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Amenazas a la democracia

Amenazas a la democracia

Leopoldo López encarcelado y maltratado por el régimen corrupto del socialismo del siglo XXI en Venezuela, se presentó en Lima.

Hoy está refugiado en España, desde donde llegó al Perú para tener dificultades con migraciones en el aeropuerto de Lima. Gracias a la intervención del Canciller Allan Wagner, López pudo asistir al evento sobre las amenazas para la democracia.

Leopoldo López dio un testimonio descarnado sobre la maldad y ensañamiento del régimen chavista con sus propios ciudadanos, y nos advirtió con toda claridad que tratemos de evitar repetir la historia de Venezuela de los últimos 20 años.

Recomendamos ver la presentación de López en el siguiente enlace:




Los gobiernos de Alan García

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Alan García fue el culpable de que yo derivara en el periodismo a la edad de 37 años. Su mensaje electoral en la campaña del 85 había puesto énfasis en la necesidad de reivindicar la producción andina abatida desde Velasco por las importaciones doblemente subsidiadas de alimentos y por el dólar barato. Pero la política económica que puso en marcha el flamante presidente fue traicionando crecientemente ese mensaje, primero congelando los precios de varios alimentos con el pretexto de controlar la inflación, y luego, otorgando el tristemente célebre dólar MUC mucho más rebajado para importar precisamente alimentos baratos ilusamente en favor de la alimentación popular. Lejos de devolverle el mercado nacional a los campesinos andinos, como había prometido, les clavaba el puntillazo final de importaciones masivas y artificialmente baratas de trigo y productos lácteos que dejaban cada vez menos espacio a la papa, la leche y otros productos andinos que no podían competir. Fue entonces que decidí escribir un artículo –algo que nunca había hecho-, y enviárselo a Manuel Ulloa, dueño del diario Expreso y con quien yo había trabajado en la PCM en el gobierno de Belaunde. Fue publicado un domingo de febrero o marzo de 1987 y Manuel D’Ornellas me pidió que siguiera escribiendo todos los domingos. Al cabo de unos meses, Ulloa me ofreció la jefatura de editorial del periódico, y acepté.

O sea que le debo a Alan García mi entrega al periodismo. Y también haber podido participar en los mejores años de debate ideológico que se hayan dado en el periodismo nacional, que fueron los que se desarrollaron entre 1987 y 1990 entre las posiciones liberales esgrimidas desde el diario Expreso y las socialistas defendidas desde el diario La República. Fue esa crítica liberal desde las editoriales y los artículos publicados por varios autores en el diario la que generó la base de opinión que permitió y acompañó la emergencia de Hernando de Soto y Mario Vargas Llosa como los adalides de la conciencia liberal en el país, luego del intento de estatización de la banca.

Como era previsible, el intervencionismo económico denunciado en esos artículos produjo finalmente la tremenda hiperinflación que ocasionó el colapso total del Estado.

Fujimori, que había ganado la elección con un mensaje anti shock económico, pudo sin embargo aplicarlo y llevar adelante las reformas liberales y privatizadoras, porque cualquier cosa era mejor que la desesperada angustia económica sin futuro que vivíamos los peruanos. Paradójicamente, el abismo al que nos llevó el primer gobierno de García creó las condiciones que permitieron un cambio de modelo económico que ha generado estabilidad y crecimiento sostenido en las siguientes casi tres décadas, aunque un intervencionismo de baja intensidad restaurado a partir del 2011 nos haya frenado el crecimiento económico.

Reelegido el 2006 pese a su desastroso primero gobierno solo porque la alternativa de Ollanta Humala amenazaba con políticas aún peores, García había aprendido la lección económica y aplicó políticas exactamente contrarias a las de su primer gobierno. Mantuvo la libertad de los mercados heredada desde los 90 y se propuso atraer gran inversión para desarrollar el país. Logró tasas de crecimiento muy altas, ayudado en parte por los buenos precios de los minerales. Pero, interesado solo en los grandes proyectos, desdeñó, pese a habérselos explicado, los programas –como Sierra Productiva- que hubieran podido aumentar la productividad de los campesinos andinos convirtiéndolos en empresarios para dar un salto histórico en el paisaje rural andino. Más bien cometió el grave error político –incomprensible en un hombre de su inteligencia- de desarrollar en varios artículos la tesis del “perro del hortelano”, que en buena cuenta adjudicaba tal condición precisamente a las comunidades que eventualmente se oponían a la inversión minera o petrolera.  

No obstante, Alan García siempre tuvo un alto sentido de su misión histórica y de llevar al Perú a un destino superior. Por eso también el énfasis en los grandes proyectos. Canalizó acertadamente la animadversión a los chilenos transformándola en una competencia económica, retando a crecer más para alcanzarlos. Tenía una visión geopolítica del país y por eso fue él quien ideó y planteó la Alianza del Pacífico, que hoy es el área de integración regional que más avances ha logrado.

No impulsó reformas institucionales salvo una: la creación de SERVIR como herramienta para avanzar hacia un Estado profesional y meritocrático, acaso para remediar en alguna medida la demagógica reducción de sueldos de los altos funcionarios que adoptara al inicio de su segundo gobierno y que debilitó al Estado.

También llevó a cabo una reforma clave que ni Fujimori, en su gobierno autocrático, se había atrevido a ejecutar: la evaluación de los maestros. Dio la ley de carrera magisterial con un contenido claramente meritocrático, algo que parecía muy difícil en un gobierno democrático. Pero su liderazgo y los exámenes que mostraban los bajísimos rendimientos de los escolares y de los propios maestros, convencieron a la opinión pública, y la ley pudo aprobarse e implantarse pese a la oposición organizada del Sutep. No tuvo la misma suerte el globo de ensayo que lanzó para aprobar una reforma laboral que permitiera la inclusión de las mayorías informales. A la primera manifestación de oposición, abandonó la causa.

En el balance, su segundo gobierno fue bueno, el mejor de los últimos 20 años. Sin duda se reivindicó ante la historia. Pero en los últimos tiempos las acusaciones lo cercaron y él prefirió matarse antes que sufrir el vejamen de la prisión. Decisión dramática fundada en la defensa de dignidad del más alto cargo que representa y personifica a la Nación. Que, pese a todo, lo redime y enaltece. Lampadia




Adalid de la paz con Ecuador

A puertas de cumplirse veinte años del Acta de Brasilia, firmada por Perú y Ecuador, conozca el testimonio de quien fue el promotor del histórico acuerdo.

Revista Embajador
25 de setiembre, 2018

Fernando De Trazegnies, ex canciller

La paz entre Perú y Ecuador fue necesaria. El hecho —que las nuevas generaciones han olvidado— ancló en el pasado los enfrentamientos armados de todos los fines de enero, con motivo de los aniversarios del Protocolo de Río de Janeiro. Próximamente se celebrará un aniversario más del Acta de Brasilia o Acuerdo Definitivo de la Paz, Amistad y Límites entre Perú y Ecuador (firmado el 26 de octubre de 1998).

Uno de los protagonistas —y que además refrendó el tratado— fue el entonces canciller peruano Fernando De Trazegnies Granda, destacado escritor, genealogista y abogado. De Trazegnies brindó su histórico testimonio a la revista diplomática EMBAJADOR, en el que detalla cómo nació la propuesta de darle solución al conflicto entre ambos países. Asimismo, cuenta su experiencia como emisario secreto en la reunión con el recién electo presidente ecuatoriano Jamil Mahuad.

Testigo presencial

El abogado cuenta que el jefe de Estado ecuatoriano también había enviado a Perú un mensajero secreto para reunirse con el presidente Alberto Fujimori. El visitante sustentaba que no había solución para el problema limítrofe y que se debía dejar como estaba. “La única manera de solucionar las cosas es que nos den un pedazo de tierra, pero ustedes no nos la van a dar nunca. Entonces, ¿para qué discutirlo?”, sostuvo.

Cuando viajó De Trazegnies a Quito fue recibido por el presidente y el canciller ecuatoriano, José Ayala, en el Palacio de Carondelet, donde se desarrolló la siguiente conversación:

— Mahuad: Me dijeron que usted es abogado.

— De Trazegnies: Sí.

— Mahuad: No es una persona de Relaciones Exteriores.

— De Trazegnies: Mi padre sí lo era, yo no. Pero el presidente me ha encargado hablar con usted sobre el acuerdo de paz, tema que conozco y me ha preocupado.

— Mahuad: Entonces yo no sé cómo se introduce usted en este tema que es muy complicado y muy difícil.

— De Trazegnies: Sí, presidente, es muy difícil; pero tengo esperanza. Además, guardo una relación con este país. He venido a este palacio y aquí vivió mi tataratatarabuelo Pedro Vásquez de Velasco. (Mi madre se apellidaba Granda Vásquez de Velasco).

Lazo familiar

Relata el abogado que el presidente ecuatoriano se quedó muy sorprendido con su confesión y le pidió que le explique.

— De Trazegnies: Él vino a América como presidente de la Real Audiencia de Quito, después vino al Perú y se casó.

— Mahuad: Ah, y usted es el descendiente de Vásquez de Velasco.

En ese momento intervino el canciller ecuatoriano.

— Ayala: Perdona, ¿cómo sabes que eres el descendiente?

— De Trazegnies: Por mi padre, él era historiador y genealogista. Además, un presidente ecuatoriano publicó un libro.

Ayala trajo el libro y dijo que no había encontrado al tataratatarabuelo del enviado peruano.

— De Trazegnies: Seguro has estado viendo solo las fotos de las pinturas que están en el Palacio. Ustedes fueron tan ingratos que él no tiene ninguna pintura. Fíjese en la página 16 línea ocho.

Tras constatar que su ancestro figuraba en el libro, la conversación se hizo más amigable.

Circunstancias que unen

El presidente Mahuad reiteró: “Entonces no es diplomático, tampoco político” y prosiguió el diálogo.

— De Trazegnies: No soy político ni quiero serlo. Estoy involucrado en este tema porque somos países hermanos que debemos estar juntos. Yo repito la estupenda frase del intelectual peruano José de la Riva Agüero: “Todos los latinoamericanos somos hermanos porque tenemos el mismo padre español”, pero —añadí— Perú con Ecuador somos hermanos también de madre, porque tuvimos la misma madre inca.

El mandatario se quedó maravillado y le pidió que hable de su relación con el Ministerio de Relaciones Exteriores, porque según Mahuad era de ahí donde venían los problemas. El emisario peruano prosiguió narrándole, en este caso, sobre el local del Ministerio de Reacciones Exteriores: “Es una muy linda casa virreinal cuyo dueño era José Bernardo de Tagle y Portocarrero, Marqués de Torre Tagle. Tenía tres hijas y una de ellas se casó con Manuel Ortiz de Zevallos ¡de Quito! Fíjese usted las vinculaciones que tenemos”.

— Mahuad: Eso me parece realmente importante.

— De Trazegnies: ¿Puedo contarle otra historia? Usted sin duda conoce la procesión del Señor de los Milagros.

— Mahuad: Sí, por supuesto. La he visto en fotos y a la procesión va una muy buena cantidad de personas. Es impresionante. Pero, ¿qué tiene que ver con todo esto?

— De Trazegnies: En la parte de atrás del Señor de los Milagros está la Virgen de la Nube, patrona de Quito.

— Mahuad: Usted ya me está engañando. (Risas)

— De Trazegnies: No. Le estoy diciendo lo que es. Somos muy unidos con Ecuador.

Esta conversación soltó por completo al mandatario, quien trató de “tú” al mensajero peruano.

Diálogo por la paz

— Mahuad: Tienes una forma interesante de ver las cosas. Ahora, ¿cómo arreglar el problema que tenemos entre nuestros países? Hay que ver una forma de salir de los impases.

— De Trazegnies: Por todas las conversaciones que he mantenido con tu gente, sé que quieren Tiwinza y si no, no hay arreglo. Eso me parece muy malo. En eso no podemos llegar a un acuerdo porque tú sabes que ese es territorio peruano.

— Mahuad: Eso nos daría una satisfacción.

— De Trazegnies: Aquí no hay satisfacciones que valgan. Eso no puede ser así.

Por ser medio día, el mandatario invitó a almorzar al enviado peruano y continuaron la conversación:

— De Trazegnies: Tiwinza hasta el borde. Me pides mucho. Nunca se podrá resolver.

— Mahuad: Estamos en eso. Fíjate cómo están las negociaciones, en una situación pésima.

— De Trazegnies: No encuentran un acuerdo, pero nosotros deberíamos hacerlo. ¿Puedo hablarte muy directamente?

— Mahuad: Sí, ya somos ahora amigos de toda la vida (risas).

El quid de la cuestión

— De Trazegnies: ¿Por qué se insiste tanto en Tiwinza, que es un lote de la selva y que en realidad es inhóspito y no les sirve a ambos países?

— Mahuad: Ahí, en la última guerra (Cenepa), hubo una situación muy importante. Era un puesto de guerra que no se rindió al Perú cuando entró. En realidad, Tiwinza se entregó a un contingente de las Naciones Unidas. Ahí murió mucha gente que la defendió y está enterrada. Nosotros tenemos que defender Tiwinza.

Ante el argumento del presidente Mahuad, De Trazegnies reflexionó y respondió:

— De Trazegnies: ¿Tu preocupación es porque hay muchos soldados muertos y enterrados en esa zona?

— Mahuad: Claro.

— De Trazegnies: Me parece perfectamente válida.

— Mahuad: Ah, ¿tú también estás de acuerdo?

— De Trazegnies: No, no. Piensa en Francia, Bélgica o Alemania. Hay mucha gente de otros países que han muerto en las guerras y hay cementerios de esas naciones. El cementerio es propiedad privada del otro país, pero el terreno no es parte de dicha zona; es como la Embajada de Lima. Entonces, ¿por qué no hacemos eso?

— Mahuad: De repente hemos llegado al punto, a la solución. Me gusta tu tesis.

— De Trazegnies: Sería sencillo. Nadie tendría que pelearse. Se quedan con Tiwinza, hasta le hacemos una carretera que vaya desde la frontera. Tiene un kilómetro cuadrado, pero solo como propiedad.

— Mahuad: Estamos encontrando una solución. Tomemos esto con prudencia. No lo divulguemos. Usted lo informa a su presidente.

FF.AA. a favor

Antes que De Trazegnies regresara a Lima, el mandatario ecuatoriano le puso a disposición un vehículo para que pasee por Quito. “La relación no era de enemigos, sino de amigos que tienen un problema y que están buscando cómo superarlo”, señaló.

Llamó al presidente Fujimori y le explicó. Le pareció muy interesante y dijo que con eso se arreglaba todo, porque era el mismo pensamiento de Mahuad. “Me ordenó que no le diga nada a nadie hasta que madure la idea y nos reunamos con los ecuatorianos. Ni al ministro (Eduardo Ferrero), cosa que objeté, pero Fujimori no quiso y me dijo que eso quedaba por su cuenta”, detalló el abogado.

Luego Fujimori habló con los militares para conocer su apreciación al respecto y ellos estuvieron a favor. Hubo una reunión en Palacio de Gobierno en la que estuvo, además del presidente, el canciller Ferrero, el primer ministro Alberto Pandolfi, los comandantes generales de las FF.AA., otros militares de alta graduación y De Trazegnies.

Posición en contra

Según indicó De Trazegnies, en la reunión “el ministro Ferrero señaló que no había solución, que no debía entregarse el terreno y que los ecuatorianos nos van a dar problemas siempre”. Por su parte el abogado argumentó que ese terreno era como darle un estatus de Embajada. Uno de los altos mandos militares preguntó a Ferrero: ¿qué es lo que piensa?, ¿qué hay que hacer con Ecuador? A lo cual respondió que, como ministro, pensaba en una paz armada.

Tras estas declaraciones, los asistentes se quedaron en silencio y un militar dijo: “perdone, señor presidente, pero a mí me llama mucho la atención y nos extraña que los militares hablemos de paz y el señor ministro esté hablando de guerra”, palabras que el escritor sostiene no olvidará nunca.

Cuando salieron de la reunión, Ferrero le dijo que lo que planteaba era una barbaridad, que no lo apoyaría y que renunciaría. De Trazegnies le pidió que no lo haga porque estaban a punto de conseguir la paz con Ecuador.

Concretando acuerdos

Luego el mandatario peruano viajó con De Trazegnies a Nueva York, entre otras cosas, para encontrarse con Mahuad. “Antes de partir fui a la Cancillería y pedí instrucciones a Ferrero. Él me manifestó que el arreglo no le gustaba. Le pedí que no haga cambios y que todo saldría muy bien”, sostuvo el abogado.

Una vez en el avión, les llegó la noticia de que el ministro había renunciado. Frente a ello, Fujimori dijo “bueno, ya lo esperábamos. Ya veremos qué hacemos y sigamos trabajando”. Posteriormente se habló con Mahuad y se concretó el acuerdo.

Pacto prodigioso

“Estando en Lima, días después, el presidente me llamó a la una de la mañana y me dijo que juraría como ministro horas después. Trabajamos coordinadamente, superamos problemas y todos estábamos de acuerdo en que Tiwinza se entregaba como propiedad privada. El único percance era que había que explicar bien el tema para que la gente lo entendiera. Además, finiquitarlo con Ecuador”, sostuvo De Trazegnies.

Según indicó, viajó junto con Fujimori a Brasil para tener una reunión con el presidente, y también estuvieron presentes Jorge Valdez y Mahuad. Tras presentar las propuestas en sesión reservada, las opiniones fueron positivas. En el caso de Lima se opuso el hermano del exministro, Carlos Ferrero. Ambos jefes de Estado conversaron con sus equipos y todo estuvo conforme. Solo se tenía que presentar bien las cosas en Brasilia.

¿Sintió alguna vez que el arreglo se le iba de las manos?

Varias veces, pero cosas pequeñas.

¿Cuál es su reflexión después de veinte años?

Me siento muy contento. Me molesta un poco que critiquen mi intervención. Todo lo que hice fue por amor al país. Yo quería, como dije antes, que el Perú y Ecuador fueran realmente dos hermanos de padre y madre. Hoy han mejorado las relaciones en todos los ámbitos: diplomáticos, turísticos, comerciales y de inversores. Podemos decir que hemos llegado a una situación, con Ecuador, de verdadera hermandad.

Lampadia