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Sigamos este buen ejemplo de ‘des-burocratización’

El Parlamento indio aprobó recientemente la ley sobre la tributación única al valor añadido de bienes y servicios. La votación fue recibida como uno de los pasos más importantes en pos de la unificación de la economía del país, siendo que la normativa simplificará el complejo sistema fiscal vigente en los 29 Estados de la Unión y en los seis Territorios federados. Las proyecciones económicas indican que dicha simplificación permitirá un mayor crecimiento de la economía equivalente a un 1 o 2% del PBI. De suceder esto, dicho resultado provocaría un impetuoso salto adelante para una de las economías más vivaces del mundo.

El GST (Good & Service Tax)  es un impuesto indirecto que se impondrá a todos los bienes y servicios, ya sean producidos en o importados a la India, y sustituirá a la arcaica estructura tributaria de la India en el que los estados y gobiernos centrales imponen impuestos por separado, un intrincado sistema fiscal presente desde 1950, que reglamenta la circulación de bienes entre los diferentes estados.

La aprobación del GST, sobre el cual se ha discutido en la India durante al menos una década, sigue al compromiso adoptado por el gobierno de Narenda Modi, cuando llegó al poder en 2014, para reemplazar el sistema fiscal existente. Fue propuesta por primera vez en el año 2000 por el entonces ministro de finanzas, pero tuvo un empuje decisivo bajo la administración del premier Modi, a quien se le conoce como Modi-fy, por su gran empuje reformador de un país que había llegado a niveles de burocratización ridículos. Modi inició su gobierno poniendo en práctica su lema: “No red tape, only red carpet for investors”. (Ver en Lampadia: El cambio de timón pro-mercado en la India).

En este portal seguimos a Modi desde su campaña política. Consideramos que en muchos aspectos, su gobierno debe ser un ejemplo a evaluar y seguir, por lo menos en la filosofía de su gestión. Como hemos informado anteriormente (El Perú sucumbe a la ‘urdimbre regulatoria’) el Perú debe iniciar un proceso ‘agresivo’ de desburocratización, de desregulación, que libere nuestras capacidades indivuduales y empresariales para innovar y crear riqueza, allá donde ningún burócrata podrá siquiera soñar.

No cometamos los mismos errores que Europa y China, quienes están en una equivocada y auto destructiva guerra contra la tecnología. (China ya cometió este error antes cuando, durante la dinastía Quin, el Imperio perdió su capacidad de innovación y hegemonía tecnológica, centralizando todo el poder en sus burócratas, los Mandarines) Y bien puede dejar el continente en un mayor atraso tecnológico del que ya tiene con respecto a EEUU. El exceso de regulación y las grandes multas sólo reforzarán las actitudes proteccionistas que han llevado a Europa a mantenerse alejada de la revolución tecnológica y ahora, la energética. Ver en LampadiaUn eclipse de la energía solar que desnuda un doble estándar.

El gobierno de PPK ha anunciado ya el compromiso con el desarrollo de varios pilares, pero hasta ahora no vemos el énfasis en la desregulación. Ahora que Fuerza Popular le ha dado el voto de confianza al Gabinete Zavala, sería muy bueno pedirle los detalles de su proyecto de desburocratización llamado ‘Ley del Ocaso’. Así como ‘París bien vale una misa’, liberar al Perú de sus amarras, bien vale una llamada. Lampadia

La economía de la India

Una nación, un impuesto

La reforma tributaria tendrá consecuencias bienvenidas, pero impredecibles

The Economist

06 de agosto de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

India: Es hora de aligerar la carga

En vista de los pocos electores que disfrutan pagarlos, los políticos rara vez anuncian la llegada de nuevos impuestos. Pero la instauración de un nuevo Impuesto a los Bienes y Servicios (GST- Goods-and-Services-Tax) por la cámara alta de la India el pasado 3 de agosto es una merecida excepción. Tras más de una década, el nuevo impuesto sobre el valor añadido promete consolidar los gravámenes locales y nacionales de la India en un solo pago, unificando así los 29 estados del país y las 1,300 millones de personas,  por primera vez, en un mercado común. El gobierno de Narendra Modi ha promulgado su reforma más importante hasta la fecha.

Pocos países son más quisquillosos que la India cuando se trata de pagar impuestos; el Banco Mundial los sitúa en el puesto 157 de 189 por simplicidad de pago. Tanto el gobierno central como las legislaturas estatales imponen una increíble variedad de cargas. Debido a que las tasas difieren entre los estados, hacer cosas en uno y venderlo en otro es a menudo más difícil dentro de la India que en los bloques comerciales como el NAFTA o la Unión Europea. Las colas de camiones sin actividad se acumulan en los límites de los estados de la India de la misma manera que lo hacen en las fronteras internacionales.

Eso debería cambiar con el GST, que es esencialmente un acuerdo entre todos los estados para aplicar las mismas tasas de impuestos indirectos (aún por definir). Las empresas están encantadas con la idea de ser capaces de distribuir sus productos desde un solo almacén, dicen, en lugar de replicar las cadenas de suministro en cada estado. Los complicados impuestos, a la venta de carros, por ejemplo, tienen seis tasas  distintas, dependiendo en la longitud del vehículo, el tamaño del motor, etc.) serán reemplazados por un único impuesto tipo IVA o IGV que se aplicará a todos los bienes y servicios.

Mejor aún, el GST será calculado sobre la base del valor añadido. Eso evita que las empresas que sean castigadas con impuestos sobre el valor total de los productos que compran y venden, en lugar de que sea sólo sobre el valor que añaden en la cadena productiva, una situación que a menudo hace que sea más barato importar cosas en lugar de que se produzca a nivel local. Igual de importante es exigir a las empresas documentar los precios a los que compran los insumos y venden los productos (a menos que deseen pagar impuestos más altos), lo que incluirá a vastas zonas de la economía al ámbito de la recaudación de impuestos.

Los economistas y tecnócratas han apoyado durante mucho tiempo la GST, que creen que podría impulsar el PBI en 1 o 2 puntos porcentuales al año. Sus pedidos fueron insuficientes para superar la pequeña política de la India: las propuestas del GST estuvieron estancadas bajo gobiernos de izquierda y derecha, desde que fue planteado por primera vez en el 2000. Modi, principal ministro del estado de Gujarat hasta 2014, ayudó a frustrar los planes de la GST del gobierno anterior y se ha enfrentado a represalias por obstruccionismo desde entonces. Un comité de ministros de Finanzas de varios estados ayudó a convencer a los partidos regionales en la cámara alta, que el Gobierno de Modi no controla y despejar la obstrucción.

Debido a que la reforma tributaria requiere una nueva enmienda a la constitución, y por lo tanto el respaldo de al menos 15 legislaturas estatales, tomará varios meses para promulgarse. Pocos creen que será descarrilada, pero parece improbable que se cumpla a la fecha límite del mes de abril 2017. A pesar de los esfuerzos en diluir el proyecto de ley (por ejemplo, mediante la exención de la gasolina) parecen haber sido superados, el funcionamiento preciso del GST todavía es incierto. Incluso se desconoce la tasa del GST; un estudio del gobierno planteó 17-18%, pero algunos estados (que recibirán el dinero recaudado) les gustaría que sea más alta.

Todos esos detalles serán disputados en el “consejo GST”, una nueva comisión que representará ambas ramas ejecutivas estatales y federales, pero parece que va a ser dominada por los ministros sentados en Nueva Delhi. Arvind Subramanian, el principal asesor económico del gobierno, llama a todo el comité “una puesta en común de la soberanía en nombre del federalismo cooperativo”, tomando prestado libremente del léxico utilizado por los creadores del mercado común de la UE hace una generación. Tales proyectos de vez en cuando se encuentran con episodios de dificultad.

De hecho, el nuevo consejo y el impuesto que administrará van en contra de una tendencia reciente para descentralizar el poder de Nueva Delhi a las distintas capitales de los estados. Potentes principales ministros en las provincias serán más dependientes de los ingresos recaudados por el gobierno federal. El dinero pasará de estados (más ricos) hacia los pobres. El advenimiento de un impuesto único para gobernarlos a todos puede dar forma a la política india con la misma magnitud que afectará a la economía.

Lampadia




El MEF y la Sunat tiran de la cuerda en distintas direcciones

El MEF y la Sunat tiran de la cuerda en distintas direcciones

En noviembre pasado, el Ministro de Economía, Alonso Segura, lanzó uno de sus paquetes reactivadores cuyo corazón era un conjunto de medidas tributarias (reducción del impuesto a la renta personal, del impuesto selectivo al consumo y otros) destinadas a dejar en manos de los ciudadanos unos 4,500 millones de soles el 2015. La idea era  reactivar el consumo y por ende la economíaPor eso, no se entiende como la Sunat (la cual depende del MEF), haya prepublicado días atrás una nueva reglamentación para el fraccionamiento de las deudas con el fisco que endurece las condiciones para acceder a esta figura. Un contrasentido total, pues el ahorcar a los contribuyentes, especialmente a los más afectados por el menor crecimiento de la economía, va en contra de la política expansiva que impulsa Segura en representación del Gobierno.

 

 

Si se reducen los plazos máximos de fraccionamiento (de 72 a 48 meses), como se indica en el nuevo reglamento y, ahora este será condicionado al pago de cuotas iniciales y garantías (carta fianza o hipoteca), dependiendo del comportamiento del contribuyente, está claro que a las personas naturales y jurídicas con problemas les será más difícil salir de ellos, pues contarán con menor liquidez o no podrán acceder a un mecanismo facilitador de la recaudación y la formalidad.

Por si fuera poco, como se ha denunciado en varias oportunidades (la más reciente, por Rosa María Palacios), “la Sunat, ¡vivísimos ellos! no reciben solicitudes [de fraccionamiento],  porque no activan los formularios para solicitar el fraccionamiento hasta dos meses después de la fecha original de pago. ¿Mientras tanto? Te mandan resoluciones de cobranza coactiva a pagar en 7 días. ¿Qué te queda? Vaciar la cuenta del banco de la EIRL, que felizmente en mi caso, está vacía porque no tengo ingresos o romper el chanchito y pagar la deuda completa. Es decir, te quedas sin fondos o capital de trabajo”. Como señalamos líneas arriba todo lo contrario a lo que aspira la política de expansión del MEF.

La denuncia, obviamente no ha sido atendida. Para la Sunat la cosa es cobrar como sea, al mejor estilo del Sheriff de Nottingham (la némesis de Robin Hood). Incluso como este personaje de la Inglaterra medieval, torciendo la Ley acosta de los ciudadanos. Como bien ha señalado Palacios: “El Fraccionamiento de una deuda tributaria no es un dádiva, un regalo, o un premio. Es un derecho otorgado por la LEY (sí, en mayúscula, a ver si la señora Tania Quispe entiende) con el que la administración tributaria no puede hacer lo que le da la gana para cercenarnos ese derecho”.

Ante las críticas a este proceso, la Sunat acaba de anunciar una flexibilización de sus nuevas normas de fraccionamiento. Lamentablemente, lo único que ha hecho es discriminar entre los que tengan deudas menores a 38,500 soles (10 UIT) y los que superen dicho monto. Esto, que puede parecer aparentemente justo, en verdad sigue condenando a los pequeños y medianos empresarios a mayores dificultades financieras y  fomentando, indirectamente, la informalidad.

Además, como ha reportado el diario Gestión el 21 de abril pasado, de ahora en adelante “Solo los gastos ineludibles serán deducibles del Impuesto a la Renta”. Según la nota de Gestión: “La Sunat desconoce como gasto de las empresas los pagos de indemnizaciones contractuales o gratificaciones extraordinarias de trabajadores, ya que considera que pueden evitarse. (…) El fisco, dispone que para aceptar un gasto como deducible del pago del Impuesto a la Renta (IR), debe ser ‘ineludible o inevitable’. Es decir, cuando no exista otra posibilidad que solo efectuar el gasto. (…) Otro ejemplo ocurre cuando una empresa contrata con otra un servicio y luego, por discrepancias entre los contratantes, llegan a un arbitraje y la primera de ellas pierde el caso. (…) En este caso, la Sunat no aceptará el pago de la indemnización [ordenado por el laudo], ya que pudo evitarse si la empresa cumplía el contrato”. Este criterio contaría ahora con un presedente de la Corte Suprema, informa Gestión.

Aparte del abuso que representan estas medidas de la Sunat, lo que se persibe son enormes contradicción es en el Gobierno. Por ello, cabe preguntarse: ¿En el Ejecutivo se coordina la política económica? ¿La señora Tania Quispe, Superintendente Tributaria, no lee los periódicos? ¿El Ministro de Economía no se entera de este tipo de cosas? ¿Están realmente comprometidos con devolverle el crecimiento al país?

¿No sería bueno, por el bien del país; la imagen de las instituciones que tienen la suerte y responsabilidad de dirigir; e incluso, por su prestigio profesional que se sentaran a evaluar los objetivos a los que aspiran?.  Lampadia