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La felicidad de los peruanos

La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por Infraestructura Institucionalidad y Gestión – IIG, con la colaboración de Lampadia como media partner.

Presentamos el siguiente video sobre la felicidad de los peruanos.

Participa como invitado Jorge Yamamoto, profesor principal de la PUCP, junto con Jaime de  Althaus, Gonzalo Prialé y Sebastián Otero, asociados de IIG.

Las opiniones vertidas no necesariamente representan la opinión institucional de IIG sobre los temas tratados.




El sector pesquero debiera ser un aliado para salir de la crisis

El sector pesquero debiera ser un aliado para salir de la crisis

El sector pesquero peruano tiene mucho que aportar en momentos como los que estamos viviendo con la pandemia del coronavirus. Nuestros ciudadanos necesitan alimento saludable y accesible como puede aportar la pesca, necesitamos generar y mantener puestos de trabajo, además de generar inversiones que inyecten dinero a nuestra economía.

Lamentablemente, hay un gran vacío de comunicación entre Produce y los actores del sector privado, incluyendo desde luego, a los sindicatos de trabajadores pesqueros. Además, y conforme lo hemos expuesto en anteriores entregas, se está cometiendo una serie de errores de acción y omisión en la gestión del sector pesquero en general.

Un ejemplo actual es que, se acaba de autorizar la pesca de jurel por parte del sector artesanal, excluyéndose absurdamente, al sector industrial, cuando el país necesita buenas fuentes de alimento, de trabajo y de divisas. Adicionalmente a ello, mientras Chile acaba de reiniciar la pesca de anchoveta en condiciones adecuadas a las circunstancias, en el Perú aún seguimos esperando se dé inicio a la Temporada de Pesca de anchoveta en la Zona Sur, hablamos del mismo stock y de situaciones oceanográficas y de pandemia muy similares, sin embargo, PRODUCE aún no reacciona a las necesidades de la industria y del país.

Veamos por ejemplo como Chile compatibiliza sus necesidades de salud y del desarrollo pesquero:

El sector, tanto desde el espacio empresarial, como sindical, ha propuesto una serie de medidas para llevar adelante las operaciones, cautelando la salud del personal y de la cadena de suministro. Se han dirigido sendas cartas a la viceministra de Pesca y Acuicultura, a la ministra de la Producción, a la ministra de Economía, al Primer Ministro, por parte de la Asociación Nacional de Armadores Pesqueros y al presidente de la República, por parte del Sindicato Único de Pescadores de Nuevas Embarcaciones del Perú; pidiendo medidas concretas y de emergencia para garantizar el desarrollo del sector y permitir que, se aproveche su importante potencial.

Pero parece que todo cae en oídos sordos, no nos extraña lo que ocurre, en situaciones normales la actual Ministra de Producción, Sra. Rocía Barrios, siendo Viceministra de Pesquería del Presidente Humala, adopto decisiones contrarias al desarrollo de la industria y el aprovechamiento sostenible de nuestros recursos, fue justamente ella, quien derogó el régimen de las ventanas de penetración en el sur de nuestro país, fue durante su gestión que se incrementó significativamente el desvío de anchoveta para el consumo humano hacia la producción de harina ilegal, además de la reciente intentona de intervención política del IMARPE, entre otras acciones u omisiones que originaron una baja en la productividad del Sector, que afectó no sólo la recaudación o las utilidades que se hubieran podido percibir, sino que significo millones de soles dejados de pagar a los trabajadores y sus familias. Finalmente, y con mayor gravedad, si es que el Gobierno actual pretende liderar la lucha contra la corrupción, es la acusación fiscal que ha formulado el Ministerio Público en contra de la Sra. Barrios por presuntos actos de corrupción, derivados de un informe de la Contraloría General de la República, acusándola de apropiarse dinero del Estado. Sabemos que éste no es el momento para crear distancias, sino para trabajar todos juntos, aprovechando nuestras capacidades, por eso necesitamos a los mejores profesionales a cargo de nuestros sectores estratégicos, profesionales que no generen anticuerpos, sino que sean capaces de convocar a todos los actores para sacar adelante el Sector, su honestidad no puede ser cuestionada en ningún ámbito, menos por el Sistema Nacional de Control, ni por el Ministerio Público. Lampadia




El Coronavirus obliga a acelerar reformas clave

El Coronavirus obliga a acelerar reformas clave

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Los retos que impone al Estado y a la sociedad la contención del coronavirus podrían ayudarnos a convertir esta crisis en oportunidad si aceleramos los cambios necesarios e incluso damos respuestas creativas y lanzamos cruzadas que rompan los moldes tradicionales.

Reforma del SIS y de la salud

Por supuesto, el virus nos coge con servicios de salud muy deficientes, sin que hayan sido reformados. Lo más importante, claro, son las políticas de distanciamiento social, pero estas se extreman, en parte, por la precariedad de nuestro sistema de salud. Acondicionar en la emergencia los hospitales supone, nos dicen los doctores Patricia García y Moisés Rosas, comprar urgentemente equipos respiradores y equipos de bioseguridad para la protección del personal, y capacitarlo para manejar los protocolos. También ventiladores mecánicos, sistemas de ventilación con extracción.  

Pero esta experiencia debería servir para reformar de una vez el sistema de salud, no solo para estar preparados siempre ante una emergencia, sino para atender a la población en sus problemas corrientes de salud, acaso más letales que el coronavirus. Se supone que el sector se encuentra justamente trabajando un nuevo modelo de gestión y de pago en el SIS no solo para poder atender a los 4 millones de peruanos adicionales que tienen ahora cobertura, sino para atender bien a los asegurados actuales, que en un porcentaje apreciable no se llevan sus medicamentos gratis ni se les resuelve el problema de salud. Es indispensable pasar a un modelo por el cual el SIS pague a los establecimientos no por número de atenciones como es ahora –incentivando el sobregasto y la corrupción- si no por el logro de metas relacionadas esos dos objetivos: porcentaje de pacientes que se llevan todos los medicamentos gratis y que resuelven su problema de salud.

Este es el momento para hacer esa reforma, así como otras vinculadas al intercambio prestacional con Essalud y a la integración de todos los prestadores –incluyendo los privados- en las redes sanitarias. Y concesionar hospitales.

Es el momento para establecer una estrecha colaboración público-privada no solo en la prestación, sino en el abastecimiento de medicamentos e insumos. La reforma de la Digemid, núcleo de trabas y demoras para el otorgamiento de registros sanitarios, cae de madura.

Agua potable, EPS y agua purificada

Otro tema que ha saltado a la vista es el hecho de que más de 7 millones de peruanos no pueden cumplir con la recomendación básica del frecuente lavado de manos con agua y jabón para prevenir el contagio, por la sencilla razón de que carecen de agua potable corriente en sus casas, a los que hay que agregar los millones que solo disponen de agua potable domiciliaria pocas horas al día. Son 2.5 millones en zonas urbanas y 4.8 millones en zonas rurales que consumen agua no potable proveniente de la red pública, según el Instituto de Economía de Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima.

Esto ocurre pese a que el Estado gasta 5 mil millones de soles al año en obras de agua y saneamiento, dinero que literalmente se echa al agua porque la mayor parte de las empresas municipales de saneamiento (EPS) están muy mal gestionadas o son corruptas y son incapaces de mantener las redes de agua y plantas de tratamiento. El resultado es que hay obras que no se terminan o se terminan y no se mantienen. Esto es un crimen en un país pobre como el nuestro. Es el momento, entonces, de tomar el toro por las astas y hacer lo que se debe que hay que hacer: intervenir esas empresas, agruparlas quizá por regiones y concesionar algunas de ellas cuando el Estado no tenga la capacidad de gerenciarlas. Lo que interesa es que la gente tenga agua de calidad.

También podría organizarse una cruzada de voluntarios para llevar agua limpia y purificada a las familias rurales y urbano marginales. Existen tecnologías bajo costo para purificar el agua e incluso para extraer agua de la niebla, que aparentemente están fuera del radar del ministerio de Vivienda. Por ejemplo, el nano filtro, que cuesta 300 soles y que se puede instalar a partir de un minireservorio familiar que de agua para la agricultura y también para consumo del hogar, tal como lo hace Sierra Productiva de Carlos Paredes. No se necesita grandes proyectos de plantas de agua potable que cuestan caro luego se abandonan.

Lo mismo se puede hacer en las escuelas rurales, la mayor parte de las cuales carecen de agua potable.

Habría que convocar a expertos para ver qué soluciones podrían aplicarse en los cerros de Lima, por ejemplo.

Por supuesto, la pandemia es la ocasión, también, para instaurar la cultura de la salubridad e higiene en todos los locales públicos y privados, y en las personas.

Teletrabajo y formalización laboral

El tema más inmediato es, como ya saltó, el teletrabajo. Pero, escribe el laboralista Germán Lora (El Comercio, 11-3-20), “nos damos con la ingrata realidad de la poca flexibilidad para la utilización de esta figura, pues además de exigir un acuerdo por escrito, se requiere una capacitación previa y el establecimiento de un monto de compensación económica, entre otros aspectos formales”. Podría darse un decreto de urgencia para facilitar esta figura que, luego, pasada la emergencia, permita acelerar la adopción de una modalidad que ya es tendencia mundial y puede tener impactos muy positivos en el rendimiento laboral y en la vida familiar.

Esto nos lleva al tema de la necesidad de retomar el objetivo de la formalización del trabajo. La informalidad sencillamente no puede practicar el teletrabajo, como es obvio. Un trabajo formal protege mucho más que uno informal, incluso y sobre todo frente a situaciones como la que vivimos. Como señala José Ignacio Beteta de Contribuyentes por Respeto, para eso se deberían reducir cargas a las planillas, que hay varias que son inútiles. “Quitando carga a la planilla, se alivia esta crisis”, escribió. Es hora de pensar en quienes no tienen derechos laborales.

Sistema de pensiones

Hugo Coya (El Comercio 14-3-20) hace notar cómo el avanzado sistema de protección social europeo a los adultos mayores o ancianos, que son las principales víctimas de esta pandemia, no alcanza para protegerlos, y sufren situaciones límite. Pues bien, en el Perú ni siquiera tenemos sistema de pensiones, y lo que tenemos lo estamos destruyendo con leyes como la del 95.5. Mejor dicho, menos de la tercera parte de la población accede o accederá a una pensión, y una parte de ese pequeño porcentaje ni siquiera la tendrá porque la habrá retirado íntegramente al cumplir 65 años o antes.

Urge aprobar una reforma integral del sistema de pensiones, que incluya la propuesta de Lampadia de que todo ciudadano a partir de los 18 años aporte automáticamente a su cuenta individual pensionaria un pequeño porcentaje del IGV que paga cuando compra algo. Esto no solo universalizaría el sistema, sino que llevaría a una mayor formalización porque todos demandarían facturas. Sería una innovación global.

Colaboración público-privada

Todo esto nos debería llevar a institucionalizar la colaboración público privada en general para facilitar la inversión privada en todos los sectores de la economía, como una manera de remontar el golpe que nuestra economía va a sufrir como consecuencia precisamente de las medidas de contención que se están adoptando. Es el momento de unir al país, y parte de la unión es también la que debe haber entre el sector público y el privado. Sería un cambio cultural. No podemos tener ministros o ministras enfrentados a sus sectores productivos. Las mesas ejecutivas son una buena experiencia. Deberían generalizarse.

La magnitud del desafío obliga a pensar fuera de la caja y de los moldes tradicionales de actuación.

Amen.
Lampadia




Los hinchas de Perú: los más queridos del Mundial

Después de 36 largos años, Perú vuelve a una Copa Mundial. La semana pasada nos enfrentamos a nuestro primer rival, Dinamarca, donde perdimos 1-0 pero nada nos quitó el entusiasmo. La selección nunca bajó los brazos, siempre fue al frente y mereció el empate, y el público, dentro y fuera de la cancha, no deja de alentar al “Lovable Perú”.

Veamos algunos despachos de extranjeros sobre el Perú:

Lovable Peru gain more admirers in face of defeat

Saturday’s 1-0 World Cup loss to Denmark in Group C was cruel, but epitomised why Peru are universally loved on and off the pitch.

FourFourTwo, 16 June 2018

If you weren’t a Peru fan before, you probably are now.

(…) Peru deserved more. Their travelling fans deserved it too. But Peru did not lose any support, if anything this courageous group of players and lovable nation gained even more admirers.

Traducción:
El adorable Perú ganó más admiradores a la luz de su derrota
La derrota fue cruel, pero epitomoza el porqué el Perú es amado universalmente, dentro y fuera de la cancha.

Si no eras un fan del Perú, probablemente lo seas ahora.

(…) si algo, este corajudo grupo de jugadores y su adorable nación, ganaron aun más admiradores.

Y es que la pasión de nuestros compatriotas en Rusia se hizo notar y se ganaron la simpatía de todo el mundo. Durante su primer partido contra Dinamarca, Perú jugó con un entusiasmo que muchos no habían visto y las redes lo comentaron rápidamente.

Peru May Have Lost the Match, But it Won the World’s Heart

REMEZCLA, june 16, 2018
By Wilson Liévano

Peru’s long and hard road to the World Cup, and the passion of its fans, gained the sympathy of soccer fans all over the world. But their exciting, full throttle, attacking style in their opener against Denmark has made fans of many neutrals that weren’t expecting such display.

From the first touch, Peru played like it had to catch up for all the World Cups it missed, running frantically to occupy spaces, shooting at the first sight of goal and disputing every ball with zeal.

Traducción:

El Perú puede haber perdido el partido, pero ganó el corazón del mundo

El largo y duro camino de Perú hacia la Copa del Mundo, y la pasión de sus fanáticos, ganaron la simpatía de los aficionados al fútbol de todo el mundo. Su estilo emocionante, de gran aceleración y ataque en su primer partido contra Dinamarca ha hecho que muchos que expectadores, que no esperaban esa exhibición, se vuelvan fanáticos de ellos.
 
Desde el primer momento, Perú jugó como si tuviera que ponerse al día con todas las copas del mundo que se perdió, corriendo frenéticamente para ocupar espacios, disparando a primera vista de gol y disputando cada pelota.

Veamos algunos mensajes:

También se multiplicaron las bromas:

Hasta Maradona nos defendió, afirmando: “Si se jugara de nuevo, elegiría a Perú como el ganador. Ricardo Gareca (entrenador de la selección nacional peruana) atacó muy bien el juego porque no dejó el balón a Dinamarca, mientras que Perú tenía el control. Es un resultado injusto”, declaró Maradona al periodista Svend Bertil Frandsen, elegido por la FIFA para seguir al seleccionado europeo.

Maradona con Ronaldo

Perú perdió el partido, pero capturó los corazones de los fanáticos, quienes lamentaron la mala suerte del equipo, y seguramente los estarán viendo contra Francia. Y es que nuestro entusiasmo y nuesto apoyo por la selección, además de un renovado sentido de unidad es increíble. Sin importar nuestras diferencias de opinión, todo el país se ha unido en un momento histórico que esperábamos con ansias hace 36 años.

Perú ha hecho esfuerzos extraordinarios para apoyar a su equipo, con fanáticos que han renunciado a sus trabajos, han viajado un largo trayecto y duermen en el piso para llegar a Rusia. Incluso, según varios medios de comunicación, un fanático subió de peso (24 kilogramos) para garantizar un asiento de fácil acceso para ver a su amado Perú.

Se estima que cerca de 45,000 peruanos han viajado a Rusia para alentar en el mundial. Así lo indicó el presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo (Apavit), Ricardo Acosta. “De Perú han salido en promedio entre 4,500 y 5,000 connacionales para alentar a la selección nacional, por lo que en Rusia estarán cerca de 45,000 peruanos contando a los que han viajado de Perú como los que han llegado de otras partes del mundo y los residentes en la misma sede del mundial”, detalló.

En el partido del sábado pasado, casi 30 mil hinchas peruanos estuvieron presentes en el Mordovia Arena, que parecía el Estadio Nacional. Los fanáticos de la ‘blanquirroja’ conmovieron al mundo entero al entonar el himno peruano y previamente cantar el ‘Contigo Perú’.

Ni bien pisaron Saransk, empezaron a entonar las famosas canciones como el ¡Vamos peruanos, hoy tenemos que ganar” y obviamente no pudieron cerrar la nota con el ¡Arriba Perú!

Ver video de Twitter: https://twitter.com/thecasualultra/status/1007586555601604608

El carisma, la buena educación y el “aliento” convirtieron a los peruanos en “los hinchas más queridos del Mundial”. Y es que “el comportamiento de los ciudadanos peruanos hasta el momento es formidable. En estos momentos no hay novedad por resaltar. Todos son detalles menores como pérdida de pasaportes”, indicó el coronel PNP César Echevarría Cabrejos desde la ciudad de Saransk.

Según datos de la FIFA, el Perú es el octavo país con mayor número de visitantes en Rusia, tomándose en cuenta la cantidad de boletos a los encuentros deportivos vendidos. A la fecha, los peruanos han comprado cerca de 43,583 tickets.

Y la imagen de los peruanos caminando hacia el estadio Mordovia Arena, luciendo orgullosamente la camisa blanca con la distintiva faja roja mientras inundaban las calles y festejando un día que habían estado anhelando por generaciones, es algo que conmueve un enorgullece a todos.

Fuente: El Comercio

Ahora nos toca enfrentarnos contra Francia hoy a las 10:00 a.m. en el estadio Ekaterimburgo Arena. No tenemos la menor duda que nuestra selección hará su mayor esfuerzo y que nosotros estaremos apoyándola todo el camino. ¡Vamos Perú! Lampadia




La urgencia de salvar el multilateralismo

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




Y ahora, ¿qué vamos a hacer?

El Perú llegó al Mundial. Parece un milagro, pero llegamos. Y gritamos y bailamos y celebramos todo el camino, apoyando a nuestra selección hasta el último minuto. Nos llenamos de esperanzas y pensamos que todo es posible. Esa actitud, propositiva y proactiva, llena de esperanza e ilusión, debería también retratarse en el resto de los sectores de nuestra economía y de nuestro país.

Los peruanos todavía no nos reconocemos como una sociedad en la que todos estamos dispuestos a enfrentar juntos la aventura del desarrollo y la búsqueda de la prosperidad. Nuestros líderes no han sabido transformar nuestras múltiples expresiones de diversidad en una fuente de riqueza. Aún no llegamos a entender que, al haber transitado de décadas de estancamiento a buenos años de crecimiento, podemos abandonar el modelo mental ‘ganar-perder’ y encarnarnos en el modelo ‘ganar-ganar’.

El haber clasificado para el mundial de Rusia 2018 es una ocasión especialmente importante para reflexionar sobre las cosas que nos hacen inspirarnos y darnos las fuerzas para mejorar como país, todos juntos. Aprovechemos estos días para hablar de lo que nos une y para acallar a los eternos negativistas, que solo critican pero no proponen.

Hace unos 35 años que el Perú no calificaba al mundial, pero cada cuatro años las personas apoyan a su selección con la misma ilusión de siempre, sin perder las esperanzas. Ahora, hemos logrado clasificar.

Lo mismo debemos hacer con nuestro país a nivel macro, hace 25 años emprendimos un proceso de transformación que nos permitió, en muy poco tiempo, alejarnos de la maldición de quedar como un ‘Estado Fallido’ y catapultarnos en la visión del mundo hacia el espacio de ‘una Estrella Internacional’. Ver en Lampadia: El Perú de los peruanos.

Últimamente, hemos perdido un poco el paso; pero nuestras capacidades para crecer, derrotar la pobreza, disminuir las desigualdades y crear oportunidades de vidas plenas para todos los peruanos, están intactas.

No olvidemos que el Perú es un país de grandes oportunidades y tenemos la capacidad de lograr todo lo que queramos.

Después de dos días de CADE en Paracas, luego de escuchar muchas presentaciones brillantes, “algunos de nosotros nos preguntamos: Con tanto gente extraordinaria, ¿cómo es que nos va tan mal?” Lampadia

La euforia de ver al Perú calificar al Mundial por primera vez en treinta y cinco años

Por Daniel Alarcón
The New Yorker
22 de noviembre de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

 

Los miembros del equipo nacional de fútbol peruano celebran la clasificación para la
Copa del Mundo del próximo año. Fotografía de Ernesto Benavides / AFP / Getty

Junio ​​de 1986 fue un mes de maravillas, un mes de enamoramiento. Tenía nueve años. Para entonces, mi familia había vivido durante seis años en Birmingham, Alabama, donde ser de Perú y hablar español nos convertía en una especie de exóticos estadounidenses suburbanos. Ese verano, nuestra compañía de cable local agregó el canal en español Univisión y, como por magia, comenzó la Copa del Mundo en México. Era la primera vez, la primera que puedo recordar, y aunque narrado con un acento mexicano desconocido, era mucho más que un evento deportivo. Fue una oportunidad de aprender algo sobre el lugar que mis padres llamaban hogar. Las Copas del Mundo son una de las formas en que marcamos el paso del tiempo en América Latina.

Vi el primer juego (Italia, 1, Bulgaria, 1), el último (Argentina, 3, Alemania, 2) y casi todos los juegos intermedios. Al escuchar a mi padre y sus amigos hablar sobre los partidos, sobre el pasado de las Copas Mundiales, formé fuertes opiniones sobre jugadores que nunca había visto en acción. Pelé era un dios; Cruyff, un mago; Rossi, un oportunista. Tomé varias decisiones bastante arbitrarias: me gustaba el equipo francés, por ejemplo, no me gustaban los italianos, era indiferente a los ingleses. Estas son, en términos generales, puntos de vista que aún poseo. Un tío me dijo un día que los holandeses eran el mejor equipo que nunca había ganado una Copa del Mundo, un hecho que memoricé entonces y nunca lo he cuestionado realmente. Cuando Argentina prevaleció en la final, sentí que había ganado algo. En cierto sentido, lo hice.

México ’86 también fue el primero de ocho torneos consecutivos para los cuales Perú no calificaría. Estaba tan cautivado por el espectáculo que apenas me di cuenta. Antes de ese verano, no sabía lo que era una Copa del Mundo, no tenía ningún punto de comparación. Ni siquiera se me pasó por la mente que se suponía que debíamos estar allí.

Más tarde, aprendí sobre nuestro pedigrí, sobre los elegantes equipos peruanos de los años setenta, historias que mi padre y mis tíos compartían con orgullo, nostalgia y, cada vez más, con un toque de melancolía. Nuestros héroes deportivos tenían nombres como Cubillas, Chumpitáz, Sotil, Oblitas, pero ya eran viejos, desvanecidos con glorias que nunca habían sido reemplazadas. A medida que la sequía de la Copa del Mundo se extendía más y más tiempo, comenzó a sentirse como si nunca lo serían. Un buen jugador puede aparecer aquí y allá, un destello de talento o espíritu de lucha, pero no del tipo en que podrías formar un equipo, o ciertamente no un equipo lo suficientemente bueno para competir en Sudamérica, generalmente considerada como la región más difícil de calificar. Nos acercamos a Francia ’98, y solo necesitábamos un empate contra Chile en nuestro último juego. Viajamos a Santiago llenos de esperanza. Perdimos, 4-0.

En 2001, me mudé a Lima para estudiar literatura en una universidad local. Me enamoré de un grupo de estudiantes de arte (pintores, ilustradores, escultores) e incluso después de dejar de asistir a las clases, todavía los visitaba, pasando largas tardes en el piso de cemento de un pequeño estudio que dos de ellos compartían. Este grupo se convirtió en mis primeros amigos reales en Perú que no eran familiares, y su aprobación significó mucho para mí. Una tarde, casualmente mencioné que iba al estadio para ver jugar al equipo nacional. Fue un partido de clasificación para la Copa Mundial contra Uruguay y mi primo César nos había conseguido las entradas.

Todos se callaron.

¿Vas a hacer qué?

Recuerdo el coro de voces muy claramente: no vayas. Va a hacer frío. Es un estadio de mierda para un equipo de mierda. Te robarán en el camino a casa. Te prestaré mi cuchillo. Vamos a perder; ¿Lo sabes? Siempre perdemos. No vamos a calificar. ¿Estás loco?

Pude sentir que mi cara empezaba a sonrojarse, pero ahora no había nada que los detuviera. En poco tiempo, comenzaron a analizarme: mi conexión emocional con el equipo nacional fue un efecto secundario de haber sido criado en los Estados Unidos. Si hubieras crecido aquí, todos estaban de acuerdo, no te importaría. Si crecí aquí e insisto en ser un fanático de los deportes, tal vez me gustaría el baloncesto. No fútbol, ​​que es tan común. Estás sobre compensando. Probablemente hay un jodido tatuaje Inca en tu pecho que obtuviste como un adolescente para demostrarles a las chicas americanas que no eras blanco.

Todos rieron.

Tengo ese tatuaje, por supuesto. Me lo hice cuando tenía diecisiete años.

Fui al juego de todos modos. Perdimos, 2-0.

Mis amigos tenían razón. Algunos días, me siento inauténtico, no totalmente estadounidense, no del todo peruano. Estoy seguro de que no soy el único inmigrante que enfrenta una versión de esto. Sientes que hay una parte de ti que se escapa, que se embota por tu entorno. Tu lenguaje se oxida. Tus gustos son indistinguibles como los de sus amigos estadounidenses. Y, mientras tanto, tu país de origen es complicado, problemático, su política es opaca. Lo que uno sabe de su país ha sido formado por unas pocas visitas a casa, filtradas a través de sus padres y familiares, teñidas por su nostalgia o su decepción, ocasionalmente por su ira. Es una herencia que puede sentirse como un privilegio a veces, una ventana a otro mundo más interesante y un inconveniente para otros. Pero siempre está ahí, ocupando espacio en tu corazón, en tu cabeza. A veces desearía que fuera más simple explicar lo que sucede dentro de ti cuando escuchas la palabra Perú. Te aferras a esas cosas que se sienten simples, que se sienten como expresiones puras de un amor tan complejo y en capas, hiriente y profundo que no puedes expresarlo, ni siquiera a ti mismo. Uno busca una tensión festiva de nacionalismo.

Entonces, incluso cuando hubo, objetivamente hablando, muy poco para celebrar, el apoyo al equipo nacional peruano me pareció necesario, una manera de recordarme quién era.

Lo que nos trae a este año. Una talentosa generación de jugadores jóvenes, en su mayoría de la liga local, comenzó a combinar una serie de resultados inverosímiles (ecualizadores de último momento, actuaciones defensivas incondicionales, regresos épicos y una dosis no despreciable de buena fortuna) que nos dejaron en el quinto puesto. Después de dieciocho partidos, estábamos por delante de Chile por diferencia de goles. Los cuatro mejores equipos de Sudamérica calificaron directamente para el torneo del próximo verano, en Rusia. Tuvimos que jugar contra Nueva Zelanda en un desempate de ida y vuelta: un partido en Wellington, uno en Lima. Después de treinta y seis años de decepción, un lugar en la Copa del Mundo fue tentadoramente cerca. Después de un empate sin goles en Nueva Zelanda, los equipos viajaron a Lima para el juego decisivo, que se jugó, el miércoles pasado, en el Estadio Nacional.

Fue justo como esperaba, solo que más. Mi teléfono sonó unos minutos después de que aterrizó mi avión: fue mi amigo Julio, compartiendo la reconfortante noticia de que tres chamanes (chino, brasileño y peruano) habían consultado sus oráculos y predijeron que Perú ganaría esa noche. Normalmente no pongo mucha fe en los chamanes, pero en este caso me sentí aliviado. Todos los periódicos tenían el juego en la portada, por supuesto, con exclusión de casi todo lo demás. ¿Nuevos desarrollos en un escándalo de corrupción cada vez mayor que podría amenazar a la Presidencia? Hablemos en serio, página 4. Hay un puesto en la Copa del Mundo en la línea.

En las calles, parecía que todos llevaban en polo de la selección -niños del equipo nacional en la parada del autobús, bebés en cochecitos, abuelas comprando comestibles, vendedores de helados, una oficinista con pantalones y un blazer azul sobre el jersey blanco tradicional con la banda roja. Vi a varios perros paseados en camisetas rojas y blancas de bandera peruana. A unas pocas cuadras del departamento de mi familia, un hombre con muletas se maniobró delicadamente entre los autos que estaban detenidos en el semáforo. Había ido más allá que la mayoría de los fanáticos: no solo la camiseta, sino también una gorra roja brillante, pantalones cortos rojos y largos calcetines rojos, subidos sobre sus piernas delgadas y atrofiadas, pidiendo patrióticamente cambio extra, una taza de plástico roja en su mano extendida.

Temprano esa mañana, alrededor de las dos, los fanáticos peruanos se habían reunido afuera del hotel donde dormía el equipo de Nueva Zelanda y organizaron un espectáculo improvisado de fuegos artificiales. Más tarde, alrededor de las once, desperté de una siesta por el rugido ensordecedor de dos aviones de combate de la Fuerza Aérea que sobrevolaban Lima. Los vi cruzando el cielo desde la ventana de nuestro apartamento, zumbando en varios círculos alrededor del hotel donde los jugadores de Nueva Zelanda estaban tratando de descansar. Más tarde, un portavoz del gobierno dijo que no tenía la intención de intimidar a nuestros visitantes, sino que se trataba simplemente de las fuerzas armadas que ofrecían “apoyo supersónico” a la escuadra peruana. La parte inferior de las alas de los jets había sido pintada de rojo y blanco.

Toda la semana, había estado caminando en un estado de ansiedad francamente insostenible. De vuelta en Nueva York, no había podido dormir. Me despertaba pensando en el juego, en este momento que había soñado durante tantos años. En ese sentido, fue reconfortante estar en Lima, donde todos estaban sintiendo lo mismo. Me encontré con Julio para comprar una camiseta para vestir en el estadio, y mientras charlábamos con el joven que vendía la mercancía, nos desviamos rápidamente a los recuerdos de los juegos que habíamos visto, y de allí a algo más personal, recuerdos más significativos. De esos momentos que compartimos con nuestros padres, nuestros hermanos y hermanas, nuestras familias extendidas. Recordamos ciertas victorias, claro, pero más que eso invocamos la cercanía y la claridad de propósito que sentimos al celebrarlas. El comerciante se llamaba Marlon. Tenía treinta y dos años. Como veinte millones de peruanos, él no estaba vivo la última vez que nuestro país jugó en un Mundial. Su padre le regaló un póster del equipo nacional durante los clasificatorios de 1998, el año en que llegamos a un punto del Mundial. Su padre estaba muerto, nos dijo Marlon, y todo lo que había podido pensar en estos días era en ese póster. “No teníamos dinero para nada”, dijo, frotándose el pulgar y el índice juntos. “Solo comprar ese póster hubiera sido difícil para mis padres”.

Y ahora Marlon se preguntaba dónde estaba, cuándo lo había perdido. Qué pensaría su padre. Cuánto deseaba poder ver el partido de esta noche con su viejo. Todos nos quedamos en silencio. Nos vendió las camisetas y nos abrazamos, ferozmente, como si no nos hubiéramos conocido apenas diez minutos antes.

Esa noche, cuando los jugadores de Nueva Zelanda salieron a calentar, parecían un poco aturdidos, un poco abrumados. Muchos tenían sus teléfonos afuera, tomando fotos o filmando, cuarenta mil peruanos a plena voz, todo el estadio en rojo y blanco. Con la excepción de unos pocos que juegan profesionalmente en Europa, la mayoría nunca había visto algo como esto. El rugby es el deporte nacional allí, no el fútbol. La frase de un periódico Kiwi en Facebook había estado circulando en las redes sociales. Decía: “Honestamente, si a Perú le importa tanto, que lo tengan, es solo un deporte”, una incomprensión fundamental de lo que estaba en juego.

El canto en el estadio comenzó dos horas antes del primer silbato, y no se detuvo hasta más de una hora después de que el juego había terminado. Era una manera de alejar los nervios, y se sentía bien, pero aun así podía sentir la tensión acumulándose en mis hombros. Treinta y seis años es mucho tiempo. Afortunadamente, nuestros jugadores estaban menos nerviosos que yo: solo dos minutos después de la patada inicial, golpeamos el travesaño, y después de eso nuestro ataque no se detuvo hasta que marcamos. El primer gol llegó alrededor de la marca de los veintiséis minutos: un contraataque relámpago por el flanco izquierdo rematado por una bala derecha del delantero Jefferson Farfán. El balón hizo que la red se abulte y el estadio explotó. Farfán corrió hacia la línea lateral, donde se desplomó, abrumado por la emoción, llorando.

Mucha gente lloró.

Yo lloré.

Anotamos nuevamente en la segunda mitad, y luego acabó. El silbato final sonó a las 11:06 hora local, un triunfo, pero también un exorcismo. Más tarde, salí del estadio en una madrugada como ninguna antes, una tensión alegre y catártica de locura y euforia en el aire. En el parque junto al estadio, la gente cantaba, bailaba y escalaba estatuas de héroes peruanos olvidados, estirando camisetas de fútbol sobre sus torsos de piedra, atando pañuelos rojos alrededor de los cuellos de la estatua. Vi pasar un vagón de paddy policial, sus puertas laterales abiertas, fanáticos borrachos cantando desde dentro, retorciéndose y gritando como animales enjaulados. Arriba, en el techo, dos niños saltaban de un lado a otro mientras el camión avanzaba, guiando a la multitud con una canción:

O, lé lé
O, la la
¡Nos vamos al Mundial!
¿Qué chucha va pasar?

He esperado toda una vida para hacerme esa pregunta. Lampadia

 




El Perú de los peruanos

El Perú de los peruanos

Los peruanos todavía no nos reconocemos como una sociedad en la que todos estamos dispuestos a enfrentar juntos la aventura del desarrollo y la búsqueda de la prosperidad.

Nuestros líderes no han sabido transformar nuestras múltiples expresiones de diversidad en una fuente de riqueza. Aún no llegamos a entender que, al haber transitado de décadas de estancamiento a buenos años de crecimiento, podemos abandonar el modelo mental ‘ganar-perder’ y encarnarnos en el modelo ‘ganar-ganar’.

Son pocos los elementos, las actividades y las oportunidades, en las que nos reconocemos parte de una misma gesta. Un reciente ejemplo de identidad y convergencia, se dio con ocasión del esfuerzo del país para superar los embates del ‘niño costero’. Tal vez la expresión que mejor resume esa positiva experiencia, es la frase que el Vicealmirante Fernando Cerdán, Comandante General de Operaciones del Pacífico de la Marina de Guerra del Perú, usó para resaltarla: “Por un tiempo, fuimos una gran nación”.

Otro ejemplo de sensación de identidad, es la ya no tan reciente, gesta del desarrollo de la gastronomía peruana, que ha llevado nuestra cocina a todos los rincones del mundo; que atrae a miles de turistas a disfrutar de nuestros deliciosos platos e insumos, como son nuestras frutas, hortalizas, peces, granos, etc., etc.; y que ha multiplicado sin límites, la cantidad de peruanos que trabajan fortaleciendo esta gran revolución gastronómica.Por supuesto, el deporte siempre fue uno de los catalizadores deperuanidad. Principalmente el fútbol y el vóley.


Fuente: elcomercio.pe

Lo de estos días, con las rondas clasificatorias para el mundial del 2018, que nos acompañará varios días más, es una ocasión especialmente importante para reflexionar sobre las cosas que nos hacen vibrar con la misma música.

Aprovechemos estos días para hablar de lo que nos une y guardar nuestras diferencias, para alumbrar nuestros caminos al bienestar general, y para acallar a los eternos negativistas, sobre todo a aquellos que lo hacen como una forma de vida, más que como consecuencia ideológica.

Hace unos 25 años, el Perú emprendió un proceso de transformación que nos permitió, en muy poco tiempo, alejarnos de la maldición de quedar como un ‘Estado Fallido’ y catapultarnos en la visión del mundo hacia el espacio de ‘una Estrella Internacional’.

Últimamente, hemos perdido un poco el paso; pero nuestras capacidades para crecer, derrotar la pobreza, disminuir las desigualdades y crear oportunidades de vidas plenas para todos los peruanos, están intactas. Los fundamentos de nuestra prosperidad colectiva están al alcance de las manos. Manos que juntas, pueden llevarnos a ser, permanentemente, ‘Una Gran Nación’.

¡El Perú es Infinito! Hagámoslo grande para todos los peruanos.

 Lampadia




Encontrando solidaridad en un desastre

Nuestro país está pasando por momentos críticos y necesita la ayuda de todos. Las inusuales lluvias a causa del Niño Costero han golpeado fuertemente la costa norte del Perú, inundando hospitales y dejando aisladas a algunas ciudades. Las tormentas están siendo causadas por un calentamiento de las aguas superficiales en el Océano Pacífico y se espera que continúen por otras dos semanas, afectando a más de la mitad de la nación. Sin embargo, a pesar de tantos destrozos, es encomiable como los peruanos estamos siendo tan solidarios con nuestros compatriotas.

Fuente: COEN, Semana Económica

El Perú ha respondido con una enorme campaña en favor de nuestros compatriotas. Mucha gente se unió donando ropa, agua, alimentos, tiempo y manos para recibir, seleccionar y empacar lo recolectado. No solo en organizaciones establecidas como la Cruz Roja, sino en pequeños grupos de personas, que ayudaron como pudieron: en Lima, limpiando las playas de Punta Hermosa, llevando comida y abrigo a ciudades afectas y mediante donaciones en todo el país.

Se crearon distintas campañas como #NuestroPerúunido, #FuerzaPerú, #juntosporpiura, #juntosporPH, #unasolafuerza y #AyudemonosEntrePeruanos. Todas con el mismo objetivo: apoyarnos entre hermanos para salir adelante tras este terrible desastre. Inclusive algunos locales apoyaron:

¿Qué más podemos hacer?
El Perú nos necesita y llegó la hora de actuar. Donar o ser voluntario son algunas opciones. La Cruz Roja activó un sistema de donación online para peruanos y extranjeros: Ingresa aquí. También puedes llevar agua embotellada, comida enlatada, ropa en buen estado, artículos de aseo y mucho más a los puntos de acopio establecidos: los centros comerciales Plaza San Miguel, Jockey Plaza y Mega Plaza, en Lima, así como las instalaciones del Real Plaza en Sullana, Piura, Chimbote, Chiclayo y Trujillo. Otra alternativa es inscribirte como voluntario en #UnaSolaFuerza, el portal del gobierno que reúne información oficial sobre la situación del fenómeno. 

Fuente: Radio Vaticano

Tales respuestas a los desastres revelan una visión alternativa de cómo organizar la sociedad: con la gente común que se unen para ayudar a rescatar y reconstruir sus comunidades. Los desastres sirven como recordatorios de que todo el mundo depende de sus amigos y vecinos. Desastres como el Niño Costero demuestran que otro mundo es posible. La respuesta inmediata al desastre no es individualista ni dirigida por el Estado, sino más bien creada por la gente local ayudándose mutuamente. La cooperación y la solidaridad, visibles después de los desastres, también pueden hacer la vida ordinaria más rica y más resistente. ¡Bravo Perú! 

Lampadia




El mandato popular que tenemos que leer

Los resultados de las elecciones presidenciales terminaron un ciclo de incertidumbre y hasta de enfrentamientos que han ido más allá de lo aceptable en una sociedad democrática.

El conteo rápido de IPSOS al 100% estableció con claridad estadística la victoria de Fuerza Popular y la segunda vuelta con Peruanos por el Kambio.

Por su lado la ONPE, al 93.61%, según cómputo publicado el 11 de abril (11:49PM), confirma los resultados de IPSOS.

Estos resultados nos llevan a una final entre dos fuerzas que no tienen planteamientos radicales en sus programas de gobierno y que han protagonizado acciones políticas extremas en la contienda.

De esta manera queda establecido un escenario político que no hemos tenido antes, con un nivel mínimo de polarización, en un marco general en  que un 67%, dos tercios de los votantes, han optado por “construir sobre lo avanzado” (ver editorial de ayer en Lampadia).

Como explicamos en el editorial, se nos presenta una gran oportunidad de llevar la contienda de la segunda vuelta a un nivel en que podamos tener un período de aprendizaje de los ciudadanos, si en vez de trifulcas y acusaciones mutuas, contrastamos propuestas, análisis causa-efecto de las alternativas políticas públicas y revisamos nuestra realidad sin apasionamiento político o ideológico. “Si construimos sobre lo avanzado”.

Lo primero que tenemos que hacer es evidenciar este escenario y aplacar las improntas de los halcones que siempre tienen presencia en los colectivos políticos.

Por el lado de las propuestas que basaron su campaña en planteamientos de cuestionamiento de nuestro proceso de desarrollo (amparados en lo mucho que nos falta por avanzar para representar opciones refundadoras o de descontinuidad), el electorado, consiente de nuestros innegables avances (con “la sabiduría y espíritu de sus almohadas”)  votó por seguir avanzando hacia el desarrollo integral por el camino que ha probado una consistencia y ritmo de progreso que no habíamos tenido nunca. Ese 67% de electores nos dijo que tenemos que dedicar nuestro esfuerza para construir en vez de destruir.

Ojalá los partidos políticos puedan entender esta situación con claridad y actuar en consecuencia. Esto debe empezar por los que irán a la segunda compulsa, pero no debe terminar en ellos.

Ahora necesitamos hacer gala de una buena dosis de humildad, la humildad del ganador y la humildad del perdedor.

Por el lado de las propuestas más radicales en la campaña, tenemos una que terminó viéndose más como una postura oportunista para recoger las insatisfacciones de nuestro desarrollo incompleto, que una opción auténtica, pues el verbo contradecía el pasado y el estilo. Barnechea, en una campaña personalista, terminó así entregando lo que había cosechado al Frente Amplio (FA).

Las propuestas radicales auténticas cayeron víctimas de las tradicionales rencillas personalistas de la inmadura y poco moderna izquierda tradicional peruana. Por eso fue que Santos no solo le arrebató el ‘reinado’ de Cajamarca a Arana, su visceral enemigo, sino que también se llevó los puntos que le hubiera permitido a FA llegar a la segunda vuelta. También debe haber influido en el resultado del FA la evidente ‘distancia’  entre la cabeza de la lista, Verónika Mendoza, y su candidato a vicepresidente, el ex cura Arana, quien perdió las elecciones internas ante Mendoza haciendo acusaciones de fraude.

Fuerza Popular, por su lado, ha tenido una victoria muy importante. Ha incrementado sustancialmente su apoyo popular llegando prácticamente a 40% versus el 23% del 2011, además tendría el control del Congreso y, evidentemente, ha formado un partido político coherente que demuestra una clara vocación institucionalista.

A mayor honor mayor responsabilidad. Keiko Fujimori tiene ahora que hacer honor a su espacio de liderazgo. Ella tiene que ser la primera en abrir los brazos y convocar a los peruanos a atravesar la segunda vuelta con la mayor altura posible. Debe ofrecer un gobierno de convergencia hacia el gran reto de derrotar de una vez por todas la pobreza extrema, mejorar la calidad de vida de los más pobres, dar un salto cualitativo en educación y salud, desarrollar nuestras infraestructuras sociales y económicas, y, sobre todo, llevar al Estado a mejorar sus instituciones en eficiencia, servicio y vocación, convirtiéndose en un estado moderno que pueda acompañar a nuestros ciudadanos y empresas a la gran aventura de ubicar al Perú en el espacio de bienestar y éxito, que hace tiempo nos espera.

No olvidemos que detrás de esta agenda, especialmente la referida a la calidad de los servicios del Estado, están los reclamos más importantes y justos de nuestra población.

Tenemos una gran oportunidad. Estemos vigilantes ante el comportamiento de nuestros líderes políticos, ayudémoslos a bajar las pasiones y entonemos nuestras mejores canciones por la prosperidad de nuestra Patria. Lampadia   

 




Myanmar (Birmania) llega a la democracia

Myanmar (Birmania) llega a la democracia

El domingo antepasado, se llevaron a cabo las elecciones más libres de la historia de Myanmar. Treinta millones de personas tuvieron derecho a votar por una lista que a incluye 91 partidos diferentes, pero la competencia principal era entre el partido militar gobernante, ‘Unión, Solidaridad y Desarrollo’ (USDP), y la ‘Liga Nacional para la Democracia’ (LND) de la oposición.

Actualmente, el USDP ya ha reconocido su derrota en las elecciones. La LND, liderada por Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz, parece haber ganado con una abrumadora ventaja. El portavoz del Grupo Win Htein afirmó que el 70% de todos los votos escrutados hasta el momento eran de la LND.

El jueves la Casa Blanca afirmó que Barack Obama llamó a Aung San Suu Kyi para felicitarla por su exitosa campaña. El presidente de Estados Unidos “la felicitó por sus incansables esfuerzos y sacrificio durante tantos años para promover una Myanmar más inclusiva, pacífica y democrática”, dijo un comunicado, agregando que “tomó nota de que las elecciones y la formación de un nuevo gobierno podría ser un importante paso adelante en la transición democrática en Myanmar”.

La derrota del USDP no es sorprendente. La dictadura militar fue extremadamente impopular y el Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, es un héroe nacional. La magnitud de la derrota, sin embargo, es tremenda. USDP perdió incluso en su núcleo regional de apoyo rural. Un funcionario del partido USDP, Htay Oo, expresó su sorpresa: “Yo no me lo esperaba, porque hemos sido capaces de hacer mucho por la gente de esta región”.

Myanmar ha pasado los últimos 53 años bajo el gobierno de una junta militar. Primero como una dictadura militar plena y desde 2010 como un estado cuasi democrático liderado por un partido político compuesto en gran parte por los líderes de la junta militar. El final del gobierno militar será un enorme cambio para Myanmar.

La líder de la oposición, Aung San Suu Kyi,es un símbolo de libertad en el país. Es la única hija del héroe de la independencia de Myanmar (antes llamado Birmania), Aung San, quien fue asesinado cuando ella tenía sólo dos años de edad. (La junta militar gobernante cambió el nombre de Birmania a Myanmar en 1989, un año después de que miles de personas murieran en la represión de un levantamiento popular. El nombre completo y oficial de Myanmar es la República de la Unión de Myanmar. Sin embargo, algunos países no reconocen este nombre y todavía se refieren al país como la Unión de Birmania. El cambio en sí muestra el deseo de la institución militar de rechazar su pasado colonial. Sin embargo, hay muchos grupos étnicos y políticos que se opusieron al cambio y todavía se refieren a su patria como Birmania. Lo hacen en gran parte debido a que no reconocen al gobierno a cargo. Debido a que no reconocen su gobierno, ellos no creen que tiene el poder o la autoridad para hacer el cambio de nombre)

Ella estuvobajo arresto domiciliario desde 1989 hasta 2010 debido a sus esfuerzos por llevar a Myanmar a la democracia. Como resultado de sus años bajo arresto, se convirtió en un símbolo internacional de resistencia pacífica frente a la opresión. En 1991 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz. El presidente del comité la llamó “un excelente ejemplo del poder de los que no tienen poder”. Sin embargo, no pudo recoger el premio hasta 2012, dos años después de ser liberada gracias a la presión internacional.

Aung San Suu Kyi pasó la mayor parte de su tiempo durante su arresto domiciliario leyendo y estudiando

Aung San Suu Kyi es una de las luchadoras por la libertad y defensoras de la no violencia de mayor renombre del mundo. Es aclamada por dar memorables e inspiradores discursos en nombre de la libertad y la democracia. A pesar de haber sido detenida, Suu Kyi ha sido una constante en la escena política de su país durante los últimos dos decenios. 

Sin embargo, se le ha impedido a Suu Kyi de postularse a la presidencia debido a que sus dos hijos tienen pasaportes británicos no birmanos, una injusta sentencia por parte del gobierno militar. Por lo tanto, ella tendrá que nombrar a un candidato alternativo para el puesto de presidente de Myanmar, quien además (según la constitución de 2008), tiene que tener experiencia militar.

Grandes multitudes saludaron a Aung San Suu Kyi en su liberación del arresto domiciliario en 2010

“Yo tomo todas las decisiones porque soy el líder del partido ganador. Y el presidente será aquel a quien vamos a elegir sólo con el fin de cumplir los requisitos de la Constitución”, dijo. “Él (el presidente) tendrá que entender esto perfectamente bien: él no tendrá ninguna autoridad. Él actuará de acuerdo a la posición del partido.”

En una señal de que tiene la intención de desempeñar un papel clave, Suu Kyi solicitó reuniones con el jefe militar, el actual presidente y el presidente del Parlamento para la próxima semana, al parecer para discutir la formación del nuevo gobierno. Es “muy importante que el gobierno implemente, para el orgullo del país y el deseo de paz del pueblo, los resultados de las elecciones del domingo”, dijo en las tres cartas enviadas el miércoles pasado.

Sin embargo, todavía hay una gran incógnita sobre cuáles serán los cambios del país. Una de las cuestiones de derechos humanos más apremiantes de Myanmar es el trato de la minoría musulmana rohingya. Los rohingya han sido privados de sus derechos y se les niega sistemáticamente los derechos humanos básicos. En esta elección, se estima que de 750,000 a 1’500,000de rohingya fueron impedidos de votar porque Myanmar niega su existencia como un grupo étnico separado.

Todavía no se sabe qué sucederá con el futuro de Myanmar. El 25% de los escaños parlamentarios han sido constitucionalmente reservados para el ejército y Aung San Suu Kyi no puede ser jurídicamente presidente. Pero esta elección, donde por primera vez millones de personas vieron que sus votos lograron conseguir la entronización política desulíder, es una verdadera victoria. Lampadia