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Viaje al centro de mi tristeza

Viaje al centro de mi tristeza

Mientras todo sucede 
Milagros Leiva
Para
Lampadia

Lo único permanente es el amor. Incluso en la ausencia, incluso después de la muerte. Yo te amo y siempre te lo dije y aunque ya no escucho tu voz siento tu amor. Pronto viajaré a tu tumba y todavía no sé si estoy preparada. Todavía no ha pasado un año de tu muerte, pero sé que debo visitarte, ponerte flores en el lugar donde te enterraron, abrazar tu lápida como si te abrazara, rezarte, contarte que la vida no es igual sin ti. Te diré que ha sido un año muy difícil por tu ausencia, que ni en mis peores pesadillas pensé que te irías antes que yo, que jamás imaginé que no podría abrazarte por última vez. Te contaré que hoy conozco en carne viva el significado de la palabra impotencia.

 

 

Cerraré mis ojos y te recordaré en todas mis visiones. Te contaré que jamás nadie podrá explicar lo que significa la muerte de un hermano porque es la muerte de uno mismo, porque cuando el cómplice se va solo quedan los recuerdos y los secretos guardados por infinita lealtad. Que ahora entiendo por qué mamá y papá siempre han llorado a sus hermanos con tanto pesar. Sé que no querías morir y que luchaste como una guerrera hasta el final, pero este coronavirus te ganó la partida, a ti y a millones en el mundo. El luto es mundial y permanente. Creo que nunca más una Navidad será igual porque no reiremos juntas ni jugaremos ni comeremos panetón hasta cansarnos. Pero también sé que te veré en los ojos de mis sobrinos que miran igual que tú, que te veré en tus calles alemanas que tanto caminaste. Volveré a tu parque, subiré a tu tren, rezaré en tu estación. El viento me devolverá tus risas que ya no escucho.

¿Te he contado que te veo en las margaritas que se llaman Mariana como canta Fonseca? ¿Sabías que cuando la pena me invade siempre me silba Coco, ese pajarito cacatúa ninfa que tú tanto querías y que ahora yo también tengo? ¿Te he contado que cuando vienes a mis sueños y despierto la nostalgia me abraza, pero también la alegría por haberte visto mientras dormía? No sé cómo explicarte en qué consiste el duelo, solo sé que duele, que el hueco en el alma no tiene explicación, que la tristeza pesa, pero también estoy convencida de que la gente muere cuando uno olvida y tú sigues viva en mi corazón. 

Hoy decidí escribir sobre ti. No quiero narrar los avatares políticos del Perú que cansan y aburren porque no hay solución cercana, hoy decidí escribir sobre las cosas buenas de la vida: el amor, la familia, la lealtad, la memoria. Si pudiera volver a verte te pediría consejos, terminaríamos esa conversación que dejamos en la mitad, te diría que no tengas miedo, te abrazaría fuerte para volver a sentir tu energía, te invitaría un helado, dormiría a tu lado. Si pudiera volver a rezar como antes le pediría a Dios y a la Virgen que le den consuelo a mi madre, que la abracen y protejan siempre porque su tristeza me parte. Todavía no puedo rezar de largo. Por ahora solo estoy sentada, cogiendo el manto de la Virgen, en silencio, apoyada en ella, sujetándome para no abandonarme. Pronto comenzaré a sentir la resignación, estoy segura. No sé cuándo llegará, pero en algún momento volveré a mirar tus fotos y leeré tus cartas. Ese tiempo todavía no ha llegado, quizá porque no pude enterrarte y decirte adiós, hasta pronto hermana mía, hasta que me llegue la muerte y vuelva a verte. Quizá sea por eso. Hoy solo sé que tengo que viajar al centro de mi tristeza y visitarte amada Mariana, que tengo que llegar a tu última morada y ponerte flores. Solo sé que tengo que viajar. Lampadia