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Bicentenario de la Corrupción

Bicentenario de la Corrupción

Jaime Spak
Para Lampadia

Cuando se le pregunta a la población, ¿cuál es el principal problema que enfrentamos?, la gran mayoría indica que es la corrupción.

Pues bien, este problema no comenzó ahora, lleva ya 200 años en el Perú.

Alfonso Quiroz, fue un estudioso investigador, historiador y profesor universitario en prestigiosas universidades de Estados Unidos y Europa, con múltiples publicaciones y lamentablemente fallecido muy joven a los 57 años.

Un año después de su muerte, se publicó su libro “Historia de la Corrupción en Perú” y en él hace un análisis muy exhaustivo de esta lacra social.

Quiroz define la corrupción, “como el mal uso del poder político burocrático por parte de camarillas de funcionarios coludidos con mezquinos intereses privados para obtener ventajas económicas o políticas, contrarias a las metas del desarrollo social mediante la malversación o el desvío de recursos públicos y la distorsión de las políticas e instituciones”.

Según el autor, en el Perú han existido ciclos de alta y muy alta corrupción. Nunca baja ni muy baja. Increíble

Si nos remontamos al inicio de nuestra vida independiente, según Quiroz, nuestros héroes libertadores San Martín y Bolívar, se apropiaron de manera abusiva y prepotente de fortunas a costa de expropiaciones, de recompensas jugosas que se hicieron otorgar y de tributos en nombre de la independencia y de su sacrificio.

Treinta años después, el general Echenique es derrocado acusado de haberse robado objetos pertenecientes al estado.

Hace muy poco el gobierno peruano acaba de recuperar después de muchos años, una pieza de oro: el “Intip Inti “(Sol de soles) que la hija de Echenique vendió a un coleccionista americano,

Es decir, no estamos hablando del siglo XXI, sino de los años 1821 para adelante. Hace 200 años ya teníamos serios problemas de corrupción.

La corrupción atenta persistentemente contra el desarrollo nacional. Es fácil ver cómo el poder en la historia del Perú va siendo manejado por una reducida élite, compuesta por los mismos personajes.  Es posible encontrar como parte de los grupos de poder: al político chantajista, al militar abusivo y prepotente, al funcionario público ineficiente y oportunista y al empresario interesado en los negocios de plata fácil, listo para hacer fortunas rápidas a cualquier costo

Si analizamos solamente los últimos 60 años, podemos ver que, en el primer gobierno de Belaunde, del cual nadie puede dudar de su honestidad, solo el escándalo del contrabando generó pérdidas por 59,000 millones de soles.

Ni se diga del primer gobierno de Alan García con múltiples casos de corrupción, con una estadística de la cual nadie se debería de sentir orgulloso, el dólar MUC, las reservas del país que fueron depositadas en un banco de dudosa reputación BCCI, el escándalo del tren eléctrico, la irrigación Chavimochic, el negociado de los Mirage, produjeron ingentes pérdidas el país.

Los gobiernos de Fujimori, Toledo, Humala y Vizcarra no se quedan atrás.

Tendría que utilizar muchas páginas para hacer un resumen de estos latrocinios.

Si cuantificamos lo que el estado perdió por la corrupción, no tendríamos cifras creíbles.

Solamente el año 2019, según estudios recientes la corrupción representó pérdidas para el país del orden de 23,000 millones de soles.

Cuando Antonio Raimondi en el año 1850 dijo,” el Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”, no tomó en cuenta que ese mendigo iba a producir ingentes recursos que irían a los bolsillos de gente inescrupulosa y no sirvió para el desarrollo del país. A pesar de ello hemos seguido creciendo.

El Perú es un país profundamente resiliente.

Cada vez que escribo mis artículos, siempre indico que se pueden hacer muchas cosas en bien del país, pero que es imprescindible la decencia y la honestidad.

Podríamos hacer un inventario de lo que se hubiera podido lograr, si esta elite de corruptos gobernantes no hubiera esquilmado al Perú.

Déjenme hacerles una pequeña relación:

  • Se hubiera podido asfaltar todos los caminos del Perú, no solo carreteras sino trochas inaccesibles. Eso hubiera contribuido a que la gran mayoría de pequeños y medianos agricultores pudieran trasladar sus productos sin tener que acudir a intermediarios.
  • Se hubieran podido construir cientos de hospitales de primer nivel, equipados con la última tecnología.
  • Se podría dar educación de calidad y gratuita a toda la población escolar.
  • Se tendrían universidades de primer nivel.
  • Analfabetismo Cero y Hambre Cero.

Podría hacer una relación mucho más amplia, sin embargo la pregunta que cae de madura, es:

¿Somos una sociedad corrupta o es un tema inherente a la condición humana?

¿Somos el único país o en la gran mayoría de países el problema es el mismo?

Creo que en todos los países se cuecen habas, pero al tener instituciones fuertes, el tema de la corrupción es más controlado.

¿Podremos superar este problema que tiene 200 años?

¿Tendremos la solución a la brevedad o pasarán otros 100 años y alguien hará el mismo comentario?

Tenemos que entender que cuanto antes enfrentemos este problema, encontraremos el camino de la justicia social y del crecimiento. Lampadia




Este Congreso ha resultado más peligroso que el anterior

Este Congreso ha resultado más peligroso que el anterior

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Este congreso ha resultado mucho más peligroso que el vilipendiado y disuelto Congreso anterior. Este último era ruidoso, belicoso y se oponía básicamente al enfoque de género y a propuestas de reforma política planteadas por el Ejecutivo. Para lograr que se aprueben, el gobierno hacía cuestión de confianza, lo que a la postre derivó en la disolución del Parlamento.

Pero ese detestado Congreso no aprobaba leyes que rompen contratos, afectan el estado de derecho, desalientan inversión futura y comprometen el desarrollo nacional. La más nociva y demagógica ley de los últimos años, la del retiro del 95.5% de los fondos en las AFP, por ejemplo, fue obra del congreso 2011-2016, no del disuelto.

El Congreso actual no es verbalmente agresivo contra el gobierno, pero no le hace caso y aprueba leyes que no solo horadan el financiamiento de la lucha contra el coronavirus, como la del retiro de 25% de los fondos previsionales -que linda con la traición a la patria-, sino una que golpea las bases mismas del desarrollo nacional, como la que elimina los peajes que cobran las concesionarias privadas.

Los congresistas no saben que según el artículo 62 de la Constitución los contratos no pueden ser modificados por leyes. O saben y no les importa. La ley tampoco establece compensación por la eliminación del peaje. Es, entonces, confiscatoria: destruye el principio de la propiedad privada, que es la base del desarrollo de cualquier sociedad. Con tamaño hachazo, ninguna empresa de nivel global querrá venir al Perú a invertir en obras de infraestructura y, de seguir así, pocos querrán invertir en general.

Pero la preocupación no cesa con esta ley. Hay decenas de proyectos sobre control de precios, de tasas de interés, pensiones, impuestos, etc., cada uno más populista que el otro. Mientras tanto, el Ejecutivo casi no discute, no ejerce contrapeso. Vergonzosamente no observó la ley del 25% de las AFP, pese a que el MEF tenía lista la observación. Quizá el presidente, goloso, no quiera arriesgar un punto de popularidad. Sí observó la ley de peajes, pero en el Perú el Congreso puede insistir solo con la mitad de congresistas, de modo que el presidente carece de poder de veto. Podría hacer cuestión de confianza, pero eso se vería ridículo en plena batalla contra el coronavirus. O la aprobación de la que goza es tan alta que no necesita confrontar al Congreso, algo por lo demás quizá poco efectivo desde que el demonio fujimorista es casi invisible. Las bancadas se aprovechan y hacen lo que quieren.

¿Qué está pasando?

¿A qué se debe que este Congreso tenga una conducta más populista que el anterior? Hay varias causas. La más estructural tiene que ver con el excesivo número de bancadas o partidos. Esto está acreditado en la ciencia política. En un sistema bipartidista, por ejemplo, el partido que está en la oposición sabe que tiene altas probabilidades de ser gobierno en el próximo periodo, entonces no aprueba leyes que socaven el futuro. Piensa no solo en el aplauso inmediato, sino en el mediano y largo plazo. Y se preocupa de tener un plan de gobierno listo para ser aplicado al momento de asumir el poder.

Por el contrario, a mayor número de bancadas o partidos, menos responsabilidad. Los grupos, para sobresalir de alguna manera, solo se interesan en lo que puede darles rédito inmediato. Y se vuelven altamente sensibles a la presión de grupos de interés (sindicatos, gremios, etc.) vistos como bolsones electorales, lo que lleva al clientelismo rentista, cuando no a la corrupción. En la ley de peajes, por ejemplo, el único beneficiario ha sido el poderoso sector de camioneros y transportistas. Un indicador de por qué aprobaron la ley que les exime del marco actual sobre declaración de intereses, algo que habla por sí solo.   

En el Congreso disuelto, en cambio, había una bancada fuerte, que tenía pretensiones de llegar al poder. Desarrolló una oposición vocinglera y antipática, que le resultó fatal, pero no afectó las bases del modelo de crecimiento, aunque también hubiera intereses creados y aprobara algunos proyectos clientelistas.

Ese populismo cortoplacista de un congreso con 9 bancadas pequeñas se potencia aún más con la cercanía del proceso electoral. Hay que posicionarse a como dé lugar. A nivel individual ocurre lo propio, porque los congresistas actuales, por lo general la segunda fila en sus partidos, sienten que tienen poco tiempo para destacar si pretenden postular a gobernaciones regionales y alcaldías.

También ha fallado la institución de la disolución del Congreso. Su objeto es romper un entrampamiento para buscar mayoría propia. Pero el presidente ni siquiera tenía partido.

Lecciones y recomendaciones

  • Tener mayoría propia en el Congreso -y un número pequeño de bancadas– será fundamental para el próximo gobierno, cuya tarea primordial será la reconstrucción económica del país. Necesitará tener gobernabilidad. Si este Congreso va a dejar en suspenso reformas orientadas a reducir el número de partidos que participen en las elecciones, lo que sí debe aprobar es la elección del Congreso junto con la segunda vuelta presidencial, para que el próximo Ejecutivo tenga más probabilidades de tener mayoría y existan menos bancadas. Y que la insistencia en una ley observada se apruebe con los 2/3 de los votos.
  • Lo mínimo que deberían tener los proyectos en una democracia racional y respetuosa del ciudadano, es un análisis de costo-beneficio real, serio. Debe crearse en el Congreso una Oficina de Análisis Económico e Impacto Regulatorio de los proyectos de ley, aunque suene ingenuo pedirlo.

Lampadia




La Ingeniería está presente en el desarrollo nacional y en la mejora de la calidad de vida

Raúl Delgado Sayán
22.04.2019
Para Lampadia

Todos los países del mundo aspiran a tener un crecimiento y desarrollo sostenido que garantice sus actividades con eficiencia y productividad, y buscan por todos los medios posibles el lograrlo promoviendo la ingeniería y la construcción, preferentemente propias, que permita lograr adelanto tecnológico; cerrar brechas de infraestructura que combatan el aislamiento, la baja eficiencia y lograr competitividad; garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de la población con la debida infraestructura y tecnología en sectores como: vivienda; salud; educación; transporte; agua y saneamiento; industria; minería; energía; entre otros. Es una gran verdad que la ingeniería es el pilar en el cual se sustenta el desarrollo, crecimiento y bienestar de un país.

Donde quiera que uno físicamente se encuentre, sea en la ciudad, el campo o medio semi-rural si despliega su visión en 360 grados, va a ver alrededor suyo que todo lo que signifique progreso, ha sido realizado con participación de la ingeniería. Si ve carreteras, ferrocarriles, puertos, canales, túneles, aeropuertos, ellos han sido tarea de ingenieros y que decir de plantas de diverso tipo de generación de energía convencionales y no convencionales, y todos los sistemas de transmisión en alta y baja tensión que nos permiten a los humanos el disfrutar del principal combustible del presente y el futuro. Por cierto, también la extracción, producción y refinación de hidrocarburos que mueven máquinas, equipos y los medios de transporte que llevan todo tipo de personas y carga. El agua, elemento fundamental para la vida de los humanos y la disposición cuidadosa de residuos sólidos y líquidos. Las ciudades donde vivimos y trabajamos en todo tipo de actividades, que requieren de edificaciones y habilitación urbana para una gran acumulación de personas; los productos industriales o de consumo, alimentos, medicamentos, aparatos eléctricos, que además los adquirimos de grandes establecimientos comerciales (diseñados por arquitectos e ingenieros), irrigaciones y represas que garanticen el regadío de los productos de panllevar que nos alimenten o embarcaciones pesqueras artesanales o industriales. La lista sería interminable.

La Ingeniería es en suma la actividad del mundo real que diseña y construye todo aquello que produce, genera y transforma constituyendo la base de prácticamente las actividades representadas en el PBI de un país y las atraviesa horizontalmente a todas ellas; es decir cualquier actividad que quiera crecer necesariamente tendrá que invertir en ampliar su infraestructura y/o mejorar equipos y facilidades logísticas que optimicen sus costos y los vuelvan más competitivos. Los sectores como agricultura, pesquería, minería, industria, comercio y servicios en general están vinculados en su crecimiento a actividades de ingeniería y construcción. El termómetro de la sostenibilidad del crecimiento en años futuros se mide por el crecimiento del sector construcción ya que el crecimiento del mañana se construye en el hoy y es un síntoma saludable y optimista cuando el índice de crecimiento del sector construcción llega hasta incluso duplicar el índice general de crecimiento del PBI.

Un estimado muy general del activo patrimonial del país en todos los rubros antes mencionados debe sobrepasar el billón de dólares (un millón de millones), siendo que el 80% de ello corresponde a inversión nacional con un altísimo componente y presencia de la ingeniería y construcción peruana. Es también un hecho evidente que, sin descartar la importante colaboración de la ingeniería extranjera con la nacional, la no dependencia absoluta de una nación en términos de desarrollo tecnológico y crecimiento depende de una ingeniería fortalecida y prestigiada por gobiernos e iniciativa privada del propio país.

El gran pensador y literato mexicano, Carlos Fuentes, refiriéndose a la globalización tenía una cita muy importante: “No hay globalidad que sirva si no hay localidad que valga”. También Don Felipe Ochoa, un reputado ingeniero y consultor mexicano afirmaba lo siguiente de su propio país: “México no puede seguir siendo un país llave en mano”. Junto con las universidades (cimiento de la formación de los ingenieros), los institutos de investigación, y las empresas de ingeniería y construcción conforman la base del trípode que constituye la reserva tecnológica de un país y constituye el patrimonio tecnológico de una nación. Los desarrollos modernos que apenas en décadas o lustros cambian la forma de vida de las personas son productos de la ingeniería. La ciencia descubre lo que ya existe, mientras que la ingeniería transforma y crea lo que aún no existe para generar bienestar y calidad de vida en la población, combatir y ayudar a desterrar la pobreza.

He querido que este último capítulo de la serie que he denominado “Ingeniería para los No Ingenieros” sea un homenaje a esta profesión tan fundamental para países que esperan lograr y mantener un alto estadio de desarrollo y calidad de vida. Permítanme terminar con una reflexión final: “Si la reencarnación existiera y me tocara el turno de regresar a la Tierra, le pediría al Altísimo si por favor me concediera el talento para ser ingeniero y que nuevamente me envíe al Perú, donde hay tanto por hacer en beneficio de nuestros semejantes, para continuar construyendo un país grande para todos”. Lampadia




Cuidado con terminar desbaratando el crecimiento

Este 2017 comenzó con un anuncio del Banco Mundial que proyectaba un crecimiento del PBI del Perú de 4.2% para este año, con lo cual nuestro país se consagraría como la nación con la mayor expansión de la región, en un contexto de recuperación económica mundial y de la región latinoamericana. Sin embargo, esto ha venido de caída en las últimas semanas. Para febrero, seis entidades ya habrían reducido su previsión de crecimiento para el presente año, a cifras de aproximadamente 3.5%. Esto crea dudas de si siquiera llegaremos a un pobrísimo 3%. La situación es pues, verdaderamente grave, el Perú está saliendo consistentemente de su positivo ciclo de inversión y expansión. Ver los cuadros siguientes.

Como afirmó Gianfranco Castagnola en su columna La corrupción pasa la factura a la economía, “la divulgación a fines de diciembre de sobornos pagados por Odebrecht a funcionarios peruanos abrió una caja negra de imprevisibles consecuencias políticas e institucionales, que pasará la factura a la actividad económica. En el último trimestre del 2016 el PBI no primario –que excluye a las actividades extractivas– creció en menos de 1%. En el primer semestre lo había hecho a más de 3% y en el tercer trimestre a 2%. La tendencia se había acentuado a fines de año, producto del ajuste fiscal –de oportunidad y magnitud discutibles– que aplicó el gobierno, que significó una retracción de la inversión pública en 24%.”

El quiebre del ciclo de inversión y crecimiento

Más allá de la declinante proyección del crecimiento para el 2017, lo que más importa y más destruye valor es la proyección de crecimiento al mediano y largo plazo. En este aspecto, después del gobierno anti inversión privada de Humala, el gobierno de PPK estaba llamado a cortar la inercia de empobrecimiento de la economía, pero decidieron no hacerlo, pues para ganar las elecciones vendieron su alma al demonio.

PPK y su equipo, no solo le abrieron todas las puertas a las izquierdas, los porta estandartes anti inversión privada (ver en Lampadia: El 67% de los peruanos votaron por construir sobre lo avanzado), también tiñeron el gobierno de continuidad, 50% del equipo de transferencia fueron funcionarios del gobierno de Humala y 39% de los vice ministros de PPK venían del gobierno anterior, pero lo peor de todo, es que no supieron explicarle al país porque se cortó el crecimiento y la inversión desde el 2011 y sus efectos en el deterioro de los indicadores económicos y sociales, además, por supuesto, de nuestras capacidades para recuperar el crecimiento. Ver en LampadiaEn el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo

Tampoco se explicó la importancia de la inversión minera, la más afectada por la ideología anti inversión de Humala. No se hizo un balance de beneficios a aprovechar y cuidados a tener. No se convocó al país a marcar distancia con las campañas anti minería de orientación política y a defender la inversión fijando parámetros ambientales y sociales cuidadosos que el gobierno se comprometía a imponer a cambio del apoyo a los proyectos.

Así, no solo continuó la conflictividad anti minera, se agravó, y se proyectó al sector turismo en el acceso a Macchupichu, el ‘pet project’ de los 7 millones de turistas de PPK.

Sin el control de la conflictividad anti minera, no habrá capacidad de generar el crecimiento necesario para tener los recursos suficientes para abordar la inmensa tarea de remontar las brechas económicas y sociales que aún nos lastran, ni la tranquilidad política para llevar a cabo las reformas institucionales programadas y reclamadas por la sociedad.  

El ajuste del año 2017

El crecimiento de corto plazo se ha visto afectado severamente por el error del MEF de interpretar equivocadamente el déficit fiscal (por efecto de la devolución de IGV a Las Bambas). El corte del gasto público para del 2016, no solo afecta el aporte del sector público, da una pésima señal de expectativas al sector privado, que se ajusta inmediatamente. Hoy ya tenemos titulares que anuncian el alargamiento de los plazos de pago a proveedores de hasta 120 días. Un primer síntoma del corte de la cadena de pagos, que debe ser combatido de urgencia.

Es el colmo que no hayamos aprendido nada de errores similares del 2008 y 1998. (Ver en Lampadia:¡Qué “calato”… ni que ocho cuartos!).

¿A qué otro factor se debe este ajuste a la baja? Principalmente a los problemas en la industria minera. En 2016, la minería aportó el 60% del crecimiento del PBI (casi 2% del 3.8% total de expansión del PBI). Este año, Credicorp afirma que sería de solo un 20%, o 0.7% del PBI. En general, la menor contribución se debe a que las grandes minas de cobre, como Las Bambas y la ampliación de Cerro Verde, ya alcanzaron sus niveles máximos de producción.

No es fácil ser un país desarrollado, no podemos perder más tiempo

El Perú necesita un mayor crecimiento para cerrar nuestras brechas. Hace poco, Liliana Rojas-Suárez, reputada economista peruana, publicó un análisis muy oportuno sobre el ritmo de crecimiento necesario para que el Perú pueda cerrar las brechas de ingresos con respecto a los países más avanzados (que compartimos líneas abajo). En un primer caso, con respecto al conjunto de los países más avanzados y en un segundo, con respecto a aquellos países que alcanzaron el status de avanzados recientemente. Como puede verse en el siguiente cuadro resumen de los escenarios analizados por Rojas-Suárez, al ritmo actual de crecimiento de la economía, de alrededor de 4% anual, necesitaríamos entre  78 y 25 años para nivelarnos con los más avanzados o con los que recién lo lograron,  respectivamente. Si crecemos a un 7% anual, necesitaríamos entre 28 y 13 años para nivelarnos.  Ver en Lampadia: La importancia y dificultades de crecer alto y sostenido.

Lo que no podemos hacer es seguir sin sentido de dirección y dejando todos los espacios vacíos para que sean llenados por los enemigos de la inversión privada y el crecimiento. Esperamos una reacción inteligente e inmediata del gobierno para retomar la senda de la prosperidad. Lampadia