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Obama-Modi: Buena química para una alianza estratégica

Obama-Modi: Buena química para una alianza estratégica

La reciente visita del Presidente Norteamericano, Barack Obama, a la India, es una prueba de la importancia que esta tiene actualmente para la política exterior de los EEUU. Este es el segundo viaje de Obama a India y, también, la segunda vez que se reúne en persona con el nuevo Primer Ministro, el gran reformador Narendra Modi, en menos de cuatro meses. Algo absolutamente inusual.

El hecho de que Obama haya reservado más de dos horas de su tiempo para asistir a una parada militar por el aniversario de la independencia de la India es una muestra adicional de lo estratégico que es para los EEUU estrechar sus relaciones con el segundo país más poblado del globoyla decimoprimera economía mundial.

Sin duda la excelente química que parece haberse entablado entre los mandatarios ha facilitado un acercamiento entre dos naciones que tradicionalmente han recelado el uno del otro. Modi aseguró a la prensa que “las relaciones entre dos países se basan menos en puntos y comas y más en la relación entre los líderes, en la química que hay entre ambos (…). De hecho, lejos de la cámara, cuando hablamos, nos acercamos más el uno al otro (…) Barack y yo compartimos una gran amistad, incluso bromeamos y compartimos opiniones sobre muchos asuntos”. Además, señaló que ahora existe una “energía renovada” y que las relaciones bilaterales han escalado “a un nuevo nivel”.

Obama, por su parte, solo tuvo elogios para Modi, al que llamó un “amigo personal”. Según The Economist, “contóque Modi fue tratado como una “estrella de Bollywood”, cuando visitó Nueva York en septiembre. Además, indicó que estaba entusiasmado con la energía del primer ministro y su ambición, alabando su programa de reforma económica.

A Modi se le conoce como Modi-fy, por su gran empuje reformador de un país que últimamente había bajado la guardia en su imperiosa necesidad de desburocratizarse y promover la inversión privada. Modi inició su gobierno poniendo en práctica su lema:“No red tape, only red carpet for investors”. (Ver en Lampadia: El cambio de timón promercado en la India).

El presidente estadounidense, señaló que se debe tener  paciencia, ya que una “nueva alianza” no se creará en una noche. Pero ambos líderes indicaron que esta relación se está dando naturalmente porque las dos naciones comparten los mismos valores: “[somos] las dos democracias más grandes del mundo (…), donde la gente cree en la libertad y la dignidad”, resaltó el mandatario norteamericano, en una clara alusión a China, el otro gigante asiático.

De hecho, la diplomacia estadounidense, busca ahora estrechar sus lazos con India para equilibrar el peso de China en el Pacífico. La ascensión de la República Popular no es solo económica, es también militar y ha empezado a dejar sentir su fuerza política. De hecho, los recientes sucesos en Hong Kong (donde los estudiantes tomaron las calles exigiendo más libertades), han sido una desilusión sobre la evolución de la China y han sido seguidos con cautela y preocupación por los gobiernos democráticos.

La India ha sido el aliado estratégico más importante de Rusia, por décadas. De hecho durante el desfile militar al que asistió Obama, prácticamente todo el material bélico exhibido era de fabricación soviética. Ambos países tienen aún una estrecha colaboración en este campo. No es casual que el presidente norteamericano haya criticado y amenazado con nuevas sanciones a Putin por su accionar en Ucrania desde Nueva Delhi. Estados Unidos espera que Modi vaya acercándose más a occidente y apartándose de la nueva Rusia imperialista.

En Moscú, la visita de Obama se ha seguido con enorme recelo. Otro país en el que ha causado escozor es Pakistán. Aliado clave de EEUU en la lucha contra el terrorismo, pero que mantiene un serio diferendo territorial con la India (por Cachemira), por ello, Obama fue firme pero vago en sus declaraciones sobre el combate al terrorismo.

Aunque no hubo grandes anuncios y la visita de Obama debió acortarse por la muerte del Rey Abdullahde Arabia Saudita, si ha quedado claro, que la “buena química” demostrada, permitirá que el comercio y los negocios entre estas dos potencias fluya.Las inversiones se incrementarán. Las reformas que impulsa Modi facilitarán enormemente este proceso. Se esperaque el comercioentre ambos se multiplique por cinco.

Para acelerar el intercambio, EEUU prometió invertir más de 15,000 millones de dólares en la infraestructura india durante los próximos cinco años, desarrollar un proyecto de Ciudades Inteligentes y apoyarla captación de inversiones privadas. Además deuna mayor cooperación militar,incluyendo la referida a energía nuclear para usos civiles. Una alianza que va por el camino correcto. Lampadia




A 50 años de su partida, extrañamos a Churchill

A 50 años de su partida, extrañamos a Churchill

Este año se conmemoran 50 años de la muerte de Winston Churchill (1874-1965) y 75 de que asumiera el cargo que lo inmortalizara: el de Primer Ministro de la Gran Bretaña asediada por los Nazis (1939-1945). A pesar, de que Churchill es identificado como profundamente británico, él se definía a sí mismo como “an English-Speaking union” (una unión de anglo parlantes, pero que también puede significar un sindicato anglófono), debido a que era hijo del Lord Randolph Churchill y la millonaria norteamericana Jennie Jerome. Sus orígenes, su formación, sus experiencias vitales y su trayectoria profesional de alguna u otra manera lo fueron preparando para ser el hombre providencial que guiara a su nación (y al mundo), en uno de los momentos más excepcionales de la historia de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial. Parafraseándolo, se podría decir que “nunca en el campo del conflicto humano, tanta gente le debió tanto a una sola persona” (la cita original es “a tan pocos” y está referida a la heroica actuación de los pilotos de la Real Fuerza Aérea en la batalla de Inglaterra). 

Como a todos los niños de su posición fue enviado a estudiar a un internado, el prestigioso colegio de Harrow, en dónde fue profundamente infeliz. Odiaba los estudios y se destacó como un rebelde, pero estupendo ensayista y el mejor esgrimista de su clase. Luego ingresó,  tras tres intentos, al Royal Military College de Sandhurst. Allí se hizo oficial de caballería y fue enviado al Virreinato de la India. Se hizo de fama como corresponsal de guerra, cubriendo la independencia cubana (1895), y las campañas británicas en la India (1897), el Sudán (1898) y Sudáfrica durante la Guerra de los Boer (1899). A los 26 años escribía para varios diarios y era autor de cinco libros dedicados a sus experiencias. Esta tarea lo ayudó a reflexionar y profundizar sobre el difícil arte de la guerra y el papel del Imperio Británico en el mundo.

Luego de escapar de los Boer en Sudáfrica, ingresó a la Cámara de los Comunes. Así empezó una carrera política que duraría 60 años. Pronto destacó como un filudo polemista, por su inteligencia y don de mando. Ocupó distintos cargos hasta que llegó a ser Lord del Almirantazgo. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Churchill promovió la utilización de tanques para romper la guerra en las trincheras, pero su iniciativa de abrir el frente de los Dardanelos terminó en un desastre, lo que le valió el apodo del “carnicero de Galípoli”. A manera de redención, renunció a sus cargos políticos y decidió servir en el frente como comandante del 6° Batallón de Fusileros Escoses. Llevando a la práctica una de sus frases célebres “el éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar”, al poco tiempo volvióal Gobierno.

Alejado de los cargos políticos importantes en la década de los 30 fue uno de los pocos que se alarmó con el ascenso de Hitler en Alemania. Fue uno de los primeros en advertir de la carrera armamentista de los nazis y las ambiciones expansionistas de los fascistas italianos de Mussolini. Solicitó reforzar la armada y el ejército, pero nadie le hizo caso. Pronto los temores de Churchill se hicieron realidad con los desplazamientos de tropas alemanas que anexaron Austria. La poca firmeza de Francia y de Inglaterra ante este suceso, desencadenarían la guerra. Chamberlain, el primer ministro británico, viaja a conversar con y Hitler y propone la política de “appeasement” (apaciguamiento), falla de liderazgo a la que en Lampadia hemos llamado el “síndrome de Chamberlain”. Fue entonces, que Churchill reprochó a Chamberlain con su célebre premonición: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor y tendréis la guerra”.

Meses después, Hitler invadiría Polonia y a Inglaterra y Francia no les quedaría otro remedio que declarar la guerra.  Fue entonces, en medio de la desesperación por el rápido avance de los alemanes que tomaron Noruega, Suecia, Bélgica y rompieron las líneas francesas que Chamberlain se ve obligado a renunciar.  El Rey, entonces, convoca a Churchill para que forme un nuevo gobierno. Desde entonces Churchill se erigió en el líder de una nación asediada por una de las maquinarias militares mejor preparadas de la historia y en uno de los mejores líderes de la humanidad. Su acumen, su capacidad de mando, su tesón, su fe inquebrantable en la victoria y su ejemplo salvaron al imperio y al mundo en su hora más difícil. 

El 13 de mayo de 1940, en la Casa de los Comunes, Churchill pronunció su famosa frase:

“I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat.” (Solo tengo para ofrecerles sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor).

Entendió que sin el concurso de la URSS y de los Estados Unidos no podrían vencer y estrechó  alianzas con ambos. Cuando la victoria final estuvo cerca, empezó a delinear el mundo de la postguerra en una serie de encuentros con Roosevelt y Stalin. Esperaba preservar el papel del imperio británico, pero solo pudo contemplar como emergían dos nuevas potencias. Rápidamente, en 1946, como lo hiciera con el nazismo, advirtió el peligro que representaba para la democracia mundial el comunismo soviético: “Desde Stettin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático, una cortina de acero ha descendido a través del continente. Detrás de esa cortina están las capitales de la Europa Central y Oriental tales como Varsovia, Berlín, Praga, Viena, Budapest, Belgrado, Bucarest y Sofía. Todas estas ciudades y las poblaciones alrededor de ellas han caído bajo la esfera de la Unión Soviética”.

Posteriormente, en el momento cumbre de su carrera, solo meses después de la rendición de Alemania, Churchill perdió el cargo de primer ministro. El pueblo inglés en una decisión que aún se presta a múltiples análisis no lo reeligió. Entonces, al viejo bulldog, como le llamaban no le quedó otra cosa que aceptar los hechos, pero volvería a ser Primer Ministro de 1951 a 1955, tratando de evitar el desmembramiento del Imperio, pero ya estábamos en otro mundo.

En su vida recibió múltiples reconocimientos, entre los que destacan, “Ciudadano Honorario de EEUU” y el Premio Nobel de Literatura de 1953. Murió en 1965. Se organizó un gran funeral de Estado en su honor y líderes de todo el mundo llegaron a rendirle honores a uno de los hombres más brillantes de la historia. La democracia y el bienestar que hoy gozamos no serían los mismos sin Churchill.

Sobre la democracia y socialismo nos dejó unos asertos que mantienen toda su vigencia:

“La democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las demás”.

“El socialismo es una filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, y el evangelio de la envidia, su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”.

Líderes como él son los que se necesitan en este mundo, que transita en lo que ya se ha calificado como una suerte de guerra mundial de baja intensidad. Lampadia




Tenemos que acudir al rescate de Ucrania

Tenemos que acudir al rescate de Ucrania

Por Bernard-Henri Lévy (Escritor y filósofo)  y George Soros (Presidente del Soros Fund Management)

(El País, 26 de Enero de 2015)

Hace un año nació una nueva Ucrania en la plaza de Maidan. Hoy, el espíritu que movió a millones de ucranios a congregarse allí es más fuerte que nunca.

La nueva Ucrania parece estar convirtiéndose en todo lo contrario de la vieja Ucrania, que era un país desmoralizado y plagado de corrupción.

La transformación ha sido un increíble experimento de democracia participativa; la aventura noble y admirable de un pueblo que se ha unido para abrir las puertas de su país a la modernidad, la democracia y Europa; y el movimiento no ha hecho más que empezar.

Lo que hace que este sea un experimento extraordinario es que no solo encuentra su forma de expresión en la lucha, sino también en un esfuerzo de creación; no solo en la oposición, sino en la construcción nacional.

Muchos de quienes ocupan en la actualidad el Gobierno y el Parlamento son voluntarios que han abandonado trabajos bien remunerados para servir a su país. Natalie Jaresko, la nueva ministra de Finanzas, es una antigua banquera de inversiones que dejó su puesto para trabajar hoy por unos cuantos cientos de dólares al mes. Hay voluntarios que están ayudando al millón de personas que han tenido que desplazarse dentro del país, y otros que asesoran a los ministros y a las Administraciones locales.

Sin embargo, la nueva Ucrania se enfrenta a un poderoso obstáculo que es una herencia de los viejos tiempos. La Ucrania de entonces tiene todavía un sólido arraigo en una burocracia y una oligarquía empresarial que trabajan en estrecha colaboración. Y, por supuesto, tiene en su contra la empecinada hostilidad del presidente ruso, Vladímir Putin, que quiere desestabilizar el país cueste lo que cueste.

El problema es que la nueva Ucrania es un secreto muy bien guardado, desconocido no solo para el resto del mundo sino para la propia población ucrania. Están elaborándose reformas radicales, pero todavía no se han llevado a la práctica.

Es interesante comparar la Ucrania de hoy con la Georgia de 2004. Entonces, cuando llegó al poder, Mijail Saakashvili se apresuró a sustituir de inmediato a la odiada policía de tráfico, y eliminó los controles de carretera que se habían utilizado para extorsionar a los conductores y exigirles sobornos. La población se dio cuenta enseguida de que las cosas habían cambiado, y para mejor. Por desgracia, Ucrania no ha encontrado aún un proyecto similar, que pueda servir como declaración de intenciones. Existe el plan de reestructurar la policía de Kiev, pero, por ahora, si uno necesita obtener el permiso de conducir, tiene que seguir pagando el mismo soborno que en el pasado.

Saakashvili era un líder revolucionario que tomó drásticas medidas contra la corrupción pero, al final, acabó convirtiéndola en monopolio del Estado. Por el contrario, Ucrania es una democracia participativa que no depende de un solo dirigente, sino que cuenta con un sistema de controles y equilibrios. Las democracias avanzan despacio, pero, a largo plazo, eso es una ventaja.

Ahora bien, ¿habrá un largo plazo? En la actualidad, Ucrania está sufriendo agresiones militares y económicas por parte de la Rusia de Putin. Rusia se encuentra en plena crisis financiera, pero da la impresión de que Putin ha decidido que puede destruir la nueva Ucrania antes de que tenga tiempo de afianzarse y antes de que la crisis destruya su propia popularidad. Está intensificando las presiones militares y económicas. El fin de semana pasado llevó a cabo un ataque contra Mariupol que contribuyó a deshacer el engaño de que los separatistas actúan por su cuenta.

Ucrania puede defenderse en el terreno militar, pero necesita urgente ayuda económica. Lo malo es que las democracias tardan en reaccionar, y una asociación de democracias como la Unión Europea tarda todavía más. Y Putin se aprovecha de esa circunstancia.

De lo que suceda en los próximos días dependen muchas cosas. No solo está en juego el futuro de Ucrania, sino el de la propia Unión Europea. La caída de Ucrania sería una pérdida inmensa para Europa, porque permitiría que Rusia dividiera y dominara a la UE.

En cambio, si Europa se muestra a la altura de esta situación de emergencia y proporciona la ayuda económica que necesitan los ucranios, llegará un momento en el que Putin se verá obligado a renunciar a su agresión.

Ahora, Putin puede alegar que todos los problemas de la economía rusa se deben a la hostilidad de Occidente, y a los rusos les convence ese argumento. Si Ucrania recibe la necesaria ayuda financiera, la responsabilidad de los problemas de Rusia recaerá sin la menor duda sobre el presidente ruso.

Es posible que entonces la población rusa le obligue a seguir el ejemplo de la nueva Ucrania. Y Europa se encontrará con una nueva Rusia que, en lugar de una peligrosa amenaza estratégica, será un poderoso socio estratégico. Eso es lo que nos jugamos.




Por qué Estados Unidos va a perder la guerra de precios del petróleo

Por qué Estados Unidos va a perder la guerra de precios del petróleo

Si los precios siguen bajos, las firmas estadounidenses más apalancadas podrían irse a pique.

Por Leonid Bershidsky

Bloomberg

(El Comercio – Portafolio, 14 de Enero de 2015)

La debacle financiera que sufrió Rusia cuando el precio del Brent cayó 50% en los últimos cuatro meses ha eclipsado la que podría aguardar a la industria estadounidense del esquisto en el 2015. Es hora de prestarle atención porque es improbable que Arabia Saudí y otros grandes productores de petróleo de Oriente Medio cedan y reduzcan la producción, y el precio ahora se está acercando a un nivel en el que la producción estadounidense empezará a reducirse con el cierre de pozos.

Los representantes de los principales miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo dicen desde hace semanas que no producirán menos petróleo por bajo que caigan los precios. El ministro de Petróleo saudí, Ali al-Naimi, ha dicho que ni siquiera un barril a US$20 los hará cambiar de opinión.

Las primeras reacciones en los EE.UU. fueron de confianza: los productores estadounidenses de petróleo son suficientemente resistentes; seguirán produciendo incluso a precios de venta muy bajos porque el costo marginal de extraer de los pozos existentes es aún menor; la OPEP perderá porque las redes de seguridad social de sus miembros dependen del precio del petróleo; y, de todos modos, la OPEP está muerta.

Ese optimismo recuerda a la reacción displicente de los rusos al comenzar la caída de precios: en octubre el presidente de Rusia, Vladimir Putin, dijo que “ninguno de los actores serios” tenía interés en un precio del petróleo inferior a US$80. Esta complacencia ha llevado a Rusia al borde del precipicio: el viernes, Fitch rebajó su calificación crediticia un escalón por arriba de basura y esta probablemente siga bajando en tanto el rublo continúe devaluándose al ritmo de la caída del petróleo.

Guerra de precios

En general, es una mala idea hacerse el gallito en una guerra de precios. Por definición, todos se van a ver afectados, y cualquier victoria puede ser solo relativa. El ganador es aquel que puede soportar más sufrimiento. Mi apuesta tentativa hasta ahora es a los saudíes y, aunque parezca contrario a la lógica, a los rusos.

Por ahora, la única señal de que la producción estadounidense de petróleo crudo puede reducirse es el menor número de plataformas petroleras en actividad en los EE.UU. La semana pasada bajó a 1.750, 61% menos que la semana anterior y cuatro veces menos que hace un año. Sin embargo, la producción petrolera sigue estando en un nivel récord. En la semana que terminó el 2 de enero, cuando la cantidad de plataformas petroleras también se redujo, llegó a 9,13 millones de barriles diarios, más que nunca en la historia. Las empresas petroleras solo están interrumpiendo la producción en los peores pozos, los que producen pocos barriles por día: a los precios actuales, esos pozos no justifican el costo de alquilar los equipos.

Como nadie reduce la producción, el precio sigue cayendo; ayer el barril de Brent estaba a US$48,27 y las tendencias todavía se orientan hacia abajo.

Todo esto finalmente tendrá su impacto. Según un análisis reciente de Wood Mackenzie, “un precio del barril de Brent de US$40 o menos haría que los productores redujeran la producción a un nivel en el cual habría una contracción significativa de la oferta petrolera mundial. Con un Brent a US$40, 1,5 millones de barriles diarios representan un flujo de caja negativo, en tanto el mayor aporte proviene de varios proyectos de arenas bituminosas de Canadá, seguido por los EE.UU. y luego Colombia”.

Extraer a pérdida

Eso no significa que, una vez que el Brent llegue a US$40 –y ese es el nivel que ahora prevé Goldman luego de renunciar a su pronóstico de que la OPEP cedería–, la producción de esquisto automáticamente se reducirá 1,5 millones de barriles diarios. Muchas empresas estadounidenses de fracking seguirán extrayendo a pérdida porque tienen deudas que pagar: unos US$200.000 millones de deuda total, comparables con las necesidades financieras de las compañías energéticas estatales de Rusia.

El problema de las empresas de fracking de los EE.UU. es que es imposible refinanciar esas deudas si están perdiendo efectivo. En algún momento, si los precios siguen bajos, las compañías más apalancadas se irán a pique y las más exitosas no podrán hacerse cargo de ellas porque no tendrán ni el efectivo ni la confianza de los inversores que las ayudaría a conseguir financiamiento para sus deudas.

Las insolvencias y la falta de expansión finalmente llevarán a recortes de la producción. La Administración de Información de Energía de los EE.UU. aún pronostica que la producción estadounidense de crudo promediará 9,3 millones de barriles diarios, 700.000 barriles diarios más que en el 2014. Pero si el Brent llega a US$40, ese pronóstico vuela por la ventana. Probablemente sea excesivamente optimista ya hoy.

En cuanto a los saudíes y los Emiratos Árabes Unidos, ellos seguirán produciendo. Son países, no empresas, y no pueden simplemente cerrar sus puertas e irse a casa: siguen teniendo presupuestos que financiar y carecen de un reemplazo para el petróleo como fuente de reservas internacionales. Rusia, el tercer productor mundial de petróleo después de Estados Unidos y Arabia Saudí, es mucho menos estable que las monarquías petroleras de Oriente Medio, pero está en la misma situación: el petróleo es su savia.




China e India, dos excelentes socios para el Perú

China e India, dos excelentes socios para el Perú

El crecimiento de América Latina en la última década, qué duda cabe, se debe en gran medida al auge de China. El intercambio comercial entre Latam y China se ha incrementado exponencialmente en los últimos quince años. Para el gigante asiático su relación con nuestra región es crucial para mantener sus altos niveles de crecimiento. Así lo ha reconocido el presidente chino, Xi Jinping, al inaugurar el primer foro ministerial entre China y los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrado la semana pasada.

Como informó El País de España, el presidente Xi señaló: “En el próximo lustro, China seguirá manteniendo un ritmo de crecimiento medio-alto, lo que traerá más oportunidades para otros países del mundo, entre ellos los latinoamericanos y caribeños”. Por ello, animó a los países de nuestro continente a doblar el volumen de comercio bilateral para llegar a los 500,000 millones de dólares en los próximos diez años.

Asimismo, Xi “estableció el objetivo de invertir en la región hasta 250,000 millones de dólares en la próxima década. Esto supondría, unos 25,000 millones anuales, una cifra muy por encima de los aproximadamente 10,000 millones que las empresas del gigante asiático han desembolsado cada año desde el 2010 en estos países, según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Actualmente solo el 4.1% de las inversiones directas en el extranjero, de las empresas chinas, recaen en la región”, sostiene El País.

De darse estos niveles de inversión, la región se verá enormemente beneficiada, pues le permitirá contar con los recursos y acceso a un mercado que le ayudará a seguir creciendo y compensar la eventual disminución del financiamiento tradicional, producto del aumento de tasas de interés de la FED en los próximos años. De hecho, como hemos señaldo en Lampadia, el Perú se ha beneficiado enormemente de las inversiones de China. Ver en Lampadia (L): Inversiones chinas potencian desarrollo del Perú.

Preocupa, sin embargo, que esta indudablemente beneficiosa presencia en la región se traduzca luego en una influencia que interfiera en la evolución política de Latam al soportar a regímenes anti democráticos y que tienen modelos económicos que han empobrecido a sus pueblos. Los recientes préstamos de China a países como Argentina, Ecuador y, sobre todo Venezuela, no son una buena señal.

Como reseñamos hace poco: “La decisión de Beijing de rescatar a Rusia, sumada a la ayuda que recientemente les dio a Venezuela y Argentina, marca la muerte del mundo Bretton Woods de posguerra. También representa el comienzo del fin para el papel central de los Estados Unidos en la economía mundial y la influencia de Japón en Asia. (…) Al gobierno del presidente chino Xi Jinping no le interesa mejorar las economías, la salud de los regímenes impositivos o las reservas de los bancos centrales. Le importa la lealtad”. Ver en L: China, dos caras de la misma moneda.

¿Qué debiera hacer la región? Pues mantener excelentes relaciones con China en los planos comerciales, pero intentar equilibrar su influencia política acelerando alianzas con otros países asiáticos que prometan mercados del mismo potencial que el chino y puedan mediatizar el peso geopolítico del gigante asiático. Nos referimos concretamente a la India. Como hemos mencionado en Lampadia, esta es la democracia más grande del mundo (por el número de electores). Además, su primer ministro, Narendra Modi, viene impulsando una serie de reformas de libre mercado que son un excelente ejemplo de facilitación de negocios y que seguramente impulsarán el crecimiento de este subcontinente y que abren una oportunidad para que la región pueda abastecer a este inmenso mercado.

Lamentablemente, occidente, en vez de buscar una mayor convergencia con la China, como reclama hace años el singapurense Kishore Mahbubani (ver en L: Conferencia Magistral de Kishore Mahbubani), ha ido más hacia la confrontación. Esto ha alentado un mayor acercamiento de China con Rusia, que impide limitar los aprontes abusivos de Putin en los Balcanes y Europa del Este. En este aspecto, el relanzamiento de India hacia el crecimiento con el liderazgo de su nuevo Primer Ministro, Modi, es una oportunidad para mejorar balance geopolítico en un mundo, en el que EEUU y Europa van perdiendo espacios de influencia. En ese sentido, Japón y USA buscan equilibrar la creciente influencia China mediante el impulso de mejores relaciones con India. Una serie de acuerdos comerciales y diplomáticos apuntan en esa dirección. Ver en (L): La visión de país y reformas que el Perú necesita.

En el caso del Perú, por caprichos o intereses personales, hemos perdido muchos años en la consolidación de nuestras relaciones comerciales con la India. Ahora debemos priorizar y apurar la celebración del TLC o un amplio acuerdo comercial con este país continente, así como hacer un minucioso seguimiento a la gran reforma india que conduce el propio Modi. El Presidente Humala, en su reciente gira por oriente (Ver en L: La tournée de Dios), visitó Rusia y China (rematando en el Vaticano), perdió la oportunidad de conocer a Narendra Modi, el mayor reformador pro-mercado del mundo actual, un encuentro que buena falta le hace. Lampadia




Dependencia incómoda

Dependencia incómoda

Algunos países exportadores de materias primas están afrontando mejor que otros la caída de los precios de esos productos.

Por The Economist

(Gestión, 13 de Enero de 2015)

Las materias primas (commodities) son como las sirenas: seductoras pero peligrosas. Cuando sus precios están elevados, los políticos en los países que las exportan se regocijan, pues los ingresos de la venta de petróleo, gas y metales llenan las arcas estatales, el dinero foráneo arriba en grandes volúmenes y se crean empleos bien remunerados.

A menudo, tales gobiernos ignoran otros sectores económicos bajo la creencia de que esos buenos tiempos nunca terminarán, pero siempre llegan a su fin. Y ahora que los precios están en picada, muchos países están aprendiendo lo que sucede cuando una economía depende demasiado de sus recursos naturales.

Venezuela, que posee las mayores reservas petroleras, está al borde del colapso. Brasil y Noruega, otros dos grandes exportadores de petróleo, han reducido sus proyecciones de crecimiento y el presidente ruso, Vladimir Putin, verá que el PBI de su país se encogerá 5% este año, de acuerdo con los estimados de su banco central. Es probable que la deuda de su gobierno sea reclasificada al estatus de “basura”.

Cuando los precios de los commodities comenzaron a caer en el 2014, los economistas temieron lo peor para sus exportadores, pero hasta ahora muchos han salido bien librados. Solo un puñado de países latinoamericanos —Argentina, Venezuela y posiblemente Brasil— caerá en recesión este año y otros han recortado sus proyecciones de expansión, pero siguen bien.

Chile, exportador de cobre que antes fue cautivo de las fuerzas del mercado, crecerá 3% y Perú, que depende enormemente de sus ventas de metales, 5%. El PBI de América Latina se incrementará 2%.

No se espera que ningún exportador de petróleo de Medio Oriente sufra una recesión este año (aunque medir el crecimiento en países azotados por la guerra es casi imposible). Arabia Saudita está utilizando sus grandes reservas de divisas para impulsar el gasto gubernamental y se expandirá 4.5%.

Algunos países africanos están siendo afectados. Nigeria, que apenas cuenta con exportaciones no petroleras, sufrió una pérdida de 13% en el valor de su moneda en el 2014; Zambia, exportador de cobre, solicitó la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) en junio.

No obstante, comparadas con periodos previos de declive de los precios de commodities, las monedas han estado bastante fuertes. Solamente los países atacados por el ébola y la creptocrática Guinea Ecuatorial verán sus economías reducirse este año. Se espera que África Subsahariana se expanda 5%.

Dos factores explican por qué algunos exportadores de commodities están afrontando mejor que otros la situación. Primero, muchos gobiernos han convertido a sus países en amistosos con el sector privado. Según el Banco Mundial, en años recientes África Subsahariana ha sido la principal zona en mejorar su entorno para los negocios. Ruanda, que hace 20 años estuvo sumida en una guerra civil, es hoy un mejor lugar para hacer negocios que Italia.

Los entornos benignos para las empresas impulsan la inversión extranjera directa (IED). En los últimos años, se ha mantenido bien en África a pesar de los traspiés globales. El dinero foráneo está ayudando a las economías africanas a diversificarse. El reciente y fuerte incremento del PBI nigeriano no se explica por su sector petrolero — que se ha estancado—, sino por las finanzas y otros servicios. Incluso Chad, que ha sido objeto de escarnio por su economía basada en un único sector, ha visto la participación de sus ingresos por petróleo reducirse progresivamente.

Pero Rusia no ha podido hacerse menos dependiente del petróleo y diversificar su economía es hoy más complicado que antes para Putin, debido a la caída de la IED que sufrió el país el año pasado.

Segundo, algunos gobiernos están gastando su dinero más sensatamente. Antes de la década pasada, casi todos lo derrocharon cuando los precios de los commodities estaban elevados y los ingresos por impuestos abundaban, y luego recortaban el gasto cuando los precios se hundían. Rusia todavía hace esto y no cuenta con dinero para impulsar la demanda doméstica, sino que está reduciendo su gasto, con lo cual inflige más daño.

Algunos países latinoamericanos y africanos, como Zambia y Chile, ahora aplican políticas fiscales “anticíclicas”: ahorran durante las bonanzas y gastan en los malos tiempos. Hace una década, el presupuesto de Angola dependía casi en su totalidad del petróleo, pero ahora un tercio proviene de otras fuentes.

Chile, donde el cobre explica el 60% de las exportaciones, antes era conocido por el errático manejo de sus ingresos por la venta del metal, pero hoy un panel independiente revisa que el Gobierno los utilice responsablemente.

Algunos exportadores de commodities enfrentan un sombrío 2015, pero otros pueden sentirse optimistas. África, que por décadas fue sinónimo de dependencia en los recursos naturales, será una de las regiones de mayor crecimiento, pues ya no está condenada a los abruptos vaivenes de los commodities. Si hace una década Putin hubiese intentado desmontar la estructura de la economía rusa, su país no estaría por vivir un año tan difícil.




Reminiscencias noventeras

Reminiscencias noventeras

En el 2015, la economía mundial mostrará preocupantes similitudes con lo vivido a fines de la década de 1990.

The Economist

(Gestión, 23 de Diciembre del 2014)

Crisis financiera en Rusia, precios del petróleo a la baja y un dólar fuerte, un nuevo boom en Silicon Valley y una resurgente economía estadounidense, debilidad en Alemania y Japón, divisas tambaleantes en los mercados emergentes, un demócrata en problemas en la Casa Blanca. ¿Es esta una proyección del mundo para el 2015 o un retrato de fines de los noventa?

La reciente historia económica ha estado tan dominada por la contracción del crédito del 2008-09 que es fácil olvidar lo que sucedió en las décadas previas. Pero mirar lo que sucedió hace quince años es instructivo, en términos de lo que hay que hacer y lo que se debe evitar.

Así como entonces, ahora Estados Unidos se halla a la vanguardia de una revolución digital y, en 1999, su PBI crecía más de 4% al año, casi el doble del promedio de los países avanzados, y el desempleo cayó a 4%, el nivel más bajo en 30 años. Los inversionistas extranjeros hacían cola, impulsando tanto el dólar como los precios de las acciones.

El optimismo sobre este país contrastaba con el pesimismo en el resto de la economía global, igual que hoy. La economía de Japón entró en deflación en 1997 y en Alemania, sus empresas sufrían estancadas por un rígido mercado laboral y otros costos. Los mercados emergentes estaban en crisis: entre 1997 y 1999, desde Tailandia hasta Brasil, las monedas colapsaron, mientras el capital extranjero huía y las deudas en dólares se volvían impagables.

A la larga, Estados Unidos también acusó problemas, pues la burbuja de las “dotcom” estalló y causó una caída bursátil generalizada, así como una retirada de la inversión privada, particularmente en tecnología. Para principios del 2001, ya estaba en recesión (aunque una moderada), junto con la mayoría de economías desarrolladas. Es inevitable que los paralelos no sean perfectos. La principal diferencia es China, que en 1999 era un actor pequeño, pero hoy es la segunda economía más grande del mundo.

Son tres las tendencias que desestabilizaron la economía global en esa época y que podrían hacerlo de nuevo. La primera es la brecha entre Estados Unidos, donde el crecimiento se está acelerando, y el resto, donde se está ralentizando. En ese entonces se advirtió que la economía mundial volaba “con un solo motor” y, para el 2015, el panel de expertos de The Economist proyecta un 3% de expansión en Estados Unidos y de 1.1% para Japón y la eurozona. En China, la tasa podría reducirse a 7%.

El segundo paralelo preocupante es la pésima perspectiva de las otras dos grandes economías avanzadas. El crecimiento de Alemania se ha derrumbado a alrededor de 1% y existe una profunda perturbación causada por años de escasa inversión y un gobierno demasiado obsesionado por sus metas fiscales y temeroso de continuar con sus reformas estructurales. Por su parte, Japón ha repetido el error que cometió en 1997: destruyó su escape de la estagnación con un incremento prematuro del impuesto a las ventas. El tercero es el peligro en los mercados emergentes. A fines de los noventa, fueron los tipos de cambio fijos y la excesiva deuda pública externa; ahora el cambio es flotante y las deudas son más bajas, pero existen muchas señales preocupantes, sobre todo en Rusia y otros exportadores de materias primas, especialmente en África.

En otros países, el peligro reside en el sector corporativo. Muchas empresas brasileñas están altamente endeudadas en dólares y una racha de incumplimientos podría ser menos espectacular que las crisis de deuda soberana de Asia hace década y media, aunque harían que los inversionistas se pongan nerviosos y empujen una subida del dólar.

Todo esto hace prever que el 2015 será escabroso. Los apostadores esperarán que un dólar al alza, emparejado con el adormecimiento de la eurozona y unas cuantas crisis en el mundo emergente causarán una nueva recesión en Estados Unidos. Pero por el lado optimista, hay que notar que los mercados bursátiles no se ven tan burbujeantes como antaño y aunque muchas empresas tecnológicas están invirtiendo de manera descontrolada, la mayoría presenta estados financieros decentes.

Además, el sistema financiero global se encuentra menos apalancado y, por tanto, menos vulnerable al contagio. En 1998, el incumplimiento del pago de la deuda rusa causó la caída del fondo de coberturas estadounidense LTCM. Hoy, tales efectos de repercusión son menos probables.

Si la economía mundial tambalea, restaurar la estabilidad será más difícil porque los gobiernos tienen menos espacio de maniobra. En 1999, la tasa de interés de la Reserva Federal era alrededor de 5%, lo que permitía recortarla cuando la economía se enfriaba, pero hoy las tasas en los países ricos están cercanas a 0%.

El escenario político también es distinto, y nada positivo. Entonces, la mayoría de habitantes en el mundo avanzado había recibido los frutos del boom: los salarios reales en Estados Unidos crecieron 7.7% en el periodo 1999-2000, pero desde el 2007, se han estancado, y han caído en Reino Unido y gran parte de la eurozona.

Hoy, los electores en esos países están enojados con sus gobiernos y lo muestran sus intenciones de voto por partidos de oposición. Si se les vuelve a sacudir el próximo año, su descontento se transformará en ira. La economía del 2015 puede lucir similar a la de fines de los noventa, pero probablemente la política será peor.




De BRIC (ladrillo) a ADOBE

De BRIC (ladrillo) a ADOBE

Parece que la emergencia del neo-imperio ruso se estrella con sus propias limitaciones: El rublo ha perdido más de la mitad de su valor, su economía está en crisis y su agresión a Ucrania ha convertido al país en un paria internacional.

Rusia, uno de los llamados BRIC, está tambaleándose bajo el peso de una de sus peores crisis financieras de los últimos años y, al igual que Brasil, definitivamente ya no es una de las economías emergentes que pueda liderar el mundo financiero del siglo XXI. A pesar del aumento a las tasas de interés por el Banco Central Ruso, de 10.5% a 17%, el rublo se les desplomó en caída libre. Esto tiene graves implicancias para la economía y la política del país, que podría llegar a sumirse en una profunda recesión.

La economía rusa se está contrayendo, así como sus reservas de divisas, al tiempo que Rusia se enfrenta a pagos de deuda externa de más de US$ 700 mil millones y sanciones que han ahogado el acceso a los mercados de capitales globales. “Los vínculos económicos y financieros directos entre Rusia y gran parte del resto del mundo son relativamente pequeños”, dice The Economist. Sin embargo, “las consecuencias devastadoras que el precio actual del petróleo tendrá sobre la economía de Rusia y su sistema financiero cargado de deuda en dólares, sugieren que este problema no podrá ser completamente restaurado en el corto plazo.” El mismo Putin ha advertido ayer (18/12/14) que la crisis durará por lo menos dos años.

Las sanciones a Rusia y a sus empresas, dirigidas principalmente a los sectores de defensa, energía y banca, por su anexión de Crimea han afectado su economía y los vínculos con los demás países de Europa y Estados Unidos. Según el ministro de economía ruso, el país habría sufrido pérdidas de más de US$ 40 mil millones en inversiones extranjeras este año, debido a las sanciones de Occidente.

Además, la reciente caída del precio del petróleo, una de las principales exportaciones de Rusia, de más de US$ 100 el barril a US$ 56 en los últimos seis meses ha exacerbado aún más el problema. Rusia recibe alrededor de la mitad de sus ingresos presupuestarios del petróleo y el gas natural. El Banco Central ha advertido que la economía rusa podría contraerse hasta en un 4.7 % en el 2015 si el precio del petróleo se mantiene en US$ 60 dólares el barril. Eso significaría la peor recesión de Rusia desde la crisis financiera global.

En el gráfico de abajo se puede observar que el precio del rublo ha ido disminuyendo constantemente desde finales de junio, en relación con el precio del petróleo.

Este colapso de la moneda ha elevado la inflación por encima del 9%. Por otra parte, el riesgo de una crisis financiera interna, con los bancos y otros grandes prestatarios sin poder refinanciar sus deudas en moneda extranjera, ha ido creciendo con la caída de cada punto porcentual en el valor de la moneda. Los precios suben todos los días y tanto los pobres como los ricos se hacen de todo lo que pueden.

Es importante recordar que la última vez que Rusia elevó sus tasas de interés a niveles tan altos fue durante la crisis financiera de 1998. La disminución de la productividad y un tipo de cambio desfavorable ayudaron a desencadenar la crisis. Cuando la demanda del crudo bajó, el Banco Central elevó las tasas dramáticamente, pero la economía rusa sólo se recuperó una vez que la demanda de petróleo se elevó.

En medio de este colapso, la imagen de Putin y su lema de ‘estabilidad’ se han visto dañados. Ahora, Putin se enfrenta a una difícil elección estratégica: revertir su agresión en el este de Ucrania. Si cumpliera plenamente con el alto al fuego, Occidente podría levantar sus sanciones. Mientras que el daño causado por los bajos precios del petróleo se mantenga, podría restablecerse gradualmente la confianza del mercado. Si la alternativa fuera continuar en su camino actual, esto llevaría a Rusia a una eventual “economía de guerra aislacionista cada vez más represiva, más aferrada a las aventuras militares que compran el apoyo público a corto plazo” (Financial Times).

Por su lado, Barak Obama ha escogido un momento estratégico para anunciar que EEUU y Cuba empezarán a trabajar hacia el establecimiento de relaciones diplomáticas. Esto es claramente un intento de no dejarle la cancha libre a Rusia en una Cuba que ha perdido buena parte del apoyo de la debilitada Venezuela y de fortalecer la ascendencia de EEUU en Latinoamérica. Además, se espera que Obama firme una ley de apoyo a la libertad de Ucrania, un proyecto de ley congresal que impondría nuevas sanciones a Rusia, lo que deterioraría aún más la economía rusa.

La pérdida de influencia internacional de Rusia parece inminente, cambiando, intempestivamente, las recientes estructuras geopolíticas que empezaban a marcar el ritmo de los acontecimientos globales del siglo XXI. Lampadia




Ucrania: la pasión europea

Ucrania: la pasión europea

Por Mario Vargas Llosa

(La República, 30 de Noviembre del 2014)

Quienes se sienten desmoralizados con la construcción de la Unión Europea deberían ir a Ucrania; verían cómo este proyecto concita una enorme ilusión en muchos millones de ucranianos que ven en la Europa unida la única garantía de supervivencia de la soberanía y la libertad que conquistaron con la gesta del Maidán contra el gobierno corrupto de Yanukóvich y que hoy amenaza la Rusia de Putin, empeñado en la reconstitución del imperio soviético (aunque no se llame así). Verían también la serenidad estoica que muestra una sociedad invadida por una potencia extranjera, que se ha apoderado ya de la quinta parte de su territorio, y cuyas fronteras orientales, donde mueren a diario más voluntarios de los que indican las estadísticas oficiales, siguen transgrediendo centenares de blindados  y millares de soldados rusos.

“Doscientos tanques sólo en los últimos dos días y, con ellos, unos dos mil militares, sin sus uniformes”, me precisa el presidente Petro Poroshenko, en el gigantesco y pesado edificio que ocupa, y que fue construido para el Comité Central del Partido Comunista de Ucrania. “Rusia no respetó ni un solo día el acuerdo de paz que firmamos en Minsk. Pero la invasión rusa ha servido para unirnos. Ahora, el ochenta por ciento del país rechaza la intervención y está dispuesto a pelear”. Habla con mucha calma, en un inglés cuidado –es un industrial próspero, rollizo y amable y todo el mundo conoce sus fábricas de chocolates– y está convencido de que Europa y Estados Unidos no permitirían la ocupación colonial de su país.

 Se dice que entre el presidente Poroshenko y su primer ministro, Arseny Yatseniuk, hay diferencias, pues este último sería más radical que aquél. Conversando con ambos, por separado, apenas las noté. Ambos creen que la agresión rusa continuará y que Ucrania, para Putin, es sólo un primer paso en su desafío al sistema democrático occidental, al que percibe como un adversario esencial de Rusia y del orden autoritario e imperial que preside; y que, en las actuales circunstancias, el jerarca ruso se siente envalentonado por la impunidad con que ha actuado creando los enclaves pro rusos de Georgia –Abjasia y Osetia del Sur-, apoderándose de Crimea e infligiendo una humillación al presidente Obama en Siria, saltándose alegremente, sin el menor perjuicio, las ‘líneas rojas’ que éste estableció.

En lo que Poroshenko y Yatseniuk se diferencian es en que el primer ministro, raro hombre público, no trata de ser simpático a su interlocutor y habla con una franqueza cruda que cualquier político consideraría suicida. “Nadie va a ir a la guerra por Ucrania, lo sabemos de sobra. Ojalá que, por lo menos, nos den armas para defendernos.” Es delgado, calvo, con unas gruesas gafas de miope, muy delgado y, se diría, un asceta.

Economista destacado, dirigió el Banco Central, ha sido Ministro de Economía y rara vez sonríe. “No soy pesimista sino realista”, asegura. “Los zares, Lenin, Stalin, trataron de desaparecernos. Ahora todos ellos están muertos y Ucrania sigue viva. ¿Qué debemos hacer, pese a la desigualdad de fuerzas con Rusia? Luchar, no hay alternativa”. Piensa que si Ucrania cae, las próximas víctimas serán los países bálticos, Polonia, las otras ex “democracias populares”. “Putin no puede dar marcha atrás, en Rusia lo matarían. Ha hecho tragar a su pueblo que todo esto es una conjura de la CIA y los Estados Unidos. Y, por ahora, los rusos le creen y están dispuestos a sufrir todas las sanciones económicas que les inflija el mundo democrático”. Estas sanciones están afectando seriamente la economía rusa, pero Yatseniuk no cree que ello mermará la vocación imperialista de Putin. “Su principal objetivo no es económico sino político e ideológico”.

A la ciudad de Dnipropetrovsk, extendida a ambas orillas del majestuoso río Dniéper, han llegado en las últimas semanas más de 40 mil refugiados de las provincias orientales donde se  combate. El alcalde me dice que esperan otros 40 mil en las próximas semanas. Aunque las migraciones forzadas por causa de la guerra son difíciles de cuantificar, la cifra de ucranianos que han abandonado las ciudades y pueblos de la frontera debe haber ya excedido el millón. Para albergar este gigantesco éxodo hay una movilización ciudadana que apoya y a veces suple al Estado precario, que se va reconstituyendo a saltos luego del cataclismo que significó el desplome de la dictadura de Yanukóvich gracias al levantamiento del Maidán.

En la enorme plaza de este nombre hay fotos de todos los muertos durante las acciones. Hablo con varios líderes de la revuelta y el que me impresiona más es Dimitri Bulatov. Organizó las caravanas de automóviles que iban a hacer manifestaciones de repudio pacíficas ante las casas de los jerarcas del régimen y aseguró las comunicaciones rebeldes. Nada más comenzar las protestas fue secuestrado, en plena calle, por individuos que –supone– pertenecían a las “fuerzas especiales” del Gobierno. Durante ocho días fue torturado: le acuchillaron la cara, le cortaron media oreja y, finalmente, lo crucificaron. Sus verdugos querían que confesara que el Maidán era financiado por la CIA. “Les confesé todos los disparates que querían pero, aun así, estaba seguro de que me matarían”. Sin embargo,  al octavo día, misteriosamente, sus captores desaparecieron.  Ahora es ministro de Juventud y Deportes. Joven y jovial, luce sin la menor incomodidad su oreja cortada, su gran cicatriz en la cara y sus manos trituradas. Me informa con lujo de detalles sobre los esfuerzos que hacen él y sus colegas en el Gobierno para acabar con la corrupción, grande todavía en la burocracia oficial. Le pregunto si es verdad que, apenas liberado del secuestro, fue a pelear como voluntario a la frontera. “Sí, y mi mujer me dijo que si volvía vivo ella me mataría. Pero no lo hizo”. Su mujer, que está a su lado, joven, bonita y risueña, asiente: “Da, da”.

El Ejército ucraniano que se enfrenta a los rusos ha renacido prácticamente de la nada; está conformado en parte por voluntarios y, dada la precariedad de los fondos de que dispone el Gobierno, existe en buena medida gracias al apoyo de la población civil. Julia, mi traductora, me cuenta que ella y sus hijos están encargados de las colectas en su calle para ayudar a los soldados y que, cada semana, van ellos mismos en vehículos alquilados a la frontera llevando las provisiones, mantas, colchones y dinero que permiten a los combatientes subsistir.

El único escritor ucraniano que he leído, Mijaíl Bulgákov, se sentiría orgulloso en estos días de la resistencia y el heroísmo tranquilo de sus compatriotas. Él fue una víctima de Stalin y del régimen comunista que censuró casi todos sus libros; su obra maestra, El maestro y Margarita, sólo apareció en los años setenta, muchos años después de su muerte.

En lugar de mandarlo al Gulag, Stalin tuvo el refinamiento de darle un trabajito miserable en el mismo teatro donde se habían estrenado sus obras más exitosas, como para que se muriera a pocos de nostalgia y frustración.

Voy a visitar su casa-museo en la bonita cuesta de San Andrés, donde hay una bella iglesia ortodoxa, pintores callejeros y quioscos llenos de camisetas con insultos contra Putin y rollos de papel higiénico impresos con su cara. La casa del escritor es pulcra, blanca, llena de íconos –sus seis hermanas y sus padres eran muy religiosos– y ahí están sus cuadernos de estudiante de medicina, su título, sus libros póstumamente publicados que él nunca vio. Visitar esta casa, este país, aunque sea sólo por cinco días, me entristece, me alegra, me subleva. Una visita tan corta le llena a uno la cabeza de imágenes confusas y sentimientos exaltados. Pero de una cosa estoy seguro: los ucranianos son ahora libres y a Vladimir Putin le costará muchísimo arrebatarles esa libertad.




El efecto de la caída del precio del petróleo en la economía mundial

El efecto de la caída del precio del petróleo en la economía mundial

La situación en el Medio Oriente, el conflicto en Ucrania y Ebola tocando las puertas de Nigeria hacían pensar que el precio del petróleo se dispararía. Incluso, el Fondo Monetario Internacional, efectuó estimaciones de cómo afectaría un petróleo alto a la economía mundial en un momento en que el avance del ISIS se convertía en una amenaza global. De acuerdo a esta proyecciones, según The Economist: “El PBI mundial se reduciría en un 0.5 a 1.5%; las bolsas de los países ricos caerían en 3.7% y la inflación sería al menos medio punto más alta. Nada de está ocurriendo, el crudo ha bajado en más de 25%. “Se desplomó  desde 115 dólares el barril al que se cotizó en junio pasado, a menos de 85 dólares a mediados de octubre, antes de recuperarse un poco”. Hoy (29 de octubre, 12:07) está en US$ 82.54.

El precio del  petróleo sigue siendo fundamental para el rumbo de la economía mundial todavía afectada por la crisis y, también para la geopolítica, la cual se halla en una fase de escalamiento muy riesgoso. Por lo pronto, el brusco descenso del precio del petróleo es una buena noticia para la salud financiera. “Un cambio del 10% en su precio genera un impacto de 0,2% del PBI mundial, dice Tom Helbling del FMI. Una caída de los precios normalmente aumenta el PBI (…). Una demostración de ello es lo ocurrido recientemente en los Estados Unidos, donde el gas de esquisto [shale gas] bajó los precios de la energía e impulsó las exportaciones de manufacturas en un 6%”.

Lo cierto es que la caída del precio del petróleo se debe a que la demanda es menor por la debilidad de la economía (Europa y Japón están demandando menos combustible) y a que hoy existe una oferta más amplia. De hecho la última caída (a US$ 80 el barril), se debió al aumento de las reservas norteamericanas, influidas por el shale.

Aunque algunos señalaban que la caída del precio del crudo afectaría la producción de shale gas debido a que los altos costos de extracción de este hidrocarburo harían insostenible su explotación, un reciente informe del Financial Times (FT) desmintió categóricamente este supuesto. Según este, los costos [de producción] ya han caído drásticamente, y podrían caer aun más. En promedio de explotación de esquisto en EEUU requiere un precio del crudo de US$57 por barril para ser rentable hoy en día, en comparación con US$70 por barril en el verano del año pasado, según IHS, la compañía de investigación (…)”.

Los costos podrían reducirse aún más según el FT: “Se cree que el costo promedio de un pozo de esquisto estadounidense podría bajar 60% adicional mediante un mejor manejo de factores tales como planificación, logística y relaciones con los proveedores. David Vaucher del IHS dice que todo indica que la productividad por pozo sigue mejorando” debido a los avances  de la tecnología, lo cual permitirá que este hidrocarburo sea más rentable cada día.  

Para The Economist, de mantenerse el nivel actual, la economía mundial podría crecer en un 0.5% adicional. “El mundo produce algo más de 90 millones de barriles al año. A un precio de US$ 115 por barril se generan aproximadamente US$ 3,800 billones al año; y a 85, sólo US$ 2,800 billones”. Esta diferencia de 1,000 billones equivales cinco veces el PBI del Perú.

De esta forma economías como China, Japón, India y Europa entre otras muchas, obtendrán importantes beneficios. Incluso, China tendrá mayores posibilidades de iniciar su programa de limpieza del aire contaminado en sus ciudades.  Para Europa en cambio, la reducción puede tener un efecto negativo. Esto podría terminar de impulsarla a la deflación, el gran enemigo de su salud económica y de sus posibilidades de recuperación.

Los países afectados serán sin duda los productores, pero en mayor afectado será sin dudas Venezuela. Rusia e Irán también serán afectados fuertemente. Venezuela, producto de la manipulación política de PDVSA, ya perdió más de un tercio de su producción, otra buena parte la tiene comprometida para para sus deudas a China y seguir apoyando a sus socios cubanos, por lo tanto se puede estimar, razonablemente, un eventual colapso del chavismo. Tanto los venezolanos como los rusos han comenzado a hablar de un complot de EEUU y sus aliados para golpear sus economías.

El caso de Brasil puede ser al final una historia para el estudio en las universidades. Petrobras descubrió inmensas reservas de petróleo debajo de una capa de sal de 5 kilómetros de profundidad. Luego del yacimiento, Lula manipuló las cosas para que los inversionistas privados de Petrobras no se beneficiaran con el descubrimiento. Sin embargo, con el desastroso manejo económico de Lula-Rousseff, hasta hoy no han podido hacer nada. Por lo tanto, se puede estimar que a los nuevos precios, ese petróleo quedará en los libros de “Amado”.

Finalmente, se puede decir que al ser el Perú un importador neto de hidrocarburos se beneficiará con un crudo barato, disminuirá el déficit de cuenta corriente, pero inhibirá la inversión petrolera, que en el Perú es más cara, regulada y complicada políticamente. Lampadia




Un plan Merkel para Ucrania y Europa

Un plan Merkel para Ucrania y Europa

La Unión Europea debe elaborar un plan a diez años para Ucrania. Y ese plan va a definir también lo que será Europa dentro de diez años. En homenaje a la política más destacada de Europa, que ha impulsado claramente el giro de la política europea respecto a Ucrania, podríamos denominarlo plan Merkel. Si triunfa, prevalecerá una versión muy europea del orden liberal por encima de la receta conservadora y nacionalista de agitación violenta y permanente que representa Vladimir Putin. Si fracasa, volverá a fracasar Europa.

Por Timothy Garton Ash (Diario “El País”)
(El Comercio, 28 de Septiembre del 2014)

Nuestro plan debe tener tres frentes, militar, político y económico, cada uno con múltiples componentes, que habría que ir adaptando a unas circunstancias cambiantes. Estados Unidos tiene asignado un papel, pero un papel secundario, no protagonista.

Para tener un plan, los europeos debemos saber a qué nos enfrentamos. Es difícil saberlo, porque Putin está exhibiendo un estado mental típico de un autócrata trasnochado: errático y lleno de soberbia. Pero imagino que lo que pretende es mantener el caos, la dispersión de poderes y la influencia rusa en el sureste de Ucrania para que el país no pueda consolidarse como Estado soberano y funcional ni acercarse a la Unión Europea y la OTAN. En esta estrategia es fundamental que haya una frontera porosa entre Rusia y Ucrania, para que las armas y los agitadores rusos la atraviesen a discreción.

Esta no era la idea inicial de Putin. Lo que él quería era un Estado satélite dentro de su Unión Euroasiática, no la mitad de una casa en ruinas. Sin embargo, ahora parece que ha decidido recurrir a lo que en el mundo postsoviético se llama la opción del conflicto congelado. ¿Qué respuesta podemos dar sin perder de vista otras posibilidades, tanto peores como mejores?

Algunos proponen reforzar la ayuda militar a las fuerzas armadas ucranianas, para que tengan opciones de ganar. Desde el punto de vista moral, es justificable. En la práctica, no es posible. Tras las reformas aplicadas al ejército ruso durante los últimos seis años, Putin cuenta hoy con unas tropas modernas y eficientes al otro lado de la frontera, y sus generales han reflexionado mucho para diseñar las nuevas formas de guerra encubierta y no declarada que con tanto éxito han llevado a la práctica en Crimea y el este de Ucrania.  No podemos transformar de golpe el ejército ucranio solo con entrenamientos y transferencias de material, igual que no es posible convertir un viejo Lada en un BMW solo con introducir una caja de de BMW y contratar a un mecánico alemán. Salvo que Washington quiera librar una guerra no declarada contra una Rusia aún nuclear, Moscú tendrá siempre lo que los estrategas llaman el dominio de la escalada. Putin siempre puede aumentar la apuesta, y ha demostrado que está dispuesto a hacerlo.

Aun así, los países occidentales deben proporcionar material muy escogido, suministros y entrenamiento al ejército ucranio, en especial a las tropas fronterizas. A largo plazo, una de las claves para asegurarse de que Putin no consiga su conflicto congelado es cerrar esa frontera. Además, la OTAN debe dejar claro que no tolerará ninguna acción rusa encubierta, militar ni paramilitar, en ningún centímetro cuadrado de territorio de la Alianza, y eso incluye, por ejemplo, la ciudad estonia, pero habitada por rusos, de Narva, en la frontera entre Rusia y Estonia.

Tiene que haber negociaciones políticas y diplomáticas siempre que sea posible. Pero las probabilidades de alcanzar un acuerdo constitucional en el este de Ucrania que sea aceptable tanto para Rusia como para Kiev son escasas. Las dos partes no pueden ponerse de acuerdo en lo que significan decir palabras como descentralización, federalización y estatus especial ni en cuáles son las zonas a las que deben aplicarse. (“Ucrania es libre de aprobar las leyes que quiera”, declaró un jefe rebelde en Donetsk a AFP, “pero no pensamos en federalismo”).

Y, sobre todo, Putin no puede querer un verdadero acuerdo estable, pacífico y duradero, porque entonces Ucrania podría funcionar como Estado federal y acercarse a la UE. Puede que a él y a sus seguidores les importe el futuro de los que llaman “rusos” en los países vecinos, pero el gran juego que le interesa al presidente es geopolítico y no tiene nada que ver con los derechos de las minorías locales.

Mientras tanto, Europa puede tomar otras medidas políticas. Ahora que los parlamentos europeo y ucraniano han ratificado el acuerdo de asociación, la UE debe ayudar a Ucrania a ser un Estado más o menos funcional. Si la Unión pretende ganarse a los habitantes de habla rusa, lo mejor que puede hacer es dar pasos hacia la exención de visado para la mayoría de los ucranios. La experiencia indica que es la forma más rápida de cambiar las opiniones en la Europa poscomunista, pero es evidente que es un trago difícil para una Europa occidental recelosa ante la inmigración.

A cambio de esos incentivos, los ucranianos deben tomarse en serio la reforma de su Estado. Eso significa, ante todo, combatir la corrupción omnipresente en la política de la Ucrania postsoviética. Eso tiene que cambiar.

En cuanto a los rusos, no debemos olvidar nunca que, a pesar de su popularidad actual, Putin no es Rusia ni Rusia es Putin. Debemos tener siempre presente esa distinción crucial.

En algún momento de los próximos diez años, Putin se marchará.

¿Se acelerará esa marcha si hay unas sanciones económicas más fuertes contra el régimen? Sus consecuencias ya están empezando a notarse, incluso en grandes compañías energéticas como Rosneft, pero, a corto plazo, la mentalidad de asedio fomentada por la propaganda puede reforzar aún más a Putin. A largo plazo, las sanciones le debilitarán. Con los años, los rusos calcularán con pragmatismo qué les interesa más. Los bolsillos de las familias podrán más que el alma imperial colectiva.

Sobre todo, si se ve que Ucrania prospera y Rusia, no. Para que prospere, será crucial encontrar el difícil equilibrio entre desarrollar la relación comercial e inversora de Ucrania con la UE y no cortar sus lazos económicos con Rusia. El acuerdo firmado este mes para aplazar la aplicación del tratado de libre comercio entre la UE y Ucrania permite ganar algo de tiempo para buscar una solución.

Luego está la cuestión energética. Aproximadamente la mitad de los ingresos federales de Rusia proceden del gas y el petróleo. Gran parte de Europa necesita el combustible ruso para poder tener luz. Si la UE se encamina hacia la independencia energética –que exige una red de interdependencia energética de los Estados miembros–, el equilibrio de poder entre Rusia y Europa sufrirá una alteración decisiva. Al ayudar a Ucrania, Europa se ayudará a sí misma.

Estas no son más que unas cuantas sugerencias para un plan a diez años. Pueden estar en desacuerdo con unas, o proponer otras distintas. Lo que es indudable es que Europa necesita ese plan; que tendrá muchos componentes, no dos o tres muy llamativos; que sus principales instrumentos serán económicos y políticos, no militares; que deberá ser constante en la estrategia y flexible en la táctica; y que tardará mucho tiempo en dar fruto. Si Europa posee la visión, la voluntad y la paciencia necesarias, el resultado traerá a la mente la vieja fábula del frío viento del Este y el sol que apuestan sobre cuál de los dos es capaz de quitarle el abrigo a un hombre que pasa. El viento sopla y sopla, y el hombre se estremece y se envuelve aun más para protegerse del frío. Entonces reluce el sol, y el hombre, sudoroso, se lo quita.




La caída de los BRICS

La caída de los BRICS

BRICS es un acrónimo que refiere a lo que eran las cinco más prometedoras economías emergentes: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (denominado así en el 2001). Este término lo acuñó Jim O’Neill, en ese entonces Chief Economist de Goldman Sachs, que analizó el surgimiento de estos países como potencias económicas, que jalarían al resto del globo los siguientes años.

Los miembros son países en desarrollo, o recientemente industrializados, y se distinguían por sus grandes economías, su rápido crecimiento y significativa influencia en los asuntos regionales y globales; los cinco son además parte del G20. Ahora, estos países se reúnen con frecuencia para discutir cuestiones económicas y políticas de mutuo interés.

En el 2001, cuando se mencionó por primera vez a los BRIC, O’Neill argumentó que los cuatro países se estaban desarrollando rápidamente y que para el 2050 sus economías combinadas podrían sobrepasar a todas las economías de los países más ricos del mundo. A fines de 2000, el PBI combinado de Brasil, Rusia, India y China (BRIC) era alrededor de 23.3% del PBI mundial.

Sin embargo, últimamente  los BRICS se han despintado. Tres de ellos son ahora considerados parte de los ‘Cinco Frágiles’ (BIITS en ingles: Brasil, Indonesia, India, Turquía y Sudáfrica), economías de mercados emergentes débiles que están enfrentando problemas de “grandes déficits en sus cuentas corrientes y fiscales, caída de crecimiento, aumento en inflación e incertidumbre política”, indica Nouriel Roubini, Profesor de Economía de NYU. Por todos estos problemas, el potencial económico de estos países ha caído.

Brasil se ha venido de caída en los últimos años. Habiendo crecido 7.5% en el 2010, la tasa más alta en los últimos 25 años, en el 2011 se desaceleró a 2.7%, en el 2012 solo creció 0.9% y en el año pasado 2.3%. Para este año se espera un magro crecimiento de 1.0%. El modelo neo-populista brasilero basado en el proteccionismo y el asistencialismo ha perjudicado la competitividad de su economía, y está creando brechas fiscales sin mejorar el bienestar social.(Ver en Lampadia (L): Brasil sin rumbo ni brújula). Además enfrenta serios problemas de corrupción, siendo un claro ejemplo de ello la antes prestigiosa Petrobras, que ha sido protagonista de diversas investigaciones y acusaciones de corrupción, empañando su reputación. (L): Petrobras en problemas, según nota de Financial Times.

Rusia, a pesar de tener lazos económicos positivos con China, se enfrenta a serias tensiones en la política mundial por su anexión de Crimea, la importante península ucraniana, su actitud complaciente con el genocida Assad de Siria y su enfrentamiento abierto con occidente. Hoy representa uno de los dos más grandes peligros para la paz mundial, afectando no solo su riesgo de inversión sino  sus lazos con los demás países. (L): Un occidente débil frente a un Putin envalentonado y El Perú debe sumarse al boicot contra Rusia.

India creció rápidamente a principios de esta década, pero su tasa de crecimiento cayóluego a 5% en el 2013 y sólo ha mejorado ligeramente este año.No ha replicado el rápido crecimiento de los otros BRICS, y esto también se refleja en una reducción más lenta en la brecha de la pobreza. Este problema obstaculiza el crecimiento de la India. Sin embargo, se ha iniciado una gran reforma del país liderado por su nuevo Primer Ministro Narendra Modi. El acceso de Modi al poder ha roto un período de más de 60 años de control del país por parte del Partido del Congreso conducido por la familia Gandhi desde su instalación con Nehru el año 1947. Su hija Indira Gandhi acercó la India al comunismo moscovita, creó una economía cerrada y proteccionista que terminó por colapsar años después. Modi(ficador) es un propulsor del capitalismo de libre mercado y se espera que tome medidas drásticas para implementar reformas que mejoren el crecimiento y sacar a millones de la pobreza. Su lema es “No red tape, only red carpet for investors”. Ver las medidas de Modi en (L): La visión de país y reformas que el Perú necesita.

China ha crecido a un ritmo de más de 10% durante 30 años, pero su tasa de crecimiento se ha reducido a alrededor de 7%, y podría caer aún más, como parte de una política que pretende cambiar su crecimiento, jalado por exportaciones e inversión, a uno impulsado por el consumo interno. Una apuesta difícil de conducir, pero necesaria en el nuevo ambiente global. Además, sufre de una corrupción generalizada, ocupando el puesto 80 del mundo en el Índice de Percepción de Corrupción. Este problema es uno de los mayores obstáculos para su desarrollo social y económico, ya que socava la legitimidad del Partido Comunista Chino yes una de las causas de la desigualdad económica y el malestar social. También, actualmente está teniendo enfrentamientos sobre disputas territoriales con sus vecinos, Japón y Vietnam, aumentando la inestabilidad de la región. Al mismo tiempo, su sector privado es uno de los más innovadores y creadores de tecnologías muy competitivas que llevadas de la mano por una élite muy bien educada.

Sudáfrica, la última anexión al acrónimo (2011), es el más débil de los BRICS. Ha estado creciendo alrededor de 3% desde la crisis financiera. En el 2013 llegó a tan sólo 1.9%, y tuvo una altísima tasa de desempleo y poca atracción de inversión extranjera. Además, quedó en antepenúltimo lugar en el ranking de educación del WEF. Esto se suma a un altísimo déficit fiscal que se ha cuadriplicado desde el 2001 y a altísimos niveles de corrupción instalados después del alejamiento del gobierno y posterior fallecimiento de su eximio líder, Nelson Mandela.

Todos los BRICS están sufriendo un problema de desaceleración económica. La India de Modi es la excepción y su éxito podría reverberar en el conjunto de la economía mundial. Pronto será el país con la mayor población del mundo, enfrentan, sin embargo, enormes obstáculos de pobreza,  desigualdad, hiperegulación y corrupción  que están combatiendo con fuerza y audacia. Tendrán que utilizar las ventajas en su base tecnológica y fomentar la educación para poder lograrlo, entre otras reformas. Ojalá tengan éxito con esta gran reforma y que las medidas que tome Modi sean efectivas, y sean un ejemplo a seguir para el Perú y otros países emergentes. Un pequeño ejemplo: hasta antes de su gobierno, las naves Indias  tenían que renovar sus licencias anualmente en Nueva Delhi (la capital), una de las primeras medidas del Modi (ficador)  ha sido establecer que la primera licencia sea ETERNA. Lampadia