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Perú: El país más empresario del mundo

Perú: El país más empresario del mundo

Pablo Bustamante Pardo
Director de 
Lampadia

Rolando Arellano es un investigador social que lleva años estudiando a los peruanos, sus características, sus costumbres y sus inclinaciones. El ha volcado sus innovadores hallazgos en múltiples libros, leídos en todo el país.

Su penúltimo libro, que presentamos en esta nota, nos muestra como empresarios, aunque no nos reconozcamos así. Lamentablemente, la guerra ideológica de las izquierdas continentales que nos bombardea hace quince años, ha llevado su lucha de clases al mundo de las empresas, dividiéndonos entre emprendedores y empresarios, entre chicos y grandes, buenos y malos.

Pero la realidad de nuestra naturaleza está marcada en la conciencia de todos los peruanos, solo hay que sacarla a la luz y mostrarla, como hace Arellano.

Esta realidad nacional nos describe muy diferentes a las poblaciones de nuestros países vecinos. Nuestro ‘espacio-tiempo-histórico’ nos ha hecho resilientes y luchadores, y ante el fracaso de muchos de nuestros gobiernos que no han estado a la altura de la gobernanza, hemos desarrollado una fuerte confianza en nosotros mismos. 

Arellano describe estas características nuestras, con una forma de comunicación sencilla, pero todo debidamente sustentado en datos públicos.

Un primer tema que queremos destacar, es que al 2019 la tasa de desempleo en Perú fue de 3.3% (5.6 en el mundo y 8.1 en América Latina). Y que el 88% de los empleos asalariados provienen de las empresas privadas.

En el siguiente gráfico, Arellano muestra un dato importantísimo, una alta correlación entre el crecimiento del PBI per cápita y la creación de empresas.

Pero no nos denominamos como empresarios.

Según Arellano, queremos a las empresas, pero …

Un buen consejo de Arellano es que debemos evitar la contradicción entre el progreso económico y el desarrollo social, ambos son parte de los mismo y uno no se puede dar sin el otro.

El siguiente cuadro muestra que el Perú tiene más empresas que EEUU, Colombia y Chile, en proporción a nuestra población. Asimismo, muestra que el 73% de la población prefiere tener un negocio propio, y que nuestro emprendimiento se da por necesidad, deseo y oportunidad.

También podemos ver que el crecimiento económico ha reducido la pobreza de manera muy importante; que los niveles socio-económicos intermedios son los que más han crecido, y que sin embargo, la recaudación tributaria descansa en el 0.16% de los contribuyentes.

Así es como los empresarios peruanos se auto definen.

Ver el libro completo en el siguiente enlace: 

https://www.lampadia.com/assets/uploads_librosdigitales/17234-peru-el-pais-mas-empresario-del-mundo_rolando-arellano.pdf

Lampadia

 



¿En quién se confía más en el Perú?

¿En quién se confía más en el Perú?

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

A diferencia de lo afirmado cotidianamente, los peruanos confían más en los líderes empresariales que en los políticos, según una encuesta global de Ipsos.

Ipsos Global Trustworthiness Index 2021 entrevistó a 19,570 participantes en 28 países, entre el 23 abril y el 7 de mayo, 2021. Participaron alternadamente: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Bélgica, Canadá, Chile, China, Colombia, Corea del Sur, EEUU, España, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Hungría, India, Italia, Japón, Malasia, México, Perú, Polonia, Rumania, Rusia, Suecia, Sudáfrica, Turquía.

La confianza es la base del tejido social de un país. Lamentablemente, desde hace algo más de 10 años, en el Perú se ha venido perdiendo la confianza en el futuro y en los líderes de la gran mayoría de estamentos de la sociedad; tanto como producto de ausencias en el debate nacional, frivolidades, torpezas y corrupción, como por la siembra de narrativas negacionistas que oscurecieron nuestros logros.

En el siguiente cuadro se ve que las categorías de mayor confianza relativa son los líderes empresariales, los publicistas y los miembros de las Fuerzas Armadas.

Curiosamente, las categorías que generan más confianza en los países más desarrollados, los doctores, los científicos y los profesores, son los que generan menos confianza en el Perú.

Por otro lado, los ministros y los funcionarios públicos están muy abajo en el nivel de confianza.

Veamos el cuadro:

En el siguiente cuadro hemos comparado los niveles de confianza en los líderes empresariales y en los políticos.

  • En el caso de los empresarios, confía el 24% y desconfía el 25% de los encuestados.
  • Alarmantemente, solo el 6% confía en los políticos y el 73% desconfía.

El siguiente cuadro muesdtra los promedios de confianza en cada categoría del estudio.

Los siguientes cuadros muestran la ubicación del Perú en el ranking de confianza sobre: Doctores, científicos, profesores, miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía, periodistas, funcionarios públicos, líderes empresariales, banqueros, ministros, publicistas y políticos.

En comparación con los demás países del estudio, en el Perú, los líderes empresariales son los que alcanzan mayores niveles de confianza.

Tal como indicado líneas arriba, los políticos peruanos son los que generan los peores niveles de confianza.

Lampadia




¿En quién se confía más en el Perú?

¿En quién se confía más en el Perú?

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

A diferencia de lo afirmado cotidianamente, los peruanos confían más en los líderes empresariales que en los políticos, según una encuesta global de Ipsos.

Ipsos Global Trustworthiness Index 2021 entrevistó a 19,570 participantes en 28 países, entre el 23 abril y el 7 de mayo, 2021. Participaron alternadamente: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Bélgica, Canadá, Chile, China, Colombia, Corea del Sur, EEUU, España, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Hungría, India, Italia, Japón, Malasia, México, Perú, Polonia, Rumania, Rusia, Suecia, Sudáfrica, Turquía.

La confianza es la base del tejido social de un país. Lamentablemente, desde hace algo más de 10 años, en el Perú se ha venido perdiendo la confianza en el futuro y en los líderes de la gran mayoría de estamentos de la sociedad; tanto como producto de ausencias en el debate nacional, frivolidades, torpezas y corrupción, como por la siembra de narrativas negacionistas que oscurecieron nuestros logros.

En el siguiente cuadro se ve que las categorías de mayor confianza relativa son los líderes empresariales, los publicistas y los miembros de las Fuerzas Armadas.

Curiosamente, las categorías que generan más confianza en los países más desarrollados, los doctores, los científicos y los profesores, son los que generan menos confianza en el Perú.

Por otro lado, los ministros y los funcionarios públicos están muy abajo en el nivel de confianza.

Veamos el cuadro:

En el siguiente cuadro hemos comparado los niveles de confianza en los líderes empresariales y en los políticos.

  • En el caso de los empresarios, confía el 24% y desconfía el 25% de los encuestados.
  • Alarmantemente, solo el 6% confía en los políticos y el 73% desconfía.

El siguiente cuadro muesdtra los promedios de confianza en cada categoría del estudio.

Los siguientes cuadros muestran la ubicación del Perú en el ranking de confianza sobre: Doctores, científicos, profesores, miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía, periodistas, funcionarios públicos, líderes empresariales, banqueros, ministros, publicistas y políticos.

En comparación con los demás países del estudio, en el Perú, los líderes empresariales son los que alcanzan mayores niveles de confianza.

Tal como indicado líneas arriba, los políticos peruanos son los que generan los peores niveles de confianza.

Lampadia




La superioridad del liberalismo

La superioridad del liberalismo

A continuación, compartimos un artículo publicado por The Economist de obligatoria lectura para aquellos interlocutores que busquen herramientas filosóficas y morales para la defensa férrea del liberalismo clásico, tan venido a menos en nuestro país frente al avance de las izquierda radical en el poder político.

El texto compara sagazmente las bases del liberalismo clásico con aquellas de otros movimientos políticos que han empezado a tener bastante atractivo en occidente – sin perder su parecido con países de nuestra región – como los populismos de derecha, pero en particular, la izquierda progresista.

Liberalismo Económico - Concepto, características, representantes

Como bien destaca The Economist, si bien el progresismo y el liberalismo pueden confluir en la búsqueda del bienestar humano, el liberalismo resulta superior puesto que no impone a la fuerza determinadas creencias culturales y sociales desde la burocracia estatal ni depende de extraer coactivamente los ingresos de las sociedades para cambiar la estructura social que, bajo la visión progresista, fomenta una desigualdad de grupos o “castas” (ej.: empresarios vs. trabajadores, capitalinos vs. Provincianos, etc.). Por el contrario, su estrategia basada en el respeto del estado de derecho, el fomento de la competencia y el mercado abierto – que es la que ha contribuido al mayor progreso de la humanidad desde los inicios de la Revolución Industrial – asegura un desarrollo sostenible porque implica la búsqueda del mérito y el esfuerzo individual por generar constantemente mejores bienes y servicios a las sociedades.

Cabe resaltar que las izquierdas progresistas en el Perú – ahora absorbidas por el ala radical de Perú Libre – con sus propias formas, constantemente utilizan la victimización de la población andina y fomentan la lucha de clases entre ricos y pobres o limeños y provincianos para justificar el retorno a políticas trasnochadas y al acrecentamiento del Estado, una estrategia fallida que nos estancó 30 años en nuestro desarrollo. Cuando fue justamente la política contraria, la de la liberalización de la actividad privada con la Constitución de 1993, que se obtuvo la mayor mejora de los ingresos de los hogares rurales y reducción de pobreza fuera de Lima en toda nuestra historia republicana, producto del crecimiento económico que experimentó nuestro país hasta el 2011 (ver Lampadia: Las cifras de la prosperidad).

Una lectura sobre la superioridad del liberalismo, como la del presente artículo, no le vendría mal a las clases gobernantes de nuestro país, pues contribuiría a darles mayores luces sobre cómo mejorar la calidad de vida de justamente esas clases que ellos tildan de víctimas del sistema. Lampadia

Pensamiento político
La amenaza de la izquierda iliberal

No subestime el peligro de las políticas de identidad de izquierda

The Economist
4 de septiembre de 2021
Traducida y comentada por Lampadia

Algo ha salido muy mal con el liberalismo occidental. En el fondo, el liberalismo clásico cree que el progreso humano se logra mediante el debate y la reforma. La mejor manera de navegar por un cambio disruptivo en un mundo dividido es a través de un compromiso universal con la dignidad individual, los mercados abiertos y el gobierno limitado. Sin embargo, una China resurgente se burla del liberalismo por ser egoísta, decadente e inestable. En casa, los populistas de derecha e izquierda se enfurecen con el liberalismo por su supuesto elitismo y privilegio.

Durante los últimos 250 años, el liberalismo clásico ha contribuido a lograr un progreso sin precedentes. No se desvanecerá en una nube de humo. Pero está pasando por una prueba severa, tal como lo hizo hace un siglo cuando los cánceres del bolchevismo y el fascismo comenzaron a corroer la Europa liberal desde adentro. Es hora de que los liberales comprendan a qué se enfrentan y se defiendan.

En ningún lugar la lucha es más feroz que en EEUU, donde esta semana la Corte Suprema decidió no derogar una ley antiaborto draconiana y extraña. La amenaza más peligrosa en el hogar espiritual del liberalismo proviene de la derecha trumpiana. Los populistas denigran los edificios liberales como la ciencia y el imperio de la ley como fachada de un complot del estado profundo contra el pueblo. Ellos subordinan los hechos y la razón a la emoción tribal. La perdurable falsedad de que se robaron las elecciones presidenciales de 2020 apunta a dónde conducen esos impulsos. Si las personas no pueden resolver sus diferencias mediante el debate y las instituciones confiables, recurren a la fuerza.

El ataque de la izquierda es más difícil de entender, en parte porque en EEUU “liberal” ha llegado a incluir una izquierda no liberal. Describimos esta semana cómo un nuevo estilo de política se ha extendido recientemente desde los departamentos universitarios de élite. A medida que los jóvenes graduados han aceptado trabajos en los medios de comunicación de lujo y en la política, los negocios y la educación, han traído consigo el horror de sentirse “inseguros” y una agenda obsesionada con una visión estrecha de obtener justicia para los grupos de identidad oprimidos. También han traído consigo tácticas para imponer la pureza ideológica, al no poner plataformas a sus enemigos y cancelar a los aliados que han transgredido, con ecos del estado confesional que dominaba Europa antes de que el liberalismo clásico echara raíces a fines del siglo XVIII.

Superficialmente, la izquierda antiliberal y los liberales clásicos como The Economist quieren muchas de las mismas cosas. Ambos creen que las personas deberían poder prosperar independientemente de su sexualidad o raza. Comparten una sospecha de autoridad e intereses arraigados. Creen en la conveniencia del cambio.

Sin embargo, los liberales clásicos y los progresistas antiliberales difícilmente podrían estar más en desacuerdo sobre cómo lograr estas cosas. Para los liberales clásicos, la dirección precisa del progreso es incognoscible. Debe ser espontáneo y de abajo hacia arriba, y depende de la separación de poderes, para que nadie ni ningún grupo pueda ejercer un control duradero. Por el contrario, la izquierda antiliberal puso su propio poder en el centro de las cosas, porque están seguros de que el progreso real es posible solo después de haber visto por primera vez que se desmantelen las jerarquías raciales, sexuales y de otro tipo.

Esta diferencia de método tiene profundas implicaciones. Los liberales clásicos creen en establecer condiciones iniciales justas y dejar que los eventos se desarrollen a través de la competencia, por ejemplo, eliminando los monopolios corporativos, abriendo gremios, reformando radicalmente los impuestos y haciendo que la educación sea accesible con vouchers. Los progresistas ven el laissez-faire como un pretexto que utilizan los poderosos intereses creados para preservar el status quo. En cambio, creen en imponer “equidad”, los resultados que consideran justos. Por ejemplo, Ibram X. Kendi, un académico y activista, afirma que cualquier política de daltonismo, incluidas las pruebas estandarizadas de los niños, es racista si termina aumentando las diferencias raciales promedio, por más esclarecidas que sean las intenciones detrás de ella.

Kendi tiene razón al querer una política antirracista que funcione. Pero su enfoque de trabuco corre el riesgo de negar a algunos niños desfavorecidos la ayuda que necesitan y a otros la oportunidad de realizar sus talentos. Los individuos, no solo los grupos, deben recibir un trato justo para que la sociedad prospere. Además, la sociedad tiene muchos objetivos. La gente se preocupa por el crecimiento económico, el bienestar, la delincuencia, el medio ambiente y la seguridad nacional, y las políticas no pueden juzgarse simplemente por si avanzan a un grupo en particular. Los liberales clásicos utilizan el debate para definir prioridades y compensaciones en una sociedad pluralista y luego utilizan las elecciones para establecer un rumbo. La izquierda antiliberal cree que el mercado de las ideas está manipulado como todos los demás. Lo que se disfraza de evidencia y argumento, dicen, es en realidad otra afirmación de poder puro por parte de la élite.

Los progresistas de la vieja escuela siguen siendo campeones de la libertad de expresión. Pero los progresistas antiliberales piensan que la equidad requiere que el campo se incline contra los privilegiados y reaccionarios. Eso significa restringir su libertad de expresión, utilizando un sistema de castas de victimización en el que los que están en la cima deben ceder ante aquellos con un mayor reclamo de justicia restaurativa. También implica dar ejemplo a los supuestos reaccionarios, castigándolos cuando dicen algo que se toma para hacer sentir inseguro a alguien menos privilegiado. Los resultados son llamadas, cancelaciones y no plataformas.

Milton Friedman dijo una vez que “la sociedad que antepone la igualdad a la libertad terminará sin ninguno de los dos”. Él estaba en lo correcto. Los progresistas antiliberales creen que tienen un plan para liberar a los grupos oprimidos. En realidad, la suya es una fórmula para la opresión de los individuos y, en eso, no es muy diferente de los planes de la derecha populista. En sus diferentes formas, ambos extremos anteponen el poder al proceso, los fines a los medios y los intereses del grupo a la libertad del individuo.

Los países dirigidos por los hombres fuertes que admiran los populistas, como Hungría bajo Viktor Orban y Rusia bajo Vladimir Putin, muestran que el poder sin control es una mala base para un buen gobierno. Utopías como Cuba y Venezuela muestran que el fin no justifica los medios. Y en ninguna parte las personas se ajustan voluntariamente a los estereotipos raciales y económicos impuestos por el estado.

Cuando los populistas anteponen el partidismo a la verdad, sabotean el buen gobierno. Cuando los progresistas dividen a las personas en castas en competencia, vuelven a la nación contra sí misma. Ambos disminuyen las instituciones que resuelven el conflicto social. De ahí que a menudo recurran a la coacción, por mucho que les guste hablar de justicia.

Si el liberalismo clásico es mucho mejor que las alternativas, ¿por qué está pasando tantos apuros en todo el mundo? Una razón es que los populistas y los progresistas se retroalimentan patológicamente. El odio que cada bando siente por el otro enciende a sus propios partidarios, en beneficio de ambos. Criticar los excesos de su propia tribu parece una traición. En estas condiciones, el debate liberal carece de oxígeno. Solo mire a Gran Bretaña, donde la política en los últimos años fue consumida por las disputas entre los partidarios del Brexit tory intransigentes y el Partido Laborista bajo Jeremy Corbyn.

Los aspectos del liberalismo van en contra de la naturaleza humana. Requiere que defienda el derecho a hablar de sus oponentes, incluso cuando sepa que están equivocados. Debes estar dispuesto a cuestionar tus creencias más profundas. Las empresas no deben protegerse de los vendavales de la destrucción creativa. Tus seres queridos deben avanzar únicamente por sus méritos, incluso si todos tus instintos van a infringir las reglas por ellos. Debes aceptar la victoria de tus enemigos en las urnas, incluso si crees que arruinarán el país.

En resumen, es un trabajo duro ser un auténtico liberal. Después del colapso de la Unión Soviética, cuando su último rival ideológico pareció desmoronarse, las élites arrogantes perdieron contacto con la humildad y las dudas del liberalismo. Cayeron en el hábito de creer que siempre tenían la razón. Diseñaron la meritocracia de EEUU para favorecer a personas como ellos. Después de la crisis financiera, supervisaron una economía que creció demasiado lentamente para que la gente se sintiera próspera. Lejos de tratar a los críticos blancos de la clase trabajadora con dignidad, se burlaron de su supuesta falta de sofisticación.

Esta complacencia ha permitido a los oponentes culpar al liberalismo de imperfecciones duraderas y, debido al tratamiento de la raza en EEUU, insistir en que todo el país estaba podrido desde el principio. Ante la persistente desigualdad y el racismo, los liberales clásicos pueden recordarle a la gente que el cambio lleva tiempo. Pero Washington está quebrado, China se está adelantando y la gente está inquieta.

Una falta de convicción liberal

La máxima complacencia sería que los liberales clásicos subestimaran la amenaza. Demasiados liberales de derecha se inclinan a elegir un matrimonio de conveniencia descarado con los populistas. Demasiados liberales de izquierda se centran en cómo ellos también quieren justicia social. Se consuelan con la idea de que el antiliberalismo más intolerante pertenece a una franja. No se preocupe, dicen, la intolerancia es parte del mecanismo de cambio: al centrarse en la injusticia, cambian el terreno central.

Sin embargo, es precisamente contrarrestando las fuerzas que impulsan a la gente a los extremos que los liberales clásicos impiden que los extremos se fortalezcan. Al aplicar los principios liberales, ayudan a resolver los muchos problemas de la sociedad sin que nadie recurra a la coacción. Solo los liberales aprecian la diversidad en todas sus formas y saben cómo convertirla en una fortaleza. Solo ellos pueden tratar con equidad todo, desde la educación hasta la planificación y la política exterior, para liberar las energías creativas de las personas. Los liberales clásicos deben redescubrir su espíritu de lucha. Deben enfrentarse a los matones y canceladores. El liberalismo sigue siendo el mejor motor para un progreso equitativo. Los liberales deben tener el coraje de decirlo. Lampadia




La complicidad del silencio

La complicidad del silencio

¿Dónde están los peruanos a quienes cada día afrenta el títere de Cerrón?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Muchos en esta elección presidencial, dónde esta en juego seguir viviendo en una democracia o elegir a una dictadura que ni siquiera disimula sus apetencias totalitarias, prefieren hasta ahora mantener el silencio, la neutralidad, la cómoda posición de costado que no se juega, no suma, no se hace responsable.

Son muchas las afrentas del candidato Pedro Castillo y de Perú Libre a la sociedad libre y a la democracia, pero también, lamentablemente muchos los silencios.

  • El candidato Perú Libre ha dicho que desactivará el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, que dejará sin efecto la Constitución mediante una Asamblea Constituyente paralela al Congreso y no prevista en el procedimiento de reforma, tres aberraciones constitucionales que debieran haber puesto de pie a juristas, abogados, estudiantes de derechos y colegios profesionales; sin embargo, hasta ahora, no se escucha una voz de crítica, de protesta o por lo menos de preocupación. ¿Donde están los abogados, los juristas, las facultades y los gremios?
  • El candidato del lápiz ha dicho que desactivará el sistema de AFPs, con lo cual obviamente se engullirá como en Bolivia o Argentina todos los ahorros previsionales de todos los trabajadores peruanos; sin embargo, ni los gremios sindicales, ni las federaciones, ni siquiera los sindicatos de base y menos los futuros pensionistas han dicho esta boca es mía.  ¿Donde están?
  • El candidato que no lee libros de las bibliotecas pero es profe, ha dicho y está escrito en su propuesta política, que no habrá propiedad privada o grupal, sino propiedad social y estatal, sin embargo, en un país donde todos aspiran a ser propietarios de un auto, un terreno en el arenal, un departamento, una casa o una combi y donde el 72.4% de la población según el último censo de vivienda declara ser propietario o posesionario de una vivienda de cualquier tipo o condición, los peruanos propietarios no dicen nada.. ¿Donde están los propietarios que no defienden sus posesiones? ¿Esperarán que las brigadas paramilitares del gobierno, lápiz (o fusil) en mano les toquen la puerta para desposeerlos como ya sucedió en Cuba, Venezuela o en las expropiaciones de Velasco en los 70?
  • El señor Castillo ha dicho que va a expropiar empresas, nacionalizar actividades económicas y desaparecer la libre empresa, la libre competencia y la libertad contractual; sin embargo, salvo los gremios de turismo del Cusco, los dirigentes de Gamarra y los APEMIPES, no se escuchan las voces de indignación, rechazo y protesta de las confederaciones empresariales, las cámaras de comercio y los gremios de producción frente a esa amenaza explícita a los pilares de la actividad empresarial del país. ¿Donde están los empresarios? ¿Dónde están sus gremios?
  • El señor Castillo ha dicho que desactivará los exámenes a los docentes, que derogará la ley de la carrera magisterial, que desactivará la SUNEDU y que los maestros de su facción del SUTE CONARE definirán el currículo escolar conforme al Pensamiento Cerrón; sin embargo, ni una sola APAFA, ni un gremio de padres de familia, ni los demás sindicatos magisteriales salen a cuestionar estas absurdas propuestas. ¿Donde están los estudiantes, los padres de familia? ¿Dónde están los jóvenes del bicentenario?

Podríamos seguir mencionando las diversas propuestas del Lápiz en contra de algunos sectores, actividades, gremios o personas y encontraríamos que todavía hay mucho silencio para tanta afrenta.

Cuando la gravedad de un momento histórico plantea la necesidad de definirse, el silencio deja de ser tal y se convierte en complicidad. Esto sucede en la política, en la moral, en la familia y en la religión.

En el plano espiritual, el Papa Francisco, a propósito de lo que ocurre en el Oriente Medio, reprendió al mundo católico el 2018, que “hay una nube de tinieblas: guerra, violencia y destrucción, ocupaciones y diversas formas de fundamentalismo, migraciones forzosas y abandono”, en medio “del silencio de tantos y la complicidad de muchos.”

En medio de las tinieblas que también se ciernen sobre nuestro país, debiera retumbar el eco de estas frases pontificias para quienes, con su silencio, se están convirtiendo en los cómplices de las largas noches negras de tinieblas que le esperan a nuestra libertad y nuestra democracia de llegar al poder el títere del convicto Vladimir Cerrón. Lampadia




Penetración de los Think Tanks en las redes

Penetración de los Think Tanks en las redes

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

En el Perú admiramos hace muchos años la cantidad y calidad de los Think Tanks pro mercado de Chile. Uno de ellos, el más antiguo, el Centro de Estudios Públicos se fundó en 1980 con un aporte económico de empresarios chilenos, de US$ 50 millones, lo que le dio autonomía financiera para que pudiera desarrollar una agenda amplia de investigaciones, que fueran más allá de los intereses empresariales.

Suponíamos en el Perú, que la labor de estos centros de estudios había sido muy importante para lograr que la población chilena entendiera y valorara las instituciones del libre mercado, que junto con los valores de la democracia, son el vehículo más eficiente para la búsqueda del bienestar general.

Efectivamente, Chile parecía haber superado esas trampas políticas típicas de Latinoamérica, donde las izquierdas siguen haciendo planteamientos políticos propios de las ideas pre caída del Muro de Berlín. 

Pero el año pasado, con los conflictos sociales de Chile, nos extrañamos de que la sociedad parecía no haber madurado lo suficiente y estaba, desamparada, de regreso a las mismas narrativas y prácticas de los años 60 y 70. Parecía que Chile renunciaba a sus aspiraciones de ser parte del primer mundo, y regresaba a la política tradicional latinoamericana.

Entonces nos preguntamos, ¿qué pasó con la larga siembra de políticas públicas modernas de sus Think Tanks?

Resulta que mirando la presencia de los Think Tanks (TT) chilenos en la opinión publica, a través de las redes sociales, descubrimos que su penetración es muy baja. Por lo tanto, no habrían calado en la sociedad en su conjunto. Algo fundamental para contribuir a formar un sólido camino a la prosperidad. Sin arraigo popular, los mejores desarrollos intelectuales, académicos y políticos, se quedan en el ámbito de las élites.

Veamos la penetración de los TT chilenos y el ranking de Forbes, que también muestra que en general, que en el mundo, todos los centros de pensamiento tienen dificultades para tener una presencia más relevante en la opinión pública:

Fuente: Forbes, glosado por Lampadia

  • La potente Fundación para el Progreso, comandada por el brillante y combativo Axel Kaiser, solo tiene 258,000 likes en Facebook y 36,000 seguidores en Twitter.
  • El Think Tank más antiguo y prolífico, el Centro de Estudios Públicos, solo tiene 23,000 likes en Facebook y 72,000 seguidores en Twitter.
  • Libertad y Desarrollo tiene 10,000 likes en Facebook y 43,000 seguidores en Twitter.

En verdad, los TT chilenos son casi inexistentes en las redes sociales chilenas.

Lampadia, este humilde portal, tiene 667,000 likes en Facebook.

Por lo tanto, tenemos que concluir, como aspiramos hace tiempo, que sí necesitamos varios Think Tanks pro mercado, pero que tengan una amplia penetración en las redes sociales y una vocación y capacidad de comunicación, que les permita tener una gran llegada a la opinión pública.

Una muy importante tarea pendiente de las empresas y los empresarios peruanos. Lampadia

La clasificación 2020 de Think Tanks pro libre mercado medidos por Media Impact

Las clasificaciones de 2020 de los Think Tanks de libre mercado medidos por el impacto de los medios

Forbes
Alejandro Chafuen
27 de marzo, 2020
Traducido y glosado por Lampadia

¿Qué tan exitosos son los think tanks del libre mercado hoy en día al tratar de atraer tráfico a sus sitios web, así como visitas y seguidores en otras plataformas?

El impacto digital de los Think Tank continúa creciendo más a través de las plataformas de redes sociales que a través del tráfico del sitio web. Este año, las cifras de tráfico web parecen más bajas que en años anteriores porque SimilarWeb cambió su metodología única y difícil de replicar. Según las cifras de SimilarWeb del año pasado, los think tanks del libre mercado perdieron un promedio del 30% de su tráfico web en comparación con el año anterior, pero lo atribuyo a los cambios de SimilarWeb en los métodos de medición.

Este artículo presenta el desempeño de las organizaciones de libre mercado durante los últimos doce meses en Facebook, YouTube, Twitter e Instagram. La Fundación Heritage mantiene el primer lugar entre los grupos de libre mercado en seguidores de Facebook y Twitter. También es el primero en tráfico web. También realizo un seguimiento del alcance de las redes sociales de algunos think tanks líderes que no son particularmente favorables al mercado libre, e incluso entonces, Heritage se ubica por delante de Brookings en todas las plataformas de redes sociales con la excepción de Linkedin. Linkedin se utiliza más para la creación de redes que para la educación o la difusión de ideas, pero su uso también está creciendo para estos últimos fines. Chatham House, con sede en Londres, también sigue teniendo muchos seguidores en LinkedIn. El American Enterprise Institute (AEI) lidera los suscriptores de YouTube, mientras que la Fundación para la Educación Económica (FEE) tuvo el video con más vistas durante el último año.

Yendo más allá de los think tanks e incluyendo los esfuerzos de los empresarios intelectuales y otras organizaciones, PragerU continúa brillando y construyendo sobre su éxito.

Entre los grupos extranjeros, varios think tanks sudamericanos se ubicaron extraordinariamente bien y vemos muchas repeticiones del año pasado, lo que demuestra su consistencia. El mayor cambio es el surgimiento del Millennium Institute en Brasil. El Instituto Mises, también en Brasil e independiente del Instituto Mises con sede en Estados Unidos, apareció en primera o segunda posición en tres de las categorías enumeradas a continuación (en comparación con las cinco del año pasado). Dos think tanks chilenos, el Centro de Estudios Públicos (CEP, fundado en 1980) y la mucho más joven Fundación para Progreso (FPP, fundada en 2012) continúan obteniendo buenos resultados y aparecen en las primeras posiciones en varias categorías.

Los think tanks latinoamericanos lideran la penetración por país

Cuando sopesamos el tráfico de las redes sociales por tamaño de la población del país y por número de usuarios de Internet, los think tanks orientados al mercado en los países latinoamericanos (como la Fundación para el Progreso en Chile, el Instituto Millenium y el Instituto Mises en Brasil y CEDICE Venezuela) superan a los de EE. UU. y sus homólogos canadienses en la mayoría de las plataformas.

Todavía no he podido recopilar suficiente información sobre cómo los think tanks y los centros universitarios utilizan los podcasts y cómo se clasifican en este frente. Casi todos los think tanks ahora tienen podcasts. Espero que cuando vea los números, pocos se acercarán siquiera a los podcasts políticos más importantes producidos por figuras que tienden a ser favorables a la economía libre, figuras como Ben Shapiro, que aparece cerca de la cima en la mayoría de las clasificaciones públicas, y Mark Levin.

Más allá de los Think Tanks

Los think tanks y los centros universitarios continúan enfrentando desafíos de intelectuales con buenas habilidades de comunicación y de algunos portales con fines de lucro con excelentes materiales educativos. En el análisis del año pasado mencioné a Olavo de Carvalho, el intelectual público que ha influido a muchos en Brasil .Con más de 1.2 millones de seguidores en Instagram en sus dos cuentas (una que se acerca al millón). 586K likes en Facebook, 826K suscriptores en YouTube y 687K seguidores en Twitter, supera a todos los think tanks brasileños y latinoamericanos. Supera a otra de mis sociedades latinoamericanas favoritas de portales gratuitos, Brasil Paralelo, en todas las plataformas excepto YouTube. Brasil Paralelo tiene 468K seguidores en Instagram, 459K likes en Facebook, 1.13 millones de suscriptores en YouTube y 154K seguidores en Twitter. Brasil Paralelo se fundó en 2016 en Porto Alegre y colabora bien con think tanks locales y extranjeros.

Un seguidor y suscriptor típico de Brasil Paralelo es alguien que quiere vivir una vida intelectual y expandir sus conocimientos, pero sin necesariamente buscar un título. Una de esas personas, Thamiris Moura, una joven abogada de Río de Janeiro, está activa en las redes sociales. Sawyer me dijo: “PragerU es una buena herramienta para combatir el socialismo, pero Brasil Paralelo ayuda a formar una persona a un nivel intelectual más profundo. Comencé mis estudios gracias a Brasil Paralelo y les estoy muy agradecido “.

Como hago cada año, le pregunté a Emma Álvarez, gerente de proyectos de IESE Business School en Barcelona, ​​cuáles son las nuevas tendencias y preguntas de las redes sociales en el mundo corporativo. Uno tiene que ver con WhatsApp. “El año pasado WhatsApp se convirtió en la aplicación más descargada en Google Play, más de 709 millones”, me dijo. “Lanzaron WhatsApp para empresas en 2017, pero las empresas aún lo ven como un desafío para fines de marketing”. Los think tanks usan WhatsApp de manera muy similar a LinkedIn, pero con la ventaja de sus capacidades para compartir videos y documentos muy fáciles de usar.

Enhorabuena, como de costumbre, a todos los grupos mencionados en este artículo y mis disculpas si me perdí una organización de libre mercado con mejor puntuación.

Josh Gregory realizó la investigación para este artículo, jgregor@acton.org

Lampadia




La izquierda radical desaforada

La izquierda radical desaforada

EDITORIAL DE LAMPADIA
Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Desde mediados de los años 60 hasta iniciados los 90, el Perú sufrió un empobrecimiento general.

  • Más de 60% de la población estaba en situación de pobreza.
  • La empresa más grande vendía menos del 50% que las ecuatorianas.
  • El Estado tenía que manejarse con el 3.8% de un PBI diminuto.

Con las reformas de los 90, la pobreza bajó de 60 a 20%, las empresas peruanas crecieron, contrataron millones de trabajadores, pagando salarios más altos e impuestos, y el Estado incrementó sus ingresos hasta el 24% del PBI.

Mientras el Perú se recuperaba, Venezuela se casó con Cuba e inventó el ‘socialismo del siglo XXI’, con el que

  • llevaron a la pobreza al 95% de su población,
  • a la pobreza extrema al 79%,
  • mayor mortalidad infantil y
  • una caída de 3.5 años (2017) de la esperanza de vida.

Desató una crisis humanitaria difícil de imaginar, solo soportada por la represión política.

Desde el 2000, Venezuela hizo todo lo contrario que el Perú. Estableció controles de precios y control de cambios. Alejó la inversión privada local y extranjera. Estatizó empresas. Destrozó su empresa petrolera que bajó su producción al 25%. Y entronizó la corrupción y el narcotráfico, con el apoyo de sus fuerzas armadas y el manejo estratégico de los cubanos, que se adueñaron del país.

Ahora en el Perú, tenemos un grupo de candidatos de la izquierda radical, que admiran a los gobiernos de Venezuela y Cuba. Que plantean las mismas políticas con las que el chavismo destrozó Venezuela.

No les importan nuestras propias experiencias fallidas con la dictadura militar estatista y con la pobre democracia de los años 80; ni las experiencias de pobreza y falta de libertad de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua; o el desastre de Argentina, que con esas políticas perdió su alto sitial de bienestar.

El ejemplo de Argentina es el más claro sobre todo lo que no hay que hacer.

Todo esto es evidente. Entonces, ¿porqué nuestras izquierdas insisten en el error?

Brutos no son.

¿Están sinceramente imbuidos de visiones ideológicas [equivocadas]?
¿No les importa que sus políticas creen más pobreza?
¿O es que solo les interesa tomar el poder?

Habiendo tenido que renunciar a la violencia, parecería que esas políticas fracasadas son la única plataforma desde la que pueden tentar el poder, aprovechando de los naturales descontentos de la población de un país que está a medio camino del desarrollo.

Ese desarrollo inconcluso del Perú, abre el espacio para caer en la trampa de vaso medio lleno/vacío. Máxime, si en los últimos diez años hemos disminuido la inversión, bajado el crecimiento, paralizado la caída de la pobreza y perdido la sensación de confianza en el futuro que tuvimos hasta el 2011.

Para rematar esa mala década, nos llegó la pandemia del Coronavirus. Un proceso dramático per se, pero que el Perú lo manejó de la peor manera posible. Como consecuencia de los errores del gobierno de Vizcarra, advertidos oportunamente, nuestro país tiene los peores resultados en afectación sanitaria en el mundo, con la mayor cantidad de muertes en relación al promedio histórico y la mayor cantidad de muertos por millón de habitantes, según un último despacho del Financial Times.

Además, ese inefable gobierno destrozó la economía, con una de las peores caídas de PBI en el mundo y en la región.

Continuando con esta cadena de eventos negativos, el mismo gobierno de Vizcarra, con una negligencia criminal, nos dejó sin vacunas. Y ahora, el gobierno de Sagasti, después de haber comprado la peor vacuna, avanza a paso de tortuga con la vacunación, mientras nuestros vecinos nos llevan una larga delantera.

Estas son las condiciones en las que nos aproximamos al proceso electoral del Bicentenario. Una plataforma muy mala para que podamos elegir autoridades con tranquilidad de ánimo y perspectiva.

Por supuesto, la izquierda radical está aprovechando esta coyuntura al máximo, mintiendo y engañando, ofreciendo falsas soluciones mágicas, y pretendiendo tirar todo abajo para empezar de cero.

Ahora, estos radicales de nuestras izquierdas decimonónicas se dan el lujo de decir que van a hacer, o que van a imponer, cambios drásticos, a pesar de que tendrían un gobierno de minoría. Eso no les importa. Desde el poder se las ingeniarán para hacer lo que les de la gana.

  • Ya sea organizar una constituyente manipulada con representantes de las ‘organizaciones populares’,
  • desactivar el Tribunal Constitucional,
  • hacer una nueva reforma agraria, o
  • capturar las operaciones mineras.

Pensemos muy bien a la hora de votar, no nos dejemos llevar ni por la desazón de las múltiples crisis que atravesamos, ni por las ofertas engañosas y falsas de la izquierda radical.

El Perú tiene un gran potencial de desarrollo. Con un buen gobierno podemos recuperarnos muy rápido y reengancharnos en la gesta de desarrollo integral, económico, social e institucional. Pero para hacerlo posible, tenemos que involucrarnos en la cosa pública. No podemos dejar nuestro futuro en manos de malos políticos, medios de comunicación manipuladores y empresarios amedrentados.

Nuestro destino está intacto, la prosperidad y el bienestar general, nos esperan. Lampadia




Tiempos de optimismo

Tiempos de optimismo

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Podrá sonar sarcástico insistir en que, aún a lo más trágico podemos encontrarle el lado positivo; así un diario de negocios editorializaba recientemente respecto a la caída del PBI peruano de 32.75% en el mes de mayo, presentándolo como un crecimiento del 8.51% respecto al mes de abril. Con el mismo sarcasmo podríamos decir que estamos en ascenso en la tabla mundial de contaminación por Covid-19, al haber alcanzado el quinto puesto a nivel mundial (en números absolutos, independientemente del tamaño de nuestra población) y que apuntamos a ser el país con mayor caída del PBI a nivel mundial.

Estas son pues muy malas noticias, pero para los que tenemos resiliencia y buscamos siempre las oportunidades; observamos, levantamos información, buscamos el lado positivo, analizamos, compartimos la idea y convocamos a los que quieran sumarse y aportar al proyecto. Siempre tengamos presente que: “el pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie, pero el realista tiembla las velas”.

Eso es exactamente lo que el Perú debe hacer. Cuando nos planteamos la catástrofe económica que estamos viviendo, no podemos “tirarnos a muerto” y quedarnos en la lamentación. Ya es un hecho conocido, por ejemplo, que tras cada ciclo de crecimiento económico en el Perú (entre 25 a 27 años) debido a un manejo económico razonablemente serio, le sigue un ciclo negativo de desaceleración económica (si acaso no se transforma en recesión), de un periodo similar (un cuarto de siglo). Y coincidentemente, cuando traducimos esto a términos políticos, los periodos de crecimiento y acumulación de riqueza en el Perú, fueron conducidos por gobiernos pro-mercado y bastante liberales, mientras que los ciclos de desaceleración, fueron conducidos por gobiernos “socialistones”, que se caracterizaron por;  una búsqueda de la reducción de diferencias económicas, de un “Estado paternalista” y de distribución de la riqueza acumulada, pero sin promoción de la inversión, ni incentivo para mover nuestra economía. Todos estos denostan el crecimiento económico y se llenan la boca hablando de “desarrollo”, sin querer reconocer que gracias a cada vez que hemos tenido crecimiento económico, hemos mejorado ampliamente nuestros Índices de Desarrollo Humano (IDH).

Todos esos gobiernos “generosos” y “humanitarios”, han sido incapaces de generar confianza, de atraer inversión, de crear valor y de generar condiciones adecuadas para crear oportunidades, fuentes de trabajo formal y digno, a base de legislación laboral adecuada, con incentivos a la eficiencia y productividad. Por eso, y esto se repite como un karma, cada vez que se agotan las “arcas fiscales”, se les acaba la imaginación, concluye su ciclo y tienen que esperar al siguiente cuarto de siglo para, reiniciar el gasto público a partir de la riqueza acumulada por algunos gobiernos pro-mercado que condujeran ese período.

Como sus lideres jamás hicieron empresa, ni crearon valor económico en su vida, le rehúyen al empresariado, al ámbito de los negocios y a la posibilidad de captar la atención de las empresas y empresarios más grandes del mundo y atraer sus inversiones a nuestro país. ¡No pueden pensar en un Perú grande!

Empezamos esta nota resaltando la mala noticia de la catástrofe económica del año 2020, la que está generando un déficit fiscal nunca imaginado, ha provocado el inmediato consumo del Fondo de Estabilización Fiscal y un rápido endeudamiento que debemos tratar de controlar. Pero a contramano, creo que esto trae como consecuencia que, el sueño de los partidos de izquierda de distribuir riqueza y mostrar el lado generoso de su socialismo del siglo XXI, se esfume. Así que, observemos a los partidos de izquierda que, a menos que no les importe destruir al Perú “hasta las últimas consecuencias”, no tendrán mayor apetito electoral, pues no tendrán ofertas regalonas que puedan cumplir razonablemente y esta, es una gran noticia…

Es pues el momento de convocar a las mentes más lúcidas para alinear nuestros objetivos, analizar nuestras mejores opciones y trabajar en conjunto para reconstruir nuestra economía, pues no hay tiempo que perder y debemos imprimir sentido de urgencia.

Tengo aquí que saludar que, el nuevo Primer Ministro haya puesto el relanzamiento económico, como uno de los tres objetivos centrales de su gabinete. Lampadia




Gamarra

La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por IIG – Infraestructura institucionalidad y Gestión, con la colaboración de Lampadia como media partner.

Presentamos el siguiente video sobre Gamarra: el problema y la solución. Participan Diógenes Alva, líder empresarial de Gamarra y Juan Infante, ex-director ejecutivo de Prompyme como invitados, y Jaime de Althaus, Fernando Cillóniz y Gonzalo Prialé.

Las opiniones vertidas por los participantes no necesariamente representan la opinión institucional de IIG sobre los temas tratados.

Lampadia




De cómo se reconstruyó el Perú

De cómo se reconstruyó el Perú

Alfonso Bustamante Canny

Es necesario recordar el pasado para no cometer los mismos errores.  Hace pocos días mi padre me entregó una copia de un documento que en el año 1993 le sirvió para presentar ante el Club de parís las reformas en materia económica hechas por el Perú con el fin de reinsertarnos a la comunidad financiera internacional.

En dicho documento recordaba la situación del Perú al término del primer gobierno del Presidente García:

               – Inflación 1990:     7,650% (2´000,000% acumulada en 5 años)
               – PBI:                       -14% (Retroceso de 28 años)
               – Reservas:             – US$150 Millones. (Ojo negativo en 150 Millones)
               – Terrorismo:          25,000 muertos y daños materiales equivalentes a toda la deuda externa.

(*) Ver copia del documento al final de la publicación.

En suma, era un país aparentemente inviable, destrozado por medidas populistas que empobrecieron a millones de peruanos, trayendo desesperanza y desmoralización, sentimientos que permitieron el inicio de cambios profundos en la política económica del país.

Hoy tenemos la Inflación más baja de la región, Endeudamiento competitivo y Reservas por más de US$70,000 Millones. El PBI del 2019 superaba largamente los USD 200,000 Millones.

El Modelo Económico impuesto por la constitución que hoy se pretende abolir ha sido un éxito por que, a través de la atracción de la inversión privada, logró revertir la pobreza en el Perú de más del 50% a menos del 20%. Este nivel de pobreza es aún INACEPTABLE.

¿Qué pasó? ¿Por qué tanto descontento? ¿A quién hay que culpar?

Pasó que cuando ya no estuvimos al filo del precipicio sentimos que no era necesario continuar con las reformas.

  • Nos olvidamos que los apagones no sólo eran productos de la torres derrumbadas por las bombas terroristas sino por el pésimo servicio prestado por las empresas estatales todopoderosas y auto reguladas y decidimos mantener empresas de prestación de servicios básicos en manos de la administración pública como SEDAPAL, ocasionando que el servicio de agua y saneamiento en Lima no le llegue a más de un millón de familias vulnerables quienes pagan por el cilindro de agua 100 veces más de lo que cuesta el servicio en los distritos mas privilegiados. 
  • Por que nos dimos el lujo de decirle NO a la inversión minera responsable cumplidora de las obligaciones sociales y medioambientales, pero permitimos la explotación minera informal, quien no responde a regulador alguno ni contribuye con impuestos y mucho menos con el canon comunitario.

Puedo dar mil ejemplos mas.  Todos ellos coinciden en una cosa:  La eliminación de la pobreza no es la prioridad de nuestros gobernantes.

Para ahondar en la respuesta, el descontento viene por la indolencia de los consecutivos gobiernos frente a los precarios sistemas de Salud, Educación e Infraestructura Social.  ¡Para eso está la Plata!  Si, la plata administrada por el Gobierno y generada por LA EMPRESA PRIVADA FORMAL.  Esa, a la que le da con palo la prensa nacional y ha logrado colocar perversamente en el imaginario popular como el gran responsable de las enormes carencias de una parte de nuestros compatriotas a quienes el ESTADO ha privado de un sistema de salud eficiente y oportuno, de una educación de calidad que le dé a los peruanos igualdad de oportunidades de crecimiento y por supuesto de infraestructura social básica iniciando por agua y saneamiento y seguido por programas de vivienda social digna.

¿A quién hay que culpar?

A todos nosotros.
A los líderes empresariales por no defender la grandeza de generar riqueza en la nación y sacar de la pobreza a millones de conciudadanos con empleos dignos y justos, premiando la productividad de sus colaboradores, arriesgando sus ahorros y reinvirtiendo sus utilidades para seguir generando bienestar y reducir la pobreza.  La gran mayoría de empresarios somos cumplidores de nuestras obligaciones laborales, financieras y tributarias. Somos responsables al no participar directamente en los Gremios empresariales, que es la forma institucional de comunicarse con el Gobierno.  Me rehúso a meter en el mismo saco a los Empresarios, con los criminales que disfrazados de empresarios saquearon al país en complicidad con los políticos.  Estos merecen nuestro mayor repudio, no sólo por sus actos criminales, sino por enlodar la noble actividad de emprender un negocio y generar con el bienestar para la nación. Es decir:  Hacer Empresa.

A los Políticos por traicionar a los electores y actuar consistentemente en contra del pueblo que los eligió. Priorizando los intereses personales o partidarios sobre el bienestar de la sociedad. La conflictividad entre los poderes del Estado corrobora que el Ciudadano no es su prioridad. Todos los presidentes cuestionados: Prófugos, presos o auto eliminados para evitar encarar a la justicia.  Justicia que se ha politizado a niveles insospechados generando una vulnerabilidad institucional aterradora, haciéndonos presas de una administración pública y de justicia corrupta que le ha costado al Perú cuando menos USD70,000 Millones, equivalente a todas nuestras reservas.  ¿Cuántos hospitales se pudieron hacer con ese dinero?; cuántos colegios?; cuántas viviendas?  TODAS LAS NECESARIAS.  Sí, la corrupción le ha robado a los más pobres su derecho a la salud, educación y vivienda digna.

A los Medios de comunicación.  Su incapacidad para adaptarse a un modelo digital atractivo evidencia un deterioro de la economía de los medios de comunicación tradicionales y en la búsqueda de soluciones fáciles, atestiguamos un deterioro intelectual y ético en su redacción.  El morbo, la intriga, el soporte a posiciones radicales y la falta de consistencia evidencia subordinación al Gobierno de turno quien paga tarifas hasta 5 veces mayores a los de los privados por el mismo bien o servicio.  Son los principales responsables por la desinformación a la población en lo económico, político y social.

Finalmente, a los ciudadanos, por la pésima elección política.  El voto poco informado y la tolerancia al STATU QUO. Lampadia

Documento original de 1993

(Fuente: El archivo de Alfonso Bustamante Bustamante, ex Primer Ministro)




Los retos de los CEO en esta nueva era

Los retos de los CEO en esta nueva era

Los cambios en las organizaciones en EEUU producto de diversos factores como el cambio en la estructura de sus inversiones hacia bienes intangibles, la presencia de economías colaborativas y la aparición cada vez más creciente de políticos e importantes segmentos de la sociedad civil que piden mayor preocupación por temas sociales y ambientales, están suscitando grandes retos para los tomadores de decisión de la alta gerencia.

Lo que antes se mantenía bajo control gracias a la previsibilidad de los movimientos del factor trabajo y capital al interior de la empresa, permitía centrar los esfuerzos de la gerencia general en un único objetivo: la creación de valor y el consecuente incremento del patrimonio de los accionistas. Hoy en día, el contexto anteriormente descrito, exige nuevas habilidades y destrezas hacia los empresarios. Ello lo ilustra muy bien un reciente artículo de The Economist que compartimos líneas abajo.

Del presente artículo queremos destacar la valiosa lección que les deja The Economist a los futuros CEO sobre reconocer la importancia de tener una visión de la empresa ya no únicamente como generadora de riqueza para sus dueños, sino también de bienestar para toda la sociedad beneficiaria de las cadenas productivas que engloba su actividad. La difusión de esta nueva corriente denominada capitalismo de “stakeholders”, de la cual nos hemos extendido anteriomente en numerosas oportunidades (ver Lampadia: ¿Qué tipo de capitalismo queremos?), es clave en esta nueva era de constantes ataques al modelo económico capitalista y a la misma globalización. Que los líderes de todo tamaño de empresa puedan emprender, en lo posible y dada su capacidad de inversión, iniciativas sociales y ambientales, es fundamental para acabar con las satanizaciones impregnadas en el debate público sobre la empresa privada, a pesar de ser la única fuente real de ingresos y empleo en las economías. Lampadia

Conoce al nuevo jefe
Lo que se necesita para ser un CEO en la década de 2020

Las reglas de gestión se están rompiendo. Los jefes necesitan adaptarse

The Economist
6 de febrero, 2020
Traducido y comentado por Lampadia

En el papel, esta es una edad de oro para los jefes. Los CEOS tienen un gran poder. Las 500 personas que dirigen las firmas más grandes de EEUU tienen más de 26 millones de empleados. Las ganancias son altas y la economía está ronroneando. La paga es fantástica: la mediana de esos CEOS es de US$ 13 millones al año. Sundar Pichai en Alphabet acaba de obtener un acuerdo por un valor de hasta US$ 246 millones para 2023. Los riesgos son tolerables: sus posibilidades de ser despedido o retirarse en cualquier año son aproximadamente del 10%. Los CEOs suelen salirse con la suya con una actuación terrible. En abril, Ginni Rometty se retirará de IBM después de ocho años en los que las acciones de Big Blue han seguido el mercado de valores en un 202%. Adam Neumann se drogó en aviones privados y perdió US$ 4,000 millones antes de ser expulsado de WeWork el año pasado. El único gran inconveniente son todas esas reuniones, que consumen dos tercios de las horas de trabajo del jefe típico.

Sin embargo, los CEO dicen que el trabajo se ha vuelto más difícil. La mayoría señala con el dedo a la “disrupción”, la idea de que la competencia es más intensa. Pero lo han estado diciendo por años. De hecho, la evidencia sugiere que, a medida que la economía de EEUU se ha vuelto más esclerótica, las grandes empresas han podido contar con grandes ganancias durante más tiempo. Sin embargo, los jefes tienen razón en que algo ha cambiado. La naturaleza del trabajo está siendo interrumpida. En particular, el mecanismo del CEO para ejercer el control sobre sus vastas empresas está fallando, y dónde y por qué operan las empresas está cambiando. Eso tiene grandes implicaciones para los negocios y para cualquiera que suba la escalera corporativa.

Pocos sujetos atraen más análisis vudú que la gerencia. Aun así, los estudios sugieren que la calidad del liderazgo de una empresa estadounidense explica aproximadamente el 15% de la variación en la rentabilidad. Pero las juntas y los cazadores de cabezas luchan por identificar quién hará un buen trabajo. Quizás como resultado, tienden a tomar decisiones conservadoras. Alrededor del 80% de los directores ejecutivos provienen de la empresa y más de la mitad son ingenieros o tienen MBA. La mayoría son blancos y masculinos, aunque eso está cambiando lentamente.

Esta pequeña élite enfrenta grandes cambios, comenzando por cómo controlan sus empresas. Desde que Alfred Sloan sacudió a General Motors en la década de 1920, la herramienta principal que los gerentes han ejercido es el control de la inversión física, un proceso conocido como asignación de capital. La firma y el CEO han tenido una jurisdicción clara sobre un conjunto definido de activos, personal, productos e información de propiedad. Piense en “Neutron” Jack Welch, quien dirigió General Electric entre 1981 y 2001, abriendo y cerrando plantas, comprando y vendiendo divisiones y controlando despiadadamente el flujo de capital.

Hoy, sin embargo, el 32% de las empresas en el S&P 500 de las grandes empresas estadounidenses invierten más en activos intangibles que físicos, y el 61% del valor de mercado del S&P 500 se encuentra en intangibles como investigación y desarrollo (I + D), clientes vinculados por efectos de red, marcas y datos. El vínculo entre el CEO que autoriza la inversión y la obtención de resultados es impredecible y opaco.

Mientras tanto, los límites de la empresa y la autoridad del CEO se están desdibujando. Los 4 millones de conductores de Uber no son empleados y tampoco lo son los millones de trabajadores en la cadena de suministro de Apple, pero son críticos para la misión. Las grandes empresas gastaron US$ 32,000 millones el año pasado en servicios en la nube de unos pocos proveedores poderosos. Las fábricas y oficinas tienen miles de millones de sensores que bombean información sensible a proveedores y clientes. Los mandos intermedios hablan de negocios en las redes sociales.

Incluso a medida que se redefine la autoridad del CEO, se está produciendo un cambio en el lugar donde operan las empresas. Generaciones de jefes han obedecido el llamado a “globalizarse”. Pero en la última década, la rentabilidad de la inversión multinacional en el extranjero se ha deteriorado, por lo que los retornos del capital son un insignificante 7%. Las tensiones comerciales significan que los CEO enfrentan la posibilidad de repatriar la actividad o rediseñar las cadenas de suministro. La mayoría acaba de comenzar a lidiar con esto.

El último cambio es sobre el propósito de la empresa. La ortodoxia ha sido que operan en interés de sus dueños. Pero la presión viene de arriba, ya que políticos como Bernie Sanders y Elizabeth Warren hacen un llamado a los CEO para favorecer más al personal, proveedores y clientes; y desde abajo, ya que tanto los clientes como los jóvenes trabajadores exigen que las empresas adopten una postura sobre los problemas sociales. Alphabet se ha enfrentado a continuas protestas del personal.

Los CEO están experimentando, con resultados decepcionantes. Reed Hastings en Netflix predica la autonomía radical. El personal decide sus gastos y prescinde de revisiones formales de desempeño, una idea que en la mayoría de las empresas causaría caos. Otros afirman su autoridad reviviendo el culto a la celebridad de los años ochenta. A veces funciona: Satya Nadella ha reconstruido Microsoft utilizando el “liderazgo empático”. A menudo no lo hace. La temporada de Neumann como el jefe de animales de WeWork terminó en un fiasco. Jeff Immelt, el ex jefe de General Electric, ha sido acusado de “teatro de éxito” al convertirse en una estrella del jet set ya que su flujo de caja cayó un 36%.

Deseosos de mostrar que están comprometidos, los jefes están analizando públicamente cuestiones como el aborto y el control de armas. El peligro es la hipocresía. El jefe de Goldman Sachs quiere “acelerar el progreso económico para todos”, pero enfrenta una gran multa por su papel en el escándalo de corrupción de 1MDB en Malasia. En agosto de 1811 CEOs estadounidenses se comprometieron a servir al personal, proveedores, comunidades y clientes, así como a los accionistas. Esta es una promesa, hecha durante una larga expansión económica, que no podrán cumplir. En una economía dinámica, algunas empresas tienen que reducir y eliminar trabajadores. Es una tontería fingir que no hay compensaciones. Mayores salarios y más efectivo para los proveedores significan menores ganancias o precios más altos para los consumidores.

El modelo de un CEO moderno

Entonces, ¿qué se necesita para ser un líder corporativo en la década de 2020? Cada empresa es diferente, pero aquellos que contratan a un CEO, o que aspiran a serlo, deberían valorar algunas cualidades. Dominar el juego complicado, creativo y más colaborativo de asignar capital intangible es esencial. Un CEO debe poder reunir los datos que fluyen entre las empresas y sus contrapartes, redistribuyendo quién obtiene ganancias y asume riesgos. Algunas empresas están por delante (Amazon monitorea 500 objetivos medibles), pero la mayoría de los CEO todavía están atrapados limpiando sus bandejas de entrada de correo electrónico a la medianoche. Por último, los jefes deben tener claro que una empresa debe funcionar en el interés a largo plazo de sus propietarios. Eso no significa ser crujiente o miope. Cualquier negocio sensato debería enfrentar los riesgos del cambio climático, por ejemplo. Significa evitar el avance de la misión. Los CEO en la década de 2020 tendrán sus manos llenas con su propia compañía, así que olvídate de intentar gobernar el mundo también. Y si, entre reuniones, encuentra tiempo para fumar marihuana a 40,000 pies, no se deje atrapar. Lampadia




En deuda con los informales

En deuda con los informales

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 17 de enero de 2020
Para Lampadia

Muchas personas despotrican contra la informalidad en nuestro país. Políticos, periodistas, académicos… la informalidad tiene muchos detractores. ¿Qué dicen estos sabelotodo al respecto? Pues que la economía del Perú es 70% informal… y que ese es el principal problema del país.

La pregunta es ¿por qué tantos compatriotas compran y venden sin factura? Mejor dicho ¿por qué evaden el IGV? que – como se sabe – es el 18% del valor del producto o servicio en cuestión.

Muchos despotrican – también – de la informalidad laboral. O sea, de las empresas que no pagan “beneficios sociales” a sus trabajadores. La pregunta es ¿por qué evaden los aportes a las AFP y a Essalud? los cuales suman alrededor del 23% de las remuneraciones (14% a las AFP, y 9% a Essalud). ¿Por qué evaden los pagos por vacaciones (1 mes al año), gratificaciones (2 meses al año), y CTS (1 mes al año)? ¿Por qué?

A ese respecto, pregunto: ¿sabrán esos criticones que hay casos en que los “beneficios sociales” superan a las remuneraciones efectivas que perciben los trabajadores? O sea, si un trabajador gana como 100 ¡el costo para las empresas es como 200… o más!

Sí pues… es muy fácil hablar – desde la tribuna – en favor de la formalidad y la estabilidad laboral. Pero ¿por qué no les preguntan a los pequeños empresarios… qué opinan de ello? ¿Por qué no se ponen en su pellejo? ¿Qué pasa si caen las ventas? Y si caen ¿de dónde sacarían la plata para pagarles a los trabajadores?

Bueno pues. Eso que no es mayor problema para las grandes y medianas empresas, sí lo es para miles – y miles – de pequeñas empresas que son la gran mayoría en nuestro país. Reconozcámoslo. Nuestra legislación laboral es muy onerosa – y rígida – para los pequeños empresarios.

Ahora veamos el caso desde otro ángulo… ¿acaso el Estado es un buen administrador de nuestros impuestos? ¿Cómo están los servicios de agua, salud, educación, seguridad y limpieza pública? ¿Y en cuanto a la corrupción en el Estado… acaso no abundan los casos de funcionarios corruptos que abusan – precisamente – de los pequeños empresarios?

Entonces ¿qué esperábamos? ¿Formalidad con alta tributación, rigidez laboral, y corrupción estatal? No pues. Había que ser muy ingenuo para esperar formalidad bajo esa nefasta trilogía.

Pero ahí no terminan los males de los informales. Las altísimas tasas de interés bancarias son un problema. La ausencia de Institutos Superiores Tecnológicos especializados en los rubros “informales” también. Y mil carencias más.

CONCLUSIÓN: El Estado tiene una gran responsabilidad en la problemática de la informalidad en nuestro país. Efectivamente, aparte ser honesto y eficiente, debería bajar el IGV. También debería flexibilizar – e incluso abaratar – el empleo formal. Por otro lado, debería promover una mayor competencia entre empresas bancarias especializadas en el financiamiento de pequeñas y microempresas, para que bajen las tasas de interés. Asimismo, debería asumir un rol mucho más proactivo en el tema de la capacitación requerida por los empresarios informales.

Seamos sinceros. Dejémonos de hipocresías. Si no fuera por los pequeños empresarios informales, el desempleo en el país sería una bomba de tiempo. Y la economía estaría en estado ruinoso. Por todo ello – y por mucho más – el país está en deuda con los informales. Lampadia