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“¿Por qué a Castillo la CIDH lo visitó tan rápido y por qué con mi madre tardaron dos años?”

Entrevista a Carolina Ribera Añez
El Comercio, 30 de Marzo del 2023
Por: Victor Reyes Parra

Carolina Ribera Añez, hija de la encarcelada expresidenta de Bolivia Jeanine Añez, visita el Perú para participar en la primera jornada del Foro Madrid, un evento que reúne este miércoles y jueves en Lima a políticos peruanos e iberoamericanos opositores a los gobiernos de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

En diálogo con El Comercio, Ribera habló sobre la situación legal de su madre, cuestionó la actuación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su casa, y contó que se reunió con el presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, para plantearle un pronunciamiento a favor de la liberación de la expresidenta.

—¿Cuál es la situación legal de la expresidenta Jeanine Añez? Ayer una comisión de la CIDH visitó el penal donde está recluida…

Mi madre es una presa política. Fue presidenta constitucional de Bolivia, hoy [es] presa política del régimen del MAS (Movimiento al Socalismo, el partido oficialista en Bolivia). Ha vivido un linchamiento judicial por dos años y dos semanas, más de 750 días que vive este calvario y toda esta persecución política, fiscal y judicial. Lo que están haciendo con ella es procesarla por la vía ordinaria. A ella, como exmandataria, le corresponde juicio de responsabilidades y defenderse en libertad. No hay un juicio justo, no hay independencia de las instituciones, no se respeta el debido proceso. En Bolivia no existe justicia, está totalmente sometida por el gobierno, con jueces y fiscales que se prestan a hacer estas ilegalidades porque les deben su cargo al poder político. No existe el Estado de derecho.

Mi madre ya tiene una sentencia de 10 años. Fue secuestrada y llevada a La Paz para silenciarla por completo, por un supuesto terrorismo que nunca existió. Lo que hubo en Bolivia fue un fraude electoral en el 2019. Evo Morales convulsionó el país y produjo una crisis institucional que después ocasionó enfrentamientos, estuvimos al borde de una guerra civil. Renunció, abandonó el cargo y huyó del país. Igual toda la línea sucesoria que correspondía, que eran de su partido, hasta que llegó a mi madre, Jeanine Añez, como segunda vicepresidenta del Senado. Asumió de manera constitucional la presidencia. Lo que han hecho es criminalizar la sucesión constitucional, que es lo mismo que sucedió en diciembre el Perú: Pedro Castillo quiso generar un golpe de Estado, la presidenta asumió por sucesión constitucional. Lo que pasó en Bolivia deja un precedente dañino, porque la sucesión constitucional es la puerta a la democracia en toda América Latina.

En esta foto de archivo tomada el 13 de marzo de 2021, la ex presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez, es escoltada por policías luego de ser detenida en La Paz. (AIZAR RALDES / AFP).

—¿Espera que instancias supranacionales puedan atender su caso?

Hay circunstancias que me indignan muchísimo ante los organismos internacionales, como la CIDH. Cuando Pedro Castillo, un golpista, ocasionó todo esto, ellos en 48 horas estuvieron en Perú visitándolo en la cárcel y tuvieron una reunión con su familia. A mi madre, después de dos años y dos semanas, debido a mi insistencia ante la comunidad internacional, ayer [martes] recién la visitaron en la cárcel para ver la situación en la que estaba y para que ella recién pueda ver a un organismo que supuestamente vela por todos los derechos humanos. Aquí vemos una total discriminación: ¿por qué con Pedro Castillo lo hicieron tan rápido y por qué con Jeanine Añez tardaron más de dos años?

—¿Cuál es el camino con el que busca que su madre pueda ser liberada?

 Vamos a seguir haciendo presión internacional. Ya hay varios informes, incluso del GIEI (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes), que son los mismos comisionados de la CIDH, diciendo que en Bolivia no existe una justicia imparcial, que hay presos políticos, que no hay una justicia que vele por el bienestar del país, sino una justicia tomada por el poder político. También el Comité contra la Tortura, que dice que los delitos de terrorismo por el cual a mi madre secuestraron y metieron presa, son delitos ambiguos e infundados que los utilizan como persecución política. También Naciones Unidas, la Unión Europea manifiesta que hay preocupación por la justicia boliviana. Diego García Sayán, relator por la independencia de jueces y fiscales, también dijo en su visita a Bolivia que es preocupante la justicia boliviana que está tomada por el poder político. El Departamento de Estados de EE.UU. también manifiesta su preocupación por la justicia boliviana y pone de ejemplo el caso de Jeanine Añez.

—Con su visita al Perú, ¿espera que el Estado o el Gobierno peruano pueda hacer algo por el caso de su madre?

Hay muchas similitudes entre lo que ha pasado en Bolivia y en Perú. El Congreso peruano actuó a tiempo y ahora la presidenta Dina Boluarte pasó lo que vivió mi madre en su momento. Pero aún el Perú no está libre, están un proceso y no tienen que dejarse. Porque vuelven como volvieron a Bolivia: con odio, sed de venganza y ganas de meter presos a todo el que piensa diferente o todo al que hace lo que no quieren. Quiero hacer un llamado de conciencia a los peruanos y al actual gobierno…

Carolina Ribera declara a la prensa peruana durante el Foro Madrid. Foto: GEC / Anthony Ramírez Niño de Guzmán / NUCLEO-FOTOGRAFIA > ANTHONY NINO DE GUZMAN

—¿Se reunió con el presidente del Consejo de Ministros?

Sí. Y tuve una respuesta que me indignó por completo. Al ver tantas similitudes, que han pasado y han sufrido por lo mismo, no puede ser que me diga que quieren guardar las relaciones diplomáticas con un gobierno de dictadores, de tiranos, que también lo ha sufrido el Perú.

—¿Qué le planteaste en específico?

Le pedí que haga una resolución oficial como gobierno y pidan la libertad de Jeanine Añez y todos los presos políticos de Bolivia. Lamentablemente, tuve una respuesta que me indignó muchísimo. No puede ser que quieran guardar las relaciones diplomáticas con gobierno que son tiranos, dictaduras. Así como me dan asco los gobiernos que son narcodictaduras, también me dan asco los gobiernos que dicen ser democráticos y que resultan que son cómplices. Aquí hay un doble discurso.

—¿Cuál fue su respuesta concreta?

Que no lo van a hacer, no van a dar ese pronunciamiento porque tienen que trabajarlo debido a las relaciones diplomáticas. También pedí al Congreso peruano, donde tuve una respuesta inmediata de que lo van a hacer, emitir una resolución pidiendo la libertad de Jeanine Añez y todos los presos políticos de mi país.

El presidente boliviano Luis Arce (izq.) y el expresidente (2006-2019) Evo Morales hablan durante una manifestación en apoyo al gobierno, en La Paz. Ribera señala que el exmandatario ha perdido liderazgo en el MAS, el partido oficialista, y se perfila como un opositor de Arce. / MARTIN SILVA / AFP

—¿Cree que el gobierno peruano debería romper relaciones diplomáticas con el de Bolivia?

No digo que tengan que romper relaciones diplomáticas, sino que aquí tenemos que velar por los derechos humanos. Yo soy respetuosa de la soberanía de cada país, no voy a hacer lo que hizo Evo Morales, pero aquí hay que defender los derechos humanos de toda nuestra región. Lo hemos sufrido, tanto Bolivia como Perú, y estamos perdiendo la calidad y los espacios democráticos siguiendo la ruta del socialismo del siglo XXI, que viven Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y que están intentando todavía en el Perú.

—¿Cuál es la vigencia política de Evo Morales en Bolivia y dentro del propio MAS?

Evo Morales ha bajado mucho. Hay un enfrentamiento total en el MAS, ellos siguen peleándose el poder. La preocupación que tengo como boliviana es ante esta situación tan complicada, violenta, no les importan los derechos humanos, la vida. Mi madre, en su gobierno, le dio un salvoconducto al actual presidente Arce para que pueda salir del país a hacerse su tratamiento de cáncer. A Jeanine Añez no le permiten ir a un hospital en La Paz. Aquí vemos la diferencia abismal de un gobierno que respeta la democracia y los Derechos Humanos con un gobierno dictatorial y totalitario.

Hay una preocupación muy fuerte en que [Luis] Arce se convierta en oficialismo y Evo Morales en su oposición, y todos los demás seamos perseguidos y encarcelados.

—¿Evo Morales ha perdido liderazgo dentro de su partido?

En el MAS, sí, por eso es que se puede convertir en la oposición de Arce. Está haciendo la oposición de Arce en este momento. Lo que quiere es volver, es un enfermo por el poder, quiere hacer lo que sea para volver a la presidencia en Bolivia.

Carolina Ribera Añez durante su participación en el Foro Madrid, en Lima. Foto: GEC / Anthony Ramírez Niño de Guzmán

—Durante las marchas contra el gobierno de Dina Boluarte se habló de la supuesta influencia de Evo Morales, sus operadores y el MAS, en Puno. ¿Cree que esto existió?

No lo creo, es indiscutible. Sí hay una influencia total de Evo Morales, influenciado por el Foro de Sao Paulo, para ordenar a [Pedro] Castillo a que haga todas estas cosas. Ojo: ellos son los que ocasionan el caos y después vienen a hacerse los que van a dar la solución. Ellos son los que producen enfrentamientos y muertes, y después se vienen a hacer los que van a dar una solución. Ellos son los que producen enfrentamientos y muertes, y después se creen las víctimas. Es el mismo libreto, es lo mismo que hacen en Nicaragua, Venezuela, Cuba, Bolivia.

—¿Qué opinión le merecen Dina Boluarte y Pedro Castillo?

La presidenta actual me parece que aún está tibia. Ella tiene que decidirse y ser realmente una defensora de la democracia en su país. Esta es una causa mucho más grande, estamos hablando de luchar por la democracia y las libertades de los países de nuestra región. Y de Castillo, es una persona que está con este sistema criminal, corrupto, de narcodictaduras, que lo único que quiere es tomar la democracia y seguir manteniéndose en el poder, inventando narrativas falsas y violentado los derechos humanos.

—¿Y qué nos puede decir de la actualidad del gobierno de Luis Arce?

El socialismo del siglo XXI, el modelo chavista, lo que hace es generar crisis económica, política y social. Y eso es lo que estamos viendo en Bolivia. No hay independencia de poderes, no hay institucionalidad, todo está tomado por el poder político. Estamos sufriendo una economía fatal. Y a pesar de toda esta situación, ellos siguen abusando, no solamente con los presos político. Hay una justicia selectiva que solo persigue a los opositores, a quienes pensamos diferente. Lo último es que hay un proyecto de ley prohibiendo la manifestación pacífica, que viene del mismo gobierno, de parlamentarios del MAS. Esto cada vez avanza, estas narcodictaduras lo único que buscan es avanzar. No tenemos que permitir que sigan avanzando y tomando nuestro país.




Presidente de Bolivia se apropia de las pensiones

Por: Luis Arce
Expreso, 17 de Marzo del 2023

Luis Arce tomó esta decisión como salvavidas y enciende las alarmas de oscuros negocios. Economía es un caos.

El gobierno de Luis Arce atraviesa dias grises. Por un lado, la pelea interna y pública con el expresidente Evo Morales y sus partidarios sigue escalando y nadie sabe hasta donde puede llegar. Por el otro, la economía bolivia- na muestra cada vez más nú- meros en rojo. El déficit en las cuentas públicas alcanza nue- vos récords. La inflación crece. El gas, ese oro invisible que tenía Bolivia, comienza a esca- sear por falta de inversiones.

Ante el ahogo político y el apremio económico, Arce recurre a un manotazo para obtener dinero: los fondos de pensión.

Desde 1997, Bolivia tiene dos administradoras privadas de fondos de pensiones, o AFP, como se las conoce. Una de ellas está en manos del banco BBVA y la otra pertenece a la aseguradora suiza Zurich.

Ante la imposibilidad de conseguir otras fuentes de fi- nanciamiento, el Gobierno ha optado por emitir Bonos So- beranos a 20, 30 y 50 años de plazo con tasas de interés de 4.8, 50 y 5.1% y venderlos a las AFP.

El presidente decidió ahora si avanzar finalmente en la es- tatización total de los fondos de pensiones que, por un de- creto supremo, terminará de concretarse en mayo próximo, con la toma del control de lo que aun permanece en mano de las AFP privadas.

Allí se abrirán enormes nuevas oportunidades, una es el manejo discrecional de las jubilaciones y pensiones que serán administradas conun padrón vetusto que el gobier- no se ha negado a depurar con un nuevo censo para descartar a miles de muertos vivos. Esos “muertos” no sólo votarán en las elecciones sino que podrán cobrar en su nombre el bono de vejez.




“Bolivia a punto del crack cambiario”

Por: Aldo Mariátegui
Perú21, 15 de Marzo del 2023

“Evo y su sucesor sacrificaron exploración por una política de explotación máxima de lo ya hallado”.

Todo indica que ese tan admirado modelo económico de los rojos peruanos que es Bolivia pronto va a volar por los aires. El supuesto éxito boliviano fue una de esas farras populistas que duran mientras se tenga alcohol (dólar subvaluado) y estimulantes (subsidios), pero que dejan resacas y “psicoseos” casi insalvables. Sus ingredientes fueron un tipo artificial de cambio congelado hace más de 10 años (lo que abarata mucho la vida), déficits fiscales anuales y subsidios a granel para controlar precios; toda una economía basada en el consumo y minimizando la inversión, sustentada en la quema continua de dólares que le proporcionaban las exportaciones de gas.

Evo y su sucesor sacrificaron exploración (al espantar a los inversionistas) por una política de explotación máxima (¡para la farra!) de lo ya hallado, sin ampliar más la reservas. Y cuando faltaron dólares porque caían las exportaciones de gas y las reservas del Banco Central disminuían peligrosamente, el gobierno cambió el dinero de las AFP por bonos estatales. Y si faltaban aún dólares para la farra y para controlar la inflación el año pasado con subsidios, pues a engrandecer la deuda externa.

Bueno, como ahora ya no hay de donde sacar más dólares es lógico que el tipo de cambio esté sufriendo unas presiones devaluatorias en busca de su valor real y no artificial. Las reservas del Banco Central boliviano no cubren más de 10 días de exportaciones y este ente está tratando de defenderse de la falta de dólares con un tipo más favorable a los exportadores y vendiendo directamente dólares al público para bajar expectativas. Pero eso es como tapar un dique roto con una mano y ya se siente llegar la inundación: el riesgo país ha subido 30% este año, los bonos bolivianos valen el 70% de su valor (o sea, cada 100 dólares en bonos hoy son de 70 dólares), el dólar paralelo es muy superior al oficial y no hay como solventar un déficit fiscal de 6%.

¿Qué dirán los rojos peruanos cuando el dólar reviente a Bolivia?




Evo y el Turismo

Evo y el Turismo

Carlos Milla Vidal
Desde Cusco
Para
Lampadia

Este es el primero de una serie de artículos que demuestran por qué Evo Morales no es bienvenido al Perú. 

El propósito desestabilizador y la fuerte influencia que el MAS (Movimiento Al Socialismo, -partido de Evo-) trata de ejercer en el Sur Peruano, no deben ser tolerados por los peruanos bien nacidos.

Evo ya destruyó a su país (que antes de la pandemia tenía casi 40% de pobres, ahora debe estar en más del 50% -más del doble que nuestro país-), y pretende hacer lo mismo con Perú, pues sólo en pobreza progresa el socialismo.

Aprovecha la presencia de Castillo en Palacio, y apela a la pretendida “hermandad de nuestros pueblos”.

Turismo:
Si hay dos países que son por vocación absolutamente destinos complementarios para el turismo; éstos son Perú y Bolivia. Y si hay una actividad que por naturaleza distribuye los ingresos a través de altas tasas de generación de empleo y prosperidad, ese es el Turismo.

Compartimos el lago navegable más alto del mundo. Compartimos raíces históricas. Tiawanaku ha sido un primer intento de confederar las Naciones andinas antes del tawantinsuyu. Tenemos recursos arqueológicos, culturales y naturales similares. El salar de Uyuni es una maravilla, y su visita es por naturaleza complementaria a los atractivos de Perú.

En la década de los 80, los empresarios de ambos países entendimos que la mejor forma de promover el turismo en esta parte del mundo, era juntos. Unimos esfuerzos de promoción. Lanzamos programas y ofertas, impulsamos mercados en Latinoamérica (Brasil) y Europa.
Asistíamos juntos a Ferias internacionales.

Las empresas bolivianas eran líderes en transporte turístico lacustre (Crillon tours, lanzó viajes por Aliscafo, y Transturin, por catamaranes turísticos).  Los Ríos de la selva boliviana (Beni y Mamoré) tenían cruceros fluviales.  Esa infraestructura está ahora deteriorándose en los puertos lacustres y fluviales.

Recientemente una empresa privada boliviana abrió vuelos al salar de Uyuni. Hoy lamentablemente cancelados. La creatividad de los bolivianos hizo que se construyan hoteles de SAL (que después fueron dinamitados por antisociales, con la complacencia de las autoridades).  

La infraestructura aérea boliviana es aún envidiable.  Tiene tres aeropuertos internacionales (El Alto en La Paz, Viruviru en Santa Cruz y Wilsterman de Cochabamba-este con dos pistas-)
La compañía estatal (Lloyd Aéreo Boliviano), fue en los años 80 la primera línea internacional en hacer vuelos regulares a Cusco. Frecuentemente entraban vuelos chárter de Sao Paulo, (con escala por las regulaciones aerocomerciales).

Perú y Bolivia, se consolidaron no sólo destinos complementarios, sino que Machupicchu tuvo una puerta alternativa por Bolivia (cuando el terrorismo de Sendero luminoso, cerró el acceso por Lima).

En resumen: en aquellos años, se construyó una fuerte relación entre nuestros dos destinos, y la tendencia era a consolidar, no sólo con equipamiento e infraestructura complementarios, sino con fuertes flujos crecientes de turismo internacional, principalmente europeos,
pero también americanos.

¿Qué hizo Evo?

Una de sus primeras decisiones fue imponer la necesidad de obtener una VISA de turismo para ciudadanos de muchos países del mundo. El pretexto era una pretendida reciprocidad, por dignidad, pues, si Estados Unidos requiere VISA a Bolivia, este “país soberano” debe también
exigir la VISA.

La decisión tenía una motivación claramente política y le ha costado al país, el colapso de su industria turística. Esto se ve, en las cifras (menos de 700,000 turistas en el 2018, incluidos los visitantes de frontera).

En los últimos 20 años, no hay inversiones importantes en Hotelería y Turismo.
La compañía aérea (Lloyd) ha sido quebrada, con la intervención del Estado, y sustituida por otra (BOA) cuya prioridad no es la conectividad para el Turismo. La clara hostilidad hacia otras compañías (AMASZONAS), ha hecho que se cancelen destinos internacionales y sean sumidas en una grave crisis. En la visión “soberana y patriótica” del Señor Morales no cabe el Turismo, pues la considera actividad “alienante”. Por el contrario, el Perú ha crecido sostenidamente, y sus cifras son seis y media veces más altas.

¿Y ahora, qué está haciendo Evo en el Perú?

Desde hace muchos años, su influencia en el altiplano peruano, bajo el pretexto de construir una Nación Aymara trinacional, encontró eco en dirigentes extremistas como el ex gobernador Walter Aduviri, condenado por la Justicia Peruana.

Recordemos que luego del AYMARAZO, la violencia desatada en el altiplano, hizo inviable cualquier recuperación del Turismo en Puno. El año 2014, se contabilizaron casi 70 días de PARO GENERAL, donde ninguna actividad era posible. Es decir… ese año tuvo sólo 295 días en Puno.
Eso influyó en que la dinámica del Turismo en esa Región, se detenga casi en seco.  Y todo por los discursos violentistas de los dirigentes Aymaras azuzados por Evo Morales.

Ahora quiere seguir dinamitando el Turismo, y escoge Ollantaytambo (puerta de ingreso a Machupicchu) para su asamblea de RUNASUR. Sus “bases” son las comunidades rurales, y “Los porteadores”, que son precisamente activos agentes económicos del Turismo. Sin embargo, muy susceptibles a escuchar discursos anti empresariales, escondidos bajo el pretexto de la “dignidad”.

¡EVO… NO ERES BIENVENIDO!!!  Lampadia




Viéndonos en el espejo de las asambleas constituyentes bolivarianas

Viéndonos en el espejo de las asambleas constituyentes bolivarianas

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Es conocida la tesis de Vladimir Cerrón de que no basta con llegar al gobierno, sino que hay que tomar el poder, y no dejarlo.[1] Con “tomar el poder” se refiere a un poder sin límites, sin controles horizontales, sin pesos y contrapesos institucionales, concentrado en el partido de gobierno y en la mano presidencial, para llevar a cabo la revolución.[2] Es la dictadura del partido de Lenin.[3]

Hemos sostenido que la asamblea constituyente es el medio usado por los gobernantes bolivarianos para concentrar poder político y económico. No solo por su resultado: un nuevo texto constitucional que consagra un modelo político y económico[4] iliberal, sino por el proceso mismo, por las decisiones que toma la asamblea misma que, ejerciendo un poder absoluto, disuelve instituciones vigentes y despide magistrados y funcionarios.

Lo dice Allan R. Brewer-Carías: “Esas Asambleas Constituyentes que se convocaron en Venezuela (1999), y luego en Ecuador y Bolivia al margen de los postulados de las Constituciones, no fueron, por supuesto, para que en un marco plural y con los necesarios consensos políticos –como había ocurrido en 1991 en Colombia– se pudieran elegir representantes del pueblo para recomponer el sistema político, sino que se trató de un mecanismo diseñado para asaltar y acaparar el poder, conforme a una bases electorales o comiciales impuestas unilateralmente desde el Poder Ejecutivo. Para ello, poco importó lo que dijera la Constitución, prevaleciendo la idea de que en ningún caso ella podía impedir que el pueblo se manifestase”[5] (p.88)

Venezuela

En Venezuela se usó este recurso dos veces: en 1999 y en el 2017, Chávez primero y Maduro luego. Apenas elegida la asamblea constituyente de 1999 por ejemplo, el diario español El País titulaba su informe periodístico así: “El Congreso de Venezuela acepta su cierre temporal por las presiones de Chávez”.[6]

La asamblea había votado para darse el poder de abolir las instituciones gubernamentales y despedir a funcionarios señalados como corruptos. Despidió así a sesenta jueces.[7] Refiere Brewer Carías: “No sólo eliminó el mandato democrático de los diputados y senadores que habían sido electos al Congreso en noviembre de 1998, sino que más grave aún, promovió y permitió el asalto al Poder Judicial a través de una Comisión interventora, la cual, fue ciegamente aplaudida por centenares de “demócratas” que saludaron la supuesta “depuración” del Poder Judicial, creyendo en las “democráticas” intenciones de la Asamblea, cuando lo que estaba ocurriendo no era otra cosa que un apoderamiento total del mismo” (P.88)

Maduro también quiso su propia asamblea constituyente, para abrazar aún más poderes ante una oposición más beligerante y que por primera vez había triunfado en las elecciones parlamentarias del 2015, donde la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), alcanzó 112 de los 167 diputados de la Asamblea Nacional. Había que inhabilitar ese Congreso, desplazarlo, restarle facultades. Y así se hizo. La  Asamblea Nacional Constituyente (ANC) asumió facultades plenipotenciarias por encima de los demás poderes públicos del Estado y se eternizó: duró más de 3 años, desde agosto de 2017 hasta diciembre de 2020, y al final ni siquiera promulgó una nueva constitución: su objeto fue simple y descaradamente despojar de todo poder al congreso opositor y despedir autoridades independientes. Aquí tenemos una antología de actos de poder omnímodo de la ANC: [8]

  • El 5 de agosto de 2018, destituyó a la fiscal general Luis Ortega Díaz.
  • Luego allanó la inmunidad parlamentaria de cuatro diputados y autorizó su enjuiciamiento
  • Destituyó al gobernador electo del estado ZuliaJuan Pablo Guanipa, por no juramentar ante ella.
  • Ordenó la convocatoria a elecciones para las 335 alcaldías del país para el 10 de diciembre y estableció que todos los alcaldes electos debían juramentarse ante los constituyentes. ​
  • ​Aprobó la Ley contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia, estableciendo penas de 20 años de cárcel y cierre de medios de comunicación entre otras sanciones, ley diseñada para penalizar la disidencia política
  • Ilegalizó a partidos opositores que no participaron en las elecciones municipales
  • Suprimió por decreto dos distritos metropolitanos, controlados por la oposición.
  • Decretó que las elecciones presidenciales previstas para finales de 2018, se realizarían antes del 30 de abril.
  • Aprobó el Tercer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2019-2025

Ecuador

Para Rafael Correa, la asamblea constituyente fue también el arma perfecta para concentrar poder y eliminar contrapesos institucionales. Según Richard Ortiz,[9] “El proyecto revolucionario de Correa comprendía una estrategia de concentración de poder basada en la legitimación plebiscitaria, la reforma constitucional y la cooptación de todo el aparato estatal, incluidos la administración de justicia y los órganos de control (p. 231).

Describe así el proceso: “La estrategia de concentración del poder del correísmo empezó con la convocatoria a Asamblea Constituyente en abril de 2007. El primer paso fue influir en la autoridad electoral… La resistencia del Congreso Nacional a la consulta popular trajo como consecuencia que 57 diputados de la oposición fueron destituidos por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), en marzo de 2007…  Con la destitución inconstitucional de los parlamentarios y la negociación previa con los suplentes, el gobierno se aseguró el control del legislativo.

A pedido de los legisladores destituidos, el Tribunal Constitucional declaró la inconstitucionalidad de la resolución del TSE que afectaba al Congreso Nacional y, como consecuencia de esta decisión, los jueces constitucionales fueron cesados en sus cargos por el Congreso Nacional (24 abril) y reemplazados por jueces cercanos al gobierno.

En suma: para junio de 2007, el gobierno ya había tomado el control sobre el TSE, el Congreso Nacional y el Tribunal Constitucional. Los asambleístas constituyentes fueron elegidos en septiembre de 2008, con una clara mayoría para el gobierno de 80 de 130 miembros. Una vez instalada la Asamblea Constituyente de plenos poderes en noviembre de 2007, el órgano del poder constituyente asumió las atribuciones de la Función Legislativa y suspendió a los diputados del Congreso Nacional que fueron elegidos en octubre de 2006.

Además, destituyó al Contralor General del Estado, Procurador General del Estado, Ministro Fiscal General, Defensor del Pueblo, Superintendentes de Telecomunicaciones, Compañías, Bancos y Seguros, y se designó a funcionarios cercanos al régimen (art. 8 MC-1)…

Después de la aprobación del texto constitucional y de su Régimen de Transición (RT) en referéndum de septiembre de 2008, la Asamblea Constituyente disolvió definitivamente el parlamento…” (Op. Cit., pp. 239 -240).

La nueva constitución no solo fortaleció los poderes presidenciales, sino que, como en Venezuela y Bolivia, estableció la reelección presidencial, apuntando a la presidencia vitalicia. En su sección tercera, “Comunicación e Información”, dictó las bases para que por ley se creara luego la Superintendencia de la Comunicación e Información, que le sirvió a Correa para confiscar, cerrar y castigar a medios y periodistas. [10]

Bolivia

En Bolivia Evo Morales no usó la asamblea constituyente del 2006 para cerrar el Congreso porque un año antes Morales había ganado las elecciones parlamentarias con un 56% de los votos.

Pero la nueva constitución que entró en vigencia el 2009 sí le sirvió para controlar los poderes constitucionales. Específicamente todos los vinculados al sistema de justicia y el Tribunal Constitucional. En efecto, la flamante Carta Magna “introdujo el sistema de elección popular de los más altos cargos del sistema de justicia: Consejo de la Magistratura, Tribunal Constitucional Plurinacional, Tribunal Supremo de Justicia y Tribunal Agroambiental. No obstante, la preselección de los candidatos… fue encargada a la Asamblea Legislativa Plurinacional, constituida así en el filtro político del proceso”.[11]

Claudio Lechín nos explica que en esas elecciones ganaron los candidatos de Morales porque muchos postulantes eran desconocidos, no había publicidad y la votación era nacional. Así pasó a controlar todas esas instituciones.

Y –añade- si bien no cerró el Congreso por la razón arriba señalada, si aprovechó el mayor poder así ganado para expulsar a congresistas opositores, golpeados además en la calle. Los gobernadores regionales fueron judicializados por supuesta corrupción o sonados asesinatos coreografiados. Fuera de otros atropellos.[12]  

En conclusión, estos botones de muestra de los efectos autoritarios y totalitarios de los procesos constitucionales bolivarianos bastan para darnos cuenta que la propuesta de una asamblea constituyente en el Perú no es inocente. Lo que busca es convertirse en el instrumento mediante el cual el gobernante adquiere, mientras dura, poder absoluto, y luego de aprobada la nueva constitución, poderes de control institucional y económico[13] que no son democráticos y que no sirven para el desarrollo nacional y menos para la reducción de la pobreza y la desigualdad, sino todo lo contrario.  Lampadia

[2] Ver las propuestas de “Perú Libre: Ideario y Programa” (https://perulibre.pe/wp-content/uploads/2020/03/ideario-peru-libre.pdf)

[3] Victor Andrés Ponce recuerda que “Desde el famoso libro Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución rusa (1905),  de Lenin, la tradición bolchevique ha separado claramente la naturaleza del gobierno y del poder. Para las corrientes comunistas arribar al gobierno no es suficiente. Se necesita del poder para centralizar el control de la sociedad en el partido único e iniciar el camino de colectivizaciones y expropiaciones. Es bajo la influencia de esta confesión leninista que debemos entender la propuesta de la asamblea constituyente, cuyo único objetivo es centralizar el poder, estatizar la economía e iniciar la larga pesadilla del totalitarismo”. (https://elmontonero.pe/columna-del-director/reflexiones-sobre-la-naturaleza-del-poder-y-del-gobierno)

[4] Ver Sergio Salinas, “Las Constituciones económicas bolivarianas”, Lampadia (https://www.lampadia.com/analisis/economia/las-constituciones-economicas-bolivarianas)

[9] CUARTA PARTE: ELECCIONES Y DEMOCRACIA EN ECUADOR: LA RECETA AUTORITARIA DE LA REVOLUCIÓN CIUDADANA 2007-2017, en ELECCIONES Y DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA… (arriba citado)

[11] Ver: Elecciones judiciales en Bolivia: ¿aprendimos la lección?, Fundación para el Debido Proceso. (http://www.dplf.org/sites/default/files/elecciones_judiciales_en_bolivia_june20.pdf)

[12] Ver Juan Claudio Lechín: “Las Máscaras del Fascismo. Castro, Chávez, Morales, un estudio comparativo”, 2010

[13] Ver Sergio Salinas, “Las Constituciones económicas bolivarianas”, Lampadia (https://www.lampadia.com/analisis/economia/las-constituciones-economicas-bolivarianas)




La región en la mira de las izquierdas

La región en la mira de las izquierdas

La arremetida de la izquierda socialista que amenaza con cernirse sobre el Perú con una eventual victoria del candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, sobre Keiko Fujimori en las elecciones del 6 de junio, no es exclusivo en nuestro país sino que se extiende en el resto de la región, salvo raras excepciones como Ecuador.

Chile fue abatido recientemente con la elección de una convención constituyente de dos tercios de sus miembros de tendencia de izquierda que reescribirá una carta magna que claramente favorecía las libertades económicas y civiles. Colombia sigue siendo víctima de terribles turbas que, a pesar de ceder a la derogación de una propuesta de reforma tributaria por parte del presidente Duque, han terminado condenando la represión de las fuerzas policiales y, en ciertos casos, hasta reclaman la salida del presidente. Argentina sigue desangrándose con las destructivas políticas kirchneristas de antaño, y que no pudieron ser reversadas con Macri. Bolivia, cuyas cuentas fiscales se han tornado deficitarias tras el boom del gas y cuyo crecimiento apenas y supera el 2% hasta el 2019, prevalece en las políticas estatistas heredadas por Evo Morales. Venezuela, Cuba y Nicaragua es una historia de crisis humanitaria, económica y social que ya todos conocemos.

Y por su parte, el gigante de la región, Brasil, tampoco se queda atrás. Un reciente artículo escrito por The Economist vislumbra que, ante la falta de reformas políticas y el mal manejo del presidente Bolsonaro de la crisis sanitaria, el otrora candidato de izquierda Lula tendría buenas posibilidades de ganar la elección el próximo año frente a su contendor.

Las experiencias de los países en la región en el plano económico y social pues deberían hacernos reflexionar sobre las políticas públicas conducentes al bienestar general. No son las propuestas intervencionistas de las izquierdas, las cuales han arrasado con las clases medias, las que han logrado el bienestar; sino aquellas donde se ha dado más libertad económica para prosperar y así mejorar las oportunidades en el grueso de sus poblaciones. Las propuestas del candidato Castillo, muchas de ellas importadas, de los modelos económicos implantados en Venezuela y Bolivia como la estatización/nacionalización de los recursos naturales, el proteccionismo y restricción a las importaciones y la imposición de tasas de impuestos a la renta irrisorias como el 70% a la minería, son más de lo mismo de estas izquierdas retrógradas que solo quieren hacernos retroceder a un modelo fallido de hace 40 años.

Esperemos pues que los peruanos tomen en cuenta esta advertencia en estas elecciones. Tenemos la oportunidad de avanzar y no de retroceder. Lampadia

Se necesita una reforma política

Brasilia está lleno de nuevos políticas y viejas ideas

The Economist
3 de junio, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

Tabata Amaral quería ser astrofísico, no político. Se crio en las afueras de São Paulo y se graduó de Harvard en 2016. A su regreso, vio el lamentable estado de la educación en Brasil y decidió que solo un cambio de política lo mejoraría. Entonces lanzó una candidatura para el Congreso y se convirtió en diputada federal a los 24 años. En su primer día en Brasilia en 2019, aprendió por qué el cambio es tan difícil. El hijo de otro congresista estaba en cuclillas en su departamento estatal y se negó a irse. Los políticos obtienen muchas ventajas: un salario de 405,000 reales, 25 asesores de su elección, vivienda gratuita y foro privilegiado, lo que los hace difíciles de castigar. Los partidos reciben 2,000 millones de reales entre ellos para realizar campañas. Los distritos de tamaño estatal requieren grandes gastos, por lo que los clanes políticos ricos suelen ganar. A cambio de su apoyo, el presidente reparte puestos de trabajo y privilegios.

Algunos políticos jóvenes quieren un cambio. Después de Lava Jato, Amaral fundó Acredito (Yo creo), un movimiento que predica la “renovación de personas, prácticas y principios”. También se unió a Renova BR, un bootcamp de políticas públicas fundado por Eduardo Mufarej, un empresario, que capacitó a 117 candidatos antes de las elecciones de 2018, de los cuales 17 resultaron electos. Los miembros de Renova BR representan partidos de todo el espectro ideológico y no siempre obedecen las instrucciones del partido. Amaral estuvo a punto de ser expulsada del Partido Laborista Democrático de centro izquierda por votar a favor de la reforma de las pensiones.

“Cada político tiene que elegir si trabaja para adentro o para afuera”, dice. Amaral y otros dos congresistas redujeron costos compartiendo personal. Su “gabinete compartido” fue el primero en proponer un ingreso básico para los pobres durante la pandemia. Los políticos veteranos ahora usan las redes sociales. “Era como si el público no existiera y ahora existe”, dice Fernando Henrique Cardoso, ex presidente. Internet puede impulsar más cambios que las modestas reformas acordadas hasta ahora, como una ley de “expediente limpio” que prohíbe a los candidatos con condenas por corrupción durante ocho años y una “cláusula de cumplimiento” que niega fondos a los partidos con menos del 3% de los votos.

Las reformas más profundas podrían incluir distritos más pequeños, reglas de financiamiento de campañas más estrictas y la admisión de candidatos independientes. Pero ninguna parece probable. Aunque los votantes en 2018 eligieron un número récord de novatos, la mayoría eran “nuevos políticos con viejas ideas”, dice Joênia Wapixana, la primera congresista indígena. Los políticos respaldan el sistema que los puso en el poder. Eso quedó claro cuando se negaron a ceder privilegios en el presupuesto a pesar de que significaba recortes en la salud y la educación. Los diputados pueden incluso apoyar un proyecto de ley para aumentar sus mandatos de cuatro a cinco años y recuperar las donaciones de campañas corporativas.

Los votos de renovación de Bolsonaro también han resultado falsos. “En 2018 fue una decisión entre algo que sabíamos que había puesto al país de rodillas y algo que no sabíamos”, dice Mufarej. Eso fue un “error colectivo”. La desilusión aumentó cuando el presidente desperdició oportunidades de comprar vacunas. Un ejecutivo de Pfizer le dijo a la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) que Bolsonaro ignoró seis ofertas de la compañía. [Igual que Vizcarra en el Perú]. Su índice de aprobación cayó de más del 40% en agosto a menos del 30%. Pero el Congreso ha ignorado 111 peticiones de juicio político contra Bolsonaro. Antes de que Rousseff fuera acusada, enfrentó meses de protestas y su apoyo cayó al 9%.

CPI dará munición a los oponentes de Bolsonaro para las elecciones del próximo año. La batalla la librarán los políticos tradicionales. Su principal rival es Lula, que quiere recordar a los brasileños lo bien que estaban las cosas cuando él era presidente. “La gente pobre viajaba en aviones y se enorgullecía de comer carne los domingos”, le dice a The Economist. “Ahora están pasando hambre”. Sin embargo, las calificaciones negativas de Lula son casi tan altas como las de Bolsonaro. Muchos brasileños no lo han perdonado por el papel del PT en la corrupción. Sugiere que los fiscales de EEUU colaboraron con Lava Jato por “un interés en nuestra Petrobras”. Admite que el PT perdió en 2018 por “errores que cometimos”, pero dice que fueron económicos, no éticos. Con el crecimiento estancado del desempleo en aumento, “el papel del gobierno es poner dinero sobre la mesa”, dice.

Si las elecciones se celebraran hoy, el resultado más probable sería una segunda vuelta entre Lula y Bolsonaro. Algunos de los críticos de Lula se taponarían y votarían por él. “Al menos el PT está en el espectro democrático”, dice Cardoso, cuyo Partido de la Socialdemocracia brasileña fue durante mucho tiempo su mayor rival. Los partidos centristas luchan por encontrar una alternativa. “Lula y Bolsonaro ven el país por el espejo retrovisor”, dice Luciano Huck, un presentador de televisión que puede correr. Otras opciones incluyen a João Doria, gobernador de São Paulo, y Ciro Gomes, un exgobernador que quedó tercero en 2018. Pero si se postula más de uno, podrían dividir el voto centrista.

¿Problemas en el futuro?

Si Bolsonaro pierde, puede haber protestas. El exministro de Relaciones Exteriores llamó a quienes disputaron la pérdida de Trump “buenos ciudadanos”. En cualquier levantamiento bolsonarista, algunos policías brasileños podrían unirse. En cuanto al ejército, podría dividir las filas, dice un ex oficial. Eso es lo que sucedió en 1964. El golpe de estado contra João Goulart, un presidente populista, fue ampliamente apoyado por los brasileños que esperaban que la democracia regresara pronto. Los generales gobernaron durante 21 años.

Carlos Alberto Santos Cruz, exjefe de gabinete de Bolsonaro, insiste en que los generales de hoy están comprometidos con la democracia. Los que estaban en el gabinete se unieron como ciudadanos, no como soldados, dice. Aun así, admite que los más de 6,000 soldados en puestos gubernamentales dejan la impresión de “que los militares están participando”. Es posible que muchos quieran que Bolsonaro se quede, incluido Eduardo Pazuello, un exministro de salud bajo escrutinio del CPI por ignorar las súplicas de Manaos antes de que los hospitales se quedaran sin oxígeno en enero. El ejército desprecia al PT por su papel en la corrupción y por crear una comisión de la verdad para investigar los abusos a los derechos humanos durante la dictadura. En 2018, antes de que la Corte Suprema rechazara un recurso para salvar a Lula de la cárcel, el comandante del ejército tuiteó que su institución estaba “en alerta” y “comparte el deseo de todos los buenos ciudadanos de repudiar la impunidad”. Muchos lo percibieron como una advertencia.

Bolsonaro llama a las fuerzas armadas “mi ejército”. Dice que podría ordenarles que abran negocios que los gobernadores han cerrado debido a la pandemia. La reciente renuncia de altos mandos sugiere que podrían rechazar tales órdenes, pero Bolsonaro está tratando de hacerlos más leales, dice Antonio Ramalho, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Brasilia. Los soldados han tenido aumentos salariales y se han librado de los recortes de pensiones más profundos. En febrero, el presidente intentó sin éxito otorgarle a Pazuello una cuarta estrella. Cambiar las reglas de ascenso para que los oficiales más jóvenes puedan avanzar rápidamente es una táctica que funcionó bien para Hugo Chávez en Venezuela. “La gente subestimó a Bolsonaro”, dice Ramalho. “Está pensando en el futuro”. Lampadia




Las elecciones en Bolivia

Las elecciones en Bolivia

La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por IIG – Infraestructura institucionalidad y Gestión, con la colaboración de Lampadia como media partner.

Presentamos el siguiente video sobre las elecciones en Bolivia.

Participa como invitado Juan Claudio Lechin, escritor y analista boliviano, junto con Jaime de Althaus y Aldo Defilippi.

 




Ni la historia, ni la libertad tienen fin

Ni la historia, ni la libertad tienen fin

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

En las últimas semanas, algunos émulos de Fukuyama, anuncian el fin del liberalismo en ensayos y columnas, que “followers” comparten en las redes sociales. Stiglitz, para diferenciarse habla más bien del “fin de neoliberalismo y del renacimiento de la historia”. AMLO, el otoñal gobernante mexicano que habla de “Economía Moral” y otorga al mismo tiempo un inmoral asilo al tramposo Evo Morales, también pontifica acerca del fin del neoliberalismo.

Todos los que escriben, y los que comparten, olvidan que ni la historia, ni la libertad tienen fin. Ignoran algo que es aún más importante: que las expresiones sociales de los últimos días en Ecuador, Chile, Bolivia y Colombia, y las que sigan, pese a que en varios casos estén influenciadas y auspiciadas por agitadores internacionales, sólo son posibles porque los que protestan son ciudadanos libres. Así es, por paradójico que parezca, las protestas sociales que sacuden parte de América Latina solamente son posibles porque aun existen ciudadanos libres en esos países.

Los indígenas ecuatorianos eran libres de expresarse y de excederse como lo han hecho en su absurda protesta contra un incremento del precio de los combustibles que buscaba frenar el contrabando a los países vecinos como el Perú. Eran libres de seguir o no a sus dirigentes radicalizados o de quedarse en sus casas, aun cuando a estos niveles de organización social existan ciertas formas de coacción grupal. Sin embargo, difícilmente es posible pensar que indígenas y jóvenes ecuatorianos hayan quedado exentos del libre albedrío, para hacer lo que han hecho.

Los niños bien de América Latina, los chilenos, son libres de expresarse hasta el punto de destruir todo aquellos que los hacía creerse superiores al resto de los latinoamericanos. Aun cuando algunos de ellos coreen que son hijos de Fidel, Chávez o del Che Guevara y lo hagan precisamente porque son libres de expresarse sin ir a ejecución extrajudicial, saben perfectamente que en Santiago, Concepción o Valparaíso no correrán la suerte de los jóvenes, estudiantes y homosexuales que han perecido en manos de aquellos cuyos nombres invocan.

Los ciudadanos bolivianos, pese a 12 años de asfixia populista, encontraron espacios para la libertad y repudiaron el fraude escandaloso de Evo Morales. Fue su deseo de ser libres el que los impulsó a protestar a riesgo de su vida. Inclusive, aunque parezca paradójico y contradictorio, los vándalos del MAS (el partido de Evo Morales), a quienes el autócrata insta a protestar para “dejar sin comida a las ciudades”, lo hacen porque son seres libres de hacerlo o no. Son irresponsables y cometen un crimen al atentar contra sus semejantes para defender a un autócrata cobarde que renuncio y huyó, pero son libres de hacer lo que están haciendo.

Quienes ayer han protestado en algunas ciudades de Colombia, siguiendo los dictados e instigaciones de los propulsores de la “brisa boliviariana”, no son robots que actúen bajo el impulso del combustible venezolano. Son ciudadanos libres, libres también de equivocarse y hacerle el juego a la estupidez latinoamericana.

A todos ellos, los relatos colectivos les hacen creer que actúan movidos por propósitos colectivos superiores, afanes de justicia, propósitos morales superiores a lo material o deseos de equidad. Esos relatos no les dicen que actúan, ante todo, porque son libres y porque su libertad les permite salir a las calles a expresarse, a protestar, a confrontar y hasta a destruir. El relato les oculta que sin libertad no podrían salir a pedir justicia, equidad o bienestar. El relato les oculta que la verdadera chispa que hay detrás de todo es su libertad individual. Obviamente, el relato les oculta con más celo todavía, que el uso irracional e irresponsable de la libertad que hemos visto en Chile, en Ecuador y en las hordas del MAS boliviano, los puede conducir por “el Camino de la Servidumbre” del cual ya advirtió Hayek al mundo entero y que la espontaneidad del orden social también puede generar el caos y el desorden.

Mientras haya seres humanos en este mundo habrá libertad y mientras haya deseos de libertad, habrá liberalismo, que no es otra cosa que el culto a la libertad personal y el repudio a la coacción injustificada. Hablar entonces del fin de la historia, de su renacimiento o del fin del neoliberalismo es un relato más que no se condice con una realidad como la latinoamericana donde sus ciudadanos, ejercen, hoy más que nunca, su libertad.

La responsabilidad, que es la otra cara de la moneda, los llevará más temprano que tarde, a asumir las consecuencias del ejercicio absurdo, violento y destructivo de la libertad. Cuando tengan que seguir pagando tributos en Ecuador para compensar el drenaje de recursos que generan los subsidios a los combustibles, cuando tengan que demorar como en el resto de américa latina más tiempo en llegar a sus universidades o centros de trabajo por la inoperatividad de las estaciones de metro destruidas en Santiago o cuando deben confrontar la cárcel por incendiar plantas de hidrocarburos para buscar el retorno del autócrata boliviano, estos ciudadanos latinoamericanos entenderán que la libertad nos permite hacer muchas cosas, inclusive ser estúpidos. Y que esa tendencia o propensión natural, no tiene fin, a pesar de lo que se diga en las redes sociales. Lampadia




Ciudadanos unidos defendiendo su libertad frente a una autocracia sin fin

Ciudadanos unidos defendiendo su libertad frente a una autocracia sin fin

Fausto Salinas Lovón
Exclusivo para Lampadia

La disputa por la sucesión de Evo Morales no había logrado unir a los políticos bolivianos que se presentaron divididos a las elecciones del 20 de octubre pasado. Las visiones limitadas, los apetitos personales y los intereses de grupo impidieron en Bolivia (como sucede en otras partes del continente), que la oposición sea una alternativa política unitaria y contundente frente al autoritarismo marxista. Sin embargo, el espanto frente a una autocracia sin fin (que se quitó la careta con el escandaloso fraude electoral perpetrado por Evo Morales y orquestado por sus patrones de La Habana, Caracas y potencias injerencistas), si logro hacer lo que sus políticos no hicieron: unir a los ciudadanos bolivianos.  (Boliviano: si no los une el amor que los una el espanto frente a una autocracia sin fin. Lampadia 18.10.2019)

Los políticos que eran funcionales a Morales con su espíritu de facción y su afán de figuración se unieron para pedir primero la segunda vuelta y luego, nuevas elecciones y la renuncia de Evo. Las clases medias que toleraban la aventura indigenista en la medida en que la macroeconomía no fue destruida como si sucedió en Venezuela, despertaron. Los jóvenes, a quienes adormecía el encanto del relato indigenista y la gesta antiimperialista, también salieron del letargo.  Los ciudadanos bolivianos en esta primavera de octubre demuestran que saben hacer lo más importante en la vida: luchar por su libertad.

  • Primero fueron los potosinos que hicieron huir en moto y luego en helicóptero al entonces candidato reeleccionista Evo Morales Ayma.
  • Luego, tras el fraude, los ciudadanos de Oruro y Sucre fueron los primeros en alzar su voz, a los que se sumó su policía, que no ha estado dispuesta en esa última región boliviana a reprimir a sus hermanos que piden algo elemental: elecciones limpias y trasparentes.
  • Luego fueron Santa Cruz, Tarija, Cochabamba, La Paz, entre otras zonas del país.
  • Finalmente 8 de 9 regiones se pusieron de pie y mediante marchas, protestas y el grito unánime de que “No nos da la gana de vivir en dictadura como la venezolana”, exigieron primero la segunda vuelta electoral que la patética presidenta del organismo electoral boliviano negó al pueblo de ese país. Luego el reclamo ha ido tomando un calibre mayor y frente a las evidencias de fraude, se exige la renuncia misma de Evo Morales y su camarilla. Sendos Cabildos abiertos así lo exigen.

La prensa boliviana ha jugado el papel que le corresponde a la prensa seria. Ha puesto en titulares el fraude y la represión del Mas (la organización político social de Morales para conquistar y no dejar el poder). El diario Potosi de la ciudad de ese mismo nombre, El País de Tarija, Los Tiempos de Cochabamba, El Diario, el Deber de Santa Cruz, entre otros, no han ocultado esa verdad a cambio de jugosos contratos publicitarios como sucede en nuestro país.

El ejército boliviano, dando muestras de que no todo esta podrido en América Latina (por ahora), hasta el momento no se ha prestado al fraude. No se sabe si es por un genuino afán institucionalista o si es simplemente porque su precio aún no ha sido alcanzado o existe la amenaza a que sus altos jefes militares pierdan los visados norteamericanos, país donde viven sus familias. A diferencia de sus pares venezolanos que enjugados en millonarios sobornos y negocios sostienen al régimen de Maduro o de sus pares peruanos, que no dudaron en sonreír en la foto para la aventura autoritaria que disolvió el Congreso, los militares bolivianos se han quedado por el momento en sus cuarteles, en espera de un desenlace democrático o que su precio, seguramente más elevado, sea amortizado con petrodólares caribeños. Creamos y esperemos que sea lo primero.

En estas dos semanas, jóvenes, profesionales, trabajadores, obreros, frentes cívicos, partidos de oposición, indígenas, mujeres, millones de bolivianos marchan en las calles de las ciudades bolivianas con las únicas armas que la libertad concede: el raciocino y la voz. El dictador los enfrenta con hordas de asalariados militantes de su partido transportados en buses por el gobierno y provistos de palos, púas, municiones y armas entregadas por las propias autoridades gubernamentales. Morales está dispuesto a llevar a su país a la guerra civil o la secesión si es necesario, con tal de no desoír el mandato de sus patrones: debe cuidar la finca si es necesario con el precio de su vida y la vida de miles de bolivianos.

Pero, Bolivia resiste. Está dando una demostración de fuerza y dignidad que hay que tomar muy en cuenta y de la cual hay mucho que aprender.

Pero, Bolivia no puede resistir sola. Necesita del resto de América. Por ello, no es casual que previamente se haya alborotado Ecuador, se haya neutralizado al Grupo de Lima dinamitando desde dentro la estabilidad política peruana, ni es casual que se incendie Santiago con aceleradores químicos y con sincronización talibana. Los orquestadores saben que para defender los enclaves hay que llevar el fuego, el conflicto y el ruido lejos, mejor si es donde están los que más critican. Por ello, también preocupa el silencio de Guaidó y la oposición venezolana, que resulta útil en estos momentos a los fines intervencionistas en Bolivia y Chile.

Los ciudadanos libres de América Latina tenemos el deber de contribuir a que la resistencia boliviana no sea efímera, vana, pasajera. Nuestra voz es muestra primera arma. Nuestras ideas son nuestros fusiles y las podemos disparar en las redes sociales para contrarrestar el fuego sostenido del relato que se nos impone desde La Habana y se financia desde Caracas. Tenemos los 120 caracteres para librar batalla. Tenemos el voto para sacar de la vida política a los primos, hermanos, socios o lacayos de Maduro, Castro, Chávez o Morales que vendrán en el Perú y en otros países en las siguientes elecciones. Tenemos el poder de nuestra elección de compra, dejando de comprar los diarios y revistas que le hacen el juego a la brisa bolivariana o glorifican autócratas. Tenemos el poder de apagar nuestros televisores cuando las guaripoleras de los autócratas y del relato izquierdista pontifican desde los altares de su medianía. Tenemos la opción de no quedarnos callados en la charla familiar o la reunión de promoción donde unos cuantos repiten lugares comunes y balbuceos antiimperialistas desde sus polos Tomy o sus zapatillas Nike. Tenemos el poder de elegir por ejemplo a quienes acaben el nexo entre gobierno y prensa, con el cual se adormece al pueblo y se consigue la hegemonía. Tenemos el poder de dejar de comprar los productos que auspician a la prensa funcional al relato.

Los latinoamericanos libres tenemos muchas armas ciudadanas para defender nuestro continente y nuestra libertad. Tenemos muchas armas para apoyar la resistencia boliviana y no seguir siendo funcionales al relato marxista con nuestro silencio o nuestra indiferencia. Podemos seguir siendo tontos útiles o despertar. Bolivia nos esta demostrando, por ahora con más fuerza que el sufrido pueblo venezolano, que se puede despertar y levantar la voz.

Bolivia Resiste. Estamos contigo. Lampadia




¿Primera derrota electoral de Evo Morales?

¿Primera derrota electoral de Evo Morales?

El recuento preliminar a más del 80% de los votos de las elecciones generales de nuestro país vecino, Bolivia, prevé resultados que la prensa internacional ya venía vaticinando en los últimos días: una segunda vuelta, producto de la ajustada diferencia que habría entre el número de votos alcanzados por el líder oficialista, Evo Morales y su partido Movimiento al Socialismo (MAS) y el líder de la oposición, Carlos Mesa, cuya coalición política, Comunidad Ciudadana, busca impedir un cuarto mandato de Morales.

Última Hora: Sin embargo, parece que se estaría consumando un fraude que le daría el gobierno a Evo Morales.

Y es que el descontento de los bolivianos – como venimos advirtiendo en Lampadia: BOLIVIANO: Si no los une el amor, que los una el espanto,  Una ciudad liberal en Boliviaya era palpable en los últimos años en varios segmentos de la población, por razones políticas y económicas.

Como mencionamos, en relación al aspecto político, el populorum ya no le era tan favorable ni funcional a Morales puesto que, como todo líder autoritario, ha tenido que recurrir a una interpretación discrecional de la constitución para perpetrarse en el poder y ganar legitimidad, además de su constante manipulación del poder judicial y de los medios de prensa, siendo ambos importantes contrapesos de una democracia. Ello sin mencionar el amplísimo rechazo que obtuvo un referéndum constitucional del 2016 que no le daba la razón para el continuismo de su gobierno.

Por el lado económico, si bien su modelo de desarrollo – sustentado en un control creciente del Estado en importantes sectores estratégicos como el gasífero y el eléctrico – le permitió a Bolivia tener un crecimiento sostenido desde el 2006, este ha sido endeble al lado de los resultados de modelos de Estado subsidiario como el adoptado por nuestro país.

Sin embargo, más importante aún es señalar que este crecimiento es a largo plazo insostenible por los ingentes esfuerzos de recursos públicos a los cuales tiene que apelar para seguir operando. Prueba de ello es el pico de 8% del PBI en el que el déficit fiscal cerraría el presente año, como bien ha destacado The Economist, en un artículo que compartimos líneas abajo. Ello, aunado a una caída de la demanda mundial de exportaciones de commodities – producto de la guerra comercial China-EEUU – agotaría de una vez por todas el modelo de capitalismo de estado cimentado por Evo desde que asumió su mandato.

Por supuesto, como es costumbre en la popular revista británica, el artículo al que nos referimos también ahonda la crítica al aspecto político por sus constantes quebramientos del orden democrático en años pasados.

Esperamos que, en la segunda vuelta electoral a producirse en diciembre del presente año, los bolivianos tomen conciencia de estos hechos y no asienten las bases de una autocracia que ya lleva 14 años asentada en el poder, cometiendo excesos a las libertades fundamentales. Lampadia

El peligro de Morales
El boliviano Evo Morales enfrenta su batalla de reelección más dura hasta el momento

Después de 13 años de su gobierno, los votantes se están inquietando

The Economist
19 de octubre, 2019
Traducido y comentado por Lampadia

“Bolivia es una nación insurreccional”, declara Norma Berno, una mujer pequeña con ojos penetrantes en una “manifestación por la democracia” el 10 de octubre en La Paz, la capital administrativa. A principios de la década de 2000, se manifestó a favor de nacionalizar las grandes reservas de gas de Bolivia, una causa cuya popularidad allanó el camino para que Evo Morales, un cocalero y organizador sindical, se convirtiera en el primer presidente indígena del país en 2006.

Ahora algunos insurrectos se están volviendo contra él. En la manifestación por la democracia, celebrada en el 37 aniversario del fin de la dictadura militar, Berno se unió a decenas de miles de manifestantes en la Plaza San Francisco para tocar las vuvuzelas y lanzar insultos al presidente ausente. Entre sus principales quejas están la mala calidad de los servicios públicos, la falta de trabajos formales y la decisión del presidente de postularse para un cuarto mandato, desafiando la constitución y una votación de referéndum en 2016. “Pensé que iba a cambiar el país para mejor”, dice ella. “Estaba equivocada.”

Morales ciertamente ha traído cambios. Las ganancias de las exportaciones de gas, que nacionalizó al comienzo de un boom mundial de productos básicos, se redistribuyeron a los pobres. Desde que llegó al poder, la proporción de la población que vive con menos de US$ 1.90 por día se ha reducido en dos tercios, a 6%, según el Banco Mundial. Una nueva constitución amplió los derechos de los pueblos indígenas, que constituyen quizás la mitad de la población. Las mujeres ahora ocupan la mitad de los escaños en el congreso. El gobierno construyó carreteras, aeropuertos y teleféricos, teleféricos que atraviesan La Paz. Eli, una mujer indígena que vende banderas antigubernamentales en la manifestación por la democracia, está agradecida, a pesar del mensaje en sus mercancías. Ella dice que los teleféricos, y la indulgencia del gobierno hacia los vendedores que venden productos de contrabando, le permiten ganarse la vida.

El presidente cuenta con votantes como ella para reelegirlo el 20 de octubre, cuando también se celebrarán elecciones legislativas. Ganó las últimas tres elecciones con más de la mitad de los votos en la primera vuelta. Su Movimiento al Socialismo (en adelante, MAS) tiene mayoría en el Congreso. Ahora las encuestas sugieren que puede no alcanzar el umbral necesario para evitar una segunda vuelta, que se celebraría el 15 de diciembre: 40% con una ventaja de diez puntos sobre su rival más cercano.

Su derrota sería catastrófica para Bolivia, dice el vicepresidente, Álvaro García Linera. Él llama al presidente “un tejedor” de diferentes grupos sociales, regionales y económicos. “La ausencia de Evo generaría una especie de desmembramiento social y convulsiones que son características de la historia de Bolivia”, dice.

Su ausencia es ahora pensable por una mezcla de razones. Muchos bolivianos dan por sentada su prosperidad. Esa prosperidad está ahora bajo amenaza. Sobre todo, a muchos les preocupa que Morales pretenda convertirse en presidente de por vida. Él es “el camino hacia el autoritarismo, y nosotros somos el camino hacia la democracia”, dice su principal retador, Carlos Mesa, un ex presidente aficionado a la lectura.

La economía de Bolivia ha crecido en un promedio de casi un 5% anual desde 2006. A diferencia de los presidentes de izquierda en Argentina, Brasil y Ecuador, Morales no se permitió el tipo de gasto excesivo que resulta en una breve euforia seguida por inflación y recesión. “Somos responsables no porque el FMI nos diga que lo seamos, sino porque la inflación ataca más a los pobres”, dice Luis Arce, ministro de Economía. El crecimiento se ha mantenido fuerte en el período actual de Morales (ver gráfico).

Pero su magia está perdiendo potencia. Los ingresos por exportaciones de gas han caído. El déficit fiscal de este año será de casi el 8% del PBI. El gobierno anuncia un plan, llamado Agenda Patriótica, para alentar la inversión privada en industrias como plásticos y baterías de litio. Pero el estado aún invierte más que el sector privado. “Bolivia quiere unirse a la primera revolución industrial, pero el mundo ya está en la cuarta o quinta”, dice Gonzalo Chávez, economista de la Universidad Católica de La Paz.

Un impulso para expandir la producción de soja y carne para alimentar la demanda de China alentó a los agricultores a quemar franjas de la Amazonía boliviana. Desde agosto, estos incendios han destruido 5 millones de hectáreas (12 millones de acres) de bosque, un área más grande que Costa Rica. Esto contribuyó al desencanto de los votantes indígenas. Decenas de manifestantes caminaron 450 kilómetros (280 millas) desde Chiquitania, una región en el este de Bolivia, hasta Santa Cruz, el centro agrícola del país. Joaquín Orellana, uno de sus líderes, acredita al presidente por obligar a las élites “a tenernos en cuenta”. Pero, “nos ha abandonado ahora”.

Podía conservar el poder a pesar de la decepción de los votantes. En parte eso se debe a que la oposición está fragmentada y deslucida. Mesa, su principal oponente, es poco conocido en las zonas rurales remotas. “Apenas ha salido en público en los últimos ocho meses”, se queja un miembro de su círculo íntimo. El control cada vez más estricto de Morales sobre el estado y otras instituciones se suma a su ventaja. Cuenta con el respaldo de los sindicatos y utiliza la publicidad del gobierno para dirigir los medios. El poder judicial hace su voluntad. Las vallas publicitarias con la imagen del presidente, pagadas por el gobierno, son omnipresentes. En las últimas semanas ha estado entregando alimentos, computadoras, hornos e incluso tractores gratuitos en todo el país.

Los monitores internacionales verán el voto de Bolivia, por lo que es poco probable que haya fraude generalizado. Pero eso no significa que sea justo. Los miembros del tribunal electoral son leales a Morales. Recientemente prohibieron la publicación de una encuesta que lo mostraba con una pequeña ventaja sobre Mesa. Los partidarios del presidente y los candidatos de la oposición han prometido salir a la calle si pierden. “Estoy preocupado por el día después de las elecciones”, dijo el embajador alemán, Stefan Duppel, a la prensa boliviana. Es probable que el MAS pierda su mayoría absoluta en el Congreso. Si el presidente es reelegido, le resultará más difícil gobernar. La Sra. Berno agradecería el fin de su monopolio de poder. “Bolivia ya no es un bastión de Evo Morales”, dice ella. “Estamos hartos de él”. Lampadia




BOLIVIANO: Si no los une el amor, que los una el espanto

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Bolivia y el Perú son dos países medianos de América Latina que ocupan el 8° y 6° lugar, respectivamente, en cuanto a superficie y el 8° y 4° lugar, en población.

Según los datos comparativos de ambos países (https://datosmacro.expansion.com/paises/comparar/peru/bolivia) existen diferencias sustanciales entre ambos países en indicadores de desempeño económico y social que podrían llevarnos a pensar que el Perú le lleva ventaja a Bolivia:

  • PBI PERU  6 veces el PBI Bolivia (190 MM Euros vs 34 MM Euros).
  • PBI per cápita PERU es el doble del boliviano (5,965 Euros versus 3,000 Euros)
  • DEUDA EXTERNA per cápita PERU similar al boliviano pese a que tenemos una deuda externa 3 veces más grande.
  • PERU EXPORTA 6 veces lo que exporta BOLIVIA (40 MM Euros vs 6 MM Euros)
  • En PERU el GASTO PUBLICO solo es el 21% de un PBI más grande. En BOLIVIA es el 38.60 % de un PBI MENOR. Producen menos y gastan más.
  • EL PERU ha avanzado y tiene 20.5% de pobres. BOLIVIA tiene 35.2%, según datos de CEPAL.
Existen por cierto algunos indicadores en los que el desempeño boliviano es mejor: desempleo y homicidios, sin embargo, la superioridad de las cifras del Perú es nítida.

Podemos decir entonces que se trata de dos países medianos, uno de los cuales ha tenido un mejor desempeño económico que el otro. Sin embargo, esta superioridad es relativa si nos comparamos con Brasil, México, Colombia o Argentina que tienen extensiones mayores a las nuestras o con Chile, Uruguay o Panamá, que, siendo países más pequeños, tienen un mejor desempeño que nuestros dos países.

¿Que puede explicar entonces la diferencia sustancial en el desempeño de estos dos países medianos de América Latina?

El Perú, desde 1993, optó por una economía social de mercado sin intervencionismos estatales, de deshizo de empresas públicas que en el quinquenio 85-89 le habían generado un déficit que, a valor presente representaría 3,500 millones de dólares (Lampadia Justicia en déficit), se abrió al mundo, atrajo inversión privada externa y nacional y movilizó al sector privado para empujar la economía. Este modelo, algunos de cuyos datos hemos reseñado en esta comparación, se mantiene ralentizado y mediatizado pero vigente.

En Bolivia, al mismo tiempo, entre 1993 y 1997, Gonzalo Sánchez de Lozada dio un paso similar y llevó a cabo unas reformas económicas y un ajuste estructural que le hubieran permitido avanzar sin contratiempos a una economía de libre mercado y abierta al mundo.

En el Perú, el modelo no cambio pese a los intentos denodados de la izquierda de torcerlo hacia un modelo boliviano.  En Bolivia, en cambio, el modelo sólo duró unos años y aunque Sánchez de Lozada volvió al poder el 2002, tuvo que renunciar sitiado por el autoritarismo callejero de Evo Morales que elaboró un explosivo cocktail social compuesto de cocaleros, campesinos, sindicatos, asesores cubanos y petro dólares enviados por su mentor Hugo Chávez. A causa de esto, Morales tomó el poder tiempo después y estatizó los recursos naturales, las  idroeléctricas, las pensiones y aunque no fue tan estúpido como Maduro de destruir la macroeconomía, ahuyentó la inversión privada y convirtió al Estado en nuevo protagonista de la economía boliviana.

La respuesta es muy sencilla. El mejor desempeño económico peruano tiene que ver con la funcionalidad de nuestro modelo económico y su carácter pro pobre (redujo en 30% pobreza), que las cifras confirman, pero que el relato izquierdista quiere desconocer. Ese mismo relato, azuzado desde La Habana y financiado desde Caracas, exporta la idea del milagro económico boliviano a pesar de que las cifras comparativas (que son las que importan) nos muestran un pobre desempeño del modelo boliviano. Lo grave es que ese modelo, pese a ser dispendioso en recurso públicos, no ha reducido la pobreza, sino que la ha incrementado. Todo un espanto.

¿Como se explica entonces que Evo Morales pueda ser reelecto este 20 de octubre, si ni las cifras, ni la voluntad ciudadana lo acompaña, ya que el 51.3% de la población le dijo no a la Reelección?

Aquí algunas razones:

  • La voluntad del pueblo solo sirve cuando es favorable al autócrata. Cuando le es esquiva buscan la ley, o su interpretación forzada como ocurrió en este caso a través de una cuestionable sentencia del Tribunal Constitucional Boliviano que habilita la cuarta postulación del autócrata boliviano.
  • Los relatos pueden construir realidades paralelas. Pueden convertir un desempeño económico pobre en un milagro, si sirve para mantener la “moral revolucionaria”. Además de los cuentistas que inventan relatos interesados, las sociedades (y Bolivia no es la excepción) requieren “clases medias” y “políticos funcionales” que no advierten el peligro y sea con su indiferencia o su egoísmo, permiten que las cosas sucedan. Finalmente, esto es posible porque hay mayorías que pierden la capacidad de tal y dejan que su voluntad sea desconocida.

Los BOLIVIANOS están más cerca que nunca de cambiar su destino. Pueden seguir creyendo en su relato y despertar algunas décadas después, tan medianos como hoy, cuando al autócrata le hayan salido barbas y algunos jóvenes ingenuos lo lleven estampado en el pecho en las calles de Bruselas o Madrid sin saber a que revolución o genocidio pertenecen.

También pueden despertar hoy y darse cuenta en bien despiertos, mirando el mundo de al Lado, en vigilia, que su relato no los ha hecho mejores y cambiar su destino.

Ojalá que (como dijo Borges), si no los une el amor, los una el espanto por una autocracia sin fin que quiere Evo Morales y sus aliados extranjeros y se unan para derrotarlo en las ánforas. Lampadia




Una ciudad liberal en Bolivia

El presidente de Bolivia, Evo Morales, se dirige decidido hacia una reelección en los próximos comicios del 20 de octubre del presente año. De obtener la victoria, se consagraría en lo que sería su cuarto mandato en el poder, tras haber asumido el cargo allá por el año 2006.

Considerando que el gobierno boliviano, bajo el liderazgo de Morales, ha transgredido repetidas veces los mandatos constitucionales para perpetrarse en el poder, y que actualmente se encuentra impulsando peligrosas leyes que van inclusive en contra de la libertad de expresión (ver Lampadia: Bolivia, tras los pasos de Venezuela), su ascenso al poder podría significar un duro golpe a la democracia del país andino, si es que no lo ha sido ya.

Según diversos analistas políticos, con un cuarto mandato de Morales, el camino estaría allanado para convertir a Bolivia en Venezuela, lo cual terminaría de configurar aquella alianza tripartita del socialismo latinoamericano entre Maduro (Venezuela), Fernández (Argentina) y Morales (Bolivia), que caracterizó la década pasada y que contribuyó al estancamiento económico que experimentó nuestra región (ver Lampadia: Estancamiento en América Latina).

Aun poseyendo importantes recursos estratégicos como el gas que actualmente se encuentran en manos estatales, si se ve en reprospectiva, los logros de los 13 años del gobierno de Morales en el ámbito económico y social – que algunos se jactan de elogiar – son miserables al lado del experimentado por nuestro país gracias al modelo de desarrollo y de Estado subsidiario que adoptamos con la Constitución de 1993 (ver Lampadia: ¿Evolovers desinformados?).

Pero, ¿qué tan probable es que obtenga la presidencia Evo Morales, a la luz de la inclinación política que predomina en las principales ciudades bolivianas?

Un reciente artículo escrito por The Economist, analiza una de las ciudades que otrora le dieran mayor apoyo electoral a Morales en sus anteriores postulaciones presidenciales, El Alto. Curiosamente, es de las ciudades bolivianas más liberales en materia económica, en contra del socialismo que expectora Morales en todos sus discursos políticos. Bajos niveles de impuestos y casi inexistente carga regulatoria son características de tan carismática ciudad basada en el comercio ambulatorio y que es además considerada la segunda ciudad más grande de Bolivia.

Como deja entrever The Economist, más le valdra a Evo Morales moderar su discurso intervencionista, si quiere capitalizar el voto político de dicha ciudad, porque de lo contrario, los alteños lo consideraran demasiado pro Estado y probablemente le salga el tiro por la culata a quienes tanto le ofrecieron su apoyo en el pasado. Lampadia

Grande y poderoso
El Alto comparte la identidad indígena de Evo Morales, no su socialismo

El sorprendente liberalismo de la “capital aymara” de Bolivia

The Economist
19 de setiembre, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

El Alto se cierne sobre La Paz, la capital administrativa de Bolivia, como el filo de una guillotina. En 1781 Tupac Katari, un líder indígena, asedió La Española La Paz a 500 metros debajo. A principios de la década de 2000, las protestas de los alteños obligaron a dejar fuera de su cargo a dos presidentes bolivianos: Gonzalo Sánchez de Lozada, que buscaba exportar el gas de Bolivia a través de Chile, un rival, y Carlos Mesa, su sucesor, que resistió sus demandas de nacionalizar las reservas de gas. Eso allanó el camino para la elección en 2005 de Evo Morales, el primer presidente indígena de Bolivia, y miembro del pueblo aymara, que considera a El Alto como su capital.

Morales cuenta con su apoyo mientras trata de persuadir a los bolivianos de extender sus 13 años en el cargo en una elección prevista para octubre. Pero los alteños son de mentalidad independiente. Algunos resienten su decisión de presentarse desafiando un referéndum en 2016. Pero sus reservas son más profundas. Morales es izquierdista y El Alto es un lugar empresarial al que le gustan los bajos impuestos y la regulación laxa. Su apoyo a su socialismo es selectivo. La ciudad más revolucionaria de Bolivia es de alguna manera la más liberal.

El Alto, a 4,150 metros de la ciudad más alta del mundo, ha prosperado durante la presidencia de Morales. Con una población de 900,000 habitantes, es la segunda ciudad más grande de Bolivia, después de Santa Cruz, y con más rápido crecimiento. La ciudad comenzó a principios del siglo XX cuando los migrantes comenzaron a llegar desde el altiplano, las tierras altas andinas del oeste de Bolivia. Establecieron vecindarios regidos por prácticas traídas de sus pueblos, como el liderazgo rotativo. En 1957, estos se unieron para formar el consejo vecinal, que asumió el papel del Estado. Junto a las organizaciones de trabajadores, cavó los primeros pozos y construyó caminos. También proporcionó ley y orden, lo que a veces ha significado ejecutar presuntos delincuentes. El consejo, ahora llamado Fejuve, todavía ayuda con la provisión de infraestructura en las franjas crecientes de la ciudad. El Alto se incorporó como una ciudad separada de La Paz en 1985.

En la “guerra del gas” de 2003, los rebeldes en el acantilado bloquearon las carreteras que conectan La Paz con gran parte del resto de Bolivia. Sánchez de Lozada envió al ejército. Después de que murieron casi 60 personas, huyó del país. La insurrección ayuda a definir la ciudad hoy. Roger Chambi, un activista aymara, señala a un visitante, el edificio que alberga Radio San Gabriel, donde los líderes insurgentes realizaron una huelga de hambre. El eslogan desafiante de El Alto, “De pie, nunca de rodillas”, aparece en todas partes.

La política ahora parece menos urgente. “En este momento, se trata de la economía”, dice Chambi. El Alto es el centro de una red internacional que comercializa bienes de todo tipo, muchos de ellos de contrabando. Estos vinculan a los ricos comerciantes de la ciudad, llamados qamiris, con fabricantes en China. A menudo se extienden a otras ciudades bolivianas y a Brasil y Argentina. Quizás cuatro quintos de los alteños trabajan en la economía informal. La “economía sumergida” de Bolivia es la más grande del mundo como parte del PBI, según el FMI.

El corazón comercial de El Alto es el vasto mercado al aire libre “16 de Julio”, abierto los jueves y domingos. Casi exentos de impuestos y no regulados, los comerciantes pagan a su sindicato por permisos para abrir puestos que venden de todo, desde curas a base de hierbas hasta piezas de automóviles. Las mujeres aymaras custodian las mercancías, los bombines inclinados hacia adelante. Muchos qamiris poseen puestos de mercado. Más allá del mercado, las pequeñas empresas están desparramadas en las calles. Están surgiendo viviendas de varios pisos. Los propietarios dejan el ladrillo expuesto en la creencia (errónea) de que esto los exime del impuesto. Las parcelas de tierra aparecen en los registros de la ciudad como vacías, otra artimaña para evitar impuestos. La esquiva ingeniosa se gana el respeto. Cuando trabajó brevemente como cantinero, “Hice todo lo posible para no vender cerveza con recibos”, dice Chambi.

Las fachadas chillonas de los “chalets” alivian el paisaje de ladrillo marrón. Los qamiris que los poseen pueden no pagar impuestos, pero a diferencia de la élite establecida de Bolivia, no compran propiedades en Miami, dice Chambi. Financian fiestas que tienen lugar todos los fines de semana. Una vez al año, un qamiri recibe el costoso honor de pagar más que nadie por el Gran Poder, un carnaval en La Paz.

Los forasteros a menudo ven a El Alto como un reflejo de sus prejuicios. Los izquierdistas celebran las características comunales de su economía. Incluyen el aini, una ayuda de los vecinos para la construcción o el negocio, que se espera que el beneficiario corresponda. Las fiestas son una forma de dar comida y bebida a los pobres. Los anarquistas admiran la autorregulación de El Alto, liberan su vigoroso capitalismo. La ciudad parece combinar todos estos. Pablo Mamani, un sociólogo, describe a El Alto como una ciudad “con amplia solidaridad”, pero “absolutamente liberal” en materia económica.

El Alto tiende a votar por Morales y aplaudió su nacionalización de las reservas de gas en 2006. Le gustan los subsidios y las obras públicas, pero exige que el Estado mantenga su distancia. “El Alto espera mucho del Estado”, dice Mamani. Eso va junto con una ética de autosuficiencia. En la cultura aymara, “uno tiene que trabajar para uno mismo”.

Los alteños le dan poco crédito a Morales por su prosperidad. Muchos son escépticos sobre su candidatura a la reelección (en la que Mesa será su principal oponente). Recuerdan la práctica aymara de liderazgo rotativo, incluso si no siempre la practican. “La gente ve [la campaña de Morales] sospechosamente”, dice Chambi.

No obstante, El Alto lo ha apoyado, excepto en dos ocasiones. En 2010, cuando intentó reducir los subsidios a la gasolina, los alteños bloquearon nuevamente las carreteras. Él retrocedió. Cinco años más tarde rechazaron al candidato a alcalde de su partido a favor de Soledad Chapetón, una mujer aymara de centro-izquierda. Esos son recordatorios agudos para Morales: no dé por sentado a El Alto. Lampadia