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Débiles perspectivas sobre el empleo juvenil en el mundo

Desde la crisis financiera del 2008/09, el empleo en el mundo ha quedado alterado, pasando de un estadío de cambio a otro. Primero fue el desempleo masivo por la recesión, luego, las alteraciones del empleo juvenil, como las que reportamos líneas abajo y, finalmente, la pérdida de empleo del conjunto de la economía global por el desarrollo de la ‘cuarta revolución industrial’, que ya empieza a cambiar los patrones de empleo y remuneraciones, especialmente en los países más desarrollados.

Jubilación a los 70 años con desempleo juvenil

La nota de The Economist muestra la debilidad del empleo juvenil en general y enfatiza su precariedad. En nuestra opinión, este efecto no es temporal. Por un lado, es producto de la estructura de los mercados laborales, que como en el caso del Perú, inhiben la creación de empleo por la rigidez laboral que conlleva altos costos y poca flexibilidad para que las empresas se ajusten al ciclo económico. Por otro lado, la debilidad de los mercados de empleo, empieza a reflejar el impacto de la sustitución de empleo por la automatización acelerada que trae la revolución industrial indicada.    

The Economist

26 de agosto, 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

Un nuevo informe de la (OIT) Organización Internacional del Trabajo proporciona una instantánea sobre las perspectivas de empleo para los jóvenes de todo el mundo. Después de un período de ligera mejoría, las cosas han empeorado este año. El desempleo entre los jóvenes de 15 a 24 años de edad aumentó a 13.1% en 2016 y está cerca de su máximo histórico del 2013. Esta tasa es más alta en los países árabes, con 30.6% y más baja en el Asia del Este con el 10.7%. El informe también revela que incluso donde los trabajos están disponibles para los jóvenes, a menudo no proporcionan ingresos seguros.

Típicamente, el desempleo juvenil es menor en los países más pobres que en los ricos. Esto se debe a que los trabajadores en los países menos desarrollados tienen que tomar trabajos para lograr los ingresos del mes con pocas opciones y, muchas veces terminan tomando empleos mal remunerados y sin seguridad. Incluso en los países más ricos, los jóvenes a menudo terminan tomando empleos menos seguros que los de la generación anterior. En 2015, el 25% de los trabajadores jóvenes en los países de la OCDE estaban en trabajos temporales y el 26% estaban empleados a tiempo parcial, a menudo de manera involuntaria. Esas tasas son más de dos veces mayores que las de  los trabajadores de 25 a 54 años.

De hecho, en algunos países ricos, los jóvenes que cuentan con empleo, están ahora en mayor riesgo de vivir en la pobreza que las personas mayores. Esto es especialmente cierto en los lugares donde se ha producido un fuerte choque económico, como en Grecia, Rumania y España.

La necesidad de trabajar para complementar los ingresos de los hogares en el corto plazo crea un círculo vicioso en el que se descuida la formación de los jóvenes en las habilidades requeridas para que tengan mejores perspectivas de empleo a largo plazo. Teniendo en cuenta el futuro sombrío que enfrentan muchos, no sorprendente que el 40% de los jóvenes de 15 a 29 años de África, Europa del Este y América Latina, piensen en la posibilidad de migrar al extranjero de forma permanente.

Lampadia




La gran crisis financiera y económica que no se supo evitar

En este análisis presentamos la segunda publicación de The Economist sobre las más importantes teorías económicas explicadas de una manera menos ‘matematizada’ y con énfasis en cómo estas teorías se aplican en la actualidad.

Este artículo se refiere al llamado ‘momento Minsky’, un concepto que planteó el impacto de la deuda y las finanzas en la estabilidad económica del sistema. Este planteamiento explicaba que durante los largos períodos de bonanza de la economía, se creaban comportamientos  peligrosos para la estabilidad económica, como el abultamiento de los niveles de deuda y la adopción de estrategias financieras de alto riesgo, que ante ciertos eventos podían conducir a deterioros económicos que se retroalimentaban negativamente a gran velocidad. Esto es exactamente lo que sucedió en la crisis financiera que explotó el 2007/2008/2009. Lamentablemente, las teorías económicas prevalecientes no recogieron las advertencias de Minsky, se menospreciaron los temas financieros y se dejó que la humanidad se pusiera al borde del colapso.

Minsky planteó sus ideas en 1974 advirtiendo que los ciclos económicos podían significar una bomba de tiempo. Solo después de la gran crisis financiera de inicios del nuevo siglo, se recogieron sus ideas y se adoptó el término de ‘momento Minsky’.   

Minsky advirtió que en tiempos de prosperidad se desarrolla una euforia especulativa que hace aumentar el volumen y las modalidades de crédito hasta que los beneficios esperados de las inversiones correspondientes sean insuficientes para pagarlos.

Por ejemplo, antes de que se desate la euforia especulativa el agente económico se endeuda calculando que su inversión pueda cubrir el pago del capital e intereses; una vez que se toma más confianza en el crecimiento de la economía, muchos toman deuda que solo se pueda servir pagando los intereses, asumiendo que se puedan renovarse los capitales y; hasta se llega al extremo de aumentar los niveles de deuda asumiendo que esta pueda ser eventualmente cubierta por el valor de los activos financiados por ella. Desafortunadamente, cuando se produce un bajón en la economía, los activos se deprecian, lo que impulsa su liquidación, lo que a su vez genera una mayor depreciación y puede dejar completamente descubiertas las deudas, originando un espiral de crisis generalizada.

Minsky, un keinesiano, se opuso tenazmente a la manipulación de algunas ideas de Keines y a los modelos de ‘mercados eficientes’ que dominaron la teoría económica en la segunda mitad del siglo XX. Minsky argumentó que las oscilaciones eran inevitables en una economía de mercado, a menos que los gobiernos intervinieran fuertemente para evitar el descontrol excesivo. Por ello se opuso tenazmente a las desregulaciones que marcaron la tónica de los años 80. Pero nadie quiso escuchar sus advertencias.

El momento Minsky es aquel en el que comienzan a desplomarse los esquemas ponzi, generando reacciones en cadena de impagos. Es un período de enorme inestabilidad provocado justamente por un largo período de estabilidad aparente en el cual todos los que se creyeron el cuento se arriesgaron más de la cuenta en la toma de riesgos crediticios.

Minsky sugirió tres tipos de financiamientos: de cobertura, cuando el deudor está completamente cubierto y puede satisfacer todos los pagos de la deuda con sus flujos en efectivo; el especulativo, cuando el deudor podrá cumplir con el pago de los intereses, pero sin amortizar nada del principal; y el ponzi, cuando el deudor, ante cualquier caída, no podrá pagar ni siquiera los intereses dado que se basa por completo en el aumento de los precios de los activos para seguir refinanciando la deuda.  

De hecho, algunos analistas habían aludido a Minsky para alertar de los excesos del mercado en 2006. Jeremy Grantham, de la gestora GMO, advirtió que los inversores se habían vuelto demasiado confiados y estaban asumiendo demasiado riesgo, tal como Minsky había predicho. McCulley fue el que acuñó la expresión “momento Minsky” durante la crisis rusa de 1998.

En el 2007, durante la última crisis, empezó el debate sobre si Minsky apoyaría la acción de emergencia adoptada por la FED. Por un lado, estaría a favor para intentar de evitar una crisis financiera que puede extenderse al conjunto de la economía; por otro, también estaría preocupado porque estos movimientos son un seguro que da confianza a unos inversores que pueden seguir especulando. Lo que es seguro es que, dondequiera que esté Minsky, estará diciendo: “Se los advertí”.

Es curioso que se hayan despreciado las advertencias de Minsky. Si se analiza la historia de las crisis sistémicas, o las de las más grandes empresas que atravesaron problemas financieros, e inclusive, casos individuales, se puede apreciar que siempre hay exceso de endeudamiento y apuestas por escenarios óptimos, que pueden durar un tiempo, pero no prevalecen siempre. Por eso es que la economía y las finanzas, debieran tener un desarrollo académico paralelo, algo muy lejano de la realidad. Lampadia.

Estabilidad financiera

El momento de Minsky

Por The Economist

30 de julio de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Desde el inicio de su carrera académica en los 50 hasta 1996, cuando murió, Hyman Minsky trabajó en una relativa oscuridad. Su investigación sobre las crisis financieras y sus causas atrajo a algunos admiradores devotos, pero poca atención en general: esta revista lo citó solo una sola vez mientras estaba vivo, y solo fue una mención breve. Y así permaneció hasta 2007, cuando ocurrió la crisis de hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos. De repente, todo el mundo hablaba de sus escritos para intentar hacer sentido al caos. Los corredores de créditos escribieron a los clientes explicando el “momento de Minsky” que envolvió a los mercados financieros. Los banqueros centrales se refirieron a sus teorías en sus discursos. Y se convirtió en una estrella mediática póstuma, protagonizando las columnas y los noticieros con sus ideas. Desde el 2007, The Economist lo ha mencionado en al menos 30 artículos. 

Minsky se mantuvo lejos de ser el centro de atención durante toda su vida en gran parte porque su enfoque contravenía las convenciones académicas. Él comenzó su educación universitaria en matemáticas, pero hizo poco uso de sus cálculos cuando se desplazó a la economía, a pesar de la creciente importancia de los métodos cuantitativos en la disciplina. En cambio, planteó sus puntos de vista en ensayos, conferencias y libros, entre ellos uno sobre John Maynard Keynes, el economista que más influyó su pensamiento. También adquirió experiencia práctica como miembro de la junta del Banco Mark Twain, en St Louis, Missouri, donde enseñó.

Al haber crecido durante la Depresión, Minsky estaba incentivado a analizar los desastres (o crisis). A través de los años, regresó al mismo problema fundamental una y otra vez. Quería entender por qué ocurrieron las crisis financieras. Fue un enfoque impopular. La creencia dominante en la segunda mitad del siglo XX fue que los mercados eran eficientes. La perspectiva de una calamidad en las economías desarrolladas sonaba descabellada. Podría haber una ocasional caída en el mercado de valores o de la moneda, pero las economías modernas ya habían, al parecer, vencido a sus peores demonios.

Estando en contra de esas certezas, Minsky, un hombre con aspecto de búho y pelo gris, desarrolló su “hipótesis de la inestabilidad financiera”. Es un análisis de como largos períodos de prosperidad, fertilizan las semillas de la próxima crisis, un lente importante para comprender el tumulto de la última década. Pero la historia de la hipótesis en sí es tan importante como su análisis. Su trayectoria desde los márgenes de la academia al centro del debate en la corriente dominante, muestra cómo el estudio de la economía se está adaptando a una realidad que ha cambiado mucho desde la crisis financiera global.

Minsky comenzó con una explicación de la inversión, como, en esencia, un intercambio de dinero de hoy para conseguir dinero de mañana. Una empresa invierte ahora en la construcción de una fábrica y los beneficios de su operación fluirán en los años venideros, si todo sale bien, traduciéndose en dinero para ella en los próximos años. En simple, hoy en día el dinero puede venir de una de dos fuentes: la caja propia de la firma o de la de otros (por ejemplo, si la empresa se presta de un banco). El balance entre los dos es la pregunta clave para el sistema financiero.

Minsky distingue entre tres tipos de financiamiento. El  primero, a la que llamó “financiación de cobertura” (hedge financing), es el más seguro: las empresas confían en su futuro flujo de caja para pagar todas sus deudas. Para que esto funcione bien, deben tener préstamos limitados y beneficios saludables. El segundo, el financiamiento especulativo, es un poco más arriesgado: las empresas confían en su flujo de caja para pagar los intereses de sus préstamos, pero deben refinanciar su deuda existente para repagar el principal. Esto debería ser manejable, siempre y cuando la economía funcione sin problemas, pero una recesión podría causar angustia. El tercero, la financiación Ponzi, es el más peligroso. El flujo de caja no cubre ni el capital ni los intereses; las empresas sólo están apostando a que el activo subyacente se aprecie lo suficiente como para cubrir sus pasivos. Si esto no sucede, se quedarán expuestos.

Las economías dominadas por la financiación de cobertura, es decir, las que tienen flujos de caja fuertes y deudas reducidas son las más estables. Cuando la especulativa y, sobre todo, la financiación Ponzi pasan a primer plano, los sistemas financieros son más vulnerables. Si los valores de activos comienzan a caer, ya sea debido a un ajuste monetario o algún choque externo, las firmas más sobrecargadas se verán obligadas a vender sus posiciones. Esto debilita aún más los valores de los activos, causando aún más sobrecarga a las firmas. Podrían evitar  este problema restringiéndose al financiamiento de cobertura. Pero con el tiempo, sobre todo cuando la economía está en buena forma, la tentación de asumir más la deuda es irresistible. Cuando el crecimiento parece estar asegurado, ¿por qué no pedir más? Los bancos se suman a esta dinámica, bajando sus estándares de crédito, por lo que el boom dura aún más. Si los impagos son mínimos, ¿por qué no prestar más? La conclusión de Minsky era inquietante. La estabilidad económica engendra inestabilidad. Los períodos de prosperidad dan paso a la fragilidad financiera.

Con los bancos apalancados e hipotecas sin cuotas iniciales, todavía en la mente de todos después de la crisis financiera global, la visión de Minsky puede sonar obvia. Por supuesto, la deuda y las finanzas son importantes. Pero desde hace décadas, el estudio de la economía prestó poca atención a la primera y relegó esta última a una sub-disciplina, no era un elemento esencial en las teorías más amplias. Minsky era un rebelde que desafió tanto a la columna vertebral de la macroeconomía keynesiana, como a la creencia prevaleciente en los mercados eficientes.

Es quizás extraño describir sus ideas como una crítica a la doctrina keynesiana cuando Minsky mismo idolatraba a Keynes. Pero él creía que la doctrina se había alejado demasiado de las propias ideas de Keynes. Los economistas habían creado modelos para poner a trabajar las palabras de Keynes para explicar la economía. Ninguno es más conocido que el modelo IS-LM, desarrollado en gran medida por John Hicks y Alvin Hansen, que muestra la relación entre la inversión y el dinero. Sigue siendo una potente herramienta en la enseñanza y para el análisis de políticas. Pero Hicks y Hansen dejaron gran parte del sector financiero fuera de la imagen, a pesar de que Keynes era muy consciente de la importancia de los mercados. Para Minsky, se trataba de una “representación injusta e ingenua de sutiles y sofisticados puntos de vista de Keynes”. La hipótesis de la inestabilidad financiera de Minsky ayudó a rellenar los agujeros.

Su desafío a los profetas de los mercados eficientes fue aún más agudo. Eugene Fama y Robert Lucas, entre otros, convencieron a la mayoría de sectores académicos y círculos de formulación de políticas que los mercados tienden hacia el equilibrio a medida que la gente absorbe toda la información disponible. La estructura del sistema financiero fue tratada como casi irrelevante. En los últimos años, los economistas del comportamiento han atacado una viga de la teoría del mercado eficiente: la gente, lejos de ser actores racionales que maximizan sus ganancias, a menudo no tienen ni idea de lo que quieren y toman las decisiones equivocadas. Pero Minsky, años antes, había atacado otro punto: unas fuerzas, profundamente arraigadas en los sistemas financieros, estaban impulsándolos hacia los problemas, y la estabilidad era tan solo una ilusión pasajera. 

De fuera hacia dentro

Sin embargo, al ser un extraño en un mundo cerrado de la economía, la influencia de Minsky era, hasta hace poco, limitada. Los inversionistas fueron más rápidos que los profesores en adherirse a sus puntos de vista. Más que cualquier otra persona fue Paul McCulley de PIMCO, un grupo de gestión de fondos que popularizó sus ideas. Él acuñó el término “momento Minsky” para describir una situación en la que los niveles de deuda alcanzan un punto de ruptura y los todos los activos comienzan a hundirse. McCulley utilizó inicialmente el término en la explicación de la crisis financiera rusa de 1998. Desde la crisis mundial de 2008, se ha convertido en omnipresente. Para los analistas de inversión y gestores de fondos, un “momento Minsky” es ahora prácticamente sinónimo de una crisis financiera.

La escritura de Minsky sobre la deuda y de los peligros de la innovación financiera tuvo la gran virtud de estar en línea con la experiencia. Pero esta virtud también apunta a lo que algunos podrían ver como un defecto. Al tratar de pintar una imagen más matizada de la economía, renunció a algunos potenciales modelos elegantes. Eso estuvo muy bien en lo que a él respecta; ya que argumentó que las teorías generalizables eran bobadas. Quería explicar situaciones específicas, y no la economía en general. Vio la hipótesis de la inestabilidad financiera como relevante para el caso de las avanzadas economías capitalistas con mercados profundos y sofisticados. No estaba destinado a ser relevante en todos los escenarios. En estos días, por ejemplo, está de moda preguntar si China está al borde de un momento Minsky después de su alarmante crecimiento de la deuda durante la década pasada. Sin embargo, un país en transición del socialismo a la economía de mercado y con un sistema financiero inmaduro no es lo que Minsky tenía en mente. 

Evitar el poder de las ecuaciones y de los modelos tubo un costo. Contribuyó al aislamiento de Minsky de las teorías convencionales. Los economistas no ignoraban por completo la deuda, incluso si tan solo la estudiaban con moderación. Algunos, como Nobuhiro Kiyotaki y Ben Bernanke, que más tarde se convirtió en el presidente de la Reserva Federal (FED), analizaba cómo la forma el crédito podría amplificar los ciclos económicos. El trabajo de Minsky podría haber complementado el suyo, pero no le hicieron una referencia. Era como si apenas existía.

Desde la muerte de Minsky, otros han comenzado a corregir esto, insertando sus teorías en los modelos generales. Levy Economics Institute del Bard College de Nueva York, donde terminó su carrera (y dónde todavía se lleva a cabo una conferencia anual en su honor), ha publicado un trabajo que incorpora sus ideas con cálculos. Un estudio de Levy, publicado en 2000, desarrolló un modelo inspirado en Minsky vinculando la inversión y el flujo de caja. Un documento de 2005 por el Banco de Pagos Internacionales, un foro para los bancos centrales, se basó en Minsky para la construcción de un modelo de cómo las personas evalúan sus activos después de incurrir en pérdidas. En 2010, Paul Krugman, ganador del premio Nobel de Economía y que es más conocido en estos días como un columnista de The New York Times, fue co-autor de un documento que incluía el concepto del “momento Minsky” para modelar el impacto del des-apalancamiento de la economía. Algunos investigadores también están comenzando a probar qué tan precisas eran realmente las ideas de Minsky: un análisis de 2014 para el Banco de Finlandia observó una relación entre la deuda y el flujo de caja, encontrando que podría ser un indicador útil de riesgo sistémico.

El prisma del deudor

Aun así, falta mucho para que la hipótesis de la inestabilidad financiera se convierta en una nueva base para la teoría económica. El legado de Minsky tiene más que ver con el enfoque en las cosas correctas que en estructurar correctamente los modelos cuantificables. Es suficiente observar que la deuda y la inestabilidad financiera, sus principales preocupaciones, se han convertido en algunos de los principales temas de investigación de los economistas de hoy en día. Una nueva versión del “Manual de Macroeconomía”, una encuesta influyente que fue publicada por primera vez en 1999, está siendo trabajada. Esta vez, hará que los vínculos entre las finanzas y la actividad económica sea un componente principal, con al menos dos artículos que citan a Minsky. Tanto así que Krugman ha bromeado: “Ahora todos somos Minskyites.”

Los bancos centrales parecen estar de acuerdo. En un discurso pronunciado en 2009, antes de convertirse en jefe de la Reserva Federal, Janet Yellen, dijo que el trabajo de Minsky se había “convertido en lectura obligatoria”. En un discurso de 2013, realizado cuando era gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King estuvo de acuerdo con la opinión de Minsky que la estabilidad en los mercados de crédito conduce a la exuberancia y, finalmente, a la inestabilidad. Mark Carney, el sucesor de Lord King, se ha referido a los momentos Minsky en al menos dos ocasiones.

¿Durará el momento?  La propia teoría de Minsky sugiere que con el tiempo se agotará. El crecimiento económico sigue siendo inestable y las cicatrices de la crisis financiera global siguen siendo visibles. En la trayectoria minskyana, esto es cuando las empresas y los bancos están en su punto más prudente, cuidadosos de los errores del pasado y determinados en fortalecer sus balances. Pero con el tiempo, los recuerdos de la crisis 2008 se atenuarán. Nuevamente, las firmas correrán a expandirse, los bancos los financiarán y los reguladores aflojarán las restricciones. Las advertencias de Minsky se desvanecerán. Cuanto más nos alejemos de la última crisis, menos querremos escuchar de aquellos que ven acercándose otra. 

Lampadia




ISIS, terrorismo y violencia, nos alejan de la paz

El régimen genocida de Bashar al-Assad en Siria y la emergencia de ISIS, el terrorismo asesino que se arroga la representación de un nuevo califato islámico de vocación imperial, han producido alteraciones profundas de la paz en el mundo y han creado procesos como la masiva migración hacia Europa de poblaciones desplazadas del propio Siria, Medio Oriente y el norte de África.

De alguna manera, este proceso se agrava ante el desencuentro estratégico de los líderes de EEUU y Rusia, Barak Obama y Vladimir Putin, ante el genocidio criminal de Assad en Siria. Recordemos que Obama amenazó con intervenir si se probaba el uso de gases en la matanza de sectores de la población siria, pero ante el paralé que le puso Putin defendiendo a  Assad, Obama terminó retrocediendo.

En algo más de 10 años, las víctimas mortales en Siria se estiman en 250,000 más unos 180,000 desaparecidos y la mitad de su población de 22 millones de personas se habría desplazado, generando una crisis humanitaria de proporciones trágicas.

Durante sus ocho años de gobierno, Obama ha ido replegando a los EEUU en varios eventos de crisis como la débil reacción contra Putin por la anexión de Crimea y la infiltración violenta en Ucrania, dejando que el autoritario y abusivo Putin, fuera tomando cada día más espacio en el liderazgo global.

En este contexto de debilidad política de EEUU, del nuevo imperialismo ruso y de la crisis financiera y existencial de Europa, ISIS, ha venido cobrando vigencia y enfrentando a todo el planeta.

ISIS, llamado indebidamente Estado Islámico por Estado Islámico de Irak y el Levante o EIIL, o EI, es un grupo terrorista vinculado a Al-Qaeda y Boko Haram en partes de África. Es un grupo fundamentalista y yihadista wahabita formado por fieles leales a Abu Bakr al-Baghdadi, que en el 2014 proclamó un nuevo califato y pidió a todos los musulmanes lealtad absoluta para una ‘nueva guerra santa contra los infieles’.

Además de la guerra civil que lidera en Siria contra Assad, el ISIS ha desatado una cadena de atentados terroristas que se han multiplicado en Europa, EEUU, Turquía, Afganistán, Irak y otros países de la región. En la mayoría de los casos, estos crímenes son cometidos por militantes directos y en otros por simpatizantes espontáneos que muchas veces son ciudadanos de occidente con ascendencia musulmana.

El terrorismo de ISIS, junto con se la imparable marea migratoria a Europa ha cambiado y alterado completamente las expectativas de vida y desarrollo del siglo XXI. Por ejemplo, en el caso de Europa, Arturo Pérez-Reverte nos dice, en su artículo: Los godos del emperador Valente: “A ver si nos enteramos de una vez: estas batallas, esta guerra, no se van a ganar. Europa o como queramos llamar a este cálido ámbito de derechos y libertades, de bienestar económico y social, está roído por dentro y amenazado por fuera. Los ‘godos’ seguirán llegando en oleadas, anegando fronteras, caminos y ciudades. Cuando esto ocurre hay pocas alternativas, también históricas: si son pocos, los recién llegados se integran en la cultura local y la enriquecen; si son muchos, la transforman o la destruyen. No en un día, por supuesto. Los imperios tardan siglos en desmoronarse. No hay forma de parar la Historia. Mucho quedará de lo viejo, mezclado con lo nuevo; pero la Europa que iluminó el mundo está sentenciada a muerte. Ni ustedes ni yo estaremos aquí para comprobarlo. Nosotros nos bajamos en la próxima estación”.

Hace pocos días hicimos en Lampadia un llamado a una gran conferencia global para coordinar los esfuerzos de la humanidad en la lucha contra este flagelo, ver: Acción global para enfrentar el terrorismo y el radicalismo nacionalista.

Lamentablemente, más allá del terrorismo que está destruyendo la paz global, la multiplicación de los actos de violencia están creando una nueva suerte de cultura de la violencia. Es como si la cotidianidad de la violencia estuviera haciendo viable que cualquier individuo, afectado en su naturaleza personal, e inspirado en temas políticos, religiosos, raciales, o étnicos, pueda desarrollar un acto de violencia contra ciudadanos inocentes sin que le importe su propia vida.

Ya hemos visto varios de estos casos. Lamentablemente, en 7,000 millones de habitantes en el mundo, tenemos varias personas con suficientes debilidades sicológicas como para desgraciarse en actos de lesa humanidad.

La convivencia con la violencia es muy perniciosa para la formación de nuestros jóvenes. No debemos permitir que esta forma de vida se empiece a ver como algo normal y cotidiano sin que mostremos indignación y rechazo. Este lamentable desarrollo global, coincide, en el caso del Perú, con un aumento notorio de la victimización criminal, con la multiplicación del sicariato y con actos que equiparan una vida con un celular. 

Esperamos que el tema de seguridad ciudadana sea tratado por el nuevo gobierno con la perspectiva y profundidad más amplia posibles, sin sensacionalismo y con muchísima seriedad. ‘Despacio, que estamos apurados’.

Por lo tanto, no solo es necesario desarrollar una urgente estrategia y campaña para eliminar el terrorismo de ISIS y de Boho Haram, también tenemos que contrarrestar la epidemia de violencia que empieza a hacerse posible en cualquier esquina de nuestro planeta. ¿Cómo podemos evitar que individuos enfermos a los que no les importa su propia vida, dejen de optar por actos meta-surrealistas? No lo sabemos, pero no podemos dejar que las cosas sigan empeorando. 

Lampadia




Indicadores incómodos para los críticos del capitalismo

Tras la crisis financiera del 2008/9, hemos visto la recuperación de EEUU y la continua incertidumbre que se cierne sobre Europa, las crónicas dificultades de Japón y el ajuste de la economía de China. Al principio de la crisis, se afirmaba que esta sería el fin del capitalismo como se conocía. Luego se ha desarrollado una suerte de campaña anti capitalista por el aumento de la desigualdad en los países más prósperos y, cada día salen más análisis que cuestionan la globalización y hasta el comercio internacional.

Ante la incertidumbre que produce todo cambio de tendencia económica, a la que se suman ya, los impactos de la ‘cuarta revolución industrial’, se ha desordenado notoriamente la política en dichos países, tanto en Europa, donde han tomado mayores espacios los grupos nacionalistas y populistas, como en EEUU, donde para la próxima elección, los demócratas han logrado apartar de la primera línea al contestatario Sanders, pero los republicanos van a la contienda con el político, si se le puede llamar así, más agresivo, populista y disruptivo del orden internacional que hemos visto, el ominoso Donald Trump.

Todo esto se difunde en los medios y la academia, desconociendo algunos muy importantes procesos que han traído mayor prosperidad a miles de millones de habitantes de los países más pobres de la tierra. Como hemos informado anteriormente, el mundo es hoy un mejor lugar para vivir que hace 50, 30 y 20 años. La pobreza ha disminuido a mil millones de seres y se estima que en 20 años debe desaparecer. Ha crecido la esperanza de vida y han mejorado la alimentación y la salud, gracias a la globalización y a la consiguiente incorporación de muchos países a la economía de mercado, empezando por China y ahora India. Así lo demuestran Hans Rosling (Hans Rosling y Ola Rosling: Como no ser ignorantes del mundo), Bill Gates (El mundo ha mejorado y seguirá mejorando) y Xavier Sala i Martín (El Capitalismo Reduce la Pobreza en el Mundo y Sala i Martin calatea a Thomas Piketty)  entre otros.

Es cierto que en EEUU, la creciente desigualdad y la disminución de la proporción de su clase media son algo que debe enfrentarse. Y esperamos que se haga de manera razonable, sin tener que recurrir a propuestas aberrantes como las de Trump, sin que en nuestros países nos dejemos engañar por generalizaciones equívocas y, sin que vayamos a cortar los procesos que justamente han producido el aumento de bienestar en el mundo en su conjunto, como seguir debilitando el comercio internacional y la globalización.  

Foto de la NASA

Con respecto a EEUU, hemos encontrado una publicación de Business Insider, sobre varios indicadores que muestran, que a pesar de los problemas actuales, los estadounidenses, la mayor economía de mercado y el mayor representante del capitalismo global, han logrado diferenciarse notoriamente del resto del mundo por el nivel de bienestar que han logrado para su población Veamos los 16 impresionantes indicadores de Business Insider, que hemos traducido para nuestros lectores: 

A tipos de cambio actuales, EEUU tiene (de lejos) la mayor economía del mundo, utilizando la medida del producto bruto interno

Mientras que EEUU se vio fuertemente afectada por la crisis financiera y la gran recesión, su economía ha ido mejorando durante los últimos años

EEUU es el hogar de las dos bolsas de valores más grandes del mundo

En EEUU residen más de la mitad de las 100 empresas más grandes del mundo

Por capitalización de mercado, las cinco empresas más grandes y siete de las 10 primeras son estadounidenses

La economía de EEUU es tan grande que las economías de sus estados individuales equivalen a las de los principales países del mundo

La mayoría de países en el mundo ven favorablemente los EEUU

Los EEUU tiene el mayor número de premios Nobel

EEUU también tiene el mayor número de medallas de oro olímpicas

Nueve de las 10 mejores películas taquilleras de la historia son inequívocamente estadounidenses

Y nueve de los 15 artistas musicales más exitosos de todos los tiempos son estadounidenses

Los tres de los sitios web más populares son estadounidenses​

Las casas de los estadounidenses son cada vez más

En 2015, la mayoría de los niños estadounidenses eran ‘no-blancos’

En la ciudad de Nueva York, se hablan muchas lenguas (idiomas más hablados en los barrios de Nueva York, exceptuando inglés o español)

A pesar de que los baby boomers están empezando a retirarse, EEUU tiene una población más joven que la mayoría de los países de la OCDE

Según el INEI, la edad promedio de los peruanos al 2013 es de 25.5 años. Un importante bono demográfico que nos durará hasta el 2040.

Lampadia




Pro-capitalismo no es lo mismo que pro-empresa

Desde mediados del siglo XX, las izquierdas europeas y sus colas latinoamericanas han ido recreando la historia, creando `relatos’ que ensalzaban, ocultaban y hasta defendían atrocidades como los genocidios de Stalin en Rusia y Mao en China. Se puso al comunismo y el socialismo en los altares, se le dio patente de corso a la dictadura castrista en Cuba. Recientemente, se hizo lo mismo con el régimen de Chávez en Venezuela y con los aprontes del socialismo del siglo XXI. Veamos la siguiente cita:

En los años setenta tuvo lugar un extraordinario fenómeno de confusión política y delirio intelectual que llevó a un sector importante de la inteligencia francesa a apoyar y mitificar a Mao y a su “revolución cultural” al mismo tiempo que, en China, los guardias rojos hacían pasar por las horcas caudinas a profesores, investigadores, científicos, artistas, periodistas, escritores, promotores culturales (…) la milenaria sociedad experimentó una orgía de violencia e histeria colectiva de la que resultaron cerca de 20 millones de muertos”.

“(…) mientras esto ocurría en el gigante asiático, en Francia, eminentes intelectuales, como Sartre, Simone de Beauvoir, Roland Barthes, Michel Foucault, Alain Peyrefitte (…) presentaban la “revolución cultural” como un movimiento purificador, que pondría fin al estalinismo y purgaría al comunismo de burocratización y dogmatismo e instalaría la sociedad comunista libre y sin clases”.

(De: La batalla de un hombre solo, El País, España, del ‘buen’ Mario Vargas Llosa).

De igual manera, en los temas económicos se crearon también una seria de relatos y mitos que han venido alimentando las mentes de varias generaciones, fundamentalmente, en el mundo occidental. En oriente, desde el despegue de Japón, el de los tigres asiáticos, las enseñanzas de Lee Kuan Yew en Singapur y el ‘gato’ de Deng Xiaoping, el Asia se alejó, en gran medida, del quehacer ideológico y se dedicó a crear riqueza y disminuir la pobreza.

En el caso de Europa, los relatos anti capitalistas se multiplicaron y penetraron en buena parte de la sociedad, por la gran diferencia en competitividad entre las innovadoras empresas americanas y las sobre reguladas empresas europeas. La opción por las distintas formas de socialismo en Europa creó estados omnipresentes y grandes, dentro de la concepción del ‘estado de bienestar’, hoy herido y enfermo. Veamos el siguiente video y su transcripción, en que el Director de Pre-grado de Economía de la Universidad de Harvard, diluye tres mitos sobre el capitalismo: (Transcripción, traducción y subtítulos hechos por Lampadia).

El video ha sido producido por Learn Liberty, un proyecto del Institute for Humane Studies (Instituto para estudios humanos): http://www.learnliberty.org/.

Si nos fijamos en la historia del mundo, una gran parte de las mejoras en la calidad de vida han llegado porque las empresas privadas han creado nuevos productos, han dado trabajo a la gente, han generado beneficios que han ayudad a las personas a salir de la pobreza y permitirles vivir vidas exitosas y productivas con estándares de vida razonable. Podemos tener mucho más de eso, y tener efectos beneficiosos en todo el mundo si damos un paso atrás en la regulación excesiva y tenemos un sistema mucho más capitalista.

Mi nombre es Jeff Miron y yo soy Director de Pregrado en el Departamento de Economía de la Universidad de Harvard. Quiero hablar de tres mitos sobre el capitalismo.

El primero es que ser pro-capitalismo no es lo mismo que ser pro-empresarial.

Nada podría estar más lejos de la verdad. El punto del capitalismo es asegurarse que las empresas tengan que competir intensamente entre sí y eso beneficia a los consumidores. No es bueno para los negocios per se porque tienen que trabajar muy duro, muchas empresas entienden esto y odian el capitalismo. Ellos constantemente tratan de conseguir que el gobierno instaure diferentes reglas, restricciones, regulaciones que les ayuden, pero no son del interés de los consumidores. Así que el pro-capitalismo es bueno para los consumidores. Es a ellos a quienes, en última instancia, están tratando de ayudar.

Un segundo mito es que el capitalismo genera una distribución injusta de los ingresos.

Lo que el verdadero capitalismo hace es premiar a las personas que son productivas, las personas que trabajan muchas horas, las personas que tienen mucho talento. La gente que viene con buenas ideas, obtiene grandes recompensas gracias al capitalismo y las personas que no hacen ese tipo de cosas obtienen menos. El único punto negativo que podría ser preocupante es que algunas personas no son capaces de ganar mucho por su cuenta y algunas personas razonables apoyan cierto gasto anti-pobreza. Pero eso es completamente diferente a interferir con el capitalismo. La regulación de los precios, la limitación de cantidades, la imposición de todo tipo de cosas sobre las empresas, los que hacen que la economía sea menos productiva, nos brindan un pastel más pequeño. Y hacen que sea aún más difícil para nosotros operar programas que ayuden a aquellos que son menos afortunados.

El tercer mito es que el capitalismo fue el responsable de la reciente crisis financiera y la recesión.

Que, de nuevo, es casi exactamente lo opuesto a la realidad.

En primer lugar, nadie intelectualmente honesto piensa que tuvimos un grave capitalismo salvaje antes de la crisis, antes de que ocurriera la acumulación de sub-primes de alto riesgo, antes de que tuviéramos todo el problema del sector inmobiliario. Tuvimos enormes intervenciones gubernamentales que subvencionan riesgos, enormes intervenciones gubernamentales que alentaron e invirtieron en exceso en viviendas. Si uno trata de sacar conclusiones, parece sugerir mucho más claramente que interferir con el capitalismo genera crisis financieras, genera las recesiones. Porque lo que hemos experimentado estaba directamente relacionado con los incentivos para la ascensión de riesgos excesivos, los incentivos a la inversión excesiva de viviendas que fueron creados por el gobierno. El sector privado respondió a esos incentivos, así que, por supuesto, el sector privado no puede ser completamente absuelto de estar involucrado. Pero en el sentido de provocar la crisis, fue la mala política de gobierno la que lo causó, no que el sector privado o el capitalismo lo hicieron por sí mismos. Más importante aún, siempre que el gobierno hace bailouts a quienes tomaron riesgos excesivos, anima a la gente a hacerlo de nuevo en el futuro. Y nosotros fuimos, por desgracia, en esa dirección a través del TARP y a través de todas las políticas de la Reserva Federal, que ayudaron a los tomadores de riesgo y a Wall Street a no tener que pagar el precio real de todos los riesgos excesivos en que participaron.

Lampadia

 

 




El altar del laboralismo se rinde a la ‘dura prueba de la realidad’

El altar del laboralismo se rinde a la ‘dura prueba de la realidad’

El gobierno socialista de Francia decide seguir el camino de Alemania y España en la búsqueda de superar el desempleo y alcanzar mayor competitividad. Después de décadas de regulaciones laborales populistas y pro cúpulas del sindicalismo, el reino del socialismo de viejo cuño, se rinde a la ‘dura prueba de la realidad’ que había llevado al país a altísimos niveles de desempleo y una creciente pérdida de competitividad de sus empresas y de la economía en su conjunto.

La desocupación en Europa es una pesadilla, pero el desempleo juvenil empieza a convertirse en una auténtica tragedia humana. 
Foto: Cortesía – La Prensa, México

Es bueno recordar que Alemania, que adoptó políticas similares a las del proyecto del ejecutivo francés, antes de la última crisis financiera global de 2008/9, logró capear los graves problemas de desempleo que destruyeron el clima social en Francia y España. En ambos casos, además del de otros países de la comunidad europea, se tuvo que enfrentar niveles insoportables de desempleo, especialmente en el caso del empleo juvenil. Ambos llegaron a tener un desempleo general de alrededor de 25% y un desempleo juvenil de hasta 56%, en el caso de España y 26% en el de Francia.

www.elcaptor.com
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España ya pasó por una reforma similar, que le permitió salir, en buena medida, de la crisis financiera, antes de lo que todos estimaban. Es de suponer que la actual crisis política de España es consecuencia directa del descontento social producido por la poca flexibilidad de su economía, hasta antes de su reforma.

Como todos conocemos, el primer país desarrollado en salir de la crisis fue EEUU, que siempre se caracterizó por su flexibilidad laboral y gran competitividad. En Europa, el que tuvo similar capacidad de reacción fue, justamente, Alemania, imitada primero por España y ahora por Francia.

El Perú es uno de los países de mayor rigidez laboral del mundo. Lo que es más, durante los últimos 15 años hemos transitado de regreso a la estabilidad laboral absoluta, uno de los grandes frenos a la creación de empleo formal y de calidad.

Sintomáticamente, ninguno de los candidatos a la Presidencia de la República, está siquiera dispuesto a analizar y debatir el tema. Somos víctimas de una cobardía colectiva de la clase política, que lo que hace es ponerse de espaldas a las necesidades de trabajo de nuestra gente, especialmente, por supuesto, a las necesidades de nuestros jóvenes.

EEUU, ni Alemania, ni España, han sido nunca nuestro modelo político. Nuestra clase política y buena parte de nuestros periodistas, han sido y son, admiradores y seguidores de las políticas del socialismo francés. Es de esperarse que la revolución que ha planteado el gobierno socialista de Francia, nos haga reaccionar para hacer análisis causa-efecto de nuestras políticas laborales que permitan facilitar la creación de empleo de calidad y empezar a superar la perniciosa informalidad a la que hemos condenado, sin protección laboral efectiva, a la gran mayoría de nuestros trabajadores.

Veamos el planteamiento revolucionario del gobierno francés:   

La dura reforma laboral de Hollande agrava el cisma en la izquierda

Por Carlos Yárnoz

El País de España

29 de febrero de 2016

Glosado por Lampadia

 

La reforma laboral en Francia, exigida durante años por Bruselas o Berlín, está lanzada y ya ha originado un terremoto político y sindical antes de ser presentada oficialmente el 9 de marzo. El proyecto fulmina de facto principios sagrados de la izquierda, como el horario laboral legal de 35 horas semanales. Y admite los despidos colectivos, con indemnizaciones rebajadas, por dificultades económicas de las empresas. El ala izquierda del gubernamental partido socialista la rechaza frontalmente y los grandes sindicatos anuncian movilizaciones.

Más horas de trabajo, despidos más baratos

35 horas. Ahora se pueden superar por acuerdo en cada empresa para mantener el empleo. Con la reforma, podrá hacerse en caso de reestructuración, apertura de nuevos mercados o causas excepcionales.

Despidos. Podrán producirse por descenso de pedidos, deterioro de cifra de negocios, cambios tecnológicos o reorganizaciones.

Indemnización. Registran una rebaja general. De cuatro a tres meses de salario si la antigüedad es inferior a 2 años. De 27 a 15 si supera los 20 años.

Horas extra. Podrán pagarse por debajo del acuerdo sectorial si empresa y comité sindical lo aceptan. También podrán pactarse bajadas salariales. Los sindicatos minoritarios podrán convocar referendos en las empresas contra acuerdos de los mayoritarios.

Expansión – Datosmacro.com

Tras cinco derrotas electorales consecutivas en los dos últimos años y a solo 14 meses de las presidenciales, la ya dividida izquierda francesa afronta otra brutal batalla interna a cuenta de esa dura reforma laboral. Está “inspirada” en la actual norma española del Gobierno de Mariano Rajoy, como admite el primer ministro, Manuel Valls.

Algunos de sus dirigentes (de la patronal) se han sorprendido de que un Gobierno socialista plantee medidas que ni el conservador Nicolas Sarkozy se atrevió a poner en marcha en la anterior legislatura.

Aunque no suprime la ley de 35 horas, el Gobierno da amplias posibilidades a las empresas para saltarse el límite por reestructuraciones, apertura de nuevos mercados o “causas excepcionales”. O para bajadas salariales generalizadas para conquistar nuevos mercados. Las indemnizaciones máximas por despido injustificado pasan de 27 a 15 meses para trabajadores con más de 20 años de antigüedad.

La izquierda radical se ha levantado en armas. Los socialistas críticos dirigen sus dardos especialmente contra el primer ministro, Manuel Valls, al que consideran responsable de la “deriva socioliberal” del Ejecutivo que, auguran, les lleva a una derrota sin paliativos en las presidenciales del año que viene. Para los sindicatos, es “una vuelta al siglo XIX”, en palabras del líder de la mayoritaria CGT (Confederación General del Trabajo), Philippe Martinez.

Populismo

Para Valls, son sus críticos, los que están “anclados en el siglo XIX”, mientras que él o Emmanuel Macron, el titular de Economía también tachado de “liberal”, viven en este siglo porque saben, dice, que “la economía y el progreso social van de la mano”. La reforma laboral, añade, está inspirada en lo que funciona en países, como Alemania, Suiza o España”.

El Gobierno argumenta que, ante el estancamiento de la economía, la reforma mejorará la competitividad de las empresas y disminuirá el desempleo, que alcanza el 10.5%. En una apuesta por la flexiseguridad nacida en Centroeuropa hace dos décadas, el presidente François Hollande afirma que la reforma flexibilizará la contratación y reforzará la seguridad de los empleados. Lampadia




Mahbubani: “No nos equivoquemos con China”

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




El Precio del Petróleo le mueve el piso a la economía global

El Precio del Petróleo le mueve el piso a la economía global

Desde 2010 hasta mediados de 2014, los precios mundiales del petróleo habían sido bastante estables, girando en torno a US$ 110 el barril. Desde entonces, ha tenido una fuerte volatilidad. El lunes pasado, el crudo se desplomó un 6 % adicional, llegando a niveles vistos por última vez durante la crisis financiera. Esto se debe principalmente a los temores sobre la desaceleración del crecimiento de China, el motor del crecimiento en la última década, junto con la creciente producción petrolera asociada al shale gas de Estados Unidos.

Bloomberg

El West Texas Intermediate (WTI), precio de referencia en EEUU, marcador usado en el Perú, cayó a un mínimo de US$ 37.75 por barril, el más débil desde febrero de 2009.

A pesar del alza de la esta semana (WTI a US$ 48.9), continúan las predicciones de que seguirá bajando, lo cual preocupa a los inversores. Pero el mayor miedo es China. Este país ha sido un gran contribuyente para el crecimiento de la demanda de petróleo en la última década, por lo que cualquier desaceleración de su economía podría significar malas noticias para el consumo de crudo.

Financial Times

En el lado de la oferta, la producción de EEUU se ha casi duplicado en los últimos seis años y se encuentra en su nivel más alto en 30 años. Este crecimiento en la producción de energía, donde el gas y el petróleo se extraen mediante fractura hidráulica o fracking, ha sido uno de los principales impulsores de la caída de precios del petróleo. Esto ha dejado en problemas a Arabia Saudita, Nigeria y Argelia, que ahora se encuentran compitiendo por los mercados asiáticos, por lo que los productores se ven obligados a bajar los precios. Además, la producción y las exportaciones de petróleo de Canadá y de Irak están aumentando año tras año. Incluso los rusos, con todos sus problemas económicos, se las arreglan para mantener la producción.

Por el lado de la demanda, ésta es baja debido a la debilidad de la actividad económica, el aumento de la eficiencia energética y una creciente migración del petróleo hacia otros combustibles. Las economías de la eurozona y de los países en desarrollo se están debilitando y los vehículos son cada vez más eficientes en el consumo de energía.

Los más afectados son los países exportadores de petróleo. Venezuela, Irán, Nigeria, Ecuador,  y Rusia son sólo algunos ejemplos de quienes sufrirán las turbulencias económicas y, tal vez, incluso políticas. Por ejemplo, Rusia pierde cerca de US$ 2 mil millones en ingresos por cada dólar que cae el precio del petróleo, y el Banco Mundial ha advertido de que la economía rusa se reduciría en al menos un 0.7% en 2015 si los precios del petróleo no se recuperan.

Otro caso importante es el de nuestro vecino: Venezuela. Es uno de los mayores exportadores de petróleo del mundo, pero gracias a la desastrosa gestión económica del chavismo, enfrenta graves problemas, incluso desde antes de que el precio del petróleo comenzara a caer. Según el economista Steve Hanke, tiene una inflación de 700% y la economía está parada. La necesidad de recortes en gastos es obvia, pero el dictador Maduro ha descartado la posibilidad de recortes en los subsidios o de tener precios más altos de gasolina.

Para mayor abundamiento de los problemas de Venezuela, hay que considerar que los inventores del Alba, modelo mental de la izquierda tradicional peruana, ‘disque’ opositores del extractivismo, han destruido toda la producción no petrolera y hoy los hidrocarburos representan más del 90% de sus exportaciones. Que incoherencia de nuestros apóstoles de las ‘ideas muertas’, no critican la dictadura chavista por su insoportable afrenta a la democracia, ni por su manejo económico; pero se dan el lujo de desquiciar los sectores extractivos del Perú, que solo llegan al 15% del PBI y que son la mejor fuente de crecimiento y reducción de la pobreza. En verdad parece que han trastocado su ‘noble izquierdismo’ en un descarado fascismo.

Otros grandes perdedores son las empresas petroleras. Chevron y Royal Dutch Shell, anunciaron recientemente recortes a sus nóminas para ahorrar, pero los productores de petróleo y gas más pequeños ya reportan pérdidas netas, por lo que están recortando dividendos y vendiendo activos.

En diciembre, Chevron canceló un proyecto de exploración de shale gas de US$ 10 mil millones en Ucrania, dinero con el que contaba el gobierno ucraniano para estimular su economía y, con el tiempo, reducir su dependencia del gas ruso. Este es sólo un ejemplo de una tendencia que ya se encuentra en toda la industria: la cancelación o el aplazamiento de proyectos de energía que de repente se han vuelto demasiado arriesgados o económicamente inviablespor un bajo precio del petróleo.

Según Goldman Sachs, mil millones de dólares de inversiones en proyectos de energía podrían estar en riesgo. En largo plazo, esto puede significar una menor producción de petróleo y el encarecimiento de la energía. Pero en el corto plazo, la desaparición repentina de este enorme flujo de inversión está destinada a perjudicar a las compañías de energía y a sus proveedores de equipos y las empresas de construcción e ingeniería que planeaban ejecutar estos proyectos. Sin embargo, también causarían muchísimo daño a las ciudades y regiones donde estas empresas operan y que cuentan con este dinero para destinarlo a otros proyectos.

Por otro lado, los precios del petróleo más bajos impulsarán el crecimiento en China y la India, el hogar de casi la mitad de la población mundial y de los principales motores de la economía mundial. También se verán beneficiados los importadores de petróleo como Chile y Perú.

Ambas economías dependen de sectores que utilizan petróleo como un componente importante de sus costos, como la minería y la construcción. Chile tiene un déficit en el suministro de hidrocarburos, actualmente importa más de 90% del petróleo que consume y se calcula que la caída de su precio, compensa la baja del precio del cobre.

En Perú, la disminución en los precios del petróleo proporcionará un entorno favorable para los sectores industriales, la minería y la construcción. En general, el país importa alrededor de US$ 6.0 mil millones en productos petroleros, lubricantes y refinados. Menores costos de energía beneficiarán a los proyectos de cobre, tales como la mina Toromocho de Chinalco y HudBay Minerals  de la mina Constancia. Además, la caída podría aumentar la renta disponible de los consumidores y ayudar a reducir el déficit comercial, que se prevé que alcance los US$ 1,600 millones en 2015.

Con todos estos movimientos, el gobierno peruano no ha sido capaz de establecer mejores requisitos para los operadores petroleros y ha terminado causando un desmadre en el Lote 192 que dejó Pluspetrol y que nadie quiso recibir en una tardía y mal estructurada licitación. (Ver mayor detalle en Lampadia: Lote 192: Una historia de engaños y absurdas ilusiones).

Esperemos que el Perú no siga desaprovechando todas sus oportunidades, como lo viene haciendo con la minería, el petróleo y la energía. Lampadia

 




Por qué las preocupaciones sobre China tienen sentido

Por qué las preocupaciones sobre China tienen sentido

Comentario de Lampadia: 

Martin Wolf está de regreso con nosotros después de sus vacaciones y vuelve a ilustrarnos con su proverbial lucidez. El ajuste de la economía china está afectando, y lo seguirá haciendo, a la economía global. Sin embargo la fijación con su ritmo de crecimiento, desde el punto de vista peruano, es exagerada, ya que el eventual 7% de crecimiento de China equivale a 3.2 veces el PBI peruano y, por lo tanto, podemos tener ajustes de precio, pero difícilmente de demanda. Ver artículo de Wolf:

 

Por Martin Wolf, publicado en el Financial Times el 25 de agosto de 2015

Traducido por Lampadia

 

La interrogante es sobre como se cambia a una economía liderada por el consumo.

No soy ni lo suficientemente inteligente como para entender el comportamiento del “Sr. Mercado” (el maníaco-depresivo soñado por el gurú de la inversión, Benjamin Graham) ni tan increíblemente ingenuo como para creer que sí lo entiendo. Pero hay que admitir que, sin duda, él está pasando por una fase depresiva. Detrás de todo esto parecen estar las preocupaciones sobre China. ¿Tiene razón de estar nervioso el “Sr. Mercado”?. En corto, sí.

Hay que saber distinguir entre por qué vale la pena preocuparse y por qué no. La caída del mercado de valores de China se encuentra en la segunda categoría. De lo que sí vale la pena preocuparse es de la magnitud de la tarea que confrontan las autoridades chinas por su aparente incapacidad para lidiar adecuadamente con la ruptura de una simple burbuja bursátil.

Los mercados de valores de hecho se han estado corrigiendo, con el mercado de China a la cabeza. Entre su punto máximo en junio y el martes (25/8), el índice de Shanghái cayó un 43 por ciento. Sin embargo, el mercado de valores de China sigue estando un 50 por ciento más alto que a principios de 2014. La implosión de la segunda burbuja bursátil china en una década todavía parece inacabada. (Ver gráficos más abajo).

El mercado chino no es un mercado normal. Incluso más que en la mayoría de los mercados, se trata de un casino en el que cada jugador espera encontrar un “ingenuo mayor” en quién descargar las “fichas costosas” antes de que sea demasiado tarde. Un mercado como éste está destinado a ser extremadamente volátil. Pero sus caprichos debieran revelar poco acerca de la economía china en general.

Sin embargo, los acontecimientos en el mercado chino tienen un más amplio significado observable en dos maneras relacionadas. Una es que las autoridades chinas decidieron arriesgar sustanciales recursos e incluso su autoridad política en su esfuerzo (fracasado, como era de esperarse) para detener el colapso de la burbuja. La otra es que deben haber sido impulsados por la preocupación acerca de la economía. Si ellos están lo suficientemente preocupados como para apostar por tan leve esperanza, nosotros también debiéramos preocuparnos.

Tampoco se trata de la única manera en la que el comportamiento de las autoridades chinas es motivo de preocupación. La otra fue la decisión de devaluar el Renminbi el 11 de agosto. En sí, esto también es un evento sin importancia, representando una devaluación acumulada frente al dólar estadounidense de apenas 2.8 por ciento hasta el momento. Pero tiene implicancias significativas.

Las autoridades chinas quieren espacio para recortar las tasas de interés, como ocurrió el martes. Una vez más, este hecho subraya su preocupación acerca de la solidez de la economía. Otra posible consecuencia es que Beijing pudiera estar buscando una reactivación del crecimiento impulsado por exportaciones. Me parece difícil de creer, ya que las consecuencias globales serían devastadoras. Pero al menos es razonable preocuparse por esta desestabilizadora posibilidad. Una última implicancia posible es que las autoridades chinas se estén preparando para tolerar la fuga de capitales. Si es así, EEUU caería en su propia trampa. Washington ha tratado de lograr la liberalización de las cuentas de capital chinas. Tendría entonces que tolerar una desestabilizadora consecuencia a corto plazo: un debilitamiento del Renminbi. 

Los recientes acontecimientos deben considerarse dentro del contexto de una preocupación mayor. La cuestión es si las autoridades chinas pueden obtener y asegurar el desplazamiento de una economía liderada por la inversión [y las exportaciones] a una dirigida por el consumo, a la vez que mantienen la demanda agregada. Si pueden hacerlo, la economía también mantendrá un crecimiento de entre 6 y 7 por ciento. Si no, existe la amenaza de inestabilidad económica y política.

La economía de China ya se ha ralentizado. El hablar de una “nueva normalidad” reconoce esta realidad. Pero Consensus Economics ha obtenido pronósticos de crecimiento alternativos. La media de estos nuevos pronósticos muestra un crecimiento de sólo 5.3 por ciento durante el año hasta el cuarto trimestre de 2015.  (Ver gráfico líneas arriba).

Supongamos que algo como esto fuera cierto. Según las cifras oficiales, la inversión fija bruta fue del 44% del PBI en 2014.  Es probable que las cifras de inversión sean más correctas que las del PBI. Pero ¿tiene sentido económico que una economía invierta el 44% del PBI y solo crezca un 5%? No. Estos datos sugieren rendimientos marginales ultra bajos, si no negativos. Si éste es el caso, la inversión pudiera caer pronunciadamente. Eso puede no reducir el crecimiento potencial, siempre y cuando se elimine primero la inversión ineficiente. Pero pudiera ocasionar un colapso de la demanda. Todo lo que las autoridades chinas han hecho hasta ahora sugiere que están preocupados justamente por ello.

Esta intranquilidad acerca de una deficiente demanda agregada no es nueva; ha sido una gran preocupación desde que ocurrió la crisis financiera en occidente, la cual devastó la demanda de las exportaciones chinas. Ésta es la razón por la que China se embarcó en un auge propio de inversión impulsado por crédito. Sorprendentemente (y preocupantemente), la proporción de la inversión en el PBI aumentó a la misma vez que el crecimiento del producto potencial decayó. Ésa no era una combinación sostenible a largo plazo.

Esto deja a las autoridades chinas con tres enormes dolores de cabeza económicos. El primero es enmendar la herencia de excesos financieros pasados a la vez que evitan una crisis financiera. El segundo es transformar la economía, para que sea más dependiente del consumo privado y público y menos dependiente de los extraordinariamente altos niveles de inversión. El tercero es lograr todo esto, mientras se mantiene un crecimiento dinámico de la demanda agregada.

Los recientes acontecimientos son importantes porque sugieren que las autoridades chinas aún no han descifrado la manera de tener éxito en esta triple combinación. Peor aún, los recursos que han utilizado durante los últimos siete años han empeorado la situación. Tal vez el “señor  Mercado” ha comprendido cuán difícil va a ser y, por lo tanto, cuán desestabilizadoras son realmente algunas de las opciones que los chinos pudieran elegir. Éstas incluyen devaluación, tasas de interés ultra bajas e incluso la flexibilización cuantitativa. Si éste es el caso, la conmoción del mercado pudiera no ser una necedad. El exceso de ahorro global puede empeorar y eso afectaría a todo el  mundo. L




Bancos Globales: ¿Están llegando a su final?

Bancos Globales: ¿Están llegando a su final?

Mal administrados y sin ganancias, los bancos globales necesitan un replanteamiento.

The Economist, 07 de marzo 2015

Traducido, glosado y comentado por Lampadia

Los bancos están en problemas una vez más, y no solo los bancos de inversión como Lehman Brothers o especialistas en hipotecas como Northern Rock; un puñado de grandes bancos globales o “redes”. Estos gigantes mamuts de las finanzas, si no pueden mejorar su rendimiento, merecerán el mismo destino.

La presión es intensa. El mes pasado JP Morgan Chase se sintió obligado a explicar a los inversores por qué no deben ser divididos. Citigroup espera sus resultados del examen anual de la Reserva Federal: si falla, como lo hizo el año pasado, sus directivos serán expulsados. Deutsche Bank está replanteando su estrategia, después de años de débil desempeño. HSBC, el banco local del mundo, ha sido golpeado por escándalos fiscales en su operación suiza y a mostrado pobres ganancias.

[Casi todos ellos han tenido que enfrentar altísimas multas por su participación en la crisis financiera. Bank of América pagó una histórica multa de US$ 16.65 mil millones y Citigroup un total de US$ 7 mil millones. Además, se eliminó a toda la dirección y administración de los principales bancos. El dinero que facilitó Estados Unidos para evitar la crisis fue recuperado por el tesoro íntegramente y con utilidades.]

En el papel, los bancos globales tienen sentido. Proporcionan la tubería que permite a las multinacionales mover dinero en efectivo, gestionar el riesgo y la financiación del comercio en todo el mundo. Desde el comienzo de la era moderna de la globalización, en la década de 1990, muchos bancos encontraron seductora la idea de abarcar todo el mundo con sus operaciones.

En la práctica, sin embargo, ha sido una pesadilla hacerlos funcionar. Su expansión sigue siendo enorme. Citi está en 101 países, emplea a 241,000 personas y cuenta con más de 10,000 propiedades. Hablar de las mejores prácticas globales es algo hueco, dados los delitos menores que los bancos han sido acusados de facilitar, incluyendo el lavado de dinero en México (HSBC y Citigroup) y romper sanciones (Standard Chartered y BNP Paribas). Ningún jefe, salvo por Jamie Dimon de JPMorgan Chase, da una impresión convincente de estar en completo control, incluso él sufrió una pérdida de $ 6,000 millones el 2012. Algunos, como el Royal Bank of Scotland (RBS), decidieron  que ya habían sufrido suficiente y anunciaron una retirada de las operaciones globales, y se han comprometido a concentrarse en sus mercados de origen. Otros, como Citi y HSBC, están reduciendo paulatinamente su presencia global.

En parte, el origen de este proceso son las regulaciones creadas después de la crisis financiera. Las reguladoras tuvieron razón cuando decidieron no dividir a los bancos globales inmediatamente después de la crisis financiera de 2007 / 8 a pesar de que Citi y el RBS necesitaban un rescate a gran escala. Las subdivisiones habrían multiplicado en demasía el número de grandes bancos a los cuales vigilar. En cambio, de esta manera, los supervisores los regulan más estrechamente – juntos, JPMorgan Chase, Citi, Deutsche y HSBC tienen ahora un 92% más de capital que el 2007. Los bancos globales probablemente acabarán teniendo que llevar alrededor de un tercio más capital que los nacionales sólo porque, si no lo hacen, las consecuencias seríantremendas. Los reguladores nacionales quieren que las operaciones locales de los bancos sean delimitadas, evitando ciertas ganancias “eficientes”. El costo de cumplir con todas las nuevas reglas es inmenso. El HSBC gastó $ 2.4 mil millones en su cumplimiento el 2014, un aumento de alrededor del 50% en comparación con el año anterior. La discusión de los requerimientos de capital en la última presentación de Citi ante los reguladores ocupa 17 páginas.

En parte como consecuencia de todo esto, los bancos globales están ahora reprobando una prueba diferente: la del valor para los accionistas. La mayoría de estos titanes luchan porlograr una rentabilidad de capital mejor a la de las compañías eléctricas (mucho más seguras). El año pasado, Citi logró un triste 3.4%. JPMorgan Chase estima que su escala añade entre $ 6,000 millones a 7,000 millones al año para lograr sus beneficios. Sin embargo, los costos de capital adicional que deben sobrellevar, y las normas y la complejidad adicionales que conlleva ser globales absorbe una gran parte de eso. (No hay otra empresa que realice estimaciones así de explicitas, presumiblemente porque las cifras no son halagadoras.) Hasta casi la mitad del capital invertido en los grandes bancos mundiales no lograron una rentabilidad sobre recursos propios del 10% o más el año pasado.

Los inversores se preguntan si los costos de su propagación mundial superan los beneficios. Si los bancos como Citi y HSBC no mejoran pronto, serán descuartizados, no por los reguladores, sino por sus propios accionistas.

Los bancos globales insisten en que tienen una ventaja competitiva. Nadie más puede hacer lo que ellos hacen. Una red de alianzas entre cientos de bancos locales sería desvencijada y difícil de controlar; Silicon Valley todavía tiene que inventar un banco internacional virtual; y los contendientes de los mercados emergentes, como el Banco de China, están a una década de distancia de tener huellas globales. Pero las actividades genuinamente globales, tales como el comercio de divisas y la prestación de servicios bancarios transfronterizos a las multinacionales, por lo general, representan sólo una cuarta parte de los ingresos de los grandes bancos.

Es difícil evitar la conclusión de que los bancos globales son, para los estándares de las empresas normales, conglomerados disfuncionales que luchan para asignar bien sus recursos. Sus jefes ahora deben tratar de forjar empresas magras que faciliten el comercio mundial a bajo costo y riesgo. Si los clientes encuentran valiosos estos servicios, los bancos podrán cobrar lo suficiente como para compensar sus enormes gastos generales, y generar un buen retorno para sus accionistas. Si los clientes no lo hacen, el banco global se convertirán en una más de las más grandes ideas fallidas de las finanzas mundiales.




Una verdad heterodoxa

Una verdad heterodoxa

Por Nouriel Roubini

(Project Syndicate, 01 de Febrero de 2015)

¿Quién podía pensar que, seis años después de la crisis financiera mundial, la mayoría de las economías avanzadas seguirían flotando en una sopa de letras –ZIRP, QE, CE, FG, NDR y U-FX Int– de políticas monetarias heterodoxas? Ningún banco central había pensado en la posibilidad de adoptar alguna de esas medidas (política de cero tipos de interés, relajación cuantitativa, relajación crediticia, orientación sobre la política monetaria, tipos de depósitos negativos e intervención ilimitada en el mercado de divisas, respectivamente) antes de 2008? Actualmente han llegado a ser el pan nuestro de cada día en materia de instrumentos de las autoridades.

De hecho, tan sólo en el último año y medio, el Banco Central Europeo adoptó su propia versión de orientación sobre la política monetaria, luego pasó a la política de cero tipos de interés y después optó por la relajación crediticia, antes de decidir probar con los tipos de depósito negativos. En enero, adoptó plenamente la relajación cuantitativa. De hecho, ahora mismo la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra, el Banco del Japón, el BCE y una diversidad de bancos centrales de economías avanzadas más pequeñas, como, por ejemplo, el Banco Nacional Suizo, han recurrido a semejantes políticas heterodoxas.

Un resultado de ese activismo mundial en materia de política monetaria ha sido una rebelión entre los seudoeconomistas y los incompetentes que hablan de los mercados en los últimos años. Esa diversidad de economistas “austríacos”, monetaristas radicales, maniáticos del oro y fanáticos del bitcoin no ha cesado de repetir que semejante aumento en masa de la liquidez mundial provocaría hiperinflación, el desplome del dólar de los EE.UU., unos precios por las nubes del oro y la desaparición tarde o temprano de las monedas fiduciarias a manos de criptomonedas digitales.

Ninguna de esas siniestras predicciones ha sido confirmada por los acontecimientos. La inflación es baja y va en descenso en casi todas las economías avanzadas; de hecho, ninguno de los bancos centrales de las economías avanzadas está logrando cumplir su mandato –explicito o implícito– del dos por ciento de inflación y algunos a duras penas consiguen evitar la deflación. Además, el valor del dólar ha estado disparándose frente al yen, el euro y la mayoría de las divisas de los mercados en ascenso. Los precios del oro desde el otoño de 2013 han bajado de 1.900 dólares por onza a unos 1.200 dólares y el bitcoin fue la moneda con peores resultados del mundo en 2014, al perder casi un 60 por ciento de su valor.

Desde luego, la mayoría de los catastrofistas carecen del menor conocimiento de la economía básica, pero eso no ha impedido que sus opiniones hayan influido en el debate público. Así, pues, vale la pena preguntarse por qué sus predicciones han fallado tan espectacularmente.

La raíz de su error estriba en su confusión sobre la causa y el efecto. La razón por la que los bancos centrales han adoptado políticas monetarias cada vez más heterodoxas es la de que la recuperación posterior a 2008 ha sido extraordinariamente anémica. Dichas políticas han sido necesarias para contrarrestar las presiones deflacionarias causadas por la necesidad de hacer un doloroso desapalancamiento a raíz de las grandes acumulaciones de deuda pública y privada.

En la mayoría de las economías avanzadas, por ejemplo, sigue existiendo un desfase muy grande de la producción, pues tanto ésta como la demanda son muy inferiores a su potencial; así, las empresas tienen una capacidad limitada para la fijación de precios. También los mercados laborales están muy flojos: demasiados trabajadores desempleados intentan conseguir los demasiado pocos puestos de trabajo disponibles, mientras que el comercio y la mundialización, junto con las innovaciones tecnológicas que ahorran mano de obra, están reduciendo cada vez más los puestos de trabajo y los ingresos de los trabajadores, lo que representa un mayor lastre para la demanda.

Además, siguen estando flojos los mercados inmobiliarios en los que a un auge siguió una quiebra (los Estados Unidos, el Reino Unido, España, Irlanda, Islandia y Dubai) y en otros mercados (por ejemplo, China, Hong Kong, Singagur, el Canadá, Suiza, Francia, Suecia, Noruega, Australia, Nueva Zelanda) hay burbujas que representan un nuevo riesgo, pues su desplome podría desmoronar los precios de las viviendas.

También los mercados de los productos básicos se han vuelto una causa de presión desinflacionaria. La revolución de la energía debida al esquisto en Norteamérica ha debilitado los precios del petróleo y del gas, mientras que la desaceleración de China ha socavado la demanda de una gran diversidad de productos básicos, incluidos el mineral de hierro, el cobre y otros metales industriales, de todos los cuales hay una mayor oferta después de que años de precios altos estimularan las inversiones en nueva capacidad.

La desaceleración de China, después de años de inversión excesiva en los sectores inmobiliario y manufacturero, está causando una saturación mundial de productos industriales y manufacturados. Como ahora la demanda en dichos sectores está contrayéndose marcadamente, el exceso de capacidad en los sectores siderúrgico y cementero de China –por citar sólo dos ejemplos– está intensificando aún más la presión deflacionaria en los mercados industriales mundiales.

El aumento de la desigualdad de renta, al redistribuir los ingresos de quienes gastan más hacia los que ahorran más, ha exacerbado la escasez de demanda. Lo mismo ha ocurrido con el ajuste asimétrico entre economías acreedoras y con un exceso de ahorro, que no afrontan presiones del mercado para gastar más, y unas economías deudoras y con un exceso de gasto, que sí que las afrontan y se han visto obligadas a ahorrar más.

Expresado de forma sencilla, vivimos en un mundo en el que hay demasiada oferta y demasiado poca demanda. El resultado es una presión desinflacionaria, si no deflacionaria, persistente, pese a una relajación monetaria muy intensa.

La incapacidad de las políticas monetarias heterodoxas para evitar una deflación plena refleja el hecho de que semejantes políticas vayan encaminadas a debilitar la divisa, con lo que mejoran las exportaciones netas y aumentan la inflación. Sin embargo, se trata de un juego de suma cero, que simplemente exporta deflación y recesión a otras economías.

Tal vez más importante haya sido un profundo desequilibrio con la política fiscal. Para ser eficaz, el estimulo monetario debe ir acompañado de un estímulo fiscal temporal, del que ahora carecen todas las economías más importantes. De hecho, la zona del euro, el Reino Unido, los Estados Unidos y el Japón están aplicando en grados diversos una austeridad y consolidación fiscal.

Incluso el Fondo Monetario Internacional ha señalado correctamente que parte de la solución para un mundo con demasiada oferta y demasiado poca demanda ha de ser una inversión pública en infraestructuras, que es inexistente –o está desmoronándose– en las economías más avanzadas y en los mercados en ascenso (con la excepción de China). Con unos tipos de interés a largo plazo próximos a cero en la mayoría de las economías avanzadas (y en algunos casos incluso negativos), resulta totalmente justificado el gasto en infraestructuras, pero una diversidad de constricciones políticas –en particular, la de que las economías fiscalmente depauperadas recortan el gasto antes de reducir los salarios del sector público, las subvenciones y otros gastos corrientes– están frenando el necesario auge de las infraestructuras.

Todo ello constituye una receta para un continuo crecimiento lento, un estancamiento persistente, desinflación e incluso deflación. Ésa es la razón por la que, a falta de políticas fiscales apropiadas para abordar la insuficiente demanda agregada, las políticas monetarias heterodoxas seguirán siendo una característica fundamental del panorama macroeconómico.




Crisis: Ortodoxia y pragmatismo

Crisis: Ortodoxia y pragmatismo

Comentario de Lampadia

Excelente análisis de Joaquín Estefanía sobre el manejo de la crisis financiera del 2008 en EEEUU y Europa. Como explica Estefanía, EEUU fue consistente en la aplicación de políticas de soporte financiero a las entidades, financieras y no financieras, invirtiendo importantes recursos fiscales. Estos no solo han sido ya recuperados, inclusive han generado utilidades al tesoro norteamericano, han logrado una mejor salud del sistema financiero, mejores balances del sector privado en su conjunto y una sustancial reducción del desempleo, a niveles de, prácticamente, full empleo.

En cambio, Europa, con sus dificultades políticas de la unión no muy uniforme de varios países, con situaciones fiscales divergentes y las típicas dudas cartesianas de los europeos, nunca se avino a establecer y mantener un programa de apoyo financiero y productivo. Como consecuencia de esto, Europa se debate aún cerca de la recesión, agravada por el riesgo de la deflación, con altísimos niveles de desempleo y altas cargas fiscales.

Estefanía plantea que esta situación es una prueba palpable de la eficacia de una versus otra política monetaria y fiscal.

Los frutos de la adversidad

Por Joaquín Estefanía

(El País, 12 de Enero de 2015)

El permanente debate de política económica, que ha durado toda la Gran Recesión, entre los partidarios de ajustar las economías primero para que luego creciesen (los ortodoxos), y los que defendían que era imprescindible crecer antes para ajustar después (los pragmáticos), ya tiene un vencedor claro: EE UU, el representante más genuino de la segunda opción. Sus datos macroeconómicos (el crecimiento y, sobre todo, la creación de puestos de trabajo) avalan esa victoria con gran holgura.

Este debate no fue tal en los momentos más duros. Después de la quiebra de Lehman Brothers y de la implosión del sistema financiero en otoño de 2008, los líderes de los países más ricos del mundo (G-20) se reunieron en Washington (noviembre de 2008), Londres (abril 2009) y Pittsburg (septiembre de 2009) y convinieron que la única forma de evitar el pánico bancario y estimular una economía mundial mortecina era fomentar los rescates a las entidades en dificultades e inyectar dinero público en el sistema para crear empleo y para que la coyuntura no llegase a parecerse a la de la Gran Depresión de los años treinta (la forma en la que se entendió eso en España fue el epidérmico Plan E de Zapatero). A partir de junio de 2010 (cumbre de Toronto), las sensibilidades se modificaron: mientras una parte del mundo liderada por EE UU continuó con una política monetaria laxa y medidas de estímulo para que su economía continuase creciendo y detuviese el sufrimiento de un paro masivo, otra parte – Europa- cambió radicalmente su visión de las cosas, implantó el dogma de las políticas de austeridad autoritaria y del equilibrio presupuestario frente a cualquier otra prioridad.

El resultado de ambas opciones se ha hecho visible ahora. Los EE UU de Obama, que crecieron a un ritmo del 5% de su PIB en el tercer trimestre del año, ya ha recuperado todos los puestos de trabajo perdidos durante la crisis y terminaron el curso con una creación de empleo de casi tres millones de personas, lo que sitúa su tasa total de paro en el 5,6%, a punto de llegar al pleno empleo. Por el contrario, la Europa del euro, la de la señora Merkel, dobla la tasa de desempleo estadounidense (11,5%) en una coyuntura de estancamiento económico y deflación de sus precios. Esta media es, como casi todas, engañosa: mientras Alemania tiene un paro del 6,5%, el menor desde la unificación del país a principios de los años noventa, la Europa del Sur (Grecia, España y Portugal) se encuentra en porcentajes insufribles (25,7%, 23,9% y 13,4%, respectivamente). No es de extrañar que cuando le preguntaron a Matteo Renzi, primer ministro italiano, por las reformas españolas, respondiese: atrás, Satanás, “nuestro modelo es Alemania, no España”.

Mientras que aquí todavía se espera, inquietos por las presiones alemanas en contra, que el Banco Central Europeo anuncie en su reunión de dentro de 10 días el inicio de la expansión cuantitativa (la compra masiva y directa de bonos públicos de los países europeos con más dificultades), EE UU ya la abandonó el pasado mes de octubre después de 37 meses aplicándola, mientras mantiene el precio del dinero (tipos de interés) próximos a cero.

Una y otra parte del planeta tienen que observar con atención los riesgos geopolíticos existentes, que pueden limitar el comportamiento de sus economías: el precio y la especulación sobre el petróleo, el deterioro de los mercados de materias primas, el resultado de las elecciones griegas, y el frenazo de los países emergentes. Y dentro de estos últimos, la situación de Rusia. George Soros advertía hace unos días que Rusia es la mayor amenaza para la evolución económica del mundo ya que el colapso de los precios del petróleo se une al efecto de las sanciones económicas impuestas por la anexión de Crimea, por lo que “no sería sorprendente” el impago de la deuda rusa.

Un aspecto unifica los mercados laborales estadounidense y europeo: la baja calidad del empleo creado (temporal, parcial, sin garantías,…) y la devaluación salarial, principal causante, junto con el paro, del incremento exponencial de la desigualdad en esta época. La Gran Recesión se recordará por la distribución de la renta y la riqueza en sentido contrario al progreso.