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Se agrava la guerra comercial EEUU – China

Se agrava la guerra comercial EEUU – China

El pasado viernes 10 de mayo – tras las acaloradas amenazas del Presidente Trump vía Twitter (ver Lampadia: EEUU amenaza con aumentar aranceles a China) que tuvieron lugar días antes de una sesión de negociaciones comerciales que aparentemente no llegó a buen término entre las delegaciones chinas y estadounidenses – se hizo efectivo el incremento de aranceles del 10% a 25% sobre US$ 200,000 millones de dólares de importaciones china, en su mayoría, insumos industriales.

Según fuentes de The Economist, la toma de esta medida implicaría la imposición de una tasa impositiva única a cerca de la mitad de las exportaciones chinas a EEUU, guardando serias implicancias económicas y financieras no solo para ambas potencias, sino para el mundo en general.

Y como si esta medida proteccionista no fuera suficiente para calmar las demagogias políticas, según fuentes de Financial Times, el pasado 13 de mayo el gobierno chino en represalia anunció que haría efectivo un incremento de aranceles – también de 10% a 25% – sobre una lista de 2,500 productos estadounidenses, valorizados en US$ 60,000 millones, para el próximo 1 de junio.

Sin embargo, la pregunta que urge responder, ya de cara al futuro de, ¿Qué efectos de corto y mediano plazo tendrá en la economía mundial y en particular, en el mundo emergente, del cual Perú es parte? ¿Y los efectos a largo plazo?

En primer lugar, se deben distinguir los efectos de ambas medidas tanto a través del canal financiero como del canal comercial y posteriormente analizar su temporalidad. En relación al canal financiero, como ha venido informando la prensa internacional, el efecto de ambas medidas en el corto plazo se ha dado en el plano de los mercados de capitales y el de divisas. Como indicó recientemente Financial Times, las bolsas estadounidense y china han sufrido bajas con estas recientes medidas, particularmente en sectores que muestran mayor integración como es el de la tecnología. Sin embargo, el golpe financiero que nos atañe como país emergente y que cobra mayor importancia para la gente de a pie, se dio a través de un incremento del dólar frente al sol. Dada la incertidumbre respecto al camino que seguirá el mencionado conflicto comercial y un país americano cuyo crecimiento opera en el pleno empleo (ver Lampadia: Economista predice crecimiento de EEUU), es altamente probable que este incremento en el dólar frente al sol se siga prolongando en el mediano plazo. Afortunadamente, nuestras reservas internacionales, acumuladas gracias a una responsable política fiscal implementada en antaño (ver Lampadia: Los sólidos fundamentos macroeconómicos), podrán aplacar – a través de intervenciones del BCRP – grandes fluctuaciones en el tipo de cambio, de manera que no se afecte el bienestar del consumidor, concretamente aquellos que perciben ingresos en soles pero que se encuentran endeudados en dólares.

Sin embargo, es menester señalar que el impacto fuerte de ambas medidas sí se podría dar por el canal comercial, a través de una caída en nuestras exportaciones primarias, generando a su vez presiones al alza del dólar. Como se observa en el siguiente gráfico, sólo en los últimos 30 días, el precio del cobre ha experimentado una caída cercana al 10%, síntoma de una menor demanda de uno de nuestros principales productos de exportación minero hacia EEUU y China, producto a su vez del conflicto comercial entre ambos países. 

Fuente: Financial Times

Este mismo hecho podría replicarse en otra gran cantidad de industrias mineras, lo cual compromete el crecimiento de un sector cuya inversión directa extranjera se encuentra en evidente desaceleración desde el 2012 producto del movimientos anti-minero y una animadversión hacia la inversión privada en esta actividad económica (ver Lampadia: El Perú se aleja de los circuitos internacionales de inversión, Aterrizaje en la mediocridad).

Ante este escenario internacional adverso, urge con mayor razón poner en marcha a la brevedad, proyectos mineros que nos permitan amortiguar el golpe acometido por este conflicto comercial, tales como Las Bambas, Tía María, Galeno, entre otros.

En relación a los efectos de largo plazo, el análisis se torna más filosófico y tiene que ver más con la misma globalización, un tema que atañe no solo a nuestro país sino al mundo entero. Un reciente artículo escrito por Gideon Rachman en Financial Times deja entrever acerca de cómo las concepciones equivocadas que tienen los presidentes Trump y Xi Jinping respecto de la globalización – confundiéndola con el “globalismo” – explican en mayor y menor medida las razones del mencionado conflicto comercial.  Por un lado, Trump considera que el sistema económico mundial no juega a favor de EEUU, y Xi lo ve como un sistema que obedece puramente a los mandatos e intereses de EEUU. Ambas visiones del mundo son completamente equivocadas porque la realidad del mundo de hoy, claramente más integrado y en donde predomina el libre comercio, no obedece a ciertos intereses particulares porque de ser así no se hubieran reflejado incrementos de la calidad de vida mundial en los últimos 50 años a niveles históricos nunca antes vistos (ver LampadiaRecuperando lo mejor del capitalismo). Peor aún – como afirmó recientemente The Economist – reacciones proteccionistas como las iniciadas por EEUU, ni siquiera atinan con el objetivo de Trump de tener una China menos amenazadora, porque de salir bien librada de tal conflicto y sentirse menos dependiente de los extranjeros, no necesariamente la hará más “segura”. Por el contrario, probablemente sea menos amistosa de cara a futuras negociaciones que puedan ser ya no de índole comercial, sino inclusive de seguridad.

Dado que la discusión en torno a los beneficios que otorga la globalización ha sido puesta en tela de juicio por los gobernantes de dos grandes bloques económicos, creemos que prevalecerá en los círculos académicos por un gran período de tiempo, por ello la colocamos en este contexto de largo plazo. Ello nos debe llevar a defender con mayor efervescencia todos los procesos arraigados a la globalización como el libre comercio y la inmigración sino queremos volver a políticas trasnochadas que no nos llevaron al progreso sino al atraso. Lampadia




Gran Bretaña desbarata su historia política

Es una pena que los modelos de la buena política se vayan devaluando en países que han tenido la historia más destacada en la práctica de la democracia, el nivel de convergencia de sus partidos políticos sobre las más importantes políticas públicas y la predictibilidad del futuro de sus ciudadanos.

Tanto EEUU como Gran Bretaña, vienen, lamentablemente, destruyendo sus valiosas tradiciones políticas y bajo pobres liderazgos, están arriesgando el futuro de sus pueblos.

De Trump ya hemos hablado en innumerables ocasiones. Ahora debemos llamar la atención sobre la gestión de la Primera Ministra de Gran Bretaña, Theresa May, que está a días de una elección convocada para incrementar su poder parlamentario, pero que puede terminar marcando un estrepitoso fracaso.

May insiste en llevar adelante un divorcio traumático de Europa (un Brexit duro), no da detalles de su visión ni de los impactos de su propuesta y no recoge los mensajes de la realidad, como son las reacciones de los gobernantes europeos, liderados por Angela Merkel.

El país de Winston Churchill, Margaret Thatcher y Tony Blair, bajo el triste comando de May, está a punto de auto-infligirse un daño de proporciones.

Veamos las reflexiones sobre la coyuntura británica, según Foreign Policy y The Economist:

1- Una elección auto-infligida de Theresa May

La votación que se suponía debía reforzar al primer ministro británico antes de las negociaciones del Brexit, está ahora a punto de dejarla herida y vulnerable.

heresa May’s Self-Inflicted Election

Fuente:  lavanguardia.com

La rápida elección británica iba a ser bastante inútil. Ahora parece más probable que termine como un innecesario acto de humillación auto-infligida.

Cuando Theresa May anunció que iba a llevar a cabo una sorpresiva elección general, no pensaba que iría así. En esa época, las encuestas mostraban un liderazgo conservador saludable, la mayoría de los comentaristas esperaban que los conservadores lograran una mayoría astronómica, algo así como 150 escaños. El líder laborista, Jeremy Corbyn, era visto como débil, nada carismático y políticamente desquiciado.

No ha funcionado como ella esperaba. May podría, absurdamente, acabar en la misma posición en la que comenzó cuando llamó a la votación – o posiblemente perder su mayoría. El aire de una tragedia de Shakespeare.

Es imposible exagerar el efecto del Brexit sobre la economía británica. Arriesga el regreso de una frontera dura con Irlanda, miles de millones de ingresos perdidos del comercio con Europa, caos regulador a nivel nacional, obstáculos de viajes e innumerables otras cuestiones. Podría ser la decisión política más grande tomada por un gobierno británico en la era de la posguerra. Pero May todavía se niega a discutir el tema.

May ha pedido a los votantes que confíen en su juicio sobre el Brexit sin estar preparada para divulgar los detalles. Su estrategia electoral se asemeja a una demanda religiosa más que a una proposición intelectual.

El lanzamiento del manifiesto Tory fue un desastre. Incluyó la propuesta de una nueva política de asistencia social diseñada para hacer más sostenible la ayuda a las personas mayores. Las personas que requieran cuidados al final de su vida pagarían por ello con sus bienes después de su muerte, hasta los últimos US$ 129,000. Esto se presentó, en los titulares, como el “impuesto de la demencia” – un esfuerzo del Estado para evitar que se puedan dar en herencia las viviendas  a los hijos.

En cuestión de días hubo un giro en “U”. Las encuestas comenzaron a cambiar. La gente está reevaluando su voto.

La aparente negativa de May de participar en debates ayudó a sellar la impresión de que ella no es tan buena como se había pensado inicialmente, “la primera regla del liderazgo es estar presente”.

Las encuestas actuales dicen que ella ganará las elecciones, pero con la misma cantidad de escaños que tenía cuando entró al poder. Eso la dejaría  mortalmente herida. Michael Crick, reportero de Channel 4 News dijo: ya no será considerada “fuerte y estable”, sino “débil y vulnerable”. La imagen indomable de May se ha visto empañada. Sus adversarios, en casa y en el extranjero, han olido sangre. Es poco probable que olviden el olor. 

Foreign Policy, Ian Dunt, 2 de Junio, 2017, Traducido y glosado por Lampadia

2- El centro se cayó fuera de la política británica

Los líderes de ambos partidos principales se han alejado de una visión de décadas como un país abierto y liberal

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La última vez que Gran Bretaña votó por en una elección general, fue hace apenas dos años. Entonces, el país era un puente entre la Unión Europea (UE) y el EEUU de Barack Obama. Su economía estaba mejorando después de años de bajos estándares de vida. La independencia escocesa acababa de ser descartada. La política más controvertida del Laborismo era un plan para limitar los precios de la energía, denunciada como “marxista” por el partido Conservador, que ganó las elecciones.

Hoy, Gran Bretaña se encuentra en una era distinta. La votación para el Brexit la ha comprometido a dejar a su mayor socio comercial, la UE. El crecimiento se está desacelerando. Los inversionistas están nerviosos. La unidad se cuestiona de nuevo. Los salarios reales se han estancado. Los servicios públicos están al límite.

Los partidos políticos han respondido de maneras radicalmente diferentes. Todos han reemplazado a sus líderes. Jeremy Corbyn ha llevado al Partido Laborista a la izquierda lunática, proponiendo la carga tributaria más pesada desde la segunda guerra mundial. La primera ministra conservadora, Theresa May, promete un ‘Brexit Duro’. El pequeño partido del centro, Liberal Democrático, irían por una versión más suave del Brexit, o incluso podrían reversarlo.

Tanto May como Corbyn, cada uno a su manera, retroceden de las ideas que hicieron  prosperar a Gran Bretaña: mercados libres, fronteras abiertas e internacionalismo. Van a desarmar un acuerdo político que ha durado casi 40 años y que influyó en toda una generación de gobiernos occidentales. Ya sea que prevalezca la izquierda o la derecha, el perdedor será el liberalismo.

Corbyn

Quiere que los ferrocarriles, el agua y el servicio postal vuelvan a ser propiedad pública. Resucitaría la negociación colectiva de salarios y elevaría el salario mínimo hasta el punto en que el 60% de los salarios de los trabajadores jóvenes serán fijados por el Estado. Su plan de impuestos apunta a los altos ingresos y las empresas.

Al no ser un liberal en lo económico, Corbyn tampoco valora mucho la libertad personal. Abrazó a tiranos como Hugo Chávez y Fidel Castro. Ha pasado su carrera afirmando defender a los oprimidos, mientras respaldaba a los opresores.

May

Planea abandonar el mercado único de la UE, una vez apreciado por los conservadores como uno de los mayores logros de Margaret Thatcher. Insiste en reducir la migración neta en casi dos tercios.

Al igual que Corbyn, propone nuevos derechos para los trabajadores, sin considerar que haría menos probable que las empresas los contraten en primer lugar. Quiere hacer más difícil que las compañías extranjeras compren empresas británicas. Su “estrategia industrial” parece implicar la selección de industrias y empresas favorecidas. Incluso ha adoptado la política “marxista” del trabajo referida a los topes de precios energéticos.

También hay dudas sobre su liderazgo. Quería que la campaña electoral la estableciera como una primera ministra “fuerte y estable”. Está logrando lo contrario.

El torbellino desencadenado por el Brexit es impredecible. El laborismo ha estado a punto de romperse desde que Corbyn asumió el poder. Si May sale mal en las encuestas, los conservadores también pueden dividirse. Conservadores y laboristas moderados podían unirse a un nuevo partido liberal de centro. Nuestra esperanza es que ellos, junto con el partido Liberal Democrático, se conviertan en parte de un partido radical del centro, esencial para una Gran Bretaña próspera.

The Economist, 3 de junio, 2017, Traducido y glosado por Lampadia