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La Pfizer de Vizcarra

La Pfizer de Vizcarra

CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia

Una de las más persistentes campañas de difamación que desarrolló la coalición vizcarrista durante el proceso electoral, fue la que tuvo como blanco al doctor Ernesto Bustamante y al periodista Beto Ortiz.

Los acusaron de menospreciar la vacuna china Sinopharm que supuestamente era de muy buena calidad y, peor aún, de llamar a la población para que no se vacune. Incluso los acusaron de ser culpables de la ola de muertos que asoló el país durante los primeros meses del año.

En verdad, las críticas que desarrollaron Bustamante y Ortiz, primero al fracasado ensayo clínico de la vacuna china en el Perú, y luego a la poca eficacia de esa vacuna, eran absolutamente ciertas.

El hecho de que Martín Vizcarra y sus familiares, que se vacunaron clandestina e ilegalmente antes que todos los peruanos con la vacuna china, ahora se hayan inoculado la Pfizer, es una prueba más de esa realidad. Casi nadie confía ahora en la vacuna china.

Y, como era de esperarse, nadie agradece a Bustamante y Ortiz el hecho que, si hoy día millones de peruanos se están vacunando con Pfizer, es gracias a lo que ellos hicieron.

En efecto, a principios de año Francisco Sagasti y su Gobierno aseguraron que se iba a comprar 38 millones de dosis de Sinopharm, persistiendo en afianzar las negociaciones que había iniciado el Lagarto. Pero ante las críticas que recibieron luego de las revelaciones de Bustamante y Ortiz, recularon en silencio y adquirieron las Pfizer, de mayor calidad y menor precio.

Naturalmente, ninguno de los difamadores de la coalición vizcarrista -políticos, periodistas, ONG- se ha rectificado ni lo va a hacer. Están acostumbrados a mentir con desfachatez e impunidad, porque controlan el poder y muchos medios de comunicación. Y, a salirse con la suya. Es decir, a embarrar a personas y grupos, sin que, cuando se descubre la verdad, esta tenga ni la milésima parte de difusión que tuvo la mentira que ellos comunicaron. Así, en gran parte de la población, lo que queda fijado son los embustes y calumnias de la coalición y no la verdad.

Por eso ellos no se rectifican nunca. No les importa la verdad -con la que se llenan la boca- sino sus intereses políticos y económicos, que defienden con ahínco y sin pudor.

Ahora sostienen en todos los tonos que no hay fraude, al tiempo que se niegan a revisar actas y padrones, a que se realice una auditoría independiente, etc. No porque eso sea cierto sino porque conviene a sus intereses.

Para derrotar a la coalición vizcarrista se requiere, entre otras cosas, desmontar persistentemente sus campañas de falsedades. Lampadia




No hay vacuna contra la mentira

No hay vacuna contra la mentira

 

Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia

El miércoles 5 me quedé pasmado cuando leí en el diario La República que el doctor Ernesto Bustamante había impedido que se compraran millones de vacunas chinas. Suelo enterarme de lo que sucede en el Perú, de algunas cosas por lo menos, y no sabía que Bustamante había sido designado ministro de Salud. Porque hasta donde puedo entender, es ese funcionario el principal responsable de la adquisición –o no- de las vacunas.

Revisé la información oficial y confirmé que Oscar Ugarte seguía en ese cargo. Inmediatamente realicé otra búsqueda, porque quizá Bustamante había sido designado Presidente del Consejo de Ministros (PCM), pero no, Violeta Bermúdez seguía allí. ¿Tal vez Presidente de la República? Un imposible jurídico, pero como sabemos, en el Perú todo puede ocurrir. Tampoco, Francisco Sagasti continuaba en Palacio.

Es decir, corroboré que Bustamante no ocupaba ningún cargo público con poder decisión sobre las vacunas. Entonces volví a mirar “La República”. Su portada dice: “Campaña impidió que se vacunara a dos millones de personas”.

¿Campaña? Exploré la información y ratifiqué lo que recordaba. El doctor Bustamante opinó sobre la vacuna china en un programa de TV que nadie ve, que se propala por un pequeño canal de TV que tampoco nadie ve. Prácticamente todos los grandes medios de TV, radio y escritos ignoraron la opinión de Bustamante o la criticaron sañudamente.

Además, la PCM Bermúdez anunció públicamente, al día siguiente que Bustamante vertió su opinión en el canal de TV que nadie ve, que el Gobierno no estaba de acuerdo con esa apreciación. Más todavía, lo amenazó a él y al conductor del programa que nadie ve con denunciarlos judicialmente. Después el ministro de Salud y el presidente se pronunciaron en el mismo sentido.

En suma, si Bustamante no ocupa cargo público alguno y no tiene poder de decisión. Si el Gobierno ha rechazado explícita y reiteradamente su opinión. Y si casi todos los medios de comunicación, fieles al poder, han difundido la misma versión ¿cómo hizo Bustamante para imponer su voluntad?

Un misterio insondable.

En realidad, se trata simplemente de una patraña gigantesca de “La República” que está decididamente alineada tanto con el Gobierno como con Pedro Castillo.

Así, tratan de disminuir la responsabilidad del desastre sanitario de los únicos culpables, Sagasti y Martín Vizcarra y cargársela a quién ha denunciado persistentemente los errores y propuesto alternativas razonables para mejorar el desempeño del Estado.

Dicho sea de paso, ninguno de los académicos y ONG izquierdistas, que se ha autoerigido como jueces de la verdad, ha criticado tamaña falsificación de parte de un medio periodístico. Ellos solo persiguen el más mínimo desliz –o a veces lo inventan- de quienes no coinciden con sus preferencias políticas.

Por último, como bien ha aclarado Bustamante, la OMS no ha dicho que la vacuna china tiene 90% de eficacia. La OMS ha dicho que Bahréin dice eso. Lo que si afirma la OMS es que la vacuna no es eficaz en mayores de 59 años. Y lo que también dice la Contraloría es que esa vacuna costó casi 30 dólares por dosis, probablemente la más cara de todas. Y lo que supone Germán Málaga, que dirigió el fracasado experimento de la universidad Cayetano Heredia, es que se necesitan tres dosis de esa vacuna. Y lo que parecen demostrar Vizcarra y su esposa es que los vacunados con Sinopharm sí se contagian. Lampadia




Los vicios éticos y científicos del ensayo clínico de las vacunas Sinopharm en Perú

Los vicios éticos y científicos del ensayo clínico de las vacunas Sinopharm en Perú

ENTREVISTA AL DR. ERNESTO BUSTAMANTE
EXJEFE DEL INSTITUTO NACIONAL DE SALUD (INS) Y CANDIDATO AL CONGRESO POR FUERZA POPULAR.

La Gaceta de la Iberosfera
Rodrigo Saldarriaga

03 abril 2021

Fotos: EuropaPress

Ernesto Bustamante, exjefe del Instituto Nacional de Salud (INS) y PhD en bioquímica y biología celular y molecular por la Escuela de Medicina de la Universidad John Hopkinsha sido desde que estalló la pandemia del covid-19 en marzo de 2020, una de las voces más críticas desde la comunidad científica sobre las medidas implementadas por el gobierno del expresidente Martín Vizcarra –destituido por el Congreso en noviembre del año pasado– y su sucesor, Francisco Sagasti.

Bustamante advirtió sobre el uso de pruebas rápidas –procedentes de China– para diagnosticar casos activos, ganándose los ataques de políticos e incluso médicos que las defendían hasta que sus falencias fueron demostradas con la gran cantidad de falsos positivos y negativos que arrojaban al no detectar con precisión el nuevo virus.

Desde que el gobierno peruano anunció la compra de vacunas al laboratorio chino Sinopharm, Bustamante también fue crítico con su limitada eficacia -79% según el propio laboratorio- frente a otras ofertas de firmas más reconocidas como Pfizer y Moderna, además de la falta de transparencia del estudio clínico.

Las preocupaciones de Bustamante, quien postula al Congreso con el número 3 de Fuerza Popular, parecen haber acertado. Así se demostró con la inoculación clandestina de altos funcionarios –incluidos el expresidente Vizcarra y las titulares de Salud y Relaciones Exteriores de la administración Sagasti–, la publicación del estudio preliminar del ensayo clínico de la Universidad Peruana Cayetano Heredia que advertía de la baja eficacia de las vacunas y la demanda de amparo que alista la Defensoría del Pueblo contra el Estado de parte de 175 profesionales de la salud y voluntarios de la vacuna china Sinopharm que dicen no haber recibido la segunda dosis que les correspondía.

El médico y candidato conversó con La Gaceta de la Iberosfera sobre los retos que enfrenta el país de cara a la pandemia.

Desde que estalló la pandemia del covid-19 en marzo del año pasado usted ha sido, desde la comunidad científica peruana, uno de los principales críticos de las políticas implementadas por el Estado para enfrentar la crisis sanitaria. ¿Cuáles han sido los principales desaciertos que han tenido los gobiernos de Martín Vizcarra y Francisco Sagasti?

La lista es larga. El principal desacierto ha sido no saber escuchar a todos aquellos que tenían una voz autorizada en el tema. Uno de los primeros puntos en polémica fue, precisamente, la decisión de hacer diagnóstico temprano de infectados utilizando las llamadas pruebas rápidas. Esa fue una decisión, que, para mí, marcó la primera etapa de la lucha contra el covid-19 en el Perú, porque fue una decisión totalmente equivocada, y cuya persistencia en el error llevó, en mi opinión, a que miles de personas murieran, y que posiblemente no hubieran muerto si se hubiese aplicado otro sistema para definir quienes estaban infectados o no. Otro error que se cometió fue no haber hecho un rastreo de contactos e identificación temprana de infectados con el uso de pruebas moleculares, aduciéndose que no había máquinas, que no había personal, que no había laboratorios; todo esto era una media verdad, y yo creo que había una intencionalidad de comprar pruebas rápidas quizás motivada por corrupción. Ahora podría decirlo, ya en retrospectiva, que no era por falta de conocimiento, que era lo que yo en un principio pensaba y por eso me sorprendía que muchos de los responsables no entendieran las diferencias entre las pruebas rápidas y moleculares. Conforme fue avanzando la pandemia, la cuarentena total, de más de cien días para Lima Metropolitana y de más tiempo para otras regiones, fue otro error. El resultado de la cuarentena es que nos ha sumido en la pobreza, en el desempleo, en la quiebra de empresas de manera innecesaria e inútil, porque esa cuarentena debió haberse aprovechado para fortalecer el sistema sanitario y preparar una detección temprana de infectados con la finalidad de reducir la transmisión viral. Simplemente se hizo cuarentena por hacer, no se hizo cuarentena para lograr algo particular, no se definieron objetivos, no hubo una métrica de resultados finales. Los resultados terminaron siendo catastróficos, terminamos siendo el país con la mayor mortalidad por millón de habitantes en el planeta, y eso resume el fracaso del gobierno durante las dos olas. La segunda ola también ha estado marcada por la repetición del mismo fracaso, las pruebas rápidas se han venido usando hasta febrero, y eso es un crimen, porque para setiembre de 2020 ya era de conocimiento público que se habían equivocado al usar las pruebas rápidas, pero siguieron gastando el stock que tenían, y lo que es peor, siguieron adquiriendo más pruebas rápidas, lo que hace suponer que era un tema de corrupción y no falta de conocimiento. Y ahora con la segunda ola, el tema se ha agravado porque tenemos una variante más contagiosa, por lo que es más transmisible, y no hay vacunas. Entonces a esto se le agrega el problema de la incomprensible actitud frente a no comprar vacunas, que creo también tiene que ver con corrupción.

En una entrevista que le hicimos en La Gaceta de la Iberosfera en diciembre de 2020, usted mencionó que le preocupaba la falta de transparencia que podría darse en la compra de las vacunas del laboratorio chino Sinopharm, además de la poca eficacia que estas tendrían. Tras las recientes revelaciones de la prensa, parecería que sus preocupación inicial y constantes cuestionamientos han resultado acertados.

No es que yo sea brujo, tampoco adivino o pitoniso, lo que pasa es que las cartas están sobre la mesa y solo había que contar los ases y las reinas para darse cuenta que la lectura es clara. Pero hay quienes no quieren leer, no quieren llamar las cosas por su nombre. Era claro que la vacuna que había llegado en diciembre a ‘la mesa de intenciones’ del Gobierno era la vacuna Sinopharm, que carecía entonces –como hoy– de estudios en fase 3 publicados en alguna revista científica internacional. Entonces, claro, no había razón para no sospechar de una falta de eficacia. Todas las demás vacunas, incluyendo la rusa, tienen publicaciones en revistas de primer nivel. Solo esta Sinopharm y la Sinovac tienen publicaciones de fase 3. Entonces estamos en esa situación.

¿Usted cree que el ensayo clínico de Sinopharm en el Perú, tras descubrirse la vacunación clandestina de altos funcionarios, investigadores y sus allegados, está viciado?

Está viciado científica y éticamente. Éticamente, porque en la ética de la investigación existe un principio fundamental, que es el principio de equipoise o equilibrio de pesos. ¿Qué significa esto? Significa que yo puedo administrarle un medicamento o una vacuna a alguien si y a otro no, solo si tengo la certeza de que hay una duda cierta de que en realidad no sé si el medicamento es eficaz o no. Si tengo esta duda cierta, hay lo que se llama el equipoise, el peso equilibrado de la duda. Entonces, ahí sí es ético darle a alguien un medicamento candidato, y a su vecino darle un placebo; de otra manera, no se puede hacer un estudio de ese tipo. Si yo tengo el convencimiento o la sospecha calificada de que el medicamento que estoy probando realmente funciona, no se debe probar con placebo, lo que se hace es probar contra otro medicamento candidato. Por ejemplo, si yo tengo una ampicilina nueva, y quiero saber que tan buena es, tomo a mil personas, todas con infección severa, y a quinientas les doy la ampicilina que estoy probando y a quinientas les doy agua destilada. Eso no se puede hacer, no es ético, porque yo ya sé que la ampicilina funciona, que yo no puedo dejar de darle algo que ayude a esos otros quinientos pacientes, y darle solamente agua destilada. Eso ya ni se hace con animales de investigación. Hay quienes no consideran ético hacer esos experimentos con animales, imagínese con humanos. Eso se habrá hecho en la época del doctor Josef Mengele. Cuando se dan estos experimentos como el que pongo de ejemplo, a uno se le da la ampicilina que yo creo que es mejor o funciona, o le doy la ampicilina clásica u otro antibiótico y luego comparo. Pero jamás placebo. Esto no ocurrió con el estudio clínico de [la Universidad] Cayetano Heredia, patrocinadora del estudio de Sinopharm. ¿Por qué? Porque esa vacuna, cuya eficacia estaba siendo comprobada en el propio estudio, justamente fue administrada a los investigadores, a los parientes de los investigadores, al presidente de la República, a sus ministros, viceministros, a 470 personas que no debieron recibirla porque no eran sujetos del estudio, eran personas accesorias, eso no se hace nunca. Si uno lo hace, es porque se sabe que la vacuna funciona, o se tiene evidencia que la vacuna funciona, y si sé que la vacuna funciona no hay equipoise, significa que se está dando placebo a alguien a propósito, y eso va contra toda ética y es más bien criminal. Por otro lado, tenemos el hecho de que la vacuna que se administró a los voluntarios, incluía una vacuna que aparentemente no servía. No solamente había una duda potencial cierta sobre si la vacuna era eficaz o no, sino había una que no funcionaba, y era la de Wuhan. Tanto sabían que no funcionaba, que cuando en diciembre tuvieron que poner la orden de compra para traer ese millón de vacunas, se cuidaron de traer la de Beijing y no la de Wuhan. ¿Y por qué? No creo que sea porque son adivinos. Lo lógico habría sido comprar mitad y mitad, pero compraron solo la de Beijing, y esa orden de compra se puso en diciembre y se ejecutó en enero, mucho antes de que se revelara el informe preliminar de Cayetano Heredia. Ellos sabían, eso no es ético. En ese momento se debió romper el ciego y decir: acá tenemos gente que ha recibido placebo y gente que ha recibido una vacuna, como he dicho en otras oportunidades, equivalente a agua destilada, es una vacuna que no sirve, que es la de Wuhan, y otra que es la de Beijing, que ha demostrado ser marginal, precaria. Esas son las dos razones fundamentales para decir que el estudio no es ético. Hay muchas otras razones de menor categoría, por ejemplo, que había doce investigadores chinos de Sinopharm trabajando durante todo el estudio, y eso es algo que no es aceptable. Si yo contrato con Sinopharm, evalúo un producto de Sinopharm, y voy a tener gente de Sinopharm en mi equipo de investigación, eso, nuevamente, no es ético, va a haber inducción, va a haber acciones que no corresponden. Como ente evaluador, no se puede tener al evaluado incluido en el equipo, es como si un profesor para tomar un examen invita a los estudiantes a hacer las preguntas y calificarlo. Eso no se puede hacer.

Ernesto Bustamante junto al Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (EE.UU.) Créditos: Archivo Personal.

¿Y científicamente?

Científicamente no vale porque el estudio ha sido viciado de origen cuando la gente empezó a introducir otro tipo de vacunas. Una de las reglas es que la vacuna no puede salir del centro de estudio, en este caso, de Cayetano Heredia. Y las vacunas han salido, prueba de ello es que se fueron a la casa de la exministra Mazzetti, a Palacio de Gobierno para vacunar al presidente Vizcarra. Esto no se hace, las vacunas tienen que quedarse en el lugar de administración, porque tienen que tener un cuidado de cadena de frío, de control de identidad. Hay protocolos que se deben seguir. Cuando uno no cumple esos protocolos conforme a regla, el estudio se vicia por definición. Las reglas existen por algo, porque se está tratando con futuros medicamentos o futuras vacunas de uso general. Es un estudio en serio que tiene implicancias para la sociedad y que está regulado por el Estado a través del Instituto Nacional de Salud. En mi opinión, un estudio viciado éticamente y científicamente, no puede tener otro camino que el de su cancelación, y las dos entidades capaces de cancelar son Cayetano Heredia como patrocinador, o el Instituto Nacional de Salud como ente regulador. Ahora, el que hayan pedido romper el ciego ya de por si es una decisión escondida de anular el proyecto, porque cuando uno rompe el ciego significa que ya sabes quien tuvo la vacuna y quien el placebo, ya terminó el estudio.

¿Se refiere a cuando rompieron el ciego en el caso de la voluntaria fallecida?

No, eso no es romper el ciego. El ciego no es que no se conozca, de hecho, lo conocen dos personas, que son el químico farmacéutico, encargado de cuidar las bondades del producto, y un estadístico. Si yo quiero saber que se le dio al paciente identificado con nombre y número tal, esas dos personas mencionadas tienen en conjunto la llave de esta, digamos, caja fuerte, abren y miran solo ese ciego, el ciego de ese paciente. Eso no es romper el ciego, es decir que recibió ese paciente. Claro, es romper el ciego para ese paciente, pero no es romper el ciego para todo el estudio. Lo que se está pidiendo ahora es romper el ciego para todo el estudio, que es hacer lo mismo que se hizo con uno, pero con los 12 mil voluntarios. Con eso terminaría el estudio, en efecto lo da por cancelado, porque ya no hay más estudio.

Pero se insiste en que se deba permitir que concluya el estudio, que todavía tiene para varias semanas.

Dijeron que por lo menos ocho semanas, pero eso suena a las promesas de cuando van a llegar las vacunas. Hay que entender que aquí hay dinero de por medio. Cayetano Heredia debe haber recibido por lo menos 10 millones doscientos mil dólares por encima de la mesa. Digo que por encima de la mesa porque eso lo conoce Cancillería. Recordemos que Cayetano Heredia y Sinopharm son privados, ellos pueden tener acuerdos paralelos, y los honorarios se pagan de otro modo, pagos en bancos extranjeros. Diez millones doscientos mil dólares para Cayetano Heredia es mucha plata. Cayetano Heredia no es una universidad rica, tiene problemas financieros. A lo mejor en el contrato de Sinopharm y Cayetano, debe haber penalidades, que se castiga a la universidad si se rompe el ciego antes de tiempo, si se aborta el proyecto, y a lo mejor, Cayetano sería pasible de un juicio por daños y perjuicios por parte de Sinopharm. Para evitar ese juicio, es probable que se esté esperando esas ocho semanas. Creo que esas semanas de espera tienen que ver más con el consejo de sus abogados antes que consejos de sus científicos, y eso sería inaceptable porque estamos hablando de un estudio científico que no se puede supeditar a las responsabilidades legales que uno debe haber asumido. Si uno incurrió en situaciones de anormalidad legal, tiene que asumir las consecuencias.

¿Por qué cree usted que ha renunciado la doctora Coralith García, quien asumió la conducción de los ensayos clínicos en reemplazo del doctor Germán Málaga tras ser suspendido por la vacunación irregular de Vizcarra y otros funcionarios?

No conozco personalmente a la doctora Coralith García, pero tengo buenas referencias de ella. Es muy probable que ella haya encontrado que tenía que firmar documentos que la harían asumir responsabilidades que no le corresponden. Es la única explicación que yo veo para retirarse de la dirección de un estudio, porque vamos a suponer que el estudio demuestra que la vacuna no es eficaz, y si esto es lo que demuestras, pues es una data científica fría, no hay nada emocional en la interpretación de los datos. A lo mejor, ella no quiere verse involucrada en una polémica con el Gobierno, como la que yo tuve hace unas semanas, en la que me acusaron de desinformador, un peligro para la salud pública, para la democracia y hasta de traidor a la Patria por interpretar el estudio preliminar de Cayetano Heredia sobre la eficacia de la vacuna Sinopharm en un programa de televisión. A lo mejor la doctora Coralith García no quiere verse expuesta a eso, o talvez tiene alguna razón que la obligaría a meterse en problemas legales por meses o años. Lo que no sabe es que ya los tiene pues la están citando a comisiones del Congreso porque ha sido testigo del estudio, y su versión es necesaria de conocer. Es lamentable que una investigadora de calidad como ella esté involucrada en estos menesteres. Le va a quitar mucho de su valioso tiempo.

Hay muchos médicos y científicos peruanos que han tomado una posición bastante sospechosa de no querer cuestionar las decisiones del Gobierno para enfrentar la crisis sanitaria.

Ocurrió cuando cuestioné el uso de las pruebas rápidas, exactamente hace un año. Me salieron al frente muchos distinguidos profesionales a criticarme, que ponía en riesgo la lucha contra la pandemia, otros decían que lo que yo decía no era verdad, y lo mismo ocurre ahora. Se ha descubierto que muchos de estos tenían intereses adicionales, que además eran asesores o tenían parientes trabajando en proyectos o aspiraban a trabajar con el Gobierno, entonces esos intereses personales los pusieron encima de la conciencia profesional. Entendí el rechazo de los políticos, pero no de los investigadores. Los científicos estamos formados para criticar y ser criticados profesionalmente. Yo lo hago como revisor y editor de revistas internacionales. Yo hice la crítica de un estudio de interés nacional. Imagínese que llegamos a julio y se descubre que las vacunas no eran buenas, y yo levanto la mano y digo: esto yo lo sabía desde marzo. Eso no va conmigo. Si yo sé algo que es una cosa privada y no trasciende más allá, no tengo porque decirla, pero esto no era nada privado, es la interpretación de una data que es pública, hecha sobre muestras tomadas a voluntarios dentro de un estudio clínico supervisado por una entidad del Estado como es el INS.

¿Usted cree que se puedan reducir en los cuatro meses siguientes las brechas de infraestructura, equipamiento o recursos humanos como ha dicho el ministro Ugarte?

Ojalá. Yo conozco a Óscar Ugarte, somos amigos. No sé si esas buenas intenciones estén complementadas con apoyo y tiempo. Estamos en año electoral, y apenas se elijan a las nuevas autoridades, el gobierno actual pierde un poco de poder, y los funcionarios ya no trabajan igual. No sé si sea tan fácil para Óscar Ugarte hacerlo, ojalá. Yo quiero lo mejor para mi país.

Ernesto Bustamente junto al Dr. Paul Rothman, recibiendo el premio “Samuel P. Asper Award for Achievement in Advancing International Medical Education”. Créditos: Archivo Personal.

En un escenario sin vacunas, camas UCI, oxigeno medicinal y falta de pruebas moleculares, ¿cuáles son las recomendaciones que usted sugiere para prevenir el contagio, y en caso que este se diera, para prevenir los cuadros más severos, entendiendo que la variante brasileña es mucho más contagiosa?

Primero, se debe instalar un sistema de vigilancia genómica para evaluar como va mutando el virus. Hay personal calificado en el Perú para eso. En caso de haber salido positivo en una prueba molecular, es importante, tenga o no síntomas, aislarse de los integrantes de su familia para no contagiarlos. Es necesario observar la temperatura, síntomas en general como tos seca, dolor de cabeza, conseguir un pulsioxímetro para medirse la saturación de oxígeno tres veces por día para ver si hay un deterioro y es necesario administrar oxígeno, hacerse una tomografía de tórax para tener una línea de base y saber el estado de los pulmones. La hipoxemia que causa el covid-19 es silenciosa. La prevención debería ser una vacuna bien puesta, pero no tenemos los peruanos eso todavía. Lo que si podemos hacer es usar doble mascarilla, mantener la distancia social y sobre todo evitar aglomeraciones.

Y sobre las aglomeraciones, ¿usted está de acuerdo con la recomendación de suspender las elecciones generales del 11 abril debido al alza de casos?

No veo ninguna razón para postergar las elecciones. Necesitamos un nuevo gobierno, porque este ha perdido credibilidad, no tiene personas calificadas, está manchado por los recientes casos de corrupción. ¿Cómo tenemos un nuevo gobierno? A través de elecciones libres. Postergar las elecciones no nos garantiza menos contagios. No hay ninguna garantía que en las cuatro semanas que algunos vaticinan que debemos esperar, habrá menos o más contagios. El protocolo de bioseguridad de la Onpe [Oficina Nacional de Procesos Electorales] es muy bueno. Parte de solucionar esta crisis es votar por un nuevo gobierno. Lampadia




El Ensayo de Sinopharm y el Octavo Circulo del Infierno

El Ensayo de Sinopharm y el Octavo Circulo del Infierno

Gonzalo Castro de la Mata Valdivia
Biólogo
Voluntario del ensayo clínico de la Universidad Cayetano Heredia
Para Lampadia

Fraude. Lo que empezó como una ilusión para ayudar a que lleguen las vacunas al Perú, ha terminado en una gran decepción, una raya más al tigre dentro de la colección de mentiras y fraudes que como peruanos, nos hemos acostumbrado a vivir todos los días.

Participé como voluntario en el ensayo clínico de la vacuna Sinopharm, convencido que contribuiría con mi grano de arena a la llegada de las vacunas al Perú. En setiembre, y cuando no había vacunas en el horizonte, la de Sinopharm avanzaba rápido y se vislumbraba como una opción para el Perú. La prensa informaba que los países participantes en el estudio de fase 3 serían los primeros en poder adquirirla. Por lo tanto, no tuve reparos en participar. Y si bien sentía los temores naturales por tratarse de un ensayo clínico, como exalumno de Cayetano conocía la seriedad y rigurosidad con que ahí se practica la ciencia. Además, la vacuna de Sinopharm usa la técnica del virus inactivado, un método que ha demostrado seguridad a lo largo de los años.

Al principio, todo fue como una luna de miel. Un laboratorio de primer nivel, acondicionado para examinarnos, hacernos exámenes de sangre, ayudarnos a llenar cuestionarios, etc. Durante un total de 5 visitas a la clínica, recibió dos inyecciones en un intervalo de 3 semanas. Ningún voluntario sabe que le inyectaron, pero un tercio recibimos el virus inactivo proveniente de una cepa de Beijing, un tercio el virus inactivo proveniente de una cepa de Wuhan, y un tercio el placebo. El compromiso del estudio era informarnos a fines de diciembre que habíamos recibido, y los voluntarios que habían recibido el placebo recibirían la vacuna, asumiendo que había sido aprobada.

La vacuna se aprobó en diciembre, pero llegó enero y nada. Siguieron pasando las semanas y estalló el escándalo. Resulta que 470 personas se habían vacunado sin ser parte del estudio, con las vacunas de verdad. Algunas habían recibido hasta 3 dosis. Los investigadores a cargo del estudio decidieron jugar a Dios. Eran todopoderosos, mimados por la prensa, se sentían importantes, hacían lo que les daba la gana, al margen de los protocolos, y aparentemente, al margen del alcance del Comité de Ética del estudio, como si hubieran sido los virreyes que antaño amañaban sus juicios de residencia. Y mientras tanto, los voluntarios seguíamos sin saber que pasaba.

Al día de hoy, el hecho concreto es que doce mil voluntarios nos encontramos en una situación de abandono y engaño. No hay vacunas para los placebos. Lo que es peor, y de acuerdo a la revelación que se hizo en el programa de Beto Ortiz, parece que la vacuna de Wuhan tiene una efectividad similar a la del placebo, es decir, no sirve. En otras palabras, habría que vacunar no solo a los placebos, sino también a los que recibieron la vacuna de Wuhan. Pero al no saber que hemos recibido, no podemos tomar nuestras propias decisiones. Algunos voluntarios seguramente podrían vacunarse en otros países, como algunos peruanos ya lo están haciendo. Otros, los que están en primera línea, ya hubieran podido vacunarse dentro del calendario oficial, pero no lo pueden hacer porque no saben si ya están vacunados. Y así sucesivamente.

En la Divina Comedia, Dante coloca en el octavo círculo del infierno a aquellos que usaron la malicia, de modo fraudulento, contra los que depositaron la confianza en ellos. Hay un lago de brea hirviente para los malversadores, enfermedades que deforman a los falsificadores, y mutilaciones con heridas que se abren tan bien se cierran para los sembradores de la discordia. Es lo menos que merecen los felones a cargo del estudio, aquellos que han puesto a los voluntarios del ensayo de Sinopharm en situación tan angustiosa. Lampadia




¿Como se mide la eficacia o efectividad de las vacunas?

¿Como se mide la eficacia o efectividad de las vacunas?

Jorge Peschiera Cassinelli
Para Lampadia

La diversidad de opiniones acerca de los resultados preliminares del estudio sobre la vacuna Sinopharm me hizo ver la necesidad de entender mejor algunos conceptos básicos y me condujo a buscar información en internet que me parece importante explicar y difundir. Mayores detalles se pueden encontrar en las referencias que incluyo al final.

La eficacia y la efectividad de las vacunas miden la reducción proporcional de casos entre las personas vacunadas. La eficacia mide resultados de estudios realizados en condiciones ideales, por ejemplo, en ensayos clínicos. La efectividad mide resultados de estudios de campo, en condiciones no perfectamente controladas.

Tanto la eficacia como la efectividad de las vacunas (EV) se miden determinando el porcentaje de reducción del riesgo de infección entre las personas vacunadas, en relación con las personas no vacunadas. Cuanto mayor sea el porcentaje de reducción de infecciones en el grupo vacunado, mayor será la eficacia o efectividad de la vacuna.

Para calcular la EV, en primer lugar, se encuentra la diferencia entre a) el riesgo de infección en el grupo de personas vacunadas y b) el riesgo en el grupo de personas no vacunadas. Luego se divide ese número entre el riesgo de los no vacunados. La fórmula se puede escribir como sigue:

La eficacia o efectividad de la vacuna se interpretan como la reducción proporcional de la infección en el grupo vacunado. Una EV del 90% indica una reducción del 90% en la probabilidad de infección, gracias a la vacuna. Esto equivale a una reducción del 90% del número de casos que esperaría si esas mismas personas no se hubiesen vacunado.

Tomemos por ejemplo el estudio de la vacuna Pfizer, cuyos resultados se muestran en el siguiente cuadro:

La efectividad, calculada en base a estas cifras usando la fórmula indicada arriba, da como resultado la efectividad de 95% que se ha venido difundiendo para la vacuna Pfizer.

Espero que esta explicación contribuya a entender mejor los resultados del estudio preliminar de la vacuna de Sinopharm en el Perú y de esa forma elevar el nivel de debate al respecto. Lampadia

Referencias:

  1. Centers for Desease Control (CDC), USA.
    https://www.cdc.gov/csels/dsepd/ss1978/lesson3/section6.html
  2. New York Times
    https://www.nytimes.com/2020/12/13/learning/what-does-95-effective-mean-teaching-the-math-of-vaccine-efficacy.html



El estudio preliminar de la vacuna de Sinopharm habría sido mal interpretado

El estudio preliminar de la vacuna de Sinopharm habría sido mal interpretado

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La revelación de que el estudio clínico de la vacuna Sinopharm llevado a cabo por la Cayetano Heredia (UPCH) arrojaba solo un 11,5% de eficacia en un caso y 33.3% en otro era tan devastadora, que mi reacción fue: esto es demasiado malo para ser real, parafraseando al revés el dicho inglés “to good to be true”. Y mi reacción sigue siendo esa, pese a que en el Perú con frecuencia parece que el abismo es insondable, no tiene fondo, y pese a que la información no ha sido hasta ahora claramente desmentida.

El ministerio de Salud emitió un comunicado en el que se limitaba a defender la autorización dada por la Digemid a la vacuna con el argumento de que el ensayo clínico en los Emiratos Arabes Unidos había encontrado una eficacia 79.34% y que la revista The Lancet había publicado resultados positivos de la vacuna luego de las fases I y II.

Un comunicado del Instituto Nacional de Salud precisaba que el estudio clínico aún no ha concluido y que los investigadores de la Universidad deben aclarar la versión difundida. Finalmente, la doctora Coralith García, investigadora principal de la UPCH, intentó explicar en RPP el estudio, pero no fue clara en decir que las cifras difundidas no indican la eficacia de la vacuna tal como ésta se mide convencionalmente. Como buena científica, resultó muy mal comunicadora. Lo que para ella era seguramente clarísimo, muchos lo entendieron en el sentido de que estaba validando la interpretación que se dio en el programa de Beto Ortiz.

Traduciendo con gran esfuerzo y buena fe su explicación, podemos inferir que lo que quiso decir fue que el 33.3% de eficacia es el porcentaje resultante sobre el total de personas contagiadas, tanto asintomáticas como sintomáticas. Pero los estudios convencionales miden la eficacia solo sobre los sintomáticos. Y, en ese sentido, cuando se incluye sólo a los sintomáticos que requirieron hospitalización, la eficacia estaría alrededor de 91%.

Por su parte, el Canciller Allan Wagner me envió el sábado por la noche una explicación elaborada por la PCM, algo distinta, pero que va en la misma dirección: “Los datos preliminares (muy crudos) del ensayo clínico de la vacuna de Sinopharm en Perú (cepa Beijing) muestran que ésta protege, 33% contra casos leves o moderados (PCR +), 65% contra tomografía de pulmón positiva (equivalente a COVID moderado), y 91% de contra casos severos de COVID. En conclusión, sólo se presentó una parte de la información de un estudio todavía no analizado y con el fin principal de desinformar y hacer daño.”

Pero esta explicación no ha sido de dominio público. En lugar de amenazar al programa o al conductor con acciones legales, como ha hecho la Premier, atentando contra la libertad de expresión, lo que debió hacer el gobierno es desmentir y explicar con claridad las implicancias del estudio preliminar en cuestión. Amenaza, pero no explica.

Todo esto es muy desalentador, y podría llevar a que se abandone las gestiones para traer el resto de las vacunas de Sinopharm. Que, dicho sea de paso, no se habían concretado aún. El lote de 2 millones que se anunció para marzo, no está todavía asegurado, y ya estamos lunes 8. Menos aún las restantes 35 millones de dosis preliminarmente previstas para abril y mayo, o máximo junio.  

De modo que el cronograma firme de llegada de las vacunas queda así, por el momento:

Lo que significa que para junio habremos acumulado algo más de 7 millones de dosis, cantidad claramente insuficiente si queremos prevenir una tercera ola. La única manera de hacerlo es vacunar a la mayor cantidad de gente lo más rápidamente posible. Para lograrlo el gobierno debe juntar esfuerzos con el sector privado para comprar a la brevedad un lote grande de la vacuna rusa y también de otras con las que se está negociando. Ahora más que nunca.

Queda claro que la gran responsabilidad en todo esto la ha tenido el gobierno de Vizcarra, que descartó la oferta de AstraZeneca hecha en setiembre por 30 millones de dosis, y luego en octubre no pagó a Pfizer teniendo el contrato ya firmado. Fuera de haber rechazado la alternativa de la vacuna rusa. Todo eso sí debe ser investigado profundamente. Si el gobierno hubiese ido adelante con esos contratos, hoy ya estaríamos desplegando una intensa campaña de vacunación con el resultado de que los colegios pudiesen abrir presencialmente.

Cuando Sagasti entró, salvo Covax Facility, que llegará recién a fin de este año, no había nada avanzado. El gobierno actual tuvo que comenzar de cero. Y ha logrado avances, pero insuficientes. Es hora de acelerar a fondo en lugar de gastar energías en amenazas legales. Lampadia




De Odebrecht a Sinopharm

De Odebrecht a Sinopharm

CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia

El escándalo del soborno al ex presidente Martín Vizcarra, las ministras Pilar Mazzetti y Elizabeth Astete, y otros muchos funcionarios públicos y personajes encumbrados, es un golpe demoledor al sistema político peruano, que ya estaba en estado ruinoso después los aquelarres de Lava Jato y de los jueces corruptos.

Lo de las vacunas chinas es claramente un soborno: le entregaron un bien muy preciado, más valioso que el dinero porque podía salvarle la vida, a funcionarios públicos que eran los que decidían cual y cuantas vacunas se compraban. Y precisamente, esos funcionarios decidieron, con pretextos fútiles, desechar la posibilidad de adquirir otras vacunas que tienen una mayor eficacia y quizá también un menor precio, para adquirir la de Sinopharm, precisamente la de la empresa corruptora.

No son pocos los que sospechan que Vizcarra, con los antecedentes que se le conocen, habría negociado –o tratado de negociar- algo más que las dosis de vacunas que recibieron él y sus familiares cercanos. Eso también será materia de investigación probablemente.

El asunto es que Vizcarra y sus secuaces han sido desenmascarados como lo que son, corruptos que se aprovecharon de los cargos de poder que detentaban para su beneficio personal.

Y Vizcarra había sido convertido por la coalición que interesadamente lo respaldó, en el héroe máximo de la lucha anticorrupción en el Perú. Por supuesto, todo era una farsa, un invento interesado de esa coalición para destruir a sus enemigos políticos aprovechando los casos Lava Jato y de jueces deshonestos, y para controlar y manipular el sistema de justicia.

Hay que reconocer que tuvieron un éxito espectacular mintiendo y engañando, y lograron muchos de sus objetivos perversos. En este contexto, Vizcarra construyó una aprobación altísima y duradera, que incluso le permitió remontar su pésima gestión de la pandemia, una de las peores del mundo, y los escándalos de corrupción de Richard Swing, del gobierno regional de Moquegua, y otros con una alta popularidad.

Ahora el héroe de pies de barro, edificado por interesados prebendarios, se ha derrumbado. Eso es, por supuesto, positivo, pero contribuye a liquidar lo poco de confianza que había en el sistema político.

Esta situación de desconfianza generalizada se expresa de muchas maneras, entre otras, en el altísimo nivel de rechazo de los candidatos presidenciales, no solo de los que fueron víctimas de las campañas de demolición de Vizcarra y sus socios, sino incluso de los nuevos, que no tienen casi trayectoria y no son tan conocidos.

Una situación así es, obviamente, peligrosísima para la democracia y el libre mercado. Cualquier caudillo populista puede aprovecharla y presentarse como el mesías salvador, hacerse del poder y llevar al Perú por un camino similar del de Venezuela.

Ese es el peligro que tenemos que evitar ahora. Lampadia




La escasez de oxígeno y el drama de sobrevivir

La escasez de oxígeno y el drama de sobrevivir

José Antonio Luna y Augusto Coello
Para LAMPADIA

En el marco de una comprensible expectativa nacional, el domingo 7 de febrero arribó al aeropuerto internacional “Jorge Chávez” el carguero de Air France, procedente de Beijing, con la ansiada carga de las primeras 300 mil vacunas del laboratorio Sinopharm. Los medios televisivos y de prensa escrita cubrieron el aterrizaje del avión, la desestiba y el traslado de los contenedores refrigerados. El despliegue de seguridad y resguardo desde el aeropuerto hasta los almacenes del Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos de Salud, CENARES, pusieron una nota de suspenso y de dramatismo.

Con las 300 mil vacunas se podrá atender, con una primera dosis, a 150 mil trabajadores del sector salud que están en la primera línea del combate contra el Covid 19, desplegando un esfuerzo sobre humano por salvar vidas. Encomiable tarea que merece el reconocimiento de todos. Sin embargo, ese trabajo denodado y responsable de médicos, enfermeras, auxiliares y personal de salud, podría naufragar sino está acompañado de decisiones firmes y oportunas que garanticen que la recuperación de los enfermos tenga respuesta adecuada en la convalecencia posterior. Entonces, ¿Ante qué escenario nos encontramos?

Un complejo escenario socio sanitario

Los fallecidos por Covid registrados al 4 de febrero pasado por el Ministerio de Salud, es del orden de las 42,121 personas (a). Por otro lado, las altas hospitalarias por Covid son 47,785 personas, (b). El total de casos atendidos por el sistema de salud, (a + b) equivale al 100%, en los que (a) es el 46.85% y (b) 53.15 %. La cifra dramática indica que, en lo que va de la pandemia, son más de 103 mil personas los fallecidos, según los registros en el Sistema Nacional de Defunciones (SINADEF).

Las altas Hospitalarias Minsa más las altas domiciliarias complejas estimadas, de quienes no asistieron a los centros de salud, al 4 de febrero de 2021, superarían las 117 mil personas. Esta cifra, por cierto, se incrementará considerablemente debido a la intensidad de la pandemia y por el tiempo en que se extenderá la vacunación total de nuestra población, hasta alcanzar la inmunidad de rebaño. La situación es aún más compleja, pues no existen datos ciertos y confiables de altas domiciliarias, es decir de los casos Covid que se atendieron en sus viviendas, por no haber capacidad hospitalaria o recursos de servicios hospitalarios. Entonces, se estima que la mayor cantidad de muertes por Covid registradas por SINADEF, deduciendo los fallecidos reportados por el MINSA, serían 61,379 personas.

Las altas no hospitalarias, deducidas de aplicar la misma proporción de los datos MINSA, se estiman como mínimo en más de 70 mil personas. Ese sería el universo estimado proyectado a la actualidad de personas afectadas y con secuelas severas de Covid, luego de haber superado un proceso de hospitalización o de cuidados en domicilio. Relevante cifra que se traducirá, a corto y mediano plazo, en una demanda sucesiva de atención en los servicios de salud. Estamos ante un escenario socio sanitario, en el que el problema de la carencia de oxígeno y de los pacientes que no encuentran cama en los hospitales, se sumarán a todos aquellos que demandarán atenciones para su rehabilitación y la superación de las secuelas del Covid 19.

Las debilidades del sector salud

Cuando a mediados de marzo del 2019 se anunció la cuarentena socio sanitaria, también se dio cuenta de las falencias y debilidades del sistema de salud. De esta situación han transcurrido trece meses y conforme la pandemia se ha ido agudizando, quedó evidenciado, sin necesidad de mayores investigaciones ni evaluaciones, que resultaba evidente que los hospitales nacionales no contaban con capacidades suficientes en materia de camas y camas UCI y, en paralelo, insuficientes plantas de oxígeno, amén de los ventiladores para los enfermos graves.

El Sistema de Salud -MINSA y EsSalud- no está preparado para afrontar una pandemia ni las graves secuelas de ésta en el organismo de las personas que logran superar la infección del virus. Los diversos centros de salud en el país no tienen equipamiento ni personal suficiente para afrontar la creciente demanda de los más de 117,418, por ahora, casos de afectados con secuelas cardiológicas, neurológicas, cerebrales, renales y sobre todo pulmonares.

La mirada científico asistencial, desde el sector salud, debe permitir proyectar que los servicios no estén sólo limitados a superar la crisis de la infección del Covid 19, sino también, tan importante como lo anterior, permitir la atención y la recuperación de las secuelas del Covid 19. Puede ocurrir que el paciente supere la crisis infecciosa, mas no las secuelas, por ejemplo, de la fibrosis pulmonar, el daño renal o cardiovascular. ¿O sí?  

En un estudio, –Zoe Covid Symptom Study-, se señala que 1 de cada 10 pacientes diagnosticados con Covid 19, pueden permanecer sintomáticos más allá de 3 semanas y algunos de ellos, en menor proporción, durante meses. En las series de pacientes que han requerido hospitalización este porcentaje es, sin embargo, muy superior, pudiendo llegar hasta el 50-90%”. Las evidencias médicas precisan que la secuela más característica del Covid-19 es, probablemente, la fibrosis pulmonar. Los casos complejos convierten a estos pacientes en oxígeno dependientes para lo que les reste de vida. Es decir, sobrevivir con un balón de oxígeno próximo y desplazarse con él. 

Liberar y destrabar los procesos

Los pacientes que han sido ingresados a las Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, muestran dificultad para respirar, junto con un recurrente cansancio y la afectación de la fuerza muscular y motora. También son habituales los trastornos cognitivos, como el deterioro de la memoria y algunas alteraciones emocionales, derivadas fundamentalmente de la situación de aislamiento, producto de la cuarentena.

Las secuelas sobre el sistema vascular son igualmente relevantes y puede dar lugar a la formación de trombos tanto pulmonares como en otras localizaciones del cuerpo. En los pacientes que superaron el Covid 19, también son frecuentes los trastornos psicológicos, los cuadros de ansiedad y el insomnio. Todas estas secuelas del Covid 19 requerirán la atención de los servicios de salud públicos. En suma, las secuelas más frecuentes de la Covid-19, muestran astenia o cansancio extremo, incapacidad o imposibilidad para realizar las tareas cotidianas.

Una vía de alivio, recomendada por los médicos, es con el suministro de oxígeno medicinal con equipos portátiles domésticos, aprobados por la Organización Panamericana de la Salud, OPS, y que son útiles para aliviar los primeros síntomas al inicio de la enfermedad para los casos leves y terapia hiperbárica para los casos más severos. Un ejemplo valioso en el continente es la acción emprendida en México desarrollando tratamientos post Covid con hiperbaria y en Argentina por la Sociedad de Hiperbaria, capacitando a sus asociados en los tratamientos post Covid-19.

El reto inmediato es destrabar los procesos de importación de equipos de concentración de Oxígeno -10 litros por minuto- así como las cámaras hiperbáricas de baja presión. La emergencia nacional urge de decisiones inmediatas que rompan la inercia y la desaprensión del Estado. Es necesario que el ejecutivo vuelva los ojos a la ciudadanía y decida en función de sus demandas y necesidades, en suma, que asegure la vida ahora y que respirar no sea nunca un acto de sobrevivencia. Lampadia

Fuentes: Open Covid Perú; Zoe Covid Symptom Study & King’s College London.