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FMI debate sobre Infraestructuras y el Perú no avanza

FMI debate sobre Infraestructuras y el Perú no avanza

La semana pasada fueron las “Spring Meetings” del FMI, en la que se tocaron diversos temas relacionados a la economía y política mundial.

Uno de los temas más importantes, y en el que participó nuestro ministro de Economía y Finanzas Alonso Segura, fue de la brecha de infraestructuras. En el panel participaron: Mitsuhiro Furusawa, Subdirector Gerente del FMI y ex asesor del ministro de Finanzas de Japón; Joaquim Levy, ministro de Finanzas de Brasil y ex presidente de Bradesco Asset Management; el Dr. Rajiv Lall, director general y vicepresidente del Infrastructure Development Finance Company (IDFC), India; Geoffrey Spence, el Director Ejecutivo de Infraestructura de Reino Unido y, por supuesto, Alonso Segura.

Reuniones de primavera en el FMI “El por qué, dónde y cómo de la inversión en infraestructuras”

La inversión en infraestructura es fundamental para el crecimiento económico y el bienestar. La existencia de grandes brechas de infraestructuras a lo largo del planeta refleja una combinación de limitaciones institucionales y financieras, así como la presión creciente de la  demanda. Esta inversión tiene el potencial de aumentar la eficiencia y la competitividad, y promover tanto la integración internacional como la nacional. Reduce los costos de transacción y democratiza el acceso al mundo moderno. Asegurar la financiación necesaria en condiciones adecuadas es un gran desafío, lo que refleja las limitaciones de las finanzas públicas, los riesgos regulatorios y los largos períodos de gestación. 

Una cuestión clave es la definición de las funciones de los sectores público y privado de tal manera que se garantice una buena prestación de servicios y la protección de los intereses de los inversores y contribuyentes. 

El panel discutió primero la importancia de la inversión en infraestructuras y sobre la elección de los proyectos adecuados en un contexto de objetivos contrapuestos y recursos limitados.

Furusawa describió dos beneficios claros de la inversión en infraestructuras. El primero es que aumenta el crecimiento de corto plazo, aumentando la demanda y creando empleos. Y segundo, aumenta el crecimiento de manera indirecta y a largo plazo, porque aumenta la capacidad productiva y el producto potencial. 

El Dr. Lall habló sobre la aguda escasez de infraestructuras en la India. A pesar de tener una alta tasa de ahorro el acceso a los recursos es un problema. Otra dificultad es la implementación de proyectos “financiables”. Comentó que su país había llevando al gobierno a buscar agresivamente la participación del sector privado. Afirmó que les ha ido muy bien, y en conjunto con el sistema bancario, no bancario y mercado de capitales han logrando financiar un total de US$ 400 a 500 mil millones en infraestructuras en los últimos 15 años. Casi todo operado por el sector privado, que también asume los riesgos de capital. Considera que es crucial que el gobierno supervise y regule las concesiones de manera meticulosa y contar con un Poder Judicial capaz de resolver los inevitables conflictos que se presentan en el camino.

Levy afirmó que a pesar de la desaceleración de Brasil, invertir en infraestructura es muy importante porque sus objetivos son para el mediano y largo plazo. Para él, es primordial involucrar al sector privado, algo que han estado haciendo por muchos años en distintos sectores como agua, electricidad y transporte con bastante éxito. La mayor parte es operada por el sector privado y en estos momentos busca incluso aumentar las concesiones y así involucrar aún más al sector privado en la inversión pública. De esta manera se pueden concentrar los recursos del estado en otros sectores públicos que no tienen retorno sobre la inversión pero que son importantes para el país.

Siguiendo la línea de los países latinoamericanos, Segura compartió su plan de inversión multisectorial. Lo describió en base a propuestas del sector privado, que son calificadas y priorizadas a mediano o largo plazo. No todos son hechos con dinero público, sino cofinanciados.

Sin embargo, siempre hay costos escondidos. Afirmó que en los últimos dos años se ha reformado el marco legal para poder minimizar riesgos y estandarizar los proyectos de APPs, y que las obras por impuestos (OxI) tienen mejores controles que los contratos tradicionales.

Según los cálculos, la brecha de infraestructuras del Perú representaría alrededor de 40% a 50% de PBI (que bordea los US$ 200,000 millones). Según Segura, el Gobierno ha duplicado su asignación para infraestructura en los últimos seis y siete años. Además, ha aprovechado el menor costo para financiar proyectos y no se prevé ninguna escasez de fondos. También comentó que el Gobierno está dando una mayor importancia a las APPs para infraestructuras, sin embargo, estas presentarían algunos riesgos y suponen un compromiso de fondos públicos.  

En verdad, el avance logrado en el Perú es mínimo. En Lampadia (abril 2014) propusimos una estrategia de financiamiento de infraestructuras (ver: Sobre cómo financiar e invertir US$ 80,000 millones):

Usar APPs con un cofinanciamiento promedio del Estado de 25% (hasta US$ 20,000 millones). Un equivalente del 10% del PBI. Para ellose emitirían “Bonos de Infraestructuras” a 30 años (llevando la deuda externa a un máximo de 20% del PBI). Deberíamos solicitar el apoyo del Banco Mundial (BM), BID, FMI, CAF y Naciones Unidas, para el diseño, monitoreo, promoción y financiamiento de un “Fondo de Inversión en Infraestructuras” que se depositaría en un fideicomiso en el BM. Este desembolsaría los fondos a las empresas que ganen los concursos, las cuales se comprometerían a repagarlos  directamente al fideicomiso. Un detalle importante sería que nos ayuden a rediseñar la contabilidad fiscal para evitar contabilizar déficits no representativos.

Para que el Perú salga pronto de sus brechas y atrasos, debemos ser creativos y audaces, aprovechando nuestro bien ganado prestigio, antes de que se siga licuando. Lampadia




“El motor de la economía es la inversión privada”

“El motor de la economía es la inversión privada”

Entrevista a Gianfranco Castagnola. El Ex Director del BCR considera importante la inversión minera y señala que el gobierno debe decidir qué riesgo es peor para la economía: Tener un déficit fiscal o continuar con la desaceleración.

Por Giovanna Prialé

(Perú 21, 10 de Abril de 2015)

Según Gianfranco Castagnola, existe un impacto grave en las expectativas de los inversionistas extranjeros por casos como el de Tía María, quienes podrían decidir abandonar proyectos en el país y así Perú renunciaría a varios puntos de crecimiento económico en los próximos años.

¿Cómo hace un empresario para incorporar la incertidumbre del crecimiento esperado del Producto Bruto Interno (PBI), de 2.1% a 4.2%, dentro del marco de sus decisiones?

Ha habido una reducción en las tasas de crecimiento de la economía de los últimos tres años. Por lo tanto, el sector empresarial ha empezado a adaptarse a estas menores tasas. Entonces creo que en los sectores vinculados a la demanda interna se tiende a ser mucho más conservadores en la contratación de personal y se empieza a mirar la empresa hacia adentro.

Eso se aprecia en los resultados de la encuesta que aplicamos a nuestros asociados. En el 2013, solo el 43% decía que iba a mirar hacia adentro, en la última encuesta de hace dos meses, lo hará el 69%. Esto implica ser mucho más prudente, menos expansivo y mirar la reducción de costos como una de las principales estrategias.

¿Y qué ocurre en el sector exportador?, ¿hay un comportamiento algo diferente?

El Perú tiene concesiones mineras que enfrentan una dinámica que obedece a una combinación de precios mundiales y factibilidad para invertir. Hoy vemos con preocupación que luego de los grandes proyectos, en los siguientes dos años no hay ninguno que supere los 1,000 millones de dólares. Incluso, de dos proyectos que podrían salir,uno, el de Toquepala, fue retrasado absurdamente por la anterior autoridad; y el otro, Tía María, aún está en veremos. Entonces, esta dinámica de precios menores, pero sobre todo la ausencia de claridad respecto de la posibilidad de invertir, está haciendo que se ponga en riesgo el futuro de la minería.

Con lo cual se perjudica todo el potencial desarrollo que podría tener el Perú.

Definitivamente, y además, si bien un grueso de las exportaciones no tradicionales se destina al mundo desarrollado, el grupo de los textiles y químicos depende mucho de Sudamérica. Y, lamentablemente, las perspectivas de Latinoamérica son malas. Entonces, el panorama tampoco es muy alentador por ese lado.

¿Por qué no funciona el paquete de impulso fiscal ordenado por el gobierno?

Aquí hay dos temas. Este impulso fiscal tenía el componente de menores impuestos y mayor gasto público. Sin embargo, el gasto público viene muy mal. Este cayó en 7% en el primer bimestre, lo cual implica que el Estado le ha quitado plata al sector privado que no le ha devuelto. De esta manera, mientras el gobierno central aumentó el gasto en el primer bimestre en 24%, los gobiernos regionales lo redujeron en 44% y los locales, en 72%, con lo cual la inversión pública se redujo. Esta situación tiene un impacto significativo en regiones, en las que sí es muy relevante. De acuerdo a nuestros estimados indican que esta contracción del gasto público les ha costado dos puntos de crecimiento a las regiones.

¿Cuáles serían las herramientas en el corto plazo que podría tener el Ministerio de Economía y Finanzas para contrarrestar la caída de la inversión?

Primero el gobierno tiene que decidir qué riesgo es peor para la economía: el de tener un déficit fiscal o el de continuar con la desaceleración. En particular, creo que un déficit de hasta 2.5% del PBI, pero reactivando la inversión pública; es absolutamente sano y no genera ningún riesgo.

¿Por qué el presidente Humala no puede conectarse con el sector privado?

Es una tónica que se ha dado durante estos cuatro años de gobierno, aun cuando el presidente ha sido muy responsable en temas económicos, con ministros de Economía sensatos. Quizá en el fondo no termina de confiar en el sector privado y le está costando entender que el motor de la economía es la inversión privada. El propulsor de la economía en los últimos quince años ha sido la inversión privada y sin ella no hay generación de empleo, no hay aumento de los ingresos, no hay más tributos y no hay desarrollo económico sostenible. Creo que es evidente que si se revisa la gran inversión en la industria extractiva e infraestructura, es muy poco el compromiso político por empujar megaproyectos.

¿Qué debería mirar el elector para elegir al próximo presidente desde un punto de vista económico?

Creo que los problemas que el Perú enfrentará en los próximos 10 o 15 años, más allá de la institucionalidad política, están vinculados con promover el crecimiento económico, mejorar la seguridad y desarrollar un Estado al servicio del ciudadano.

El próximo presidente debe respetar la estabilidad macroeconómica y enfocarse en el crecimiento. Aquí hay tres retos. El primero es que en un Estado disfuncional como el que tenemos, para sacar adelante un megaproyecto se requiere el compromiso político de la más alta autoridad. El segundo tema es que se necesita eliminar los absurdos trámites burocráticos que incrementan los costos de hacer empresa. Y el tercero es hacer frente a los retos de la inseguridad ciudadana. Eso sí, el siguiente gobierno debe continuar lo bueno que ha hecho este en salud y educación, y continuar con programas focalizados para reducir la pobreza.




Dignifiquemos el rol de los maestros

Dignifiquemos el rol de los maestros

Necesitamos un “Nuevo Pacto Social por la Educación”

Nancie Atwell, una profesora norteamericana, ganó este año el llamado “Premio Nobel de la Enseñanza” y recibió un millón de dólares. Este reconocimiento es el “Global Teacher Prize” (Premio del Maestro Global). La ceremonia de premiación fue en Dubái en el Global Education & Skills Forum (Foro de la educación y capacidades globales), con la presencia del ex presidente de EEUU, Bill Clinton, Andreas Schleicher, responsable del informe PISA y del Sheikh Mohammad, Primer Ministro de los Emiratos Árabes Unidos, según informó El País de España el 16 de marzo pasado.

La ganadora invocó a  “innovar sin permiso” y agregó que “la tecnología es solo un medio, no la panacea de la enseñanza”.

Al premio se presentaron más de 5,000 maestros de 127 naciones. Algunos de los países participantes no se evalúan por la prueba PISA. “Pertenecen a contextos tan distintos como Afganistán, India, Haití, Kenia, Camboya, Malasia, Reino Unido o EE UU”.

“Entre los proyectos finalistas figura el del profesor afgano Azizullah Royesh, quien tuvo que enseñar a sus alumnos a leer y escribir tras la caída del Gobierno talibán, en 2001. También llegó a la final el método ideado por la docente de India Bir Sethi basado en la empatía, creatividad y racionalidad. Entre los diez finalistas se hallaba la primera escuela para ciegos de Camboya y un colegio de Kenia en el que Jacque Kahura sortea la escasez de recursos y la rigidez del sistema con grupos pequeños, excursiones y servicios comunitarios”, señala El País.

Sunny Varkey, responsable del galardón, ideólogo de la Fundación Varkey, afirmó: “El premio no es solo cuestión de dinero, pretende sacar a la luz miles de historias de inspiración y ‘devolver a los profesores la legítima posición que les pertenece’. Por supuesto que hace falta más que un premio para elevar el estatus de la profesión”, añadió.

El premio establece que el millón de dólares se pague en diez cuotas anuales. “En esos 10 años, el ganador no debe comportarse ‘de forma que desprestigie la labor docente’ y, en los cinco años siguientes a la recepción del premio, no puede abandonar la profesión de enseñante”.

Los organizadores del premio quieren resaltar “el importante papel que juegan los profesores en la sociedad”.

A finales de los ochenta, Atwell escribió el libro “In the middle” (En el medio), una especie de “manual de instrucciones” para enseñar a adolescentes con dificultades para leer y escribir. Su secreto radica en que “la biblioteca del aula está llena de historias interesantes de escritores serios que los alumnos tienen tiempo para leer en el colegio, y también se espera que lean de noche en casa”, resalta. “Mientras la mayoría de los norteamericanos solo leen de seis a ocho libros al año, mis alumnos leen 40 libros”, agrega.

Reflexiones para la educación en el Perú

Tal vez la primera pregunta que debemos hacernos es: ¿Cuándo se jodió la educación en el Perú?

Nosotros encontramos dos razones: primero, la centralización y burocratización de la educación durante el gobierno militar a finales de los años 60 y, segundo, la hiperinflación.

Antes del nefasto velascato, era un honor estudiar en un colegio público. Los mejores profesionales egresaban de sus aulas, sus profesores incluían a los ciudadanos más capacitados y notables del país. A un alumno, profesor y director de colegios como el Guadalupe y el Alfonso Ugarte en Lima, o de la Independencia Americana en Arequipa, se les respetaba. A los maestros y directores se les remuneraba decentemente. Lo mejor de la sociedad se nucleaba alrededor de los colegios públicos.

La primera razón: La dictadura militar manejó los colegios como si fueran cuarteles. La mejor gente se fue alejando de las aulas y del magisterio.

La segunda razón: La hiperinflación que empezó a mediados de los años 70, fue minando y, posteriormente, destrozando los sueldos de los empleados públicos que estaban sujetos a salarios fijos y, por supuesto eran imposiblesde compensar. Así fue como los ingresos de los maestros y de las enfermeras y policías, entre otros muchos peruanos, se pauperizaron. Aún hoy, según el Ministro Saavedra, el ingreso real de los maestros es un tercio de lo que ganaban en los años 60.

En esas condiciones de miseria era lógico que apareciera un sindicato gremialista que terminó coronándose como el sindicato único, que además asumió un rol clasista y altamente politizado para defender a su gremio. La política y no la eficiencia se convirtió en la plataforma de lucha y superación. Poco a poco, la profesión perdió su respetabilidad y compensaciones adecuadas. Los maestros tuvieron que cachuelearse en otros oficios y sus esposas debieron producir dulces y empanadas, para compensar sus ingresos.

Finalmente, entre la regimentación militar y la pauperización de los ingresos, la profesión dejó de atraer a la mejor gente. Posteriormente la híper politización del sindicato y la torpeza de los sucesivos gobiernos, fueron terminando de “joder el magisterio y la educación del Perú”.

Es evidente, como dice el ministro Saavedra que es urgente dignificar la carrera magisterial. Ojalá, en pocos años tengamos algunos maestros peruanos concursando por el “Nobel de la Educación”. Pero eso no es solo cuestión de aumentar los ingresos de los maestros, en nuestra opinión se trata de lograr un “Nuevo Pacto Social por la Educación”.

Este pacto, entre la sociedad, el magisterio y los padres de familia, en representación de sus hijos, debe contener:

1. El compromiso del magisterio de despolitizar su agremiación, aceptar la meritocracia como el mecanismo de evaluación y mejora social y comprometerse con una gesta por la calidad de la educación.

2. La sociedad debe sacrificar otras demandas de recursos para privilegiar una mejora sustancial de las condiciones de trabajo de los maestros: remuneraciones, infraestructura y tecnología de avanzada.

3. Los padres de familia, con vouchers o sin vouchers, deben comprometerse por acercarse a las escuelas y ejercer un impulso y control sobre la calidad de la educación.

Todo esto, por supuesto debe ser alentado, no controlado, por un ministerio orientado hacia un rol promotor antes que controlador. Que promueva la innovación y que invite al sector privado a colaborar en la gran revolución educativa que necesitamos emprender. Lampadia




Dependencia incómoda

Dependencia incómoda

Algunos países exportadores de materias primas están afrontando mejor que otros la caída de los precios de esos productos.

Por The Economist

(Gestión, 13 de Enero de 2015)

Las materias primas (commodities) son como las sirenas: seductoras pero peligrosas. Cuando sus precios están elevados, los políticos en los países que las exportan se regocijan, pues los ingresos de la venta de petróleo, gas y metales llenan las arcas estatales, el dinero foráneo arriba en grandes volúmenes y se crean empleos bien remunerados.

A menudo, tales gobiernos ignoran otros sectores económicos bajo la creencia de que esos buenos tiempos nunca terminarán, pero siempre llegan a su fin. Y ahora que los precios están en picada, muchos países están aprendiendo lo que sucede cuando una economía depende demasiado de sus recursos naturales.

Venezuela, que posee las mayores reservas petroleras, está al borde del colapso. Brasil y Noruega, otros dos grandes exportadores de petróleo, han reducido sus proyecciones de crecimiento y el presidente ruso, Vladimir Putin, verá que el PBI de su país se encogerá 5% este año, de acuerdo con los estimados de su banco central. Es probable que la deuda de su gobierno sea reclasificada al estatus de “basura”.

Cuando los precios de los commodities comenzaron a caer en el 2014, los economistas temieron lo peor para sus exportadores, pero hasta ahora muchos han salido bien librados. Solo un puñado de países latinoamericanos —Argentina, Venezuela y posiblemente Brasil— caerá en recesión este año y otros han recortado sus proyecciones de expansión, pero siguen bien.

Chile, exportador de cobre que antes fue cautivo de las fuerzas del mercado, crecerá 3% y Perú, que depende enormemente de sus ventas de metales, 5%. El PBI de América Latina se incrementará 2%.

No se espera que ningún exportador de petróleo de Medio Oriente sufra una recesión este año (aunque medir el crecimiento en países azotados por la guerra es casi imposible). Arabia Saudita está utilizando sus grandes reservas de divisas para impulsar el gasto gubernamental y se expandirá 4.5%.

Algunos países africanos están siendo afectados. Nigeria, que apenas cuenta con exportaciones no petroleras, sufrió una pérdida de 13% en el valor de su moneda en el 2014; Zambia, exportador de cobre, solicitó la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) en junio.

No obstante, comparadas con periodos previos de declive de los precios de commodities, las monedas han estado bastante fuertes. Solamente los países atacados por el ébola y la creptocrática Guinea Ecuatorial verán sus economías reducirse este año. Se espera que África Subsahariana se expanda 5%.

Dos factores explican por qué algunos exportadores de commodities están afrontando mejor que otros la situación. Primero, muchos gobiernos han convertido a sus países en amistosos con el sector privado. Según el Banco Mundial, en años recientes África Subsahariana ha sido la principal zona en mejorar su entorno para los negocios. Ruanda, que hace 20 años estuvo sumida en una guerra civil, es hoy un mejor lugar para hacer negocios que Italia.

Los entornos benignos para las empresas impulsan la inversión extranjera directa (IED). En los últimos años, se ha mantenido bien en África a pesar de los traspiés globales. El dinero foráneo está ayudando a las economías africanas a diversificarse. El reciente y fuerte incremento del PBI nigeriano no se explica por su sector petrolero — que se ha estancado—, sino por las finanzas y otros servicios. Incluso Chad, que ha sido objeto de escarnio por su economía basada en un único sector, ha visto la participación de sus ingresos por petróleo reducirse progresivamente.

Pero Rusia no ha podido hacerse menos dependiente del petróleo y diversificar su economía es hoy más complicado que antes para Putin, debido a la caída de la IED que sufrió el país el año pasado.

Segundo, algunos gobiernos están gastando su dinero más sensatamente. Antes de la década pasada, casi todos lo derrocharon cuando los precios de los commodities estaban elevados y los ingresos por impuestos abundaban, y luego recortaban el gasto cuando los precios se hundían. Rusia todavía hace esto y no cuenta con dinero para impulsar la demanda doméstica, sino que está reduciendo su gasto, con lo cual inflige más daño.

Algunos países latinoamericanos y africanos, como Zambia y Chile, ahora aplican políticas fiscales “anticíclicas”: ahorran durante las bonanzas y gastan en los malos tiempos. Hace una década, el presupuesto de Angola dependía casi en su totalidad del petróleo, pero ahora un tercio proviene de otras fuentes.

Chile, donde el cobre explica el 60% de las exportaciones, antes era conocido por el errático manejo de sus ingresos por la venta del metal, pero hoy un panel independiente revisa que el Gobierno los utilice responsablemente.

Algunos exportadores de commodities enfrentan un sombrío 2015, pero otros pueden sentirse optimistas. África, que por décadas fue sinónimo de dependencia en los recursos naturales, será una de las regiones de mayor crecimiento, pues ya no está condenada a los abruptos vaivenes de los commodities. Si hace una década Putin hubiese intentado desmontar la estructura de la economía rusa, su país no estaría por vivir un año tan difícil.