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La inquina del escribidor y la ruptura política

La inquina del escribidor y la ruptura política

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
Ex miembro del Plenario del Movimiento Libertad

Nuestro famoso escritor, mejor ensayista y gran promotor de las ideas de la libertad, es al mismo tiempo un hombre cegado por sus pasiones, que, lastimosamente, han envenenado la política peruana durante 25 años.

El colofón de estos cinco lustros, se expresa en su catilinaria: ‘La traición de Kuczynski’, y en el pronunciamiento con otros 200 escritores peruanos: ‘Por la dignidad del Perú y contra el indulto’.

La traición de Kuczynski
(El País de España, 27 de diciembre, 2017)

“El indulto a Fujimori, el dictador que asoló el Perú, cometió crímenes terribles contra los derechos humanos y robó a mansalva, ha incendiado el país”. [Afirmación que contrastaré líneas abajo].

Ilustrado por El País con una foto asquerosa 
(Ese es el medio que preside Juan Luis Cebrián, que vino al CADE a disertar sobre ética periodística).

“Las vilezas forman parte por desgracia de la vida política en casi todas las naciones, pero no creo que haya muchos casos en los que un mandatario perpetre tantas a la vez y en tan poco tiempo”.
[¿De la ficción a la pos verdad?].

“El fujimorismo tiene ya un control directo o indirecto de buen número de los medios de comunicación en el Perú (…)”.
[Falso de toda falsedad. La realidad es todo lo contrario].

“¿Imaginó Kuzcynski que el indulto iba a incendiar el Perú, donde, mientras escribo este artículo, las manifestaciones de protesta se multiplican por doquier pese a las cargas policiales? […]”.

‘Por la dignidad del Perú y contra el indulto’ (27 de diciembre, 2017)

“Protestamos por la conducta ilegal e irresponsable del presidente Pedro Pablo Kuczynski”. [¿Intérpretes de la legalidad?]

Fujimori fue condenado por violación de derechos humanos y corrupción”. [Falso, ver líneas abajo].

El gesto del presidente Kuczynski cubre de infamia y vergüenza a un país (…)”. [Podrá desacreditar a PPK y su gobierno, pero ¿al país?].

Rechazamos el abuso del lenguaje de la reconciliación y el perdón que busca legitimar esta medida espuria, y colocar como violentos e intolerantes a quienes defienden la verdad y la memoria. [Rechazan la reconciliación, sin plantear una alternativa de convergencia].

“Son especialmente inaceptables los llamados al olvido y las menciones a la pobreza, el progreso económico y el Bicentenario como fines que justifican medidas negacionistas”.

“(…) la permanencia de Pedro Pablo Kuczynski como Presidente de la República es incompatible con el Estado de Derecho y los valores democráticos (…)”.

¿O sea que nuestro insigne defensor de la democracia plantea la salida de PPK del gobierno porque (en uso de sus prerrogativas constitucionales, pero en contra de su admonición y pregón) ha indultado a Alberto Fujimori (AFF)?

Veamos de donde viene esta actitud, que lo ha llevado a insuflar tanta inquina en la política peruana y cómo se ha expresado durante 25 años:

  • Cuando Fujimori le ganó las elecciones al “señor Vargas” (sic), MVLL recibió un golpe moral muy profundo, que solo pudo disimular alejándose del Perú.
  • El ‘auto-golpe’ de abril de 1992 le dio la disculpa para transparentar su resentimiento y pasar a la ofensiva contra AFF y la gran mayoría de peruanos, que considerábamos que el Perú no podía seguir empobrecido por la hiperinflación, acosado por el terrorismo, con una economía destrozada, repudiado por el resto del mundo y con un Estado que solo alcanzaba a recaudar el 4% de un famélico PBI. Todo esto con partidos políticos que se habían consumido en la inutilidad, una Constitución inspirada por la dictadura militar que impedía la inversión y el crecimiento económico y una pérdida de sensación de futuro que corroía el alma de todos los peruanos.
  • MVLL nunca reconoció algún mérito al gobierno de Fujimori. Negó específicamente su éxito en la lucha contra el terrorismo, la hiperinflación y en la superación del estancamiento económico.
  • Con las condenas de AFF, MVLL se sintió vengado y justificado para acrecentar y profundizar sus pregones anti fujimoristas.
  • El escribidor asumió como verdad sacrosanta una condena a 25 años que excedía todos los límites de justicia posibles. Se le dio 25 años de prisión por supuestos delitos contra los derechos humanos que, si bien no se especificaban como tales en la sentencia, se presentaron maliciosamente en los considerandos.
  • La condena a AFF se basó en:
    • Una caprichosa forma jurídica, la de ‘la autoría mediata’, porque siendo el jefe ‘debía saber’ y así se la condenó por asesinatos masivos. Huelgan más comentarios.
    • La condena no respetó el cuadernillo de extradición, que no contemplaba delitos de lesa humanidad.
    • La legislación peruana no contemplaba los delitos de lesa humanidad para cuando se imputaron. Ver voto singular de José Luis Sardón de Taboada, miembro del Tribunal Constitucional, de 2016, con ocasión de la demanda de Habeas Corpus de AFF.
    • La condena de 25 años fue una manipulación jurídica diseñada para hacer consentir que la condena era por lesa humanidad.
    • La propaganda de la pos-verdad vargallosina ha llevado a que se confronte a AFF con los deudos de las víctimas de Barrios Altos y La Cantuta, como si Fujimori hubiera cometido u ordenado los crímenes.
  • En el plano electoral, para evitar que el fujimorismo llegara al poder, MVLL apoyó (sin vergüenza) a Alejandro Toledo, pese al caso de Zaraí.
  • Posteriormente, con el mismo propósito, MVLL y su hijo Álvaro (que llegó a bailar en el escenario) apoyaron a Ollanta Humala, a pesar de plantear el nacionalismo que Vargas Llosa abomina, a pesar de las denuncias de ‘Madre Mía’ y del programa de gobierno de la ‘Gran Transformación’, que solo se disfrazó para las elecciones. Recordemos sus primeras palabras, cuando llegó a Lima, con el Nobel bajo el brazo: “vamos a tener que elegir entre el Cáncer y el Sida”.
  • MVLL nunca se dio por enterado del desastroso gobierno de Humala y a ciegas se precipitó a apoyar a PPK. Eso sí, advirtiéndole que no vaya a otorgar el indulto a AFF.

Ahora, dado el indulto, MVLL condena a PPK al fuego eterno, sin otro propósito que hacer respetar su bandería de resentimientos.

Lamentablemente, la pos-verdad alrededor de la condena de Fujimori, masajeada sin descanso por los medios y por gran parte del establishment limeño, ha calado (explicable y noblemente) en el alma de nuestros jóvenes. Si yo pensara que AFF asesinó u ordenó los asesinatos en cuestión, yo también me indignaría con el indulto. Como me indigné cuando se indultaron terroristas o cuando se habla de indultar a Abimael Guzmán, cómo hace el malhadado congresista Arana (caserito de RPP y Canal N).

Efectivamente, no hay nada más noble que el espíritu justiciero de los jóvenes. Pero qué lástima que éste se haya encendido tras de mentiras que solo cubren resentimientos y otras peores pasiones.

Hoy, nuestra obligación es explicarles a nuestros jóvenes la verdad. Hoy, la obligación de los peruanos de buena voluntad es salir de la trampa del odio y la desunión: ¡Hay mucho que hacer, y debemos hacerlo juntos! Lampadia




¿Y ahora qué le decimos al Perú?

¿Y ahora qué le decimos al Perú?

Pablo Bustamante Pardo
Director de
Lampadia

Hace muchos años repito que el Perú es ‘infinito’, que tenemos todos los recursos para ser un país rico. Hace tiempo que podríamos haber transformado nuestro potencial productivo en bienestar general. Esta visión incluye, por supuesto, mi apreciación por la calidad de nuestra gente, como personas trabajadoras, creativas y esencialmente sanas.

Pero como no todo puede ser bueno, tenemos una clase dirigente que, difícilmente, es digna de ser llamada así. La calidad de nuestra clase dirigente ha sido siempre motivo de duras críticas por parte de los peruanistas más destacados, como lo fueron Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco y Jorge Basadre. La afectan dos grandes males: la búsqueda del beneficio individual y la falta de compromiso cívico.

Solo así podemos explicarnos que, una y otra vez, transformemos nuestras oportunidades en derrotas.

En diciembre de 2010, escribí en Diario 16:
¡Que buena década! – ¡Queremos otra!

Todos los peruanos mayores tenemos apreciaciones y  recuerdos de lo que han sido las últimas cinco décadas, desde 1960 al 2010, el último medio siglo de la vida de nuestro país. (…) La última década está terminando en condiciones extraordinarias. A pesar de que ésta se inició con problemas muy graves, políticos, institucionales, sociales y económicos, los logros de los últimos años están marcando toda la década, y hasta los últimos veinte años, de un halo que los peruanos no conocíamos.

(…) Quiero marcar una diferencia, nuestra realidad de estancamiento de décadas, y quien sabe, nuestro son, nos han hecho vivir mirando siempre el lado vacío del vaso. Es hora de mirar el lado lleno. Esta década está terminando de marcar nuestra transición desde una sociedad cerrada, estancada, a una sociedad abierta, de crecimiento. Estamos empezando a dejar atrás las actitudes del modelo mental ganar-perder, la suma cero, y adoptando las del modelo ganar-ganar, la suma positiva. Nuestros ciudadanos están pasando del oportunismo a la confianza en sí mismos, nuestros empresarios están terminando de transitar del mercantilismo a la competencia, y nuestros políticos, hay nuestros políticos, todavía muy pocos se alejan de la demagogia, el populismo, y el cortoplacismo, y pasan a la visión de futuro y la concordancia entre palabra y obra.

Quiero enfatizar que aún estamos lejos resolver nuestros grandes problemas institucionales, sociales y económicos, pero si antes, la posibilidad de enfrentarlos y resolverlos, era una ilusión, un sueño o una promesa, hoy está en nuestras capacidades, hoy podemos dar un gran salto adelante para superarlos.

Por fin estamos aprendiendo a crear riqueza, base esencial del bienestar, estamos viendo como, con la inversión privada que se multiplica a lo largo y ancho del país, junto con la inversión pública en las regiones, que se hace posible gracias al crecimiento de la economía, se empieza a transformar nuestro perfil, y lo que es más importante, empieza a cambiar el sentimiento nacional.

(…) Este nuevo sentimiento, esta posibilidad de pararnos frente a la historia, no para reclamarle nada, sino para conquistar nuestro futuro, con inteligencia, esfuerzo, imaginación y compromiso; está hoy día en el Perú real, en las mentes de nuestros ciudadanos, especialmente en los jóvenes, y en nuestros empresarios. Miremos el lado lleno del vaso.

Sin dejar de llamar la atención sobre la agenda pendiente en educación, salud, infraestructuras, y solidez institucional, en Lampadia hemos destacado reiteradamente las evidencias de la gran recuperación del Perú, después de las décadas perdidas entre 1960 y los años 90. Ver:

Las Cifras de la Prosperidad.
¡Qué ‘calato’…, ni que ocho cuartos!

Es, pues, muy claro que el Perú ha demostrado la capacidad de superar sus problemas de manera ejemplar. En pocos años pasamos de ser ‘un Estado fallido’, a una ‘estrella internacional’.

Sin embargo, la negación de la realidad y el odio sembrado en la política peruana, nos regalaron una profunda interrupción de nuestro desarrollo, con la elección del nacionalismo dirigido por Ollanta Humala.

Peor aún, el gobierno de PPK no ha sabido marcar la diferencia con el gobierno del ‘punto de inflexión’ de Humala. Tampoco supo recoger el mandato popular de profundizar la economía de mercado y perfeccionar la democracia. El gobierno de PPK prefirió basarse en el odio al fujimorismo sembrado por Vargas Llosa para ganar las elecciones, para relacionarse con el Congreso y para salvarse de la ‘vacancia presidencial’.

Es el colmo que el ‘gobierno de lujo’ nos haya llevado a la crisis de los últimos días. Más allá de las maromas verbales de Borea; de la terquedad de Kenji Fujimori para arrancarle a PPK el indulto de Alberto Fujimori y de la torpeza política de los voceros del fujimorismo; la verdad es que el Presidente está gravemente dañado y debilitado en su capacidad de inspirar a los peruanos el esfuerzo y sentido de dirección necesarios para recuperar el tiempo perdido y enrumbarnos a continuar la senda del desarrollo.

Después de este proceso tan destructivo, PPK debiera reflexionar seriamente sobre cómo permitir que el ‘gobierno-pre-bicentenario’ llegue al puerto en mejores condiciones. Esa reflexión incluye que evalue la posibilidad de pasarle la posta al vicepresidente Vizcarra.

¿Y ahora que les decimos a los peruanos?

  1. El Perú ha probado que puede superar sus más difíciles problemas
  2. Necesitamos un gobierno programático y de convergencia política. Programático para emprender reformas importantes, y convergente, para superar el odio y la mentira, de las relaciones entre los poderes del Estado.
  3. ¡Si podemos hacer las cosas bien! Pero tenemos que hacerlo juntos.

Me parece que, en este momento, los ciudadanos debemos salir al frente para evitar que la mala política siga destruyendo nuestros futuros. Lampadia




Diálogo, cordialidad y esperanza

Diálogo, cordialidad y esperanza

EDITORIAL

Considero, como ciudadana de a pie, que si es necesario “deponer las armas de ambos lados” y dejar de atacarse , lo único que logran es perjudicar al país. Esperamos más agilidad de parte del gobierno, tomar decisiones es lo que ya debería estar haciendo el presidente, porque el país está paralizado e incierto…. ante esa incertidumbre de los empresarios las empresas están realizando reingeniería dejando muchas familias en la calle, sin empleo…. Esperamos mucha más agilidad de parte de los congresistas que pertenecen al partido de la Sra. Fujimori, que en vez de dedicarse a evaluar como modificar las leyes con respecto a la delincuencia, que bien sabemos es sumamente importante, se centran en sacar a los ministros y poner zancadillas para demostrar poder…. por favor vayan con propuestas claras y con agenda previamente preparada y si creo que es una muy buena idea tener un mediador centrado inteligente y preparado como el Dr. Bedoya.
Comentario a nuestro editorial: Tenemos que ayudar a PPK, en la web de Lampadia

Más allá de las opiniones de los políticos, opinólogos y los periodistas de los programas políticos, lo que importa es el sentimiento de los ciudadanos de a pie. De los peruanos, que alejados de los intríngulis de la política, ven con desconcierto, como sus gobernantes, en el Ejecutivo y el Congreso, parecen estar jugando a los ‘cachacos y ladrones’, desentendiéndose de una realidad nacional que se complica día a día.

Fuente: americatv.com.pe

La realidad es que la economía está parada, no hay inversión, el empleo se está precarizando y nuestros jóvenes profesionales no consiguen trabajo. No hace falta entrar en detalles sobre las consecuencias de corto y largo plazo que esto nos trae.

Tampoco hace falta dedicarse a dilucidar si la parálisis de la economía es por el niño costero; el escándalo de corrupción de los brazos empresariales del imperialismo brasileño de Lula, el padrino de las izquierdas latinoamericanas; el ‘friaje de Thorne’; o por las juntas del gobierno con el humalismo y las izquierdas que no le dejan destrabar proyectos de infraestructuras ni impulsar la inversión minera.

A estas alturas, tampoco hace falta ver quiénes tienen la culpa, o quiénes empezaron, hoy este desenfoque de los políticos que llevan la mayor responsabilidad de gobierno, desde ambos lados, es como ‘el huevo y la gallina’. Dejémoslo para la historia.

Lo único que importa es salir del entrampamiento que nos ha hecho perder un año.

En nuestra opinión, después de la reunión de ayer entre el Presidente Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori, líder de Fuerza Popular, con la participación de sus respectivos candidatos a la primera vicepresidencia, que nos ha mostrado capacidad de diálogo; cordialidad, un atributo de la buena política; y esperanza, pues la situación actual nos lleva a agarrar cualquier oportunidad como tabla de salvación; lo que debemos buscar ahora es que ambos le expliquen al país, cada uno por su lado, la importancia de las acciones de gobierno que deben desarrollarse en los próximos meses.

Entre las acciones más importantes está la indispensable recuperación de un ambiente propicio a la inversión, tanto pública como privada. Por un lado, hay que ofrecer protección y tranquilidad a los funcionarios públicos que deben ayudar a destrabar las inversiones en infraestructuras; y por el otro, detallar a la población los beneficios de las inversiones mineras y otras, evitando que los relatos anti inversión sigan marcando la agenda.

La agenda del Perú pasa por el crecimiento de la economía. En el crecimiento están los recursos que necesitamos para reducir la pobreza, mejorar la educación y salud, desarrollar las infraestructuras y generar trabajo de calidad para nuestros jóvenes.

¡Vamos, este es un momento de grandeza que debemos impulsar con mucha fuerza!
Lampadia

 

 




Tenemos que ayudar a PPK

Tenemos que ayudar a PPK

EDITORIAL

Keiko Fujimori rompe el ‘standoff’ (impase) político y solicita reunirse con PPK en compañía del ínclito Luis Bedoya Reyes. El Presidente acepta la reunión desechando la presencia del venerable ‘Tucán’ y plantea llevar lo que se converse al ‘Acuerdo Nacional’.

Fuente: expreso.com.pe

Sin embargo, parecería que el Presidente PPK sigue bailando al son de sus asesores busca pleitos. Es urgente que gente más sensata se acerque al Presidente y lo ayude a asumir la actitud del estadista que nos ofreció y que todos deseamos ver en él.

Veamos los eventos políticos de ayer:

1. En horas de la mañana, desde Jauja, PPK mando un mensaje a los políticos: “Déjennos trabajar, no hagan intrigas, no se bajen a ministros cada dos semanas, porque así no podemos trabajar. Hagan su trabajo y déjennos hacer nuestro trabajo. Ese es el mensaje que hay que mandar a Lima”. (Perú21, página 7, 4 de julio).

2. Juan José Garrido comenta hoy, en su columna editorial, que ayer por la mañana, pocas horas antes de hacerse pública la solicitud [de KF], el mandatario se quejaba públicamente de los “escandaletes de quinta” que, en su opinión, distraen a los peruanos.

3. Por la tarde Keiko Fujimori toma la iniciativa de dirigirse al Presidente en los siguientes términos:

4. El Presidente de la República contesta a KF mediante la siguiente carta:

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5. Aparentemente, el Presidente, sorprendido por la acción de KF, se ve forzado a aceptar la reunión, pero se prepara el terreno para malograr el encuentro:

  • PPK descarta la presencia de Luis Bedoya Reyes, que podría ser un factor muy positivo para generar un ambiente constructivo en esa reunión tan importante.
  • Además, PPK plantea llevar al ‘Acuerdo Nacional’ (AN), lo que se converse. Esto, por supuesto, suena bien en las tribunas, ‘hay que hablar con todos’. Pero, el AN, donde las decisiones se toman por consenso, terminaría evidentemente, diluyendo cualquier iniciativa política importante, que ya no determinaría acuerdos de gobierno entre el Ejecutivo y el Legislativo.

6. Rápidamente, la segunda vicepresidenta Mercedes Aráoz desconoció la iniciativa de KF:

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Así, empezó a malograrse una nueva oportunidad de convergencia entre los estamentos de gobierno, en una situación en que efectivamente, como dice KF en su carta, “a la desaceleración evidente de la economía peruana, se suma un ambiente político de creciente crispación…”.

Todo el país venía pidiendo una reunión entre PPK y KF, excepto, por supuesto, los halcones de ambos lados. Aparentemente, Keiko Fujimori, durante un descuido de los suyos, le dirige una carta muy oportuna al Presidente Kuczynski, pero los halcones de PPK no se descuidan nunca. Una pena.

Sin embargo, más allá de los acontecimientos de ayer, con la reunión pactada para el martes 11, hay mucho tiempo para corregir entuertos. Pero para ello, debemos dejar de subsidiar al Presidente aceptando ‘facevalue’ todas sus acciones, y de vez en cuando, ayudarlo a asumir una actitud más constructivaLampadia

 




Indulto a Alberto Fujimori es de justicia

Indulto a Alberto Fujimori es de justicia

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
28 de mayo, 2017

El ex Presidente del Perú, Alberto Fujimori, de 78 años de edad, cumple condena penal hace 11 años. Su larga condena de 25 años fue forzada más allá de lo establecido por la justicia. Hoy, con la salud deteriorada, después de haberse manoseado políticamente su eventual liberación y estando el Perú en un deplorable entredicho político que sigue alimentando la división entre los peruanos y atizando odios, soy de la opinión de que el Presidente Pedro Pablo Kuczynski debe otorgar, a la brevedad posible, el indulto a Alberto Fujimori.

Fuente: El País

Descargo personal

En julio de 1997, el Presidente Fujimori me invitó personalmente a incorporarme a su gabinete de ministros. No acepté, entre otras razones, por la permanencia de Montesinos en su entorno.

Mi única militancia política fue en el Movimiento Libertad con Mario Vargas Llosa, que a mi entender fue una gesta nacional por recuperar la salud del país, fui parte del plenario. Renuncié a Libertad antes del 5 de abril de 1992, por sentir que el partidismo era más importante que las reformas.

No soy fujimorista, pero nunca he dejado de reconocer sin falsos pudores, las grandes contribuciones del gobierno de Fujimori al futuro de todos los peruanos. Tengo muy claro que sin su gobierno la Constitución de 1993, el Perú jamás hubiera dejado su condición de ‘país fallido` para tornarse, tres lustros más tarde, una ‘estrella internacional’.

En mi opinión, el secuestro de la Embajada de Japón, alteró sustancialmente la vida política del país, y la suerte de los años 90. Se suspendió el ánimo de reforma; se empoderaron a las fuerzas del mal, dirigidas por Montesinos, detrás de los aspectos de seguridad; después de haber hecho avances significativos en la disminución de la corrupción administrativa del Estado, se generó otro espacio de corrupción de corte político; se cortó la cadena de pagos por los errores de apreciación del Ministro de Economía, Jorge Baca Campodónico. Con todo esto, los peruanos nublamos nuestra visión sobre los importantísimos años 90 para el Perú. Años que sin duda, serán eventualmente recogidos por la historia como cruciales en la vida de nuestro país por sus grandes errores y, fundamentalmente, como por sus tremendos aciertos. Un balance que aún hoy, rehúsan hacer muchos peruanos.

Desde finales de los 90 supe que Keiko Fujimori tenía criterio propio, siendo Primera Dama firmó el petitorio  para oponerse a la reelección de su padre y se enfrentó con valentía a Montesinos desde antes de iniciada la campaña del 2000.

Sustento del pedido de Indulto desde la perspectiva de un ciudadano

Alberto Fujimori está condenado a una pena de 25 años, como si hubiera sido condenado por genocidio o lesa humanidad. Este delito no se menciona en la sentencia, solo en los considerandos. Además de otros delitos y penas menores, se le condenó por secuestro agravado. Según sus carcelarios el ‘cargo’ de genocidio y de ‘secuestro agravado’ impedirían la posibilidad de que reciba el indulto.

Sin embargo, los hechos procesales y la justicia nos dice algo diferente:

  • La extradición no contempló el delito de genocidio
  • El genocidio no estaba calificado como delito en el Perú cuando se habrían cometido los crímenes por los que se le acusa
  • Para condenarlo por genocidio, se forzó la figura de la ‘autoría mediata’: como era el jefe tenía que saber…
  • Para hacer viable la figura de la autoría mediata, el juez San Martín elucubró la sentencia un año antes de su aplicación, según confesión de parte, para asegurarse de que Fujimori reciba una larga sentencia
  • El delito de genocidio no figura en la sentencia, solo en los considerandos, pero se repite, una y otra vez, que está condenado por genocidio. Algo en lo que cae la propia ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, que ejerce su cartera con manifiesta arbitrariedad y partidismo.
  • El llamado ´secuestro agravado´ es una broma. Se detuvo a un periodista y a un empresario, por algunas horas en las instalaciones del Ministerio de Defensa y sin recibir ningún maltrato, fueron liberados sin acusación de por medio.

Un tema determinante para la formación de mi opinión, fue el voto singular del honorable Magistrado del Tribunal Constitucional, don José Luis Sardón de Taboada, de mayo de 2016 que considera que debe declararse fundada la demanda de hábeas corpus.

“En un voto singular, el único magistrado discordante, José Luis Sardón de Taboada, señaló que la demanda debía ser declarada fundada en atención a que la calificación de lesa humanidad vulneró el orden constitucional, pues hay inconsistencia entre la acusación fiscal y la sentencia,” según publicó el portal LaLey.pe

Ver voto singular del Magistrado José Luis Sardón de Taboada por el indulto: Voto singular.

En mi opinión es injusto mantener a Alberto Fujimori en la cárcel y liberarlo sería un gesto político de mucho peso que enaltecería al Presidente de la República y a todos los peruanos. Pues, después de 11 años, mantener en reclusión a un anciano enfermo (elegido por votación popular como Presidente de la República), con un sustento jurídico, por lo menos discutible, sino deleznable, sería un despropósito. Lampadia  




Considerar la excarcelación de Fujimori luego de 11 años de prisión

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Sorprendió gratamente el intercambio de gestos de reconciliación entre el Presidente Pedro Pablo Kuczynski y Alberto Fujimori y la propia Keiko Fujimori, producido con ocasión de los 20 años de la gran operación Chavín de Huántar. Por supuesto, el Presidente no podía eludir algún reconocimiento al mandatario que organizó el rescate, pero fue más allá de lo que se le hubiera pedido: llegó a calificar de “eximia” la manera en que el gobierno de ese entonces organizó esa operación, saludó “a la hija de don Alberto Fujimori, que está aquí con nosotros” y terminó con una invocación conjunta: “tenemos que voltear la página”. Muy bien.

Fuente: La República

El gesto fue tan claro y contundente que la respuesta de Alberto Fujimori no se hizo esperar. Publicó un tuit diciendo “El Presidente Kuczynski propuso hoy voltear la página. Tiene razón!! Los Peruanos debemos de construir una agenda común con apoyo de TODOS”. Y luego agrega: “Los Peruanos debemos de empujar hacia el mismo lado. Ciudadanos, empresas y Estado hombro a hombro para reconstruir nuestra gran nación”. Keiko Fujimori, por su parte, no solo acudió a la ceremonia sino que tuiteó diciendo “Saludo el justo y merecido homenaje del gobierno del Sr. Kuczynski a nuestros comandos Chavín de Huántar”.

La pregunta, por supuesto, es si estos gestos, sumados a la necesidad de unir esfuerzos e ideas para la reconstrucción, se convertirán, ahora sí, en el punto de partida de una relación que lleve a acordar un plan de reformas y cambios en el país. El Comercio, escéptico, recuerda los avances y retrocesos anteriores luego de ocasiones que parecieron abrir el camino a un acuerdo político. Es el momento, entonces, de refrendar con hechos este nuevo clima para que no quede como el producto efímero de una emoción pasajera producida por el homenaje a los héroes del rescate de los rehenes en la embajada de Japón.

Prueba de fuego

La primera prueba de fuego es la del día de hoy en el Congreso, que debe aprobar con  mayoría calificada –la mitad del número legal de miembros del Congreso más uno- la ley de “Reconstrucción con Cambios” enviada por el Ejecutivo. Necesita mayoría calificada porque podría suponer redistribuir hacia arriba temporalmente y por razones extraordinarias algunas funciones de los gobiernos locales y regionales así como suspender algunos procedimientos presupuestales regulares para avanzar más rápidamente, pero de manera transparente, con un control concurrente y vinculante, sin lugar a control posterior.

Por supuesto, este proyecto ya ha sido cuestionado por el Frente Amplio acusándolo de abrir la puerta a la corrupción, sin notar que la figura del control concurrente y vinculante por parte de la Contraloría es sumamente fuerte y de una transparencia absoluta. Acusa al proyecto de negar toda participación a los gobiernos locales y regionales cuando lo que se establece es que estos presentan los proyectos para ser incorporados en el plan, aunque para la ejecución sí se establezca el principio de subsidiariedad: los hace el gobierno de nivel superior si el de nivel inferior no está en condiciones de realizarlos. Y es perfectamente lógico que así sea si queremos resultados sin corrupción. 

El proyecto de ley de Reconstrucción con Cambios está muy bien armado y contiene fórmulas y procedimientos creativos indispensables para procurar no solo una reconstrucción bien hecha y a tiempo sino un nuevo diseño territorial y urbano que sirva para prevenir desastres futuros y formalizar el desarrollo de las ciudades.

Excarcelar a Fujimori

Hay un conjunto de reformas complementarias en las que el Congreso debe trabajar a fin de que todo este esfuerzo de reconstrucción nos permita llegar con un nuevo país al bicentenario. Pues bien, algo que ayudaría a consolidar los gestos del jueves y crear el clima de colaboración política que haga posible ese gran esfuerzo de construcción nacional, sería encontrar alguna fórmula que permita la excarcelación de Alberto Fujimori.

Fuente: La Mula

Fujimori lleva ya 11 años preso (desde que fue recluido en Chile), un tiempo a nuestro juicio suficiente para purgar las culpas de sus actos. En realidad, él debió ser juzgado por haber anulado la democracia a fin de perpetuarse en el Poder, más que por violación de derechos humanos. Fue condenado a 25 años sin que se demostrara con prueba directa que él hubiese ordenado o conocido los asesinatos de La Cantuta y Barrios Altos. La argumentación probatoria fue de carácter silogístico: estaba en una posición tal que tenía que haber sabido. Ninguna prueba concreta, ni siquiera un testimonio que dijera que ordenó o conoció. La sentencia de los jueces en el sentido de que Fujimori ordenó las ejecuciones fue “un acto de fe, no una constatación”, escribió Gonzalo Zegarra.[1]

El propio juez Supremo Cesar San Martín, integrante del tribunal que sentenció a Fujimori, reconoce, en unos correos que intercambia con el abogado Gonzalo del Río, que necesitaba una argumentación que le permitiera condenar sin pruebas. En efecto, el 11 de marzo de 2008 —catorce meses antes de la emisión de la sentencia—, San Martín le escribe: “Mis dudas son respecto del título de imputación y las posiciones dogmáticas respecto de la autoría mediata y la coautoría. Como entender ambas teorías, sobre todo en la que considero más acertada, de la autoría mediata —me releva de mayores rigores de prueba— de cara a lo que significan los medios de prueba que anexa la fiscalía y si en verdad estamos en una línea correcta de juzgamiento…”.[2] Del Río le recomienda la teoría de Roxin, “que centra el dominio… sobre el aparato de poder dentro del cual está integrado y cohesionado el ejecutor”. Y como el Presidente era el jefe de ese aparato de poder, resulta responsable.

No se puede privar a alguien de su libertad por 25 años sobre la base de una construcción hipotética, y sin prueba directa alguna de ningún tipo. Sí es cierto, no obstante, que luego de cometidos los horrendos delitos, los encubrió y quiso proteger a los autores, como ocurrió cuando gestionó la ley de amnistía. Pero eso no es autoría mediata ni merece 25 años. 11 años son suficientes.

El propio Cesar Azabache nos explica que “una cosa tan grave como haber ordenado la realización de crímenes requiere más que una simple deducción. La Sala de San Martín pasó por alto la cuestión de las evidencias y salto directamente a anunciar qué teoría emplearía, la de la autoría mediata. Pero  la regla de prueba en casos penales supone que se eliminen todas las dudas y el caso deja una duda: Montesinos podría haber ordenado las matanzas sin una orden previa y Fujimori limitarse a encubrirlo. Sin una evidencia clara sobre la existencia de la orden previa el recurso a cualquier teoría legal queda injustificado. Equivale a reemplazar el debate sobre las evidencias por el debate sobre las teorías. Es como construir un edificio sin primer piso”.

No obstante, Azabache nos puntualiza lo siguiente: “las evidencias no justifican pensar que Fujimori haya ordenado ejecutar a las víctimas de Barrios Altos, pero después de Barrios Altos ocurrió La Cantuta. Después de Barrios Altos Fujimori tenía el deber de desactivar al grupo Colina y deshacerse de Montesinos. Fujimori omitió cumplir con ese deber y eso es suficiente para que sea condenado por un delito por omisión en lo que se refiere a La Cantuta”.

Como fuere, 11 años de reclusión son, a mi juicio, suficientes. Más aun considerando el balance final de la lucha contra el terrorismo, no por el hecho de que fuera su gobierno el que lo derrotó, algo que en su momento parecía imposible, sino por la forma cómo lo hizo, por el tipo de estrategia que aplicó. A diferencia de la década anterior, donde se aplicó una estrategia reactiva y de desconfianza con la población que terminaba con frecuencia en atroces masacres de campesinos, a partir de los 90 se pasa a una estrategia inteligente de alianza con las comunidades en el campo y de fortalecimiento de la inteligencia policial en las ciudades. Hay que reconocer que Fujimori condujo personalmente esa estrategia: armó a las comunidades, les dio asistencia cívica y de desarrollo, y las puso del lado del Estado. Eso provocó la expulsión de Sendero a las ciudades, donde cayó en manos de una Dincote reforzada.

Lo que quiere decir que lo que derrotó a Sendero no fue una estrategia basada en escuadrones de la muerte sino todo lo contrario: fueron los propios campesinos los que delataron y acorralaron a los senderistas, expulsándolos del campo, y las dirigencias cayeron en las ciudades luego de seguimientos inteligentes que permitieron su captura y encarcelamiento, no su ejecución extrajudicial. Por eso, la mayor parte de la cúpula senderista terminó en la cárcel, no bajo tierra.

En el balance, entonces, la estrategia no fue aniquiladora sino todo lo contrario. La existencia del grupo Colina, que no era sino un remanente más sofisticado de lo que había sido la estrategia masiva en los ochenta, era inorgánica y extrínseca a la nueva estrategia. Era una incongruencia, aunque sin duda tuvo el auspicio claro de Montesinos.

Por eso, se equivoca Pedro Cateriano cuando afirma: “Fujimori se enfrentó al terrorismo, pero en muchos casos al margen de la ley y la Constitución”. En el balance es al revés, esa es una frase aplicable principalmente a los ochenta. Es cierto que en los 90 se instauraron los jueces sin rostro y los tribunales militares para juzgar a los terroristas, pero esto cuando menos permitió erradicar las ejecuciones extrajudiciales que se cometían en parte porque los jueces liberaban a los terroristas por temor. Fue un avance. 

Su verdadero delito fue anular la democracia

De lo que sí Fujimori no se salva es de haber montado, junto con Montesinos, sobre todo en los cuatro últimos años de su gobierno, un aparato de control político para sojuzgar a las instituciones y a la prensa a fin de procurar su  segunda e inconstitucional reelección, creando de paso el manto protector para una corrupción que llegaba al extremo de usar el Poder Judicial para extorsionar a empresarios. Fujimori no creía en la democracia liberal. Denostó siempre a los partidos políticos y buscó anular los controles constitucionales con el propósito de perpetuarse en el Poder. Ese es el verdadero juicio que debió hacérsele.  Lampadia

[1] Ver: Gonzalo Zegarra: “Fujimori y la prueba insuficiente” (Semana Económica, 12/4/2009)  http://semanaeconomica.com/article/economia/90084-fujimori-y-la-prueba-insuficiente/  Alli escribe: “Las cuestiones de hecho Nº 115, 136 y 158 se preguntan si está probado que Vladimiro Montesinos y el general Hermoza Ríos dirigieron dichas operaciones; a lo que se responde afirmativamente. Es flagrante la omisión de sendas preguntas subsecuentes que indaguen si está probado que Fujimori dio esas órdenes. Tal vez porque la respuesta sería negativa. En cambio, la cuestión de hecho 246 sostiene que sí se ha probado que es “responsable”, no porque haya registro alguno de la orden, sino porque ésta se puede inferir aplicando la teoría jurídica  de la “autoría mediata por dominio del aparato de poder”.

La sentencia hace descansar por completo en esta controvertida teoría… la culpabilidad de Fujimori por estos dos hechos… El párrafo 648 refiere: “Las evidencias (…) acreditan fehacientemente que Vladimiro Montesinos Torres transmitió la orden final de ejecución de los asesinatos de Barrios Altos. Ahora bien, si se tiene en consideración las relaciones y modo de proceder respecto de su superior, éste necesariamente dio cuenta de los hechos al presidente de la República. No es posible una operación de tal magnitud sin la intervención del jefe del Estado. Sobre esta última consideración [la intervención de Fujimori] existe incluso una versión de oídas…”
Como se ve, mientras que se alude a prueba irrefutable de la participación de Montesinos, sobre Fujimori no hay prueba, sino mera especulación o razonamiento. Se afirma, dogmática pero no científicamente, que “no es posible” que no interviniera. Los jueces no lo pueden (o quieren) imaginar o creer. Es un acto de fe, no una constatación. …En este caso, la otra alternativa razonable es que Montesinos haya actuado sin consultar previamente a Fujimori (no está en discusión, por ser obvio, que Fujimori encubrió estos asesinatos posteriormente).
¿Cuál prueba sería aceptable, suficiente, entonces? Ciertamente no esperaría que se muestren órdenes escritas o normas jurídicas… Tal exigencia haría imposible condenar a cualquier tirano. Pero, al menos en teoría, es posible un testimonio consistente (o más) de alguien que haya ganado credibilidad procesal  sosteniendo haber escuchado de primera mano la orden, o una admisión del acusado de haberla dado.  Con un testimonio así no habría que recurrir a versiones “de oídas” ni a teorías extravagantes.
Pero desgraciadamente no existe testimonio semejante (en el párrafo 51 se admite la insuficiencia de prueba directa). No se probó por tanto –en mi opinión– que Fujimori ordenó esos asesinatos; lo que ciertamente no absuelve a este indeseable de sus demás crímenes y responsabilidades políticas”.
 
[2] Ver Voto singular de Jose Luis Sardón en el caso de habeas corpus interpuesto por el expresidente de la República Alberto Fujimori violación al debido proceso, 3 de mayo de 2016 



El caso de Alberto Fujimori y la justicia peruana

En general los temas judiciales (menos los vinculados a la política), no son parte de los asuntos que seguimos en Lampadia. Pero en esta ocasión nos ha llegado un análisis de César Azabache Caracciolo sobre la reciente absolución del ex Presidente Alberto Fujimori por el caso de la llamada falsa prensa, que más allá del caso concreto, nos muestra que la justicia peruana puede depender también de la Sala que vea el caso y del enfoque judicial del Presidente de la misma.

Azabache nos dice: “La cuestión que crea distancia entre este fallo y otros ya pronunciados en esta historia es muy simple: La Corte Suprema está dividida en dos Salas: Una, presidida por el Juez César San Martín, usa en sus fallos una concepción usualmente extensa de la prueba circunstancial o por indicios que le permite usar también de manera relativamente amplia las reglas de responsabilidad por el cargo. La otra, presidida por el Juez Javier Villa Stein, usa la prueba circunstancial de manera menos intensa y en consecuencia no se satisface con la posición del acusado como superior en los hechos para considerarlo responsable en un caso en concreto, ni siquiera cuando su intervención pueda ser “evidente” en términos intuitivos”.

La propia reciente sentencia del Tribunal Constitucional sobre el pedido de hábeas corpus interpuesto por el ex presidente fue altamente controversial. Distinguidos constititucionalistas expresaron observaciones y discrepancias mientras otros igualmente distinguidos la defendieron. Inclusive un miembro del Tribunal Constitucional, el Doctor José Luis Sardón de Taboada, emitió un voto singular en el que señaló que la demanda debía ser declarada fundada en atención a que la calificación de lesa humanidad vulneró el orden constitucional.

El caso Alberto Fujimori sigue atravesado por la pasión política y resulta difícil instalar una discusión racional y propiamente jurídica acerca de los procesos que lo han condenado y acerca de su propia ejecutoria. Estamos hablando de alguien que violó su propia Constitución intentando perpetuarse en el poder por medio de la sujeción de la prensa y las instituciones, y que cometió diversos delitos, pero también del Presidente que derrotó al terrorismo, conquistó la paz con el Ecuador, abatió la hiperinflación y reconvirtió la economía peruana hasta volverla un caso de estudio.

En Lampadia consideramos necesario que se haga una correcta evaluación de nuestros procesos históricos y ojalá podamos ayudar a promover los diálogos que permitan despejar las nubes que impiden la dilución de prejuicios, la superación de mitos y evitar la construcción de ‘relatos’ que ahondan las diferencias entre los peruanos. Veamos la opinión del Doctor Azabache.

La absolución

César Azabache Caracciolo

Comencemos poniendo las cosas en orden. La condena original por el caso de la falsa prensa de finales de los años 90 fue emitida el 26 de enero del año 2005 y contiene una descripción muy acabada del modo en que se desviaron fondos públicos para financiarla. Allí se ve además la posición de beneficiado que tuvo en los hechos el ex Presidente Fujimori, cuya campaña se estaba preparando por este medio perverso, y se ve con claridad el papel que desempeñaron Montesinos y los directores de los falsos medios en la demolición de honras de personajes de la oposición. Si buscamos un documento que fije en nuestra memoria institucional el significado de ese perverso modo de manejar a la opinión pública, el instrumento es ese.

Si buscamos un documento que muestre el esquema en toda su dimensión debemos entonces recordar que el 17 de enero del 2009 Montesinos aceptó ser condenado por los desvíos mensuales de fondos públicos de los ministerios de Defensa e Interior a favor del SIN, organizados para sostener ésta y otras acciones ilegales encubiertas. De muchas maneras, el caso sobre transferencias ilegales de fondos al SIN constituye, junto a los casos por sobornos en las compras de aviones de combate (una de la principales fuentes que explican el origen de las cuentas halladas en Suiza) por un lado, y los casos Barrios Altos y Cantuta por el otro, el eje que describe lo que ocurrió en aquellos años.

Los principales documentos que describen el proceso de los noventa están en las Sentencias de los tribunales en los casos contra Montesinos. Salvo por lo que toca a la Sentencia del caso Barrios Altos y Cantuta, los fallos dictados contra Fujimori hasta ahora han respondido a consideraciones de orden práctico que limitan su utilidad como documentos históricos cabales. Por eso mismo, no es útil buscar en ellos respuestas a todas las preguntas ni correspondencia con todos los juicios morales que pueden y deben hacerse y discutirse sobre la historia de los años 90.

Observemos por ejemplo la lista de casos incluidos en el caso sobre la extradición de Alberto Fujimori. ¿Qué había allí? El secuestro de Gustavo Gorriti y Samuel Dyer en el marco del golpe de abril de 1992; el caso sobre el allanamiento al departamento de Trinidad Becerra, la esposa de Montesinos, del que un falso Fiscal retiró las maletas con cintas de video que Montesinos repatrió a su regreso de Panamá en el año 2000 y que Fujimori aparentemente depuró antes de entregarlas a la justicia ¿Qué más? un caso muy específico sobre el modo en que Fujimori entregó a Montesinos US$ 15 millones antes que fugara del país; un caso sobre espionaje telefónico; un caso sobre sobornos a congresistas y uno sobre la compra de un canal de televisión. Están por cierto los casos Barrios Altos y Cantuta, pero la enorme asimetría de esta miscelánea muestra que la selección fue hecha por razones absolutamente prácticas, relacionadas con los escasos márgenes de tiempo que concede un proceso por extradición y la necesidad de ganar el caso. No intervinieron en este proceso consideraciones históricas que impusieran alguna forma de consistencia moral al resultado. La lista no incluye por ejemplo un caso que corresponda al caso completo sobre transferencias de fondos al SIN, y tampoco incluye un caso sobre los sobornos percibidos en las compras de aviones de combate ¿Significa esto que la Procuraduría y los abogados del Estado, al ensamblar la lista, creían que Fujimori no era responsable por estos hechos? No, en absoluto ¿Significa que hicieron un mal trabajo? Tampoco. Los hechos demostraron que la selección funcionó a la perfección.

Lo que debe observarse es que quienes organizaron el caso del Estado no encontraron en los expedientes relacionados con estos hechos testimonios y evidencias suficientes para presentar un caso ganador que los incluya ¿Desmerece en algo esta constatación el caso sobre extradiciones? En absoluto. Los casos legales se organizan para ganarlos, y quienes tuvieron a su cargo la difícil labor de ganar este caso enfrentaban el desafío de superar la compleja vara de los tribunales chilenos, ante los que antes ya habíamos perdido dos casos emblemáticos (Borobbio y Calmell del Solar).

Quiero dejar fija esta idea: Los casos contra Fujimori no fueron organizados para expresar los juicios morales que corresponda o no hacer a su período. El que tengan origen en un proceso por extradición recorta su alcance a consecuencia de las múltiples consideraciones prácticas que los procesos de este tipo imponen al modo en que pueden organizarse los relatos y marcarse los puntos a poner en relieve

Pero en todo caso a mediados del año 2012 el ex Presidente Fujimori, extraditado ya en setiembre del 2007 en las condiciones que he descrito y por los hechos que se ha enumerado, tenía ya a sus espaldas dos condenas a prisión por 6 años, una por 7 años 6 meses y una por 25 años. Todos los casos por los que se ganó la extradición tenían condenas. Pero el Ejecutivo decidió ampliar la lista de casos contra el ex mandatario por el caso de la prensa amarilla de finales de los 90 y por el caso sobre la compra de tractores chinos. En noviembre de ese año la Corte Suprema de Chile autorizó la ampliación por el caso de la prensa amarilla y desestimó el pedido por el caso de los tractores chinos.

Ese es el comienzo de esta última historia, la de la absolución del ex mandatario firmada acordada el 16 de agosto del 2016 por la Corte Suprema.

Sostuve hace ya bastante tiempo que fue un error solicitar entonces que se amplíe  la extradición de Fujimori para llevarlo nuevamente a juicio por el caso de la prensa amarilla (EC 21/10/2013). La acusación por este caso pedía una nueva condena por 8 años de prisión. Fujimori tenía a setiembre del 2012 cinco años en prisión contando sólo desde su traslado a Lima. Un caso de este tipo toma en promedio dos o tres años en terminar, de manera que comenzando el juicio en el 2013 los 8 años de condena no tendrían ningún efecto práctico absoluto. A setiembre del 2012 era ya posible calcular que la condena solicitada se podía cumplir antes que el caso se ganara. Además en el Perú las condenas sucesivas no se acumulan sino que se fusionan en una sola que se cuenta desde que el condenado está en prisión. Una nueva condena por 8 años no cambia entonces en absoluto para una persona que está condenada ya a 25 años. Pero además de inútil, llevar nuevamente a juicio a Fujimori (para no ganar nada a cambio) era innecesariamente arriesgado: Todo nuevo juicio abre la posibilidad necesaria y real de producir una absolución. Y esto significa que cada ampliación de la extradición conducía y conduce al riesgo de una derrota allí donde la Fiscalía y la Procuraduría lo habían ganado todo.

Quiero insistir en esta idea porque hasta donde entiendo hay aún nuevos pedidos pendientes de ampliación de la extradición de Fujimori. La justicia no funciona por acumulaciones. Esto significa que quien fue condenado por un crimen no tiene, necesariamente, que se condenado por los demás crímenes que se le pueda atribuir, ni siquiera si son semejantes o evidentes desde nuestro particular punto de vista. Los tribunales deben portarse de manera imparcial y esto significa que las personas acusadas, nos guste o no, deben contar siempre con posibilidades objetivas y reales de ser absueltas, incluso -insisto- si antes ellos mismos u otras personas han sido condenados por hechos semejantes en juicios anteriores. Lo contrario representaría una violación al debido proceso. Un juicio absolutamente predeterminado por decisiones anteriores sería un falso juicio. Por todo esto, intentar un nuevo juicio contra quien ya está condenado para no obtener más que un pronunciamiento simbólico resulta siempre un pésimo negocio práctico. Por eso creo que la derrota sufrida por la Fiscalía y por la Procuraduría en este caso proviene de su propia exposición a un riesgo innecesario que encuentro asociado a un mal cálculo de las probabilidades de éxito o derrota que tenían. Entiendo que la Fiscalía y la Procuraduría hayan creído que debían proceder de este modo dado que los casos existían. Pero creo que nuestros órganos de persecución penal tienen que terminar de entender que los casos legales no se organizan porque los cargos estén descritos o formalizados: Se organizan cuando estimamos seriamente que pueden ser ganados. Los deberes formales asociados con el cumplimiento de la ley no contienen (no pueden contener) el deber de proceder cuando el encargado de un caso legal puede notar que proceder no lleva a ningún lado o puede producir resultados contraproducentes.

Fujimori ha sido absuelto en el caso de la falsa prensa por la misma razón por la que Alex Kouri fue condenado hace poco por el caso Convial:  contra lo que solemos pensar las probabilidades de un juicio no vienen determinadas totalmente por las decisiones que ya se han tomado en otro casos semejantes. La justicia debe ser predecible, pero eso no significa que deba repetir sus fallos. Significa que debe usar reglas semejantes en los casos que se resuelven. Y las reglas empleadas por la Sala de la Corte Suprema que ha absuelto a Fujimori en el caso de la falsa prensa están ya anunciadas en sus fallos más conocidos.

En lo personal no me gusta el fallo. Pero si bien mis preferencias subjetivas me permiten criticarlo no me conceden derecho alguno a pretender que sea insostenible o inapropiado. No lo es. La cuestión que crea distancia entre este fallo y otros ya pronunciados en esta historia es muy simple: La Corte Suprema está dividida en dos Salas: Una, presidida por el Juez César San Martín, usa en sus fallos una concepción usualmente extensa de la prueba circunstancial o por indicios que le permite usar también de manera relativamente amplia las reglas de responsabilidad por el cargo. La otra, presidida por el Juez Javier Villa Stein, usa la prueba circunstancial de manera menos intensa y en consecuencia no se satisface con la posición del acusado como superior en los hechos para considerarlo responsable en un caso en concreto, ni siquiera cuando su intervención pueda ser “evidente” en términos intuitivos.

El caso sobre la falsa prensa fue preparado como si los antecedentes de casos anteriores determinaran una condena necesaria en el siguiente caso a discutir y como si la única Sala de la Corte fuera la que preside el Juez San Martín.

Dos errores condujeron a una derrota que pudo ser evitada, pero que además es absolutamente inútil: Fujimori fue extraditado al Perú en setiembre del 2007. Una condena adicional por 8 años se habría tenido que dar por cumplida: Ahora Fujimori tiene en prisión casi 9 años.

Lampadia




Bedoya Reyes nos regala la sabiduría de su liderazgo

El ínclito, Don Luis Bedoya Reyes, a sus 97 años, nos regaló la semana pasada certeras pinceladas de su sabiduría en la entrevista que sostuvo con Jaime de Althaus en La Hora N.

Don Luis es, lamentablemente, una ‘especie’ en extinción, la de los ‘políticos de vocación’. Aquellos que siempre han antepuesto su compromiso cívico, su sacrificio personal y su vocación de renuncia para dejar espacio a objetivos nacionales que iban más allá de sus intereses personales y de grupo.

Don Luis es un ejemplo que debemos seguir y rescatar como el modelo de los políticos que debemos formar sin distinción de color, porque, cuando se actúa como lo ha hecho él, todos los colores suman al bienestar de la patria.

Líneas abajo compartimos con ustedes el video de la entrevista y la transcripción de Canal N.  

Ver entrevista en el siguiente link:

https://www.youtube.com/watch?v=RsAEDU845Bo

El también ex alcalde de Lima consideró que PPK tuvo el mismo error que Mario Vargas Llosa cuando en los noventas subestimó a un entonces poco conocido Alberto Fujimori

Llamó a la reflexión a ambos candidatos y resaltó que “uno no podrá gobernar sin el otro”

Luis Bedoya Reyes, el líder histórico del Partido Popular Cristiano (PPC), habló en La Hora N sobre sus proyecciones y críticas respecto a la coyuntura política, con miras a la segunda vuelta presidencial que tiene como protagonistas a Keiko Fujimori (Fuerza Popular) y Pedro Pablo Kuczynski (PPK). 

El también ex alcalde de Lima consideró que PPK tuvo el mismo error que Mario Vargas Llosa cuando en los noventas subestimó a un entonces poco conocido Alberto Fujimori.

“Creo que sus asesores midieron mal los inicios, partieron del principio de que PPK podría limpiarse del obstáculo Keiko por la distancia de conocimientos (…) si bien en la primera vuelta hubo pelea y competencia en la segunda este era un pase tranquilo: profundo error, el mismo que se cometió con su padre y Vargas Llosa”, sostuvo también llamado ‘Tucán’. 

Además resaltó que PPK tiene cuadros políticos que servirían en su eventual gestión presidencial como buenos ministros, “pero cada uno independientemente libre en su línea, se olvida que no se puede gobernar con siete caballos que corren por su cuenta”. En ese sentido resaltó a Fuerza Popular.

“Keiko tiene un partido organizado, PPK navega entregándose entero sin ninguna visión de futuro, siendo la cabeza de un equipo que no sabe cómo va a vivir el día que desaparezca o cuando termine su gobierno o si es que no se divide, la carencia de un quipo le quita fortaleza al gobernante”, consideró. 

Por otro lado, el experimentado político criticó los puyazos que se lanzaron ambos candidatos durante el primer debate realizado en Piura, en ese sentido pidió a ambos políticos tomar conciencia de que no podrán gobernar distanciados, al margen de quien resulte vencedor en esta lid democrática. 

“Levantar acusaciones casi siempre oprobiosa con gente que ya no escucha la respuesta, sino que queda con el ataque y cuando está vinculado a la moral de la gente, es una acusación muy grave y en este caso ha venido de ambos lados, pero el problema para el Perú es distinto, sáquense la mugre si quieren pelear, pero uno de los dos va a ser presidente por Dios y uno no puede gobernar sin el otro”, resaló. 

Justamente sobre el debate, Bedoya Reyes opinó que PPK fue sorprendido por una Keiko Fujimori “agresiva” pero al mismo tiempo “lúcida” durante el evento político. 

“La chinita sale al estrado, contesta cuanta pregunta se le formula, mantiene un ritmo de agresividad y lucidez, más un humor cambiante, al rato se arrebata y luego se pone ‘cachacienta’, PPK se ha llevado un sorpresa cuando los han puesto frente a frente en la primera ronda de la segunda vuelta”, dijo. 

El líder del PPC también habló sobre la denuncia en contra del ex secretario de Fuerza Popular, Joaquín Ramírez, tras revelarse las investigaciones en su contra por parte de la DEA, consideró que no fue débil la reacción de la lideresa fujimorista al tomar la decisión de no separarlo inmediatamente. 

“No es cuestión de debilidad, hay personas que con razón de su comportamiento generan obligaciones recíprocas, doy para que des, o sea nada es gratis, unas veces es para que sigas ‘trampeando’, otras para que no lo condenen por las ‘trampas’ que ha hecho”, indicó. 

Finalmente Luis Bedoya Reyes indicó que “no temo a una autocracia en el caso de Keiko”, ante las críticas en su contra por tener 73 congresistas en el Poder Legislativo. 

El líder del PPC admitió que fue un error realizar la Alianza Popular que fue conformada por la agrupación política que creo y el Partido Aprista Peruano, indicó que “a la gente no le gusta la vejez”. 

“Creíamos que era un buen momento de juntar fuerzas de partido que tienen un pasado, para ofrecerle al electorado frente a un caos que se adivinaba desde entonces a la seguridad de un gobierno seguro y firme con una orientación especificada, a la gente no le gusta la vejez, la repetición, le gusta la moda, el cambio”, sentenció. 

Lampadia




¿Quién representa a los jóvenes peruanos?

¿Quién representa a los jóvenes peruanos?

Llama la atención que se deje consentir que los jóvenes peruanos estén representados por la CGTP, Patria Roja, SUTEP, Tierra y Dignidad y otros colectivos comprometidos con una opción política electoral, usando como acicate el golpe de estado del gobierno de Alberto Fujimori.

Además, por más reclamos democráticos que se puedan manifestar, también llama la atención la cobertura mediática del evento: transmitida “minuto a minuto” por la página web del Comercio, promocionada y difundida por casi todos los demás medios como un evento ecuménico.

En verdad pareciera que detrás de los entendibles y justificables reparos y rechazos al golpe del 5 de abril, lo que hemos visto habría sido, en buena parte, una convergencia de muchos actores, por la que algunos elementos políticos arrogaron indebidamente la representación política de todos los peruanos y especialmente de los jóvenes, sin transparentar la presentación de sus ideas. Además, el evento también tuvo la presencia de grupos que planteaban temas específicos como el matrimonio gay, el aborto, el apoyo a los artistas y otros, que no tenían vinculación con la etiqueta del evento.

Curiosamente, a solo cuadras de este, en el Estadio Nacional, se desarrollo otro evento, el concierto del grupo musical Colplay, muy vinculado a los jóvenes, donde habrían acudido, sin cálculos interesados, unas 45,000 personas. Ver imagen del Estadio:

Concierto de Coldplay en el Estadio Nacional el 5 de abril 2016

Para muchos peruanos el 5 de abril (1992) es una fecha dolorosa y tremendamente criticable. En el año 1992 sin embargo, mereció el apoyo de cerca de 90% de la población. Como se afirma hoy, sus causas y consecuencias no fueron simplemente la instalación de una dictadura. Esa fecha originó muchos eventos que marcaron nuestra historia para bien y para mal. Entre los eventos históricos que los peruanos debiéramos analizar y debatir desapasionadamente, está el 5 de abril del 92, que hoy sigue envuelto en papel periódico y no iluminado por el juicio ponderado de la historia.

Ojalá los peruanos podamos celebrar espacios de unión entre nosotros. En ese sentido queremos terminar esta nota compartiendo una canción de espíritu universal como es “Viva la Vida”  de Coldplay es: “Viva la Vida”. Activar el enlace a la canción más abajo. Lampadia




Coraje – ¡No más populismo!

Coraje – ¡No más populismo!

Quienes sufrimos las décadas perdidas hasta los años ochenta recordamos con pavor e incredulidad que conseguir una línea telefónica era casi como ganarse la lotería, las casas y departamentos que se vendía o alquilaban valían más si contaban con teléfono (fijo). En esos tiempos aciagos (y lamentablemente no tan lejanos) muy pocas cosas funcionaban bien en el Perú: la gasolina estaba adulterada y contaminaba el ambiente sin que nadie se sonrojara, las carreteras eran intransitables, la luz eléctrica era escasa e interrumpida, el agua llegaba con contenidos fecales, los alimentos desaparecían de los anaqueles y las colas eran interminables para conseguirlos. Ese fue el resultado de estatizar y nacionalizar la producción del país y de buscar que el Estado reemplazara al sector privado. Es decir, el resultado de seguir las trasnochadas recetas del populismo. 

El debate sobre la conveniencia de que Petroperú vuelva a la explotación petrolera en el Lote 192, ha revivido y fortalecido a esa inmortal bestia que es el discurso del populismo y que ha probado largamente que solo trae más pobreza y estancamiento. Esa bestia negra toma cada vez más fuerza y se la quiere presentar como la solución a nuestros problemas, cuando es todo lo contrario. Ahí están las imágenes, las crónicas, los testimonios del Perú de los ochenta o los de la Venezuela y Argentina de hoy. 

Aún así, con su discurso falsamente nacionalista, la izquierda y los políticos cobardes que tienen miedo de quedarse fuera del juego, nos vuelven a encausar hacia el abismo. Esa es la trampa que nos promete la felicidad a la vuelta de la esquina con un discurso que asegura que las riquezas deben quedar para los peruanos y que esta se repartirá a todos por igual, cuando en realidad lo que se reparten son pobrezas y solo unos pocos (los amigotes de los gobiernos) multiplican su riqueza. Este discurso con olor naftalina, de ‘ideas muertas’ (como dice Moisés Naim), alejado del momento histórico, justo en una coyuntura en la que tenemos que enfocarnos en recuperar un futuro de prosperidad, cuándo debemos concentrarnos en dar un salto social y económico para volver a crecer y no quedar atrapados en la pobreza en medio de la revolución tecnológica que llevará al mundo a mayor bienestar y, que puede dejarnos atrás no solo en el subdesarrollo, sino en una condición de inferioridad que será imposible de revertir. (Ver en Lampadia: Revolución Tecnológica).

¡Ya no estamos para repetir los experimentos fracasados del pasado!

Nuestros políticos, sin embargo, parecen alinearse y dejarse llevar de las narices por la izquierda retrógrada. En vez de enfrentarla, de demostrar los peligros que encierra, en fin,  de cumplir con su papel, por miedo y oportunismo se suman al coro que la impulsa.  Como bien ha señalado Patricia del Río en su artículo “Se les ve el calzón”: “Hay temas que sirven para dejar a nuestra clase política en total evidencia. Con los fustanes al aire, dirían algunos. La posible explotación del lote 192 por Petroperú… en lugar de generar respuestas predecibles, esas que esperaríamos de nuestros líderes políticos de acuerdo con la ideología que defienden o la idea de Estado que proponen, de pronto desatan una ola de declaraciones insólitas, incomprensibles. (…) Lo que resulta casi seguro es que los políticos que se acaban de volver “estatistas” por un día (PPK, Toledo y Keiko) para ganarse alguito en las encuestas han dejado que se les vea el fustán, o mejor dicho el calzón, del oportunismo”.

Estos tres líderes debieran haber librado una batalla ideológica en la que explicaran a la población lo peligroso de medidas como esta. No solo se callaron sino que fueron reconvertidos. Una vergüenza sin nombre.

Tenemos que aprender de la batalla que libró a fines de los ochenta nuestro hoy Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, seguido y apoyado por una valiosa generación de jóvenes liberales que sembraron las ideas de la modernidad y racionalidad. Ellos le dieron una nueva oportunidad al Perú que, fue aprovechada por los primeros años del fujimorismo con “que Dios nos ayude”  y la Constitución del 93 y, nos permitieron una innegable mejora social y el crecimiento de nuestra economía a lo largo de veinticinco años.

Como bien ha señalado Mauricio Rojas profesor de la Universidad de Lund en Suecia y miembro de la Junta Académica de la Fundación para el Progreso (Chile) en su lúcido artículo la Revolución peruana y el capitalismo de los pobres  recuerda que “El aporte de [Mario] Vargas Llosa a la exitosa transformación del Perú fue de primer orden, indicando el camino por el que el país finalmente transitaría para salir de su crisis. Desde 1987 se había volcado de lleno a la actividad política y fue candidato a presidente en 1990 proponiendo algo tan insólito en Perú —y en América Latina en general— como una revolución liberal que abriera su economía y liberara el potencial emprendedor de su pueblo condenado a la marginalidad por un Estado y una legalidad al servicio de las elites tradicionales. Era la alternativa del “capitalismo de los pobres”, como él la llamo, en vez del capitalismo cerrado y oligárquico del pasado”.

No fue Vargas Llosa, sino Fujimori quien ganó las elecciones, pero tuvo la lucidez, el pragmatismo y el tesón para echar a andar las reformas que se necesitaban. Entre ellas, las de sacar al Estado del rol empresarial y, por ello, privatizó los servicios públicas. Gracias a ello, hoy casi los 30 millones de peruanos tienen acceso a la telefonía, obtener un celular ya no es como sacarse la lotería.

Hoy más que nunca, en este momento en que el impulso del crecimiento se ha perdido, justamente por falta de consecuencia y por seguir recetas redistributivas y populistas, es urgente que se vuelva a catequizar a los peruanos con las ideas que nos llevaron al crecimiento. Y que como Rojas nos recuerde que “Para muchos, Perú [en 1990] estaba a las puertas de una revolución comunista, pero pasó justamente lo contrario: desde abajo y desde la marginalidad el pueblo peruano desencadenaría una revolución capitalista sin precedentes en la historia latinoamericana. Para ello fue necesario el genio de Mario Vargas Llosa, la ilimitada inescrupulosidad de Alberto Fujimori y el talento emprendedor de millones de peruanos“.

Sin esos cambios, especula Rojas “Si el Perú tuviese hoy el mismo porcentaje de pobres que en 2001 habrían 10 millones de pobres más de los que realmente hay, es decir, 17 en vez de 7 millones. A su vez, la distribución del ingreso ha evolucionado hacia mayores niveles de igualdad. Es decir, la porción del PIB que retienen los pobres ha aumentado consistentemente y, a su vez, la de los sectores más acomodados ha disminuido. Así, según los datos de la Cepal, el coeficiente de Gini ha disminuido de 0.54 a 0.44 entre 1999 y 2013, lo que hace del Perú una de las estados más igualitarios de América Latina.”

Lamentablemente, el mismo Vargas Llosa, que ahora disfruta de una nueva luna de miel, nos regaló en el 2011 un gobierno que está terminando con sabor a hiel.

Como manifestó Martín Pérez, Presidente de Confiep en los medios, lo que se está haciendo con el Lote 192 es lo mismo que se hizo con PDVSA en Venezuela y Petrobras en Brasil, “¿Es eso lo que queremos para el Perú?”.

El Perú necesita y espera mucho más de sus líderes. Nuestros jóvenes no quieren volver a pensar en emigrar allende nuestras fronteras.  Queremos discursos como los de Gloria  Álvarez contra el populismo. Un discurso en pro de los pobres y no en pro de los votos fáciles. ¡Basta de populismo, nos toca hacernos grandes! Lampadia




Modelo Exitoso e Instituciones Fallidas

Modelo Exitoso e Instituciones Fallidas

Ahora que la economía dejó de crecer, debilitando la disminución de la pobreza y la desigualdad, la izquierda tradicional acusa al “modelo económico” de nuestras debilidades institucionales. Este, que hasta el 2013 mostró resultados espectaculares en términos de desarrollo económico y social (ver en Lampadia: Las Cifras de la Prosperidad).

Varios académicos, periodistas y analistas caen en lo mismo. Por ejemplo, Eduardo Dargent (La República, 4 de abril, “Carranza y las instituciones”), afirma que el ex Ministro Carranza: “Rechaza que sea el modelo económico el que esté mostrando sus limitaciones. (…) El problema es el gobierno. ¿Por qué? Porque este gobierno ‘cambió el modelo de crecimiento que tenía el Perú’”.

Indica,además, que: “Carranza nos ilustra sobre el estancamiento: (i) ausencia del Estado para preservar los derechos de propiedad y efectividad de los contratos, (ii) desconfianza de la población en la efectividad del Estado para defenderlos de potenciales daños medioambientales y garantizar la dotación de agua y (iii) falta de capacidad del Estado para usar bien los impuestos, mejorando las condiciones de vida de la población por buenos servicios y no por gasto asistencial es fundamental para reducir la desigualdad de manera permanente”.

Y concluye: “¿Heredadas de quién? (…) La verdad [dice Dargent] yo veo mucha mas continuidad que cambio y si, más bien, creo que los arquitectos del modelo harían bien en evaluar en que medida no ha servido para atacar esta debilidad institucional diagnosticada”.

Estas acusaciones nos permiten evaluar el “porque” del divorcio entre economía e instituciones.

Veamos:

1. A 1990 llegamos en “artículo mortis”, destruidas la economía y las instituciones.

2. La verdadera Gran Transformación del Perú se inició en 1993, cuando adoptamos una Constitución más moderna que nos permitió llevar al país al mundo global, abrir las puertas de la inversión privada y liberar la capacidad de los peruanos para construir su propio futuro. Este proceso se produjo sin un plan específico y sin el liderazgo de nuestros gobiernos ni de nuestra clase dirigente. Fue una suerte de “accidente”.

3. Ninguno de los gobiernos, desde el segundo de Fujimori, Paniagua, Toledo y García (2), lideraron conscientemente la revolución económica y social que transformó el país y nunca emprendieron las reformas institucionales que debieron ser parte del proceso.

4. No hay modelo de crecimiento económico sostenible que deje en segundo plano, o ignore el avance institucional.

5. Nuestro modelo requiere: Estado de Derecho (protección de los derechos de propiedad e imperio de la Ley), un mejor Sistema Político (con Partidos Políticos representativos), un buen Sistema Judicial y una Policía efectiva y correcta, así como un Estado Meritocrático.

6. Esto no se hizo, pero no por carencias del modelo económico, sino por la falta de visión e incompetencia de la clase política. El sector privado tuvo las condiciones para recuperar la economía, pero los sucesivos gobiernos jamás emprendieron la reforma institucional.

7. El segundo gobierno de Fujimori no entendió el nuevo marco institucional de la Constitución del 93. El 96 paró las reformas. Cayó en un neo-populismo electorero y una corrupción desenfrenada, además de generar una innecesaria recesión (1998) que desdibujó buena parte de los logros de su gobierno.

8. El gobierno de Paniagua (víctima de circunstancias políticas extremas) no fue capaz de dibujar un nuevo marco institucional. Nos atascamos en el pantano de la revancha y el resentimiento. Además, abrió la posibilidad de retornar a la nefasta Constitución del 79. Ver en Lampadia: La Constitución del 79 consolidó el empobrecimiento general de los peruanos – Quieren bajarle la llanta a la prosperidad.

9. Toledo heredó el final de la recesión del 98. La del “corte de la cadena de pagos”, que desató el Ministro Baca Campodónico.

Posteriormente Toledo, gracias a sus buenos ministros, se montó en la ola del aumento del precio de los commodities que iniciaron el ciclo de abundancia que vivimos hasta hace poco. Por otro lado,  inició una regionalización apurada que desarticuló la estructura del Estado y siguió coqueteando con la Constitución del 79.

Felizmente, con algunos de sus ministros y un buen grupo de empresarios modernos, cerramos el TLC con los EEUU, que consolidó el proceso de inserción de nuestra economía al mundo global.

10. El Presidente García llegó al gobierno acusando a Lourdes Flores de ser la “candidata de los ricos” y amenazando con revisar el TLC con EEUU. Felizmente, las circunstancias de la economía global: altos precios de los commodities, abundante financiamiento internacional, crecimiento espectacular de la inversión privada (mayormente en provincias) y la polarización política con Hugo Chávez, permitieron que García apoyara la economía de mercado.

Así profundizamos la integración comercial y se fomentó la inversión privada. Pero, García nunca hizo el balance entre el pasado de estancamiento (del que fue parte importante), y la nueva realidad. No se hicieron, ni se explicaron, las relaciones causa-efecto que trajeron al Perú desde la oscuridad y el desaliento a la explosión de bienestar y confianza del nuevo siglo.

Tampoco se hicieron las reformas políticas e institucionales pendientes, en parte por miedo a la agresiva oposición del humalismo.

Así llegamos al 2011, al gobierno de la “inclusión”, justo después de una década de inclusión jamás soñada. Es cierto que el Presidente Humala tuvo que abandonar su programa radical de gobierno para ser elegido en la segunda vuelta. Para ello juró lealtad a la “Hoja de Ruta”. Pero casi todo su equipo era parte del proyecto radical (felizmente duró poco). Pero,  durante el premierato de Salomón Lerner G. se oficializó el lenguaje anti-minero, perdimos el proyecto de Conga y se paralizó la inversión minera, la locomotora que había jalado el tren de nuestra economía. Además, el Presidente hizo evidente su desconfianza en el sector privado que percoló en toda la administración pública.

El siguiente gráfico demuestra cómo el 2011 se inició la parálisis de nuestra economía:

El resto vino solo, le echamos la culpa a la caída de precios de las exportaciones, cuando pudimos compensar con volumen lo que perdíamos con precios. Después quisimos inventar nuevos motores de crecimiento y nunca más dimos pié con bola.

Este proceso se puede profundizar en los siguientes análisis de Lampadia:

Otra vez La Parada (esta vez en la inversión)

“¡Es el Estado, …estimado!”

El país resbala después de muchos años

El 2014 terminó nuestro ciclo virtuoso de desarrollo – ahora necesitamos
acumen y una agenda de desarrollo efectiva

Des (Grecia) y reflexiones para el Perú

La economía peruana en perspectiva

Visión de Futuro antes que un Acuerdo Nacional

Todo lo expresado demuestra que hasta antes del gobierno de Humala tuvimos un modelo muy exitoso en lo económico y lo social y, que nunca se quiso abordar las reformas institucionales. Mal se puede ahora, culpar al modelo económico por nuestras carencias. Sería muy torpe, ahora,   dejar de hacer lo sí hicimos bien. Lampadia




CRÓNICA DE UNA REINSERCIÓN

CRÓNICA DE UNA REINSERCIÓN

Comentario de Lampadia:

Extraordinaria entrevista de Augusto Townsend, editor central de Economía de El Comercio. El relato de los ex funcionarios del Banco Mundial, Armeane M. Chosky y Demetris Papageorgiou, sobre su participación en la estabilización de la economía peruana a inicios de los noventa, tiene una enorme relevancia histórica. Es importante en primer lugar que se reconozca y valore el aporte de quienes participaron en esta auténtica gesta que fue la base sobre la que se construyó nuestro al actual crecimiento que es, sin duda, cimiento de nuestro futuro. El testimonio de estos economistas debiera servir para que evitemos, a toda costa, cometer el mismo error y para que quede claro que el populismo solo engendra pobreza. Las decisiones que se tomaron en ese momento se hicieron, probablemente, porque no quedaba otra y el resultado, salir de la postración en la que nos encontrábamos, fue casi un milagro. Es muy importante saber poner los acontecimientos históricos en perspectiva, así como no pretender negarlos, ni reescribirlos.

Artículo original:

HISTORIA. CÓMO PASAMOS DE PARIA INTERNACIONAL A ECONOMÍA LIBERALIZADA

Dos ex funcionarios del Banco Mundial que participaron en las negociaciones con el Gobierno Peruano para estabilizar la economía a inicios de los noventa, cuentan en exclusiva qué tuvo que hacerse para que el país lograra reinsertarse en los mercados globales.

CRÓNICA DE UNA REINSERCIÓN

Detalles no revelados de cómo se liberalizó la economía en los noventa

Por: Augusto Townsend.

Armeane M. Choksi y Demetris ‘Dimitri’ Papageorgiou son dos completos desconocidos para la inmensa mayoría de peruanos. Sin embargo, se trata de dos ex funcionarios del Banco Mundial que fueron instrumentales a inicios de los noventa para lograr la reinserción del Perú a la economía global, en aquellas épocas en las que éramos un paria internacional.

Ambos estuvieron de visita en Lima hace algunas semanas, y si bien están desde hace mucho tiempo desvinculados del Banco Mundial, accedieron a conversar con Portafolio Economía & Internacional sobre aquellos meses iniciales del primer gobierno de Alberto Fujimori, antes de que se violentara el orden democrático, en los cuales se aplicaron las ambiciosas reformas liberalizadoras que lograron estabilizar la economía del país y sentaron las bases para su crecimiento posterior.

Poco se sabe de cómo se dieron las conversaciones entre el improvisado Gobierno Peruano de ese entonces y los organismos multilaterales para que el Perú volviera a ser sujeto de crédito. Aquí la versión de Choksi y Papageorgiou, quienes enfatizaron que sus declaraciones se hacían a título personal.

¿En qué momento empezaron a trabajar con el Perú?

Armeane M. Choksi (AC): Al inicio del gobierno de Fujimori, cuando [Juan Carlos] Hurtado Miller era ministro de Economía. El Banco Mundial (BM) ya trabajaba con el país, pero hablo del momento en que mi departamento se hizo responsable del caso peruano. Fue ahí cuando Dimitri y yo, y también Ricardo Lago, nos involucramos muy de cerca. El Gobierno Peruano quería reanudar el pago de intereses al banco y nosotros nos preguntábamos cómo podríamos reintegrarlos al sistema financiero internacional si lo hacían. La complicación era que no podíamos prestarle hasta que pagaran toda la deuda atrasada, que en ese momento ascendía a…

Demetris Papageorgiou (DP): Unos US$200 o US$300 millones. Alan García había dejado de pagar como cuatro años, así que estaban completamente al margen de los mercados financieros.

AC: Empezamos entonces una serie de discusiones con Hurtado Miller y luego con Carlos Boloña que se enfocaron en dos temas: qué tipo de reformas se comprometía a implementar el Perú para que la economía saliera del hoyo y qué mecanismos podíamos desarrollar nosotros en el BM para solucionar el problema de los atrasos. Como decía, nosotros no podíamos prestarle al Perú hasta que nos pagara, y el Perú no tenía dinero para pagarnos. Lo que hicimos fue convencer al G7 y conseguimos que diera fondos que irían directamente a pagarnos, de modo que el BM reanudaría los préstamos al Perú y este le pagaría, a su vez, al G7. Fue una aproximación muy controversial en su momento y nos costó mucho conseguir la aprobación de nuestro directorio.

¿Quién presidía el BM en ese entonces?

AC: Lewis Preston. Como usted sabe, la burocracia del BM se mueve lentamente en condiciones normales, y esta era una situación muy inusual. Pero lo que permitió que se avanzara fue el tipo de reformas que el Perú estuvo dispuesto a implementar y que nosotros estábamos dispuestos a apoyar. Estas contemplaban una estabilización macroeconómica, una liberalización transversal del comercio, la desregulación de los mercados, la liberalización financiera, la privatización de empresas estatales, es decir, convertir a la economía peruana en una verdaderamente libre. Un cambio de 180 grados, así de grande fue. Y no fue algo de “hagámoslo paso a paso”, que es lo que muchos gobiernos harían. El Gobierno Peruano decidió no solo que iría adelante con las reformas, sino que lo haría rápido.

¿Quién era la voz convencida dentro del gobierno?

AC: Cuando discutíamos de cerca con Carlos Boloña, tendría que decir que fue Jaime Yoshiyama. Ambos fueron claves en impulsar el proceso. De mi primera reunión con Yoshiyama salí pensando: “¿Está hablando en serio este señor o solo nos está diciendo lo que queremos oír?”. Esto último nos pasaba a menudo, pero la prueba de que sí hablaban en serio fue que implementaron las reformas muy rápido. Así que pusimos a disposición del Perú tres préstamos simultáneamente: uno para la liberalización del comercio, otro para la liberalización financiera y uno más para la estabilización macroeconómica. En total sumaron US$1.300 millones y el acuerdo que tuvimos con el gobierno fue que los ayudaríamos con todas las reformas. Les dijimos que someteríamos estos préstamos a la aprobación de nuestro directorio una vez que implementaran la gran mayoría del programa. No queríamos decirle al directorio que eran promesas de reforma. Queríamos ver primero los resultados.

DP: Desde el momento en que acordamos el plan, pusimos como plazo que las cosas tenían que estar listas para diciembre de 1991. Si las reformas se hacían, lo llevaríamos al directorio. Esto era similar a lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) había hecho, pero nosotros no podíamos hacer nada sin permiso de nuestro directorio mientras que el FMI sí. Debo haber escrito el mismo papel 100 veces para convencerlos.

¿Cómo hicieron para persuadirlos si el gobierno de Fujimori no tenía el respaldo de un partido sólido y era, más bien, un improvisado en la política?

AC: Es cierto, y recordemos también que cuando Fujimori hizo campaña, lo hizo con un programa heterodoxo. Sus asesores eran muy heterodoxos, entre ellos, Danny Schydlowsky. Así que cuando empezamos a negociar estábamos muy escépticos. Pero Boloña, Hurtado Miller y Yoshiyama, todos construyeron credibilidad frente a nosotros. No puedo opinar sobre la dinámica interna de la política, pero sí puedo decir que hubo coincidencia casi absoluta entre lo que el Gobierno Peruano dijo que iba a hacer, lo que el sector empresarial creía que debía hacerse y lo que nosotros esperábamos que se hiciera.

DP: Yo discrepo un poco con eso. La gran mayoría del sector privado estaba en contra de las reformas. Solo unos cuantos estaban de acuerdo. La mayoría de la población tampoco lo estaba.

AC: De acuerdo, pero al menos entre nosotros y el gobierno hubo un alineamiento casi total. Ellos eran los principales convencidos de que había que hacer las reformas y nosotros jugamos, más bien, un rol de apoyo.

¿Quién fue entonces el autor intelectual de las reformas?

DP: Diría que fue una mezcla. La primera vez que nos preguntaron qué debía hacer el Perú para reinsertarse en la economía global, mencionamos algunas áreas donde se necesitaban cambios importantes, pero no pusimos números. Sin embargo, cuando Boloña fue a Washington lanzó unas metas que no esperábamos por lo ambiciosas. Debo decir, por otro lado, que el Banco de la Nación fue un gran obstáculo. Boloña logró eliminar unos cinco o seis bancos de desarrollo que había, pero no pudo hacerlo con el Banco de la Nación. Fuera de esto, la mayoría de las reformas fue propuesta por el gobierno. 

AC: En efecto, el gobierno puso las metas y nosotros las discutimos extensamente con ellos. Pero siempre estuvieron en el asiento del piloto. Y debo reconocer que en muchos casos me sorprendieron con las cosas que estaban dispuestos a hacer. Ciertamente no era mi intención detenerlos, sino asegurarles que estaríamos detrás de ellos apoyando

Deme un ejemplo.

AC: En liberalización del comercio. Otros países con los que habíamos trabajado que tenían aranceles altísimos nos decían que los bajarían de 80% a 30%, y luego a 20% y a 10% en un período de 5 a 7 años. Pero aquí se hizo de golpe y de manera transversal. Roberto Abusada nos comentó que el promedio de arancel hoy en el Perú es de 1,3%, lo cual es extraordinario. Recuerdo que muchos de los asesores originales de Fujimori eran lo que en la academia se conoce como gradualistas. Pero el gobierno adoptó una terapia de ‘shock’, como había propuesto Mario Vargas Llosa.

DP: De hecho, mucha de la gente que asesoraba a Vargas Llosa se pasó al gobierno de Fujimori. Uno al que Armeane y yo conocíamos muy bien, porque era un colega nuestro en el BM, fue Richard Webb, y a través de él, a Roberto Abusada, quien podríamos decir que fue el padre de la liberalización del comercio.

¿Por qué creen que se mantuvieron las reformas?

AC: Los países que suelen reformarse a este nivel son los que están entre la espada y la pared. Reforman, pero después de cierto tiempo regresan a sus malos hábitos de siempre. Ese no fue el caso aquí. Fue más parecido al caso chileno, que era un modelo a seguir.

DP: Pero en Chile, al menos en lo que se refiere a la liberalización del comercio, las cosas fueron más graduales. En un estudio que Armeane y yo hicimos sobre la región, descubrimos que los esfuerzos de liberalización más exitosos fueron los que se hicieron rápido.

¿Y qué pasó con los asesores heterodoxos originales?

DP: Yo me encontré con Danny [Schydlowsky] en Washington en esa época. Es muy amable y una gran persona, pero nunca entendí lo que quería decir en términos económicos.

AC: Simplemente desaparecieron. Muchos de ellos creían que los cambios no serían exitosos. Tenían una visión del mundo fundamentalmente distinta. Estas eran iniciativas muy ambiciosas y en algunos casos, como en materia de privatización, querían aprender más sobre el asunto. Así que hicimos una conferencia con expertos en privatizaciones de Inglaterra, Nueva Zelanda, Chile, etc., en el Hotel Pueblo [en ese entonces] de Pepe Picasso. Yo tuve algunas diferencias con un gobernador del Banco Central de Reserva (BCR), quien estaba impaciente con nosotros por el proceso de deuda que mencioné al inicio, y amenazó varias veces con suspender los pagos de intereses si no nos apurábamos por el otro lado.

¿Qué hicieron entonces?

DP: La responsabilidad del pago de los intereses fue retirada del BCR y puesta en manos del Banco de la Nación. Alfredo Jalilie, quien estaba a cargo, tenía una enorme presión encima. Había que pagarle a las multilaterales mientras que la gente se moría de hambre en la calles. Era perfectamente entendible así que estuvimos dispuestos a aceptar cierta flexibilidad para evitar las protestas. Por ello, en ocasiones el pago de los intereses podía llegar meses tarde. En una conversación con Yoshiyama le pregunté si en algún momento tuvo dudas de que todo funcionaría, y me dijo que sí. En 1991 hubo una presión tremenda de los exportadores para devaluar. Yo en ese momento pensé que si lo hacían, se acababa el juego, porque la devaluación no tendría fin y se echaría a andar la ‘maquinita’. Cualquier otro grupo de interés diría que si favorecieron a uno, debían hacerlo con todos. Y esa presión se mantuvo porque hubo que esperar tres años para ver la primera cifra de crecimiento.

Mucha gente en el Perú piensa que lo que el gobierno de Fujimori hizo en materia económica y de seguridad no justifica la violación del orden democrático y del Estado de derecho. ¿Cómo lo vieron ustedes?

AC: Nuestro involucramiento fue solo en la parte económica, así que la única opinión que puedo y debo dar al respecto es que las reformas económicas fueron excelentes. El aspecto político es algo que prefiero dejar a juicio de los peruanos.

DP: No olvidemos que Armeane dejó el Perú en 1992 y yo en 1993, así que mucho pasó después de eso.

Les repregunto: ¿Era necesario que el gobierno deviniera en autoritario para implementar ese tipo de reformas económicas?

AC: Es una buena pregunta y ciertamente era un asunto delicado para el BM. Al menos en el pasado, el BM trató siempre de mantenerse al margen del tema político. Le prestábamos a países que creían en el libre mercado y también a los socialistas y comunistas. Pero hubo muchas discusiones y yo personalmente recibí presión de otros países latinoamericanos que me decían que había que suspender todas las operaciones en el Perú. Lo discutimos internamente y creo que el BM tomó la decisión correcta de no involucrarse en el tema político. Pero volviendo a tu pregunta de si es necesario el autoritarismo para las reformas, hay mucha discusión sobre esto en la academia, por ejemplo, en torno a si la liberalización económica debe venir primero y la política después o al revés. Las opiniones están divididas. En Europa del Este ocurrieron a la vez, con resultados positivos en algunos casos, como Polonia, y negativos en otros. Pero mi respuesta es no. No se necesita un régimen autoritario para implementar reformas. En los países de América Latina que tuvieron éxito con las reformas se dio además una transición intelectual que permitió que sucesivos gobiernos con distintas posiciones políticas las mantuvieran. Fue el caso de Chile y también el de Perú.

¿Creen que esa transición intelectual ha ido más allá de las élites?

AC: Una vez que adoptas estas reformas, creas una nueva clase media que tiene un interés de parte en preservar el sistema. Sé que hay mucha disparidad de ingresos en este país, pero los pobres han mejorado mucho más rápido que los demás. Lo que la gente no entiende es que la liberalización económica no beneficia solo a los ricos y a la clase media, sino que favorece tremendamente a los pobres. Y lo otro que no se entiende es que la inflación es un gran impuesto que golpea más a los pobres que a los ricos.

DP: Cuando un país crece como ha crecido el Perú, hay dos grupos que se benefician principalmente. El primero es de las personas con destrezas especiales, cuyo talento es escaso. El otro es la gente de bajos ingresos. Puede que sus ingresos aún no sean muy altos, pero son mucho mayores que antes. Quienes dicen cosas como que un empresario obtuvo US$100 millones a expensas de los pobres no se están fijando en que el beneficio del pobre crece a un ritmo mucho mayor.

¿Qué otros paradigmas hace falta superar?

 AC: Por ejemplo, que uno no hace ricos a los pobres haciendo pobres a los ricos. Todos tienen que subir. Debe entenderse que el crecimiento es una fuerza importantísima para el alivio de la pobreza. Lo hemos visto en China y en India, y, por supuesto, también en el Perú.

DP: Y es claro, además, que las políticas sociales  que pueda implementar un gobierno no son independientes del crecimiento económico. Dependen de que haya crecimiento.

Publicado El Comercio, 30 de marzo de 2014.