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Alcalde de Lima debe convocar a empresariado y gobierno para aplicar cercos familiares masivos

Alcalde de Lima debe convocar a empresariado y gobierno para aplicar cercos familiares masivos

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El Presidente del Consejo de Ministro, Walter Martos, afirmó ayer en El Comercio que sí hay “un cambio de estrategia total” en la lucha contra el Covid, pues “ahora estamos haciendo los cercos familiares que consisten en detectar a la persona infectada, inmovilizar a toda la familia y entregarles alimentos para 15 días”, y que eso lo están haciendo “con la operación Tayta, en forma masiva con participación de entidades estatales y la empresa privada”.

Lo primero que hay que decir es que esa estrategia de cercos familiares no es nueva. Se inició el 14 de abril con el programa “Te Cuido Perú”, pero el problema que tuvo es que, por falta de capacidad logística, nunca llegó “cercar” a más del 10% del total de contagiados diarios. Se pasó entonces a la “Operación Tayta”, focalizada ya solo en los barrios más contagiados, para “cercar” a familias con personas vulnerables contagiadas. Y luego se ha pasado a los “Mega Tayta”, donde equipos de médicos van a una ciudad y se hacen tamizajes masivos en lugares públicos a la gente que se acerca voluntariamente, y las familias de los contagiados son aisladas y abastecidas.

Ecuador: Brigada de Salud levantó cerco epidemiológico para contener el COVID-19 en el Centro de Estancia Más Vida

Pero, como podemos ver en el siguiente cuadro elaborado por el Ministerio de Defensa, estas operaciones no son masivas ni mucho menos. Siguen teniendo un alcance muy limitado. Desde el 1 de junio hasta el 26 de agosto, identificaron a 28,739 contagiados, de un total de 443,339 entre esas fechas. Es decir, ambos programas solo han podido aislar y atender a un 6.5% de los infectados.

 

La estrategia, pues, ni es nueva ni mucho menos es masiva. Y no es masiva por la sencilla razón de que tampoco es cierto que se esté trabajando con el sector privado, para aprovechar su capacidad logística. En esto ya hay contumacia. La Sociedad Nacional de Industrias tiene un plan ofrecido a la PCM hace casi tres meses para distribuir canastas de alimentos para 14 días a 200 mil familias marginales de Lima, que inclusive tiene financiamiento desde el 14 de junio en que se publicó el DU 068-2020, que disponía recursos para que Indeci adquiriese los alimentos. ¡Pero aún no comienza!

Según ese plan, empresas como Backus, Ransa, Alicorp y otras se encargarían de distribuir los alimentos. Pues bien, lo que hemos planteado es que parte de esa distribución se reoriente justamente a las familias de los contagiados diarios, con apoyo de las organizaciones barriales y vecinales y movilizando a serumistas y estudiantes para reforzar el primer nivel de atención de salud. Simplemente no se hace.

Insistimos en que la sociedad civil tiene que organizarse para este efecto. En el caso de Lima, el alcalde Jorge Muñoz debería convocar a la Sociedad Nacional de Industrias y a otros gremios empresariales, a la academia y a los ministerios de Defensa y Salud para coordinar una estrategia que sume esfuerzos para hacer los cercos familiares o por cuadras necesarios para detener los contagios.

No podemos esperar más. Lampadia




La Sociedad Civil debe proponer una estrategia sanitaria

La Sociedad Civil debe proponer una estrategia sanitaria

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El Primer Ministro Walter Martos ha confesado que ya no es posible llevar a cabo una estrategia inteligente contra la Pandemia. Afirmó el domingo pasado en Agenda Política que la estrategia de aislar a los contagiados, atenderlos y alimentarlos “se utiliza al inicio de una pandemia, cuando se tiene muy pocos infectados, pero es muy difícil cuando el contagio ya es comunitario”.

En realidad, sí es posible, si se hace de manera diferenciada e inteligente y con los recursos logísticos y organizacionales del sector privado y la sociedad civil, que es lo que el gobierno no ha hecho en los dos programas de esa naturaleza que tiene, Te Cuido Perú y Operación Tayta, que despliegan muy poco alcance precisamente porque actúan sin hacer uso de los recursos mencionados, pese a que desde hace meses se reclama un trabajo colaborativo.  

 

 

Si el gobierno se da por vencido, la sociedad civil (empresariado, sindicatos, academia, iglesias) debe asumir la responsabilidad de formular una propuesta para manejar la lucha contra la pandemia con el apoyo del Estado y en coordinación con las organizaciones vecinales o barriales.
Se trata de articular bien los recursos institucionales, sociales, logísticos y tecnológicos que tenemos.

Conectar equipos de respuesta rápida con aislamiento de contagiados

De lo que hace el Estado, lo que parece funcionar bien son los 1,300 equipos de respuesta rápida, que han tomado pruebas a cerca de tres millones de personas. El problema es que la acción de esos equipos de respuesta rápida no está conectada con acciones posteriores de seguimiento de contactos y aislamiento y alimentación de los infectados, para romper la cadena de contagios.

De nuestras conversaciones en el General Jorge Chávez, ex jefe de Indeci y hoy ministro de Defensa, y el exministro Víctor Zamora, concluimos que ello ocurre así por tres razones:

  • Por la reducida capacidad logística de Indeci para llevar canastas de alimentos y medicinas a todas las familias de los contagiados.
  • Por la dificultad para ubicar al 20% de los infectados, pues en esos casos la dirección que figura en su DNI no es real.
  • Y por la dificultad para controlar que efectivamente los contagiados y sus familiares no salgan de sus casas, a pesar de recibir alimentación y medicinas.

Los tres problemas tienen solución. El primero, haciendo uso de la capacidad logística privada de empresas como Backus, Ransa y otras que, vía la SNI, ya han formulado una propuesta para distribuir canastas a 200 mil familias cada 14 días, propuesta que -dicho sea de paso- increíblemente está pendiente de ser ejecutada hace más de dos meses. Se trataría de reorientar parte de esa distribución hacia los contagiados o los barrios o manzanas donde haya concentración de contagiados.

El segundo no es grave, porque dejar de atender al 20% no sería determinante. Pero podría resolverse por medio de los celulares, lo que implica coordinar con las empresas de telecomunicación. 

El tercero se resuelve movilizando a los alcaldes y a las organizaciones vecinales o barriales, que son las que harían el control -incluso en coordinación con los establecimientos de Salud de primer nivel, que asumirían un rol de monitoreo-, y colaborarían en la distribución de alimentos y eventualmente en la preparación de ollas comunes. Esto es perfectamente posible y ya está ocurriendo parcialmente.

Estrategia conductual y de rastreo de contactos

Paralelamente es indispensable pasar a una estrategia conductual como la presentada a la Secretaría de Gobierno Digital por Enver Figueroa (ver en Lampadia: La hora de una estrategia conductual para formar hábitos), para inducir hábitos automáticos preventivos en las personas y darles indicaciones de donde ir o no ir, por medio de los celulares, a partir del conocimiento que estos brindan de los desplazamientos de las personas. Esto es vital, y supone una coordinación con las empresas de telecomunicación. El rastreo de contactos también es posible por estos métodos, y Ragi Burhum ha presentado una propuesta digital que también ha sido echada al tacho. Para no hablar de una buena campaña de comunicación, movilizando los recursos creativos de las empresas de publicidad. 

En suma, nuestro país no puede rendirse antes de haber usado todas las armas de las que dispone. Allí están, esperando una estrategia conjunta e inteligente. La sociedad civil tiene que proponerla. Lampadia




Mejor en lo sanitario (aunque insuficiente), y pobre en recuperación económica

Mejor en lo sanitario (aunque insuficiente), y pobre en recuperación económica

EDITORIAL DE LAMPADIA

Mejor en lo sanitario (aunque insuficiente), y pobre en recuperación económica

La exposición de la política de gobierno del presidente del Consejo de Ministros, Walter Martos, estuvo dirigida a contentar a los parlamentarios para obtener el voto de investidura. Evitó, entonces, como veremos, las medidas cruciales necesarias para recuperar rápidamente la economía y el empleo, y priorizó la explicación de ciertas mejoras en la estrategia sanitaria, algo que sin duda había sido un vacío en la exposición de Pedro Cateriano.

Pero las mejoras anunciadas en la estrategia sanitaria siguen sin dar la talla necesaria. Afirmó que “ganar esta batalla requiere del trabajo conjunto y organizado de todos los niveles de gobierno, el empresariado y la sociedad civil”. Pero no explicó cómo participaría el empresariado ni lo convocó a tarea alguna, ni menos aun a un comando público-privado, algo que Cateriano sí había hecho al anunciar que diversos gremios empresariales se unirían al Comando COVID.

Anunció que se profundizará la “Operación Tayta”, que se ampliará a varias regiones del país, pero no solicitó el aporte de la capacidad tecnológica y logística del sector privado para realmente ampliar de manera sustantiva la cobertura de esa estrategia. Consiste en ir a buscar a los contagiados más vulnerables en sus casas en los barrios más infectados, aislarlos y atenderlos. Pero hasta ahora el alcance ha sido muy limitado por falta de capacidad logística precisamente. No dio cifras ni metas de alcance. Para que su impacto sea significativo, necesita incorporar al sector privado.

Hay otras iniciativas privadas alcanzadas al gobierno sobre contact tracing y estrategia conductual, por ejemplo, que no han sido recogidas. Anunció, en cambio, la implementación de Centros de Atención Rápida Temporal en los distritos con mayor incidencia epidemiológica del Covid-19, con tratamiento sanitario a cargo del primer nivel de atención, nivel que en realidad ha sido relativamente desactivado. Veremos si funciona. Y la potenciación de los 1175 equipos de respuesta rápida que, por lo visto, hasta ahora no han tenido los resultados esperados.

Tal parece que se ha abandonado Te Cuido Perú, programa orientado a aislar y abastecer a los contagiados para cortar la cadena de contagios. Con logística privada hubiese podido funcionar.

Necesitamos una respuesta más potente para vencer a la pandemia. No ha sido presentada.

Pero donde la exposición fue muy pobre, fue en lo relativo a la recuperación económica. No se puede gobernar con el mínimo común denominador, es decir, con un plan menos que mediocre, cuando se ha tenido la caída más grande del globo. La visión que queda es que la economía se va a recuperar a través de ilusos programas estatales de empleo temporal en la ciudad y en el campo, de asistencia técnica y compras a Mypes (que apenas benefician a 30 mil y 14 mil empresas respectivamente, cuando hay 3 millones de Mypes), de una aceleración sin precedentes de la inversión pública -que sería un milagro-, y de unas APPs que son las mismas que hace años se anuncian y nunca se concretan.

Por supuesto, nada explícito acerca de simplificar regulaciones sectoriales y flexibilizar la contratación de personal para beneficiar a 3 millones de mypes y no solo al 1%, y recuperar rápidamente empleo. Nosotros habíamos sugerido que se convoque a los gremios de mypes para consultarles qué regulaciones sectoriales y laborales requieren para salir adelante y volver a dar empleo. E interesantemente algo de eso ha sido recogido cuando el Premier anunció la creación de “la Mesa Ejecutiva para el desarrollo de las MYPEs”, para identificar y solucionar los cuellos de botella, barreras y problemas que afectan y limitan la productividad de las MYPEs, lo que “engloba aspectos de regulación y de gestión”. ¡Ojalá esa mesa ejecutiva tenga la dinámica y el peso suficiente!

Se curó en salud omitiendo por completo referencia alguna a la gran palanca reactivadora que serían los proyectos mineros. Ese silencio es el más claro síntoma de la enfermedad ideológica peruana. Sin embargo, las bondades de la minería se insinuaron implícitamente cuando anunció que enviará “un proyecto de ley para establecer un mecanismo que permita estabilizar los recursos de canon, sobrecanon y regalía minera del vaivén de las cotizaciones internacionales a partir de establecer ahorros en un fondo de estabilización de estos recursos”. Quizá allí se coloque esos 13 mil millones de soles que Cateriano reveló que los gobiernos regionales no han usado. Sería muy bueno que se conformaran unidades ejecutoras en las zonas mineras para usar esos recursos en planes integrales de desarrollo, con los alcaldes no en la ejecución sino en el directorio. 

Puso énfasis en los programas sociales, cuando el mejor programa social es una reactivación económica acelerada por medio del tipo de medidas tabú no mencionadas. Nuevamente, no se aprovechará el segundo bono universal para hacer inclusión financiera, pues se lo distribuiría principalmente mediante la banca celular. Ni siquiera mencionó la cuenta DNI anunciada en el discurso de Cateriano.   

En lo directamente político, no le propuso al Congreso trabajar una agenda legislativa conjunta, algo fundamental para encauzar los impulsos populistas y alinear los esfuerzos nacionales contra la crisis. Sin embargo, sí reveló que le ha pedido a los ministros encargados de cada departamento, que se reúnan con los congresistas de su región para viajar juntos y sumar esfuerzos en la lucha contra la pandemia. Muy buena idea.

En el tema de la reforma política insistió en la eliminación del voto preferencial, lo que es necesario, pero sigue faltando demandar la aprobación de las reformas de gobernabilidad para facilitarle el trabajo al próximo gobierno, que deberá reconstruir la economía nacional.

En suma, un discurso que brilla principalmente por lo que no se dijo. Lampadia