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El socialismo del siglo XXI tornó riqueza en miseria

El socialismo del siglo XXI tornó riqueza en miseria

“Según el Índice Anual de Miseria, Siria, desgarrada por una guerra civil genocida, es el segundo lugar más infeliz del mundo. ¿El primero? Venezuela. Así es, el socialismo y la corrupción crearon una situación más miserable que la de Siria donde se han asesinado a más de 500,000 personas.”

Steve Hanke

Por tercer año consecutivo, Venezuela es la nación más miserable del mundo, según el análisis publicado por el Índice anual de Miseria del think tank Cato Institute, que clasifica a las naciones según los datos del Economist Intelligence Unit (EIU). Los rankings, compilados por el profesor Steve H. Hanke de la Universidad Johns Hopkins, siguen una fórmula simple: La “miseria” de una nación se puede calcular sumando la tasa de desempleo, la tasa de interés y la tasa de inflación, menos la variación porcentual anual del PBI real per cápita.

De esta manera, se puede determinar cómo le está yendo a un ciudadano promedio de un país. Bloomberg lleva años retomando esta fórmula y aplicándola a las principales economías del mundo, con la premisa de que cuando más alta es la inflación y mayor desempleo, más miserable es un país. “La mejor manera de garantizar la felicidad es crecer económicamente, pero eso no es fácil con una alta inflación y desempleo”, afirma Steve Hanke.

La globalización y la economía de mercado han traído muchísimos beneficios. Han integrado efectivamente los mercados globales y ha producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, con una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres. En los últimos 40 años se ha duplicado la población mundial y se ha formado una clase media global de 3,000 millones de personas y, hoy los más pobres tienen mejores condiciones de vida que nunca antes, con mayor esperanza de vida, mejor alimentación y mejor salud. Ver en Lampadia: 7 ensayos sobre la prosperidad

Sin embargo, esta historia no representa la realidad de todos los países del mundo. Muchos de ellos, teniendo la capacidad de ser parte de del avance de la prosperidad, tomaron otro camino e hicieron miserables a sus pueblos.

El ejemplo más clamoroso de esta suerte de ‘crimen de lesa política’ es el de Venezuela, que ha destruido su capacidad de crear riqueza y hoy se arrastra en una inicua crisis humanitaria, creada a pulso por las políticas socialistas, acompañadas por procesos de corrupción extremos, incluyendo el narcotráfico.

Otro ejemplo de lo que no hay que hacer, lo atestiguan, desde América Latina, Brasil y Argentina (tercero y cuarto en el índice de miseria, respectivamente). Ambos países cayeron en manos de políticos soberbios, equivocados y corruptos, que gobernaron con la misma ideología del socialismo venezolano. Además, teniendo ambos condiciones naturales para ser ricos.

En verdad es increíble que los tres países más ricos de América Latina (excluyendo a México), ocupen los peores lugares de miseria en el mundo, junto con Siria, afectada por una violencia genocida.

Los tres países fueron destrozados por gobiernos orientados a implantar una ideología, en vez de desarrollar sus pueblos. La dictadura chavista en Venezuela, la soberbia aislacionista del izquierdismo de Lula en Brasil, y el izquierdismo corrupto de los Kirchner en Argentina, han hecho más daño que el peor cataclismo que podría imaginarse. En nombre de los pobres, han hecho miserables a sus pueblos.

Ahora bien, ¿cómo podemos evaluar a nuestros políticos de las izquierdas, que siguen pensando implantar en el Perú, las políticas que hicieron miserables a Venezuela, Brasil y Argentina, y que siguen apapachando a esos líderes equivocados y corruptos que destrozaron sus países?

¿Cómo puede ser, que, en días tan aciagos para nuestra patria, los medios televisivos, fundamentalmente RPP y Canal N, nos endilguen todos los días a los representantes de esas izquierdas, como si fueran los referentes que marcan el camino hacia una luz al final del túnel?

Manejar un medio de comunicación es un privilegio que conlleva grandes responsabilidades.

¿Qué esperan los directivos de estos medios para asumir su rol social?

¿O lo único que importa es la caja registradora? 

A continuación, compartimos la publicación de Hanke sobre los países más miserables del 2017:

Índice Anual de Miseria de Hanke: Los países más miserables (y más felices) del mundo

Por Steve Hanke
Forbes
28 de febrero de 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Foto de VCG / VCG.
Fuente: Getty Images

La condición humana habita un vasto continuo entre “miserable” y “feliz”. En la esfera de la economía, la miseria tiende a fluir desde alta inflación, elevados costos de los préstamos y el desempleo. La forma más segura de mitigar esa miseria: el crecimiento económico. En igualdad de condiciones, la felicidad tiende a florecer cuando el crecimiento es fuerte, la inflación y las tasas de interés son bajas y los empleos son abundantes.

Muchos países miden e informan estas métricas económicas regularmente. Al compararlos, nación por nación, podemos analizar mucho sobre en qué parte del mundo la gente está triste o feliz.

¿Consideraríamos que Estados Unidos es más o menos miserable que otros países? Para responder a esta pregunta, actualizo las mediciones anuales del Índice de miseria.

El primer índice de miseria fue construido por el economista Art Okun en la década de 1960 como una forma de proporcionar al presidente Lyndon Johnson una imagen sencilla de la economía. Ese índice de miseria original era solo una suma simple de la tasa de inflación anual de una nación y su tasa de desempleo. El índice ha sido modificado varias veces, primero por Robert Barro de Harvard y luego por mí mismo.

Mi índice de miseria modificado es la suma de las tasas de desempleo, inflación y el costo de los préstamos bancarios, menos el cambio porcentual en el PBI real per cápita. Las lecturas más altas en los primeros tres elementos son “malas” y hacen que la gente se sienta más miserable. Estos se compensan con “lo feliz/bueno” (crecimiento del PBI per cápita), que se resta de la suma de los “males”. Un puntaje más alto del Índice de Miseria refleja un nivel más alto de “miseria”, y es una medida suficientemente simple que hasta un presidente sin tiempo para extensas sesiones informativas económicas, puede entenderlo de un vistazo.

En la tabla adjunta, se pueden encontrar las clasificaciones del Índice de Miseria para las 98 naciones que informan datos relevantes de manera oportuna. Para coherencia y comparabilidad, todos los datos provienen de la Unidad de Inteligencia de The Economist.

Comencemos con el país más miserable y subamos hacia los más felices. Si le damos la vuelta, obtenemos un índice de felicidad.

Venezuela tiene el glorioso título del país más miserable en 2017, como lo hizo en 2016 y 2015. Los fracasos del estado petrolero corrupto y socialista del presidente Nicolás Maduro han sido bien documentados el año pasado, incluso por mis mediciones de la hiperinflación venezolana. Venezuela no solo es el país más miserable del mundo, sino que su puntaje en el índice ha aumentado dramáticamente desde 2016.

Siria mantiene el rango de la segunda nación más miserable, y la razón no es difícil de descubrir. De hecho, Siria ha estado en medio de una brutal guerra civil durante casi siete años. ¿Necesito decir más?

Brasil se mantiene en el tercer lugar por segundo año consecutivo. Como me explicó una vez mi amigo Roberto Campos, el difunto economista, diplomático y político brasileño, durante una visita a Brasilia: la Constitución brasileña es tan gruesa como la guía telefónica de la ciudad de Nueva York. El presidente Michel Temer ha intentado reducir la ola de obligaciones del gobierno. Pero hasta la fecha, sus intentos de frenar el mayor pasivo no financiado del país, el sistema de pensiones, han quedado en nada. El sistema de pensiones en bancarrota no es, por supuesto, el único problema que enfrenta Brasil. La corrupción, por ejemplo, sigue siendo un problema endémico.

Argentina ha mejorado su clasificación (y puntaje de índice) en 2017, pasando del segundo al cuarto país más miserable del mundo. Pero hasta que baje la inflación, el presidente Mauricio Macri tendrá dificultades, como lo hizo el presidente Carlos Menem hasta el 1 de abril de 1991, cuando presentó el Sistema de Convertibilidad de Argentina, que vinculaba el peso con el dólar.

Egipto ocupó el quinto lugar más miserable, una muesca menor que en 2016. Pero, el puntaje del Índice de Miseria de Egipto en realidad aumentó, una mala señal. El gobierno militar-socialista del presidente Abdel Fattah el-Sisi continúa causando miseria. Además de los problemas que acompañan a cualquier sistema de tipo socialista en el que el ejército desempeña un papel decisivo, la libra egipcia sigue siendo el talón de Aquiles del país. La única solución a este problema es la adopción de una caja de conversión, en la que la libra se convertiría en un clon de una moneda de anclaje, como el euro o el dólar de EEUU.

Los países menos miserables

Pasemos al otro extremo de la tabla, donde residen los países menos miserables. Allí encontramos a China gobernando como el país “más feliz” del mundo. En esto el presidente Xi Jinping tiene algunos derechos de fanfarronear.

Para los Estados Unidos: su puntaje ha mejorado un poco, pasando de 9.4 en 2016 a 8.2 en 2017. Sin embargo, en lo que respecta a la felicidad, Estados Unidos no es el primero sino el número 30, detrás de otros 29 países en la lista de la felicidad.

Escrito por Steve H. Hanke de la Universidad Johns Hopkins. Su cuenta en Twitter: @Steve_Hanke.

Lampadia




“Es un error querer desdolarizarse”

“Es un error querer desdolarizarse”

La entrevista a Steve Hanke, un economista librepensador, es muy interesante para el Perú. El considera que en países con instituciones débiles, el ancla cambiaria genera estabilidad. Aboga por la dolarización y considera que en el caso de Panamá, Ecuador y El Salvador ha sido un importante factor de predictibilidad.

Efectivamente, este tipo de política cambiaria quita grados de libertad política y, por lo tanto, evita que se cometan las fallas macroeconómicas que han venido sucedido permanentemente en la región.

En el caso peruano, con el sistema de doble divisas, él considera que nos ha ido bien y afirma que no deberíamos insistir en desdolarizarnos.

Compartimos la entrevista de El Comercio a Hanke:

“Es un error querer desdolarizarse”

Entrevista a Steve Hanke, profesor de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore

Por Juan Vargas Sánchez, El Comercio – Portafolio, 30 de agosto 2015

No hay que seguir las recetas del FMI, en particular las que se refieren a tener un régimen de tasa flexible. China las está siguiendo por presión de EE.UU. y es por eso que podría entrar en crisis, afirma este destacado economista.

Quienes siguen su curso de Economía Aplicada y Finanzas tienen prácticamente asegurado un puesto de varios miles de dólares mensuales en Wall Street. En una universidad más bien especializada en Medicina, se da el lujo de tener solo doce alumnos, quienes –dicen los reclutadores de talento– salen muchas veces mejor formados en un semestre que quienes siguen un MBA o MFA.

Pero Steve Hanke es más que un formador de lobos de Wall Street. Sus consejos de política macroeconómica han sido escuchados por gobiernos de diversas latitudes sin contarse grandes fracasos. Él estuvo en Lima invitado por la UPC y se dio un tiempo para brindar algunas recomendaciones de política monetaria que habría que tomar en cuenta.

¿Qué pasa en el mundo que todo se está viniendo abajo?

Para entender lo que está pasando hay que tener presente la teoría económica y macroeconómica desde un enfoque monetario. Hay que saber que la oferta de dinero es el más importante determinante del crecimiento. Ahora, China es la más importante locomotora a escala mundial, determina el 50% de todo el crecimiento incremental del mundo. China ha tenido un abastecimiento de divisas de un 17% por año y eso es lo que le ha permitido crecer un 7% en promedio con baja inflación. Ha sido algo muy bueno, pero después del 2012 el suministro de divisas se ha desplomado. Yo anticipé una desaceleración de China. Ellos han estado dando ciertas cifras de que crecieron 7% en el último trimestre, pero no confío en eso. Tenemos un mundo en el que la locomotora ha estado desacelerándose, lo cual ha sido obvio para el Perú porque produce cobre y el precio del cobre ha caído sustancialmente. 

¿Por qué esta desaceleración china?

Su problema es la tasa de cambio. Desde 1994 hasta el 2004, el yuan tenía una tasa de cambio fija respecto al dólar, y hubo estabilidad, alto crecimiento y su inflación era como la de Estados Unidos. Desde el 2005, el régimen de la tasa de cambio se volvió más flexible, y ese fue el gran error.

Usted es un gran defensor de los regímenes de cambio fijo. ¿Por qué?

Es una larga explicación, pero la versión corta es que aportan estabilidad. El régimen de tasa de cambio fijo junto con un sistema de divisas bastante sólido, históricamente, nunca ha fracasado. Siempre ha estado acompañado de alto crecimiento, baja inflación y una alta disciplina fiscal. En sociedades con instituciones débiles, necesitas tener un elemento que proponga esa estabilidad y disciplina fiscal. 

¿Por qué China cambió su modelo?

La causa o raíz de ese cambio es Estados Unidos. En el 2005, China cambia por presión estadounidense. EE.UU. es el país más poderoso, maneja al Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus grupos de poder en Washington tienen una mentalidad mercantilista. Esos grupos mercantilistas en Washington creen que flexibilizando el yuan, Estados Unidos ganará competitividad. Hicieron lo mismo con Japón en 1971 y fracasaron: las exportaciones japonesas siguieron llegando, pero la economía japonesa colapsó y nunca se recuperó. La pregunta ahora es cómo va a reaccionar Beijing.

Al Perú, el FMI también le instó a tener una tasa flexible en los noventa.

Bueno, el Perú no es Japón ni China. Pero sí, hubo esa recomendación, más por moda. Siguen recomendándola a todos los países, ni siquiera lo piensan. Entiendo que ahora tratan de desdolarizarlos, pero eso no está bien. Si al Perú le ha ido bien en estos años es porque maneja un sistema dual de dólares y soles, lo que le ha ayudado a mantener la disciplina. Si tus instituciones son débiles, necesitas una tasa de cambio fija o estar dolarizado completamente como Ecuador, El Salvador y Panamá. No por gusto esos países están entre los cuatro a los que mejor les fue en el 2014.

Pero estamos intentando desdolarizarnos, el FMI lo recomienda.

Están equivocados. El FMI siempre está totalmente equivocado.

Algunos por aquí lo llamarían hereje por decir eso…

Quizás. También hay gente que está de acuerdo conmigo, incluso ganadores del Premio Nobel. No me importa que me llamen hereje, a mí no me paga el FMI. Incluso en el FMI hay técnicos que piensan igual, pero no les permiten escribir ni hablar de eso.

Bueno, en los ochenta el Perú tuvo un régimen de tasa fija y colapsó.

No, ustedes tuvieron un sistema de paridad y no tenían un sistema de manejo de divisas sólido. Tenían un híbrido, no un régimen fijo propiamente dicho. Tenían política monetaria por un lado y un sistema cambiario de paridad. Un verdadero sistema fijo no tiene política monetaria, solo política cambiaria. En cambio, los sistemas flexibles solo tienen política monetaria y no cambiaria. En los sistemas híbridos, la política monetaria y cambiaria en algún momento entran en conflicto y cuando eso sucede, el sistema colapsa.

Ahora tenemos un régimen flexible, aunque con cierta intervención, pero nuestro banquero central ha sido nombrado como el mejor del mundo.

Sí, bueno, pero, primero, no creo mucho en esos ránkings. Segundo, me gusta cómo funciona el sistema en el Perú. Esto de tener doble divisa funciona. Si quieres, el banquero central es una persona bastante hábil porque está sabiendo manejar este marco dual. La alternativa [al sistema dual] que tienen es dolarizarse. Pero no deberían estar rankeando a los jefes de bancos centrales, en todo caso deberían rankear los sistemas de cambio. En el Perú funciona, pero también funciona el de Ecuador o el de El Salvador. Ecuador, con [Álvaro] Correa, tiene políticas económicas atroces, pero el estar dolarizados les otorga estabilidad y por eso les va bien.

Yo creo que a América Latina le iría mejor si se dolarizara. Tener tantas divisas que no tienen mucho peso y que las cambian cada generación no es bueno. La gente del FMI y los banqueros centrales rechazan la dolarización porque no les gusta la competencia, no tendrían nada que hacer.

Supongo que a los izquierdistas y nacionalistas tampoco les gustaría manejarse en dólares.

Pero mira Venezuela, nosotros hemos calculado que tiene una inflación del 700%. Van a acabar como Zimbabue, que tuvo la segunda mayor inflación del mundo. ¿Qué pasó allí? Que la gente espontáneamente empezó a utilizar el dólar. Eso puede suceder en Venezuela. No hay nada que [Nicolás] Maduro pueda hacer para evitar que la gente deje de usar el bolívar. La gente empezará a usar el dólar aunque sea ilegal. En América Latina, si se hace una encuesta, creo que la mayoría de personas preferiría utilizar el dólar. En el 2000, el 80% de Ecuador estaba de acuerdo con la dolarización, hoy llegan al 85%.

¿Qué nos espera en el mundo después de estos meses de descalabro?

No creo que China se comporte como Japón. Va a crecer menos, pero no se estancará, hay una desaceleración del suministro de divisas, pero sigue llegando. Estados Unidos está creciendo pero de forma débil. Europa igual. Así que el mundo crecerá lentamente.

“Si al Perú le ha ido bien en estos años es porque maneja un sistema dual de dólares y soles”.

“Yo creo que a América Latina le iría mejor si se dolarizara”.