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El empleo vuelve a caer luego de recuperarse parcialmente

El empleo vuelve a caer luego de recuperarse parcialmente

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La situación del empleo y los ingresos ha empezado a desmejorar nuevamente desde que empezara a mejorar como consecuencia del rebote luego de la pandemia. Lo que estamos viendo en el último trimestre móvil es que la población adecuadamente empleada, que venía recuperándose, ha vuelto a caer comparando con el mismo trimestre del 2019. Lo podemos ver en el cuadro siguiente: 

Al mismo tiempo, la población subempleada se ha vuelto a incrementar, de 23.9% a 29.8%. Los subempleados son los que ganan menos que el salario mínimo o trabajan menos que 8 horas. Y, correspondientemente, el ingreso promedio ha vuelto a retroceder.  

Por eso es que la proporción del empleo informal no cede y ha llegado al 78.2%, un porcentaje altísimo, como podemos ver en el siguiente gráfico:

 

Pero lo que hay que notar es que esto ocurre al mismo tiempo que la economía ya ha rebotado por encima de los niveles del 2019. Es decir, la economía se ha recuperado, pero el empleo adecuado y formal no se recupera. Y la razón es la misma por la que tenemos una proporción de informalidad laboral por lo menos 20 puntos más alta de lo que deberíamos considerando nuestro nivel de desarrollo: el altísimo costo de la formalidad, una legislación que impone unas cargas que solo la gran empresa puede soportar.

Puede sonar iluso plantear este tema en un gobierno como este, cuya Agenda 19 no hace sino agravar la exclusión del pueblo informal. Pero ha convocado al Consejo Nacional del Trabajo. Ese espacio podría cumplir un papel revolucionario en favor del empleo y de la inclusión del pueblo emergente si se diera un diálogo sincero y honesto en el que participen representantes no solo de las empresas grandes sino de las mypes, que requieren a gritos una normatividad laboral posibilitante. La ministra de Trabajo, Betssy Chávez pasaría a la historia si se llevara a trabajadores y empresarios a un retiro de modo que no salgan hasta que no hayan llegado a un acuerdo. Pero eso es soñar. Lampadia




Gobierno juega a la política con el sector agrario

Gobierno juega a la política con el sector agrario

EDITORIAL DE LAMPADIA
Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El gobierno de Castillo-Cerrón inicia su despliegue político para manipular el sector agrario convocando a múltiples burócratas estatales y asociaciones sindicales y anti empresa vinculadas al sector.

  • Se ha excluido expresamente a los representantes del sector privado que generaron la revolución de las agroexportaciones que llevaron el empleo formal al campo para unos 2 millones de trabajadores y alcanzaron exportaciones del orden de US$ 7,000 millones.

Esa exclusión podría explicarse por un enfoque equivocado, por una visión sindicalista del desarrollo del sector, pero que permite mantener una supuesta intención de favorecer a los trabajadores del sector.

  • Sin embargo, la exclusión de organizaciones como Sierra Productiva, que desarrollan la introducción de tecnologías que aumentan notoriamente la productividad y el acceso a los mercados, para los minifundios alto andinos, la zona de mayor pobreza del agro, desnuda las verdaderas intenciones de la llamada segunda reforma agraria: la captura del sector como rehén para los juegos de poder del partido de gobierno.

La primera reforma agraria, la de la dictadura izquierdista de Velasco ofreció: “Campesino, el patrón no comerá más de tu pobreza”. Pero el resultado fue la miseria de los campesinos, que solo lograron algunas mejoras cuando se desprendieron del colectivismo que impuso la dictadura.

La segunda reforma agraria se hace sobre el marco de otra promesa: “No más pobres en un país rico”. Lamentablemente, con el desprecio y ataque al sector privado, y con su exclusión en este proceso, podemos ver que el resultado será “Más pobres en un país pobre”.

Desafortunadamente, no hay otra explicación. No podemos seguir calificando al gobierno por sus declaradas intenciones. Tenemos que juzgarlo por sus actos y los recursos humanos que pone detrás de sus programas.

Ver la convocatoria del gobierno: 

La Resolución Ministerial N° 0274-2021-MIDAGRI crea el Grupo de Trabajo Sectorial para el desarrollo del sector agrario y de riego en el marco de la Segunda Reforma Agraria. Este Grupo aprobará los lineamientos de la Segunda Reforma Agraria y la formulación del plan de acción para el desarrollo del sector.

Integrantes:

–              El Viceministro de Políticas y Supervisión del Desarrollo Agrario, quién lo preside;

–              El Viceministro de Desarrollo de Agricultura Familiar e Infraestructura Agraria y Riego;

–              El Director General de Políticas Agrarias;

–              El Director General de Gestión Territorial;

–              El Director General de Estadística, Seguimiento y Evaluación de Políticas;

–              El Director General de Saneamiento de la Propiedad Agraria y Catastro Rural;

–              El Director General de Desarrollo Agrícola y Agroecología;

–              El Director General de Desarrollo Ganadero;

–              El Director General de Asociatividad, Servicios Financieros y Seguros;

–              El Director General de Infraestructura Hidráulica y Riego;

–              El Director General de la Oficina General de Planeamiento y Presupuesto;

–              El Director Ejecutivo del Programa de Compensaciones para la Competitividad;

–              Un representante de CONVEAGRO;

–              Un representante de la Confederación Nacional Agraria – CNA;

–              Un representante de la Central Única de Rondas Campesinas – CUNAR;

–              Un representante de la Junta Nacional de Usuarios de los Sectores Hidráulicos de Riego
del Perú;

–              Un representante de la Organización Nacional de Mujeres Indígenas, Andinas y
Amazónicas del Perú; y

–              Un representante de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas,
Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú.

El Grupo de Trabajo podría convocar a representantes del sector privado con derecho a voz, pero sin voto.

Hacemos nuestro el reclamo del comunicado que compartimos líneas abajo, donde varios gremios empresariales y asociaciones vinculadas al campo, exigen “la derogatoria de la Resolución Ministerial N°274-2021-MIDAGRI y solicitamos la inmediata conformación de una Mesa de Trabajo Multisectorial Vinculante con la participación de VOZ Y VOTO de todos los gremios agrarios y ministerios involucrados en la agenda agraria”.

Este comunicado está también firmado por la Confederación Campesina del Perú (CCP), que justamente dio a luz el desarrollo de Sierra Productiva.

Basta pues, de ideologías perversas, mentirosas y divisionistas. Los peruanos, todos los peruanos, queremos trabajo y libertad para integrarnos a los mercados más provechosos para traer riqueza. Lampadia




El Pueblo

El Pueblo

Jaime Spak
Para
Lampadia

Un antiguo amigo mío que vive hace mas de 50 años en Estados Unidos, pero que siempre tiene presente la situación en el Perú, me hizo una pregunta: ¿por qué en tus artículos solo escribes de los problemas del Perú y no de las cosas buenas que tenemos?

Me puse a pensar y creo que al momento de escribir estoy en un estado de animo como muchos de mis compatriotas y me es difícil escribir positivamente en un momento tan negativo como el que estamos viviendo.

Pero siguiendo su sabio consejo, voy a intentar en este articulo ser positivo y hare una reflexión con respecto a esta palabra tan usada por el presidente Castillo y sus correligionarios: “el pueblo”.

 Castillo ha Indicado en innumerables ocasiones, que las grandes decisiones de su gobierno las iba a tomar el pueblo y entonces viene mi primer interrogante: ¿a qué pueblo se refiere?

Pues cada vez que Perú Libre habla del “pueblo “menciona a las personas olvidadas en las serranías, que evidente son parte del pueblo, pero creo que no mencionan al “otro pueblo”, aquel de la gente pujante, emprendedora, lo que algunos han llamado peyorativamente el ‘Nuevo Perú’.

Pero ese Nuevo Perú, no es nuevo, es el de siempre, de gente que ha trabajado de una manera indesmayable para lograr un futuro mejor para ellos y sus familias.

Si después de haber vivido la terrible época del terrorismo e hiperinflación, hemos podido avanzar a lo largo de los años y haber disminuido la pobreza en más de 30 puntos, es que ese pueblo ha tenido una gran participación en lograrlo.

  • El pueblo es gente como mi amigo Osmar, un pequeño comerciante cajamarquino que vino hace muchos años a la capital, empezó vendiendo frutas en una carretilla en Lince, y en base a su esfuerzo de años hoy en día es dueño de una bodega y vende sus productos incluso por delivery, en una pequeña camioneta que compro mediante un crédito blando, gracias a la competencia bancaria de una economía libre

  • Pueblo son Félix y Alonso, profesionales de la peluquería que han logrado en base a esfuerzo y al trabajo con la familia tener sus propios establecimientos para atender a la numerosa clientela.

  • Pueblo es Eusebio, el pescador que se levanta a la las 4 am para ir al Centro de Distribución de Villa María del Triunfo y traer el pescado fresco que distribuye a los mejores restaurantes.

  • Pueblo es la señora Juana, con la que me cruzo todas las madrugadas que camino y siempre tiene un gentil, buenos días, mientras está limpiando la ciudad, para que se vea pulcra.

  • Pueblo son los miles de trabajadores de construcción civil que trabajan en jornadas seguidas, para levantar bellos edificios en todo el Perú.

  • Pueblo es amigo Porta, que fue almacenero en la fábrica que yo dirigía y luego de renunciar a su puesto, constituyo una pequeña empresa que fue creciendo y hoy en día tiene una bella planta de alta tecnología y ahora es mi proveedor.

  • Pueblo es mi amigo Christian, kinesiólogo del equipo de mis amores y que, en base a su esfuerzo, es propietario de un centro de rehabilitación para deportistas y público en general.

Puedo seguir con muchos ejemplos más, pero lo interesante es que si les preguntan a ellos si desean un país comunista, pues rotundamente les dirán que no.

Lo único que desean es que los dejen trabajar y les den condiciones de estabilidad para que sigan progresando en cada uno de sus emprendimientos.

Pueblo es eso, y lo debe de tener muy presente el presidente Castillo, pueblo no es el arrogante de Cerrón que utilizando su puesto de gobernador de Junín delinquió y se ha ganado una sentencia firme.

Pueblo no lo representa un señor Ciro Gálvez, que cree que porque se disfraza y se dirige en quechua ya tiene patente de corso y se olvida que es muy cuestionado por sus malos manejos en la notaria de Huancayo, donde tiene muchas denuncias por malos manejos.

Pueblo no lo representa Bellido, que se presenta en el congreso y se pone a Chacchar Coca. 

Es como si la señora Bermúdez, primera ministra del anterior gobierno de Sagasti, saque su pan con palta para comer, mientras los congresistas le están dirigiendo la palabra. 

Uno puede hacer uso de sus costumbres, pero eso se hace en los lugares adecuados o privados y no frente a millones de televidentes.

A mi querido amigo le diría: el pueblo peruano es mas grande que sus problemas, puedo dar miles de ejemplos de gente emprendedora. He utilizado solo de gente que conozco y que los tengo cerca, creo que es la más clara expresión de lo que los peruanos deseamos. 

Somos un pueblo maravilloso, con una mixtura de razas y culturas, pero sobre todo los peruanos somos gente gentil, hospitalaria y muy trabajadora.

Voy a terminar con un pensamiento de otro amigo que vino de la Argentina y me dijo: “vivir en el Perú es un estado de ánimo” de aquí solo me sacan con mi traje de madera …. Lampadia




Cómo la “destrucción creativa” impulsa la innovación y la prosperidad

Cómo la “destrucción creativa” impulsa la innovación y la prosperidad

Esta defensa del capitalismo de Philippe Aghion y colaboradores también enfatiza la necesidad de regulación y de una red de seguridad social.

Líneas abajo glosamos un excelente artículo de Martin Wolf en el Financial Times, sobre el ‘Poder de la creación destructiva’, el término acuñado por el economista austríaco Joseph Schumpeter, para explicar la fuerza creativa del capitalismo.

Más allá de los enfoques ideológicos y de sus propias limitaciones y desviaciones, como cualquier creación humana, el capitalismo ha sido, sin duda, un motor extraordinario para el progreso de las sociedades donde se le dio espacio. Permitió la transformación de las sociedades de reyes y siervos en sociedades de empresarios y trabajadores, con los que pasamos de tener 90% de pobres, antes del capitalismo, a menos de 10% de pobres en los albores del siglo XXI.

En general en todo el mundo, y muy particularmente en el Perú, tendemos a culpar al capitalismo de todo lo que no funciona bien y de todo lo que nos falta crear en términos de bienestar.

Pero el sistema capitalista nos ha permitido pasar de modelos de la explotación laboral a las teorías y prácticas del ‘capitalismo consciente’, donde el obrero abusado es hoy un trabajador con amplios derechos y alta calidad de vida.

Lamentablemente, en los países pobres, como el Perú, las frustraciones y la política oportunista, generan el espacio para el cuestionamiento de todas las bases de la prosperidad y para evitar corregir y sumar. Esto lleva a grandes confusiones y a absurdos regulatorios que dañan a la mayoría de la población.

Veamos por ejemplo el tema de la estabilidad laboral absoluta y el fútbol:

¿Cual sería la suerte de un equipo de fútbol que tiene un defensa lateral que no está al nivel del resto del equipo, y genera, una y otra vez, derrotas que afectan al resto del equipo y a la afición, si el defensa tuviera estabilidad laboral y no pudiera ser cambiado por otro jugador?

Evidentemente, la protección del puesto del defensor llevaría al equipo a la derrota y hasta a la pérdida de la categoría. Por lo tanto, la defensa ha cambiado.

¿Por qué en una empresa tendría que ser diferente? Juzgue usted apreciado lector.

En estos casos, el buen capitalismo debería capacitar al trabajador para que pueda desempeñarse en otro deporte o en otra actividad. Así es como funciona un mercado laboral eficiente en los países donde se respeta la economía social de mercado, como en Dinamarca, donde lo importante es proteger al trabajador, no al puesto de trabajo. 

Veamos lo que dice Wolf sobre la ‘destrucción creativa’:

Martin Wolf
Comentarista jefe de economía de FT
Financial Times
11 de junio, 2021
Traducido y glosado por Lampadia

Alguien nacido en 1600 encontraría el mundo de 1800 bastante familiar. Pero alguien nacido en 1800 encontraría el mundo de hoy más allá de su capacidad de comprensión. ¿Qué explica esta transformación? La respuesta es: capitalismo de mercado.

En términos de “destrucción creativa”, China se clasifica como una economía de “puesta al día” en contraste con la economía de “frontera” de los EEUU.

¿Por qué el capitalismo de mercado ha demostrado ser tan dinámico? La respuesta es que contiene un poderoso motor de cambio. Eso no es solo libertad económica, aunque esto importa. Tampoco es ciencia y tecnología, aunque eso también importa. Es lo que el gran economista austríaco Joseph Schumpeter llamó “destrucción creativa”.

Philippe Aghion, profesor del Collège de France y de la London School of Economics, ha desarrollado una distinguida carrera al llevar el modelo de Schumpeter al riguroso mundo teórico y empírico de la economía moderna. En este importante libro, escrito con dos colaboradores, Céline Antonin y Simon Bunel, lleva su trabajo al público más amplio.

El poder de la destrucción creativa’, es lúcido, empíricamente fundamentado, amplio y bien argumentado. Como explican los autores, el modelo de crecimiento a través de la destrucción creativa tiene tres elementos.

  • En primer lugar, “la innovación y la difusión del conocimiento están en el centro del proceso de crecimiento”. El crecimiento es acumulativo, porque los innovadores de hoy están sobre los hombros de todos los científicos y tecnólogos que los precedieron.
  • En segundo lugar, los innovadores están motivados por la posibilidad de un monopolio lucrativo. Esas rentas deben protegerse mediante derechos de propiedad, incluidos los derechos sobre la propiedad intelectual.
  • Finalmente, la innovación amenaza a los incumbentes (empresas prevalecientes en el mercado), que lucharán por reprimirla. Así, “Por un lado, las rentas son necesarias para premiar la innovación; por otro lado, los innovadores de ayer no deben utilizar sus rentas para impedir nuevas innovaciones “. Una vez más, al evaluar el debate de hoy sobre por qué el crecimiento ha sido persistentemente decepcionante, los autores argumentan que una política de competencia que proteja a los participantes contra los operadores tradicionales es esencial.

Las nuevas empresas crean nuevos puestos de trabajo. Luego, muchas de estas empresas y empleos desaparecen. Pero cuanto más intenso es este proceso darwiniano, más rápido crece la economía.

Los autores también señalan la distinción entre economías de “puesta al día”, como China, y economías de frontera, como Estados Unidos. En el primero, el crecimiento se trata más de invertir en formas existentes de hacer las cosas. Pero las economías de frontera solo pueden crecer innovando. Si a los operadores tradicionales se les permite bloquear a los competidores, una economía de frontera está destinada a estancarse.

Por eso, la aparición de nuevos sectores industriales casi siempre significa la aparición de nuevas empresas. Por eso, una condición necesaria para la destrucción creativa es un sistema financiero capaz y dispuesto a invertir en nuevas empresas.

Los autores también argumentan que el impacto de la destrucción creativa es complejo. La competencia adicional estimula la innovación y la productividad en las empresas fronterizas, pero acaba con las más débiles. Las nuevas fortunas tienden a incrementar los ingresos más altos, empeorando ese aspecto de la desigualdad. Pero, señalan, esto es mucho mejor que la mayor desigualdad creada por el cabildeo dirigido a frustrar a los competidores.

El tipo correcto de innovación no sucederá sin la orientación de los incentivos, la regulación, el gasto público y la presión de la sociedad civil.

La globalización es otro tema controvertido. El libro concluye que la protección no es la respuesta correcta a una mayor competencia de las importaciones. La mejor respuesta es apoyar la innovación y así promover negocios nuevos y dinámicos sobre los más antiguos y no competitivos. Sin embargo, la aceptabilidad política de esto depende de la existencia de una red de seguridad que no esté vinculada a trabajos específicos.

Fundamentalmente, el éxito de la destrucción creativa depende de la existencia de un Estado eficaz, no corrupto, gobernado por la ley y que promueva la competencia. Esto solo es posible en una democracia constitucional, con una sociedad civil activa, instituciones independientes y medios de comunicación libres.

Tal Estado juega un papel central como estabilizador macroeconómico, subsidiario de la ciencia básica, promotor de la investigación y el desarrollo aplicados, inversor en nuevas tecnologías de riesgo, financiador de la educación y el seguro social, y promotor de la libre competencia.

Este es, en resumen, un análisis sutil de lo que ha hecho del capitalismo un sistema económico incomparablemente exitoso, pero también disruptivo. El éxito del sistema depende de lograr un equilibrio no solo entre la economía competitiva y la estabilidad social, sino también entre dejar que el capitalismo se desgarre y protegerlo de los capitalistas depredadores.

El mismo Schumpeter temía que el capitalismo pereciera. Hasta ahora, parece haberse equivocado. Otra posibilidad es que la democracia muera, ya que la plutocracia se alía con la demagogia. De cualquier manera, las civilizaciones de las democracias contemporáneas de altos ingresos perecerían. Al promover una mejor comprensión, este libro podría, con sabiduría y suerte, ayudarnos a evitar ese destino.




Los mercados laborales post-pandemia

Los mercados laborales post-pandemia

La pandemia generó una disrupción en el mundo laboral, hacia el trabajo remoto y la permanente interacción digital entre empleadores y empleados. Y como ya vienen alzando sus voces, algunos entendidos, este cambio ha venido para quedarse, inclusive en la época post-pandemia, en la que se prevé prevalecerá un régimen semipresencial, por las mejoras en productividad y reducción de costos fijos que suscita para las empresas el trabajo a distancia.

Sin embargo, para que este cambio genere una verdadera mejora en el bienestar general en el largo plazo, hacen falta ciertas políticas públicas que The Economist (ver artículo líneas abajo) recomienda hacer a los países. Estas están asociadas a flexibilizar los marcos normativos de trabajo vigentes a esta nueva era.

Es en este marco que consideramos que para el caso peruano urge ajustar los contratos parciales por un mínimo de horas semanales, para impulsar la contratación del empleo formal a plazo fijo, que se ha visto profundamente afectada en la pandemia. Asimismo, urge flexibilizar la contratación y el despido, en un país que es considerado entre los más onerosos en este ámbito. Mientras exista estabilidad absoluta, es decir, reposición por despido intempestivo, van a prevalecer los contratos laborales temporales, en desmedro de los trabajadores peruanos. Y finalmente, establecer un marco legal voluntario, en tanto las empresas puedan cumplirlo, para que el trabajo a distancia pueda prevalecer hasta que la situación de la pandemia mejore y el virus poco a poco vaya siendo superado por las vacunas.

Si realmente queremos aprovechar esta nueva realidad del teletrabajo y utilizarlo para mejorar el bienestar de nuestros trabajadores, debemos crear el marco adecuado para que se de. Lampadia

Mercados laborales
Montando alto en un mundo de trabajadores

Un repunte del empleo, cambios políticos y cambios tecnológicos podrían traer una edad de oro para la mano de obra en los países ricos

The Economist
10 de abril, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

En la imaginación popular, las últimas cuatro décadas fueron maravillosas para los dueños del capital y miserables para el trabajo. Los trabajadores del mundo rico soportaron la competencia del comercio, el implacable cambio tecnológico, los salarios más desiguales y las tibias recuperaciones de las recesiones. Los inversores y las empresas disfrutaron de la expansión de los mercados mundiales, la liberalización de las finanzas y los bajos impuestos corporativos. Incluso antes del covid-19, esta caricatura de mercados laborales rotos estaba equivocada. Hoy, cuando la economía emerge de la pandemia, se avecina una reversión de la primacía del capital sobre el trabajo, y llegará antes de lo que cree.

Puede parecer prematuro predecir un maravilloso mundo laboral sólo un año después de una catástrofe en el mercado laboral. Pero EEUU está demostrando la rapidez con la que pueden recuperarse los trabajos a medida que el virus retrocede. En la primavera de 2020, la tasa de desempleo del país era de casi el 15%. Ahora ya es solo el 6% después de un año que contiene cinco de los diez mejores meses para contratar en la historia. La percepción pública de lo fácil que es encontrar trabajo ya se ha recuperado a niveles que tardó casi una década en alcanzar después de la crisis financiera mundial. E incluso en Europa, que está sufriendo una tercera ola de infecciones, el mercado laboral está superando las previsiones a medida que las economías se adaptan a las medidas de contención de virus.

A medida que el mercado laboral se recupera, se están produciendo dos cambios más profundos, en la política y en la tecnología. Empiece por el entorno político, que se está volviendo más amigable para los trabajadores de lo que lo ha sido durante décadas. Una de las primeras señales de cambio fue el aumento de los salarios mínimos durante el ciclo económico anterior. En relación con los salarios medios, aumentaron más de una cuarta parte en la OCDE, un club de países en su mayoría ricos, ponderado por población. Ahora los gobiernos y las instituciones se están volviendo locas para amoldarse a los trabajadores. El presidente Joe Biden espera utilizar su derroche de infraestructura planeado para promover la sindicalización y pagar salarios generosos. Los bancos centrales se preocupan cada vez más por el empleo y menos por la inflación. No fue una broma cuando el 1 de abril el FMI, alguna vez famoso por su austeridad, lanzó la idea de impuestos solidarios únicos para los ricos y las empresas. En su carta a los accionistas de esta semana, Jamie Dimon, el jefe de JPMorgan Chase, la firma más grande de Wall Street, pidió salarios más altos, y no se refería a los directores ejecutivos.

El segundo gran cambio en el mercado laboral es tecnológico. En la pandemia, los agoreros se han duplicado en las predicciones de problemas a largo plazo en el mercado laboral. Los robots crearán ejércitos de ociosos, los trabajos precarios están desplazando a los estables e incluso los trabajadores prósperos encadenados a correos electrónicos y pantallas saben en sus corazones que sus “trabajos de porquería” no tienen sentido. Pero como explica nuestro informe especial de esta semana, estas ideas nunca fueron respaldadas por pruebas y no parece que vayan a estarlo ahora. En 2019, casi dos tercios de los estadounidenses dijeron que estaban completamente satisfechos con la seguridad de su trabajo, en comparación con menos de la mitad en 1999; una proporción menor de trabajadores alemanes se sentía insegura que a mediados de la década de 2000. Los países con mayor automatización, como Japón, disfrutan de algunos de los índices de desempleo más bajos.

El futuro del trabajo a largo plazo ha cambiado para mejor este año porque se ha digitalizado más. El trabajo remoto está aliviando el cuello de botella de las viviendas caras en las ciudades prósperas. Los trabajadores a domicilio reportan niveles más altos de felicidad y productividad. A fines de 2020, las empresas estadounidenses gastaron un 25% más en computadoras, en términos reales, que un año antes. Incluso pesimistas como Robert Gordon, un economista, esperan que esta explosión de inversión tecnológica produzca un crecimiento de la productividad más rápido, lo que significa salarios más altos.

Una edad de oro para los trabajadores es bienvenida. Es correcto juzgar el progreso económico por el poder adquisitivo de los salarios medios, no por las ganancias o el precio de las acciones. Los auges de empleo como los de la mayoría de los países ricos en 2019 traen enormes beneficios, al incentivar la formación y el buen trato de los trabajadores, así como al reducir las desigualdades raciales y de género. Sin embargo, los gobiernos pueden ayudar a determinar el alcance de estos logros. Su objetivo debería ser elevar el nivel de vida de los trabajadores mediante una mayor productividad, en lugar de centrarse en dividir el botín mediante la regulación y la protección.

Una de las tareas es redefinir los derechos de los trabajadores para una era de flexibilidad y trabajo de servicio. El tamaño y la novedad de la economía gig a menudo se exageran; los taxis y las entregas de alimentos existían antes de Uber y DoorDash. Pero el empleo en el sector de servicios, especialmente en el cuidado de personas, crecerá a medida que la población envejezca. No hay lugar para la idea snob de que tales trabajos no pueden ser satisfactorios, ni el instinto relacionado de que los modelos experimentales de trabajo deberían dejar de existir. En lugar de ello, los gobiernos deberían modernizar las barreras que ofrece la legislación laboral, ofrecer una red de seguridad universal y garantizar que la economía sea sólida. Si lo hacen, los trabajadores tendrán la confianza y el poder de negociación para experimentar y negociar por sí mismos.

La productividad también puede desatarse ampliando el acceso a las oportunidades. Muchos mercados laborales del mundo rico se dividen entre los altamente calificados y los poco calificados. Eso es tolerable siempre que cualquiera pueda subir la escalera. Los gobiernos tienen la responsabilidad de garantizar el acceso meritocrático a la educación y suficientes oportunidades de reciclaje. Deben derribar las barreras de entrada, como las innecesarias reglas de concesión de licencias ocupacionales; por ejemplo, no se debe permitir que las profesiones legales y médicas levanten el puente levadizo hacia los forasteros. Debería ser fácil experimentar con nuevos modelos comerciales digitales y transfronterizos.

Pero ayudar a los trabajadores aumentando la productividad no debe confundirse con intentos contraproducentes de protegerlos, como sucedió la última vez que tuvieron la ventaja, en la década de 1970. La repatriación de las cadenas de suministro, como haría Biden, inhibirá la competencia y reducirá los niveles de vida. Aumentar demasiado los impuestos corporativos reducirá el incentivo para que las empresas inviertan. Que los bancos centrales pierdan su credibilidad en la lucha contra la inflación sería un desastre. Pregúnteles a los trabajadores que soportaron la peor parte de los esfuerzos por controlar los precios en la década de 1980.

El maravilloso mundo del trabajo

La gente tiende a ser sentimental acerca de lo maravilloso que solía ser el trabajo, gruñona acerca de cómo es y temerosa de lo que se convertirá. De hecho, la vida laboral ha mejorado a lo largo de los años, y la promesa hoy es tan brillante como siempre. Es hora de emprender el viaje. Lampadia




El asalto ha llegado. Estatizan las pensiones

El asalto ha llegado. Estatizan las pensiones

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Hace 3 años, en este mismo medio (Cuidado con las propuestas de las comisiones. Lampadia 20.11.2017), advertí que en el Perú se alistaba una disfrazada estatización de nuestros ahorros previsionales, como ya sucedió en Argentina y Bolivia.

Esta semana, el Congreso made in Vizcarra, con la señora Carmen Omonte de APP a la cabeza, ha consumado el asalto. Ha aprobado el dictamen del Proyecto de Ley Marco de Creación del Sistema Integrado Universal de Pensiones, enredado y pomposo nombre disimular para una estatización igual o peor que la que pretendió llevar a cabo en 1987 Alan García. Ahora el asalto no es a los bancos. Esta vez no le pretenden quitar el dinero al señor Dionisio Romero, a los señores Wiese, Picasso o Pardo Mesones como sucedió en aquella época aciaga donde pretendieron estatizar los bancos.  Esta vez nos están asaltando a todos los trabajadores del Perú. Se están llevando nuestros ahorros previsionales.

Si, por si no lo ha advertido usted, este proyecto de Ley que se pretende aprobar le quitará a usted y a mi todo el ahorro previsional de su vida, para pasarlo al manejo del Estado. Al mismo Estado que no puede evitar los contagios, que es incapaz de comprar vacunas, que pierde 17,000 millones al año en corrupción según datos de la propia Contraloría, que gasta 17 millones en “estrategias de comunicaciones” en un solo ministerio y que no duda en gastar, en medio de la peor crisis sanitaria de nuestra historia, más de 30,000 soles en “cupcakes”, “pastelitos” y otras minucias en el Despacho Presidencial.

Ya sabe usted a dónde irá a parar su dinero. Ahora no será usted el que decida quien maneja su ahorro, serán los políticos de turno.

¿Porqué este asalto tan artero?

  • Porque la clase política de todo color, que se recicla de un partido a otro, que pasa de un ministerio a otro, que salta de un sector a otro, que pasa de directorios a consultorías y de viceministerios al congreso, teme quedarse sin recursos que malgastar en el próximo quinquenio. Vizcarra y su infante ministra de economía, que fue aplaudida por gastar sin piedad, vaciaron las arcas del Estado so pretexto de la pandemia y ahora, todos ellos, la clase política, cree que se necesita echar mano a nuestros ahorros previsionales. Por los ahorros bancarios vendrán después. Están acostumbrados a vivir de nuestro trabajo y ahora vienen por el dinero de nuestras jubilaciones.

¿Es esto constitucional?

Obviamente no. Por eso, no es casualidad que quienes impulsan estas iniciativas son los mismos que quieren cambiar la Constitución, destruir la barrera que impedirá este asalto.

  • La Constitución vigente consagra la “intangibilidad” de los fondos de pensiones, intangibilidad que no puede garantizarse en manos del Estado que hace uso indiscriminado de todos esos recursos y que se resiste, por ejemplo, a devolver una mínima parte a los trabajadores afiliados a la ONP. ¿Si fueran intangibles y de propiedad del pensionista, porque no los devolvieron inmediatamente? ¿Porque el Estado se ha opuesto a esa devolución y ha dicho que se afectaría la estabilidad fiscal? Obviamente porque tal intangibilidad no existe y los fondos no están donde debieran estar.
  • La Constitución establece que “el Estado garantiza el libre acceso a pensiones a través de entidades públicas, privadas o mixtas”. Cuando se integra todo en un sistema manejado por el Estado y no tengo opción de elegir, se acaba la libertad. Se vulnera esa regla, ya que ni lo mixto, ni lo privado existe, sino sólo lo público.
  • La Constitución, en base al rol subsidiario que tiene previsto para el Estado, le encomienda a este “supervisar el eficaz funcionamiento de las entidades públicas, privadas o mixtas”. Si el Estado pasa a ser quien las controla y administra, ya no puede supervisarlas, no puede ser juez y parte a la vez.
  • La Constitución sólo permite que el Estado administre los regímenes de pensiones estatales. Ponerlo a administrar los regímenes privados, aunque para ello llamen a “gestores de inversión”, es inconstitucional.

¿Lo permitiremos?

Está en nuestras manos impedir este nuevo asalto. Tenemos los caminos judiciales y constitucionales para impedirlo. Tenemos también el voto para hacer que no suceda. Este asalto es multipartidario. Sólo se salvan los partidos que están fuera del Congreso.

En 1987, la estatización de la banca hizo surgir el principal movimiento liberal en nuestra historia política reciente. Una afrenta de este tipo debiera dar para una gesta inmensa, similar o más firme, de todos los peruanos, de todos los que trabajamos más de 8 horas para sacar adelante a nuestras familias y confiamos en que nuestros ahorros previsionales sean nuestros y no caja chica de los políticos de turno.

El campo está fértil para que surja una nueva chispa liberal que haga respetar al trabajador, su esfuerzo y el fruto de su trabajo.  Esta ley puede partir las aguas entre quienes viven del Estado (y por eso se quieren engullir todos los recursos) y quienes mantenemos al Estado con nuestro trabajo. Estos últimos exigen una voz firme que los represente, sin disimulos, sin ambages, sin cálculo, sin cucufatería, sin propósitos ocultos. Lampadia




DU autorizando a pagar jornal integral mientras no haya ley

DU autorizando a pagar jornal integral mientras no haya ley

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Lo que ocurrió la semana pasada en Ica puede ser un juego de niños al lado de lo que puede venir esta semana y la siguiente si es que el gobierno no da normas transitorias que en buena cuenta restablezcan los derechos anulados al derogar la ley de promoción agraria.

En los bloqueos de la semana pasada se movilizaron mil o 2 mil o 3 mil personas, la mayor parte jóvenes desempleados o personal enganchado sin derechos. Pero como podemos ver en el siguiente cuadro, al 2019 había casi 450 mil trabajadores laborando formalmente dentro del régimen laboral agrario. Esos se han quedado sin ley. Hoy, cuando lleguen a trabajar, se llevarán la sorpresa de que el jornal básico o mínimo ya no es de 39 soles sino de 31, porque las gratificaciones y la CTS ya no se agregan al jornal (remuneración integral) sino que se pagarían semestralmente. Porque ya no hay ley.

Además, ¿con qué modalidad van a contratar las empresas si la norma ha desaparecido? La calle es brillante, sobre todo cuando el gobierno la deja actuar. Y el Congreso, su fiel amanuense.

Podemos entonces imaginar el volumen de la protesta que podría desatarse a partir de hoy, un conflicto generado por la derogatoria del régimen de promoción agraria sin que se haya aprobado una nueva ley. El Congreso se ha dado 15 días para hacerlo.

Mientras tanto el gobierno debe urgentemente emitir un decreto supremo o de urgencia autorizando a las empresas a otorgar la remuneración integral en el jornal durante ese periodo, si el trabajador así lo solicita. Una remuneración integral voluntaria. Así debería ser en general. Al final, el Congreso deberá aprobar un régimen muy parecido al actual si es que quiere que la actividad siga prosperando y entregando derechos a trabajadores formales.  

Es obvio que una nueva ley que introduzca rigideces y costos excesivos solo servirá para dar marcha atrás en la historia y reinformalizar lo que se había formalizado. Pues esos 450 mil trabajadores formales acogidos al régimen agrario no son solo los de las agroexportadoras. La ley es para el sector agrario en general. Por eso es este sector el que más ha formalizado el empleo en los últimos 20 años.

La otra pregunta es qué va a pasar desde hoy con los trabajadores de las empresas que supuestamente contratan informalmente, a través de enganchadores. Si la Sunafil esta vez va a ir a esas empresas y no a las que contratan formalmente como suele hacer, tendrán que incorporar en planilla a sus trabajadores. ¿Tienen las oficinas para ello? De todos modos, acá hay una pregunta anterior: se supone que las empresas agro exportadoras deben tener certificaciones de empresas certificadoras internacionales para poder llegar a los mercados del norte. Reciben visitas de inspecciones. Incluso de sindicatos. ¿Cómo es posible que empresas que contratan informalmente puedan pasar esas inspecciones? Hay algo que está fallando en esta información. Lampadia




Miguel y Jonatan: víctimas de la fatal arrogancia del Estado

Miguel y Jonatan: víctimas de la fatal arrogancia del Estado

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Miguel, con 74 años a cuestas, se levantaba cada mañana a las 6:00 para preparar el desayuno a su mujer y tomar la combi hasta el centro de la ciudad del Cusco, donde abría su puesto metálico de lustrabotas en una esquina cercana a la conocida Av. El Sol. Cada día ganaba entre 18 y 25 soles, con los cuales ha enfrentado la vida desde hace décadas. No tiene pensión de jubilación, ni Essalud, ni ahorros. Sólo cuenta con su fuerza de trabajo y sus ganas de vivir y cuidar de su mujer. Desde marzo, no puede salir de su casa, vive de la caridad de sus vecinos y de lo poco que juntó en el mes de julio, que se reabrieron las actividades, pero como es mayor de 65, la policía y los municipales le exigen que cierre y se vaya a su casa. “Es usted una persona vulnerable, váyase a su casa”, le dicen cada que furtivamente abre su puesto y se pone a lustrar zapatos por 1 sol. “¿A que me voy a mi casa? ¿A esperar la muerte?”, se pregunta Miguel sin ocultar la tristeza que todo esto le causa.

Jonatan es un niño.  Quedó huérfano a los 3 años cuando sus padres murieron atropellados en un paradero. Desde esa edad vive al cuidado de su abuela, una anciana que vendía tamales en el mercado central de la ciudad hasta que la ceguera la imposibilitó de salir. Jonatan tuvo 10 años cuando eso sucedió y comenzó a ser el hombre de la casa. Salió a vender los tamales que aprendió a hacer de la abuela. No va al colegio. Aunque les falta de todo, no les falta el pan de cada día. Debido a la cuarentena y las restricciones, debe esconderse cuando ve a los municipales para evitar que lo lleven a la comisaría. ¿Si me llevan a la comisaría y me quitan mis tamales, qué va a comer mi abuelita? Esa es toda su preocupación.

En el Perú hay miles como Miguel y Jonatan.

Hay miles de personas que pese a su edad, tienen que trabajar para sobrevivir. Ellos quisieran “quedarse en casa” como dice hasta el hartazgo el mensaje oficial y como algunos otros podemos hacerlo porque tenemos la posibilidad de hacer trabajo remoto o tienen ahorros, pensión, rentas o ayuda familiar. Sin embargo, las personas como Miguel y Jonatan, sin ingresos, sin bono y sin pensión de jubilación, tienen que salir a trabajar cada día, a riesgo de contagiarse. El Covid es un enemigo peligroso, temible, mortal, pero hipotético. El hambre es un enemigo más concreto y cotidiano.

Miguel, Jonatan, o cualquier otro peruano en igual situación son víctimas de la dictadura blanda y arrogante de unos burócratas que ordenan nuestras vidas cada jueves desde la cima del poder, con decretos, protocolos, multas y gracias al eco de la prensa que amplifica sus dislates. Ellos, como muchos otros, son víctimas desde inicios de esta crisis. (Lampadia: Víctimas de una fatal arrogancia. 03.04.20). Todos somos víctimas y responsables de haber dejado que el Estado se convierta en el protagonista de la batalla. (Lampadia: Donde está el error. El ciudadano debe protagonizar la batalla contra la pandemia. 24.04.20). Miguel y Jonatan son unas víctimas más de esta fatal arrogancia planificadora del Estado.

Pero, ¿era realmente tan difícil advertir que en un país como el Perú, que avanzó en la reducción de la pobreza hasta el 2014, había muchos como Miguel o Jonatan?

No. No era difícil advertirlo.

El error no está en el diagnóstico, está en la receta.

La receta implantada desde inicios de esta crisis ha consistido en restringir la libertad y atribuirle el protagonismo al Estado. Controlar todas las variables, planificar la vida de las personas, decidir quienes salen y quienes no salen, decidir quienes trabajan y quienes no, decidir quienes viajan y quienes no, asumir desde el Estado la responsabilidad de cuidarlo todo, asumir que la salud, la vida, la pensión y la subsistencia de Miguel era su tarea. Asumir que el bienestar y la educación de Jonatan eran responsabilidad del Estado. Aquí está el error. Los agentes del Estado han creído que por asumirlo todo, por planificarlo todo, por dirigirlo todo son éticos y correctos. Un problema aún mayor es que muchos ciudadanos también lo han creído.

Asumir que el Estado es más correcto por decir que protege a Miguel y Jonatan al ordenarles que se quedan en casa y ofrecerles un bono, una canasta o una cama en un hospital público es la expresión concreta de ese error.

Fatal error.

El Estado no puede proteger ni a Miguel, ni a Jonatan, ni a los jóvenes de la discoteca asesinados por la absurda persecución del Estado, ni a los médicos que envió a morir a Iquitos, ni a los asegurados a los cuales no provee de oxígeno, ni a los policías que se contagian por reprimir a las personas que salen a trabajar. El Estado no puede repartir el bono, sus agentes se quedan con las canastas antes de que lleguen a personas como Miguel o Jonatan y menos pudo habilitar suficientes camas de hospital mientras contuvo a los ciudadanos en sus casas. El Estado con todo lo hecho no ha podido evitar que el Perú este primero en contagios por millón de habitantes con la economía más destruida del mundo.

El problema está en reemplazar a las personas y a su libertad por el Estado, a sabiendas de que el Estado por su propia naturaleza, no lo puede hacer y no lo hará mejor que cada uno. Actuar así no es ni ético, ni correcto. No hay ética en lo imposible.

Mientras sigamos creyendo que reemplazar la libertad de las personas y la responsabilidad y consecuencias que implica ejercerla, por la voluntad del Estado, seguiremos teniendo víctimas como Miguel o Jonatan. Lampadia




Las dos únicas destrezas que necesitarás para el resto de tu vida según Yuval Noah Harari

Las dos únicas destrezas que necesitarás para el resto de tu vida según Yuval Noah Harari

El historiador y filósofo autor de “Sapiens: De animales a dioses” advirtió que la revolución tecnológica no será un evento, sino una serie constante, y dos habilidades principales marcarán la diferencia entre sobrevivir y sucumbir a las perturbaciones sucesivas en el trabajo, las relaciones y la política

Infobae
27 de Setiembre de 2020

“La gente imagina la revolución de la inteligencia artificial y la automatización como un evento único,
pero vamos a enfrentar una cadena de revoluciones”, advirtió Yuval Noah Harari

La revolución tecnológica es el tema indiscutible del siglo XXI: aun en un mundo polarizado como el contemporáneo, al menos sobre eso existe un acuerdo. Sin embargo, y paradójicamente, es quizá el tema que peor se comprende, observó Yuval Noah Harari.

Tanto para los optimistas como para los pesimistas, la revolución tecnológica parecería ser un acontecimiento que ponga al mundo de cabeza, tan concreto como la Revolución Francesa. Hasta podría tener una fecha. “Pero ese escenario es altamente improbable”, objetó el historiador y filósofo israelí.

“La revolución de la inteligencia artificial y la automatización no será un evento único, sino una cadena de revoluciones cada vez mayores. Así que la verdadera gran pregunta —argumentó— es psicológica: como seres humanos, ¿tenemos la estabilidad mental y la inteligencia emocional para reinventarnos repetidamente?

Si se piensa en la rigurosa educación formal del siglo XX, con sus distintos niveles académicos de gran costo y exigencia, estas dos destrezas, que ni siquiera se enseñan, parecen poca cosa. Sin embargo, insistió Harari, en diálogo con Tom Bilyeu, marcarán la diferencia entre los que se adaptan y los que sucumben al escenario de variabilidad constante que presenta el siglo XXI.

Tanto para los que juegan en el equipo de Los Supersónicos —quienes siempre soñaron con un porvenir radiante de máquinas— como para los que advirtieron sobre un destino más similar a 1984 y otras distopías futuristas, la fantasía de la Gran Revolución presenta una crisis, un período de reajuste y una nueva armonía. “Todos los conductores de camiones, los taxistas, los médicos, lo que sea, se quedan sin trabajo en 2025”, puso como ejemplo Harari; pasamos unos años difíciles, hasta que nos acostumbramos y finalmente llegamos a un mundo feliz de inteligencia artificial, con un nuevo equilibrio”.

Final. Dichoso o amargo, pero final.

Difícilmente suceda de ese modo, argumentó el autor de Sapiens: De animales a dioses, de Homo Deus: Breve historia del mañana y de 21 lecciones para el siglo XXI, tres volúmenes sobre la evolución de la humanidad “que se leen como una trilogía”, elogió Bilyeu, orador motivacional y cofundador y CEO de Impact Theory University. Porque “no estamos siquiera cerca del potencial máximo de la inteligencia artificial”.

“La velocidad a la que se desarrolla solo se va a acelerar, probablemente. Así que lo que realmente vamos a enfrentar es una sucesión de revoluciones en el mercado laboral, en las relaciones, en la política y en otros ámbitos de la vida”. Una serie: “Tendremos una gran perturbación en 2025, sí. Y tendremos una mayor en 2035, y tendremos una aun mayor en 2045. Y así”.

Harari —uno de los pensadores más originales, a la vez que accesibles, del presente: sus libros superaron los 27,5 millones de ejemplares en 60 idiomas— cree que los individuos y los Gobiernos ignoran cuestiones cruciales como esta y ha asumido, como su misión, “traer más claridad a la conversación pública sobre lo que sucede en el mundo”, explicó a Bilyeu para un episodio de Impact Theory que ya vieron 1,5 millones de personas.

“Creo que demasiado de nuestra conversación pública se aboca a los temas equivocados o es en extremo confusa y opaca“, siguió. “Nos inunda una cantidad enorme de información y no sabemos cómo entenderla. Para mí es importante orientar la atención de la gente hacia las preguntas principales. Trato de brindar algunas respuestas, también, pero no me importa mucho si no concuerdan conmigo en lo que respecta a las soluciones. Lo que importa es que estemos de acuerdo en las preguntas”.

El historiador y filósofo israelí tiene la singularidad de ser uno de los pensadores más originales
y respetados del presente y a la vez uno de los más accesibles y populares

Entre ellas se destacan las macrohistóricas, porque este profesor de la Universidad de Jerusalén es, por su formación original, un historiador: la relación que hay entre el desarrollo de la humanidad y la biología del hombre; la diferencia entre el Homo sapiens y otros animales; el vínculo entre la tecnología, la cultura y la naturaleza; la deriva de la historia y la realización del individuo; los desafíos de la sociedad contemporánea, sobre todo la guerra nuclear, el cambio climático y las perturbaciones sociales que causan los saltos tecnológicos.

En esta conversación de 40 minutos destacó cinco asuntos que son, en su opinión, las claves del porvenir inmediato de la humanidad.

1) Nadie sabe cómo será el trabajo en 2040

Cuando Bilyeu le preguntó por el futuro del mercado laboral en esas circunstancias, Harari ironizó que si alguien se las da de gurú y asegura que será de tal manera y hay que prepararse haciendo determinada cosa, conviene aplicar un poco de sano escepticismo. “Lo primero que tenemos que comprender es que nadie sabe realmente cómo va a ser el mercado laboral en 2040”, dijo.

“Tú eras un conductor de camiones y ya no eres necesario —siguió—, pero se creó una nueva demanda de instructores de yoga”. Y así el camionero de 40 años se reinventa, aplica los saberes que le puedan servir de su experiencia antigua y adquiere nuevos conocimientos. “Es muy difícil, pero de algún modo lo logras”, agregó. “Entonces, 10 años más tarde, ya no hacen falta instructores de yoga”.

En efecto, en la “cadena de revoluciones cada vez mayores” que se avecinan, es muy difícil no pensar que surgirá una aplicación perfecta, conectada al cuerpo mediante sensores biométricos que controlan la actividad completa del organismo en la secuencia de poses de una práctica de yoga. “Ningún instructor humano de yoga puede competir con eso. Te quedas sin trabajo”, imaginó el escenario más probable.

Te tienes que reinventar otra vez, como diseñador de juegos virtuales. Y de algún modo lo logras. Pero 10 años más tarde… también esto se ha automatizado. Te tienes que volver a reinventar”.

2) La casa de bloques de piedra vs. la carpa

Bilyeu quiso saber, dado que es imposible estimar qué demandará el mercado de trabajo en apenas 20 años, qué puede hacer una persona para prepararse. Pero Harari reorientó su inquietud: ya no existe, como a comienzos del siglo XX, una opción segura de profesión. Se sabrá sobre la marcha, aventuró; mientras tanto, la mejor inversión no es en —por ejemplo— una carrera determinada, sino “en inteligencia emocional y en equilibrio mental, y en esta clase de habilidades sobre cómo continuar cambiando, como seguir aprendiendo”.

“No estamos siquiera cerca del potencial máximo de la inteligencia artificial”, dijo Harari. “Lo que realmente vamos a
enfrentar es una sucesión de revoluciones en el mercado laboral, en las relaciones, en la política” (Nicolás Stulberg)

¿Y eso cómo se adquiere? En principio, no se estudia: “No tenemos una universidad de flexibilidad mental”. Son herramientas para cultivar curse uno derecho o ballet: “Hay que tener presente que mucho de lo que hoy aprendemos podría dejar de ser relevante en 20 o 30 años, así que, sea lo que sea aquello que uno haga, también tendría que invertir en el desarrollo de la inteligencia emocional, el equilibrio mental y la capacidad de mantenerse cambiando y aprendiendo y reinventándose a lo largo de la vida”.

Ofreció una imagen como comparación: “Si en el pasado la educación se parecía a construir una casa de materiales sólidos, como la piedra, y con cimientos profundos, ahora se parece más a construir una carpa que se pueda doblar y llevar a otro lugar con rapidez y sencillez”.

3) El ser humano ya es un sistema hackeable

Harari destacó que otra gran consecuencia de la aceleración tecnológica es que el ser humano se ha convertido en “un animal hackeable”. Es algo que ningún sistema totalitario del siglo XX logró: “Aun si el KGB o la Gestapo te seguían 24 horas por día, escuchando cada conversación que tenías, observando a cada persona con la que te encontrabas, no tenían el conocimiento biológico suficiente para comprender qué sucedía dentro de ti. Y por cierto no tenían el poder de computación necesario para entender siquiera los datos que sí lograban obtener”.

 

Hoy, en cambio, existe la tecnología que permite descifrar a los humanos como sistema, “saber qué pensamos para anticipar nuestras elecciones, para manipular nuestros deseos humanos de maneras que nunca antes fueron posibles”, sintetizó.

¿Qué hace falta para hackear a un ser humano? Solamente dos cosas, aunque son dos cosas complejas: “Un montón de datos, en particular datos biométricos, no solo sobre dónde vamos y qué compramos, sino qué sucede dentro de nuestros cuerpos y dentro de nuestras mentes, y mucho poder de computación para comprender todos esos datos”, enumeró.

“Esto nunca antes fue posible en la historia”, subrayó. Pero aquello que el KGB o la Gestapo no lograron, que fue entender de verdad a una persona, al punto de predecir sus elecciones y manipular sus deseos, hoy es posible. “Lo que el KGB no pudo hacer, hoy las corporaciones y los Gobiernos comienzan a poder hacerlo”, argumentó.

“Lo primero que tenemos que comprender es que nadie sabe realmente cómo va a ser el mercado laboral en 2040”,
dijo Harari, por lo cual la flexibilidad es una característica clave a cultivar

“Esto se debe a la fusión entre la revolución en biotecnología (por la que cada vez somos mejores a la hora de entender lo que sucede dentro de nosotros, en el cuerpo y en el cerebro) y la revolución simultánea en tecnología informática (que nos da el poder de computación necesario). Cuando sumamos las dos cosas, logramos la capacidad de crear algoritmos que me entienden mejor de lo que yo me comprendo a mí mismo. Estos algoritmos no solo pueden predecir mis elecciones: también pueden manipular mis deseos y, básicamente, venderme cualquier cosa, ya sea un producto o un político”.

4) Conócete a ti mismo (porque el algoritmo ya te conoce bien)

A diferencia de la mente humana, que “es una máquina que produce relatos constantemente” —y sobre todo un relato muy importante, que es la identidad—, la tecnología recoge datos del sistema humano. Eso hace que, más temprano que tarde, los algoritmos puedan conocer a una persona mucho más de lo que ella se conoce a sí misma, algo que tampoco había sucedido nunca antes en la historia, subrayó.

El yo es un relato, no es algo real”, resumió. “Si tomamos el perfil que la gente crea sobre sí misma en Facebook o Instagram, debería ser obvio: no refleja su existencia real. Por ejemplo, el porcentaje de tiempo que uno aparece sonriendo en la cuenta de Instagram es mucho mayor al porcentaje de tiempo que uno sonríe en la vida real”.

En esa forma de “tercerización del cerebro”, como describió a la mejora en la capacidad de construir relatos que ofrecen las plataformas sociales, se produce una separación significativa: allí donde los algoritmos solo ven datos, el ser humano “tiende a cometer un error fundamental”, calificó, que es pensar que él realmente es ese relato que ha construido.

Aquello que el KGB o la Gestapo no lograron, que es hackear a una persona, hoy es posible.
“Hoy las corporaciones y los Gobiernos comienzan a poder hacerlo”, argumentó Harari

“Una de las cosas más importantes de mi vida, y creo que más importantes de mi carrera científica, fue comprender de lo poco que sé sobre mí mismo”, puso como ejemplo. “Yo tenía 21 años cuando finalmente comprendí que era gay, y cuando lo pienso me resulta completamente asombroso, porque tendría que haber sido algo obvio a los 16 años, a los 15 años, y un algoritmo lo habría advertido rápidamente”. Y hoy se podría crear un algoritmo como ese, que —por ejemplo— siga el movimiento ocular cuando una persona ve a otras, y sistematice dónde va su mirada, en quién se concentra. “Debería ser muy sencillo. Un algoritmo así podría haber dicho, cuando yo tenía 15 años, que yo era gay”, agregó.

Las implicaciones de eso son extraordinarias. Y no son solamente positivas, ni remotamente de dirección única. “Realmente depende de dónde vive uno y qué se hace con esa información. En algunos países, uno puede meterse en problemas con la policía y con el Gobierno”, señaló por caso. Y en otros, quizá una persona no sabe que es gay pero las corporaciones sí, “y lo quieren entender porque necesitan saber qué clase de publicidades mostrarle”.

Ante esos costados negativos, ante las consecuencias múltiples de la pérdida de privacidad —y hasta de intimidad de pensamientos y emociones de profundidad extrema—, ¿por qué querría la gente continuar con este progreso tecnológico?

5) Nuevos enemigos: la salud y la privacidad

La respuesta es simple, arrojó Harari como un golpe de realidad: “Porque tiene un lado bueno, mejorar el cuidado de la salud”. Que es lo más parecido que puede haber a la inmortalidad: comprar años de vida y de calidad de vida.

“Hoy es posible crear algoritmos que me entienden mejor de lo que yo me comprendo a mí mismo”,
alertó Harari. “Pueden predecir mis elecciones y manipular mis deseos” (Nicolás Stulberg)

“Es tremendamente tentador —desarrolló— porque la tecnología nos puede brindar el mejor cuidado de la salud de la historia, algo que va realmente mucho más allá de cualquier cosa que hayamos visto hasta ahora. Esto puede significar que quizá en 30 años la persona más pobre del planeta puede obtener mejor atención médica en su teléfono celular que la persona más rica de hoy obtiene en los mejores hospitales y con los mejores médicos”.

Dio el ejemplo de la detección temprana del cáncer.

“El proceso usual sucede por medio de la mente, no se lo pueda tercerizar. En la mayoría de los casos hay un momento crucial, cuando uno siente que algo en su cuerpo está mal, y va aun médico y a otro, y hace un estudio y otro hasta que finalmente se descubre que tiene cáncer. Como se basa en nuestros propios sentimientos —en este caso, de dolor— con mucha frecuencia cuando comenzamos a percibirlo es tarde, el cáncer se ha expandido. Y acaso no es demasiado tarde, pero tratarlo va a ser costoso y doloroso y complejo”.

“En 30 años la persona más pobre del planeta puede obtener mejor atención médica en su teléfono celular
que la persona más rica de hoy obtiene en los mejores hospitales y con los mejores médicos”, ilustró Harari

¿Qué pasaría si se pudiera tercerizar esa percepción, emplear un algoritmo que controle la salud 24/7 mediante sensores biométricos? “Podría descubrir este cáncer cuando es apenas un puñado de células que comienzan a dividirse y proliferar”, postuló Harari. “Y es mucho más fácil, y barato e indoloro, ocuparse en esa instancia que de dos años más tarde, cuando ya es un gran problema. Creo que todo el mundo aceptaría esto”.

Y en eso, cree, radica la gran tentación, aunque tenga un reverso oscuro. “Una de las grandes batallas del siglo XXI se va a librar entre la privacidad y la salud”, aseguró. “Y creo que la salud va a ganar. La mayoría de la gente va a estar dispuesta a renunciar a una importante cantidad de privacidad a cambio de un mejor cuidado de la salud”.

Y allí, arriesgó, es donde el sapiens vuelve a intervenir con las herramientas de la historia, que lo distinguen: “Necesitamos tratar de disfrutar de ambas cosas, de crear un sistema que nos dé gran cuidado de la salud pero sin poner en peligro nuestra privacidad”. Y Harari concluye, como es característico de su pensamiento, con un interrogante: “Que podamos, o no, lograr ese equilibrio, es una pregunta política enorme”. Lampadia




Home office comunal

Home office comunal

Javier Artadi
Para Lampadia

La pandemia del COVID-19 ha significado una cuarentena que nos ha obligado a muchos a realizar nuestro trabajo en casa.

Sin proponérnoslo, hemos conseguido avanzar en nuestro trabajo más rápido y mejor de lo que hubiéramos imaginado, abriéndose un nuevo espacio – digital – para desarrollar nuestras actividades laborales.

Esta forma de trabajo, sin embargo, requiere de áreas y espacios de unas dimensiones mínimas para poder llevarse a cabo, dimensiones con las que un inmenso número de viviendas en nuestras ciudades no cuenta.

Debido a esto, miles de trabajadores, a pesar de estar profesionalmente aptos para realizar su trabajo en casa, no pueden hacerlo debido a la pequeña área de su vivienda o al número de personas con las que viven: mucha densidad, poca área.

Ante este problema, una solución arquitectónica es la de construir en lugares estratégicos de diversos barrios de la ciudad edificaciones ad hoc que permitan este trabajo a distancia. Ahora, sin embargo, el trabajo a distancia sería realizado por muchas personas a la vez y en el mismo lugar: un Home office comunal.

A nivel arquitectónico, la propuesta – sólo un esquema teórico – consiste en un edificio de planta circular, figura genérica sin lados, que idealmente se construiría en un espacio público o semi público abierto a áreas verdes.

Funcionalmente, el edificio se organiza desde su borde exterior hacia el centro, ubicando en dicho borde una secuencia de ambientes unipersonales, iluminados y ventilados naturalmente, donde los usuarios pueden realizar tranquilamente su trabajo a distancia.

El borde del edificio es el lugar más importante de la propuesta.
El centro del circulo generatriz también es un espacio verde rodeado de ambientes de apoyo complementarios (salas de reuniones, baños, locales de bebidas para llevar, etc.).

El último nivel estaría organizado por una continuidad de terrazas independientes semi techadas donde se trabajaría al aire libre.

El diseño del edificio, consideraría diferentes soluciones para promover la independencia laboral en espacios cerrados y abiertos, disponer de una mayor ventilación natural e incluir una esclusa de desinfección en el ingreso, entre otras medidas de protección.

El Home office comunal es un proyecto-concepto cuyo propósito principal es poner en evidencia la necesidad de imaginar nuevas tipologías arquitectónicas para satisfacer una nueva necesidad urbana. Lampadia




No hubo soluciones porque no reconoció malos resultados

No hubo soluciones porque no reconoció malos resultados

EDITORIAL DE LAMPADIA

El discurso del presidente Vizcarra en el Congreso tuvo algunos anuncios positivos, pero pecó de una falla fundamental: no se hizo cargo del hecho de que el país ha tenido uno de los peores resultados sanitarios y económicos en el mundo, no evaluó las razones de ello y por lo tanto no se enfocó en lo que se requiere hacer para remontar esos resultados.

No hubo planteamiento alguno acerca de cómo se mejoraría la estrategia sanitaria para contener un rebrote de la pandemia que puede terminar de arruinar la reapertura de la economía. Quizá no ve salida porque no concibe una alianza con el sector privado para llevar adelante con éxito, por ejemplo, una estrategia de identificación, aislamiento y abastecimiento de los contagiados y sus contactos, para cortar la cadena de contagio. O una estrategia conductual para infundir hábitos. O de distribución de alimentos para que la gente salga menos.

En lo económico-social anunció que por fin, después de más de tres meses, se terminará de repartir el primer bono universal, y luego, el próximo mes, se distribuirá uno segundo, algo que aliviará a las familias y de paso ayudará a reactivar el consumo, aunque no explicó si se hará con inclusión financiera (billeteras electrónicas).

Pero no mencionó los más de 3 millones de empleos formales que se han perdió solo en Lima, sin contar los empleos informales, ni qué se va a hacer para recuperarlos a la mayor velocidad posible. Esa es una tragedia con la que no ha empatizado. Entonces no habló de la necesidad de simplificar radicalmente las normas sectoriales, laborales y municipales para que los emprendimientos puedan volver a levantar vuelo y a contratar gente; es decir, una formalidad mucho más ligera e inclusiva.

Tampoco otorgó la prioridad máxima a las inversiones mineras, incluyendo Tía María, que por supuesto no fue mencionada. Sí destacó la cartera de proyectos por 57 mil millones de dólares, pero no puso el énfasis suficiente en la importancia estratégica de esas inversiones en este momento, más aún considerando que son las únicas que tienen mercado, financiamiento y productos con buen precio internacional. Tenía que explicar, persuadir.

Si hubiese evaluado los errores cometidos en lo sanitario y en lo económico, hubiese visto que la causa principal de los malos resultados ha estado en la ausencia de una alianza con el sector privado para llevar a cabo las estrategias, aprovechando la capacidad tecnológica, logística y de planeamiento de las empresas. Se esperaba entonces que ahora sí planteara dicha alianza, para reconducir con mayor eficiencia lo que viene. Pero, lejos de eso, repitió dos o tres acusaciones de malas prácticas anticompetitivas. ¡El gobierno puede prescindir del actor que maneja el 80% de la economía nacional!

El otro gran error cometido por el gobierno estos últimos meses, ha sido haber descuidado su relación con el Congreso, permitiendo una incontenible hemorragia populista. El Presidente no llamó la atención sobre la manera en que esos proyectos y leyes socavan el futuro del país y entorpecen la recuperación. Debió en todo caso demandar la elaboración de una agenda legislativa común, algo que por lo demás es un mandato contenido en el artículo 29 de la ley del Congreso. No lo hizo.

Sí planteo lo que llamó el “Pacto Perú”, convocando a todas las fuerzas políticas que van a participar en el proceso electoral. Cierto es que se requiere de un espacio en el que se pueda discutir y consensuar soluciones a problemas estructurales que vayan más allá de la coyuntura, precisamente para encauzar los impulsos populistas del Congreso, pero 5 grandes temas son demasiados y algunos innecesarios.

La pandemia ha puesto en evidencia dos grandes problemas: la precariedad de los servicios públicos de salud, y la informalidad. Concentrémonos en acordar soluciones para esos dos grandes temas. El segundo, la informalidad -o la reforma de la formalidad- ni siquiera figura entre los 5 temas. Y por lo menos dos de ellos son obvios y no necesitan acuerdo porque ya existe: lucha contra la pobreza y calidad educativa.

Necesitamos conversar sobre aquello sobre lo que no estamos de acuerdo, para salir del entrampamiento que nos agobia. Lampadia




El Estado le ha fallado a los informales

El Estado le ha fallado a los informales

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 17 de julio de 2020
Para Lampadia

“Los informales no le han fallado al Estado. El Estado le ha fallado a los informales.” La expresión entre comillas proviene de dos jóvenes arequipeños, a quienes no conozco personalmente. Sin embargo, qué grato y aleccionador resultó conversar con ellos por teléfono, a raíz de mis artículos de opinión – y videos – que suelo propalar a través de Lampadia y / o mis redes sociales.

Bueno pues – como millones de peruanos – estos jóvenes mistianos están muy preocupados por el tema de la informalidad en nuestro país. Es que los paganos de la informalidad son ellos… los jóvenes. Efectivamente, son los jóvenes quienes enfrentan las mayores dificultades para conseguir empleos formales en el sector de las micro y pequeñas empresas. Incluso, ¿qué difícil les resulta formar sus propias empresas?

Ya lo hemos comentado en otras oportunidades. La maraña de trámites y permisos absurdos requeridos para formar una pequeña empresa, las rigideces y altos costos de la legislación laboral, el 18% de Impuesto General a las Ventas (IGV), las elevadas tasas de interés para los microcréditos, y – en general – la falta de soporte educativo práctico en gestión de pequeñas empresas, son – todos – impedimentos y trabas para para la formalización del empleo y el emprendimiento en nuestro país.

También hemos comentado – repetidamente – acerca de la propuesta de Lampadia de disponer de una fracción del IGV como aporte individual de capitalización de pensiones de los respectivos compradores (consumidores). La verdad, nunca había escuchado acerca de una mejor medida para “formalizar a los informales”. Algo así como matar varios pájaros de un tiro: universalizar las pensiones, reducir el IGV, fiscalizar a las empresas, ampliar la base tributaria… ¡qué gran idea!

Ahora bien, todo lo anterior requiere – de antemano – de voluntad política al más alto nivel. Es decir, del Número 1. Y – en segundo lugar – la propuesta de “formalizar a los informales” requiere de un cambio de actitud radical de las autoridades ministeriales y municipales – incluso, de las autoridades policiales y judiciales – de todo el país. Y ¡esa es la gran duda!

¿Acaso los inspectores municipales, policiales y judiciales no viven malamente – y abusivamente – del chantaje sistemático y permanente a los informales? ¿Acaso los ministros – y sobre todo, los alcaldes y sus regidores – están dispuestos a simplificar o eliminar papeleos y trámites burocráticos? O más relevante aún ¿acaso están dispuestos a digitalizar toda la tramitología empresarial y laboral en sus jurisdicciones?

¿Cómo – y a quién – van a chantajear si se simplifican y digitalizan todos los trámites y permisos? ¿De dónde sacarán la marmaja si se eliminan las colas, y los papeleos, y las firmas, y los sellos, y – por ende – las coimas?

Por eso decía que para “formalizar a los informales” se requiere de la voluntad política… al más alto nivel. ¿Está el Presidente de la República dispuesto a comprarse el pleito de la verdadera lucha contra la corrupción en el Estado? Porque – como también hemos comentado repetidamente en este medio – la gran corrupción en el Estado peruano está ahí abajo… en lo que hemos denominado la costra del quinto nivel. No sólo en los peces gordos. Entonces repito ¿está el Presidente dispuesto a quitarle las gollerías a las autoridades ministeriales, municipales, policiales, y judiciales? ¡Esa es la gran duda!

Tienen – pues – razón los jóvenes peruanos de preocuparse por la informalidad generalizada en nuestro país. Son ellos los paganos… los que sufren las consecuencias de la informalidad. Son ellos los maltratados y chantajeados por nuestras autoridades.

Por ello, hago mía – y agradezco – la expresión de los jóvenes arequipeños: “Los informales no le han fallado al Estado. El Estado le ha fallado a los informales.”  Incluso agregaría… “y le siguen fallando”. Lampadia