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Un paso más hacia el transporte autónomo y la economía compartida

Un paso más hacia el transporte autónomo y la economía compartida

El cambio tecnológico en la industria automovilística está acelerándose globalmente. Además de responder a las necesidades del consumidor en un futuro bajo en carbono, se ha abierto otro espacio de innovación, la autonomía y la seguridad de los nuevos autos.

Los vehículos de conducción autónoma ofrecen importantes beneficios para la sociedad. Es probable que los autos equipados con esta tecnología ayuden a reducir los accidentes, el consumo de energía y la contaminación, así como  reducir los costos asociados con la congestión. De acuerdo con el Instituto de Seguros para Seguridad en las Carreteras (Insurance Institute for Highway Safety en inglés), casi un tercio de todos los accidentes podrían evitarse si todos los vehículos tuvieran un sistema de alerta que avise de una posible colisión y faros adaptativos.

Los vehículos autónomos tienen el potencial de proporcionar una mayor movilidad para los ancianos, los discapacitados y los ciegos. Los costos asociados a la congestión del tráfico podrían reducirse debido a que los conductores podrían hacer otras tareas durante el transporte.

Además, los autos totalmente autónomos también podrían mejorar el uso del terreno de varias maneras. En la actualidad, alrededor del 31 % del terreno en los distritos financieros de 41 grandes ciudades está dedicado a estacionamientos, pero los vehículos autónomos serían  capaces de dejar a los pasajeros y luego estacionarse ellos mismos, con controles satelitales.

La tecnología también podría reducir la necesidad de poseer un automovil y promover la economía compartida (ver en Lampadia: El futuro de las economías compartidas), lo cual traería algunos beneficios: el consumidor paga para usar vehículos sólo cuando sea necesario y renuncia a las responsabilidades y beneficios de la propiedad individual. Se espera que la utilización compartida de vehículos, que permiten a las personas hacer una reserva de auto con tan solo un toque en un smartphone, crezca significativamente en los próximos dos años, con un aumento espectacular en el número de usuarios. Esto se debe a que la “generación del milenio” (entre 18-34 años) que parece darle menor importancia a la propiedad de automóviles. Ellos son más abiertos a compartir y al creciente número de “servicios de movilidad”, como Uber y Lyft.

Según McKinsey, esta tendencia “podría reducir sustancialmente la venta de vehículos de uso privado. Más del 30% de los kilómetros recorridos en vehículos nuevos podría ser para movilidad compartida. Uno de cada tres coches nuevos podría ser un vehículo para compartir, tan pronto como en 2050.”

Sin embargo, también hay posibles consecuencias negativas. Entre ellas está la posibilidad de que la tecnología fomente un mayor uso de los vehículos y aumente el total de millas recorridas por vehículo, lo que llevaría a una mayor congestión. Si el software del vehículo autónomo se estandariza, un solo error podría dar lugar a muchos accidentes. Los sistemas conectados a Internet también podrían ser ‘hackeados’ causando enormes daños.

Lo que no se puede negar es que el futuro del sector automovilístico ya está aquí. Cada vez aumentan los esfuerzos de los fabricantes para tratar de reinventarse como empresas dedicadas al “transporte” de personas. General Motors ha invertido este año 500 millones de dólares en la empresa de taxis Lyft. Además, adquirió una empresa desarrolladora de software para autos autónomos. Toyota anunció hace poco que había realizado una inversión en Uber, que es la competencia de Lyft. Google, quien ha inaugurado un centro de desarrollo de tecnología para vehículos autónomos en Novi (es un suburbio de Detroit) ha decidido asociarse con Fiat Chrysler para hacer pruebas de software en 100 minivans.

Kirk Steudle, que es el director del Departamento de Transporte de Michigan, habló sobre la fusión de la tecnología entre Silicon Valley y Detroit, declarando lo siguiente: “Ya viene y viene rápido”. Después añadió, “la tecnología se encuentra en un punto en el que será incorporada a un artículo de producción masiva”.

Por su lado, Mercedes Benz ha lanzado un nuevo modelo Clase E que pareciera ser una ventana al futuro. A las ya conocidas capacidades de estos vehículos de gama alta,  se le suman ahora nuevas tecnologías de ayudas a la conducción que no requieren de acción alguna del conductor, tan solo su activación, como parquearse sin conductor. O por ejemplo, el Drive Pilot, que permite al Clase E ‘perseguir’ a un vehículo, hasta a 210 km/h, a una distancia uniforme, de tal manera que el conductor no tenga que preocuparse de acelerar o frenar, pues el vehículo lo hace solo, hasta un trazado de curvas más suaves. El vehículo llega a pararse en situaciones de alta densidad de circulación, y vuelve a ponerse en marcha si la parada no ha sido superior a 30 segundos. Además, alerta de posibles impactos y ante la desatención del conductor, procede incluso a parar la marcha y, puede también cambiar el color del auto a voluntad del piloto. Ver líneas abajo, el ilustrativo video del Mercedes Clase E: 

El transporte ya se está transformando, con la aparición de combustibles alternativos y vehículos eléctricos, interconexiones y vehículos de auto-conducción. “Las empresas orientadas hacia el futuro van a redefinirse a sí mismas y pasar de ser sólo fabricantes de automóviles y camiones se convertirán en empresas de movilidad personal. Henry Ford redefinió la movilidad para la gente promedio, y ahora nosotros tenemos la oportunidad de hacer lo mismo”, afirmó recientemente Bill Ford, Presidente Ejecutivo de Ford Motor Co., en el New York Times.

El futuro de la industria del automóvil tiene por delante muchos desafíos, pero también muchas nuevas oportunidades. Este sector tiene mucho por desarrollar y esperamos ansiosos a ver qué novedades traerá. Lampadia




La verdad sobre las emisiones de los autos eléctricos

Algo más de 100 años después de la revolución del automóvil, liderada por Henry Ford, quien transformó el transporte, hoy se desenvuelve una nueva revolución en el sector: la de los automóviles eléctricos y la de los vehículos sin conductor. En esta ocasión veremos el primer caso.

Así como la revolución de Ford se expresa con la célebre cita “si le hubiera preguntado a la gente qué necesitaban, me hubieran pedido caballos más rápidos”, la nueva revolución se ha disparado de la mano de los innovadores, las empresas de tecnología como Tesla, que han tenido un desarrollo sorprendente. Hoy, muchas las empresas automovilísticas ya se han embarcado en una carrera por desarrollar vehículos eléctricos que prometen ser ‘cero emisiones’

Pero es importante recalcar que el sector automovilístico todavía atraviesa el catastrófico escándalo de Volkswagen, en el que los vehículos fueron diseñados para engañar a las pruebas de emisiones, arrojando niveles de emisiones peligrosamente altas, las cuales contribuyen a una mayor contaminación, humo y problemas respiratorios. (Ver en Lampadia: Las sucias mentiras de VW exigen un escarmiento ejemplar). Increíblemente, lo mismo sucedión con Mitsubishi en Japón. Ahora, tras un artículo de Bjorn Lomborg, el presidente del Consenso de Copenhague, vuelve la incertidumbre sobre qué tan ‘limpios’ o ‘verdes’ son realmente los autos eléctricos.

Tesla, una pequeña empresa con una enorme influencia. Su desarrollo más espectacular es el de las baterías domiciliarias y para los vehículos eléctricos. Ver en Lampadia: La  ansiada energía renovable del futuro está en la puerta. En la industria automovilística, Tesla fue pionera en entrar en un mercado que los principales fabricantes habían ignorado: el de personas conscientes y preocupadas por el medio. El auto Tesla más conocido es el de Tesla Modelo S, un sedán con motor eléctrico, con una pantalla de computadora portátil y una aceleración tan feroz que se le ha llamado “Insane Mode” (Modo de locura).

Tesla afirma que sus autos son mucho más limpios que los de sus competidores, principalmente porque funcionan con baterías y son muy eficientes en la conversión de la energía almacenada. Un Tesla Modelo S puede viajar más de 425 kilómetros con una sola carga de batería de 85 kilovatios por hora, lo que equivale a menos de 3 galones de gasolina. Su equivalente (según EPA, United States Environmental Protection Agency) es de 142 kilómetros por galón, mucho mayor que el alcance del Toyota Prius.

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Los autos eléctricos Tesla pueden ser el comienzo de una revolución en la industria de los automóviles. Su éxito puede llegar a ser el punto de inflexión en el mercado, cambiando los criterios para la adquisición de automóviles. Ver en Lampadia: Tesla también innova en el mundo del automóvil.

Sin embargo, Bjorn Lomborg, presidente del Consenso de Copenhague y autor de The Skeptical Environmentalist y Cool it, publicó un artículo el 6 de abril en The Telegraph de Reino Unido (que fue reproducido en todo el mundo) afirmando que los autos eléctricos contaminan más que los de gasolina, puesto que la matriz energética sigue basándose en el uso del carbón, lo que indirectamente, es una emisión marginal por el consumo de electricidad de los autos eléctricos. En Lampadia nos queda claro que hasta que la electricidad no se genere con fuentes renovables y limpias, algo que ya está en proceso, ver: El futuro de la energía según Bloomberg.

Sus argumentos son contundentes. Con una vida útil de más de 150,000 kilómetros, un Tesla Modelo S va a emitir unas 13 toneladas de CO2 por generación de electricidad. La producción de baterías agregará otras 14 toneladas, con más de 7 más generadas por su producción. Esto totaliza unas 34 toneladas comparadas con lo que él llama un Audi A7 sport a gasoil, que emite 35 toneladas.

Líneas abajo compartimos un didáctico video de Bjorn Lomborg en el que explica todos sus argumentos de una manera fácil de entender, que hemos transcrito y traducido.

Ya han salido varios analistas a contradecir a Lomborg. Según Luke Tonachel, director del proyecto de vehículos y energías limpias del NRDC (Natural Resources Defense Council) de EEUU, afirma que “Lomborg saca a relucir la idea falsa de que las plantas de carbón son una fuente primaria de producción de energía para los vehículos eléctricos. En realidad, en los Estados Unidos, la principal fuente de energía del vehículo eléctrico no es el carbón. Como hemos comentado anteriormente, la nueva demanda de electricidad de los vehículos eléctricos se está cumpliendo en su mayor parte con las centrales eléctricas de gas natural y generación de energía renovable, como la solar y eólica.” En verdad, Lomborg equipara la producción marginal de autos eléctricos con la producción marginal de energía sucia (carbón), pues si no se demandara más energía por los nuevos autos, lo que se cortaría sería la más sucia.

¿Cuál es la verdad de los vehículos eléctricos? En nuestra opinión, debemos contradecir a Lomborg, pues si bien es cierto que su análisis basado en relaciones marginales es correcto (hoy marginalmente un auto eléctrico produce más contaminación), el uso del carbón disminuirá sustancialmente en los próximos años y, sería absurdo esperar al cambio de la matriz eléctrica para desarrollar los autos eléctricos. Con un costo marginal ‘cero’ de electricidad producida con energía solar, es indudable que esta va a tomar mucho espacio adicional en el consumo final. Por lo tanto, en el mediano plazo, los automóviles eléctricos serán efectivamente mucho más limpios.   

Lampadia

Líneas abajo compartimos el video de Bjorn Lomborg y su último artículo:

¿Realmente ayudan los autos eléctricos al medio ambiente? El presidente Obama cree que sí. Lo mismo piensa Leonardo DiCaprio y muchos otros. El argumento es el siguiente:

Los autos normales funcionan con gasolina, un combustible fósil que bombea CO2 directamente del tubo de escape a la atmósfera. Los autos eléctricos funcionan con electricidad. No quemen gasolina. Ni gas, ni CO2. De hecho, a menudo los autos eléctricos son promocionados como “cero emisiones”. Pero, ¿lo son realmente? Miremos más de cerca. 

En primer lugar, se necesita energía para producir un auto. Más de un tercio de las emisiones de dióxido de carbono producidas en la vida útil de un auto eléctrico proviene de la energía utilizada para crear el auto en sí, especialmente la batería. La minería de litio, por ejemplo, no es una actividad verde. Cuando un auto eléctrico sale de la línea de producción, ya ha sido responsable de más de 25,000 libras de emisiones de dióxido de carbono. La cantidad utilizada para la fabricación de un auto convencional: sólo 16,000 libras.

Pero ahí no acaba la historia de las emisiones de CO2. Porque, si bien es cierto que los autos eléctricos no funcionan con gasolina, sí funcionan con electricidad que, en los EEUU, se produce mayormente gracias a otro combustible fósil: el carbón. Como le gusta señalar al capitalista de riesgo ‘verde’, Vinod Khosla, ” los autos eléctricos son autos cuya verdadera fuente de energía es el carbón”. El auto eléctrico más popular, el Nissan Leaf, emitirá 31 toneladas métricas de CO2 durante toda su vida útil de 90,000 millas (basado en las emisiones de sus producciones, su consumo promedio de energía eléctrica y su eventual desarme). Un auto comparable, el Mercedes A160 CDI, durante toda una vida útil similar emitirá sólo 3 toneladas más en total, considerando su producción, consumo de diésel y eventual desarme.

Los resultados son similares para un auto de última generación de Tesla, el rey de los autos eléctricos. Emite alrededor de 44 toneladas, que es tan sólo 5 toneladas menos que un Audi A7 Quattro. Por lo que, a lo largo de la vida útil de un auto eléctrico, emitirá sólo tres a cinco toneladas menos de CO2. En Europa, gracias al Sistema Europeo de Comercio, reducir una tonelada de CO2 actualmente cuesta US$ 7. Por lo tanto, el beneficio total de un auto eléctrico para el medio ambiente es de aproximadamente US$ 35. Sin embargo, el gobierno federal de Estados Unidos proporciona un subsidio de hasta $ 7,500 a los compradores de vehículos eléctricos. Pagar US$ 7,500 por algo que se podría conseguir por US$ 35 es una oferta muy pobre. Y eso no incluye los miles de millones más en subvenciones federales y estatales, créditos y deducciones fiscales que van directamente a los fabricantes de baterías y autos eléctricos.

La otra ventaja principal de los autos eléctricos es que supuestamente contaminan menos. Pero recordemos la observación de Vinod Khosla: ” los autos eléctricos son autos cuya verdadera fuente de energía es el carbón”. Sí, puede que sean alimentados con carbón, dirán los defensores, pero a diferencia de un auto normal, las emisiones de las plantas de carbón están muy lejos del centro de la ciudad, donde vive la mayoría de gente y donde los daños causados ​​por la contaminación del aire son mayores.

Sin embargo, una nueva investigación en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias encontró que mientras que los autos de gasolina contaminan más cerca de casa, la energía de carbón en realidad contamina más, mucho más. ¿Cuánto más? Bueno, los investigadores estiman que, si hay un aumento de 10% en la cantidad de autos que usan gasolina en 2020 en EEUU, 870 personas más morirán cada año por motivos de la contaminación adicional del aire. Si EEUU aumenta su total de vehículos eléctricos en 10%, 1,617 personas más morirán cada año por motivos de la contaminación adicional. El doble.

Pero, por supuesto, la electricidad procedente de fuentes de energía renovables como la energía solar y eólica generan energía sin emisiones de CO2para los autos eléctricos. ¿Entonces el proyectado aumento de estas fuentes de energía renovables hará que los futuros autos eléctricos sean mucho más limpios? Por desgracia, esto es todavía un pensamiento muy optimista. Hoy en día, EEUU obtiene el 14% de su energía eléctrica de fuentes renovables.

En 25 años, la Administración de Información de Energía de Obama estima que cifra habrá subido sólo 3 puntos porcentuales, llegando a 17%. Mientras tanto, los combustibles fósiles que generan el 65% de la electricidad de EEUU actualmente todavía generarán aproximadamente el 64% en 2040. A pesar de que los propietarios de autos eléctricos sientan una sensación virtuosa al usarlos, la realidad es que los autos eléctricos casi no reducen las emisiones de CO2, les cuesta una fortuna a los contribuyentes y, sorprendentemente, genera más contaminación que los autos tradicionales de gasolina.

Soy Bjorn Lomborg, presidente del Consenso de Copenhague.

 

Video producido por Prager University con Bjorn Lomborg

Presidente del Consenso de Copenhague

8 de febrero de 2016

Transcrito y traducido por Lampadia