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El BCRP, la isla de excelencia del aparato público

El BCRP, la isla de excelencia del aparato público

En estos tiempos de angustia por la salud del país, llegó días atrás, una grata noticia para el Perú. La revista internacional The Banker (propiedad del prestigioso Financial Times), galardonó al presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), Julio Velarde, como el Banquero Central del Año 2015 a nivel global. El reconocimiento le llega a Velarde al cumplir un poco más de ocho años al frente del banco (fue designado presidente el 6 de setiembre del 2006 y ratificado el 17 de julio del 2011), pocos meses después de que injustificadamente se le exigiera reducir su sueldo. Más allá de esta anécdota, The Banker elogia la forma en que este lúcido y ponderado economista condujo la política monetaria del país en medio de las turbulencias financieras globales y el enfriamiento económico del país. Un mérito enorme.

Como señala en su comunicado, “The Banker destaca los esfuerzos y logros del Banco Central de Reserva del Perú, que navegó en un entorno cambiante adoptando las medidas monetarias necesarias con prontitud. Precisó además, que el BCRP intensificó su trabajo para promover el crédito en moneda nacional y mejorar la estabilidad del sistema financiero del país, algo que, a causa de las tasas de crecimiento recientes de Perú y el alto nivel de dolarización del crédito corporativo, es una tarea particularmente difícil”.

“Mantener la inflación baja, en comparación con otros países, y a pesar de la depreciación del sol en los últimos años, fue un desafío (…). Hemos tenido una inflación subyacente muy baja (…) cerca de un 2% desde el 2001, con la inflación general (por debajo de 3%), la más baja en la región a pesar de que el Perú ha sido la economía de más rápido crecimiento (en América Latina) en los últimos años”, señala Velarde en una entrevista concedida a The Banker.

Y es cierto, en los últimos diez años, los de mayor crecimiento del país en más de un siglo, la inflación promedio no superó el 3 por ciento mientras que nuestra tasa de crecimiento acarició un promedio de 7% anual. Este ha sido, sin duda, un mérito del BCRP, el cual, desde su nueva Ley Orgánica de los años 90, se constituyó en el ancla de la economía del país, logrando crear un largo período de estabilidad macroeconómica que los peruanos no conocíamos y sin la cual, no se podría haber logrado los niveles de inversión y crecimiento que hemos gozado.

Nada de esto hubiera sido posible, si es que el BCRP no fuera, probablemente, nuestra isla de excelencia en el Estado peruano. Sucesivos gobiernos han entendido la necesidad de respetar su autonomía constitucional y su Ley Orgánica.

Ambos instrumentos, promulgados en 1993, indican expresamente  que la finalidad del BCRP es preservar la estabilidad monetaria. El Banco Central tiene una meta anual de inflación de 2.0 por ciento, con un rango de tolerancia de un punto porcentual hacia arriba y abajo. Como ha señalado, Richard Webb  La  Ley Orgánica del Banco Central de Reserva del Perú de 1993 le hizo caso a Milton Friedman. No impuso al BCR un piloto automático, pero sí acotó su margen de maniobra. Al referirse a la finalidad del Banco, la ley sólo menciona un objetivo, el de “preservar la estabilidad monetaria”. Punto.

Recordemos que anteriormente, el BCRP era un instrumento político del gobierno de turno. Una caja sin fondo para financiar el populismo y los caprichos de los gobernantes. Antes de su actual regulación, terminamos con reservas internacionales negativas, e inclusive, este “templo” de la economía peruana fue severamente afectado por la corrupción.

Adicionalmente, la ley le asigna las siguientes funciones: regular la moneda y el crédito del sistema financiero, administrar las reservas internacionales a su cargo, emitir billetes y monedas e informar periódicamente al país sobre las finanzas nacionales. Pero, quizá lo más importantes es que la Carta señala  que para que el BCRP pueda cumplir con su finalidad es necesario que sea autónomo.

En países que todavía sufren de condiciones políticas regresivas o que están impregnaos de populismo, como hemos constatado durante los últimos años en varios países vecinos, se plantea instrumentalizar, o simplemente se avasalla a los bancos centrales para ponerlos al servicio de intereses de corto plazo de sus gobiernos, contrariando los intereses de Estado, que por su naturaleza, son necesariamente de largo plazo. Nuestra historia del último medio siglo y nuestra actual debilidad institucional, nos obligan a ser escrupulosos en el tratamiento de nuestro Banco Central, tal como se ha hecho durante los últimos cinco gobiernos. Julio Velarde ha revestido esta función con grandes honores. Lampadia




¿Fin de los delirios?

¿Fin de los delirios?

Por Jorge Edwards. Escritor

(El Comercio, 28 de Diciembre de 2014)

Tuve las primeras noticias de la revolución cubana en la universidad de Princeton, en Estados Unidos del presidente Eisenhower y del vicepresidente Richard Nixon, cuando había terminado mis estudios en Chile y hacía un posgrado en asuntos internacionales. Había un profesor de origen cubano, casado con una norteamericana de fortuna, y por su mansión, alrededor de una piscina hollywoodiense, pasaban revolucionarios en ciernes, miembros del movimiento 26 de julio, exiliados diversos y opositores de todas las tendencias a la dictadura de Fulgencio Batista. Algunos de esos personajes, el juez Manuel Urrutia, presidente de la República en los años iniciales del castrismo; Felipe Pazos, joven economista que después desempeñó cargos importantes, salieron pronto al exilio. Pero las simpatías por la revolución eran universales; los primeros exiliados, bautizados por Fidel como gusanos, salían de la isla y no eran bien acogidos en ninguna parte, con la improbable excepción de la península de La Florida. Pasaban a ser exiliados apestados. ¡Qué fácil es ser exiliado chileno, me dijo un intelectual cubano en los tiempos del pinochetismo, y qué difícil, qué porvenir oscuro, tiene el exilio del Comandante Castro, el de la gusanera!

Viajé en enero de 1968 a La Habana, invitado por las instituciones culturales de la revolución. Era entonces diplomático chileno de carrera y mi país había roto relaciones con Cuba en 1964. Pero el ministro del Gobierno demócrata cristiano de esos días me autorizó con gusto. Había partidarios militantes de la revolución castrista, pero también abundaban por todos lados los simpatizantes discretos y más o menos secretos. El generalizado espíritu antiyanqui facilitaba las extravagancias ideológicas de todo orden: desde gaullistas y franquistas hasta liberales y centristas mexicanos y sudamericanos.

Cuando regresé a Cuba a finales de 1970, como diplomático encargado de abrir la Embajada chilena, la situación era radicalmente diferente. Una parte influyente del Gobierno recién instalado de Salvador Allende pensaba que la panacea política y económica era Cuba: la respuesta frente a la dependencia y el subdesarrollo de nuestras democracias mediocres. Me tocaron días difíciles, intensos, marcados por el fracaso monumental de la zafra de 10 millones de toneladas de azúcar que había prometido el Gobierno del Comandante Castro. No tardé mucho en entender que había un desfase completo entre la visión externa de Cuba y las realidades internas. En la noche de mi llegada conversé tres horas, entre las dos y las cinco de la madrugada, en las oficinas de la redacción del diario oficial, Granma, con Fidel Castro en persona, que mientras conversaba conmigo escogía las fotos suyas que debían publicarse en la primera plana del

día siguiente, y que de repente, al pasar, con un gesto rápido, me advertía de que eso no era “culto de la personalidad”.

Al final de la mañana siguiente, un sábado, me visitaban en el bar de mi hotel escritores cubanos que había encontrado en mis viajes o que me conocían como lectores. Después del segundo daiquiri, con medias palabras, haciendo gestos, apuntando a los posibles micrófonos, me contaron una historia diferente, de sospechas, delaciones, censuras. Me hablaron de las UMAP, las unidades militares de ayuda a la producción, y de colegas suyos, acusados de vagancia, de homosexualidad, de delitos comparables, que habían pasado temporadas en esos infiernos. Como venía de un país optimista e ingenuo, utopista y mal informado, donde algunos dirigentes pensaban que la alta inflación serviría para destruir el poder de la burguesía, decidí escribir mi testimonio. Ya sabía, a muy poco andar, que si un régimen parecido se instalaba en Chile, yo sería uno de los primeros en salir al exilio. Lo dije hace poco, en una conferencia pública, en Santiago de Chile, y un viejo amigo de izquierda se retiró de la sala, indignado. Es decir, el conflicto continúa, y después del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, seguirá vivo, pero con una posibilidad de apertura y de evolución interna que son nuevas, que saludo con el optimismo mitigado, reservado, que las circunstancias permiten.

Cuando salí de la isla al cabo de sólo tres meses y medio, y cuando publiqué en España mi memoria del caso, Persona no grata, me dijeron que mi obsesión por la vigilancia policial cubana era una forma de paranoia. Y recibí en esos días una larga carta de Guillermo Cabrera Infante, exiliado cubano en Londres, y que me decía textualmente: “No hay delirio de persecución ahí donde la persecución es un delirio”.

Como pueden apreciar ustedes, el uso correcto del lenguaje es una virtud esencial. Ahora se ha producido la conjunción de tres personas adaptadas a la circunstancia: Raúl Castro,  más racional, menos impulsivo que su hermano Fidel; Barack Obama, que desearía terminar con esta herencia postergada de la guerra fría; y el papa Francisco, que tiene una visión humanista latinoamericana. No es poco, pero no hay que esperar resultados rápidos. Pasaron los años del fidelismo, de la diplomacia impulsiva, de las carreras presidenciales para ir a rendirle pleitesía al Líder Máximo. Nada cambiará, nos asegura en la prensa la hija de Raúl, pero algo ya ha cambiado. La historia es lenta, pero no tiene regreso.




De BRIC (ladrillo) a ADOBE

De BRIC (ladrillo) a ADOBE

Parece que la emergencia del neo-imperio ruso se estrella con sus propias limitaciones: El rublo ha perdido más de la mitad de su valor, su economía está en crisis y su agresión a Ucrania ha convertido al país en un paria internacional.

Rusia, uno de los llamados BRIC, está tambaleándose bajo el peso de una de sus peores crisis financieras de los últimos años y, al igual que Brasil, definitivamente ya no es una de las economías emergentes que pueda liderar el mundo financiero del siglo XXI. A pesar del aumento a las tasas de interés por el Banco Central Ruso, de 10.5% a 17%, el rublo se les desplomó en caída libre. Esto tiene graves implicancias para la economía y la política del país, que podría llegar a sumirse en una profunda recesión.

La economía rusa se está contrayendo, así como sus reservas de divisas, al tiempo que Rusia se enfrenta a pagos de deuda externa de más de US$ 700 mil millones y sanciones que han ahogado el acceso a los mercados de capitales globales. “Los vínculos económicos y financieros directos entre Rusia y gran parte del resto del mundo son relativamente pequeños”, dice The Economist. Sin embargo, “las consecuencias devastadoras que el precio actual del petróleo tendrá sobre la economía de Rusia y su sistema financiero cargado de deuda en dólares, sugieren que este problema no podrá ser completamente restaurado en el corto plazo.” El mismo Putin ha advertido ayer (18/12/14) que la crisis durará por lo menos dos años.

Las sanciones a Rusia y a sus empresas, dirigidas principalmente a los sectores de defensa, energía y banca, por su anexión de Crimea han afectado su economía y los vínculos con los demás países de Europa y Estados Unidos. Según el ministro de economía ruso, el país habría sufrido pérdidas de más de US$ 40 mil millones en inversiones extranjeras este año, debido a las sanciones de Occidente.

Además, la reciente caída del precio del petróleo, una de las principales exportaciones de Rusia, de más de US$ 100 el barril a US$ 56 en los últimos seis meses ha exacerbado aún más el problema. Rusia recibe alrededor de la mitad de sus ingresos presupuestarios del petróleo y el gas natural. El Banco Central ha advertido que la economía rusa podría contraerse hasta en un 4.7 % en el 2015 si el precio del petróleo se mantiene en US$ 60 dólares el barril. Eso significaría la peor recesión de Rusia desde la crisis financiera global.

En el gráfico de abajo se puede observar que el precio del rublo ha ido disminuyendo constantemente desde finales de junio, en relación con el precio del petróleo.

Este colapso de la moneda ha elevado la inflación por encima del 9%. Por otra parte, el riesgo de una crisis financiera interna, con los bancos y otros grandes prestatarios sin poder refinanciar sus deudas en moneda extranjera, ha ido creciendo con la caída de cada punto porcentual en el valor de la moneda. Los precios suben todos los días y tanto los pobres como los ricos se hacen de todo lo que pueden.

Es importante recordar que la última vez que Rusia elevó sus tasas de interés a niveles tan altos fue durante la crisis financiera de 1998. La disminución de la productividad y un tipo de cambio desfavorable ayudaron a desencadenar la crisis. Cuando la demanda del crudo bajó, el Banco Central elevó las tasas dramáticamente, pero la economía rusa sólo se recuperó una vez que la demanda de petróleo se elevó.

En medio de este colapso, la imagen de Putin y su lema de ‘estabilidad’ se han visto dañados. Ahora, Putin se enfrenta a una difícil elección estratégica: revertir su agresión en el este de Ucrania. Si cumpliera plenamente con el alto al fuego, Occidente podría levantar sus sanciones. Mientras que el daño causado por los bajos precios del petróleo se mantenga, podría restablecerse gradualmente la confianza del mercado. Si la alternativa fuera continuar en su camino actual, esto llevaría a Rusia a una eventual “economía de guerra aislacionista cada vez más represiva, más aferrada a las aventuras militares que compran el apoyo público a corto plazo” (Financial Times).

Por su lado, Barak Obama ha escogido un momento estratégico para anunciar que EEUU y Cuba empezarán a trabajar hacia el establecimiento de relaciones diplomáticas. Esto es claramente un intento de no dejarle la cancha libre a Rusia en una Cuba que ha perdido buena parte del apoyo de la debilitada Venezuela y de fortalecer la ascendencia de EEUU en Latinoamérica. Además, se espera que Obama firme una ley de apoyo a la libertad de Ucrania, un proyecto de ley congresal que impondría nuevas sanciones a Rusia, lo que deterioraría aún más la economía rusa.

La pérdida de influencia internacional de Rusia parece inminente, cambiando, intempestivamente, las recientes estructuras geopolíticas que empezaban a marcar el ritmo de los acontecimientos globales del siglo XXI. Lampadia




Caída del precio del petróleo y abuso político agudiza la crisis

Caída del precio del petróleo y abuso político agudiza la crisis

“Tenemos un bloqueo financiero contra Venezuela para impedirnos acceder a financiamiento que necesitamos para superar parte de la merma del ingreso petrolero (…). Las empresas calificadoras de riesgo han puesto el riesgo país como el más alto del mundo. Tenemos más riesgo país que países que están en guerra”, se quejaba el presidente Venezolano, Nicolás Maduro.

Lo que no entiende o esconde Maduro en esas declaraciones es que la responsabilidad de esa situación es enteramente suya y de Hugo Chávez. Utilizando la vieja argucia de culpar de todos sus males a los supuestos “enemigos” del pueblo venezolano, esconde su incompetencia y el despropósito del socialismo.

Venezuela empleó el nacionalismo y la prédica de una supuesta justicia social para instaurar: el autismo económico, el acoso a la inversión nacional y extranjera, la estatización de las empresas, control de precios, el aumento de las trabas burocráticas,  la cooptación política a través de programas sociales y para financiar un descabellado intervencionismo en la región. Además, financió con soltura a regímenes que seguían sus mismos lineamientos (Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Argentina) y a su patrón político, Cuba. Este “sistema” en realidad estaba sustentado en una sola cosa: la exportación de petróleo que durante más de una década tuvo un precio espectacular. (Ver en Lampadia (L): Argentina y Venezuela, populismo económico y corrupción)

Venezuela es hoy, gracias a Chávez, absolutamente dependiente del petróleo: el 96 por ciento de sus exportaciones vienen de esta industria extractiva y casi todo lo que consumen se importa.

Por si fuera poco, han perdido más de un tercio de su producción y otra buena parte la tienen comprometida para servir sus deudas (China) y seguir apoyando a sus patrones cubanos. (Ver en L: El balance de la caída de los precios del petróleo).

Por eso al enterarse que el precio del petróleo descendía hasta bordear los casi 60 dólares, con la mirada y la voz de la derrota, Maduro, advertía que el precio del petróleo podía seguir bajando. “Lo llevamos en 61 dólares hoy (el precio del crudo local) (…) Había subido dos dólares y volvió a bajar a 61, y puede ser que baje un poco más”, reconoció en un acto televisado. La desesperación de Maduro ante esta situación desnuda la farsa del “modelo” económico y social que Hugo Chávez denominara “socialismo del siglo XXI”. El lloriqueo de Maduro pretende exigir que el precio del crudo regrese a por lo menos 100 dólares el barril. Sus intentos por que la OPEP recorte la producción para incentivar un alza fueron infructuosos.

Si bien la caída del precio del petróleo golpeará fuertemente a Venezuela, su  economía ya estaba en crisis antes de esta coyuntura. Muestras de ello eran la acuciante escasez de alimentos y bienes básicos, sus elevadísimas tasas de inflación (una  de las más altas del mundo), su absurdo déficit fiscal (para un país petrolero) y el incremento de su deuda externa.

“La economía de Venezuela se encuentra agonizando”, según The Economist. La inflación interanual en agosto habría sido del 63.4%, aunque el semanario asegura que esta ya alcanza los tres dígitos, el crecimiento del PIB se ha estancado, los bienes básicos escasean, los compromisos de pago de la deuda están a la vuelta de la esquina.

Según el analista venezolano Miguel Ángel Santos “el Banco Central no publica la inflación desde hace ya dos meses. (…) Los alimentos habían subido nada menos que 89% en doce meses. No sabemos aún nada de la balanza de pagos, publicada por última vez en septiembre de 2013. Tampoco del crecimiento, aunque se dice que nuestra actividad económica habría caído en 4%. (…) ha llevado el déficit consolidado del sector público hasta 22% del PIB. Hoy en día un dólar en el mercado paralelo cuesta 25 veces más que el dólar oficial”.

A pesar de la situación económica del país y de la profunda erosión de la imagen de Maduro, The Economist considera difícil que el régimen pierda el poder y mucho menos a manos de la oposición. “La Mesa de la Unidad Democrática es una alianza que se encuentra muy dividida. (…) Muchos de sus simpatizantes se muestran reacios a acudir a las urnas porque no confían en el sistema electoral, porque opinan que está controlado y manipulado por el actual Gobierno [que instaló el voto electrónico]”, concluye el semanario.

Los chavistas parecen cerrar filas y endurecer su posición. Solo así se entiende que haya sido encausada una de las líderes de la oposición, la defenestrada diputa María Corina Machado acusada delirantemente de un intento de asesinato a Maduro. Y que, además, se mantenga en prisión, incomunicado y torturado, a Leopoldo López. (Ver en (L): Idea, Fuerza y Lealtad).

La eventual caída del régimen chavista, afectaría los intereses de Cuba, que sin disparar una bala se hizo del control casi absoluto de Venezuela, la cual ha sido su único sustento en los últimos años, hasta el reciente “regreso” de su antiguo padrino: Rusia.

En paralelo al desastre económico, Venezuela se ha convertido en el país más corrupto del mundo. Chávez y su banda instauraron una dictadura con la que se apoderaron de la caja grande venezolana, PDVSA, y de todas las instituciones del país. Los niveles de corrupción son dantescos y es presumible que los responsables de la catástrofe defiendan  duramente su posición.

Además, Venezuela cuenta con la vergonzosa complicidad de todo Latinoamérica, especialmente de Brasil. No solo no se han cuestionado las prácticas antidemocráticas del chavismo, recientemente se le ha regalado un sitio en el Consejo de Seguridad de la ONU

Ya es hora que los latinoamericanos respaldemos los esfuerzos del pueblo venezolano que exige democracia y bienestar. Lampadia




La Argentina va camino a otro desastre

La Argentina va camino a otro desastre

“La economía argentina hoy en día sufre recesión, desempleo, inflación, déficit fiscal, atraso cambiario, brecha del dólar blue (negro), default, riesgo país alto, reservas en baja, y déficit energético. Estas son las diez plagas que enfrenta la economía argentina y que no van a ser fácil dejar atrás”, sentenció crudamente Miguel A. Kiguel en el diario La Nación hace unos días. Esta es la situación a la que el peronismo, esta vez con los Kirchner (Néstor y Cristina) han postrado a la Argentina. Desde hace 11 años gobiernan ininterrumpidamente a esta nación que se ha sumido en una crisis económica, social y política.

Argentina sigue atascada en el populismo instaurado por Perón, fielmente interpretado por los Kirchner. Esa estrategia política y su correspondiente manejo económico están nítidamente expresados en una carta que Perón le dirige al General chileno Carlos Ibáñez del Campo, quien acababa de ser elegido presidente de su país (1952): “Mi querido amigo: dele al pueblo, especialmente a los trabajadores, todo lo que pueda. Cuando le parezca que ya les está dando demasiado, deles más. Verá los resultados. Todos tratarán de asustarlo con el espectro de un colapso económico. Pero todo eso es una mentira. No hay nada más elástico que la economía, a la que todos temen tanto porque nadie la entiende”. Ver en Lampadia (L): Despegue y caída de dos grandes de AL).

Lo increíble es que esos presupuestos que tantas veces han llevado a la quiebra y al default a la Argentina, sigan vigentes y la arrastren en pleno siglo XXI a una nueva y severa crisis. Con solo decir que hoy Uruguay (diez veces más chico) exporta más carne que el país de las pampas y los gauchos.

Las consecuencias de haber persistido en estas ideas se expresan nítidamente en las siguientes cifras:

Además de sumir a la Argentina en una de sus peores momentos económicos, la corrupción corroe al régimen kirchnerista, tal vez como nunca antes. La semana pasada el juez Claudio Bonadio, que investiga las irregularidades fiscales cometidas por la empresa Hotesur, administradora del hotel Alto Calafate, propiedad de la presidenta del Gobierno, Cristina Fernández, allanó las oficinas de la empresa. Como informó el diario La Nación, Hotesur “recibió 14.5 millones de pesos (1.7 millones de dólares) por parte del empresario kirchnerista Lázaro Báez en concepto de alquiler de habitaciones entre los años 2010 y 2011. Lázaro Báez es el mayor concesionario de obras públicas en la provincia patagónica de Santa Cruz (…) [existe] la sospecha de que el hotel podría haber sido usado por Báez para lavar dinero (…) [y] esas operaciones de lavado podrían afectar a la presidenta. Así mismo están las declaraciones oficiales de los Kirchner sobre el escandaloso incremento de su patrimonio mientras gozaban del poder.

Y por supuesto, nada funciona bien en este país. Como ha descrito con certeza el célebre cronista argentino, Martín Caparrós, la Argentina de los Kirchner “no puede ni organizar un partido… de fútbol”. “Hay una cosa que se llama partido de fútbol –y sucede tanto, en tantos sitios. La FIFA tiene 209 países afiliados; las Naciones Unidas, pobres, solo 192. (…).  Cada fin de semana las federaciones nacionales de todo el planeta organizan más de cien mil. Todos se parecen: una cancha, dos equipos, un árbitro, noventa minutos de juego y, alrededor, más o menos simpatizantes de los dos. Todos lo hacen, salvo la Argentina”. 

La Argentina está haciendo del absurdo una forma de autogobierno. Las soluciones a los problemas que enfrenta son de antología. Por ejemplo la de impedir que las barras del equipo visitante asistan a los partidos. “En principio, fue un remedio extraordinario contra la violencia en las tribunas. Era cierto que había que pararlo. Es un mecanismo interesante: a su imagen y semejanza, hay quienes proponen, que se liquiden los problemas de la educación cerrando las escuelas, que se enfrente la delincuencia callejera encerrándose en casa. Para acabar con las peleas acabaron con lo que distinguía al fútbol criollo, esos duelos de hinchadas intercambiando chanzas y cantitos, revoleando banderas, compitiendo a la par de sus equipos. La medida era difícil de sostener; solo la justificaba su condición supuestamente provisoria, pero su provisoriedad se volvió permanente”.

Parece de fábula, un mundo macondiano, pero no es fantasía esa es la forma en que el populismo kirchnerista gobierna. Y no es que el fútbol sea un tema que escape a las competencias de la presidenta. Como recuerda Caparrós, “el fútbol, en la Argentina, es un asunto de Estado. Literal: lo subvenciona a través de los derechos de televisión. Con unos 100 millones de euros al año se asegura el monopolio de sus transmisiones, que utiliza para soportar su propaganda y para poner a los equipos más populares en el mismo horario de los programas que pueden criticar sus políticas. Lo que no consigue es organizar eso que sí organizan más de doscientos países en el mundo: un partido”. Así de dramático. De esta forma el peronismo homenajea al populismo romano: “pan y circo”.

El problema es que a once meses de las próximas elecciones nada hace pensar que el país mejore. La oposición se presentará dividida. La Unión Cívica Radical, luego de meses de debate no se unirá a Mauricio Macri, el gobernador de Buenos Aires (la única figura que podría enfrentar a los peronistas). Como indica Antonio Navalón: “Argentina tendrá una campaña electoral interesante. No será entre la alucinación de la Unión Cívica Radical y los peronistas, sino peronistas contra peronistas, con la única diferencia de cómo miran o dejan de mirar a Kirchner y el hecho de que Argentina fue el primer país que demostró cómo se puede acabar con las mayores reservas de oro, carne y de trigo, porque a fin de cuentas, el ejercicio de la soberanía nacional nunca tuvo límites. El problema es que la campaña electoral está teñida por la demanda sin fin de las centrales sindicales (verdadero poder fáctico argentino), la necesidad de negar la realidad por parte del Gobierno y en ese juego por caerle bien y estar cerca, pero no lo suficiente de los candidatos peronistas, para saber quién ganará contra ella, pero con su apoyo. El problema está en que los piqueteros, los que piden, los que practican el asalto libre a los supermercados, serán las fuerzas del orden en la nueva elección”. Bajo este panorama, solo un milagro salvará a la Argentina.

El populismo latinoamericano que fue inventado en Argentina, fue alimentado y fortalecido, para que su inventor termine siendo víctima de su propia creación. Sindicatos monopolistas que cual camisas de fuerza aterran a los mediocres políticos de turno.

Como dice Álvarez, ha llegado el momento de decirle adiós al populismo en América. Ver en L: Deshagámonos del populismo. Lampadia




Desastre en cámara lenta

Desastre en cámara lenta

Por Paul Krugman

(Gestión, 03 de Diciembre del 2014)

Parece que al fin la economía estadounidense está saliendo del profundo hoyo en el que se sumió durante la crisis financiera global. Pero el otro epicentro de la debacle, Europa, no puede decir lo mismo. El desempleo en la eurozona está estancado a un nivel que casi duplica el de Estados Unidos, mientras que la inflación está muy por debajo de la meta oficial y la deflación se ha convertido en un riesgo rampante

Los inversionistas ya han tomado nota: las tasas de interés europeas se han desplomado. Entre ellas, los bonos de largo plazo alemanes, cuyo rendimiento es de apenas 0.7% anual. Esa es la clase de tasa que solíamos asociar con la deflación japonesa y, efectivamente, los mercados están señalando que esperan que Europa experimentará su propia década perdida.

¿Por qué está Europa en tan grave situación? La sabiduría convencional entre los encargados de la política económica europea dice que estamos ante el precio de la irresponsabilidad: Algunos gobiernos no se comportaron con la prudencia que una moneda común requiere, que eligieron aferrarse a doctrinas económicas fallidas.

Si me preguntan a mí (y a un buen número de otros economistas que han estado analizando en profundidad el tema), esta conclusión es esencialmente correcta, salvo por una cosa: se han equivocado en la identidad de los malos actores. Es que la mala conducta en el núcleo de este desastre en cámara lenta no viene de Grecia, Italia o Francia, sino de Alemania.

No niego que el Gobierno griego haya actuado irresponsablemente antes de la crisis o que Italia tenga un gran problema con su productividad estancada. Pero Grecia es un país pequeño cuyo desorden fiscal es único, mientras que los problemas de largo plazo de Italia no son la fuente de la corriente hacia la deflación que sufre el continente.

Si intentamos identificar a los países cuyas políticas económicas estuvieron bastante desalineadas antes de la crisis y que han dañado a Europa desde entonces, y que se rehúsan a aprender de la experiencia, todo apunta a que Alemania es el peor actor. En particular, consideremos la comparación con Francia.

Este país recibe mucha mala prensa, en especial a través de críticas a su supuesta pérdida de competitividad. Pero se está exagerando la realidad, pues nunca se sabrá por la prensa que su déficit comercial es pequeño. Claro que existe un problema y lo que habría que preguntarse es qué lo está causando.

¿La competitividad francesa ha sido erosionada por el excesivo aumento de costos y precios? Pues no. Desde que el euro entró en escena, en 1999, el deflactor del PBI francés (el precio promedio de los bienes y servicios producidos) ha crecido 1.7% anual, en tanto que los costos unitarios laborales lo han hecho en 1.9%.

Ambos números están en línea con la meta de inflación del Banco Central Europeo, que está ligeramente por debajo de 2%, y similar a lo ocurrido en Estados Unidos. Por su parte, Alemania está muy desalineada, pues el aumento de sus precios y sus costos laborales es de 1% y 0.5%, respectivamente.

Y no solo en Francia los costos están donde deberían estar. España vio que sus costos y precios crecieron durante la burbuja inmobiliaria, pero en estos momentos todo el exceso ha sido eliminado luego de años de doloroso desempleo y restricciones salariales. El aumento de los costos en Italia ha sido un poco elevado, pero no está tan desalineado hacia arriba como el de Alemania lo está hacia abajo.

En otras palabras, en la medida en que existe un problema de competitividad en Europa, este está siendo abrumadoramente causado por las políticas de “empobrecimiento del vecino” que ha venido aplicando Alemania, que en efecto están exportando deflación al resto del continente.

¿Y la deuda? ¿Acaso no es la Europa no alemana la que está pagando el precio de la pasada irresponsabilidad fiscal? En realidad, ese es el caso de Grecia y de nadie más. Y es especialmente erróneo en el caso de Francia, que no está enfrentando ninguna crisis fiscal y que puede obtener préstamos de largo plazo a una tasa de interés récord de menos de 1%, que apenas es ligeramente superior a la alemana.

Pese a ello, los encargados de la política económica europea parecen determinados a culpar a otros países y otras políticas por sus tribulaciones. Es verdad que la Comisión Europea (CE) tiene previsto un plan para estimular la economía con inversión pública —aunque los desembolsos son tan diminutos que el plan es casi una broma—. Entretanto, la CE está advirtiendo a Francia, que tiene los costos de endeudamiento más bajos de su historia, que podría recibir multas por no recortar lo suficiente su déficit presupuestario.

¿Y si se resuelve el problema de la demasiado pequeña inflación en Alemania? Una política monetaria muy agresiva podría lograrlo (aunque no contaría con ello), pero los funcionarios monetarios de este país están advirtiendo contra tales políticas porque podrían hacer que los deudores se salgan con la suya.

En suma, lo que estamos viendo es el poder inmensamente destructivo de las malas ideas. La culpa no es totalmente de Alemania —aunque es un jugador muy importante en Europa, solo es capaz de imponer políticas deflacionarias porque gran parte de la élite europea cree en la misma falsa narrativa—. Y uno tiene que preguntarse qué causará que la realidad termine por abrirse paso.




Cumbre del G-20 en perspectiva

Cumbre del G-20 en perspectiva

A mediados de noviembre, en la cumbre del G-20 en Brisbane, Australia, los líderes de los países miembros se reunieron para buscar avances significativos en temas claves para la recuperación de la economía mundial. Ellos se han comprometido principalmente a estimular el crecimiento del empleo, reforzar las instituciones financieras mundiales y hacer frente al cambio climático. Posteriormente, la OECD ha calificado la situación de la Eurozona como muy delicada.

Veamos los principales temas tratados en la cumbre:

1. El crecimiento económico mundial

La desaceleración económica llevará el crecimiento mundial a apenas 3% este año, el peligro de la deflación de la eurozona (con una inflación de solo 0.2%) y la recesión del Japón, son muestras claras de la debilidad actualde la economía. Como afirma El País, “una caída persistente y prolongada de los precios [deflación] haría más difícil aún pagar la deuda, desincentivaría el consumo y la inversión empresarial.  El resultado: otra recesión y más desempleo”. En octubre,el Fondo Monetario Internacional redujo su proyección para el crecimiento económico mundial del 2015 a 3.8%.

Los miembros del G-20 se han comprometido a incrementar su producción en  un 2.1 % adicional hacia el 2018. Su estrategia para lograr este objetivo es a través de reformas de política interna llamadas “Plan de Acción de Brisbane”. Se basa en iniciativas para impulsar la inversión, el empleo, la competencia y el comercio. Esto también sería beneficioso para las economías que no pertenecen al G-20,ya que, de lograrse la meta, crecerían un 0.5 % extra.

Las medidas para impulsar el crecimiento difieren caso a caso. Estados Unidos, el más fuerte entre los países avanzados, está volviendo más laxa su política monetaria. Además, Europa y Japón están agregando más estímulo para evitar la deflación, pero largamente por debajo de lo necesario, según Martin Wolf.

Christine Lagarde, directora del FMI, afirmó que, a fin de evitar la “mediocridad” de bajo crecimiento, baja inflación, altas tasas de desempleo y alta deuda, deben usarsetodas las herramientas. “Eso incluye no sólo la política monetaria, que se está utilizando de manera significativa, particularmente en la zona del euro, sino también la política fiscal, las reformas estructurales y, en determinadas condiciones, la infraestructura.”

2. Inversión en Infraestructuras

El medio para relanzar la economía mundial y para impulsar el PBI del G20 por encima de las pesimistas previsiones de todos los organismos multilaterales es mediante inversión pública y privada en grandes proyectos de infraestructuras. Se acordó poner en marcha una iniciativa para desbloquear la financiación privada de la inversión en infraestructuras en el mundo, incluyendo la creación de un Hub Global de Infraestructura (un centro que facilitará el mejor intercambio de información y la colaboración entre el sector privado, los gobiernos, los bancos de desarrollo y organizaciones internacionales en la inversión en infraestructura) para enfrentaruna brecha de US $ 70,000 mil millones, que debe cubrirse hacia el 2030.

Como afirmó el Primer Ministro de Singapur, Lee Hsien Loong:”Cuando se combina con nuevas tecnologías, podemos utilizar una infraestructura inteligente que le permita a las ciudades emergentes superar a las más desarrolladas y elevar la calidad de vida de nuestros ciudadanos”. También destacó la importancia de las recientes iniciativas multilaterales, diciendo que nuevos jugadores, como el flamante Banco de Inversión en Infraestructura de Asia, deben trabajar con el Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo para asegurar estándares altos y cumplir con las inmensas necesidades de infraestructuras.

3. La liberalización del comercio

El comercio se ha vuelto cada vez más restrictivo y se viene desacelerando significativamente en los últimos años, afectando el ritmo de crecimiento económico. En los dos últimos, el comercio mundial creció un promedio de 2.2%, mientras que la economía lo hizo en 3.4%, según la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el FMI.

Para estimular el crecimiento, se debe luchar contra el proteccionismo y facilitar el comercio. El G-20, que representa alrededor del  85% de la economía y el 80% del comercio mundial, se ha comprometido a poner fin a las medidas que obstaculizan el comercio, pero hasta ahora los resultados muestran permanentemente lo contrario.

Según esta última cumbre, el aumento del comercio mundial será un requisito importante para lograr un crecimiento sostenido. Este tema fue uno de los principales objetivos del G-20 desde la crisis del 2008, pero siempre se quedaron en el papel.

4. Regulación financiera

Se aprobó la necesidad de incrementar el capital de los bancos globales de importancia sistémica, con el objetivo de poner fin a la amenaza de “demasiado grande para quebrar”, para evitar el riesgo de provocar reacciones en cadena. Esta mejora regulatoria deja la responsabilidad en manos de los inversionistas y reduce la de los Estados.

5. Cambio Climático          

El cambio climático no estuvo oficialmente en la agenda, pero por su importancia se destacó la necesidad de financiar US$ 3 mil millones al Fondo Verde del Clima (Green Climate Fund), un fondo en el marco de la ONU que tiene como objetivo redistribuir el dinero de los países desarrollados a los países en desarrollo, con el fin de ayudar a los países en desarrollo de prácticas de adaptación y mitigación para contrarrestar el cambio climático.

6. Energía

La cumbre tuvo, por primera vez, una sesión dedicada a las cuestiones energéticas. Se acordó que la energía sería uno de los temas principales de la agenda del G-20, a revisarse el 2015.

7. Igualdad de  Género

La cumbre logró un compromiso para cerrar la brecha de participación laboral femenina en un 25 %al 2025. Esto traería unas 100 millones de mujeres adicionales a la fuerza laboral.

Estas medidas tomadas por el G-20 tienen como objetivo solucionar la desaceleración de la economía global que, a su vez, brindarían un clima de inversión y crecimiento, que esperemos cree un mejor ambiente externo para el crecimiento del Perú. Lampadia




La reelección de Rousseff y el oscuro porvenir brasileño

La reelección de Rousseff y el oscuro porvenir brasileño

El 26 de octubre, una de las elecciones más inciertas de la historia del Brasil se cerró con un triunfo de la candidata y presidenta, Dilma Rousseff. Por un estrecho margen (51.6% contra 48.3%) se impuso a Aécio Neves, aprovechando todo el peso de los programas sociales y después de que sus publicistas destrozaran la casual candidatura de Marina Silva. Los mercados reaccionaron inmediatamente. La Bolsa abrió con una fuerte caída en el índice Bovespa, que llegó a perder más de 6% en los primeros minutos de la sesión. Las acciones de Petrobras se desplomaron 14% en la Bolsa de Sao Paulo, mientras que sus ADR cayeron más de 15%. El Real (la moneda brasileña) se devaluó 2.71%.

Signos más que evidentes que mostraban el rechazo de los agentes económicos ante los resultados en las urnas. “Brasil decepcionó a los inversores cuando reinstaló a la actual mandataria, Dilma Rousseff, en el sillón presidencial”, dijo el gestor de fondos de inversión Schroders en una nota a clientes. “Las esperanzas de una reforma que resuelva los problemas económicos estructurales de Brasil se han desvanecido, si no destruido”, reseño CNN.

Es cierto, en estos momentos, la economía está en “recesión, la inflación se halla por encima de la meta del Banco Central, las cuentas públicas son poco claras, la deuda pública crece y es más que posible la reducción de su clasificación crediticia, además de un déficit en cuenta corriente que, situado en 3.7% del PBI, es el más amplio desde el 2002 y que está siendo financiado parcialmente por capitales de corto plazo (que es probable que se pongan más nerviosos con el triunfo de Rousseff)”, señala The Economist.

Si bien con Rousseff se agravó la situación económica, los problemas de Brasil “se inician con el ingreso de Lula y el quiebre de las políticas que dejó el  gobierno de Henrique Cardoso, que puso la casa en orden. Lula da Silva llevó al país hacia el proteccionismo y el asistencialismo. Cooptó a sus opositores y convivió con altísimos niveles de corrupción gubernamental”. Ver en Lampadia (L): La caída de un gigante crea incertidumbre en la región y Luces y sombras de la visita de Lula al Perú.

Dilma Rousseff exacerbó las políticas de Lula, manteniendo bajo el precio del petróleo y el diésel y subvencionando la electricidad. También, otorgó beneficios fiscales a varias industrias para intentar apuntalar el crecimiento. Lo que ha provocado esta política es crear incertidumbre, llevando la tasa de inversión a 18.3% del PBI, su mínimo en cuatro años, mientras que la tasa de ahorro se ubicó en 12.7%, la más baja en los últimos 15 años (en el Perú, la inversión llegó al 28% del PBI el 2013 y la tasa de ahorro a 23.8%)”. Ver en L: La caída de un gigante crea incertidumbre en la región.

Esta situación se ve reflejada en el costo de vida. Vivir en Brasil es carísimo. Los principales electrodomésticos y automóviles cuestan por lo menos 50% más que en otros países. ¡Un auto hecho en Brasil cuesta 45% menos en México! El índice Big Mac de The Economist registra que un nivel de precios 72% mayor que la base de EEUU. Una de las causas del alto costo de vida es el sobrevaluado real (la moneda brasilera); no obstante, el problema de competitividad de Brasil tiene causas mucho más profundas que su tipo de cambio, asevera The Economist. Ver en L: Brasil sin rumbo, ni brújula.

Esta situación, después de la gran ilusión del despegue de Brasil, explica el descontento mayoritario de su clase media que exige mejores servicios, mejor calidad de vida y menos corrupción. Sus protestas hicieron tambalear el gobierno de Rousseff el 2013 y amenazaron con malograr el Mundial de Fútbol, pero el mayor susto se lo dieron sin duda las urnas.

Para ganar Rousseff tuvo que apelar a malas artes. Según The Economist, la reelección se debió a “las ventajas de candidatear por la reelección, la formidable máquina logística del PT y su dinero (al parecer, algo fue robado de la petrolera estatal Petrobras), así como la estrecha cercanía de Lula con el pueblo, se sumaron para inclinar la campaña a favor de Roussef”. Además, se recurrió, siguiendo la receta del populismo izquierdista, a la división social para obtener votos. Tal y como ha denunciado el ex presidente Fernando Henrique Cardoso: “Hicieron la tentativa de partir la nación por clase social, por color o por región. Y eso no es aceptable”, señaló.

Al final de cuentas, el mapa electoral demostró que esa campaña sucia surtió efecto de alguna manera. El país se dividió. Los Estados norteños, los de mayor pobreza y que más apoyo social reciben votaron por el PT. Los del Sur, los de mejores ingresos y más modernos, se inclinaron por Neves.

Estos son ahora los retos de Rousseff: reunificar a un país polarizado y efectuar una auténtica reforma económica que saque al país del estancamiento y la recesión. Como indica The Economist, “su principal tarea será arreglar la economía y, para ello, necesita nombrar un ministro de Finanzas competente y dejarle hacer su trabajo sin interferencias del palacio presidencial, redoblar sus tímidos esfuerzos para atraer inversión privada en infraestructuras e intentar una reforma tributaria [que baje la gravosa presión tributaria]”.

También deberá realizar reformas políticas y sobre todo enfrentar la galopante corrupción. El escándalo de Petrobras seguramente afectará al PT y a ella misma. Pero el mayor peligro para la democracia brasileña será contener los ímpetus radicales de su partido que desean seguir el camino del chavismo: controlar los medios de comunicación y el Poder Judicial. En un país polarizado esa ruta puede llevar a un escenario impredesible.

Al Perú, obviamente le conviene que Brasil retome la sensatez. Que rectifique el rumbo económico y que salga del proteccionismo y evada la tentación albista. El 5.2% del stock de la Inversión Extranjera Directa (IED) del Perú proviene de nuestro vecino. Nuestras exportaciones han crecido sostenidamente desde el 2009 y se han más que triplicado de un poco más de 500 millones de dólares, hoy superan los 1,700 millones. Logrados con grandes dificultades y muy por debajo de nuestro potencial exportador, debido al anacrónico y desleal proteccionismo.

Es vital que Brasil tenga una mejor performance, pero dados los antecedentes del PT, será difícil que enderecen el rumbo económico, reduzcan su atávico proteccionismo, abandonen el asistencialismo y se alejen de la hipócrita política exterior de padrinazgo del albismo. Sin embargo, la esperanza es lo último que se pierde. Lampadia




BOLIVIA… “Entre el discurso y la realidad”

BOLIVIA… “Entre el discurso y la realidad”

Carlos Milla Vidal

La verborrea de un EVO estimulado por su aplastante triunfo electoral, lanza otra vez ataques a los “lacayos del imperialismo”, (Perú Chile, Colombia México) que se han atrevido a hacer la llamada “alianza del Pacífico, traicionando a sus propios pueblos”.  Mira en cambio a sus aliados “hermanos del UNASUR”, que “están  forjando una America verdaderamente libre”.

Esa misma semana, la oficina postal Boliviana lanza una nueva serie de estampillas, con el rostro del “Comandante Chávez, que “Desde el cielo sigue iluminando nuestros caminos”.

En sus discursos con ocasión de la entrega de subsidios escolares a todos los niños de Bolivia, sigue atacando al Fondo monetario internacional.

Ese discurso es definitivamente popular… Sin embargo, a pocas cuadras de Palacio  quemado, un Banco central responsable y moderno sigue rigurosamente la receta que el mismo fondo monetario diera a Víctor Paz Estensoro en su último gobierno (1985-90). El decreto 21060, llevó a Bolivia a acabar con la hiperinflación, varios años antes que Perú. Desde entonces, el peso Boliviano es moneda dura, la inflación ha terminado y hay estabilidad macroeconómica.

El Gobierno de Sanchez de Lozada, pocos años después se dedicó a profundizar muchas reformas, que bajo el mote de “neoliberales” son “rechazadas, pero acatadas.” El Gobierno terminó  con violencia y persecuciones, las reformas quedaron.

 EL POPULISMO DE LOS SUBSIDIOS

Bolivia, continúa con una política de subsidios cuidadosamente diseñada:

  • Todos los niños en edad escolar acuden a las escuelas, acompañados de sus Padres o tutores. Bajo el influjo de una fotografía de EVO, el gran benefactor reciben Cien pesos  ($15.oo) en efectivo del bono “Juancito Pinto”. Ellos decidirán en qué útiles o ropa deberán invertir el dinero sus Padres. Los mayores están fiscalizados por los niños para el buen uso de los fondos.
  • “La renta dignidad”, son 400 pesos ($60.oo) que reciben los mayores de 60 años, hayan o no trabajado en sus vidas… (¿No es esto lo que plantea la Universidad del Pacífico ante el “fracaso de los sistemas previsionales?).
  • El bono “Bartolina Sisa”, es ayuda económica efectiva y atención médica y nutricional preferente a las madres gestantes (algunos dicen… “Incentivo al embarazo”).
  • El gas domiciliario llega por tuberías a muchas zonas urbanas de las principales ciudades. ¿El precio?… SI… el equivalente a los S/.12 soles que nos ofrecieron en Perú, y sirvieron para ganar las elecciones.
  • El combustible (poco más de $2.00 por galón de Diesel), – ¡menos de la mitad que en Perú!, sigue subsidiado, pero Evo anuncia orgulloso que pese a no subir los precios, el subsidio ha bajado en 40%. El GLP no se usa en vehículos, sí el GNV. Y parece que los controles funcionan.

Nos resistimos fuertemente a pensar que los subsidios populistas seguirán funcionando. Los precios internacionales del gas y la soya, no van a durar para siempre. Una caída en éstos puede hacer peligrar este ambiente de “bienestar” que perciben los bolivianos. Sin embargo, por lo visto hasta hoy, la receta populista de Evo, funciona (¡¿?!).

LAS CIFRAS MACRO ECONOMICAS

La economía de Bolivia es mucho más pequeña que la peruana, sin embargo hay algunas cifras sorprendentemente saludables.

El crecimiento del PBI estuvo en 5.2%, el 2012. Ahora cerrará el año en 4% (un punto más que Perú). La inflación anual no pasa del 4%,  y el Producto per cápita  en $2,621 poco mas de la mitad del PBI per cápita Peruano).

La pobreza sigue reduciéndose, sin embargo, la fuerza económica que impulsa el proceso,  no es estrictamente la inversión privada, sino también el subsidio estatal.

 “QUEREMOS INVERSION PRIVADA”, dice Evo, en un contradictorio discurso donde también ataca despiadadamente a las transnacionales. El mensaje es ante una audiencia de pequeños emprendedores de  “El alto”, que reciben apoyo generoso del Estado y la cooperación internacional.

LAS CIUDADES:

Las principales ciudades Bolivianas (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz) tienen un ambiente de calidad urbana y habitabilidad.

Las invasiones y tugurizaciones de los terrenos de el alto de hacen algunas décadas, han dado paso a barrios planificados, con servicios públicos, transitabilidad y desarrollo urbano. Los edificios tienen un curioso gusto local, pero están terminados, con los laterales acabados, y están hechos en cumplimiento a reglas urbanas que respetan los retiros, las vías públicas y áreas verdes.

La Paz ha inaugurado un sistema de transporte público, único en el mundo: Un teleférico, que ha cambiado el paisaje urbano y une a los principales centros de la ciudad de La Paz, con las ferias comerciales del alto, que con una población ya cercana a un millón de habitantes es el pujante polo comercial. Los barrios residenciales de las clases media y alta, tienen ahora nuevos habitantes… Los emergentes que interactúan con toda naturalidad con las clases antes dominantes. La paz social es una realidad… Son muchos años sin huelgas ni bloqueos. En efecto creo que podemos afirmar que socialmente Bolivia es el país de America que tiene menos diferencias sociales. La discriminación debe ser mucho más rara entre los bolivianos de todos los colores.

EL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA

Un gobierno que se enfoca en las diferencias y no en la necesidad de tener un País unitario, naturalmente que anda contracorriente. Las múltiples “Naciones”, se empeñan en sentirse únicos y originarios, en claro rechazo al país mestizo que factualmente es Bolivia. Ese parece ser un discurso exitoso.

Sin embargo, en Cochabamba asistimos a un evento que nos hizo pensar que otro mundo es posible: Un colegio secundario Americano, (equivalente al Roosvelt) celebraba la diversidad en la Feria internacional. Más de treinta países (incluida Bolivia y sus Nacionalidades) coexistían entusiastamente en respeto de las diferencias entre comidas de todo el mundo, danzas y exposiciones culturales. Lejos del discurso oficial, ellos sí entienden y actúan en un “mundo global”.

EL DOBLE DISCURSO DE LA COCA:

El uso tradicional de la  hoja de Coca que fue la bandera que sirvió a Evo para alcanzar el poder tiene ahora un peligroso ingrediente.

La línea aérea estatal, (BOA) compite con varias  de iniciativa privada, para los vuelos domésticos. Las  internacionales LAN Y AVIANCA, también están en el mercado, pero no ejercen dominio de mercado.

Los precios son un promedio de $40.00 por un vuelo de 45 minutos, y no hay que tener suerte ni aplicar a promociones. El precio es para todos.

TÚPAC KATARI, el equivalente altiplánico a Túpac Amaru, es un satélite  de tecnología China que está en el espacio asegurando la conectividad. Da servicios de internet,  y servicios varios. La cobertura de internet será pronto universal para todo el territorio, la penetración de celulares equivale a los más avanzados países latinoamericanos, con varios operadores que compiten en cobertura, tecnología y tarifas.

 El cultivo legal es permitido. Allí en las laderas de la selva alta se produce una hoja de mejor calidad, aparente para “hakullar” (chacchar) y las prósperas chacras coqueras ocupan el espacio que antes ocupaban frutales, de haciendas agroindustriales abandonadas; mientras las tierras bajas, también productoras de coca (ilegal) son susceptibles a interdicción. El narcotráfico campea tanto en las zonas de la “coca cultural”, como en los valles bajos.

DESCENTRALIZACIÓN

 Algo que nos dejó pensando, fue comprobar que no han tenido un proceso de Regionalización con las características del peruano. Las prefecturas o Gobiernos departamentales no tienen las autonomías que en el Perú, sí tienen reñidas elecciones. El MAS, partido oficialista ha pasado de ganar 5 gobiernos sub nacionales en  la elección anterior, a tener 8 de los nueve departamentos en las elecciones de hacen dos semanas.

No hay millonarios presupuestos, consecuentemente no hay la corrupción que hoy nos aflige a los peruanos.

Es difícil seguir el análisis sin teñirlo de un juicio de valor. Los demócratas convencidos de las bondades del libre mercado, y del sistema económico que nos ha permitido crecer tanto en los últimos años, vemos con estupor el aparente éxito de un modelo diferente.

Solo nos queda concluir: Bolivia…  “No es lo que parece”.




Lo que faltaba: Alemania

Lo que faltaba: Alemania

Por The Economist

(Gestión, 21 de Octubre del 2014)

Durante los últimos años Alemania ha sido una notable excepción a la debilidad económica de Europa. Pero, repentinamente, el “teflón teutón” se halla en problemas: su PBI cayó en el segundo trimestre del año y las noticias recientes pintan un escenario todavía más desalentador. Por ejemplo, la producción industrial y las exportaciones decrecieron en agosto.

El índice ZEW, elaborado por el Centro de Investigación Económica Europea (ZEW, por sus siglas en alemán) y que mide la confianza de los inversionistas, se ha desmoronado a su nivel más bajo en casi dos años. Y pudiera ser que la economía alemana esté en recesión.

Esta debilidad tiene a muchos fuera de Alemania profundamente consternados, pero dentro del país la reacción ha sido una estoica despreocupación. Incluso el Gobierno, que la semana pasada recortó sus proyecciones de crecimiento del PBI para este año de 1.8% a 1.2%, y de 2% a 1.3% para el 2015, se mostró contrario a cualquier cambio en su meta de equilibrar el presupuesto el próximo año.

“Una reducción en el crecimiento no es un cataclismo”, declaró Sigmar Gabriel, ministro de Asuntos Económicos y Energía, agregando que no existen “razones de política económica” para cambiar el rumbo.

Buena política, mala economía

Políticamente, esta posición tiene cierta lógica. La promesa de no incurrir en endeudamiento gubernamental en el 2015 estuvo en el centro de la campaña electoral de Angela Merkel. Mantenerse firme en los compromisos asumidos es bien visto por los electores alemanes, quienes consideran que los déficits son peligrosos, inefectivos y probablemente inmorales.

Sin embargo, económicamente, la lógica es endeble. Es riesgoso obsesionarse por un presupuesto equilibrado a puertas de una recesión, pues el estímulo fiscal, enfocado en la inversión en infraestructura haría que el país esté más seguro en el corto plazo y con la capacidad de crecer más rápido en el largo plazo. Además, no rompería las reglas fiscales del Gobierno.

Los políticos alemanes están convencidos de que el enfriamiento de su economía será modesto y temporal. Pero un vistazo a la economía mundial arroja muchas señales de peligro encendidas. Es que los precios de las acciones, las tasas de inflación y los rendimientos de los bonos están cayendo, el precio del petróleo está en descenso y China está batallando contra un problema de endeudamiento.

Todo esto podría fácilmente ser el presagio de un desplome económico feo y prolongado. De cara con esa posibilidad, un gobierno prudente debería preparar algunas defensas contracíclicas.

Una herramienta es flexibilizar la política monetaria. El Gobierno alemán debe respaldar el esquema de grandes compras de bonos del Banco Central Europeo y no liderar su oposición. Pero la principal herramienta que está a disposición de Merkel es la política fiscal. Si incrementa el gasto público el próximo año, el Gobierno podría amortiguar su economía ante cualquier debilidad externa.

Y enfocar dicho gasto en infraestructura podría impulsar las perspectivas de crecimiento de largo plazo de la economía alemana. Una década de ajustarse los cinturones ha dejado al país hambriento de una necesaria inversión. Es que desde el 2003, la inversión pública no ha crecido al mismo ritmo que la depreciación y, por tanto, no sorprende que los puentes estén resquebrajándose y los jardines de infantes estén superpoblados.

Esta austeridad daña la productividad alemana. Es una economía falsa, especialmente cuando el dinero está tan barato. Los rendimientos de los bonos se encuentran en un nivel bajo histórico de 0.72% y las tasas de interés de largo plazo, en términos reales, son negativas.

Haciendo una estimación conservadora, el gobierno de Merkel podría incrementar el gasto en infraestructura en alrededor de 0.7% del PBI en el 2015 y 0.5% del PBI en el 2016 sin que ello signifique romper las reglas que fijan los límites de endeudamiento público. Esos recursos deberían ser utilizados para acelerar los proyectos federales que están listos para el inicio de obras, que son muchos y van desde la reparación de puentes a la culminación de caminos; así como para ayudar a los estados y municipios que carecen de dinero en efectivo y que representan los dos tercios del gasto gubernamental en infraestructura.

Esta publicación —que piensa que las reglas de endeudamiento público son excesivamente rígidas— preferiría un plan más ambicioso, pero esto podría ser un comienzo. Alemania debe hacerlo ahora.




Ahora Bolivia y Colombia crecen más que el Perú

Ahora Bolivia y Colombia crecen más que el Perú

La economía de Bolivia es una de las de mayor crecimiento en Latinoamérica, con una expansión de su PBI de 5.7% proyectada para este año.  Otro país con una proyección exitosa es Colombia, que crecería 4.7%. Sin embargo las políticas de ambos países son muy distintas. Por su lado el Perú sigue bajando hacia un 3%.

La década de 1980 fueron una “década perdida” para el progreso económico en América Latina y Bolivia. La nación cayó en una crisis económica extrema, con una creciente deuda externa e hiperinflación, llegando a más de 25,000% en 1985. Para solucionar estos problemas, el presidente entrante Víctor Paz Estenssoro (1985-1989) llamó al economista de Harvard, Jeffrey Sachs, para ayudar a diseñar una conversión de Bolivia hacia las políticas de libre mercado. Paz Estenssoro elevó los impuestos, eliminó los controles de precios sobre los bienes de primera necesidad, congeló los salarios y eliminó los derechos y protecciones de los sindicatos. Estas medidas redujeron la inflación en 1987 a 11%. Además, Paz Estenssoro aprobó una ley para acabar con los cocaleros locales.

Luego, los Presidentes Jaime Paz Zamora (1989-1993) y Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997) profundizaron el impulso del libre mercado. Sánchez de Lozada, que hablaba con acento de gringo, discípulo del libre mercado, impulsó la privatización de la empresa nacional de electricidad, el ferrocarril y la compañía de petróleo y gas. Después de estas reformas Bolivia estabilizó su economía con un crecimiento moderado y sin inflación.

El crecimiento económico de Bolivia con Evo Morales, re-reelegido, que cambiado la Constitución en su primer mandato, esbastante aceptable. Su PBI per cápita se ha duplicado desde que inició su mandato, pasando de US$ 1,203 en el 2006 a US$ 2,868 en el 2013. Colombia pasó de US$ 3,713 a US$ 7,826 y Perú de US$ 3,124 a US$ 6,660en el mismo período. El PBI de Bolivia se ha expandido alrededor de 5% al año, y el 2014 se proyecta entre 5.5% y 5.7%. Colombia apunta a crecer 4.7% y el Perú tan solo 3.2%.

Gran parte de este desempeño se puede atribuir a los precios del gas natural y su gran exportación de soya.Esto es un gran avance tras la conocida “guerra del gas”, que empezó con la venta del gas natural boliviano a empresas extranjeras en el 2003, además del anuncio de la construcción de un gasoducto a Chile. Esto llevó al país a una serie de protestas que forzaron la renuncia del entonces presidente Sanchez de Lozada. Su Vicepresidente Carlos Mesa asumió la presidencia, y llamó a un referéndum para la re-nacionalización del gas natural. La medida fue aprobada abrumadoramente. Aún así, las condiciones sociales siguieron deteriorándose. En el 2006, Morales nacionalizó parcialmenteel gas natural obteniendo el control mayoritario de las empresas españolas y brasileñas, aumentandola participación del gobierno al 82%.

Bolivia ahora cuenta con las segundas mayores reservas de gas natural en América Latina, después de Venezuela. La producción de gas natural boliviano ha aumentado a más del doble, y el producto de las ventas se han incrementado desde 5.6% del PBI en el 2004 a 25.7% en el 2008, y hoy en día el gas natural representa casi la mitad de las exportaciones bolivianas, vendiendo más de la mitad a Brasil. El gas también es clave para los ingresos del gobierno: mientras que en el 2002 llegaban al 7%, hoy constituyen más del 50% de sus ingresos.

Evo Morales encarna un modelo caudillista y de culto a la personalidad al estilo estalinista. Morales fue elegido en 2006, en medio del descontento popular.Luego Morales se asoció al Alba y al “socialismo del siglo XXI” de Chávez, reescribió la constitución y concentró todos los poderes del Estado.

El  crecimiento económico, se debe en parte a una cierta ortodoxia macroeconómica, basada en sus recursos naturales: estaño, plata, soya y petróleo y gas natural. Sin embargo, Morales ha distribuido dinero a manos llenas, casi un tercio de los bolivianos (poco más de tres millones) recibe algún tipo de ayuda estatal. Actualmente existen tres bonos: la renta de dignidad, Juancito Pinto y Juana Asordui de Padilla. El primero se le otorga a todas las personas mayores de 60 años, hubiera laborado o no en su vida. El segundo es una beca de estudios y el tercero es un seguro de salud a madres, trabajen o no, de atención gratuita por tres años después de dar a luz. De esta manera se reduce la pobreza, pero no es sostenible en el largo plazo. La pobreza sigue siendo relativamente alta, 45%, comparada con la de Colombia de 34% y la del Perú de 28% al 2011. (La del Perú al 2013 llegó a 24%).

A pesar de los ingresos por los commodities, se ha gastado más de lo ahorrado, y por eso se ha promulgado una peligrosa ley bancaria que pone tope a las tasas de interés. Si aumentala inflación, los bancos tendrían que asumir la diferencia, lo que llevaría al país a una crisis.

También cabe recalcar la nacionalización de industrias “estratégicas”, como la de energía, telecomunicaciones y minería, han llevado a que el Estado controle el 35% de la actividad productiva. Esto traeingresos al gobierno, pero también genera un “crowding out” (desplazamiento de la inversión privada) malogrando el largo plazo. Es así que la inversión ha bajado al 18% del PBI.

Morales también tiene que lidiar con la corrupción. Su estrategia de fingir ignorancia sobre las actividades ilegales del narcotráfico para aprovecharse de un boom cocalero de más de 30 mil hectáreas, ha tenido consecuencias nefastas. Las tasas de asesinatos han aumentado y el índice de criminalidad está en ascenso. 

Estas políticas son muy diferentes a las medidas tomadas por Colombia, que ha crecido económicamente promoviendo la inversión privada y desregulando (lo mismo que el Perú hizo desde la Constitución del 93), creando un ambiente de confianza. (Ver en Lampadia (L): Mientras Colombia crece, el Perú decrece y le echa la culpa al cobre, a China y a los malos vientos…)

El principal componente del crecimiento de Colombia es la inversión privada. En los últimos años ha comenzado a promoverla inversión minera, que en el 2013 representó el 17.4% de la inversión extranjera directa (IED). Los colombianos buscan aprovechar sus recursos naturales para captar dinero y mejorar su competitividad. (Ver en L: Destrabemos la construcción de nuestro futuro)

Ambos países crecen, pero mientras el de Bolivia no parece sostenible, el de Colombia lo hace con una base sólida. Esperamos que el gobierno peruano reaccione a tiempo para evitar que se consolide la parálisis de la inversión privada y la disminución del crecimiento. Lampadia




Argenzuela

Argenzuela

Comentario de Lampadia:

Magnífica y valiente descripción de los acontecimientos del desastre que lideran la presidenta argentina y el títere cubano que funge de sátrapa en Venezuela, que tiene detrás la experiencia de décadas de maniobras políticas sofisticadas de Cuba.

La semana pasada, en Lampadia (ver: Miraflores adopta esquema de Nueva York con un modelo “ganar-ganar”) felicitamos a la municipalidad de Miraflores por haber copiado una excelente práctica de Nueva York. También hemos elogiado lo que hizo Polonia después del colapso del Imperio Soviético, que copió 80,000 folios de normas europeas para crear una nueva base institucional que probó ser muy exitosa, tanto como la de Japón, en su momento, en el aspecto tecnológico que lo catapultó a ser la segunda economía global.

Decíamos entonces lo bueno que es copiar las buenas prácticas de otros países, nunca nos imaginamos que algunos de nuestros vecinos copiaran las peores. Qué lástima por un país que se sigue degradando desde esa posibilidad de desarrollo que perdió desde el advenimiento del peronismo.  

Por: Diario “La Nación” de Argentina

(El Comercio, 07 de Septiembre del 2014)

Para ser la mejor alumna, hay que seguir las enseñanzas de la maestra. Si la Argentina  aspira a graduarse de Argenzuela, debe aprender de Venezuela a lidiar con la inflación. Y  como los precios son renuentes a los buenos modales, por más cuidados que fueran, la presidenta Cristina Kirchner instruyó al secretario de Comercio, Augusto Costa, a que estudiase la nueva ley venezolana de Precios Justos, “para frenar al capitalismo ladrón, tracalero e inmoral”. Tal vez subyugado por el calificativo “tracalero”, Costa calcó el texto de la norma venezolana, guardando nuestra Constitución en una caja fuerte.

Según el proyecto del gobierno argentino, las empresas se convertirán en concesionarias precarias de sus organizaciones productivas, ya que el secretario Costa tendrá poder para analizar costos, establecer márgenes, fijar precios, obligar a vender a pérdida, intervenir empresas, multar y disponer clausuras, facultad esta última que en un principio  contemplaba hacerlo sin orden judicial alguna, pero que fue excluida del dictamen del Senado.

Hugo Chávez nunca comprendió cómo el kirchnerismo no cooptaba a las Fuerzas Armadas, sobre todo, cuando la inflación, el desabastecimiento y el descontento hacen necesario pergeñar conspiraciones, espiar con inteligencia y controlar a los uniformados. Tardó un poco, pero la sugerencia del pedagogo no cayó en saco roto. Con la designación del general César Milani en el Estado Mayor del Ejército, ambos modelos convergieron en el único punto que los diferenciaba.

Todavía hay distancia entre las dos naciones. El litro de nafta de 95 octanos en Venezuela se regala a menos de dos centavos de dólar, según la cotización oficial de esa moneda contra el bolívar; en la Argentina, en cambio, pese a que, cuando YPF pasó a ser controlada por el Estado, se señaló que uno de los objetivos era que los combustibles fuesen más baratos, el litro de nafta súper promedia el equivalente a 1,40 dólares y solo en lo que va de 2014 ha subido más del 40 por ciento en moneda local.

Hay, por cierto, otras diferencias. En Venezuela, hay rebelión estudiantil y social, con una represión salvaje y un saldo que hasta ahora supera los cuarenta muertos. Los líderes opositores están presos, aunque para el presidente Nicolás Maduro no hay presos políticos, sino políticos presos. La expulsión de la diputada María Corina Machado de la Asamblea Nacional por el presidente del cuerpo, Diosdado Cabello, y el durísimo encarcelamiento del líder de Voluntad Popular, Leopoldo López, en una prisión militar, muestran la realidad de una dictadura de facto. Por ahora, eso no ocurre en la Argentina, pero no se puede desechar la posibilidad de que una interpretación como las que ya se han hecho de la ley antiterrorista pueda llevar las cosas a una situación no deseable.

Cristina Kirchner ha lanzado una ofensiva sobre el sector privado que su marido no hubiese soñado ni menos aún aconsejado. El ministro de Economía, Axel Kicillof, no hubiera durado un instante en el gabinete del ex presidente. Inspirada en el Plan de Desarrollo Endógeno Bolivariano, la mejor discípula aspira a profundizar el “vivir con lo nuestro”, versión Orinoco, que en Venezuela provocó el cierre de 4.000 empresas, el desabastecimiento completo – desde leche hasta medicamentos– y una brecha cambiaria del 1.200 por ciento.

Por si alguna duda quedara sobre el entusiasmo que despierta en el kirchnerismo ese modelo, hay que recordar que el joven Nicolás Maduro Guerra, que no es otro que el hijo del mismísimo presidente de Venezuela, visitó en los últimos días la Argentina y hasta dio clases sobre las supuestas bondades de la ley de abastecimiento de su país a algunos de los propios legisladores argentinos que pretenden trasplantar aquel plan bolivariano.

Al negarse a cumplir con la sentencia del juez neoyorquino Thomas Griesa, el gobierno argentino ha ido más lejos que la propia Venezuela. Entre su propia gente y Wall Street, nuestro mentor caribeño ha optado por lo segundo, pagándoles a los tenedores de bonos de manera religiosa. Pero con el fuerte cepo cambiario, ha mandado a la quiebra a muchas compañías que necesitaban dólares para importar desde harina hasta papel higiénico. También ha perjudicado a la población, que además de informarse por Twitter sobre los comercios donde puedan encontrarse artículos de primera necesidad, para salir corriendo a buscarlos, ahora deberá registrar sus huellas digitales, como cartas de racionamiento para evitar que las familias compren más del cupo que les será otorgado.

Como en Venezuela, la prensa independiente de la Argentina viene sufriendo persecuciones administrativas y judiciales, además de cepos publicitarios y toda clase de discriminaciones. Para silenciar a la oposición, el chavismo no renovó la concesión del canal 2 (RCTV) y forzó las ventas de medios independientes como Globovisión y Cadena Capriles a grupos afines al poder político. Entre nosotros, el kirchnerismo intentó hacer algo semejante con la ley de medios audiovisuales. Es cierto que aún no se han impuesto aquí las duras multas que sufrieron algunos medios de comunicación y periodistas venezolanos por el simple hecho de difundir la cotización del dólar en el mercado marginal, algo que se encuentra insólitamente prohibido en aquel país. Sin embargo, podemos sospechar con fundamentos que las leyes de abastecimiento y antiterrorismo persiguen claramente igual objetivo.

El kirchnerismo sigue el mismo camino, si se recuerda que el titular de la Unidad de Información Financiera, José Sbattella, puntualizó que la cuestionable ley antiterrorista podría ser aplicada contra el periodismo, como ya se quiso hacer en Santiago del Estero, ayer feudo de los Juárez y hoy de los Zamora. En el mismo sentido, la presidenta no dudó en descalificar a la prensa y sugerir que le cabrían las sanciones de la norma antiterrorista, por el simple hecho de haber informado algo tan cierto como que una empresa que se declaró en quiebra había dejado en la calle a 400 trabajadores. Al igual que la venezolana, la sociedad argentina enfrenta divisiones, por los efectos de un discurso político sustentado desde las más altas esferas del Gobierno en la confrontación y en la permanente búsqueda de enemigos internos y externos. Se trata de la peor herencia que nos dejará el kirchnerismo.

Tal como señalamos en anteriores editoriales, intelectuales, artistas y hasta miembros de una misma familia evitan encuentros personales para evitar roces que puedan ser provocados por la simple divergencia entre sus opiniones políticas. A partir de la concepción oficial de que los adversarios son enemigos, se han reflotado odios y resentimientos como nunca se vieron en nuestro país desde la recuperación de la democracia. No es ni más ni menos que algo que viene sucediendo en la Venezuela chavista desde hace mucho tiempo.

La baja calidad institucional y la falta de adecuados órganos de control que permitan limitar la corrupción pública hermana a ambos gobiernos. Es probable que algunos funcionarios kirchneristas vean con cierta envidia los progresos del chavismo para domar completamente al Poder Judicial venezolano. Afortunadamente, la presión de la sociedad argentina y la acción de la Corte Suprema impidieron que se convalidaran los más nefastos aspectos de la reforma judicial que aún hoy sigue queriendo imponer el gobierno de Cristina Kirchner.

El camino hacia la Argenzuela autárquica y endógena será muy duro. Si fuese exitoso, la mayor parte de la población vivirá de recursos públicos y solo una porción reducida se mantendrá en el sector privado. Posiblemente, tejiendo boinas de color rojo, para enviar a nuestro preceptor, en reconocimiento por las valijas recibidas y por tantas enseñanzas aprovechadas por el mejor discípulo en lograr una Argentina minúscula. Una Argenzuela.