extraordinario accidente de la historia.

Ustedes tres no podrían haber sido más diferentes en temperamento. Lee Kuan Yew, un brillante pensador y peleador, fue feroz e intimidante. Goh Keng Swee, un brillante pensador que hablaba abiertamente, también era feroz e intimidante. También fuiste un pensador brillante pero no intimidante, incluso después de que pronunciaste un discurso feroz y contundente.

DAVID MARSHALL

De hecho, incluso fuiste amable con tus enemigos políticos. Uno de los hechos poco conocidos sobre Singapur es que, aunque es un estado de mayoría china, su primer ministro principal fue un hombre de origen judío-iraquí, David Marshall. Marshall se había opuesto ferozmente a su partido político, el PAP. Es una rivalidad que se remonta décadas. Nos has contado una historia muy divertida sobre uno de los primeros encuentros que tuvo con David Marshall en la década de 1950:

“Y así nos dio una cena, una de las cenas más suntuosas. Era un hombre muy generoso. Había muchas cosas para comer. ¡Vinos tintos muy caros! Estábamos comiendo, y él trató de persuadirnos para que nos uniéramos a su grupo, llamado el Frente Laborista. Y disfrutamos de nosotros mismos, aprovechamos su cena muy costosa, una cena muy cara, y luego comenzamos a explicar sin rodeos por qué no podíamos unirnos al Frente Laborista. En broma, dijimos, ‘Porque Lee Kuan Yew es abogado, y David Marshall también es abogado. Pero un tipo diferente de abogado. Eso irritó a David Marshall, y él solo dijo: ‘No quiero hablar con ustedes, me voy a casa’. Salió, se subió a su auto y nunca se dio la vuelta. Nos miramos el uno al otro, Kuan Yew y yo, y dijimos, bueno, ya que la cena está aquí, disfrutémosla. Había vino tinto allí, y ¡se empapó!”

Sin embargo, a pesar de esta larga rivalidad con él, invitó a David Marshall a su oficina el 19 de mayo de 1978. David me dijo que pensaba que lo había invitado porque lo quería, como abogado, redactar su testamento. En cambio, ante el asombro absoluto de David, lo invitó a convertirse en el Embajador de Singapur en Francia. Como Lee Kuan Yew observó acerca de ti, “Raja no guardaba rencor contra los viejos oponentes y no mostraba animosidades permanentes”. Sólo las grandes almas tienen esta capacidad de gran perdón.

Es igualmente sorprendente que, incluso después de haber servido como viceprimer ministro de Singapur y haber cenado con los líderes más grandes del mundo, nunca perdió su toque común. Para usted, la creencia en el socialismo, con el deseo inherente de mejorar la suerte de sus semejantes, no fue una creencia abstracta. Estaba profundamente arraigada en su alma y personalidad. Viste a todos los seres humanos teniendo igual valor moral. Y trataste a todos y cada uno con igual amabilidad y generosidad.

Si nuestro mundo pudiera producir más líderes como usted, no hay duda de que la humanidad estaría mucho mejor. Gracias por ser un gran ejemplo en mi vida. Lampadia

Kishore Mahbubani es asesor senior (universidad y relaciones globales) y profesor en la práctica de políticas públicas en la Universidad Nacional de Singapur. Sirvió durante 33 años en el servicio diplomático de Singapur.

Este artículo está extraído de un ensayo más largo escrito para el número de diciembre de 2018 de Nexus, la revista del Instituto Nexus con sede en los Países Bajos.




Una visión ilustrada de Occidente desde Asia

Una visión ilustrada de Occidente desde Asia

En Lampadia seguimos las opiniones de Kishore Mahbubani, ex embajador de Singapur ante las Naciones Unidas (1971-2004), actual decano de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur y uno de los líderes intelectuales del Asia. Mahbubani aboga consistentemente por la necesidad de que la geopolítica global tienda hacia la convergencia entre occidente y oriente, tema que analizó a fondo en sus libros “The New Asian Hemisphere” (El Nuevo Hemisferio Asiático) y The Great Convergence (La Gran Convergencia).

Mahbubani, es un gran defensor de la globalización: “La globalización no ha fallado. Todas las discusiones sobre la globalización están distorsionadas porque los analistas occidentales se centran en aproximadamente el 15 % de la población mundial que vive en Occidente. Ignoran el 85 % que son el resto. Los últimos 30 años de la historia humana han sido los mejores 30 años que los demás han disfrutado”.

Para resaltar la evolución del Asia, presenta una perspectiva histórica de largo plazo: “Fui a China por primera vez en 1980 y la gente no podía elegir qué ponerse, todos vestían trajes de Mao… No podían elegir dónde vivir, dónde trabajar, qué leer, cero opciones, cero, y yo diría que, si estás hablando del gobierno, Dios mío, el gobierno de Mao Tse Tung estaba omnipresente y decidía cada característica de sus vidas. Hoy la población en general ha experimentado la mayor explosión de libertad personal jamás vista en la historia de China en 4,000 años”.

Además destaca, que más allá del reciente empoderamiento de Xi Jinping, “los chinos todavía tienen el sistema político más meritocrático del mundo”.

Para Mahbubani, el cambio más importante para explicar el nuevo mundo es el ingreso de China a la OMC. Este determinó el acceso de 800 millones de chinos a la economía de mercado, con lo cual cambiaron todas las relaciones de producción globales, y explica incluso las reverberaciones políticas que dieron origen al populismo de los países más ricos.

Hoy el mundo transita hacia la divergencia, un espacio político y económico contrario a los intereses del Perú. Prestemos atención al más lúcido analista global asiático.  Lampadia

The Economist pregunta

¿Occidente ha perdido su toque?

Nuestro editor extranjero habla con Kishore Mahbubani, ex presidente del Consejo de Seguridad de la ONU.

The Economist
7 de junio, 2018
Transcrito, traducido y glosado por Lampadia

Transcripción y traducción de la conversación:

Robert Guest: Hola y bienvenido a The Economist Pregunta. Soy Robert Guest, editor extranjero de The Economist, y esta semana nos preguntamos: a medida que Occidente enfrenta un declive relativo, ¿cómo debería verse el Nuevo Mundo?

The Economist conmemora 175 años desde nuestro primer número con una nueva iniciativa “Open Future”. En los próximos meses liderará un debate mundial en prensa, en línea y, por supuesto, en la radio, para poner sobre la mesa nuevamente el caso del libre mercado y las sociedades abiertas en el siglo XXI.

Mi invitado de hoy argumenta que lejos de estar en peligro estas ideas liberales están teniendo un éxito sin precedentes, aunque no reconocido.

Kishore Mahbubani ha sido un gran observador de las cambiantes arenas de la geopolítica durante casi 50 años. Como diplomático de su Singapur natal durante más de tres décadas, sirvió en Camboya, Malasia y en Estados Unidos y fue presidente del Consejo de Seguridad de la ONU. No teme hacer preguntas provocativas. En su nuevo libro “¿Has the West lost it?”, advierte modestamente sobre los albores de un nuevo orden mundial en el que la caída de Occidente no anuncia una nueva era oscura sino una nueva utopía.

Kishore Mahbubani bienvenido a The Economist Pregunta.

Kishore Mahbubani: Es un placer estar aquí.

Robert Guest: Kishore, ¿Occidente lo perdió? ¿Qué ha perdido?

Kishore Mahbubani: Yo diría que Occidente no lo ha perdido todavía, pero lo hará si continúa con el piloto automático yendo en la misma dirección cuando la historia mundial ya ha cambiado de dirección.

Robert Guest: ¿Qué quieres decir con eso?

Kishore Mahbubani: Bueno, muy simple. Desde el año uno hasta 1820, las dos economías más grandes del mundo siempre fueron las de China e India. Es solo en los últimos 200 años que Europa y América del Norte despegaron, por lo que los últimos 200 años de la historia mundial han sido una gran aberración histórica. Occidente ahora tiene que despertarse y decir “Oye, este es un mundo muy diferente de los siglos XIX y XX”. Ahora tengo que aprender a vivir y trabajar con el resto del mundo de manera cooperativa sin exigirles nada, sin decirles que voy a imponerle sanciones si no te comportas bien. Podía hacer eso antes cuando tenía del 40 % al 50 %, 60 % de la economía mundial.

Robert Guest: Creo que citas a George Orwell diciendo que una de las mayores dificultades en la vida es ver lo que tienes delante de la nariz. ¿Está Occidente dejándo de notarlo?

Kishore Mahbubani: Creo que Occidente ha dejado de notar que el resto del mundo se ha despertado. Occidente debería estar celebrando ahora porque al final del día los futuros historiadores verán claramente que el proyecto occidental para civilizar el mundo ha tenido éxito. Compartió sus mejores prácticas en todos sus modos de razonamiento, su ciencia y tecnología, su confianza cultural, sus modos de buen gobierno, que compartió con el resto del mundo, y el resto lo ha absorbido. La condición humana nunca ha estado tan bien como lo está hoy, este es el momento de un gran triunfo para Occidente, cuando debería estar celebrando, en cambio, como sabes, está en un profundo caos.

Occidente hizo que la codicia pasara a través del Renacimiento y de la Ilustración… nos dió algo muy simple, higiene. ¿Por qué crees que menos bebés están muriendo? Porque las madres que se lavan las manos. Y es algo muy simple, porque sabes que tal cosa son gérmenes… Yo mismo crecí en Singapur cuando el ingreso per cápita era aproximadamente el mismo que el de Ghana $ 500, y a la edad de 6 años recibí un programa de alimentación especial porque técnicamente estaba desnutrido. Ahora el ingreso per cápita de Singapur es más alto que el del Reino Unido. ¿Por qué? Absorbimos las mejores prácticas occidentales.

¿Por qué crees que Occidente está tan mal en este momento? Occidente malinterpretó dos puntos de inflexión críticos. El primero fue el final de la Guerra Fría y Francis Fukuyama escribió el famoso ensayo “El fin de la historia”. Pidió a Occidente que se durmiera y se relajara en un momento en el que China e India despertaban, 1990-1991. Luego, en 2001, cuando sucedió el 911, todos los gigantes intelectuales de Great Western pensaron “hey, eso es lo más importante del año”, pero eso no fue lo más importante del año…

Robert Guest: ¿Qué fue?

Kishore Mahbubani: Lo más importante del año fue la admisión de China en la OMC y ochocientos millones de nuevos trabajadores chinos que se unieron al sistema capitalista global, que es una destrucción creativa masiva con pérdidas de empleos. Todo lo que sucedió podría haber sido anticipado, así que el objetivo de mi libro, es decir: “Oye, despierta, hay cambios aún mayores, comienza a adaptarte ahora”.

Robert Guest: Entonces, cuando dices que Occidente se quedó dormido, ¿qué cosas debería haber hecho, pero no hizo?

Kishore Mahbubani: Al final de la Guerra Fría hubo una enorme arrogancia y triunfalismo en Occidente. Ese triunfalismo fue un gran error, y cada vez que intentas intervenir en otra gran civilización, se da un rebote contrario. Así que tengamos cuidado, no hagamos en el siglo XXI.

Robert Guest: Ok, estás hablando de una intervenciones forzadas en lugar de venderle cosas a las personas…

Kishore Mahbubani: También hablo de intervención ideológica. Por ejemplo, cuando Xi Jinping anuncia que no habrá más límites al mandato de su presidencia, caramba, el coro de desaprobación en Occidente fue asombroso, pero ¿se preguntaron qué es lo que quieren los chinos? Considerando la perspectiva de la historia china, China pasa buenas épocas cuando tiene un emperador fuerte y si creen que China puede convertirse de la noche a la mañana y en una democracia, es una gran ilusión.

Robert Guest: Sin embargo, anteriormente había una idea de eso, el Partido Comunista Chino tenía una forma relativamente meritocrática de alternar líderes, y generalmente los líderes no mejoran en su tercera o cuarta década en el cargo.

Kishore Mahbubani: Pero los chinos todavía tienen el sistema político más meritocrático del mundo. En términos de la selección de líderes que se unen a los rangos superiores del Partido Comunista Chino, es más difícil subir en esos ránkings que convertirse en profesor en Harvard en términos de la competencia y Xi Jinping, en realidad, es el resultado de un sistema meritocrático porque tuvo que luchar muy duro para llegar a donde ha llegado hoy. Y tienes razón, puede convertirse en un mal emperador, pero si se convierte en un buen emperador, dejará China con más fuerza y ​​poder en la dirección correcta.

Robert Guest: Bueno, sí, si se convierte en un buen emperador, por supuesto, sería bueno. Me refiero a que la preocupación es que sería difícil expulsarlo si no es bueno, que generalmente es la ventaja que tiene la democracia.

Hay mucho sentimiento en Occidente y también entre las personas que observan el estado de la democracia liberal en todo el mundo, que ciertamente desde la crisis financiera de 2008 se ven lugares como Turquía y Hungría e incluso, ya sabes, se observan partes de África como Zambia, en partes de América Latina como Nicaragua, que hay una especie de oleada populista autoritaria en el mundo. ¿Esto te preocupa?

Kishore Mahbubani: Estoy feliz de darte buenas noticias, no hay un aumento autoritario…

Sí, hay líderes cada vez más fuertes que surgen en algunos países, pero en el mundo en general… vamos a ver cómo tomamos a las 3 sociedades más pobladas de Asia: China, India, Indonesia… ¿adivina qué? 2 de los 3 son democráticas. Y lo que es similar en los 3 casos es que las tres sociedades que solían tener sociedades feudales se han transformado a sí mismas y las tres ahora tienen el gobierno para creer que son responsables ante el pueblo. Esa es una revolución masiva en el pensamiento que ha sucedido no solo en Asia sino en África, en América Latina y en otros lugares. Habrá excepciones. Pero el hecho de que la gente de hoy sea mucho más consciente de sus derechos y su capacidad de cambio es una transformación mucho más fundamental.

Robert Guest: ¿Existe también la sensación de que desde que Xi Jinping llegó al poder en China, posiblemente desde que Narendra Modi llegó al poder en la India, quiero decir que en China se ha visto una mayor centralización del poder, donde la persona a cargo potencialmente podría seguir siendo presidente para siempre y has visto una extensión mucho mayor de la vigilancia gubernamental sobre ciudadanos individuales que le dan al estado un enorme poder sobre personas y, sabes, en India es mucho menos serio pero ha habido más de un sentimiento de nacionalismo hindú que tiende a excluir a la minoría , en particular a los musulmanes, ¿no ves ningún desarrollo preocupante allí?

Kishore Mahbubani: Fui a China por primera vez en 1980 y cuando fui a China, la gente de China no podía elegir qué ponerse, todos vestían trajes de Mao…

No podían elegir dónde vivir, dónde trabajar, qué leer, cero opciones, cero, y yo diría que, si estás hablando del gobierno, Dios mío, el gobierno de Mao Tse Tung estaba omnipresente y decidía cada característica de sus vidas.

Hoy la población en general ha experimentado la mayor explosión de libertad personal jamás vista en la historia de China en 4,000 años y sorprendentemente esta es la más… para mí esta es la estadística más crítica porque como saben, la Unión Soviética permitió que cero ciudadanos soviéticos viajaran al extranjero, cero. 120 millones de personas salen de China libremente todos los años para viajar al extranjero. Más importante aún, 120 millones de chinos regresan a China libremente y he vivido en una sociedad china mayoritaria durante 69 años de mi vida y nunca he visto este tipo de orgullo entre los chinos como lo he visto hoy. La sensación de autoestima, sentido de confianza, quiero decir, es una población china muy diferente a lo que se ve, en cierto sentido es que el vaso medio vacío es un vaso que los chinos ven como un vaso que está lleno en tres cuartas partes. Ahora la India es, por supuesto, completamente diferente. Y la India nunca tendrá ningún tipo de dictadura o gobierno autoritario del tipo que China pueda tener y, como saben, Indira Gandhi lo intentó…

Robert Guest: Lo intentó y no funcionó tan bien, ¿verdad?

Kishore Mahbubani: Y falló, precisamente por eso que la historia de Asia es tan fascinante. China está teniendo éxito gracias a su gobierno. India está teniendo éxito a pesar de que su gobierno y un erudito indio Pratap Bhanu Mehta, que dirige la universidad privada más exitosa de la India, me dijo en privado que “la diferencia entre China e India es que en China se tiene una sociedad cerrada con una mente abierta. En India tienes una sociedad abierta con una mente cerrada”. Entonces ambos tienen desafíos, todavía no han llegado. Pero es evidente que han recorrido un largo camino, y los futuros historiadores que miren hacia atrás para que Occidente juzgue a China e India se rascarían la cabeza y dirían “discúlpenme, estos dos países recién están despertando y viendo con confianza su futuro y el Oeste está diciendo: ¿a dónde van?”

Robert Guest: Dices eso, pero me refiero a que no es incoherente decir que lo que está sucediendo en China representa una enorme mejora en la calidad de vida material, pero aun así  preocupan algunos cambios recientes sobre cómo trata el gobierno al individuo.

Kishore Mahbubani: Es justo ser crítico, pero no es justo imponerle a China nuestra chaqueta ideológica occidental y decir que el único camino a la historia es el pasado que Occidente ha tomado, porque te garantizo esto: los chinos van a ir para tomar esa parte, quiero decir, China ha sacado a ochocientos millones de personas de la pobreza absoluta y hoy es concebible que la gente ,el 10% más pobre de China, pueda sentir una mayor esperanza que quizás, el 10 % más bajo  Estados Unidos.

Robert Guest: ¿Qué tipo de consejo que le das a Occidente sobre cómo abordar su política de manera diferente?

Kishore Mahbubani: Creo que es importante para Occidente, especialmente para Europa y América, que tal vez reinicie el ejercicio de la política. La buena política tiene que ver con la geografía, por lo que los desafíos a los que se enfrenta a largo plazo son muy diferentes. El desafío número uno de EEUU es China, el tema de mi próximo libro. Muy claro. Estados Unidos se obsesionará con China en los próximos diez, veinte o treinta años y, esencialmente, de una forma u otra tendrá ‘juego cero’, con China convirtiéndose en la número uno y Estados Unidos convirtiéndose en el segundo. Para que sepas, Graham Allison ha escrito un libro titulado “Destinado para la Guerra” con lo que no estoy de acuerdo, no están destinados a la guerra, pero esa será la obsesión estadounidense si miro la geografía europea. Creo que el mayor desafío de Europa no es China, sino África. La población de África en 1950 era la mitad que en Europa, ahora se duplicará en 2100, será 10 veces más grande que la de Europa, así que si África no se desarrolla, ese será un gran problema para Europa y, paradójicamente, el país que está invirtiendo mucho en África es China.

Así que cada regla, cada puerto, cada industria que China construye en África realmente está ayudando a frenar el flujo de personas a Europa, así que en realidad podría haber cierto grado de convergencia de intereses políticos en Europa y China, pero eso es algo inconcebible hoy.

Robert Guest: ¿Cuánto daño crees que le está haciendo Donald Trump a la posición de Estados Unidos en el mundo?

Kishore Mahbubani: Bueno, veo a Donald Trump como un fenómeno pasajero. Cuando estuve en Davos este año lo más impresionante fue lo de Macron. Puedo imaginarme una figura como Macron emergiendo en América, no sé quién será. Así que puedo ver a Estados Unidos balanceándose hacia el centro, así que no veo a Donald Trump como un problema. Un problema mayor es que la inteligencia liberal estadounidense no comprende el mundo y no ha preparado a la población estadounidense para tratar con este nuevo mundo. Y veo que es un problema aún mayor porque crea un tipo único de aislacionismo.

Robert Guest: Y tú piensas que avanzar hacia una política exterior menos intervencionista es lo más importante.

Kishore Mahbubani: Absolutamente, estoy completamente de acuerdo en que uno debería enfocarse en sus problemas domésticos, pobreza, etc., pero luego es importante volver a equilibrar lo que uno hace con el resto del mundo.

Todos los problemas que tiene en el mundo se dirigen a una solución multilateral y a asegurarse  que el resto del mundo, que constituye el 88% de la población mundial, sea parte de la solución y se unan.

Robert Guest: Si solo tuvieras un presidente estadounidense que creyera en Occidente y elaborara un orden basado en reglas…

Kishore Mahbubani: Bill Clinton pronunció un discurso en Yale en 2003, donde le dio a sus compatriotas estadounidenses algunos consejos brillantes. Él dijo “Si Estados Unidos va a ser el número uno para siempre, que siga haciendo lo que está haciendo, pero si podemos concebir un mundo donde Estados Unidos ya no sea el número uno, seguramente le conviene crear un espacio para coohabitar”. Bueno, pronunció el discurso hace 15 años y ni una sola figura importante en el cargo tuvo el coraje de seguir su camino y decir “Oye, preparémonos para un mundo donde Estados Unidos se convierta en el número 2 y, por lo tanto, opte por más reglas basadas en el orden”. Lampadia




El mundo necesita mejores líderes

Es difícil encontrar líderes que puedan ir más allá de las disputas diarias de la política moderna y establecer un norte genuino para su país, que tengan profundidad, visión y resiliencia. Para compensar la falta de ideas, capacidad y arduo esfuerzo, los líderes de hoy hablan en frases vendedoras o ‘virales’, apelan a las emociones y dividen sus países. Cuando los líderes son incapaces de ejercer un verdadero liderazgo, quienes sufren los resultados somos todos los ciudadanos.

Muchos de los retos a los que nos enfrentamos hoy son por la falta de liderazgo y de líderes apropiados. El liderazgo no se basa en el poder y los elogios otorgados al líder, sino en la mejora de aquellos a quienes el líder sirve. En su esencia, el liderazgo se basa en su gente. Su objetivo principal consiste en mejorar el statu quo e inspirar la creación de un cambio positivo.

Según los asertos más comunes, la generación de Millennials tecnológicos está desilusionada con casi todos los líderes actuales, convirtiéndose en una generación huérfana (Ver en Lampadia: La caída de nuestros líderes es una tragedia). De alguna manera las personas, especialmente los jóvenes, están perdiendo la esperanza y el respeto por los “viejos de la tribu”, por el establishment, que sienten que les ha fallado e interrumpido sus expectativas de un mundo mejor.

Fuente: striveleadership.org

En un reciente artículo de Project Syndicate (traducido y publicado líneas abajo), Kishore Mahbubani (uno de los principales pensadores de la geopolítica global) y Klaus Schwab (visionario de las tendencias a futuro como la Cuarta Revolución Industrial), se hicieron una gran pregunta: ¿qué diferencia a un líder del resto? ¿Qué cualidades debería tener un líder?

  • Para Mahbubani, la respuesta se centra en la “compasión, entusiasmo y coraje, así como en la habilidad para identificar el talento y comprender la complejidad”.
  • Para Schwab, los cinco elementos clave son “corazón, cerebro, músculo, nervio y alma”.

En esencia, ambas caracterizaciones dicen lo mismo, con palabras distintas.

Entonces, ¿tenemos actualmente líderes con estas cualidades? Lamentablemente, muchos dirigentes políticos no califican en la categoría de líderes y que dejan mucho que desear. Como hemos manifestado en Lampadia, (6/7/2015), Donald Trump debió ser declarado como ‘persona no grata a la humanidad’. Sus posiciones extremistas contra los más débiles en su propia sociedad y su desdén por muchos otros pueblos del mundo, lo deberían haber descalificado para encarnar la postulación republicana.

La realidad es que hoy existe un gran vacío de liderazgo político a nivel mundial. Según Fortune, “el sistema político en EEUU está roto y vemos pocas razones para pensar que los contendientes actuales puedan solucionarlo.” Este es un indicio más, de que hay un problema importante: un extraordinario nivel de disfunción política en el mundo y una aparente incapacidad de cualquiera de nuestros líderes actuales para salir adelante.

Pero si hay algunos ejemplos de liderazgo que pueden destacarse por ser auspiciosos, como el reciente advenimiento a las ligas globales de Emmanuel Macron en Francia, quien se está perfilando, desde sus primeros días en el gobierno, como una fuerza transformadora, que presenta con un lenguaje directo, y apunta mucho más allá de sus fronteras. Ver en Lampadia: Ha nacido un nuevo líder global. Y Justin Trudeau, el Primer Ministro de Canadá, quien se está consolidando como el modelo del líder con especial sensibilidad humanidad. Ver: Justin Trudeau, el modelo de un líder diferente.

Los líderes que actualmente hacen nuestras leyes, escriben nuestros presupuestos y establecen nuestras agendas no son vistos como eficaces. Actualmente, especialmente en occidente, hay una falta grave y alarmante de liderazgo en los cargos de elección popular.

En esta época de liderazgos tan débiles y de devaluación de la política, “debemos buscar líderes que puedan proteger y servir a los intereses de las personas que se supone que representan”, sin recurrir al populismo o cortoplacismo irresponsable. Más bien con visión y coraje, y hasta con capacidad de llamar al sacrificio, como hizo el gran Winston Churchill con su famoso: “Blood, sweat, toll and tears” (sangre, sudor y lágrimas)Lampadia

¿Qué hace que alguien sea un gran líder?

Dos destacados pensadores reflexionan sobre las características del liderazgo y de quienes lo representan en nuestros días.                                                                                                                                        

Kishore Mahbubani, Decano de la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur, es autor de The New Asian Hemisphere.

Klaus Schwab, Fundador y Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial (WEF), es autor de La Cuarta Revolución Industrial.

9 de agosto, 2017
Project Syndicate
Traducido y glosado por
Lampadia​

Hace no mucho tiempo, durante una cena en Singapur, intentamos definir qué cualidades hacen a un gran líder. Para Klaus, los cinco elementos clave eran corazón, cerebro, músculo, nervio y alma. Para Kishore, la clave eran compasión, entusiasmo y coraje, así como la habilidad para identificar el talento y comprender la complejidad. El nivel de superposición es revelador.

No es casualidad que ambas listas comiencen con el corazón. Al igual que Nelson Mandela y Mahatma Gandhi, un líder no puede alcanzar la grandeza sin mostrar una profunda empatía con su pueblo – un sentimiento que alimenta la lucha contra las injusticias que esas personas pueden enfrentar.

No es probable que estos líderes heroicos surjan en tiempos normales. Pero estos no son tiempos normales. Por el contrario, la desigualdad sin precedentes de hoy en muchas partes del mundo es precisamente el tipo de injusticia que podría estimular la aparición de grandes líderes con compasión por los que menos tienen. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el joven líder que irradia más esperanza hoy, fue elegido por su compromiso de ayuda a la gente común.

Luego está el “cerebro” – la capacidad de tamizar a través de las masas de información con la que estamos constantemente inundados, con el fin de tomar decisiones inteligentes en un mundo complejo y rápidamente cambiante. Aquí, algunos líderes actuales están mostrando mucha aptitud.

Por ejemplo, el crecimiento y continuo desarrollo de las economías de China e India reflejan que el Presidente Xi Jinping y el Primer Ministro Narendra Modi, respectivamente, comprenden los desafíos económicos y sociales y las oportunidades que implica la Cuarta Revolución Industrial. Saben que, en este complejo contexto, deben desarrollar nuevas industrias dinámicas que sitúen a sus economías en la frontera del progreso científico y tecnológico.

El uso inteligente de la nueva tecnología también está ayudando a aliviar la pobreza. Los mil millones de indios que se han inscrito en un Aadhaar, una tarjeta de identidad electrónica, ahora tienen acceso directo a prestaciones sociales sin barreras burocráticas. Los mil millones de chinos que utilizan sus teléfonos inteligentes para hacer pagos móviles, ahora disfrutan de acceso directo a todo tipo de productos de consumo que mejoran su estilo de vida.

Todavía nadie ha cuantificado de manera fiable el impulso al bienestar que tales avances tecnológicos producen. Pero el optimismo tanto en China como en India está aumentando. Según el Centro de Investigación PEW:

  • El 87% de los chinos se sienten positivos sobre la situación económica actual de su país
  • El 82% cree que sus hijos tendrán una mejor condición de vida que la que mantienen hoy en día.
  • El 83% de los indios se sienten positivos con respecto a la economía.
  • El 76% piensa que sus hijos tendrán mejores oportunidades.

La tercera cualidad crítica de un gran líder es el valor – o el nervio, como dice Klaus. La oleada de refugiados en Europa, especialmente los solicitantes de asilo sirios en 2015, llevó a una explosión de sentimientos populistas, con cada vez más líderes políticos llamando a cerrar las fronteras. Algunos líderes débiles se rindieron bajo la presión, alineando su retórica con la de los populistas o siendo arrasados por sus competidores.

La canciller alemana Angela Merkel no lo hizo. Ella dio un ejemplo muy poderoso al aceptar un millón de refugiados. Al principio, su posición con los votantes – e incluso muchos dentro de su propio partido – se debilitó, hasta el punto de que algunos comenzaron a escribir su epitafio político. Pero su notable coraje acabó dando sus frutos. Ahora es reconocida mundialmente como una de las líderes más fuertes de nuestro tiempo.

El presidente Joko “Jokowi” Widodo de Indonesia, con su manera tranquila, ha mostrado un valor similar. Indonesia, al igual que Europa, se enfrenta a la creciente presión de las voces nacionalistas y populistas que buscan desplazar los cinco principios de la tolerancia -la “Pancasila” – que sustentan la condición de Estado indonesio.

El encarcelamiento del aliado político de Jokowi, el ex gobernador de Yakarta, Basuki Tjahaja Purnama, también conocido como Ahok, por motivos de blasfemia contra el islam ha reforzado esa presión. Sin embargo, Jokowi, al igual que Merkel, ha seguido luchando contra los extremistas, incluso proscribiendo al grupo extremista Hizb ut-Tahrir.

Por supuesto, transformar el coraje en un cambio positivo requiere músculo – la influencia y la autoridad para actuar – lo que requiere una comprensión astuta de las realidades políticas. Esa astucia era vital para provocar el poderoso cambio en el sistema político de Irlanda, por ejemplo, un país profundamente conservador que eligió a Leo Varadkar, un homosexual de origen indio, como su primer ministro.

El Papa Francisco muestra cómo estas diversas cualidades pueden unirse para producir un fuerte liderazgo. La astucia, el coraje, la moralidad y la inteligencia han respaldado sus esfuerzos por cambiar la posición y la percepción de la Iglesia Católica Romana en el mundo.

Por ejemplo, mientras la tradición prohíbe al Papa endosar la homosexualidad, el Papa Francisco tuvo el valor de decir: “Si una persona es gay y busca al Señor y está dispuesta, ¿quién soy yo para juzgar a esa persona?” De la misma manera, el Papa Francisco se salió de la línea tradicional de la Iglesia para sugerir que las mujeres expuestas al virus Zika que asoló partes de América Latina el año pasado podrían usar anticonceptivos artificiales.

Asimismo, el Papa Francisco ha demostrado coraje y sabiduría al impulsar una estructura de iglesia más descentralizada y tener la visión de una iglesia inclusiva que es un “hogar para todos”. En otro movimiento astuto, incentivó gradualmente la rotación de altos funcionarios en el Vaticano.

El Papa Francisco también tiene lo que Klaus llamaría el alma de un líder. La mayoría de los líderes sucumben, en un momento u otro, a los cómodos adornos de la oficina. Sin embargo, el Papa Francisco sigue viviendo una vida sencilla y humilde, sin las ventajas que a menudo se asocian con el liderazgo, incluso en el ámbito religioso.

En un mundo que está cambiando más rápidamente que nunca, debemos buscar líderes que puedan proteger y servir a los intereses de las personas que se supone que representan. Esto significa no sólo criticar los fracasos de los líderes débiles, sino también destacar los éxitos de los más fuertes. Pueden ser raros, pero sí existen, y debemos celebrarlos. Lampadia




China e India, un liderazgo global con baches

Hasta hace poco, cuando se hablaba de la relación del Asia con occidente, o de China con EEUU, ésta se refería al crecimiento de China y su eventual primer lugar en la economía global. A esos pensamientos y análisis, hay que sumarle ahora la emergencia de la India y la regresión de los EEUU.

Dado que parece que el liderazgo económico y político se mueve hacia el Asia, en Lampadia consideramos que debemos escuchar a sus líderes intelectuales, como a Kishore Mahbubani, a quién volvemos a citar líneas abajo, es uno de los intelectuales más representativos del pensamiento asiático.

Fuente: economist.com

Mahbubani siempre ha mantenido su posición de sumar y de tener una mayor sensatez en el manejo de decisiones que tengan impacto global, abogando por la necesidad de que la geopolítica global vaya tendiendo hacia la convergencia entre occidente y oriente, tema que analizó a fondo en sus libros “The New AsianHemisphere” (El Nuevo Hemisferio Asiático) y The Great Convergence (La Gran Convergencia). Ver en Lampadia: EEUU se encierra y China se postula al libre comercio, EEUU debería aliarse con China y China-India-América (CIA) ¿Oportunidad geopolítica?.

Ante todo, Mahbubani defiende los beneficios de la globalización: “La globalización no ha fallado. Todas las discusiones sobre la globalización están distorsionadas porque los analistas occidentales se centran en aproximadamente el 15 % de la población mundial que vive en Occidente. Ignoran el 85 % que son el resto. Los últimos 30 años de la historia humana han sido los mejores 30 años que los demás han disfrutado”.

Fuente: www.esan.edu.pe 

Ahora pregunta: ¿Pueden China y la India pueden colaborar en la gobernanza mundial? Según el líder singapurense, dada la masiva reacción populista anti globalización tanto en EEUU como en Europa, es hora de que China e India emerjan como nuevos líderes de la globalización y el libre comercio. Y recuerda una cita del presidente Xi Jinping en Davos(enero 2017), “debemos adaptarnos y guiar la globalización económica, amortiguar su impacto negativo y ofrecer sus beneficios a todos los países y naciones”.

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Fuente: apnagujarat.com

“Por lo tanto, la opción de cara a China e India es clara. Si ambos quieren disfrutar plenamente de las ricas oportunidades que fluyen en su camino, es probable que estas lleguen más pronto si pueden superar sus diferencias bilaterales y cooperar y colaborar en los desafíos de la gobernanza mundial”. Lamentablemente, por disputas fronterizas menores, hace pocos meses se avivaron las brechas entre ambos, que ya han inhibido la concreción de importantes reuniones bilaterales.

El mayor desafío de liderazgo que enfrentan Xi y Modi es si podrán unir a China y la India para colaborar en los desafíos mundiales de la gobernanza. Lampadia

¿Pueden China y la India pueden colaborar en la gobernanza mundial?

Kishore Mahbubani
Global Policy Journal en Durham, Inglaterra
28 de julio de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

Can China and India Collaborate in Global Governance?

Fuente:.ifitshipitshere.com

Kishore Mahbubani explora las perspectivas de la defensa conjunta de China e India de la globalización.

La mayor contradicción en la gobernanza global puede ser descrita sucintamente como: Vivimos en tiempos de cambios masivos, con enormes cambios de poder. Sin embargo, nuestras Instituciones de Gobernanza Mundial (GGI, por sus siglas en inglés) siguen prácticamente congeladas, resistentes al cambio. No hace falta un genio político para predecir que las explosiones políticas vendrán en el ámbito de la gobernanza global.

Con una perspectiva histórica corta se entiende la escala y la velocidad del cambio. Desde el año 1 hasta 1820, las dos economías más grandes fueron siempre las de China e India. Hace sólo 200 años fue que Europa tomó el poder económico, seguido por EEUU. China e India,  inevitablemente volverán a sus posiciones número uno y dos. PWC (PriceWaterhouseCoopers) predice que esto ocurrirá en 2050. China ya superó a Estados Unidos como la mayor economía del mundo en términos de PPP en 2014.

Desafortunadamente, la mayoría de nuestras GGIs fueron creadas en la década de 1950 en torno al punto más bajo de la fortuna económica de China y la India. De una participación combinada de alrededor del 50% de la economía mundial en 1820, se habían reducido a menos del 5% en 1950.Todo esto se está revirtiendo con fuerza, como se demuestra en el cuadro inferior. Sin embargo, ninguna de los GGI parece estar lista para lidiar con estas nuevas realidades económicas y políticas.

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En teoría, las dos GGI económicos más poderosas, el FMI y el Banco Mundial (BM), deberían ser los más fáciles en ser reformados, ya que los votos para la toma de decisiones deben reflejar la participación de los países a nivel global. En la práctica, sin embargo, el cambio es difícil. Incluso después de que el Directorio Ejecutivo del FMI acordara asignar a China una mayor participación de 2.928% a 6.068% en 2008, el Congreso de Estados Unidos suspendió la ratificación por 8 años, a pesar de que Estados Unidos no tenía nada que perder con esa nueva fórmula. Tal es la irracionalidad en el discurso sobre las cuestiones de gobernanza global. Para empeorar las cosas, a pesar de que la reunión del G20 en abril de 2009 en Londres acordó que los líderes del FMI y el Banco Mundial debían ser elegidos por mérito y no por nacionalidad, los nombramientos posteriores a estos puestos reflejaban los viejos patrones de asignación de posiciones a europeos y estadounidenses respectivamente. Incluso hoy día, es incierto que un chino o indio vaya a ser elegido alguna vez para dirigir estas instituciones.

China y la India eran percibidas como negativos para gobernanza mundial. Se consideraba que eran obstruccionistas en los procesos de negociación global. En el debate sobre el cambio climático (Copenhague 2009), China e India se negaron a abandonar su posición sobre quienes deberían afrontar los costos de hacerle frente.

En Ginebra (enero de 2018) el Presidente Xi Jinping dijo: “Hasta hoy, la Tierra sigue siendo el único hogar de la humanidad, por lo tanto, cuidarla es la única opción para nosotros, la humanidad.” Y el PM Modi citó un famoso dicho sánscrito: “Es mío, es tuyo, sólo las personas de mente mezquina sacan la cuenta de esta manera. Para los generosos, el mundo entero es una familia”.

A diferencia del retroceso de Estados Unidos, Europa mantiene su rumbo sobre el cambio climático. De hecho, Merkel ha respondido al giro de Donald Trump diciendo: “Los europeos tenemos que tomar nuestro destino en nuestras propias manos”. Una buena oportunidad para que Europa, China e India puedan liderar los desafíos mundiales. China y la India tienen la bendición de tener líderes excepcionalmente fuertes, Xi Jinping y Narendra Modi, en un momento crucial de su histórico retorno a la grandeza. Todo indicaba que Xi y Modi cooperarían y colaborarían. Pero, ha habido una falla política, en parte desencadenada por un pequeño enfrentamiento militar sobre la frontera de Sikkim. Como resultado, Xi y Modi no pudieron tener una reunión bilateral oficial al margen de la reunión del G-20 en Hamburgo en julio de 2017.

Esta desaceleración en las relaciones China-India no podría haber llegado en peor momento para hacer frente a los crecientes desafíos mundiales. Dada la masiva reacción contra la globalización tanto en EEUU como en Europa y mientras China e India emergen como nuevos ganadores de la globalización en su viaje de regreso al número uno y dos, este sería un momento perfectamente natural para que China e India colaboren fuertemente y prediquen, en su propio interés, las virtudes de la globalización. Como dijo el presidente Xi Jinping en Davos en enero de 2017, “debemos adaptarnos y guiar la globalización económica, amortiguar su impacto negativo y ofrecer sus beneficios a todos los países y naciones”.

Si China lanzara una defensa masiva de la globalización por sí sola, el impacto, especialmente en Occidente, sería limitado. La confianza occidental en China es limitada, pero su confianza en la India es mayor. Por lo tanto, una defensa conjunta chino-india de la globalización naturalmente funcionaría mejor. Al mismo tiempo, las crecientes divisiones entre China e India también significarían que cualquier esfuerzo significativo para reformar las GGI se estancaría. El viejo orden seguirá por más tiempo.

Por lo tanto, las opciones de cara a China e India son claras. Si ambos quieren disfrutar plenamente de las oportunidades que pasan por su camino, estas se aprovecharían más pronto si ambos superan sus diferencias. Este es probablemente el mayor desafío de liderazgo que enfrentan Xi y Modi: ¿podrán unir a China y la India para colaborar en los desafíos mundiales de la gobernanza? Lampadia




EEUU debería aliarse con China

Hasta hace poco, cuando se hablaba de la relación del Asia con occidente, o de China con EEUU, ésta se refería al crecimiento de China y su eventual primer lugar en la economía global. A esos pensamientos y análisis, hay que sumarle hoy día la evolución política reciente, que lleva a EEUU a alejarse del libre comercio, y a China, a pretender liderarlo. Este proceso ya no se puede entender desde el punto de vista de la retórica occidental. Si el liderazgo económico y político se mueve al Asia, debemos escuchar a los líderes intelectuales del Este.

Fuente: t3mexico.mx

Por eso, en Lampadia seguimos muy de cerca las opiniones de líderes del Este como Kishore Mahbubani, representante permanente de Singapur ante las Naciones Unidas (1971-2004), y actual decano de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur, uno de los intelectuales más representativos del pensamiento asiático. Mahbubani siempre ha mantenido su posición de sumar y de tener una mayor sensatez en el manejo de decisiones que tengan impacto global, abogando por la necesidad de que la geopolítica global vaya tendiendo hacia la convergencia entre occidente y oriente, tema que analizó a fondo en sus libros “The New Asian Hemisphere” (El Nuevo Hemisferio Asiático) y The Great Convergence (La Gran Convergencia).

Mahbubani, ante todo, defiende los beneficios de la globalización: “La globalización no ha fallado. Todas las discusiones sobre la globalización están distorsionadas porque los analistas occidentales se centran en aproximadamente el 15 % de la población mundial que vive en Occidente. Ignoran el 85 % que son el resto. Los últimos 30 años de la historia humana han sido los mejores 30 años que los demás han disfrutado”.

Lo que Mahbubani afirma es que vivimos en un mundo interconectado. Si nuestra prioridad es restaurar el crecimiento económico, China debería tener interés en que la economía estadounidense fuera sólida y próspera (y viceversa). Es vital hacer hincapié en que la interdependencia global no sólo aumenta el ámbito económico, sino también en nuestra lucha para combatir el calentamiento global, las pandemias y los ataque del Estado Islámico.

Su propuesta es que haya una asociación de China y Estados Unidos para llevar a cabo obras de infraestructura, que en su opinión sería la unión perfecta. Estados Unidos necesita nuevas infraestructuras; la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles ha calculado una brecha de financiación de 1.44 mil millones de dólares en Estados Unidos entre el año 2016 y 2025, y advierte de una carga cada vez mayor en la actividad empresarial, las exportaciones y los ingresos. China tiene la capacidad financiera e ingenieril para construir este tipo de infraestructuras.

Fuente: blog.becool

Lo que el mundo necesita son proyectos de cooperación concretos que produzcan puestos de trabajo y beneficios. Como recalca Mahbubani, en la cumbre “One Belt, One Road”, Xi Jinping dijo, “El comercio es un motor importante que impulsa el crecimiento. Deberíamos aceptar al mundo exterior con una mente abierta, defender el régimen comercial multilateral, avanzar en la construcción de áreas de libre comercio y promover la liberalización y la facilitación del comercio y la inversión”.

Fuente:  tenacarlos.files.wordpress.com

Eso es exactamente a lo que ambos países deben dirigirse: hacia la convergencia. Lo que se necesita es un verdadero compromiso global. Esto implica que ningún país establezca la agenda mundial y que la gobernabilidad se vuelva más difusa. Esto crea un “orden” mundial multipolar, donde el control de los recursos se concentra en diferentes centros de poder, cuyo peso económico se ve reforzado por los acuerdos comerciales intra-regionales. Lampadia

El hecho que EEUU todavía sea incapaz de admitir que se convertirá en # 2 después de China es un problema

Esto es parcialmente la razón por la que Trump llegó al poder, dice Kishore Mahbubani

Por Nathan Gardels
Publicado en El WorldPost
02 de junio 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

Fuente: www.singlitstation.com/

Kishore Mahbubani ex Embajador de Singapur en las Naciones Unidas, y actualmente decano y profesor de política pública en la Escuela Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur. Habló con The WorldPost de Singapur en una entrevista de gran alcance sobre la globalización, la inmigración, el ascenso de China, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump y el Brexit.

A pesar de todos sus beneficios, ¿en qué grupos electorales nacionales clave ha fracasado la globalización y por qué?

La globalización no ha fallado. Todas las discusiones sobre la globalización están distorsionadas porque los analistas occidentales se centran en aproximadamente el 15 % de la población mundial que vive en Occidente. Ignoran el 85 % que son el resto. Los últimos 30 años de la historia humana han sido los mejores 30 años que los demás han disfrutado. ¿Por qué? La respuesta es la globalización. El ascenso de la clase media en Asia ha generado riqueza, fe en la posibilidad de instituciones internacionales justas y un sistema estabilizador basado en reglas que beneficie a la mayoría de la humanidad.

Entonces, ¿por qué hay una percepción de que la globalización ha fracasado? La respuesta simple es que las élites occidentales que disfrutaron de los frutos de la globalización no los compartieron con sus masas occidentales. Peor aún, no prepararon a sus poblaciones para el cambio causado por la extensión de la globalización. En un próximo libro, explico cómo Trump y Brexit son el resultado de este fracaso. En él, escribo:

En lugar de reaccionar pensativa e inteligentemente [al atentado del 11 de septiembre de 2001], la hubris intelectual predominante condujo a la desastrosa decisión de invadir Irak. EEUU tiene las mejores universidades del mundo y think tanks, así como los profesores y expertos más influyentes a nivel mundial. Sin embargo, ninguno de ellos dijo a sus conciudadanos que el evento más importante en 2001 no era el 11 de septiembre. Fue la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio. La entrada de casi mil millones de trabajadores en el sistema comercial mundial obviamente daría como resultado una “destrucción creativa” masiva y la pérdida de muchos puestos de trabajo en Occidente.

Esto, para cortar una larga historia, fue una de las principales razones por las que, 15 años después, ocurrieron eventos como Trump y Brexit en 2016. Las poblaciones de la clase trabajadora podían sentir directamente lo que sus élites no podían sentir. Sus vidas estaban siendo interrumpidas por cambios fundamentales que tenían lugar en el orden mundial y sus líderes no habían hecho nada para explicarles lo que estaba sucediendo o para mitigar el daño.

Ante esto, hay una solución. Necesitamos líderes honestos y valientes en Occidente que digan a sus poblaciones las duras verdades, como hizo Lee Kuan Yew aquí en Singapur. Occidente, EEUU y Europa, sin duda pueden competir. Sin embargo, tienen que hacer ajustes importantes. Por ejemplo, no más de 35 horas semanales en Francia; no más subvenciones agrícolas en Europa; no más beneficios de pensiones toda la vida después de 55. Ese es el mensaje.

Sin fronteras que afirmen la afinidad cultural, los muros están aumentando a medida que las personas sienten que sus identidades están amenazadas. ¿Cómo pueden los líderes políticos y los partidos responder a las preocupaciones sobre la inmigración sin cerrar sus sociedades?

Es absolutamente cierto que la globalización ha desafiado las identidades culturales. Esto también explica Trump y Brexit. EEUU quiere seguir siendo un país anglosajón, no un país bilingüe con igual espacio para la población de habla hispana del sur de la frontera. Los británicos quieren ver un país anglosajón, no uno con inmigrantes polacos y musulmanes. Una de las columnas más chocantes que he leído en mi vida fue una columna de un liberal de toda la vida, Martin Wolf del Financial Times, que se opone al multiculturalismo. Incluso quería girar el reloj hacia atrás.

Pero no puedes girar el reloj hacia atrás. Con el fin de la era de la dominación occidental, nos estamos moviendo de un mundo mono-cultural dominado por Occidente a un mundo multi- cultural. Esto es tan obvio. Sin embargo, no puedo encontrar un solo político occidental que esté dispuesto a declarar lo obvio. Esta es la razón por la cual las poblaciones occidentales están confundidas. No han comprendido que en esta nueva era de la historia mundial, tienen que aceptar el multiculturalismo, incluso en casa.

Para ser justos, no son sólo las sociedades occidentales las que se enfrentan a este desafío. Singapur tuvo un momento Brexit en 2011. Una de las razones por las que George Yeo, ministro de Relaciones Exteriores de Singapur en ese momento, perdió su escaño parlamentario en las elecciones de 2011 es porque hubo una reacción contra los inmigrantes en Singapur. En un esfuerzo por impulsar el crecimiento económico, el gobierno trajo demasiados migrantes demasiado rápido. Aprendió su lección rápidamente. En resumen, cada sociedad tendrá que encontrar el equilibrio natural entre la reducción de los migrantes para proteger la identidad cultural y el aumento de los migrantes para promover el crecimiento económico. Una buena gestión política puede resolver esto.

Ahora que Estados Unidos ha renunciado al papel de liderazgo global que ha desempeñado durante décadas, China todavía es incapaz o reacia a llenar el vacío y Europa está enfrentando la agitación interna sobre su propia integración, ¿qué formas de cooperación global pueden impedir el retorno a una era de esferas de influencia?

Bill Clinton le dio en el clavo en un discurso que dio en Yale en 2003:

Si crees que mantener el poder y el control y la absoluta libertad de movimiento y soberanía es importante para el futuro de tu país, no hay nada inconsistente en [que EEUU siga actuando unilateralmente]. [Los Estados Unidos es] el país más grande y poderoso del mundo. … Pero si crees que deberíamos estar tratando de crear un mundo con reglas, asociaciones y hábitos de conducta con los que nos gustaría vivir cuando ya no seamos la superpotencia económica y política militar en el mundo, no harías eso. Sólo depende de lo que creas.

A medida que Estados Unidos avanza a ser el país número dos del mundo (y esto es inevitable), debe abandonar sus políticas destructivas de unilateralismo e iniciar una nueva era de políticas constructivas de multilateralismo. Es así de simple. Desafortunadamente, ningún líder estadounidense tiene el coraje de defender el multilateralismo. La raíz de muchos de los problemas en Occidente es la cobardía política de primer orden.

No habrá retorno a esferas de influencia exclusivas. Cada región tendrá múltiples opciones. América Latina ya no puede estar sujeta a la doctrina de Monroe. Los vínculos comerciales e inversionistas de China con América Latina serán tan grandes como los de los Estados Unidos. África recibirá muchos pretendientes, entre ellos China e India, Europa y Japón. La desaparición de las esferas exclusivas de influencia es el resultado de la creciente globalización y la consiguiente realidad de vivir en un mundo interdependiente pequeño.

El presidente de China, Xi Jinping, dijo que “la tecnología es el nuevo campo de batalla económico” y se comprometió a cambiar la economía china del modelo de exportación hacia el consumo interno y la producción con su programa ‘internet-plus’ llamado “Made in China 2025”, que busca la innovación tecnológica mundial. China también está expandiendo los lazos comerciales regionales y empujando hacia fuera la estrategia del lema “un cinturón, un camino” para conectar los mercados desde Pekín hasta Estambul. Por el contrario, la política de “América Primero” de Trump ha sido llamada “Made in America 1955” por los críticos, ya que busca proteger los mercados de manufactura industrial. También se ha comprometido a retirar los acuerdos comerciales mundiales. ¿Cómo podrían estas dos estrategias complementarse en lugar de crear un conflicto entre sí?

Una asociación económica entre EEUU y China es un matrimonio hecho en el cielo. EEUU es rico en tecnología, tiene una clase media opulenta (a pesar del reciente estancamiento) y tiene una necesidad desesperada de nuevas infraestructuras. China es rica en capital y ha desarrollado capacidades de construcción de infraestructuras de clase mundial. Si Estados Unidos y China fueran dos empresas, en lugar de dos países, forjarían entre ellos, naturalmente, una asociación económica. Desafortunadamente, son países, no empresas. Por eso los juegos geopolíticos de suma cero evitan la cooperación económica natural positiva que debería suceder.

La mayoría de los estadounidenses piensan que China es el jugador irracional e ilógico de la ecuación entre Estados Unidos y China. Para ser absolutamente justo y objetivo, China es racional y predecible. América no lo es. El sentido común a menudo no prevalece en el discurso político estadounidense. Cualquier político estadounidense que incluso se atreva a sugerir que sería lógico forjar una nueva asociación de infraestructuras entre Estados Unidos y China sería rechazado de inmediato. La gran pregunta es por lo tanto: ¿puede Estados Unidos ser racional con China?

¿Qué puentes pueden ser construidos para prevenir la hostilidad o incluso el conflicto directo entre Estados Unidos y China, las dos economías más grandes del mundo?

Una nueva asociación de infraestructuras entre Estados Unidos y China es el mejor puente a construir entre los dos países. Al mismo tiempo, todos los puntos fuertes y positivos actuales en la relación deben ser sostenidos. Estados Unidos puede seguir siendo un importante mercado para los productos chinos. China debe seguir enviando cientos de miles de jóvenes chinos a estudiar en universidades estadounidenses. Ambos deben colaborar también en cuestiones geopolíticas, como Corea del Norte.

El reciente acuerdo comercial entre Estados Unidos y China fue una gran ventaja. También lo fue la decisión estadounidense de actualizar su delegación a la cumbre “One Belt, One Road” en Beijing. Si Estados Unidos quiere ser realmente astuto, debe aprovechar las muchas oportunidades de negocios que ofrecerá la iniciativa “One Belt, One Road”. El pragmatismo y el sentido común debería reemplazar la ideología y el orgullo en el pensamiento americano de China.

Asombrosamente, China ahora está hablando el lenguaje de la mayoría de los líderes americanos. En la cumbre, Xi Jinping dijo, “El comercio es un motor importante que impulsa el crecimiento. Deberíamos aceptar al mundo exterior con una mente abierta, defender el régimen comercial multilateral, avanzar en la construcción de áreas de libre comercio y promover la liberalización y la facilitación del comercio y la inversión”. Seguramente cualquier líder estadounidense sensato estaría de acuerdo con cada palabra en esta declaración.

En general, ¿cómo se puede conciliar el imperativo de la cooperación global con la narrativa política ganadora articulada tan claramente por Trump, quien ha dicho, “no hay tal cosa como un himno global, una moneda global o una bandera global”?

La gran pregunta es si los líderes nacionalistas como Trump demuestran un profundo entendimiento del pequeño mundo integrado que se viene o si reflejan un intento de última hora de dos líderes para recrear glorias históricas que han desaparecido hace tiempo. Cuando Trump dice consistentemente que quiere “volver a hacer grande a América”, muestra que está conduciendo a Estados Unidos hacia el futuro mirando en el espejo retrovisor. Ninguna nueva política con visión de futuro será posible bajo Trump. Sin embargo, el péndulo político volverá a oscilar en los Estados Unidos – al igual que Stephen Harper fue reemplazado por Justin Trudeau en Canadá y Francois Hollande fue reemplazado por Emmanuel Macron en Francia, lo mismo podría suceder en EEUU. Debemos ser pacientes y esperar el cambio.

El resultado paradójico de Brexit es que el Reino Unido tendrá que reconstruir sus vínculos económicos con el resto del mundo y buscar nuevos mercados mundiales para reemplazar las oportunidades económicas perdidas en la UE. Por lo tanto, la primera ministra británica Theresa May, a pesar de sus esfuerzos por reconstruir una fuerte identidad británica, terminará creando una Gran Bretaña que es más globalizada que la Gran Bretaña que era miembro de la Unión Europea. La necesidad de desarrollar un compromiso económico más fuerte con el resto del mundo llevará a una calma necesaria de la retórica nacionalista. Con el tiempo, GB también podría producir una figura como Trudeau o Macron. Lampadia

 




China-India-América (CIA) ¿Oportunidad geopolítica?

Efectivamente, desde el advenimiento de Narendra Modi como líder de la India, se ha venido produciendo un proceso muy importante en el otro gigante asiático con repercusiones muy positivas para la humanidad. Modi es hoy el gran reformador hacia políticas públicas con sentido práctico,  racionalidad y sin sesgos ideológicos.

Pero Modi no es solo un buen ejemplo como reformador, al hacer crecer la economía de India ha generado un nuevo motor de  crecimiento de la economía global, en momentos que el resto flaqueaba.

Ahora vemos, como explica Kishore Mabubani, el singapurense que seguimos con mucho interés desde Lampadia, que la India tiene la posibilidad de posicionarse geopolíticamente como el fiel de la balanza entre EEUU y China.

Esto es especialmente importante para países como el Perú, ahora que EEUU está optando por el proteccionismo de Trump y retirándose del liderazgo global, y que China sufre aún, en alguna medida, de las ‘resacas ideológicas’ del comunismo.

El rol del fiel de la balanza, es uno muy difícil. Pero nadie como Narendra Modi para poder asumirlo. Ver el análisis de Mabubani:

Fuente: Volldraht

La nueva CIA… China, India y América

Kishore Mahbubani
Prime India Today
8 de enero de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: FastNewsPost

Shakespeare sabiamente dijo: “Existe una marea en los asuntos de los hombres que tomada en pleamar conduce a la fortuna. Pero si la evitas… todo el viaje de la vida estará lleno de obstáculos y desgracias”. Esta oportunidad se ha abierto para que la India se una a la liga de poderes ‘A’. La elección de Donald Trump ha abierto esta oportunidad.

Un camino rocoso, probablemente incluso turbulento, está por delante para las relaciones entre Estados Unidos y China. Incluso antes de asumir el cargo, Trump ha desafiado a China en muchos frentes, desde el comercio hasta sobre Taiwán. En cara de todo esto, la India tiene dos opciones. Se puede sentar y ver con satisfacción las tribulaciones de Beijing al intentar interactuar con Trump. O puede aprovechar astutamente esta nueva turbulencia en las relaciones entre Estados Unidos y China para catapultarse a una nueva liga de las grandes potencias, enmarcada en las siglas CIA: CIA representa ahora a China, India y América.

La gran pregunta aquí es si la India puede ser astuta. Se supone que los cálculos geopolíticos son el sello distintivo del pensamiento estratégico. Por lo tanto, es intrigante que a veces parece triunfar la petulancia ante la astucia en el pensamiento estratégico de la India. Cada vez que aparece algo “ligero”, India responde con gran agitación emocional en lugar de con un esfuerzo para ver si la adversidad puede convertirse en una oportunidad.

Pakistán es el mayor obstáculo para la política exterior de la India. Dada la historia, un romance entre India y Pakistán no está en las cartas. Sin embargo, muchos antiguos adversarios, como Francia y Alemania, China y Japón, Singapur y Malasia, han alcanzado relaciones normales. Por ejemplo, realizan un comercio “normal” entre sí. India y Pakistán no lo hacen. Esta es la razón por la cual la India debería reconsiderar su negativa a unirse a la iniciativa One Belt, One Road (OBOR) de China. Contrario a unas pocas voces paranoicas en Nueva Delhi, OBOR no es un esquema maligno diseñado por China para excluir a la India. En cambio, es la política de seguros de China para desarrollar los enlaces terrestres en Asia Central para superar cualquier posible cerco marítimo de Estados Unidos contra China. OBOR era un movimiento defensivo, no ofensivo. Si la India quiere ser verdaderamente astuta, debería unirse con entusiasmo a OBOR y utilizarla para crear una nueva red de vínculos comerciales y energéticos con Irán, Afganistán y Asia Central. En el centro de la red estará Pakistán. Ésta también ayudará a normalizar las relaciones comerciales India-Pakistán y liberará a la India de una carga geopolítica.

Para lograr todo esto, la India tendrá que mirar a China con nuevos ojos. India y China han tenido una historia tumultuosa debido a las (ahora inactivas) disputas fronterizas, así como la cuestión del Tíbet. Los medios indios atacan sin cesar y dicen que China es una amenaza para la India. Esta histeria mediática es un ejemplo perfecto de cómo a menudo las emociones triunfan ante la astucia en el pensamiento estratégico de la India. ¿Cómo es China una amenaza? ¿Va a invadir la India? ¿Cambiar unilateralmente la Línea de Control? ¿Enviar barcos de guerra a la India? En pocas palabras, China no es una amenaza militar para la India porque no obtendrá ninguna ventaja geopolítica por cambiar el statu quo en el terreno.

Por el contrario, mientras China no es una amenaza real para la India, Estados Unidos es una amenaza real para China. Los pensadores estratégicos chinos tienen todas las razones para estar paranoicos acerca de EEUU. América sigue siendo, en general, mucho más poderoso que China. Militarmente, Estados Unidos es mucho más poderoso. Económicamente, puede dañar a China al restringir las importaciones chinas (como Trump ha amenazado con hacer). Políticamente, puede movilizar movimientos separatistas en China (ya sea en Taiwán, Tibet o Xinjiang). La pesadilla china es una revolución de ‘color’ desencadenada por EEUU. Si los pensadores estratégicos chinos abandonaran su paranoia acerca de EEUU, deberían ser examinados.

Todo esto proporciona a la India una oportunidad de oro. Si las relaciones entre China y Estados Unidos empeoran con Trump, ambas partes prestarán más atención a la India. La elección que hace la India en este entorno geopolítico será absolutamente crítico. Dada la actual situación política en la India, donde se desarrolla una relación amorosa entre India y EEUU, habrá un fuerte deseo emocional de unirse a Estados Unidos contra China. Habrá beneficios a corto plazo. India conseguirá más armas de EEUU. El comercio podría crecer. Pero en tal arreglo geopolítico, la India siempre será el socio menor, el ‘Tonto’ para el ranger solitario estadounidense. Jugará el papel que Japón o Reino Unido hicieron en la Guerra Fría: un aliado valioso pero no un socio igualitario.

Lo astuto para la India, por lo tanto, es posicionarse geopolíticamente como un igual de EEUU y China. Esto no será fácil. El PNB de Estados Unidos es de US$ 18 trillones, el de China es de US$ 11 trillones y el de la India es de US$ 2.1 trillones. ¿Cómo es que el país mucho más pequeño se convierte en un socio igualitario a los dos gigantes más grandes?

Aquí es donde Trump ha proporcionado una oportunidad. Al desarrollar su oposición contra China, el presidente ha puesto efectivamente a China y a EEUU en los extremos opuestos de la balanza. La India debe aprovechar la oportunidad para saltar al medio como el fiel de la balanza. Esto creará el incentivo para que tanto Estados Unidos como China desarrollen relaciones estrechas con la India, ya que quién está en el fiel de la balanza, podrá determinar  para qué lado se puede inclinar. En términos de posicionamiento estratégico, la India debe estar en el medio, no acercarse a EEUU o China. En consecuencia, el peso geopolítico de la India también crecerá en el mundo, ya que se verá que las direcciones geopolíticas globales estarían siendo impulsadas por tres potencias: China, India y América (EEUU), la nueva ‘CIA’.

El gobierno de Obama y el de Bush dieron mucha más prioridad a China que a India. Esto mantuvo a la India bloqueada de cualquier posible triángulo de la ‘CIA’. En contraste, como  adversario de China, Trump ha abierto una ventana de oportunidad para India. ¿Es la India lo suficientemente astuta como para aprovechar esta breve oportunidad para desarrollar vínculos igualmente buenos con China y EEUU?

Probablemente esta oportunidad se dará por un breve tiempo, porque después de un año o dos en el cargo, puede que Trump rehaga sus cálculos y decida que tener una buena relación con China tiene más sentido geopolítico.

Las obras más importantes de Shakespeare fueron sus tragedias. En cada una, demostró cómo los seres humanos fallan al no elevarse por encima de sus fragilidades, incluyendo sus impulsos emocionales. Sería una verdadera tragedia que la India pierda su actual oportunidad geopolítica, por no elevarse sobre sus impulsos emocionales en relación con China. Lampadia 




El poder económico gira hacia el Asia

Desde los desarrollos políticos de Gran Bretaña con el Brexit y de EEUU con Trump, que de alguna manera marcan una regresión de sus políticas internacionales hacia el interior de sus países, alejándose de importantes espacios de interés en el plano internacional, así como del libre comercio y la globalización, en Lampadia estamos compartiendo con nuestros lectores, producción intelectual del Asia, especialmente desde Singapur, que goza de una perspectiva privilegiada en el debate político este-oeste que se empieza a formar.   

Fuente: Shutterstock

Días atrás publicamos la visión del 2017 desde el Asia y las ideas de Kishore Mahbubani, el gran intelectual singapurense sobre las relaciones de oriente y occidente, preparado para Davos 2017. Ahora presentamos líneas abajo un interesante artículo de Danny Quah, profesor de economía en la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de Singapur, quien afirma que, a pesar de los múltiples políticos que han culpado a la globalización y el libre comercio por una supuesta creciente desigualdad económica dentro de las economías desarrolladas, en realidad es la mejora de la igualdad de ingresos entre todas las naciones lo que ha creado esta tendencia a una reacción populista de proteccionismo.

Según Quah, “Durante los años noventa, existía una brecha de ingresos de 70% entre las economías emergentes y el G7. Esa brecha se redujo a menos del 14% en 2016 y desaparecerá en 2020”. La verdad es que el proceso de integración mundial se está consolidando, sin importar cuanto quiera negarlo Donald Trump. Los ajustes de las instituciones multilaterales son necesarios para que se permita una mejor gobernanza global y la convergencia entre las dos mayores potencias mundiales, EEUU y China, es esencial para la armonía y el mayor bienestar global.

Sin embargo, como afirma el profesor Quah, “los americanos comunes y corrientes se preocupan – a un nivel profundo e instintivo – de que ellos, o al menos sus líderes electos, lleguen a estar a cargo, y lleguen a escribir las reglas del juego. Otros en todo el mundo los están alcanzando, y lo que ahora está en las cartas es un futuro compartido, genuinamente global, donde ninguna nación es excepcional o indispensable”.

En efecto, en su último libro, ‘Orden Mundial’, Henry Kissinger nos advirtió que un estudio de Harvard mostraba que históricamente, de 15 casos de interacción entre una potencia emergente y una establecida, 10 terminaron en guerra. Y agregaba que no era sorprendente que hoy pensadores estratégicos significativos, a ambos lados, consideraran que el patrón histórico hacía inevitable el conflicto.

Por su lado Mahbubani, nos decía que estábamos construyendo una nueva y mejor civilización, que nadie habría pensado hace unos años que Singapur podría ser tan próspero como Londres. Pero aún había una gran resistencia a hablar de una gobernanza global que permitiera y cuidara la consolidación de la armonía entre occidente y oriente.

Más vale darse cuenta a tiempo de la dirección e intensidad de los nuevos vientos, que en nuestra opinión alterarán profundamente el mundo que se estaba construyendo: uno que era favorable al espacio de desarrollo que necesitan países como el Perú. Lampadia

A pesar de Trump, el poder económico seguirá girando hacia Asia en 2017

Danny Quah, profesor de economía en la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de Singapur

Publicado en Quartz

8 de febrero de 2017

Traducido y glosado por Lampadia

Si Estados Unidos se vuelve más proteccionista -tal vez porque piensan que el comercio está dejando que otros ganen mientras ellos pierden-, el Asia emergente buscará otros acuerdos de seguridad “, predice el profesor Quah. “¿Se beneficiará China de este nuevo equilibrio? No le hará daño a China, no”.

El mes pasado fue un fabricante de refrigeración. Este mes son los fabricantes de automóviles. Hasta ahora, el Presidente ha cumplido con sus promesas de campaña en dirigirse a las empresas que obtienen su fuerza de trabajo en el extranjero.

Durante mucho tiempo, Trump ha proclamado que quiere detener el ‘offshoring’ mediante la renegociación de acuerdos comerciales “injustos” y presionar a las firmas con sede en Estados Unidos para que repatrien sus operaciones en el extranjero -y, lo que es más importante, los empleos extranjeros- a los Estados Unidos.

Sería conveniente desechar gran parte de su discurso como posturas políticas. La campaña de Trump no fue la única en culpar a la globalización, ni tampoco fue el primero -políticos de ambos partidos tienden a demonizar los acuerdos comerciales en lugar de vender sus beneficios. Y a pesar de algunas regresiones altamente promocionadas por empresas como Carrier y Ford, pocos caracterizarían un ‘shakedown de empresa por empresa’ como una forma eficaz de debilitar las fuerzas del comercio mundial.

Aun así, la embestida muestra un sentimiento anti-globalización muy preocupante.

A raíz del Brexit, el ascendente nacionalismo europeo y las elecciones estadounidenses, se ha escrito mucho sobre la amenaza del populismo al crecimiento del comercio mundial y las instituciones económicas internacionales establecidas después de la Segunda Guerra Mundial. Hay una serie de explicaciones para este ‘giro hacia adentro’. Muchos han culpado a la creciente desigualdad económica dentro de las economías desarrolladas –parte de la culpa sería la subcontratación o la transición tecnológica.

Otros postulan que un factor motivador puede ser una disminución de la desigualdad. Danny Quah, profesor de economía en la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de Singapur, y Kishore Mahbubani, decano de la escuela, culpan a la mejora de la igualdad de ingresos en todas las naciones como la causa del aumento del populismo. Durante los años noventa, existía una brecha de ingresos de 70% entre las economías emergentes y el G7. Esa brecha se redujo a menos del 14% en 2016 y desaparecerá en 2020.

Mahbubani y Quah proponen que el cambio en el poder -incluyendo el poder adquisitivo- de las naciones más ricas a las economías emergentes y al este de Asia es una idea inquietante para los ciudadanos de los países desarrollados.

“Los americanos comunes y corrientes se preocupan – a un nivel profundo e instintivo – de que ellos, o al menos sus líderes electos, lleguen a estar a cargo, y lleguen a escribir las reglas del juego”, dice el profesor Quah. “Otros en todo el mundo los están alcanzando, y lo que ahora está en las cartas es un futuro compartido, genuinamente global, donde ninguna nación es excepcional o indispensable”.

Sólo el tiempo determinará cómo se llevará a cabo este cambio. No obstante, el actual clima anti-globalización plantea algunas preguntas para Asia, que, al menos hasta ahora, se ha beneficiado en gran medida de la globalización. Si el retorno al mercantilismo se acelera y el comercio mundial se ralentiza, ¿girará Asia? Y si el Oeste se aparta de impulsar soluciones internacionales, ¿llenarán otros esos zapatos?

“El Oeste solo representa el 12% de la población mundial. El 88% vive fuera del Oeste. 

Y, en total, sus condiciones de vida nunca han sido mejores.” – Kishore Mahbubani

“No es un juego de suma-cero.  No lo volvamos así.” – Danny Quah

Hay una idea de que las economías emergentes de Asia han crecido sólo porque los asiáticos exportan a los consumidores estadounidenses y que el consumo es demasiado débil en Asia para apoyar el crecimiento sostenible. Pero igual que en cualquier otra economía, los economistas nos dicen que, cuando los ingresos disponibles crecen, también lo hará el consumo.

“La demanda interna se ha mantenido notablemente resistente en la mayor parte de la región, apoyada por el aumento de los ingresos reales”, dice Changyong Rhee, Director del Departamento de Asia y el Pacífico del FMI. La demanda externa no será ayudada por la muerte de la Asociación Transpacífica, y el reequilibrio de China continuará teniendo efectos en el comercio mundial. Pero no se puede negar que la economía de Asia seguirá desempeñando un papel importante en la economía mundial a medida que sus mercados emergentes y fronterizos continúen creciendo.

De hecho, China, que habría sido excluida del TPP, ahora tendrá más posibilidades de impulsar el comercio con sus socios regionales. Los canales comerciales de Asia tienen un largo alcance, y sólo se fortalecerán si iniciativas como “One Belt, One Road” y la Asociación Económica Regional Amplia son exitosas.

A medida que Asia crece, la concentración de consumidores y los mercados en rápida expansión necesitarán infraestructuras e industrias para apoyarlos. Al mismo tiempo, a medida que el neo-mercantilismo occidental tome forma, las compañías estadounidenses tendrán que decidir cómo será su papel.

En una entrevista con el Wall Street Journal, John Dulchinos, vicepresidente de fabricación digital de Jabil, proveedor de empresas como Apple y Electrolux SA, dice: “En ningún otro país se puede escalar tan rápidamente. Uno tiene la capacidad de moverse rápidamente y hay una cadena de suministro de electrónica muy fuerte en Asia, centrada en China”.

Ya sean estadounidenses o asiáticos, las industrias que tengan éxito serán aquellas que no enfrenten a los humanos contra las máquinas, sino que usen la velocidad y precisión para permitir que los seres humanos funcionen mejor. Asia ha aprendido esa lección: es el centro mundial de manufactura avanzada y logística sofisticada.

Además, China es ahora el mayor mercado consumidor de teléfonos inteligentes y otros aparatos. Y sin importar el este o el oeste, los negocios astutos buscarán siempre capitalizar  las oportunidades disponibles. Asia tiene muchas. Lampadia




Autoridad moral para los malos tiempos

Autoridad moral para los malos tiempos

Mary Robinson, ex Presidente de Irlanda y miembro de The Elders, ha escrito en el Financial Times acerca de la necesidad de tener un fuerte liderazgo moral para combatir la marea populista. (Ver  artículo líneas abajo).

The Elders (elder = mayor) es un grupo de líderes independientes, la mayoría ex jefes de Estado, que ya no tienen cargos públicos, son independientes de cualquier gobierno nacional y de otros intereses personales. Para ser miembro de la organización, deben haber alcanzado confianza en el plano internacional, demostrado integridad y construido una reputación de liderazgo progresista e inclusivo. Los objetivos principales de estos líderes se vinculan a la búsqueda de la paz y de los derechos humanos.

Mary Robinson nos dice que este “no es el momento para un optimismo ingenuo”, y agrega: “todos los políticos responsables, la sociedad civil y los líderes empresariales deben mantenerse firmes y reafirmar nuestros valores básicos y comunes de dignidad para todos”.

Fenómenos políticos como el Brexit y acciones de gobierno excluyentes y confrontacionales como las de Donald Trump indican un claro cambio en la tendencia global. Es lamentable como esta ola de populismo que crea sólo falsas esperanzas y chivos expiatorios, y culpa a los inocentes, es adoptada por políticos irresponsables para sus propios fines personales.

Robinson afirma que “algunos políticos reclaman que se trata de una revuelta populista contra las élites globales y que todo el sistema de gobernanza internacional establecido desde el final de la segunda guerra mundial, incluida la ONU, necesita ser ampliamente revisado. Yo diría que los valores que forman la base de la ONU y la Declaración Universal de los Derechos Humanos son hoy tan relevantes como lo fueron en los años cuarenta y que nuestro desafío es defenderlos”.

“Al mismo tiempo, necesitamos hacer cambios en el sistema de gobernanza internacional para que sea más resistente, robusto, representativo y equipado para adaptarse a las nuevas realidades geopolíticas y a complejos retos a largo plazo, incluyendo el cambio climático, la migración masiva y la creciente desigualdad” [en los países ricos].

Image result for populismo Fuente:  germanmcortes.com

Así lo plantea Kishore Mahbubani, de Singapur, “a medida que el mundo se vuelve cada vez más pequeño, necesitamos una mejor gobernanza mundial. Las instituciones creadas a raíz de la Segunda Guerra Mundial ya no están aptas para el propósito. Los países occidentales ejercen una influencia desproporcionada y han debilitado deliberadamente el sistema para evitar que se limiten sus intereses”.

La verdad es que el comercio internacional y la globalización han producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, como una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres. En los últimos 40 años se ha duplicado la población mundial y se ha formado una clase media global de 3,000 millones de habitantes y, hoy los más pobres tienen mejores condiciones de vida que nunca antes, con mayor esperanza de vida, mejor alimentación y mejor salud. Se estima que en 20 años podamos superar del todo la pobreza.

Por lo tanto, las clases dirigentes, como ejemplifica The Elders, los viejos de la tribu, los que ya están más allá del bien y del mal (que no actúan por intereses personales), tienen que ejercer un liderazgo moral para combatir el error y la aventura barata y, al mismo tiempo, convocar a todas las generaciones a mejorar las instituciones de gobernanza global, defendiendo los valores universales de paz y prosperidad para todos los pueblos.

En el caso del Perú, debemos preguntarnos: ¿Dónde están nuestros ‘elders’? Lampadia

Se necesita un fuerte liderazgo moral para combatir la marea populista

Es hora de reafirmar nuestros valores de cómo tratar decentemente a todos

La necesidad de sostenibilidad: distribución de alimentos y suministros en Haití tras el huracán Matthew en la isla en 2016 © Andres Martinez Casares / Reuters

Mary Robinson
Ex Presidente de Irlanda, Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU y miembro de The Elders 
Financial Times
17 de enero de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

Millones de personas en todo el mundo consideran que el actual sistema globalizado no está funcionando en su mejor interés.

Sabemos que, históricamente, el populismo crudo no ofrece soluciones reales, creando sólo falsas esperanzas y chivos expiatorios. Sin embargo, también está claro que hay muchos políticos que explotarán cínicamente las quejas genuinas para sus propios fines.

Todo esto significa que el nuevo año comienza con incertidumbre y temor en todos los niveles de la sociedad. Los cambios potencialmente sísmicos en el liderazgo político en 2017, no sólo en Estados Unidos, sino también en toda Europa, Irán, India y partes de África, podrían perturbar las instituciones establecidas y los procesos multilaterales.

Al mismo tiempo, en todo el mundo vemos niveles crecientes de xenofobia e intolerancia, un estrechamiento de la visión política y un enfoque en la introspección parroquial. Se siente como si se hubiera retirado la tapa de una olla a fuego lento de tensiones y descontento. Las opiniones sobre raza, género y religión, que hace sólo unos pocos años se consideraban inaceptables, son ahora comunes. Durante el último año, hemos visto cómo el discurso público se ha visto empañado por la retórica áspera y desagradable.

Algunos políticos afirman que se trata de una revuelta populista contra las élites globales y que todo el sistema de gobernanza internacional establecido desde el final de la segunda guerra mundial, incluida la ONU, necesita ser ampliamente revisado. Yo diría que los valores que forman la base de la ONU y la Declaración Universal de los Derechos Humanos son hoy tan relevantes como lo fueron en los años cuarenta y que nuestro desafío es defenderlos.

Al mismo tiempo, necesitamos hacer cambios en el sistema de gobernanza internacional para que sea más resistente, robusto, representativo y equipado para adaptarse a las nuevas realidades geopolíticas y a complejos retos a largo plazo, incluyendo el cambio climático, la migración masiva y la creciente desigualdad [en los países ricos].

Si queremos tener alguna esperanza de hacer progresos constructivos en 2017 y detener esta creciente oleada de ira que se convierte en un nihilismo destructivo, todos los políticos responsables, la sociedad civil y los líderes empresariales deben mantenerse firmes y reafirmar nuestros valores básicos y comunes de dignidad para todos.

Me alienta el hecho de que hay muchos líderes, organizaciones y ciudadanos que todavía están decididos a actuar juntos para asegurar un futuro sostenible para nuestra gente y nuestro planeta.

Afortunadamente, el liderazgo existe. En Marrakesh, me inspiró su llamado a “una nueva era de la búsqueda del desarrollo, el fin de la pobreza, no dejar a nadie atrás y proteger el medio ambiente”.

Sólo mediante la adopción de un enfoque así de holístico podemos aplicar con éxito, no sólo el Acuerdo de París sino también los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Debe ser un enfoque de abajo hacia arriba, en el que los líderes y los responsables políticos muestren humildad y escuchen las experiencias y las voces de las personas sobre temas de cambio climático, pobreza, violencia e injusticia.

Este no es el momento para un optimismo ingenuo; los retos que se avecinan son duros y las voces de hostilidad son estridentes. Pero sigo inspirado por las palabras de Nelson Mandela, quien dijo en 2003 que: “Los que se comportan con moralidad, integridad y consistencia no deben temer las fuerzas de la inhumanidad y la crueldad”.

Como miembro de The Elders, el grupo de ex líderes independientes fundado por Mandela para trabajar por la paz y los derechos humanos, recordaré sus palabras en el próximo año y espero que sigan inspirando a los ciudadanos de todo el mundo a confiar en sus mejores instintos y trabajar juntos por la justicia. Lampadia




EEUU se encierra y China se postula al libre comercio

Hasta hace pocos meses, cuando se hablaba de la relación del Asia con occidente, o de China con EEUU, ésta se refería al crecimiento de China y su eventual primer lugar en la economía global. A esos pensamientos y análisis, hay que sumarle hoy día la evolución política, que lleva a EEUU a alejarse del libre comercia, y a China, a pretender liderarlo.

Este proceso ya no se puede entender desde el punto de vista de la retórica occidental. Si el liderazgo económico y político se mueve al Asia, debemos escuchar a los líderes intelectuales del Este.

¿Quién mejor para ilustrarnos sobre esta (nueva) realidad que nuestro conocido intelectual de Singapur, Kishore Mahbubani?

Recordemos que Mahbubani estuvo en Lima el 2009, ver su presentación en Lampadia. El escribió en “The New Asian Hemisphere” (El Nuevo Hemisferio Asiático) y en The Great Convergence (La Gran Convergencia), su tratado sobre la necesidad de que la geopolítica global vaya tendiendo hacia la convergencia entre occidente y oriente. Lamentablemente, lo que está sucediendo es todo lo contrario. Líneas abajo compartimos el artículo que Mahbubani preparó para la actual edición del World Economic  Forum.

Fuente: www.world-governance.org

Mahbubani, propone actualizar las instituciones mundiales —Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods, la OMC— adaptándolas a la ascensión del resto e, igualmente, actualizar el pensamiento de Occidente, “En lugar de tratar constantemente de retener el control del mundo, Occidente debe aprender a compartir el poder. A los asiáticos se les debe permitir dirigir el FMI y el Banco Mundial. Igualmente importante, los expertos occidentales deben abandonar su condescendencia tradicional al hablar del resto. Las entidades asiáticas emergentes, como China, la India y la ASEAN, deben ser tratadas con más respeto. La India debería ocupar inmediatamente un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el Reino Unido y Francia a un lado.”

“Todo esto suena inconcebible para muchas mentes occidentales. Pero hasta hace poco, era también inconcebible que el resto pudiera ser más optimista que Occidente. Occidente debe ahora hacer lo inconcebible para prepararse para el inevitable mundo inconcebible.”

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Fuente: www.theamericanconservative.com

Lo que defiende Mahbubani no es crear nuevas instituciones que consagren el traslado mundial de poder, sino remediar el “déficit democrático” del sistema antiguo. Mientras que el populismo aumenta en Occidente, (dando como resultado situaciones como Trump y el Brexit), no ha surgido en las regiones más pobladas de Asia y África. Y, como resalta Mahbubani, “Occidente sólo representa el 12% de la población mundial. El 88% restante vive fuera de Occidente. Y sus condiciones de vida (con excepción de algunos países árabes y Corea del Norte) nunca han sido mejores.”

De esta manera, Mahbubani propone una convergencia y una mayor democracia global, al igual que Niall Ferguson en ‘Civilización: Occidente y el resto’ donde propone la idea de que el formidable progreso económico de China irá abriendo el camino a la democracia política. Mahbubani aboga por un proceso de convergencia. Ver sus ideas al respecto en Lampadia: WEF: ¿Se detendrá la gobernanza global en un mundo multipolar? y Mahbubani: “No nos equivoquemos con China”

Lo que se necesita es un verdadero compromiso global. Esto implica que ningún país establezca la agenda mundial y que la gobernabilidad se vuelva más difusa. Esto crea un “orden” mundial multipolar, donde el control de los recursos se concentra en diferentes centros de poder, cuyo peso económico se ve reforzado por los acuerdos comerciales intra-regionales.

¿Cómo, entonces, se podría asegurar la gobernabilidad global en un mundo multipolar?  “A medida que el mundo se vuelve cada vez más pequeño, necesitamos una mejor gobernanza mundial”, afirma Kishore Mahbubani.

En Lampadia seguimos a Mahbubani desde hace varios años. Nuestro país no tiene una vocación internacionalista y estamos bastante lejos de seguir los acontecimientos globales, pero los movimientos tectónicos que pasan por nuestros ojos, deben llevarnos a desarrollar una mejor visión de los hechos y a estar preparados para participar en el diseño de las políticas globales, como pronto, seguramente, va a ser necesario. Lampadia

Sí, este es el siglo del Asia.

Pero todavía hay motivos para el optimismo de occidente

An illuminated cube bearing the Chinese flag is seen in the entrance foyer of the London Stock Exchange in London

La ascensión de Asia. Eso no significa que Occidente tenga que ser pesimista
Fuente: REUTERS / Peter Nicholls

Kishore Mahbubani, 
Decano de la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur
Foro Económico Mundial
13 de enero de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

 

La gran cuestión de nuestro tiempo es simple: ¿debemos, todos los 7 mil millones de nosotros, sentirnos optimistas o pesimistas sobre el futuro de la humanidad?

La respuesta del mundo está dividida. Muchas sociedades occidentales se están ahogando en el pesimismo. Por el contrario, el resto nunca ha sido más optimista. Esto representa una inversión del patrón de los siglos anteriores, donde Occidente siempre fue más optimista. ¿Qué ocurrió? ¿Y qué nos dicen los hechos?

Los hechos son claros. La condición humana nunca ha estado mejor. La pobreza mundial está disminuyendo constantemente. En 2015, superamos ampliamente el Objetivo de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas de reducir a la mitad la pobreza mundial. Según la NIC, la pobreza extrema podría reducirse a la mitad para el año 2030.

Las clases medias globales están explotando: de 1,800 millones en 2010 a 3,200 millones en 2020 y 4,900 millones en 2030. La tasa de mortalidad infantil mundial ha disminuido de un estimado de 60 muertes por mil nacimientos en 1990 a 32 en 2015. Esto se traduce en más de 4 millones de muertes infantiles menos por año. Si fuéramos racionales y objetivos, estaríamos celebrando la condición humana actual.

La auto-contemplación de Occidente

¿Por qué no celebramos? Una respuesta simple es que los intelectuales occidentales que dominan el discurso intelectual global sólo son conscientes de los desafíos a corto plazo de sus sociedades, no de las promesas globales a largo plazo. Francis Fukuyama ilustra esto bien. En un ensayo escrito después de la elección de Donald Trump, dice: “La derrota electoral de Hillary Clinton ante Donald Trump marca un hito, no sólo para la política estadounidense, sino para todo el orden mundial. Parece que estamos entrando en una nueva era de nacionalismo populista, en la que el orden liberal dominante que se ha construido desde la década de 1950 ha sido atacado por las mayorías democráticas enojadas y energizadas. El riesgo de caer en un mundo de nacionalismos competitivos e igualmente enojados es enorme, y si esto sucede, marcaría una coyuntura tan trascendental como la caída del Muro de Berlín en 1989. “[Nota: énfasis añadido.]

Por favor, estudiemos cuidadosamente sus palabras. El está confundiendo la condición de Occidente con la condición del mundo. Es cierto que el populismo ha aumentado en Occidente. Eso explica a Trump y el Brexit (y posiblemente Le Pen). Pero no ha surgido en las regiones más pobladas de Asia y África.

Más importante aún, Occidente sólo representa el 12% de la población mundial. 88% vive fuera de Occidente. Y sus condiciones de vida (con excepción de algunos países árabes y Corea del Norte) nunca han sido mejores.

Tomemos tres de los países más poblados de Asia: China, India e Indonesia. Las vidas de casi 3 mil millones de personas en estos países nunca han sido mejores. Y van a mejorar mucho en las próximas décadas, como muestra el gráfico.

La década de 2010 a 2020 es probablemente la mejor década que Asia haya experimentado. La población de clase media asiática va a pasar de 500 millones en 2010 a 1,750 millones en 2020. En resumen, Asia va a añadir 1.5 veces la población total de Occidente a la población de clase media mundial en una década.

¿Por qué está pasando esto? Una respuesta simple es el triunfo de la razón. La difusión de la ciencia y la tecnología occidentales lo demuestra más claramente. En el nivel más básico, los seres humanos en todo el mundo pueden ver los beneficios de la medicina occidental moderna. Como resultado, la razón está reemplazando a la superstición. En todas las esferas de la vida humana, desde las políticas económicas hasta la gestión ambiental, desde la educación hasta la planificación urbana, las prácticas óptimas occidentales están siendo adoptadas casi universalmente por todas las sociedades.

Entonces, ¿por qué todo el pesimismo?

Si el mundo está mejorando, ¿por qué el Oeste se vuelve más pesimista? La respuesta simple es que Occidente ha seguido una estrategia profundamente defectuosa desde el colapso de la Unión Soviética en 1991. Al igual que los defensores británicos de Singapur en la Segunda Guerra Mundial, apuntaron sus armas al mar en el Sur cuando los japoneses vinieron por tierra desde el Norte.

Para dejar este punto aún más claro, Occidente pensó que había ganado una colosal y épica lucha con su dramática victoria en la Guerra Fría. Como resultado, no se dio cuenta de que, al mismo tiempo, una lucha aún mayor había comenzado con el “retorno” de Asia. China decidió volver a unirse a la economía mundial en los años ochenta. La India lo hizo en los años noventa. El regreso de 3 mil millones de asiáticos, obviamente, iba a sacudir la economía global. Occidente no se dio cuenta.

No se dio cuenta porque las mentes occidentales estaban intoxicadas con un opiáceo insalubre de triunfalismo. El famoso ensayo de Francis Fukuyama “El Fin de la Historia” capturó este error. Como resultado, Occidente desarrolló una estrategia intervencionista defectuosa hacia el resto. Muchas de las intervenciones llevaron al desastre. Michael Mandelbaum señala que “el historial de la administración Clinton no fue alentador: prometió el orden en Somalia y lo dejó en caos. Fue a Haití para restaurar la democracia y la dejó en anarquía. Bombardeó Bosnia por el bien de la unidad nacional, pero presidió una partición de facto”.

Y el 11 de septiembre empeoró las cosas. Sedujo a los asesores neoconservadores de George W. Bush para invadir Irak, después de invadir Afganistán. Una década más tarde, los europeos vieron a dos tercios de sus refugiados proceder de tres países: Irak, Afganistán y Siria.

Pero ese no era el verdadero desastre. Mientras que los pensadores estratégicos occidentales estaban distraídos, no vieron que el acontecimiento más importante en 2001 no fue 9/11. Fue la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio. La entrada de casi mil millones de trabajadores al sistema comercial mundial obviamente daría como resultado una masiva “destrucción creativa” y la pérdida de muchos puestos de trabajo.

Trump y Brexit son, por lo tanto, los resultados naturales y lógicos de una estrategia occidental defectuosa de no tratar con los desafíos económicos reales a Occidente. Mientras Occidente estaba distraído, China emergió. Según las estadísticas del FMI, en 1980, en términos de PPP, la participación de EEUU en el PBI mundial era del 25%, mientras que la de China era del 2.2%. En 2016, la participación de Estados Unidos se ha reducido a 15.5%, mientras que la de China ha aumentado a 17.9%.

El declive relativo de Occidente

Por lo tanto, hay razones estratégicas sólidas para el pesimismo occidental: de 1820 a aproximadamente 1980, el poder económico occidental creció de manera constante o mantuvo una enorme posición dominante a nivel mundial. En las últimas tres décadas, el PBI combinado de América del Norte y Europa Occidental se redujo de 51.5% en 1990 a 33.45% en 2014.

Un cambio estratégico aún más destructivo sucedió al mismo tiempo. Mientras que los trabajadores en Occidente sufrieron pérdidas de empleo y el deterioro de los ingresos, la élite occidental se convirtió en súper ricos de la globalización acelerada y el regreso de Asia.

RW Johnson describe bien cómo sufrieron los trabajadores estadounidenses: “Entre 1948 y 1973, la productividad aumentó un 96.7% y los salarios reales un 91.3%, casi exactamente al mismo paso. Eran los días de abundantes empleos en el acero y la industria automotriz cuando los trabajadores podían permitirse enviar a sus hijos a la universidad y verlos ascender a la clase media. Pero de 1973 a 2015 -la era de la globalización, cuando muchos de esos puestos de trabajo desaparecieron en el extranjero- la productividad aumentó un 73.4%, mientras que los salarios aumentaron sólo un 11.1%. Desde 2000, los salarios pagados a los graduados universitarios han caído. “

Una razón para ser optimista

Las preguntas existenciales que Occidente enfrenta hoy en día son bastante simples. ¿Está todo perdido? ¿Disminuirán constantemente el poder y la influencia occidental? ¿O hay esperanza para Occidente? ¿Puede beneficiarse también del resurgimiento del resto?

La respuesta simple es que Occidente puede beneficiarse de la oleada del resto. 12% de la población mundial puede ser arrastrada por el restante 88%. Para lograr esto, los líderes occidentales y expertos necesitan hacer muchos ajustes psicológicos significativos.

En lugar de tratar constantemente de retener el control del mundo, Occidente debe aprender a compartir el poder. A los asiáticos se les debe permitir dirigir el FMI y el Banco Mundial. Igualmente importante, los expertos occidentales deben abandonar su condescendencia tradicional al hablar del resto. Las entidades asiáticas emergentes, como China, la India y la ASEAN, deben ser tratadas con más respeto. La India debería ocupar inmediatamente un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el Reino Unido y Francia a un lado.

Todo esto suena inconcebible para muchas mentes occidentales. Pero hasta hace poco, era también inconcebible que el resto pudiera ser más optimista que Occidente. Occidente debe ahora hacer lo inconcebible para prepararse para el inevitable mundo inconcebible. Lampadia

 




Viendo el 2017 desde Oriente

La gran pregunta en los países asiáticos en este momento es qué sucederá tras la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Según Kishore Mahbubani, escritor, decano de la Escuela de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur y ex embajador en las Naciones Unidas, el centro de la atención debería estar en el cambio geopolítico que se viene.

Según Mahbubani, China e India son una fuerza que no puede seguir siendo tratada con desdén o desprecio. Incluso su pequeño país, Singapur, también tiene importantes lecciones que occidente debiera aprender. Mahbubani afirma que Singapur no tendrá las mejores empresas del mundo, pero tiene las mejores políticas públicas.

En Lampadia queremos compartir con nuestros lectores una reciente entrevista de NHK World (uno de los principales canales de Japón), a Mahbubani, que nos muestra una visión  qué es fundamental para entender el mundo de nuestros días.

Como afirmó Martin Wolf en ¿El fin de la globalización?), el impulso hacia una mayor integración económica se ha estancado y en algunos aspectos se ha revertido. La globalización ya no está impulsando el crecimiento mundial. Si se llega a producir un retroceso de la apertura comercial por parte de los países más ricos, sus efectos en los países emergentes serían dramáticos. Esta situación es casi el peor evento económico posible que se puede imaginar y golpearía muy duramente a los países y poblaciones más pobres del mundo.

Así lo hemos explicado en Lampadia en nuestro artículo: The wind beneath our wings, en el que explicamos que los países emergentes como el Perú, necesitan el libre comercio para su desarrollo. Debemos prepararnos para defender el libre comercio y la globalización para proteger el crecimiento económico y la superación de la pobreza de los países emergentes como el Perú.

Ayer compartimos con nuestros lectores la visión occidental del 2017, hoy tenemos la visión oriental. Lampadia

Las perspectivas para 2017 desde Asia

NHK WORLD – Tokio
4 de enero de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

Entrevista de Sho Beppu (NHK) a Kishore Mahbubani

La xenofobia y la frustración con la globalización se están extendiendo en países que son considerados modelos de democracia. ¿A dónde se está dirigiendo el mundo? ¿Está en el camino correcto? Le preguntamos a uno de los pensadores más importantes de Asia, su punto de vista sobre las perspectivas para el año 2017.

“Ha llegado el momento para que los líderes occidentales e intelectuales sean más humildes y acepten que tienen varias lecciones que aprender del resto del mundo”, dice el profesor Kishore Mahbubani, decano de la Escuela Lee Kuan Yew de Política Pública en Singapur. “Sólo quieren escucharse a sí mismos, y eso es muy peligroso.”

Tenemos un proverbio en Japón que dice que “no permitamos que lo inaceptable se vuelva la norma.” He encontrado esta frase particularmente relevante el año pasado.

Me pregunto, ¿acaso no nos estamos acostumbrando demasiado en escuchar los comentarios xenófobos de algunos políticos occidentales, tanto así que comenzamos a perder nuestro sentido de indignación?

Algunos dicen que nuestra democracia está en el borde, mientras que otros dicen que es un fenómeno en declive en Occidente, y sólo tendrá un impacto limitado en el resto del mundo.

Beppu: Podríamos caracterizar el año 2016 con 2 grandes conmociones políticas. Una de ellas es Brexit y la otra es la victoria de Trump en la elección presidencial de Estados Unidos. Hay muchas maneras de interpretar estos dos acontecimientos políticos. ¿Qué le impactó más?

Mahbubani: Bueno, creo que tienes toda la razón cuando dices que son “conmosiones” que ocurrieron en 2016. Se han producido cambios fundamentales en el orden mundial. Tres grandes cambios estructurales han tenido lugar al mismo tiempo y han afectado gravemente las condiciones de las personas que viven en Occidente.

Y los 3 grandes cambios estructurales son: Nº 1, el regreso de Asia, lo que ha significado que una gran cantidad de chinos e indios se han unido a la economía global y que ha llevado a la destrucción creativa y a que muchas personas pierdan sus puestos de trabajo. Luego tenemos la globalización, y el tercer cambio es, por supuesto, el rápido avance de las nuevas tecnologías, que ha hecho que el mundo sea más pequeño y más interconectado.

Los políticos occidentales han intentado continuar fingiendo que todo está igual. Y debido a que los líderes occidentales no lograron preparar a su población, entonces la gente se ha hartado de los políticos y dicen que nunca más confiarán en ellos. Nosotros decimos, traduciendo ligeramente, “arrojemos a los bastardos y probemos algo nuevo.” Y así fue como sucedió con Donald Trump.

Beppu: ¿Cree usted que esto representa la decadencia en el propio sistema democrático occidental?

Mahbubani: Bueno en realidad soy optimista con el Occidente, porque el Occidente ha pasado por un montón de retos, ha superado los desafíos y ha resurgido de nuevo. Así que este es otro reto importante. La diferencia hoy es que todavía no han reaccionado ante este desafío. Pero para hacer eso, tienen que cambiar su modo de pensar en primer lugar, y aceptar que el regreso de Asia es real y que ahora tienen que hacer frente a los asiáticos como iguales y no como inferiores. Y ese cambio de mentalidad no ha sucedido todavía.

Beppu: ¿Qué está obstaculizando que logren comprender completamente lo que está sucediendo ahora?

Mahbubani: Bueno, yo creo que el problema es que, sencillamente, si estás acostumbrado a ser número 1 durante tanto tiempo, y todo el mundo te dice que eres el No.1, ¿cómo entonces, psicológicamente, puedes adaptarte y aceptar que tal vez eres el No.2? Eso es muy difícil, sabes.

Una de las razones por las que a veces soy poco popular, especialmente con los intelectuales norteamericanos, es que expongo sus dobles estándares. Son muy rápidos para criticar a otros países cuando piensan que ellos se están cerrando. Pero la paradoja de Estados Unidos es que se trata de una sociedad abierta con una mente cerrada. Y su prensa, por desgracia, no se está abriendo a escuchar otros puntos de vista. Sólo quieren escucharse a sí mismos y eso es muy peligroso.

Beppu: ¿Qué piensas que ellos pueden aprender de la dinámica que estamos viendo ahora en Asia, particularmente la experiencia de Singapur, por ejemplo?

Mahbubani: Bueno, creo cuando Singapur cumplió 50 años en 2015 publiqué un artículo en el Huffington Post que decía algo muy extravagante. Decía que en toda la historia humana, desde hace miles de años, una sociedad nunca ha mejorado el nivel de vida y de integración de su gente con la rapidez que Singapur lo ha hecho. Y el artículo fue viral, conseguido 400,000 vistas, que es increíble, ¿verdad?

Pero si vas donde un líder estadounidense o los líderes europeos y dices: “¿Por qué no aprenden de Singapur?” La idea es casi inconcebible para ellos. Así que creo que ha llegado el momento de que los líderes occidentales e intelectuales sean más humildes y acepten que tienen lecciones que aprender del resto del mundo. Puede que no tengamos las mejores empresas del mundo en Singapur, pero tenemos algunas de las mejores políticas públicas en el mundo.

La experiencia de Singapur

Beppu: ¿Puede decirnos más acerca de la fuerza de las políticas de Singapur para la armonización de las distintas comunidades?

Mahbubani: Definitivamente, como usted sabe, es bastante notable. Yo soy étnicamente sindhi. Mi familia vino de Sindh, que ahora es parte de Pakistán. Y los sindhi son una minoría dentro de la comunidad indígena y la comunidad india es una minoría dentro de Singapur. Así que pertenezco a una minoría dentro de la minoría en Singapur, y sin embargo, me convertí en embajador en las Naciones Unidas en dos ocasiones.

Singapur es realmente una sociedad meritocrática, y mientras que Singapur siga siendo una sociedad meritocrática, va a estar bien. Además, proporcionará oportunidades para las minorías, y un modelo para otras sociedades multiculturales del mundo.

Beppu: ¿Qué hay de las políticas del país hacia los que perdieron en la globalización? Muchas personas se aprovecharon de la globalización – América, por ejemplo – pero no todos. Les pasa a otros países también. Que está haciendo su país para ayudar o ¿cómo lidiar con las personas que se sadrán de la competencia debido a la globalización?

Mahbubani: Bueno, creo que también en este caso vale la pena que las sociedades occidentales estudien lo que se ha hecho en Singapur, porque en Occidente tienen el concepto de ‘bienestar’ (wellfare). Singapur tiene el concepto de ‘prestaciones sociales condicionadas’ (más conocido como workfare), y la diferencia entre workfare y wellfare es que el wellfare te apoya cuando estás desempleado. El workfare trata de mantenerte empleado.                                                                                                                                    

Así, por ejemplo, en lo más alto de la crisis financiera de 2008-2009, el gobierno de Singapur pagó parte de los salarios de la gente en los niveles más bajos. Así incentivó que el empleador mantenga a la persona empleada por un par de años hasta superar la recesión y luego, cuando la economía se elevó nuevamente, el gobierno de Singapur detuvo el workfare y la gente siguió trabajando todo el tiempo.

Beppu: Cuando se trata de Singapur, muy a menudo se oyen críticas de que el sistema carece de la libertad de prensa. ¿Qué opinas de Singapur con respecto a si es que esta noción de libertad de la prensa es tan buena como otros aspectos del sistema de el país?

Mahbubani: Puede parecer como si Singapur está en desventaja, pero la paradoja es que el Reino Unido tiene la prensa más libre y tiene Brexit. Estados Unidos tiene la prensa más libre y elige a Donald Trump. Así que dime, ¿cuál es la virtud de tener libertad de prensa, si al final del día la gente está en una peor situación? Así que creo que en realidad el sistema de Singapur puede funcionar mejor para Singapur y, ya sabes, las diversas restricciones a la libertad de prensa en Singapur son a menudo diseñadas teniendo en cuenta las circunstancias especiales de Singapur.

Por ejemplo, en Francia se puede dibujar caricaturas del profeta Mahoma. En Singapur no se puede porque se deben respetar las sensibilidades religiosas de cada una de las religiones en Singapur. Si vives en una sociedad multicultural, tienes que imponer algunas restricciones sobre lo que las personas pueden o no pueden decir cuando se habla de otras religiones.

Beppu: ¿Crees que la diplomacia de los Estados Unidos bajo la próxima presidencia de Donald Trump haría que Asia florezca independientemente de -si lo ves desde ese ángulo- la intervención de los Estados Unidos? ¿O piensas que si hay un retiro de Estados Unidos de esta parte del mundo habrá más confusión en esta parte del mundo?

Mahbubani: Bueno, para empezar creo que nadie sabe qué va a hacer Trump y Trump  no sabe lo que Trump va a hacer. Pero al mismo tiempo, ha hecho una locura, alejarse del TPP. Y eso es un gran error, porque si Estados Unidos ya no está participando activamente en el juego económico de esta región, China va a dominar. Por lo que China ha ganado cuando Estados Unidos se alejó del TPP. Gran error.

Desafíos de Asia

El año 2017 puede ser un reto para Asia con respecto a que tendrá que hacer frente a sus propios problemas, y uno se refiere a las disputas territoriales en el Mar del Sur de China.

Es una situación lejos de ser ideal para Asia, ya que trata de volver a la etapa de centro del mundo, y luego está la difícil cuestión de las relaciones internacionales en el noreste de Asia.

Mahbubani: Cuando viajé en Europa y América, todo el mundo pensaba que estaba a punto de estallar la guerra en el sur de China. Así que cada vez que doy un discurso en el sudeste de Asia, le digo a mi público americano, te voy a dar una sorpresa… No habrá guerra en el Mar del Sur de China.

Ahora, ¿por qué puedo predecir con confianza que no habrá guerra en el Mar del Sur de China? Porque, mientras que las disputas continuarán, no es de interés de nadie iniciar la guerra en el Mar del Sur de China, por lo que al final del día predigo que se llegará a varios acuerdos bilaterales. Por ejemplo, podría haber una distribución de los recursos. Podrían  haber acuerdos de pesca.

Beppu: ¿Qué hay de las relaciones entre Japón y China? ¿Cuál podría ser la solución entre los dos países para mejorar sus relaciones?

Mahbubani: Por desgracia, en el caso de China y Japón, el rol de la historia es mucho más fuerte, y, francamente, no hay absolutamente ninguna razón para que algo que pasó hace 70 años siga dominando el futuro de las relaciones entre Japón y China. Así que creo que ambos lados deberían encontrar una manera de lidiar con la historia y decir que el pasado pertenece al pasado. No discutamos sobre la historia.

Beppu: Por lo tanto, profesor Mahbubani, para concluir la entrevista, mi pregunta es acerca de sus perspectivas de este nuevo año 2017 en términos del futuro de la propia globalización. ¿Cree que la tendencia de la globalización está en un punto de inflexión o piensa que a pesar de todo lo que está sucediendo, los acontecimientos políticos de 2016, es un proceso inevitable que va a continuar?

Mahbubani: Se está llevando a cabo una fusión de la civilización y si nos fijamos en las estadísticas, el mundo está cada vez mejor y mejor, en parte a través de la globalización. Y sobre la tendencia a largo plazo, soy optimista que la globalización va a continuar. Pero en 2017, en los primeros 6 meses, habrá mucha incertidumbre. Y la incertidumbre se debe a que no sabemos qué hará Donald Trump. Él será el líder del país más poderoso del mundo. Así que espero que después de los 6 meses, el mundo se asiente de nuevo en un ritmo constante de crecimiento y desarrollo más cómodo.

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Lo que es interesante es que muchas personas parecen aliarse a la globalización al largo plazo mientras que consideren que recibirán ganancias, pero empiezan a odiarlo cuando ven que otros la disfrutan más. Lampadia

 




La divergencia de Trump con China

El mundo que se fue haciendo posible desde fines del siglo pasado estaría quedando a medio construir con los recientes sucesos políticos en el Reino Unido y EEUU. Ese mundo de la globalización, el comercio internacional y los procesos de integración, que produjeron la mayor reducción histórica de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los emergentes y que generó una inmensa clase media global, estaba a medio hacerse.

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Los procesos de integración estaban por consolidarse, los ajustes de las instituciones multilaterales que permitieran una mejor gobernanza global, eran incipientes y, la convergencia entre las dos mayores potencias mundiales, EEUU y China, algo escencial para la armonía y el mayor bienestar global, no pasaba de los libros y artículos de visionarios como Henry Kissinger de EEUU y Kishore Mahbubani de Singapur. 

En efecto, en su último libro, ‘Orden Mundial’, Kissinger nos advirtió que un estudio de Harvard mostraba que historicamente, de 15 casos de interacción entre una potencia emergente y una establecida, 10 terminaron en guerra. Y agregaba que no era sorprendente que hoy pensadores estratégicos significativos, a ambos lados, consideraran que el patrón histórico hacía inevitable el conflicto.

Por su lado Mahbubani, nos decía que estábamos construyendo una nueva y mejor civilización, que nadie habría pensado hace unos años que Singapur podría ser tan próspero como Londres. Pero aún había una gran resistencia a hablar de una gobernanza global que permitiera y cuidara la consolidación de la armonía entre occidente y oriente.

Pues, el Brexit y el acceso al poder del Trumpismo, van exactamente en dirección opuesta a estos pensamientos. Más vale darse cuenta a tiempo de la dirección e intensidad de los nuevos vientos, que en nuestra opinión alterarán profundamente el mundo que se estaba construyendo: uno que era favorable al espacio de desarrollo que necesitan países como el Perú.

No vamos a entrar en detalle de los avances negativos de la formación del gobierno de Trump, ahora solo queremos compartir un excelente artículo sobre las discontinuidades políticas de Gran Bretaña y EEUU, desde la perspectiva de dos intelectuales de Singapur: Mahbubani y Quah. Lampadia

La geopolítica del populismo

DANNY QUAH,  is Li Ka Shing Professor of Economics at the Lee Kuan Yew School of Public Policy at the National University of Singapore. He is the author of The Global Economy’s Shifting Centre of Gravity.

KISHORE MAHBUBANI, Dean of the Lee Kuan Yew School of Public Policy at the National University of Singapore, is the author of The Great Convergence: Asia, the West, and the Logic of One World. He was selected as one of Prospect magazine’s top 50 world thinkers in 2014.

Project Syndicate 
9 de diciembre, 2016
Traducción de Esteban Flamini
Glosado por
Lampadia

SINGAPUR – La gran pregunta a la que se enfrentan ahora mismo los países asiáticos es qué enseñanza extraer de la victoria de Donald Trump en la elección presidencial estadounidense y del referendo por el Brexit (en el que los votantes británicos eligieron abandonar la Unión Europea). Por desgracia, la respuesta no se está buscando en el lugar correcto: el cambio geopolítico.

En vez de eso, han prevalecido las explicaciones económicas. Una dice que la globalización, a pesar de mejorar el bienestar general, también desplaza trabajadores e industrias y aumenta la disparidad de ingresos, lo que crea electorados inquietos como los que apoyaron el Brexit y a Trump. Otra asegura que han sido los avances tecnológicos, más que la globalización, los que agravaron las desigualdades económicas y generaron las condiciones de la conmoción política en los países desarrollados.

Los países emergentes han identificado la desigualdad como un problema fundamental, y coinciden en buscar iniciativas para mejorar la movilidad social y evitar que la globalización y las nuevas tecnologías desplacen a sus clases medias y trabajadoras, y abran el camino a versiones propias de Trump y el Brexit. Para los países asiáticos, la receta política es clara: cuidar a las poblaciones desfavorecidas y ofrecer capacitación y nuevas oportunidades de empleo a los trabajadores desplazados.

Es evidente que todas las sociedades deben velar por sus miembros más pobres y maximizar la movilidad social, sin dejar de recompensar el emprendedorismo y alentar a las personas para que se esfuercen en mejorar su suerte. Pero concentrarse en esas políticas no resolverá el distanciamiento entre la gente y los gobiernos que subyace al ascenso de los populistas, porque su causa raíz no es la desigualdad, sino la sensación de pérdida de control.

Incluso si los países eliminaran las diferencias internas de ingresos y riqueza, y aseguraran la movilidad social para todos sus ciudadanos, las fuerzas que hoy impulsan el descontento popular en todo el mundo subsistirían.

Los votantes de Trump no encajan en el estereotipo en torno al cual gira la explicación económica del resultado electoral. Los pobres fueron más favorables a Clinton, y los ricos a Trump. Contra la explicación popular, Trump no debe su victoria a los que tienen más miedo de caerse del sistema económico.

Se dio algo similar en el referendo británico por el Brexit, en el que los partidarios de abandonar la UE culparon a sus normas supuestamente gravosas y a sus exorbitantes cuotas societarias de frenar la economía británica. Esto tiene muy poco que ver con combatir la desigualdad económica y la exclusión; y es revelador el dato de que las mayores donaciones a la campaña por el Brexit salieron de empresarios ricos.

Además, el sentimiento popular que contribuyó a la victoria del Brexit no se origina en la desigualdad de ingresos o el rechazo al “1%” más rico, sino en la rabia de votantes pobres marginados contra otros pobres marginados (en particular, los inmigrantes), no contra los ricos.

Lo que une a los simpatizantes de Trump y del Brexit no es la rabia por ser excluidos de los beneficios de la globalización, sino una incómoda sensación generalizada de que ya no controlan sus destinos. El aumento de la desigualdad de ingresos puede contribuir a este malestar, pero también hay otros factores.

Paradójicamente, es posible que los simpatizantes del Brexit y de Trump perciban los efectos de la globalización porque la desigualdad general en realidad disminuyó. El efecto más grande de la globalización fue sacar a cientos de millones de personas de la pobreza en los países emergentes. En los años noventa, el PIB combinado de estos países (a tipos de cambio de mercado) apenas llegaba a la tercera parte del PIB combinado de los países del G7. En 2016, esa divergencia había casi desaparecido.

Aumento

La presión inédita sobre el orden mundial no se debe al aumento de la desigualdad de ingresos dentro de cada país sino a la baja desigualdad de ingresos en el nivel internacional. Hay cada vez más diferencia entre lo que los países de Occidente pueden proveer y lo que las economías emergentes demandan. El poder del eje transatlántico que antes gobernaba el mundo se está yendo, y en los países otrora dominantes, tanto las élites políticas como los ciudadanos de a pie sienten esa pérdida de control.

Trump y el Brexit atrajeron a los votantes con la promesa de que las potencias transatlánticas pueden reafirmar su control en el contexto de un orden mundial que cambia a pasos agigantados. Pero el ascenso geopolítico de las economías emergentes, especialmente en Asia, obliga a encontrar un nuevo equilibrio para ese orden, ya que de lo contrario la inestabilidad global se mantendrá. Eliminar la divergencia de ingresos puede ayudar a los pobres, pero en los países desarrollados, no calmará sus temores.

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