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El éxito de las grandes empresas tecnológicas

El éxito de las grandes empresas tecnológicas

Las cinco más grandes empresas tecnológicas en EEUU, denominadas “big tech” en la prensa internacional, siguen experimentando incrementos notables en sus valores accionarios en el último año, a pesar de las crecientes regulaciones que se han suscitado en el sector por las últimas controversias de Facebook en torno a la privacidad de los datos y la alta concentración que actualmente subyace en tales mercados (ver Lampadia: ¿Una solución de mercado a la alta concentración en la industria tecnológica?, ¿Regulamos o desregulamos la industria tecnológica?).

Este ciclo alcista de precios ya lleva cerca de 13 años, con un único desliz en los últimos dos años, pero que ha retomado con más fuerza en el 2019 al punto de constituir a estas 5 empresas con un valor que concentra el 25% de las 500 empresas más ricas en EEUU (US$ 5.6 trillones).

¿Qué factores explican este comportamiento? ¿Es sostenible en el tiempo dado el contexto económico y político que se proyecta sucederá al mundo en los próximos años?

Un reciente artículo de The Economist, que compartimos líneas abajo, incide en los posibles causales que responderían parcialmente estas preguntas. Las hipótesis convienen en que bien podría tratarse de una burbuja especulativa pero también de que realmente se esté generando un valor orgánico sustentado en altas ganancias futuras en estas empresas.

Dadas las constantes innovaciones de tales empresas en el pasado y los buenos prospectos que de ellas se han generado hacia el futuro, consideramos más plausible la segunda hipótesis. Todo dependerá de su capacidad creativa para seguir innovando con nuevos aplicativos que sean atractivos hacia sus usuarios.

Asimismo, dependerá de su resiliencia para hacer frente a los embates regulatorios que hasta el momento no les ha hecho ni cosquillas dadas las altas ganancias que aún ostentan. Sin embargo, en este respecto es necesario que tengan en su radar la posibilidad de un ascenso del Partido Demócrata al poder en las próximas elecciones el presente año, cuya agenda está cargada de excesiva carga intervenciones al sector de las TIC (ver Lampadia: El plan disruptivo de Warren) Ello sí podría trabar, en un escenario pesimista, todo este progreso generado. Lampadia

Gran tecnología
Cómo dar sentido a la última oleada tecnológica

Las acciones de las grandes firmas tecnológicas han tenido bastante éxito por un largo período de tiempo

The Economist
20 de febrero, 2020
Traducido y comentado por Lampadia

En 2018, una nueva palabra entró en el léxico de Silicon Valley: el “techlash”, o el riesgo de una revuelta de consumidores y reguladores contra la gran tecnología. Hoy esa amenaza parece vacía. Incluso cuando los reguladores discuten nuevas reglas y los activistas se preocupan por el derecho a la privacidad, las acciones de las cinco empresas tecnológicas estadounidenses más grandes han estado en una carrera alcista asombrosa en los últimos 12 meses, aumentando en un 52%. El aumento en el valor combinado de las empresas, de casi US$ 2 trillones, es difícil de entender: es más o menos equivalente a todo el mercado de valores de Alemania. Cuatro de los cinco (Alphabet, Amazon, Apple y Microsoft) ahora valen más de US$ 1 trillón. (Facebook vale solo US$ 620,000 millones.) A pesar de todo lo que se habla de un techlash, los administradores de fondos en Boston, Londres y Singapur se han encogido de hombros y han seguido adelante. Su cálculo es que nada puede detener a estas empresas, que están destinadas a ganar riquezas incalculables.

Este aumento en los precios de las acciones de los gigantes tecnológicos plantea dos preocupaciones. Una es si los inversores han avivado una burbuja especulativa. Las cinco empresas, con un valor de US$ 5.6 trillones, representan casi una quinta parte del valor del índice S&P 500 de acciones estadounidenses. La última vez que el mercado estuvo tan concentrado fue hace 20 años, antes de un colapso que desencadenó una desaceleración generalizada. La otra preocupación opuesta es que los inversores pueden tener razón. Las valoraciones de gran tamaño de las grandes empresas tecnológicas sugieren que sus ganancias se duplicarán en la próxima década, causando temblores económicos mucho mayores en los países ricos y una alarmante concentración de poder económico y político.

La cuestión de una burbuja es razonable. Los ciclos tecnológicos son una parte integral de la economía moderna. La década de 1980 vio un auge de semiconductores. Luego, en la década de 1990, llegaron las PC e Internet. Cada ciclo se desvanece o termina en un busto.

El repunte de hoy comenzó en 2007 con el lanzamiento del iPhone. Para 2018, también parecía estar mostrando su edad. Las ventas de teléfonos inteligentes se estancaron. Los escándalos de datos en Facebook cristalizaron el enojo por el enfoque flipante de los gigantes de la tecnología a la privacidad. Los reguladores antimonopolio mundiales estaban en alerta. Y las travesuras que generan pérdidas de los “unicornios” de tecnología escamosa, como Uber y WeWork, evocaron el tipo de espuma especulativa que a menudo se ve al final de un largo boom.

De hecho, al menos para los gigantes tecnológicos más grandes, las valoraciones de hoy se basan en bases más sólidas. Juntas, las cinco empresas más grandes han generado un flujo de efectivo de US$ 178,000 millones después de la inversión en los últimos 12 meses. Su tamaño aún no ha frenado su expansión: su crecimiento medio de ventas, del 17% en el último trimestre, sigue siendo tan impresionante como lo fue hace cinco años.

Los consumidores dicen que les importa la privacidad, pero actúan como si les importara mucho más obtener cosas, y preferiblemente sin tener que pagarlas en efectivo. Desde finales de 2018, el número de personas que utilizan los servicios de Facebook (incluidos Instagram, Messenger y WhatsApp) ha aumentado en un 11%, a 2,300 millones. Los reguladores han castigado a las empresas tecnológicas por mala conducta fiscal, de privacidad y de competencia, pero hasta ahora sus esfuerzos han sido como llevar a un tirador de armas a una lucha armada: las multas y sanciones que han impuesto representan menos del 1% del valor de mercado de los cinco grandes, un costo tolerable de hacer negocios. Y las agonías de algunos de los unicornios, y su mayor patrocinador, SoftBank, solo han demostrado lo difícil que es replicar la escala y los efectos de red de los cinco grandes.

Mientras tanto, el tamaño de la oportunidad es enorme. Como explica nuestro informe especial en este número, muchas partes de la economía aún no se han digitalizado. En Occidente, solo una décima parte de las ventas minoristas están en línea, y tal vez una quinta parte de las cargas de trabajo informáticas se encuentran en la nube con Amazon y Microsoft. La gran tecnología opera a nivel mundial, dándole más espacio para expandirse, especialmente en las economías emergentes donde el gasto en tecnología digital aún es relativamente bajo.

El problema es que si cree que las empresas tecnológicas crecerán mucho más y se diversificarán en más industrias, desde la atención médica hasta la agricultura, es lógico suponer que la reacción violenta contra ellas no se desvanecerá, sino que, eventualmente, crecerá.

A medida que se expande el alcance de la gran tecnología, más empresas no tecnológicas encontrarán reducidas sus ganancias y más trabajadores verán interrumpidos sus medios de vida, creando distritos electorales enojados. Una medida cruda de la escala es observar las ganancias globales en relación con el PBI estadounidense. Según este criterio, Apple, que se está expandiendo a los servicios, ya es aproximadamente tan grande como Standard Oil  US Steel en 1910, en el apogeo de sus poderes. Alphabet, Amazon y Microsoft están listos para alcanzar el umbral en los próximos diez años.

Cuando golpea la recesión, generará nuevos resentimientos. La gran tecnología podría enfrentar una tormenta a la que pocos han prestado mucha atención. Las cinco grandes empresas emplean a 1.2 millones de personas y ahora son, con mucho, los mayores inversores en las empresas estadounidenses, gastando casi US$ 200,000 millones al año. Sus decisiones sobre si exprimir a los proveedores, reducir la inversión o atacar a los rivales más débiles serán tan controvertidas como las de los fabricantes de automóviles cuando Detroit todavía gobernaba en la década de 1970, o incluso de Wall Street en 2007-08. El papel de la gran tecnología en la política ya es tóxico; las redes sociales y los videos influyen en las elecciones de Minnesota a Myanmar.

Todo esto significa que, lejos de haber alcanzado su punto máximo, la ira puede estar en las estribaciones. Los ejecutivos esperan que el cabildeo hábil los proteja. Pero incluso hoy, la imagen fuera de EEUU no es de inacción sino un tumulto de experimentos regulatorios. China mantiene a sus gigantes de Internet bajo control tácito del estado y quiere confiar menos en Silicon Valley, incluida Apple, que ya está lidiando con el virus covid-19 y otros vientos en contra. Al menos 27 países tienen o están considerando impuestos digitales. India ha tomado medidas enérgicas contra el comercio electrónico y el discurso en línea. La Unión Europea (UE) quiere que las personas posean y controlen sus propios datos, un enfoque que este periódico favorece, aunque puede llevar años de innovación crear un sistema que sea fácil de usar y de aprovechar para los consumidores. Esta semana, la UE propuso frenar la inteligencia artificial. Incluso en EEUU, los buscadores de confianza pueden limitar la capacidad de las grandes tecnologías para engullir nuevas empresas, una estrategia que ha sido fundamental para el éxito de Alphabet y Facebook en particular.

Justo cuando pensabas que las plataformas volvieron a estar de moda

El valor de mercado de US$ 5.6 trillones de los formidables cinco de la tecnología es un testimonio de algunas de las compañías comercialmente más exitosas jamás creadas. Pero también supone que se harán mucho más grandes, incluso cuando el mundo esté a la espera y mire plácidamente. Hasta hoy, la gran tecnología ha sido en gran medida  indemne. Cuanto más grande se vuelve, más razones hay para dudar de que esto pueda continuar. Lampadia




El prurito por lo escandaloso y espectacular

Hace pocos meses fuimos testigos de cómo los funcionarios del Estado, reaccionan con gran despliegue mediático y afán de notoriedad, cuando se les presenta la oportunidad de tirarse encima de una empresa privada.


Fuente: desafiocomunicacion.com

Pero si Essalud maltrata a los asegurados, o si Sedapal deja sin servicios sanitarios a los ciudadanos más necesitados, o si la policía permite que los atoros del tránsito se queden a la buena de Dios, los defensores de los consumidores, desde Indecopi a asociaciones mercantilistas que lucran con la persecución de las empresas privadas, hacen mutis.

Veamos algunos casos:

El escándalo de la leche que sí era leche

En junio pasado publicamos en Lampadia: El caso de la leche¿Qué explica los desbordes que nos abruman?

De un tiempo acá, marcadamente en Lima, se viene configurando una suerte de irritación a flor de piel, que ante cualquier evento presentado por la política o por los múltiples canales de información mediática, se desatan reacciones violentas e incontenibles, con ataques destructivos y apurados y arrastrados a estados de alteración lejanos de lo civilizado y lo razonable.

Estamos hablando de alteraciones que se expanden por los espacios de opinión, por los medios (tradicionales y modernos), en los que de pronto se destrozan de mala manera a personas, instituciones y empresas. Estamos hablando de estados de excitación que capturan a la mayoría de políticos y que los lleva a legislar en una suerte de estado de pánico, donde de la noche a la mañana pueden causar daños al conjunto de la sociedad y, curiosamente, a los ciudadanos más pobres.

Así pasó con el escándalo de ‘la leche que no era leche’.​ Ni la ministra ni los funcionarios ni los congresistas leyeron las normas por las que el producto Pura Vida y otros sí pueden y deben llamarse “leche”. Es muy claro: ¡porque sí son leche!

¿Y todo el escándalo? ¿Acaso todos se equivocaron? Sí, todos se equivocaron. Nadie hizo su trabajo. Nadie documentó su posición. Parece que muchos creyeron que no se trataba de leche porque tenía una composición “parcial”. Si pretendiéramos que el 100% de la lata fuera leche, el tarro costaría lo que cuesta el tarro azul.

Quitar del mercado estos productos, sin que haya habido fraude alguno o hallazgo de un tóxico en el contenido, es un atentado brutal contra la economía de la gente.

El escándalo de la salmonela francesa

En los últimos días, ante la alerta sanitaria de las autoridades francesas sobre los productos de la empresa Lactalis, en relación a la posible contaminación de salmonela de algunos de sus productos, fabricados después del 15 de febrero, 2017, las autoridades peruanas (Digesa, Indecopi, et al) armaron un tremendo despliegue mediático, siendo que solo una empresa peruana comercializa productos de Lactalis.

Bastaba una llamada telefónica, a una empresa formal y transparente, para verificar los riesgos. Pero, es pues más sabroso hacerse los machos y pisotear a las empresas privadas.

En este caso, Gloria S.A. ha tenido que publicar un comunicado, explicando que sus productos fueron fabricados con anterioridad a la fecha de la alerta sanitaria de Francia, y por lo tanto no hay ninguna posibilidad de contaminación (ver comunicado líneas abajo).

Las multas por supuesta publicidad engañosa

Según reporta el Diario Gestión:

Gloria y Nestlé multadas por vender productos lácteos como si fueran leche

El Indecopi informó que ambas empresas deberán pagar S/ 13.7 millones por no consignar en la etiqueta el nombre correcto de los productos Pura Vida, Bonlé y Niños Defense, en el caso de Gloria; y Reina del Campo e Ideal, en el caso de Nestlé.  

“Estos son los primeros casos que concluyen en la primera instancia respecto de las investigaciones iniciadas de parte -es decir, por denuncia de terceros- en el caso de los productos lácteos”, informó el Indecopi.
En el caso de Gloria, la multa llegó a S/ 9.3 millones:

Producto Pura Vida Nutrimax:

Gloria lo llamó “leche evaporada parcialmente descremada” cuando en realidad se trataba de una “mezcla láctea compuesta”, pues en su composición tenía constituyentes no lácteos destinados a sustituir parcialmente la leche.

Producto Niños Defense:

Gloria lo llamó “Leche evaporada” cuando en realidad se trataba de un “Producto lácteo compuesto”.

Producto Bonlé Familiar:

Gloria colocó en su etiquetado el nombre de “Leche evaporada parcialmente descremada” cuando debió llamarlo “Mezcla láctea compuesta”, ya que en su composición tenía ingredientes no lácteos destinados a sustituir parcialmente la leche.

En el caso de Nestlé, la multallega a S/. 4.3 millones.

Producto Ideal Amanecer: la empresa consignó en la etiqueta el nombre de “Leche evaporada parcialmente descremada”.

Producto Reina del Campo: la empresa consignó en la etiqueta de este producto el nombre “Leche evaporada parcialmente descremada”, cuando debió llamarlo “Mezcla láctea compuesta” pues en su composición tenía ingredientes no lácteos destinados a sustituir parcialmente a la leche.

Es importante señalar que, del total de multas impuestas a ambas empresas, la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec) recibiría el 3%, porque patrocinó la denuncia en representación de sus asociados y por contar con convenio vigente con el Indecopi en su calidad de asociación de consumidores, tal como lo establece la ley. Concluye el despacho de Gestión.

Si el consumidor conoce una denominación de leche, como ‘leche evaporada’, no importa, de lo que se trata es de ir generando normas antojadizas, y persecuciones rentables para los supuestos defensores de los consumidores, como es el ya célebre caso de Aspec.

Esperamos que el Estado, los políticos y los medios dejen esta persecución sin sentido que solo busca crear más mitos y desinformación en contra de empresas privadas y desviar la atención de los verdaderos problemas que aquejan al Estado. Lampadia




Las APP han generado servicios de salud de alta calidad

Las APP han generado servicios de salud de alta calidad

Ha pasado poco mas de un año desde que los dos primeros complejos hospitalarios de Latinoamérica gestionados bajo el modelo de Asociación Público Privada (APP) (llamados el ‘Modelo Perú’) por ESSALUD fueran inaugurados y ya están generando muy buenos resultados en la prestación de salud en el Perú. Por lo pronto, los niveles de satisfacción que reconocen los pacientes que se atienden en estos centros sanitarios supera el 90%, algo difícil de imaginar en los hospitales nacionales y en muchas clínicas privadas.

Los complejos que se hallan funcionando desde el 30 de abril del 2014 son el hospital especializado Alberto Leopoldo Barton Thompson en el Callao y el hospital Guillermo Kaelin de la Fuente en Villa María del Triunfo, junto con sus respectivos Policlínicos. Cada uno tiene asignada una población nominativa de asegurados de 250,000 personas y son operados por la empresa española IBT Group bajo la modalidad de “bata blanca”, que incluye toda la operación, desde la logística a los servicios médicos.

 

 

El concepto bajo el cual se han desarrollado estas APP crea incentivos muy positivos que determinan un modelo “Ganar-Ganar”. El contrato establece una asignación o pago fijo al operador por cada asegurado sin importar el número o tipo de atenciones. De esta manera se crea la necesidad de que el operador promueva que su población (de clientes) sea lo más sana posible, pues a mejor salud de su población, habrán menos asistencias y por lo tanto mayores ingresos para el operador. Un esquema brillante: muy positivo para la población, pues recibirán atención de salud preventiva y de buena calidad; positiva para el operador, pues podrá generar mayores márgenes con una mejor salud y satisfacción de sus clientes; y muy positivo para ESSALUD (que se debate en una gravísima crisis de servicio), pues con un costo fijo puede generar una gran calidad de servicio sin correr el riesgo de los sobrecostos que generan la imprevisión, la ineficiencia y/o la corrupción.    

El proceso se inició el 2008, su desarrollo tomó 7 años. Ambos entraron en funcionamiento el 30 de abril de 2014. La inversión, hasta la puesta en marcha de los hospitales y policlínicos ha sido de US$ 29 millones por cada uno, íntegramente a cargo del concesionario.

Estos centros cuentan hoy día con más de 200 camas, 100 consultorios externos, 34 camas de observación en emergencia, tres salas de parto y siete salas de operaciones, todas ellas dotadas con equipamiento laparoscópico. El servicio de hemodiálisis de cada hospital tiene 17 puestos totalmente automatizados. Sus laboratorios para análisis de sangre son de los más modernos y rápidos del mundo y mantienen capacidades mayores a su demanda.

A pesar de las indudables ventajas del modelo, copiado por otros países, aún existen fuertes resistencias al uso de APPs para la atención de salud, al punto que en lugar de que se siga replicando el modelo, aún recibe críticas desde distintas instancias. Las APP, sin embargo, están demostrando que este es el camino a seguir en salud.

Esta colaboración entre el sector público y empresas privadas es sumamente beneficiosa, pues las privadas aportan experiencia, conocimientos, equipos y tecnología que permiten crear, desarrollar, mejorar, operar o mantener infraestructura pública y ofrecer servicios de salud de alta calidad. Los servicios siguen siendo públicos, pero la gestión corresponde a una empresa privada. De esta forma los usuarios obtienen los beneficios y ventajas de una atención privada de primer nivel.

Conocido como el “modelo peruano”, el Internacional Finance Corporation (IFC), brazo financiero del Banco Mundial, ha reconocido esta experiencia como una de las diez mejores APPs en mercados emergentes de América Latina y entre las 40 más importantes del mundo.

El siguiente esquema muestra como se distribuyen las responsabilidades del modelo: 

 

 

Propiedad Pública: El objeto de la concesión es un hospital público, construido en suelo público y perteneciente a la Red de hospitales y centros públicos de ESSALUD.

Financiación Pública: ESSALUD paga a la  empresa concesionaria, en este caso a las Sociedades Callao Salud y Villa María del Triunfo Salud (formadas por el consorcio que lidera IBT Group de España), una cantidad anual fija y preestablecida. En este caso “el pago per cápita anual es de 297.92 dólares y cubre todas las atenciones a la población asignada, sin importar la frecuencia y duración de las mismas.

Control Público: La empresa concesionaria está sujeta al cumplimiento de estándares altos establecidos en el contrato y en el pliego de condiciones determinados por indicadores que miden la satisfacción de los asegurados, la calidad de los servicios y los resultados en salud. ESSALUD tiene total capacidad de control y de inspección, así como facultad sancionadora. Además, la Superintendencia Nacional de Salud, también verifica el cumplimiento de los estándares. Entre estos se incluyen por ejemplo, que solo pueden demorarse cinco días en dar la primera cita a un paciente, diez como máximo para la segunda cita y solo demorar 30 días en realizar una intervención quirúrgica en caso que esta sea necesaria. 

Prestación Privada: La prestación del servicio se adjudica durante un período de tiempo preestablecido (30 años), en el que el operador se compromete a la  buena  marcha y gestión del servicio público. Esto le permite a la empresa gestionar adecuadamente, contratar al personal médico más calificado, contar con los mejores equipos técnicos y la más alta tecnología.

Como vemos esta forma de operar permite que los intereses de la empresa se alineen con los de los usuarios. Pues dado que el monto por atención siempre es el mismo (US$ 297.92) , lo que perseguirá el gestor es tener una población cada día más sana y, por tanto, invertirá en prevención tal y como dicta la medicina moderna.

Otros evidentes beneficios son que el Estado no tiene que invertir en la construcción de hospitales, sino que paga por los servicios recién cuando estos empiezan a brindarse. Por otra parte traslada su gestión a la supervisión y no a la ejecución y administración de los centros de salud.

La experiencia dicta que rápidamente se mejora la eficiencia, calidad y acceso a servicios hospitalarios especializados, pues la tecnología que se emplea es mejor y porque los estándares establecidos son altos, mucho mejores que los que hoy logra ESSALUD que, por ejemplo, mantiene colas de espera para intervenciones quirúrgicas, que pueden superar un año.

Otro ventaja considerable es que se elimina la corrupción en la contratación y compra de medicinas y equipamiento. Además que estos se hacen más rápido debido a que no están sujetos al tortuoso procedimiento de contratación y compras públicas.

Al visitar estos hospitales se descubre lo bien edificados que están, que cuentan con la más alta tecnología médica y administrativa. Se ha implementado, por ejemplo, un sistema de Historias Clínicas Electrónicas que facilita la atención y registro de las enfermedades, con lo cual la calidad de atención mejora. Además, la transparencia esta asegurada, pues se puede acceder a ver como se vienen cumpliendo los estándares requeridos.

Finalmente, los usuarios y pacientes no se puede equivocar, por ello el índice de satisfacción, medido por agentes independientes, supera el 90%.

Como hemos explicado líneas arriba, la base del modelo es la asignación a cada hospital de una relación nominativa de asegurados, lo que permite una atención integral incluyendo un importante componente de prevención. Lamentablemente, ESSALUD, ‘sin querer queriendo’, ha empezado a cambiar la relación de las poblaciones asignadas a cada centro de salud y, por lo tanto, está debilitando el modelo, pues deteriora la capacidad de la labor de prevención. Algo que debiera ser corregido inmediatamente.

Este espectacular desarrollo no ha sido debidamente difundido por ESSALUD. Lo que es más, se debiera estar multiplicando el esquema. Ya es hora de que los peruanos apoyemos nuestros éxitos y que los multipliquemos. Lampadia