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La economía está estancada

La economía está estancada

LA COBARDÍA DE CEDER ANTE ANTIMINEROS EN TÍA MARÍA 

La economía seguirá paralizada

Entrevista a Pablo Bustamante, Director de Lampadia
Por Franco Mori Petrovich
Expreso, 11 de febrero de 2020

Pablo Bustamante, director de Lampadia, afirma que el Perú debería estar creciendo al 7%, pero Vizcarra ha preferido continuar la política antidesarrollo de Humala y Kuczynski.

Martín Vizcarra asumió la presidencia en un momento oscuro para la política, por los escándalos de corrupción. Luego, gozó de elevada popularidad y terminó disolviendo el Congreso. Al día de hoy, ¿cómo podemos evaluar lo que va de su mandato?

El señor Vizcarra empezó por una alianza con varios partidos para buscar gobernabilidad; sin embargo, rápidamente se deshizo de ese convenio. Prefirió navegar solo, pero enfrentando al Parlamento, lo que le trajo rápidamente respaldo popular. Su mandato se ha caracterizado por gestos políticos, pero el ámbito del desarrollo no lo podemos abandonar.

-¿Lo ha abandonado?

Mire, el Perú, el año pasado, se empobreció. El hecho de que haya crecido poco más de 2% significa que ha perdido capacidad de reducir la pobreza, de reducir la desnutrición, de implementar obras públicas, de generar bienestar social. Está en rojo.

-Recientemente usted ha tenido duras críticas contra Vizcarra por su postura definitiva respecto del proyecto Tía María…

Me he referido a que el presidente ha cometido una barbaridad, una cobardía peor que la de Poncio Pilatos. Porque se encuentra Vizcarra con una oposición radical liderada por un gobernador medio desequilibrado y con un prestigio terrible –no olvidemos que [Elmer Cáceres] ha sido acusado de violación y tiene fama de borracho-, y es ante la presión de este inefable personaje que dio marcha atrás a Tía María, por medio de un convenio secreto que posteriormente se hizo público.

-¿Va a ceder como con Cáceres ante las radicales bancadas UPP y Frepap?

Desde el nuevo Congreso, no lo creo. Lo que sí tienen es la fuerza en la calle para presionar: uno tiene a los etnocaceristas y el otro tiene a sus feligreses. Ante esa presión, es evidente que va a sucumbir si es que llega el momento.

-“La licencia de construcción no es una licencia social, es parte un procedimiento”, dijo Vizcarra en una entrevista reciente para Canal N…

No existe la licencia social. Es un invento político de la izquierda porque lo que existe es el Estudio de Impacto Ambiental que incluye cualquier cantidad de asambleas o grupos de discusión. La llamada licencia social se da en el proceso, solo que hoy existe una grosera manipulación de los procesos desde que cierta izquierda se empoderó con su éxito en sabotear el proyecto minero de Conga. Después de Conga, esta izquierda se ha desplegado en destruir el sueño de Tía María. Arana ha ido con su gente al valle del Tambo y enervado las cosas. Estamos en una situación donde no hay quien haga contrapeso. El Gobierno debería tener la responsabilidad de ilustrar y calmar a la población, pero ha hecho mutis, ocasionando así que las agendas radicales tengan éxito.

-¿Cuál es la agenda que está detrás de todo esto?

Yo considero que se trata de una agenda pseudoagrarista porque ellos están detrás del postextractivismo, que consiste en una teoría en la que hay que producir lo menos posible e, incluso, no exportar alimentos.

LOS CÓMPLICES
“Más que complacientes yo diría [que algunos periodistas son] “cómplices” del Gobierno. Algunos parecen estar siguiendo instrucciones de Palacio. No creo que haya un acuerdo explícito, simplemente van en la misma dirección y se alimentan de los resultados que genera golpear a un poder del Estado”, dice Pablo Bustamante.

-Recientemente el Presidente anunció 23 proyectos de inversión. En base de lo que conocemos de él, ¿podrá realmente sacarlos adelante?

Ofrecer siempre es fácil. Con esos anuncios no se avanza nada y no creo que haga nada. No se han corregido los problemas de fondo. Estamos en un entrampamiento de liderazgo terrible.

-¿Podría decirse que ha tenido el mandatario mucha muñeca política pero un mal paso en ejecución?

En realidad, no. Yo no diría que se trata de una buena muñeca política porque ha atentado contra la democracia, ¿no? Tiene herramientas políticas poderosas pero usadas para un mal fin.

-¿Fue un atentado contra la democracia disolver el Congreso?

Así es. Hablamos de una cosa absolutamente anormal, cerrar el Congreso porque se le antojó, yendo contra las normas que establecen que el voto de confianza tiene que ser votado explícitamente. Y él simplemente interpretó que no se le dio. Y, claro, con el bombo mediático que recibe dinero del Estado se impuso la idea de que el cierre del Congreso fue algo constitucional.

-¿Diría, entonces, que resulta de mucha importancia que el próximo Congreso se muestre como opositor y fiscalizador al Congreso?

Cualquier institución tiene que proteger sus fueros. Este parlamento que comienza tiene que restablecer el balance de poderes y regular el voto de confianza, para que nunca más un presidente cierre el Congreso con una interpretación antojadiza. La pregunta real es si es que va a lograr defender sus fueros.

-¿Los va a defender?

Lo dudo. No tiene organicidad, no tiene estructura, no tiene coordinación y tiene muy poco tiempo de mandato. No veo todavía cómo se va a lograr una agenda para defender el modelo económico y cómo se va a defender el fuero parlamentario.

– Vizcarra dice que no solo es la falta de eficiencia lo que no permite el desarrollo, sino también la indiferencia del Estado. Y cito: “propongo un gobierno comprometido que vaya, que asista, que escuche”. ¿Son estas las palabras de un presidente o, más bien, de un candidato?

Es lo que ha venido haciendo todo el rato, puras palabras. Y él tiene que saber que es mucho más que ineficiencia: el sector público ha venido teniendo un ritmo de inversión negativo. Si el crecimiento llega por medio de la inversión pública y la inversión privada, veamos cómo está: la inversión pública está en negativo y la privada, paralizada, porque el Gobierno no genera la confianza suficiente.

-Recientemente, el gerente de Estudios Económicos del Banco de Crédito del Perú (BCP), Carlos Prieto, dijo que la economía podría crecer 3 % en el 2020 si la inversión pública alcanza o supera un 8%; sin embargo, proyectó que la inversión privada oscilaría entre 0% y 2%. ¿Comparte usted esta proyección?

Nos está diciendo una mala noticia. Si la inversión privada crece al 2 % o 3 %, eso significa y ratifica que la economía seguirá paralizada. Cuando crecíamos a doble dígito era porque la inversión iba por el 12 %.

-Sin embargo, el MEF anunció que la inversión pública ejecutada creció a S/1,023 millones desde los S/ 542 millones de enero del año pasado. Este, sostiene, es el monto más alto registrado para enero desde que existe esta medición…

El MEF es hoy la caja de resonancia de la agenda del gobierno, cosa que nunca antes había ocurrido. La ministra dijo hace unos meses que su objetivo era el aspecto social, o sea, ¿está abandonando el aspecto del crecimiento económico? Pareciera que sí.

-¿Qué se le viene a Vizcarra?

En las condiciones que estamos, vamos a estar estancados. El Perú debiera estar creciendo 7 % si no fuera porque Humala cortó la década esplendorosa de crecimiento que veníamos teniendo. Todo fue tan mágico que hasta se nos reconocía en la comunidad internacional como una estrella de crecimiento. Aun así, persiste la política antidesarrollo que inició Humala, ratificó Kuczynski y que continuó, lamentablemente, Vizcarra.

NO A LA PENA DE MUERTE
¿Le preocupa que se pueda aprobar la pena de muerte, propuesta de UPP?, fue una pregunta que se le hizo a Pablo Bustamante.

“La decisión sobre la pena de muerte ya la hemos tomado y hay que respetarla. Podemos imponer penas más severas, sí. Pero, pena de muerte, no. No creo en la pena de muerte”.

VIZCARRA TIENE ADICCIÓN A LA POPULARIDAD: Es un oportunista muy hábil que tiene ahora un plan de distensión para no correr riesgos con un congreso atomizado.

¿Quién es Martín Vizcarra, cuál es su perfil político ideológico? ¿Es, quizás, una persona de izquierda?

Yo creo que es una persona sin mayor ideología. Lo que estimo es que ha caído en una trampa llamada popularidad. La popularidad ha sido miel para él y la busca como sea para que no se le acabe. Se trata de una adicción a la popularidad. Él es un oportunista, es muy hábil para acomodarse y tiene, en este momento, un plan de distensión para no correr riesgos con el congreso atomizado que se nos viene.

-¿A qué se refiere con plan de distensión?

Después del episodio de enfrentamiento con el anterior Congreso, ahora acaba de entrar un nuevo Congreso y, a diferencia de su primer ministro, que declaró que harían voto de confianza por los decretos de urgencia, Vizcarra ha salido a hablar con suavidad, con más tranquilidad, con conciliación. Esto es ahora, ya veremos qué ocurre después.

-¿Qué tanto va a poder consensuar Vizcarra con un Congreso tan fragmentado?

Va a ser difícil. No creo que el consenso esté en el Congreso y, más bien, lo que va a hacer el presidente es mantener la influencia de los medios. Los medios son sus bombos que resuenan todo lo que dice y van a conducir a los congresistas por una u otra dirección.

-En su opinión, ¿este congreso va a ser mejor o peor que el anterior?

Este congreso solo representa una fracción de los peruanos porque las elecciones tuvieron un elevado porcentaje de ausentes, votos blancos, votos viciados y, sobre todo, voto de desinterés. La verdadera representación que tiene el Frepap no creo que pase del 5% de la población. Parte de esta población ha castigado a algunas fuerzas, pero también han tenido un voto por una diversidad de grupitos que yo llamo un voto de total desinterés. Yo no creo que sea una victoria para grupos pequeños o resurgimiento de algunas otras fuerzas.

-Vizcarra se reunió con algunas bancadas, entre ellas fuerza popular, sobre la que dijo tener coincidencias.

Es un disparate. No creo que sea verdad que Vizcarra tenga reales coincidencias. Es solo un juego político, es un oportunista. Está tratando de acomodarse nuevamente.

-¿Qué papel va a jugar Acción Popular?

Es impredecible. No creo que haya organicidad en sus representantes. Quiero resaltar algún buen cuadro como Mónica Saavedra, la he visto declarar y parece muy razonable. Ella dice que hay que recuperar el balance de poderes, defender la institucionalidad del Congreso y, pues, caramba, eso ya es un buen avance.

-En este periodo, tendremos a un fujimorismo obligado a dialogar…

Así es y espero que estén a la altura porque hasta ahora no lo han estado.

-¿Se refiere a la bancada del Parlamento 2016-2019?

Sí. Fuerza Popular no ha estado a la altura del diálogo que se necesitaba en el Congreso anterior.

EL PELIGRO DE LA AGENDA RADICAL DE FREPAP Y UPP: Por muchas razones, hay una necesidad imperiosa de movilizar opinión pública, afirma economista.

¿Deberíamos temer a estos grupos radicales que han entrado al Legislativo (Frepap y UPP)?

Hay un problema bien importante. Si bien ellos tienen una fracción pequeña del conjunto de congresistas, saben hacer más ruido que los demás. Tienen el apoyo de la calle y los medios le van a colocar portadas sobre sus ideas. Hay un gran peligro de que la agenda radical de estos grupos se termine introduciendo en la colectividad.

-¿Llegaremos al 2021 con una derecha más dividida que la izquierda?

Lo que hay es una necesidad imperiosa de movilizar opinión pública de parte de la ciudadanía. La ciudadanía tiene que apreciar ya la parálisis de la economía, los problemas de inseguridad, la inacción y debilidades del Gobierno. La ciudadanía debería estar harta no solo de la corrupción. Se requiere de una movilización, una clase dirigente para volver a enrumbar al Perú. Esa necesidad imperiosa está ahí, lo que falta es la acción.

-En medio de esta coyuntura, Odebrecht demanda al Estado peruano ante la CIADI…

Mire, hemos permitido que los funcionarios de Odebrecht se vayan, que se lleven su dinero, que cobren 524 millones por Chaglla y, ahora, hemos permitido que demanden al Perú. Ellos están sentados en Brasil felices de la vida y brindando información con cuentagotas a la Justicia peruana. ¿Qué podemos hacer ante esto?

Pablo Bustamante Pardo, director de la web Lampadia, estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional de Ingeniería, además tiene estudios de maestría en Finanzas y Control (UMIST, Manchester, Inglaterra) y de Dirección de Empresas (Kellogg School of Management, Chicago).




¿Quién pagará esa cuenta?

¿Quién pagará esa cuenta?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

La pregunta que cae de madura luego de que se hizo pública la demanda de ODEBRECHT contra el Estado Peruano por 1,200 millones de dólares es, ¿quién pagará esa cuenta?

Siempre somos todos los peruanos a través de nuestros impuestos directos, nuestro consumo (impuestos indirectos) y el perro muerto que el Estado hace de sus deudas con empresas y ciudadanos, quienes pagamos estas cuentas que alegremente asumen gobernantes y autoridades. Cada uno de los 32 millones de peruanos deberá agregar a su cuenta aproximadamente US$ 37.00 per cápita.

¿Siempre tiene que ser así?

  • ¿No es hora de cambiar y buscar a los verdaderos responsables, para que sean ellos los que asuman estas cuentas y no todos los peruanos?
  • ¿No sería lógico que gobernantes, autoridades y funcionarios sean responsables de sus actos y asuman con su peculio las decisiones que adoptan y los perjuicios que le causan al Estado?
  • ¿No sería conveniente pensar en nuevos mecanismos legales de responsabilidad administrativa y civil que, por encima y más allá del show mediático de los procesos penales, los fiscales y las prisiones preventivas vaya a buscar responsabilidades efectivas y reparaciones concretas?
  • ¿No sería este un primer paso para cambiar la forma artera, irresponsable y demagógica en que se ejerce la política en nuestro país?
  • ¿No debiera ser esta la primera reforma política que permita ejercer la función pública con seriedad?

Pienso que sí.

Que el ejercicio de la función pública, de la labor legislativa, de la función ejecutiva o de la función municipal o regional debiera estar garantizada por hipotecas, avales, fianzas, cartas de garantía bancaria o por lo menos cauciones juratorias de bienes, para que cada autoridad, gobernante o funcionario que ejerza un cargo, cuando pretenda embarcarnos en obras faraónicas, construcciones sobrevaluadas o hechos de similar naturaleza, vea como sus bienes e ingresos se ponen en peligro. Tal vez esto podría ser disuasivo para gobernantes populistas, dispendiosos y derrochadores. Al fin y al cabo, por mucho menos en juego, se exige a contratistas o prestatarios garantías de este tipo. Resulta razonable empezar a exigirlo a quienes manejan el erario nacional y las finanzas en ministerios, gobiernos regionales o municipalidades.

¿Sin embargo, en tanto esto se dé, que hacemos con la cuenta de ODEBRECHT?

Habría que individualizar a sus responsables y hacer que asuman, si no es posible las garantías propuestas, por lo menos las responsabilidades políticas, administrativas y civiles que correspondan, por haber permitido algo tan obvio: que ODEBRECHT, encima de haber corrompido a la estructura política del país, de haber cobrado al Estado, de no haber pagado la reparación civil, ahora nos demande y nos exija pagar 1,200 millones de dólares, adicionales a los 400 millones ya demandados por ENAGAS, por el mismo proyecto.

Aquí una lista de los responsables más obvios:

  • En primer lugar, la familia Humala, responsable de haber virado la política peruana para hipotecarnos al mercantilismo brasileño que financió su llegada al poder.
  • En segundo lugar, los acólitos del Cartel de Sao Paulo, mal llamado Foro de Sao Paulo, que han seguido las encíclicas políticas de Lula y han avalado la colonización brasilera al costo más alto de nuestra historia republicana. ¿No sabe usted quienes son esos acólitos en el Perú?, los señores Arana, Santos, Mendoza, Cerrón, Glave, Villarán, entre otros.
  • En tercer lugar, PPK, quien lejos de encontrar una salida inteligente a este problema, canceló el proyecto, dando el pretexto necesario para una demanda como la que se ha planteado contra el Perú.
  • En cuarto lugar el presidente Vizcarra y todo su gobierno, que en lugar de defender los intereses del Estado Peruano y contratar una defensa de talla que negocie un acuerdo integral con ODEBRECHT considerando todas las variables en juego, prefirió y alentó que la negociación con ODEBRECHT se subordine al criterio e interés de dos fiscales neófitos en materia constitucional y sin ninguna experiencia en el manejo de conflictos financieros de esta envergadura, que dejaron pasar lo obvio que cualquier negociador de conflictos con algún oficio hubiera exigido: todo lo que pides siempre y cuando quede cerrada la contingencia de una demanda judicial millonaria como la que enfrentamos.
  • En quinto lugar y tal vez antes que todos, el MINISTERIO PUBLICO, que, en su afán de ganar titulares, redujo el conflicto a las colaboraciones eficaces para conseguir nuevos nombres a quienes perseguir, denunciar y encarcelar, dejando pasar lo obvio. Y aquí hay nombres propios: la Fiscal de la Nación, los fiscales Vela y Pérez y los que han validado todo este despropósito.
  • Los congresistas y los aliados del gobierno en ONGs que defendieron el acuerdo, tildando de fujiapristas, naranjas y corruptos a los otros congresistas que cuestionaron los acuerdos con ODEBRECHT y a todos quienes advertimos de la corrupción que quedaba escondida detrás del ruido anticorrupción (Lampadia 2019).
  • La prensa bien pauteada por el gobierno y las encuestadoras que dieron insumos a la medida de las necesidades de las campañas mediáticas de aquella.
  • Los miles de peruanos que en su afán de dignificarse denostando a fujimoristas y apristas se prestaron con sus likes, sus tweets, sus posts y sus historias a convertir en héroes a un par de fiscales no importa que en su afán de protagonismo entregaban en bandeja la posición jurídica del Estado peruano frente a ODEBRECHT.

Todos ellos deberán pagar esas cuentas, si no es con su peculio, con sus renuncias, sus destituciones, la suspensión de sus vergonzosos contratos de publicidad o por lo menos el escarnio de ser los cómplices de una de las felonías más grande al Perú.

El Presidente Vizcarra, al igual que sus aliados, no tendrá ante la historia, los atenuantes que el presidente Balta tuvo con sus ferrocarriles por el oneroso Contrato Dreyfuss, ni la justificación de reconstruir el país que tuvo Andrés A. Cáceres ante el polémico contrato Grace. Vizcarra sólo podrá decir que negoció en contra del Perú para llevar a la cárcel a sus adversarios políticos. Una razón que tal vez le otorgue el aplauso efímero del presente, pero que no lo libera de asumir su cuenta, por lo menos ante el implacable cobro de la historia. Lampadia




El rol de las empresas

El rol de las empresas

En el mundo se discute hasta donde debe llegar el rol de las empresas en la sociedad, tal como lo presenta The Economist en el artículo que presentamos líneas abajo. En el Perú lamentablemente, se dificulta el accionar de las empresas y hasta se pretende sustituirlas por empresas públicas mediante un cambio de Constitución.

The Economist comenta que “más de 180 empresarios, incluidos los jefes de Walmart y JPMorgan Chase, anularon tres décadas de ortodoxia para prometer que el propósito de sus empresas ya no era servir solo a sus propietarios, sino también a clientes, personal, proveedores y comunidades”.

Un gran propósito como dice la revista: “eso suena bien, pero el capitalismo colectivo sufre dos trampas: la falta de accountability [responsabilidad y rendición de cuentas] y la falta de dinamismo”. 

“La rendición de cuentas solo funciona si hay competencia. Esto reduce los precios, aumenta la productividad y garantiza que las empresas no puedan mantener durante mucho tiempo ganancias anormalmente altas. Además, alienta a las empresas a anticipar las preferencias cambiantes de los clientes, trabajadores y reguladores, por temor a que un rival llegue primero”.

“De todos modos, la reacción popular e intelectual contra el valor de los accionistas ya está alterando la toma de decisiones corporativas. Los jefes respaldan causas sociales que son populares entre los clientes y el personal. (…) Todo esto presagia un sistema en el que las grandes empresas establecen y persiguen objetivos sociales amplios, no su estrecho interés propio”.

Excelente análisis, pero nadie discute que las empresas privadas son la base de las economías de sus países.

Lamentablemente acá, no queremos tener las cosas claras y siempre estamos discutiendo lo mismo y hasta tropezando con las mismas piedras.

Nuestros políticos populistas, por no decir todos nuestros políticos, se la pasan criticando a las empresas privadas, y con la ayuda, inconsciente e inconsecuente, de los medios de comunicación, han devaluado la imagen de las empresas. Hoy día, en el sector público y en los medios, se mira al sector privado como una suerte de fuerza de invasión extranjera. Veamos la siguiente información de Vox Populi:

En el Perú, el 80% del empleo lo da el sector privado, responde por el 80 a 90% de la inversión y genera el 90% de los recursos fiscales. La salud del sector privado, que es la suma de grandes, medianas y pequeñas empresas, es crucial para el bienestar de la población.

Hoy, gracias a los gobiernos de Humala, PPK y Vizcarra, la inversión privada está deprimida. Lo mismo pasa con la inversión pública.

En la cola del círculo virtuoso de la primera década del siglo, el 2013, la inversión total llegó al 25% del PBI, unos US$ 55,000 millones. Con inversión pública de US$ 12,000 millones, inversión extranjera de otros US$ 12,000 millones y US$ 31,000 millones de inversión de empresas peruanas, en gran medida medianas y pequeñas.

Hoy día la inversión es menor en unos US$ 20,000 millones anuales, una inmensa diferencia que se puede restar directamente a la lucha contra la pobreza.

Veamos el artículo de The Economist sobre el rol de las empresas en los países más ricos. Lampadia

Grandes empresas, accionistas y sociedad
Para qué son las empresas

La competencia, no el corporativismo, es la respuesta a los problemas del capitalismo.

The Economist
22 de Agosto de 2019

A lo largo de Occidente, el capitalismo no funciona tan bien como debería.

  • Los empleos son abundantes, pero el crecimiento es lento
  • La desigualdad es demasiado alta
  • El medio ambiente está sufriendo.

Es de esperar que los gobiernos promulguen reformas para lidiar con esto, pero la política en muchos lugares está estancada o es inestable. ¿Quién, entonces, irá al rescate? Un número creciente de personas piensa que la respuesta es recurrir a las grandes empresas para ayudar a solucionar los problemas económicos y sociales. Incluso los jefes despiadadamente famosos de Estados Unidos están de acuerdo.

Esta semana, más de 180 de ellos, incluidos los jefes de Walmart y JPMorgan Chase, anularon tres décadas de ortodoxia para prometer que el propósito de sus empresas ya no era servir solo a sus propietarios, sino también a clientes, personal, proveedores y comunidades.

Los motivos del CEO son en parte tácticos. Esperan evitar ataques a las grandes empresas desde la izquierda del Partido Demócrata. Pero el cambio también es parte de una agitación en las actitudes hacia los negocios que ocurren en ambos lados del Atlántico. El personal más joven quiere trabajar para empresas que adopten una postura sobre las cuestiones morales y políticas de la época. Los políticos de varios tonos quieren que las empresas traigan empleos e inversiones a sus hogares.

Por bien intencionada que sea, esta nueva forma de capitalismo colectivo terminará haciendo más daño que bien. Se arriesga a afianzar una clase de CEOs inexplicables que carecen de legitimidad. Y es una amenaza para la prosperidad a largo plazo, que es la condición básica para que el capitalismo tenga éxito.

Desde que se otorgó a las empresas responsabilidad limitada en Gran Bretaña y Francia en el siglo XIX, ha habido discusiones sobre lo que la sociedad puede esperar a cambio. En las décadas de 1950 y 1960, Estados Unidos y Europa experimentaron con el capitalismo gerencial, en el cual las empresas gigantes trabajaron con el gobierno y los sindicatos y ofrecieron a los trabajadores seguridad laboral y ventajas. Pero después del estancamiento de la década de 1970, el valor para los accionistas se apoderó, ya que las empresas buscaban maximizar la riqueza de sus propietarios y, en teoría, maximizaban la eficiencia. Los sindicatos declinaron y el valor para los accionistas conquistó América, luego Europa y Japón, donde todavía está ganando terreno. A juzgar por las ganancias, ha triunfado: en Estados Unidos han aumentado del 5% del pib en 1989 al 8% ahora.

Es este marco el que está bajo asalto. Parte del ataque se trata de una disminución percibida en la ética empresarial, desde los banqueros que exigen bonos y rescates al mismo tiempo, hasta la venta de miles de millones de píldoras de opioides a los adictos. Pero la queja principal es que el valor para los accionistas produce malos resultados económicos. Las empresas que cotizan en bolsa están acusadas de una lista de pecados, desde obsesionarse con las ganancias a corto plazo hasta descuidar la inversión, explotar al personal, deprimir los salarios y no pagar las externalidades catastróficas que crean, en particular la contaminación.

No todas estas críticas son correctas. La inversión en Estados Unidos está en línea con los niveles históricos relativos al PBI, y es más alta que en la década de 1960. El horizonte temporal del mercado de valores de Estados Unidos es tan largo como siempre, a juzgar por la parte de su valor derivado de las ganancias a largo plazo. Las empresas Jam-tomorrow como Amazon y Netflix están de moda. Pero algunas de las críticas suenan ciertas. La participación de los trabajadores en el valor que las empresas crean ha disminuido. Los consumidores a menudo obtienen un mal trato y la movilidad social se ha hundido.

De todos modos, la reacción popular e intelectual contra el valor de los accionistas ya está alterando la toma de decisiones corporativas. Los jefes respaldan causas sociales que son populares entre los clientes y el personal. Las empresas están desplegando capital por razones distintas a la eficiencia: Microsoft está financiando $ 500 millones en nuevas viviendas en Seattle. El presidente Donald Trump se jacta de jefes desconcertantes sobre dónde construir fábricas. Algunos políticos esperan ir más allá. Elizabeth Warren, una contendiente demócrata para la Casa Blanca, quiere que las empresas tengan una licencia de constitución federal para que, si abusan de los intereses del personal, los clientes o las comunidades, sus licencias puedan ser revocadas. Todo esto presagia un sistema en el que las grandes empresas establecen y persiguen objetivos sociales amplios, no su estrecho interés propio.

Eso suena bien, pero el capitalismo colectivo sufre dos trampas: la falta de accountability [responsabilidad y rendición de cuentas] y la falta de dinamismo.

Considere accountability primero. No está claro cómo los gerentes deberían saber qué quiere la “sociedad” de sus empresas. Lo más probable es que los políticos, los grupos de campaña y los directores ejecutivos mismos decidan, y que la gente común no tenga voz. En los últimos 20 años, la industria y las finanzas han estado dominadas por grandes empresas, por lo que un pequeño número de líderes empresariales no representativos terminarán con un inmenso poder para establecer objetivos para la sociedad que van mucho más allá de los intereses inmediatos de su empresa.

El segundo problema es el dinamismo. El capitalismo colectivo se aleja del cambio. En un sistema dinámico, las empresas tienen que abandonar al menos algunas partes interesadas: una cantidad debe reducirse para reasignar capital y trabajadores de industrias obsoletas a nuevas. Si, por ejemplo, se aborda el cambio climático, las empresas petroleras enfrentarán enormes recortes de empleos. Los fanáticos de los gigantes corporativos de la era gerencial en la década de 1960 a menudo olvidan que AT&T estafó a los consumidores y que General Motors fabricaba automóviles obsoletos e inseguros. Ambas empresas incorporaron valores sociales que, incluso en ese momento, eran tensos. Fueron protegidos en parte porque cumplieron objetivos sociales más amplios, ya sea trabajos para toda la vida, ciencia de clase mundial o apoyo al tejido de Detroit.

La manera de hacer que el capitalismo funcione mejor para todos no es limitar la responsabilidad y el dinamismo, sino mejorarlos a ambos. Esto requiere que el propósito de las compañías sea establecido por sus dueños, no por ejecutivos o activistas. Algunos pueden obsesionarse con los objetivos a corto plazo y los resultados trimestrales, pero eso generalmente se debe a que están mal administrados. Algunos pueden seleccionar objetivos caritativos, y buena suerte para ellos. Pero la mayoría de los propietarios y empresas optarán por maximizar el valor a largo plazo, ya que es un buen negocio.

También requiere que las empresas se adapten a las preferencias cambiantes de la sociedad. Si los consumidores quieren café de comercio justo, deberían obtenerlo. Si los graduados universitarios evitan las compañías poco éticas, los empleadores tendrán que ponerse en forma. Una buena manera de hacer que las empresas sean más receptivas y responsables sería ampliar la propiedad. La proporción de hogares estadounidenses con exposición al mercado de valores (directamente o mediante fondos) es solo del 50%, y las tenencias están muy sesgadas hacia los ricos. El sistema tributario debería alentar una mayor participación en las acciones. Los beneficiarios finales de los planes de pensiones y los fondos de inversión deberían poder votar en las elecciones empresariales; este poder no debe ser subcontratado a unos pocos barones en la industria de gestión de activos.

La rendición de cuentas solo funciona si hay competencia. Esto reduce los precios, aumenta la productividad y garantiza que las empresas no puedan mantener durante mucho tiempo ganancias anormalmente altas. Además, alienta a las empresas a anticipar las preferencias cambiantes de los clientes, trabajadores y reguladores, por temor a que un rival llegue primero.

Desafortunadamente, desde la década de 1990, la consolidación ha dejado a dos tercios de las industrias en Estados Unidos más concentradas. Mientras tanto, la economía digital parece tender hacia el monopolio. Si las ganancias fueran históricamente normales y los trabajadores del sector privado obtuvieran el beneficio, los salarios serían un 6% más altos. Si echa un vistazo a la lista de los 180 signatarios estadounidenses esta semana, muchos están en industrias que son oligopolios, incluidas tarjetas de crédito, televisión por cable, venta minorista de drogas y aerolíneas, que cobran demasiado a los consumidores y tienen una reputación abismal de servicio al cliente. Como era de esperar, ninguno está interesado en reducir las barreras de entrada.

Por supuesto, una economía sana y competitiva requiere un gobierno efectivo, para hacer cumplir las normas antimonopolio, para acabar con el cabildeo y el amiguismo excesivos de hoy, para abordar el cambio climático. Esa buena política no existe en la actualidad, pero la respuesta no es empoderar a los jefes de las grandes empresas para que actúen como un conveniente sustituto. El mundo occidental necesita innovación, propiedad ampliamente difundida y empresas diversas que se adapten rápidamente a las necesidades de la sociedad. Ese es el tipo de capitalismo realmente ilustrado. Lampadia




Concierto de irresponsabilidades

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

En medio siglo, desde mi óptica, he visto muchas irresponsabilidades en la política peruana: la dictadura estatista de Velasco que llega con el respaldo de cierto sector oligárquico por su odio al APRA y se sustenta en el libreto que le crea la izquierda. La tibieza belaundista frente a Sendero que le permite crecer y jaquear al país. La nefasta heterodoxia económica de Alan García que nos llevó a la hiperinflación. El saltó al vacío del elector peruano en los 90. El retorno de Alan (aunque tenga el atenuante de haber demorado otra irresponsalidad peor), la elección de Humala.

Sin embargo, todas estas irresponsabilidades cometidas por alguien o por un sector del país, tenían fuerzas de contención, dialécticas o contra fuerzas que las atenuaron o las corregían, así sea en el mediano plazo.

Nunca había visto que la irresponsabilidad estuviera concertada. Que a la irresponsabilidad de uno le siguiera la del otro y que, una a una, compitan por ser la más audaz.

Me refiero a la irresponsabilidad de quienes ganaron la elección el 2016. Ninguno de ellos y en particular los del gobierno entendieron la responsabilidad del mandato conferido. Habían derrotado a la izquierda y no se dieron cuenta de lo que ello implicaba. Obtuvieron el 80 % del voto y no lo entendieron. En lugar de dialogar, pelearon. En lugar de sumar, se restaron mutuamente. En vez de aliase, se distanciaron y hoy día, sus líderes están detenidos.

Pero la mayor irresponsabilidad ha sido dejar que los perdedores, que usan la democracia como mera coartada burguesa para llegar al poder, que los seguidores encubiertos de Maduro, los beneficiados de Odebrecht que hoy desconocen a sus benefactores o los revolucionarios de cocktails y consultorías, pongan la agenda, decidan y marquen la pauta, con la lamentable complicidad de un sector de la prensa y una parte del establishment empresarial.

Destruir la credibilidad del Congreso por la imagen de unos de sus miembros no es más que la última irresponsabilidad que nos toca ver. Alterar el equilibrio de poderes y buscar el sometimiento del Congreso es eso mismo. Pedir su cierre o hacer cuestión de confianza para lograrlo, por cualquier causa, solo es consecuencia de lo anterior. Es tirar por la borda el mandato popular para entregárselo al efímero aplauso de las redes sociales. Es desconocer el mandato de las urnas y proclamar ganador al derrotado. Es permitir que por la ventana se consiga lo que no se consiguió en la elección popular.

Vizcarra y sus válidos, pasarán a la historia como aquellos que abrieron la puerta para que entre el enemigo y el caos. Tremenda irresponsabilidad que la historia juzgara.

El Congreso tiene la oportunidad de asumir el rol de contrapeso que le toca. Debe contener el exabrupto. En el camino debiera sacrificar algunos peones de baja calidad para tener más legitimidad en su cometido y demostrar que es un poder del Estado y no una banda de amigos. No puede sumarse al concierto de irresponsabilidades.

La nuestra es la responsabilidad de hablar en voz alta. De no ser cómplices con nuestro silencio, aun a riesgo de parecer defensores de una clase política menos que mediana. Aquí, en esta columna, no nos sumaremos al concierto de irresponsabilidades. Bregaremos por la institucionalidad y la Constitución, mientras quede un carácter disponible para escribir. Lampadia




Gobierno fomenta ambiente anti empresa

“Hemos sido gobernados por empresarios corruptos”.
Primer Ministro Salvador del Solar
Conferencia: “El país que soñamos, las reformas políticas indispensables”
Cusco
Ver en Lampadia: Salvador del Solar…. ¿premier, o candidato?

Una barbaridad, que solo en un país adormecido pasa sin llamar a escándalo. Este aserto no solo es falso, también es insidioso y desestabilizador.

La verdad es que la ola de corrupción devenida en llamarse Lava Jato, es de origen político y fundamentalmente de destino político.

El origen está en el diseño de penetración política diseñado por Lula de Silva en Brasil, que usó a empresas corruptas como los brazos ejecutores de su interferencia política en varios países de la región. En el caso del Perú, el apoyo a la campaña de Ollanta Humala, fue ordenado específicamente por Lula. Lo mismo se ha evidenciado con respecto a Susana Villarán, de la que Barata afirmó que tenía la línea política que hacía conveniente se la apoyara.

Por otro lado, es muy claro que la corrupción hizo carne en los más altos niveles de la política peruana, empezando por varios ex presidentes de la República, gobernadores y alcaldes.

Entonces, ¿a qué llama la pésima declaración del premier?

Evidentemente a seguir abonando ese espacio hostil al sector empresarial que ha tomado cuerpo en la política y los medios de comunicación.

Más allá de que pueda haber empresas que hayan caído en la corrupción, no pueden hacerse generalizaciones, y menos calificar la naturaleza del quehacer empresarial como corrupta. El Perú necesita de sus empresas, las peruanas y las extranjeras, las pequeñas y las grandes, para dinamizar los circuitos de inversión, fuente primordial del crecimiento económico, que a su vez permite luchar contra la pobreza y la desigualdad.

El futuro del país pasa por la suerte del sector privado, del mundo empresarial. Redondeando cifras se puede decir que las medidas del país son: 90 -90 -90.

  • 90% del empleo es generado por el sector privado
  • 90% de la inversión la hace el sector privado
  • 90% de los recursos fiscales provienen del sector privado

Entonces ¿de qué futuro estamos hablando cuando se tiene una visión estatista del país? ¿De qué se trata cuando se chanca al sector empresarial, incluso con mentiras?

Es urgente revalorar, potenciar y dinamizar el sector empresarial. Los peruanos tenemos que crear riqueza en la mayor proporción y rapidez posible. Tenemos tareas que no podemos descuidar, como cerrar las brechas económicas y sociales en educación, salud, infraestructuras y tecnología, que todavía nos lastran y que nos ponen en una notoria desventaja para ser parte del mundo de la ‘cuarta revolución industrial’, y cuidar que nuestros ciudadanos más pobres no vayan a quedar eternamente en los arrabales de la globalización.

Exijamos a nuestros funcionarios públicos más responsabilidad y consecuencia con los importantes roles que les hemos encomendado. Lampadia




2011 – 2021: Década Perdida

Líneas abajo reproducimos el excelente artículo de Jorge Baca Campodónico sobre el impacto de los errores de gestión de los gobiernos de Humala, Kuczynski y Vizcarra, que entre el 2011, donde se dio el ‘Punto de Inflexión’ del proceso virtuoso de crecimiento, y el 2021, malograron la posibilidad de crecer y reducir la pobreza, entre otros beneficios sociales y económicos.

El análisis de Baca Campodónico muestra que el menor crecimiento de la década de 3.7% versus 6.8% que deberíamos haber logrado, se explica por la menor inversión en los proyectos mineros que los tres gobiernos desperdiciaron. Esa inmensa diferencia es lo que la minería conlleva como impacto potencial en la vida de los peruanos.

Como hemos explicado muchas veces, (por ejemplo en: ‘Estrategia para la creación de empleo y generación de riqueza en el Perú durante los próximos 20 años’), el Perú está desaprovechando sus riquezas y postergando la posibilidad de mejorar el bienestar general. Esto se hace crítico habida cuenta de las brechas económicas y sociales que no hemos logrado superar, en temas cruciales como educación, salud, infraestructuras y tecnología. Las que nos lastran de cara a la ‘cuarta revolución industrial’, que podría terminar por condenar a nuestros pobres a mantenerse eternamente en los arrabales de la globalización.

Próximamente, completaremos este análisis con una nueva mirada al mandato estratégico de gobierno para los siguientes 20 años.

De Expreso
Jorge Baca Campodónico
12 de Mayo del 2019

Lo que le ha costado al Perú los errores de Humala y PPK-Vizcarra

Las caídas de las exportaciones (11.8%) y de las importaciones (7.3%) en el mes de marzo confirman la desaceleración de la economía y ratifican nuestro pronóstico de que el PBI no crecerá mas de 3.6% este año y no mas de 4% en los años 2020 y 2021. Con estos resultados cerraremos una década de pobre desempeño económico que nos quita la ilusión de llegar al bicentenario de la independencia habiendo superado la trampa del ingreso medio.

Lamentablemente el pobre desempeño de esta década se lo debemos a decisiones erradas tomadas por el gobierno de Humala que las administraciones de PPK-Vizcarra no solo no han sabido revertir, sino que las han acentuado.

  • Desde el día en que Humala tomó el poder juramentando por la constitución socialista de 1979, las autoridades han venido tomando medidas populistas que socaban el modelo económico consagrado en la constitución de 1993.
  • Se han priorizado proyectos de inversión de dudosa rentabilidad económica como la Refinería de Talara, los Panamericanos y Gaseoducto del Sur.
  • Al mismo tiempo que se han puesto trabas a la ejecución de proyectos mineros como Conga, Tía María, La Granja, El Galeno, y muchos otros.

Las autoridades de las diferentes administraciones de esta década han esgrimido diferentes justificaciones para explicar el pobre desempeño de la economía como la crisis mundial, el fenómeno del Niño Costero, la corrupción, la obstaculización del Congreso, etc. Muy pocas autoridades reconocen los errores cometidos. Por el contrario, se insiste en medidas populistas como el incremento del salario mínimo, de las pensiones, de los programas no contributivos de salud y pensiones, de los programas de sociales de transferencia monetaria, en incremento de la burocracia no productiva. Como en la época de la bonanza del guano, las autoridades están mas interesadas en el gasto no productivo que en cómo hacer crecer la economía.

¿Cuánto nos está costando los errores de política económica de los gobiernos de Humala y PPK-Vizcarra? Para responder esta pregunta hemos utilizado nuestro modelo PREDICE para simular que hubiera pasado con la evolución del PBI si se hubieran concretado en forma progresiva la inversión minera postergada por las decisiones erradas del gobierno. Para fines comparativos hemos utilizado la evolución del PBI chileno para el periodo 1997 – 2021. En el caso chileno, las proyecciones para el periodo 2019 – 2021 son las proyecciones del FMI.

En el Gráfico 1 se presentan las evoluciones del PBI real chileno y peruano en miles de millones de dólares de 2018 para el periodo 1997 – 2021 juntamente con el escenario alternativo correspondiente a la evolución del PBI peruano si se hubiesen puesto en ejecución los proyectos mineros que se han paralizado o se vienen aplazando por diferentes trabas burocráticas o conflictos sociales.

La conclusión que se llega del ejercicio de simulación es que el aumento de inversión asociado a la puesta en marcha de los proyectos de inversión mineros adicionales hubiese generado un PBI que superaría ligeramente al PBI de Chile en el 2021. Es decir, que hubiésemos llegado al Bicentenario con un PBI ligeramente superior al PBI de Chile.

Este PBI implica un crecimiento promedio anual para el período 2011 – 2021 de 6.8%, que contrasta con el magro crecimiento promedio de 3.7% que obtendremos con las políticas que venimos implementando. En el 2021, hubiésemos llegado a tener una economía de US$ 330 mil millones en lugar de los US$ 250 mil millones que tendremos con la política actual.

La inversión minera adicional también hubiese significado un crecimiento de nuestras exportaciones muy por encima del observado en los últimos años. En el Gráfico 2 se presentan las evoluciones de las exportaciones chilenas y peruanas en millones de dólares americanos juntamente con el escenario alternativo que describe la evolución de las exportaciones peruanas si se hubiesen concretado los proyectos mineros paralizados o postergados por las trabas burocráticas o conflictos sociales. En el escenario “Perú sin década perdida”, nuestras exportaciones hubiesen crecido al ritmo de la evolución de los precios de los minerales para ubicarse en el 2021 a la par con el valor de las exportaciones de Chile.

La puesta en marcha de los proyectos de inversión mineros hubiera significado un aumento de la inversión bruta fija total a lo largo de la década. Este aumento de la inversión es la que explica el mayor aumento del PBI a lo largo de la década y el aumento de las exportaciones. En el Gráfico 3 se presenta la evolución de la inversión bruta fija medida como porcentaje del PBI para Chile y Perú para el período 1997 – 2021.

Observamos que la puesta en marcha de los proyectos mineros paralizados o postergados representa en promedio 1.5 puntos porcentuales del PBI por encima de lo sucedido a lo largo de la década 2011 – 2021. Los 1.5 puntos porcentuales adicionales son equivalentes en promedio a 3,000 millones de dólares americanos adicionales de inversión por año. Esta cantidad es equivalente a la inversión de dos Tía María o a la mitad de Conga o La Granja.

Si no hubiésemos tenido la década perdida, para el 2021 no solo hubiésemos superado el PBI de Chile, pero podríamos haber eliminado la pobreza extrema y reducido la pobreza monetaria a un dígito y podríamos haber recibido el Bicentenario en un clima de optimismo que significa romper la trampa del ingreso medio. Lampadia




Breve balance de las acusaciones anti corrupción

Breve balance de las acusaciones anti corrupción

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Hay un paralelo que podemos hacer entre la hiperinflación de Alan García y el caso Lavajato: ambos procesos fueron tremendamente destructivos, y así como la reacción frente a la hiperinflación condujo a las reformas del modelo económico que instauró una era de crecimiento con estabilidad monetaria, de la misma manera la reacción frente al abismo moral del caso Lavajato puede llevar al adecentamiento de la política y a una reforma profunda del sistema judicial.

Decimos “puede llevar”, porque el resultado no está garantizado. Requiere, además, de una reforma del Estado que establezca sistemas meritocráticos, digitalizados, transparentes y simplificados en la administración y la obra pública, y de una reforma política que, entre otras cosas, reduzca las oportunidades de financiación ilegal u oculta de las campañas electorales y establezca un sistema de partidos serios y abiertos que atraiga a los mejores a la política. Tal como viene siendo procesada en el Congreso, podría fracasar. Aquí se requeriría que el presidente de la República convoque reuniones con los partidos para llegar a un acuerdo político sobre los principales cambios. De lo contrario, podríamos no llegar a ninguna parte o a un resultado inconducente.

Adicionalmente, las grandes acusaciones de corrupción derivadas del caso Lavajato que estamos viendo tienen que rematar, para que no sean flor de un día, en una verdadera reforma del sistema judicial. Dicha reforma está en marcha, pero algunas de las leyes aprobadas les han quitado potencia a las propuestas originales. La Autoridad de Control, por ejemplo, si bien tendrá un jefe independiente designado por la Junta Nacional de Justicia, lo que es un avance, carecerá de autonomía económica y de un cuerpo policial adscrito para investigar corrupción en las Cortes Superiores. El Consejo para la Reforma del Sistema Judicial, por su lado, tendrá una presidencia rotativa en lugar de una permanente a cargo del presidente de la República. Y ya vemos que la lista de postulantes a la Junta Nacional de Justicia deja mucho que desear. De hecho, está muy por debajo de lo que se esperaba y de lo que se necesita. La razón es clara: las bases para el concurso han disuadido a los mejores, que no se van a exponer a un examen de conocimientos que tiene un 30% del valor de la nota final y donde el currículum vitae vale solo el 30%. No se consultó esas bases para lograr unas que aseguren el éxito de la convocatoria.

La falacia de los aportes de campaña y el caso de los Humala

Por otro lado, si bien estamos viendo avances muy importantes en el descubrimiento de casos graves de soborno por parte de las empresas brasileras, donde el caso más escandaloso ha sido el del ex presidente Alejandro Toledo, al mismo tiempo se sigue cometiendo graves abusos en los casos de aportes a las campañas electorales. La reciente acusación del fiscal Juárez a Nadine y Ollanta Humala, por ejemplo, vuelve a repetir las falacias que ya hemos escuchado en esta clase de casos. 

Según la nota de El Comercio,[1] la fiscalía busca demostrar que la pareja “estaba en condición de presumir que los activos [los aportes] otorgados tenían origen ilícito” y, pese a ello, fueron usados para las campañas electorales del 2006 y el 2011. Es posible que ese argumento tenga algo de validez para el año 2006, cuando la pareja recibió dinero del gobierno venezolano, en la medida en que era claro que Chávez había tomado ese dinero de las arcas venezolanas “para beneficio propio y de terceros”.

Pero el caso de los US$3 millones de Odebrecht, entregados para la campaña del 2011 por disposición del Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Inácio Lula da Silva, es diferente. Según el Fiscal, Lula habría puesto a disposición de los esposos el dinero de “una especie de cuenta corriente nacida, poseída y contabilizada de la empresa en referencia (Odebrecht)”… y que era “utilizada a discreción por el partido de gobierno brasileño”.

Los Humala, indica el fiscal, debían presumir su ilicitud, puesto que se usaron mecanismos ocultos, como pagos a través de seudónimos (codinomes) y entregas en maletines, para hacer llegar el dinero. Aparece aquí la falacia en todo su esplendor. Si se usan esos mecanismos ocultos, no es porque se conozca del origen ilícito del dinero, sino para no poner en evidencia que una empresa como Odebrecht –extranjera por añadidura- estaba aportando a la campaña de un partido “nacionalista”. Políticamente era imposible revelar la fuente del financiamiento. Además, era una falta administrativa, por el monto. Más aun, el objetivo de la acción –usar mecanismos ocultos- no es “lavar” dinero sucio, sino ganar una elección. Y la motivación de Lula no era lavar dinero, sino controlar políticamente a un gobierno ideológicamente afín dentro de un plan de expansión geopolítica del estado brasilero.

Todo eso puede es muy censurable. Es una vergüenza. Pero no era un delito. Cierto es que el monto es muy elevado, y que es posible interpretar la donación como una suerte de soborno adelantado. Pero en ese caso hay que demostrar que hubo claro direccionamiento a la empresa Odebrecht en las licitaciones que luego ésta ganó. No se puede presumir adelanto de soborno. Y éste, en todo caso, sería otro delito –colusión-, no lavado de activos.

Lo mismo se puede decir respecto del argumento de que el partido usó aportantes falsos para “pitufear” el dinero, y que si lo hacía era porque presumía el origen ilícito de los fondos. Como sabemos, se lava para ocultar el origen delictivo. En el caso del pitufeo, no se lava en el sentido de que se quiere ocultar algún origen delictivo, sino para partir un monto muy grande o para que no se sepa quién dona. Y no porque quién dona sea delincuente, sino porque el donante no quiere aparecer o el partido no quiere que aparezca. Pitufear no es lavar, salvo que efectivamente se sepa que el dinero proviene de fuente ilícita, situación en la que se conjugan las dos finalidades. Pero si no es así, el objetivo no es lavar, sino tener dinero para la campaña. Tan sencillo como eso. Un asunto de sentido común.

Si los Humala usaron ese dinero para fines personales y no lo declararon, esa es otra figura, que quizá configure delito, pero sigue sin ser lavado de activos.

Usar mecanismos para ocultar la fuente de una donación era una falta administrativa, que se hacía acreedora de una multa, pero no un delito. Falta que todos los partidos han cometido siempre, porque así funcionaba la política peruana. Ante esa limitación, el sistema judicial ha construido la teoría del lavado de activos, tergiversando la naturaleza de los hechos. Al hacerlo, lo que ha conseguido es criminalizar la política y enviar a prisión a líderes de la oposición. Algo inconcebible en una democracia. Lampadia

 




¿Sigue el acoso tributario a las grandes empresas?

Como hemos explicado en anteriores ocasiones, en el Perú se sigue desnaturalizando la relación de algunas grandes empresas con el Estado.

  • “Las grandes empresas no pagan impuestos”: Se ha creado el ‘San Benito’ de que las grandes empresas no pagan impuestos. Pero la verdad es todo lo contrario, los ingresos fiscales están concentrados en muy pocas empresas, las más grandes y formales.

  • Intervencionismo Siglo XXI: Desde los albores del siglo, el voluntarismo político ha ido generando un nuevo intervencionismo del Estado en todos nuestros mercados. La actividad privada de estos días, está tremendamente limitada y desalentada.
     
  • Ninguneo del sector privado: Nuestros políticos y funcionarios públicos no entienden las medidas de nuestra economía. Hoy, gracias a las reformas económicas de los años 90, tenemos una economía conectada al mundo, en la cual la inversión privada da cuenta del 80-90% de la inversión, 80% del empleo, y 90% de los ingresos fiscales. Sin embargo, se sigue pensando que el futuro de la economía depende de lo que se haga en el ámbito del Estado.
     
  • La invasión de asesores estatistas: Desde el año 2000, el Estado ha sido ocupado por muchos funcionarios y asesores de orientación estatista. Esta tendencia se exacerbó notoriamente en el gobierno de Humala-Heredia, algo que no corrigió el gobierno de PPK. Por ejemplo, el Ministerio de Educación, bajo la dirección del estatista Jaime Saavedra, batió el record de consultorías, dedicando buena parte del presupuesto a contratar asesores de la PUCP, de orientación anti-inversión-privada en educación.

    Por ejemplo, hace un año, el entonces primer ministro Fernando Zavala, reportó que:

    “Durante el 2016, el Ejecutivo contrató servicios de consultorías, asesorías y similares con personas jurídicas por S/ 500 millones. En tanto, contrató estos servicios con personas naturales por S/ 622 millones, por lo que ambos conceptos suman S/ 1,122 millones.

    En el devengado por personas jurídicas, quienes más contrataron fueron la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) por S/ 138 millones. Esto provino principalmente de las consultorías contratadas por Osinergmin, Ositran y Devida, informó hoy martes el primer ministro Fernando Zavala ante la comisión de Presupuesto y Cuenta General de la República el Congreso.

    En segundo lugar, el ministerio de Educación contrató S/ 90 millones, el MEF S/ 88 millones, el MTC S/ 78 millones y el ministerio de Comercio Exterior y Turismo S/ 17 millones”.
    Gestión: 16 de mayo, 2017

El recorte de gastos anunciado por el gobierno de Vizcarra, se concentra en gran medida en el sector educación. Suponemos y esperamos que se esté corrigiendo esta infiltración desde la PUCP.

  • Acoso a la inversión privada: En los últimos años, no solo se ha estado haciendo la vida imposible a la inversión privada, también se ha estado haciendo una suerte de acoso a las grandes empresas, desde la Sunat.

Por ejemplo: luego de las tardías verificaciones tributarias que conduce la Sunat, sus funcionarios han desarrollado interpretaciones fiscalistas, abusivas en muchos casos, como desconocer los gastos de cobranza de bancos y telecoms, por supuestas fallas documentarias absurdas. Este tipo de observaciones dio lugar a acotaciones de impuestos, más multas e intereses, que generaron enfrentamientos que han servido para acusar a las grandes empresas de no querer pagar impuestos.
Lo mismo pasó con el sector minero, con antojadizas interpretaciones de los contratos de estabilidad tributaria.
Ver en LampadiaHerencia que la SUNAT y el MEF deben recusar y Sobre deudas, acotaciones y litigios.

  • De satélites y procuradores: Recientemente, se ha producido un nuevo caso de acoso a las operaciones del sector privado. En esta ocasión, en relación a los servicios satelitales usados por las empresas de telecomunicaciones.

La Corte Suprema de Justicia, contrariando los criterios técnicos de la Intendencia Jurídica de la Sunat, del Tribunal Fiscal, y del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, ha establecido que los operadores satelitales no domiciliados en el Perú, están sujetos al Impuesto a la Renta.

Este fallo ha sido posible por la insistencia procesal del Procurador de la Sunat, que ha llevado el caso hasta la Corte Suprema. O sea, el abogado del Estado, en contra de las decisiones del Estado.

Esta decisión afecta la predictibilidad del espacio tributario, la viabilidad de los servicios de comunicaciones en las localidades más remotas del país, y sigue alimentando criterios equivocados sobre las condiciones para hacer negocios en el Perú.

  • No hay primera sin segunda, ni tercera: Este caso está manejado por el mismo procurador que, en los casos contenciosos mencionados líneas arriba, salía en los medios de comunicación a acusar a las grandes empresas de no querer pagar impuestos. Alimentando así, de argumentos perversos, a los enemigos de la economía de mercado y de su principal motor, la inversión privada.

Ahora que estamos en una crisis de ‘vacas flacas’ en el Estado, es hora de que en el gobierno se prendan algunas luces que iluminen a la población y marquen el camino de los funcionarios públicos, para que podamos recuperar la senda del bienestar.

Basta de acosar a la inversión privada. Los empresarios no son una fuerza de ocupación extranjera, sino, nuestros mejores socios para promover la inversión, el empleo y el crecimiento de los recursos fiscales. Lampadia

 




El país se sumerge en una crisis de gobernanza

El país se sumerge en una crisis de gobernanza

Pablo Bustamante Pardo
Director de
Lampadia

La situación del Perú continúa en un proceso regresivo que nos ha llevado a frenar el crecimiento económico y a sufrir por una escasa inversión, pérdida de empleo, estrechez fiscal, anomia social y una crisis de gobernanza por la falta de visión y sentido de dirección del gobierno.

Solo han pasado 25 años desde que el Perú se levantó como un ‘Ave Fénix’, para remontar décadas de oscuridad que nos alejaron de la historia moderna de progreso económico, social e institucional. Nuestra recuperación fue muy rápida, y en pocos años pasamos de ser un ‘Estado Fallido’ (1990), a una suerte de ‘Estrella Internacional’.

Evidentemente, en tan poco tiempo, no pudimos remontar todo nuestros atraso. El desarrollo integral solo había tomado vuelo. Pero las evidentes agendas pendientes, fueron la disculpa para que los personajes responsables, cómplices o tontos útiles, del gran apagón de 30 años, encontraran en la negación de nuestra creciente prosperidad, su espacio político, su figuración mediática, o su fuente de vida, muchas veces sustentada por ONGs extranjeras y agencias de cooperación.

La debilidad de los partidos políticos y la ausencia de nuestra clase dirigente en el debate nacional, permitieron que el ‘negacionismo’ fuera tomando fuerza en los procesos electorales nacionales y regionales.

Así, el 2011, con el apoyo de todas las izquierdas de las ‘ideas muertas’, de todos los negacionistas y el odio torpe de Mario Vargas Llosa, se llevó a Palacio de Gobierno al proponente de una nueva política nacionalista que traería inclusión. Pero el gobierno de Humala interrumpió el clima de inversión, llevo a la administración pública a desconfiar y hasta denigrar del sector privado, cortó el crecimiento y también la inclusión.

En las elecciones del 2016, los electores dijeron sin medias tintas, que debíamos recuperar el tiempo perdido, rechazar los cantos de sirenas de nuevas constituciones y refundaciones, volver a invertir y crecer. Pero lamentablemente, el ganador de un proceso electoral muy accidentado, PPK, desoyó el llamado de las urnas del 10 de abril, e impulsado por sus peores asesores, se empeñó en ganar como sea. Peor aún, una vez ganador, mantuvo su cercanía con los mismos asesores, con el gobierno de Humala y las izquierdas.

En vez de marcar la diferencia, su vicepresidenta condujo un proceso de transferencia vergonzoso, que solo un año después reconoce las falencias de los cinco años previos. No se les explicó a los ciudadanos los errores que nos habían llevado a interrumpir, el 2011, un proceso virtuoso de crecimiento que se sustentaba en la inversión privada y tenía aún mucho que aportar para el bienestar general. No se marcó la línea que permitiera hacer evidente la doble cara de los llamados conflictos sociales, y en el primero, vinculado a Las Bambas, el Ministro del Interior maltrató a la Policía Nacional, y el vicepresidente Vizcarra, desplegó su manejo político pro-su-candidatura para el 2021, encarnándose en una suerte de ‘Papá Noel’.

Como todos sabemos y resentimos estos días, el gobierno sigue debilitándose en cada ocasión que el destino le regala. En las últimas semanas estamos sufriendo los embates de un sindicalismo politizado y extremista, un gobierno desconcertado y un porvenir que se oscurece aceleradamente. El Presidente desperdició la oportunidad de refrescar su gobierno alrededor de Fiestas Patrias, mostrando un empecinamiento digno de mejores causas, que hace temer sobre su capacidad para medir la realidad.

Forzando un poco la figura, estaríamos en un gobierno que se dibuja como una amalgama de Belaunde III y un Humala II. Y, mientras tanto, como expresa el título de esta columna, lo más representativo de los programas políticos de la televisión nacional, en un momento delicado de nuestra vida nacional se devalúa y se desentiende de la naturaleza de la crisis de gobernanza que se profundiza.

Ejemplo #1: Nuevos referentes nacionales

Durante los meses de mayo, junio y julio, los programas políticos y de análisis de RPP y Canal N, han incrementado la presencia en sus ondas, de personajes como el congresista Arana, el que, junto con otros de perfiles similares, se está convirtiendo en un referente de la política nacional.

Hace dos años, en Perumin, tuve que desenmascarar al ex cura Arana, que se presentó disfrazado de monjita piadosa con respecto a la inversión minera. Ver: Ex cura Arana al descubierto en Perumin. Más adelante, se le acusó de intento de fraude en las elecciones partidarias que perdió ante Verónika Mendoza. Además, habría llegado al Congreso, superando misteriosamente un fraude contra su propio colega partidario, Juan Regalado. Ya en el Congreso, ha destruido su bancada, imponiendo su visión particular de las cosas, y si fuera poco, no tiene la valentía para repudiar a Maduro y el chavismo.

Yo me pregunto:

  • ¿Es este un buen referente nacional?
  • ¿Qué pasa en RPP y Canal N?
  • ¿Quién está a cargo?

Ejemplo #2: Canal N suspende La Hora N con Jaime de Althaus

Canal N, presumiblemente por gestión de la encargada de prensa en América Televisión y Canal N, Clara Elvira Ospina, retira de la pantalla el único programa de la televisión nacional plural y crítico que analizaba y planteaba soluciones para los problemas de fondo del Perú. ¿Qué puede explicar semejante iniciativa?

A mayor deterioro de la gobernanza y menor responsabilidad mediática, se espera una mayor reacción y acción de la clase dirigente. 

Como en la vida no hay casi nada completamente bueno o completamente malo, quiero cerrar este humilde llamado, rescatando de Belaúnde I, una de sus mejores frases, la de Punta del Este: ¡Acción Ahora!

Lampadia




Cuidado con terminar desbaratando el crecimiento

Este 2017 comenzó con un anuncio del Banco Mundial que proyectaba un crecimiento del PBI del Perú de 4.2% para este año, con lo cual nuestro país se consagraría como la nación con la mayor expansión de la región, en un contexto de recuperación económica mundial y de la región latinoamericana. Sin embargo, esto ha venido de caída en las últimas semanas. Para febrero, seis entidades ya habrían reducido su previsión de crecimiento para el presente año, a cifras de aproximadamente 3.5%. Esto crea dudas de si siquiera llegaremos a un pobrísimo 3%. La situación es pues, verdaderamente grave, el Perú está saliendo consistentemente de su positivo ciclo de inversión y expansión. Ver los cuadros siguientes.

Como afirmó Gianfranco Castagnola en su columna La corrupción pasa la factura a la economía, “la divulgación a fines de diciembre de sobornos pagados por Odebrecht a funcionarios peruanos abrió una caja negra de imprevisibles consecuencias políticas e institucionales, que pasará la factura a la actividad económica. En el último trimestre del 2016 el PBI no primario –que excluye a las actividades extractivas– creció en menos de 1%. En el primer semestre lo había hecho a más de 3% y en el tercer trimestre a 2%. La tendencia se había acentuado a fines de año, producto del ajuste fiscal –de oportunidad y magnitud discutibles– que aplicó el gobierno, que significó una retracción de la inversión pública en 24%.”

El quiebre del ciclo de inversión y crecimiento

Más allá de la declinante proyección del crecimiento para el 2017, lo que más importa y más destruye valor es la proyección de crecimiento al mediano y largo plazo. En este aspecto, después del gobierno anti inversión privada de Humala, el gobierno de PPK estaba llamado a cortar la inercia de empobrecimiento de la economía, pero decidieron no hacerlo, pues para ganar las elecciones vendieron su alma al demonio.

PPK y su equipo, no solo le abrieron todas las puertas a las izquierdas, los porta estandartes anti inversión privada (ver en Lampadia: El 67% de los peruanos votaron por construir sobre lo avanzado), también tiñeron el gobierno de continuidad, 50% del equipo de transferencia fueron funcionarios del gobierno de Humala y 39% de los vice ministros de PPK venían del gobierno anterior, pero lo peor de todo, es que no supieron explicarle al país porque se cortó el crecimiento y la inversión desde el 2011 y sus efectos en el deterioro de los indicadores económicos y sociales, además, por supuesto, de nuestras capacidades para recuperar el crecimiento. Ver en LampadiaEn el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo

Tampoco se explicó la importancia de la inversión minera, la más afectada por la ideología anti inversión de Humala. No se hizo un balance de beneficios a aprovechar y cuidados a tener. No se convocó al país a marcar distancia con las campañas anti minería de orientación política y a defender la inversión fijando parámetros ambientales y sociales cuidadosos que el gobierno se comprometía a imponer a cambio del apoyo a los proyectos.

Así, no solo continuó la conflictividad anti minera, se agravó, y se proyectó al sector turismo en el acceso a Macchupichu, el ‘pet project’ de los 7 millones de turistas de PPK.

Sin el control de la conflictividad anti minera, no habrá capacidad de generar el crecimiento necesario para tener los recursos suficientes para abordar la inmensa tarea de remontar las brechas económicas y sociales que aún nos lastran, ni la tranquilidad política para llevar a cabo las reformas institucionales programadas y reclamadas por la sociedad.  

El ajuste del año 2017

El crecimiento de corto plazo se ha visto afectado severamente por el error del MEF de interpretar equivocadamente el déficit fiscal (por efecto de la devolución de IGV a Las Bambas). El corte del gasto público para del 2016, no solo afecta el aporte del sector público, da una pésima señal de expectativas al sector privado, que se ajusta inmediatamente. Hoy ya tenemos titulares que anuncian el alargamiento de los plazos de pago a proveedores de hasta 120 días. Un primer síntoma del corte de la cadena de pagos, que debe ser combatido de urgencia.

Es el colmo que no hayamos aprendido nada de errores similares del 2008 y 1998. (Ver en Lampadia:¡Qué “calato”… ni que ocho cuartos!).

¿A qué otro factor se debe este ajuste a la baja? Principalmente a los problemas en la industria minera. En 2016, la minería aportó el 60% del crecimiento del PBI (casi 2% del 3.8% total de expansión del PBI). Este año, Credicorp afirma que sería de solo un 20%, o 0.7% del PBI. En general, la menor contribución se debe a que las grandes minas de cobre, como Las Bambas y la ampliación de Cerro Verde, ya alcanzaron sus niveles máximos de producción.

No es fácil ser un país desarrollado, no podemos perder más tiempo

El Perú necesita un mayor crecimiento para cerrar nuestras brechas. Hace poco, Liliana Rojas-Suárez, reputada economista peruana, publicó un análisis muy oportuno sobre el ritmo de crecimiento necesario para que el Perú pueda cerrar las brechas de ingresos con respecto a los países más avanzados (que compartimos líneas abajo). En un primer caso, con respecto al conjunto de los países más avanzados y en un segundo, con respecto a aquellos países que alcanzaron el status de avanzados recientemente. Como puede verse en el siguiente cuadro resumen de los escenarios analizados por Rojas-Suárez, al ritmo actual de crecimiento de la economía, de alrededor de 4% anual, necesitaríamos entre  78 y 25 años para nivelarnos con los más avanzados o con los que recién lo lograron,  respectivamente. Si crecemos a un 7% anual, necesitaríamos entre 28 y 13 años para nivelarnos.  Ver en Lampadia: La importancia y dificultades de crecer alto y sostenido.

Lo que no podemos hacer es seguir sin sentido de dirección y dejando todos los espacios vacíos para que sean llenados por los enemigos de la inversión privada y el crecimiento. Esperamos una reacción inteligente e inmediata del gobierno para retomar la senda de la prosperidad. Lampadia




Lo bueno, lo malo y lo feo entre Navidad y Reyes

Lo bueno, lo malo y lo feo entre Navidad y Reyes

Durante los días de fiestas solemos bajar la guardia, disminuir nuestras conexiones con la realidad y gozar de un merecido descanso. Ya transcurrieron la Navidad, el Año Nuevo y la Bajada de Reyes. Pero el mundo no para, las noticias tampoco y, hay algunas que no debemos perdernos.

Líneas abajo hemos recopilado y glosado diferentes publicaciones. Algunas nos iluminan, otras solo nos informan y otras nos alarman. Hay de lo bueno, lo malo y lo feo. Gracias a Dios, en esta ocasión, hay mucho más de lo bueno.  

  • El Presidente Humala dice ‘Inclusión para crecer’, pero eso es falso.

Este gobierno ha aumentado mucho el consumo público. Tenía enormes ingresos que ya no tiene.

¿Qué nos puede sacar de este problema?

Crecer un montón. Es la única forma de salir adelante.

Primero viene el crecimiento, después puedes hacer todo lo que quieras.

Miguel Palomino, Portafolio, 1 de enero 2016, entrevista: Omar, Avellaneda

  • [El 2015] ha sido un mal año. Los factores externos explican parte del problema, pero el bajo desempeño se debe fundamentalmente a razones internas.

La inversión pública cayó cerca de 12%.

Se gastó 2,812 millones de soles en armamento. Se decretó como secreta la compra de armamento.

[El Ministro de Defensa dice que mucha de la inversión fue en vehículos de transporte. Entonces, ¿por qué es secreta?].

Se incrementó el empleo estatal. La planilla creció 17% (2013) y 19% (2014)… Es un monto insostenible.

Yo no estaría orgulloso. La demanda interna es cada vez menor. Se usó el gasto público en programas sociales que no tienen impacto en mejorar las condiciones de vida.

En el 2015 la anemia es dos puntos más alta que en el 2011.

Humala recibió un crecimiento de 8%, deja uno de 2% a 3%.

Luis Carranza, Perú21, 3 de enero 2016, entrevista: Mariela Balbi

  • Proyectos de desarrollo no se pueden imponer o pretender llevarlos adelante por la fuerza.

[¿Pero si se pueden paralizar por la fuerza?].

Martín Vizcarra, Correo, 1 de enero 2016, entrevista: Damián Retamozo

  • Sí creo que es fundamental el crecimiento porque es requisito absoluto para salir de la pobreza en la que todavía estamos.

Hay que pensar en no tolerar la pobreza.

Creo que hemos avanzado más en reducción de pobreza extrema. Es el gran logro de los últimos 20 años. El ‘boom’ nacional ha ayudado, pero el factor número 1 es que se empoderó a los más pobres para resolver sus problemas ellos mismos y ese empoderamiento ha tenido mucho que ver con la conexión.

Una estadística muy potente, viene del censo agropecuario. Se le pregunta al campesino si trabaja fuera una parte del año. En el censo del 94, 20% dijo que sí. En el censo del 2012, fue 40%. La gente se está moviendo y esto mejora las condiciones de vida.

La clave para que los hijos salgan es la educación superior. Aún si la educación fuera buena, va a haber desilusión.

Regionalización: Una parte importante del gasto público se decide a nivel local.

Creo que hay un sesgo muy peligroso a favor de las inversiones de mucho impacto político.

El gran cambio está en la efectividad del Estado. Ahí sí hemos dado marcha atrás. Hay un empantanamiento del Estado.

Richard Webb, El Comercio, 27 de diciembre 2015, entrevista: Fernando Vivas

  • Ha sido un gobierno al que le tomó mucho tiempo entender la importancia de la inversión privada. Hubo en los primeros años un ninguneo del crecimiento, un desdén retórico desde el más alto nivel político que se transmitió hacia abajo en el aparato estatal. Ello provocó indolencia en muchas autoridades y un exceso de regulaciones absurdas, que en honor a la verdad vienen de hace 10 o 15 años, pero se agudizaron en este gobierno.

¿Incluir para crecer? Es exactamente al revés. No conozco ningún país que haya podido reducir la pobreza sin crecimiento.

Los funcionarios públicos se la juegan si sienten que tienen respaldo político arriba.

Diversificación productiva: Es mejor tener una economía diversificada. Las discrepancias empiezan con los instrumentos. Cuando se anunció el ‘plan’ en 2014 se dijo que nos iba a devolver a la senda del crecimiento del 7% o que iba a triplicar el PBI per cápita para el 2030, evidentemente se exageró su impacto.

Gianfranco Castagnola, El Comercio, 3 de enero 2016, entrevista: Gonzalo Carranza

  • En los últimos 30 años, los ‘dinosaurios’ nos han vendido la idea de que la única forma de progresar es cuando una mina se abre o cierra. [¡…¿?…!]

Deberíamos terminar ‘el gobierno’ con al menos 5% de inversión en Educación.

[Al igual que el Ministro de Educación, el fallido ‘outsider’ no sabe que ya invertimos el 6% del PBI en educación, 3% el Estado y 3% el sector privado. ¿Más del mismo negacionismo y ninguneo de la inversión privada? Ojo que sumó a Mora].

Me dicen: ‘Julio, el país es minero’. ¿Qué dijimos con el salitre, con el guano? Y, ya ves, eso se terminó.

[¿Discípulo de Ghezzi y Gallardo? ¿Topo de Tierra y Libertad? ¿Miembro de Ciudadanos por el Cambio? ¿Candidato del gobierno? – Dicen que quien insulta lo recibe de vuelta: ¿Dónde están los dinosaurios?].

Julio Guzmán, La República, 3 de enero 2016, entrevista: Raúl Mendoza

  • La política peruana es digna de un comic. ¿Cómo puede Susana Villarán, supuestamente preocupada de los derechos humanos, asociarse con un candidato militarista y matonesco como Urresti? ¿Qué hace que el PPC se asocie al Apra, liderado por su archienemigo Alan García, al que en el pasado acusó de corrupto o desleal? ¿O que Acuña, el del dinero ’como cancha’, lleve en su plancha a la veleta Anel Townsend y al presunto defensor de la ética Humberto Lay? ¿Por qué gente supuestamente inteligente o con experiencia política comete errores y cae en contradicciones aparentemente tan obvias?

Alfredo Bullard, El Comercio, 26 de diciembre 2015

  • ¿Para qué sirvió el 2015?

Termina en América Latina la hegemonía de gobiernos que han estado en el poder durante todo este siglo. Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua han tenido el mismo gobernante o la misma élite política en el poder en lo que va del siglo XXI.

Primer año en la historia sin nuevos casos de poliomielitis en África. Esta es una buena noticia promovida por Bill Gates. 

[Ver: El eslabón que cierra el Círculo Virtuoso del Capitalismo

Moisés Naím, El Comercio, 26 de diciembre 2015

  • Va a dejar a Lima en desventaja en su carrera para convertirse en un ’hub’ de Sudamérica. Si no se hace algo urgente, Lima se estancará.

Postergación de las obras de ampliación del Jorge Chávez

[No hay disculpas para esta muestra de irresponsabilidad e indolencia].

Peter Cerda, IATA, Portafolio, 25 de diciembre 2015, entrevista: Carlos Hurtado de Mendoza

  • Gobierno de Humala boquea ley para derribar narcoavionetas. Reglamento de ley se encuentra encarpetado en el MTC.

[Sin comentarios].

La Razón, 26 de diciembre 2015

  • Voto electrónico es seguro y se puede ejecutar en el Perú.

Según Fernando Tuesta, ya ha habido pruebas en el Perú sobre aspectos que tienen que ver con seguridad, auditoría, y ya han sido superadas.

[¡No al voto electrónico! En un país donde se reparte dinero y otras asistencias a los pobres no se puede usar el voto electrónico. Bastaría que los funcionarios del asistencialismo digan que ‘conocerían’ los votos de los beneficiarios de los programas asistencialistas para que se pueda manipular las elecciones. Ver en Lampadia: La peligrosa campaña por el voto electrónico.]

Expreso, 26 de diciembre 2015

  • Desde el final de la II Guerra Mundial, la relación transatlántica ha sido crucial para la seguridad internacional y la estabilidad de la economía. Esa alianza, hoy, es más débil y tiene menos peso en el mundo que nunca.

La pérdida de contenido de la relación transatlántica significa que en el futuro las realidades económicas pesarán más que los valores. Será una desgracia para una alianza que, con todos sus defectos, ha contribuido más que ninguna otra en la historia a promover la democracia, la libertad de expresión y el Estado de derecho.

La Alianza vacía, Ian Bremmer, El País de España, 7 de enero 2016

  • No hay inconveniente en admitir que España es un país plurinacional siempre que tales naciones se entiendan como realidades culturales. Los nacionalistas quieren convertir la diversidad cultural en fundamento de separación política.

Comenzaré con quienes pueden saltarse este artículo con tranquilidad, porque la cosa no va con ellos… Me refiero, claro está, a quienes no votan (…) Tampoco aspiro a dirigirme a la secta de los cambistas, los adictos en cuerpo y alma al cambio. No a mejorar, a perfeccionar o a corregir, sino a cambiar. (…) Y por supuesto nada tengo que decir a los enclaustrados en lo que llaman “pragmatismo”, o sea, los que se contentan con las más obvias letanías: la ley está para cumplirla. (…) “No nos metamos en honduras”.

(…) Piden diálogo. No parece fácil. Oí en Espejo público a García Page contestar bien a un nacionalista que le preguntó por qué no referéndum en Cataluña: sería conceder de antemano lo que se pretende preguntar, porque la autodeterminación no consiste en irse, sino en poder elegir entre irse o quedarse sin contar con los demás. En su ensayo L’art de conférer, uno de los mejores, Montaigne hace una encendida defensa del diálogo y la controversia, proclama que prefiere el coloquio con quien piensa distinto que él porque así aprende más, etcétera… Pero también advierte: “Me es imposible tratar de buena fe con un tonto, porque bajo su influjo no sólo se corrompe mi juicio, sino también mi conciencia”.

Ni podemos ni debemos, Fernando Savater, El País de España, 7 de enero  2016

Lampadia

 

 




El 2014 terminó nuestro ciclo virtuoso de desarrollo – ahora necesitamos acumen y una agenda de desarrollo efectiva

El 2014 terminó nuestro ciclo virtuoso de desarrollo – ahora necesitamos acumen y una agenda de desarrollo efectiva

El persistente alicaído crecimiento que experimenta la economía peruana en los últimos meses no es de hoy, tiene su origen en el 2011 y se hizo patente el 2014. Para un mayor entendimiento del contexto en el que se rompió el círculo virtuoso de desarrollo que nos caracterizó la década pasada y qué podemos hacer para retomarlo, consideramos conveniente republicar el siguiente artículo. 

Tanto “andar a la greña” (a golpes), parece que perdimos el tren. Lamentablemente, el gobierno se peleó con nuestro pasado, quiso pelearse con la Constitución, se peleó a codazo limpio con toda la oposición, se peleó con las políticas públicas que nos trajeron prosperidad después de décadas de estancamiento. Y como dicen, “tanto va el cántaro al agua que se rompe”. La mala política terminó por aguar la economía y malograr nuestro mejor y mayor ciclo virtuoso de desarrollo integral.

Como nunca antes en nuestra historia, desde principios de siglo hasta el 2013, hemos vivido un proceso virtuoso difícil de imaginar y lograr. Contradiciendo la tozudez de los negacionistas y a pesar del estancamiento de la política nacional, hemos logrado un desarrollo económico y social de características únicas.

Durante este ciclo virtuoso logramos 20 avances notorios. Veamos:

1.       Crecimiento alto y sostenido de la economía

2.       Reducción sustancial de la pobreza y de la pobreza extrema

3.       Reducción de la desigualdad

4.       Reducción de la mortalidad y desnutrición infantil

5.       Mayor aumento de los ingresos de los más pobres

6.       Mayor inversión privada y generación de empleo en las regiones

7.       Aumento de los ingresos fuera de Lima en mayor proporción, así como en la sierra y la selva vs. la costa y en el sector rural vs. el urbano

8.       Se duplicó el empleo adecuado, llegando a 10 millones de peruanos

9.       Notorio aumento de la productividad

10.  Aumento del ingreso y del patrimonio de los habitantes del sector rural

11.  Crecimiento sustancial de una nueva clase media emergente

12.  Importante incremento del ahorro nacional y de las reservas internacionales

13.  Record histórico de inversión total (pública y privada) sobre producto (28% del PBI)

14.  Reducción sustancial de la deuda pública, con una deuda externa menor a dos dígitos

15.  Ingresos fiscales globales superiores al 21% del PBI

16.  Reservas fiscales del orden del 15% del PBI

17.  Grado de Inversión (riesgo país) y un indiscutido prestigio global

18.  Mayor crecimiento de las exportaciones no tradicionales

19.  Desarrollo de un sector industrial real, más grande, encadenado, competitivo y exportador de nuestra historia

20.  Una población más optimista, esforzada y que ha renunciado a sus deseos migrar al exterior

(Ver el sustento de estas cifras en Lampadia: LAS CIFRAS DE LA PROSPERIDAD y otros artículos relacionados).

Este ciclo nació con la Constitución de 1993 y el regreso de la inversión privada. Sus primeros resultados se dieron casi inmediatamente. Entre 1993 y 1997, el PBI creció un promedio anual de 7.5% con una reducción  significativa de la pobreza. Lamentablemente, la innecesaria recesión de 1998, profundizada por errores de política fiscal y monetaria, interrumpió este proceso hasta principios del nuevo siglo, en que agarró una fuerza inusitada y hasta sorprendente. (Ver cuadro comparativo en Lampadia).

El final de este ciclo se produce en el gobierno del Presidente Ollanta Humala, que después de abandonar su proyecto original de la “gran transformación”, decreta “el gobierno de la inclusión”, cuando nunca antes se había logrado tanta inclusión en el Perú. Su gobierno privilegia la acción del Estado, se aleja y desconfía del sector privado, multiplica el asistencialismo, formaliza la prédica anti-minera, abdica de sus funciones y permite que un levantisco presidente regional (Santos) le arrebate su capacidad de decisión y gobierno paralizando el proyecto de Conga, que, como se advirtió en su momento, devino en la parálisis de la mayor parte de la inversión minera.(Ver en (L): El país resbala después de muchos años).

Esto trajo como consecuencia la parálisis de gran parte de la inversión privada que cayó de un crecimiento anual de dos dígitosa uno negativo. A esto se sumó la re-burocratización de la economía, que se inició en el gobierno de Paniagua, para acentuarse en los de Toledo, Garcia y el del propio Humala. (Ver en (L): El Perú renuncia al desarrollo y al bienestar general).

El gobierno no quiso entender que las nuevas medidas del Perú son: 90-90-90. 90% del empleo, de los recursos fiscales y de la inversión. No se auscultó el mundo emergente con sus múltiples testimonios de prosperidad ni la naturaleza de nuestro éxito relativo. (Ver en (L): “El Perú crece por sus buenas políticas más que por suerte”). Nos terminamos acomodando a un gobierno que ha sido una mezcla de ideología, con algo de añoranzas velasquistas, bastante de ignorancia, mucho de desconfianza y abundante mediocridad.

Las cartas están echadas. El proceso llegó a su fin, pero no el potencial de desarrollo integral, duradero y sostenible del Perú.

Nuestras posibilidades de desarrollo son casi ilimitadas. Solo tenemos que hacer bien las cosas y sobre todo trabajar juntos, confiando los unos en los otros y entender que el gobierno y el sector privado debenconsensuar  cómo enfrentar nuestros retos.

En CADE 2014 se presentó “La Visión del Perú al Tercio de Siglo”, (publicada en Lampadia). Como parte fundamental de su sustento, se explicó que debemos enfrentar simultáneamentetres agendas: de gobierno, social y productiva. Ver el siguiente cuadro:

Sobre la base de un buen liderazgo y sentimiento de ciudadanía y pertenencia, piedra angular de nuestras posibilidades de desarrollo, debemos trabajar en los tres frentes indicados que están interconectados y dependen mutuamente.

Estas agendas se hacen indispensables de cara a la “Tercera Revolución Industrial” que ya toca nuestras puertas. (Ver en (L):La tercera revolución industrial trae un nuevo mundo – Apuntes para la creación de empleo al 2034 (II)).

En el 2015, año pre-electoral, necesitaremos agudeza, perspicacia e ingenio: Acumen (RAE). No vendrá de la política, tenemos que ser los ciudadanos los que afilemos nuestro criterio para cernir la politiquería tradicional tan llena de populismo y vacía de contenido. ¡A ponerse las pilas ciudadanos! Lampadia