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Reformas políticas que moderen los impulsos demagógicos

Reformas políticas que moderen los impulsos demagógicos

Un comportamiento disfuncional es el que se presenta cuando el Congreso de la República festina trámites y, en contra de los establecido, apura la aprobación de normas en dos votaciones seguidas, sin esperar el plazo de ley de una semana.

Los congresistas representan a los ciudadanos y deben respetar su necesidad de estar advertidos sobre cambios normativos, de poder opinar y aportar a la formación legislativa, ya sea dirigiéndose a algún congresista, generando planteamientos a través de organismos de la sociedad civil o desde los medios.

Debería ser considerado falta grave que el Congreso convierta en letra muerta sus propias  normas sobre los procesos legislativos y apele siempre a la excepción, sorprendiendo a la población con normas aprobadas entre ‘gallos y media noche’. Un congreso democrático no puede terminar siendo una abusiva forma de dictadura.

Evidentemente, la mejor forma de evitar semejantes comportamientos es con la creación de una segunda cámara, el Senado. Como ya se ha comentado en los medios, ello no implica crecer el número de congresistas (la mayor objeción de la opinión pública a la recreación del Senado), pues se podría tener una Cámara de Diputados con 100 miembros y un Senado con 30, sin incrementar el total.

“Si no hay consecuencias de nuestras acciones, no hay incentivos para aprender. Los sabios y los necios cometen errores. El tonto no aprende. Los sabios, aprenden”.

El resultado final de proteger a los hombres de los efectos de la ‘folly’ es llenar al mundo de tontos. (Folly: disparate, desatino, insensatez, locura, absurdo)

Herbert Spencer, Philosiblog

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Líneas abajo, presentamos el análisis de nuestro colaborador:

Jaime de Althaus
Para
Lampadia

La ley que prohíbe incorporar leche en polvo en la leche evaporada y en la elaboración de quesos y otros productos lácteos, fue aprobada exonerándola de segunda votación. Fue una manera de decir: no queremos saber más, no queremos recibir información que pueda cuestionar la decisión “histórica” que hemos tomado.

Este caso, mezclado con los resultados de la votación por la Asamblea Nacional en Francia, nos puede servir para replantear propuestas vinculadas a la reforma electoral y política que el Congreso está trabajando.

Porque, en efecto, la información científica difiere de las creencias de los congresistas, que fundamentaron la aprobación de la ley en la tesis de que la leche en polvo reconstituida pierde sus propiedades nutricionales y afecta la calidad de la leche evaporada.

El doctor Robinson Cruz, director general del grupo IIDENUT (Investigación y Desarrollo en Nutriología), lo explica de esta manera: al evaporar la leche sea para fabricar leche evaporada (50%) o para fabricar leche en polvo (100%), se pierde vitaminas a y d, pero el poder alimenticio de la leche no está en esas vitaminas sino en la proteína y en el calcio. La proteína no se afecta ni en el proceso de fabricación y reconstitución de la leche en polvo, ni en la leche evaporada. Tampoco el calcio, aunque al deshidratar o evaporar la leche aumenta la grasa y eso afecta no la cantidad ni calidad del calcio pero sí su “biodisponibilidad”, es decir, la medida en que puede ser absorbido por el organismo humano.

Esa es la verdad. La conclusión es que la leche evaporada no se degrada porque sea mezclada con leche reconstituida. De otro lado, las normas técnicas señalan qué porcentaje de sólidos (grasa, proteína, carbohidratos, minerales, etc.) debe tener la leche evaporada, y si la leche fresca que se adquiere para evaporarla no tuviera el estándar de sólidos, ella se complementa con leche en polvo para obtenerlo. Aunque es cierto que las normas técnicas se construyen en diálogo con los industriales.

De otro lado, también es un mito que la producción lechera nacional ha decrecido como consecuencia de la importación de leche en polvo. Ella pasó de 1´575,277 toneladas el 2006 a 1’895,000 toneladas el 2015.

Entonces, si el Congreso hubiese acatado su propia norma en el sentido de realizar la segunda votación de la ley al cabo de una semana, hubiese habido algo de tiempo para presentar esta evidencia y tomar una decisión legislativa más informada.

El problema es que nuestra cultura política y el diseño constitucional en general es proclive a la aprobación de leyes impulsivas, oportunistas, demagógicas o populistas. La propia institución de la segunda votación al cabo de una semana, nunca respetada, se estableció para compensar en alguna medida la ausencia de una segunda cámara revisora de las decisiones de la primera. Por eso hasta en Fuerza Popular existe hoy un cierto consenso en el sentido de que es conveniente restablecer la bicameralidad, aunque una bicameralidad distinta a la que teníamos antes, mucho más funcional.

Otra institución que ayudaría a moderar eventuales excesos de un congreso unicameral, es el poder de veto del Presidente de la República, que en cierto sentido funciona como un sustituto del Senado. Pero en el Perú ese poder es mínimo. El Congreso puede insistir con solo la mitad más uno del número legal de votos. Como ha señalado Jorge Morelli, en todos los demás países de América Latina la insistencia requiere un mínimo de dos tercios del número legal de miembros del Congreso.

En estas condiciones, si el Congreso está en manos de un partido de la oposición, no hay equilibrio de poderes. Otra institución que ayudaría a atenuar este potencial desequilibrio, es la que vemos funcionar en Francia estos días. En ese país las elecciones parlamentarias se realizan después de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Así el votante puede tomar una decisión responsable sabiendo quién es el Presidente y si desea darle mayoría o no.

En el Perú es al revés: el elector vota por el Congreso a ciegas, sin saber quién va a resultar elegido presidente. El resultado ha sido que desde el 2001 ningún Presidente ha tenido mayoría, hasta llegar a la situación extrema actual en la que la mayoría opositora está en manos de un solo partido y el gobierno tiene menos de 20 congresistas. Se podrá decir que esta estructura debería obligar a los partidos a desarrollar una gran capacidad de diálogo y concertación, pero esto no ocurre hasta ahora en la medida necesaria. Es obvio que la gobernabilidad es mayor si el Ejecutivo tiene mayoría en el Congreso.

Por eso, la Asociación Transparencia propuso que las elecciones al Congreso se realizaran no después de la segunda vuelta presidencial, como en Francia, sino cuando menos junto con la segunda vuelta presidencial. Cualquiera de las dos fórmulas es mucho mejor que la que tenemos ahora. Debería ser adoptada en la reforma política que se está trabajando.

Complementariamente, otra institución que ayudaría a reducir el número de partidos y por lo tanto la fragmentación legislativa y la probabilidad de no tener mayoría, es el paso a un sistema electoral baso en distritos uni o bi nominales. Todas, reformas que deben contemplarse si queremos una democracia eficiente. Lampadia

 

 




Cuando el anti-fujimorismo se torna enfermedad

Las izquierdas defienden con las uñas el regalo que PPK les dio el 11 de abril pasado, un día después de las elecciones, en que decidió (equivocadamente) gobernar cerca de ellos y lejos del fujimorismo.


Fuente:  El Molino Rojo – Piet Mondrian

Es evidente que esta alianza implícita es inconducente a un gobierno exitoso. Más allá de las ‘ideas muertas’ que profesan, que no aportan nada positivo, la respuesta de las izquierdas ha sido exacerbar las contradicciones (técnica marxista),  agudizando los conflictos sociales que han, prácticamente, parado las grandes inversiones privadas ante la lenidad del gobierno. Tanto en las inversiones vinculadas a los recursos naturales, como en el ‘pet project’ de PPK de los ‘7 millones de turistas’ y la paz social en Lima con Santos (libre) conduciendo la asonada de Puente Piedra. 

Hace pocos días, Carlos Contreras, historiador y profesor de la PUCP, escribió en El Comercio, “Los ‘antis’ en nuestra historia política”. Contreras nos dijo:

Los ‘antis’ en nuestra historia política (glosado)

Después de las elecciones del 2011, Keiko Fujimori trabajó por disminuir el rechazo que el fujimorismo despertaba en amplios sectores de la población electoral, sobre todo la juvenil, que no había vivido la experiencia de los años noventa.

Por un momento pareció una estrategia adecuada para sus intereses, pero pronto descubrió que a medida que acrecían sus posibilidades de triunfo en las elecciones del año pasado, despertaba simultáneamente el fantasma que había querido evitar y que ya le había arrebatado una posible victoria en el pasado: el antifujimorismo.

Quizás el primer movimiento ‘anti’ nacional sea el que despertó Simón Bolívar en su relativamente breve paso por el Perú. [Luego Contreras describe los antis que se dieron con el Partido Civil de Manuel Prado, con el pierolismo, aprismo, comunismo, velasquismo, fujimorismo, humalismo y nuevamente el antifujimorismo]. 

En cierta forma, el fujimorismo es una identidad robusta y extendida en el país por la misma tenacidad con que es combatido. La fuerza de esta oposición es la que lo nutre y sostiene. Titulares cotidianos contrarios en la prensa, caricaturistas y columnistas atacando a sus dirigentes y ridiculizando sus afirmaciones, o discursos y gestos de desafecto en las pantallas, tanto lo dañan cuanto lo vigorizan; a la vez que una mayor intención de voto por el fujimorismo traerá más antifujimorismo, dentro y fuera del Perú.

El Perú es un país de grandes fracturas, pero dada la fuerte carga de violencia que conllevan, cabría preguntarse si los movimientos ‘antis’ son la mejor dinámica política para una comunidad nacional.

Efectivamente, en las últimas elecciones hubo un ensañamiento del establisment contra Keiko Fujimori. Se produjo una clara ruptura social y política en la que las clases populares favorecían a Fuerza Popular y el establishment lo denostaba. Esto continua hasta estos días, lo que podemos constatar en la última encuesta de Ipsos, en la que los niveles socio económicos A y B muestran una aprobación de PPK del orden de 60%, y los de C, D y E, del orden de 40%.

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Fuente: IPSOS

Pero el Perú no es su establishment. Este no puede refugiarse en Versallles y desconocer la revolución francesa, pues tarde o temprano, perderá todo atractivo e influencia en las clases populares.

Veamos algunos comentarios de personajes de la izquierda, que llegan a extremos de querer desconocer la presencia política de Fuerza Popular en el país:

Luis Pásara, en entrevista [glosada] de Maritza Espinoza, en La República (1 de enero de 2017), que le abre las puertas a los ex senderistas, pero se las cierra al fujimorismo. Veamos:

¿Cicatrizará la herida dejada por Sendero y la guerra interna?

Esta es una herida muy fresca y que está lejos de la cicatrización. Dos de los conversadores del libro han afrontado el tema con claridad: mantener como apestados a quienes estuvieron en Sendero y el MRTA –y tuvieron o no condena por eso–, es insostenible en una democracia. Que no se les dé trabajo, que no se les admita en política, que se les arrincone hasta que mueran… ¿Se les preferiría de regreso en la lucha armada? No solo es un asunto de humanidad, sino de cálculo político.

Entonces, ¿qué debe pasar para que esa herida cicatrice?

Tenemos que aceptar que son peruanos, como los demás, y que, cancelada la lucha armada que tanto daño hizo, tenemos que convivir con ellos. Pero de eso estamos lejos, en parte porque los políticos y medios de comunicación creen sacar provecho, una vez más, de la tarea de enfrentar a los peruanos, unos contra otros.

¿Cómo ve el presente político del Perú, con un Presidente debilitado frente al poder parlamentario del fujimorismo?

La condición “debilitada” del Presidente no viene del resultado electoral, que le fue favorable, sino que la está construyendo el propio PPK. Su decisión de no hacer cuestión de confianza de la censura al ministro con mayor reconocimiento por su tarea en la reforma educativa es un error político de larga duración. “Diálogo y no confrontación” con quienes solo buscan debilitarlo para declarar su vacancia o verlo llegar con las justas a las elecciones de 2021 y hacerse del poder, es una apuesta equivocada. Veremos cuánto tarda en llegar la siguiente censura a un ministro. Con el recurso constitucional que tiene PPK en su manos –y no tuvo Fernando Belaunde en su primer gobierno frente a una oposición semejante–, no se entiende por qué ha optado por el camino del debilitamiento que terminará en la esterilidad de su gobierno.

Alberto Adrianzén en entrevista [glosada] de Paco Moreno del Diario UNO (16 de diciembre, 2016).

—Usted que conoce los peligros del fujimorismo, ¿cómo cree que el gobierno debe actuar ante el fujimorismo?

—Yo creo que el gobierno debe congregar a todos los sectores no fujimoristas y hacer un acuerdo entre ellos para defender la democracia y la estabilidad del país. Una cosa es que el gobierno se defienda solo, además en un gobierno débil con una bancada semidividida, y otra que haya una alianza, una coalición de fuerzas que de alguna manera se expresó en el Congreso y así se puede enfrentar al fujimorismo.

MUCHO CUIDADO

—¿Y es muy peligroso el avance del fujimorismo?

—Claro que sí, por todo lo que significa. Yo creo que Keiko cree que la única forma de ganar en el 2021 es asegurándose el control de las instituciones, por ejemplo, para que no la sigan investigando. Quiere copar todas las instituciones que tienen que ver con la lucha anticorrupción. Además, creo que ella quiere marginalizar al sector antifujimorista que está en el gobierno y también que está fuera del gobierno. Bueno, el antifujimorismo es más fuerte en la sociedad. Se ha demostrado ya, en las elecciones pasadas, que las corrientes antifujimoristas decidieron la suerte de Keiko Fujimori. Lo que se viene es que el fujimorismo tratará de separar del gobierno al sector antifujimorista y golpear a los sectores sociales y políticos que nada quieren con Keiko.

—¿Cuál cree que es la lógica de Keiko?

—Ella sabe pierde el 2016 por su antivoto. Ella tiene que bajar ese antivoto, porque no puede llegar al 2021 con el mismo escenario porque pierde otra vez, entonces ella está haciendo todo lo posible para los que están contra ella no tengan poder.

—¿Cuál es su opinión acerca de la protesta ciudadana contra el copamiento fujimorista, integrada principalmente por los jóvenes?

—Me parece fundamental. Me parece que es acaso lo más avanzado que hay en este país. Lo que pasa es que es un segmento que no tiene representación política. Si uno mira el panorama regional han sido los jóvenes los motores del cambio. Hasta en China. En Brasil, en Argentina, el movimiento de los jóvenes ha sido muy importante. Los jóvenes se han convertido en un motor de cambio y está muy bien su reacción ante la arremetida de los fujimoristas.

(…) Sería bueno que ellos tengan una representación política porque pueden significar el cambio de la política.

Esta situación de ensañamiento es mala a todas luces. Ojalá que PPK y su partido sepan aquilatar las contradicciones entre un país necesitado de convergencia constructiva y las malas artes de sus halcones y de los ubicuos operadores políticos de las izquierdas de las ‘ideas muertas’. Lampadia  

 

 

 




La política traiciona el sentir popular

La política traiciona el sentir popular

Difícilmente podría alguien, no estar de acuerdo en que lo que los peruanos desean es un país que crezca a buen ritmo, que disminuya la pobreza y la desigualdad, que crezcan las inversiones, la demanda de empleo de calidad y que disminuya la inseguridad. O que avancemos en cerrar las brechas que nos separan del bienestar general en educación, salud, infraestructuras y tecnología. O que nos preparemos para estar entre los ganadores en el nuevo mundo de la ‘cuarta revolución industrial’.

Sin embargo, lamentablemente la política parece alejarse del sentido de responsabilidad que demandan nuestras necesidades insatisfechas. En los últimos días, esto ha sido encarnado por el propio Presidente de la República, don Pedro Pablo Kuczynski, al que ahora le hablamos con la misma fuerza que el se ha expresado en contra del sentir de muchos ciudadanos, con la esperanza de lograr una reacción concordante con lo que él siempre representó, serenidad, profesionalismo y amplitud de mira.

Veamos: El Presidente de Todos los peruanos, que ya había tejido una serie de despropósitos que dificultaban la gobernanza, encuentra la posibilidad de hacer un borrón y cuenta nueva al aceptar la invitación del Cardenal Cipriani a conversar con Keiko Fujimori, líder de la mayoría parlamentaria y de FP, el único partido político con una presencia relevante a nivel nacional. Parece aprovecharla muy bien declarando: “Ha sido una conversación muy útil, franca y constructiva”. 

Pero días más tarde, aparentemente respondiendo a la frustración de sus halcones que habían planteado hacer cuestión de confianza por la censura del ministro de educación; o a los que relativizaron la importancia de la cumbre política, incluyendo al vicepresidente Vizcarra; o a los dolidos reclamos de las izquierdas que veían el riesgo de perder el acercamiento por el que optó PPK el 11 de abril pasado, un día después de la primera vuelta, desconociendo el mandato popular por profundizar la economía de mercado, el Presidente, en vísperas de Navidad, decidió patear el tablero:

PPK

“Esta elección se ganó en las mesas, se ganó con trabajo. Y no nos dejaremos pisar por una mayoría en el Congreso que ganó la primera vuelta pero no la segunda que es la que vale. Ahora tenemos que ser realistas”. 

¿Qué nos dice el Presidente?

 ¿La elección se ganó en las mesas? Cuidado, eso suena feo.

 ¿No nos dejaremos pisar por una mayoría en el Congreso?
¿Es ese su concepto de democracia? ¿De balance de poderes? ¿Desconoce el apoyo recibido del Congreso en múltiples ocasiones?

 ¿La primera vuelta no vale? ¿Solo vale la segunda?

En nuestra opinión las dos vueltas son válidas, pero expresan mensajes distintos. La primera es más temática, se da después de largos meses de idas y vueltas y responde, en buena medida, a las opciones programáticas que esperan los ciudadanos. La segunda vuelta se produce, por definición, en un ambiente de polarización que puede ser más o menos extrema y, por lo tanto, a no ser que se de entre opciones ideológicas contrarias, se define por temas alejados de lo temático o programático.

La verdad es que la elección de PPK ha sido producto de una serie de eventos ajenos a su mérito político, como el préstamo de votos de ciudadanos pro Keiko que en la segunda querían evitar que Verónika Mendoza ingrese al balotaje, o el voto anti Keiko y no pro PPK, o la falsa acusación de lavado de dinero por parte de Keiko y los consiguientes errores de manejo por parte de Fuerza Popular, que cortó la tendencia del voto a días de la elección.

Presidente, su gobierno pierde, día a día, viabilidad política y económica. En lo político, situaciones como las analizadas líneas arriba, solo nos llevan a la pérdida de gobernanza. En lo económico, en el corto plazo, se enfrió la economía innecesariamente y; en el mediano y largo plazo de su gobierno, mientras no se supere la conflictividad social-política que nos abruma, no tendremos recursos suficientes para emprender el gran programa de gobierno que necesitamos.

Por otro lado, usted señor Presidente, parece seguir dando más espacio político del que corresponde al Frente Amplio, que probadamente, no es ni ‘frente’ ni ‘amplio’, y que precisamente en la primera vuelta electoral fue rechazado por el 80% de los peruanos por sus ideas refundacionales, por no reconocer los avances económicos y sociales de los últimos 25 años y, como dice Moisés Naím, por sus ‘ideas muertas’.

Señor Presidente de Todos los peruanos, don Pedro Pablo Kuczynski, aléjese de las malas compañías, no podemos perder esta oportunidad, esperamos mucho más de usted y de nuestro destino. Lampadia




La izquierda tradicional debe quedar fuera del gobierno

Editorial

Después de las elecciones hemos recibido varios comentarios de nuestros seguidores sobre una supuesta inclinación política partidaria de Lampadia que no reflejan el origen ni el objeto de nuestros análisis. Asunto que consideramos necesario explicar, en contra de la tradición peruana de siempre callar y callar.

Análisis del desenfoque electoral

Nuestros análisis sobre la formación del nuevo gobierno pretenden rescatar lo más importante de nuestro comentario del 11 de abril, un día después de la primera vuelta electoral, en el que saludamos el voto de la ciudadanía que masivamente (hasta en un 80%) optó por “seguir construyendo sobre lo avanzado” y que rechazó los llamados al cambio de ‘modelo’ y a una nueva Constitución, así como la participación en el gobierno de los dueños de esas ‘ideas  muertas’.

Por lo tanto, el mandato popular era de que los dos ganadores de la primera vuelta, Fuerza Popular y Peruanos Por el Kambio, desarrollaran una segunda vuelta en que debatieran sobre los ‘por qué’ y los ‘cómo’ debíamos desarrollar las políticas públicas que permitieran que los peruanos consolidemos nuestro camino al bienestar común con la mayor consistencia posible y sin las confusiones y distracciones ideológicas que vienen entorpeciendo nuestro desarrollo.  

Lamentablemente, PPK decidió, desde el primer día, coquetear con los perdedores, especialmente con la izquierda tradicional y más radical: “voy a ir a la cárcel a conversar con Santos” (11 de abril 2016, 8:30 am). Sus alfiles toledistas (Bruce y Sheput) llegaron al extremo de alabar el plan de gobierno del Frente Amplio y las cualidades dialogantes del anti minero radical, el ex cura Arana. Y entre muchos otros gestos, promovieron la mala práctica política de firmar compromisos de acción de gobierno. Llegaron a firmar acuerdos hasta con 17 cúpulas gremiales y sindicales afines al Frente Amplio (en el compromiso con el sindicato de Sedapal, PPK, personalmente, se compromete a “NO privatizar Ni concesionar SEDAPAL ni las Entidades Prestadoras de Servicios de Saneamiento (EPS)”.

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Con esto, evidentemente, nuestros izquierdistas ya tienen su caballito de batalla para justificar sus futuras presiones políticas y sus acciones callejeras.

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Ya después de las elecciones, en las que PPK fue elegido como Presidente de la República, su Vice-Presidente, Martín Vizcarra y varios de sus voceros empezaron a plantear la posibilidad de gobernar pasando por el costado del Congreso de la República, que estará en manos de Fuerza Popular. Esto llegó hasta el planteamiento de hacer una alianza con los gobiernos regionales y locales para imponerle una agenda de gobierno al Congreso. Esta absurda idea habría sido ya descartada, sin embargo al cierre del evento cusqueño de la Cumbre de la Descentralización, el sábado pasado, PPK declaró: “Les pido que hagamos una alianza. Una alianza cuyo eco llegue hasta al Parlamento en la avenida Abancay en Lima. El eco es el Perú unido para hacer las obras que necesitamos” (como si el Parlamento estuviera tomado por una fuerza de ocupación extranjera).

En Lampadia consideramos que esta cercanía con las cúpulas de la izquierda tradicional es muy mala para el desarrollo del Perú. Nos explicamos:

Nuestras objeciones a las izquierdas peruanas

Todos los grupos de izquierda y los gremios laborales afines firmaron un documento, promovido por Tierra y Libertad (Arana), eufemísticamente llamado ‘nueva minería exige debate nacional’ en agosto del 2012 y lo presentaron al Presidente de la República, Ollanta Humala. Ver firmas y carátula del documento indicado:

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Los planteamientos del pos-extractivismo se pueden apreciar mejor en una publicación de estilo académico, ver a continuación: 

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Esta publicación fue desarrollada por varios economistas de izquierda, que acompañaron al uruguayo Eduardo Gudynas, el inspirador de este disparate en la región latinoamericana. Además, fue refrendada por varios centros de estudios y gremios peruanos, como puede verse a continuación:

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¿Pero qué es el pos-extractivismo?

Una teoría de corte ludista que pretende aislarnos del mundo global y llevar nuestras actividades productivas a satisfacer solo las necesidades más básicas, produciendo lo mínimo posible de energía, minerales, petróleo, madera y productos alimenticios entre otros.

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En el caso de los alimentos, en relación a las agroexportaciones, vinculadas al sector agrícola, donde todavía está el mayor número de  pobres, plantean que solo produzcamos lo que necesitamos para consumir nosotros y ‘tal vez’ nuestros países vecinos, si podemos convencerlos de adoptar la misma ‘filosofía’.

El sector agrícola solo puede crecer sostenidamente, llegando a muchos  estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años: una persona solo puede comer un kilo por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano? ¿Si 3 millones de agricultores tendrían que abastecer solo a los 27 millones de peruanos? Sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos por agricultor. Pero si operamos en el mundo global y exportamos a mercados de unos 2,700 millones de personas, en teoría, cada agricultor podría abastecer a 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, y la única manera de enriquecer a nuestros campesinos.

Por lo tanto, podemos afirmar con toda la fuerza del mundo, que al pretender limitar la producción agrícola, la izquierda tradicional quiere condenar a nuestros campesinos a la pobreza eterna. Lo mismo se aplica evidentemente para los demás sectores.

Estos planteamientos, que no solo se dirigen a evitar el crecimiento económico, sino que además, pretenden reducir el tamaño de nuestra economía, son maniqueos e inmorales.

Estamos seguros que los peruanos no quieren estos planteamientos, ni a los que los promueven, cerca del próximo gobierno. Nosotros, para contribuir a evitarlo, seguiremos tercamente, haciendo las críticas necesarias. Esa es nuestra  obligación, tanto por nuestra ‘Misión’, como por Nuestro Compromiso con la Sociedad. Lampadia




Vergonzosa cobardía y falta de liderazgo

Vergonzosa cobardía y falta de liderazgo

El pleno de Congreso de la República derogó el Decreto Legislativo 1198 que promovía la puesta en valor de nuestra riqueza cultural. Un nuevo acto de cobardía y falta de liderazgo desde las más altas esferas del poder político del país, que demuestra que quienes gobiernan en el Perú son las turbas oportunistas guiadas por adalides de la pequeña política parroquial que se enseñorea en nuestras tierras.

El bendito decreto permitía promover la participación de la inversión privada para poner en valor la multiplicidad de bienes culturales del país que, de otra manera, permanecen en estado larval, pues el Estado no tiene la capacidad ni los recursos para desarrollarlos. Esta iniciativa, que no implica la desnacionalización de nuestra cultura es indispensable para que los peruanos y el mundo puedan apreciar nuestra fabulosa herencia cultural. Ver en Lampadia: La Gestión cultural más allá del chauvinismo.

Las alianzas con el sector privado, se plantearon como optativas para cada caso y se excluyó la mayor parte de los bienes culturales del Cusco, seguramente con el cuidado de evitar las reacciones típicas del ‘puputismo’ y chauvinismo cusqueño. Aún así, en el Cusco, tirios y troyanos, se opusieron a la norma y convocaron paros y marchas, que al final determinaron las acciones cobardes de los supuestos padres de la patria.

Un par de reflexiones adicionales:

Primero: El sector privado peruano no es una fuerza de ocupación extranjera, como se pretende hacer constar tantas tristes veces. Este sector es tan o más peruano que el sector público, cuyos funcionarios están contratados por la sociedad para administrar el bien común.

Segundo: Un líder va delante del rebaño, el pastor va detrás. Para desarrollar sus nuevos productos, Steve Jobs, de Apple, nunca hizo un estudio de mercado (preguntar qué se necesitaba), pues sus innovaciones no estaban en la mente de la gente, sino en la de un líder preclaro. Henry Ford decía: “si yo le hubiera preguntado a la gente qué querían, me hubieran dicho que caballos más rápidos”.

Estas invitaciones desde el poder a que gobiernen las turbas tiene que parar para siempre. Lo mismo ha sucedido antes con Tambogrande, con la mina de Santa Ana, Conga, Tía María, Combayo, el lote 192 y tantos otros casos. Hay que calatear a los falsos líderes-pastores, el Perú necesita un verdadero liderazgo. Lampadia    

 




Propuestas de reforma institucional

Propuestas de reforma institucional

La Asociación Civil Transparencia, liderada por Felipe Ortiz de Zevallos, acaba de publicar sus propuestas preliminares sobre las más importantes reformas institucionales que debiéramos acometer los peruanos.

 

Lampadia, en su nuevo ‘Repositorium’ sobre “El Estado del Siglo XXI”, la recoge en su integridad, ver: “Propuestas de Reforma Institucional”.

Transparencia ha agrupado su trabajo en cuatro ejes:

  1. Sistema electoral
  2. Funcionamiento del Congreso de la República
  3. Funcionamiento del sistema de justicia
  4. Medidas para favorecer la transparencia y mejorar la gestión en la Administración Pública

Las siguientes imágenes presentan el índice de este importante trabajo:

No deje de ver nuestro nuevo ‘Repositorium’: “El Estado del Siglo XXI”. Lampadia

 

 




El costo del Congreso no está a la altura de sus realizaciones

El costo del Congreso no está a la altura de sus realizaciones

A pesar de su decepcionante performance, reflejada en su baja aprobación (apenas 13% según Ipsos), el Congreso de la República está lleno de representantes que se presentan a la ciudadanía con soberbia. Lo que es peor, es uno de los Poderes Legislativos más caros de la región. Su dispendio no se debe a los sueldos de los congresistas, que podrían ser calificados como relativamente bajos, sino a la cantidad de prebendas innecesarias, como oficinas particulares y asesores personales para cada uno de los “padres de la Patria”.

Para el 2015, su presupuesto llega a S/. 510 millones, de los cuales el 72 % se destinará al pago de remuneraciones y solo S/. 25 millones a la retribución de los propios congresistas (5% del costo total).

Cabe mencionar que el alto costo de cada congresista, incluye sus costos directos y además, los de sus asesores, oficinas individuales, transporte, vestuarios, telefonía, viáticos y otros. Si el presupuesto institucional se divide entre los 130 parlamentarios, cada uno representa un costo de S/.3´924,392, casi 4 millones de soles (US $ 1´344,000). 

Mucho más importante que los costos son los resultados de la gestión parlamentaria que, lamentablemente, a la luz de los ojos de todos los ciudadanos y de las mediciones de opinión pública dejan mucho que desear.

Comparado con otros países (como se puede observar en el cuadro superior), el costo de un congresista en el Perú es demasiado alto en relación a los indicadores del país. En Chile representa 70 veces el ingreso per cápita, en Colombia 38 veces y 58 en México, mientras en el Perú es de 195 veces. Además, el gasto por parlamentario de US$ 1.3 millones, equivale a 365 sueldos mínimos vitales anuales.

Si desagregamos el presupuesto, S/. 25 millones es destinado al pago de remuneraciones de los propios parlamentarios, S/. 54 millones a sueldos de asesores, personal administrativo, etc., un exorbitante monto de S/. 89 millones para viáticos y otros gastos.

En la última década, la calidad de nuestros políticos ha descendido a niveles impensados. El sistema facilita que personajes lumpen ocupen cargos públicos. Basta citar algunos casos de escándalos de congresistas como:  Jose Anaya, el “come pollo”, quien engañó deliberadamente entregando facturas falsificadas de compra de pollo a la brasa para obtener un rembolso por concepto de gastos operativos; Celia Anicama, la “roba cable”, quien comercializaba el servicio de televisión por cable robado de otras empresas retransmisoras; Eulogio Amado Romero, el “come oro”, quien mantenía vínculos con la minería ilegal y Nancy Obregón, quien fue acusada de formar parte de una organización del narcotráfico que apoya a Sendero Luminoso, entre otros casos.

Para colmo de males, la población sigue esperando que el Congreso se ocupe de las grandes reformas necesarias para facilitar un desarrollo integral y duradero, como todo lo referido a los aspectos institucionales. Ver en L: El Congreso no ha producido una sola reforma política.

En nuestra opinión, debiéramos reformar el Congreso en las siguientes líneas:

1. Reducir el costo total en armonía con el tamaño de nuestra economía.

2. Triplicar la remuneración de los parlamentarios (actualmente es solo el 5% del total).

3. Tener una Cámara de Diputados con 100 representantes.

4. Establecer una Cámara de Senadores con 30 representantes.

5. Eliminar las oficinas particulares y los cargos de asesores individuales.

6. Establecer una oficina central de servicios de informacióncalificada.

7. Crear oficinas y puestos de asesores por cada bancada.

El Perú necesita un excelente Poder Legislativo, que pueda medirse de igual a igual, con el de Singapur, epítome de calidad de la administración pública en el mundo. Los peruanos más calificados deben ser atraídos al Congreso. Lampadia




“Sin voto de confianza igual no habría crisis”

“Sin voto de confianza igual no habría crisis”

Entrevista a Enrique Ghersi

Por: Gonzalo Pajares

(Perú 21, 22 de Agosto del 2014)

“Lo que acabamos de ver en el Congreso es un ejercicio democrático, es legítimo, nadie debe escandalizarse”, nos dice el abogado Enrique Ghersi, a quien convocamos para analizar por qué el Congreso no le dio el voto de confianza al gabinete Jara.

La Constitución señala que hay un plazo de 30 días para que el Congreso le dé su voto de confianza al gabinete. Ese plazo se cumplió ayer…

La Constitución establece claramente que, dentro de los primeros 30 días de juramentado, el Consejo de Ministros debe presentarse ante el Congreso a exponer su plan de acción. Ese plazo es perentorio y lo establece la propia Constitución. La fórmula que buscó la presidenta del Congreso, la de suspender la sesión y reanudarla hoy, es válida, forma parte del Derecho Parlamentario y no atenta contra el artículo 130 de la Constitución y el Reglamento del Congreso.

¿Se nos vendría una crisis mayor si el Congreso no le da su voto de confianza a Jara?

No se ha votado en contra del gabinete. Las abstenciones superaron al voto a favor: 63 frente a 50, pero todo está previsto en la Constitución. Si no hay voto de confianza, no habría una crisis mayor: el gabinete Jara tendría que cesar en sus funciones, pero, tranquilicémonos, eso no ha pasado; aún no se ha producido la votación final.

¿Qué pasaría si no hay voto de confianza?

La Constitución tiene muy claro el procedimiento: de no alcanzar el voto, el presidente de la República debe nombrar un nuevo gabinete y este, otra vez dentro de los primeros 30 días de juramentado, debe presentarse al Congreso por un voto de confianza. Si el Parlamento negara por segunda vez el voto, la propia Constitución prevé el mecanismo de solución a la crisis: el presidente podría legalmente disolver el Congreso –ojo, podría, no es una acción perentoria, sino facultativa; es decir, podría no hacerlo– y convocar inmediatamente a elecciones.

¿También a elecciones presidenciales?

No, solo a elecciones parlamentarias. El presidente seguiría gobernando hasta completar su periodo, y el nuevo Parlamento elegido también estaría en funciones solo hasta completar el periodo. Pero especulaciones de este tipo son excesivas. Repito, que un gabinete no reciba el voto de confianza no produce ninguna crisis constitucional, institucional. Por el contrario, es parte del ejercicio democrático.

Algunos miembros del oficialismo se han quejado de este mecanismo…

El voto de investidura –o de confianza– es propio de los regímenes parlamentaristas. Fue recogido en el Perú por la Constitución del 93, lo que hace de nuestro sistema político uno semipresidencial: tenemos un jefe de Estado, que es el presidente de la República, y un jefe de Gobierno, que es el primer ministro. Por eso, este necesita el voto de investidura del Congreso, y este voto corresponde a la naturaleza jurídica de los regímenes semipresidenciales: lo mismo pasa en Alemania, España y Francia. Aunque a algunos les suene extraño, nuestra tradición no es presidencialista, sino semipresidencialista, pues todas nuestras constituciones, al menos en el siglo XX, han tenido la figura del primer ministro, que preside el gabinete y cuya ‘presidencia’ es distinta a la del presidente de la República.

Desde el punto de vista político y de la gobernabilidad, ¿este voto de confianza es un mecanismo sano?

Por supuesto. La democracia se basa en el equilibrio y en la separación de poderes; no puede haber un poder por encima del otro. El Parlamento debe controlar al Ejecutivo. Al gabinete Jara no le han negado esta confianza, tan solo ganaron las abstenciones: este es un acto político, legítimo en democracia. Es decir, la oposición ha ganado, pero no se ha puesto en riesgo la gobernabilidad; tan solo le ha hecho saber al gobierno que está en desacuerdo con determinadas acciones, y esto es normal en democracia. Su mensaje es político, es una llamada de atención al Ejecutivo para que enmiende su camino. Ya depende de este si escucha o no a la oposición. La oposición acusa al gobierno de arrogante, el gobierno debe demostrar en este momento que no lo es.

A raíz de lo sucedido, algunos hablan de la posibilidad de un quiebre democrático…

Ese riego no existe. No creo que el gobierno arriesgue tanto, que sea suicida: si disuelve el Congreso y convoca a elecciones parlamentarias, lo más probable es que obtenga menos curules que las que tiene ahora. Es decir, no lo conviene. El Perú está inmunizado en las crisis políticas. ¿Acaso ha subido el tipo de cambio? ¿Acaso se ha devaluado el sol? La economía está separada de los avatares de nuestra política. Por eso, sus consecuencias son menores. Más afecta la inseguridad jurídica.

¿Es sano para nuestro país que la política afecte tan poco la vida ciudadana, la economía?

Es muy sano. Cuanto menos influencia tengan los políticos en la economía, más prósperos son los países. Miremos a Suiza. Nadie sabe quién es su presidente, pero es uno de los países más ricos del mundo.




El país resbala después de muchos años

El país resbala después de muchos años

Los acontecimientos económicos y políticos de los últimos 12 meses representan un quiebre en la tendencia de progreso continuo que mantuvo el país durante los últimos  diez años. Exceptuando el corto bache del 2009, los avances sociales y económicos sorprendieron a propios y extraños por su magnitud, amplitud y permanencia. En esa década tuvimos el mayor crecimiento económico de la región, el cual fue acompañado por desarrollos muy positivos para el conjunto de los peruanos: importante disminución de la pobreza, la desnutrición, la mortalidad infantil y la desigualdad. Este crecimiento fue pro-clase media y pro-pobre. La inversión privada, los ingresos personales y el empleo, crecieron en mayor medida fuera de Lima, en la sierra y la selva más que en la costa, e igualmente, en mayor proporción en el sector rural que en el urbano (ver en Lampadia: Las cifras de la prosperidad).

Veamos algunos indicadores de la inflexión de nuestro avance:

· Crecimiento del PBI (enero – mayo) de 3.57% en el 2014 vs. 5.37% en el 2013

· Crecimiento del PBI de mayo 2014 vs. mayo 2013 de 1.84%, lo que muestra el agravamiento de la tendencia negativa

· Crecimiento de la inversión privada del primer trimestre del año vs. el mismo trimestre del año anterior (indicador que también refleja la caída de la confianza en el futuro del país):

– 1.59% el 2014

– 8.85% el 2013

– 15.67% el 2012

· El crecimiento de la demanda interna en el primer trimestre del 2014 fue 4.49%, mientras que el del 2013 fue 10.22% 

· Popularidad del Presidente de la República: 25% (julio 2014), 33% (julio 2013) y 40% (julio 2012)

Fuentes: INEI, BCR, Ipsos

Si a estos indicadores les sumamos el impacto de la situación política interna, de esta especie de guerra de todos contra todos entre los políticos más representativos, las cosas se pintan más negras. Las explicaciones que se han ensayado los últimos meses para justificar la caída, le que achacan el cambio de ritmo de la economía a factores externos sin reconocer nuestras falencias internas. Las contradicciones entre los miembros del gabinete, como las expresadas por el Ministro de la Producción “con el Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP) creceremos 7 a 8% anual”, mientras el Ministro de Economía y Finanzas decía que volveríamos a crecer hacia fin de año y, especialmente el 2015 por la recuperación de la producción primaria. Esto sin olvidar las resistencias del sector pro-ambiente al primer paquete de medidas del MEF, que llegó al paroxismo con la campaña d Oxfam (ver en Lampadia: Oxfam no tiene autoridad moral). Tenemos que concluir que los ciudadanos tienen que estar desconcertados y frustrados, pues se han interrumpido sus expectativas de progreso.

El problema parece estar en que el gobierno no reconoce el origen de este proceso: nuestro crecimiento estuvo impulsado por la inversión privada, principalmente en la minería moderna, que según el ex presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, Pedro Olaechea, hace el 67% de sus compras en el Perú y que tiene un alto valor agregado, ver en Lampadia: La minería tiene un alto valor agregado). Ya hemos comentado que la inversión en minería se interrumpió al inicio del presente gobierno (ver gráfico), desde que su primer gabinete, presidido por Salomón Lerner, “oficializó” el lenguaje anti-minero.

Tampoco se quiere reconocer que la inversión minera ha propiciado la formación de un sector industrial que hoy es el más grande, fuerte, competitivo y exportador de nuestra historia. No se reconoce que la economía se ha venido diversificando “al galope”, según Richard Webb.

La reacción del Gobierno ante el deterioro del último año no ha respondido a la coyuntura nacional, ni ha marcado con claridad el norte. Más allá del paquete de reactivación previo al mensaje presidencial y de otras medidas posteriores, los anuncios de Ollanta Humala el 28 de julio, no permiten esperar una recuperación sostenible de nuestro crecimiento.

Es cierto que el mensaje incluyó una serie de anuncios positivos que ya han sido comentados en los medios. Lamentablemente, lo expresado por el Presidente, nos lleva a interpretar algunas de sus afirmaciones y ausencias con preocupación:

– La aprobación del PNDP, promovido por el ministro de la Producción para identificar “nuevos motores” de crecimiento, insertando al país en las cadenas internacionales de valor. Una apuesta de largo plazo, que debiera darse desde el sector privado, y no desde una comisión ministerial con tintes corporativistas (incluyendo representantes gremiales), que ha sido interpretada como dirigida a sustituir el aporte de la minería.

– Dar a entender que se habría creado un nuevo sector productivo en el país. Un “sector mixto”, el de las APP (donde el Estado puede siempre tener la última palabra). Está muy bien que se promueva la participación del sector privado para mejorar las capacidades de ejecución de las inversiones estatales en educación, salud, infraestructuras y seguridad. Pero esto no debiera significar que se menosprecie el rol del sector privado en el desarrollo integral del país.

– Como destacó Miguel Palomino, Director Gerente del IPE, en una reciente nota periodística, en su Mensaje, el Presidente Humala, solo mencionó una vez la expresión “inversión privada”, dando a entender que la habría aceptado como socio de menor jerarquía en las APP, pero sin llegar a reconocer su importancia. El sector privado es el responsable de la creación del 90% del empleo, el 90% de los recursos fiscales y del 80% de la inversión. (Ver en Lampadia: 90-90-90).

En un momento tan delicado como el que vivimos hoy día los peruanos, necesitamos un liderazgo sólido y un norte claro. Debemos reconocer nuestros logros y construir el futuro a partir de ellos. Debemos aprender de los gobiernos que se están preparando para un futuro que será muy exigente, promoviendo la inversión privada y desregulando sus procesos burocráticos, como son los casos de la India, México y Colombia. (Ver en Lampadia: La visión de país y reformas que el Perú necesita)

Colombia está atrayendo inversión en minería y petróleo. El nuevo Primer Ministro de la India, Narendra Modi, ha adoptado el siguiente lema: “No red tape, only red carpet for investors” (Nada de papeleos, solo alfombra roja para los inversionistas).

En este contexto, el reciente Mensaje a la Nación del Presidente Humala, dejó un vacío muy grande. Él puede hablarles a los ciudadanos cualquier día, esperamos que recoja las críticas con nobleza y propósito de enmienda. ¡Queremos otro mensaje! Lampadia