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¿Qué explica la brecha de Inclusión Financiera en América Latina y Perú?

Nuestra afamada economista, Liliana Rojas-Suárez, del Center for Global Development, en Washington, estuvo en Lima hace un par de semanas para exponer sobre los avances de la inclusión financiera en el Perú, en un seminario organizado por la Universidad del Pacífico. Como sabemos, el crédito es una palanca esencial para el desarrollo de los ciudadanos y las empresas, especialmente las más pequeñas.

El Perú ha sido víctima de una de las mayores y más largas hiperinflaciones de la historia mundial y, además, hemos tenido 30 años (60 – 90) en que se apagaron las luces de la economía. Ambos procesos nos hicieron un daño estructural del que aún no nos recuperamos del todo, nos llevaron a niveles de pobreza largamente por debajo de nuestro potencial de ingresos y propiciaron la emergencia de una informalidad difícil de contrarrestar, entre muchos otros efectos. Pero estos dos aspectos, más las regulaciones no incluyentes, determinaron que solo una pequeña fracción de nuestros ciudadanos tenga acceso al crédito formal.

El siguiente artículo de Rojas-Suárez, nos explica la situación de la inclusión financiera en el Perú:

Liliana Rojas-Suárez 

FORO ECONÓMICO – UN BLOG LATINOAMERICANO DE ECONOMÍA POLÍTICA

8 de julio, 2016

Desde el 2010, el Grupo de los 20 (G-20) ha reconocido a la inclusión financiera como uno de los pilares centrales para el desarrollo económico. A su vez, los esfuerzos e iniciativas para promover la inclusión financiera vienen aumentando significativamente en los últimos años a nivel global, incluyendo América Latina y Perú.

En líneas generales, los esfuerzos de las autoridades y el sector privado parecen estar brindando varios resultados positivos. Por ejemplo, el Banco Mundial, a través de su base de datos Global Findex, muestra un incremento a nivel global entre el 2011 y el 2014 de 10.1% en el porcentaje de adultos que tienen cuentas en alguna institución financiera formal[1]. América Latina, en general; y Perú en particular, no son excepciones. Sin embargo, a pesar de estas mejoras, el rezago de la región con respecto a otros países con grado similar de desarrollo (medido por el ingreso real per cápita) es bastante amplio y no ha mostrado cambios significativos en años recientes. De hecho, como se muestra en el Cuadro 1, en tanto que la mediana del indicador de inclusión financiera muestra un incremento importante tanto para la región como para otros países con similar grado de desarrollo (sus pares), la brecha en la tenencia de cuentas bancarias de países latinoamericanos con respecto a sus pares no ha cambiado de manera significativa (pasó de 20.2 a 19.5 puntos porcentuales).[2]

Cuadro 1. Brecha de Inclusión Financiera en América Latina

A nivel de país, Perú muestra una de las mayores brechas de inclusión financiera en la región (29.9 puntos porcentuales). [3] En el Gráfico 1, sólo México y Uruguay presentan brechas de inclusión financiera mayores a las de Perú (en el caso de Uruguay, la amplitud de la brecha se explica en gran parte porque sus pares son economías con un grado relativamente alto de desarrollo económico e inclusión financiera[4]).

Gráfico 1. Brechas de Inclusión Financiera entre países latinoamericanos y sus pares respectivos (puntos porcentuales)

Fuente: elaboración propia a partir de la base de datos de Findex (2014)

¿Qué explica la amplitud y persistencia de la brecha de inclusión financiera en América Latina, particularmente en Perú? Para contestar esta pregunta, me baso en el marco analítico y metodológico desarrollado en Rojas-Suarez y Amado (2014) y su respectiva revisión y actualización en Rojas-Suarez (2016). En dicho análisis, se enfatiza el rol de las características sociales y económicas en las que operan los mercados de servicios financieros. En particular, se destacan cuatro categorías de obstáculos que frenan la inclusión financiera: inestabilidad macroeconómica, desigualdades socioeconómicas, deficiencias institucionales e ineficiencias del sector financiero.[5]

Como resultado de la investigación empírica en estos trabajos, se identificaron las variables (a nivel de país) que afectan significativamente a la inclusión financiera en América Latina en forma adversa:

(a) La volatilidad de la tasa de interés real (variable macroeconómica), a través de su efecto sobre la demanda por servicios financieros en el sector formal: altos niveles de volatilidad han estado asociados históricamente con crisis financieras y grandes pérdidas de los depositantes en los sistemas bancarios.

(b) Desigualdad del ingreso (variable de desigualdad socioeconómica), que resulta en fuertes resistencia de grupos de poder establecidos para implementar reformas que promuevan la inclusión financiera (Claessens y Perotti, 2005).[6]

(c) Debilidad del Estado de Derecho (variable institucional)[7], debido a que en sociedades con calidad institucional baja, los contratos entre acreedores y deudores tienden a no cumplirse; lo que a su vez genera desincentivos para que los depositantes confíen sus ahorros a los bancos y otras instituciones financieras y para que las entidades financieras otorguen créditos a deudores pequeños y relativamente más riesgosos.

(d) Ratio de costos administrativos a activos totales del sector bancario (variable de ineficiencia del sector financiero), en la medida en que ratios altos se asocien con costos elevados para la provisión de servicios financieros.

(e) Concentración bancaria, que puede resultar en un comportamiento oligopólico en detrimento de la inclusión financiera, pues genera incentivos a los proveedores a enfocarse en los clientes menos riesgosos que pueden pagar altos costos de servicios financieros. Sin embargo, la evidencia muestra que los efectos de la concentración bancaria sobre la inclusión dependen de la calidad de las instituciones.

(f) Interacción entre la concentración bancaria y la calidad institucional: la combinación de una concentración bancaria elevada en un contexto de calidad institucional débil tiende a ser adversa para la inclusión financiera, pues genera discriminación en contra de clientes de ingresos bajos y a bloquear políticas que permitan la incorporación de nuevos proveedores de servicios financieros.

Los resultados de la investigación econométrica presentada en Rojas-Suarez (2016) permiten analizar la importancia relativa de los obstáculos que acabamos de discutir en la explicación de la brecha de inclusión financiera entre América Latina y sus pares. Utilizando los coeficientes estimados y los valores promedios de las variables consideradas para América Latina y sus pares, el valor estimado para de la brecha de inclusión financiera de América Latina es de 16.8 puntos porcentuales en términos absolutos (incluyendo determinantes idiosincráticos y no idiosincráticos[8]); en tanto que el valor observado de dicha brecha es de 13.7 puntos porcentuales.[9]  El Gráfico 2 presenta la contribución implícita de los determinantes (no idiosincráticos) de la inclusión financiera para explicar la brecha.

Gráfico 2. Descomposición de la brecha de Inclusión Financiera entre América Latna y sus pares (puntos porcentuales)

Fuente: elaboración propia

El resultado central es que las debilidades institucionales y la desigualdad del ingreso son los factores más importantes para explicar la brecha de inclusión financiera de la región en relación a sus pares. La contribución de la inestabilidad macroeconómica (medida por la volatilidad de la tasa de interés real), aunque relevante, es relativamente menos importante y la contribución del ratio de costos administrativos bancarios es mínima. (Nótese una vez más que, aunque las variables consideradas son importantes para explicar la inclusión financiera, solo algunas cobran relevancia para explicar la brecha).

Como se mencionó anteriormente, la calidad institucional cumple un rol dual. Las debilidades institucionales tienen un efecto adverso directo sobre la brecha de inclusión financiera, pero también tienen un efecto indirecto mediante su interacción con la concentración bancaria. En primer lugar, de acuerdo a nuestros cálculos, los efectos directos de los problemas institucionales contribuyen a explicar más de 7 puntos porcentuales de la brecha. En segundo lugar, a pesar de que la concentración bancaria contribuyó a reducir la brecha en 2.48 puntos porcentuales (indicando que los sistemas bancarios son más concentrados en los países pares que en América Latina), sus efectos indirectos a través de la interacción con la variable de debilidad institucional explican 5.8 puntos porcentuales de la brecha. O sea, por sí mismas, la diferencia de concentración bancaria entre la región y sus pares no ha afectado positivamente la brecha de inclusión, pero sí cuando esta diferencia se ajusta por el impacto de la calidad institucional.

¿Qué factores explican la brecha de inclusión financiera en el Perú?

Los resultados econométricos presentados en Rojas-Suarez (2016) pueden también utilizarse para analizar los factores que explican la brecha de inclusión financiera en el Perú con respecto a otros países con niveles similares de desarrollo económico (sus pares). La misma metodología utilizada en el Gráfico 2 para la región en su conjunto se emplea para construir el Gráfico 3, a nivel de país. En el gráfico se presenta a Perú y, como puntos de comparación, a México y Chile. Incluimos a México por tener una brecha de inclusión financiera mayor que la de Perú y a Chile porque su brecha es solo un tercio que la de Perú (Gráfico 1).

Gráfico 3. Descomposición de la brecha de Inclusión Financiera en México, Perú y Chile (puntos porcentuales)

Fuente: elaboración propia

El gráfico muestra similitudes y diferencias muy importantes entre los tres países. Las similitudes son que ni la volatilidad de la tasa de interés real ni el ratio de costos administrativos bancarios juegan un papel relevante en explicar las brechas de inclusión financiera.[10] Este es también el caso cuando se considera la región en su conjunto (gráfico 2).

Las diferencias son más notables que las similitudes. En los países de baja calidad institucional (Perú y México)[11], los efectos directos e indirectos de la debilidad institucional son los factores dominantes para explicar la brecha de inclusión financiera. En contraste, en Chile, su alta calidad institucional contribuye a reducir la brecha de inclusión financiera.

La alta concentración bancaria en Perú es también un factor importante en la explicación de la brecha. Esta alta concentración en un entorno débil institucionalmente desalienta la inclusión financiera y por tanto incrementa la brecha con respecto a sus pares.

Aunque la desigualdad del ingreso contribuye a explicar las brechas de inclusión financiera en los tres países, este factor destaca significativamente en Chile como el componente más importante.

La lección que se deriva para Perú es clara y simple: los esfuerzos para mejorar la inclusión financiera se verán seriamente limitados en ausencia de reformas significativas para mejorar la calidad de las instituciones (el respeto al Estado de Derecho, la independencia y eficacia del sector judicial y la efectividad del gobierno en la implementación de sus políticas). En ausencia de estas reformas, es difícil esperar que el Perú pueda acortar la brecha que lo separa de sus pares, los cuales han logrado incorporar porcentajes mucho más altos de la población al sistema financiero formal.

Referencias

Claessens, Stijn and Enrico Perotti, 2005, “The Links between Finance and Inequality: Channels and Evidence”, University of Amsterdam, March

Rojas-Suarez, Liliana (2016), “Financial Inclusion in Latin America: Facts, Obstacles and Central Banks Policy Issues”, Inter-American Development Bank, Department of Research and Chief Economist, Discussion Paper No. IDB-DP-464

Rojas-Suarez, Liliana and María Alejandra Amado (2014), “Understanding Latin America’s Financial Inclusion Gap”, Center for Global Development, Working Paper 367, May

 

[1] Indicador de inclusión financiera considerado en este texto.

[2] Una brecha positiva indica que la inclusión financiera es mayor en los pares de América Latina que en (la mediana de) los países latinoamericanos.

[3] Los resultados son similares si se utilizan indicadores alternativos de inclusión financiera, tales como acceso al crédito o utilización del sistema financiero formal para realizar transacciones o ahorrar.

[4] Lo opuesto ocurre en los casos de Bolivia y Ecuador, dos países de bajo nivel de desarrollo a nivel mundial.

[5] En Rojas-Suarez y Amado (2014) también se investiga el rol de características individuales. Un resultado importante es que el efecto de tener educación secundaria sobre la probabilidad de estar incluido financieramente es mayor en América Latina respecto a sus pares.

[6] Sin embargo, otros autores argumentan que las mejoras en la inclusión financiera pueden contribuir a reducir la desigualdad. Aunque esto sugiere la posibilidad de doble causalidad entre la desigualdad del ingreso y la inclusión financiera, los estudios empíricos considerados en este texto indican que la primera causa a la segunda.

[7] Otras variables de calidad institucional tienen un efecto similar sobre la inclusión financiera.

[8] El componente idiosincrático de la brecha corresponde al valor del coeficiente de una variable dummy para países latinoamericanos incluida en la regresión.

[9] Nótese que para este ejercicio, nos estamos refiriendo a la brecha promedio de América Latina con respecto a sus pares (13.7 puntos porcentuales). Como se mencionó anteriormente, la mediana de la brecha es 19.5 (Cuadro 1).

[10] La contribución del ratio de costos administrativos es tan pequeña que no se visualiza en el gráfico.

[11] En el indicador de “Estado de derecho”, un indicador de calidad institucional del Banco Mundial, Perú y México ocupan los lugares 140 y 130 respectivamente en una muestra de 204 países, en tanto que Chile ocupa el puesto 26.

Lampadia




Inclusión Financiera: Foco en la demanda (necesidades y limitaciones)

Inclusión Financiera: Foco en la demanda (necesidades y limitaciones)

En el Perú se acaba de lanzar la billetera electrónica como un mecanismo de facilitación del acceso a los servicios financieros de las poblaciones no bancarizadas. A pesar de todos los avances del microcrédito en el Perú y de ser catalogado como uno de los países más avanzados en la calidad de la oferta de servicios financieros, desarrollados fundamentalmente por la iniciativa privada, aún estamos muy lejos de los estándares de acceso globales y regionales. Por ejemplo, según un análisis de inclusión financiera del BID, el índice de uso de tarjetas de crédito con respecto a la PEA muestra que el Perú tiene tan sólo 34% mientras que Chile llega a 172%.

La información que presentamos a continuación, sobre la base de una publicación de EY, ayuda a dar un marco técnico de enfoques y prioridades que deberían mejorar la implantación de soluciones tecnológicas para los servicios financieros.

Junta de gobernadores resalta avances de Perú en inclusión financiera (Andina)

Las soluciones digitales y las nuevas tecnologías ofrecen un gran potencial para superar los desafíos del desarrollo. Con 2,500 millones de personas en países emergentes privadas de acceso a los servicios financieros formales y más de 200 millones de pequeñas empresas sin acceso al crédito, ampliar la frontera de los servicios financieros sigue siendo un reto muy importante para consolidar un mundo de oportunidades para todos.

La prestación de servicios financieros a través de innovaciones tecnológicas, incluyendo el dinero móvil, puede ser un catalizador para el suministro y la masificación de un conjunto diverso de servicios financieros: incluyendo créditos, seguros, ahorros y educación financiera. Quienes ahora no tienen acceso a estas herramientas financieras podrían disfrutar de los servicios de transferencia de dinero, micro-préstamos y seguros.

El Centro Internacional de Finanzas y Regulación (CIFR), en una reciente conferencia en Australia, urgió a los reguladores a promover la demanda de un espacio digital de servicios financieros. Según CIFR, los esfuerzos para mejorar la inclusión financiera mediante servicios financieros digitales podrían ser desperdiciados si es que no se lllega a los consumidores. Se afirma que el problema es particularmente apremiante en los mercados emergentes, justamente en dónde los servicios financieros digitales tienen el mayor potencial para mejorar la inclusión financiera.

EY publicó recientemente un documento titulado “Who will disrupt the disruptors?” en el que incluyen un muy buen análisis del tema financiero “Building consumer demand for digital financial services – the new regulatory frontier” (La construcción de la demanda de servicios financieros digitales – la nueva frontera de la regulación). En este informe, se afirma que: “Los servicios financieros digitales (DFS) son promocionados como soluciones financieras clave para mejorar la inclusión financiera. Sin embargo, a menudo los usuarios finales ofrecen pocas oportunidades rentables en el camino y las fuerzas del mercado por sí solas no son suficientes como para garantizar el suministro de servicios y productos finales que coincidan con el poder adquisitivo, necesidades o deseos de los usuarios finales. Como resultado, los DFS en mercados emergentes pueden sufrir de limitada incorporación y utilización, lo que traería como consecuencia un efecto muy pequeño en la inclusión financiera. En los mercados emergentes, los reguladores financieros se han centrado en apoyar el éxito de los DFS en gran medida a través de esfuerzos de marco institucional y normativo. En este artículo se argumenta que los reguladores financieros deben trabajar primero en entender y construir la demanda de DFS en lugar de centrarse puramente en el desarrollo. Esto requiere un cambio de mentalidad de los reguladores financieros, que están más familiarizados con la promoción de estabilidad financiera, seguridad y eficiencia. En este artículo se analiza la evolución del rol de los reguladores financieros. Recomendamos que los reguladores se centren particularmente en el aumento de la demanda del consumidor a través de la promoción de colaboración entre instituciones en los DFS como medio de promoción de inclusión financiera. Destacamos que estas colaboraciones introducen riesgos y aumentan los riesgos de consumo; por lo que requeriría que los reguladores ajusten los marcos reguladores para asegurar que estos riesgos sean identificados y mitigados”

Justamente por eso es que uno de los objetivos más importantes debe ser la construcción de la demanda en vez de sólo centrarse en apoyar el éxito de los servicios financieros digitales. Deben trabajar para entender y construir la demanda del consumidor.

Para destacar algunos hallazgos de este artículo publicado por EY, el investigador principal, el profesor Ross Buckley de University of New South Wales, dijo que los reguladores deben trabajar para minimizar la brecha entre los servicios digitales que están siendo proporcionados por las instituciones financieras y los presupuestos y necesidades de los usuarios finales. “La regulación de los servicios financieros digitales, y el dinero móvil en particular, ha sido un importante foco de discusión y de debate “, dijo.

En el África, donde las dificultades para inclusión financiera son mucho mayores que en América Latina, se están haciendo desarrollos muy importantes donde lo que buscan crear cadenas de valor de bienes y servicios que permiten que los costos operativos de los servicios financieros no sean trasladados a las poblaciones pobres, sino mas bien absorbidos en dichas cadenas de valor. En una próxima oportunidad vamos a compartir más información sobre los importantes desarrollos que se están dando en el continente africano.

El informe hace varias recomendaciones sugiriendo a los reguladores financieros cómo crear demanda e influir en el desarrollo de servicios financieros digitales exitosos. Éstas incluyen:

  • Desplazar los pagos por los servicios estatales a los canales electrónicos
  • Mejorar la educación y promover una mayor confianza en los servicios financieros y nuevos métodos de pago
  • Impulsar el desarrollo de sistemas abiertos, interoperables e interconectados

El documento también recomienda que los reguladores se centren en aumentar la demanda del consumidor a través de la promoción de asociaciones de servicios financieros digitales como medio de promoción de la inclusión financiera. 

Los colaboradores principales deben incluir a los bancos, instituciones de microfinanzas y a los operadores de redes móviles. La colaboración entre estas entidades puede fortalecer los productos y servicios disponibles y, a su vez, fortalecer los sistemas financieros en términos más generales. Sin embargo, los sistemas deben tener una clara gobernanza, .

Según el documento de EY, mientras que las recomendaciones del informe abogan por un rol más importante por parte de los reguladores financieros, en realidad lo que se busca es ayudarlos a mejorar la inclusión financiera, como el objetivo expreso del nuevo desarrollo. Esto es un medio importante para reducir la pobreza y promover un desarrollo económico de mayor alcance en la sociedad.

La inclusión financiera es un desafío enorme y requiere que los reguladores balanceen adecuadamente  la innovación y la estabilidad financiera, así como la protección de los consumidores. Al mismo tiempo, los reguladores deben adoptar nuevas tecnologías e innovaciones, para que lo cual se deben abrir las puertas a los aportes del sector privado. Lampadia