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Un viaje siempre es un comienzo

Un viaje siempre es un comienzo

Por Gastón Acurio

(Perú 21 – Cheka, 19 de Febrero de 2015)

Nunca olvidaré aquella cena de otoño del año 2002. Junto al gran fotógrafo Renzo Uccelli, había partido en un largo viaje que nos llevaría por todos los rincones del Perú a los que nuestra vieja camioneta nos pudiera llevar.

No sabíamos qué encontraríamos, no teníamos agendas ni contactos que nos esperaran en cada valle o pueblo al que llegaríamos. Solo la necesidad de recorrer el Perú, observarlo, vivirlo, comprenderlo y, a partir de allí, tratar de diseñar nuevos caminos y desafíos para nuestras vidas. Teníamos la certeza de que nuestra cocina era mucho más que un hermoso recetario heredado de nuestras abuelas; que, gracias a ella y sus maravillosos productos, era que nosotros existíamos como cocineros, y que, a través de ella, podríamos conectar a miles de peruanos con sentimientos y oportunidades que, en aquel momento, aún no teníamos claras cuáles podrían ser. Recuerdo con total nitidez aquella tarde de otoño cuando cruzábamos un hermoso valle arequipeño y nos topamos por primera vez con una conmovedora plantación de kiwicha. “¡Frena!”, exclamó Renzo. “Mira, qué hermoso. Bajemos a tomar unas fotos”. Detuve el auto y nos acercamos hacia aquellas hermosas plantas que mostraban sus granos de oro en todo su esplendor. De pronto, un señor surge desde los matorrales, y con voz pausada y serena nos dice: “Hace un mes que debía haberla cosechado, pero, como no hay compradores, una vez más ni siquiera podré cosechar. La dejo allí, con la esperanza de encontrar un comprador a último momento, pero no creo, la verdad”. Sus palabras fueron como un rayo que atravesó todos nuestros sentimientos, nuestras dudas, nuestras preguntas y respuestas. Estaba claro. A partir de allí, aquel viaje cobraría un sentido y un libreto que se repetiría por todo el Perú: miles de productos peruanos no valorados ni por el mundo ni por nosotros mismos, cientos de miles de peruanos cuidando los tesoros de nuestra biodiversidad esperando a que un día tengan el reconocimiento que tuvieron en tiempos de sus antepasados; la cocina peruana como una herramienta para unir un sentimiento de identidad y orgullo por lo nuestro, para promocionar las bondades de nuestros productos, de nuestra cultura y nuestros hermosos parajes, para promover la imagen del Perú ante el mundo, para generar oportunidades a muchos compatriotas. De pronto, nuestra historia finalmente tenía un sentido.

Han pasado tan solo 12 años de aquel viaje y muchas cosas han sucedido en ese sentido. Hoy la cocina peruana es una marca internacional que representa exitosamente al país ante el mundo y es una tendencia de consumo global que genera oportunidades a miles de compatriotas fuera y dentro del Perú en todos los campos con que la gastronomía se relaciona: la agricultura, la pesca, la industria, la empresa, la nutrición, el comercio, la educación, la manufactura, la artesanía. Sin embargo, sabemos que esto es solo el fin de una etapa y el comienzo de otra. Sabemos que hoy, en el Perú, nuevos retos, nuevos desafíos, nuevas oportunidades están allí esperando para conectarse con todo lo que, en este nuevo escenario, la gastronomía peruana les puede ofrecer. ¿Qué nuevas historias habrá por contar? ¿Qué nuevos héroes anónimos estarán allí esperando a ser reconocidos? ¿Qué nuevos productos, nuevos parajes, nuevas experiencias allí listas para ser puestas en valor? ¿Qué nuevos desafíos sociales, ambientales, económicos y educativos están allí esperando a ser enfrentados? Por ello es que un nuevo viaje se vuelve urgente. Por ello es que, una vez más, en las próximas semanas iniciaremos un nuevo recorrido por todos los rincones del Perú. Para una vez más, volver a observarlo, vivirlo, comprenderlo y así poder ayudar a ensamblar todo aquello que esté allí listo a ser conectado con una gastronomía peruana a la que el mundo hoy respeta y quiere disfrutar para siempre en la medida que siempre tengamos nuevas historias que compartir.

Algunas diferencias nos separan de aquel primer viaje. Hoy no viajamos dos aventureros en una camioneta vieja. Hoy lo hacemos con un grupo de peruanos de distintas generaciones y especialidades multidisciplinarias para registrar de la forma más profesional posible aquello que vayamos descubriendo en el mar, los Andes, el altiplano y el Amazonas. Hoy podremos, además, gracias a la tecnología, ir compartiendo lo vivido casi en tiempo real, conectando productos, personajes, historias día a día con la audiencia. También, hoy que el mundo nos observa y respeta, podremos ir mostrando lo mejor de lo nuestro a la comunidad global, a instituciones y a todo aquel que pueda ayudarnos a cumplir el objetivo de este nuevo viaje, que es, en realidad, el mismo de aquel primer viaje: conectar al Perú con las oportunidades que el mundo ofrece, solo que esta vez en un mundo distinto, expectante y con el corazón abierto a los tesoros del Perú.

Allá vamos, entonces, con la ilusión de empezar de nuevo una historia que parecía llegar a su fin, pero que día a día nos revela que la vida no es llegar a un destino o lograr un resultado, que la vida es el camino, el avanzar, el vivir.

Un comentario final. Si alguien por ahí les dice que este viaje es el inicio de una campaña presidencial, por favor díganle que no es cierto y que, si lo sigue diciendo, le caerá el embrujo gastronómico. Sus huancaínas se harán vinagre; sus cebiches, azúcar; sus tacu tacus, sopas.




Antonio Brack: adiós al maestro de la tierra

Antonio Brack: adiós al maestro de la tierra

La muerte de Antonio Brack Egg, primer ministro del Ambiente del Perú, deja un gran vacío. Nos quedan sus enseñanzas.

Por Enrique Ortiz. Biólogo

(El Comercio, 06 de Enero de 2015)

Conocí al doctor Antonio Brack desde mis tiempos escolares cuando yo era voluntario en una de las primeras ONG conservacionistas del Perú: Pro Defensa de la Naturaleza (Prodena), establecida por Felipe Benavides Barreda. Eso fue hace varias décadas.

Nunca fui formalmente alumno de Antonio, pues soy sanmarquino, pero fue mi mejor maestro y el ideal del profesional que yo deseaba ser. A mis 19 años –a finales de los setenta– me dio mi primer trabajo como biólogo para estudiar la pava aliblanca, redescubierta en 1977 de la extinción por Gustavo del Solar, en Olmos, Lambayeque.

Antonio Brack logró un alto nivel académico en ecología. Fue autor de numerosos artículos científicos y ordenó nuestro entendimiento del Perú natural. Fue, además, un gran comunicador y maestro: su libro “El ambiente en que vivimos” (1977) se convirtió en texto escolar obligatorio que enseñó a ser peruanos conocedores del ambiente que nos rodea. Tuvo siempre los pies sobre la tierra y se preocupó del bienestar de la gente.

Enseñó de manera ilustrada y simple cómo puede vivirse de lo que la naturaleza nos brinda, como lo hizo en su programa “La buena tierra”. Pero más allá de todo esto, Antonio fue admirable por su calidad humana, honestidad y gran sentido del humor.

La combinación de sus cualidades académicas y humanas, sumadas a su sentido político, lo hicieron un gran –y primer– ministro del Ambiente. Su coraje y su determinación en la lucha contra la minería ilegal colocaron ese mal social y ambiental en los ojos del mundo. Pese a la seriedad del problema, nunca perdió el humor.

Recuerdo haberle llevado un panfleto de los mineros ilegales que lo incluía en la lista de los 10 enemigos de los mineros de Madre de Dios. Con su habitual humor, se molestó no por integrarla, sino por ser el número 10 y no el primero.

Brack contribuyó a salvar a la vicuña de la extinción, y a crear varias de nuestras áreas protegidas. La cumbre de su carrera fue establecer las bases sólidas para el funcionamiento de una autoridad ambiental: el Ministerio del Ambiente, cuya relevancia mundial ha sido vista en última COP en Lima.

El mundo académico de las ciencias naturales y quienes nos preocupamos por la degradación de nuestro medio ambiente le debemos mucho al doctor Brack. Este maestro fue responsable de que nuestra sociedad entienda que el futuro del Perú tiene que estar ligado a la responsabilidad ambiental. El legado de este hijo notable de Oxapampa es inmenso. Adiós, querido amigo. Adiós, maestro.

Antonio autor

El doctor Antonio Brack Egg (1940-2014) ha legado 15 libros de lectura obligada para la mejor comprensión de la asombrosa biodiversidad peruana y para todos quienes quieren sumergirse en el conocimiento del país en que vivimos. Varios de ellos están agotados y merecen nueva edición.

Nacido en Oxapampa, Pasco, fue un hombre que creció en contacto con la naturaleza y junto a los nativos yaneshas de esa zona. Su vocación fue siempre la docencia y la conservación. En Lima se graduó como profesor y luego en Alemania abrazaría las Ciencias Naturales para graduarse en biología y ecología. Sus investigaciones se centraron en la diversidad biológica amazónica. De incansable pluma, escribió más de 200 artículos relacionados con el tema.

Ejerció la docencia universitaria y fue consultor de la FAO, Usaid, BID, PNUD, entre otras entidades. El presidente Alan García tuvo la visión de nombrarlo como el primer ministro del Ambiente del Perú, y fue uno de los impulsores de que nuestro país sea un territorio libre de cultivos transgénicos.

Entre sus libros más destacados figuran: “El ambiente en que vivimos”, “Diccionario de frutas y frutos del Perú”, “Perú, país de bosques”, “Perú diez mil años de domesticación”, “Ecología del Perú”, entre otros. (MMMQ)