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Autoridad moral para los malos tiempos

Autoridad moral para los malos tiempos

Mary Robinson, ex Presidente de Irlanda y miembro de The Elders, ha escrito en el Financial Times acerca de la necesidad de tener un fuerte liderazgo moral para combatir la marea populista. (Ver  artículo líneas abajo).

The Elders (elder = mayor) es un grupo de líderes independientes, la mayoría ex jefes de Estado, que ya no tienen cargos públicos, son independientes de cualquier gobierno nacional y de otros intereses personales. Para ser miembro de la organización, deben haber alcanzado confianza en el plano internacional, demostrado integridad y construido una reputación de liderazgo progresista e inclusivo. Los objetivos principales de estos líderes se vinculan a la búsqueda de la paz y de los derechos humanos.

Mary Robinson nos dice que este “no es el momento para un optimismo ingenuo”, y agrega: “todos los políticos responsables, la sociedad civil y los líderes empresariales deben mantenerse firmes y reafirmar nuestros valores básicos y comunes de dignidad para todos”.

Fenómenos políticos como el Brexit y acciones de gobierno excluyentes y confrontacionales como las de Donald Trump indican un claro cambio en la tendencia global. Es lamentable como esta ola de populismo que crea sólo falsas esperanzas y chivos expiatorios, y culpa a los inocentes, es adoptada por políticos irresponsables para sus propios fines personales.

Robinson afirma que “algunos políticos reclaman que se trata de una revuelta populista contra las élites globales y que todo el sistema de gobernanza internacional establecido desde el final de la segunda guerra mundial, incluida la ONU, necesita ser ampliamente revisado. Yo diría que los valores que forman la base de la ONU y la Declaración Universal de los Derechos Humanos son hoy tan relevantes como lo fueron en los años cuarenta y que nuestro desafío es defenderlos”.

“Al mismo tiempo, necesitamos hacer cambios en el sistema de gobernanza internacional para que sea más resistente, robusto, representativo y equipado para adaptarse a las nuevas realidades geopolíticas y a complejos retos a largo plazo, incluyendo el cambio climático, la migración masiva y la creciente desigualdad” [en los países ricos].

Image result for populismo Fuente:  germanmcortes.com

Así lo plantea Kishore Mahbubani, de Singapur, “a medida que el mundo se vuelve cada vez más pequeño, necesitamos una mejor gobernanza mundial. Las instituciones creadas a raíz de la Segunda Guerra Mundial ya no están aptas para el propósito. Los países occidentales ejercen una influencia desproporcionada y han debilitado deliberadamente el sistema para evitar que se limiten sus intereses”.

La verdad es que el comercio internacional y la globalización han producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, como una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres. En los últimos 40 años se ha duplicado la población mundial y se ha formado una clase media global de 3,000 millones de habitantes y, hoy los más pobres tienen mejores condiciones de vida que nunca antes, con mayor esperanza de vida, mejor alimentación y mejor salud. Se estima que en 20 años podamos superar del todo la pobreza.

Por lo tanto, las clases dirigentes, como ejemplifica The Elders, los viejos de la tribu, los que ya están más allá del bien y del mal (que no actúan por intereses personales), tienen que ejercer un liderazgo moral para combatir el error y la aventura barata y, al mismo tiempo, convocar a todas las generaciones a mejorar las instituciones de gobernanza global, defendiendo los valores universales de paz y prosperidad para todos los pueblos.

En el caso del Perú, debemos preguntarnos: ¿Dónde están nuestros ‘elders’? Lampadia

Se necesita un fuerte liderazgo moral para combatir la marea populista

Es hora de reafirmar nuestros valores de cómo tratar decentemente a todos

La necesidad de sostenibilidad: distribución de alimentos y suministros en Haití tras el huracán Matthew en la isla en 2016 © Andres Martinez Casares / Reuters

Mary Robinson
Ex Presidente de Irlanda, Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU y miembro de The Elders 
Financial Times
17 de enero de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

Millones de personas en todo el mundo consideran que el actual sistema globalizado no está funcionando en su mejor interés.

Sabemos que, históricamente, el populismo crudo no ofrece soluciones reales, creando sólo falsas esperanzas y chivos expiatorios. Sin embargo, también está claro que hay muchos políticos que explotarán cínicamente las quejas genuinas para sus propios fines.

Todo esto significa que el nuevo año comienza con incertidumbre y temor en todos los niveles de la sociedad. Los cambios potencialmente sísmicos en el liderazgo político en 2017, no sólo en Estados Unidos, sino también en toda Europa, Irán, India y partes de África, podrían perturbar las instituciones establecidas y los procesos multilaterales.

Al mismo tiempo, en todo el mundo vemos niveles crecientes de xenofobia e intolerancia, un estrechamiento de la visión política y un enfoque en la introspección parroquial. Se siente como si se hubiera retirado la tapa de una olla a fuego lento de tensiones y descontento. Las opiniones sobre raza, género y religión, que hace sólo unos pocos años se consideraban inaceptables, son ahora comunes. Durante el último año, hemos visto cómo el discurso público se ha visto empañado por la retórica áspera y desagradable.

Algunos políticos afirman que se trata de una revuelta populista contra las élites globales y que todo el sistema de gobernanza internacional establecido desde el final de la segunda guerra mundial, incluida la ONU, necesita ser ampliamente revisado. Yo diría que los valores que forman la base de la ONU y la Declaración Universal de los Derechos Humanos son hoy tan relevantes como lo fueron en los años cuarenta y que nuestro desafío es defenderlos.

Al mismo tiempo, necesitamos hacer cambios en el sistema de gobernanza internacional para que sea más resistente, robusto, representativo y equipado para adaptarse a las nuevas realidades geopolíticas y a complejos retos a largo plazo, incluyendo el cambio climático, la migración masiva y la creciente desigualdad [en los países ricos].

Si queremos tener alguna esperanza de hacer progresos constructivos en 2017 y detener esta creciente oleada de ira que se convierte en un nihilismo destructivo, todos los políticos responsables, la sociedad civil y los líderes empresariales deben mantenerse firmes y reafirmar nuestros valores básicos y comunes de dignidad para todos.

Me alienta el hecho de que hay muchos líderes, organizaciones y ciudadanos que todavía están decididos a actuar juntos para asegurar un futuro sostenible para nuestra gente y nuestro planeta.

Afortunadamente, el liderazgo existe. En Marrakesh, me inspiró su llamado a “una nueva era de la búsqueda del desarrollo, el fin de la pobreza, no dejar a nadie atrás y proteger el medio ambiente”.

Sólo mediante la adopción de un enfoque así de holístico podemos aplicar con éxito, no sólo el Acuerdo de París sino también los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Debe ser un enfoque de abajo hacia arriba, en el que los líderes y los responsables políticos muestren humildad y escuchen las experiencias y las voces de las personas sobre temas de cambio climático, pobreza, violencia e injusticia.

Este no es el momento para un optimismo ingenuo; los retos que se avecinan son duros y las voces de hostilidad son estridentes. Pero sigo inspirado por las palabras de Nelson Mandela, quien dijo en 2003 que: “Los que se comportan con moralidad, integridad y consistencia no deben temer las fuerzas de la inhumanidad y la crueldad”.

Como miembro de The Elders, el grupo de ex líderes independientes fundado por Mandela para trabajar por la paz y los derechos humanos, recordaré sus palabras en el próximo año y espero que sigan inspirando a los ciudadanos de todo el mundo a confiar en sus mejores instintos y trabajar juntos por la justicia. Lampadia