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Consideraciones éticas sobre personas e instituciones

Muchas veces nos sorprendemos cuando ciertas personas, empresas o instituciones desarrollan comportamientos poco éticos o inmorales. Según el interesante artículo del Financial Times que glosamos líneas abajo, es aún más sorprendente que personas o instituciones que se caracterizan por comportamientos éticos, cometan acciones no éticas sin reparar en ellas o que las consideren adecuadas por su auto–apreciación moral, que los llevaría a una suerte de permisivismo, “porque en el fondo, el sujeto es ético”.

Fuente:  www.123rf.com

La corrupción y la falta de ética es una de las peores plagas de la humanidad. Son muy pocos los espacios de la historia o geografías, donde este factor no haya jugado un rol determinante. Ésta es una de las mayores preocupaciones de nuestra sociedad y cada vez que aparece un escándalo, actuamos como en el juego de la ‘gallinita ciega’, dando palazos a ciegas, para luego dar nuevas normas que no resuelven nada.

El artículo citado: Por qué compañías morales hacen cosas inmorales, basado en estudios y encuestas, es una buena reflexión sobre la naturaleza humana vinculada al comportamiento de personas individuales que el autor extiende al de empresas. En Lampadia nos parece que su lectura es oportuna para instalar mejores elementos de juicio sobre el tema.

Algo que tenemos que reconocer, es que ninguna norma evitará que se produzcan esos comportamientos indeseables. Por lo tanto, hay que pensar en qué arreglos permiten mejores controles. Por ejemplo, la corrupción en una empresa pública de servicios de saneamiento, sobre todo si depende de algún alcalde, cuyas decisiones no están sujetas a una segunda instancia, está muy lejos de un arreglo institucional que pueda limitar el daño. Pero si esa misma empresa concesiona sus operaciones al sector privado, tendrá al Estado, en sus distintas instancias, en mejor capacidad de formular metas concretas y transparentes de operación y, por supuesto, de vigilar el comportamiento ético de sus acciones.

Fuente:  eticasos.blogspot

Fuente:  eduteka.icesi.edu

Fuente:  aprendeenlinea.udea.edu

No dejen de darle una mirada a este interesante artículo: 

Por qué compañías morales hacen cosas inmorales

¿Acaso los pecados son más comunes en empresas que creen que encarnan la virtud ética?

Por Michael Skapinker
Financial Times
23 de noviembre de 2016
Traducido y glosado por Lampadia

Muchos de nosotros pensamos que trabajamos más duro, somos más inteligentes y mejores conductores que la persona promedio. También pensamos que somos moralmente superiores. Un estudio de 2014 encontró que incluso los presos condenados pensaban que no solo eran mejores moralmente que el preso promedio, sino que la persona promedio fuera de la cárcel.

El estudio, en una prisión en el sur de Inglaterra, les pidió a los presos que se clasificaran en comparación con el preso promedio y el miembro promedio de la comunidad en temas como la moralidad, la bondad, la honestidad, el autocontrol y la observancia de la ley.

Aunque los condenados cumplían condenas por violencia, delitos de drogas y robo, se consideraban virtuosos. Sólo señalaban solo un rasgo en el que ellos no se consideraban superiores a la media de los no-prisioneros: ser respetuosos de la ley. Ellos sentían que igual de cumplidores con la ley que los ciudadanos promedio.

Ahora, un nuevo estudio en la revista ‘Social Psychological and Personality Science’ ha demostrado que las personas, esta vez en la población no penitenciaria, piensan que son más justas y virtuosas que el promedio. Pero además plantea una pregunta interesante: ¿puede el sentido de superioridad moral de las personas llevarlos a comportarse de manera deshonesta?

Los investigadores, Ben Tappin y Ryan McKay de Royal Holloway, de la Universidad de Londres, dicen que estudios previos ofrecen respuestas sobre este tema. Algunas investigaciones han encontrado que la ilusión de superioridad moral puede conducir a la gente a comportarse mal porque, al igual que los presos en el primer estudio, creen que realmente son, en el fondo, personas buenas. Otras investigaciones demuestran que “en la medida en que las personas valoran la coherencia de la creencia-comportamiento”, las personas que piensan que son honestas se comportan honestamente.

“Se lo dejamos a futuras investigaciones para probar estas hipótesis”, dice el estudio de Royal Holloway. Sin embargo, me sorprendió la primera hipótesis porque pensé que podría explicar un rompecabezas: ¿por qué las empresas que se creen éticamente virtuosas terminan haciendo cosas poco virtuosas?

Dos ejemplos son los bancos HSBC y Wells Fargo, que se han encontrado en problemas. El año pasado, HSBC confesó que el escándalo de la evasión fiscal en su sede de la banca privada suiza era una “fuente de vergüenza”. El escándalo fue aún más sorprendente porque Stephen Green, el anterior jefe de HSBC, había escrito un libro titulado ‘Good Value: Reflections on Money, Morality and a Uncertain World’.

Wells Fargo admitió este año que su personal había tratado de cumplir con sus objetivos de ventas mediante la creación de cuentas para los clientes sin su consentimiento. Warren Buffett, jefe de Berkshire Hathaway, el mayor accionista de Wells Fargo, lo describió como “un gran banco que cometió un terrible error”.

Hay posibles explicaciones para estas decepciones. HSBC había adquirido un banco suizo y no lo había integrado correctamente. Wells Fargo parecía ser un caso clásico de incentivos financieros que distorsionaban el comportamiento de los empleados.

Pero yo me preguntaba sobre la investigación “mejor que el promedio” citada líneas arriba. ¿Podría la ilusión de superioridad moral aplicarse tanto a las organizaciones como a los individuos? ¿Y podrían las compañías creer que eran tan superiores moralmente que el lapso ocasional en la inmoralidad no importaba mucho? Los investigadores de Royal Holloway dijeron que recientemente habían realizado experimentos examinando sólo estas cuestiones y se estaban preparando para publicar los resultados. Ellos encontraron que los grupos políticos con un sentido de superioridad moral se sentían justificados en comportarse agresivamente ante sus opositores. En experimentos, esto significaba negarles un beneficio monetario.

“No es difícil imaginar que surja un escenario similar en un contexto organizacional competitivo. En la medida en que los empleados puedan percibir que su organización es moralmente superior a otras organizaciones, pueden sentirse autorizados a “cortar esquinas” o comportarse de manera poco ética, por ejemplo, para darle a su organización una ventaja competitiva.

“Estos comportamientos pueden ser percibidos como justificados… o incluso éticos, en la medida en que promueven los objetivos de su organización moralmente superior”, me dijeron.

Al explicar su comportamiento, HSBC sugirió que indagar demasiado en los asuntos fiscales de sus clientes podría haber causado que ellos se lleven sus negocios a otro lugar. Los incentivos de Wells Fargo fueron puestos en marcha originalmente para impulsar la apertura de nuevas cuentas, lo que habría dado al banco una ventaja sobre sus competidores.

Lo que ambos casos muestran es que la ilusión de superioridad moral puede ser peligrosa. Una empresa que cree que encarna la virtud ética puede desarrollar ceguera. Puede empezar a pensar que, como es una fuerza para el bien en el mundo, todo lo que hace para avanzar también debe ser bueno.

Cuando sucede que personas ajenas a la empresa, o los reguladores, no lo ven de esa manera, las instituciones y sus partidarios a menudo concluyen que esta es una desviación poco común de la bondad. Puede ser, pero el daño puede ser de largo alcance y de larga duración. Mantener una reputación corporativa es una tarea diaria, sin importar que tan virtuoso consideres que eres.

Lampadia